Anda di halaman 1dari 16

EL PADRE GROTE, LOS CÍRCULOS OBREROS, SUS DEMAN-

DAS Y COMBATES. BUENOS AIRES 1900-1912

Sergio Peralta Venegas1

Resumen
A fines del siglo XIX y a principios del siglo XX, a nivel mundial hubo
un acomodo por parte de las Iglesias locales por acoger, traducir y
difundir lo que planteaba León XIII. En Argentina en 1892, tras un año
de promulgación de la Encíclica Rerum Novarum, se puso en práctica y
difundió las enseñanzas o doctrinas socialcristianas con la Fundación de
los Círculos de Obreros. El Sacerdote alemán, Federico Grote fundador
de esta corriente con sus principales discípulos laicos, tuvieron un gran
protagonismo haciendo proyectos de leyes sociales, manifestaciones
masivas para presionar al gobierno de turno para que se mejorasen las
condiciones de los trabajadores, lucharon palmo a palmo con gremios
socialistas y anarquistas para que el socialcristianismo imperara en los
primeros doce años del siglo XX.
Palabras Clave: Círculo de Obreros, Catolicismo Social, Liga Democrática
Cristiana, Socialismo, Encíclica Social.

Abstract
At the end of the XIX century and at the beginning of the XXth, there was
a world scale reshuffling of the local catholic churches to receive, translate
and preach the teachings of Pope Leo XIII. In Argentina, from 1892 on,
after a year of the publishing of the Rerum Novarum encyclical, it was
effectively put into practice and difusion of its teachings in the Workers
Circle Foundation. The german priest Friedrich Grote followed this trend
with his main lay followers and had a great role on them, preparing the
drafts for a number of social laws, mass demonstrations to press the
government to improve worker conditions and fought hand to hand with
the socialist and anarchist groups so that social christian ideas prevailed
on those first twelve years of the XX century
Keywords: Worker Circles, Social Catholicism, Christian Democratic League,
Socialism, Social Encyclical.

1 Doctor en Historia de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Magister en


Historia de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Licenciado en Historia,
Profesor de Historia y Geografía de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.
E-Mail: sergioperaltav@yahoo.com.
180 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 35

Estado Del Arte

Al explicar acerca de la aplicación de los principios de la Doctrina Social


de la Iglesia en Argentina desde la promulgación de Rerum Novarum en
1891 hasta la primera mitad del siglo XX, todos los trabajos historiográficos
hacen referencia a la Formación y evolución de las Círculos Obreros
fundados por el presbítero redentorista alemán Federico Grote quién fue
desplazado de su obra por la jerarquía eclesiástica en el año 1912. Quién
más se dedicó a investigar y publicar acerca del Catolicismo Social y de
esta institución fue Néstor Auzá, considerado por sus pares toda una
autoridad en la historia del Social Cristianismo2. Desconozco si existe hoy
en día publicaciones monográficas sobre el quehacer de los Círculos de
Obreros. En cambio, podemos encontrar artículos de investigación a nivel
regional o local y ponencias que se han elaborado teniendo como objeto
de estudio los Círculos de Rosario, Córdoba y Tucumán entre otros,
vinculados a la Junta de Gobierno Central, los Directores Espirituales y
en especial la importancia de la acción de la Unión Demócrata Cristiana
(UDC) en Rosario y la Jerarquía Eclesiástica local. En este campo destacan
las investigaciones de Diego Mauro, Gardenia Vidal y María Pía Martín3.
Diego Mauro, ha trabajado los problemas de la relación intelectualidad
laica y la jerarquía eclesiástica, la romanización de las autoridades de los
círculos, la presencia de la UDC y el desarrollo mutual en Rosario. Temas
afines trabajaron tanto Gardenia Vidal como María Pía Martín, ambas
historiadoras enfocan su trabajo desde la perspectiva de confrontación
de la ideología social cristiana y los principios socialistas y anarquistas,
tomando como objeto de estudio a las Comisiones Directivas de Círculos
de Córdoba y Rosario.
Otras referencias interesantes sobre los Círculos de Obreros se
pueden encontrar en los trabajos de Lila Caimari, Di Stefano y Zanatta,
Miranda Lida4.

2 Auzá, Néstor. Aciertos y Fracasos del Catolicismo Argentino, Buenos Aires, Editorial
Docencia, 1988; Los Católicos Argentinos, su experiencia política y social, Buenos Aires,
Ed. Claretiana, 1984.
3 A modo de ejemplo: Mauro, Diego. «Las voces de Dios en tensión. Los intelectuales
católicos entre la interpretación y el control. Santa Fe, 1900-1935» Signos Históricos, Nº
19, enero-junio 2008. «El mutualismo católico en Argentina: el Círculo de Obreros de
Rosario en la primera mitad del siglo XX» Historia Crítica, Nº55, 2015. Vidal, Garde-
nia. «Organizaciones Católicas para trabajadores Los Círculos de Obreros de Córdo-
ba y Rosario a comienzos del s. XX» Cuadernos del Sur-Historia 39,2010; «Ciudadanía
y asociacionismo. Los Círculos de Obreros en la Ciudad de Córdoba, 1897-1912»,
Revista Escuela de Historia UNS, Nº5, 2006. Martín, María Pía. Católicos, Políticas
y Sindicatos, Estudios Sociales, Nº2, Primer Semestre 1992; «Católicos, Control Ideo-
lógico y Cuestión Obrera. El Periódico La Verdad de Rosario (1930-1946)» Estudios
Sociales N.º 12, Santa Fe, 1º Semestre de 1997”.
4 Caimari, Lila. Perón y la Iglesia Católica, Buenos Aires, Emece´, 2010.p.40, Di Stéfano
Roberto, Zanatta, Loris. Historia de la Iglesia Argentina, Buenos Aires, Ed. Sudame-
ricana, 2009, pp.379 y ss. Lida, Miranda. Monseñor Miguel de Andrea, Obispo y hombre
de mundo (1877-1960), Buenos Aires, Edhasa, 2013, pp.38 y ss.
2017] El padre Grote, los círculos obreros... 181

