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Resumen fallo DELFINO

La ley 3.445 sancionada en el año 1986 otorgó el poder de policía de los mares, ríos, canales y
puertos nacionales a la Prefectura General de la Nación, organismo perteneciente al Poder
Ejecutivo. En el Art. 3 facultó al mencionado organismo a juzgar las faltas o contravenciones a las
ordenanzas policiales cuando la pena no excediera de un mes de arresto o multa de $100, entre
otras. Esto hasta tanto se sancionara el Código de Policía Fluvial y Marítima.

En cumplimiento de la mencionada disposición, la prefectura dictó el Reglamento de Puerto de la


Capital, que en el Art. 43 prohibía a los buques a arrojar objeto alguno en el interior del puerto.

Los agentes del buque alemán “Bayen” infringieron esta norma, lo que motivó que la Prefectura
General de Puertos le impusiera una multa de $50, sanción prevista en el Art. 117 del Reglamento.
Esta resolución administrativa fue confirmada por el juez de primera instancia en lo federal.

Los interesados apelaron la sentencia alegando la inconstitucionalidad de los arts. 43 y 117 del
aludido reglamento, por resultar violatorios de los siguientes preceptos constitucionales, Art. 86 inc. 2
(actual 99 inc. 2), Art. 67 inc. 11 (actual 75 inc. 12), inc. 12 (actual inc. 13) y Art. 18.

La Cámara de Apelaciones confirmó la sentencia por considerar que: ni la ley 3.445 ni los arts. 43 y
117 del Reglamento constituyen una delegación legislativa incompatible con la Constitución
Nacional, debido a que el Congreso no ha puesto facultades conferidas por los incs. 11 y 12 del Art.
67 de la C.N. en manos del Poder Ejecutivo, “existe una distinción fundamental entre la delegación
de poder para hacer la ley y la de conferir cierta autoridad al Poder Ejecutivo a fin de reglar los
pormenores necesarios para la ejecución de aquella. Lo primero no puede hacerse lo segundo es
admitido”.

Cuando el Poder Ejecutivo ejerce sus poderes reglamentarios en presencia de una ley previa como
la 3.445 no lo hace en virtud de una delegación legislativa, sino en ejercicio de la facultad conferida
por el Art. 86 inc. 2, el único límite que tiene es el de no alterar la intención de la ley, en el caso, la
Prefectura de Puertos al dictar el reglamento que se cuestiona, no hizo más que cumplir con la
voluntad legislativa expresada en la ley 3.445.

El mandato del Artículo 18 de la Constitución Nacional, en lo que se refiere a la necesidad de una ley
previa para aplicar una sanción penal, se cumple en el caso, ya que la ley 3.445 inc. 3 facultó al
Poder Ejecutivo para crear las sanciones que le fueron aplicadas al buque “Bayen”.

