Montenegro, Walter
Introducción a las doctrinas político-económicas / Walter
Montenegro. - 3~ ed. - México : FCE, 1982
328 p . ; 17 X 11 cm - (Colec. Breviarios; 122)
ISBN 968-1 (H)609-4
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ISBN 968-16-0609-4
Impreso en México • /1711tfl/ ;71 A1e:<ica
Para
CLEMENCiA, ELENA, ÁLVARO, DIF.cO
y PABLO ~ONTENECRO
EDICIÓN ACTUALIZADA, 1980
WALTEH MONTENEGRO
Lima, Perú
30 de octubre de 1980
EL FENÓMENO POLtTICO
EN LÍNEAS generales, la identificación o definición ideo.
lógica de nn esquema político depende de las caracte-
rísticas que asume la interdependencia de tres facto-
res: el individuo, la colectividad y el Es.tado.
El remoto origen de esa interdependencia rcsi¿le en
el hecho de que, al despuntar la aurora de su existencia
sobre el planeta, el hombre, el "animal político" de que
hablara Aristóteles, encontró indispensable y rTovechoso
asociarse con sus semejantes para hacer frente a la lu-
cha por la vida.
En un constante y dinámico proceso de adaptación
a sus necesidades y aspjracivnec; crecientes, desde lo
simple y rudimentario de la prehistoria hasta ]0 com-
plejo del mundo contempor~.neo, el hombre fue diseñan-
do y organizand() diferentes normas de convivencia
dentro de las cuales surgió ineludiblemente el concep-
to de autoridad. Lo que da su identidad propia a un
esquema político es el carácter de esas normas: su ins-
piración, sus fines, el radio de acción que tienen y el
papel más o menos preponderante que en cada acon-
tecimiento desempeñan el individuo, el Estado o la co-
lectividad.
El presente análisis está enfocado sobre el mundo
moderno que empieza a tomar forma a medida que des-
aparecen en Europa los últimos vestigios del sistema
feudal y se sientan las bases de los Estados nacionales.
horas. I
Empiezan a amasarse grandes fortunas entre los 1-
empresarios. Un economista de ese tiempo (los eco-
nomistas son también producto de la época), dice que
"no hay orden social posible, a menos que el bienestar
de la minoría sea producto de la miseria y el sufri-
miento de la gran mayoría". Pronto, la necesidad de
I!
encontrar nuevas fuentes de materias primas y nuevos
mercados dará pie a la búsqueda y conquista de colo-
nias y a las guerras de expansión económica; al CCeo-
lonialismo" y al "imperialismo". El advenimiento del
capitalismo tiene caracteres catastróficos.
La escuela económica mercantilista (la primera que
aparece en la historia), cree descubrir que el secreto
de la riqueza y el poderío de las naciones reside pri-
mordialmente en la acumulación de metales preciosos:
oro y plata. El oro y la plat~ dice, pueden comprarlo
todo: tierra, fábricas, colonias, materi:t~ primas, traba-
LIBERALISMO 39
jndores, ejércitos. Su concepto era estático, fundndo
en el atesoramiento.
Para acumular oro era necesario hacer 10 que hizo
Colbert, ministro de Luis XIV de Francia; levantar
barreras aduaneras que impidieran la importación de
artículos extranjeros (siendo el oro la única moneda
internacional, las importaciones se pagan en or~); dar
al Estado el control de la producción, tanto para aco-
modarla a las necesidades del consumo interno como
para agrandar esa producción y hacer posible la expor-
tación; regular precios y aun establecer fábricas pro-
pias del Estado para contribuir a la producción sin
caer en los peligros de la competencia ruinosa, etc.,
etc. En otros términos, una de las primeras y, para
su tiempo, más radicales muestras del intervencionismo
estatal. Los resultados no fueron, ni mucho menos,
satisfactorios porque bl concepto fundamental de la
simple acumulación de oro era falso. (En nuestros días
ha quedado ampliamente demostrado, entre otros por
el ejemplo revelador de la Alemania de antes de ,la
segunda Guerra Mundial, que las naciones pueden
enriquecerse sin necesidad de acumular oro.) ,
Conforme crecen los problemas, surgen nuevas ,teo-
rías económicas para interpretarlos y solucionarlos_.,.,
.. su más grande expositor fue el..¡¡....1iIrl1lDoo
.....¡afj_may,· .