En la mayoría de los textos citados podemos encontrar referencias a


los contactos que tuvieron los Círculos con autoridades políticas a modo
de anécdotas. A priori llama la atención la opinión que tiene en un
ensayo Luis Alberto Romero sobre los inicios de los Círculos de Obreros:
«Aunque tolerado, Grote actuó al margen de la institución eclesiástica»5.
¿Por qué no fue aceptado el proyecto social cristiano del Padre Grote?
¿Qué relación pudo tener con otras esferas, como el mundo político, o el
poder? Si actuó al margen de la institución eclesiástica implica que debió
actuar o interactuar con otras instituciones. ¿Grote llevó a la práctica un
movimiento secularizador católico? Intentando responder estas preguntas,
estimo conveniente poder investigar sobre la interacción entre los Círculos
de Obreros a nivel local o nacional con las autoridades políticas del Poder
Legislativo y el Ejecutivo en especial y las autoridades Eclesiásticas.
Esta investigación pretende ser un acercamiento inicial para
comprender las relaciones de poder entre la Junta de Gobierno Central
de los Círculos de Obreros al intentar aplicar los principios sociales
cristianos con las diversas autoridades eclesiásticas y civiles con quienes
interactuó en el período 1900-1912. Estimo que las ideas de Grote, al
ser muy secularizadoras provocaron que la Jerarquía Eclesiástica,
nacionalizara su proyecto (tras pedirle la renuncia) en un afán de
romanizar o des-secularizar a los Círculos y eliminar a la posibilidad de
que surgiera un social cristianismo secularizado o un partido político
Demócrata Cristiano.

La Junta de Gobierno Central y los Círculos Locales


El Círculo Central de Obreros fundado en 1892 sirvió de modelo en la
estructuración de la Federación de Círculos de Obreros (FCCOO) en 1895. El
fin que dio origen al Círculo Central y más tarde a la FCCOO, era la puesta
en práctica de los principios sociales y económicos que emanaban de la
Encíclica Rerum Novarum y Graves de Communi del Papa León XIII, ante un
contexto ideológico de lucha de clases y pugnas callejeras por monopolizar
los sindicatos por parte de las asociaciones socialistas y anarquistas. El
Padre Grote inspirado en los Volskverein alemanes, diseñó una experiencia
comunitaria basada en la armonía, espiritualidad, solidaridad, sana
recreación, formación y disciplina. El fin de los círculos era:
«Defender y promover el bienestar material y espiritual de la clase
obrera, en marcada oposición a la propaganda del socialismo y de la
impiedad que, mediante promesas engañosas de efímera felicidad,
llevan al obrero a su ruina temporal y eterna y acarrean a toda a la
sociedad males incalculables»6.

5 Romero, Luis Alberto. «Una Nación Católica: 1880-1946» en Altamirano, Carlos


8ed), La Argentina en el siglo XX, Buenos Aires, Ariel, 1999, p.314-324.
6 Junta de Gobierno Central de los Círculos Obreros (JGCCO). Acta 124, 10 de no-
viembre de 1905, Libro 3-A p.8
182 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 35

El objetivo fue elaborado en forma muy mordaz, esto se entiende


en una lógica de pugnas entre la ideología liberal y las atribuciones
de la Iglesia en un proceso de secularización, el Papado planteaba sus
demandas en clara política de cruzada contra el enemigo a vencer; para
el caso de León XIII y Grote el socialismo era un tipo de liberalismo que a
la larga desencadenaba el «mal» de la descristianización del mundo. Para
no tener problemas con el gobierno al momento de tramitar la personería
jurídica, los estatutos oficiales de 1906 eliminaron las apreciaciones acerca
del socialismo, quedando reformulado de la siguiente manera:
«Promover y defender el bienestar material y espiritual de la
clase obrera, sobre la base de los principios de la economía social
cristiana»7.
Para poder alcanzar los fines, los Círculos procuraron: aplicar socorros
mutuos, fundar escuelas primarias para niños y adultos, crear agencias
de trabajos, establecer cajas de ahorro, formar bandas de música, celebrar
congresos para discutir y resolver puntos de común interés, realizar
actos festivos mensuales. Para garantizar el buen funcionamiento de
la Federación de los Círculos de Obreros se creó en 1895 la Junta de
Gobierno Central de la Federación de los Círculos de Obreros (JGCCO)
que estaba integrada por un Presidente, un Director Espiritual general, un
Vice Director Espiritual general, un Secretario, un Tesorero y tres Vocales.
El Director Espiritual en un principio tenía derecho a veto, velaba por el
orden moral y la armonía de los círculos y se encargaba de la dirección de
las escuelas de los círculos.