A través del presente fallo la doctrina deja asentado, que el Poder Legislativo no puede delegar en el
Ejecutivo poderes que le fueron conferidos privativamente por la Constitución Nacional, sin embargo
por el Art. 86 inc. 2 nada impide al Poder Ejecutivo reglamentar una ley previa dictada por el
Congreso, siempre que dicha reglamentación no altere su espíritu o intención.
Resumen fallo Cocchia
HECHOS
El secretario general del Sindicato de Encargados Apuntadores Marítimos promovió acción de
amparo contra el Estado nacional y el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, a fin de obtener la
inconstitucionalidad del 817/92, en cuanto modifica el convenio colectivo de la actividad, lesionando
las garantías del art. 14 bis de la Constitución Nacional. La Cámara hizo lugar al amparo y, al
confirmar la sentencia de primera instancia, declaró la inconstitucionalidad pedida. Interpuesto
recurso extraordinario federal, la Corte Suprema de Justicia de la Nación, por mayoría, revocó
parcialmente la sentencia.
CSJN
1 – En nuestro sistema no puede considerarse la existencia de “reglamentos delegados” o de
“delegación legislativa”, en sentido estricto, entendiendo por tal al acto del órgano legislativo por el
cual se transfiere, aun con distintos condicionamientos, en beneficio del “ejecutivo”, determinada
competencia atribuida por la Constitución al primero de tales órganos constitucionales.
2 – En los supuestos de “delegación impropia”, el legislador encomienda al Ejecutivo la
determinación de aspectos relativos a la aplicación concreta de la ley, según el juicio de oportunidad
temporal o de conveniencia de contenido que realizará el poder administrador: tales reglamentos se
encuentran previstos en el art. 86, inc. 2° de la Constitución.
3 – Tratándose de materias que presentan contornos tan peculiares, distintos y variables que al
legislador no le sea posible prever anticipadamente la manifestación concreta que tendrán en los
hechos, no puede juzgarse inválido, en principio, el reconocimiento legal de atribuciones que queden
libradas al arbitrio razonable del órgano ejecutivo, siempre que la política legislativa haya sido
claramente establecida.
4 – Cuando el legislador establece que cierto aspecto de la cuestión tratada en la ley sea regulado
por el Poder Ejecutivo no viola la Constitución, ya que el constituyente le confirió tal competencia en
el art. 67, inc. 28.
5 – Frente a situaciones en la que se confronta la constitucionalidad de un acto emanado de los
otros poderes del Estado, debe tenerse presente –que como principio– la interpretación de la norma
y su aplicación al caso, debe ser favorable a su validez, privilegiando la solución que mejor respete
la respuesta dada a la emergencia por el legislador, siempre que tal interpretación o aplicación no
resulte manifiestamente contradictoria con la Constitución.
6 – El Tratado de Asunción de 1991 ratificado por la ley 23.981 (Adla, LI-C, 2887), que establece el
Mercosur, constituye la culminación de un proceso de toma común de conciencia entre la naciones
de la región, y es una clara definición de política legislativa que el ordenamiento jurídico interno no
puede contradecir, dificultar u omitir en su implementación práctica.
7 – La ley 23.696 (Adla, XLIX-C, 2444), se presenta como un estatuto para las privatizaciones, con el
fin de reubicar al Estado en el lugar que le reserva su competencia subsidiaria, estableciendo, para
llevar a cabo tal política de privatizaciones, el procedimiento decisorio y el control de su ejecución.
8 – La negociación y el acuerdo constituyen para la Organización Internacional del Trabajo las reglas
a tener en cuenta en la instrumentación de los cambios estructurales; sin embargo, admite también
dentro del marco de la negociación colectiva y del respeto a la libertad sindical, aunque con carácter
excepcional, la intervención del Estado.
9 – El Congreso no sólo se abstuvo de adoptar decisiones diferentes a las del decreto 817/92 (Adla,
LII-B, 1763), sino que él es consecuencia de decisiones previas del legislador y de absolutamente
claras decisiones coincidentes posteriores.
10 – El art. 35 del dec. 817/92 (Adla, LII-B, 1763), sólo impone la suspensión de ciertas modalidades
de la contratación sin afectar su sustancia, por lo cual se encuentra alcanzada por la doctrina relativa
a la constitucionalidad de las normas de excepción destinadas a enfrentar situaciones de grave
emergencia.
11 – Es inconstitucional, por violar el art. 28 de la Constitución, el art. 36 “in fine” del decreto 817/92
(Adla, LII-B, 1763), en cuanto impone a las negociaciones de los nuevos convenios una prohibición
al apartamiento de las condiciones mínimas fijadas en la ley de contrato de trabajo (Adla, XXXIV-D,
3207; XXXVI-B, 1175) y en la legislación sobre accidentes de trabajo, pues carece de razonabilidad
imponer al sindicato la concurrencia a la negociación con el sector empresario en condiciones tales
que le impidan cumplir con su objeto fundamental, cual es la defensa de los intereses de sus
representados.
12 – El Congreso no renuncia a la competencia legislativa sobre la materia que fue objeto de
delegación, por lo que podría en todo momento cambiar la directiva política, lo cual excede las
posibilidades del Ejecutivo, y deja sin efecto las disposiciones que éste hubiera adoptado. (Del voto
del doctor Boggiano).
13 – Existe en el art. 10 de la ley 23.696 (Adla, XLIX-C, 2444), una clara política legislativa que, por
un lado, guía la actuación del Poder Ejecutivo y, por otro, permite al Poder Judicial el control de
aquélla para poder determinar si se mantiene dentro de los carriles dispuestos por el legislador. (Del
voto del doctor Boggiano).
14 – La enorme conmoción institucional que supondría la declaración de inconstitucionalidad del
mecanismo elegido por el Congreso (ley 23.696 –Adla, XLIX-C, 2444–), para llevar a cabo el plan de
privatizaciones, sólo se vería razonablemente justificada si mediara una sustancial afectación,
manifiesta o demostrada, de derechos personales de raigambre constitucional o una violación
indudable del reparto de competencias dispuesto en la Carta Magna para organizar las instituciones
que integran el Gobierno de la Nación. (Del voto del doctor Boggiano).
15 – Los denominados “privilegios” por el art. 10 de la ley 23.696 (Adla, XLIX-C, 2444), aluden a toda
situación jurídica que coloque a los que gozan de ella en una posición más favorable que la prevista
en el marco normativo común de la actividad; si resultan susceptibles de afectar alguno de los
objetivos del programa de privatizaciones, se abre entonces la posibilidad delegada en el Ejecutivo
de excluir las normas que las sustentan. (Del voto del doctor Boggiano).
16 – Las medidas dispuestas en el decreto 817/92 (Adla, LII-B, 1763), con relación al régimen
laboral se ajustan a lo dispuesto en la última parte del art. 10 de la ley 23.696 (Adla, XLIX-C, 2444),
pues no es razonable interpretar que la autorización conferida se limita estrictamente a las normas
que regulan la actuación de los a privatizar, dejando afuera de esa potestad la posibilidad de excluir
reglamentaciones ajenas a tales entes pero estrechamente vinculadas con el servicio que desea
mejorar.
17 – En ejercicio del poder de policía de emergencia, el Estado puede interferir en el ámbito de las
relaciones laborales entre grupos de empresarios y trabajadores. (Del voto del doctor Boggiano).
18 – En los regímenes de ejecutivo de origen presidencialista, las delegaciones legislativas que
favorecen la concentración del poder provocan –aun cuando estén inspiradas en razones de
emergencia y de interés general– la ruptura del presupuesto de base. Si la emergencia no obtiene
otra respuesta, que una delegación de la facultad de hacer la ley en cabeza del órgano ejecutivo, es
evidente que ha muerto el Estado constitucional de derecho. (Disidencia de los doctores Fayt y
Belluscio).
19 – Las leyes 23.696, 23.697, 23.928, 23.981 y 24.093 (Adla, XLIX-C, 2444, 2458; LI-B, 1752; LI-C,
2887; LII-C, 2848), aun cuando establezcan una política gubernamental de privatizaciones y
desregulaciones, no pueden ser invocadas como normas que brindan un “patrón inteligible” que
habilite al Poder Ejecutivo bajo el subterfugio de las facultades contempladas en el art. 86, incs. 1° y
2° de la Constitución Nacional, a derogar leyes laborales, a suspender o derogar convenciones
colectivas de trabajo o a limitar derechos y garantías personales consagrados en la Ley
Fundamental, de un evidente exceso respecto de las materias, esencialmente técnicas, que han
constituido normalmente el objeto de las limitadas delegaciones consentidas por la Corte.
(Disidencia de los doctores Fayt y Belluscio).
20 – Las normas contenidas en el capítulo V “Regímenes laborales” (arts. 34, 35, 36 y 37, decreto
817/92 –Adla, LII-B, 1763–), traducen un exceso en el ejercicio de las facultades legítimas del Poder
Ejecutivo nacional, lo que conlleva su invalidez constitucional. (Disidencias de los doctores Fayt,
Belluscio y Petracchi).
21 – La declaración de inconstitucionalidad de normas generales en un proceso de amparo es
admisible cuando la invalidez de éstas revisten carácter manifiesto. (Disidencia del doctor Petracchi).
22 – La ley de puertos 24.093 (Adla, LII-C, 2848), no provee ningún auxilio a la validez del decreto
817/92 (Adla, LII-B, 1763), pues es posterior, por lo que nunca pudo ser su sustento. (Disidencia del
doctor Petracchi).
23 – Bajo ningún concepto es posible aceptar que el Congreso haya querido incluir en las leyes
23.696 y 23.697 (Adla, XLIX-C, 2444, 2458), la desmonopolización o desregulación de los servicios
prestados por empresas privadas. (Disidencia del doctor Petracchi).
24 – La ley 23.696 (Adla, XLIX-C, 2444) no autoriza al Poder Ejecutivo a inmiscuirse en los
convenios colectivos de trabajo celebrados con empleadores privados. (Disidencia del doctor
Petracchi)

Resumen del fallo Provincia de San Luis.


En el caso "Provincia de San Luis" la Corte Suprema resolvió que las normas que impusieron el
corralito y la pesificación de los depósitos eran inconstitucionales.
Caso “Provincia de San Luis” (Resuelto el 05/03/2003)
Pregunta que resolvió la Corte Suprema: ¿son constitucionales las normas que impusieron el
corralito y la pesificación de los depósitos de la Provincia de San Luis?
Respuesta: NO
Hechos del caso:
La provincia de San Luis presentó, directamente ante la Corte Suprema, un amparo contra el Estado
Nacional, el Banco Central de la República Argentina y el Banco de la Nación Argentina, para
recuperar los fondos que tenía retenidos en esta última entidad. En la demanda se impugnaban por
inconstitucionales los decretos del Poder Ejecutivo que restringieron el retiro de los depósitos
bancarios y dispusieron su devaluación y conversión al tipo de cambio 1 dólar = 1,40 pesos -la
llamada “pesificación”-.
La provincia había efectuado sus depósitos en dólares, y entendió que la “pesificación” compulsiva y
la pérdida de valor del peso frente a la moneda estadounidense vulneraban su derecho de
propiedad. Por ello, solicitó que el dinero le fuera devuelto íntegramente en dólares o en la cantidad
suficiente de pesos para adquirirlos al valor de mercado (por entonces, de 3,15 pesos por dólar para
la compra y 3,21 para la venta )
Para la fecha en que la Corte debió fallar, la provincia de San Luis ya había hecho uso de parte del
dinero depositado en sus cuentas, pues las provincias gozaban de ciertas excepciones que les
permitían extraer sus fondos en pesos. De esta forma, el reclamo se circunscribió a la diferencia que
aún no había sido retirada.
La recusación de los jueces: el Banco Nación recusó con causa a los jueces Moliné O´Connor y
Fayt. Al primero le imputaba haber hecho público su proyecto de sentencia y al segundo tener un
interés directo en la resolución del caso, pues también poseía fondos inmovilizados en ese banco.
Respecto de Moliné O´Connor, todos los jueces que conformaban el tribunal en ese momento -
Nazareno, Fayt, Belluscio, Boggiano, López, Vázquez y Maqueda- concordaron en la improcedencia
del pedido. Belluscio, Boggiano y Maqueda dijeron que no había elementos para afirmar que el
propio Moliné O´Connor hubiera suministrado el proyecto de sentencia a la prensa sino que, en todo
caso, se habría producido un desvío como consecuencia del proceso de circulación de expedientes
dentro de la Corte, sin que fuera posible imputar tal hecho a una persona determinada.
En relación con Fayt, en cambio, no hubo acuerdo sobre la procedencia o no de su recusación. El
juez había reconocido públicamente que era titular de un depósito a plazo fijo en dólares
estadounidenses en el Banco Nación. Para la mayoría -Nazareno, Moliné O´Connor, Fayt , López y
Vázquez- la recusación era improcedente.
En cambio, para la disidencia -Belluscio, Maqueda y Boggiano- Fayt no era imparcial, ya que por su
situación de ahorrista perjudicado por la “pesificación” tenía un interés directo en la solución del caso
y correspondía su recusación. Estos tres jueces también hicieron notar la gravedad de que el juez
recusado participara con su voto en el rechazo de su propia recusación, convirtiéndose así en juez y
parte.
Como conclusión, la disidencia estimó que se estaban desconociendo reglas de ética elementales -
con el consiguiente bochorno para el tribunal- dado que la integración estaba viciada por un juez
necesariamente parcial. Por lo tanto, se pronunciaron por la nulidad de la sentencia que
eventualmente se dictara con la intervención de Fayt.

