Anda di halaman 1dari 129

Deodoro Roca,

el hereje

l•:dihn·ial Hihlos
Deodoro Roca,
el hereje
SELECCIÓN YESTUDIO PRELIMINAR
NÉSTOR KOHAN

l :ditorial Hiblos

ÍNDICE

.\,'.' .1(l1Timicntos .............................................. . 11

1 ,, , "loro Roca. el hereje, por Néstor Kohan . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 1:l


li II rnducción, 13 - Un hijo del modernismo. rom:mtico y anlicapitalista.
1 / Universidad y revolución cultural, 31 - Rebeldía. lllosofía y revolu-
' 1011. iJ 1 - Irreverencia cultural y compromiso político. 51 -Anliimperialismo
v 1 <'volución. 57

:\1,,\.1 i1llrnductoria a la presente selección ............................................... 71

UNIVERSIDAD Y REVOLUCIÓN CULTURAL

.1 ¡t1\·,·11ill(I argentina de Córdoba a los hombres libres ele Sudamérica ... 77


.1 1111,·\';1 .l',<'neración americana .............................................................. 83
1 111111·< -rsidacl y el espíritu libre .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. .. . . . .. .. . .. . . . . . .. .. . . . . . . . . . . . . . . . . . 89
.1 1, .,., il 1wi(m ele las conciencias .. . . . . . . . . . .. . . . . . . .. . . . . .. . . . .. . . . . .. . . . . . .. . . . . . .. . . . . . . . . . . 95
, 1, 11< 1.is. 111aeslros y Universidades ..... ..... ........ ................... .... ................ 99
l 111·, ·, 1111< 1 y servidumbre........................................................................ 109
1 ·. 1l. ti ,1.1" sobre los exámenes . .. . . . .. .. . . .. . .. .. . . . . ... . . . . .. . . . . .. . . . . .. . . . . . . . . . .. .. .. .. . . . . 1 11
1 ., 11·!"1111.1 110 será posible sin una "reforma social" .............................. 114
1 ' " 1w·.l;1 el<' la Federación UniversitariaArgentim1.

1:, .¡111,·•,1;1 de Dcoc\oro Roca ................................................................... 116


. '11w ,·•, l:1 "r<'forma universitaria"? ....................................................... 118
11 ,l1.1111:1 so<·i;ll de la universidad .......................................................... 124

CULTURA Y FILOSOFÍA

1 ·,, •1 '.' .1111, 1 <i, · 1ilosofí,1 general ...................... . 131


l 111¡ ,1 tl·.11 \' ,·1>1 li<'IH'Í<lll .......................................................................... .. 133
i 1, 1. · ., l 11 · , ·, 1 1t; ili.1 ................................................................................ . 135
1 , 11wl.1 ,l<-1 •,1qwrlio11dirc ..................................................................... . 1:l8
1 ,, < ,.,,.¡ lw. 1 l .. 1 <"I 1d
140
1 1 1•·.i, "l"I'." <i,· l:1 11,·111osis 1·12
1,·. 1tll111111·, 10111.11ilH'(l,'--;
1
111: l
1\ I, 11 ' I' .1111 1 \' .111, 11 ( 11 l l '-,111( 1 . 111:,
1 111 1' 1 \' ( . 1f. 11 1.. 1 1 lH
l '1 1¡1 H 11.\ 11,1.111 • .d.1·,t, 1111· 1 l,'.1
1 ,1 1111\ 1 l.1 111'.,I
1 ), 1
I· 1 <11.1110 el,· Costia Riablsev ....................................... . 157
1 \.1111.·.L1s ... . ................................................... . 15~)
\·,¡w, los de- la biografía ........................................ .. 1G2

J\NTIIMPERIALISMO y rmVOLlJCH)N

l .. 1 1'.I ;¡¡¡ prl'llSél .......................................................... . 167


',.11 ,·o v Vc111zctti. múrlires ele la cspernnz<1 .................. . Nosotros creemos que la paz en América ha
I6H
1 .1 n ·\·ol ución clf'sfiguracla ............................................ . de lograrse sólo en una sociedad sin clases y en
171
<'1111liil' pro Exiliados y Presos Políticos ele Amh·iec1 ...... .. una humanidad liberada y bella.
174
DrcOl)OI{() H.OCA
l•:11111iciamicnto del fascismo en América ....... 177
l•:I 1111¡wrialismo "invisible".............. .. ...................................... .
······················································· 185
l 111 lqJCnclcncia o dominio ............................... . Hl2
: ,,11Hli11u y el imperialismo .............................. :::::::::::::::·::::::::::::::::::::::: l \)5
'.;.11u.;r-c <'ll el trópico" ........................................................................... . 1q¡..; Nuestro punto de vista es CJW' dc/Jc11 <les
1-:1 dr<1m,1 ele los trabajadores ................................................................ . 200
aparecer las clases y que debeexistirww clase,
1·111·,1.;o en la trinchera ......................................................................... .. 203 la de quienes trabajan. Y no como a/tora que
existe la de los explotados que trabajan y ln de
los explotadores que sólo viven del esfuerzo de
LUGONES. DE LA REVUELTA A LA ESPADA los demás.
(Polémica con Dcocloro Roc,1) AGUSTÍN Tosco

l.,·"11dc·allombra .................................................................................. 211


J.¡ 11.;IIIH'S y el l 8 ...................................................................................... 21 '.l
1><·lc1 isa propia (respuesta de Lugoncs) ................................................. 219 La respuesta es fácil: la realidad histórica
1 l11:,-:.·;i con su sombra (respuesta ele DC'oeloro Roc,1) ............................... 222 parece llamamos a la revolución. jPreparémos-
la entonces! Pero, mientras que la que pugnan
< e ll(lü:Sl'ONDENCIA INÉDITA .................................. . 227
por realizar nuestros adversarios -llegados al
poder por medios ilegítimos y violando las re-
,\111 < lll!OCl{AFÍA 2:17 glas del juego histórico---, sea la regresiva de
·······················································
sujetar las clases a una sola, sea la nuestra la
de realizar, por tal medio, el ideario y el mundo
LA ENTRAÑABU= PRES1'=NCIA DE l)I,:OIJORO socialista de mañana.
DEODORO ROCA
,\, 1111" ;i I kodoro !<.oca (Enrique GonZ:1lcz Tuiíón) ................................... 249
255
,\,!1< 1·-, ,1 llc-1,don, 1<.oca (Raúl GonzálezTuf1ón) ........................................
1< )1w ...,,w11t·s. lkocloro [<oca! (Arturo Capelcvila) ..................................... 257
1., ..,.¡.,¡" !(11<·;1. o la muerlc ele un hombre (Rafael Albcrli) ...................... 259
AGRADECIMIENTOS

Nuestros principales agradecimientos a Cristina Roca y a toda


su familia por la inestimable ayuda que en todos los sentidos nos
blindó, sin la cual esta investigación se hubiera tornado muchí-
simo más complicada, difícil y superficial. Nuestra mayor alegría
fue sentir y comprobar cómo el recuerdo y el espíritu rebelde de
Deodara sigue hoy vivo y reacio a cualquier "institucionalización"
o manipulación oportunista.
Agradecemos asimismo a Alberto Giudici por las cartas inédi-
tas de su padre con el pensador cordobés, a Horacio Sanguinetti
por haber transmitido el mensaje de Deodara a las nuevas
generaciones a través de las compilaciones, por acercarnos mate-
riales periodísticos sobre su muerte y por haber conseguido la
carta a Julio V. González; a Sylvia Bermann por su inmensa
_generosidad, su ayuda bibliográfica y por haber mantenido siste-
111,iticamente la memoria histórica aun en los años dolorosos del
t·xilio, a Cecilia López por prestarnos la compilación de Gabriel Del
Mazo, a Horacio Tarcus y el CEDINCI por permitirnos consultar los
pocos ejemplares de Flecha que se conservan, a Marcos Meerof por
sus recuerdos sobre la Federación Universitaria de Córdoba y El
Sút a no en los años 30, a Arturo Andrés Roig por habernos enviado
su artículo sobre Deodoro Roca, a Hugo Biagini por habernos
Ll<'ilitado algunos de sus artículos sobre Reforma y juventud y
li11almcntc a lloracio Crespo y a Osear del Barco por habernos
,·011s1·g11ido el programa de Filosofía de 1920.
( 'omo se suele decir -y aquí lo repetimos una vez más para que
110 haya conlúsioncs-. ninguno de ellos es responsable por las
u lt-;is ved idas a continuación.

l 11 I
DEODORO ROCA, EL HEREJE
A los estudiantes desaparecidos de
la Facultad de Filosofia y Letras, compa-
ñeros que dieron su vida luchando por
los mismos sueños libertarios del pensa-
dor cordobés.

J\ la entrañable memoria de Ernesto


Ci11dici. c¡11icn me regaló El dificil tiempo
1111t·vo cr1wido !JO ni sic¡uiera había escu-
clwdo el rwrnbrc de Dcocloro.

INTRODUCCIÓN

Desconjio de todos los sís temáticos y


les huyo. El gusto por el sistema es una
falta de probidad.
FEDERICO NIETZSCHE

l l11 pobre e infeliz escritor de provincia, que no tiene ninguna


¡ ,rdcnsión. Así, humilde y lacónicamente, se describió a sí mismo
1><odoro Roca en su polémica con Leopoldo Lugones. Toda una
. 1< t it mi ante la cultura y ante la vida.
Soslayado por los manipuladores actuales de la Reforma,
11 isll'111cnte olvidado por la cultura "oficial" de un país que se
,·111p<Ti11a en blanquear periódicamente su memoria, absoluta-
11w111<- desconocido por las nuevas generaciones, la leyenda de
1>, ·1 )( l()rn s<' consumió al promediar el siglo. Un siglo que lo contó
, , 11110 11110 (k sus pensadores más heréticos, sugerentes y hctero-
111 l.\1 )S.
1LtlJ1;i 11a<"ido en 1890 en Córdoba, la "docta". Amado y odiado,
. il 11 11111 rio en 1942, a los cincuenta y dos aüos. Después de su
1111 w1 tt-. M;(('<'donio Fernández le susurró a Eduardo Girando que
··.11 111odt·:-;li;i 110 le impidió ser famoso: en muchos corazones,
1'11111.1 pr('(lilt-l'LI ... No st· equivocaba.
'.,11 l.1111ili.1 ¡wrt1·1HTÍa a los sectores tradicionales ele Córdoba.
1·.,1 1·:,11 < ;1q•,11rio I k1111a1111. su cornpaúcro, discípulo y amj:~o. lo
, ,11,11tc-11111 1·111110 1111 tra11sl11g.1 el<' su !'!ase, el!' la oli_1~;irq11ia
ol11, l111.tl. d,·I p.1l11t'L1do.
1 1:11
11 1 1, ·, ,, 1, ,ro !{oca. el hereje 15
Néstor Kohan

Todas estas líneas clásicas se entrecruzaron en su pensamien-


En una p~gina autobiográfica Deodoro se dibujú a sí mismo
1·0 111_0 un romantico incurable. "Creo en el cspí,·it u y c, 1 la suprema 1,, v c11 su actuación política de manera original con su bohemia
rt';i~,d~d del arte", apuntaba. En un banquete anterior a la , s11s ademanes vanguardistas. Lo suyo fue continuidad pero
!.>olcr~11ca con Leopoldo Lugones, también dccl;irú -orgulloso- t.1111liii-11 ruptura. Allí se ubican y comprenden sus choc,_ues
cul~1vo como una defensa de mi juventud la irreverencia contra 11, 111talcs con el dogma adusto y pétreo de los aristotélico-tomistas
los fantasmones, los pedantes, los importantes. ¡Guerra a los , , 11111 >beses. Defensores acérrimos, estos últimos, del tratado
solemnes! ¿Cómo? Riendo". Su mejor definición. · .1·,1t-111ático y de la cultura jerárquica encerrada de puertas para
. 111<-11 t ro en el claustro medicval. Ellos, sus animosos adversarios
. ¿<?uáles_ habrán sido las ideas que profesaba este "pobre e
mfehz escntor de provincia" corno para convertirlo nada menos , , ·1 H'migos de la Córdoba monacal y oligárquica, jamás le pcrdo-
11.1 ro11 la traición a su clase. No se trata de hacer hagiografía
qu~ ~n el ideólogo fundacional de un movimiento cuya prédica
pohtica Y cultural abrazó el continente todo? ¿,Qué secretos l,.11.1ta, pero indudablemente Dcodoro fue un traidor. y del más
escondi_dos habrán guardado su mítico sótano y su casa de .dio vuelo. De los que duelen y dejan huella.
Ongamira como para encandilar a figuras de la talla de Waldo lktomando el impulso perdido de la filosofía de los presocráti-
, 11·,. t·11 su pensamiento nunca se divorciaron la búsqueda de la
Frank, José Ortega y Gasset, Rafael Albcrti. los hermanos Gonzá-
1, · 1, l. 1d. del bien y de la belleza. No resulta casual que mantuviera
lez Tuñ(m, Stefa_n Swcig, Víctor Raúl Haya de la Torre y tantos
otros nombres ilustres que lo visitaron? Eni,~mas que en el 11.1 c,f; 1 el final de sus días, junto a la actuación política, el ejercicio
,I,· L1 pintura y el amor por el arte. Incluso hasta su biblioteca
balance de hoy, a ochenta afws de la revuelta estudiantil cordo-
besa, merecen sin duda ser repensados. I" 1:-;1>11al también se articulaba sobre esos ejes inseparables: la

, El ter_reno privile?i~do que adoptó para dcsarro11ar sus polémi- 1" il it i1 ·a. la filosofía y la literatura.
cas, su impulso agomco y su pensamiento dionisíaco fue el del 1-:s,1 doble vocación explica su permanente alternancia entre
l. 1·. ; l!'t ividades estéticas, filosóficas y políticas, ámbitos que
~anifiesto y el del periodismo militante. Se expresó tanto en su
t 1.111sitú conjuntamente sin abandonar ninguno, rechazando de
~el_e?re _"M_a?ifiest~ liminar" como en su revista Flecha, de la que
edito d1ec1s1ete numeras durante dos años, o también en los 1w, 110 la dicotomía instalada por la izquierda tradicional que
, il ,11,1'., d ,a a los intelectuales argentinos a optar entre uno u otro
cuatro números de Las Comunas. Igualmente, ocupó un destaca-
do lugar en periódicos provinciales como La Voz del Interior O El ll.111<·11.
País. Sus artículos de crítica cultural fueron siempre cortos y l '111 <'jt'mplo. ejerció la dirección del Museo Provincial Sobre-
punzantes. con un ritmo innegablemente "periodístico", lo que les " 11111 lt- l'argo del cual fue dejado cesante por adherir a las luchas
, ·.111di;i11till's-. así como la cátedra de Filosofía General en la
otc;rgab_a un atractivo si?gular. Todos sus ensayos editados y
1. 1, , ilL,d de Derecho -nombrado por iniciativa reformista-. Para-
,ilgunos de sus manuscntos fueron recopilados póstumamente
por sus dos hijos, por amigos y por discípulos. 1, l.111w111<- se abocó a la defensa jurídica de los presos políticos o
.1 l.1, 111~;i11izació11 de comités y ligas antiimperialistas y antifascis-
Lo llamativo del caso reside precisamente en que toda su obra
t .1·, ~,1 l1111Ji<Ta que recurrir a una sentencia para describir ese
~<' ckspli:'.ga invariablemente en la órbita lateral de géneros
111c11ores o marginales. Un síntoma y un estilo. 11illl'l11 d1· totalidad, ninguna otra más apropiada que aquella de
Su modo de intervención intelectual retomó mucho de la 1, 1,·1 w10 ,l!'ariciada por Marx: nada de lo humano le fue ajeno.
M, wl 10s le rl'procharon posteriormente el no haberse dedicado
<·1 dt ur;~ ,cl;"isica, cuyas fuentes originales conocía de primera
in, 111O- I ,mto del metodo socrático -con su permanente y filosa
11 rnu;1 . del ep1cure1smo helénico -con su cultivo pagano de la
.1 l. 1 1, ·d; 11 ·< ·i011 de gruesos tomos y pesados volúmenes. Creemos
, 1111 , .... , 111q>11.~11;wión no da en el clavo ni ayuda a comprender el
;i1111stad . as, como tambih1 de la pedagogía humanista y 111111 1<la , · .t 1111 ¡ wrsrn 1; ti di' su pensamiento. Preferimos pensarlo como un
11;i di' 1111 Alwlardo. Sin olvidar a aqul'llos sal>ios y ·lllat'stros 11it,·l ... 111.tl lwn·ti!'o e· ico11oclasta que llevó su actitud de ruptura
IC'll,l('('Iltistas ('()11 Sil l'lllto del lt111110r. [;¡ ris,1. I;¡ irrc·vc-rc·11!'i;1 11.1·,t.1 l.1~.; 1ilti111as <·m1sc·<·1w1wias. No se quedó en la prülica
1tc>111i11.1lisL1 y l.1 ;1IIH1roz;id;i !'stc-lic-;1 de· lo viLd. ,,_, 111'1 lt ,1 q111· :,,,Jo i111¡>11~11a t'Xkr11a11H·11tc los co11t<·11idos pero
17
11, Néstor Kohan 1 ,, ·, "1, ,ro Roca. el hereje

lJN HIJO DEL MODERNISMO. ROMÁNTICO Y ANTICAPITALISTA


.1('("fJta acríticamente las formas consagradas e institucionales del
"salwr" académico o de la cultura inofensiva de salón. Por el
1·011tra1io, al cultivar la oralidad subterránea-en todos los senti- Eres los Estados Unidos,
<11 ,s de 1término-, el periodismo de barricada y el artículo corto más
eres elfuturo invasor
que el tratado sistemático de largo aliento, supo desbordar hasta de la América ingenua que tiene
en los pliegues más íntimos de su práctica teórica las normas / sangre indígena,
impuestas por la cultura oficial de su época. Tuvo miedo -un que aún reza a Jesucristo y aún
temor sano e imprescindible- de ser cooptado, institucionalizado [ habla en español.
y también de quedar cristalizado dentro de la fórma cerrada que RUBP:N DARÍO, "A Roosevelt"
todo libro conlleva. Optó por mantener la puerta abierta de su
pensamiento y no dudó en retractarse o modificar sus elaboracio- A vuestra generación toca impedirlo;
nes previas. Sin dar cuenta de estas características personales tan a la Juventud que se levanta, sangre Y
músculo y nervio del porvenir. Quiero
suyas no se explica la abundante e imponente cantidad de
personificarla en vosotros. Os hablo aho-
material que produjo, sin reunirla nunca en un libro. La suya fue ra figurándome que sois los destinados a
una escritura del despilfarro, jamás se planteó la acumulación guiar a los demás en los combates por la
encuadernada de capital simbólico. En eso también rompió con su causa del espíritu.
clase. JOSÉ ENRIQUE RODÓ, Ariel
Por otra parte, sin dejar ele reflexionar, hizo, impulsó, alentó.
Fue consejero espiritual y guía ideológico. No miró de lejos ni
escribió "sobre" sino que sus palabras repetidas por doquier Si('mpre admirado por su cultura (como atestigu3:n las fi_guras
constituyeron una permanente autorreflexión. "Por mi boca ha- ,¡iw lo visitaron en Córdoba), Deodoro Roca ~o habia parti~? de
blaba la juventud más valiosa de este país", le confesó al mismo , ,. 1()_ Pertenecía a una tradición de pensamiento que bebio de
Lugones en lo más ácido de la disputa.
11 11 wg; tl ¡Jcs fuentes modernistas. Se equivocan groseramente los
La prueba más fehaciente de que el no haberse dedicado ni , 11111 ;. 11 taclores e historiadores apresurados de la Reforma que le
subordinado a esa disciplinada escritura de academia (en aquella . i1 1i1 n iycn a sus fundadores un positivismo liberal a lo sumo
época signada por los pesados tratados sistemáticos, hoy por los , 11~,r~·sista". Nada más lejos de Deodoro. . . .
insulsos papers) no significó ausencia de productividad teórica la 11
l '()r lcd u ras -como podemos apreciar en su biblioteca perso-
encontramos en el impulso que dio desde su bodega cultural (el , 1. i1 . por knp:ua_je, por formación y por temperamento, De~doro
mítico sótano de la calle Rivera Indarte al 500) a varias generacio-
11 w 1111 liiJo y un heredero tardío de la literatura y el pensamiento
nes de jóvenes estudiantes irreverentes, poetas, artistas y militan- ,1, •I 11 ()v<·<·icntos (equivalente a lo que Ro b e rto ern~n. -
F - dez Retamar
tes con vocación revolucionaria. El matrimonio tan disputado .. d<·tiominado "literatura del 98"). De aquel movi?1iento_ que en
1 1
entre las vanguardias intelectuales y artísticas, por un lado, y las , · I \·nlio de, José'. Enrique Rodó -a pesar de sus recaidas anstocra-
vanguardias políticas, por el otro, que habitualmente termina en 111, 111 ti-s O elitistas y de su participación en el Partido Colorado de
trágicos divorcios y enfrentamientos, encontró en aquel sótano un 11 1111 ~11 ,,y aprc11dióa cuestionarla mediocrida~ prepotente, cua~~
espacio compartido y una atmósfera propicia si no para la
11 1. 11 iv;i v 111 ;itl'ri;ilista del yanqui en lo internacional y del hurgues
organicidad al menos para la mutua confluencia. , 11 . i•,(·<·i iso <•fl Jo nacional, oponiéndole los valores irreverentes Y
Sin dejar de ser jamás un pensador de los bordes, pudo sin ·
, 11.ilit.divos de la ¡11V('fltt1c J l a ¡·moamcn , ·cana
e •
Sus otros
-
maestros
••
embargo articular el universo ideológico de un movimiento que , 11111111 <" 1 iLiks lt wron. adcmús de Rodó y del lejano eco an_tm~¡w~
alcanzó dimensiones continentales. . il hL 1 1 k, Jos(. M;ir!t. J<u!Jt'·n [)ario y ,Jost'. Vasconcelos. pr11H·tp:~I
11
iiwiill- M,llllll'I l lg;irlc. Lcopoldo Lugrnws y ,Josi· )11gc11wros. S111
N,·stor Kohan 19
f.'\ 1>"odoro Roca. el hereje

olvid;tntos di' los españoles Miguel de Unamuno y ,J11,111 lfamón Sin embargo, creemos que reducir la ponderación del moder-
. Ji11w1 H'Z. 1 l'r<'scindicndo de la obra y el legado de aq11t'·llos no se 11 ismo a esta impugnación "materialista" de sus prácticas cultu-
pod na comprender ni apreciar la particular tonalidad qt 11· Dcodo- r;tles (en el sentido de que este tipo de an{1lisis se esfuerza por
rn illl<'ntó imprimir a la ideología de la Reforma. Y q11<' hoy han d!'stacar la inserción material de los escritores en sus circuitos
1r.ígicamcnte "olvidado" ... sus supuestos defensores. sociales de producción y consumo cultural). aunque parcialmente
Es cierto que se podria caracterizar el modernismo latinoame- \Trdadera, termina siendo en última instancia limitada. Limita-
ricano en su conjunto -como sugiere, por ejemplo, Ángel Hama- <"ic'Jn que surge de una visión demasiado <·omplacientc con "la
priorizando sus notas críticas hacia la democracia aluvional de 11wntalidad modernizadora" (que Rama opon<' dicotc'Jmicamcnte a
fines del siglo XIX. En ese sentido es innegable que en el cucstio- L1 "mentalidad tradicionalista").
namiento del "materialismo burgués", del "filisteo" y de "la ciudad Creemos que en el modernismo lati11oamcricano se escondía,
mercantil" resonaban los conflictos inconfesados de una profcsio- ;i1111 bajo sus "máscaras" aristocratizantcs, un repudio sano, vital
nalización en ciernes del escritor latinoamericano junto con la v plenamente justificado del avance imperial norteamericano y del
evidente falta de público lector. Ausencia, esta última, que originó 11111 ndo burgués que en nombre de la modernización y del "progre-
esa actitud de desdén y desprecio por las muchedumbres inmi- c,c >·· terminó en nuestro país no sólo aniquilando todas las resisten-

grantes tan típica de las bohemias y las vanguardias modernis- ' i;is sociales anticapitalistas (el indio, el gaucho, el anarquista,
tas. 2 ,·h·.) sino también subordinando brutalmente la cultura y la
nl11cación a los dictados burgueses más mundanos del Estado-
11. 1<·i{m en formación y del mercado capitalista en expansión. Esa
1. Deodoro los admiraba y los quería. al punto que en conferencias, discursos y
artículos los llamaba simplemente por sus nombres de pila (Rubén. Juan Ramón. \ nt icnte rebelde, antiburguesa y antiimperialista, la más perdu-
etc.). Pero no llegó a conocer a la mayoría de ellos. pues prácticamente no salió de ,; d >le e históricamente la más fructífera, por cierto, constituye
Córdoba. a excepción de dos cortos viajes a Brasil y uno a Chile. En ese plano, tile probablemente el carozo de la primera constelación ideológica de
virtualmente lo opuesto de Manuel Ugartc -otro "'maestro", una generación mayor- 1)('(>doro. La de su juventud.
quien conoció personalmente a casi todas las personalidades admiradas por
l•J Ariel de José Enrique Rodó, por ejemplo, se publica en 1900,
Deodoro: Rubén Dario, Henri Barbusse. Roma in Rolland. tmile Zola. Diego Rivera.
Miguel de Unamuno, Ramón del Valle Inclán. Amado Nervo. Rufino Blanco <11 irantc el período que se abre entre la aparición de Nuestra
Fombona, entre otros. 1\11u·'rica (1891) de José Martí y Cantos de vida y esperanza (1905)
Tanto Ugarte como Deodoro fueron hombres de bohemia. Pero si la del primero ti,· I<11bfa1 Dario (en los que incluye su "Oda a Roosevelt'', escrita
se desarrolló -como la de todos los modernistas- en los cafés de París (la ciudad .1 p;1rtir de la invasión yanqui a Panamá en 1903). Las tres obras
que también desvelaba a Aníbal Ponce. aun sin ser modernista). la del segundo
,··~1.111 atravesadas por un antiyanquismo visceral, núcleo del
tuvo por escenario exclusivo únicamente a su querida Córdoba. Si todos los
modernistas se iban a vivir a Paris. él no llegó siquiera a vivir en Buenos Aires. A 111111H-r antiimperialismo latinoamericano.
pesar de que en una carta a su hermano José, residente en la capital (a quien t 111 antiimperialismo incipiente que desde sus orígenes se irá
11 JI; 1t inamente articulando sobre tres ejes sucesivos: 1) como
.11
Deodoro le pedía que le enviara libros de Giddins, Posada y Fouillée). le confiesa
que ·· ... el día que tenga una oportunidad, y sin ella también, me iré a estudiar a , l.1 t<> <·11lt ural critico del "materialismo" y el "utilitarismo" propios
Buenos Aires" (carta de Deodoro a José Roca -fecha ilegible. probablemente 1 de
, le- 1-:stados Unidos, 2) como cuestionamiento del expansionismo
jrn:J.io de 1911-. Archivo Cristina Roca). Nunca cumplió ese sueño juvenil. Fue un
intelectual de provincia y, a pesar del feroz centralismo arraigado en nuestro país. t,·,, itori;tl norteamericano y, finalmente, 3) como categoría políti-
las grandes personalidades que visitaban la Argentina viajaban a Córdoba sólo ' ., v <·<·rn1<H11ic·o-social de alcance general.
para entrevistarse con él. .. 1,:11 l;1 p;irl intlar modulación que asume este primer antiimpe-
2. Cfr. Ángel Rama. Las máscaras derrwcráticas del modernismo. Buenos Aires. ' t.il1•.;11 1o <·11 el pensamiento político de Deodoro esas tres dimen-
Fundación Ángel Rama. 1985, cap. v. "La canción del oro de la clase emergc11t1•".
pp. I 09~ I 46. También puede consultarse. en una perspectiva critica -sobre 1·1
111od1,rnis1110 de Dario. por ejemplo. y su relación con u, Nució11 d,· llartolonw / '"'""'"•" W11hl1. ) \1w11os /\in-s. S(l(l;1111cri.-a11;1. 1!l'H>. pp. 21 21,, y P<' S<1nni1•11/o
Miln- . David Vii'1as. Lileral11m nrgenlirw 1¡ wolidm/ polílic11. [),• S1111111,·11/o 11 "¡ ,,,. .. 11, wi "''•Ali,.,.,_ s, 1eL11i"·1 i.-, 11 1;1. 1!l!IH fp;irl in 1L1nw·11l1· sohn· la n·,·,·¡wi,111 dd
('o,/11z111. ll11t·11os /\in-s. Siglo XX, 1!171. "El ,·s1·1itor 111od,·n1i,,t;1". l'I' -1·. 1 -t'/. /1,· :\11..t el,· ll11cl11 ,·11 l'.11<1 < ;1011•,, .. w)
¿() Ní·stor Kohan 1Jt-odoro Roca. el hereje '.!I

sioncs se harán presentes de un modo inextricable aunque la al expansionismo territorial norteamericano sino que adc111;1s
significación económico-socio-política termine -durante los años será interpretado en tanto dato cultural. Ésa será una de las capas
;m- pesando más que las otras dos, sin disolverlas. de mayor densidad teórica y continuidad hislórica que nutrir,1
Esta constelación modernista de alcances continentaks de la tanto el discurso antiimperialista de la Reforma del 18 como la
que emerge ese primer antiimperialismo se radicaliza notable- r!'cepción argentina de la revolución bolchevique en los 20.
mente a partir de la intervención yanqui en la guerra entre Cuba 1<-:sta constelación ideológica modernista, crítica de la vulgari-
y España de 1898, de la posesión colonial de Puerto l<irn, de la 1lady mediocridad del burgués y de la arrogancia "materialista" y
"creación" de Panamá, del bombardeo a Veracruz y las interven- "1 nC?canicista" expansiva del imperialismo yanqui, reposaba en u 11
ciones en Santo Domingo, Nicaragua, Honduras, El Salvador y ('(mjunto muy preciso de coordenadas estrechamente ligadas al
Costa Rica. Junto con la experimentación de las formas expresi- romanticismo. No al romanticismo entendido corno tendencia
vas en la prosa, en la poesía y con la renovación del español el r!'accionaria y conservadora frente al progreso iluminado de la
antiimperialismo será de ahí en adelante su nota fundamental. r!'volución francesa ni tampoco como una escuela literaria de
Por eso, como ha sugerido Fernández Retamar, conviene com- 11wdiados del siglo XIX europeo sino más bien como una sensibi
prender el modernismo en sentido ampliado, como toda una época l1<L1d y una protesta radical frente a la modernización impulsada
de la cultura (que surge antes en América latina que en España), por el orden burgués capitalista. 5 Una protesta frente a su
110 l"irnmscripto únicamente al plano de una escuela literaria. 3 En , l1·spiadada desarticulación de las relaciones personales, frenl!' a
<·s;i h1wa de lcct ura Fernández Retamar insiste -siguiendo a · ,11 brutal sujeción de la cultura, la poesía y el arte al orden del
l<i<".1nlo <;1I1lú11 <·rn1 justificada razón- en que el modernismo , 111 l('nJ y el valor de cambio. En esa desbordante estela se inscribe
cxpn ·so; d 111is1110 t i1·111 po 1111;1 rebelión política y estética contra "la L, llamativa definición de Deodoro cuando se ubica a sí mismo
vulgaricL1d y L1 d1;d1;ll",tlHTía del cnsolJCrbccido burgués''. <1 .. 11 t ro del universo cultural romántico.
I-:11 c·11a11to ;i Lis lon11;1s y los g<·n<Tos de escritura de este l 11 tentando describir esta concepción igualmente ampliada ch ·l
111ovi111i<·11to <·1Iltur;il rcsult;i lllds qtH' su,!..(crcntc --porque le cabe 1,,111a11ticismo para el centro de Europa (especialmente en sus
pcrlt·<·L1111<·11lc a la pr;l('tica tcúrica de lkodoro- la observación de , ·,t I Hlios sobre el judaísmo mesiánico revolucionario), Micha el
,Jost'. Gaos: "En cuanto a la forma. la del tratado o curso sisterná- 111wy ha señalado que la sociología alemana de fines del siglo x1x
tico y metódico es la de la parte tambit'n menos original y valiosa, , 1111o<·icla ele primera mano por Deodoro, según consta t·11 el
más meramente didáctica, de la obra colectiva; la de la parte más 111 ()t:r,1111a de Filosofía General que él dictara en 1920 <·11 Li
original y valiosa es la del ensayo y el artículo y la del discurso". 4 I·. ll't dtad de Derecho y Ciencias Sociales-- formulaba de ma1H-r;i
Pero. como decíamos, lo más sugerente reside en que el •.1•,1t-111;1tica una nostalgia romántica del pasado, una te11Lttiv;i
fenómeno imperialista será decodificado por esta tradición lati- , l,·•,1·s¡HTi!da de rccncantar el mundo. Lo hacía-siempre según L1
noamericana -de la cual Deodoro Roca es un hijo- no sólo como l 11¡ ,11lt-sis de Lówy- oponiendo a los valores puramente cua11t iLt
un proceso económico y sociopolítico (donde Lenin aportará su l 1\·1 >'., d1· l;i Zinilisation (civilización) industrial los valores c·11;tlil.1
Imperialismo. etapa superior del capitalismo, cuyos puntos de
vista serán adoptados por Deodoro en la década del 30, principal- , ,\ 1,. •.. , , , I<- l;i,, l1ahit 11,d,·s co11fusi011es terminológicas. no 1Tst 1lt;i <"01>tr;11 \11 t," " 1
mente en sus artículos sobre el imperialismo "invisible") asociado ,1,. ,11.11 qIw ,.¡ 1111,d1-r11is1uo i111pli<"ú l'll Deodoro una protesta cstdil'a v ¡,11 11l1< .,
, , ,111, ., l., 111< ,d,·1 i 1i/;i1·irn1 C'ilpitalista pues --corno bien h,1 s1·11alado 1·11 s1111¡,,111 e 1111
,1 ,,1 1·,-, 1y i\11<\,-1·-.1111 1·11 1111,1 ,·rn11H·ida pok111ica co11 Marsh,dl lln1>1a11 1111 .¡,.¡,..,,
:,. Cfr. Roberto F'emández Retamar. "Modernismo. H8. subdesarrollo". e 11 Pum 1111 l1ii11 11 d,1¡•.. 11 •.e· lc1·., n1u·c•ptos de "1uoch·nlis1110", "1nodt'r11idad" V "1uock11111,w1c111·
perfil definitit.'O del hombre. La Habana. Letras Cubanas. l 9H5. p. J 22. J'. 1r, 1 111 1;1 , 1 11 ,111".111w111.- 111 !111,11 lo: . . (·111110 i11l<·n·;1111hiahlt·s El pri111<'ro 11;111;1 1 <'ltTt·t w1.1 ,1 l. 1•,
visit"in de crn1_junto sobre los debates 1~11 torno del modernismo. C"fr. No(· ,Jitrik. 111¡'11.11111.1·, 1·•.lf'llc,1.•,, el '.--.t'~'.1111do ;1 t111;1 sc1\~~ih11ilL1<I ¡1ropi.l tk 1111;1 tkl1·1111l11.11l.1
(i11illt-rmo Ara, Roclolfo A. Bordlo y 13eatriz Sarlo. El 1110<l<'rnis1110. lliH·1ws Ai 11 ·,... , 1,, ,c .1 \' ,·I lct, 1·1 ,, .1 1111 1n 1 H c~.o ( k e lt'.'-.dl n 1l10~twlocco110111it·o t";1pi1 ,111:,1 ,1 ( '!1 l '1·11 V
<'I-:i\L. 1!JH:í. ,\111!1·1·,1111 'M1uk111ltl.1tl y 11·vt,l1u·lc111". 1·11 IA'l'lnt,ú1. lf). l\11c1111~ /\11,-~. l 1 JHl
,1 ,Jost' ( ~;1os, /\11folo<¡iu dt·l ¡u·nsun1ie11to ,·11 l,·,u¡11n ,·,¡u1110!<1 ,·11 In ,·rlud, 11111,·1 111 ," t .,11tl ,11 11 1 11 N1, 111.1•, ( ·,1•,1 i!IC1 J,.'/ d1 ·l1nt,· n1od, ·,rird,u/ 1u, ... 111od, ·111idud. lt, w1 u,·, Ali,··,

t11111·r,, c1l.1<io,,11 I~. Fn11,11Hl('/ Hc·l;1111.11. oli 1·11 ¡1 l~,_:t l '1111111',III 1'1 1 1 1 l'I 1 1
I',' 1 1~ 1
I lt:'odoro Roca. el hereje :,u
Néstor Kohan

t ivos ele la Kultur (cultura) espiritual y moral, o a la Gesellschcifl pertenecer a esta misma familia latinoamericana ª°:~liada la ?e
(so<'icclacl) individualista y artiflcial la Germeinsclic~/1 (comunidad) que emergió Deodoro, es el de Mariátegui. Su romanticismo si_ que
orgánica y natural. ;ipelaba al pasado como contraejemplo frente a la mod~ri:11clad
Tratando de explicar el particular tono que esta oposición c·apitalista, pero no al pasado griego o latino como en Rodo smo al
asume en otros países diferentes de Alemania pero que sufren en pasado incaico de su Perú natal. Haciendo_ est~ s~lvedad, ~l
diversos períodos históricos similares problemas, Lüwy amplía el paralelo con el romanticismo culturalista anticapitahsta resulta
concepto sosteniendo que frente a la escalada irresistible del de por sí evidente en cada uno de estos pensadores de nuestra
capitalismo, al despliegue invasivo de la civilización científica y América, Deodoro en primer término. .
técnica, de la gran producción industrial, del universo de la Frente a una Argentina "granero del mundo" que modermzaba
mercancía y de los valores mercantiles, se produce -en diversos sti capitalismo combinando culturalmente el tradicionalismo
medios sociales, y, particularmente, en la intelligentsia tradicio- e •;Jtólico más arcaico con el predominio secularizador del valor ~e
nal- una reacción cultural (unas veces desesperada y trágica, t·;imbios, desde su periférica Córdoba el joven Deodoro opoma
otras resignada) que puede designarse como "romanticismo anti- l'omo alternativa la revuelta cultural y el rechazo cualitativo a
capitalista". 6 e,( ·111ejante modernización. . ..
Creemos no equivocarnos al considerar a Deodoro Roca (y, con La primera huella fehaciente de su pertenencia a la familia
él, a todos sus maestros modernistas) como un original correlato 111odernista la encontramos en su tesis doctoral "Monroe, Drago,
expresivo -específicamente latinoamericano- de esta corriente 1\I I< ·" de octubre de 1915. Allí Deodoro se proponía enjuiciar en el

intelectual y cultural europea analizada por ~wy. Romanticismo tnrcno del derecho internacional al imperialismo estadouniden-
y modernismo no son entendidos aquí -insistimos-como escuelas •,c·. asentado y legitimado jurídicamente en la doc~rina Mo~r~e.
literarias estrictas, en cuyo caso no tendría sentido cruzarlas o J';1ra ello comparaba aquella doctrina con la argentma del mmis-
amalgamarlas por ser básicamente heterogéneas y por no coinci- t 1<> Luis María Drago (formulada en rechazo del bloq_ueo a Vei:-ie-
dir cronológicamente entre sí. Son comprendidos en tanto movi- 11 i<'ia de 1902) y con el tratado firmado entre Argentma, ~rasil y

mientos culturales, formas de sensibilidad y actitudes estético- < 'I lile (ABC, que hacía referencia al intervencionismo yanqw sobre

políticas de rechazo frente a la emergencia de la sociedad capita- L, temprana revolución mexicana).


lista y frente a su "modernización". Lo más sugerente de esta temprana tesis, más allá de sus
Quizá el matiz diferente del romanticismo anticapitalista que , 11 )('l;iciones a Simón Bolívar, reside en la presencia i~p~cta~te
mantiene esta corriente latinoamericana frente al de la sociología l ">r tratarse justamente de un trabajo jurídic~ academico bien
alemana y al de los pensadores judíos mesiánicos revolucionarios .tl,·j;1do de la poesía- de Rubén Darío. Ademas de hacer una
centroeuropeos haya sido que Deodoro, Ingenieros, Martí, Daría, , l. 1r; 1 rdcrcncia explícita a "un poeta nuestro que apostrofara
Rodó y los demás miembros de esta pléyade continental no .1 ¡{t H >scv<· 1t", el joven Deodoro imita al escritor nicaragüense al
apelaran a un pasado precapitalista para contraponerlo al reino 1111 ; i1 del prúlogo, en una larga invocación desafiante a Estado~

monetario del imperialismo yanqui -a excepción tal vez de Rodó, 11 11 idos que remite puntualmente a la célebre "Oda a Roost:velt
con su paradigma helénico- sino, por el contrario, al porvenir , .. , 111<·1H·io11;ida, en la cual el cordobés no se priva de dec1rlcs.
futuro de la unidad latinoamericana. La superación del atomismo , ., 111 0 t; 1111 1Jit'·11 hiciera el poeta, que "os falta lo esencial: sois
7
mecánico típico de la modernidad capitalista no estaba -para ,111 1illosos, t'goístas y duros".
1

estos latinoamericanos estética y políticamente ligados al moder- i,: 11 t·11.i 11 to ;il ro111a11ticismo, el mismo Deodoro-cn un texto ch-
nismo-- en el pasado sino en el futuro.
Un caso aparte, demasiado condensado y singular a pesa,- dt· , , ,. ..,.¡., 1., 1<,,...,_ "Moiirot·, 1Jr; 1go. I\IH' {l{dlt·xim1<·s sobre pohti!'a t·rn1ti1w11t;,I)",
y ( :it'IH'iils So('j;1l<·s. 1\) 1!'í. pp. 8 !) y l '1. Tt·sis Jldl"
, ,. 1, lol ,., . I· , 111 ill.ul ,l<· I ><-1 .. ..i 10
, 1 .¡.,, ¡ 01 .ulo M,·s, 1 1·x.1111111,1<lor;i. J>11·si1l<·11l1·: do.-lor Sa11tia~•.o l•. 1>i,1z. VOl'a),·,,
li < '11 Mid1,l<'I Lúwy, U1·dl'11ci,i,11¡ 11/"f'Í" /El /1uluí.o.;1110 lí/J1•11,,,-;" 1·11 /•.'1111,¡,11 n·11f111/J. , lt II le 11 • lo·l•· ( ·01 lt·/ I· 111w~,. ele wto1 ( ';11 lo~ I•:. 1)t·lu·:,,;1, dcwlor l 1;a~~to1 /\cli,1v;1I, d_ 1wlo1
1111<'11<1,, Ah,•, •. FI t 'ido ¡,111 1\.-.;;dlo. i'l!l'/, p :10 t\llwi 141 ( ;, 1114111 ¡, 111 w·,, 1c1d11·,t11lt·•• clcu·ltll ~'l.1111 Ak¡,111d10T,tltcJ1cl.1 1lcwl111 l•,11111111
·., 1 Néstor Kohan 1h·odoro Roca. el hereje

n·lal iva madurez ( 1931) titulado "Los últimos románticos"-reivin- 111odelo precapitalista mentado es el del comunismo incaico y c11
di<"aba expresamente al socialismo como parte de esta tradición. l{odó el de la Grecia clásica, en Deodoro -ya maduro, durante los
CoI1trariamente a quienes asociaban esta herencia cultural con la .1110s 30- encontramos una altísima valorización de la historia de
reacción frente a la revolución burguesa, Deodoro identificaba el l•'.spaña (no hay en él huellas de indigenismo). Incluso llega al
impulso romántico con la "fermentación política de la democracia ,·:...:tremo de plantear que la revolución española de los años 30
y los derechos del hombre". Pero en esa ocasión iba aun más lejos. , 1wnta con valores históricos previos más elaborados que los que
Además de recurrir obviamente a las figuras típicas de .Federico 111 ido contar en su apoyo histórico la revolución bolchevique de
Schiller, Víctor Hugo y José Espronceda, se esforzaba por encon- l'll7.
trar "gérmenes románticos" ya en Immanuel Kant, en su enlace Ahora bien, si aquellas tres obras fundacionales de Martí, Rodó
con Johan .Fichte y F'riedrich Hegel y por supuesto en su heredero 1 1>ario marcaron entonces el nacimiento de esta primera conste-
más legítimo, Carlos Marx. Lo que le permitía articular en los 30 1. l('iún modernista antiimperialista que nutre al joven Deodoro (a
el socialismo de Marx con la t radiciém romántica era precisamente l.1 que quizá habría que agregar como antecedentes mucho más
"la conquista de la Cultura" (con mayúsculas). central -desde su 1, 1111ws los nombres de Simón Bolívar, Francisco Bilbao, Vicuña
perspectiva- para la acción del proletariado. i'vl.wkcnna, Cecilia del Valle y varios más). de todas ellas será el·
En otro artículo (de abril de 1930). analizando la obra de . \ r i, ·/ de Rodó la que sellaría más a fuego a toda la primera
Charles Baudelaire, Deodara proloI1gaba "los avances del magní- , ,, ·, 11 -ración reformista.

fico y desordenado ejército romántico" hasta incluir no en el l•:n su Ariel, dedicado sugestivamente "a la juventud de Amé-
campo filosófico sino en el estético y podico al mismo Baudelaire 111.,--. Rodó utiliza una matriz dicotómica para estructurar su
y a sus "descendientes": Arthur Rimbaud, Paul Verlaine, Stepha- , l1·,('l1rso que bien se inscribe tanto en esa concepción ampliada
ne Mallarmé y Paul Valéry. , l,·I 111oclemismo latinoamericano (de Fernández Retamar) como
Desde mucho tiempo antes, cuando todavía no había arribado , 11 L I del romanticismo anticapitalista (de Lówy). En esa antítesis
a aquella inquietante amalgama de socialismo y romanticismo, el 1 ;, "le, <>pone la Cultura latinoamericana, resumen cualitativo de la

"Manifiesto liminar" de junio de 1918 (tres años posterior a su 1,, 11, ·za. del humanismo, del espíritu entusiasta de lajuventud con
tesis doctoral) ya relanzaba a través de su pluma todo este élan 111, ·.1 I, ·s. a la Civilización yanqui, síntesis del materialismo econó-
modernista en su vertiente más politizada, romántica, antibur- 111110. dl' la ética utilitarista, del reino mediocre de la sociedad de
guesa y antiimperialista, hacia el resto del continente. De nuevo 111,1•,;1s urbana, anónima, rutinaria y vulgar y del predominio
encontramos en él la revuelta ética, culturalista y romántica d, ·.p1;idado de la cantidad dineraiia. 8 La imagen-símbolo que
contra el capitalismo y el soberbio burgués. , , 1, .1n1a al primer polo es la deArielyla que representa al segundo
Aunque, en Deodoro, la referencia al pasado utilizada al modo , . l. 1 d<" Calibán. dos personajes de La tempestad de William
romántico como contraejemplo frente a la modernidad capitalista · ,11. d" ·spcarc reclaborados luego por Ernest Renan, autor a quien
también asume flguras diferenciales. Pues si en Mariátegui el 1:, "1, > , ·; 1r, I('( eriza lisa y tajantemente como "el maestro", a secas.
I• 111ilo rojo de esa prédica que encuentra en el culto de lo joven
, 1, ,·,itrn el!' su discursividad será retomado casi al pie de la letra
Pizarra. estudiante Pedro León, estudiante ,Julio Deheza (h.) y estudiante Enwsto I" ,1 1 h·odorn ,·n el "Manifiesto liminar" y en sus escritos sobre la
S. l'e11a.
La tesis tenía originalmente setenta y ocho páginas (de las cuales Crcgorio
lknnann incorporó las cuatro del prólogo a la compilación de la obra de lkodoro ' 1 , , 111,· .1 cp 1i,·111·,-, 1,,..li;iza11 a Hodú por su vaguedad, compartimos el hala11,-., d,·
de 1\J;j(i_ El dificil tinnpo nuevo). No figuraba en el original 11i11g1111a dcdi<-alori.1. 1\ t 11, 11n 1.. 111 ,·11.111<111 sosl i<'lH' q1H· "p<'S<' a s11s <'arl'llCias. omislorws t· i11gc1111id.1
a1111q1w por una carta del I O de diciembre de 1915 de Deodoro a Maria lklwz;1, s11 ,¡, 1., l'l·,11111 el .. l,rnlo sol,11· l'I lt·1111111t·110 ya11q11i, rig11rosa11w11lc uhil';llLt 1·11 s11
11ovia. salwmos que ella era la destinataria "secreta" del I rabajo. l•:11 t·sa lwll1si111;i , , ,, ,t, , t,, 111•,lc ,1 le,,. 111t· 1·11s11111rn11t·1110 la pri111!'ra plalalon11;1 d,· b11za111it·11lo p;i1 ,1
l'drla d!' a111or, ese-rila e111111 lono lipicame11l1· ni111i111li!'o. I>t-odorn lt· ,·0111<-s,1h.1 .-1 ,.t,11·, 11l.111lc11:, ¡u,~.1,·11,11cs. 11u-11<1s l11p,<·1111os, 111c·jor i1ilonn,ulos.111;1s p1c·vi~~(1J('~ ....
cl11lrn cl,· 11,tlwr p,·nlido a s11 madn· y la .ilt-gria dt· halwd;i ,·111101·1d11 ;1 .-11.1. ,;i I h 11111 .1 • 1, l\l.11 ¡,, l\1·1wcll'III.c;,•111<11/ /11¡11111 d,·,/o•,,· /·,'11,11111•· Uodo. lltw111.,, Aln·s. l·.tll>l· /1/\.

f'SIHl~,I l 'll ,1, i' 1 ti'.'