La administración de los Círculos


y los reparos de la Junta de Gobierno Central
En las reuniones de principios del siglo XX de la Junta de Gobierno de
los Círculos había constantes referencias sobre diversos problemas que
presentaban los Círculos de la Capital y de las Provincias. En algunos
casos se refieren a la escasa claridad que tienen acerca del funcionamiento
de los Círculos ya que llevaban corta existencia y en otros casos más
preocupantes, algunos Círculos habían experimentado crisis profundas
que denotaban no haber funcionado las Comisiones Directivas (CD) por
un largo tiempo, o más de dos meses sin poder encontrar soluciones. El
caso más preocupante para la Junta en 1904 fue el Círculo de San Telmo
que no contaba con un Director Espiritual, ni con una Presidencia efectiva
que se arrastró hasta el año siguiente.
Una medida bastante cómoda por parte de los presidentes de la
Junta de Gobierno fue pedir información a las Comisiones Directivas

7 JGCCO, Acta 158, 26 de octubre de 1906, Libro 3-A p.103


2017] El padre Grote, los círculos obreros... 183

de los Círculos, que ya sea por mano o por correo hacían llegar datos
estadísticos que a juicio de Don Pedro Alcácer en 1903 eran desoladores:
faltaban Directores Espirituales, las escuelas eran insuficientes y carecían
de apoyo sacerdotal. Había presencia de ateísmo y anticlericalismo en los
miembros de las Comisiones y en algunos casos, los presidentes de las
comisiones tenían desarrolladas estrategias anticatólicas8. La principal
medida paliativa, era la visita del padre Grote o de algún miembro de la
Junta de Gobierno a los Círculos que estaban más alejados: Tucumán,
Santa Fe, Rosario, Córdoba; con el fin de acompañar, supervisar,
corregir o felicitar a sus directivos. En los casos extremos por disposición
reglamentaria había que ser intervenidos por uno o dos miembros de la
Junta de Gobierno.
En 1905 decidieron realizar una visita a todos los Círculos de la
Capital, en 1904 el padre Grote redactó un cuestionario para que los
visitadores que debían ir de a dos interrogaran a las autoridades de las
respectivos CD9.
El denominador común de los problemas de la crisis de los Círculos de
la Capital y de algunos círculos de las provincias era la falta de liderazgo
y compromiso de parte de las Comisiones Directivas y el abandono
espiritual de los párrocos y reverendos padres que ejercían el cargo de
Directores Espirituales.
La intervención que llevó a cabo la JGCCO y el Padre Grote en especial,
surtió efectos ya que la intervención en Buenos Aires sirvió como modelo
para las futuras visitas que periódicamente realizaron. Esa afirmación se
sostiene tomando en consideración los registros de las actas que daban
cuenta de problemas puntuales, la situación de crisis general de los
Círculos fue decayendo hacia el período 1907-191210.
Entre los problemas más específicos que atendieron los miembros de
la Junta de Gobierno tenían que ver con temas económicos, religiosos y
morales.
En materia económica, si no se pagaba la cuota mensual por un
periodo de tres meses era factor de expulsión de los socios, cada Círculo
debía remitir un pago a la Junta Central para mantener un boletín, el
diario oficial, los sueldos del personal administrativo y sobre todo las
obras sociales que mantenían. Puede entenderse que la expulsión era
más «legal» que real, puesto que los vínculos permanecían intactos. El
padre Grote relataba que las cifras oficiales que se tenían en cada Círculo
o las que manejaba la JGCCO no reflejaba la realidad ya que las personas
que no pagaban las cuotas seguían vinculadas a él y a los Círculos. Sin

8 JGCCO, Acta Nº89, 29 de marzo 1905, Libro 2-A, p.175


9 Una síntesis se puede ver en el apéndice, ver cuadro 1.
10 Cfr. JGCCO. Actas Libro 3-A.
184 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 35