Resolución:
La cuestión principal que se debatía en este caso era si el Poder Ejecutivo estaba facultado
constitucionalmente para “pesificar” los depósitos que la provincia de San Luis tenía en el Banco
Nación. En una larga sentencia, la Corte declaró la inconstitucionalidad de las normas del Ejecutivo
que se impugnaban y ordenó al Banco Nación el reintegro de los fondos en dólares
estadounidenses, o su equivalente en pesos según la cotización del mercado libre al día del pago.
(Voto de los jueces Nazareno -según su voto- Moliné O´Connor, Fayt -según su voto- López y
Vázquez -según su voto-, En disidencia, Belluscio, Boggiano y Maqueda. Petracchi no tomó parte de
la decisión dado que se excusó por mantener fondos depositados).

Análisis de los argumentos de la Corte Suprema


1. Exceso de las facultades delegadas por el Congreso
Según la Constitución Nacional, en principio, el Congreso no puede delegar en el Poder Ejecutivo su
facultad de legislar . Esta norma fue incluida en la reforma constitucional de 1994 para cumplir uno
de los objetivos de aquella enmienda: atenuar el sistema presidencialista. Sin embargo, el enunciado
categórico resultó limitado por la inclusión de sus excepciones. Así, en el párrafo siguiente se
permite que el Congreso delegue facultades legislativas en el Ejecutivo en materia de administración
o de emergencia pública, si delimita un plazo para su ejercicio y fija las bases de esa delegación, es
decir, límites claros respecto de las cuestiones que se le delegan al presidente. De esta forma, si se
cumplen los tres requisitos -emergencia pública, plazo limitado y fijación de bases- el Poder
Ejecutivo puede legislar en virtud de la delegación hecha por el Congreso.
Ante la emergencia, en enero de 2002 el Congreso había dictado la ley 25.561, antes mencionada,
que fijó las bases de la delegación para que el Poder Ejecutivo adoptara medidas que paliaran la
crisis. En grandes líneas, la ley habilitó al Ejecutivo a: proceder al reordenamiento del sistema
financiero, bancario y de mercado de cambios; reactivar el funcionamiento de la economía y mejorar
el nivel de empleo y de distribución de ingresos con acento en un programa de desarrollo de las
economías regionales; crear condiciones para el crecimiento económico sustentable y compatible
con la reestructuración de la deuda pública; reglar la reestructuración de las obligaciones en curso
de ejecución, afectadas por el nuevo régimen cambiario.
Textualmente, la norma estableció que: “El Poder Ejecutivo nacional dispondrá las medidas
tendientes a preservar el capital perteneciente a los ahorristas () reestructurando las obligaciones
originarias de modo compatible con la evolución de la solvencia del sistema financiero. Esa
protección comprenderá a los depósitos efectuados en divisas extranjeras”. Sin embargo, cuando el
presidente Duhalde dictó el impugnado decreto 214/02 de “pesificación” de los depósitos, no se
ajustó a los criterios sentados por el Congreso. La delegación sólo permitía la pesificación de las
deudas “con” el sistema financiero y no “del” sistema financiero, esto es, las que los bancos tenían
con los ahorristas.
En conclusión, en este caso la Corte dijo que “en exceso de las facultades delegadas por el
Congreso, el Poder Ejecutivo Nacional transformó, compulsiva y unilateralmente, la sustancia de los
depósitos bancarios efectuados en moneda extranjera, al disponer su conversión a pesos, con
apartamiento de lo dispuesto por la ley 25.561 y con una relación entre la moneda nacional y las
divisas que no refleja el valor del capital originalmente depositado”.
2. Protección del derecho de propiedad
La Corte Suprema concluyó que las normas impugnadas importaban una irrazonable limitación al
derecho de propiedad. El máximo tribunal entendió que el dinero depositado por la provincia de San
Luis formaba parte de su patrimonio y, como tal, gozaba de protección constitucional. Estimó que, si
bien el Estado tiene permitido reglamentar el derecho de propiedad, ese ejercicio no puede conducir
a la disminución sustancial del valor de una cosa. Entre sus considerandos, expresó que “el sistema
jurídico impugnado, fundado en la emergencia, ha arrasado lisa y llanamente la garantía
constitucional de la propiedad y destruido () el presupuesto también constitucionalmente establecido
de la seguridad jurídica”.
Agregó que la inconstitucionalidad de la medida también encontraba razones en el concepto de
derechos adquiridos, afirmando que “el contenido del derecho constitucional de propiedad se vincula
con la noción de derechos adquiridos, o sea, de derechos definitivamente incorporados al patrimonio
de una persona”. Por ello, “cuando bajo la vigencia de una ley en particular se ha cumplido con todos
los actos y obligaciones sustanciales y requisitos formales previstos en ella para ser titular de un
derecho, debe tenérselo por adquirido, y es inadmisible su modificación por una norma posterior sin
agraviar el derecho constitucional de propiedad”.
El máximo tribunal hizo hincapié en que las normas de emergencia estuvieron precedidas por la
mencionada Ley de Intangibilidad de los Depósitos, pues ello tornaba aún más grave su
“pesificación”. De este modo, manifestó que “la intangibilidad de los depósitos sancionada por ley
24.466 no constituye un concepto reiterativo o sobreabundante respecto de la protección
constitucional al derecho de propiedad (...) la enérgica redacción de dichas normas revela
innegablemente la existencia de una política económica dirigida a captar depósitos, suscitando para
lograr ese objetivo un intenso grado de confianza que, en forma casi inmediata, el poder público
defraudó con el dictado de las normas aquí cuestionadas”.
3. Oferta de Bonos
La Corte analizó la oferta de devolución en bonos que el gobierno había hecho a los ahorristas con
depósitos “acorralados”. Como se trataba de alternativas que éstos podían aceptar o no, decidió que
la propuesta era irrelevante para definir el tema central del caso, es decir, la posibilidad de pesificar
los depósitos. El máximo tribunal manifestó que aquellas ofertas “consisten en aceptar una o más
alternativas dentro de un sistema legal que la actora [la provincia de San Luis] rechaza en su
totalidad”.
4. Teoría de la ficción
Como mencionáramos, durante casi diez años -desde la sanción de la Ley de Convertibilidad- la
Argentina vivió en un sistema en el cual el Estado garantizaba que su moneda -el peso- era
convertible “uno a uno” con el dólar estadounidense. Una de las cuestiones que se debatieron
públicamente cuando se precipitó la devaluación y la consecuente “pesificación” de depósitos, fue
quién debía pagar el costo de haber mantenido durante tanto tiempo aquella relación monetaria.
Desde diversos sectores, entonces, se esgrimía como argumento la “teoría de la ficción”: los dólares
depositados no podían devolverse porque, simplemente, no existían. El peso había estado
sobrevaluado por ley y la denominación en “dólares” de los depósitos no tenía respaldo en los
hechos. Algunos responsabilizaban exclusivamente al Estado por ello, y otros sostenían que los
ahorristas, al tener conocimiento de esta situación, también debían cargar con parte de
responsabilidad.
En “Provincia de San Luis” la Corte manifestó que eran las entidades financieras, y no los ahorristas,
quienes tenían que afrontar las perniciosas consecuencias de la salida del “1 a 1”.
El máximo tribunal dijo que “no cabe juzgar, () a quienes se acogieron a un sistema legal vigente
durante aproximadamente diez años y celebraron operaciones comerciales y financieras dentro de
él, sino determinar si el abrupto cambio de esa política estatal se efectuó dentro de los márgenes
constitucionalmente aceptables para la validez de tales decisiones”. Los jueces dejaron en claro que
“mientras el Estado Nacional mantuvo vigente la paridad del peso con el dólar, fue lícito que se
constituyeran depósitos bancarios en una y otra moneda, tuviesen o no [aquellas entidades] los
billetes de la divisa extranjera, pues las operaciones de conversión de moneda son propias de toda
transacción bancaria, al valor que resulte del mercado o de las decisiones estatales que rigen el
punto”.
Concluyeron que “cada ahorrista, al imponer su plazo fijo, pudo optar por efectuar una operación de
cambio, retirando los dólares a fin de atesorarlos o depositarlos a plazo fijo, para desvirtuar la tesis
de que aquéllos concretaban operaciones meramente ficticias. El argumento de que los dólares eran
ficticios no puede utilizarse para favorecer al banco en la relación jurídica [que se está examinando]:
si el banco efectivamente carecía de los dólares correspondientes a la operación para afrontar el
pago, la responsabilidad por las consecuencias de esa circunstancia debe recaer sobre éste, no
sobre el depositante, ajeno a la realidad interna de la institución”.