(1712-1759) acuña
..._...,.~t¡:=j!SNIJiljg!-fiI'III&e·r (dejar
haCer,
traducido en apetito de
privada. Frente a la demanda de los artículos que la
sociedad requiere para satisfacer sus necesidades, el
individuo busca y crea, en ejercicio de la libertad de
empresa, la forma (remunerativa para sí) de satisfa-
cer esa demanda; produce aquellas mercancías que los
demás desean adquirir, y las pone a la venta. Produce
tanto como puede, incitado por el impulso egoísta de
acrecentar sus utilidades. Naturalmente, si el produc-
tor fuese uno solo, estaría en condiciones de elevar
esas utilidades sin medida, pero aquí interviene
Alu-
cinados por los beneficios que pro-
ductor, y en uso de la misma libertad empresa,
otros individuos siguen sus pasos y producen el mismo
articulo. Tienen que venderlo, porque de eso depende
s~ subsistencia y la prosperidad de sus negocios. La
forma de conseguir compradores consiste, obviamente,
en ofrecer un producto mejor y, sobre todo, un pro-
ducto más. barato. El primer productor, que ve dismi-
nuir su clientela (porque ella está comprando los pro-
ductos similares más baratos), se ve obligado a reducir
sus precios y sus utilidades, y de esta manera, en
forma "natural", se establece un nivel razonable de
precios que beneficia al consumidor impidiendo:]a es-
peculación abusiva.
Al fundar su razonamiento, con criterio descarnada-
42 LIBERALISMO
J¡-_.........
ción del mercado,
kM, ttlcanzando el punto de satura-
'as
~~~~~. .pa~. .~-,--. . . .~~
-para mantener sus utilidades- . .MMe.~Iw"'_r
en último trance, "_'I"!.~~.""f!I~IIII!t!JllftPl
..........._I!I!8:s
. I{.o;s desocupados pasan inmediata-
mente a formar un nuevo volumen de oferta de trabajo
barato; tanto más barato, cuanto mayor el volumen.
Ese trabajo permite a las industrias ya existentes, en
otros renglones, ampliar sus negocios, o da margen a
la creación de nuevas industrias, incrementándose as~
otr;a vez la demanda de obreros.
Dentro del proceso indicado, lo mismo que ocunia
con los precios, la ley de la oferta y la demanda ejerce
una regulación automática del nivel de salarios, impi-
diendo que ellos suban desmesuradamente o que bajen
fuera de proporción.
Finalmente, Smith _ _........,... ..-1......_ . .
_....,... -tr""'''''~rrr.. En virtud de la primera, las
utilidades de una empresa determinan el crecimiento
del capital que sirve para expandir la actividad eco-
nómica. Dicha expansión crea una mayor demanda de
trabajadores; se necesitan más y más obreros. Esta
demanda, como tenemos visto, hace subir los salarios',
y los hará subir hasta un punto en que desaparecerían
las utilidades. Pero aquí entra en juego la ley de.la
población. Al mejorar los salarios, mejoran las condi-
ciones de vida del proletariado y baja el índice de la
mortalidad infantil (que en ese tiempo era altísima);
44 LIBERALISMO
PROrtETARIOS DE ACCIONES
88
SOCIALISMO UTÓPICO 89
estado de cosas que le asegura el disfrute de sus pri-
vilegios. Creer, de principio, que ese hombre pudiera
ser persuadido .de renunciar sin lucha a lo que consi-
dera suyo y ama como suyo para formar en cambio un
mundo perfecto en beneficio de los demás es lo que
imprime el sello de la utopía en el socialismo utópico.
La República de Platón ofrece el primer ejemplo
clásico de esquematización ele una sociedad ideal, ba-
sada en los .conceptos de justicia y de distribución
ignalitaria de la riqueza (ver Comunismo) y con una
estructura gubernamental erigida sobre los cimientos
de la razón y la sabiduría.