embargo, la Junta presionaba sobre los cumplimientos de pago, a pesar


de que los CD intentaban a través de los Directores Espirituales rebajar la
cuota o ser exonerados de ellas en el segundo semestre11.
Otro problema puntual que fue reprimido fuertemente ya sea con
expulsión o con llamadas de atención verbales directas se relacionaba con
casos aislados de Presidentes de los Círculos que eran personas irreligiosas
o algunos de los miembros de las CD, como fue el caso del Círculo de
Adrogué (Almirante Brown) que en el año 1905, pedían suspender la
oración inicial y final por disgustarles dicha práctica12.
Un ejemplo de problemas morales nos lo narró el visitador Dr. Frutos
haciendo mención que en el Círculo de Morón en 1903 había un elemento
«malsano» en el interior de la CD:
[Los interventores] «…han podido comprobar la seriedad de
la situación creada en el seno de la CD de dicho Centro cuyos
miembros están en completa desinteligencia. Cree debe tomarse
una medida enérgica que facilite á la intervención las facilidades
para quitar el elemento malsano que existe en la dirección del
Círculo y entregarlo a personas que respondan a los intereses de
nuestra institución»13.
La moral que establecían los estatutos redactados por Grote era
bastante estricta. Se podía expulsar de los Círculos a aquel que cometiera
un delito grave como el crimen o una conducta escandalosa (¿malsano?),
el Artículo 11 relataba lo que entendían las autoridades de los Círculos
como conducta escandalosa del socio: contraer uniones prohibidas por la
moral y la religión, que se embriagara, concurriera a casas de juego o de
perdición, o promoviera conversaciones deshonestas o impías.
El caso de Morón se refiere a un miembro de la Comisión Directiva, en
este caso el Presidente que fue expulsado por impío, es el único caso que
encontré en el archivo de la Junta Central, no significaba que los miembros
de los C.D. o los directivos de la Junta de Gobierno Central fueron
dechados de virtudes, sería interesante realizar un trabajo acerca de las
costumbres cotidianas de los obreros en relación a lo que se consideraba
moralmente correcto, para comprender si hubo o no un progreso ético en
la vida de los obreros o para saber responder la siguiente pregunta: ¿qué
tan castigadores o misericordiosos fueron los Directores Espirituales de
los Círculos?

11 JGCCO. Acta Nº73, 23 de noviembre de 1904, Libro 2-A, p.144.


12 JGCCO. Acta Nº83, 15 de febrero de 1905, Libro 2-A, p.161.
13 JGCCO. Acta Nº18, 7 de mayo de 1903, Libro 2-A, p.37.
2017] El padre Grote, los círculos obreros... 185

La Liga Democrática Cristiana


y el cuestionamiento al poder de la Junta
Para dar una formación efectiva a los obreros el Padre Grote en 1897 fundó
el Círculo de Estudiantes llamado «Círculo Universitario Antisocialista»14.
La misión de ese grupo era profundizar sobre temas de interés e instruirse
sobre la Doctrina Social de la Iglesia, nutrirse de las ideas de León XIII
ideando formas de llevarlas a la práctica. Para ello tenían una biblioteca
que resultaba una herramienta para atraer a nuevos jóvenes. La idea
predilecta de Grote era que los jóvenes dieran charlas culturales y sobre
la doctrina de la Iglesia a los obreros en sus reuniones mensuales. Con
el tiempo este grupo intelectual pasó a denominarse Liga Democrática
Cristiana (LDC). Este grupo tenía una dinámica de avanzada en materia
social. Era el instrumento que debía dar forma a los Círculos desde el
punto de vista de las ideas y los proyectos. Grote afirmaba que los Círculos
eran la «masa» y la Liga el «fermento». En la práctica fueron antagonistas
al momento de optar por apoyar una huelga general o ponerse de parte
de los patronos rompiendo la huelga.
La Liga era contraria a las decisiones de la JGCCO, cuestionando
seriamente la actitud servil de los Círculos hacia los Patronos o el
Gobierno de Roca; en diversas ocasiones se revelaron llamando a los
Círculos a asambleas a espaldas de la Junta Central, otras veces apelaron
al Arzobispado por considerar que la Junta les imponía las resoluciones a
favor de los patrones. En 1902 tras la huelga de la F.O.R.A a los patronos
de La Compañía de Ferrocarriles del Oeste; la sangre llegó al río, tras la
disputa entre La Liga y la Junta de Gobierno Central de los Círculos, el
Arzobispado de Buenos Aires llamó a la obediencia de todos los obreros
católicos a la Junta Central de los Círculos en un comunicado publicado
en El Pueblo. Ante la ausencia de Grote pidió al vicedirector espiritual el
padre Arroche que interviniera, resolviendo apartar de los Círculos toda
acción y participación de la Liga Democrática Cristiana. Al regresar de su
viaje Grote intentó que todo volviera a su cauce original entrevistándose
con la Jerarquía Eclesiástica:
«En la entrevista que mantuve con el Sr. Arzobispo y con Mons.
Duprat expuse llanamente mi parecer. Además, expliqué algo
que empezaba a ser desconocido y tergiversado. Los Círculos de
Obreros y la Liga Democrática Cristiana no formaban, en el fondo,
sino una institución. La Liga estaba encuadrada en los Círculos. Era
un sector seleccionado de los mismos: proyección de luz doctrinal,
concentrada sobre su masa obrera para iluminarla, y desparramada
hacia el exterior para atraer hacia nosotros a los que andaban fuera»15.

14 Sánchez Gamarra, Alfredo. «Vida del Padre Grote», Federación de Círculos de Obre-
ros Católicos, Buenos Aires, 1997, p.253.
15 Ibídem, pp. 263-264.
186 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 35

