Cuestiones Previas
modificación legal más importante de los últimos años, ha sido también el intento
más serio en el último siglo de modificar la estructura del Estado.
Al efecto y para situar el contexto de la reforma procesal penal chilena,
debemos, necesariamente, hacer un breve análisis del antiguo sistema procesal
penal chileno y del contexto histórico en que comienzan a surgir las incipientes
voces que abogaban por una reforma al sistema procesal penal. Desde ese punto
de vista, resulta oportuno precisar que el procedimiento inquisitivo chileno, como
sucedió con buena parte de la región, fue instaurado por España durante el período
de la colonia. En él se establecían los pilares de lo que constituye un sistema
inquisitivo ortodoxo, a saber, un proceso donde las facultades de investigar, acusar
y condenar se concentran en un juez, en el contexto de un proceso cuya etapa
central era un sumario escrito y secreto, con escasas posibilidades de ejercer los
derechos del inculpado – hoy imputado -, y con una etapa de juicio o plenario
carente de contradictoriedad, donde se ratifica lo obrado en el sumario. Todo esto
dentro de un complejo sistema recursivo que, entre otras cosas, buscaba que el
superior jerárquico tuviera la posibilidad de revisar lo obrado por el juez del crimen.
A pesar de este hecho, el proceso de independencia y surgimiento de la República
de principios del siglo XIX no tuvo mayor relevancia en este sentido, pues este
proceso penal siguió vigente por casi un siglo, hasta que en 1906 se dictó el nuevo
Código de Procedimiento Penal.
Dicho cuerpo normativo, aun cuando pretendió modificar el sistema procesal
penal vigente hasta la época, mantuvo una estructura fuertemente inquisitiva y ni
siquiera fue suficientemente innovador para adoptar los cambios que ya se estaban
produciendo en Europa, y particularmente en España, manteniendo un modelo
procesal que ya aparecía obsoleto al momento de su dictación. En efecto, el
Código de Procedimiento Penal de 1906, que entró en vigencia en 1907, de alguna
manera nació siendo arcaico. La legislación española, que fue una de las
principales fuentes de inspiración de este cuerpo normativo, se había modificado en
1882 con la Ley de Enjuiciamiento Criminal española estableciendo un sistema
procesal penal que difería sustancialmente del que en definitiva se instauró en
Chile. De hecho, dicha ley hispana adscribía a un sistema procesal penal que, a
partir de la codificación napoleónica, se expandía por toda Europa. Lo interesante
es que el legislador chileno, aun conociendo esto, decidió conscientemente
instaurar un modelo procesal penal que al momento de entrar en vigencia en Chile
ya estaba obsoleto en España. El propio legislador, al momento de dictar el Código
de Procedimiento Penal de 1906 reconoció esta realidad justificándola básicamente
por cuestiones culturales, económicas y geográficas. De hecho, en el mensaje del
Código, el Presidente de la época se refirió a la instauración del juicio oral en
4
hecho, el nuevo proceso penal no debe ser visto como una reforma autónoma del
Estado que culminó con su presentación al Parlamento sino que -y ésta es una de
las particularidades de la experiencia chilena-, como un proceso que comenzó
desde la sociedad civil, con importante colaboración intelectual del extranjero y que
posteriormente fue recogida por el Ejecutivo quien no solo la apoyó, sino que la
asumió como una iniciativa fundamental para el gobierno y la patrocinó en el
legislativo.
En tal sentido, los inicios de la reforma pueden situarse temporalmente a
comienzos de la década del 90, más precisamente a fines del año 1992, con la
realización del Primer Seminario Internacional efectuado en Chile para analizar las
diversas iniciativas de reformas regionales que pretendían sustituir los procesos
predominantemente escritos por juicios orales, evento organizado por la
Corporación de Promoción Universitaria (CPU).
Posteriormente, a comienzos de 1993 y con el impulso de la CPU y la
Fundación Paz Ciudadana se constituyó el Foro integrado por personalidades
provenientes del ámbito académico y de la profesión jurídica, que tuvo por objeto la
realización de un análisis crítico del proceso penal chileno vigente desde 1906 y la
formulación de los lineamientos básicos de una reforma futura en esta área.