La Utopía de Moro, a tiempo de bautizar a todo
este sistema de ideas, es ya UIla obra fundada en la
crítica de una sociedad afectada por males y proble-
mas que, diversamente, se proyectan hasta nues-
tros días.
En efecto, Utopía fue escrita en 1516, cuando In-
glaterra afrontaba los conflictos creados por el paso
de la economía agraria a la industrial. (Ver Liberalis·
mo.) Grandes extensiones de terrenos que antes pro-
ducían artículos alimenticios fueron convertidos cn
campos de pastoreo para el ganado lanar, cuyo pro-
ducto elaboraban las fábricas textiles. De este modo
los campesinos, despojados de su fuente de subsisten-
cias, se vieron obligados n emigrar en grandes masas
a las ciudades que no estaban preparadas para reci-
birlos ni para absorber su capacidad de trabajo. Sur-
gieron los conflictos que eran de esperar en materia
de escasez de provisiones, falta de viviendas, desocu-
paci6n, enfermedades, etc., y se desató una gran ola
de criminalidad. Las autoridades gubernamentales apli-
caron medidas represivas, sin investigar los orígenes
de las crisis ni hacer nada por remediarla. .
Fue este cuadro de conflicto económico y social y de
su intenso sufrimiento el que inspiró la crítica y cl
sueilo de Moro.
90 SOCIALISMO UTÓPICO
100
SOCIALISMO CIUSTlANO 101
participante activo en la historia de Europa. Asumió
con relación a este nuevo personaje del drama político
una serie de actitudes que evolucionaron desde breves
diálogos cautelosos con el socialismo de tipo utópico y
reformista, pasando por una abierta beligerancia con
el materialismo marxista hasta una convivencia pac,ífica
que deja a salvo ciertos principios. '
El cristianismo es intrínsicamente individualista, por
cuanto proclama los valores primordiales del espíritu
humano, reflejo de la sustancia divina. Tanto su meta-
física como su ética se asientan en el concepto de la
responsabilidad individual ante Dios, y del libre al-
bedrío, incompatible, por ejemplo, con el determinismo
materialista, económico, del marxismo.
Pero, por otra parte, también es evidente que la doc-
trina de Cristo encierra un profundo e inequívoco con-
tenido social. La igualdad de los hombres, el amor 'a
los semejantes, la caridad misma (en el más sano y
positivo sentido de este vocablo), tienen similitud con
los postulados de las tendencias colectivistas. Al hacer
hincapié en la interpretaci6n del término "caridad"
los expositores del cristianismo desprenden de ese con-
cepto el carácter negativo y superficial que generalmen-
te se le adjudica, para asimilarlo más bien al de "jus-
ticia".
Ser caritativo con nuestro prójimo, de acuerdo con el
lenguaje de esos expositores o apologistas, no es darle
una limosna; es ser justo con él, entregarle lo que justa-
mente le corresponde, en el plano de la suprema igual-
dad de los hombres ante Dios.
El desprendimiento de los bienes terrenales que pre-
dic6 Jesús aparta al hombre del desenfreno posesivo,
del apetito desmedido que es causa y efecto del enri-
quecimiento individual de los unos a costa de los o~ros.
Más de un Padre de la Iglesia empezó por negar ro-
tundamente la legitimidad del derecho de propiedad.
(Ver Comunismo.) Tanto el Antiguo como el Nuevo
102 SOCIALISMO CRISTIANO
ft
108 1 MO CIUSTlANO
i
neral harian la vida y el trabajo manual de un proleta-
rio. De esta manera -se pensó- íntimamente compene-
trados de las necesidades y aspiraciones de los obreros,
,
r
les serla más fácil aproximarse a ellos y orientarlos
hacia la fe religiosa, Era una maniobra de infiltración
proselitista semejante a la que por su parte realizan los
propagandistas del comunismo. .
I
El resultado fue que a fines de 1953 el Vaticano
estuvo a punto de desautorizar el experimento porque
una buena parte de los sacerdotes acabaron o inscritos
en el Partido Comunista o en franca simpatía con él.