Tras esa entrevista la Jerarquía del Arzobispado obligó al sacerdote a


independizar y separar la LDC de los Círculos de Obreros; establecer un
estatuto aparte, y se nombró a Duprat como asesor, este al poco tiempo
renunció volviendo el Padre Grote a asumir la Dirección Espiritual de
la LDC.
El espíritu crítico de la Liga Democrática Cristiana hacia la Junta
de Gobierno Central permeó en los Círculos de Obreros (CCOO)
y al interior de la misma JGCCO esto se puede evidenciar en la crisis
interna que tuvieron los Círculos a partir del «amarillismo» que quería
imponer don Pedro Alcácer en 1903 tras diversas huelgas. Este tema
provocó cuestionamientos por parte del Consejo General de los
Círculos, solicitando evaluar a la Junta Central o crear comisiones para
estudiar lo que se podía hacer en caso de huelgas. Tras las críticas hubo
deserciones, desmotivación, la gente no iba a las reuniones; incluso
llegó a darse el ausentismo en la misma Junta Central. La respuesta del
presidente de la JGCCO en primera instancia fue dar el paso al costado;
sin embargo, lo ratificaron. La conclusión a la cual se llegó en conjunto
con el Director Espiritual era: para solucionar los problemas había que
acatar los reglamentos porque la Junta estaba para ser obedecida y así
se garantizaba la correcta armonía de los CCOO. No tengo registros del
número de veces que los Círculos de Obreros sirvieron al Gobierno o a los
empresarios en calidad de rompe huelgas practicando el «amarillismo»
al cual renunciaron posteriormente, María Pía Martín en su tesis doctoral
desarrolló más profundamente este tema16.
A partir de 1905 Grote era el Director Espiritual de dos instituciones que
apuntaban a un mismo fin, pero con opciones de acción obrera diversas.
En sus memorias decía que en el espíritu de defensa por los derechos de
los obreros se sentía más cerca de lo que opinaban los miembros de la Liga
Democrática Cristiana y en materia de obediencia y apego a los estatutos
que él mismo creó se identificó con la Junta de Gobierno de los Círculos.

Los Circulos de Obreros y las relaciones de poder


con la Jerarquía Eclesiástica
Entre los años 1900 y 1912, es muy difícil evaluar la efectiva misión de
adoctrinamiento que tuvieron los Círculos de Obreros bajo la dirección
General del Padre Grote, hubo círculos que funcionaron eficientemente
debido a la mística y empeño que le imprimieron sacerdotes estrechamente
vinculados con el fundador, entre ellos el redentorista Johannemann,
Mons. Orzali por nombrar a los que más destacaron por la abnegada labor
que entregaron al ejercicio de acompañamiento de los obreros.
16 Cfr. Martín, María Pía. Iglesia Católica, Cuestión Social y Ciudadanía, Rosario-Buenos
Aires, 1892-1930, Rosario, Universidad Nacional de Rosario, 2012. Cap. 5 y ss.
2017] El padre Grote, los círculos obreros... 187

De acuerdo con los informes que recibía la Junta de Gobierno


Central, lo que más se destacó fue la reticencia de los sacerdotes en el
cumplimiento de sus funciones, muchos círculos no tenían presencia del
director espiritual, constantemente se notificaba a los sacerdotes para que
cumplieran sus deberes o solicitaron a los Obispos locales que debían
insistir a los sacerdotes que se dedicaran a asesorar a los Círculos de los
Obreros o a la labor de dirigir las escuelas de los círculos17. Otros en cambio
participaban de las reuniones sin tener poder de resolución o desconocían
sus atribuciones reglamentarias, el caso más interesante lo planteaba el
Director Espiritual de Adrogué (Almirante Brown) que no sabía cómo
proceder ya que habían miembros de la Comisión Directiva que se negaban
a rezar las oraciones de inicio y término de las reuniones, por ello solicitaba
a la Junta Central suspender temporariamente las oraciones18. Por otra
parte, también se producían renuncias de los Directores Espirituales por
razones de incompatibilidad de labores, enfermedades, desmotivación
o simplemente renunciaban sin dar explicaciones: «II. El arzobispado
que ha aceptado la renuncia del Director Espiritual del Círculo Central
Monseñor M. de Andrea»19.

La Jerarquía: Los Obispos y Monseñores


El nombramiento, destitución y aceptación de renuncias de los Directores
Espirituales, junto con la legitimación o rechazo de los estatutos eran las
únicas atribuciones que tenían los Obispos en relación a las disposiciones
cotidianas del actuar de los Círculos de Obreros. Esta práctica resultaba un
tanto sui generis ya que las disposiciones de la Encíclica Rerum Novarum,
establecía que la principal autoridad eclesiástica debían ser protagonistas
de las acciones concernientes a la justicia social. En la práctica Grote los
había relegado a un lugar secundario; este estilo de conducción provocó
incomprensión y rechazo de varias autoridades jerárquicas. El Obispo de
Paraná en el año 1900 desafío a la Comisión Directiva de su Diocésis porque
quería nombrar a las autoridades de un nuevo Círculo en la ciudad y
quería delimitar los reglamentos que lo regirían. Este problema duró varios
meses, porque la Junta Central y el Padre Grote estimaban que el Obispo
se extralimitó y que el que debía haber aclarado el asunto era el Director
Espiritual del Círculo de Paraná; la solución era toda una paradoja debía
renunciar por incompetente dicho Director, el Obispo tenía que nombrar a
uno nuevo para que este procediera de acuerdo al reglamento.
Este hecho grafica lo que algunos Obispos pensaban de los Círculos:
una institución que funcionaba dentro de la Iglesia con una autonomía