1l,·.,doro Roca. el hereje
,,, Néstor Kohan

·Manitlesto liminar" y aún en plena guerra mundial su co11f1·n-11


1,T,>111<·11J11 el<' (;is conciencias, frente a la universidad de la rutina, , 1;1 "Ideales viejos e ideales nuevos" (8 de mayo de 1918). En cll.i
d,· l.1 l111rncracia y de lo viejo. postulaba la coexistencia de dos guerras: una política y milit.1r
J\1111 c·1.-ando Rodó definía su despreciado materialismo utilita- e11· carácter feudal-, la otra de ideales y de valores, a la que no
11'.,!;11·c11no "la igualdad en lo mediocre", la crítica de Iamediocracia , l1,daba en calificar como "la guerra redentora de los pueblos". Su
on1p.tba solamente un lugar más dentro de todo el universo 1e,111a de posición era terminante. No permitía ambigüedades: "Mis
id,·olúgico simbolizado en Calibán. Será Ingenieros quien retoma- ·,1111patías, en fin, están con la revolución rusa", decía el maestro
r;1, sistematizará y prolongará esa crítica a lo mediocre, ahora sí, , I,· juventudes, para luego agregar que "ayer con la de Kerensky,
ubicada en el centro mismo de la escena. l 11 ,y con la de Lenin y de Trotsky, con ella a pesar de sus errores,
1:<.=n El hombre mediocre (obra en la que tuvieron gran influencia , e,; 1 ella, aunque sus consecuencias hayan parecido por un
sus polémicas con el presidente Roque Sáenz Peña), surgido de 1110111ento favorables al imperialismo teutón".
un curso en la Facultad de Filosofiay Letras de 1910, Ingenieros La revolución bolchevique era para él mucho más que el mero
estigmatizaba sin piedad al partidario de la rutina y el espíritu , lnrocamiento de una clase o la simple toma del poder por los
conservador, al domesticado y al sumiso, figuras que también 1,·volucionarios. Se inscribía en un movimiento político-cultural
aparecen anatematizadas en el "Manifiesto liminar" de 1918. 111 Iivc-rsal de renovación de ideales y valores, frente a los cuales
Mientras tanto, reivindicaba -análogamente a como hiciera Rodó 11po11ía los viejos fantasmas de la rutina, la domesticación, el
con Ariel- a los idealistas. Seis años más tarde, en 1916 -apenas 11111 ·e lo a lo nuevo, la mentira, la ignorancia y el convencionalismo.
uno antes de la revolución bolchevique y dos antes de la insurrec- l '11Tisamente en ese particular tamiz de interpretación podemos
ción estudiantil cordobesa-, Ingenieros llevará como ponencia al 1, d rcar la matriz indeleble del modernismo vanguardista más
Segundo Congreso Científlco Panamericano su trabajo "La uni- 1,lflicalizado.
versidad del porvenir". En este artículo (verdadera antesala La particular "traducción" que Ingenieros hacía de la revolu-
programática del ideario juvenilista deodórico) Ingenieros pro- ' ,, 111 bolchevique como una guerra redentora de los pueblos,
longaba puntualmente las apreciaciones de El hombre medio-
111, 111101 ora de renovados ideales, nuevos valores y absolutamente
cre cuestionando "la Universidad de la rutina", así como también , 1¡ 11 l<'st a a la guerra de los "bárbaros", operaba nuevamente sobre
su "mecanismo administrativo y burocrático". En ambos casos .11pwlla misma contraposición modernista: la Cultura versus la
-1910 y 1916-estabaenjuego la lucha entre renovación y rutina, , ·1J1i/ización. Humanista y asentada en valores cualitativos la
entre los ideales nuevos y la burocratización domesticadora, ¡11111H-ra: mecanizada, segmentada y disgregada en átomos mera-
entre las fuerzas morales promotoras de la renovación incesante 11 w,11<- C'Uantitativos y mercantiles la segunda. Por otros carriles y
y las fuerzas inerciales de lo viejo y ya corroído por la ausencia de , 11 le lr111a paralela a Ingenieros tanto el joven Carlos Astrada como
ideales y de juventud. Una matriz de oposición que, como ya . l 11IH) V. González -los dos partícipes de la Reforma en la misma
señalamos, el joven Deodara hará suya en sus escritos del , i HH';1 <11w l)codoro, aunque luego Astrada se distancie-9 también
período y también en los de la madurez (por ejemplo, en el
epílogo a El último caudillo de Carlos Sánchez Viamonte -abril
de 1930- Deodara define la rutina como "la musa estúpida y ·1 1.1 1.-l,w11111 ('11lrc d nlósofo Astrada y Deodoro Roca, rápidamente soslayada
conservadora"). 1,111 .. I"" los historiadores de la füosofia argentina como por los de la Reforma.
Si Ariel y El hombre mediocre le proporcionaron entonces a 1., 111 1.111...-.- .11111 ,·11 el enigma. Sólo contamos hoy con huellas perdidas. Por
, 1, 111 1110 1·11 <'urlos l\slrrnlu. el libro que Alfredo Llanos -su discípulo- publica en
Deodara el nervio central de su crítica a la mediocridad y a la 1· 11,.• ,,,· 1q11111l11n· 1111 dibujo a lápiz del filósofo realizado por Deodoro en 1923.
rutina de la burocracia universitaria sin ideales, las conferencias 1 1· 111, /\,.11 .11 L1 v 1<01·.1 l1.rhian firmado juntos un manifiesto donde enfrentaban
11

de Ingenieros sobre la revolución rusa reunidas en Los li<·11111os 1 1111 p,111., d.. ¡,,., /'r i11.-i{Jios 1'011t ra la biblioteca "Córdoba··. reacción originada a
1 , ,

nuevos lo acercarán al universo cultural e idcolúgico de la rl'voh 1 , 11: d,· 1111.1 , ,1111<"11·1wi;1 dil'LHla (º11 !'Sa biblioteca por Arturo Capdevila. (El

ciún bolchevique. 111 .11 11111 •,lo ·,1111111110 1·sL1 l<·dr.ulo 1·11 a~:oslo ti,· 1!l l (j y S!' 1·11nw11t ra !'11 !'I Ard1ivo
, 1 1·.11 11 , 1 1!»1 ,1) l >1··.d" 1--,,· ,11111 y prn lo 11w1111,-, IJ;rsl.1 Jq:\'/, (en l'.):27 d l1l11sofo vl.1j.i
l'or ejemplo, higcnkros había pnJ11111wi;ido 1111 11ws ;i111t's c1 .. 1
JI'' ------------------------------········••·•••••••-~n•1

Néstor Kohan 1 ,. , "11 .r ( 1 l\.oca. el hereje ~'' ,


, 111111 1<111 :111 <·11 leer la experiencia bolchevique como una revolu- 11 1t," 1< Lid de pensamiento indiscutida, en 1930 lo enfrenta c, 11111;,
111111 ¡w1111;i1wntc ... del espíritu. HastaeljovenJorgeLuisBorges " 1• l., pokmica a raíz del golpe de Estado de Uriburu, que el poda
11· d1·di(".tr;1 entonces un poema a Rusia, cuyo "experimento , 111do ;Jlborozado.
111.1xi111alista" no d~jará de recibir adhesiones desde que Ingenie- 1·.11a Deodoro Roca, en aquel trágico 1930 Lugones represen tú
1os pronunciara sus conferencias. 1 1 ., 1111 isión de la inteligencia ante el taconear de la bota. La 11exkm
Si la presencia del arielismo modernista de Rodó dejó una ,,i1,· 1·1 poder de la espada, la pluma bajo el imperio grosero del
i111pronta insoslayable en el pensamiento más íntimo de Deodoro, 11, .rl La tortuosa tentación del parricidio impregna sin duda este
casi tan igual como la crítica a la mediocracia realizada por 1, 1, ,,,. , ¡>okmico que, en su valiente ademán críticoydenuncialista,
Ingenieros, la inicial veta libertaria predicada por el poeta moder- 1, 11 w1110ra la carta abierta que enviara Rodolfo Walsh cuarenta y
nista Leopoldo Lugones le aportará su iniciativa centrada en la 1, 11 · .1110s más tarde impugnando la complicidad con la dictadura
"acción directa" estudiantil. Una estrategia que innegablemente 1111 '_1 il'nta, no de Uriburu sino de Videla.
estará presente en los históricos sucesos de 1918 en Córdoba. 1.. , ; t< Trada pelea entre Roca y Lugones, que duró en total cinco
Sin desconocer esas múltiples influencias, no se puede tampo- , , "1111 Is. se inicia en octubre, a un mes del golpe de 1930. Deodoro
co eludir que su relación con Ingenieros y Lugones fue completa- , .t., dolido con uno de sus principales y admirados maestros
mente asimétrica. Si con Ingenieros el vínculo se mantuvo incó- 111, ,cl1 ·1 11istas. Se siente traicionado. Escribe entonces el artículo
lume hasta la muerte del maestro, con Lugones en cambio sufrirá 1, , 111 <k alfombra", sin obtener respuesta. Allí le hunde a Lugones
un viraje radical. 1 , 1il11111a en la garganta. Le reprocha su musculatura verbal, su
Cuando Roca presenta en 1915 su tesis doctoral contra el 11ill.1<·1011 retórica y su servilismo disfrazado con la fiereza de un
panamericanismo yanqui, Ingenieros la saluda calurosamente , · 1, •., 1rt 011 de feria. Cargado de ironía y con una retórica sarcástica
desde su Revista de Pilosofia. Al morir más tarde Ingenieros, , l 1111n1tc, lo llama "poeta-bufón" (apelando a la autoridad de otro
Deodoro pronuncia a su vez un emocionado discurso en el que lo 111.1• ·,I ro, Vasconcelos, quien así lo había bautizado) y "Júpiter de
recuerda como su guía intelectual, aun cuando le critica su , ,.11wl1opolis". Del otro lado, silencio sepulcral.
positivismo ("era la ciencia y la limitación del ochocientos", dijo en i\l .1110 siguiente Lugones visita Córdoba. Allí declara pravo-
esa oportunidad). En cambio con Lugones sobrevendrá la ruptura ' .1ll\·.1111<·11tc, en referencia a los vidrios rotos durante 1918,
irremediable. A tal punto que si en 1918 Deodoro lo consulta como , 1, 11· · 1111 hombre equilibrado e inteligente pasa por tres estados:
, 111•, dicdocho años rompe vidrios, a los treinta debe poner
, 1, 11 "•~- a los cuarenta fabricar vidrios. Lo intolerable es que los
becado a Alemania. donde estudia con Martín Heidegger). Astrada estará vincu- , 11.111·11to11cs sigan rompiendo vidrios". Inmediatamente Deo-
lado estrechamente a la Reforma en Córdoba. Escribe en aquel período "•Ethos» ,l11111 11·tr11ca con "Lugones y el 18", donde reconoce al poeta
capitalista y perspectivas del materialismo histórico .. en Gaceta Universitaria
11,.,cl1·1 11ista como el primer teórico de la acción directa estu-
(órgano ele la Federación Universitaria ele Córdoba). xv, 1, 1932, pp. 15-16. En
di.11 rt il (11111<'1!0 antes de la Reforma, en l/·l96, Lugones había
septiembre de 1932 Astrada también aparecía firmando junto a Saúl Taborcla -otro
de los ideólogos de la Reforma- un "Llamado" del Frente de Afirmación del Nuevo , · ., 11to ··¡!'aso a los jóvenes!", una encendida defensa de la
Orden Espiritual (FANor:). donde ambos se quejaban del positivismo (en el que , , \, wlt;1 dcl <'st udiantado no muy lejana al pensamiento socia-
incluían biología darwinista, sociología naturalista, metafisica materialista. ética l1· .I., lil wrt ario que por entonces -1897-compartía con lngenic-
y pedagogía utilitarias. literatura y arte realistas, etc.) que muchos pretendían
1»·, 1·11 J,11 Mo1110,-ru. l'criódico Socialista f?.cvolucionario).
inocular en la Reforma. Sin eluda coincidían filosóficamente con el élan profunda-
mente antipositivista de Deodoro. Por otra parte, en la biblioteca personal de Roca l '.11.1 prnh;ir <·s<· padrinazgo ideológico, Roca adjunta la carta
se conserva un ejemplar de "Goethe y el panteísmo spinoziano" dedicado de pt1f10 , 1,w l.11¡~rnws ll' había <'llviado a Cúrdoba en agosto de 1~18,
y lt'lra ("A Deodoro Roca, amistosamente, Carlos Astrada. Febrero ele 1934 "). Af1os '111'11.I'., dos 11ws1·s dcsptH··s del lcvanta111ic11to <'st11di;111til. Allí
después Astrada renegará de aquella primera relación eon la Refon11a. lo q1w Ji;, l 111•.i•111"'.,. ¡·;1s1 ;111.1rq11ista, 1-c<·o11w11<bha ú11icanw11tc la ,1<·<·iú11
impedido rastrear su notable coincidencia con fkodorn en t'l hifasis q111· a 111 l,os
,1111·1 l,11!1· lo.~ l'st1Hli;111t<-s. n·d1;1z;i11do 1·11;ilq11icr 111·g1wi;i1·irn1 crn,
h· ot,,rgaron a la revolución niltural 1miv1·rsitaria <ksd1· 1111a 111at riz man-ad,11111·, il ..
a11t ipos1t ivista. , 1 ¡ •.111 ,11 ·11111. lo•, poli t in>.~ o d l•:st; ido.
Néstor Kohan , ,, , "1, ,, o Roca. el hereje :11

Fue una bofetada. Lugones no se pudo contener. Deodoro lo UNIVERSIDAD Y REVOLUCIÓN CULTURAL
saC'ó de sus cabales al exhumar su pasado. El poeta le contestó
inmediatamente con su airada "Defensa propia". Allí el intelectual Sin duda, como se ha dicho tantas veces
modernista, luego de menospreciarlo por ser un mal escritor, se para filiarlo, tuvo en sus comienzos un con-
queja aclarando que "mantuve siempre buena relación con el Dr. tomo pequeño-burgués. ¿ Y qué? Lo impor-
Roca, hasta que él decidió cortarla con su ataque y su odio tante es que ha sido una cosa fluente y viva.
personal". Aquella respuesta termina con una apelación a la Hay grandes rios que comienzan en un ojo
figura emblemática de Mussolini. Todo un síntoma de época. de agua.
El fulminante cierre de la polémica lo apresura Deodoro al DEODORO ROCA, "¿Qué es la Reforma
Universitaria?"
publicar el 20 de julio de 1931 "'Boxea con su sombra". Ahí,
luego de autodefinirse como un pobre e infeliz escritor de Y mientras la actitud de las pasadas
provincia, Roca subraya nuevamente el padrinazgo intelectual generaciones, como correspondía al ritmo
de Lugones sobre su romanticismo estudiantil. "Fui su amigo", de la época, había sido evolucionista, la
confiesa Deodoro, para agregar inmediatamente "sufrí sus actitud de la nueva generación era espontá-
influencias -maridaje de rebeldía y lirismo- en las horas neamente revolucionaria.
decisivas de mi juventud sedienta de justicia, de belleza y de JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI, Siete ensayos
verdad. Fue -¡cándida adolescencia!- mi maestro". No hubo de interpretación de la realidad peruana
rnús respuesta. Lugones calló.
Si en el 18 habían podido estar juntos, corno discípulo y 1'.11. 1 i I icomodidad del eurocentrismo aún reinante, no fue en
maesi ro. t'.ll la d(•cada del ~m los senderos se bifurcaron y la batalla 1·111· .. :,i110 en Córdoba, muy lejos de la torre Eiffel. El 15 de junio
idcolú.~ica polarizú los ('spíritus. Lugones, que había saludado , I, I' 118 d país se conmovía. Los estudiantes irrumpían en el
durantt· 1!}2'1 t·11 Lima "la hora de la espada", culmina adhiriendo , , , 1<>1. 1( lo e iniciaban la huelga general. Luego -el 9 de septiem-
al nacionalismo olig;'1rquico y al militarismo en ascenso mundial. 1 ,, , . , H·l1t·11t.ay tres jóvenes clandestinamente organizados toma-

Al mismo tiempo, lkodoro se radicaliza hacia el otro polo. El ', 111 I" 11 .isalto la antigua universidad de Córdoba. Aun detenidos
ardiente modernismo inicial st· empalmaba así sobre otros hori- I" ,, ··"'' L,dos de los regimientos 13 de infanteríay4 de ingenieros
zontes. 1 , 1,, . , p w st· sumó en "la recuperación" de la universidad el apoyo
,1, l.1 policía local), trasladados al cuartel 4 de artillería y
1•1 "' , · .. ,dos por sedición, los estudiantes insurrectos lograron
111111,<11.1L111H·ntc el apoyo de los sindicatos obreros.'º

, , , 1, "1,,, 11,,. 1111 c·s 1111cstro objeto específico de estudio (pues este libro no es una
,.. ,,,, 1, , 1, l., 1id, 11 111a). 110 vamos a repetir aquí la crónica al detalle de los sucesos.
, , ,1,, 1, 11111 ,,.,,,_,., liililiografía. remitimos al lector para el racconto de los hechos y
1 , , , I"," l1" , ,, "1 , I, · los principales documentos a Gabriel Del Mazo. La Rejonna
""",, ,1,,11,1. 1,., l'Lil;i, C,·11tro de Estudiantes de lngenieria. 1941, 2ª ed. en tres
, '"" 1,.111,, 11l.1111w11l,· tomo 1 (!ª ed. de 1926-1927); Horacio Sanguinetti y
11", 1,, , 111.1 /.11 1<,·Jw11111 1111i1wrsilnrio. Buenos Aires. FUA. 1959: reeditada y
""I ''' "l., , 11 , ,,., , ,-¡111111hl11s. ll11c11os Aires. Jorge Álvarez, 1968 y en La R~fonno
. , . , , , , , ,1, 11 ,,, 1\111·11"'· Aiic·,,. c·1,:i\1., 1!l87. 2 tomos. Igualmente puede consultarse

,, , ", , 11 1, ,.. I ', 11t.11111t·1 o, /•:~1w/11111/C's 11 polílicu e11 Arni'rica latina. El proceso de la
1., '"'"'" 11,.,,,,.,•.l/<11111. MC"xlC'o. Si¡(lo XXI. l!lH7. 2" cd. !'arad tt·rr,·110 fotogrúlko.
, 1, 1, ,, , 1, 111,· ,·<11, 1,111 d,· M.111.1 t',dd,·L111 y l';i11i"i" F111l!'s. Escc11us n-/<>1111isl11s.
1 1 1 •• 111 ,-. 1\\1 f ·, 1111.'\ 11 11 1 /
.,,,
.,, 1>rndoro Roca. el hereje
Néstor Kohan

Itsa fue la raíz de una sentida consigna que sohrcviviria en el 11istoria de la Reforma -más allá de la apología o la diatriba- fue
t icmpo: "Obreros y estudiantes, unidos adelante". Fue el primer
,·11 realidad mucho más compleja y tensionada de lo que se
rayo de una tormenta que haría época a lo largo del siglo. ·,11pone.
La Reforma -como se la llamó- triunfó rápidamente sobre la Tomando en cuenta esa notable e increíble disparidad, ¿cómo
universidad teológica y monacal, en el caso de Córdoba, y sobre la , ;1racterizar entonces la ideología fundacional de la Reforma? En
J lrimcr lugar, por su heterogeneidad. Las semejanzas pero tam-
liberal y positivista (heredera de la generación del 80) en La Plata
i ,1(·11 las distancias entre Deodara y Saúl Taborda -dos de sus
y en Buenos Aires. i\l instante aquel movimiento pedagógico,
político y cultural se expandió por todo el continente. 1)1111cipales ideólogos iniciales- son, por ejemplo, una clara expre-
Cuando Deodoro redactó el célebre "Manifiesto liminar" dirigi- . .1011 de ello.
do "A los hombres libres de Sudamérica" tenía apenas veintiocho l•:11 el campo de la militancia estudiantil de sus primeras épocas
años. Ese texto fundacional que sancionaba "el derecho sagrado , ·,;1 heterogeneidad fue aun más pronunciada llegando hasta la
a la insurrección", se desparramó como reguero de pólvora. Con I"il.1rización y el enfrentamiento ideológico de grupos como "Con-
' 1 )tdia" -luego reorganizado en "Renovación Reformista"-o "Unión
su ideal latinoamericanista. antiimperialistay de revuelta juvenil,
1 11, ivcrsitaria", ambos enrolados en la derecha, e "Insurrexit" o
el mensaje de la Reforma llc¡.~ó hasta México. Al pasar trastocó
todas las universidades. Víctor l{aúl Haya de la Torre y José Carlos A1:rnpación de Partidos Reformistas de Izquierda", inscriptos en
Mariátegui en Perú, Julio Antonio Mella en Cuba y José Vascon- l.1 11:quierda más radicalizada.
celos en México fueron algunos de sus principales difusores e Si en la esfera ideológica la derecha interior a la Reforma fue
impulsores. , ,. 11; 111~onable -en su radicalidad- con la izquierda, en cuanto a
Los historiadores que han pretendido enterrar de un plumazo ¡ ,111 ili('o y militancia.jamás alcanzó una influencia similar. Dando

la historia de la Reforma insistieron a menudo con que entre los , 1"·r, ta de esa incompatibilidad congénita entre el tradicionalismo
dirigentes políticos latinoamericanos surgidos de sus filas se ,, 1.11 e¡11 ico y autoritario de nuestra derecha y la militancia juvenil
encuentran aquellos que transformaron rápidamente la Reforma , 1, L, l{cfomia no exageraríamos si ubicáramos ese flanco ideoló-
1')• •> c·omo un enemigo básicamente confeso y declarado de la
en un cómodo trampolín para ejercer desde el poder exactamente
1:, lrn 111,t. La apelación al "carácter subversivo" y anárquico que
lo opuesto a su anterior prédica estudiantil. Sin duda, sobresalen
en este rubro los apellidos ya clásicos y tristemente célebres de , .1.1 i111pulsaria constituirá un leitmotiv siempre repetido entre
Rómulo Betancourt, Haya de la Torre y Arturo Frondizi. Para no 1)1 wsl ros defensores de un orden tradicional, centrado en la
mencionar ejemplos argentinos más recientes y cercanos de 111, >J >H ·1 lad privada, la familia occidental y cristiana y la fuerza
notables "reformistas" que terminaron bregando por el arancel, la • 1, · ,pi; ,dada del Estado. 11
virtual privatización de los posgrados, la adaptación al mercado y : ,, 11 embargo. a pesar de esta galvanizada oposición que
a los planes económicos del Banco Mundial de los programas de .1<111p11· encontró entre las filas derechistas, la Reforma en su
estudio o incluso "la colaboración" de las distintas facultades con
las grandes corporaciones capitalistas transnacionales. Enfer- 1 1 /\¡ w11,1s 1111 ejemplo, sumamente significativo, El obispo de Córdoba. en su
mos incurables -sus acólitos estudiantiles- de una adicción 1, , .1 "' .il p11hlil'ada en Los Prmcipios el 24 de noviembre de 1918. así describía la
malsana: el culto a las formas institucionales, a la religión del 1.-, f.,, 111.1 "< ·011 dla hahrá llegado aquella horade las democracias y del proletaria-
papel membretado, al sello oficial y al aparato ruin y burocn-1tico ,1., , 11·.,d.1 y saludada con ardor por los apóstoles de la demagogia, hora de

, ol '""' ·,1,111 y :111arq11ia general. de agresiones y repulsas. en que a la misma fuerza


de "los cuerpos orgánicos".
",,..,,1,, le· l.ilL1r.1 dieal'ia para garantir el orden y defender el trono, porque el
Pero atención. Al mismo tiempo no deberíamos olvidar q1w , I•,, 11 .. ,--.1.11.1 l1'.11,d11w11lt· !'onlagiado de rebelión. como las masas de donde ha
ademús existieron -y existen- otros, enrolados en d polo id<'olo • dldn \' ,·11 ve·, d!' n·d1azar los asaltos subversivos, presentarü las armas a los
.1.!)co exactamente opuesto, tambkn provc11ic11tcs ch· la 111ilit.11H·i.1 ,,,,. .,.,,..,, .. l•,x,lf'l.111w11l1· c·s,· 111ls1110 tilpit'o ideológico que homologa Rdorma <"OII
1111ivcrsitaria como Fidl'I Castro. Luis de la 1'11c11k l l!'cd;1 o trwlt1so ,,, ,1 ".,., ·1l111 , .. ,w1 ;id ld/11101111k Li 11odw de los hastoi11·s Lirgos di' 1!ltifi y di' l'a,-,1

1111l'sln1 (111;tldito y ;11111 i1111rn11l,r,tl>k) M.irio Holwrlo S.111l1wl10. l,;1 ,.,,1,,., l.1·, 111.11,1111,i,, ,I<- l!f/fí rn·1111til;1s ,·11 d a111hlto 1111lv1·rsltarlo.
:1,1 1" , « loro Roca. el hereje
Néstor Kohan

<'onjunto jugó habitualmente un movimiento pendular que osciló 111, ,vincial que tanto lo odió y combatió-así como también muchos
y se movió entre grandes polos. Nunca se terminó de definir , li- los núcleos duros y centrales del marxismo en su versión mús
taxativamente, de ahí la extrema plasticidad que adoptó a lo largo , l. 1r;i mente antiimperialista. Pero de un marxismo completamcn-
del tiempo y de cada uno de los países latinoamericanos (desde la 1, ·, l1 ·spojado del caparazón ilustrado y economicista -nuevamente
Argentina hasta México) que la enarbolaron como bandera. Am- , 1 p;iralelo con el peruano- que subrepticiamente envolvió a esta
bas corrientes convivieron y se alten1aron según el sector político , , 11 ricnte en la versión "ortodoxa" predominante en nuestro país.
que la hegemonizara y según el adversario histórico a enfrentar. l lc la segunda familia ideológica, Deodara incorporó el roman-
El primero de esos polos estaba constituido principalmente por 11, 1s1110 -de innegable fuente nietzscheana, igualmente presente
aquella constelación politico-cultural de matriz claramente laici- , 11 M;iriátegui- antiburgués y libertario, culturalista, juvenilista y

zante y anticlerical. Bajo este extendido arco ideológico se abrió un l111111;inista. También bebió de este otro flanco la actitud estética
amplio paraguas inclusivo. Éste incorporó y subsumió a su vez: 1) , 1, v;111guardia, en la particular modulación con la que ésta se
una versión reformista positivista, modernizante y democrática , ,. ¡,11·sú en el modernismo literario.
(en el particular tamiz que adoptó esta variante cientificista : ,1 hubiera que resumir su pensamiento filosóflco más profun-
enfrentada al positivismo y al naturalismo darwinista de las , I,, ,1l.~o de por sí incómodo y esquemático, por cierto- nada mejor
oligarquías aristocráticas y racistas del 90), y 2) una tendencia , 11 w ;1pdar a la herencia cruzada de Marx y Nietzsche, aquellos
marxista coloreada por una fuerte tonalidad economicista, "ma- , 1, ,., obstinados y terribles negadores" como él los definió en su
terialista" e ilustrada. Liberalismo "progresista" y marxismo "libe- 111111 do "El drama social de la universidad".
ral" se estructuraron de este modo como dos extremos dentro de 1 .i inesperada aleación que logró con semejante conjugación
esa VtTticntc en cuyo seno siempre hubo lugar para los grises y , • 1ilosiva fue precisamente lo que lo vuelve tan dificil de "clasifi-
matices intt-r1nedios. , . , , ·· t 11a ndo se lo quiere encasillar en los compartimientos estan-

La ot1·a gran veta se constituyó sobre un filón antipositivista, , .... ( 011 los que habitualmente se estudia la Reforma. Porque
t·spiritualista y rom;mtico, con apelaciones a la nueva sensibili- 1,, , "11 ,ro no fue ni un yrigoyenista ni un liberal -sus ácidas y
dad y a la nueva gcrwraciim. También aquí se entrecruzaron las
tendencias que intentaron circunscribir y limitar la Reforma 1.. , 1 , 1111 solo tuvo que afrontar la aridez de la vida pública. Aquella tensión no
únicamente al plano cultural -y de "ideales"- con aquellas otras 1.. , ,1""" l.1111poco su vida íntima y privada. tanto en ocasión de su casamiento
que intentaron prolongar la revolución universitaria, entendida , .. , "" d,· ,,11 Ldl(ecinliento.
esencialmente como revolución cultural, en el campo de la trans- 1 11 , 11. 111 to a su boda. ésta se celebró en noviembre de 1918 con María Deheza.
formación social. , "1 , , 1, 1"..-l11r,Ji1lio Deheza que clausuró la universidad en abril de 1918 (con quien
1 ,. , "1,,," "1,111I 11vo luego. como yerno, a pesar de los evidentes enfrentamientos
Lo que resulta a nuestros ojos más sugerente y seductor es que .. 1. .. I,,¡'·" ,, ... 1111a buena relación personal). Con "Maruca'". que le daría dos hijos
en el caso específico de Deodara, su universo cultural, teórico y 1 1 , , , , 1,, v < ;, 1stavo) lo unió una gran relación de amor. Aunque por una carta que

político conjugó heréticamente de un modo más que original -co;1 1 ,. , "1, ,, ,, lt- ,·s,-ríl,kra el 6 de noviembre de 1918 sabemos que existían entre ambos

un notable paralelo en relación con la obra del amauta peruano . ,, , 1 , . , I,·., 1,·p;11wias en torno de la temática religiosa. Era relativamente fácil
José Carlos Mariátegui- los filones más ricos de cada uno de los ",, , "' 1,., 111 wrl;1ria1111·nte contra los poderes públicos, pero se volvía desgarrador
, , ",, 1,,, 1 I" 111 ,ln11;1 rl'lil-':ioso se presentaba en la vida familiar. Incluso sus amigos
grandes polos ideológicos reformistas. 1. ,,,,1,1.11 ,, ,., •,,· oponían tcr111inanten1ente a ese matrimonio nada rnenos que con
De la primera vertiente Deodara adoptó tanto el tono iconodas 1, lo11, ,l,·I ,,..-1rn_ ;111H·11.1z;i1Hloco11 !Jaceralgunademostraciónpúblicaeldíadel
ta y anticlerical -no casualmente frente a las innum<-rahlt·s , "'"' 11I« Los 11·,·11t-rdos de la L11nilia aseguran que una lluvia torrencial les

reacciones de una Córdoba beata 12 y de una Iglesia Catúli<';i 11111H,-,1l11\i111 111lc·1v1·11ir ('I di;i dt· la C'(-'Tt'J110nia.

1 ", 11.11li<> ., ·.11 1.,l1 .. .-i111i<·11to. 1111whas versiones intencionadas de Los Princi-
1,,., t,, 1 ",,,,¡,, v /.u /'1< ·11.~11.din11;1ron que [kodoro '"había finalmente comull-':ado"·
12. J\1111 rechazando visceral y ro111úntica111t·ntc t'I positivis1110, Jkodoro 1111 ¡ 11 v11 .. 'I"' .. ,,11, 11<> l.1 l"'"-"••·1w1.1 "'" 1111 s,w,-rdotc··. S11 fil-':11ra SC/.':tlia inco111oclando aun
111,1s n·11wdio por las i111posicio11t·s dt'I a111liit'l1t,· q11t· n·t·ost.11.-,,· 1 - 11 J, 1 ¡, 111 i.-,,t. 1 ,1, I''" ·. ,1,· ,,,,,,., 111 II.illl.1 q1w 1w11lralizarlo t· incorporarlo .. st'a al s/u/11 'I""
;111liC'lt·rit'al. I•:st• t·Jlfr<'11L1111ic1:to (HTsc111;il c-011 s11 .1111hic·11II', l.1 ( 'll1clot1. 1111111 1, 1c ,il \' 1, ,,11, 11111.dt·d.1 \' 1c·ll1•.lc1·.11 ..·.c.i ;i( "p10¡~11·sis1111)' ili1str,ulo y l>ic·11 pt•11s;i11tc·.
36 Néstor Kohan 1,, <>doro Roca, el hereje :17

corrosivas críticas al Estado. al partido radical y a la democracia 1, 1'.;1• Ortega y Gasset); 2) las interpretaciones "idealistas" (donde
burguesa así lo demuestran- ni tampoco un marxista "clásico" o 11•.111pó a Carlos Cossio, Adolfo Korn Villafañe y Homero Guglielmi-
un comunista "ortodoxo". Si pasó fugazmente por el socialismo, 1111. :~) la corriente que pretendió limitar la Reforma únicamente al
rompió inmediata y pokmicamente con el partido acusándolo de , . 1111 po docente y cultural (Sebastián Soler, Germán Arciniegas y
"conservador" y dcnThista. Pero tampoco fue un juvenilista 1,.11 l'ialmente -siempre según Bermann- Saúl Taborda); 4) la co-
especulativo o metafísico como Ortega -de quien sí mucho adoptó '' 1n1te de izquierda sectaria (donde Bermann incluyó el segundo
en el terreno univnsitario aunque nunca aceptara su teoría de la l11·,111Texit de los años 30, en el que militaban Héctor P. Agosti, P.
"deshumaniza<'iún dd arte" utilizada para descalificar a las van- 1"111;,,ález Alberdi y Ernesto Sábato); 5) el punto de vista aprista
guardias estdkds- ni siquiera un antiimperialista populista al In w;imado en Haya de la Torre) y, finalmente, 6) la interpretación
estilo de I laya d<' la Tm-r1· o de la izquierda nacional argentina. , 11.,ll-dica (donde incluyó --compartiendo posiciones- a Julio A.
Estuvo en d <Tll<T el<- todos <·sos caminos, en aquel espacio í\1t-lL1, J.C. Mariátegui y Aníbal Ponce).
prohibido domk los lin;tj<'s d<' <'111 recruzan y se mezclan, descolo- Nos imaginamos que no resulta casual que Bermann no
cando y pcnlih1dok d respeto a las distintas "ortodoxias". Un 11" orpore a su amigo dentro de la clasificación, precisamente
hereje radical e indomesticable. 1"11 q11c su pensamiento retomaba elementos de varias de estas
De allí que hoy ya nos 1-cstillcn fatal y extremadamente pobres , , ,11 icntes. En primer lugar, de la sexta, la "interpretación dialé-
las tradicionales críticas tc11dc11ciosas y consagradas que preten- , 1,, .1··. pero sin abandonar nunca motivos que según este esque-
dieron embotar la inmensa riqueza continental de este movimien- ', .. , 1H 1dieran bautizarse como "idealistas" o incluso "generaciona-
l,._ ..
to en una simple formula: "Pequcñoburguesía en ascenso ... "
(como balbuceó Paulino González Alberdi en la Conferencia I', ,rque Deodoro también fue profundizando su reflexión sobre
Comunista Latinoamericana reunida en Buenos Aires en 1929), I., , 111 ivcrsidad y sobre la cultura. La coloración inicial que tiñe sus
"fubismo e intelectualidad cipaya de espaldas al país" (clásica 1,111111-ras intervenciones (en la colación de grados de 1915, en las
impugnación nacional-populista); "modernismo aristocratizante 1 .. 1111hkas y en el "Manifiesto liminar" de 1918, en el acto de
como reacción elitista y antidemocrática". etcétera. , 1 111•,1 ira del Primer Congreso Nacional de Estudiantes del mismo
11 1 11 • dL) está atravesada por un profundo arielismo modernista,
Igualmente sospechosas se nos presentan hoy las apologías
enturbiadas que abrevan en el "liberalismo progresista". Una 1,,, 1 l. 1 tcoría de las generaciones y por un ademán libertario y
constelación en la que la Reforma terminó subsumida -en el caso "11 w~;tatista, encendidamente antiburgués y antiimperialista.
argentino- fundamentalmente por el radicalismo, como variante l.1 ligura de Nietzsche junto con la letra y el verbo de sus
"pedagógica" de una modernización timorata y pusilánime de los 1111. ,dos "maestros" latinoamericanos juegan aquí el papel idea-
estudios superiores, opacando, soslayando y finalmente olvidan- l, 11'. 1, ·, 111 H ·11 te protagónico. El enemigo a doblegar es la burocracia,
do de un modo escandaloso la prédica antiimperialista y antibur- 1, 11wdiocridad, la rutina de la vida moderna, el espíritu norte-
guesa que tuvo este movimiento en el verbo y la práctica d<' ""' 1w;1110 del utilitarismo y la cuantificación mercantil que
Deodoro. , ,,·.1lw,1 y manipula- la cultura. 13 La inflexión anticlerical, obli-
Después de su muerte, sin referirse ni mencionar a su entra
ñable amigo y compinche Roca (cuyo pensamiento más íntimo 1 1 IJ,1111 .1 sn,111 suficientes las analogías que se puedan trazar entre la prédica

conocía profundamente}, Gregario Bermann intentó en Jiwcntwl ,,,1,1"111'.1 ..-s,1 d!' r!'vuclta estudiantil y revolución cultural promovida por Deodoro
de América (1946) clasificar -en una posición parcialmente com 1,,. ''""·11111<·11t11s ,·11ropeos que ¡cincuenta años después! conmovieron al capita-
1, ,,,, , ,·11 •,11-, 111 opias 111etrópolis. (Fue en ese sentido un gran acierto de Bermann
partida por Sanguinetti y Ciria años más tarde- esta difuminada 1· » "•1'.»11,11 l.1 ld,·ologia del mayo francés con el "Manifiesto linúnar" al presentar
gama de matices con la que se intentó caractc1•izar tcúri<'a11w11tc 1, , .. 11,¡ ,11.11 11111 el,· 1!11,8, y <k Sa11g11i11etti titular con el grafiti "Prohibido prohibir"
.i;J jdeología de la Reforma. 1, , "11 q >11.t< 11111 el,· I>codoro el!' I972.) Impulsados por las reflexiones de Charles
lTI,icú al menos seis posiciones: 1) la koría de la 111 wva gc1 wrado11 \\, 1¡•1,1 M1Ih y I lc-1 Iwt t Ma1 .-11s,· y por l'I 1·j1·111plo vital del Che Guevara: los jóvenes
,1111<Ti<'a11a (pri11dpal11wntc rqm·s<·nt,ub por .J111io V. <;011z;d1·:1. y • -1 »>11.1111<-·, ,le- l<>s liO v11lvl,·1011 ;1 la carga contra la allc11ación, la cosll1cacló11 de
:m Néstor Kohan 1" "' I""' Roca. el hereje

gada en la Córdoba del momento, no implica liberalismo o , , , 111! 1ción social, aunque la vocación iba evidentemente por cs1·
cientificismo ilustrado en su pensamiento. Si en Córdoba la , 11dno. No resulta por eso fortuito que en 1920 eligiera para
Reforma no pudo no ser anticlerical, en La Plata, por ejemplo, fue , 111 ,ilwzar su discurso una frase pronunciada por el dirigente
claramente antiliberal y antipositivista. 1.. ,1, l 1¡•vique León Trotsky, en la apertura de la Tercera lnternacio-
Para este primer Deodoro la insurrección estudiantil marcó 11. il "¡Qué dicha la de vivir en tiempos tan trascendentales ... !".
una revolución en la cultura y 1·11 las conciencias. Según sus ,, 11 ese tiempo participa al frente de la cátedra de Filosofía
propias palabras de octubre de aquel I ~) 18, "el bosque arde ... y en , " 1wr,d en la Facultad de Derecho, con un programa de estudio
ese resplandor yo he visto anticipos de las jornadas que vendrán". , 11,·. 1s i111 plicancias teóricas analizaremos más adelante.
"Esos recios y bravos muchachos", dirú más adelante, "fueron : ,wmpre dentro del mismo universo "herético" y "heterodoxo",
contra la Universidad, contra la Iglesia, contra la familia, contra 1, 1, l. 1s ¡ lkable por retomar -sin eclecticismo, sino creativamente-
la propiedad y contra el Estado. Había estallado la revolución en , 1, 11w11tos tanto de la tradición libertaria y marxista como del
las conciencias". 14 , 1il 1111 "lismo modernista y de la teoría ortegiana de las generacio-
Dentro de ese hilo discursivo, Deodoro diferenciaba un simple 1" · .. 1kodoro formula una ácida e irónica crítica de la institución
motín de una revolución, pero esa revolución aún era planteada , " ,. 1I del examen. Provocativamente increpa a los profesores
en krminos culturales y como parte de una nueva sensibilidad ",•1111w11tando que son ellos y no los estudiantes quienes deben
gc1HTacional. Todavía no se prolongaba hacia el terreno de la " , "1 ¡ r". "La culpa", sentencia Deodoro, "no es de tal o cual
1 ,1,,l,·•,or satánida. Es de tal o cual sistema. De un «régimen» de
, 11·., 11;i11za que no es la superior, ni la inferior, y ni siquiera la
L1 ,·1di11r:1. L1 1,1 iron;l<'i.1 ,·sl;llal. la clmnesticación civilizatoria y la rutina burgue-
, l1111 wst ica o la oficial, sino toda la enseñanza, contando con las
sa.! '1>1111, 1·11 Lt <'ordol,;1 d,· 1!JI H. Dani "el rojo" en Paris. Rucli Dutschke en Berlín
(prol,;1hl,·11w11I,· ,·I 111,1s r.1di .. ,iliz.1<lo y lúl'ido de todos. aunque menos difundido , 11 .1 ·, t ·xccpciones. Toda la enseñanza-expresada así en el vetusto
q1w los lr.11w,·s,·s). I >.1vid Ad.-Jsl<'ill "'' Lo11dn·s. el Zcn/.(akuren en Tokio y muchos , .. 111w11- está apuntando al «éxito». Hace depender de un «éxito»,
111ús t·11 lkrkci<'y o ,·11 l<0111.1 s,· ,111i111;di;111 ;1 p<'dir lo i111posible. a ejercer "el derecho ,1, 1111;i J)l]cnajugada, a veces toda una vida".
sa¡.(raclo a la i11s111-r,·,·,·i0I1" q11<· ,h·l<'11d1.1 el "Manihcsto liminar" de 1918. Sin l 'nl<Ttamente a tono con una concepción de la cultura que
embar¡_(o. por 1111 asen lado vi .. io d .. colo11ialis1110 nwntal. la biblio¡.(rafía sobre estas
, 11 ., wlvc todas las jerarquías políticas y sociales, su cuestiona-
últimas rebeliones omite cualc¡11icr rckn·1wia obli¡.(acla al antecedente argentino.
Tiene menos "presti¡.(io" hablar ele Córdoba-19 18 que de París-1968 ... ''''' 11 t,) <Id examen es probablemente el punto más alto y audaz de
11, <111t'<'J)('ión pedagógica, que excede largamente la mera "mo-
14. En el primer borrador manuscrito de ese discurso la frase "contra el Estado"
figuraba inmediatamente después ele "contra la Universidad" y antes de "contra la , 1, 1111/;l('i<m" de los programas de estudio a la que se la quiso
Iglesia". Está luego tachado y aparece entonces recién al final ele la enumeración , , , l 111 11 por parte de las corrientes liberales o tibiamente laicizan-
ele enemigos a enfrentar. La ubicación originaria no es un simple detalle anecdó- 1,
tico. La prédica antiestatista. de innegable signo libertario (probablemente asimi- I· 1, nl<'rn dardo contra el examen prolongaba su anterior tiro
lada a través de Lugones) marca en sus inicios el pensamiento más íntimo dt·
Deodoro (cfr. "La revolución de las conciencias". 1918. manuscrito borrador. p. 8.
Archivo Cristina Roca). Tres años antes. en diciembre de 1915. había vaticinado , , 1:,, '" <1,·111os q11c 1111a dt' las consignas que hicieron famoso al mayo francés fue
en esta dirección inequívoca que "el socialismo mismo se equivoca cuando 1 , 11 w1, ,-,,·1-vilis1110. promoción social. sociedad jerarquizada". Nuevamente
estimula la garra del Estado y fía en su fuerza el apoyo ele la justicia futura". , ",,, ." 1111 J., i1 ll'rcil ,lt· -y clcsconocicla- actualidad ele Deocloro. Sin exagerar. ...
De los muchos historiadores que han destilado odio y veneno cor 11 ra la Relón 11; 1 . ,,111,, 11" .11lv,·1lir. por cjc111plo. que la demoledora crítica con la que Michd
y en particular contra Deodoro, merece destacarse Enrique Díaz J\raujo. q11i,·11 1.. ,,, ,,,11 ,l,·, .. 111¡o,r;1 ,·11 Vi<¡ilur 11 cuslignr (1975) al examen como una de las
desde las füas del radicalismo cordobés ha dacio certeramente en el blanco ,·11 s11 ", 111'" 1," ,. .. _J,,.,,i,·;is <i<' Lt sot'il'dad disciplinaria tiene en nuestra propia historia
artículo "Deocloro Roca. reforma y radicalismo" cuando. intentando clt-scalilkalio. 1.. 1, 1,, 111.d 1111 .111i<T1·d<'11l1· i11s,Ilv;tl>I<- t·n Roca? Sin únimo ele soberbia ni al';1n <l<-
comenta alarmado ese mismo discurso: "Es el anarquismo", di('(' Díaz Ar,111jo, ··1.1 1. , 11 11 i1, 1 1· .11111 111 • >\'11w1.1110. <-rt·t·1nos q1 H' 111uc-has de las corrit·nft·s icl<·ológi<'ílS dt"
«palingenesia»; la vía destructiva de tocio orden dacio. lkvoltl('i(>11, 111;1s q111· 111 11 .11, 1 ¡ 1.11·. q1 w II J1c·111 ,111 c·n Lts cic·,u·i;is so('ialt·s o t'll el 111ovi111i<·11to <'St 1 uli.1111 il
Hl'fon11a. El pasado arg1·nti110 no c11c11ta. No es «rl'p;1rabl<-". t·rn110 din;i Yn¡•,oy,·11 ,, , "I" 1.11 J.,, 11l11 ,1 1<111< ,111lli.111.1 p;i1;i L, i11stil11('io11 1111iv1·rsiL11i.1 d.. lwn;i11 ;ti
S,,lo i111porL1 el lkvc11ir; el f11luro ,·11srni;11lo: Lt sod1·d,1d sin ,·J.1s,·--;, ,111l011<1,111111 1111 .11111 t11·11qu1 11·v1· .. 11 ,·I .q1c)1!c· (1·1111<·0 y Lt l1i~lori.1 tlt· las l1wl1;1~--. c~. . t111IL111lllc~.
j1·1,11q111;is" l)1;iz i\r;111jo 1<-111,1 1;11.<111. 11 ¡'• 111111.1•,
,,.,,,

,1() Néstor Kohan •11


1 ,, , "1, ,ro Roca. el hereje

¡·ontra el título de doctor, "que no satisface otra cosa", argumen- REBELDÍA. FILOSOFÍA Y REVOLUCIÓN
tar:i Deodoro en su proyecto de supresión de 1920, "que la vanidad
de los mediocres". Ambos disparos apuntaban a un mismo La culiura y el Estado -no nos enga-
ulanco: "mientras se preparan los materiales de la nueva Univer- ñemos sobre este punto- son antagonis-
sidad, con que soñamos, derribamos una a una las instituciones tas. Estado cultural es simplemente una
más características de la vieja". idea moderna.
FRIEDRICH NIETZSCHE
Este vector de radicalización de su pensamiento en tomo de la
universidad irá inclinándose cada vez más hacia la izquierda. Ustedes serán auténticamentejuven-
Sintetizando esa curva de va1;ación, en 1936 Deodoro afirma en tud y representación de lo más avanza-
su célebre encuesta de la revista Flecha por él impulsada que "el do de lajuventud. No tengan miedo, los
puro universitario es una cosa monstruosa". que sonjóvenes,Jóvenes de espíritu so-
En aquel momento, durante 1933, revaloraba -una vez más en bre todo, de preocuparse de qué es lo que
clave fervientemente antipositivista- el "ideal humanitario" de hay que hacer para agradar. Simple-
Alexander von Humboldt y la "educación estético-humanista" de mente hacer lo que sea necesario. Allí la
las universidades alemanas del siglo XIX. Dos ejes totalizantes a Juventud será dirigente.
ERNESTO CHE GUEVARA
los que acudía para poder contrastar y cuestionar la pedagogía
moderna de la parcialización, "el olvido de los ideales de la
personalidad", la sujeción a la Técnica (así ... escrita con mayús- N. ,da más trágico -y grosero- que oponer rebeldía y revuelta a
culas, en un ademán típico de la crítica romántica) y al dinero. De , , , , ,¡ 1 l('ión. Y sobre todo si se hace en nombre de la "pureza"
ahí que si bien en Córdoba su crítica se dirigió ineludiblemente , 1," 11111aria del marxismo. El ejemplo paradigmático en este
contra la universidad teológica, eso no quita que al mismo tiempo , 1 ti ido lo constituyó en la Argentina tanto la crítica de Paulino
pusiera en cuestión la tendencia liberal-modemizante de "aquella 1 ,, q 1;; 1 l<-z i\lberdi de 1929 a la revuelta estudiantil cordobesa por
burguesía que había perdido --como clase- toda significación , , ·· 111, isofía idealista" y su "carácter pequeñoburgués" corno la del
histórica". ,·111 ,.i l11st11Texit a inicios de los 30, que llegó a caracterizarla
1
Si en 1933 sostenía que "hoy se sabe que no habrá Reforma «a , 1,,..,,i 1:omo "pequeñoburguesía contrarrevolucionaria". Mu-
111

fondo» mientras no se reforme profundamente la estructura del , 1 i, ,. , • , , 1os después, pero exactamente desde el mismo paradigma,
Estado", en 1936 prolonga esa intuición apuntando que "«Reforma , 11 t-i; 11 wia sucedió algo análogo con la tímida y pusilánime

universitaria» es lo mismo que «reforma social». Sin reforma social , , .d11;wiún filosófica expresada en el tristemente célebre artículo
8
no puede haber cabal Reforma Universitaria ... ". "Aquel movimiento 1 . , , l'Vt wlta y la revolución" de Roger Garaudy' sobre el mayo

pequeñoburgués y romántico de 1918 es hoy un movimiento social 11 • 1111 , •s por sus '"posturas extremistas" y por su "radicalismo

caudaloso y profundo", diagnosticaba. I" 1 wnolJurgués". En ambos casos se mostraron desnudos los
11
De ahí en adelante se abre de par en par la prolongación de la 111 11 111'•, insostenibles del marxismo más economicista Y grosera-

prédica reformista en un cauce innegablemente antiburgués y 111, ,,t,· 111<limcntario.

antiimperialista -completamente indigerible hoy, en 1998, para 1,:,1 Lt rdkxiún de Deodoro, en cambio, sobre todo en sus
muchos "reformistas" que sólo mencionan al pasar a Deodoro _.., rn H'S filosóficas, esos dos afluentes recurrentemente des-
1111 111 1

Roca-. En esa huella ardiente se inscribe su anhelo político mús , ... q. ,do,;:--.<· 1·onjugaron en un mismo haz de luz. De este ~od~ se
profundo y duradero: "Nosotros creemos que la paz en Arnüica ha , , ,·.tl,;i Lt posil>ilidacl -mayormente inc4mplida- de rad1cahzar
de lograrse sólo en una sociedad sin clases y en una humanidad
liberada y bella". Ya no quedan dudas. En l 9;36 -<¡uc cqulval1· a
/ J,·,ruwruli,· No111lf'll1·. l'ans, ahril-mayo de 1~(;8, rl'producldo <'11 Ciw<lcmvs
su temprana madurez- "el antlderical es antllmpcrialista". 11, i,,
11
,/,· · 11
1 11 11111
, 1. ,,,.¡ ¡1- 111 1, 11 · ol'I 11111 ,. d,· 1 !lfi8. pp. (j() 70. y 1·11 Cwu/cmos de Ami·ric-u
/nlf1111. 'l. 1111vll'111l111· de l~HiH, PI' !,7 fi4.
-----------------------------------------·····~---