Voto de disidencia
Los jueces Maqueda, Boggiano y Belluscio sostuvieron que el caso presentaba una complejidad
fáctica y técnica tal, que no podía ser resuelto en el marco de un proceso de amparo, donde no hay
oportunidad de producir medidas probatorias con amplitud.
De acuerdo con estos jueces, por la vía del amparo sólo pueden resolverse cuestiones cuya
arbitrariedad sea patente y manifiesta, al punto que resulte innecesaria la amplia producción de
prueba.
Sin embargo, como se verá más adelante en el caso “Bustos”, donde se trataba un planteo
sustancialmente análogo, estos mismos jueces no dudaron en admitir que el planteo de los
ahorristas se dirimiera por medio de un proceso de amparo. En ese caso entendieron que por
tratarse de un tema “de innegable trascendencia institucional y social” se hacía necesario ponerle fin
definitivamente . Es decir, que la cuestión formal que antes constituyó un obstáculo, luego dejó de
serlo.

Resumen Colegio público de abogados


Hechos: Abogados del Estado estaban eximidos de pagar la matrícula del Colegio Público de
Abogados. Se siente agraviados al contar con menos recursos. Sí hubo delegación legislativa
Resolución: La delegación legislativa fue inválida. Se declaró la inconstitucionalidad de dos artículos
del Decreto 1204/01 que eximían a los abogados del Estado de matricularse en colegios públicos y
pagar tasas por dicha matriculación.
Holding: La Corte recordó que el artículo 76 de la Constitución Nacional prohíbe que el Congreso
delegue facultades en el Poder Ejecutivo, pero también estableció excepciones específicas. La
delegación sin bases está prohibida, es incostitucional. La idea fundamental de esta prohibición
radica en que el Congreso no puede delegar el poder de hacer las leyes.
A mayor imprecisión menor alcance tendrá la delegación. Se marcan los límites al Ejecutivo.
Voto de la disidencia: Highton de Nolasco. Para ella el Presidente ejerció una competencia que se
encuentra dentro de la zona de reserva de la Administración.

CIJ - Informe de Prensa N° 128 4 de noviembre de 2008


Al confirmar la inconstitucionalidad de dos artículos del Decreto 1204/01 que eximían a los abogados
del Estado de matricularse en colegios públicos y pagar tasas por dicha matriculación, la Corte
estableció, luego de realizar una Audiencia Pública, expresas limitaciones al Poder Ejecutivo para el
ejercicio de funciones legislativas delegadas por el Congreso en el marco de la Ley 25.414.

Con el voto de los ministros Lorenzetti, Fayt, Petracchi, Maqueda, Zaffaroni y Argibay, la Corte
Suprema de Justicia de la Nación confirmó la sentencia de la Sala V de la Cámara Nacional de
Apelaciones en lo Contencioso Administrativo Federal que había declarado la inconstitucionalidad de
los artículos 3º y 5º del decreto 1204/01, según los cuales los abogados del Estado Nacional estaban
eximidos del pago de cualquier tasa o gravamen establecido por leyes nacionales, provinciales o de
la Ciudad de Buenos Aires, y que sólo necesitaban estar inscriptos en el Registro de Abogados del
Estado, sin que, por lo tanto, se requiriera otra matriculación profesional. El Tribunal tomó tal
decisión luego de evaluar los antecedentes y escuchar a las partes en la audiencia pública realizada
el 24 de septiembre pasado.

La causa fue iniciada como consecuencia de la demanda interpuesta por el Colegio Público de
Abogados de la Capital Federal, que veía afectada la percepción del “derecho fijo” y la potestad de
controlar la matrícula de los abogados que litigan en esta Ciudad, tal como había sido establecido en
el año 1985 por la ley 23.187. En la referida Audiencia Publica, el Colegio Publico de Abogados
insistió en que la emergencia económica ha terminado y que la delegación legislativa tiene
limitaciones.

La Corte señaló que las normas citadas fueron dictadas por el Presidente de la Nación en el marco
de la delegación legislativa contemplada en el art. 1º, inciso “f”, de la ley 25.414.
No obstante -remarcó el Tribunal- el Congreso no delegó en el Poder Ejecutivo una potestad
genérica de derogar cualquier ley con el fin de lograr una reducción del gasto público -como alegó el
Estado Nacional, demandado en este pleito- puesto que ello no sólo no surgía del texto de la ley sino
que, además, tal criterio sería tan indeterminado que violaría el art. 76 de la Constitución Nacional.

El citado art. 1º, inc. “f”, permite al Ejecutivo derogar total o parcialmente leyes que “afecten o
regulen el funcionamiento operativo de organismos o entes de la administración”, lo que debe
entenderse en referencia a leyes cuya derogación, por su especificidad, no altera o modifica de
manera grave otros fines o políticas legislativas que las dirigidas explícitamente al funcionamiento de
la administración pública.

El decreto 1204/2001, destacó la Corte, excede los términos de esta delegación, porque no afecta ni
regula de manera específica a la administración o sus entes descentralizados, sino que lo hace
respecto de quienes ejercen la abogacía. En este sentido, dijo que no es relevante que la
administración pueda verse “indirectamente” beneficiada al no tener que afrontar los gravámenes
que deben pagar sus abogados y no se advierte, ni se ha alegado, qué beneficio sobre algún
organismo público se derivaría de la exención de la matriculación en el Colegio Público de
Abogados.

Se desechó también el argumento del Estado Nacional, según el cual mediante el decreto aludido se
ejercían atribuciones que eran de competencia exclusiva del Presidente de la Nación. Se dijo en la
sentencia que desde la presidencia de Urquiza hasta la ley 23.187, existieron al menos siete leyes
que regularon esta materia.

La Corte recordó que el artículo 76 de la Constitución Nacional prohíbe que el Congreso delegue
facultades en el Poder Ejecutivo, pero también estableció excepciones específicas que se inspiran
en criterios jurisprudenciales imperantes en los Estados Unidos de Norteamérica. La idea
fundamental de esta prohibición radica en que el Congreso no puede delegar el poder de hacer las
leyes.