A partir de los consensos y lineamientos entregados por el Foro se procedió
a la constitución de una Comisión Técnica integrada por cuatro académicos (Riego,
Bofill, Horwitz y Duce), que tenía como objetivo la redacción de un nuevo cuerpo
normativo que recogiera dichos acuerdos; esta Comisión comenzó a trabajar en
enero de 1994 informando periódicamente al Foro el avance de sus propuestas,
sometiéndolas a su evaluación y discusión. El primer resultado de este trabajo fue
el proyecto del nuevo Código Procesal Penal, que con el aval del gobierno de la
época culminó con la presentación al Congreso Nacional del proyecto en junio del
año 1995, proyecto que tuvo como principales fuentes el Código Procesal Penal
Modelo para Latinoamérica, que a su vez fue producto de un prolongado trabajo
desarrollado por académicos especialistas de la región, vinculados al Instituto
Iberoamericano de Derecho Procesal, también el Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos – conocido como Pacto de San José de Costa Rica – publicado
en el Diario Oficial de 27-05.1989 y la Convención Americana de Derechos
Humanos, publicada en el Diario Oficial de 05.01.1991, sin dejar de mencionar
como fuentes algunos códigos extranjeros tales como la Ordenanza Procesal Penal
de Alemania de 1877, el Código Procesal Penal italiano de 1988, el Código
Procesal Penal de la Provincia de Córdova de 1992, el Código Procesal Penal de la
Nación Argentina de 1992 y el Código Procesal Penal peruano de 1991.
6
6.- LEY N° 19.762, (complementada por ley 19.919), publicada en el Diario Oficial
de 13.10.2001 que cambia la gradualidad de la entrada en vigencia de la reforma
procesal penal en el país, la que quedó calendarizada de la siguiente manera:
16 de Diciembre de 2000: IV y IX regiones
16 de Octubre de 2001: II, III y VII regiones
16 de Diciembre de 2002: I, XI y XII regiones
16 de Diciembre de 2003: V, VI, VIII y X regiones
16 de Junio de 2005: Región Metropolitana.
1
En su libro “Derecho Procesal Chileno”, escrito en conjunto con María Inés Horvitz
Lennon, Editorial Jurídica de Chile, Tomo I, pág. 34.
2
Arts 80 A CPR y 1 LOCMP.
8
3
Maier citado por López Masle, ob cit., pág. 46.
4
Art. 73 CPR.
5
Citado por López Masle, ob cit, pág. 53.
10
Juez tiene, a su vez, dos dimensiones: la independencia externa, que exige que el
Juez no dependa de ninguna otra autoridad del Estado, y la independencia interna,
respecto de todo organismo superior dentro del Poder Judicial.
Este último aspecto se ha visto fortalecido en el nuevo sistema procesal por la
disminución del régimen de recursos y la eliminación del trámite de la consulta; y en lo
administrativo, se sientan bases para un sistema que separa con claridad el ejercicio
de la jurisdicción con la administración de los órganos jurisdiccionales, permitiéndole a
los Jueces dedicarse a lo que es su función natural.
6
Artículos 10 de la DUDH; 14.1 del PIDCP; 8.1. de la CADH; 5 inciso 2° de la CPR; y 1
del CPP.
11
7
López Masle, Julián (con Horvitz Lennon, María Inés) Derecho Procesal Penal...., cit, p.62
8
Art. 1° CPP.
9
Art 19 N° 3 inciso 5° CPR
12
10
Art 14.3c PIDCP.
11
Art. 8.1 CADH.
12
Caso Genie Lacayo, sentencia del 29 de enero de 1997, Serie C N° 30, parrs. 77-81.
13
13
Art. 186 CPP.
14
Art. 19 N° 3 inciso 2° CPR.
14
Por su parte el inciso 2° del artículo 8 del CPP establece que el imputado
tendrá derecho a formular los planteamientos y alegaciones que considere oportunos,
así como a intervenir en todas las actuaciones judiciales y en las demás del
procedimiento, salvas las excepciones expresamente previstas en el Código.
En consecuencia, la defensa material se encuentra integrada por los derechos
de información, de intervención en el procedimiento y los derechos que imponen un
deber de abstención a las autoridades de persecución penal pública, el imputado es
un sujeto de derechos y no el objeto de la persecución.
Con respecto a la defensa técnica letrada el mismo artículo 8 dispone que el
imputado debe ser defendido por un letrado desde la primera actuación del
procedimiento dirigido en su contra.
En síntesis, son manifestaciones del derecho de defensa en nuestro sistema
procesal penal las siguientes:
a) El derecho del imputado de intervenir en el procedimiento desde que se inicia
la persecución penal y hasta su completa extinción;15
b) El derecho del imputado a conocer el contenido de la imputación, desde el acto
que da inicio al proceso, sólo así sabrá de qué y cómo defenderse;16
c) El derecho del imputado a contradecir las alegaciones de la acusación,
formular alegaciones y presentar pruebas, como un reflejo del principio
adversarial, que tiene su máxima expresión en las audiencias orales de la
instrucción y etapa intermedia, especialmente en el juicio17. Este derecho
impone al tribunal la obligación de analizar la admisibilidad de las alegaciones
y pruebas ofrecidas, permitir la práctica de aquellas que sean admitidas y
valorarlas en su oportunidad;
d) El derecho del imputado de autodefenderse, prescindiendo de abogado y
actuando personalmente, lo que podrá hacer si el tribunal lo autoriza y ello no
perjudique la eficacia de la defensa, si la afectare de manera negativa el juez le
designará un defensor letrado;18 mas, como ya se dijo, el imputado siempre
podrá formular planteamientos y alegaciones por sí mismo, primando éstos por
sobre lo expuesto por el defensor letrado, debiendo en ese caso el tribunal
hacerse cargo en la sentencia de la versión o teoría del caso planteada por el
imputado;
e) El derecho del imputado al defensor técnico desde la primera actuación del
procedimiento y hasta la completa ejecución de la sentencia,19 ya sea un
15
Art. 8 CPP.