.1:1
N<'stor Kohan I lt·octoro Roca. el hereje

<·11lt 11ralmente la critica socialanticapitalistay al mismo tiempo de ,:,Cómo explicar si no la provocativa presencia de impugnaciones
otorgar mayor agudeza política a las filas estudiantiles de la , h ·spectivas como aquella en la que vituperaba contra la "curiosa
l{cforma. No podía haber entonces "revolución de las conciencias" 1digión que enseüa a menospreciar el honor y a deprimir la
ni "revolución cultural" sin revolución social y política. Pero la pnsonalidad. ¡Religión para vencidos o para esclavos!"? O, en el
revolución social y política -éste fue su gran aporte incumplido- 111ismo tenor, el rechazo vital y frenético que Deodoro promueve
no anulaba ni disolvía a la otra. ,·ntre los estudiantes frente a la universidad entendida como el
A este respecto resulta más que aleccionador dar cuenta del "refugio secular de los mediocres" y "la hospitalización segura de
agregado que Deodoro le incorpora a su artículo, publicado en el los inválidos".
diario Crítica en 1933, "Estamos en lo mismo" cuando lo reprodu- Una prédica y un verbo afiebrados que poco tenían que ver con
ce en Flecha en 1936 con el título "El drama social de la <'i evolucionismo positivista dieciochesco o con el liberalismo
Universidad". El fragmento agregado, sumamente expresivo de 1olcrante y moderado.
esta doble problemática que no quiso escindir, decía así: "Lo Más tarde, cuando los estudiantes vencen al clan profesora!
social, sí. Pero el hombre tambii·n. No todo ha de resolverse en el , I' 1<· regenteaba familiarmente la universidad y logran imponer
simplismo, dramático sin duela, de lo político. Se denuncia ahí, •,11 s profesores, Deodoro se hace cargo de la materia Filosofía
flagrante, «la crisis de una cultura». I le aquí una zona desatendida < ;1 •neral en la carrera de Derecho (Facultad de Derecho y Ciencias

en el paisaje de la Reforma. No verla con anticipada claridad seria, ',,wiales).


a esta altura, un mal síntoma". Anteriormente, según pudo comprobar Juan B. Justo cuando
La "crisis de cultura" y la "crisis político-social" no eran , ·, 1 1918 viajó a inspeccionar como diputado la universidad
divorciables. Había que superar ambas con sendas revoluciones. , ,inlobesa, el programa de Filosofía del doctor Ignacio Garzón
La revuelta cultural estudiantil -pensaba lúcidamente Deodoro, 11 wluía en su bolilla Nº 16 una temática que luego seria-escanda-
frente a las vertientes "ortodoxas" del marxismo economicista- no !, is; 1mente- famosa: "Los deberes para con los siervos". Asimismo
era una alternativa excluyente ni tampoco dicotómica con la ·.. , • <·nseüaba, bajo el nombre de Derecho Público Eclesiástico",
batalla social antiimperialista. , < '!'onla ha en 1922 Arturo Orgaz, "buena suma de Derecho
Ahora bien, ¿cómo dar cuenta de esa doble rebeldía en el campo < '; 111<111ico que imponía profesiones de fe inconciliables con el

de la filosofía? Ésa era la gran pregunta alrededor de la cual giró , •,pirit u universitario: se enseüaba con el nombre de Filosofía del
su pensamiento. Marx, Freud y Nietzsche, ¡juntos!, le proporcio- 1>1-r<'cho el ridículo, metafísico, absurdo y laberíntico Derecho
narian las respuestas. Una herejía imperdonable. 11.it11ral. superándose apenas a Grocio y a Thomasio".
Las primeras referencias al autor de Así hablaba Zaratuslra (a e 't1ando Roca se hace cargo de la materia Filosofía General
quien Rubén Dario había incluido entre "los raros" en 1894) las , , ·;, rl i!'I I la completamente el programa, organizándolo en cuatro
encontramos ya en un trabajo de 1915, tres aüos antes de la 1
•1.111<!<-s unidades temáticas: 1) La filosofía moderna, 2) Las
histórica erupción del 18: "¿Será siempre el hombre enemi140 del , •,< 1wl;is positivas. 3) Nuevas orientaciones y. finalmente, 4) La
hombre?". Allí. compartiendo con un tono pesimista la antropolo .11 t11;ilid,1cl. La lista de autores y movimientos a estudiar (a

gía nietzscheana, el joven Deodoro -apenas tenía entonces vein- ,·,1 1·iH·iú11 de los antiguos y medievales apretadamente resumidos
ticinco años- con amargura reconoce que "triste es confesarlo. , 11 Lis primeras unidades) incluye a Kant, la época romántica,
pero el estado natural del «humano» es la guerra", para preguntar- , ·111111<'. <'I 111al<-rialismo histórico (Marx). Spencer, Wundt, Nietzs-
se más adelante con inocultado ímpetu nietzscheano si "¿acaso la ' 1w . . Lt 11ws. la filosofía naturalista, el neocriticismo francés. las
obra de la civilización no es en cierto sentido una obra «contra 1n,,1<-1wi;1s 111islil'as, religiosas y metafisicas, la escuela de Mar-
naturaleza»?". i,, 11 I'.º· la t<-oria de los valores, y se cierra con dos cdcbrcs
Ese hilo inaugural no se interrumpirá. v:n el "Manifiesto .111llposttivisl;1s: l l<'11ri lkrgson y Jkncddto Crocc.
liminar" de I q 18 resurge nuevamente -probabkmc111<· por la via 1-:1 11·1·orrtdo 1-r;1 cxt<'nso pero estaba dirigido princip,d11w11t1· a
d<' l11gc11icn1s ese aflorami<·nto de dircl'la 1·stirp1· 111<-tzsdwa11a. 1, ,,, •,l¡•,los XIX y XX.;111s1·111t-s <'11 (;1 t 1;ultciú11 pn·via. St h;11TlllOS lllld
·l·l I kodoro Roca. el hereje
Néstor Kohan

k<'t ura de conjunto, es innegable que el derecho natural medieval 110 implicaba de ningún modo que se recostara en la otra acera, en
<h· factura aristotélico-tomista (que vituperaba Orgaz reconstru- d liberalismo "progresista", masón, evolucionista o ingenuamen-
yt•nd_o en 1922 los contenidos de la enseñanza previa a 1918) ha h- positivista. Su apuesta teórica intentaba justamente poner en
perdido su antiguo privilegio. Pero ello no implica que el iusnatu- , liscusión los polos de la antinomia. Eso explica que en 1930
ralismo clásico haya sido reemplazado simplemente por el estudio .dirme en su epílogo a El último caudillo de Carlos Sánchez
doctrinario del derecho positivo de tintes liberales. Por el contra- Viamonte: "Nacida la actual enseñanza pública en la atmósfera
rio, en este sucinto programa de Deodara sobresale la presencia 11itclectualista y positivista del siglo último conserva aún este
abrumadora de filósofos y de corrientes antipositivistas. , ,1r;ícter, que no se corresponde con las aspiraciones y la realidad
. Que la ~atería culmine justamente con Bergson (cuyo especia- ,·,tal de nuestro tiempo".
hsta argentmo fue uno de los "maestros" de la Reforma, Alejandro Nunca como en su trayectoria intelectual se verificó con mayor
Kom) Y con Benedetto Croce es sintomático. Nuevamente nos , l.1 ridad aquel postulado hoy clásico de la filosofia política según
encontramos aquí con el ineludible paralelo con Mariátegui. , 1 !'Ual una cosa es la tradición liberal --digamos de Locke, de
También el peruano entremezclaba su marxismo "heterodoxo" Mrnllesquieu o de Spencer, para dar tres ejemplos- y otra muy
con Friedrich Nietzsche. William James, Henri Bergson y Bene- ddinta la tradición democrática -de Jean-Jacques Rousseau,
detto Croce. El único autor transitado por Mariátegui que aquí no 1,.1 r;i el caso, de la cual son hijos legítimos tanto el socialismo
aparece en primer plano es Jorge Sorel. En el resto existe una 111.1 rxista como el socialismo libertario (no es casual que Deodoro
analogía más que singular. ,·.cH'iara en una misma familia política a Rousseau, Proudhom y
Pero Deodara no pretendía construir con ello una nueva l\l.1rx)-·. Liberalismo y democracia no sólo no son términos idén-
ortodoxia académica local bergsoniana o neohegeliana. Esa acti- 11e ,,s sino que además son opuestos.
tud ni siquiera pasaba por su imaginación. Al abundar en estos l 'ara enfrentar el tradicionalismo cultural cordobés Deodoro
autores que dominaban el centro de la escena filosófica en Francia , ",
0
,c• convirtió en un liberal -como apresuradamente algunos
o ,en I~alia -eran los añ?s en los que Antonio Gramsci publicaba , .11 .11 ·t erizaron el impulso más profundo de la Reforma, aunque
~ Ordine Nuovo en Turm con marcada influencia de Croce, por 1, 1 ,·c·onocieran su matiz "progresista"- sino que se recostó
eJemplo- lo que más lo seducía de ellos era precisamente la crítica ¡ ,1, 1 is. 111wnte en la otra veta, en la democrático-marxista-liberta-
antipositivista. Ellos venían, a sus ojos, para labrar el acta de ' 11 011<' posteriormente se haya intentado con relativo éxito
defunción de la filosofía evolucionista y racionalista del siglo xrx ,l.,111,·'.;ti!'ar la tradición reformista más rebelde e iconoclasta
cuyo reinado indiscutido había durado -como lo hizo notar ,d,·.11111i{'11dola --bajo la invocación de la autoridad de Deodoro
Mariátegui en su artículo "Dos concepciones de la vida"- hasta , , ,111" "p.tdrc fundador"- en el ala juvenil del liberalismo burgués
1914. La guerra mundial la había herido de muerte. Había que ",. 1·. , . 1111 plún, obviamente no es responsabilidad suya. No pode-
enterrarla de una vez. "",·. p;1s;irlc retrospectivamente la factura por el rumbo que tomó
Ese particular registro de lectura que guiaba el rastreo de , 1 111,1v1111it·11to en el decurso político-histórico posterior.
Deodoro (bien alejado de la exégesis lineal al punto de que el único I· 11 d 111ismo año en el que presenta su programa de Filosofía
cruce posible entre esos autores tan heteróclitos entre sí era su , . clff1r. d11ra111<' 1920- Dcodoro también incurre en otro ade-
~omún áni1:1o an~:ientificista) expli~a que en su artículo "Peque- ,11.,11 .il p.in'<'tT "imprcvisfüle". Como ya mencionamos, hace
na gran catastrofe de 1930 el cordobes definiera la fenomenología 1•1 i1,11,·;i11w11tc suyas palabras de León Trotsky 17 en la apertura
de Brentano como "la filosofía de nuestra época". ¿Qué encontra-
ba ahora tan seductor en ella? Lo mismo que antes había hallado
en Bergson o en Croce ... la desnuda constatación de que "con sus 1• 1:, ·.,di.,.•,, 1¡1c·-.;t1vo c¡11e· l,1 ll¡\111a cl<-Trotsky invocada por Dcodoro noes la de un
esencias iba a perecer la filosofia del ochocientos". '""'"""•'" cl1-;1cl,·11tc- c·xiliaclo ,·11 Mcxll'o··. 1111 pnifrta desterrado. sino uno de los
Si la Córdoba católica y tradicionalista lo había arrinconado I '' 111, IJl,ol"" "11 u l.ulorc·,, ele- la T,·rc..-1a1111<'111a1'!011al. como él mismo se preocupa de
... l.11 ,11 ,·11111· p,11r11t,·si,i n1 s11 c·p11•.r.1fc- "n1rlosa11w11tr" omitido t'll la ('OlllpiladcHl
hasta <'I har-tazgo obligúndolo a Incurrir en a11lldtTl<'alisrno, dio
ol, 1,.d111.-I cid Mll111 1-:11 J,1 p,11tc· de· ,,11 h1lill11lc·C';1 pc-rso11;1i que· st· c·o11sc·1vo (p1ws
11 .¡¡
N('stor Kohan Deodoro Roca, el hereje

111is111a de un discurso en la Universidad del Litoral. Se abría así brillante Humanismo burgués, humanismo proletario de 1935). En
sin abandonar el frenesí de su antipositivismo filosófico, a u~ cambio para el cordobés, en los nerviosos manuscritos de Así
l1<'.riz~_nte político que descolocaba de antemano cualquier ins- hablaba Zaraiustra "estaban encerrados los gérmenes de toda la
cnpc10n en el "progresismo" liberal o tímidamente socialistoide. rebeldía actual". Nietzsche era, para este Deodara de inicios de los
Más tarde, en los años 30, se introducirá asimismo en el :m, "el hombre más peligroso de Europa".
arsenal categorial de Lenin, de quien destacará "su figura excep- Pero al inesperado maridaje de Marx y Nietzsche Deodara le
c10nal casi mística", "su genio político", y a cuyos libros describirá agregó un tercer término, no menos corrosivo e irritante: Sigmund
como aquellos "que parecieran contener los evangelios de una Freud. Habiendo logrado, según Roca, horadar "hacia abajo",
nueva fe". hacia lo más profundo del "fondo abismal", coincidiendo con lo
En sus artículos antiimperialistas de esa época emplea repeti- nocturno, caótico y demoníaco del arte moderno (una referencia
da1~ente categorías y expresiones marxistas clásicas como "explo- obvia al surrealismo), el movimiento romántico en el que se
tac-10n. del .. hombre p~r el hombre", "clase dominante", "capital inscribía la obra de Sigmund Freud lo emparentaba -según su
lmancw_ro (homologandolo con "imperialismo" en un registro opinión- con "la gran literatura de Novalis y de Nietzsche".
muy ..llpwo del Le~in de Imperialismo.Jase superior del capitalis- Comentando el libro de Thomas Mann La posición de Freud en
mo). rq~1mcn capitalista", etc. Pero siempre desencajadas de todo el espíritu modenw dirá entonces Deodoro que "Freud ha desbor-
<hs< ·11 rso ng;idamcnt e aprisionado en cualquier tipo de "ortodoxia" dado los cauces médicos y es ya una corriente mundial cuya
o d!' 1·;1pill.1 partidaria. deuda se expresa en la literatura y el arte modernos",
l lasL1 si 110 1·0111pararlo en cuanto a la ortodoxia con Aníbal Jalando de ese hilo teórico, en "El cielo del carbonero" (un
1'011<T ;_i qt 1ic11 I kodoro 110 dudó en calificar como "el mejor dotado ; rnálisis de 1930 del Don Juan de José Delteil), Deodara llamó a
Y el mqor n-;diz,Hlo de las últimas generaciones"-. Para aquél, Frcud "el extraordinario minero que cayó en las profundidades de
NH'tzsdl!' <Ta simplt-11w111<' "d fil!Jsofo representativo de la ascen- lo sexual",
siún cid capit.11ismo ;ih·111,ll1" (;is1 lo dcf"inió Ponce al flnal de su Adviértase que estas numerosas y entusiastas salutaciones del
psicoanálisis -leído no en clave médica o psiquiátrica sino en un
rcgistro que da cuenta de sus resonancias literarias, artísticas Y
a los_ pocos días dd golpe de EsLulo d,· l '.J7!i. d gc1lt'ral-carnicero Luciano B.
n1lturales- son coexistentes tanto con su adhesión a Nietzsche
Menendez rnandú a im'('IHliar el <'sludio j11ndico de C,ustavo Roca. perdiéndose
gran parte de los materiales de Deodoro). Roca tenía -parcialmente subrayado- el , ·01110 contemporáneas de su análisis más que positivo de Las
texto _de Trotsky _El pensamiento PÜJo de Morx (Buenos Aires. Losada. 1940). , ·1 wstionesfundamentales del marxismo, libro de Plejanov de 1908
Tamb1er1 hab1a leido detenidamente y comentado del dirigente bolchevique La nTii~n traducido al castellano en 1930.
rev?luczon des[igu~ada (Madrid. Cenit. 1929). Sobre Lcnin, además de sus trabajos ¡Frcud, Nietzsche y Marx juntos!. .. en la Córdoba de 1930. ••
pohtico_s. hab1a leido y comentado la biografía escrita por Nadjka Krupskaia, su
companera. , .<.}11i· tiene que ver esta dinamita filosófica con el liberalismo
Sobre Rusia. conservaba además en su biblioteca un ejemplar de Waldo Frank ¡,1>sitivista, ilustrado y bien pensante en el que se quiso engarzar
(su arrugo personal) de El amanecer en Rusia. Recuerdos de un viaje (Buenos Aires. .1 1kodoro? Bien poco, creemos.
El Ombu, l 932). varios números de la Revista de Filosqfza de Ingenieros y de Poncc l•:sa ,1111algama explosiva -completamente equiparable a la dc
q1:1e _hablaban de la revolución bolchevique y la colección encuadernada de M.1ri;tfq.',11i, aunque menos sistemática y más fragmentaria
Dialectzca, la revista de Ponce que también se ocupaba de la revolución rusa (y que
1 ,··~1 dt;1li,1 mayormente inédita para el socialismo reformista as1
pubhcaba articulos de los pensadores marxistas Georg Lukács. Rodolfo Mondolfo.
Franz Mehnng Y _varios más). Según testimonios de familiares, en la otra parte d<' ,·e11110 L1111l>ié·;1 para el marxismo "ortodoxo" argentinos de aqtll'I
la b1bhotec_a hab1a tex~os de David Riazanov, V.!. Lcnin y de Piotr Kropotkil1. ([ >e 11 zrn11<·11to. 1" No 110s olvidemos que tambi(~n Aníbal l'on<T. sin ducb
los anarquistas, ademas de Kropotkin. tenía de P.J. Proudhon: Idea gerrcml r1,. /u
revoluczon en el siglo XIX. Colección de estudios acerca de la pr<íctiz>a revo/ 11 ciorruriu
e industrial. Barcelona, José Montaner. 1868.) Igualmente había leído a ,Jorp<" lll T, 111l0 .-1111wl,·o el,· Nosotros (l\ia1wlti y (;i11sti) ,·01110 c-1 de· H,•prslu d,· Mf.,,,.,¡;,,
Pkja11ov. a q11icn reseúa y comenta c11 1930. De la Rusia pn·via a 1<J 17 na 1 11 i ( l '11111 .-) 111,11111·111,111 1C'I ln·1w1;1s ,·011 Fn·11cl. ( '011t rnst.11 rclo c-011 1·s;1s vc·1 l lc·11t , .. ,. 1·11 -.i 1
as1cl110 lt·c·tor el!' Tolstoi, Dostoic·vsky. (iorki. c· 11 tn· otros. ll'l11p1,111,1 11·1 ,·¡u 11111 101dolw,;;1 cl..t pslc-o,111;11i,;I,, p1ohai>k11rc-11l1· l11lh1y11 s 11 l,r,·
,..,........ ,.. 1111111
, , ' ' 1l'

IH Néstor Kohan 1><·ocloro Roca. el hereje -1'1

l'i lcórico marxista más informado y riguroso de aquella época, 1{<'sumiendo la vertiente nietzscheana en la que por lo menos des< I< ·
hitlJía lanzado en enero de 1923-firmando con el seudónimo Luis 1! ll 5 venía deslizándose, encaramada ahora sobre un horizonte
Campos Aguirre- una boutade contra el padre del psicoanálisis l1n1diano, Deodoro dibuja el contorno sociohistórico civilizatorio
bajo el título "La divertida estética de Freud". Allí definía esta , ¡r H' explicaría "la violencia anárquica contemporánea". 19 Su escrito
disciplina como "una bufonada", "la opereta de la psicología", "el t,-rminaba preguntándose en qué medida y sobre qué dirección la
más extraordinario monumento de la literatura cómica" y una , 11 Itura debería incluir e incorporar los impulsos hasta ese momento
"epopeya científico-burlesca", entre muchos otros hirientes sar- 1t·primidos, expulsados o aniquilados.
casmos. En completa sintonía con esa modulación escribió ese mismo
Deodoro y Ponce compartían sin duda más de una tesis en .1110 en el epílogo a Sánchez Viamonte: "El «movimiento de la
relación con el h11manismo marxista, pero sus derroteros teóricos 111vl'11tud» de nuestro país está enlazado, por múltiples puntos, al
los separaban rápidamente frente a Nietzsche y a Freud. El limite , li- la juventud de todos los países ... De ahí que se siente en
entre ambos estaba dado por el tipo de "contaminación" que cada , ,¡ H 1sición al mundo hecho y fijo de la cultura ya madurada, que
uno estaba dispuesto a adoptar para el marxismo (más ligada al I, · parece a la juventud como inánime, anquilosada, hecha cos-
racionalismo cientificista dieciochesco Ponce, más cerca~a a la t 1.1 ... I<:pisodio, el más dramático, de esa eterna lucha que corre a
crítica romántico-libertaria de la modernidad capitalista Roca). 1., Lirgo de la historia: la defensa del espíritu frente al hombre
Además de la reseña del libro de Thomas Mann sobre Freud o 1wl rilicado. Renovadora perenne de la sal de la tierra: gran
del comentario sobre el premio Goethe al psicoanalista austriaco, 1rq11i<'rda del mundo". Con idéntica tonalidad, al año siguiente
el artículo donde Dcodoro sintetizó con mayor precisión y radica- , , ,I\ r; 1a cuestionar en la "Parábola de la pulga prudente" el sistema
lidad política la doble herencia del creador del psicoanálisis y del 1..-d;il'.ógico de la dominación de la subjetividad, de la cristaliza-
filósofo del martillo fue "Impulso y contención" de diciembre de , 11111. ele la cosificación.
1930. l•:sa inquietante presencia del füosofar con el maiiillo en su
Allí los reúne a los dos bajo la bandera común de "la heterodoxia , <>1 wt -pción teórica acerca de la critica cultural y en completa
contemporánea y sus herejías anticulturales". El axioma del cual , 'I "1si1 ·iún al mundo reificado de la civilización moderna no fue tan
parte Deodoro en esa doble lectura está dado por la antinomia vital , 11. 11 ~:i11al corno habitualmente se piensa. A pesar de su fragmenta-

que anida en los más profundos recovecos de la historia v del ' 11 ·, L 1d y de su falta de sistematicidad -tópicos típicamente nietzs-

hombre: la contradicción desgarradora entre felicidad y cui"tura. ' 1w. 1110s, por cierto- una y otra vez el pensador cordobés volvía a
'I wl.1r a Nietzsche cada vez que se sentía-políticamente- solo. Sea

Deodoro su gran amigo y compañero Gregario Bermann. Este último viajó a


Europa y se entrevistó personalmente con Freud -según consta en el diario cid 1•1 U,·1tnad;111w111l' emergen aquí los paralelismos ineludibles. ¿Cómo no asociar
psicoanalista vienés- el 26 de febrero de 1930 (Bermann leía a Freud directamente 1, d1.11:11ostico i111pt1.1.\11ador del carácter represivo ele la cultura y la civilización
del alemán. ayudado por un traductor). Más tarde, desde 1936, Bermarn1 , ,1,, ,. los i111p1 risos y p11!siones más vitales con el que muchos años después
publicaría su fundacional revista Psícoterapiay en ese año le hará un homl'naj,· 1·•, •1 '"' ,-¡," 1ar,1 <'l 111i,·111hrn cte la Escuela de Frankfurt Herbert Marcuse hablándo-
a Freud paralelo al de Sur. No obstante, los horizontes e intereses dt> Hoca y 1, . ol,· ·1.1 socit·dad can1ivora y represiva" a los jóvenes radical'> de los años 60? ...
Bem1a1111 sobre el psicoanálisis eran disímiles (el primero lo interpretaba t·n 1111;, , , ,, , l., l•:,.nrda dt' Fra11kfurl (a la que obviamente no conoció} Deodoro también
tonalidad estético-literaria mientras el segundo lo hacía -al igual que el soeialist .i , .. ,"I'·" tto cinta St'11sihilidacl "el'ologista" avant la lcttre, crítica de la civilización
Enrique Mouchet- desde la terapéutica médica de la neurosis}. Asimis1110. pol'o ,, , 111, 11 i11cl11strlal. E11 <'st· n1hro s11 escrito más logrado es, sin duda. "Pedirnos la
después dP los artículos de Deodoro. Stefan Zweig publica en 1933 su biografiad,· , ,1 ' " · ' , Ji- l11s as,·si11os d,· arboles", publicado el 4 de agosto de 19:~9 e11 su revista

Freud La curación por el espíritu. Coincidia de este modo con Roca (su ,111111 rirn 1 1-,·. r ·111111111n,. <·11 la q11<· al>1111daha11 artl('1tlos sobre co11ta111i11ació11 y 11rba11is1110.

personal en Córdoba} en su intento antipositivista de cruzarlo con Nietzsdw . ., 1 11 , 11,111l11 .1 Walter lk11j,1111i11. ta111hic11 de la f<:sc11da de Franklúrt. lkodoro
quien sugestivamente ZwPig también le dedicó una biografia -Nlelzsd1e (1.,(1 / 11 ,·/iu , .. 1," 1<111 ,1 sot p1<·slva111cnll' con el si11 halwrlo _j,1111.'is le.ido-- e11 Lt ,·si n·.-11.1
, 111, 1ol,1di111 qtH' lrazú d j11v,·11 llt-nja111i11 ,·11 s11 arlintlo "La refonna t·sc-olar: 1111 ,j
cvntrri el demonio}-. En ambos casos, como Dt>odoro. Zweig focalizó su mira, 1, 1 1·11
la profecía frr11dia11a "d1·111olt'dora di' tab,.H's" y alcrtó--<l1· 111,111,·ra arn·11oga .1 l.1 dd 111<>vl111lr11l11 ntlt11ral" fFrtl11111•.o. l'll'J) ,·11tn· 1:, 11111•va n1lt11ra. la j11v,·111t1d y l;i
rordohés-- sol>n· "el peligro" d,· la rq>n·siú11 n1lt11ral 1• 1,u111;1 nhu·utlva
Néslor Kohan l h·odoro Roca. el hereje !d

<'It la militancia universitaria o en algunas de las polémicas que IRREVERENCIA CULTURAL Y COMPROMISO POLÍTICO
<·nfrcntó a partir de los pleitos juridicos en los que se embarcó (corno
el famoso caso del asesinato de Martita Ofelia Stutz y su defensa del Tomemos en serio a la Revolrwi,,11.
acusado Suárez Zabala). En esas ocasiones recurria siempre al pero no nos tomemos en serio a nosol n ,s
mismo ejemplo nietzscheano: "Requiérese, además, cierta aptitud mismos.
heroica para la soledad. Nietzsche medía el valor de cada individuo", La insolencia es la nueva arma revo
se autorrecordaba periódicamente Deodoro, "por la soledad que lucionaria.
pudiese soportar". Obviamente una soledad, interpretaba el Nietzs- Grafitis del mayo franc<·s
che de Deodoro, frente a la muchedumbre.
Para el revolucionario que cree en la
Aquella notable disparidad acerca de Nietzsche entre Aníbal
lucha de clases la poesía es un anna
Ponce y Deodoro Roca no fue una excepción argentina. Hasta un
más en esta lucha.
gigante filosófico como Georg Lukács, en Europa, había excomul- DEODORO ROCA
gado a Nietzsche del linaje próximo al marxismo calificándolo en
El asalto a la razón (1953), al igual que nuestro Ponce, como un
teórico del imperialismo germano. Pocas excepciones en el mundo En cierta ocasión, como ya apuntamos, Deodoro declaró ante
de aquella época, dentro del paradigma marxista, escaparon a · .11 s mejores amigos: "De mí sé decir que cultivo como una defensa
esas crispadas apreciaciones (entre ellas sobresale seguramente , I,· 111ijuventud la irreverencia contra los fantasmones, los solem-
el Nietzsche de Henri Lcfebvre de 1939 y mucho después el '" :,. los pedantes, los importantes ... Es necesario combatir, sobre
Nietzsche de nuestro Carlos Astrada, que discute en 1960 la tesis 1, 1,, l'ntre nosotros -y es cosa auténtica de jóvenes- contra ese
1(

de Lukács). Lo cual resalta aún más la originalidad antidogmática , 1111Lt.~ioso vicio de la estéril solemnidad, que es la vejez del
y creadora de Deodoro en nuestro medio. 11.111·isismo, de todo narcisismo intelectual. ¡Guerra a los solem-
Cuando Ponce condena a Nietzsche, no debemos olvidarlo, 1
'" •; ,;,Cómo? Riendo, con las finas risas del humorismo. mordien-
corrian los años del ascenso fascista y nazi. Ése era el telón de d11 ,·1111 sus sutiles, implacables ácidos".
fondo que teñía la excomunión del demonio filosófico de Nietzsche. A¡ >oyándose en esta inconfundible "doctrina" que reemplazaba
Evadiendo ese pesado y pegajoso obstáculo, Deodoro no se , 11 ·.11 vida cualquier tipo de manifiesto estético, Deodoro defendía
cansaba de insistir -mientras lanzaba imprecaciones contra los l.1 1.11,c'in de la juvenil y vital rebeldía. He ahí el porqué de nuestras
mitos fascistas de Alfred Rosemberg y Carl Schmitt en su artículo ,, , 11 Hwlastias e irreverencias". En el primer editorial de su revista
"Esqueleto jurídico del racismo" ( 1934)- que Nietzsche "era el 1 /, ·, /111 I >codoro aclaraba que "la risa es, en ocasiones, la Hecha
maestro incomprendido de Hitler". Esa cortante acta de acusación 111.1•, ,1.~11da y más certera".
contra los nazis tcnninaba sugestiva y provocativamente con u11 N111.~1111a anécdota ilustra mejor la dirección estético-política
aforismo del mismo Nietzsche: "He aquí el nombre del más frío ck ,¡,w ;is11111ía esa toma de posición que aquella vez en la cual
los monstruos. Miente, también, fríamente, y su boca deja escapar ,l,11.11111' la noche Roca "vistió" las estatuas de Córdoba. Tapó
esta mentira: yo, el Estado, soy el pueblo". , ,i1,11HTs sus partes pudendas con ropa interior. Protestaba así
Exactamente lo opuesto: no un teórico del imperialismo gcn11a , , >1 11 1., l'I r<"t iro d<' I Sa Ión Oficial de un desnudo exhibido por el
no o del racismo fascista sino, por el contrario, un predicador ¡>11il<>1 l•:nH'slo Farina.~ 0 Un gesto que bien podría haber perlen<'-
incendiario enemigo a muerte del Estado. Ésa era la 111a t riz
libertaria -teñida por el psicoanálisis- con la que lkodoro se·
apropiaba de Nietzsche y también de Marx -sus dos q1wridos ' N.,d., 111.i,, ;ikj.uln <i<- L, hislori;i y de l;i ht·n-nci;i n11l11ral q1u· );¡ ~•·11t·lit';i_ Sin
11

"terribles negadores" como ya apuntamos- a la h<ffa d<' dd<"11d1·r • 11d,.111'.<>. <1111,1111<' lo,-, 111li111os anos l;i pi11lor;i Cristina Hol'a -11it'l;i di' lkodoro
Ja rcvuclta_juvcnil y el.' enfrentar al fascismo r<"pr<'sivo y <"statista " " 111,ill10 "'I' wll.1 111<·v1·1 .-1 IC!il d,·odoril'd ,·xpo11i<·11do 1·11 I.i 1·;ilh· (11111(0 ;i ol 1,i,;
di· la h11rg1wsía y la oligarquía arg1·11ti11as. 1111·,l.1•,I. ·,, .., Ir .-111<- .i l.1 1',1•;,1 l~.u lil';il o ln·11lr- ;1 l.1IA·¡~isl;i(111;i p1 ovi11d.d. lrnl.1 1111,1
a111, 111· .111il,1,·1ll.u lc11w .. 1 y l' .... .-,1lt111,1•, ..,,1t11h';1~. ele· lc,s 1•.nlu·11i.ult11«·s ,le· ('01111111,1
,, .

Néstor Kohan 1 ,, ·11doro Roca. el hereje

ciclo a alguna de las tantas vanguardias que poblaron el Instituto .1·,11mido en la forma típicamente provocadora de las vanguardias
Di Tella, sí hubiera sucedido en los 60. , 1111tra lo que explícitamente denominó -en su polémica cm1
El argumento de fondo con el que Deodoro defendió estética- i\1 ,_e;usto Bunge- "la mentalidad temerosa y mojigata ultra-peque

mente el desnudo (por ejemplo, en sus artículos "Bañistas" y 111 ,l>urguesa. Una moral de almacenero al minorista" o tambii·n
también "Renacimiento del desnudo -frente a los últimos desnu- , ·11 sus análisis de los conciertos de Walter Rummel- contra "los
dos de Francisco Vidal-") apuntaba a la autonomía del arte. , , ·¡ 1; 1ros del filisteo cegatón y reumático".
"Sabido es que la Moral y el Arte", sentenciaba Roca, "giran en 1)esde ese incisivo registro afirmará escandalosamente que "yo
distintas esferas. Son mundos diversos. Confundirlos es dar un 1.1111hién creo que el pueblo inventa poca cosa en materia de arte".
traspiés de aldeanos". Era el hilo discursivo de la Crítícadeljuicio 1\1. 1rcaba de este modo distancia, no sólo frente a los habitantes
con el que Kant --conocido de primera mano por Deodoro- funda- , , ,rdobeses de Troglodia sino también frente a los partidarios
mentaba la autonomía ckljuicio estético frente a la razón cognos- , ,., rados del "arte popular", la "literatura social" y de lo que él
citiva y práctica. Allí estaba d núcleo fundacional, luego retomado , l,·11ominó en su artículo sobre la novela rusa "la mal llamada
por Deodoro, de lo que mús tarde desarrollarán las vanguardias. lI I 1-ratura» proletaria". La transformación política y la experimen-
Pero lo más sugerente de esa defensa de la autonomía estética 1.1, i(m artística no eran a sus ojos contradictorias.
frente a la moral -que no significaba sin embargo "pureza" l•:sa misma iniciativa de ruptura estética, en tanto elemento de
absoluta del arte- residía en el particular abordaje con el que Roca 11" ,1 I< Tnización cultural y vanguardia artística, prolongará su
desmontaba el rechazo tradicionalista al desnudo artístico: "Mo- 1111, -r1·s desde el campo del arte a instancias mayormente ligadas
ral tejida de absurdos «silencios». Florecida con las más hermosas 1l.1 vicia cotidiana. Una esfera no menos sujeta en aquel momento
flores de los pantanos. De ésas que tan bien asoman sus tallos .1 l11s despóticos dictados de "las buenas costumbres" y la moral
húmedos en los invernáculos de Freud". De nuevo aparecía allí en I '', 1vi11cianas. Allí se inscriben sus artículos "Dictadura y falda
primer plano la sospechosa huella del psicoanálisis, en función , .. 1l.1'". "¿Qué busca el hombre en la pantalla?", "Bañistas" y
ahora de la defensa del artista frente a la cultura opresiva de 11111<'l1os otros del mismo circuito temático, invariablemente sar-
aquella Córdoba beata y pacata que formaba ligas contra el ' 1, 11 lll'OS.
séptimo arte, pues según denunciaba irónicamente Deodoro "en l":111 sarcásticos e irónicos como las decenas de hilarantes
el invierno, el pecado se refugia en la penumbra del «cine»". El 11l<'('(lotas personales que se contaron tras su muerte como su
tópico de la sexualidad, siempre "en sordina" hasta en las van- 1 1111os;i defensa jurídica del toro. Sucede que en Ongamira,

guardias argentinas de aquella primera parte del siglo, se consti- , · ·I 1, 1< ·io campestre frecuentado parios amigos de Deodoro análogo
tuía muchas veces en el eje central de confrontación en sus il •,11t;1110 de la capital cordobesa, un toro arremetió contra un
artículos de crítica cultural. 1111 rc;t; 1. Este último le inició juicio al dueño del animal, cuya
Tanto en la polémica por el desnudo como en la diatriba de las ,1, ln1s;i tomó inmediatamente Roca.
"ligas" de buenos ciudadanos contra la lujuria del cine, Dcodoro 1'i1·1Hlosc despiadadamente, y como un adolescente una vez
jugaba siempre la misma caria, la de un esteticismo irreverente 111.1: .. d1· los defensores del "orden" -en este caso, de quienes
I'' ('ln1d1;111 <'llcarcelar al dueño del animal-, Deodara argumentó
, ,, w l"i toro, s1·fwr de la comarca habría atacado ... en defensa del
Eduardo César Angeloz y Ramón Bautista Mestre: "El chancho cccor··. "Tenedor , ,. , h, lj«-. S11 dl'fcnsa concluía aflrmando que "el toro es el brazo
con üoqui"'. "Sillón Miss Senador", "El corpiüo", "Los desechos hurnanos·· y
"'Chancho papá noel" durante 1995; ··san Pocho", "Muerte de la cduca<·i<J11 y
.11111.rdo dd paisaje. es su vengador ejecutivo". Así, apelando al
entierro de la cultura" durante 1996 y finalmente "El desocupmlo'" y "El exc11sado·· 1111111111. ;1 l;i Ironía y a la irreverencia, ganó el juicio. Él y sus
durante 1997. De todas ellas, el caso límite fue '"El ch.ancho" (escult1ira ah1slva al l11ilw111los amigos fueron en esa ocasión a festejar el triunfo
sohrenomhre del gobernador Mestre) que fue secuestrada de la vía púlill.-a por la ¡,111d1t·o lll'11a11do ele petardos y prendiendo fuego en la ruta a
policía. ante lo cual se pidió un háheas corpus. Finalmenk ... la polina lilwro al • >11¡ 1,.111111,1 ;i 1111 toro ele cartón.
pobre chancho «·I 1 1 de agosto de 19!)!,, Las estatuas "veslhlas"' <·rn1 ,·orphio,-. y rl
1<>10 d.-l1·11dido j11mlk;1111e11I<· por llt-odoro dcjaroll h111"1la
1<11 c-11,11110 ,rl 111111Hlo dd p;i1:;;1j1· conlollt·s. lko<loro hu- s11
1,,1 Néstor Kohan 1 >,·odoro Roca. el hereje

pintor. Fue también un admirador del "maestro" paisajista Fer- , ·11 su reflexión fue en el caso de la poesía española (y también 1·11 s, 1
nando Fader, a quien rindió homenaje en el pueblo cordobés de 1,·;tlro). Eran los años de la revolución y la guerra civil. El mundo, y
lschilín en 1935, cuando el pintor murió. 1.1111bién Córdoba, se dividían. Deodoro siguió paso a paso la agonía
Aunque Roca regaló casi todos sus cuadros, llegó a exponer en 1,·p11blicana, intentando comprender sus contradicciones a partir
varias ocasiones (todavía hoy se conserva una de sus pinturas en , 1, · la larga historia cultural de la península ibérica.
una muestra permanente de la ciudad de Córdoba). En una El caso paradigmático en este sentido fue su conferencia "El
oportunidad, expuso en Buenos Aires en la Galería Nordiska (que 1111111do estético de Lope de Vega", pronunciada en su viaje a Chile
quedaba en Florida al 900) y fue recibido calurosamente por la , 1, · 1938 ante el homenaje que le brindara la Alianza de lntelectua-
crítica, aun cuando algunos especialistas le señalaran ciertas \,-c; Chilenos (organización análoga a la AIAPE argentina -Agrupa-

"vacilaciones de artista incipicntc". ' 11 i11 de Intelectuales, Artistas, Periodistas y Escritores-). Allí

Su famoso sótano de la ciudad de Córdoba (situado en Rivera 1,·saltó la vitalidad española del siglo XVI y comparó a Lope de Vega
Indarte 544 y ¡luego inexplicablemente demolido!) reunió a pintores, , , >11 William Shakespeare. En su exposición arriesgó también que
poetas y militantes políticos. Adornado el piso con una alfombra , 11 1A>pe de Vega lo más sugerente y cautivante se encontraba por
colorinche, llenos los estantes de esculturas y de miles de libros, fue , Id ,;ijo de su disciplinada erudición escolástica y jesuítica propia
una auténtica bodega cultural que también sirvió como redacción , 1, · L, Contrarreforma. A medida que avanzaba con su relato el tono
de Flecha y Las Comunas, las dos publicaciones que él dirigió. I" ,l I I ico de la conferencia iba in crescendo, hasta que apareció en
Cuando llegaba la noche (momento en que también decaen las .11 discurso la continuidad entre Federico García Lorca y Lope de
censuras y las coacciones sociales), la bohemia cordobesa tenía en \ , 1'.;1. Allí, en el clímax, Deodoro culminó reivindicando "la nueva

ese subsuelo un reducto seguro que muchas veces se prolongaba ,., w1ra libertadora de infieles": "Contra moros, alemanes, italia-
hasta la madrugada en caminatas colectivas por la ciudad. '" ,..... t crminaba diciendo en Chile, "se levantan las viejas voces del
Sin abandonar el ejercicio de la pintura, al mismo tiempo I" 1, >ico romancero español, triunfador en la Edad Media, raíz
Deodoro intentó ahondar en la reflexión estética. Escribió con ese I" 1,·111w de la cultura española. García Lorca, entre presagios y
objetivo varios artículos sobre el impresionismo. sobre la luz en la 1, i , )( 1i.!-')os, bajo las impasibles estrellas del cielo andaluz, ca pita-
obra de arte y en la arquitectura y también sobre la relación entre ',, . 1 1111 escuadrón invisible de poetas-camaradas".
la pintura, la geometría y el tacto, proponiendo que la base de la 1•:11 ese "escuadrón de poetas-camaradas", de "conjurados de
apreciación de la belleza no reside tanto en lo visual como en lo I"" :,1;1" y en el "pelotón de fusileros de las retóricas", sobresalía
táctil. Allí se ubicaría, entre la universalidad de la geometría y la , I' 1w11 !Itera su gran amigo del exilio español en la Argentina:
singularidad del tacto, la posibilidad de apreciación de lo estético. 1:.d.lt'I Albcrti. Si Diego Rivera era en su opinión el más grande
Aun insistiendo reiteradamente con la tesis de la autonomía I '' 11101 . para Dcodoro Rafael Alberti era nada menos que "el más
estética del arte -fundamentalmente frente a la condena y la ,., .111<k poeta vivo de España y América". Una equivalencia más
censura asentadas en la moral tradicionalista- Deodoro no fue 1111 ,¡111 :,11L'_1·stiva en el terreno ideológico ...

partidario del "arte puro". Por eso tituló uno de sus artículos "La l .. 1 ;1111istad entre ambos, Deodoro y Rafael, repleta de mutua
«pureza» del arte", entrecomillando precisamente el concepto d1· "l11111,l('i(>11, sobrevivió a la muerte del cordob{~s. El poeta espa11ol
pureza para marcar distancia. , , , "111>1·<-ria que "¡Yo estaba loco oyL~ndolc! Sabía más cosas de
De ahí que siempre estuviera atento a la estrecha vinculaciú11 1 ·I ,. 111.1 q1 w yo mismo. Entonces me expliqué por qu¿'. la había
que la experimentación artística, literaria o poética pudiera 111a11 ,1, ln1dido dcsd1· aquí l'Oll toda su gran alma ele nif10 y de sabio".
tener con la renovación política. No casualmente llcgarú a ,·aral' l 11 \'ld,1 11' dl'dil'ar;1 una poesía, y despu{:s de muerto escribirá otra
, 11 •,11 l1011or y i-11 s11 n·1·1wnlo.i
1
terizar al muralista mexicano Diego Rivera -quil'n pasú por varias
vanguardias y estuvo estrechamente ligado a la praxis polit ll'a
a11ticapitalista- como "el m;1s gramk artista <11- 111wstra q>oc;1". '1 1.. , ,,. ... ,,1.1 ,¡111· J,· d,·din"'" vid,11·1,1 "Jl,1il,·1·ilo1l<- bodas" ti,· s11 liliro /.;11/1t•dd,111d
1'1..-0 dond<' cs1· dllil'il vi11l'11lo s1· cxprcs1> 1·011 111;1yor r;11fil'.tlld,ul ,, /,, , ... ,1111/11 11•1:1•1 1'1-IOI l•:11 l.1 l,il,liol<T,I ¡w1,,rn1al d1· 1><-odoro ,,,· 1·01i,,1·1v,1 ,·I
1 " , ,, loro Roca. el hereje
Néstor Kohan !, /

Para Deodoro, la España revolucionaria -que lo invitó a viajar, ANTIIMPERIALISMO Y REVOLUCIÓN

aunque él no pudo ir- representaba la continuidad de la revolu-


ción rusa. Analizando el drama español que no lo dejaba dormir, En su casa, en el subsuelo do11d<'
en su artículo "La revolución española" afirmará taxativo y instaló su espléndida biblioteca, Deodo
ro recibió con los brazos abiertos a cuc111
esperanzado: "Ningún país ofrece mayor semejanza con la Rusia
tos agitadores, zaparrastrosos y comu-
de los últimos días zaristas que España". Pero al sopesar la nistoides deseaban verle.
historia cultural de ambos países, Roca-descendiente de españo-
MANUEL GÁLVEZ
les y absolutamente compenetrado tanto con la historia de la
poesía y el teatro españoles como con la causa política de la clase Toda nuestra acción es un grito de
obrera ibérica- en una afirmación rotunda señalará que "l:<~spaña guerra contra el imperialismo y un cla-
aparece en la hora exacta. Trae valores humanos que no se daban mor por la unidad de los pueblos contra
acaso en la experiencia rusa". el gran enemigo del género humano: los
Irreverente sin remedio, estéticamente rupturista y humorista Estados Unidos de Norteamérica.
juguetón e irónico, sabía ponerse terriblemente serio a la hora de ERNESTO CHE GUEVARA

defender a las clases y a los pueblos oprimidos.


