SoCiolingüíStiCa de la globalizaCión
1. introduCCión
nidad estable y la que llegaba estacionalmente del continente. Y fue allí, por
tanto, donde comenzaron a circular algunos conceptos que, en el medio y en
el largo plazo, también se han revelado como fundamentales: la interpretación
contextualizada, el descubrimiento del simbolismo de las variantes y, en defi-
nitiva, la búsqueda del significado social de los usos lingüísticos.
En la evolución del estudio sociolingüístico del significado social de la
variación, Penelope Eckert (2012) ha identificado tres oleadas de práctica
analítica. En la primera de ellas se establecieron amplias correlaciones entre
las variables lingüísticas y categorías sociales como la clase socioeconómi-
ca, el sexo, la edad o la etnia. La segunda oleada se caracterizó por utilizar
métodos etnográficos para la exploración de los rasgos locales que configu-
ran las categorías generales. La tercera oleada se caracteriza, en primer lugar,
por considerar la lengua como un sistema semiótico social, capaz de expre-
sar los componentes sociales relevantes de una comunidad; en segundo lugar,
por interpretar que el significado de las variables es inespecífico y que solo
se concreta en estilos contextualizados; y, finalmente, por entender que la
variación no es un simple reflejo del significado social, sino que lo constru-
ye y lo modifica.
De estas tres oleadas identificadas por Penelope Eckert, la primera ha sido
la de recorrido más largo y la que más ha marcado la proyección de la socio-
lingüística fuera de su radio de acción. Se trata de una sociolingüística de la
estratificación social, basada en una sociología funcionalista nacida en la pri-
mera mitad del siglo XX, cuya conceptualización de la sociedad recuerda la
distribución de grupos e individuos dentro de los grandes barcos de pasaje-
ros transcontinentales, donde las clases estaban tan perfectamente comparti-
mentadas que el contacto entre ellas parecía enormemente dificultoso. Esos
elementos de clase también podían descubrirse en la literatura de finales del
XIX y de la primera mitad del siglo XX, con personajes encasillados en un
rígido sistema de clases, como los protagonistas de Benito Pérez Galdós, de
Herman Melville o de Scott Fitzgerald. Esta sociolingüística funcionalista
trabaja sobre muestras estratificadas de población con las que se realizan
entrevistas desde las que se analizan elementos de variación y cambio, dis-
tinguiendo entre el vernáculo y el habla cuidada, e identificando estilos dife-
rentes en relación con las categorías socioeconómicas de la comunidad.
La sociolingüística de la segunda oleada, por su parte, interpretaba las
sociedades como complejos de redes sociales, donde la interpretación de sus
usos lingüísticos requería de una aproximación etnográfica, más cercana,
capaz de comprender los valores del vernáculo de cada grupo, de cada etnia,
de cada modo de vida. Las descripciones de ciudades incluidas en la litera-
120 FRANCISCO MORENO FERNÁNDEZ
Existen vagamente tres Nueva Yorks. Está, primero, la Nueva York del hombre o
la mujer que ha nacido aquí, que toma la ciudad tal como es y acepta su tamaño
y su turbulencia como natural e inevitable. En segundo lugar, hay una Nueva
York de los commuters, la ciudad que cada día es devorada por langostas y escu-
pida cada noche. En tercer lugar, está la Nueva York de la persona que nació en
otro lugar y vino a la ciudad en busca de algo. De estas tres vibrantes ciudades,
la más grandiosa es esta última: la ciudad del destino final, la ciudad como meta.
Es esta tercera ciudad la que cuenta para la disposición temperamental de Nueva
York, su poética conducta, su dedicación a las artes y sus logros incomparables.
Los commuters le dan a la ciudad su inquietud inagotable, los nativos le aportan
solidez y continuidad, pero los nuevos residentes le dan pasión. Ya sea un cam-
pesino llegado de Italia para abrir una tienducha en un barrio pobre o una joven-
cita recién llegada de su pequeño pueblo de Misisipi para huir de la indignidad
de ser constantemente observada por sus vecinos o un joven que llega de la
región de Corn Belt con un manuscrito en la maleta y mal de amores en el cora-
zón, no hay diferencia: cada uno abraza a Nueva York con la intensa exaltación
del primer amor, …”
La imagen que nos transmite esta descripción literaria nos sitúa en un ambien-
te donde se entrecruzan redes sociales de gente con historias y modos de vida
diferentes, abordables mediante una metodología etnográfica de interpretación
de los significados sociales (Saville-Troike 1982; Milroy 1987).