Por ello, la delegación que de modo excepcional se admite debe reunir ciertos recaudos, entre los
que cabe subrayar: 1º) que la delegación sin bases o criterios inteligibles para su ejercicio está
prohibida; 2º) cuando las bases estén formuladas en un lenguaje demasiado genérico e
indeterminado, la actividad delegada será convalidada por los tribunales si el interesado supera la
carga de demostrar que la disposición dictada por el Presidente es una concreción de la específica
política legislativa que tuvo en miras el Congreso.

De tales premisas, la Corte deduce que cuanto más amplia e imprecisa sea la delegación, menor
será el alcance de las atribuciones que podrá ejercer el Poder Ejecutivo. Y a la inversa, cuanto más
claras sean las directivas de la ley delegatoria, mayores probabilidades de éxito tendrá quien
defienda la validez de las normas dictadas en su cumplimiento porque con mayor facilidad podrá
demostrar su adecuación a la ley.

En el presente caso, el Tribunal objetó los argumentos del Estado Nacional, quien se apoyó en una
lectura sumamente amplia e indeterminada de la ley 25.414 y no demostró que, pese a ello, el
decreto formaba parte de una política que efectivamente adoptó el Congreso. Por el contrario, se
limitó a solicitar una aplicación mecánica del texto legal, en la versión vaga e inexpresiva por él
mismo propuesta.

La doctora Highton de Nolasco votó en disidencia. Para ella, en el decreto 1204/2001, el Presidente
ejerció una competencia que se encuentra dentro de la zona de reserva de la Administración, esto
es, una competencia que la propia Constitución Nacional en su artículo 99, inciso 1º, le atribuyó al
Presidente de la Nación como responsable político de la administración general del país. Señaló que
el Colegio Público de Abogados de la Capital Federal es una “persona pública no estatal”, a la que la
ley 23.187 le encomendó una actividad cuya titularidad corresponde al Estado Nacional, como es la
de controlar la legalidad del ejercicio profesional de los abogados en dicha ciudad. Y que si bien es
cierto que mientras no se organizó un registro de abogados del Estado, éstos cumplieron con las
exigencias de la ley 23.187, no existe óbice para que esa circunstancia cambie, tal como ocurrió con
la ley 12.954 o, en la actualidad, con el decreto 1204/2001, máxime cuando la ley 23.187 no
contemplaba expresamente la situación de los abogados del Estado.
Resumen Fallo Selcro
Hechos: La Cámara hizo lugar a una acción de amparo y declaró la inconstitucionalidad del segundo
párrafo del art. 59 de la ley 25.237 en cuanto delegó en el Poder Ejecutivo Nacional la facultad de
establecer los valores para determinar las tasas a percibir por la Inspección General de Justicia. La
demandada interpuso recurso extraordinario. La Corte Suprema de Justicia de la Nación confirmó la
sentencia.
Dictamen del Procurador: El tributo discutido es una tasa, en tanto establece de modo coactivo una
contraprestación pecuniaria por un servicio brindado y su presupuesto de hecho consiste en una
situación que determina, o se relaciona, necesariamente, con el desenvolvimiento de una cierta
actividad de un ente publico relativa, en forma individualizada, a la persona obligada a su pago
(sujeto pasivo contribuyente). La tasa es una categoría tributaria derivada del poder del imperio del
estado, con estructura jurídica análoga al impuesto y del cual se diferencia únicamente por el
presupuesto de hecho adoptado por la ley, que en este caso consiste en el desarrollo de una
actividad estatal que atañe al obligado y que por ello, desde el momento en que el estado organiza
el servicio y lo pone a disposición del particular, este no puede rehusar el pago aun cuando no haga
uso de el, el servicio tiene en mira el interés general.
El primer principio fundamental del derecho tributario es el principio de legalidad. Solo el congreso
impone las contribuciones que se expresan en art. 4 y art 52 que corresponde a la cámara de
diputados la iniciativa de las leyes sobre contribuciones.
En el fallo “Luisa Spak de Kupchick y otro v. Banco Central de Argentina” corte estableció que los
principios y preceptos constitucionales prohíben a otro poder que el legislativo el establecimiento de
impuestos, contribuciones y tasas y, ninguna carga tributaria puede ser exigible sin la preexistencia
de una disposición legal encuadrada dentro de los preceptos y recaudos constitucionales, esto es,
válidamente creada por el único poder del estado investido en tales atribuciones. El PE tiene vedado
establecer tributos aun por la via extraordinaria de decretos de necesidad y urgencia toda vez que el
art. 99 inc. 3 CN prohíbe emitir este tipo de disposiciones cuando se trate de materia tributaria.
La delegación realizada en la jefatura de gabinete de ministros es inadmisible, porque no se
estableció en ley alguna la alícuota aplicable. Debe ser la ley la que establezca el objeto y la
cantidad de la prestación, es decir, el criterio con que debe valuarse la materia imponible para
aplicar luego el impuesto en un monto determinado y es también la ley la que debe definir ese
monto. La ley debe contener la base de medición o base imposible, esto es, la adopción de
parámetros que sirvan para valorar cuantitativamente los hechos cuya verificación origina la
obligación y la delimitación en el espacio y en el tiempo de esos hechos, como también la cantidad
expresada en una suma finita o bien en un porcentaje o alícuota aplicable a la base imponible, que
representa o arroja como resultado el quantum de la obligación tributaria.
Mayoria absoluta: ni un decreto del PE ni una decisión del jefe de gabinete de ministros puede crear
válidamente una carga tributaria ni definir o modificar un tributo. Al tratarse de una facultad exclusiva
y excluyente del congreso, resulta invalida la delegación legislativa efectuada por la ley (25.237 art
59 parrf 2) en tanto autoriza al jefe de gabinete a fijar valores o escalas para determinar el importe
de las tasas sin fijar el limite o pauta de una clara política legislativo para el ejercicio de esa
atribución.
El derecho tributario no puede ser delegado al PE, porque no lo autoriza ni por excepción el art 76
CN.
Resumen de Fallo Peralta
Hechos: El PE dicto un decreto de necesidad y urgencia para enfrentar una crisis económica, el cual
ordenaba que la devolución de depósitos de mas de $1000 se haría en bonos. Peralta vio afectado
su derecho de propiedad con la sanción del decreto. Interpone acción de amparo contra el Estado
Nacional y el banco central, pidiendo la inconstitucionalidad del decreto y el pago de su plazo fijo. En
primera instancia se lo rechaza, en Camara se hace lugar al amparo, y por recurso extraordinario
federal la corte manifiesta que los decretos son validos siempre que se sigan ciertas pautas.
Considerandos 37 a 47: El estado debe procurar proteger los derechos, pero para ello debe primero
existir como estado. No hay violación al art. 17 CN sino una restricción al uso que puede hacerse de
la propiedad, ello para atenuar la crisis o superarla. Los derechos no son absolutos, y están
subordinados a las leyes que reglamenten su ejercicio. El fundamento de las leyes de emergencia es
poner fin o remediar las situaciones de gravedad que obligan a intervenir en el orden patrimonial.
Requisitos para que una ley de emergencia sea valida y su sanción este justificada:
- Que exista situación de emergencia que imponga al estado el deber de amparar los intereses
vitales de la comunidad.
- Que la ley tenga como finalidad legitima, la de proteger los intereses generales de la
sociedad y no a determinados individuos.
- Que la moratoria sea razonable, acordando un alivio justificado por las circunstancias.
- Que su duración sea temporal y limitada al plazo indispensable para que desaparezcan las
causas que hicieron necesaria la moratoria.
Esta en juego el poder de policía, y el limite a este es que la propiedad privada no puede ser tomada
sin declaración de utilidad publica y previamente indemnizada. En situaciones de emergencia se
reconoce que se pueden dictar leyes que suspendan los efectos de los contratos libremente
convenidos por las partes siempre que no se altere la sustancia o espíritu de las leyes, a fin de
proteger el interés publico. Solo se exige que la legislación razonable y no desconozca garantías
individuales o las restricciones que la CN contiene sobre las instituciones libres.
Hay situación de emergencia, transitoriedad, razonabilidad (ley) e interés publico. La transitoriedad
no puede ser fijada de antemano porque no se puede limitar el tiempo o conocer el mismo de una
crisis económica, social o de otra índole.