1><·sdc muy joven Deodoro se sintió conmovido por el verbo de
1• 11it -ros. No del Ingenieros positivista, evolucionista e incluso
11
·,

111111 11; 1s veces ~armientinamente racista, sino del otro, del Inge-
" 1' 111" modernista, antiimperialista, crítico de la mediocridad
1·111 1•.111 ·sa y amigo de "los tiempos nuevos" que soplaban desde
1·•1 •1. 1 Ya en 1915 elabora su tesis doctoral titulada "Monroe
111 "'·"· /\BC". Todo ese trabajo -calurosamente saludado po;
1',, ., ·111< -ros desde su Revista de Filosofí.a- estaba destinado, como
1
1,,111l.1111os. a rebatir los argumentos del panamericanismo yan-
. I" 1
1
<11110 Saúl Taborda, Deodoro había leído atentamenteymedi-
1 '' ' " •,ol>r!' la conferencia de Ingenieros "El suicidio de los bárba-
'" • d<· 1~)14, pronunciada en ocasión de la Primera Guerra
11 1 1
1 " d1;i l. i•:11 ese horizonte, donde la vieja civilización europea se
• J. .. 1111•.r; d >a por la guerra, depositará sus esperanzas en el "Mani-
11, .1 .. li111i11ar" de 1918 en el futuro "de laAnlérica toda".
ejemplar autografiado por Rafael Alberti con la siguiente dedicatoria escrita con
lápices de varios colores: "¡Deocloro! Lee el poema de la página 66. Te abraza 1>,· 1·s1· !'xaltado americanismo emergerá en la Argentina de
siempre con un gran cariño. Rafael. Buenos Aires, 1941" {Archivo Cristina Ro.-;i
1' 1 1 1 l.1 Asol'ia<•iún Latinoamericana bautizada originariamente
-madre-). Después ele muerto. Alberti Je escribe "Deodoro Roca o la 111ut-rlt· dt· 1111 ' '
11
1111<' pro M<··xico" y siempre presidida por Manuel Ugarte,
hombre" y "Elegía a una vicia clara y hermosa··. En el mismo archivo ta111hih1 st· · I' ' 11 11 11 H -r; 1 11110 d!' los principales oradores en la fundación de la
encuentra un ejemplar autografiado ele Pablo Neruda de su libro Espw111 ,·11 d
1 , d, 1, 1.-1011 1Ji 1iv<-rsita1-ia Argentina (FUA) el 11 de abril de 1918.
corazón. Himno a lClS glorias del pueblo en la guerra con la siguit·ntt- ,kdi.-.1l rn l.1
"A Deodoro Roca. hermano en la esperanza. Pablo Nt'ruda. 1!l:18. l\11<·11os Ali,.,,_
t11 , .. l.11 di', 1·1> los 20, 11,1<·1-r;111 tanto la Unión como la Alianza. La
Santiago, Córdoba". Asimismo. tamhi,·n nos e11contra111os 1·or1 un ,·¡,·111pL11 d,· IA1 1' 1l11w1.1 111>1011 l,;1fh10;1111<-ricana- será fundada en 1925 por
n1l11• di' los srw(ws penliclos 1k EnriqtH' (;or¡z;ilt-z T1H1<111 .-011 l;, d.-di.-.1l1111.1 "/\ l 11 1' 1 111<·111" 1·11 B111·11os Aln·s (I>codoro 1·1wabczará su IJ!ial cordo-
lkodoro. q1u-rtdo y ,1d111irado, E11riq11,· l 'l-11. li·hn-ro" 1ksp11<·s d,· s11 111111·1 t,·. lrn, '" ·,.t) l..1 ..,,·p,111uLi Al'IM. All,111z;1 l'op11lar I~cvol11cio11aria Anwrl
dos lu-1 manos Co11z:1kz T111'u111 l<- ,.,,,., ilw11 s,·ndos p,u-111,1,, d,· l1011u-11.,¡,·
1,,1,; Néstor Kohan 1,, , ,, loro Roca. el hereje .,,,

( ·;i n;i- será fundada en mayo de 1924 por Haya de la Torre bajo el 1 l11cgo la guerra civil española en un grado de intensidad 11111<'1111

1spicio de José Vasconcelos en la Escuela Nacional Preparatoria


;i t 111.1yor aún, se constituyeron para él en algo así como un parndig
d(' México (perteneciente a la Universidad de México, dirigida por 111. 1 analógico.
Vicente Lombardo Toledano y situada en el antiguo Colegio de San 1>e este modo se entrecruzaron con su antiimperialismo otor
Idclfonso, donde Diego Rivera pintó entre 1922 y 1923 "La , •.111dole a sus posiciones políticas un carácter irreductible al
creación", su primer mural). Desde su nacimiento, el APRA agrupó 111 ,p11lismo de Haya de la Torre. Los conflictos no sólo eran entre
a Haya de la Torre y a José Carlos Mariátegui, cuya revista Amauta l.1·, naciones oprimidas y el imperialismo. La lucha de clases,
-fundada en 1926- fue inicialmt:>nte tribuna intelectual de ese 11 11, -rna, mostraba a cada paso su cola.
movimiento, hasta que sobrevino en 1928 la ruptura entre los dos ;-;¡ t'.se fue el ángulo general que tiñó sus análisis antiimperia-
peruanos. 22 11 .1.1s de los años 30, eso no implica que aquella conclusión
En ese "americanismo" de tintes anti.imperialistas y muchas 111. ,d 11ra haya sido la estación inicial de su itinerario político-
veces espiritualistas, que oponía frente al imperio norteamericano ,, l,·11lúgieo.
el ideal de "nuestra América" -en palabras de José Martí- o 1>csde un comienzo el tono culturalista marcó a fuego el
también que diferenciaba -en el lenguaje de Deodoro- "las dos , 1, · ,l'l I rso anti.imperialista de Deodoro, nacido al calor de los
Américas", Roca coincidía con Mariátegui y con Waldo Frank. Este 1, 'I '" ·os más democráticos, rebeldes y radicalizados del modernis-
último, amigo personal del peruano y de Samuel Glusberg en 11" 1 l•:11 ese registro, por ejemplo, se preguntaba sobre Estados
Buenos Aires, visitó a Deodoro en Córdoba. De él supo decir, tras 111, 1, I, >s en su tesis de 1915: "¿Por qué mudarían de táctica y de
su muerte, que "era uno de los espíritus más exquisitos de la 1,1, 11 nlcr precisamente cuando el desenvolvimiento del instinto
Argentina". 1111 ¡ 11 -ria lista y de los apetitos burocráticos los hiciera más ávidos
Como para gran parte de su generación, en el pensamiento el<' 1 11w11os altruistas?". Para él, el imperialismo remitía entonces a

Deodoro la problemática del antiimperialismo estuvo irremisibll' 1111 1 1111junto de hábitos, características y datos culturales. No fue
mente ligada a la de la revolución social. Ésa fue quizá su principal , 11 , ..,¡ (' aspecto un caso único el suyo.
diferencia -nunca meditada a fondo ni tampoco explicitada- con l•:s(' inicial impulso modernista, a partir del cual se traducía el
la ideología del APRA. En ese sentido, "la cuestión Rusia" primero, 1, , 11111 w110 imperialista, también puede rastrearse, por ejemplo, en
, 1 11111tH'r editorial de Renovación de 1925, revista fundada por
l111• 1·11H-ros como órgano de la Unión Latinoamericana. 23 Allí se
22. Haya de la Torre visitó personalmente a Deodara en Córdoba cuando vino ,1 L1
Argentina. En su biblioteca personal se conserva aún un ejemplar ele ,Jo,,,· 1,1 1111 ,·;iba en la estela culturalista de Daría y de Rodó, crítica del
Ingenieros y Haya de la Torre titulado Teoría y táctica de la acción renovmlom 11 "1 il,·1 i:tlismo y del utilitarismo, que "el dólar todopoderoso, nervio
antiimperialista de lajuventud de América latina (Páginas escogidas). B1u-1111·, 111, i1 111 dd panamericanismo, será sin duda nuestro primer enemi-
Aires, FUBA. 1928. Este folleto agrupaba "Por la unión latinoamericana" el,·
Ingenieros y siete pequeños artículos y discursos de Haya de la Torre. No ,·sl.1
subrayado. Su amigo y compañero Gregario Bermann. aun con discrcpa111·L1.·,. 11111cl11ro i1111da la ftlial Córdoba de la Unión Latinoamericana, que inicia sus
visitó solidariamente a Haya de la Torre cuando éste estaba encerrado 1·11 l., 1". 1,11lili,·os 1·11 1!l25. Ese ar)o (el 14 de noviembre). junto con la Fue. la Unión
embajada de Colombia en el Perú y a su vez Haya de la Torre escribe 1111 art1111l11 1 ,111, ... 111w11<·a11,1 provincial organiza en el Teatro Novedades de Córdoba un
titulado "Los verdaderos embajadores de América" para el diario Córrlolm 1·11.111<1" 1, "", 11, "'"'" a11t,· Lt muerte de Ingenieros. Allí habla Bermann. Tres años más
Bermann y su esposa visitan y dan conferencias en la Universidad ,ti- llnl111 N11 ' ,, , 1, , 11 I'l'.','l L, l lt1io11 La( i11oamcricana. a través de Deodoro, presenta al escritor
conocemos trabajos ni posicionamientos públicos ele Deoeloro sob1T la n 1pt 111 ., .. ,i11rrr¡w11.di,,f,1 ,·,·11lrn,1111erica110 Mi1xi1110 Soto Hall. En la fundación de la filial
I laya de la Torre-Mariátegui ni tampoco sobre el ar!ículo polh11ico d,·,Jtllio 1\11trn 11" 1,," , ,, ,·. 1'\111" .. .icl1·111,1s d,· ll1gc11i<·ros. habían participado Alfredo Palacios, Julio V.
Mella contra el aprismo: "¿Qué es el ARPA?". publicado c11 M,·xi,·o ,·11 l 'l'.1/l ,, '•"" .do /\1111>,,1 1'011<·,·. C,1rlos S;111dH·z Viamonte. Floren!ino Sanguine((i y
reproducido Juego por Mariátegui en Anuwtn. l'rohahl1·1111·11t,· 1111111·,1 ,,,. p1111111111 111 ' ,1,, 1, 1 l'v11111·.111. 1·111, .. 11tros. 1<,·rw11ució11. r1111dada por Ingenieros y 1'011cc. tuvo
al r<'spcc!o. Sin c-mbargo, sospechamos q1w por l,1 radi('aliz;i,·io11 s111·Ldht.1 d,· "" • ,q11,, ,l11n l111c", ,1 l111 1,('11i('1os. (;;il>rit'I Morcau, Arturo ()rzélhal Quintana. Fcrnr111-
p,·11s;1111il'11to a11tii111¡wrialista l'II los ,11·10s :IO lkodoro 1·sl11vo 1·11l111w1·,-, 11111<-pl'II 1.. ~1,,.¡11,·1 l'v1l1.111d.1 y l'v1,1111wl Sn,;1111'. l•:st1· 1ilti111ot-ra ta111bil·11 aprista. s,·g11id01
di1·11t1·1111·111<· d,· l'il]Jillas y "01 todoxi;1s" 111,1,-, 1·1-r,·,1 <11' l,1,, p11,,i1·i11111·,, 11<-M.111.1tq•,11I ,1, 11 ,y.1 d1· l., l,1111·. y 111,111l11v11 ,11'1cl,I.'; p11ll'111il';1s 1·11 aq1wlL1 <'JJOl'il 1·rn1 C11·1'.111i11
q111· di' l.1,; d,· 1l.1y;1 d,· l.1T1111<· 11, llll,11111 \' 11111 l•:111,··,I,, (;1111111·1
Néstor Kohan 1,, ·odoro Roca. el hereje Id

g, >... ! 'oseemos un tesoro espiritual que no cambiamos por ningu- •,ín necesidad de anexionarnos territorialmente- y desaloja de
11a cantidad de dólares". En el "Mensaje a Sandino" que la Unión ·.11s posiciones al capital inglés". ·
Latinoamericana -muerto ya Ingenieros- le envía al guerrillero Bien lejos quedaba ya de aquí la rebelde aunque cierta vague
nicaragüense en 1928 se repiten exactamente esos mismos , l. 1d literaria de Rodó o de Rubén Darío, sus padres modemist as.
núcleos ideológicos modernistas: "Perseguimos la unificación de \' l. 1mbién cualquier posible inflación retórica tropical al estilo de·
nuestros pueblos", decía el mensaje, "bajo normas de justicia l l.1ya de la Torre. La economía pasaba a ser ahora el terreno de la
social, a fin de oponer a la civilización individualista y utilitaria del 11 wl!a de clases y no sólo la vituperable y despreciable esfera del
norte, la amplia cultura humanista de los pueblos del sur". 11 I ilitarismo" materialista. La tan anhelada revolución cultural y
Volvía a aparecer aquí el romanticismo anticapitalista que , 1, · las conciencias promovida por la insurgencia estudiantil de
operaba desde una oposición también presente -dentro de la 1'l l 8 no podía prescindir -según este Deodoro más maduro- de la
historia europea- en el romanticismo alemán de los siglos XVIII y , ,·volución en las relaciones y formas de producción. En ambos
XIX y en la sociología centroeuropea de comienzos del siglo xx: el , ,1.1 nos se daba la misma lucha, no había que abando'nar ninguno
enfrentamiento entre la Cultura (aquí remitida a América latina) .t,· los dos. Una propuesta más que heterodoxa, puntillosamentc
y la Civilización (en este caso atribuida a los yanquis). Rebelde y 1, lomada años después por el Che Guevara, 24 que no cuajaba en

antiburguesa la primera; puramente capitalista y moderna, la 1, ,., ,·nmohecidos moldes del marxismo "oficial" hegemónico en
segunda. . 1'11 wllas primeras décadas del siglo.
Si ésa fue innegablemente su primera estación ideológica, en el
tránsito de fines de los 20 y durante los 30 Deodoro incorporará '1 .';,-gún recordaba hace algunos años Gustavo Roca (uno de los dos hijos de
otro paradigma político -sin abandonar el primero- a su antiim- 1 ''," loro): "Casualmente, vivía al lado de la familia Guevara cuando ellos llegaron
, • "' doba desde Alta Gracia. En esa época comenzó la relación con él. Yo era un
perialismo: la herencia quemante de Lenin.
1", 11 w110 líder estudiantil y el Che iba a la biblioteca de mi padre. En1esto era un
Por ejemplo, en 1925 llegó a Córdoba Abd El Krim, joven 1, , 1, 11 , 1pasionado. casi todos los días se metía en los pasillos y leía: algunas veces
africano de Marruecos que venía a pedir ayuda para su pueblo. En , 1 kv.tila el libro para su casa. para seguir leyendo, y eso era una tragedia con los

esa ocasión Deodoro pronunciará un discurso explicando el 1, 1,, , "· 1!na de las lecturas que le apasionaron fue una colección nuestra de los
nuevo carácter y la nueva noción de imperialismo contemporáneo, · , .,., dos Las mil noches y una noche en su versión original. que eran cuentos
, , , <I" os ... En esa época Ernesto tendría dieciséis años ... Ernesto era reformista cn
donde resonaba el eco del Imperialismo, fase superior del capita-
••JI ,.-11.1 ,·poca. en el sentido de la Reforma Universitaria de Córdoba, ya que así se
lismo (un texto del exilio suizo redactado por Lenin en 1916): "La , 1, 1111111i11aba a toda la gama de la izquierda, desde el Partido Comunista hasta tocia
palabra imperialismo", aclaraba Roca, "tiene denominaciones 1, 1:,¡11inda. Entonces decir reformista era decir de izquierda. Creo que en la
equívocas. La más corriente expresa en su contenido una defor- 1· ,, , , ,. "· i,u I Ideológica de Ernesto tuvo que ver dicha Reforma" (testimonio recogido
1\dys Cupull y Froilán González. Emestito vivo y presente (Ernesto Gueuam
mación de la actividad nacional... Sin duda que en todas las • "

1 · 1 ','i l!l:,:J}. La Habana, Política, 1989, pp. 98-99.) Aquel ejemplar leído por d
épocas hubo imperialismo, imperialismo interpretado como ten -
1· ,, •,, t ;1wvara que aún hoy se conserva en la biblioteca de Cristina Roca (111adrl')
dencia expansiva ... Pero el verdadero imperialismo, el imperialis 1· I /1/110 IÍI' las mil mxhes lJ una noche, trad. directa y literal del árabe por ,J.C.
modelos tiempos actuales, es un imperialismo invisible que casi r, 1 ", li, ,s. v<'rslón ,·spaf10la de Vicente Blasco lbáñez, prólogo de E. Gómez Carrillo,
no necesita de expansiones territoriales, que casi no emplea 1 ol, , " r.,. l'nmwlt'o (se co11serva11 por lo rnenos veintiún tomos dela inmensa obra).

ejércitos ni armadas, pero que hunde su garra en la entraña vital ',, u-vMa había )('ido clctallaclarnente la compilación de Gabriel del Mazo (por
, , 1 1 ., "' i<"11Lwio11 poli! ic;1 tenia un juicio más que severo). en la que se rcprod111·1·11
de los pueblos". Más adelante, Deodoro agregaba que su nota
"111, ""'' de lkodoro. /\si lo nTonoeió públicamente en su discurso "Rcfonna
definitoria era "una necesidad de expansión más comercial q1u· 1 1• 11, ,., ,.11.11 L1 y n·voli wio11". 1·11 la IJ11ivcrsidad de Oriente, el I 7 de oc-1 ubre de 1 !J:,!I,
territorial, más económica que política". También explicaba e, 1 t ·sa I""" lln11po d,·sptws d<" l.i to111a del poder e11 Cuba. /\demás, d Che em1v,·rsú ,·11
ocasión que "los ferrocarriles, las minas, las empresas de· trans 1 , 11.,11,111.1 <'11 111as d,· 1111;1 oport1111idad sobre s11 adokst-cnt·ia co11 (;r,•gorlo
portes, las industrias madres y aun los grandes servicios públicos 11, , 111.11111. q111<-11 11..-orrst 111yo p;ir t<" d,· ,·sos 1·1w1 wrrt ros 1·11 "Mis rnt revistas corr el
• 111 I•··,, 1llo post,·r lor 11w111<- ;1 1!lh7. sirr lecha. ;irdrlvo Sylvla lkn11a1111)
son absorbidos por el capital yanqui que con un avance irl<'ont ra
1·11 111,11110 ,1 l.1 p11·,,1·1wi,1 d.-1 ¡w11s;1111i1·11lo IJl,,.rL11io y ;111tllr11p,·1l,1l1.-,t., dr
rrcst ablc- se· apodera de la dirccclim y control dt· 11111·st ra tT01101111a 1 h • 11 1•11 11 c Tl lt 1~, f",c 1 1l 1 ••• 111,11 li 11 , 1~, , le 1 ( 'l u·. ~ .. lf · 11 q u , · .· ., ·r , 1 e·~,c ·, 1~.,, le, q t u, .·., ,1 H f • f' 114 , , .~ ·
'.,
". Néstor Kohan 1 t, 11doro Roca. el hereje li:I

( '.cm ese preciso bagaje teórico impulsó Deodara todas sus l111 -rt e apoyatura local en la sociedad civil y sobre todo en las Fucrz; 1s
i11iC'iativas. como por ejemplo el ya mencionado acto de la Unión \ 11nadas. Allí Deodoro se jugó al todo o nada. Había que estar <'011
Latinoamericana filial Córdoba de 1928 en el que presenta a • ·.. 1 l<t1sia bolchevique de "los tiempos nuevos", como también con
M:iximo Soto Hall, su defensa de "los guerrilleros de la libertad" de l I revolución española.
Sandino en Nicaragua, su indignación y público rechazo al Sin embargo, a Deodara no se Je escapaba la inmensa tragedia y
asesinato de Sacco y Vanzetti (en 1927), los dos obreros anarquis- , 1, il< Jr que el stalinismo le intlingió a la revolución de aquellos años.
tas injustamente ejecutados en Estados Unidos, su firme oposi- 1 "nlizando su atención en el caso ruso, y comentando el libro de
ción a la guerra boliviano-paraguaya por el Chaco, impulsada por 11, il sky La revolución desjigurada en su artículo "La revolución
"los dos grandes imperialismos que se disputan la hegemonía del , 1, •;ligurada", Deodara afirmaba premonitoriamente: "La revolución
mundo: el norteamericano y el inglés". Allí se comprenden tam- 1">Id 1evique se divide en dos grandes períodos separados por la
bién todas sus maldiciones terrenas y "materialistas" a la Stan- t 1ll 111ia enfermedad y la muerte de Lenin". Sin dejar de reivindicar el
dard Oil Company y a la Shell Company, verdaderas responsables 11 111 H ·nso asalto al cielo de los oprimidos que tantas influencia&
de aquella guerra fratricida. En 1938, en ocasión de la muerte de 1111 i1 -ra entre los reformistas cordobeses de 1918 y en la fundación
Lisandro de la Torre, profundizaba esa línea de pensamiento , 1, · l.1s ligas y organizaciones antiimperialistas de los años 20, Roca
diciendo: "En Amfrica -en toda la América- hay una tarea "h-.-rtía en ese mismo trabajo -curiosamente nunca recopilado
urgente, inaplazable: la «segunda» independencia, lo que ahora se 11. 1·.L I hoy-: "La conquista y la afirmación del poder fue una
llama «liberación nacional»". En ese llamativo "ahora" mentado t 1d;ición genial. Fue el más formidable «atraco» de todos los
1

por Deodoro se resumía su encuentro con un nuevo arsenal 1" 111 pos. En esto se acusó la máxima genialidad de Lenin ... Pero
teórico antiimperialista que él conjugaba con el antiguo credo , 1, 1d ro del partido actuaba ya una clase poderosa que tenía su
culturalista de su modernismo juvenil. l 1, t11 il ire representativo. Esa clase era la de los Funcionarios. Y ese
Que ese tipo de contaminaciones, elucidaciones y conjugaciones 1'"" il >re era Stalin. La nueva burocracia es la que ha expulsado a
no era ingenuo ni espontáneo y que mucho le debía no sólo a sus l II thky de Rusia y del partido ... Su sagacidad y su realismo [de
"maestros de juventud" latinoamericanos sino también al pensa - · -1.il111I eran de filiación campesina. El auténtico campesino ruso
miento de los bolcheviques se explica por la presencia indeleble ch· , , 1wnlor de Lenin, el intelectual". Un balance amargo pero mucho
"la cuestión Rusia" en el imaginario de la época. Sobre ella Deodoro 111.1·, que visionario ...
reclamaba apasionadamente: "Procuren -aunque por las trazas nw < ·, ll I t ralo que muchos impugnadores sostuvieron, el antiimpe-
parece muy dificil- entender, comprender, «sentir» en la carne y 1·11 t 1. il 1·.1110 de Deodara no se quedó en formulaciones literarias o
el corazón, que en Rusia, en esa Rusia de la que totalitariamcritt· t'• 11ni<"as sino que tomó orgánicamente partido dentro de la
abominan, la sangre, el sacrificio y el tremendo heroísmo n1so est.i 1" ,111 l(';t nacional. Sin abandonar ni su vital impulso libertario ni
rescatando la libertad del mundo civilizado". Eran los tiempos ele- la 11 ¡ 1rnlica radicalizada y herética, después del golpe contra
guerra contra los nazis, corriente -esta última- que contaba 1'011 ·i I ll'.llvc·11 I>codoro se afilió al socialismo.

Nll <"ontaba con un partido revolucionario flexible y al mismo


11, 11 q 111 se'11siblc y dispuesto a incorporar en sus filas a la cultura
apunte. Baste parangonar la particular índole de su común rechazo al capital is1111 t , I, 1.1111'.11.inlia, al estilo del partido socialista peruano que traba-
la noción esencialmente antiyanqui y antiimperialista de ambos. el ln11n;111is11111. l·, ... 111w111<' supiera construir Mariátegui en polémica con la direc-
la revolución cultural y de la conciencia. el papel otorgado a lajuvc11t ud. Li ,·,11111111 , 1< t11 "lllil'i;tl" de la Tercera Internacional y sus acólitos latinoamc-
oposición al marxismo economicista, la crítica furibunda a la IH1ron,11 L1 .. 1 l.1
alienación. etc. No todo el Che está en Dt'odoro. Es obvio. !'ero sin I k,u loro 110 ,,,. t 1, .1111,~,. L;1s durísimas críticas con las que Rodolfo Ghioldi
.. omprende al Che (como tampoco se lo cntic11d,· sin Mdla. sin 1'011,..- v ,il11 111 q ti 1¡t_111J 1·11 1!J:1:2 a lfolwrto Arlt en I3a11deral?.qja, por ejemplo, son
Mari;itcg11i). Nos tomamos el atrcvimi,·nto d,· re1nitir al lector ;1 1111<'st1 o 11,,t,.,¡ .. ··1•.I 1111.1 1 l.11 .i 1·.xp1Tsior1 de' esta 11oto1•ia ausencia de clima i11tdcct11al
( :lll' (;tl<'vara y la filosofía de la pr;txis". c11 hihliogr;1li;1 de la< 'att-dr.1 l '11<' < ;11,·\•,11,1 ¡n"¡,l<'lll y ti<- a¡wrllira idcolc>gic·a sulki1·11tc l"OIIIO para poder
l l11iv1-rsid;1d d,· l ltH'IIOS Ain·s. n·p1 od1 l<'ido 1·11 /\111,·1 in1 U/i,1·. 1 1 ... .-1111 ti,. d.- 1! I' 1/
111, <11 J>lll ,11 ;¡) 1·ll1111111ts111ll ;1 1111;1 1i_g1ir;i <·1ilt11r;il 1·01110 1l<-odoro.
PI' !,!t -;i,
1, 1 Néstor Kohan 1 ,, "doro Roca. el hereje (,',

;ilr;11do por esa corriente (en el mismo sentido que las críticas a I' l'29 González Alberdi increpa duramente a la Reforma por s11
/\rlt podrían citarse el reproche que le hace mucho más tarde, en 1, 1, ·ología "idealista y pequeñoburguesa". Siguiendo entonces lú ·1
1!14:1, Héctor P. Agosti a Raúl González Tuñón por haber pertene- 1111·11te el llamado "tercer periodo" de la Internacior~al. el de "clase
cido a la vanguardia martinfierrista o también las polémicas de , , ,, 11 ra clase", en esos mismos años y durante los primeros 30 las
1~148 de Rodolfo Ghioldi con escritores y pintores comunistas que 11 l.1 s juveniles del comunismo argentino caracterizarán a la Refor-
veían con mucha simpatía a las vanguardias y su estética de 111. 1 como "contrarrevolucionaria y pequeñoburguesa". Así la
ruptura, principalmente con Cayetano Córdoba Iturburu). , 1, linió el joven Héctor Agosti en una serie de artículos publicados
Además, dentro del comunismo local, la rigidez sectaria del , l111 ante 1934 en la revista Cursos y Conferencias del Colegio Libre
aparato organizativo terminó p1imando sobre los elementos más , 1, Estudios Superiores (posición de la que se autocriticará
dinámicos, abiertos y atractivos para una personalidad tan par- , 11111pletamente en 1938, tras el VII Congreso de la Internacional
ticular como la de Deodoro. Este último había trabajado codo a , 1, 1in5, el de la línea "frente popular" de Jorge Dimitrov). En
codo junto a algunos cuadros obreros del comunismo cordobés ya I' 1:1:1, durante los años del clasismo extremo del comunismo
en tiempos de la Reforma. Como recordó, por ~jemplo, en 1968 el 11 »p1tino, también se publicará un folleto furioso y más que

dirigente sindical comunista Miguel Contreras, fundador junto a 'I "11 ·alíptico (muy probablemente redactado por el joven miembro
Pablo López de la Unión Obrera Provincial de Córdoba y su , 1, l11'.;urrexit Ernesto Sábato hoy, en 1998, "presidente honorario"
secretario en 1918, los obreros apoyaron las reivindicaciones , 1, l.1 l•'UA ... ) titulado: "Quince años de derrotas bajo el signo de la
estudiantiles desde sus periódicos Vida Nueva y Adelant.e. Ade- 1:, lonna". Aun así y a pesar de todo esto Deodoro mantuvo
más, según el mismo Contreras, hubo muchas reuniones de , , ,111·spondencia durante los años 30 con Ernesto Giudici, miem-
estudiantes y de obreros en la casa de Deodoro y también en la 1,", ('orno él de la izquierda socialista y luego, desde 19:34,
Unión Obrera de la provincia. Allí se plasmó en común la difusión , 11111:nite comunista.
del movimiento. Eran tiempos de militancia compartida y fuerte : ;¡ la experiencia junto a Contreras y los cuadros obreros
intercambio entre ambos segmentos sociales. Estos últimos, los , "1111mistas cordobeses había resultado más que fructífera, ese
estudiantes, cuando estalla en Córdoba la huelga del calzado en "" ,1111prensible sectarismo de V. Codovilla y R. Ghioldi que
aquel año 1918 hacen un paro y realizan un acto junto a la central , , , 11;11,alJa tanto a la insurgencia juvenil como a la cultura
obrera en la Plaza San Martín con oradores en conjunto. Es<' , , 11 it, irista o de vanguardia -ambas por ser "pequeñoburguesas"-
mismo año, cuando se clausura durante la huelga sindical la !, 11hstaculizaba sobremanera a Deodoro su anhelado acerca-
Federación Obrera Cordobesa, la Federación Universitaria dt· ,,,1,·111<> al comunismo. Por eso en agosto de 1930 él diagnosticaba
Córdoba (FUC) inspirada por Deodoro ofrece a los sindicalistas en , 1, 11 "los jóvenes intelectuales que hoy se afilian al comunismo no
lucha su local de la calle Rivera Indarte, adonde se traslada d 1,, l 1.1,·,·11 por «amoP del pueblo o por «sed" de Justicia, imperativos
comité de huelga. , 1, 1111 l1Tncsí romántico que abrazan las almas de ese «odiado"
Más tarde, la Unión Obrera Provincial y la FUC volvieron a 11•1,, Lo hacen -casi todos- buscando una «disciplina" ... Entre la
agruparse elaborando un manifiesto conjunto de condena a lit • 1d.1 v l'l mito se ha interpuesto el dogma. Es por eso que la
Semana Trágica de 1919, en la cual se masacraron a obreros c·11 , , , , il1 wiún se ha estancado o se estrangula en un «tiempo lento",
lucha de los talleres metalúrgicos Pedro Vasena. 1 ·, 1,, l 11< lo cst o se olvidará", terminaba vaticinando Deodoro, "el día

Esta estrecha vinculación inicial, más que atractiva para 1111 , 1, 11 1111;1 voz, como la de Rousseau, Proudhon o Marx, pronuncie
intelectual como Deodoro (completamente fascinado por la expc· , l 111 wvo lllilo". En su perspectiva el comunismo sólo se convertiria
riencia de la Rusia bolchevique}, se vio empañada por el scctarls , 11 1111., ;i 11 tt-11 t ica opción histórica a condición de que abandonara
moque la dirección oficial del partido -siguiendo puntillosa 111t·11t«- 11 111 ,i< l,·1. dog111:t1 i1·a y su disciplina burocrática, retomando su
1

la línea de la Tercera Internacional ya burocratizacla- impuso c·11 1111, Lil v JHT<lido i111p11lso rom;ü1tico.
sus filas en la apreciación sobre la Refonna. Tanto es así qrn· c·11 l '111 ol 1;1 p;irlt-, ln·111<' al radicalismo --que muchas vt·<-cs prd1·11
la ya 111c1H·io11ada Conli-rcncia Co1111111ista latiru>anw1·tca11a dc· , l1,, .111l oposl 11L 11sc 1·01110 1·! "propil'la1·io" de la t radil'iú11 reformista
1 1,·odoro Roca. el hereje f1/
Néstor Kohan

111·;1 "le impedirá anquilosarse en las estrechas ortodoxias de L1


< h· 1~J18- Deodoro fue terminante y taxativo. Tanto antes como 1'"r.i". Pero su abrupta ruptura con el Partido Socialista 110
despui'.s del golpe de Estado de 1930 s~ quejó de "la senect~d de ., ,1 ,revino por características o rasgos esencialmente psicológicos
<·se partido" cuyo "ideario c?nfuso esta hecho de .. trans~cc1~mes , 111clividuales, sino por divergencias centralmente políticas y
ideológicas". Según su opinion de aquel momento, el rad1cahsmo , !, H ·t rinarias.
argentino es, acaso, eso: un gran ca~ce seco". _Estas du~as Tres años antes del golpe de 1930, el socialismo histórico
ca~acterizaciones no dejan lugar para las mterpretac1ones capc10- !1dcrado desde su nacimiento por un clan familiar en el que
sas. Resulta por ello sumamente infundado_ asimilar a la_ Ref~rma 1I I, ·rnaban Juan B. Justo y Nicolás Repetto- se fractura. Surge el
en general y a él en particular como subcapitulos de la h1stona de · ., "·ialismo independiente", corriente a la que Deodoro en su
1 Unión Cívica Radical o como meros productos secundarios de
11, ,1, ·mica con Augusto Bunge catalogará como "libertina" por su
1:s pujas internas cordobesas ~ntre los radicales "azules" (católi- , 11w1ilación con las dictaduras de José F. Uriburu y Agustín P.
cos) y los "rojos" (liberales y laicos). . _ l 11 ·.to. En ese tiempo, ante la crisis de Yrigoyen, Deodoro ingresa
En ese contexto de época tan particular y ante semeJante vac10 , I •., H ·ialismo histórico, pero casi inmediatamente choca contra la
político-cultural, Deodoro decide afiliarse al socialismo. Duró 1" w. 1 oficial y se enrola en su ala más izquierdista.
poco. . . ·. 1111a izquierda que se sentía heredera de las posiciones de
Como parte de ese partido -en ahanza con la democrac1.i 1 , 111q11c Del Valle Iberlucea (que había saludado la revolución
rogresista-, fue candidato a intendente de Córdoba en 1931 (s11 1",1, 1wvique de Lenin y Trotsky y había propuesto heréticamente
~migo Gregorio Bermann, coimpulsor de la Refor~a, lo acompañ(, , 11 1, ,s 20 el ingreso del Partido Socialista argentino a la Interna-
entonces como candidato a gobernador). Pero rapidament_e llego , 1,, 11.1 I Comunista), del latinoamericanismo y el antiimperialismo
el conflicto y lo expulsaron sin contemplaciones. El escand~_lo • 1 ., n;tl de Manuel Ugarte (a pesar de que Ugarte no se acercaba
salió en Jos diarios. El Comité Ejecutivo Nacional y la Federac1011 , l.1 11'.quierda socialista por las vinculaciones de ésta con los
Socialista Cordobesa Jo acusaron de "haberse ido por pro pi; 1 ,,,1111111istas) y deljuvenilismo antipositivista de Palacios (por
voluntad". Incluso, circuló una versión de que Deodoro iba a sn . 1, 11,, t intc nacional que éste quería imprimirle al socialismo). Una
padrino de un duelo -prohibid? por _los_ re%lamentos s~ci_alistas 1 , 1, 1"· re la que en los 30 estará encabezada en Mendoza por Benito
or eso se había ido. La agencia penod1stica lnforgraf mforma 1¡; 1 111 111.11wtti (que publicará Izquierda y que le editará a Deodoro su
~ ~u turno que Deodoro Roca "está mereciendo los más calurosos 1, ,11,-1,, "i"rcnte al crimen")
25
y en Buenos Aires por el joven Ernesto
elogios en los círculos izquierdistas". ~ero e~ realidad Dcodorn , ,1, 1<!11i (que editará Cauce). Si el socialismo clásico de Justo y
rechazó la expulsión. Previamente, habia enviado un telegrama ;1 1 ·, 1" t to veía con buenos ojos la economía del librecambio y la
la dirección nacional del socialismo histórico; en él, entre ot r;is . , 1l 11 11 .1 del liberalismo evolucionista, positivista y modernizan te,
cosas, decía: "El Comité Ejecutivo pareciera actuar a la vang11;11 • 1 1 , ,t r; 1 1radición -siempre minoritaria- abrevaba en el antiim-
dia de la reacción y en el triste papel de agente provocador. Yo 11·.•1 l" 11.il1·.1110, defendía un acercamiento al comunismo sobre la base
opondría que contribuyeran a la solución partidaria irworpo .1, l.1 "'1-ologia marxista y tendía culturalmente hacia posiciones
pr
rándose al Partido Democrata - ·
Nac10na 1 d e B uenos l\Jn·s
/\ . " . <.rn 1
"11 'l '"",il ivistas (por ejemplo, en siete de los ocho números de
idéntica intención alertaba que la dirección del socialismo olil't,il , • ,, ", • < ;111dic-i publica las conferencias sobre Marx y Hegel dicta-
"inventóelcucodelextremismo". Nuevamente su típica iro11i;1 y ~,11 , 1 , . 1'"1 All'ja11dro Korn, padre del antipositivismo argentino).
habitual sarcasmo, empleados ahora en el momento de h,1<'«'1 .. 1 · ,1 < ;111dic-i s1· aleja del Partido Socialista en 1934 e ingresa
balance del tibio reformismo (político, no universitario) argl'11I 11 u, 11,111, <l1.1L111w1ll1· al 1·rn11u11isn10 -rnanteniendo entonces aquella
Por su temperamento personal, esencialmente lilwrt;11 to y . "11, ·,p"11cli-1wia i11c'·dit,1 con Dcodoro- y Marianetti funda más
an{irquico, Oeodoro estaba lo mús alejado p_osibl<· di' 1·11;ilq11h·1 1 11,I, ,·l l ,11tido Sol'ialista Obrero, en cambio, Dcodoro no da la
1

tipo de disciplina partidaria. No rcs11l_ta_fort11'..to <flll' 1·11 l'I 1·pilof1,o


;i S;'uwlwz Viamo11tc defienda l'I soc1alismo 111;1s crn1H1 csnwl11
'' 1\11 111!01,1 l..1 l.111'11.1. Jtt:t\
qi 11 . ,., 11110 partido. c·ollHH'ol o l'l'rr;ido". posic-11111q111' 1·11s11 1w1 s1 w1
r
I,.'\ Néstor Kohan 1 ,, ·11doro Roca. el hereje

l1,1Ltlb política. Cuando es expulsado al solidarizarse con la l'oco tiempo después, en 1942, Deodara fallece en Córdoba. Li
t/,<(t 1il'rcia socialista, se aparta rápidamente de la institución. , 111<lad de la que prácticamente nunca salió. Su mucr!l' hw
1>cspués de esa ruptura, ya nunca más volverá a la vida partidaria. 1111pactante. Lo lloraron poetas, pintores y escritores, lo despi<li<'
No obstante, durante toda la década del 30 promoverá infinitas 1, "1 grandes intelectuales: Enrique y Raúl González Tuñón, Rafael
iniciativas políticas: encabezó las filiales cordobesas de la Unión \llwrti, Gregario Bermann, Lino E. Spilimbergo, Ezequiel Martí-
Latinoamericana, de la Liga Argentina por los Derechos del 1w/ Estrada y Arturo Capdevila, entre muchos otros. Hasta sus
I lombre, del Comité contra el Racismo y el Antisemitismo. Tam- , 1w111igos de siempre tuvieron que sacarse el sombrero y rendirle,
bién organizó el Comité Pro Paz y Libertad de América y la Liga , , t'.f.-'.añadientes, honores. Luego vino el intento sutil de coopta-
/\ntiimperialista, el Comité Pro Exiliados y Presos Políticos, el , 1, ,11 y neutralización de su indomesticable herejía, operaciones de
Comité de Ayuda al Pueblo Español, la Sociedad de Artistas 11·, que aún no está inmune.
Plásticos, la Asociación de Artistas, Intelectuales y Periodistas, /\ pesar de aquellos sentidos homenajes, la radicalizada prédica
etc. Publicará en esos años sus dos grandes creaciones periodís- ., " i;11istay antiimperialista con la que Deodara profundizó en los 30
ticas: Flecha (de la cual salieron diecisiete números, entre 1935 y 1 , 111 iC'ial constelación ideológica de la Reforma cayó progresivamen-
1936, y que llevaba por subtítulo "Por la paz y la libertad de 1• , ·11 d vacío entre las filas estudiantiles. Comenzaron a predominar
América". Sus consignas, que aparecían en la primera página de , 11 .·,11 seno las corrientes más institucionalistas, burguesas, positi-
todos los números, eran: "Por las libertades democráticas. Por el ' 1 .l. 1s y liberales. Posteriormente, con la irrupción política del
desarme y la disolución de las legiones. Por la paz. Por el frente 1" 1, 111ismo, la Federación Universitaria Argentina se alineó junto al
común. Contra el imperialismo. Contra el feudalismo económico. , 11d,;1jador Spruille Braden de Estados Unidos, mientras Juan D.
Contra los monopolios")2 6 y Las Comunas. 1·, ·1, ll I respondía a su vez entregándole la Universidad a la Iglesia
Si asumía como nadie en Córdoba la lucha antiimperialista y 1, 1• w promovió la corriente "humanista") y a los sectores más
el compromiso político, despreciaba totalmente tanto la pugna 11. 11 lwionalistas y conservadores. A contramano de los sueños
burocrática por los cargos internos a un partido como la férrea , ,, 11•.111alcs de Deodara, el divorcio entre los estudiantes reformistas
disciplina con la que las distintas corrientes de izquierda sometic 1 1, ,,, obreros (mayoritariamente peronistas) no pudo entonces ser
ron en aquellos años a sus más abnegados y heroicos militantes. 111. ,v, ,r. Más tarde, el golpe de Estado autodenominando "revolución
Pero su toma de partido dentro de la familia izquierdista no 11111·1 L1dora" en 1955 y Arturo Frondizi, en 1958, comenzaron
estaba circunscripta únicamente a debates políticos nacionales. .1 · .1, ·111:11 icamente el hostigamiento de la enseñanza pública hacia la

También en lo internacional defenrierá apasionadamente a "las 1°1 11. 11 ización y el sostén a las universidades privadas, con la
milicias obreras y a los generales proletarios de overall de la , .,1, il ,oración estrecha de antiguos "reformistas".
auténtica revolución española", enjuiciando severamente al mis l l.1sta que en los álgidos 60 y 70, con otros símbolos y en un
mo tiempo -en su artículo "Fuego en la trinchera" de 19;35_ "los , , ",1,·xl<> mundial donde los estudiantes volvían a la revuelta (mayo
mitos republicanos y el colaboracionismo político de la sociald1·
mocracia". Desde la España republicana lo invitan a viajar pt·ro 1·1 1 t""'" l'rotl1wto de esos viajes quedará La rosa blindada. el libro de poemas que

ya está enfermo.No puede ir. Sí van sus amigos Gregario Ikrma 1111 1"" I" ,,,,.., ;i Vt'z-scgü11 Pablo Neruda- "blindó la rosa". Gregario Bemiann marcha
-que actúa como médico de guerra en el frente militar hasta 111arz1, 1• "1, 1,:,,p,111,1 portando una carta de la AJAPE (Agrupación de Intelectuales,
., 1, .1.,- •. l',·riotllstas y Escritores) firmada por su prosecretario Gervasio Guillot
de 1938-y Raúl González Tuñón -que participa en el 11 Cm 1gn ·s1,
· 1,,,,,,/ '""'""'" ,·11 B11c11os Aires el 15 de febrero de 1937. Se incorpora como
Internacional de Escritores Antifascistas de 1937-.:n "" .11," ., l., S;i11itl.1tl cid Eji·rcito de Tierra republicano, del cual se le da de baja el
' ·, 1, 111.11111 ,¡.. 1~J:IH (;irchivo Sylvia lkrmann). Aparentemente. durante ese afio
26. En la compilación de Gregario Bermann El dijkil tiempo 11111·m (11,wrl<l,, /\Ir,·,,. •" 1 ·.p.111.1 1111 ,·x1slt" t't11Tt·spo11d,·11C·ia con Dt>odoro. Pero, a su regreso a Córdoba.
Lautaro. 1956), Bermann proporciona un índice de los artl('11los el,· lh·11d,1111 11, ,111.11111 ,.q•_111,111w111<' tl,·lw h.1hcr sodalizado su experiencia con su gr11po el,·
aparecidos en flecha. Cfr. El dificil .... pp. 105 107. ""11'."'• l lf· l11,. ¡11u-o,; 1·s1-ritos s11yos sol,n· s11 participación c11 la g1wrra dvll ,·xlst,·
27. Rat 11 (;m1,•,itlcz T11f1iH1 viaja dos v,·,·,·s il I•:spa11.1 ,·11 ,·sos ;11111s <·11,111d11 ,·,,l.oll,1 '"' • ,,., ,,¡1ll.1t l1111 <;1,·1•.0110 lln111;11111. ('orrci,•rw/u,/<'1111t·slroli,·rrrpo. llt11·1111s/\l1,·s.
L, g11,·rr.1 .-ivil. h,1tT t·I seg, 111cl11 vi.1¡,· co1110 t·01Tt·sp1111s.1I d,·I dr; 11111 p111 1!·111, /,. N11, •1 ,,, 11, 111.1111!,·1. 1'1/1. "·'I' 111 "l•:sp,111,1", ¡,11 !11 1-1!,
/( 1 Néstor Kohan
1>,·•,cloro Roca. el hereje il

Jr;111<·1·s. Roma. Berlín, Tokio, Berkeley, revolución cubana, el


n m lolx1zo, etc.) aquel divorcio de décadas pareció diluirse. Renacía NOTA INTRODUCTORIA A LA
L1 unidad obrero-estudiantil, el latinoamericanismo y el impulso PRESENTE SELECCIÓN
insurgente de 1918. En la amada Córdoba de Deodoro, Agustín
Tosco -dirigente obrero clasista, lector entusiasta de José Ingenie-
ros, aunque muy critico de Nietzsche-encabezaba la mayor rebelión Todos los libros de Deodoro Roca son póstumos. En total se han
de masas del pueblo argentino. Nuevamente, como en 1918, los 1,11lilicado cinco después de su muerte (1942). En esas colecciones
estudiantes volvían a la calle sintiéndose cerca, muy cerca, casi un l 1.111 intervenido sus dos hijos Marcelo y Gustavo (según puede
solo haz, con los trabajadores. Incluso utilizaban la sede de la CGT , <1111probarse por la correspondencia inédita de éstos con las
cordobesa antiburocrática para reunirse. , , liloriales, aunque no figuren luego en los libros), así ~mo
En ese momento, aquella prédica irreverente de la Argentina de 1 11111Jién amigos, compañeros y discípulos de Deodoro.

los años 20 que parecía perdida resurgía en los países del l•:sas cinco compilaciones son Las obras y los días (Buenos
capitalismo desarrollado con nueva vestimenta en la obra socio- \11 c·s, Losada, 1945. Prólogo de Saúl Taborda [tomado de Argen-
lógica y filosófica de Charles Wright Mills y Herbert Marcuse. 1,1111 Libre, 10 de junio de 1943]. compilación y poscriptum de

ideólogos de las rebeliones estudiantiles sesentistas. De nuevo · ,.11iliago Monserrat, 182 pp.); El dijicil tiempo nuevo (Buenos
emerge en ese tiempo -ya a escala mundial- la crítica romántica \11 c·s. Lautaro, 1956. Selección, prólogo y notas de Gregario
a la sociedad de masas, a la cuantificación de la vida, a la 1:,1111ann; epílogo de Enrique González Tuñón, 362 pp.); 28 Cien-
alienación. Otra vez el joven rebelde como sujeto. Nuevamente la ,,,,.,, maestros y universidades (Buenos Aires, Perrot, 1959,
felicidad rebelde se levanta como bandera de liberación -es decir, , I('( Tión y notas de Horacio Sanguinetti y un poema de Rafael
de revuelta y de revolución al mismo tiempo- contra la culturn lllwrli, 69 pp., incluye al final una pequeña bibliografía sobre
reificada y la civilización autoritaria y opresiva del capital. 11, "doro); El drama social de la universidad (Córdoba, EUDE-
Los universitarios de París y de México, de Berkeley y d!' ' , ,1.:. 1qr;8, selección y prólogo de Gregario Bermann, 111 pp.) y
Córdoba, marchan entonces entusiastamente portando esta11 1·,.,/1í/Jido prohibir (Buenos Aires, La Bastilla, 1972, prólogo,
dartes de un argentino. Pero no llevaban la foto del cordobi·s , 1, , cic')I) y notas de Horacio Sanguineti, epílogo de Rafael Alberti,
Oeodoro, el gran ideólogo de la revuelta antiburguesa ... sino la l ',I) pp.).
imagen de un rosarino discípulo suyo, más joven y entonces m:1s 1-i I l;i presente antología hemos utilizado materiales de todas
conocido, el Che Guevara. Luego sobrevinieron rápidamente L1 . 1·, c·didones mencionando la fuente. También hemos incluido
oscuridad, el terror, la tortura, el genocidio, los desaparecidos, d " 111 1dos originales mecanografiados, algunos de ellos publicados
exilio, la ofensiva conservadora, la contabilidad fuerte, el pc·11s.1 , 1 1 , l 1. 11 i, >s cordobeses (fundamentalmente en El País), pero com-

miento débil, la moral fláccida, la mediocridad artificialmc11lc· 1,I, 1.1111<·11lc irn'ditos en relación con las anteriores compilaciones,
inducida, la mundialización capitalista, la destrucción planifll'a 11 , 111110 carlas inéditas, de las pocas que se han conservado.
da de la educación, la recolonización cultural. 1 ",•1111 lln111ann, su correspondencia era "copiosa", aunque una

¿Habrá quizá muerto entonces para siempre la utopía libci-L11 l.1 rr" 111, l.wk111 del sótano, primero, y la quema que el general
de Deodoro? ¿Quedarán sepultadas en los archivos polvoricr 1t os I lc·l !\ 1, 11, 11d1·/. liidcra en 1976 del estudio juridico de Gustavo Roca,

siglo XX la insurgencia juvenil, la unidad obrero-estudiantil. la h wl 1¡¡ ,1, .¡11wc,, dcstnryc-ron gran parte de ese material.)
vital por una sociedad sin clases, sin alienación. por 1111.i 11111·v,1
cultura y por una humanidad liberada y bella? Los júv1·1ws y J.n,
jóvenes del siglo XXI tendrán alguna vez que planf<"arsc· y l'o11ln-.l.11 1·.,, l., , , "11·•,1 ,.,,,,l,.1H'i.1 in,··dita ,·ntrc Marct'lo. Gustavo y la editorial La u taro
1 ', , ~ 1 , 1, ·, 1, ,11•.•· v I-'.d, I.ir< lo V ,lorg,.) s;tlwmosq1worigi11alml'11tc los hijos t'Valuaro11
estas quemantes preguntas. Sólo a ellos pcrtc1w1·1· la rt'sp1w!-.l.1
1 , 1", .,J ,, 11o l." 1 d, · , p "· ,·I 1" "lºI'.º d, · ¡,;¡ di/ici/ li1·r111><1 11111•1>0 lo hki('ra I lí·dor 1'. i\gosl ¡
Ellos son los lwrcdcros de Deodoro. , ,1, 'I'" 1 .,,,1,11" 111d,1i,·,11,11111 Vllli111w11 ,q,;1rl1•1·1111 ,.¡ lral>ajod,· c;n•gorio llt·1111a1111
N1,::;1111, l\c >111\N 1 111 1l11111dt· l.1,·1lic l1111,·•,l11\'11,1c .i11 1.1,1lclS1·1111,111111111t·11t1;1s/\¡.~()Slin·;1li/1)1111,11t·M'lld

,1, 111111111·11 f '1111'1,·1110·. d,· ('11/111111. '.'. 1 t. 111.1y11 ele- l!J!1l. pp )()/ IOH
Néstor Koha11 1 ,. , "loro Roca. el hereje

1•:I niterio que hemos seguido ha sido el siguiente: cuando 1,, , loro, los materiales suyos aquí reunidos han sido agrupados
1(

t·o11túbamos con el original mecanografiado (Deodoro escribía a , " l(1s siguientes items: 1) Universidad y revolución cultural: 2)
111,l(¡uina) privilegiamos la reproducción del original. Cuando cJ , , di t1ra y filosofía: 3) Antiimperialismo y revolución: 4) Lugones,
<1ri,e;inal se perdió, optamos por la versión publicada en los diarios , 1, L, revuelta a la espada (Polémica con Deodoro Roca): 5)
de aquellos años. Finalmente, cuando no teníamos tampoco la 1 .. 11,·spondencia inédita; 6) Autobiografía y, finalmente, 7) La
copia periodística, tomamos los artículos de las compilaciones. L;1 , , ,11 111able presencia de Deodoro. Apenas una clasificación posi-
única excepción fue "La revolución de las conciencias" cuyo 1,1, \. desde ya, completamente provisoria para un pensador que
original manuscrito (no mecanograflado) fue posteriormente mo , 1, 1, 11(, siempre las clasificaciones y los compartimientos estancos.
clificado en algunos detalles por el mismo Deodoro. Sólo en es<· 1\, 1nque resulte obvio, igualmente aclaramos que todas las
caso, adoptamos la versión corregida que figura en las compilacio .. 1, .(·, vaciones críticas que figuran en nuestra investigación son
nes . 1, 111dole puramente ideológica o historiográfica, nunca personal.
En tomo del estudio riguroso del pensamiento teórico d1· ., ,, (·deque cuando los dogmas triunfan hay que remar contra la
Deodoro, sumamente escaso es lo que históricamente se 11.i , , ,1 1w11tc. Surgen entonces los airados rechazos, las resistencias
investigado sobre él. Sólo contamos con las breves y acotada~ 1,,, , 1·,ihles y las protestas de las corrientes tradicionales. La
presentaciones a las cinco compilaciones -que tienden a dejar d«- 11, 1. 1t ·i<'m se torna incómoda para quien se atreve a impugnar el
lado el debate filosófico-. un folleto de Roberto Ferrero, "Deodorn .. , , 1, 11 establecido por las historias "oficiales", pero no hay otro
Roca y el pensamiento de la Refomm Universitaria" (CórdolJ.1. "" 1110. Itsa es la razón por la cual nuestro principal objetivo ha
Junta Provincial de Historia de Córdoba, Cuaderno de Hisloriu, ,, 1,, ,·I intento de recuperar una herencia trágicamente perdida
40, l 994, 37 pp.), y un artículo de Arturo Andrés Roig "Dcodorn . ,1, 1, Licia. pegajosamente sepultada bajo las montañas de fáciles
Roca y el Manifiesto de la Reforma de 1918" (en Universidades. 7!1, 1, ,1 , , •.11s que han buscado siempre dulcificar, domesticar y coop-
1980, incluido en su libro La universidad hacia la democmc/11. 1 " l. 1 (·:-; plosividad de la herejía de Deodoro. Quisimos asimismo
Mendoza, Universidad Nacional de Cuyo, 1998, pp. 147-1 7G). l•:I , , ,, , 11. ,r ;1 los compañeros de nuestra generación y sobre todo a
resto son sólo artículos periodísticos, sum;imente ilustra! ivw, 1. , , 111, · v icnen detrás de nosotros la inmensa riqueza y origina-
pero anecdóticos. l 1, 1 "1 d(· sus aportes a la historia intelectual argentina y latinoa-
Sí aparece su nombre reiteradamente mentado en historl.i~, 1111 11, .111a.
generales de la Reforma (sean apologéticas o críticas) o en ho11w I·11 , ·st · sentido este libro jamás pretendió ser, ni tampoco fue
najes al movimiento de 1918. Pero en la mayoría de los casos 111- . , ,, 1, ,·I )1( lo, como un homenaje nostálgico y acartonado, con gusto
un modo tangencial, fragmentario o lateral, cuando no fr,11w;a . , , , .1 dt ·111{·ridcs, guardapolvo y papel crepé; un saludo ritual, y
mente deformado o manipulado en función de las "neccsid,1<IC"~;· " ",, i<' t ontcnido, a la bandera (y a la Reforma). Creemos por eso
políticas del momento. • 1, ,, 1, ,·. 111;il<'riaks que se van a leer a continuación no constituyen

En cuanto a los datos biográficos sobre su vida, la rcconsl 1111 ,,, 1,.1¡wks 11111crtos ni documentos arqueológicos de un museo,
ción más extensa hasta el momento pertenece a Horacio Sa11¡.:111 , , .. , 1111 ¡ H'rmant'nte desafío al pensamiento y a la acción futura
netti, quien traza sus principales rasgos en la antología q111· \. , "' 111·, 11osot ros.
escribiera junto a Alberto Ciria, Los refonnistas (Buenos /\lrc·N,
Jorge Álvarez, 1968 [cfr. segunda parte: "Los cn:adorl's di'!
pensamiento reformista: Deodoro Roca, o la temprana lt wld1·1"l.
26 pp.). Al final se amplía la bibliografía que ya flg11r.1l1.1 1·11
Ciencias. maestros y universidades. /\ctualmcnl<' Sa11¡.[11ilwlll
planea escribir una biografía novelada sobre I kodorn).
Dado que en el prcscnk libro nos h<'mos prop1wsto prol11111l11.111
1·11 los prirwipalcs 11úclcos icli-olúgkos di'! p1·11s.1111t1·11lo l1·01IC'11 dr
l JNIVERSIDAD Y REVOLUCIÓN CULTURAL
' , ,, , , r.~idad y revolución cultural

1,/\ JUVENTUD ARGENTINA DE CÓRDOBA A LOS


HOMBRES LIBRES DE SUDAMÉRICA
(MANIFIESTO DEL 21 DE JUNIO DE 1918)

11"11i!J11's de una República libre, acabamos de romper la última


, ,, 1, 11;1 que, en pleno siglo XX, nos ataba a la antigua dominación
",, ,, ,.1rq11icay monástica. Hemos resuelto llamar a todas las cosas
I" ,, , 1 , wmbre que tienen. Córdoba se redime. Desde hoy canta-
'"" ¡,;1ra el país una vergüenza menos y una libertad más. Los
, I, ,1, ,1 ,·•; que quedan son las libertades que faltan. Creemos no
, , 1• '", l(';¡n10s, las resonancias del corazón nos lo advierten;
1 1111,is pisando sobre una revolución, estamos viviendo una
1 .. , , , .111icricana.

