Este abordaje, en el que se aúnan los estereotipos de género con múltiples variables sociales se
conoce como perspectiva interseccional . La intersección origina un contexto complejo de
desigualdades que operan de forma dinámica y que condicionan las relaciones de género. En este
contexto interseccional, las personas se significan en términos de estructuras sociales que
comportan relaciones de poder derivadas de diversas categorías: patriarcado, racismo, clasismo o
heterosexismo entre otras. Así, por ejemplo, no categorizamos del mismo modo a una mujer
blanca, española y joven, que a otra mujer negra, migrante y madura.
Todo ello tiene implicaciones claras en términos de SM cuando constatamos, por ejemplo, que la
depresión es más prevalente en mujeres que en hombres, y que lo es aún más en mujeres de
mediana edad que pertenecen a clases sociales desfavorecidas.
file:///C:/Users/LAURA%20CAMILA/Downloads/Dialnet-EstereotiposYPrejuiciosDeGenero-
4694952.pdf
Entender los estereotipos de género ayuda a tener más claridad sobre los diferentes componentes
del género a los cuales se refieren las generalizaciones estereotípicas. Por ejemplo, los
estereotipos de género pueden referirse a las capacidades intelectuales o cognitivas, a un perfil
psicológico o a diferencias biológicas que harán innecesaria cualquier consideración de los
atributos o características de ciertas personas en estos tres aspectos. Los estereotipos sobre las
capacidades intelectuales o cognitivas de las mujeres, según los cuales estas son más débiles que
las de los hombres, se usan con frecuencia para negarles a las mujeres posiciones en sectores
educativos o profesionales. Los estereotipos sobre las capacidades psicológicas de las mujeres
enfatizan sus habilidades para la cooperación mientras que los estereotipos sobre los hombres
valoran sus atributos agresivos y su firmeza. Como resultado de ello, no se contrata usualmente a
las mujeres en trabajos que valoran la firmeza y la agresividad, tales como aquellos que involucran
liderazgo. La capacidad biológica de las mujeres para el embarazo y sus diferencias hormonales
con los hombres, se han usado para promover su clasificación según el género. Así por ejemplo,
los estereotipos de género fundados en las diferencias biológicas se han utilizado para denegarles
a las mujeres trabajos como auxiliares de vuelo en las aerolíneas, y para promover los estereotipos
sobre las niñas como débiles y por tanto en necesidad de protección, a través de programas de
educación sexual que promueven la abstinencia.
Una característica particular de los estereotipos de género es que son resilientes; son dominantes
y persistentes. Son dominantes socialmente cuando se articulan a través de los sectores sociales y
las culturas y son socialmente persistentes en cuanto se articulan a lo largo del tiempo. Las
condiciones para que haya lugar a la estratificación y subordinación social de las mujeres existen
cuando las prácticas que incluyen los estereotipos son socialmente dominantes y persistentes.
Dichas condiciones para la estratificación o subordinación social se exacerban cuando los
estereotipos se reflejan o se encuentran inmersos en el derecho, como en las premisas implícitas
de la legislación y las implicaciones del razonamiento y lenguaje usados por jueces y juezas.
Los estereotipos prescriptivos según los cuales las mujeres deben ser madres, amas de casa y
cuidadoras, son tanto prevalentes como persistentes. Una ex miembro del Comité de la CEDAW,
Frances Raday, explica: “La práctica cultural más dominante y dañina globalmente (...) es la
estereotipación de las mujeres exclusivamente como madres y amas de casa, de forma tal que
limita sus oportunidades de participar en la vida pública ya sea política o económica”. Afirma que
“la designación estereotípica de la responsabilidad única o prioritaria del cuidado de los niños y
niñas que se hace a las mujeres” las coloca en situación de desventaja en todas las culturas. Los
estereotipos que se derivan de la premisa de que las mujeres deben ser madres y amas de casa y
por lo tanto, estar “al centro de la vida familiar y del hogar” tienen una larga historia de ser usados
para justificar la exclusión de las mujeres de la vida pública como en el caso de la capacidad que
tienen para ejercer cargos públicos o ser miembros de un jurado.
https://www.law.utoronto.ca/utfl_file/count/documents/reprohealth/estereotipos-de-genero.pdf
Los estereotipos de género han sido objeto de investigación de los sociólogos, psicólogos y demás
doctrinantes, quienes los han definido como “…un conjunto de creencias compartidas socialmente
acerca de las características que poseen hombres y mujeres, que suelen aplicar de manera
indiscriminada a todos los miembros de los dos grupos”. Igualmente podemos entenderlos como
“generalizaciones o percepciones de atributos o características que posee una persona en razón
de su sexo u orientación sexual, o los roles que deberían ser llevados por unos miembros de un
género (masculino, femenino) en particular”.
Se puede decir que un ejemplo del “…estereotipo femenino está compuesto por creencias como
que las mujeres son emocionales, débiles, sensibles a las necesidades de los demás. Esto no quiere
decir que lo sean, solo que tienden a ser percibidas así”. Del mismo modo se entiende como
“…estereotipo masculino, los hombres son duros, atléticos, dominantes, atrevidos, egoístas,
agresivos, competitivos, actúan como líderes. Esto tampoco se corresponde necesariamente con la
realidad, sino que se trata de una percepción generalizada”. También existe una muestra de estos
en las profesiones, ya que muchas veces se entiende deben ser desempeñadas por un sexo y no el
otro, es decir que los hombres deben ser “ingeniero, mecánico, empresario, ejecutivo, piloto,
guarda de seguridad, etc.”, y las mujeres “secretaria, enfermera, maestra, azafata, asistente social,
etc.”.