17 JGCCO. Acta 44, 8 de diciembre de 1903 libro 2-A, p 89.


18 JGCCO. Acta 83, 15 de febrero de 1905, libro 2-A, p 161.
19 JGCCO. Acta 223, 19 de agosto de 1908, libro 3-A, p 89.
188 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 35

que escapaba a sus injerencias, no tenía un nombre Católico y que se


preocupaba de lo social, de los obreros, pensando… ¿acaso Grote y sus
Círculos no serán socialistas o anarquistas? Grote y la Junta Central se
legitimaban a partir del siguiente argumento: Los Obispos al aprobar los
estatutos implícitamente aceptan la estructura y fines de los Círculos.
Surgen las siguientes preguntas ¿entendían los Obispos la obra de
los Círculos? ¿Entendían los desafíos que les planteaba León XIII con
la Encíclica Rerum Novarum? Es altamente probable que valoraran la
labor mutual y los beneficios económicos sociales y culturales para los
obreros. Desde esa perspectiva el Padre Grote era necesario en su labor
pastoral; también desde el punto de vista que había varones que se
estaban vinculando en masa con la Iglesia, yendo a las procesiones de la
Virgen de Luján, Corpus, participando de fiestas religiosas, recibiendo
multitudinariamente a las autoridades del Vaticano que llegaban a
Buenos Aires. El punto del conflicto con el Director Espiritual General y
los Círculos era doblemente político.
Por una parte habían prejuicios sobre Grote quién daba indicios con
su actuar de que tarde o temprano se iba a atrever de formar un partido
político de corte Demócrata Cristiano. El proyecto social cristiano
«grotiano» era demasiado moderno para una Iglesia tan conservadora
como lo era la Jerarquía Argentina a principios de siglo XX20. El proyecto
era revolucionario, «peligroso» y también inviable desde la perspectiva de
los sacerdotes incluyendo a Grote; no así desde el accionar de los laicos.
Aquí está la respuesta a la incógnita suscitada tras la lectura del artículo
de Luis Alberto Romero sobre qué significaba que Grote actuó al margen
de la Institución Eclesiástica.
Por otra parte, era un problema político porque la Iglesia transitaba
hacia un creciente clericalismo romanizador y los Círculos eran una
excepción a la regla, llegando a desafiar a la jerarquía incluso sin querer.
Por ello debía ser destituido su fundador, esto puede constatarse con el
diario de vida del padre Grote:
«La noche del día de la Asunción él R.P. Visitador me leyó copia
de una carta de nuestro Rmo. Padre General, dirigida al señor
Arzobispo, en la que aquél transcribe las acusaciones que éste en
carta fechada el 25 de mayo había elevado contra mí al Superior
General pidiendo que sea sustituido por otro Padre y aconsejándole
me envíe a formar Círculos de obreros al Perú. (Para dorarme la
píldora)»21.

20 Cfr. Di Stéfano Roberto, Zanatta. Loris Historia de la Iglesia Argentina, Tercera Parte,
Cap. II, pp.387- 417.
21 Sánchez Gamarra, Alfredo. «Vida del Padre Grote», p.318.
2017] El padre Grote, los círculos obreros... 189

No atreverse a destituir al Director Espiritual General de los Círculos


Obreros, siendo el Arzobispo Espinoza, la persona más importante del
Clero argentino, denota tener una personalidad muy débil o que la
autoridad de Grote era muy superlativa, pudiendo ser incluso ambas
posibilidades a la vez.

Los Círculos de Obreros V/S el Estado y los Patrones


Las relaciones de poder entre Ejecutivo y Legislativo con los Círculos de
Obreros a través de la Junta Central, en especial su presidente Dr. Calvo y
el Director Federico Grote fueron de cooperación mutua.
De acuerdo al período estudiado, hay diversos encuentros con los
presidentes desde Julio Argentino Roca hasta Roque Sáenz Peña. A
juicio de Miranda Lida en 1911 los Círculos eran una de las instituciones
católicas más respetadas ejemplificando que el mismo Presidente Sáenz
Peña, asistió como padrino a la inauguración de una de sus sedes en
Balvanera22. Esta vinculación no fue exclusivamente con las autoridades
del Partido Autonomista Nacional ya que en 1923 en la ciudad de
Rosario, Marcelo T. Alvear se suscribió comprando con una acción para
levantar la Casa del Pueblo23. Si escarbamos bien en las fuentes, los
CCOO tuvieron encuentros con Ramón Castillo en los años cuarenta y
con el entonces Secretario del Trabajo y Previsión Juan Domingo Perón
en Junio de 1944. La política de encuentro con los presidentes de la
Nación, no fue un hecho aislado de parte de los CCOO más bien fue
una práctica recurrente, y esas vinculaciones también se suscitaron a
partir del interés de parte del Gobierno para recibir asesoría o elaborar
proyectos sociales.
Don Joaquín González ministro del interior de Julio Argentino Roca,
le encargó al Padre Grote y a los círculos en 1904 la redacción de un
proyecto completo de legislación obrera, las Junta de los Círculos y La
Liga Democrática Cristiana redactaron un esquema de código social y se
lo entregaron al ministerio24. El padre Grote en sus memorias mencionaba
que junto con pedir el asesoramiento en materia de elaboración de
leyes también el ministro del interior le pedía apoyo o «asesoramiento»
cuando se trataba de solucionar una huelga «demasiado molesta»25.
El «amarillismo» de los Círculos tema tratado en el capítulo segundo,
contrasta con la acción de un Gremio formado en 1903 por Grote y la
Liga Democrática Cristiana apoyados por los Círculos de Obreros: La
Sociedad Argentina de Obreros del Puerto; los cuales lideraron una huelga