1 . , 1, ·Jwldia estalla ahora en Córdoba y es violenta porque aquí

1. 111 .111, >s se habían ensoberbecido y era necesario borrar para


,, , , ,¡" ,. el recuerdo de los contrarrevolucionarios de Mayo. Las
, , , , ,, , 1•,í, Jades han si.do hasta aquí el refugio secular de los
",. , 111" 1l'S. la renta de los ignorantes, la hospitalización segura de
1, 11, 1. d idos y -lo que es peor aún- el lugar en donde todas las
1. ,, 11, ,·. d<· tiranizar y de insensibilizar hallaron la cátedra que las
. 11, 1 , 1. 1 J ,; , s universidades han llegado a ser así fiel reflejo de estas
, "1, d.1cl<·s decadentes que se empeñan en ofrecer el triste espec-
' , , , il,, , J.- 111 ia inmovilidad senil. Por eso es que la ciencia, frente
, , 1 , .. , ·.is;i s mudas y cerradas, pasa silenciosa o entra mutilada
,·,, .i,--.,·;1 ;il s1·1-vicio burocrático. Cuando en un rapto fugaz abre
, , 111 w1 Lis a los altos espíritus es para arrepentirse Juego y
1, " , 11, ·, í111posihlc la vida en su recinto. Por eso es que, dentro de
, ,,,. ¡.11111· rq_1,i11w11, las fuerzas naturales llevan a mediocrizar la
, " , 11.111/;i, y <'l <'llsanchamicnto vital de los organismos univcr-

11 11 111·, 110 ,·s <'l fruto cid desarrollo orgánico, sino el aliento de la

I", 1," 11,·td;id rl'vohwiona1;a.


rJ, 1, ·.I I o rq_1,l11w11 univ<'rsitario-aun el más reciente-es anacrú-
"''" I· •,l., l1111claclo sohr<' una especie de derecho divino; <'l
,I, 1, , 110 divino dd prof1·s1ll'ado univcrsll;_u-io. Se cr<'a a si mismo.
1 11, 1 11.11 ,. y 1·11 d 1111wn·. M,111ll<'ll<' tlll all'jamknto olimpll'o. La
J!llll 1l11 rr:1··:::rnnnTPEFPER

1111iversidacl y revolución cultural /41


Deodoro Roca

111surrección. Entonces la única puerta que nos queda abint.1 a


f<-dcración universitaria de Córdoba se alza para luchar contra
l. 1 esperanza es el destino heroico de la juventud. El sacrificio 1·s
l'stc régimen y entiende que en ello le va la vida. Reclama un
1111cstro mejor estímulo; la redención espiritual de las juventucks
.~obierno estrictamente democrático y sostiene que el demos
.1111cricanas nuestra única recompensa, pues sabemos que nrn·s-
universitario, la soberanía, el derecho a darse el gobierno propio
1, ;1s verdades lo son -y dolorosas- de todo el continente. ¿Que en
radica principalmente en los estudiantes. El concepto de autori-
111 H·stro país una ley -se dice-, la ley de Avellaneda, se opone a
dad que corresponde y acompaña a un director o a un maestro en
111 ,estros anhelos? Pues a reformar la ley, que nuestra salud moral
un hogar de estudiantes universitarios no puede apoyarse en la
111 está exigiendo.
fuerza de disciplinas extrañas a la sustancia misma de los
La juventud vive siempre en trance de heroísmo. Es desintere-
estudios. La autoridad, en un hogar de estudiantes, no se ejercita
.. ,da, es pura. No ha tenido tiempo aún de contaminarse. No se
mandando. sino sugiriendo y amando: enseñando.
1·, 11 1ivoca nunca en la elección de sus propios maestros. Ante los
Si no existe una vinculación espiritual entre el que enseña y
¡1 ,vcnes no se hace mérito adulando o comprando. Hay que dejar
el que aprende, toda enseñanza es hostil y de consiguiente
1¡i w ellos mismos elijan sus maestros y directores, seguros de q:1e
infecunda. Toda la educación es una larga obra de amor a los que
11 , l('icrto ha de coronar sus determinaciones. En adelante, solo
aprenden. Fundar la garantía de una paz fecunda en el artículo
conminatorio de un reglamento o de un estatuto es, en todo caso. 111 ,drán ser maestros en la futura república universitaria los
, ndaderos constructores de almas, los creadores de verdad, de
amparar un régimen cuartclario, pero no una labor de ciencia.
'" llcza y de bien.
Mantener la actual relación de gobernantes a gobernados es agitar
l,a juventud universitaria de Córdoba cree que ha llegado la
el fermento de futuros trastornos. Las almas de los jóvenes deben
1"11; 1 cic plantear este grave problema a la consideración del país
ser movidas por fuerzas espirituales. Los gastados resortes de la
1 1I<- sus hombres representativos.
autoridad que emana de la fuerza no se avienen con lo qU!·
reclaman el sentimiento y el concepto moderno de las universida
des. El chasquido del látigo sólo puede rubricar el silencio de los
***
inconscientes o de los cobardes. La única actitud silenciosa qw·
1.os sucesos acaecidos recientemente en la Universidad de
cabe en un instituto de ciencia es la del que escucha una verdad
, 111 e loba, con motivo de la elección rectoral, aclaran singularmen-
o la del que experimenta para crearla o comprobarla.
1, 111 H ·st ra razón en la manera de apreciar el conflicto universita-
Por eso queremos arrancar de raíz en el organismo univcrsita
111, 1,; 1 lcdcración universitaria de Córdoba cree que debe hacer
rio el arcaico y bárbaro concepto de autoridad que en estas casas
, "' "wn al país y a América las circunstancias de orden moral y
de estudio es un baluarte de absurda tiranía y sólo sirve para
¡111 11 l11·c> q11c invalidan el acto veriflcado el 15 de junio. Al confesar
proteger criminalmente la falsa dignidad y la falsa competc1wi,1.
¡,,. ,dc·;il!'s y principios que mueven a la juventud en esta hora
Ahora advertimos que la reciente reforma, sinceramente lilJt'ral.
111111 .1 e11 • su vida, quiere referir los aspectos locales del conflicto y
aportada a la Universidad de Córdoba por el doctor Josi'. Nirnh•,
1,, .111L1r 1Ji1·11 alta la llama que está quemando el viejo reducto de
Matienzo, sólo ha venido a probar que el mal era más al1igc111<- de·
1 1 "I'' 1·sio11 l'krical. En la Universidad Nacional de Córdoba y en
lo que imaginábamos y que los antiguos privilegios disimulal>;i11
, . 1. 1, 11 H L 1d 110 se han presenciado desórdenes; se ha contemplado
un estado de avanzada descomposición. La reforma Mati!'11zo 1111
1 .1 , 1111k111pl,1 el nacimiento de una verdadera revolución que ha
ha inaugurado una democracia universitaria; ha sancionado c-1
, l1 .1 1•.111p;1r bil·11 pronto bajo su bandera a todos los hombres libres
predominio de una casta de profesores. Los intcrcs!'s nTados 1·11
,l1 1, c,11li1w11k. l{d1~rircmos los sucesos para que se vea cuánta
torno de los mediocres han encontrado en ella u11 i1wspn;idc1
1 1·1111 1111s ;isisl i.t y !'u;ínta vergüenza nos sacó a la cara la cobardía
apoyo. Se nos acusa ahora de insurrectos en nomhn· ch· 1111 01 dl'11
1 l.1 ¡w1 lidi.1 de l;1s 1T,HTio11arios. Los é!clos de violencia, de los
que no discutimos, pero que nada tiene qu<' h,1<·1-r 1·011 11osol I o•,
1 11.tl1·:, 110s n·s1 H>11sal>iliza111os íntegramente, se cumplían como 1·11
Si dio 1·s así. si 1·11110111l>rc del orclc11 s1· nos q11il·r!' scg11h 11111 l.1111l11
11 ,·¡n 1'11'111 de· ptir.ts idc.ts. Volt<-amos lo que rl'prcsc11lal>a 1111
y 1·111l>n11!-cic11do, procl;1111;1111os hi1·11 ;dio el 1kn·d111 s;i¡•,1 .tdo .t Lt
HO
Deodoro Roca l l11iversidad y revolución cultural 1\1

alzarnie:1to anacrónico y lo hicimos para poder levantar siquiera .1probada. que el rector no fue proclamado, y que, por consi.~uit·11
el corazon sobre estas ruinas. Aquéllos representaban también la I(', para la ley, aún no existe rector de esta universidad.
medida de nuestra indignación en presencia de la miseria moral, La juventud universitaria de Córdoba afirma que jamás hizo
de la simulación ydel cngaúo artero que pretendía filtrarse con las , 1wstión de hombres ni de empleos. Se levantó contra un régimen
apariencias de la legalidad. El sentido moral estaba oscurecido en . 1< 1ministrativo, contra un método docente, contra un concepto de
las clases dirigentes por un fariseísmo tradicional y por una 11 it oridad. Las funciones públicas se ejercitaban en beneficio de
pavorosa indigencia de ideales. <ldcrminadas camarillas. No se reformaban ni planes ni regla-
El espectáculo que ofrecía la asamblea universitaria era 111( ·ntos por temor de que alguien en los cambios pudiera perder
repugnante. Grupos de amorales deseosos de captarse la buena · .11 empleo. La consigna de "hoy para ti, mañana para mí" corría
voluntad del futuro rector exploraban los contornos en el primer , 1, · boca en boca y asumía la preeminencia de estatuto universita-
e~cru!ini~, para inclinarse luego al bando que parecía asegurar el 1,, ,. Los métodos docentes estaban viciados de un estrecho
tnunfo, sm recordar la adhesión públicamente desempeñada, el , !, )~matismo, contribuyendo a mantener a la universidad aparta-
compromiso de honor contraído por los intereses de la universi- ' l.1 ele la ciencia y de las disciplinas modernas. Las elecciones,
dad. Otros_ -:-los más- en nombre del sentimiento religioso y bajo , 1wnradas en la repetición interminable de viejos textos, ampa-
la advocac10n de la Compaúía de Jesús, exhortaban a la traición 1 1han el espíritu de rutina y de sumisión. Los cuerpos universi-
Y al pronunciamiento subalterno. (¡Curiosa religión que enseña a 1.11ios, celosos guardianes de los dogmas, trataban de mantener
men~spreciar el honor y deprimir la personalidad! ¡Religión para • 11 dausura a· la juventud, creyendo que la conspiración del
vencidos o para esclavos!) Se había obtenido una reforma liberal : !, ·1 wio puede ser ejercitada en contra de la ciencia. Fue entonces
mediante el sacrificio heroico de una juventud. Se creía haber , , "111do la oscura universidad mediterránea cerró sus puertas a
~or_iquistado una garantía y de la garantía se apoderaban los 1 nri, a Ferrero, a Palacios y a otros, ante el temor de que fuera
umc:os enemigos de la reforma. En la sombra de los jesuitas 1"· 1l 11 rbada su plácida ignorancia. Hicimos entonces una santa
habian preparado el triunfo de una profunda inmoralidad. C011 , , rnl11ción y el régimen cayó a nuestros golpes.
sentirla habría comportado otra traición. A la burla respondimos < ·1 l'ímos honradamente que nuestro esfuerzo había creado
con la revolución. La mayoría expresaba la suma de la represiú11. ,1,,,1 1111cvo, que por lo menos la elevación de nuestros ideales
de la i~norancia y del vicio. Entonces dimos la única lección q111 · ,,,,·1,·t·ía algún respeto. Asombrados, contemplamos entonces
cumpha Y espantamos para siempre la amenaza del dominio • .. ,11<1 se coaligaban para arrebatar nuestra conquista los más
clerical. , , , 1, 1, ,s reaccionarios.
L~ sanción moral es nuestra. El derecho también. Aqudlo~ Nci podemos dejar librada nuestra suerte a la tiranía de una
pudieron obtener la sanción jurídica, empotrarse en la ley No ~1· , , 1.1 rdi_~iosa. ni al juego de intereses egoístas. A ellos se nos
!º permitimos. Antes de que la iniquidad fuera un acto jurídil'o, . 1, 1w 1(· s;icriflcar. El que se titula rector de la Universidad de San
irrevocable Y completo, nos apoderamos del salón de él('los y , 11 lo~ ha dicho su primera palabra: "Prefiero antes de renunciar

arrojamos a la canalla, sólo entonces amedrentada, a la vera <11' h ,~, 'I'" cplt'dt' el tendal de cadáveres de los estudiantes". Palabras
claustros. Que esto es cierto. lo patentiza el hecho de halwr. ;i 11, 11.1 •, 1I(' piedad y de amor, de respeto reverencioso a la disciplina;
continuación, sesionado en el propio salón de actos la fcdcra<"1011 1, il il )J; ,s dignas del jefe de una casa de altos estudios. No invoca
universitaria Y de haber tlrmado mil estudiantes sobre el 111is1111, 1, 1,. i!(·s 11i prnpt'lsitos de acción cultural. Se siente custodiado por
pupitre rectoral la declaración de huelga indefinida. 1 , 11 w 1 /; 1 y s1 · a Iza soberbio y amenazador. ¡Armoniosa lección que
En efecto, los estatutos reformados disponen qu<· la dt·t·1·io11 d,· ,, .il,.1d1·dara la j11vt'nt11dclprimerciudadanodeunademocracia
rector tc1-minará en una sola sesión, proclamúndosl' irlllwdL1L1 , 1111\'1'1 i,1L1ri;i! I<('t'ojamos la lección, compañeros de toda Amt~rica;
mente el resultado, previa lcdura de cada una dt· las boll"l,1~ y ,, .1·,., l1·11ga d st'ntido de un presagio glorioso, la virtud de 1111
aprobación del aC'ta n·s¡)('rtiva. /\firmamos, sin t1·11101 di' .•w1 ll.1111.11111('11(0 a la lucha por la libertad; ella nos muestra el
rectificados, qui· las IJOl«-tas 110 ftwro11 lt-ídas, qtu- d ;l('l;t 110 1111• , , 1, l.1111·1 o 1·;ir;wkr d1· (;¡ a11torldad 11nivcrsltaria, tir;ínit·a y ohtT
Deodoro Roca
1111iversidad y revolución cultural /U

<•; H Lt. que ve en cada petición un agravio y en cada pensamiento LA NUEVA GENERACIÓN AMERICANA
1111:1 semilla de rebelión.
La juventud ya no pide. Exige que se le reconozca el derecho a
<'Xlcriorizar ese pensamiento propio en los cuerpos universitarios
por medio de sus representantes. Está cansada de soportar a los
t irnnos. Si ha sido capaz de realizar un revolución en las concien-
cias, no puede desconocérsele la capacidad de intervenir en el
gobierno de su propia casa.
- La juventud universitaria de Córdoba, por intermedio de su
federación, saluda a los compañeros de la América toda y les incita
a colaborar en la obra de la libertad que inicia. · •l'I 1ores congresales:
l{civindico el honor de ser camarada vuestro.
Enrique F. Barros, Horado Valdés. Ismael C. Bordabehere. presidentes lfrdamo, pues, la consideración que se os dispensa. Para ello,
Gwnersindo Sayago - Alfredo Castellanos - Luis M. Méndez - Jorge L. .. 1Iwd que practico esta enseñanza de Enrique Bergson: conservar
Bazante - Ceferino Garzón Maceda - Julio Malina - Carlos Suárez Pinto l.1 disposición de espíritu con que "entráis" vosotros a la Univer-
Emilio R. Biagosch - Ángel J. Nigro - Natalio J. Saibene - Antonio Mcdi11<1 11 l. 1d y estar siempre dispuesto -cualquiera que sea la edad y la

Allende - Ernesto Garzón , 111 w1stancia de la vida- a volver a ser estudiante. Si esa dispo-
1, 11111 de espíritu es el aliento del trabajo filosófico, lo es también
, 1, 1 vigor juvenil. Apenas me adelanté en corta jornada: la que
[Este manifiesto. conocido continentalmente como "Manifiesto liminar". fue origi
nariamente publicado en Córdoba el 21 de junio de 1918 en una ed1c1o11
, , 111;Jla el ciclo oficial de los estudios. Ahora os estaba aguardan-
extraordinaria de La Gaceta Universitaria, órgano estudiantil. Aunque Deodoi" ,!,, 1•:11 el camino no había una sola sombra quieta. Alcé el zurrón
Roca no lo firma. él fue quien lo redactó. Aquí lo tornamos de ,J.C. Portanti,·rn. , 1, 1, ,s peregrinos y me puse en el cruce de las rutas fatales, sobre
Estudiantes y politica en América latina. ob. cit., pp. 131-136. También ¡nwd,· 11 , .ill<' amarga de los sacrificios, seguro de que por ahí habríais
encontrarse en la compilación de Gabriel Del Mazo, ob. cit .. t. l. pp. 1-5.) , 1, I1;1sar.
1\11duvc en lo cierto. Pasásteis. Se os distinguía en la música
1 •1l .11•,11rica de las ideas, en los ritmos amplios, en las frentes claras;
1 il , ,1n10 los símbolos heráldicos, en las manos abiertas.

Y,·11 el hondo me sentí hermano vuestro, oprimido de la misma


, 111 _11st Lt, tocado de la misma esperanza. Por eso estuve en la calle
1

, .1 ,·1 itorca ardiendo en grito de rebelión y por eso estuve aquí


, ,, , 11clo profundamente las cosas esenciales que dijisteis. La calle
11" ,·I T<'al ro Romántico de la Revolución. Es, también, su destino
,11.1·. 1_l11ri<1so. ¿,Y cuál fue, desde lo inmemorial, la que no pasó por
1

, 111 _cl1·st ·01111nwsto el ademán, ronco el grito, inflamada, heroica,


111.11•_111lit'a? 1,:1 corazón anduvo libre por plazas y calles. El
, , ,111•_11·so de ltoy se afana por expresarlo. Ahora, los vidrios rotos
1, 1111·•,,·11t;111 la <'Ollsistencia frág;il, losgritoscobran la dignidad de
1,. 1,lt-,1~-; ('.1r,tt'l<'rcs <'Sforzados timbraron de heroísmo y de
1," 111.1 l11s i11sta111<'s i11iC'ial<'s. Quedaron los sueños vivos y desde
11¡i11 l11s sc!C'l'los i111agi11a11 y construyen.
l 1·1 t,·111·,·c·1110s a c·sta 111is111a gc·nc-ra1·km que podríamos lla111;1r
1
HI Deodoro Roca l l11iversidad y revolución cultural

.. L, de 1914", y cuya pavorosa responsabilidad alumbra el incendio , le un pueblo sano bajo el sol de su flesta. Fue un tumulto babélico:
dt· Europa. La anterior, se adoctrinó en el ansia poco escrupulosa 1111a cosa triste, violenta, oscura.
de la riqueza, en la codicia miope, en la superficialidad cargada de El Estado, rastacuero, fue quien nos dio la fiesta. Es que existía
11ombros, en la vulgaridad plebeya, en el desdén por la obra 1111a verdadera solución de continuidad entre aquella democracia
desinteresada, en las direcciones del agropecuarismo cerrado o de 10111ántica y esta plutocracia extremadamente sórdida. Nuestro
la burocracia apacible y mcdiocrizante. , ·11 Ti miento no era el resultado de una expansión orgánica de las
Fugábase la espiritualidad; hasta el viejo esprit de los criollos 11 wrzas, sino la consecuencia de un simple agregado molecular.
-gala de la fuerza nativa, resplandor de los campamentos lejanos , 111 desarrollo, y sí yuxtaposición. Habíamos perdido la conciencia
en donde se afianzó nuestra nacionalidad- iba diluyéndose en ti,· la personalidad.
esta grisácea uniformidad de la conducta, y enredándose en las Volvernos hacia la contemplación de la propia tierra, y hacia la
oscuras prácticas de Calibán. El libro recién llegado -cualquiera , 1t- nuestros hermanos; "adentramos" en nosotros mismos y
fuese su procedencia y su calidad- traía la fórmula del universo , 11< ·ontrar los hilos que nos atan a nuestro universo en las fuerzas
y la única luz que nuestros ojos podían recoger. Asumía el carácter , 11 w nos circundan y que nos llevan a amar a nuestro hermano, a
de un símbolo: el barco no llegaba y entonces el rumor de la tierra l.1 l ,rar nuestro campo, a cuidar nuestro huerto, a dar de nosotros
perdía sentido y hasta el árbol familiar callaba su voz inefable. 1, 11 lo lo que los demás piden, ser como el buen árbol del bosque
No importaba que unos pocos espíritus de escritores salieran 11, ,nlico del recuerdo de Bravo, que mientras más hunde sus
cantando de la selva con el hacha al hombro. En los ojos traían , .111·1·s, más alto se va para las estrellas y más vasta sombra
copiadas las líneas esbeltas y ágiles de la montaña nativa; t·I 1•1, 1vccta para aliviar la fatiga de los errantes viajeros; tal parece
corazón venía hecho paisaje de campo. Eran como islotes de la ., 1 1·1 sentido de lo que llega.
raza en donde se hubieran recogido todas sus fuerzas vivas. Llcgú 1>os cosas -en América y, por consiguiente, entre nosotros-
con ellos la fe en los destinos de la nacionalidad. Y, precisamenlt', ¡ ilt.tl>an: hombres y hombres americanos. Durante el coloniaje
irrumpieron en las ciudades. cuando la turba cosmopolita t·ra 1, 111110s materia de explotación; se vivía sólo para dar a la riqueza
más clamorosa, y nuestros valores puramente bursátiles. ,¡,·11;i el mayor rendimiento. En nombre de ese objetivo, se
Entraron a codazos. De escándalo en escándalo, de pugilato t·11 . 1, 1i licó la vida autóctona, con razas y civilizaciones; lo que no se
pugilato, llamaron sobre sí la atención. Y en todos los campos st· •1, · .1111yó en nombre del Trono, se aniquiló en nombre de la Cruz.
inició la reacción. La primera y la más gloriosa y enteranw11lc· 1 .1·. l1azañosas empresas de ambas instituciones -la civil y la

solidaria con los demás, fue la cruzada literaria. Las penúltima~ , , l11 .1osa- fueron coherentes. Después, con escasas diferencias,
1

generaciones estaban espesas de retórica, de falacia verbal. qw· 1,, 1110s seguido siendo lo mismo: materia de explotación. Se vive
trascendía a las otras falacias, pues lo que en el campo literario 1·111 111 , ,1 ro ideal, se está siempre de paso y quien se queda lo admite
grandilocuencia inútil, en el campo político era gesticulat'1011 , 11 111ansa resignación. Es ésta la posición tensa de la casi
,
1

pura, en el campo religioso rito puro, en el campo drnT11l1· 1.. 1. il 1e lad del extranjero y esa tensión se propaga por contagio
simulación clínica o pedantería hueca, en la vida comercial Ira 111 !t- 1, "1 t. 11 ivo a los mismos hijos del país. Por consiguiente, erramos
o escamoteo, en el campo de la sociabilidad ostentación lm1l.d, I" ,1 111 wsl ras cosas-sin la libertad y sin el desinterés y sin "el amor
vanidad cierta, ausencia de real simpatía, en la vida familiar , 1, .1111, 1r" q uc nos pcnnita comprenderlas. Andamos entonces, por
duplicidad de enseñanza, y en el primado moral c11ajc11acio11 d1· 1 1 11n ra de América, sin vivir en ella. Las nuevas generaciones
rancias virtudes a favor de vicios ornamentales. , 111¡,11·z;i11 a vivir en América, a preocuparse por nuestros proble-
Entonces, se alzaron altas voces. Recuerdo la de !fojas: la11w11 111.1· .. ;i pn·oc11parsc por el conocimiento menudo de todas las
ladón formidable, grave reclamo para dar co111t'11ido a111tTh·:11111 v '111 1/., 1s que nos agitan y nos limitan. a renegar de literaturas
para infundirle carácter, espíritu, fuerza interior y propia al :1!11111 • ~• ,t 1c·;is, a 11u-dlr su propio dolor, a suprimir los obstáculos que se
nacional; para darnos conciencia org;111ica de p11d,lo. El 1·1·11ln111 11¡ 111111·11 a b 1·xpa11skm de la vida en esta tierra, a poner alegría en
riodd ano I O vino a propordo11;1rlc razo11. t\q1wlL1 11111111· la alq.\t 111 l.1 1 ,1.·,;1. co11 la s.1lnd y con la ¡.(loria d1· su propio con1z1111.
l liliversidad y revolución cultural H/
Deodoro Roca

Esto quedará no como una fórmula hecha, sino como un


Esto no significa, por cierto, que nos cerremos a la sugestión de ;111helo. Ese anhelo debe recogerlo quien sepa servirlo, pero, antt-
la cultura que nos viene de otros continentes. Significa sólo que lodo, ustedes deben agitarlo como fermento de fe. Tal vez los
debemos abrimos a la comprensión de lo nuestro. ¡1olíticos comprendan poco lo que está pasando en el alma de la
Señores: la tarea de una verdadera democracia no consiste en ¡11ventud de nuestra patria. Y si han de recoger ese anhelo, que lo
crear el mito del pueblo como expresión tumultuaria y omnipoten- 1ccojan maduro; que antes de una colaboración, sea más bien un
te. La existencia de la plebe y en general de toda masa amorfa de 11-conocimiento: la fabricación de algo existente. Este congreso no
ciudadanos está indicando, desde luego, que no hay democracia. p11cde ser una meta, sino el tránsito a otro congreso, y en ese
Se suprime la plebe tallándola en hombres. A eso va la democra- 1rúnsito de un año, debéis difundir el espíritu que os abrasa. La
cia. Hasta ahora -dice Gasset- la democracia aseguró la igualdad n·volución que ha comenzado, yo creo, no estaría satisfecha, con
de derechos para lo que en todos los hombres hay de igual. Ahora 1111a ley solamente, porque, como enuncia la recordada frase de
se siente la misma urgencia en legislar, en legitimar lo que hay de Ndson, éstos son más que problemas de leyes: son problemas de
desigual entre los hombres. . il111as. Y el alma que ha de producir la solución de todos los
¡Crear hombres y hombres americanos es la recia imposición
1,roblemas clarea ya. La he visto asomar en este congreso, que es
de esta hora! ,·l 11nico puro, el único que, en cierto plano, tiene realmente el país,
Y bien, señores. El mal ha calado tan hondo, que está en las , ·11 esta hora triste para la inteligencia y el carácter de los que
costumbres del país. Los intereses creados en torno de lo mediocre .ll'lúan.
-fruto característico de nuestra civilización- son vastos. Hay que l 'or vuestros pensamientos pasa, silencioso casi, el porvenir de
desarraigarlos, operando desde arriba la revolución. En la Univer- l I civilización del país. Nada menos que eso está en vuestras
sidad está el secreto de la futura transformación. Ir a nuestras 111. 1110s, amigos míos.
universidades a vivir, no a pasar por ellas; ir a formar allí el alma l•:11 primer término, el soplo democrático bien entendido. Por
que irradie sobre la nacionalidad; esperar que de la acciú11 1 " ' J; 1s las cláusulas circula su fuerza. En segundo lugar, la
recíproca entre la Universidad y el Pueblo surja nuestra n·al 111 ·e ·1 ·si dad de ponerse en contacto con el dolor y la ignorancia del
grandeza. La confederación de los espíritus realizada en sus
1 11 wblo. ya sea abriéndole las puertas de la Universidad o desbor-
formas suplantará a las otras. Poco a poco las formas milenari;is , l.11 H lola sobre él. Así, el espíritu de la nación lo hará el espíritu de
irán siendo reemplazadas. Probablemente la organización ele los l.1 l l11iversidad. Al espíritu del estudiante lo hará la práctica de la
pueblos se realizará conforme al tipo de una cierta Univcrsid,111, 1111·,·stigación, en el ejercicio de la libertad, se levantará en el
que todavía no hemos delineado, pero al que se aproximan 1·11 .111<1111111, en el auditorium, en las "fraternidades" de la futura
mucho las universidades americanas. Y yo tengo fe en que par.1 , , ¡ 11 il 1lica universitaria. En la nueva organización democrática no
estas cosas y para muchas tan altas como ésta, viene singul.ir , . ti 11 ;i11 los mediocres con su magisterio irrisorio. No se les
mente preparada nuestra generación. En palabras recientes lw , , 1111 rl w. 1,:11 los gimnasios de la antigua Grecia, Platón paseaba
dicho que ella trae una nueva sensibilidad, una posición disli1ll.1 , l1.il111(,11Hlo con Sócrates.
e inequívoca ante los problemas universales de la cultura. N.d 11ralmc11tc, la Universidad con que soñamos no podrá estar
Frente a los primeros arrestos he reafirmado mi fr·, rccorda 1111,, , 11 l.1 ·, <·i 11dacks. Sin embargo, acaso todas las ciudades del futuro
las expresiones augurales con que un poeta amigo se dirige .11 ., .1111111ivcrsitarias; en tal sentido las aspiraciones regionales han
espíritu de las montañas. Donde quiera que cstajuve11I 11d 1·11s.1y,1 l 1.rll.11 lo 1111a justa sanción. Educados en el espectáculo fecundo de
algo, se advierte ya la presencia del espíritu que ha ck 1·11lt111t1.11 1 1•.1111< l;iric bd en la ciencia y en la vida; en los juegos olímpicos, en
en su vida. 1., .1i<'¡(rt.l sa11.1: 1·11 el amor a las bellas ideas; en el ejercicio qtH·
Siempre se debe decir la verdad que se piensa. Y yo. lio11r.1d.1 "e 111:~«·j.1lia. L11111's: st'r sistcmúticamente heroicos en las peque
mente, pienso que lo que este congreso ha lwd10 1·s 1·xp1C''lill 11.1•, 1·os.1s 110 111'1·1·sarias de todos los días; y p<ff sobre todo, 1·11 d
aquella sensibilidad. tanto en la corazo11.1d.1 q111· lo re1111lo. 1·1111111 ,d.111 ~111 n11ul.11·irn1 egoísta de sobrepasarse a sí 111is111os,
1·11 el espiril II q111· k anh11<1.
Deodoro Roca l llliversiclad y revolución cultural H!I

111s;i( ·iablcs de saber, inquietos de ser, en medio de la cordialidad LA UNIVERSIDAD Y EL ESPÍRITU LIBRE
d(· los hmnbres.
Sciiores congresales: No nos desalentemos. Vienen -estoy
seguro- días de porfiados obstáculos. Nuestros males, por otra
parte, se han de1ivado siempre de nuestro modo poco vigoroso en
afrontar la vida. Ni siquiera hemos aprendido a ser pacientes, ya
que sabemos que la paciencia sonríe a la tristeza y que "la misma
esperanza deja de ser felicidad cuando la impaciencia la acompa-
ña". No importa que nada se consiga en lo exterior si por dentro
hemos conseguido mejorarnos. Si la jornada se hace áspera no
"Qué dicha la de vivir en tiempos
faltarán sueños que alimentar; recordaremos para el alivio del
tan trascendent.ales ... "
camino las mejores canciones, y pensemos otra vez en Ruskin (León Trotsky, al inaugurar la
para decir: "Ningún sendero que lleva a la ciencia buena estú Tercera Internacional)
enteramente bordeado de lirios y césped; siempre hay que ganar
rudas pendientes".
\'1\'imos una hora solemne. El mundo está preñado de aconteci-
(Discurso de clausura del Primer Congreso Nacional de Estudiantes. Córdoha. 111w11tos. El grandioso proceso de renovación se adueña de las
julio de 1918. en Gabriel Del Mazo. ob. cit.. t. III. pp. 7- 10.1
"1, ·; 1s. de los seres y de las cosas. Está anunciado el advenimiento.
, Id ltombre. Una "sed de totalidad" abrasa las almas, y por el aire
, 1111:an cantos de revolución. Junto a los graves ecos de la tragedia
,· sienten ráfagas de la contenida alegría del mundo, que pugna
111 11 volver. Es el libre juego de las fuerzas vitales que viene
, 1, ·, 111do. Es la mutilada cosa humana que deviepe persona. Es el
1•.1 ,1,, y el amor del hombre que se redime. Es el hermano que
l I I"-rl a. libertándose. Acaso -sentimos con el divino glosador- esté
, , 1<·;ino el día en que las almas de los hombres puedan volverse
, 1, · 1,011icnte a levante y de norte a sur, y acariciar todas las remotas
1, ¡.1111; 1s y adivinar algo, un poco más allá de las remotas lejanías ...
N;ida más doloroso y trágico, en la historia de la servidumbre,
, ¡i w l.t servidumbre de la inteligencia, la servidumbre de la
, 11ll 11 ra. de la profesionalidad de la cultura. Hay que reconocer con
IJr. <1l;li que nunca, desde que los hombres hacen ciencia, se ha
, 1·,!<1 ;i los que son vanguardia en las luchas del espíritu mostrarse
1.,11 <·11l11siastas de la eficacia de la fuerza bruta; que jamás los
1111c-~;I ig,1(101-cs de la verdad han apoyado con tan pocos escrúpu-

¡,,._ .1 Lis oscuras fuerzas de reacción y dominación. La ciencia al


, ,·.11. p;i,1.~;1<b de sus ml'lodos, con sus éxitos fáciles, con su espíritu
, ·., ,d.11 lz;ulo, ha venido adoctrinando a sus adeptos en una
, , 1111T¡wl011 <'Olls<-rvadora del mundo y rnatando en sus sc1•vidorl's
l11d,1 I<' <'11 l;i <·011vi<Tiú11 pt-rsonal, lt·1111-rosos de dar <'011fon111· ;d
1111111 d<Tlt d,·I 111;i<·slro lwrli11<'·s d sallo cn·;1<lor, di' l;i os<·111 id;id
11,11versidad y revolución cultural '11
'JI) Deodoro Roca

11<l111bre de la conciencia cultural -esa inmensa perspectiva di'


<I< · la teoría a la completa tiniebla del futuro. ¡Cuán distinta el alma , il1teación social, anticipada por los más puros pensadores y
de los sabios, en aquella alba romántica del 48! , 111 revista ya en la República de Platón. Hay que retardar el
Pero las posibilidades del hombre son ilimitadas. Toda con- . 11 lvcnimiento del Hombre. Lo que por sí sola no haga la potencia
quista fecunda de la personalidad o de la ciencia es poema de , 1, · los instrumentos centrales de dominación, deberá ser realizado
rebeldía: de amor y dolor, a un mismo tiempo. Al resplandor de las 1"ir los lacayos de la inteligencia.
vidas heroicas se alumbran los caminos del Hombre, y también los 1)csde entonces se distribuye con férrea consigna, por escuelas
obstáculos que los atraviesan. Con razón ha podido decir Gorki a 1 , 111iversidades, un ejército resonante de asalariados intelectua-
Romain Rolland, al pedirle que escribiera la vida de Beethoven: l,·•;. de domésticos doctorados, de dómines verbalistas y pedantes,
"Nosotros, los adultos, los que pronto dejaremos este mundo, , 1, parásitos de la cultura. A una libertad y a una igualdad
legaremos a nuestros hijos una herencia bien pobre, una vida bien
1,11 r,11nente teóricas del ciudadano, en el estado político -conquis-
triste. Esa estúpida guerra es la prueba evidente de nuestra 1. 1 suprema de la nueva clase dominante, arrojada al dolor de los
debilidad moral, del empobrecimiento de nuestra cultura. Recor , 1, ·rnamente vencidos-, corresponde, todo a lo largo del siglo XIX,
demos, entonces, a los adolescentes, que los hombres no fueron , 111. 1 abyecta esclavitud y desigualdad económicas. Este orden de
siempre tan débiles y malos como lo somos desgraciadamente , , ,·.; 1s se legaliza. Los Códigos cristalizan las inapropiadas estruc-
nosotros". 1, 11 .1s sociales. Roma -pueblo rapaz, si los hubo- sirve de arque-
La servidumbre de la inteligencia, que analizara D'Ors en rn1 '' I">. Reviven sus instituciones y ayudan a consolidar las nuevas
áureo libro, aliada con el optimismo cobarde, es el más fucrl<' 111 i; wiones de usurpación y de violencia. Detrás de los códigos, se
puntual de las armazones actuales. Ahíta del presente, temerosa il111('an las bayonetas. ¡Más atrás, los maestros ahuecan la voz,
del futuro, prostituye a la ciencia que, según es sabido, en su rnús 1, 11 lI lnf'ntes al dolor de la vida, sacuden los textos milenarios, y el
pura y elevada forma sólo da a la humanidad las armas para la 11 l111irable" espíritu del derecho romano brota de sus labios,
lucha y para el progreso, sin preocuparse de cómo se aprovecha 1111, pio como una espada! La tiranía de clase deviene un sistema
rán estos medios. Es por eso que llamada a ocupar posición en l;i , , , , .1< lo, y la ignorancia es un resorte educacional, otro instru-
gran lucha de intereses colectivos en que ha entrado el mundo, S<' 11 w II to p;ubernativo.
apresta a defender el Orden, ese orden que amparan su hartazgo, < ·, 111dc el virus de la "democracia" parlamentaria. Como dice
su insensibilidad y su cobardía. Se llama a sí misma "la das<· 1 • , l II m la, "posee la virtud de la sombra del manzanillo para la
intelectual", "la clase inteligente". ¡Oh, función de las clases; 011, 1,, 1111<1,1 inferencia". Crea una peligrosa y enervante ilusión colec-
encanallados funcionarios! Presos en las redes de las pequc11;is 11, .1 l ';ircce la anchura definitiva que ha de encauzar los afanes
miserias humanas -insiste Nicolai- no se distinguen de la 111;is,1 • 11.11<-s. 11 umo de opio, por cuyas espirales se asciende a los mitos
de sus hermanos no científicos que con toda paz y tranquilicl.id ., 1, 11wos. Y a medida que el pueblo entero se marchita en la
trabajan, ganan dinero y desean vivir cómodamente. Atados a L1 , , ., 11 ri< litd ele las minas o se despedaza en el trabajo embrutecedor
clase dominante, su función es la de estructurar las jerarquías v , 1, los 1,tllcrcs y las fábricas, se asegura la dominación en los
valores que la definen. Mientras los hombres sigan mutilados. 11<1 , .1.il,ll-h111icntos educacionales. Mientras el alma del Hombre
aparecerá el Hombre. Cuando éste aparezca, pleno en la posl'slrn 1 , 1, 11 , 111;i o si' mantenga mutilada, mientras se pueda operar en
de sí mismo, habrá otra luz en el mundo. Se derrumbar,111 por ~-11 , 11.,. todo 1<-111or será vano. De ahí esa ignominia, que separa,
solos los falsos valores que hacen monstruosa, que ddorn1,111. l.1 , 1, · ., lt- los primeros bancos ele la escuela, a los hijos de los pobres
vida libre, original, espontánea. , 1, t, ,,, 11ijos di' los ricos: de ahí esa prolija enseñanza unilateral y
El punto más elevado de la conciencia humana c·s l.1 ldl'.i <kl , il, 1il.1d;i q1w se insinúa en la ramazón de las clases: escuelas
1Iombrc. La consigna oscura, tácita, del siglo XIX lúe 1·sl.1: lt;iy q1w "l., ¡,t. 11 Lis ;i ol>j<'I ivos parciales, a categorías predeterminadas; lk
desintegrar la educación que pide el dcscnvolvi111ic11I o di' lod.is l.1•1 il 11 ,·•,, 111osl ilid;id ;i los arrl'st os de la pcda,gogía social -n·cla111ada
fuerzas y scnli111icntos IJ11111anos. dl'11lro de b l'li<'a di' L1 <"d1w,1 I'"' t.111tos ¡w11s.1d11rl's ilustres. clcsclc l'cstalozzi a Natorp , qtw
1'io11 pa;·a el trabajo qtw ap;in·ja );i rw<·<·sid;id <I<- dot.11 .1 todo
Deodoro Roca l lniversidad y revolución cultural

exige la educación por y para la comunidad, conforme a la ;icicateados por esa misma honda y lejana inquietud, van com -
;il>st racción con que lo aniquila; de ahí esa hostilidad hacia la 1>rendiendo que el mal de las universidades es un mero episodio
t'scucla única, que se realiza en nuestros días bajo la fórmula de < Id mal colectivo, que la institución guarda una correspondencia

Lunacharsky: "la escuela unificada del trabajo", que -como dice le ,gica con las demás instituciones sociales, que el problema ya no
María de Maeztu- reclama para la sociedad el derecho absoluto de <·s sólo el de darse buenos o malos maestros. En el antiguo

la educación del pueblo, negando a la familia el presunto derecho 11·gimen, los buenos maestros tenían que ser, fatalmente, los
de educar a sus hijos, y combate la organización actual de la peores maestros. Mansamente se seguirá cumpliendo la obra de
escuela que escinde, a sabiendas, la unidad humana. 111 u tilación del Hombre, en las especializaciones profesionales y de
Pero si los poderes de privilegio, de mentira, de dominación, ,·idses.
proseguían tenaces en su obra de aletargar la conciencia históri- El problema es muy otro ya. Mientras subsista la odiosa
ca. el instinto vital reaccionaba con creciente eficacia. A costa de , livisión de las clases, mientras la escuela actual -que sirve
infinitos dolores la rebeldía surgió en el campo proletario. Fue , 11111plidamente a esa división- no cambie totalmente sus bases,
adentrándose en las almas la cálida visión de una humanidad 111il'ntras se mantenga la sociedad moderna constituida en repú-
superior. La gran guerra vino a poner al desnudo toda la miseria 1>ii<'a de esfuerzos que, como dice "Xenius", tienen por ley común
moral de nuestro tiempo. Todos los valores fueron ardientemente l.1 material producción, el lucro por recompensa, las universida-
revisados. La norma había ido marchitándose, encogiéndose, ' I< ·s -a despecho de unos pocos ilusos- seguirán siendo lo que son,
pudriéndose. Y la Universidad era, en los días inmediatos, el I" que tantas veces se ha dicho de ellas: "fábricas de títulos", o
refugio supremo de las normas. Haciendo parte de un sistema más , . 1•;I a cripta, en donde se sepulta a los hombres que no pueden
vasto, reflejaba en su agonía la decadencia de un régimen. Los 11, .~ar al Hombre. Por un lado, la ciencia hecha, lo de segunda
grandes creadores de fórmulas de virtud taumatúrgica habían 111.1no, lo rutinario, lo mediocre. Por el otro, la urgencia de
desaparecido. Quedaban sus sombras, sus caricaturas: sobado- 111. l('l'rarse cuanto antes para obtener el anhelado título. Y, como
res de textos, fríos coleccionistas del saber, adocenados y estéri. .1 111 pre ha acontecido, la inteligencia libre y pura estará ausente;
• •

les, guardianes medrosos de una quincallería inútil. l., , il'11cia que se supera oficiará ante otros altares.
Y un día, los jóvenes, inquietos de hondas y lejanas inquict u J•:sto me parece que debo decirlo ahora, claramente, sin vaci-
des, sintieron un asco invencible. ¡Abrieron las puertas y tomaron l.11 1rnH·s ni temores, en el aire nuevo de esta Universidad que se
lo suyo, sin pedírselo a nadie! Animaba sus mentes un profundo il,1 ('.
anhelo de renovación. El pueblo, con instinto seguro, comprencfü, 1', ,r de pronto, mientras se orienten los rumbos, no os preocu-
el significado recóndito de aquella cruzada iconoclasta. Advirt 1<1 1" 1·. de <·xpedir títulos profesionales. Que el Estado o los particu-
oscuramente -acaso más certeramente que los mismos actorcs 1 11 ,·:; rt·<·onozcan la capacidad técnica por otras vías. Preferid más

su amplio contenido ético y social. Leyó la clara razón de s11 1, 1, ·11. 1H H. a hora, extender certificados de estudios y trabajos
ceguera. Y diose todo entero a la causa de los estudianll's , 11111plidos.
revolucionarios. Yo he visto correr la sangre generosa de los
obreros en las calles de mi ciudad mediterránea. En Santa Fc. La ***
Plata, Rosario, Buenos Aires, Lima, Santiago de Chile. en todo
lugar donde hubo un puñado de hombres que arremetiera co11tr;1 1 , ,e, prol>lcmas iniciales de la Reforma han sido superados. Un
la vetusta armazón educacional, el pueblo se sintió conmovido. Y 1, 11 1I ,. soplo dt' vida corre por el mundo aventando las cosas
con la misma anchura de ritmo cordial, vibró su al<·gría c11 la~ , , 111 ·1 1. 1s. ¡C ·, 1i<Ltdo! /\ una concepción fragmentaria del hombre ha

horas diáfanas, compartió sacrificios y dolores en los días ;111g1 ,~ 111 , , 11< lo 1111;i 1·mwqwión integral, henchida en la sustancia de su
liosos de la derrota o del desaliento I '', 'I 1t( 1 < l!'st 111<>. e ';1da día 1111 mayor número de hmnbrcs se sic11t1·11
Y los jóvenes tomaron las Univcrsidadcs proda111a11do d dnc· '"' .ido•, tlt· L1 111wva l11z. d<' b 111wva fuerza cn·adora. El m1111do
c-110 a d;u-se sus propios dirig1·11ks y mat'st ros. l'l'ro 1>11'11 p101110, .. ,ld1.1 t1;ill';lt1 1,11r;Hlo. No lt;1l>r;i oposidúll irrcd11!'1il>lc <'lllrc d
Jlllllllllllllllttnncnnccnncvnnnn:ncceeneneHnrsssrsss

'11 Deodoro Roca l l11iversidad y revolución cultural

11,di;1jo del músculo y el trabajo de la inteligencia. El mundo LA REVOLUCIÓN DE LAS CONCIENCIAS


1·011onTá una cosa nueva: la alegria del trabajador. Porque el
1raba jo -tal como lo soñaba Wilde- será la expresión bella y noble CÓRDOBA, 1918
<le ur~a vida que encierra en sí algo de hermoso y levantado; de una
vida de hombre.
Recuerda aquél que, en la carrera de antorchas que corrían los
jóvenes griegos desde el campo de Marte del Cerámico hasta el
templo de la diosa de la sabiduría, recibía un premio no sólo el que
llegaba primero a la meta, sino el que primero partía con su
antorcha luciente. Así, en los fastos de la civilización y el pensa
1;,;¡cías, amigos.
miento libre, no olvidemos tampoco nosotros a los sencillos
hombres del pueblo, a los que fueron los primeros en alumbrar esa 1)esde la primera prueba de simpatía personal, comprendí lo
sagrada llama, cuyo resplandor acrecienta nuestros pasos. •1111· también podría haber de impersonal en este acto con que la
• , 1rdialidad de los unos y la generosidad de los otros quería
l 1111 irarme.
[Discurso pronunciado en representación de la FUC y ele la U niversiclacl de Córclol" 1. Y lo acepté sencillamente, pensando en aquellos recios y bravos
al inaugurarse la Facultad ele Ciencias Económicas del Litoral (Rosario. 1:, d.- 1111 w hachos que bajo el cielo de Córdoba cumplen, mañana a
setiembre de 1920). La versión original puede verse en la Revista de Filosq[io. "' 1,, 11 1.111;ina, la intención escrita en unos versillos del Rig Veda que
Vll. 1. enero ele 1920. La foto ele Deodoro que ilustra la tapa del presente libro 1111·
111 11·.~a y Gasset recordara a los jóvenes en un ensayo inolvidable:
tomada en ese acto. Inexplicablemente. en su compilación Gabriel Del Mazo 0111lt,·
el epígrafe de Trotsky cuando reproduce el discurso de Deodoro Roca.] ,· ;; ·11or, despiértanos alegres y danos conocimiento!". Conforme a
1 1 \'icja plegaria se levantan con el día, los labios llenos de
, 1r r<'iones, y en disposición dionisíaca van a las horas dolientes.
·, •• 11 ,s he visto subir toda cuesta cantando, y hacer, alegremente,
, 11 • ..,s terriblemente serias. De pronto una racha heroica ha
1 l11 11 il >rado todas las caras. Las almas dirianse tocadas de conmo-

, • , 1,111 ·s presagios. De tal suerte más de una vez he asociado el


, 1w1·Ll<·11lo a lejanos recuerdos: lo que cuenta Lemaitre entre
1111 rr1;is de libros viejos. Había una vez una colonia arcade
· 111 l. rv;1da en medio de los campos, junto al Tíber. Evandro era el
•, 1 v I '; 1llas su hijo, criatura grave y piadosa. La existencia de sus
11 i111L111tcs ruda y sencilla. Cazadores, labradores y soldados a la
p1,rq1tc tenían que defenderse continuamente de las agresio-
, ,, •,le-los volscos y de los rótulos. La casa del rey tenía techumbre
,1, l,.,I.1.~1,. !'ero en ese rincón de la tierra parecían germinar
''" 11.1s IllisUTiosas. Un bosque cercano a la aldea inspiraba
1 • ,, l 11 11l.11 vl'rwraciún. Los arcades decían: "No conocemos al Dios,

I" 1", il 11 11;¡ l>i L11111 Dios". Y es que el bosque aquel señalaba el sitio
,1, l., 1111111;¡ l'i111lad de Homa. Pero en aquellos tiempos los lobos
1,111.111 .tllt s11s 111;1<lrigt1l'r,1s. las garduüas cavaban sus cuevas
,¡, l ,.r¡11 di' Li 11w;i qui' había de ser dl'spu<'·s la Hoca Tar¡wya, y d
1 11,1l1tl10 110 1·1;1 111;1s q111· 1111 ll'rro111011tcro c-11bicrto de 111;il1"z;1.
TI 111 HHIIIIIIIIHIHIIM,