16
Arts. 93 letra a), 94 letra a), 135 y 194 CPP; 8 CADH; 9.2 y 14 N° 3 PIDCP.
17
Arts 8, 93 letras c), d) y f), 98, 184, 263, 268 y 326 CPP.
18
Art 102, inciso final, CPP.
19
Arts. 19 N° 2 inciso 2° CPR; 8 inciso 1°, 93 letra b), 102, 103 y 286 CPP.
15
20
Art 94 letra f) CPP
21
Arts 14.3b del PIDCP; 260, 262, 263, 268, 278 y 281 inciso final CPP.
22
Citado por López Masle, Julián (con Horvitz Lennon, María Inés) Derecho Procesal
Penal...., cit, p. 78.
16
23
También deben considerarse los arts 8 CADH y 14 PIDCP.
24
Art. 91 CPP.
25
Arts. 14.7 PIDCP y 8.4 CADH.
18
26
Claus Roxin en su obra “Derecho Procesal Penal”, Editores del Puerto, año 2000, pág.
407.
27
En los casos de víctimas de delitos sexuales menores de edad, se les ha protegido
haciéndolos declarar en dependencias separadas de la sala de audiencia y conectadas para el
tribunal mediante circuito cerrado de televisión.
28
El artículo 10 de la DUDH establece que “Toda persona tiene derecho, en condiciones de
plena igualdad, a ser oída públicamente y con justicia por un tribunal independiente e
imparcial, para la determinación de sus derechos y obligaciones o para el examen de
cualquier acusación contra ella en materia penal”. Y el artículo 14.1 del PIDCP dispone que
“..La prensa y el público podrán ser excluidos de la totalidad o parte de los juicios por
consideraciones de moral, orden público o seguridad nacional en una sociedad democrática,
o cuando lo exija el interés de la vida privada de las partes o, en la medida estrictamente
necesaria en opinión del tribunal, cuando por circunstancias especiales del asunto la
publicidad pudiere perjudicar a los intereses de la justicia; pero toda sentencia en materia
penal...será pública...”.
19
c.3.- La inmediación.
El principio de inmediación impone al tribunal la obligación de decidir de
acuerdo con las impresiones personales que obtenga del acusado y de los medios
de prueba rendidos en el juicio.
No se encuentra reconocido autónomamente como garantía, pero opera
como tal en cuanto aparece asociado al derecho a un juicio oral.
La audiencia de juicio oral es el momento en que se efectúa el test de
prueba de la confiabilidad de la información aportada por el acusador y en este
examen el control directo e inmediato de los jueces es fundamental.
Según el profesor Claus Roxin,33 el principio de inmediación implica dos
cosas distintas:
1. El tribunal que dicta la sentencia debe observar por sí mismo la recepción
de la prueba (inmediación formal); y
2. El tribunal debe extraer los hechos de la fuente, por sí mismo, sin utilizar
equivalente probatorio alguno (inmediación material).
29
Art. 291 CPP.
30
Art. 329 inciso 1° CPP.
31
Art. 228 inciso final CPP.
32
Art. 334 CPP.
33
En su obra “Derecho Procesal Penal”, Editores del Puerto, página 394.
20
c.4.- Continuidad.
Este principio busca asegurar la unidad del juicio.
El principio de continuidad se refiere a la exigencia de que el debate no
sea interrumpido, que la audiencia se desarrolle en forma continua, pudiendo
prolongarse en sesiones sucesivas hasta su conclusión. Incluso la ley define lo que
debe entenderse por “sesiones sucesivas”, esto es aquellas que tienen lugar en el
día siguiente o subsiguiente de funcionamiento ordinario del tribunal.39
En razón de lo señalado, se entienden autorizados los recesos de la
audiencia que el juez presidente de la sala determine. Los recesos no constituyen
suspensión de la audiencia.
La violación de las disposiciones relativas a la continuidad del juicio es
motivo absoluto de nulidad.40
34
Arts. 284 y 374 letra b) CPP.
35
Art. 296 CPP.
36
Art. 334 CPP.
37
Art. 329 inciso 1° CPP.
38
Art. 340 inciso 2° CPP.
39
Art. 282 del CPP.
40
Art. 374 letra d) CPP.
21
1.- Oficialidad.
3.- Acusatorio.
3.-
3.- Derecho
Derecho de defensa.
a un juez natural.
3.- La inmediación.