RESUMEN FALLO VERROCCHI

Verrocchi E. D. c/ Poder Ejecutivo Nacional - Administración Nacional de Aduanas s/ acción


de amparo

El Poder Ejecutivo dictó los decretos de necesidad y urgencia Nº. 770/96 y 771/96 mediante los
cuáles suprimió las asignaciones familiares a los trabajadores cuyas remuneraciones superaran los
$1.000. Afectado por la medida Verrochi presentó una acción de amparo aduciendo de
inconstitucionalidad los mencionados decretos por resultar violatorios de la garantía de protección
integral de la familia, reconocida en el Art. 14 bis de la Constitución Nacional.
El actor alegó además que el decreto no estaba fundado en una situación de necesidad y urgencia.
El amparo resultó procedente tanto en primera como en segunda instancia, por lo que el fisco
interpuso recurso extraordinario federal.

La Corte Suprema confirmó la inconstitucionalidad de los decretos impugnados, disponiendo que el


Poder Ejecutivo no estaba facultado para dictar disposiciones de carácter legislativo. Agregó que
para que fuera procedente la emisión de los decretos de necesidad y urgencia debían concurrir
algunas de las circunstancias excepcionales a saber: que el Congreso no puediera reunirse por
razones de fuerza mayor o que la situación que requiriera solución legislativa fuera de tal urgencia
que no permitiera aguardar el dictado de una ley por el Congreso, causales que no se encontraban
en el presente caso.
Además alegó que el Poder Judicial estaba facultado para controlar que en el caso concreto
existieran las circunstancias excepcionales alegadas por el Poder Ejecutivo.

Concurrencia de Petracchi
Declara la inconstitucionalidad de los decretos en cuestión en base a que el art. 99 inc. 3 de la
Constitución Nacional exige como requisito de validez de los decretos de necesidad y urgencia la
intervención de una comisión bicameral permanente como fase de control, que debía ser creada
mediante una ley especial, aún no dictada. Por ello los decretos en examen no podían ser emitidos
porque de lo contrario dejarían de ser actos concurrentes de dos poderes para ser actos unilaterales
y discrecionales del Poder Ejecutivo.

Concurrencia de Boggiano
Señala que el Poder Legislativo dictó la ley 24.714 que derogó los decretos en cuestión como
manifestación de su disconformidad con las normas en examen.

Disidencia de Nazareno, Moline O`connor y López


Admiten la validez de los decretos de necesidad y urgencia ya que su emisión es una atribución
constitucional del Poder Ejecutivo que no puede quedar subordinada al dictado de una ley
reglamentaria. De no ser así la omisión legislativa privaría al Presidente de una facultad que le es
expresamente reconocida por la ley suprema. Asimismo no resulta imprescindible la creación de una
comisión bicameral para que el Congreso pueda controlar los decretos emitidos. Finalmente
alegaron que si bien la ley 24.714 derogó los decretos en cuestión no los anuló retroactivamente.
Por ende el Congreso convalidó tácitamente los efectos generados por los decretos durante su
vigencia.

Este fallo sienta el carácter excepcional de los decretos de necesidad y urgencia, y la función de
contralor constitucional por parte de la Corte Suprema de Justicia de los actos de gobierno.

Resumen Consumidores argentinos


CIJ La Corte consideró que el uso de DNU debe ser excepcional
Con la opinión coincidente de todos sus ministros, el Tribunal sostuvo que los Decretos de
Necesidad y Urgencia fueron establecidos para atenuar el presidencialismo y que su uso por parte
del Poder Ejecutivo debe ser limitado.
Con la opinión coincidente de todos sus ministros, el Tribunal sostuvo que los Decretos de
Necesidad y Urgencia fueron establecidos para atenuar el presidencialismo y que, por lo tanto, su
uso por parte del Poder Ejecutivo debe ser limitado. “El texto de la Constitución Nacional no habilita
a elegir discrecionalmente entre la sanción de una ley o la imposición más rápida de ciertos
contenidos materiales por medio de un decreto”, dijeron los jueces.
La sentencia -con la firma de los ministros Ricardo Lorenzetti, Elena Highton de Nolasco, Carlos
Fayt, Juan Carlos Maqueda, Raúl Zaffaroni, Carmen Argibay y Enrique Petracchi- fue dictada en la
causa “Consumidores Argentinos c/ EN –PEN- Dto. 558/02 –ley 20.091 s/ amparo ley 16.986”, y
declaró la inconstitucionalidad del decreto 558/02 del 27 de marzo de 2002 que modificó la ley
20.091 de entidades de seguros.
En los aspectos principales, la opinión de los jueces es coincidente al considerar que el DNU
cuestionado es inconstitucional. Las diferencias radican en aspectos específicos, básicamente
motivados en la ausencia de una ley al momento del dictado del DNU en cuestión y que se detallan
a continuación:

El caso
La actora, “Consumidores Argentinos, Asociación para la Defensa, Educación e Información del
Consumidor”, promovió acción de amparo contra el Poder Ejecutivo Nacional, con el objeto de que
se declarase la inconstitucionalidad del decreto de necesidad y urgencia 558/02, que modificó la ley
20.091 de entidades de seguros.
El art. 1° del decreto 558/02 incorporó la posibilidad de que las aseguradoras, ante una situación de
iliquidez transitoria, realicen y constituyan deuda subordinada a los privilegios generales y especiales
derivados de los contratos de seguro. El art. 2º estableció cesiones de cartera sin la exigencia de la
publicidad, y otras medidas. La Asociación señala que esas modificaciones privan a los
consumidores de ejercer el derecho de oposición fundada en un caso de transferencia de cartera y,
en consecuencia, atentan contra el art. 42 de la Constitución Nacional; permiten la exclusión de
activos de la aseguradora sin dar ninguna noticia a los asegurados, en violación al derecho de
propiedad (art. 17 CN), restringen el ejercicio del derecho a ejecutar al deudor en sus activos por
deudas impagas con afectación del derecho de propiedad (art. 17 CN), limitan la traba de medidas
cautelares sobre los bienes del deudor e imponen a los jueces la obligación de ordenar el
levantamiento de las medidas trabadas sobre los bienes excluidos por voluntad de las empresas
aseguradoras, en violación a los derechos de propiedad y de igualdad, al debido proceso y al
principio de división de poderes (arts. 17, 18 y 109 CN), eliminan la autorización judicial para solicitar
la anulación de actos ineficaces y permitir la exclusión de los activos aun cuando exista un estado de
insolvencia, atenta contra los derechos de propiedad y de igualdad, del debido proceso y del
principio de división de poderes (arts. 17, 18 y 109 CN), limitan el derecho de los acreedores de la
aseguradora respecto de los bienes excluidos de su patrimonio lo cual es violatorio de los derechos
de propiedad, de igualdad y de la garantía del debido proceso.
La Sala II de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo Federal, al
confirmar la sentencia del juez de primera instancia, hizo lugar a la demanda.
El Estado Nacional dedujo recurso extraordinario.El caso es anterior a la ley 26122 que regula los
DNU, y por lo tanto esa ley no ha sido cuestionada.