Deodoro Roca l lniversidad y revolución cultural

! 'ara Cúrcloba se ha cumplido primero el oráculo ele los destinos p<'rfll ligero de la sierra -urna de emociones-, que decora l'l
Id ices. Como en el recuerdo de Lemaitre, todavía no conocemos al 11orizontcvecino, el sol, vasto y dulce, de aquel ámbitotranspan·11
l >ios, pero el bosque arde y la presencia sagrada se advierte de más 1•·. aún lo siento cantando en mi sangre y poniendo en los ojos
l'll más. En ese resplandor yo he visto anticipos de las jornadas ll('slas de luz. En esa luz y entre el aliento de esa sierra, h;111
que vendrán. Corre un estremecimiento nuevo. La voluntad p;1sado este aüo cosas estupendas. Ha florecido una gencraciún.
heroica mira tranquila hacia graves empresas. Ya sabe cómo se 1•:11scüoreada en el Estado, en la propiedad, en la Iglesia y en la
pasa por la maleza, cómo se combate a las alimaüas, cómo se l.1milia, regía una tiranía clérico-conservadora. Favorecida acaso
atraviesan las tempestades, y sobre todo conoce la fuente de 1,, ,r ella misma se extendía una potente vida interior. Sin la
donde procede, y sabe cómo no se es enteramente uno mismo sino , 11 iietud letal de las lejanas villas andinas y nórdicas, el silencio
cuando se ama. No puede darse lo que no se tiene. Las primeras , 11 dce de aquel ambiente provinciano es propicio para lo que D'Ors
revelaciones perdurables, los tesoros más ciertos, las verdades 11.1111a, en su "Filosofía del hombre que trabaja y juega", "la
más fecundas, nos esperan dormidos dentro de nosotros mismos, 1 , , l11 ptuosidad de pensar". Alternan, proporcionadamente, la con-

aguardan quietos el soplo que los anime, el dolor que baje a 1•., ·st ión febril de las grandes ciudades y la íntima paz de la
buscarlos y los devuelva a los otros en heroísmo, en amor, en 1 1()vincia. El corazón está más cerca de la tierra y más abierto a
1

esperanza, en fuego creador. Dormido está el Dios, dormida est;1 l.1 •; ('mociones sencillas. La categoría triunfa sobre la anécdota.
la ley, dormido está el hombre: el único hombre. 1, ,s problemas se ven desnudos en sus líneas esenciales. La
Las fuerzas del mundo son susceptibles de ser ordenadas c11 , , ,1 ll'icncia del país se hace patente. Un buen día dijeron: no
relaciones am1oniosas sólo por la voluntad que resplandece en l;i 1, 111 ·rnos maestros; éste es uno de los males más graves que
te de los hombres que se han conquistado. Toda empresa clt· 1 11 lt-ce el país; procuraremos tenerlos. Acabemos con una men-
1

hombre conquistado es, necesariamente, empresa de amor. TocL, 1,,. 1 que todos inciensan.
empresa eterna es empresa de amor. Así se llega al corazón ele L1 Y. t'n momentos de angustiosa desorientación, la comprobaron
vida: "uno mismo". Así se aclara el universo. Así se denun(·i;1 1 l. 1 derribaron.

nuestra presencia. Así se nos conoce y se nos deja pasar. Si nacL, L;1 universidad representaba el embrutecimiento metódico, la
somos, nada podremos dar; si nada tenemos, nada pod1T1110~ , , 111 t'(Tión de todo entusiasmo, el ajusticiamiento de toda renova-
hacer. A poco rato caeremos en el tumulto ciego, no se oirán la:, , ,.,11. Y fueron contra la universidad. Y se levantaron como
claras voces interiores, agria y dura será la soledad. Como Sísilo , '" ,1·idas por el mismo interés, desde todos los puntos del horizon-
estaremos condenados a no avanzar un ápice en la labor de t oclw, 1, v ;irmadas de todas armas, una a una, las instituciones, a
los instantes: "agitados" y nunca "activos", erraremos por la·, , 1, In 111<-r la universidad que las blasonaba. Y entonces esos recios
cosas golpeándonos como pájaros ciegos o buscándonos i1111I 11 1>1.1vos muchachos fueron contra la universidad, contra la
mente entre la algarabía de los demás. Circularemos cnl I"I' l.1 1,•l,·•,1a. C"ontra la familia, contra la propiedad y contra el Estado.
multitud vana y locuaz, perdidas las grandes rutas del 11u1111lu Y 11 il 11.1 ,·si aliado la revolución en las conciencias. Yla lucha se hizo
en esa espantosa soledad, el odio y todo lo que empobrece Lt vid., 1, ,, 111i,Lihlc. No fue un entusiasmo de tránsito el que llevó ala calle,
crecerá profusamente. Será el intercambio tenaz. /\sí, si 10111;11 .1 , 11 1111·1111,rablcsjornadas, a aquellos lindos muchachos. Fue una

mos al azar un puüado de gritos de la calle, apretaríamos 1'1 odl11 , , , 11.1,lt-r,1 revolución, unaconcienciamuyserenaymuyhondade
fugitivo, temblando cobarde en las manos. 1,, . 111 ()lilc-111as nacionales, una responsabilidad muy grave afron-
Y bien: o somos pájaros de barro o somos pájaros ciegos. Y 1111 1 "l. 1 , 011 plena C"a pacidad y con la alegre voluntad de los fuertes.
volaremos libres con nuestros sueüos por el <'ido ele L, p;ll1l.1, 1 11 1·· .. 11 1.1·11<-r;1<·ión de luchadores puede decirse que no se advirtió
mientras no tengamos sucflos que nos kva11tc11, 111i1•11tr;1~ 1111•1 1111tll1l11d: t',Hla 11110 rcpn·st'nlaba un valor afirmativo y cada uno
detenga fuerte el afán de la torpe y vana C"o11c¡11isL1. 111il'11t1,1.•, 1111 , 1111 q ,1 i() t ·011 lo s11_yo 1·11 la cxad a medida. Un motín se ahoga en su
('alllhiemos el dolor viril por t'l a111or C'rt'aclor. 1 1,,¡,1.1 p1·q1w111·z. 1111a 1Tvohwiú11 se 1·11ca11za c11 las gra11dl's
1

V,·ngo de Cúrclol,a y aún no S(' ha liorrado di' 111is p1q1tl.1'., f'I , "' 11t·11lt-•; ti,· L, vid.1. l'or ,·so l;i lglt·si;i, la la111ilia. L, propil'dad y
r t t,, ,vcrsiclacl y revolución cultural
•1,1,:
Dt'ocloro Roca

CIENCIAS, MAESTROS Y UNIVERSIDADES


t·I Estado hubieron de replegarse tocados en su injusticia repre-
st'11tativa.
La juventud de Córdoba ha dado al país lo que tenía, lo que·
había conquistado en los remansos de la vida interior. Ha puesto
su hombro robusto y el viejo tipo de la universidad argentina.
burocrática, pedantesca y doctoral, ha caído. Deja de avergonzar
nos una mentira más. La sensibilidad que traen las nuevas
generaciones irá poniendo de relieve las que quedan. Estarnos
atentos y prontos para las nuevas jornadas.
· ,,·,1or Rector,
· ,,·11orcs Académicos,
[Discurso en t'i banquete que le ofreciera el Ateneo Universitario de Buenos Airt'~. · ,, ·11ores Profesores,
presidido por Horacio Pozzo. octubre de 1918. Lo reproducimos de la compilacio11 · ,,·11ores:
de Horacio Sanguinetti, Ciencias, maestros y universidades. ob. cit.. pp. 27-:l!I l•:rraba en la mañana de este día una musa graciosa y fresca.
Lo cotejamos con el original manuscrito -escrito en hojas membretadas del I lol ,·I
1 111 ;1licnto de juventud brotaba de la tierra recién amanecida, y en
Cecil de Buenos Aires. ocho páginas-. La versión finalmente impresa contit·11r
algunas pequeíías modificaciones de las que damos cuenta en nuestro tral>;i¡o , 1.iirc -dulce y vasto-vibraba el Sol corno una limpia canción de
(Archivo Cristina Roca). Aquí optamos por la versión corregida y publicad;1.I I" 1111avcra. El parque inmediato lleno de misterio y murmullo
,, , ·1it u aba su fina arquitectura. Sobre la charla pueril de las
, , ,·.;is, la tierra rompió a cantar, mientras se aclaraba en cobalto
, 1 \'iolcta oscuro de la sierra. Traía prisa el Sol por alegrar la
11,. 111;ina y el primer rayo de luz pasó volando sobre la copa de los
, , l ,t ,les, y se fue a quedar prendido entre la veleta de las torres, y
1 , . , < ·; 1mpanas para hacerle fiesta echaron al aire su vocinglería, y
, 1. 111c. desde entonces, está sereno, claro y azul, alegre como otra
, 1111p;ina: ¡campana de juventud! ¡campana de primavera!
1>i<Tn que el árbol de la Ciencia está aquí, cargado de pomas.
·, , 11 <·sic día azul, bajo el pórtico engalanado, pasa la vida nueva:
, 1 , or;izón en fiesta, el espíritu en pleno dominio de sí, el cuerpo
, 11 ¡no, los ojos inquietos y avizores ... Dicen que el árbol de la
• 11111·i;1 está cargado de pomas: llevaremos las que haya. Pasa la
• 1, l. 1 111 wva: ¡viva la vida! Singular coincidencia ésta, que hace
, "1111 wr la marcha de la gente joven al ritmo glorioso de la
I '' 1111.1vn;1. "La que nos dice amor cuando al alma le duelen
, 1, · .,·1 IL(;11los, la que nos dice frescura de regato, sombra de frondas
, ,111 ,· l'I agua, cuando va el cuerpo al Sol por los caminos
I" ,11·, 11 it·11t os"; la que nos enciende, al parque surgen los entusias-
" 1, ,.. v srn1 Lis e·spcranzas como las crestas azules de las montañas
,I'" d1Tor;i11 el horizonte· vecino.
',11•,pt·11sos 1111 i11sta11tc al milagro del día, nos situamos al borde
, 1, 1· .,·, 11 In o y si11 q111·1Tr volv1·111os la cabeza. l'c11sa111os cntmwcs qt H'
11,..-•,1111 p;1s;1do 1·s lin·vt·, 1·01110 1111 lw111istiq11io. ¡!'ero h.iv q11in1
r [()()
Deodoro Roca 1 i11iversidad y revolución cultural ll)I

;11 t~11_yl' sabiamente ... ! La vida es feliz porque está serena frente a la \'C'nían en confusión pintoresca hombres ávidos de sab1-r. p;11 .1
v, -re l. id liberadora -dulce o amarga, pero siempre amiga-. Una mitad \'olver después cumpliendo entre las gentes el altivo manclami1·11111
<11· lo vivido nos la gastó el mundo en ligamos al error con lazos dd escudo universitario. Tan resplandeciente fue la epifanía, q1 ti·
todopoderosos. Acaso la culpa fue de los que más nos amaron. 110s aturdimos un tanto. Creímos lograda entonces la perfeC'cio11
1>1 iras fueron de arrancar las sutiles argucias hiladas con diamante, .1bsoluta, sin pensar en el antiguo mito. Saturno es el mismo
pues tal suerte prendieron sus tramas en el corazón que hubimos l'icmpo, que devora a sus propios hijos. Afortunadamente vamos
de sentir el dolor del desgarramiento. Pero la juventud no es (lcjando ya de practicar el culto fetichista hacia el pasado -glorioso
rencorosa. Restaña las heridas y olvida y trabaja y sueña y espera. s1, pero pasado-. Comprendemos que el pasado fue glorioso por
Y en presencia de la verdad que halló, se presenta -en el decir del .ser lo más claro de la verdad de entonces. Procuremos ahora con
poeta- como una pradera cara al cielo; pasan sobre ella mariposas LI cooperación creciente de todos, devolver a la vieja casa el
blancas y nubes negras; y ella se deja acariciar por la sombra de las ,1u gusto brillo de sus blasones, para que nunca deje de cumplirse
alas blancas y por la sombra de las nubes. .1quel mandato imperativo.
Limpias las frentes, claros los ojos puestos en la ruta, ágil el Una de las mayores ventajas de la Ciencia es, por cierto, la que
paso, acudimos serenos a la cita solemne. Denuncia sin embargo 1H'rmite utilizar a los espíritus más modestos. El arte no soporta
nuestro sentimiento, la leve nerviosidad del ademán inevitable. ¡.imás la mediocridad. La Ciencia se vale frecuente y subalterna-
¡Ya nos vemos, señores! Ha clareado alegre la mañana y el clásico 1111·nte de ella.
zurrón de los peregrinos va ligeramente provisto. Ya partimos. En todos puede encontrar colaboradores. Un poeta mediocre
Larga y penosa debe ser no obstante la jornada, cuando ha subido s1· ha dicho- es para el arte un ser perfectamente inútil. La
de la ciudad silenciosa la caravana de los viejos maestros a < 'it·ncia en cambio nada desdeña, amasa todas las observaciones,

despedirnos ... Grupos familiares nos hablan melancólicamente 1, ·ú ne y multiplica todas las fuerzas intelectuales. Por esta razón
de las cosas idas. Cobran relieve las emociones de la provincia. l. 1 Ciencia lleva dentro de sí una fuerza de propagación que sólo
Anímanse las caras tradiciones y desde la casa de estudios se l 1.111 tenido las religiones, a las cuales acaso sustituya. Basta que
extiende hoy por los ámbitos de la ciudad, una como vibración d<' ·,. 1lga del trance puramente especulativo o indagatorio. Basta que
pensamiento. Han venido todos los compañeros y los viejos 1lorczca en acción. No debe proclamarse como se proclama en
maestros. Vienen a hacernos la última recomendación, a darnos l.111 tas partes la "bancarrota de la Ciencia", sino la del cientificis-
el postrer consejo. ¡Decidlo pronto, que nos aguardan ya! Escu 1110. Sólo ella puede salvamos de los males que nos circundan. Lo
charemos y seremos cariñosos, atentos, agradecidos ... , ¡i 11· hace falta es depurarla y hacerla coherente: adaptada a las
Cuando preparemos en el huerto la vendimia, y termine l.t 1H Tcsidades "totales" de la civilización.
primera faena en el lagar, sabremos deciros del sabor que nos traj,, J ,a Ciencia en definitiva no es otra cosa que la experiencia de la
el zumo de la vieja experiencia. Mientras tanto, hablemos. No tocio l111111anidad hecha sistema, orden, claridad, armonía. Para la
han de ser lágrimas en las despedidas. Algo también aprendimos < · wncia debe haber una discreta asociación de i, ,:,; espíritus. Sin

por nuestra propia cuenta en un ángulo apagado del claustro. Si dll(la que un número reducido de dominadores será siempre
entonces conocimos algún mal, no digamos ahora: ¡alma, sill'11 11( ·1 csa 1-io "para dirigir el trabajo, abarcar el conjunto de los
cio!, "no queramos como Claribel, reposar sólo bajo el rob!,· 111,t11-riales acumulados, distribuirlos y elevarse a inducciones
solemne y frondoso": ¡no queramos que para guardar nucst ro 1111prl'vistas". Claro está que en lo externo de la corrent,:da va el
sueño -como cantó el poeta- hagan pausa las brisas y m1wra11 ¡w11;who d1· a~ua turbia, pero el agua lejana es más caudalosa,
dejando caer hojas de rosa; que el roble suspire la antigua mcl1><l1;1 111;1s s1-r1·11a y 111ús pura. Hay un escollo que siempre debe evitarse:
íntima y turbadora, mientras se agita el peligro de la 111al1·za! l.1 < 'i1·111·ia se ha dicho- tiene sus entusiastas pero tiene tamhih1
·,11'., Llllal i<"os. y si fuera necesario it'ndría asimismo sus intolen111
ll- y sus violt-11tos. Afortunaclamcnte lleva el r<'lllcdio consigo
0
,

Salimos de un instituto cicntífi!'o que rucra oq.!,11110 d,· ptopiw, 111h111a. l•:11).',r,111d1·1·ida. 1·rn·11i·ntrasl' al fin t'II l'lla el pri11l'iplo
y di' t·xtraflos, t·11a11do desde la gran t'olo11ia o dC'sd«- ,·! ;illipl;1110, 111h11H1 df" l.1 lol«T11111·L1.
J()',I Deodoro Roca
l l11iversidad y revolución cultural l!U

La "bancarrota" más serta de la edad contemporánea es la


1>, 111< ·arrota de la moraL La guerra actual da la evidencia de todos los 111odo sus funciones, por eso pienso que no deben ser sólo escuelas
lraC'asos. Si las inteligencias se han desprendido de los dogmas, el , 1<" profesionales, por eso pienso que necesitamos maestros a la
<'ntusiasmo propio de las religiones debe entonces desplazarse en 111anera socrática. como se estilaban en aquellos grandes pueblos de
las doctrinas científicas y sobre todo en las creencias morales y L I antigüedad: los que mejor comprendieron el sentido profundo de
sociales. No pensemos en retroceder, sino en utilizar los materiales l.1 vida ...
que tengamos a mano. Recordemos la hermosa parábola de Rodó:
la de aquel niño que paseaba ufano su gozo por el jardín golpeando
acompasadamente con un junco su copa de crtstal, hasta que en un Uno de los mayores obstáculos a la propagación, a la "penetra-
arranque de volubilidad cambió el motivo de su juego y llenó la copa ' "m pacífica" de la Ciencia, es el "pedantismo" intolerable con que
hasta los bordes con arena del sendero. Ya la nota del hendo crtstal l 1. 1logrado desfigurarla y esterilizarla la hegemonía intelectual, foco
no vibraba en el aire. Ante el fracaso de su lira los ojos húmedos del 111 i11cipal de ese feo vicio. Acuso especialmente a Alemania de haber
niño se detuvieron ante una flor muy blanca del cantero inmediato. , 1 111trtbuido a matar la imaginación en las ciencias con el culto

Cortándola la sujetó en la propia arena del vaso enmudecido y •·,,•.!..(erado del "hecho" omnipotente. Los hechos en sí mismos nada
1 • il< ·n. Confirman o no, verdades, intuidas, por lo general. El
continuó paseando por el jardín su ingenuo goce nuevo. Así creemos
que de todas las teorías tan diversas sobre los prtncipios de la moral, •· 11111siasmo espontáneo se debilita o se recoge herido. Yel entusias-
de la vartada expertencia científica, resta un fondo común de ideas, 111, > es el promotor de todas las obras humanas. Supone "la creencia
susceptibles de enseñanza y propagación popular. Así como J;i • 11 L I realización posible del ideal, creencia activa que se traduce en
solidaridad de las inteligencias sirve a la obra científica, la solidar! , 1, ·sfucrzo". Los espírttus demasiado positivos, cultores enfermizos
dad de las voluntades será útil para los sufrtmientos humanos q1 w , ltl "'ltccho", padecen el mal de no poder conocer todo lo posible. La
1 14 l.1 se detiene en los umbrales de sus bibliotecas. Distinguen con
hay que aliviar, para los vicios y errores que es necesarto curar, par; 1
las ideas morales que es preciso esparcir. La fraternidad fundada <·11 1, li11irable precisión lo "que es", de lo "que no es".
la conciencia "humana" de la solidaridad, será el campo fecundo< I<' 1,:1 mundo, sin embargo, es de los verdaderos entusiastas, de
la futura siembra moral. Rotos los resortes inhibitortos, aventado d ¡., .. que distinguen lo que es de lo que "todavía" no es; de los que
tesoro afectivo del legado religioso, no penetra aún la humanid,ul •11 11 .111 el presente como marco del porvenir, de los espíritus
-en esta época de transición-, en los nuevos valores que se predi<·; 111, 111l 1·I icos que saben vincular lo ideal y lo real, de los que advierten
se agitan los hombres en una lucha grosera, sin heroicidad, sl11 111 1.1 ""dirección" y por consiguiente persiguen un fin, de los que
cuartel y sin nobleza. Nadie procura comprenderse. El egoís11111, w,
•· i1 1 quebrar los contornos rígidos y sacar palpitante y viva la
estrechando la esfera de cada actividad, concluye por empolm·<·nl. 1 • • .il1dad sucedánea. ¡Allí es donde se incuban los Profetas y los
¡Ahí está el enemigo, el eunuco de baja ralea! El egoísmo, ha dtd111 l\lt·.1;1s dC" la Ciencia!
un escrttor contemporáneo, es la eterna ilusión de la avartd.i, l· 11 la confusión de la vida contemporánea se han borrado de la
temerosa ante el pensamiento de abrir la mano, sin darse et w11L I d<· , • 1 111 i<·1wia humana casi todas aquellas buenas leyes morales y

la fecundidad del crédito mutuo y del aumento de las rtq1H·zas p111 •" 1.1l<·s q11c solían antaño llevar a los hombres de la mano.
su circulación. En Moral como en Economía, es nct'csari11 q1 w r\11< 1il1;1s tanto, los maestros que debió generar el entusiasmo,
alguna cosa de nosotros circule en la sociedad. que nwzd<'tllos 1111 • ill.111 1,:1 mira rnediocrilas resplandece. En todas partes la
poco de nuestro ser propio y de nuestra vida en la de la lt11111a111<l.1d "11 11 1H L 1< 1 duda de sí misma, y ni en política, ni en religión, ni en
entera. Quien sea incapaz de sobrepasar un instan!<" a s11 111h11111 '1, 11, 1.1. 11i <·11 arte. aparecen los maestros índices. Caen los
individualidad es en verdad un impotente. En la Ci<·r1<·ia lt11111a1111;1 1· 1 • ¡i11f'!os. i11slit11doncs seculares vacilan, pero no surgen los
11t1< \'11•, .11q11il<Ttos.
da. pragmatizada, encuéntrase el remedio para todos los 111; il<·~, l 1111
eso pienso que en las Universidades cst;1 d S<"<T<"io d<· las 11,1.11111<''1 , .l•.11 do11d<' <'sl;út?
tra11sfor111acim1<·s. por <·so pi<·11so <)11<' <·stas ddw11 n·,dit.,11 d,· 11110 1· I 111111ulo 111ockrr10 ofrt·n· el cspcct;í<'11lo de una <·onlúskm
111<1, ·., tlpltl,Jc. Todo V.i<·il.t <·11 sus <·i111i<·11los, p<'ro 110 lirilb11 bs
S:lü!1
r--- _________________________.,,,..
..,.,NH-llltlll_,.IINlttllltlll..llNIMUIIISS..

l l11iversidad y revolución cultural 111',


1111 Deodara Roca

¡ 11q11das de los rudos trabajadores. ¡Debe ser un trauajo silencio- se encargan de formarnos. Todo es confusión y tumulto. Pcnlid.1
so de hormigas! ('11 la extensión de América apenas se escucha la voz de uno q111·
Se acentúa la crisis de todos los valores. ¿Estarán revisándose de ol ro maestro. En este cielo uniforme y monótono, apenas s1 ·
verdad o se realizan tristes profecías? ¿Se estarán cumpliendo acaso ll'vanta una que otra estrella. En América no hay maestros: en
las viejas palabras de Arniel? "Se ve que comienza en todas las cosas l•:11ropa casi todos se han ido ya para siempre. Nosotros acaso no
¡ 111cl1mos o no tuvimos tiempo de formarlos porque en la casa de
la era inevitaule de la mediocridad. La igualdad engendra la unifor-
midad y sólo se desembaraza de lo malo sacrificando lo excelente, Mammón fuera estruendosa y hostil la algarabía. ¡Pero hacen
lo notable y lo extraordinario. Todo se hace menos grosero, pero más 11111cha falta! Vivimos en perpetua improvisación de hombres y
vulgar." El tiempo de los grandes hombres se va y llega la época dc , osas. Por cada uno que se logra, noventa y nueve muerden el
los hormigueros y de la vida múltiple. Por la nivelación continua y polvo del fracaso. El único maestro cierto que existe es, por otra
la división del trabajo la sociedad será todo y el hombre no será nada. 11; irte, caprichoso: se llama Azar. Entre nuestros mismos escrito-
' ('S las pocas individualidades originales son, ciertamente, auto-
Las medianías se elevarán en detrimento de toda grandeza. El
estadístico registrará un progreso creciente y el moralista una didactas. Y la obra que todos realizan, salvo la de muy pocos, no
l rasciende simpatía. Es obra orgullosa, encastillada, impopular.
decadencia gradual. Progreso en las cosas y decadencia en las
No queda otra semilla que la sugestión de un esfuerzo penoso. No
almas. ¿Es posible que esto sea definitivo? ¿Será el resultado de un, 1
1i('nc trascendencia. Le falta el pequeño toque humano.
lenta gravitación histórica, o el lote obligado de un aluvión? Mc
inclino a creer en el último enunciado. Y cada escaso progreso de la En el ambiente social hay factores que contribuyen a la
1 ~tcrilidad de la vida intelectual y universitaria. Por eso dije antes
sensibilidad o de la inteligencia remata en nuevos y sutiles dolorcs.
, ,, 11' el mal está en todas partes. Nosotros -los americanos- no
Cuenta Gayau -aquel dulce santo laico y, más que todo, niúo
¡ ..-rtcnecemos en realidad al viejo tronco latino sino en escasa
resignado y triste- que a veces en las montañas de la Tartana se v1·
pasar un animal extraño huyendo anhelante bajo la niebla dc la 11 wdida; somos latinos por la tradición que de ellos recogimos, más
1 1111· por la raza. España es un pueblo afro-europeo que recibió una
mañana. Tiene los ojos grandes de un antílope, desmesuradamenll'
abiertos por la angustia. Pero mientras galopa y golpea el suelo n >11 11, 1dición latina prolongándola en sus colonias de ultramar. Y
1 11 I re las tradiciones de la vieja Roma guardamos y cultivamos con
el pie -tembloroso como su corazón- se ven an,1 1 ir a los lados de s1,
cabeza dos alas inmensas que parecen elevarte a cada uno de s11s 1.1 ro (·mpeñn la que desprecia el trabajo que domina y engrande2e
movimientos. Se hunde en las sinuosidades de los valles, dejando l.1•; fuerzas naturales. Formamos entonces en estos pueblos el
1,. ti riciado de la Burocracia. Los burócratas españoles de la
rastro de sangre sobre las duras rocas. De pronto, cae. Entonces s1·
1 , ilonia fueron los primeros patricios: Es nuestra más antigua
ven las dos alas gigantescas desprenderse de su cuerpo, y un ~,g, ,11;,
, yn I to ria de nobleza. Sin las ventajas y con todos los defectos de
que aplicada a su frente le devoraba lentamente el cerebro, sc dl'va
saciada hacia los cielos ... l.1 vi1'ja aristocracia se implantó. Difieren en sus orígenes. La
, l. 1( liva del monarca por lo regular blasonaba una gesta épica; el
El pesimismo, anacrónico en estos pueblos recién nacidos. qt w
1 1, ";; 1rrollo artificial, progresivo, inútil, del Estado y sus func10nes
florece en la sombra de los ojos prematuramente cansados.
11 l111i11istratívas y políticas, frecuentenientl' cobija b tristcz:1
entorpece la voluntad y devora la idea viva en el propio insta11f1· 111·
la creación. La juventud actual padece de ese grave mal qui' si' dio , •, 1ni I de los vencidos innatos.
en llamar "mal del siglo". A su amparo crece. Iksoric11t.11l.1. l•:n consecuencia ha acabado por confundirse -casi de buena
i.- d rango con el mérito.
aturdida por la balumba de cosas contradictorias. atraid.i i111T
santemente en todas direcciones, sin control. cae en la 111isa11I 111 l•:I rango -ha dicho Ingenieros- no es la consagración del
pía o vaga en la superficialidad. ¿,Y qukn tiene la C'lllpa di' 1"st11·,• 1111·1 llo, sino el mé'.rito mismo, en la moral burocrática.
¿,Nosotros? ¡No! ¡Todos! I<:s que no hay nobles din·1Tirn11·s 111 p,11, 1 11110 di' los m{1s graves males que padecen las democracias
d pensamiento. ni para la aC"ciún. Todos se 1"<¡11iva11'11: L111fo lo~ .11111·1 h-anas 1·s el d1·sarrollo de la burocracia. Y lo digo fuertemenll'.
q111· 110s 1·111p11ja11 <'11 t 1111111lto hada la vida i11ld1Tt 11,il 1·1111111 lo.-, q111· 1•:I 1•:stado 1·s la 111·n·stdad rrnixtma: fuente de todos los apetitos,
r - ---------------------------
j()I¡
Deocloro Rol'a
1 111ivl'rsiclacl y revolución cultural 1(1/'
L 1111i110 obligado de todas las esperanzas, supremo árbitro en la vicl, 1

dd <'sfucrzo, posada de todos los peregrinos, venda para todas las l. is altas señales, desde aquí se debe poder mirar hacia todos los
1wridas, refugio de convalecientes y de inválidos, creador de una 1,, ,rizontes ...
11 H ·11 t ali dad, de una moral y de una conciencia específicas. El Estad< 1 La juventud que pasa por los jardines de Academus no puede
lo es todo. La iniciativa individual no es nada. La voluntad creadora , 1111 -rer la enseñanza oscura y rutinaria del dómine pedante. Ella no
del indi_vi~~o debe estrellarse ante el monopolio gratuito creado por 111 ·, ·,·sita de verdades concretas, fáciles de adquirir en el sosiego de
la asociac10n de los minúsculos, de los inadaptados a la vida libn· 11 ,s .~abinetes. No fórmulas anquilosadas que de nada sirven cuando
Y creadora. Eso no es por otra parte un mal exclusivo de nosotros. l.1, linámica de las cosas nos urge en la urdimbre nueva, sino ideas
Es la estampa del Estado latino. El socialismo mismo se equivo<'a , 1\·;is. La verdad no es patrimonio de nadie; es un perpetuo devenir.
cuando estimula la garra del Estado y fia en su fuerza el apoyo cl<- < • 1si podría decirse que no existe ni ha existido nunca. Lo único que

la justicia futura. jEs una espada de dos filos: cuidado con ella! 1,;11 11. 111 existido son verdades: lo que las alienta en su transmutación
la vida simple de la nación los órganos de la administración públi<-a 11 11 ,·san te. Lo que debemos encontrar son gestos amplios señalando
se complican de una manera exagerada. Los presupuestos, "en toda l.,·. -~rancies rutas del pensamiento, el punto de donde parten todos
su gama" hacen vivir a una clase estéril, reclutada -jquién lo 11 1·. C'aminos. Este punto está en nosotros mismos, en la porción de
creyera!- entre los que ostentan títulos universitarios. Al pie de las , 11 11~i11alidad que cada hombre sincero puede dar, en el desarrollo

murallas, una multitud espera ... , · ·I11111 táneo de la aptitud dormida. El maestro no debe aspirar sino
¿Y por qué es esto? Es porque se tuercen las vocaciones. No s, 11 1 11111c nos descubramos a nosotros mismos. Ahí está lo fecundo en
las disposiciones naturales del espíritu las que marcan el paso 1-11 1 , , , 111fluencia de maestros y discípulos. ¡Nada de pedantismo, nada
la vida. Jamás se consulta a la ley espontánea del "mínimo esfucrz, ,.. , 1, s, ,lemne aparatosidad, nada de recetas! ¡Debe aspirarse antes
La esclavitud al prejuicio del trabajo que denigra es la pri 1111 -r, 1 , I' 11 · t<ido a desarrollar el espíritu de investigación, el espíritu
representación mental que se forma en el jefe de familia ciudada 11 ,1 111, ,:,ofico, muerto y amortajado en las universidades y en todos los
cuando se trata de asegurar el porvenir del hijo. Este prejuicio ,·s d 1, ,.. 1i t 11 tos oficiales de cultura! Recordemos con Taine que la filosofia
que entristece muchas vidas, el que desarticula proporciones 1•111 1,. , ,. 11 10 en Grecia, no como entre nosotros, en un gabinete y entre

los campos y las ciudades, el que empobrece el ambiente nwnlal y 1,. 'I wl1·s. sino al aire libre, al sol, cuando fatigados porlos ejercicios
moral de nuestros centros urbanos, el que fabrica "pájaros d,· , 1, l.1 ¡1alcstra y apoyados en una columna del gimnasio, los jóvenes
barro", el que deja al extranjero activo el monopolio de la i~1dusl 11., , , 111v<-rsan con Sócrates sobre el bien y la verdad.
y del comercio, el que permite que ellos adquieran la propiedad d,·
la tierra que heredaron americanos desprovistos de energías. 1>,·s, l1·
el punto de vista de la vida nacional esta falta de equilibrio iiH p il«'I,. ( 'olllpañcros de colación, amigos y camaradas en las horas de
"Estas naciones", ha dicho García Calderón, " que invad<'n 11111 11 1 , ·. 1 11;i rlas bulliciosas, ingenuas. Ya la ronda de la alegre estu-
grantes activos, son dirigidas por un grupo de mandarines, y si 111111 , 11111 I i 11a a paga en las callejas su pretérito rumor. .. Ahora está la
edu-:;ación práctica no desenvuelve en la juventud las "VOl',;,.irnw•,, 1 11l.1, lrl'ntc a frente, mirándonos con una expresión enigmática.
l'omerciales e industriales, los colonos enriquecidos dcsplazar;11 1,11 1 d 1111;i !sis impasible. Pero no nos conturbemos; siempre es así.
criollo de sus viejas posiciones. Las grandes tra11sli>rn1;wh1rn·r1 11 1111 v , ti cabo no sabe de dónde venimos ni hacia dónde vamos ...
políticas del porvenir serán debidas al desenvolvimiento cq11ilil ,1,., 111 , l '1 1,, 1H1sot ros sí. lo sabemos! Cumple entonces dirigir nuestra
de la riqueza común." 1•111.1 1111p1·t11osamcntc hacia el rumbo que nos marque "el lucero
Se tuercen las vocaciones. ¡Meditad. maesi ros y disnp1 ilosl 11111 1101"_ 1l;1gamos siempre nuestra obra personal sin perder
Aquí, en estas severas casas de estudios. cst(m o<·ullos y ,,11 1 11111.1·; di' visla la obra l'olccliva. La nacionalidad reclama hoy más
desarrollo los procedimientos deknsivos. Aqt 1í cl< ·I 11·11 , ·sin ·I I; 11 ~w 1, 111 1 1111 11111w;i d cshu-rzo l'onstante de todos. Si los ideales que
vanas lamentaciones. aquí ddw dabornrsc d pc11sa1111<·11to 11 ;1,·1!1 d, lw1110'.-; .1v1·11L1r hal'ia los cuatro vi<·ntos son en cierto 1110do
nal, aquí laj11v1·11t11d lo<'ada d,· graves i11q11lctwks ddw 1·1wonli,11 11111\Tl'.,.dl's, sl11la111011os vibrar al unísono 1·11 la tierra natal.
· ... ,..-111w, con 1111;1 p;il1 i;i idl',d p;ir;i l;i l111111a11i<l;ul <'Illt'ra. p<'ro
r
11,•1
Deodoro Roca 1111iversidad y revolución cultural

r;izmwmos con Michelet: "La patria es una amante tras de la cual JUVENTUD Y SERVIDUMBRE
<·1 >rrcmostambién. Ulises no se cansó hasta que no vio humear los
techos de su Itaca". Es preciso adelantar o retrogradar. El estado
presente no puede subsistir. Debemos estar preparados para muy
rudas faenas que se acercan inevitablemente. A los jóvenes de hoy
nos ha tocado nacer en el trance más oscuro de la historia.
Amigos: la tragedia de Europa es algo más que una guerra, allí está
ardiendo una civilización. El humo denso, cargado de miasma.
llegará hasta aquí. Preparemos entonces los ojos para distinguir-
nos en la sombra. Preparemos el espíritu para comprender el 1,;i vejez o la juventud no han de medirse siempre po~ 1~ edad. Un
sentido de lo que vendrá. Preparemos el oído para distinguir las , nebro joven puede corresponder a una mente atavica. Y hay
voces amigas entre el grito ronco de los descontentos. En adelante, 11 cjos que alumbran pensamientos de ancho horizonte. Alguna
todo ha de gra~itar sobre América. Aquí han de tener final los 1 , •z he hablado del curioso y abundante fenómeno de jóvenes que
viejos pleitos humanos. Será éste el campo de una vasta experien- , 11 estos países "nuevos" se cierran al impulso de toda idea
cia. ¡Mientras tanto estudiemos, estudiemos sin descanso y si11 , , -110vadora. Hay jóvenes -muy jóvenes- espíritus entecos, hechos
fatiga; no nos sorprenda la tempestad en lo más apartado del .. olo para respirar un ambiente oscuro de hábito y de tradición.
bosque, ocupados en pasatiempo inocente! Tampoco nos arredn· 1 lombres que resbalan luego, herméticos a toda mudanza en el
el futuro dolor, que el sacrificio es bello cuando cuaja en una 11 te de gobernar. Rebeldes, como rancios inquisidores, a todo
verdad o en un bien. Uno de los maestros que aroman nuestra .nitimiento expansivo, a todo ensayo de libertad. Y a su lado
intimidad ha notado que "en las tablas de roble de los coros ck . 'I'.' t anse, a veces, algunos viejos -y muy viejos- espíritus amplios'.
iglesia -amorosamente esculpidos en los tiempos de fe- el mismo 1, 1<·rtcs, "andadores", anhelosos de una mortal vida mejor. Pero s1
tipo de madera representa con frecuencia, sobre una de sus caras, . , , 11 H' !los son anacrónicos, éstos son excepcionales. Requiérese en
la vida de un santo y sobre la otra una serie de rosas y de flores, 1, '" últimos la virtud suprema de saber romper siempre con el
de tal suerte que cada gesto del santo figurado de un lado, se· 11iteri:s", que a la postre encadena. Toda revolución, todo prog~e-
convierte por el otro en un pétalo en una corola; sus sacrificios o ·". 1·s. al cabo, un desplazamiento de interés. Requiérese, ademas,
su martirio se transforman en una lis o en una rosa. Ouran v , w, ta aptitud heroica para la soledad. Nietzsche medía el va_lor de
florecen, todo a un tiempo. Sufrir desplegándose, abriéndosl" , . "Id individuo por la soledad que pudiese soportar. Vale decir, por
como una flor, unir en sí la realidad del bien a la belleza del ideal, 1 , distancia a la cual el espíritu -valeroso- es capaz de colocarse
éste es el doble objeto de la vida y nosotros -lo mismo qu(• los , , 11, ,dación a la muchedumbre, siempre expresiva de los "intere-
antiguos santos de madera- debemos esculpimos también solm· ., .. , l"r!'ados".
dos caras". ¡Singular espectáculo! En ese ambiente de anacrónica mo~e-
, 1. 1, 1 <•s donde se respiran los más pesados aires de la intolerancia,
.. ,, donde cmTen las más pútridas aguas de la historia. Muchos
1
[Discurso en representación de los graduados, pronunciado en el acto dt" l'ol,11·11111 , 1,- '>IIS viejos auténticos y de sus jóvenes -en simulacro de
de títulos en la universidad cordobesa. el 8 de diciembre de 1915. Lo rt"prn, 11 H'hll• ,,.
del original mecanografiado (Archivo Cristina Roca). Se puhlicó en la Ul'11hl111/,· /11 1,, w11t ud - imrccen preocupados de cosas religiosas y espirituale~.
Universidad de Córdoba. año II, 4, 1915. También puede encontrars,· ,·11 la ,·0111¡,1 ,\ 11111 wian que van a hacer de la idea y de la palabra divinas la mas
!ación preparada por Santiago Monserrat. Las obnis y los dííls. oh. di .. pp. •1 !1 M1 1 ,,_ 1 , 111 dt· palanca para regir el orden moral y material del mundo._Y

... 111 t·slos los que. al mismo tiempo. preconizan los medios mas

µ_1 .,~1 ..-os <lt· gobernar y organizar ese orden. Se encaraman en


10 c1.,~ Jos apostolados de la fuerza. Y no paran hasta encontrar la
11 11t.,llalilc- dodrl11a de q1w la "f11t'rza" c·s la jt·ran¡uía s11prt'111a.
...........r
l l11iversiclad y revolución cultural 111
1111 Deodoro Roca

PALABRAS SOBRE LOS EXÁMENES


1111ico poder de la sociedad y del bienestar común. Ahí está la raíz
de su característico ademán "combativo", no persuasivo, frente a
bs otras ideas. Las "persiguen" sañudamente, en cuanto pueden.
I ksconocen la virtud de la tolerancia. Atropellan, destemplados y
fieros, derechos y libertades. Como si esos derechos y libertades
lucran irrealizables y nada significaran. Ningún rastro, en lo
político, de esa luz que -en lo religioso- es la persuasión.
Si las garantías jurídicas -alimento del espíritu en los hombres
libres- se consideran farándula engañosa, ¿cómo puede, enton
ces, darse importancia, para ordenación de la vida a las ideas 1 1•:xámenes a la vista! Bolilleros, más bolilleros ... ¡Con sus incon-
morales que la religión inspira? l 1111dibles dispositivos de juego! Como todos los años, vuelve a las
· .wncs juveniles el presuroso latir de los días de examen, sobreco-
11.H los, azarosos. Días de palideces, fiebres y vagas iniciales
[Lo reproducimos del original mecanografiado (Archivo Cristina Roca). F111· 1 , 1irimidas por el tiempo implacable y premioso. Se ahoga en ellos
publicado en El País. el 14 de junio de 1931. También puede encontrars!' n1 l.1 1isa y la canción. Una emoción indefinible, angustiosa, serpen-
la segunda compilación de Gregario Bermann. El drama social de la Univ,· 1 ~., 1, ·.1 en el pecho. Novia desvanecida, cine misterioso y lejano,
dad. cit., pp. 67-68.]
,._, 1itarra colgada en las paredes de la pensión, charla encapotada,
11.11que sellado ... Afuera, rumores y perfumes estremecidos. El
, 1, ·,1 ·o se hincha y torna con el breve ritmo de un seno. Dulce vagar.
, , ·, ogido y enrollado. Guardapolvo y texto. Tardes de noviembre.
1 \. 11 nenes. ¡Lotería, lotería!
1,:1 alumno acude con su número. No siempre saca premio. Hay
1¡11,· pasar de alumno a médico, a abogado, a ingeniero ... Y se
,, 111.1rda nerviosamente la aparición de un bedel (todos los que
1•11·1 1.1111tan son bedeles). Es como llegar a un alero y sostenerse
, l 11 <> caer y -moralmente- descalabrarse. Alguien no cae. Pero
, , 111 toda valentía se mata en el mismo alero. Es lo mismo que llevar
d .ti, 111mo al filo de una roca y-como Satán a Cristo-decirle: "Todo
, .1,, s1-r;·1 tuyo si me resp8ndes a estas preguntas, si tienes suerte
, "11 ,·stas bolillas desde donde te miro".

1· I .d11mno mira la irreal riqueza que se le mu~stra, y entrega,


I"" 1·'.;1· l;tlso botín, su alma indefensa y simple.
1·" I111111,mo. lo verdaderamente humano, sería irle apuntando,
, 1.. l.1rl.',o de su vida de aprendizaje, qué cosas y qué ideas no
11.11.-. ... 11" c·onvenirk; qué cosas y qué ideas le serían de fácil
1,l'l111•;i1·i<>11. .. 1,:1 problema del adiestramiento, la elección del
1, .ti ,.q11 lnt il. <'Id<' la educación "total", en suma es el que debiera
111.11,ti-111-r ,dl'rta la 11wntc de los rnacstros. Por eso lo recuerdo en
, .111·., h.1s pl'sarosos, ya (fll<' el <'Xamcn debiera quedar catalogado
1•.11.1 •;lt•111pn· . <'lllrl' los "juc·gos prohibidos", en ddC'11sa di' la
1111, lt1 1.l"lwi.1.
r

11'. 1 Deodoro Ro!'a 1l11iversidad y revolución cultural 11 1

La l't1!pa -lo sabemos- no es de tal o cual profesor satánida. Es 11wgo, azar, "lance", ominosa aventura, se nutre necesariam1·11tt-
<11· tal o cual sistema. De un "régimen·· de enseñanza que no es la 'I,· respuestas oficiales a preguntas más "oficiales" todavía. S1·
superior, ni la inferior, y ni siquiera la dom(~stica o la oflcial. sino 1111 I re -como dice Jarnés- de diálogos preconcebidos. Se nutre de
1ocia la enseñanza contando con raras excepciones. Toda la 11n·mios y castigos, bárbaramente llamados "estímulos" (hablo ck
cnscüanza -expresada así en el vetusto examen- está fraguada l 1. 1rbarie educacional). Conforme observa Bertrand Russell, va
apuntando al éxito. Hace depender de un éxito, de una buena , , 111cebida "como medio de adquirir un poder sobre el alumno y no
_jugada, a veces toda una vida. Y nada debiera depender de i·I , I,· favorecer su futuro desarrollo".
mientras se ofreciera como un desafío en el que nunca el alumno La falsa educación -¡toda la nuestra!- reposa en una cabal falta
suele elegir las armas y el terreno. Mientras se presente como , i. respeto al discípulo. Nadie respeta al discípulo. La piedra
premio a unos momentos de feliz gimnasia. Y ni siquiera d1· 111 iil'naria del examen, parada estos días a la puerta de los
gimnasia mental, sino mecánica. O como "recompensa" a una , .1.1\Jlecimientos educacionales, así lo denuncia. Hay que respe-
prueba donde innegablemente in1ervienen factores tan extraños 1., r ; 1l hombre que llega, indefenso, al mundo. Hay que ser con él
al conocimiento como lo son la audacia, la agilidad memorativa, 111,1s solícito. Hay que respetarlo mucho más profundamente que
la seducción verbal... Y lo grave es que esos factores siguen 1I 11ombre de itinerario ya en marcha o acabado.
conformando más tarde la mente y la acción de sus beneficiarios. "Mientras en el mundo no se respete, principalmente, al niño",
Y se hacen jugadores para toda la vida. , !11 1· ese magnífico espíritu que es BenjamínJamés, "a todo el niño
Las pruebas de un alumno deben durar toda su infancia, 1oda 11 111 mejor de él es su independencia en gem1en). mientras no se
su adolescencia. Y unos años, no unos minutos; unos aiim, 1, 11·spete mucho más que al hombre formado o al anciano, el
durante los cuales deberá escoger por sí mismo su texto, despui·s 111111Hlo seguirá lleno de adolescentes envejecidos".
de haber averiguado -o al tiempo de averiguarlo- su preferencia. ¡Menos lo1erías, señores profesores! Los exámenes. las verda-
su aflción. Años en los cuales por sí mismo -en vista de una , 1, 1. 1s pruebas -aunque así se llamen-, deben cifrarse no en las
tradición doméstica o un prejuicio confesional- ha de enfocar s11~. 1• ·.¡nwstas de los discípulos, sino en sus preguntas. De la
posibilidades por un único desfüadero. Porque llega un mom<"nln , 1, · .111 Hla y oportuna pregunta del discípulo debe inferirse su
en la vida de los padres -y llégase muy pronto frente a la vida d1· , 111 ¡, ,sidad, su capacidad, su aptitud, la calidad de su espíritu, su
los hijos- en que es preciso ceder terreno en el culto ele 111 1•1 1tlf} de saber y su posibilidad. La única relación legítima y
obediencia y de la disciplina, tan útiles siempre a nuest rnN 1,, 1111<b que debe trasuntar un examen que aspire a salvarse es
mayores. Han de pensar en irlas sustituyendo por otras: ¡por l.1 1 1, lt- 1111 discípulo que pregunta y la de un "tribunal" que responde.
independencia y la acometividad tan molestas siempre a mwst n ,~, , .,,11 11stccks los que deben "rendir", señores profesores!
mismos mayores! Y si estas virtudes -las verdaderas, las posll t l\111·11t ras esto no ocurra, se seguirá oyendo en escuelas, liceos,
vas- llegaren en su leal desarrollo a destruir la obra incipicnll' dd . , ,J.1 ,1os y universidades las dramáticas y fatídicas palabras del
1

padre o del maestro, poco importa. , "111 picr·· docente:


Una vida exige rumbos nuevos. La verdadera echwad1111 "¡No va más!"
-muchas veces lo leímos, pero pocas lo vimos practicado-- 1·s t.111111
como ensayo de desarrollar la atención, el deseo de compr<"11d1"1,
el respeto a lo que comprendan, deseen y digan los dcmús. Htg111 11 " 1, ¡" ntlt lf'i111os el!'! m•iginal mecanografiado (Archivo Cristina Roca). Salió
para sí.justicia para los otros. Atención para todo y para todos. Lu 1,,.1,1., .111111·11 lcrl11cncián. 1. revista del Instituto Pedagógico de la Escuela Nom1al
., 'I" 11<11 dt' < 'onloh,1. dirigida por Saúl Ta borda, en noviembre de l 942; el artículo
verdadera educación, la fonnación que ella anhda. ddw ~•·• , ,, 11•111.il ,.,. ti.-\ 11 ti,· 11ovi1,mbn· ele 1930. También puede encontrarse en la
siempre abierta. Y no debe fomentar la fe, sino la duda: 1111 111 , .. 11,¡>ll.11 irn1 ti,· l lo1;1do Sa11g11i11t'!ti. Ciencias, maestros y universidades. ob. cit ..
credulidad, sino la oportuna y desnuda pregunta. 1'1' 11 lfí 1

La falsa educación -y entiendo por educación la for111adc'l11


i11lcgral-, la que tiene en su twníldica e·! rxam1·11. la <"<l1wad<111
1 \1, Deodoro Roca llniversidad y revolución cultural 11,

DOCTORES
IJEODORO ROCA sólo habrá "reforma" educacional "a fondo", con rclon11.1 ~111 1.d
e J"V ALDO A. MACI IADO también a fondo. ·
.Jlli\N RICNZDO LAGUINGE
ABUGNJOS
!Córdoba.junio de 1936. Lo reproducimos del original m<:c,mografiado c,1 p.qwl
Rivera lndaitc 544 membretado de su estudio jurídico- (Archivo Cristma Roca). Puede t, 1111 1,¡,- 11
U.T. !5027 - Córdoba encontrarse en la segunda compilación de Bermann. El drama socic1I ¡/,. ¡11
Universidad. ob. cit., pp. 83-84.]