En otras palabras, éstos son apreciaciones que la sociedad posee de las personas, teniendo en
cuenta el sexo al cual pertenece. Esto hace que muchas veces se crea que los miembros de un
género ostentan unas características y unos atributos en particular, y muchas veces no se tiene en
cuenta que este grupo está compuesto por individuos y que cada uno tiene unas particularidades
que los diferencian de los demás. Es decir, que se puede generar discriminación, puesto que
consigue causar unos perjuicios referentes a la necesidad de que cada uno tenga los rasgos
característicos que un grupo ha prescrito para hombres y mujeres.
http://vitela.javerianacali.edu.co/bitstream/handle/11522/7632/Estereotipos_genero_colombia.p
df?sequence=1
Los estereotipos de género, por lo tanto, son ideas socialmente establecidas de cómo deben ser,
actuar y comportarse mujeres y varones. Estos estereotipos de género se reproducen y transmiten
a través del proceso de socialización desde el momento del nacimiento, por lo tanto se aprenden,
no son innatos y aunque es difícil debido a que la sociedad los tiene muy asimilados, se pueden
modificar puesto que son construidos.
Si anteriormente hemos señalado que los estereotipos son ideas preconcebidas fuertemente
arraigadas y generalizadas sobre los colectivos que forman parte de nuestra sociedad, los
estereotipos de género crean moldes rígidos sobre cómo deben ser y comportarse las personas en
función de su sexo, es decir, los estereotipos de género establecen cómo deben actuar varones y
mujeres y que comportamientos y actitudes son o no deseables socialmente para cada persona.
Como bien señala Caro (2008:226) “Los estereotipos de género son construcciones culturales que
determinan una visión de las características y actitudes de cada sexo. Crean modelos rígidos en los
que tienen que encajar para ser socialmente aceptado, fijan un modelo de ser chico y un modelo
de ser chica y, a partir de una visión tópica construida, establecen un sistema desigual de
relaciones entre los dos sexos y cada uno de ellos hacia el mundo.” Estos estereotipos de género
se transmiten a través del proceso de socialización, desde que nacemos. “Nada más nacer, cada
persona es encuadrada en un molde. Y, en función de poseer un determinado cuerpo, la sociedad
se encarga de imponer y legitimar los distintos comportamientos diferenciados y estereotipados
en femeninos y masculinos. Existe pues, una predisposición a actuar de una manera u otra, según
la naturaleza sexual en la que se haya nacido y según la cultura social en la que se desarrolle dicha
personalidad” (García, 2003:31).
Los estereotipos de género establecen generalizaciones de cómo debemos ser las personas en
función de nuestro sexo, son por lo tanto, compartidos socialmente y además se caracterizan por
su rigidez y por estar muy arraigados en las culturas, de ahí que sean tan difíciles de modificar. De
acuerdo con Alberti (1985: 25,26) “La importancia de los estereotipos deriva de la persistencia de
su arraigo social. Los cambios sociales que hacen cumplir a hombres y mujeres diferentes papeles
tardan en quebrar la fuerza de los estereotipos. Estos no se basan en hechos reales sino más bien
en hechos ya sobrepasados, en conductas ya superadas, tipificadas y cristalizadas por la opinión.
Descansan en prejuicios enraizados y transmitidos de generación en generación y evolucionan más
lentamente de lo que lo hace, a veces la realidad social.”
Los estereotipos de género nos transmiten una imagen de cómo son o cómo deben ser las mujeres
y cómo son y cómo deben ser los varones, éstos funcionan como clichés que encasillan nuestro
comportamiento, limitan nuestra forma de actuar, de comportarnos, nuestra visión de futuro,
nuestra forma de ser y en definitiva nuestra manera de vivir. En palabras de Mazzara (1998:22) “Se
sabe cuáles son los elementos constitutivos de los estereotipos generales. Se considera a las
mujeres más emotivas, amables, sensibles, dependientes, poco interesadas en la técnica,
cuidadosas de su aspecto, naturalmente solícitas; los hombres, por el contrario, se perciben como
agresivos, independientes, orientados al mundo y a la técnica, competitivos, seguros de sí mismos,
poco emotivos.”
http://www.inmujer.gob.es/publicacioneselectronicas/documentacion/Documentos/DE1454.pdf
https://revistas.upcomillas.es/index.php/padresymaestros/article/viewFile/1319/1126
Los estereotipos de género más complejos pueden ejercer un efecto negativo exagerado
sobre determinados grupos de mujeres, tales como las que están en prisión y han
transgredido la ley, las mujeres de grupos minoritarios o indígenas, las que viven con
discapacidad, las mujeres de las castas inferiores, las inmigrantes o las que están en peor
situación económica, etc.
https://www.ohchr.org/sp/issues/women/wrgs/pages/genderstereotypes.aspx
file:///C:/Users/LAURA%20CAMILA/Downloads/Dialnet-
LosEstereotiposComoFactorDeSocializacionEnElGenero-262537.pdf