Poco antes de producirse la decisión final del Vaticano
intervino el clero francés que consiguió autorización
para continuar la prueba por un tiempo más, pero con
severas limitaciones destinadas a impedir que se pro-
dujeran resultados contrarios a los que se esperaban.
Otro movimiento social no comunista que invoca "el
advenimiento social de Cristo" fue iniciado en Italia
,e n la década del 50 por el sacerdote Ricardo Lombar-
di quien "con un ejército de mil predicadores" se pre-
ponía "reorganizar las relaciones humanas y sociales,
entre clase y clase y entre individuo e individuo", De-
cía el padre Lombardi que hay en el mundo actual dos
sistemas, el "individualista llamado liberal y el otro
basado en el concepto de la colectividad. El haber
puesto tüdo el interés en el individuo ha destintegrado
la sociedad, ya que lo que realmente ocurre es que
en realidad "todos están contra todos" yeso ha condu-
cido al socialismo como reacción. Ambos sistemas están
en un callejón sin salida. Uno sacrifica a la colectivi-
dad en aras del individuo, y el otro sacrifica a éste en
aras de aquélla. Lo que se necesita es un camino in-
termedio. , ," En tiempos más recientes la campaña del
padre Lombardi ha tomado el nombre de "Movimiento
por un Mundo Mejor" que cuenta con la aprobación
cuando menos tácita del Vaticano.
Dos acontecimientos íntimamente relacionados entre
SOCIALISMO CRISTIANO 109
- - - -- - -
SOCIALISMO CRIS'nANO 111
y de acuerdo con los lazos de hermandad cristiana.
Porque la no regulada competencia que los llamados
liberales propician y la lucha de cIases en el sentido
marxista, son totalmente opuestos a las enseñanzas cris-
tianas y a la verdadera naturaleza del hombre:'
Pacem in Terris (1963) se refiere como su nombre
indica, a los problemas de ~a paz analizando los más
importantes problemas en torno a los cuales s!ll"gen las
amenazas belicistas entre ellos, el subdesarróllo y la
miseria, el crecimiento de la población (desautorizando
una vez más los medios "artificiales" de control de la
r
natalidad), etc. Afirma que sólo puede haber paz si ella
está "fundada en la verdad, la justicia el amor". La
paz debe estar fundada, además. en e respeto a los
demás, hombres y pueblos y en la práctica de la fra-
ternidad.
En una "carta sinodal" de 1971, PauIo VI dice que
ce]a misión de predicar el Evangelio requiere actual-
mente un ,empeño radical para la liberación integral
del hombre como anticipación de Sil salvación .. ~ ..
Finalmente, la "Carta Apostólica" de S. S. Pa!Jlo VI
en el 80 aniversario de la Rerum Novarum ratifica' V
amplia todos los conceptos y pronunciamientos anté-
riores en materia social. Hace un llamamiento a todas
las fuerzas de la economía para proveer de empleos a los
elementos que, a medida que crece la sociedad, se. in-
corporan a la fuerza laboral. .,
Dos secciones de la Carta, dignas de especial aten-
ción se refieren al "atractivo de las corrientes socialis-
tas" y a la "evolución histórica del marxismo". En la
primera dice: " ... Entre los diversos niveles de expre-
sión del socialismo -una aspiración generosa y una
búsqueda de una sociedad más justa, los movimientos
históricos que tienen una organización y un fin político,
una ideología que pretende dar una visión total y autó-
lloma del hombrc- hay que establecer distinciones flue
guiarán las opciones concretas. Sin embargo, estas dis-
SOCIALISMO CRISTIANO
MARXISMO 151
pre produce más de lo que consume, algún tratadista
dice que poniendo el ejemplo de las máquinas es más
fácil comprender qué es aquello del "trabajo contenido
en el trabajo", si recordamos que se puede, perfecta-
mente, hablar del valor (trabajo cristalizado) de la ga-
solina necesaria para producir un kilovatio de electri-
cidad. La máquina que consume gasolina y pr09.uce
electricidad es como el obrero que consume artí~ulos
de subsistencia · y produce trabajo.