ENCUESTA DE LA FEDERACIÓN
UNIVERSITARIA ARGENTINA
RESPUESTA DE DEODORO ROCA

-¿Por qué el pueblo argentino debe recordar la Reforma Universita-


ria?
-Porque es el movimiento espirituaI más rico y más trascen-
dente -sin hipérbole alguna- que haya agitado a la juventud de
América latina, desde la Emancipación a acá. Se expresó por
primera vez, de un modo sumario, en Córdoba. Comenzó por un
apasionante proceso a la enseñanza dogmática, desvitalizada,
mejor dicho, "tóxica" que sufría -y sufre aún- la Universidad
argentina. Estado y Universidad eran -y son- la misma cosa. Las
mismas manos manejan los compases en uno y otro comando. Lo
que comenzó como defensa contra los malos maestros y afán de
reformar el sistema educacional "que los hacía posibles", st·
convirtió en un vasto proceso al sistema social, que es de donclt-
arranca la dogmática, la penuria y la regresión de la Universidad
de entonces, y, más visiblemente, de la de ahora. Ese sentido
tienen las vicisitudes de la "Reforma Universitaria" ligada profu11
damente al dramático destino de la juventud. En 1918, el scñorú11
y el fraile platicaban sosegadamente en los "claustros" univcrsl
tarios. Todavía se les llama, inadvertidamente, así: "claustros".
F,n 1936, están los mismos, en los mismos "claustros", aunque no
tan sosegadamente. Los guardias de asalto del capitalismo y los
cuadros del ejército custodian celosamente la misma pt·nurl11
educacional. Pero la juventud cobra mayor condt·1wia ck su
destino y escoge mejor los 111ecllos de realizarse. Aqurl movlmlc-n
lo lll'ljllt'IH> l>11q..(11t"·s y rn111,i11t leo <k 1!JI H t·s hoy un movlmknlo
,-,1111laloso v p1ol1111do. L, 111vc11t11d c·on11u·1·rulc- hoy q11«·
• ··•· 1 ·.i
Universidad y revolución cultural
I IH Deodoro Roca l 1•1

la sal".'arí~: al descubrirla raíz de su vaciedad y de su infecundid,ic


¿QUÉ ES LA "REFORMA UNIVERSITARIA"? 1
notoria, .. d10 con este hallazgo: "Reforma Universitaria"
· es lo m1s1110
·.
ENCUESTA que reforma social".
Sin reforma social no puede haber Reforma Universitaria E 1
la memorable lucha, la Universidad fue para la juventud · ~
•~ . d . und
<_specie e m1cro~o~mos social. Descubrió el problema social. y
l'.ga~o a su d~ama~1co destino. Bien pronto advirtió que Estado,
Sociedad, . Umversidad, se alimentaban de la misma amarga raiz. -
Y los mismos comandos. Las mismas manos maneJ·ando ¡
' os
1111smos compases. Lo que empezó como defensa contr 1 ·
¿Puede usted decimos ... 1oxicidad de los malos maestros y afán oscuro y torpe de "r ~ ~
mar " I" · t d e or
. . e sis ema e ucacional" que los "hacía posibles" , se c onvir- ·
1) ... lo que fue la Refonna Universitaria? lm al cab_o _en proceso al -~istema social, que es de donde arranca
l.1 dogmatica, la regres10n y la penuria de la Universidad d
1 ·11tonccs, y -más visiblemente aún-, de la de ahora. e
Fue -es- el movimiento de juventud más rico y germinativo de
América latina, desde su emancipación política. Entronca con I-<:se sentido tienen las vicisitudes del movimiento reformista
ella. Sin duda, como se ha dicho tantas veces para filiarlo, tuvo c11 •P w ha dado sus límites y los ha rebasado, también. Los guardia~
1
sus comienzos un contorno pequeño-burgués. ¿Y qué? Lo impor I<' asalt_o del capitalismo y los cuadros del Ejército custodian la
tan te es que ha sido una cosa fluente y viva. Hay grandes ríos qu< · 11111vers1dad donde la ciencia se empobrece y la pobreza espiritual
comienzan en un ojo de agua. ,·obra rango.
La Reforma comenzó siendo una discusión en torno a la Pero la _juventud va adquiriendo -merced a este moVimiento
penuria docente de unos cuantos maestros pintorescos, pedanli's 111 •<'nle y vivo- r_nayor conciencia de su destino, y escoge mejor los
1
y dogmáticos, que cobraban remontada expresión en la Univcrsi 1wdH~s de realizarse. Aquel movimiento pequeño-burgués y ro-
dad colonial de Córdoba. En la Universidad de 1918 atizaba d 111;i11t1co. de 1918
- es hoy un movimiento social caudal oso y
fuego un fraile. En la de 1936, la Sección Especial de la Policía de- 1
1 roltmdo. Est_a ganando el mundo juvenil, pues hoy la juventud
Buenos Aires, la "okrana" argentina. ' '11111H'cnde bien que no puede haber reforma educacional ..
El estudiante de 1919 se ha tornado para el Estado <·11 l 11 11do" sino con reforma social también de fondo. ª
problema de policía. No interviene para solucionarlo el Ministro de-
Instrucción Pública, sino el de Interior. Es ya, para quit·1ws . \) ... lo que es?
orientan la instrucción, ante todo, problema de policía, y de polin;i
especial. En la "cuestión" universitaria hay un elemento nuevo: L1 1-'11c un camino proVinciano que "iba" a dar un maestro.
Ley de Residencia 4.144. Y otro más: la finanza intcrnacio11:il 1 '.'1s1·;111clo un ma~stro ilusorio se dio con un mundo. Eso "es" la
Jueces, policías y banqueros señorean la Universidad Pl11tún;it.1 1,,·lorma: enlace vital de lo universitario con lo político, camino
de 1936, cuya penuria sigue siendo la misma de 1918. /\<·.1so 1 wr ip<Tia dramática de la juventud continental, que conducen~

ahora más "tóxica" que antes. 1111 11 t l<'vo orden social. Antes que nosotros lo adivinaron y·
l'llH a en
llll<'stros adversarios. El "puro" universitario -se dan toda-
2) ... lo que alcanzó, o no pudo ser? ,·1. 1 :tlg1111os.
.
mcdio<Tes y cani¡·os-
-
es una cosa monstruosa 1' ¡
• · 0( O
, •,lo 1·s 111as visilih: en nuestras universidades orp;anizadas no en
La Reforma fue todo lo que pudo ser. No pudo sn 111;1s <I<' lo q,u- 111 1110 di' los 111.1s aptos sino de los más "próximos".
hw. en drama y adores. ¡Dio de sí, todo! Dio pronto con sus l1111llc"1
i11franq1wahh-s. Y n-alizú 1111111ag11ifil'o d1·sl'11hrl111h'111o. l•:sto ~olo
- - -- - --- -- _______________ .,, ..................................................,,.,,,,,,,

Deodoro Roca Universidad y revolución cultural l'.'I

1) ... lo que será?


1 Era en 1931, 19 de julio. Uriburu dictador. Ibarguren: panl'gi
rista del tirano Rosas, su último biógrafo. Panegirista de tiranos
.
<',· .. ?. y servidor de dictadores. Procónsul de Uriburu en Córdoba. /\
<'argo, transitoriamente, del gobierno insular, Torino: sobrino del
5) ... semejanzas y diferencias entre el estudiante de 1918 Y el de tirano y ex reformista del 18.
1936? En el mensaje del 6 de septiembre se anunciaba que la
revolución, entre otras cosas. venía a reestablecer el" orden" en las
En 1918: pequeña burguesía liberal, encendida de anticlerica- 1111iversidades. El '"desorden" era, desde luego, la "participación de
lismo; vagos entusiasmos, americanismo confuso, mucha fi~?re. los estudiantes" en el manejo de la Universidad; el contralor, mejor
Cercando el horizonte a manera de "decoración", la Revoluc10n Y dicho, de los estudiantes: única garantía, mientras existió, de
la Guerra ... Adivinaciones, rumbo ... <lccencia y dignificación de la vida universitaria. Cuando ese
19:16: el anticlerical es antiimperialista. Ha ganado en lucidez. <·ontralordesapareció, volvieron las camarillas, los "chanchullos",
El clerical, '"defensor" de la Universidad del 18, es ahora fascista. Lt entrega de la Universidad, con mengua de la cultura .y su
y muchos '"liberales", también. Mucho reformismo del 18 es progreso, al aprovechamiento de los inmorales y al usufructo de
fascismo del 36. La pequeña burguesía ha acabado por poner su los paniaguados e incapaces.
"'cord<>n sanitario" frente a la '"continuidad" de la Reforma. La dictadura de Uriburu fue servida por el ideario de las gentes
En I!} 18 el anticlericalismo daba una fácil apariencia revolu- (i(·salojadas de la Universidad por la práctica honrada y leal del
cionaria. Incluso. "'vestía" bien. Ahora (probablemente también .. slatuto reformista. Fueron esos elementos, sus ministros y
t·ntorHTs). la "'postura" anticlerical ya no convence ... ¡ni al cl~rol .1.scsores áulicos. Lo primero que hicieron fue arrasar, manu
Los ¡i",vc1 ws dd 18 eran más ruidosos y tenían más aliados. Tem,~n 111ililari, con todo lo bueno que la Reforma había creado y estaba
tarnl>it"·n acaso por eso mismo- capacidad de entusiasmo y mas ,·11 camino de afirmar, para bien de la Universidad. En la de
combatividad. Ahora son menos, pero más lúcidos. Entonces i 11 wnos Aires la contraofensiva se hizo con métodos de fuerza
adivinalJ,111. Ahora saben. 1•.11 i><Tnamental. Ofensiva victoriosa de los estatutos "Nazar" y
'( ·.1stex". Hacia el 31, la Universidad de Córdoba, a pesar del
6) ... scnu~janzas y dtfcrcncia.'i entre el profesor de 1918 Y el dt' ,·'.,Lttuto "Sagarna" -otro plan reaccionario-, había logrado que el
1936? , •,p1ritu inicial de la Reforma se afirmara y que los estudiantes
1,11·i<-ran triunfar un rector reformista: el ingeniero José Benjamín
Es el mismo fósil. Sólo que ahora es más joven. Y sabiendo mús. 11.11ros. La voluntad de este rectorado no se plegaba a los planes
le es más inútil todo lo que sabe. , J.-1 dictador. Inaudito. Era Ministro de Instrucción Pública el
, .111didato a rector derrotado antes por los reformistas. En la
*** l l111vt·rsidad se estudiaba, se trabajaba, se salía penosamente de
l., n>11'llsión en que la había sumido la orgía contrarreformista.
El "Cierre de la encuesta", también debido a Deodoro, decía asl: 11.1•,l.1 <¡ll<' un buen día -el 19 de julio de 1931-, la fuerza policial
, Id dictador, del historiador procónsul y de sus adyacentes,
DICTADURA+ BUROCRACIA= UNIVERSIDAD DE CÓRDOBA 1, 11·.Hliú ""porque sí" la Universidad.
Ajustt· de relojes. El ministro Rothe -de oscura memoria para
En esta página final de la encuesta, cuya efectlv~ importanl'lu l., niltura argentina-, encaramado a la "torre" mayor, ponía en la
la toma en documento vivo para la actual generaclon rdorn1l,-ih1 11111vnstdad de Cúrdoba la hora "fuera del tiempo" de septiembre.
[ 1936]. no podía faltar una reverencia, también documt·ntal. n un I· t 11·<·tor Barros renunció ese mismo día, en un documento
instante que fue decisivo en la '"vida y andanzas" de la lkfonnu: 11 w111ornblc- y s1·n·110. No podía responder con Vuerza a La Fuerza.
la del avasallamiento de la Universidad por la dil'ladllra. l~1·•,pw1dio C'Oll palabras cjcmplan·s C)ll<' no hallaron c1·0. por
l lniversidad y revolución cultural l'.!:I
I '.'.'.! Deodoro Roe;,

Montserrat y Francisco Deffis. Se reprodujo también el ensayo de Deodoro "El


d1·rto. entre la recua docente amedrentada. Todos "tragaron la drama social de la Universidad". Por la correspondencia inédita con Erncslo
( ;¡11ctici también sabemos que Deodoro recurrió a él como su "corresponsal" 1·1 1
píldora". Nadie más renunció. Sólo años después hubo síntomas
l '11enos Aires. en búsqueda de contactos. Reproducimos esta encuesta di' l;i
de reacción. Fue otra vez decapitada. 1
11111pila::ión de Horacio Sanguinetti. Ciencias. maestros y universidades, ob. eil..
La Universidad de Córdoba, sin el contralor de los estudianks ¡ >p. 61-55. También se encuentra en la segunda compilación de Gregario Bermann.
-abandonada incluso por los mismos estudiantes-, ha vuelto a ser J-:1 drama social. ... ob. cit.. pp. 85-92.]
lo que era antes: burocracia. Instituto secular del Acomodo.
Presupuesto, parientes, parientes, muchos parientes ... Pan la·
guados. Tartamudos dictando cátedra de declamación.
Enseñando, para cobrar sueldo, precisamente todos los qut•
necesitan aprender. Profusión de fundaciones hueras. Institutos.
Institutos para todo: institutos de Derecho Civil, de Filosofía, de•
Ciencias Mercantiles y Económicas, de Aeronáutica, etc., el<'.
Salvo el de Tisiología que fundara un joven y ya ilustre profesor,
todos los demás son o la pompa verbal y retórica que disimula un
viejo complejo de inferioridad, o el pretexto decoroso para repart Ir
empleos entre parientes sin saber y sin clientela. La enseñanza se·
ha mediatizado de tal suerte que el profesorado, en el mejor de loN
casos, sólo produce "apuntes"; o sea saber "congelado". Son
gentes que no producen: "Reproducen". Y reproducen mal. Y por
eso conservan un aire de arisca e irresponsable clandestinidad.
Los pocos que en vez de "reproducir", producen, no alcanzan a
salvar a los otros, ni a cambiar el clima letal del Instituto
Universitario. Así nadie produce. Todos reproducen. Y lo qw· t'N
más grave, se reproducen. La Universidad de Córdoba -muchas sr
le están pareciendo--- es en suma el caldo de cultivo donde proli f<'rn
una burocracia astuta, tenaz, que sabe desplazarse con 1111a
singular rapidez. Es la caracteristica del burócrata cordohi•N,
variedad ya famosa en la Argentina, que halla en la Universidad,
en sus adyacencias y subyacencias, su mejor caldo de cultivo.

1Enf1echa, 14, 15dejuniode 1936. Lamentablemente no hemos podicloco11s11lt,11


el original de flecha. Según la compilación de Gabriel Del Mazo. l..<1 U,·fw 111,1
Universitaria, ob. cit .. tomo III. pp. 528-562, que reproduce ese númcrn d1· M,·, /111
la encuesta fue preparada por el propio Roca, que dirigía esa p11hli.-ad1111. y
respondieron Julio V. González, Enrique Puccio, Saúl Taborda, ,J11a11 Fllloy. <';11 lrn,
Brandán Caraffa. Juan Zanetti. Horacio Miravet. Antonio Navarro. ,Jos1· Ma11111 rlll.
José Benjamín Barros. Deodoro Roca. ,Jorge Orgaz. Danlo C111u·o. l'a111i110
González Alberdi. Alberto May Zubiría. Vicente Mocciaro, ls111al'I llonlalwlll'11·.
Sergio Bagú. Raúl A. Orgaz, Marcos Meerof, Enrique Barros. Adl'l1110 Mrn1tc·11q.(1 o,
Tom,is Bordones. Emilio Baq11cro Lazeano. ,JosC:· Lúp,·z 1;011zal1·z. l•:111lqtll' H

L
Port11gal. Sergio Mayor y M,1rio Carlisky. En d 1111111,·rn. 111tq~1;11111'11l1· d1·d1t·,11lo ,,
la lklón11a . .-olahoraro11 aslr11is1110 ,J11a11 Laz;irl1·. ll1·,·lo1 1'. /\~•.osll. S,1111111"11
r 1'! 1 Deodoro Roca Universidad y revolución cultural l ..
.,,

EL DRAMA SOCIAL DE LA UNIVERSIDAD exhaustos los ideales culturales de una burguesía que hal>i;i y; 1
perdido -como clase- toda significación histórica. Se empl'zc; .i
hablar del hombre integral, del individualismo de la cultura. di'
soledad creadora. En este punto preciso, llegó la guerra. y ltwgo
de la "crisis" de la postguerra, que en un sentido moral no fue
<:risis, sino otro momento histórico al que ha seguido un cambio
fundamental en la conciencia de la época. Después, la Técnica. y
con ella el olvido de los ideales de la personalidad. El individuo se
ha disuelto en función. Ser es ser objetivo. Ser es ser en relación
a unas cosas. Valer significa tener cosas y poder después conver-
Fue la Universidad, acaso, lo más alto que Europa dio durante el tirlas en dinero. Y esto, por último, signiflca un poder, o posibili-
siglo XIX. Por ello, más que todo, fue respetada en el mundo. dad de vivir. Y éste es el problema que señala la división de dos
Universidad representaba allí, universalización, en una totalidad, i·pocas.
de la técnica, de la investigación, de la enseñanza, del espíritu. Los La "posibilidad" de vivir se ha convertido para el hombre de esta
grandes hombres, con su ejemplaridad y sus teorías habían dado C·po~a en problema central. La seguridad económica se ha proble-
a las universidades la más alta atmósfera y la profunda tonalidad mahzad~ con caracteres dramáticos. Y universales. Porque la
espiritual. Una burguesía rica, optimista, educada en tradición l>urguesia se ha aniquilado como función económica y nutricia.
-limpia tradición, no en turbia y falsa como la nuestra- sostenía Este fenómeno se lo advierte en la Universidad con máxima
todo el sistema. El tipo moral del hombre burgués dio a las C"laridad. El estudiante medio que a ella concurre llega, en cierto
escuelas los valores morales que les caracterizaban: técnica, •11odo, proletarizado. La inestabilidad de la clase a que pertenece
ciencia, enseñanza de Estado. Y como cima de todo -flor y tambkn v la inseguridad de la vida son, a la vez, impulso y contención. y
fruto- se movía el ideal humanitario que Humboldt bien definiera: <wasión para su desborde. De esas fuerzas y de su dramatismo ha

el ideal de la personalidad, realizándose en el plano de una 1rcibido Hitler el poder dictatorial.


educación estético-humanística. El Estado-Fuerza era tambli·11 La técnica y su conciencia social -junto a la proletarización-
Estado-Idea. Su concepción del hombre y del universo era entn· 11an disuelto los antiguos ideales de la Universidad. Constituye
gada a las universidades para su propaganda y realización. .11111 el_ "pri_1?er" prin~ipio de la clásica institución ese maridaje de
Pero, mientras el Estado, a lo largo del siglo XIX, va despoj.in H1vcstigac10n_y ensenanza. Pero se ha transformado en investiga-
dose, poco a poco, de su carácter cosmopolita y humanista y s«· ,·ion Y ensenanza de "técnica", de "cosas". Prácticamente la
desarrollan los gérmenes nacionales, la Universidad sigue dictan l l11ivcrsidad ha dejado de ser la formadora de hombres, la
do normas y realizando totalidad. Su fundamento apenas varía. t•:I 1
< • 1gcndra~ora de grandes ideales. Se resigna a ser la gran expedí-

glorioso sistema parecía dotado de vida perenne. ' lora de trtulos y renuncia a la gran ambición que hiciera su
Pero, he aquí que al avanzar la segunda mitad del siglo. p_;isada grandeza. La Universidad tiene las mismas grietas que el
aparecen en el escenario de Europa dos hombres, obstinados y l•.sL1clo. Dentro de ella una minoría heroica -gloriosa superviven-
terribles negadores, provenientes de las más diversas concq)('lo ' i;i, sin duda- se afana y lucha por salvar siquiera su antiguo
nes filosóficas y diferentes por sus ideales morales. Y niegan loM cl,Torn. ;,Se salvará? No lo creemos. Por lo menos dentro de la
valores culturales y humanos de la Universidad y del Estado. .wlt1.il vigencia social, áspera y declinante. Todo depende, no
Ambos se apartan de los ideales normativos: Marx. social: Nll'lzs 11
hsL111h-, dl'I rumbo que tome el Estado, del cual es casi su
•, 111lir;i. Así y todo, 110 se olvide que el hombre está elaborando una
11
che, en nombre de una cultura que tenía que convcrtirs1· 1·11 sa11~11·
y en gesto. Siguiendo a este último, una minoría <·01111·11w 11 "111wva nllt11ra".
aflrmar que había en el mundo algo mús qu<' lo 11aclo11al. Y loN l'no si aqtwllos ckmcntos actúan en la "gran crisis univcrsi-
tcúricos pn>ccdentcs de Marx miraron <·01110 d1·flntt lva11w11tr l.11 l;i" d1· 1·stos días, aplil';111do11os a ohs<'rvar d krtún1t·no univcr-
l'.'t, Deodoro Roca
Universidad y revolución cultural 1.-',

sit.11•io argentino tenemos que hacer un gran esfuerzo de acomo-


cl;id{m a nuestra gran penuria. socrático. ¡Para establecer ese tipo fecundo de relaciú11 c·111 1e·
1<:sto no es "una cosa nueva". maestros y discípulos -vano empeño en un tórrido mundo e lc-
La Universidad, salvando lo que haya de salvarse, ha sido aquí simios- se acusó la rebeldía reformista!
una cosa de aproximación, un remedo, una imitación, en algunos ¿Puede hablarse al cabo de 18 aúos de que el movimic-1110 lio1
aspectos deliciosamente cómica. Pero, en su totalidad, penosa. fracasado? Por lo menos parece haber caído en un impw;_,.;, •
Un grupo de jóvenes sintió en el 18, a lo vivo, el descontento de prolongado. Pero no ha sido estéril. No habrá logrado, de momt· 11
esa triste bufonada que era la Universidad, pretenciosa y estéril. to, un objetivo concreto o formal, pero el movimiento ha servicio
Y de ese descontento nace la Reforma. pa_ra señalar con diamantina claridad el proceso de un mal, cuyas
Hay que recordar en esta ocasión, con claridad, sus orígenes. ra1ces entroncan en lo social. Y ha adiestrado generaciones
Se olvida, con harta frecuencia, que la exigencia inicial -¡maes- maduras ya para hacer y regir.
tros!- sigue justificando, frente a la realidad, la primera posición Aparte del espectáculo grotesco que ofrece la Universidad.
reformista. ¡La misma penuria, la misma falsificación! merced a su penuria y falsificación, hoy se sabe que no habrú
¿La Reforma es la culpable del actual estado de cosas? ¡No! Ella verdaderamente Reforma mientras no se reforme profundamente
ha servido sólo para desencadenar un movimiento de defensa más la estructura del Estado. ¡Y esto es lo más importante! En el 18 era
vasto. Este aparato defensivo ha salvado no a la Universidad, sino un "sentimiento"; acaso un atisbo. En el 36 es un estado clarísimo
a "esa" Universidad. Al árbol hay que juzgarlo por sus frutos. de conciencia y una voluntad inequívoca.
Salvando lo que haya de salvarse, la Universidad Argentina sólo Lo social, sí. Pero, el hombre también. No todo ha de resolverse
produce "apuntes". Es su gran producción científica. ¡Apuntes!. .. <'n el simplismo -dramático, sin duda- de lo político. Se denuncia,
Todavía sus profesores siguen apeteciendo cátedras, no por la ahí, flagrante, la "crisis de una cultura". El problema político se
enseñanza, sino por la "clientela". Las universidades, ciertamen- 1orna inseparable del "problema de la cultura". He aquí una zona
te, no son aquí refugio del pensamiento vital. desatendida en el paisaje de la Reforma. No verla con anticipada
La Reforma expresó, desde el comienzo de modo sin duda claridad sería, a esta altura, un mal síntoma.
oscuro, un disconformismo radical y total. Como diría gustosa-
mente Ortega, su programa era "un repertorio vital". Se ciñó a un
problema de maestros. Alguno dijo que la "Reforma" era un !Mecha 14, 15 de junio de 1936. Lo tomamos de la compilación de Gregorio
11.,rmann, El drama social de la Universidad, ob. cit .. pp. 57-62.]
camino que iba a dar a un maestro. ¡Dramática y dolorosa
peregrinación en busca de un maestro! Eso fue, inicialmente, la
Reforma Universitaria.
Se ha tornado después, por virtud de la misma ambición, en
programa de Reforma educacional total. Y luego, de profundo
cambio social.
Confluencia fecunda de un alma de maestro y de un alma ck
alumno, esa ausencia de que padecía y sigue padeciendo la
Universidad argentina. Y americana.
Nada más extraño a esa aventura que la presencia, por una
parte de un dómine, y por la otra, de un alma servil. Esta rdaC'lú11
repugnante era característica de la Universidad anterior al I H.
Contra ella se levantó una generación defraudada.
Disciplina viene de "aprender". Pero enscúando se· aprc11d1·, y
aprendiendo "se enscúa". Sólo así era posible cnscftar 1·11 11··r111t110
CULTURA Y FILOSOFÍA
Cultura y filosofia

Universidad Nacional de Córdoba


Facultad de Derecho y Ciencias Sociales

PROGRAMA DE FILOSOFÍA GENERAL

Dr. Deodoro Roca


Profesor Titular

LA FILOSOFÍA MODERNA

l. Los problemas de la filosofía.


II. Antecedentes. La filosofía griega. El Renacimiento.
III. El desarrollo general de la filosofía moderna (siglos XVII y
XVIII).
IV. El criticismo. Kant.
V. La época romántica de la filosofía.

LAS ESCUELAS POSITIVAS

VI. Antecedentes.
VII. Comte.
VIII. El retorno a Kant.
IX. El materialismo histórico.
X. El principio de la evolución de la filosofía del siglo XIX.
XI. Spencer.

NUEVAS ORIENTACIONES

XII. El predominio de la psicología - Wundt.


XIII. Nietzsche.
XIV. El pragmatismo. James.
XV. La filosofía naturalista. La energética.
XVI. El tH'O<Tilil'ismo franc{:s.
1:\'/, Deodoro Roca Cultura y filosofía 1.11

LA ACTUALIDAD IMPULSO Y CONTENCIÓN

XVII. Tendencias religiosas, místicas y metafisicas.


XVIII. La escuela de Marburgo.
XlX. La teoría de los valores.
XX. Bergson - Croce.

[Lo tornarnos de la edición oficial de la Universidad Nacional de Córdoba. Fue


impreso en Córdoba. Imprenta Félix Marzano. en 1920.]
"El hombre", ha dicho Nietzsche, "prefiere siempre la embriaguez
a la nutrición". Opta por la felicidad plena antes que por la justicia.
El hombre quiere, ante todo, ser feliz. Pero ese afán primordial
parece, a veces, vergonzoso y se lo enmascara, entonces, púdica-
mente. Se confiesa, a lo más, el deseo de una sociedad justa y
equitativa en el reparto de bienes y derechos. Pero, en definitiva,
se opta siempre por la felicidad. El dramatismo de la Historia nos
ofrece el espectáculo de una contradicción tenaz, que alumbra en
lo profundamente vital del hombre: la de la felicidad y la cultura.
Con cierta periodicidad el hombre se siente oprimido por la
cultura que él mismo ha creado. Transcurre incómodo, molesto,
entre las ideas e invenciones que ha producido. Este sentimiento
de aparición frecuente en la historia se agudiza en ciertas épocas.
La nuestra es una de ellas. El hombre de estos días se hace la
misma pregunta de Rousseau: "¿Hace la cultura mejores y más
justos a los hombres?". Con cierta regularidad el hombre se ha
preguntado siempre si la mayor cultura le proporciona más dicha.
Y casi siempre el margen de insatisfacción del hombre le ha
dictado una respuesta negativa. ¿Por qué?
Hemos de abandonar toda hipocresía y afrontar denodada-
mente la cuestión. La cultura -sobre todo la que da sentido a
nuestro tiempo- se ha olvidado de la felicidad a la que ha dejado
1·11 último término. Pero de este impulso humano a ser feliz
apartado a extramuros- ha recibido la cultura, y tiene aún que
l'l'cihir los ataques y objeciones más formidables. Han de venir de
; 1l11 las crisis más agudas. Ha habido momentos de esas objeciones
1·11 q11e ha peligrado -y aun perecido- toda una cultura. Por ahora,
l'xamíncse, simplemente, las múltiples formas de abstención del
11 ullviduo medio a participar en la obra histórica, sus intentos por
1·vadlrs<' dd mundo cultural que lo rodea. Late en todo ello el afán
11!- la ldiddad plena, que reacciona, se defiende, se subleva contra
ti 1"11lt11ra hl'<'ha y consolidada, contra las limitaciones excesivas
1 \ 1 Deodoro Roca
Cultura y filosofía 1 I',

d1 · Lt sociedad y la ley. El hombre social vuelve a sentirse


i11<·<>111odo. desdichado, en medio de una civilización sin igual. NIETZSCHE EN ITALIA
,:,l'or qué, si casi posee la omnipotencia?
La vuelta a la naturaleza, el culto al deporte, la inmersión en el
placer inmediato y momentáneo, la sinceridad cínica, la violencia
anárquica, la locura incluso, y tantas otras expresiones de la
heterodoxia contemporánea definen la pugna exasperada entre el
mundo de la cultura y el afán de felicidad, característico de
nuestra época. Todas las herejías anticulturales proceden de esa
fuente. O de esa herida.
Hay que examinarlas profundamente. Y hay que tener en "Gustoso" libro éste de Guy de Portualés. Comento de aquel
cuenta, con todo, que el heterodoxo representa siempre anhelos deslumbrado viaje a Italia del joven Nietzsche hacia el otoño de
humanos que -diría Freud- han quedado reprimidos o eliminados 1876. Un tren en marcha hacia Génova. Encuentro de la rubia
de la normalidad. Por eso es que, a veces, toman formas monstruo- Isabel von der Phalen con el joven profesor de aire enfermizo, en
sas, patológicas. Ahora bien; si la cultura quiere perdurar ilesa o, uso de licencia, que ha escrito algunas "consideraciones inactua-
al menos, evitar agresiones que exijan una defensa continua, ha les" -poco conocidas- y ha despertado cierta curiosidad con un
de encararse con el problema en toda su verdad, conceder su part1· l'nsayo -menos importante, pero más conocido- El origen de la
de razón a esos impulsos e incluirlos en su mismo ámbito, en Vl'Z tragedia. El joven viajero se avergüenza de pasar por hombre de
de pretender aniquilarlos o expulsarlos, en vano, por la violencia. ldras y oculta su condición. En el estrecho vagón, Isabel y el
Por pretenderlo, la civilización -en este formidable conflicto profesor, hablan ... hablan toda la noche. Bajo la luz mortecina se
parece a ratos, a punto de zozobrar. l'11cienden fuegos extraños. A ratos callan, en silencios estreme-
¿En qué medida han de incluirse esos impulsos? ¿En qui· <"idos. Él habla y calla como nadie en Alemania podrá hablar y
dirección han de aprovecharse? Éste es problema que encarar<' ,·aliar. Ella "quedará para siempre deslumbrada". En el viajero
mas en otras notas. , ·11férmizo, solitario e incógnito, al fulgor de una charla improvista,
11.1bía descubierto al genio. Así, prendido a los ojos de una mujer,
;inibillando la turbia noche del vagón con puñados de ideas
[Lo reproducimos de El País, 21 de diciembre de 1930, p. 6. También p1wdr
encontrarse en la segunda compilación de Gregario Bermann. El drama sociul ,/,• 1111·andescentes llega al sur Federico Nietzsche. Y atraviesa la
la Universidad, ob. cit .. pp. 63-65.) lrnntera de Italia sin que los aduaneros se den cuenta de que se
i11lniduce por ella el hombre más peligroso de Europa. No reparan
('11 d optimismo cósmico de ese hombre enfermizo -ignorado,
<'X plosivo-y al abrir su inofensiva maleta tampoco reparan en los
, wrviosos manuscritos de Zaratustra: el larvado pensamiento
1llosúlko contemporáneo, los gérmenes de toda rebeldía actual. Y
.1,·,1so d mismo lo ignora, entonces. Bajo la llama del surmeridio-
11; 11. 1·n·ccrán. se multiplicarán e inmortalizarán. El norte ha sido
¡ 1;11,1 i•l "una larga libresca". El sur hará de Nietzsche una perenne
,·c;,·11,·b de pensamiento libre.
º'Los 111am1s1Tilos que lleva encerrados en su maleta", dice Guy
,¡.. 1'011rtak-s, "son una dinamita capaz de hacer saltar la tierra".
: ;¡ 1l,wnla saltar de alegría. Porque, ante todos, este viajero
111111<·.i aba11do11ado por "su sombra" lleva la muerte consigo. r-:s
............. .,,,,,,, ........... ,.. ,,,u,n

r l'.IG
Deodoro Roca Cultura y filosofia 1 1/

·r· lleva consigo la profunda alegría de haber hallado al vivir un de gondolero, en silencio, estremecida por confusa felicidad. , .l ..1 1

deCI. oía allí?".


·do· el optimismo. Perpetuo moribundo, proclama la alegría a
~DIt · . Más tarde, cuando el filósofo, ya loco, era llevado a Ak111,111la.
la vida. Los felices, l?s afortunados, son quienes más piensan en
la muerte, los que mas le temen. En cambio -dirá Nietzsche alguna en su último viaje, le oyeron cantar desgarradoramente la canl'i<,. 1
vez-los enfermos, los miserables, no tienen derecho a ser pesimis- de Rialto.
esde el fondo de su salud precaria él ha emergido trayendo
tas. D d
el explosivo que ha e hacer añicos el viejo miedo a la muerte. y
[Lo tomamos de la compilación de Santiago Monserrat. Las obras y los días. oh. ctl ..
también esa dosis de suave melancolía que acomete al hombre de pp. 98-100. Fue publicado en 1930.]
hoy: la de no poder vivir lo bastante para conocer las maravillas
del pensarni~n~o y del mund~.
El sol rnend10nal ha prendido en su alma. El norte hizo de él un
filólogo y un filósofo. El sur hará de él un poeta. La chispa de ese
sol ha desencadenado el gran espectáculo. Desde entonces,
dramáticamente, Zaratustra tomará posesión de la inteligencia
contemporánea. Aparecerá un nuevo sentido de la vida. Antes que
animal sabio, o animal religioso, el hombre es un animal que vive.
YNietzsche es, ante todo, un hombre que se siente vivir al borde
del no vivir. La muerte es su atalaya. Domina desde ahí, con
amplitud, todo el pai_s_aj~ vital. Avi~ora en lo más menudo y
olvidado. y tiembla de Jubilo cada manana en la que aún se siente
vivir. YviVir, para Nietzsche -pobre, ignorado, enfermo, amenaza-
do de ceguera, de locura- no pudo ser ya otra cosa que extender
orelmundo su magnífico tesoro mental. Nadie vio como él desde
ias riberas del no vivir, desde su exaltada "agonía", con claridad
más nueva y profunda, la riqueza vital del mundo. Construir
sólidamente ante todo. Porque "construir es afirmar que se vlVI'
fuertemente".
Exaltado y fecundo viaje es éste, por las deslumbradoras
. rras del sur. Los jugos vitales de la poesía han entrado en la
tie
sangre libresca d e1viaJero
.. que pasa con su sombra y se aclaran t·n
los ojos reídores Y pr?_fundos de Zaratustra. ¡Alegría! ¡Alegría! Jt:1
Universo rinde tamb1en su orden y su secreto musical. En cst«-
viaje memorable, Sán~hez ~vero nos lo presenta apoyado en d
pretil del puente de Rialto: El raso de la superficie se desgarra
bajo la cuchilla de los vaporcitos, y en las riberas se apaga d
chapoteo de un incipie~te oleaje ... ~ melodía veneciana pone c·n
vibración el alma de Nietzsche, fino mstrumento eolio. Un soplo
isterioso llega de repente y arranca a sus cuerdas resonandaN
~sólitas ... el escenario de Rialto se transforma mágtcanwnt<· r11
un templo ... ". "Y en este templo", escribe Nietszcht·, "mi almu,
arordcdrarpa, se cantaba, lnvlslhlcmcntc conmovida, 1111 canto
1 11! Deodoro Roca
Cultura y filosofía 1:1•1

1A META DEL SUPERHOMBRE


ños, pero "todos iguales". Y a quienes acomete con más vigor c·s ;i
los que rebajan lo superior al nivel que les acomoda y sifúa11 c·I
resto del mundo escalonado bajo ese arbitrario nivel qu<' 1·s c-1
suyo. Fue a éstos a quienes puso esta inmortal papeleta: "filisl«·os
de la cultura". Y rechaza también a los hombres de socil'dad
-irremediablemente mediocres-, a los ruines, a los bufones. a los
desesperanzados ... a los capaces de reacción, nunca de acciú11 ...
y los contrapone al individuo de máxima pujanza, de intensid,111
plena y rica, de "grandeza interior". Si todos los hombres son of r, ,s
La gran filosofía de nuestro tiempo está penetrada de esencias
tantas voluntades de afirmación y dominio -aun comenzando por
nietzscheanas. Brotada, silenciosamente, de sus gérmenes. Pero,
los que afirman su misma esclavitud- el valor supremo vifal
aquel gran solitario, un día abandonado del mundo -al que unos
radicará en aquellos cuya voluntad de poder sea más fuerte. l'or
pocos amigos lejanos atendían-, el que vino a formular una nueva
eso el "superhombre" es para Nietzsche la corona del mundo.
valorización del hombre y de la vida ¿no sigue aún solitario?
Pero ¡cómo se falseó su concepto de superhombre! No faltaron
Sus deseos se han cumplido. No se agrupan sus amigos,
quienes -los más ruines- sólo vieran en esta aflrmación (le- la
porque no deben agruparse. Sus adversarios sí, el rencor es en
.l!;randeza básica un trivial fenómeno de soberbia. ¡Como si I.1
ellos secreción de la glándula gregaria. Los primeros toman el air<'
ltumildad de los que así pensaron no fuera de raíz putrefacta! Es
en las colinas del pensamiento. Los segundos van con los ojos
que esta grandeza comienza por nutrirse de alta disciplina, d1·
hundidos en los tremedales de la amarga impotencia. Devorados
dolorosa eliminación de toda facilidad, de toda pendiente hacia lo
por el "presentimiento" que envenena las fuentes calladas dl'I
1ilando, hacia lo injusto. Grande es el hombre fuertemente enea
pensamiento contemporáneo. Del lado de Nietzsche se alistan los
dc·nado por su propia libertad, el apto para regirse y regir a los
que "son". Nietzsche es para el mundo de los que aspiran al sosi<'gc,
e >Iros, aquel que cada día -vidente- sorprende en sí mismo, no 1111. 1
ordenado y a la "felicidad perpetua", como ese negro toro que d1·
111<"dia ganada, sino una proclividad a resistir, un signo nuevo a
repente asoma en los paisajes bucólicos, donde se merienda y s1·
cl<'scifrar. La grandeza del hombre se mide por su sabiduría 1·11
ríe según las normas. Es de los que derriban ese tinglado ético q111·
v.tlorarse como se valora un ente ajeno. Ha de estimarse con la
coloca en una dicha presente -o futura-todo el sentido de la vida.
111 isma frialdad con que se estima un ser aparte, de espaldas a t oc 11,
Este concepto de la existencia humana no puede decidir s11
c-logio, o censura exterior. Ha de medirse también por su capaC'I
valorización, estructurar la jerarquía. No puede ser valorado, 1·011
d.1d de ayudar a los otros. Y no por lástima o por goce, sino por
mira hacia un eterno epílogo feliz, incontrolable. Sería explirn1
•,1qwrabundancia de energías. Y ha de saber tratar a los dé·bilcs
una vida por lo que la destruye. Sería como afirmarla <'n s11
1 ·c>1110 ckbiles. Ya los iguales en vigor con la misma rigidezych1r<"z,1
negación.
e JI w a sí mismo. En suma: esta grandeza se mide por las rcspo11
Para el solitario de Sils María, ni la felicidad -ni siquiera 111
•,;iliilidadcs que arrastra ... Por eso no es posible creer en la
virtud- puede proporcionar una escala de valoración venladn11
1,1 .111d<"za de un hombre a quien sus opiniones y sus actos no lo
1

Para ello sirve únicamente la propia "grandeza interior". No lo q111·


•,1111.111 frente al supremo riesgo vital. ¿Es esto soberbia? No. Es
se posee sino lo que se es. La vida de una sociedad alcanzara s11
.1L111 de· exaltar al hombre, de hacerle dar el máximo de rcnclimh-11
legítima cumbre cuando en ella sea posible que se prod11zl'a 1111
111 l'spirit11al. Y de despojarlo de toda farsa. Es dejarlo solo y
elevado número de individuos patentemente grandes. Y <'S maµ, 1IC"s111 ulo ante su propio -inapelable- tribunal.
nífico el ímpetu con que Nietzsche sale al encuentro de esas "al111a11
de todo" como llama a los "niveladores", a los que consid<'ra II a 1011
hombres como de una misma talla: todos grandes o lodos p1·q111· 11 "111111,111111s cid orlgl11al 111e•,·;11wgral'i.tdo (Archivo Crisli11a Hol';i). hw ,·s,-rllo rl l 'J
ol,· ,111111 clr 11 1:11 1
l•ltl Deodoro Roca Cultura y filosofia 1·11

DE GOETHE A FREUD hubiera cuidado bien de condenar la tesis freudiana fu11cbd.1 c-11
la fuerza de los impulsos inferiores. Pero era, al cabo, un t·sp1rlt 11
del siglo XVIII. Reclamaba, ante todo, orden, método. claridad.
Claridad, sobre todo. No le gustaba que le embarullasc11 los
pensamientos. Tampoco, que le corrompieran las oraci<HH's.
Acaso este olímpico habría considerado irrespetuosa esta asocia
ción de nombres. Pero el jurado berlinés acaso vea mejor y se 11ay, 1
dicho: "qué más da Goethe que Nobel". Lo cierto es que del dominio
espiritual de las ciencias médicas se acata y se ensancha. y
transpone claros límites. En Alemania el médico prima sobre el
El más egregio premio anual de literatura en Alemania es el premio artista. En el mundo moderno -en este mundo después de la
"Goethe". El último fue concedido no a un literato sino a un guerra- cada vez más cargado de sombras, cada vez más sumer-
médico. El caso de Freud, conquistando con sus libros de psico- gido, la lámpara de Freud -prodigioso minero de lo inconsciente--
logía médica al premio "Goethe", hará meditar a los literatos es de las pocas que alumbran los laberintos de las almas contem-
inexpertos que creen en los cotos cerrados y cándidos de la poráneas. La "luz" de Goethe, en rigor, iba hacia arriba: hacia
literatura. La decisión de los jueces alemanes les parecerá extra- arriba también las gentes de entonces, aquellos días escapados
ña. Igual extrañeza habría acontecido, por ejemplo, a los escrito- del siglo de las luces. Y "hacia abajo", hacia fondos abismales, van
res del "naturalismo", si la Academia Francesa hubiera dado el los hombres, los "hombres topos", los hombres de esta edad de
premio de literatura no a Emilio Zola sino a Claudia Bernard. Es lodo y hierro. Sólo puede reconocerlos y seguirlos el haz mús
que el caso tiene alguna semejanza. Toda una literatura se ha apretado y cauto de una lámpara de minero.
nutrido y se nutre en los libros prismáticos del genial psicopató-
logo vienés. Entre el arte y la ciencia -sobre todo en la particular
"manera" de ciencia de algunos hombres- hay fronteras de muy !Lo tomamos del original mecanografiado (Archivo Cristina Roca)_ Fue publicado
dificil determinación. Cierto es que la maravillosa personalidad de en Et País, el 17 de mayo de 1931.]
Goethe es tan varia que un premio puesto bajo su advocación
puede favorecer a los más diversos ingenios. Y el "doc Fausto" bien
podía tener simpatías por el doctor Freud. Y si no el inmortal
compañero de Mefistóteles, alguno de sus discípulos, al menos
pudo ser un apasionado cultor del psicoanálisis. Recordemos los
impulsos y las aventuras del glorioso rejuvenecido. A poco senti-
remos que de lo profundo asciende un vaho freudiano. Los hilos
de esos sueños ... los eléctricos caminos de lo subconsciente ... el
plan del sueño como deliberación; los "trucos" para llegar hasta d
fondo de la verdadera naturaleza humana. Pero convendría
deducir del conjunto de la obra goethiana la verdadera y posible
actitud de Goethe frente a Freud. Imaginemos que Wilhdm
Meister hubiera encontrado en sus años de aprendizaje un doctor
tan endiablado como Freud. Cuánta leña para la hoguera ch- sus
pasiones, cuánta justificación para el absurdo, cuánta. n1ú11ta
seguridad en el abandono a las corrientes calladas del i11c·o11sc·i<'11
ll'. l•:s posible que Gocthc -1'! homl>n· dt· la prodigiosa razi'l11 st·
sesnnencsscnscee111N1tWl••••••••••••••••..·•..II

Cultura y filosofia 111


Deodoro Roca

LOS ÚLTIMOS ROMÁNTICOS


EL PSICÓLOGO DE LA NEUROSIS

Decía hace poco Julián Besteiro que los socialistas son los últimos
En un estudio reciente -"La pos1c10n de Freud en el espíritu
románticos. Indudablemente, los gérmenes románticos que han
moderno"- destaca Thomas Mann, flamante promoción Nobel,
de desarrollarse en el siglo xrx encuéntranse ya en Kant. En sus
cuánto deben al psicoanálisis la literatura y el arte moderno. La
ulteriores enlaces con Fichte y con Hegel. Y aun antes, en ciertos
obra de Freud ha desbordado los cauces médicos y es ya una
oscuros recodos del muy racionalista siglo XVIII. El romanticismo
corriente mundial. El "psicólogo de la neurosis" está estrecha-
se señala por una afirmación del "impulso" individual, por la libre
mente ligado al nuevo romanticismo. Lo mismo que éste, al
expansión de la conciencia humana, cuando rompe sus ligaduras
psicoanálisis dio sustancia a la revolución del "atrás", la vuelta a
con la Edad Media. Es por esto que la irrupción romántica en el
la revelación de lo nocturno caótico, demoníaco; en fin, a lo que
campo social y político equivalió a la fermentación de la democra-
verdaderamente cuenta como decisivo en un vasto territorio del
arte moderno. cia. El romanticismo realizó un tipo de progreso intelectual y
moral que hizo posible la afirmación de la democracia. Pront~ se
Pero es singular que Freud haya hecho su camino "solo", sin
ven aparecer en la literatura ciertos temas que poco antes hab1an
abrevar, como parece, en ciertas fuentes coincidentes de la gran
literatura: Nietzsche, Novalis. despreciado los escritores. Afirmase en ellos el hallazgo de un
mundo nuevo. Schiller hace épico el tema de los "bandidos"; Víctor
Pero acaso éste aisladamente dio cierto sabor nuevo al fruto de
Hugo, el de los seres deformes; Espronceda, el de los piratas ... Es
sus investigaciones. En el estado contemporáneo de la cultura
una muestra formidable de ese tipo de explosión romántica que,
Freud reconoce los típicos efectos de una Verdrangunsnurose.
si a veces no tiene medida, ha creado, en cambio, el romanticismo
Nuestra aparente perfección -fragilísima- se parece al estado de
político de los Derechos del Hombre. Después Carlos Marx ha de
un neurótico que tuviese agotado su deseo de curación y que se
apoyarse en Kant para construir su sistema. Pero no olvidemos
resignara a vivir arrastrado en el tumulto de sus síntomas. En este
por eso que el Romanticismo ha tenido extravíos. Ciertamente,
oscuro tumulto de la vida contemporánea Freud asoma con sus
hubo momentos en que llevaba en sí los gérmenes de la regresión,
ojos luminosos y analíticos. La luz que trae se llama "conciencia
los síndromes de la indisciplina, la turbia doctrina de los poderes
de la oscuridad". Los innombrables y silenciosos demonios intc-
absolutos. Los que han estudiado a conciencia el "estúpido siglo
rtores se alumbran con la palabra abismal que los nombra. Los
x1x" lo saben muy bien.
saludables frutos freudianos -alimento de un futuro mejor- s<·
llaman: claridad, libertad, sinceridad. l lay quien cree ver una contradicción entre el sentido generoso
y libre -rasgo predominante- del movimiento romántico y las
~loctrinas socialistas, demasiado sistematizadas y dirigidas hacia
[Lo tomamos ddo:iginal mecanografiado (Archivo Cristina Roca). Fue csnito l'I
la organización del hombre en un cuadro colectivista. Quienes lo
domingo ¡ 5 de d1c1embre de 1929.1 afirman ignoran sin embargo que el socialismo ofrece un campo
1·xtc11sísl1110 a la iniciativa individual en beneficio de la justicia.
Las l'01HJt1istas parcial<·s del socialismo -que algunos mcnospn·-
nc nnmnnnnnn:1111111111111:rnrr::rvrv1111ftfftft 1111111111111 tfetff~

r 11·1

l'ian- suscitan nuevos desarrollos, nuevos incentivos y proble-


Deodoro Roca

111,ts. La conquista de la Cultura es uno de ellos. Por la conquista


Cultura y filosofia

MARXISMO Y ANARQUISMO
l·I'•

de la Cultura se llegará al Estado Socialista. Y a la perfección


espiritual de la masa. Pero nuevas cuestiones y aspectos :itales,
no previstos en la ortodoxia, solicitan e imprimen rumbos d1ver~os
-y aun circunstanciales- a la acción del proletariado. Y e~ta la
variadísima cuestión de los medios. Las soluciones revoluc10na-
rias no pueden ser las únicas. Unas veces se necesitará la
violencia. Otras veces. la obra lenta y sistemática. El socialismo es
una corriente continua. Unas veces profunda y desmandada. Las cuestiones fundamentales del marxismo se titula el libro del
Otras. tranquila y ordenada. Pero, la única fluente y viva. Es -y famoso teórico ruso, Jorge Plejanov, que acaba de traducir una
será cada vez más- la corriente central de nuestro tiempo. La prócer biblioteca española. El original ruso fue publicado en 1908.
única que va a desembocar en la historia. Los que andan por ella Es inexplicable que durante más de veinte años haya permanecid<,
van tocados de un sagrado estremecimiento, el estremecimiento desconocido para el público español. Es incomprensible ()11<'
del tiempo nuevo, de auténtico sabor romántico. Saben que recién a los veinte años aparezca esta versión. Sobre la obra <I<'
llegarán. Van poseídos por la confianza de su destino. Son los Marx y Engels se han escrito millones de volúmenes. Al influ_jo di'
últimos románticos ... su doctrina se han movilizado millones de hombres, han caído
imperios y han nacido otros. Y de todos cuantos han hablado dt·
ellos acaso ninguno tan valioso como Jorge Plejanov. Nadh'
[Lo reproducirnos del original mecanografiado (Archivo Cristina Roca). Fue publi-
cado en El País. el 5 de abril de 1931] 1
1
estudió más minuciosa y profundamente las teorias marxistas.
Estudio critico y comparativo aireado con las ideas políticas y
füosóficas del momento histórico en que apareció.
Para Plejanov la teoría marxista reposa en la filosof'ia d1·
Spinoza. O, más bien, en la filosofía de Spinoza después de haber
pasado por Feuerbach. Es decir, en las filosofías materialistas. Al 1i
donde se deshace el punto de partida de la filosofía idealista que
es el Yo, para ser el Yo y el Tú, Yo para mí, pero simultáneamcnlt-
Tú para otro. Ser sujeto y objeto, al mismo tiempo. Feucrbacl 1
apunta los fundamentales errores de la teología spinoziana y
procura salvarlos para fundamentar su humanismo. Marx y
r<:ngels adoptan. precisamente. este humanismo. Pero con la
diférencia esencialísima de que mientras Feuerbach dice qui'
nuestro Yo conoce al objeto "exponiéndose" a su acción, Marx n1·1·
que nuestro Yo conoce al objeto "actuando" sobre él. CrPc que el
hombre Ilq~a al pensamiento principalmente por las scnsaciorw1,
que experimenta en el proceso de su acción sobre el n11111do
1·x1<..-ior. Es por esto que el materialismo de Marx y En~cls dcvk1w
1111a doctrina 111:,s amplia que la de Fcucrbach. Mh'ntras 1;sla
1·onsidcrn que hay que b11scé11" 1·11 la cs1·ncia hu mana la cxpli<"adú11
d1· l;is idl'ologías -y qt1<' esta "cs<·1wia h11111a11a" n·sid1· siilo 1•11 la
1·11, Deodoro Roca
Cultura y filosofia
1·1 ;
1·01111midad del hombre con el hombre- Marx señala las causas de
l'sta comunidad en las relaciones que los hombres adquieren ciosa crítica, el valor de esas d t . .
('Jlt re sí. O, lo que es igual: que la "esencia humana es el conjunto táctica y la moral anarquistas L?c nnas. Y estud1~. 1,_1111lii1·11 l.•
ele todas las relaciones humanas". conclusiones rigurosame t . ega, :n agudo anahs1s. a <'sL1s
Sobre esto dice Marx: "En la reproducción social de su vida los peculiar del anarquista, q:eeloa~~~~=~· en tua~to ~ la "l,11'111'.i"
hombres se encuentran ligados por ciertas relaciones indispensa - lodas partes- precisamente lo contra:~ adcanzar s1empn· ··.Y 1·11
bles, independientes de su voluntad: por relaciones de producción !'Onseguir. y en cuanto a la :.moral" -t b ..e lo que_ se propon,·
que corresponden a un grado determinado de la evolución de sus quista-quesepareceatod am ien pecuhar del a11ar
fuerzas productoras materiales. El conjunto de estas relaciones ;ihrmando que -por todo o, me7os a un~ Moral. Plejanov ll'n11i11a
de producción constituye la estructura económica de la sociedad, •m hijo de la burguesía U e~~--~ anar~msta es, auténticam('fl I i·.
el fundamento real sobre el cual se eleva la superestructura ;iquélla se desentiend~ o~ a~:r e~nutndoydescarriado, dcqul1·11
juridica y política". Las relaciones jmidicas y políticas, engendra l1ijo pródigo. Al proletariado-du~~enza. No pocas vec~s res1~lta d
das por una estructura económica dada, ejercen una influencia 1,astará soplar para deshacerlo. ~~:~a:ero de!ª s1tuacio11- 1«·
decisiva sobre toda área psicológica del hombre. A la vez, la vida l'l1alquier parte. n Rusia, o como <·11
económica se desarrolla al incremento e influencia de las fuerzas
productivas. Fuerzas que se transforman naturalmente. Y Junio
con ellas todo lo que sobre ellas se ha edificado. La transformaC'l,111 1lo Iornamos de El País, 19 de octubre de 1930)
aparece según un ritmo más acelerado o más lento, conforme a la
velocidad con que se opere el cambio de las fuerzas productoras.
Las relaciones de propiedad que van estableciéndose en el grado
que determina el desarrollo de las fuerzas productoras favon·<'«'II
el crecimiento de estas fuerzas durante cierto tiempo. Pero <l<·s
pués lo dificultan. Esto crea un sistema de acción y rca<'l'lf111
recíprocas entre las fuerzas productoras y la economía sodul.
Entonces es cuando aparece el sistema político y, si bien l11l111y1•
sobre el movimiento económico, es de advertir que anh's htr
creado por él.
Estas son las caracteristicas de la teoria marxista que l'l1·ja11ov
estudia en este denso y, a la vez, discutido libro. Pero no parn 1'11
ello. Partiendo de esas bases analiza también las dod rl11as d1•I
anarquismo. Éstas han arrancado del mismo origen. T1<·111·11 111114
lejana y común ascendencia filosófica. Pero llegan a n·s1ill11d1111
diametralmente opuestos.
El padre genial es Max Stirner. Y éste se apoya, en di·d o, 1•11111 ..
afirmaciones de Feuerbach c~ando extrae la cons<·1·w ·1 H'la I Ir '}' 111
para el individuo sólo existe El mismo. Y así afirma q111· 1·s a 11:I ,t
quien debe atender solamente. Esta zona se il u 111!11a si 11g11la 11111•11
tecn la obra de Plejanov. Estudia, además de las h'orias 11«-Sll111rt,
las del pequeño-burgués Proudhorn. Y las dd <'olt-dlvlsla ll11k1t
nin, para quien el comunismo es la rwgadú11 ch- la lll><'rtad. 1>r11dt
d p1111to de vista m;is 01·todoxa1111·111<' marxlsla. n·vtsa. 1·11 11111111•
Deodoro Roca Cultura y filosofía 1·1'1
J,\H