La sentencia
La sentencia tiene diez considerandos que firman los jueces en común (Lorenzetti, Highton, Fayt,
Maqueda, Zaffaroni y Argibay). El Dr Petracchi remite a su voto en el caso “Verrochi”, que es
coincidente con lo que dice la mayoría en esta sentencia. En consecuencia, en los aspectos
principales, la opinión de los jueces es coincidente y todos consideran que el DNU es
inconstitucional. Las diferencias existen en aspectos específicos, básicamente motivados en la
ausencia de una ley (la ley 26122 no había sido sancionada) y que se detallan más adelante.
1) La facultades para dictar un DNU son admitidas en condiciones de rigurosa excepcionalidad para
limitar y no para ampliar el sistema presidencialista (considerandos 1 a 10). (Lorenzetti, Highton,
Fayt, Maqueda, Zaffaroni y Argibay)
• Que los constituyentes de 1994, al resolver incorporar a la Constitución Nacional los Decretos de
Necesidad y Urgencia, tuvieron en cuenta la sistemática extralimitación del ejercicio de tal facultad
por parte de los titulares del Poder Ejecutivo y que su consecuencia había sido el debilitamiento del
sistema republicano democrático.
• Que por esta razón, la finalidad de su regulación fue atenuar el sistema presidencialista,
fortaleciendo el rol del Congreso y la mayor independencia del Poder Judicial.
• Que ello no puede ser cambiado, porque los constituyentes decidieron sujetarse a unos principios
fundamentales para convivir en sociedad, pensados para que sean perdurables e inmunes a las
tentaciones de cambiarlos frente a las previsibles mudanzas de opinión.
• Que el principio que organiza el funcionamiento del estatuto del poder es la división de funciones y
el control recíproco.
• Que no caben dudas de que la admisión del ejercicio de facultades legislativas por parte del Poder
Ejecutivo se hace bajo condiciones de rigurosa excepcionalidad y con sujeción a exigencias
formales, que constituyen una limitación y no una ampliación de la práctica seguida en el país.
2) Los jueces pueden controlar la existencia del estado de necesidad y urgencia, la que no es igual a
la mera conveniencia politica (considerandos 11,12,13 ).
La mayoría (Lorenzetti, Highton, Fayt, Maqueda y Zaffaroni) opina:
• “Que en lo que respecta a la existencia de un estado de necesidad y urgencia, es atribución de
este tribunal evaluar, en este caso concreto, el presupuesto fáctico que justificaría la adopción de
decretos que reúnan tan excepcionales presupuestos”.“El Poder Judicial deberá entonces evaluar si
las circunstancias invocadas son excepcionales, o si aparecen como manifiestamente inexistentes o
irrazonables; en estos casos, la facultad ejercida carecerá del sustento fáctico constitucional que lo
legitima”. Que la Constitución “autoriza al Poder Judicial a verificar la compatibilidad entre los
decretos dictados por el Poder Ejecutivo y la Constitución Nacional, sin que ello signifique efectuar
una valoración que reemplace aquella que corresponde al órgano que es el competente en la
materia o invada facultades propias de otras autoridades de la Nación”.
• Que “cabe descartar de plano, como inequívoca premisa, los criterios de mera conveniencia del
Poder Ejecutivo que, por ser siempre ajenos a circunstancias extremas de necesidad, no justifican
nunca la decisión de su titular de imponer un derecho excepcional a la Nación en circunstancias que
no lo son. El texto de la Constitución Nacional no habilita a elegir discrecionalmente entre la sanción
de una ley o la imposición más rápida de ciertos contenidos materiales por medio de un decreto”.
• “En el precedente “Verrocchi”, esta Corte resolvió que para que el Presidente de la Nación pueda
ejercer legítimamente las excepcionales facultades legislativas que, en principio, le son ajenas, es
necesaria la concurrencia de alguna de estas dos circunstancias: 1) que sea imposible dictar la ley
mediante el trámite ordinario previsto por la Constitución, vale decir, que las cámaras del Congreso
no puedan reunirse por circunstancias de fuerza mayor que lo impidan, como ocurriría en el caso de
acciones bélicas o desastres naturales que impidiesen su reunión o el traslado de los legisladores a
la Capital Federal; o 2) que la situación que requiere solución legislativa sea de una urgencia tal que
deba ser solucionada inmediatamente, en un plazo incompatible con el que demanda el trámite
normal de las leyes (considerando 9°). Fallos 322:1726, “Verrocchi”.
• El Juez Petracchi, al remitir a su voto en “Verrocchi” entiende que si no está constituida la Comisión
Bicameral, el decreto no puede dictarse y no es necesaria otra consideración.
• La Dra Argibay, sostiene que cualquier disposición de carácter legislativo que emita el presidente,
debe reputarse, “prima facie” inconstitucional, salvo que se reúnan las condiciones previstas en la
Constitución. Siendo que al momento del dictado del decreto impugnado no se había constituido la
Comisión Bicameral, el ejecutivo no podía dictar decretos de necesidad y urgencia.
3) No hay necesidad ni urgencia que justifiquen el dictado del decreto impugnado
En el voto de los Dres. Lorenzetti, Fayt y Zaffaroni se dice que en el caso, siendo que el decreto fue
dictado con anterioridad a la ley 26122 que regula los DNU, corresponde examinar si hubo
necesidad y urgencia. Como se trata de una reforma general de la ley 20091 no hay razón alguna
para prescindir de la ley y recurrir al DNU.
La Dra. Highton sostiene que el decreto contiene una regulación comercial (no expresamente
prohibida), y fue dictada con anterioridad a la creación de la Comisión Bicameral. Esta falta de
control legislativo habilita a examinar si hubo necesidad y urgencia. En este sentido, corresponde
reconocer que hubo emergencia económica reconocida por la Corte en varios fallos, pero no hay
ningún elemento aportado por el Estado Nacional para justificar la omisión de recurrir a una ley.
El Dr. Maqueda sostiene que el decreto fue dictado con anterioridad a la existencia de la Comisión
Bicameral y no fue ratificado por el Congreso de la Nación, lo cual es suficiente para descalificarlo.
No obstante, advierte que tampoco está justificada la necesidad y la urgencia. La reforma
constitucional tuvo por objetivo fijar rigurosos limites al Poder Ejecutivo en la materia con el objeto de
establecer frenos formales al voluntarismo presidencial imperante con anterioridad a la reforma de
1994. El texto constitucional no hablita a concluir que la necesidad y urgencia del art. 99 inc. 3, sea
la necesidad y la urgencia del Poder Ejecutivo en imponer su agenda, habitualmente de origen
político circunstancial, sustituyendo al Congreso de la nación en el ejercicio de la actividad legislativa
que le es propia. Los jueces tienen facultad de analizar dicho presupuesto y si bien en el caso el
decreto fue dictado en el marco de una situación de emergencia económica, reconocida en varios
fallos de la Corte, el Estado Nacional no aportó elemento alguno que demostrara que esa
emergencia afectaba al sector asegurador de una forma tal que justificara modificar su regulación
omitiendo seguir el procedimiento de sanción de las leyes.
Otro
Resumen fallo Consumidores Argentinos
HECHOS:
Consumidores Argentinos, Asociación para la Defensa, Educación e Información del Consumidor”,
promovió acción de amparo, en los términos del art. 43 de la Constitución Nacional y de la ley 16.
986, contra el Poder Ejecutivo Nacional, con el objeto de que se declare la inconstitucionalidad del
decreto de necesidad y urgencia 558/02, en cuanto modifica en forma sustancial la ley 20.091 de
entidades de seguros y su control; y “lesiona, restringe, altera y amenaza con arbitrariedad e
ilegitimidad manifiesta los derechos y garantías contemplados en la Constitución Nacional”, en