La teoría de que los salarios s610 son equivalentes a
las necesidades mínimas, de mera subsistencia, de los
obreros fue ya enunciada por David Ricardo, y Fer-
dinand Lassalle le dio el nombre de "Ley de hierro de
los salarios" con el que se conoce generahnente. Lo que
hizo Marx fue suministrarle una base de análisis "cien-
tífico" que no había tenido hasta entonces.
Volviendo por vía ilustrativa a la plusvalía, cabe ex-
plicar que cuando se habla de la plusvalía de las pro-
piedades inmuebles, como en el caso de una finca q ne
ha awnentado de valor merced a un nuevo camino
que pasa a su vera, la plusvalía se origina en el trab ajo
empleado en hacer ese camino que indirectamente ( in
contribución de su parte) beneficia al propietario de 1
fin~a, al awnentar el valor de ésta.
En cuanto a los salarios, y a la proporción en que
se los fija (el nivel de las necesidades mínimas del
obrero), debe recordarse nuevamente que en la época
de Marx no existía ni la legislación social que protege
al trabajador, ni la organización sindical con que éste
se defiende en nuestros días. Aquella "venta" de la
mercancía denominada trabajo era una venta hecha en
un mercado libre en el que no privaba otra cosa que
L'l. más descamada ley de la oferta y la demanda. Y,
en un momento en que grandes masas de población
eran desplazadas del campo hacia las ciudades, la ofer-
ta era siempre mayor que la demanda. Inclusive los
aumentos temporales de salarios, al estimular la nata-
152 MARXISMO
1 A. Hitler, Mi lucha.
NAZISMO 261
nazismo, los rasgos característicos de la psicología del
pueblo alemán. Su innato sentido de disciplina; su
amor y adhesión automática a las formas de organi-
zación encarnadas en la férrea tradición de la casta
militar prusiana.
Discuten todavía, los historiadores, cuál de los dos,
si el fascismo o el nazismo, surgió primero. El punto
de controversia no tiene mayor importancia. Lo más
acertado es, seguramente, afirmar que fueron movi-
uúentos políticos nacidos y desarrollados simultánea-
mente como productos de condiciones econ6micas,
políticas y sociales semejantes. Pero, si en ejercicio
de una gran sutileza cronológica se asigna cierta pre-
lación al fascismo, también es evidente que el nazis-
mo creó moldes que -sobre todo en la última época-
fueron fielmente copiados por el fascismo. Hubo, pues,
un equitativo intercambio de contribuciones.
La causa eficiente del nacimiento y desarrollo del
nazismo fue la aparición de un hombre (Adolfo Hitler,
el Fuehrer -el jefe, líder-) en un sombrío panorama
, de posguerra.
Si aun para una nación vencedora, como Italia, los
efectos de la. contienda mundial se habían traducido
en desórdenes, descontento, pobreza, desocupación,
I inestabilidad política, etc., es fácil imaginar lo que ese
periodo represent6 para la Alemania derrotada. De-
rrotada en el terreno de las armas y abrumada por
el peso de las tremendas sanciones que, en fonna de
astron6micas deudas de guerra, pago de "reparacio-
nes" y pérdida de sus colonias, le impusieron las na-
ciones victoriosas mediante el Tratado de V ersalles.
Vistas las cosas en perspectiva hist6rica, es hoy
casi unánime el consenso de que el peso monstruoso
de ese Tratado, sobre Alemania, engendr6 la presión .
que luego se desahogaría y desbordaría mediante la
válvula de escape abierta por el nazismo reivindica-
cionista.
262 NAZISMO
275
27 APlt NDIC E
1:
tiza la inviolabilidad del domicilio. Nadie podrá penetrar en
el ajeno sin fundamento legal contra la voluntad de sus mo-
radores.
"Artículo 56.- La ley ampara la intimidad de los ciudada-
APÉNDICE 285
APÉNDICE 311
·i:'
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320 SíNTESIS
es el mundo actual.