22 Lida, Miranda. Monseñor Miguel de Andrea…, p.48.


23 Mauro, Diego. «El mutualismo católico en Argentina…», p.188.
24 Sánchez Gamarra, Alfredo. «Vida del Padre Grote» pp. 244-245.
25 Ibídem, p.244.
190 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 35

(con el padre Grote coordinando en las sombras) a la patronal, en sus


memorias, recreó ese hecho ocurrido en 1905:
«Pero a fines de 1905 se habían evaporado ya las buenas intenciones
del Centro de Navegación, el cual se embarcó en la tarea de constituir
un gremio obrero totalmente adicto a la sociedad patronal, en
detrimento de los derechos adquiridos por nuestros trabajadores.
Entonces fuimos nosotros los que declaramos la huelga en el
puerto…»26.
La incursión Gremial Católica impulsada por el padre Grote le hizo
evidenciar que los empresarios eran los responsables directos de los
males que afectaban a los obreros en Argentina:
«La prosperidad de nuestro gremio no se prolongó mucho. De ello le
cupo toda la culpa al egoísmo de los capitalistas. Así lo expliqué en
una nota publicada en 1907 con motivo de la huelga revolucionaria
declarada en el puerto»27.
Las actas de la JGCCO, nos entrega información de diversas
manifestaciones o meetings que realizaron en forma pacífica para solicitar
al Gobierno o al Congreso la tramitación de leyes sobre el descanso
dominical, el trabajo de las mujeres y los menores, dichas leyes fueron
las que más preocuparon por su sanción. Auzá da cuenta que en 1899 los
CCOO presentaron un petitorio sobre el descanso dominical y en 1901
el Consejo General de los Círculos de Obreros solicitaron al Congreso
la sanción que reglamentara el trabajo de los menores28. Las actas nos
presentan que hay presión hacia el Congreso y el Poder Ejecutivo por la
aprobación de leyes sociales en los 1903,1904, 1906, 1907 y 1909. En 1907
demandaban al Presidente Figueroa Alcorta que se diera en las escuelas
enseñanza religiosa para los hijos de los obreros, y en 1909 el proyecto de
Código del Trabajo o la sanción de leyes correspondientes al contrato del
trabajo y al seguro obligatorio contra accidentes29.
Gonzalo Calvo como Presidente de la JGCCO, era el encargado
de visitar a las autoridades del Estado ya sean ministros, presidentes
o parlamentarios, para notificar las demandas, entregar proyectos,
denotaba ingenuidad de su parte y de los CCOO hacia el Gobierno de
Roca al aceptar las promesas políticas que detenían los meetings o los
postergaban:
«El Señor Ministro manifestó a su vez al Señor Calvo que en
lo relativo a ambos puntos él se había inspirado para formular
su Proyecto de Ley del Trabajo. En vista de esta declaración se

26 Ibídem, pp.273- 274.


27 Ibídem, 274.
28 Auzá, Néstor. Los Católicos Argentinos, su experiencia política…, pp.93 y ss.
29 Cfr. JGCCO. Actas Libros 2-A y 3-A.
2017] El padre Grote, los círculos obreros... 191

resuelve dirigir una nota al Señor Ministro para dejar constancia


de estas manifestaciones, y postergar la manifestación por tiempo
indeterminado»30.
De acuerdo con las memorias de Grote las manifestaciones eran parte
de su plan de poder ampliar rápidamente la difusión de las acciones de los
Círculos y transformarlas en un poderoso movimiento de masas, el primer
acto fue el 29 de septiembre de 1901, congregó en Lujan a 5.000 hombres
que después de peregrinar se dirigieron por las calles de Buenos Aires y
a medida que avanzaban se les iba sumando multitudes. En 1909 fueron
15.000 para demandar la ley de seguros contra accidentes de trabajo y el
del contrato de trabajo. Sacando cuentas del apoyo de las masas obreras a
su persona calculaba Grote que los seguían 40.000 obreros:
«La masa obrera que secundaba nuestras iniciativas iba siendo cada
vez más numerosa…en los días que dejé el cargo de Viceprovincial
en la que calculé la existencia de 59 Círculos y 40.000 obreros
afiliados a mis obras sociales en el territorio de la República. Si bien
es cierto que la estadística oficial asignaba a los Círculos poco más
de 15.000 socios, debo advertir, que este último cómputo se refiere
sólo a los estrictamente cotizantes, deja fuera un gran número de
morosos y no se extiende a los integrantes de los gremios, alguno de
los cuales como el de estibadores, agrupaba a más de 5.000; sin tener
en cuenta, además, el gran número de adherentes y simpatizantes
que secundaban nuestras campañas de mejoramiento material y
moral de la clase trabajadora»31.
Junto con poner presión al gobierno para sancionar leyes que mejoraran
la calidad de vida de los obreros, Grote estaba consciente de su poder de
convocatoria, los medios de difusión que utilizaba le daban un alcance
endógeno, cuando mucho el Pueblo le daba más cobertura; sin embargo,
las movilizaciones ponían el tema Social Cristiano a un nivel nacional.
Federico Grote y los Círculos se instalaron en la memoria colectiva en los
primeros diez años del siglo XX.