Tanto la imagen de una sociedad perfectamente estratificada como la de
una Nueva York articulada en distintos modos de vida evidencian algunas
dificultades que la sociolingüística urbana sufrió durante sus primeras déca-
das de existencia. Por un lado, se trata de propuestas epistemológicas pensa-
das y desarrolladas desde y para las comunidades urbanas occidentales;
pecan, por tanto, de “occidencentrismo”. Esto significa que son demasiado
rígidas en su concepción, no tanto en su metodología, como para ser trasla-
dadas a otros contextos sociales, ni siquiera urbanos, o para adaptarse a espa-
cios más dinámicos (Singh 1996; Fought 2004).
Por otro lado, los modelos sociales sobre los que se trabaja muestran un des-
fase notable entre el momento de su propuesta primigenia desde la sociología
–o incluso desde la literatura– y el momento en que se trasladan a la sociolin-
güística. Así, la sociología que sustenta la primera sociolingüística urbana está
fundamentada en unas teorías del consenso emanadas del funcionalismo
INVESTIGACIONES ACTUALES EN LINGÜÍSTICA. VOL. I: SObRE LA LINGÜÍSTICA y SUS DISCIpLINAS 121
3. ¿nuevaS SoCiolingüíStiCaS?
Con todo, no puede dejar de mencionarse que entre estos dos grandes gru-
pos de intereses –los lingüísticos y los etnográficos– existen unos vínculos
que también se han establecido y reforzado durante la última década. De una
parte, el cognitivismo, así como el análisis de actitudes, tan vinculado a él,
proyecta su influencia tanto sobre la “complejidad”, como sobre la “crítica”.
De otra parte, el análisis del discurso, en sentido muy amplio, proyecta su
alcance desde la sociolingüística crítica hasta la más lingüística, facilitando
la incorporación de los significados discursivos a los procesos de variación y
cambio, como se aprecia, por ejemplo, en los trabajos de Rocío Caravedo
(2014). Esta transversalidad del “cognitivismo”, por un lado, y del “discursi-
vismo”, por otro, tampoco ha sido ajena a la evolución de la sociología del
lenguaje ni, por consiguiente, a la “sociolingüística de la globalización”, a la
que haremos referencia específica a partir de este momento.
4. SoCiolingüíStiCa de la globalizaCión
mutua a partir del uso de lenguas diferentes. Esto no es una utopía; es una
realidad ya puesta en práctica a través del sistema de traducción de Skype, por
ejemplo. La ingeniería de la traducción está ofreciendo ahora soluciones
comunicativas que harán menos necesario el uso de una lengua auxiliar inter-
nacional. Y este es un motivo más por el que la lengua española debe estar
habilitada para todas las innovaciones tecnológicas que hayan de producirse,
haciendo posible que todos los protocolos, aplicaciones y recursos técnicos
desplegados para la comunicación automatizada, la transmisión de informa-
ción y las redes sociales acepten las peculiaridades formales del español,
como de cualquier otra lengua. Si Umberto Eco afirmó hace años que la len-
gua de Europa es la traducción (1994), bien podríamos ampliar su pensa-
miento y afirmar que la verdadera “lengua global” será la traducción, tanto
en su versión humana, como en su versión automática.
Aceptando, pues, que la globalización tiene una incidencia directa sobre
la vida de las lenguas, más allá de que estas sean o no “globales”, nos plan-
teamos cómo definir la sociolingüística de la globalización y cómo explicar
la globalización desde esta particular sociolingüística. A la primera cuestión
puede responderse que la sociolingüística de la globalización es una línea de
investigación de base sociológica, centrada en la forma y el uso de las len-
guas en contextos comunicativos vinculados a las distintas manifestaciones
de la globalización. ¿Cuáles serían los usos de las lenguas que más han inte-
resado como objetos de estudio? Sin ánimo de ofrecer un catálogo completo,
merecen mencionarse los siguientes: los contextos migratorios, los contextos
tecnológicos (correo electrónico, páginas electrónicas, redes sociales), los
medios de comunicación social, los entornos urbanos y sus paisajes, los dis-
cursos de poder, los discursos identitarios, los procesos de estandarización,
los contextos empresariales y financieros.
No puede hablarse, pues, ni de un modelo teórico exclusivo que sustente
a una sociolingüística de la globalización, ni de una metodología que la iden-
tifique unívocamente. De hecho, la forma de abordar el estudio de las lenguas
–en plural, mejor que en singular– refleja diferentes estrategias e intereses de
distinto alcance histórico, sociológico, etnográfico o lingüístico. Y es aquí
donde surgen desacuerdos básicos entre especialistas, dada la disparidad de
enfoques manejados en este campo, aunque a veces se trata más de comple-
mentariedades que de desavenencias.
En la bibliografía, todavía reciente, sobre la sociolingüística de la globa-
lización, aparecen posturas claramente identificables. Veamos algunas de
ellas, de manera breve, para apreciar la multiplicidad de criterios desde los
que pueden abordarse los objetos de estudio.
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6. ConCluSión
reFerenCiaS bibliográFiCaS