concreto los previstos en sus arts. 17, 18, 42, 75, inciso 12, y 109.
CORTE SUPREMA(voto mayoría):
– La interpretación de la Constitución Nacional, en cuanto regula los decretos de necesidad y
urgencia, debe ajustarse a los principios del estado constitucional.
– En el referido art. 99, inciso 3º, se establece que el Poder Ejecutivo sólo podrá emitir disposiciones
de carácter legislativo “cuando circunstancias excepcionales hicieran imposible seguir los trámites
ordinarios previstos por esta Constitución para la sanción de las leyes, y no se trate de normas que
regulen materia penal, tributaria, electoral o el régimen de los partidos políticos”. Estos decretos
“serán decididos en acuerdo general de ministros que deberán refrendarlos, conjuntamente con el
jefe de gabinete de ministros”.
– En lo que respecta a la existencia de un estado de necesidad y urgencia, es atribución de este
Tribunal evaluar, en este caso concreto, el presupuesto fáctico que justificaría la adopción de
decretos que reúnan tan excepcionales presupuestos.
– Que una vez admitida la atribución de este Tribunal de evaluar el presupuesto fáctico que
justificaría la adopción de decretos que reúnan tan excepcionales características, cabe descartar de
plano, como inequívoca premisa, los criterios de mera conveniencia del Poder Ejecutivo que, por ser
siempre ajenos a circunstancias extremas de necesidad, no justifican nunca la decisión de su titular
de imponer un derecho excepcional a la Nación en circunstancias que no lo son.
– El Poder Ejecutivo destacó que “( ) la crítica situación de emergencia económica y financiera por la
que atraviesa el país, en la que se desenvuelve el mercado asegurador, configura una circunstancia
excepcional que hace imposible seguir los trámites ordinarios previstos por la Constitución Nacional
para la sanción de las leyes, resultando de toda urgencia y necesidad el dictado del presente
decreto” (considerando 5º) , a cuyo fin invocó “( ) las atribuciones conferidas por el art. 99, inciso 3”,
del texto constitucional (considerando 7º).
– Por lo demás, cabe señalar que las modificaciones introducidas por el Poder Ejecutivo a la ley
20.091 no traducen una decisión de tipo coyuntural destinada a paliar una supuesta situación
excepcional en el sector, sino que, por el contrario, revisten el carácter de normas permanentes
modificatorias de leyes del Congreso Nacional. En estas condiciones, cabe concluir en la invalidez
del decreto cuestionado en el sub lite, por cuanto no han existido las circunstancias fácticas que el
art. 99, inciso 3º.
Resumen Fallo "Famyl S.A. c/ Estado Nacional s/ acción de amparo".
Hechos : Antes del proyecto del ley, las empresas de medicina prepaga no pagaban iva, estaban
excentas. La Ley impositiva (corresponde a diputados). El proyecto de ley dice que tienen que pagar
1/2 iva (10.5%). Se veta el artículo que dice que tienen que pagar el medio iva, entonces tienen
que pagar el 21%. .
Hay agravio (en discusión los art. 80, 83 y 99 de la C.N.) y hay controversia, un reclamo legítimo. (El
estado dice que la parte promulgada tiene autonomía normativa)
Resolución: Da lugar al recurso
Holding:
Cuando el proyecto constituye un todo inescindible, de modo que las normas no promulgadas no
pueden separarse del texto legal sin detrimento de la unidad de éste, el Poder Ejecutivo no puede
promulgar parcialmente el proyecto de ley sin invadir atribuciones propias del Congreso Nacional y
sin asumir la calidad de legislador.
Resulta inválida la promulgación de una norma inescindiblemente vinculada a ella. Los
incisos que se vetaron constituyen un todo inescindible. Por lo que la promulgación parcial
no se ajusta al art. 80
Delegación Legislativa (delegación INTER ÓRGANO)
-Se encuentra dentro de las facultades del Congreso. P. Legislativo delega atribución al p.ejecutivo.
Facultades reglamentarias del poder ejecutivo:
-emitir diferentes tipos de decretos o reglamentos (forma de expresión del P.E.)
-dichos actos son unilaterales (ej. nombrar ministros, sólo afecta al ministro)
Comentarios:"La controvertida derogación de la exención que gozaba el servicio de medicina
prepaga alcanzó su punto más álgido cuando el Poder Ejecutivo vetó el texto aprobado por el
Congreso de la Nación, que había gravado la actividad con una alícuota del 10,5 %, rechazando la
incorporación del caso dentro de los supuestos que quedarían alcanzados con un tipo reducido, y
encuadrándolo indirectamente dentro de la alícuota general (21 %). Como agravante de tal
circunstancia promulgó parcialmente la ley de reforma impositiva Nº 25.063 considerando autónomo
el texto que derogaba la exención respecto de aquel que incluía la actividad entre los casos
gravados con la alícuota reducida. El ejercicio de la facultad de veto del Poder Ejecutivo nacional
significó entonces que el servicio de medicina prepaga quedaría sometido a imposición por una
alícuota de 21 %.".
En cuanto a los argumentos de la sentencia indica "El voto de la mayoría (y el de los tres ministros
que se pronunciaron por su voto) destaca la validez del veto realizado por el Poder Ejecutivo pero
considera ilegítima la promulgación parcial del texto legal que no fue rechazado, pues de ese modo
se vulneró el precepto del art. 80 de la Constitución nacional. Ello es así debido a que a criterio de la
Corte el Congreso de la Nación con la "ley ómnibus" 25.063 aprobó dos normas que regularon el
tratamiento de los servicios de medicina prepaga en el Impuesto al Valor Agregado: por un lado, la
que derogó la exención que beneficiaba a esas prestaciones (art. 1º Inc. e punto 4) y, por el otro, la
que disponía su gravabilidad con una alícuota que sería la mitad de la general prevista para el tributo
(art. 1º inc. m del proyecto) .En función de la aludida voluntad legislativa, concluye que ambos
incisos señalados constituyen un todo inescindible, que el aludido veto alteró al disponer su
promulgación parcial. Teniendo en cuenta la referida inescindibilidad de ambos artículos del proyecto
y el trámite parlamentario posterior al veto, al Corte concluyó que se mantiene en vigor el artículo de
la ley de Valor Agregado, subsistiendo la exención que favorecía a la empresa actora con
anterioridad a la sanción de la ley 25.063".
A su vez sostiene que desde la perspectiva del principio de legalidad y dada la existencia de un
Estado de derecho, se impone afirmar que el tipo impositivo sólo puede ser establecido por el Poder
Legislativo; por ello es que considera ilegítimas e inconstitucionales las disposiciones que facultan al
Poder Ejecutivo a modificar los tipos impositivos fijados por la ley, que son una constante en los
cuerpos legales tributarios de nuestro país. Entiende asimismo que en esta materia resulta ilegitima,
la presencia de una expresa delegación de competencias legislativas.
"Al crearse una norma nueva y distinta, mediante el procedimiento de vetar una parte y promulgar
otra, cuando en realidad ambas resultan inescindibles, se afecta además la norma del artículo 99
inciso 3) de la Carta Magna, en cuanto veda terminantemente al Poder Ejecutivo dictar disposiciones
de carácter legislativo. Es importante señalar que además de estas objeciones vinculadas al
principio de reserva legal, que de por sí serían suficientes para impugnar la inconstitucionalidad del
tributo, la Corte analiza también la afectación del principio de capacidad contributiva, como otra de
las columnas constitucionales de la tributación, al no considerarse la capacidad económica de
quienes en definitiva deben soportar la carga fiscal, es decir, los consumidores finales de los
servicios de medicina prepaga" . Apreciación que consideramos muy importante atento su relación
con el segundo principio que analizamos bajo punto 4. en el presente trabajo.

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