Reflexiones Conclusivas
Después de revisar las instancias en que los Círculos de Obreros Católicos
a través de la Junta Central y en especial la persona del Padre Grote,
tuvieron que resolver problemas, demandar leyes, enfrentar positivamente
o yendo el choque con sus antagonistas se pueden evidenciar ciertos
patrones de conducta.
En primer lugar, obediencia y sumisión hacia el poder de la Jerarquía
Eclesiástica del Arzobispado de Buenos Aires. La persona del Arzobispo

30 JGCCO. Acta 55, 1 de junio de 1904, Libro 2-A.


31 Sánchez Gamarra, Alfredo. «Vida del Padre Grote...», pp. 288
192 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 35

de Buenos Aires sus asesores entre ellos Monseñor Miguel De Andrea;


y otros Obispos argentinos fueron en gran parte causantes de la
atomización del proyecto de Los Círculos de Obreros del padre Grote en
donde estaba incluida la Liga Democrática Cristiana. Concuerdo con las
tesis de la romanización expuestas por Di Stéfano y Zanatta al referirse
al fortalecimiento de la «ciudadela» católica32. Esas tesis cobrarían fuerza
ya que podría ser que el Arzobispo de Buenos Aires presionado por
el Vaticano en especial Pío X, se vieron obligados a quitarle el poder a
un sacerdote que movía masas y que estaba evidenciando un discurso
antiliberal.
Por otra parte, desde 1905 se puede pensar que tanto el Gobierno
como la patronal ya no veían a Grote como un aliado, más bien como
un adversario, de hecho en sus memorias pensaba que los intereses
anarquistas y socialistas complotaron junto con la patronal y el gobierno
en el fracaso de su gremio. Al relacionar estos temas políticos – religiosos,
podrían surgir hipótesis del complot del Gobierno o de políticos del
Partido Autonomista Nacional que estaban vinculados con la patronal,
presionaron a la Jerarquía Eclesiástica con el fin de restar el poder al
sacerdote redentorista alemán. Encuentro interesante estas conjeturas
que nacen vinculando las opiniones del mismo Grote… que las piensa
por separado.
Lo efectivo fue que el Arzobispado de Buenos Aires lo separa de sus
dos predilectas fundaciones La Liga Democrática Cristiana y Los Círculos
de Obreros; y abortó todo lo que sonara a «Democracia Cristiana» en 1919.
La razón de esta separación fue el temor de que la obra de Federico Grote
se transformara en algo político o que éste se acercara peligrosamente al
socialismo. Lo paradójico de esto es que él se maravilló con la experiencia
democrática cristiana en Roma, pero no se atrevió laicizar sus instituciones
porque pensaba que tanto los Círculos, La Liga y el Gremio debían ser
instrumentos de la Iglesia para beneficio de los obreros con el fin de
acercar la Iglesia al pueblo y viceversa. El sacerdote alemán con su actuar
secularizó y modernizó la imagen de la Iglesia en el seno de los obreros,
sentó las bases para el desarrollo futuro de la Democracia Cristiana como
partido político. Su sueño le pasó la cuenta, su obediencia también. Si
hubiera actuado en forma desobediente como Lutero, habría formado
un partido político, tenía el control espiritual de un ejército de obreros
católicos y de aquellos afines al catolicismo según sus palabras eran
alrededor de cuarenta mil obreros. Auzá afirmaba que el gran error de
Espinoza fue haber separado de los Círculos de Obreros al padre Grote,
la tesis de fondo de este autor era que la Iglesia de Buenos Aires (léase
Espinoza, de Andrea y otros), abortaron la posibilidad de crear un Partido

32 Di Stéfano Roberto, Zanatta. Loris Historia de la Iglesia Argentina, p.402


2017] El padre Grote, los círculos obreros... 193

Demócrata Cristiano a partir de la creación de la UPCA, pienso que esto


fue antes, en 1912. La Jerarquía Eclesiástica romanizó y nacionalizó a los
obreros católicos, allanando el camino a Perón en los años cuarenta.

Apéndice

Cuadro 1
Síntesis parcial de los Círculos de la Capital en 1905:

Círculo Estado Recomendaciones


San Fernando Positivo Algunas consideraciones
San Telmo Sin dirigentes Intervenir
Concepción Deplorable Cumplir con todas las disposi-
ciones de los Círculos
Balvanera Normal funcionamiento.
Central En muy buen estado
San Cristóbal Condiciones deplorables: fiestas Se suspende su Comisión Di-
con elementos femeninos. No tie- rectiva y se decide intervenir al
nen comisión de propaganda, no círculo.
tiene registros de enfermos, ni pla-
nillas de asistencia médica.
Avellaneda No había nadie cuando se visitó
San Carlos En vías de prosperidad
Fuente: JCGCO, Libro 2-A.

Fuente
Junta de Gobierno Central de los Círculos Obreros (JGCCO), Actas 1892-
1912.

Anda mungkin juga menyukai