HITLER Y CHARLOT se disponen a celebrarlo hoy obsequiándolo con la rdulg1·11tc-


ciudad de "Dantzig" en un "dancing" de muerte, Charlot se·
DOS CINCUENTENARIOS: ADOLFO Y CHARLOT esfuma, ~orno otro sueño, en el fondo de un "set", iluminado prn
esa sonnsa de borde tierno que está clavada en todas las rctt 11as
de la_ tie~ra. "'.'1lá, una grave y autoritaria consigna de terror y
obe~1encia. hiela las palabras. Acá, una ráfaga de palabras,
somdos y silencios azota el rostro de las imágenes y las encic11dt·.
En estos iluminados silencios prende la milagrosa llama <11·
Charlot y el apagado estruendo de su onomástico. El pensamient 0
de aquel Charlot sin ternura-payaso trágico, pelele sangriento- st·
En estos días empavorecidos del mundo dos onomásticos estre- sostiene en la idea de la guerra. Y del Charlot verdadero, ale~ría
mecen la actualidad. Dos personajes cumbres -antagónicos y del mundo, el de los Tiempos modernos, en el odio a la guerra y en
diversos- cumplen, en la frontera de estos días, cincuenta años: el odio a la injusticia social que frustra la alegria del hombre ... Sus
el "bello Adolfo" y el solitario "Charlot". zapatones célebres clavetean los finos hilos de la trama profunda-
Hitler y Chaplín. El mismo bigote cuadrangular en el marco de me~te hu~ana enderezada hacia la suprema alegría que es la de
la cara triste. La misma ortopedia hirsuta y cuadriculada bajo el la hberac10n de los hombres. "Antaño, todo hombre", decía
resoplido mecánico de ese César de cerveceria. Charlot, hablando de sus creaciones, "podía realizar una obra, ya
Hitler: "Charlot" sin ternura. Chaplín: destilador de melanco- fuer~ algo material, una poesía o una carroza. El compañero que
lías, limpio de toda amargura, emperador del bigotito cándido y de qu_ena lleg~r a maestro debía realizar una obra maestra. El trabajo
la risa florida. as1 produc1a alegria. Hoy en que cada obrero en la fábrica no
Arte inmaculado. Pirueta pura. Y por encima del juego y de la realiza sino una ínfima manipulación, cuyo sentido, dentro del
burla -por entre la acidez de la burla y la gracia del juego- en el proceso total del trabajo, se le escapa las más de las veces, el
más leve gesto, saltando por los hondos abismos del séptimo arte. trabajo carece de alma. No produce alegría. Sólo cuando reciba de
la delgada esencia de la vida y la transparencia admirable del nuevo ~n alma, sólo cuando el trabajador tenga de nuevo la
artificio ... 11npres1on de crear él solo, algo, el mundo marchará de nuevo. Eso
El uno, en el juego de la vida. El otro, en la trampa de la muerte. quería yo expresar en mis Tiempos modernos".
El uno, haciendo luminoso y transparente el mundo, como la risa _Pe~o dejemos al otro, en su papel de Dios de la guerra. Un Dios
de los niños que le esperan por toda la tierra. El otro, cubriendo ohmp1co que repentinamente se hubiera puesto a jugar al "tute"
la tierra de pavor y de sombra al conjuro de viejos y terriblt·s de la guerra con otros dioses menores.
trucos: con esa lividez siniestra que cobra el color del mundo t·11 Hablemos de Chaplín.
el miedo absurdo de los niños. El terror de los niños da ahora d La actualidad política hace un estruendo ensordecedor y suele
sentido de la angustia contemporánea. y el verdadero "sabor" di' ser tan voraz que no d~ja pasar fenómeno alguno -incluso en la
nuestra guerra. /.< ma del arte. y en cualquier zona- sin devorarlo. En ciertas épocas
Fábricas. Fábricas ... Unos fabrican sueños, otros proyt·c·ttks. L'. nuestra-es un monstruo insaciable. No perdona ni a la poesía
"Fábricas de sueños", decía Ehrenburg ... Y fábricas ele mu nielo l1r1ca. Aun ~l dcsc_ubrimiento de una tumba faraónica puede
nes que matan los sueños. 1L1rselc scnt1do pohtico. Cualquier objeto inofensivo puede con-
Los pobladores de las fábricas de cañones celebran el 0110111.is V<'rtirs<' en arma arrojadiza. Charlot fue también codicia del
tico del führer. Febriles, empaquetan la muer!<' para 1111a proltl.1 111011st ruo. y en olvido eiep;o de su auténtica profundidad. y
y vasta distribución. Los pobladores de las fábricas de· s1w11os se· ( 'liarlot se· csc·apú de sus fauces temblorosas. O sea que continuú
vuelven en silencio férvido hacia su más p;randc crl'ador. ¡< ·,·kl II a al s1..-vt<-lo el<' si mismo y de su arte incomparable.
l'IÚII distinta ck los onom;íst leos entrdazados! Y rllil'III ras ;iq111-llw; Lo q111· equivale· al s1·1vldo de la '111111.111idad dolorida y sollt; 1rta.
Cultura y filosofia l'il
1 '. ,() Deodoro Roca

servidumbre? ¿No se añade a esta inexorable maq11i11;11't1111 l.1


l lombre libre. Químicamente puro ... Es decir: vagabundo presencia no de la mujer "soñada", sino de la mujer tcrribh·11w11k
perfecto, obediente a la ley que consiste en desconocer a todas. "visible" fuera de civilización, en estado salvaje, que quit'n· n ·111 ·t t1
Tan perfecto que llega, a veces. a cumbres de poema. Charlot lo el gran tema de la soledad de Charlot, a dúo ... ?
dijo alguna vez: "Lo que yo he querido hacer es un vagabundo Pero es que ni una mujer, ni un hombre en estado salvaje·,
poético". Y así lo hizo. Un vagabundo elevado a la máxima potencia pueden llegar a sentir la soledad. Puede sentirse solitario q11lc-11
lírica. ¡Lo consiguió tantas veces! Pero también hay en Charlot una por temor a un contagio huye de las gentes, el que es ya fruto
vena ascética. Hasta los "tiempos modernos", los entronques excepcional de la misma civilización. No se concibe que el ho111lm·
sociales de su arte se reducen a tal punto que bien pudo verse en de las cavernas, aunque pueda quedarse solo. aunque esté solo.
él un angelote perdido en la tierra. O un animalote con zapatones sea capaz de "sentirse" solo. Tampoco el animalejo que canta a
y bastón, errando en desacuerdo con la humanidad corriente. orillas de un bosque o de un río. Y aunque este animalejo resultc
Podía ser el hombre en el desierto. Pobre viajero, sin camellos ni ser una linda muchacha ... esa fresca y grácil Paulette que vino.
escoltas. Tentado, alguna vez, como otro pobre Cristo, por esa acaso, a subrayar la fértil soledad del vagabundo, no consiguió su
acechanza luciferina que ofrece a los héroes la delicia de la tierra propósito. No la subrayó: la borró. Al terminar el film presentimos
a cambio de perder la libertad. Los panes se le convertían en que ya Charlot 110 se resignará a vivir en el desierto y que ha
piedras. Y las caricias en golpes. Porque la humanidad, en grupo, aceptado del diablejo las delicias bíblicas, a cambio de su magní-
no puede tolerar mucho tiempo al rebelde perfecto, al verdadera- fica independencia.
mente libre. Y porque los hombres suelen pasarse la vida en el Ya forma pareja. Y compone un "número" pasional bien dife-
límite gozoso de sus propias cadenas. Y cuando alguna vez se rente de aquella última escena inolvidable de El circo. O de aquella
rompe, piden otra. otra de La quimera del oro, donde por todo acompañante tenía un
En Charlot, "vagabundo poético", vagabundo sublime, hemos J oso ...
visto todos a uno de los héroes más grandes de "nuestro tiempo": ¿Se ha transferido, acaso para siempre, el "vagabundo poético"
al hombre en su más perfecta y ascética soledad, mantenida en en "vagabundo sentimental"? He aquí el peligro de todo el arte de
medio de los más ruidosos torbellinos. Lección permanente de Charlot, siempre "al borde" de lo melodramático y de lo cursi.
vida ensimismada. Exaltación del hombre generoso hasta la Siempre, montados los mismos cepos, lo soslayó gallardamente.
sublime ridiculez. Lección del hombre desprendido de la tierra. con menudas excepciones. Después de este cerrado eclipse de
que en cualquier trance se lanza a regalar su ternura a cuantos l'uatro años, ¿cómo será el Charlot "de ahora", el de estos años
cree miserables, a fundir su amorosa humanidad en cualquier <"argados de tan eléctricos modos? ¿Qué nuevo enriquecimiento?
falto de amor. ¿,Volverá, en lo que se anuncia, el Charlot "de siempre" a descargar
Esta representación de lo cómico doliente, de lo tragicómico de pesadumbre, en el vuelo del resplandor antiguo, estos días
pintoresco, ¿cómo podía, en el arte de Charlot, ensamblarse en esa plúmbeos sin gracia y sin alegría del empaquetador de la muerte,
humanidad desdeñada, acaso incomprendida, químicamentt· ('t1yo falso bigotito cuadrangulado -"a lo Chaplín"- empaqueta la
impura, donde confluyen codicias, apetitos, apasionamientos risa y cuadricula la muerte?
ancestrales, que llegan a trabar los pies del más ágil y lilm·
individuo?
No obstante, es así. Y Charlot, en Tiempos modernos. queda 11.,, tomamos de la compilación de Santiago Monserrat, Las obras y los días, ob. cit..
atrapado e incrustado entre los hombres como pieza de m;1q11ir1a. pp H:l H7. Allí aparece sin fecha. Por la segunda compilación de Horacio Sangui-
1wlti. /'ro/1i/1ido prohibir, oh. cit., pp. 133-137, sabemos que es de 19391
Es un tornillo, una ruedecilla. Algo apartado del vcrdackro
hombre. Ni trágico ni cómico. Apenas risible. Ni siquiera Ia1111·11
table. El sublime Charlot se maquiniza hasta el paroxismo. ¿,Nada
queda ya en él del hombre solitario y libre. en choque ¡wn·nrw l'OII
esos otros bien acompaflados o rcslgnados a su cloracla. o rlt'gra,
1 .,.
, .,. Deodoro Roca
Cultura y filosofia 11,:1

PEQUEÑA GRAN CATÁSTROFE


Algo semejante había ocurrido con las grandes const rucdo1 w~;
o sistemas filosóficos sobrevivientes al siglo XIX. Los primeros
ataques pasaron inadvertidos, sin consecuencias aparentes. !'no
fueron ataques a fondo. Y, a la larga, mortales. Ni los egr<"gios
profesionales, ni los grandes públicos de la filosofia, repararon c·11
esos dos pequeños libritos de Franz Brentano, modesto profesor
de Wüzburg: Psicología y El origen del conocimiento moral. Librns
de poco volumen. Pero que suplían la limitación del tema con la
rigurosidad del método y la claridad de un limpio y nuevo modo de·
Sería interesante explorar en la historia filosófica del siglo XIX ver. Rigor y claridad que, años más tarde, habrian de considerarse
-especialmente en su segunda mitad- los rastros geniales de esos como el puro método y como la visión filosófica pura. Esos libros
filósofos oscuros que lo atraviesan silenciosamente, sin que recoja de escaso volumen, de modesta apariencia y de silenciosa acción,
sus nombres el amplificador de la fama, de ésos que, sin embargo, contenían, sin embargo, en sus breves tomos, los veneno,s más
al iniciarse el novecientos, no sabemos cómo sus pensamientos violentos. Y los de Brentano -sobre todo- guardaban la gota
oscuros han germinado, fecundado y dado sentido al pensamiento decisivamente ponzoñosa y mortal. Con sus esencias iba a perecer
auroral del siglo. Hay tesis geniales que son detonantes o de la filosofia del ochocientos, a la vez que alumbraban una nueva
afilado pico, que desgarran y acaban por imponerse dramática - infancia de la filosofia, el comienzo de una era de interés teórico
mente. Hay otras silenciosas, inadvertidas por casi todos, que puro, centrada en un nuevo género de evidencia: la intuición
penetran finamente, sin patetismo alguno, la atmósfera de una esencial, pura, que únicamente ojos libres de prejuicios pueden
época y la saturan. A éstas pertenecen las de Franz Brentano, ejercer. Y así como hay -observa agudamente el mismo Vela-
oscuro filósofo de "final" de siglo, de quien apenas se encuentran pequeños hontanares que se soterran para aflorar de pronto
vestigios en las historias de filosofia que preanuncien el cambio muchas leguas más allá, henchidos, torrenciales, devastadores,
radical que su modesta actitud provocaría en el pensamiento ('liando positivistas y neokantianos comenzaron a darse cuenta la
europeo y que habría de manifestarse al comenzar el siglo actual, 1
·a tástrofe se había consumado. La catástrofe se llamaba Fenome-
para llegar a ser, desde entonces, la filosofia de nuestra época. 11ología, teoría de los valores. Más adelante el camino estaba
En esos años oscuros del ochocientos -años de "fin de siglo" ;ibicrto, libre de obstáculos. Las enormes construcciones que
junto con los pequeños libros de Brentano, salían a la luz los l111presionaron con su magnitud a las mentes que dividían el
primeros libros del nuevo movimiento. Imperaban, entonc<'s, o('hocientos, aparecían derrumbadas. El horizonte "vital" estaba
despóticamente, el positivismo, el neokantismo y otros sislc111as lllirc de obstáculos. Los caminos se abrían en curvas graciosas y
que con su monumentalidad-ya no con sus soluciones- bastaban ll111pias. Y en la serena mañana filosófica lucía el sol, vivo y claro.
para absorber toda la atención filosófica. Y paralelamente apar«-
cían en el territorio filosófico -señoreado por esos monstr11m1
unos libritos muy pequeños, folletos casi, que con una mockslla 1Lo 1t·producirnos de la compilación de Santiago Monserrat, ob. cit., pp. 110-111.
filosófica conmovedora, se reducían a dilucidar una cut'st k111 d1· ' ·, ,, n·sponde a 19301
ética o de psicología en apariencia insignificante o de segundo
orden, si se la comparaba con los temas escogidos por los gra11clr,.
sistemas. Y, sin embargo, un día éstos se derrumbaron s11hll11
mente en medio del general asombro, semt~janlc al dt' aq11dlo,.
militares ingleses -observa Femando Vela- que en d Cabo, 11I
apoyarse en un árbol grueso y robusto, le vieron can lwd10 polvo
y aslilla, porqu<' los lt-rmllcs lo habia11 ah11tTado l11l1·rlornw11tr.
Cultura y filosofia
11,,I Deodara Roca

e~plica. Las revoluciones no crean, "de repente", una Iitcratur;1.


LA NOVELA RUSA Tienen su literatura, en el sentido de que se escribe solm· 1; 1
revolución. Sus asuntos inspiran al novelista, al poeta, al drama
~urgo. Pe~o- la formación de una nueva literatura que responda a
ideas esteticas distintas de las que rigieron la anterior es obra
relativamente lenta. Es manifestación y desarrollo de una cultura.
La_ rev~lución puede ser el punto de partida de una cultura. Crt'a,
mas bien, el medio favorable para que se desarrolle esa transfor
mació_n de u~a cultura. Lo que no puede hacer es improvis:1rla,
como 1mprov1sa un estado político. Claro está que en rigor, ni aun
Contie ,::ia el auge de la literatura rusa, aun en la mal llamada sobre esto puede hablarse de "improvisación". El arte mismo ha
"literatura" proletaria. Acerca de ésta mucho se ha discutido en <"ontribuido a crear el medio psicológico de la revolución las
estos últimos años. Pero no nos proponemos reeditar aquí esas inquietudes que hacen posible la súbita transformación d~ u; 1
discusiones. Al hablar del libro de Plejanov-Elartey lavidasocial- <·stado político en otro. Pero de ahí a decir que la revolución ha
examinaremos el valor de la teoría de las purezas en torno de la •·<'.obrado, específicamente, creando un mundo literario nuevo
cual gira la eterna disputa. Indagamos ahora el atractivo de la st.ibitamente con el perfil de una cultura nueva, cabe un gra,;
novela rusa, de la anterior y de la posterior a la revolución 1<paro. -~n las obras que nos llegan, salidas del gran horno de la
soviética. ¿Qué ha traído de nuevo esta última? r<"vc~luc1on, buscamos esos caracteres específicos -sobre todo en
Reparemos en las más expresivas de las vertidas hasta ahora L1 tccnica-y aún no los encontramos.
al castellano: El tren blindado, La caballería roja, Cemento, El Es ~iempre -hasta ahora- la tradicional novela rusa, cuya
desfalco. Las dos primeras narran episodios de la revolución y ck 111ar~v1llosa caricatura hiciera Ramón Gómez de la Serna en la
la guerra civil entre rojos y blancos. Son relatos de un objetivis1110 U<'vista de Occidente. Claro está que se prescinde de las obras
1
escueto -crónica veraz de testigos-, donde la novela retorna a s111-1 1: ·1'.iales. El objetivismo escueto, agudo hasta ser doloroso; el
lejanas fuentes épicas. Cemento es una crónica burlesca. 1·11 cshl_c~ cortado, la composición fragmentaria en cuadros, la predi-
donde apuntan, debilitados, los clásicos elementos de la novela 1< ·1 non -¡tan rusa!- por la pintura de anormales, de miserables dc-
rusa. No hay nada específicamente soviético, como no sea c-1 "< · x hombres", de seres de voluntad rota, sin dominio sobr~ si
111
fracaso -en relato que a veces parece extrañamente intencionado ismos. Y sobre todo esto, esa vena profunda de compasión hacia
de la socialización industrial. Costumbres, ambientes. meclloH, l. is flaquezas y miserias humanas. Tales son los caracteres que
tipos psicológicos, apenas difieren -aunque pierden su fuerza dr ·, 1g1wn reproduciéndose en la novela rusa contemporánea, en la
los que vemos en la vieja novela rusa, tan grata al gusto ch- lo~ '1 1w sale de las fraguas soviéticas. Es que siente sobre la más
occidentales. En El desfalco la historia es historia privada. La 1111 11da rc~l~dad psicológica de aquel pueblo. En algunas de estas
1111
acción se desenvuelve en los días actuales, triunfando ya 111 v<"las ep1cas -la novela es género épico- de la guerra civil,
revolución. Lo mismo hubiera podido situarse en la {•po<'a dc-1 1 1
• p;i -cccn de pronto brotes de una indomable energía. Pero son

zarismo. Es la odisea clásica de los cajeros fugados. Y tamlité·11 lo '-'plostoncs, movimientos espasmódicos. Los personajes vuelven
específico de la clásica novela rusa. Ninguna huella sovt{-( lt ·,1 1' 111 1110 a su disolución interior, a su desmayo, como si tuviesen
Ningún rumor auténtico de la auténtica novela proletaria. Y 110 n,, ,il1•.1111 r<'sortc roto.
1
tampoco, como se ha pretendido, una obra maestra. , .l'<'ro por qué· interesaba siempre la novela rusa al públil'o
11
La influencia dominante en la literatura rusa pan·1T q1II' 11lv<'J'sal, al di' antes y al de después de la revolución? El atractivo
continuara siendo la de Gorki. La misma que t111¡)('ralia a11lc·1-1 de• 'I,· Li 11ov<"la rusa <'S anterior, por otra parte, al triunfo ck los
la rcvolu<"ión. Itsta ha dado "asuntos". p<'ro no "formas" arll1-1th'11N ·• vl<·ls. La vida rusa 110 ofrece tampoco valores humanos
11
111 ;is
111wvas. Tampoco ha traidoa la 11ovda 1111a psl<"olo~1a trwdtta. Y l'lf' .-l1·v.1dos q1w los di' la Europa rn·c•id<'nlal.
Deodoro Roca <'ultura y filosofia 1'' /
l!,li

Miserias físicas, estigmas morales, embriaguez, falta de volun- EL DIARIO DE COSTIA RIABTSEV
tad, degradación, son los soportes, los canales por donde circula
casi toda la épica rusa, movida por fuerzas misteriosas, oscuras.
Es que la atracción está en su fuerza intuitiva, en su ob~et~v~smo
y en su realismo, ya sea que esté impregnado de un ~1stic1smo
cristiano como en Dostoievsky o de un misticismo pante1sta como
en Tolstoy.

[Lo reproducimos de la compilación de Santiago Monserrat, Las obras y los dlu,., ¡< 'uánto camino recorrido desde Sacka Yegulev-la acción estéril,
ob. cit., pp. 157-159. Corresponde a 19301 l. 1 desesperación de bandidaje por exceso de sensibilidad moral-
! 1. 1sta Costia Riabtsev, el estudiantillo de una escuela revolucio-
11; 1ria. delegado de los alumnos en el Consejo de la Escuela! ¡Sueño
, ,_, ·11cróso de Satcha! Costia -tu hijo- está a punto de lograrte. Visto
, 1, ·.-.;de nuestro mundo nos parece que a veces toca en el absurdo
,, , ¡f ras en lo monstruoso. Es posible. Pero pocas enseñanzas tan
l,wrtcs puede recibir un hombre de hoy, como las que brotan de
, · ,f <• niño en vivo, que trae el secreto de la nueva generación rusa,
, ,111 todas sus virtudes y defectos.
l ,os que no creemos que la "enseñanza" empieza en la Univer-
.. 1, l. H 1. nos acercamos al libro de Ognev buscando el espíritu de la
¡, 1\·1·11tud rusa, tocado por la revolución en las raíces de la infancia
·.. 11 ,rada. Probablemente es esto lo que vamos buscando en los
1

1.. , 11wntosos panoramas de la literatura rusa: el alma formada en


, 111 t n 1quel nuevo. Y probablemente fuera esta áspera germinación
ol, 1 .lima revolucionaria lo que principalmente nos atrajera, sin
, 1.11110s cuenta, cuando de niños, casi, devorábamos los libros
1, ,.. , 1-.;. desde Tolstoy a Dostoievsky. Esas inquietudes lacerantes,
, ·., ,.. ;1rdicntes exámenes de conciencia, todas esas vidas atormen-
t , , l.1 '..;. t <,do ese viento de locura que pasa silbante por esos libros
, 11, l1·11os -aun por los del mismo Gogol- iban, sin duda, a parar
, 11 l. 11t ·vol ución. Y la revolución llegó y se hizo con la sustancia del
, 111,1111<' dolor ruso. Sin la guerra hubiera sido imposible. Con la
1•11;·11,1 t'I lwcho necesario se hizo fatal. Y fue atropellado y violento.
1 .t.1 vlol<'11cia, esta confusión -enorme, como la Rusia misma-
,, 1,., 11·11ta11 nuestra ansiedad por saber cómo viven esos hombres
'I'" •,t· lr.1111·11tregado a la tarea de hacer un mundo. Y pensamos
t 111il 111·111"011 ansi<'dad y con ternura en los hijos de esos hombres,
, 11 1, 1•, 111110s que van cruzando la gran tempestad. A esa ansia

,q 1,11 t,· del puro valor literario-- corresponde y satisface el libro de


r 1,•.1wv.
ISH Deodoro Roca
Cultura y filosofía
l', 1 1

La escuela se ha apoderado del niño ruso. Pero no a la manera


de los viejos modelos confesionales de Occidente. Apo_derami:~t_o BAÑISTAS
no significa esclavitud, sino plenitud. Posibilidad -nea pos1b1h-
dad- para la plenitud de la conciencia humana. Obra fuerte, a
veces desconcertante y cruda, en el Diario de Costia Riablseu
~soma el espíritu de una humanidad nueva y sobre todo de una
generación "cargada de destino", cuya primera tarea ha de consis
tiren "devorar" fronteras, ya sean geográficas o sociales. Para esto
tiene las mandíbulas recias.
El alma adolescente de Costia está analizada y revelada cm 1 Verano. Balnearios. Caricia sensual del agua. Cuerpos desnudos y
extraordinaria profundidad. Sobre todo, el fondo eterno, el tesoro yodados bajo el sol. Pintados de bronce pálido, al "duco" solar. Alcgr~·
impreciso y el abismo fatal del adolescente de todos los tiempos. m_ultitud abigarrada, retozando sobre la ardiente arena de la playa
Las ideas y los sentimientos comunes a los niños de todas las lqana. O zambulléndose, dando resoplidos de felicidad, en las
épocas-empezando por el despertar del instinto sexual- tienen <·11 ; tlcgres corrientes o bajo la comba del cielo, en esos cubos dormidos
el diario de Costia inesperadas formulaciones. El arte de prescn ta r que restañan el agua en los flancos de la serranía.
la vida de la escuela, sus luchas, sus preocupaciones, el gran coro
E~~orbo del vestido. Libertad del cuerpo. Delicia de ser joven. y
social invisible, la rica variedad humana de los compañeros di' 1; • mb1en, orgullo. Resbala el agua por la piel morena de los cuerpos
Costia, tienen la fuerza y la frescura de las cosas recién vistas. Ne> ve >dados. Las formas atléticas o venusinas se libertan de toda
es la escuela nueva sino el niño eterno, puro todavía, lo qt 11· ¡>l"santez. Y en el aire limpio y vibrante, perfumado, de la mañana
aparece con más fuerza en la obra de Ognev. Sólo que la suya c·s e·--;t ival, picante de imprecisos deseos, olorosa a hierbas y salud, esas
una pureza de ojos abiertos, que no necesita para andar clc- la le 1n 11a_~ ensayan sus vuelos divinos y pueriles. ¡Oh, delicia del agua!
absurda venda tradicional. Por eso es que Costia salva todos lm1 ¡< >1"as1on c1sexual del deporte! Promiscuidad, sana y alegre. Sol.
abismos y reconoce todos los venenos. Pocos han visto con ta11til A¡•,11a. Desnudez. Juego. Alegría. ¡Alegría!
lucidez como Ognev el problema sexual y sus fuentes envc111·1111 l'<'ro he aquí una nube que amenaza el limpio cielo: la sombra
das. Pero de esto tendremos que hablar, otra vez, muy despal'lo ll\'i;111a del pecado, que insinúan en sus turbios ojillos lascivos unos
111
1 111hrcs graves y enlutados, unas señoras abundantes de virtudes
1 e ;mws, envueltas en las salidas de baño del "climaterio". ¡Oh, la
[Lo reproducirnos del original mecanografiado (Archivo Cristina Roca). F111" e·~e 111, 1
el domingo 22 de diciembre de 1929] Mo1;tl! Amontonamiento de cuerpos desnudos, ausencia peligrosa
'le· 1( ido recato, "libertinaje". ¡Oh, oh! Y se encabrita ante la vista de
l., e·;mw _joven. Y se desata la intolerancia recelosa de la virtud
11
11•.;i11izada". Aparecen los "guardias negros" de la virtud. Con la
1
11cl11:11ackm que la gravedad de las circunstancias requieren, los
1111 clll>1111dos intransigentes se lanzan sobre la muchedumbre de
I,. 111 ht; 1s. l,a execra, año tras año. La conmina a salir de su impúdico
i1•·111clo110. Y dama al cielo para que fulmine fuego exterminador.
I', 1'• 11e ,r si d <'ast igo que ha de venir de lo alto se retrasa- no olvida
ol, po111-r 1·nj11('go los resortes gubernativos. Y así, se prohíben esos
l ,.,111,•;. dc· a11t1·ma110 fumigados con la palabra "mixtos". Apostrofa-
,¡.,., e·e111 l;1 1wl;111cla palabra "promiscuidad". O se obliga a los
l1 11 111lin·s a <·111>rtrsc cl«-s<I<' medio muslo hasta medio pecho. O se
111°1111w a las 11111j<T1·s hal1,u-st· <'11 "maillot". !'ero, los apóstrofi·s
te •,l,.tl.111. l1·llz11w11tc-. 1·rn110 d agua. por la pld 1111m·na.
11,IJ Deodoro Roca Cultura y filosofia
11,1

El hecho es simple y banal. El espectáculo, bello para los ojos que ~o vaya~, está mal que salpiquen a los demás con s11 g1111·.•.. 1
saludables. ¿Por qué, entonces, se escandaliza tanto la virtud luJuna Y qmeran privarlos del espectáculo. Por lo demús 111 > 1u,~,
organizada? Es que son esclavos de una preocupación que los asustemos tanto. La lujuria -dice Pierre Macürlan- es, en rigor. 1111, 1
excita hasta la hiperestesia. El problema sexual preocupa más fuerza. Como todas las fuerzas, no es buena ni mala; se con tenla 1 •rn 1
que el político y el económico. Pero nadie lo nombra. Y mientras ~rovocar la_ a~ción .. Lo demás no es sino una cuestión de pcrso 11 .i
tanto, sólo se habla de aquéllos. Quizá entre nosotros no haya más h~ad. Un di~c10nano puede ser una buena guía de la lujuria. No i·s
que un problema -mal planteado y mal resuelto, en casi todos- un m bue~~- n~ mala, ni -como se cree, a menudo- un producto cll' 1.i
enorme problema poliédrico, sin solución visible a causa de su edu~acion .. Se encuentran vestigios de esa fuerza", agrega Mac< >r
complejidad, encapsulado en una moral decrépita, carente de l,an, en casi ~odas las obras literarias que se dejan en las manos. <¡ll<'
yodo, de sol, de agua. Moral tejida de absurdos "silencios". se ~uponen inocentes, de los colegiales, cualesquiera que sea s 11
Aquietada en remansos. Florecida con las más hermosas flores de caracter. Hasta los dieciséis años provoca la lujuria en sus victimas.
los pantanos. De esas que tan bien asoman sus tallos húmedos en ob~as secreta~ de la literatura universal, granos de calentura y
los invernáculos de Freud. forun~ulos faciales. La lujuria permite a los unos el acceso a unos
Castidad oficializada y procelosa. Proselitista. Suerte de "eugene- magmficos jardines «públicos» del arte, y ofrece a los otros los
sia" al revés. Persigue la "pureza" de las costumbres. Predica la misterios de la sesión «secreta», donde los más bellos temperamcn.
vuelta al candor, a la ignorancia, a la cursileria, a la plebeyez. Y a una tos toman una coloración pálida de setas de sótano".
higiene sin higiene. En el verano los enemigos mortales son: el sol, Hay que guardarse, pues, de generalizar. Y, sobre todo, de
el agua, el aire, elementos corruptores. En el invierno, el pecado s,· <'onfundir los géneros.
refugia en la penumbra del "cine". Se enciende en el cuadrado En todos estos países del continente podrá un hombre, de la
silencioso y es bello como un cohete en la noche. Se desliza entre s11s r:och: a la mañana, o de la mañana a la noche, adueñarse del poder.
fantasmas, entre sus deliciosos juegos plásticos. Y envenena la 1 odra estarse dos, tres, seis años, gobernando. Dueño absoluto de
flecha de las dulces canciones. Entonces, aparecen de nuevo los sus. acciones y ~us destinos. Nadie osará contradecirlo. Seguirán
mismos "guardias negros" de la virtud. Y atraviesan la oscuridad d,· 111ohendo su hanna blanda los molinos del Tiempo. En cambio ha
las salas, conduciendo su sexo como una custodia. Un fulgor < I< · bañarse un día una mujer bien formada. Llevará su divino cu~rpo
extraño los denuncia. La penumbra se carga de turbias alusiorw:-.. lil>rc. tocado de celeste gracia, sólo ceñido por un leve "maillot",
El espectáculo cobra entonces el sentido que le presta la "retenida" · idccuado indumento para nadar. Ese acto frivolo e intrascendente
lujuria de esa gravedad afectada. El sexo en ellos -como dina ·, 1rscitará ardientes protestas, coléricas amenazas. Se escandaliza-
"Ramón"- está lleno de orejitas que escuchan. Yo agregaría: d sl'xo
en ellos tiene, además, los ojos facetados de las abejas. Y nada v1·11
'; m en se~ui~a ~tras mujeres: excelentes, pero de escapadas formas.
1 r <>testaran imtados unos hombres maduros y austeros. y procu-
ni oyen, como no sean sus formas y rumores. De esa zona parl1·11 1 • 1r, rn convencemos de que ese hecho ínfimo y volátil hace peligrar
todas las "ligas" que se organizan contra el "cine". Y contracualq11lr1 i I i;ida menos!- la seguridad de la familia y los destinos nacionales.
cosa. Enemigas de toda pluralidad, decir "liga" es acusar. cl<'sclr Y esa cosa pueril, inocente, sana, bella, que es bañarse al sol en
luego, una pareja estrechez de visión. Nunca son "para" algo, sl1111 1
l. " !_)layas o piscinas, sin limitaciones convencionales, sin falsas
"contra" algo. Los que organizan "ligas" contra el "cinc" son los q11r 111 u hl Hmdcc~·s. ~in el estorbo de vestidos, prejuicios y disimulos
nunca van a él, o van por razones "extrañas" a la csc1wla drl 1
1••• 1 1. 1C"ada d1a mas adeptos. La juventud entiende, cada día menos,
espectáculo. No van al "cine" a gozar del espectáculo arlisllco q11,• 1,,., l,1lscisy tristes sermones. Los "do" de pecho de una moral reñida
pueda ofrecer. Van a moralizarse o a inmoralizarsc. 1•:111<·mll1·11d11 '
11
11 l,1 s,il11d y con la vida. O sea: reñida con la Moral. y nunca se
pormoralidadlazona tributaria dela "libido". Sauidocsc¡1u· lé1 M111ul ·.111110 L111 orgullosa de ser joven.
y el Arte giran en distintas esferas. Son mundos diversos.< :111111111
dirlos es dar un traspié de aldeanos. Los que temen a d1·11a dal'tr clt'
11" lrn11,1111os d<'i 01 lgl11al 1111·1·;11111g1afiado (J\rl'liivo ( 'rlsli11a H1wa) Fiw ptihlil'ado -
sugestión inmoral del cine, poco tienen que ha<Tr 1·11 d. Y si 1·sl{1 hlrn ///'111•,,dn111lo1~(11 IHdr1·111·111d1· l!l:III . 1 11
Cultura y filosofía 11, 1
162 Deodoro Roca

-refugio de la novela y de la historia-da ahora irnprnd1·1 l1C' «·1111 ,11 l.,


ASPECTOS DE LA BIOGRAFÍA a la medicina, que suele pagarse siempre de desdefwsa s1 dlt-1«-11
cia. Por eso parece torcer un poco su camino, que es el del lloi I al He·
excepcional. La medicina pocas veces perdona al hombrt' «·x«·«·p
cional. Aunque en el libro de Von Hentig cobra dignísimos v1H'lw,
Es fácil imaginar el entusiasmo frenético de los aristúnaL1~
proscriptos de la Revolución, al haber conocido a Von Jle11ti.~. L.1
personalidad del terrible dictador, del gran regicida, queda I1111111
llada. El caso clínico, maravillosamente estudiado. Pero el ··('aso
histórico", sorprendentemente oscurecido. Aquí está Robespinn·.
La liiogralí;1 <·rn1ti1111a si<'11do la moda literaria. En la pintura "caso clínico". Tipo representativo del esquizoide. Déspota. F,111.1
todavía dorni11,1 el "l,od<'gú11'·. l'ero en las letras el hombre recon- tico. Sanguinario. Además, otros estigmas que deshonran s11
quista intcri·s. 1•:11 t'llas el paisaje pasa a segundo término. Pierde biografía. Inequívocos antecedentes familiares. Von Hentig rod<'a
valor. A t1-avi'.s di'! lc111<' IJiogr;'ifko el hombre cobra nuevo interés. a Robespierre de parientes extraños, anormales. Se documenta
De tal manera ese góicro literario Ita adquirido un rango nuevo y -y hasta se ingenia- para colocarlo a la sombra del más deplornbl<'
se ha enseñoreado en el arte. Y s(' enriquece, incluso, con los árbol genealógico. Lo pinta tímido, susceptible, violento, cru<'I.
aportes de las ciencias. Desde niño es solitario y concentrado. Apasionadamente frío.
Hace pocos días hablábamos del áureo librito de Marañón Aprovecha noticias del abate Proyart. su profesor y su enemigo.
acerca de Enrique IV y su tiempo. Ensayo admirable, sabiamente Sigue triunfalmente los rastros del eunucoide, rastros que pasa
compuesto con ingredientes biológicos. ¡Pobre rey de Castilla! ron desapercibidos para sus contemporáneos. Husmea en las
¡Último rey de Castilla! Ha pasado a la historia con un mote amistades, a su juicio harto sospechosas, del terrible revoluciona
infamante. Para heredarlo hubo de investigarse suciamente la rio, desde el enérgico Saint-Just y Julien, hasta Barbaroux, "qu<'
paternidad de doña Juana y calumniar a la madre, la bella pasaba por una belleza masculina". ¡Qué diferente la visión
princesa portuguesa. Marañón la vindica de las torpes acusacio- romántica de Carlyle, de un "incorruptible" también! Pero, visto
n~s -nada cristianas- de los católicos por antonomasia. sólo como un "pedante espasmódico", portador de una fórmula
También se afirma en las raíces de lo biológico ese magnífico lógica en vez de alma, como "vejiga inflada por el viento de la
estudio que Hans Von Hentigha consagrado a Robespierre. Nunca popularidad".
los "incorruptibles" fueron simpáticos. Siempre sospechamos en Salgamos ahora de la clínica sexo lógica. Respiremos otro aire.
ellos alguna vesanía o alguna tara secreta. Los pueblos suelen Aquí tenemos otra biografía. La de otro "incorruptible", cuya
gustar, en cambio, de las monstruosas divinidades. Si el "inco- figura la fama contemporánea ha cubierto de tintas más som
rruptible" Robespierre no nos era simpático, la lectura de Von IJ1ias. Es un contemporáneo, y otro dictador genial, más diverso,
Hentig nos lo hace odioso. Con todo, hay en Von Hentig una más poderoso, más misterioso y más odiado que aquél: Vladimir
crueldad algo sospechosa. Es más cruel que los termidorianos y llich Lcnin. Esta vez no es un clínico, ni un novelista, ni un
que el verdugo Sansón con el dictador terrorista, ministro del "S<'r historiador, quien escribe la biografia. Es su propia compaíi<'ra
supremo". No lo mata. Exhuma del panteón de la historia la Nadjka Krupskaia- que lo sobrevive y defiende su obra y su
carroña del incorruptible. Y sentimos el asco en las corrupias gloria. Aparte del genio político, enderezado en la ciclópea tarea
estrías. El tirano era un pobre diablo tímido, un mal homlm·, 1111 política, todo es normal, sencillo, humano, en esta veraz y
abogaducho envidioso y cruel. Ambicioso y cobarde. Casio. /\d111I ("OJllllovcdora biografía, en este extraño y dulce idilio ruso --dl'I
rada por féminas maduras y "viriloides". Y tocado dt' altwi11a11k t 1pi<'o arnhit'ntc r<'volucionario ruso- en el que, como dice Ikllo,
mania religiosa. d«·sta<'all 1.ts idt'as y St' repliegan los sentimientos, prod1wil'11do
Cierto que este libro tiern· intcn<'iún d<' dinh'a y ((lit' b biograf'la prof1111<b l111pr<'slú11 sin 1111a sola p;ilahra. sin 1111 solo dt'sv.inn o
11, 1 Deodoro Roca

1·x1·1·so romántico. Es un documento intergiversable, es la limpia


y profunda vida familiar del caudillo, vista con la doble visión del
amor humano y del amor intelectual.
La composición es sencilla y admirable. Los recuerdos no
alcanzan a la revolución de 1917. Por sus páginas se entrecruzan
las figuras del famoso pope Gapón -el de 1905-, Rosa Luxembur-
go, Kautsky, Plejanov, Trotsky ...
La leyenda y la realidad están fuertemente unidas, todavía, en
esta figura excepcional casi mística. Millones de hombres lo odian,
millones de hombres lo veneran. Sus libros parecieran contener
los evangelios de una nueva fe. Y aunque contemporáneo. nos ANTIIMPERIALISMO Y REVOLUCIÓN
parece ya como si hubiese vivido en la leyenda crucial de las
edades. Pero este libro de su fiel compañera, sobreviviente, nos
trae un hálito de su flagrante personalidad, oscurecida, acaso, por
su propia leyenda. Y es así. guía clara. al menos, para intuirla.
Entre esos recuerdos el episodio que mayor impresión nos causa
es aquel en el que son protagonistas el terrible Vladimir Ilich y una
vulpeja. Cazaba con otros deportados en Siberia. Ojeaban zorras,
y cuando la perseguida por sus compañeros se puso a tiro <li-
Lenín, el futuro y terrible dictador proletario bajó su escopC'ta.
La vulpeja huyó por la estepa. A las preguntas y reproches q111·
le hicieron, el feroz revolucionario respondió:
-No disparé porque me dio lástima un animal tan bello, y 110
quise matarlo.

[Lo tomamos del original mecanografiado (Archivo Cristina Roca). Fue csnlto rl
domingo 16 de noviembre de 1930]
Antiimperialismo y revolución

LA GRAN PRENSA

¡La "gran" prensa! En la historia de la prensa europea hay un


ejemplario magnífico de lo que ha sido y de lo que es, o llega a ser.
la "gran" prensa, al servicio, siempre de los "dominadores", sean
emperadores, generales o banqueros. Hela aquí:
Cuando Napoleón huyó de la Isla de Elba y desembarró en el
golfo Juan, el periódico más importante de Francia escribía:
"El bandido corso intenta volver a Francia."
Al hallarse el bandido corso a medio camino de París, el mismo
periódico escribía:
"El general Bonaparte continúa su marcha hacia París."
Cuando el general Bona parte se encontraba a una jornada de
París, el periódico decía:
"Napoleón sigue su marcha triunfal."
Y al entrar Napoleón en la capital de su perdido imperio, el
periódico remataba el proceso de sus informaciones con ésta:
"¡Su Majestad el Emperador ha entrado en París, siendo
l'ntusiastamente recibido por el pueblo!"
Parece como una sinopsis de las informaciones del diario
clerical Los Principios, de esta Arquidiócesis, en la reciente sema-
11a del escrutinio electoral que dio resonante triunfo al partido
opositor. Derrotado el gobierno, al cual servía, realizó por modos
s!'mcjantes, en ocho exactos días, el renovado milagro de seguir
si1·11do gubernista. Su Majestad el Emperador está casi a una
jornada de Córdoba.

11,, 1rprochu·i111os de la compilación de Gregario Bermann. El d!{teil tiempo mwuo.


111, ,·rt .. p. ~í'.l. Corresponde a 1936.]
--
Deodoro Roca Antiimperialismo y revolución lt,'I

SACCO Y V ANZETII, racimo de puritanos orgullosos y felices, que al filmar la cj1·e·11C·leH1


MÁRTIRES DE LA ESPERANZA de Sacco y Vanzetti -sólo atentos a su valor de sensaciún y de
taquilla- no comprendieron que trabajaban para el porvenir dt· le 1s
oprimidos, con premura febril y eficacia ejemplar. Los doce espi; 1s.
que fueron para recoger los diagramas que habrán de _servir 1·11
laboratorios para experimentaciones estúpidas, no sabran nunca
lo que allí, realmente, pasó ante sus ojos planos. Asistían al
nacimiento de un mito.
La cárcel de Charlestown ya no era la cárcel de Charlestown.
Mr. Fuller ya no era Mr. Fuller, en su individualidad palpitante y
"Buenas noches, caballeros" ... Y así, basculando sobre la muerte,
concreta. Los ajusticiados ya no eran Sacco y Vanzetti, hombres
terminó el diálogo formidable entre los jueces del más grande país
cordiales y buenos, víctimas de un error o de una fatalidad
de la Tierra y dos hombres humildes, justos y fraternales ... Frase
terrible. Sacco ya no era aquel pescador sencillo y valeroso, de
silenciosa y terrible, alumbrada de piedad y desdén ...
manos fuertes que soñaba con vivir en una casita "perdida en el
"Buenas noches, caballeros" ... En el quieto dolor de estas
verdor de un bosque", con su pequeña Inés y su pequeño Dante,
palabras irónicas y corteses -frente a sus verdugos- se despedían
unidos en una sola palpitación y en una sola ternura, "y en las
de la vida Nicolás Sacco, condenado a la muerte y a la inmortali
tardes de verano, cumplida la faena sentarse con ellos a la sombra
dad, a un mismo tiempo. No respondió nadie ... quieta en los ojos
de una encina, subirlos a sus rodillas y enseñarles a leer, a
atónitos, temblorosa en las manos febriles de los doce espías d<'
escribir, a amar y a creer" ... Ya no eran cosas treman tes y vivas las
la muerte, la Vergüenza y el Asco de aquel minuto estaban
que se desgarraban. El dolor de la atroz injusticia había fundido
recogidos como dos reptiles, frente al misterio de la belleza pura.
las lágrimas de todos los hombres en una cosa más alta y eterna.
¡No era un espectáculo para reptiles! En ese instante, en la cámara
Podrá la vida secar el recuerdo individual de las lágrimas que los
de la Muerte, para consuelo de los eternamente oprimidos, para
hombres de todo el mundo derramaron en esa larga agonía, y
esperanza de días mejores, como para reconciliamos c·m1 la
sonreír de nuevo los ojos a la vida, sin ninguna amargura. Pero
especie humana, sólo dos hombres vivían una vida plena y ril'a,
habrán servido para regar y amasar con su calor cordial el mito
sólo estaba la presencia luminosa de dos vidas magníficas. Y le•~
perdurable que encenderá las almas de mañana. Los actore_s de ~a
dos sonreían ... Humilde pescador el uno, humilde zapatc-rn ,·I
tragedia representan las fuerzas que dialogan y hacen la 1:1stona
otro ...
y que renuevan y enriquecen los mitos sagrados que gman los
Puritanos imbéciles y verdugos hipócritas habían ido parn
pasos inciertos de los hombres. La cárcel de Charlestowi:i es el
registrar en sus sismógrafos de infamia las últimas convulsio111·~.
viejo peñón de Prometeo, el mismo abrupto sendero del Golgota.
el terror saludable de su justicia de clase. Sólo quedó rcglst rado
Fuller es la oscura fuerza del mal, es Calibán, es Caifás: el Gran
el crimen legal, con su teatralidad inútil, con su crueldad <'sl11pl
Sacerdote. Es la misma plutocracia maquinada que aglutina la
da, con su frialdad nauseabunda. La máquina que ajustll'ia V
clase parasitaria. Sacco y Vanzetti pertenecen a esa escasa raza
nunca palabra más exacta que ésta: "Ajusticia", que quin,· d1Tl1
di' h('.roes que tienen los ojos claros y los brazos abiertos para la
"no justicia", cosa fuera de la justicia- segura y precisa, l1111C'l1111e1
1'111sión cordial y para los maderos en cruz.
admirablemente. Pero a la sociedad que la puso en 111ard1a 110 lc·
Los jueces de Bastan, como los jueces de Jerusalén y los jueces
asiste la misma seguridad. Esa máquina que tritura irwo11tal1ln1
di' tod¡>s los tiempos y de todas las partes, han pronunciado el
vidas oscuras tiene ya roto su resorte vital. F,J simple IH'd 111 de· q111·
ve·redlcto Infamante y para convencer al mundo de que su Justicia
haya sido posible esta caída cicga, cstc lujoso <Tir111·11 lujoso e·1111111
c·s Infalible, han matado a dos inocentes, haciendo de su inflexi-
1111a de sus cscabrnsas películas "lfrcord" rcvt·la <flll' la 111aq11trn,
litlldad la ~arantía suprema de su infalibilidad. Sólo así podía el
dt· esta sol'it'Ciad moribunda va sin goblt-r110 y sin fr1·1w. l•)ilf'
111 1111<10 adqulrh· un elevarlo concepto de su rectltucl. Y han
1 /1 l Deodoro Roca
Antiimperialismo y revolución 1í 1

dcs;1fiado al universo con las pruebas más falaces de su infalibi-


licbd. J\natole France, en un libro admirable, reveló la técnica de LA REVOLUCIÓN DESFIGURADA
los testimonios que en estos casos suele recoger la justicia de
todos los países para llegar a la verdad:
-Duval, ¿ha visto usted al acusado a las seis de la tarde?
-Es decir, señor Juez, mi mujer estaba en la ventanaymedijo:
"Por ahí pasa Socquardot".
-La presencia de Socquardot en tal sitio debió extrañarla,
puesto que se la hacía notar. ¿Le pareció sospechosa la actitud del
acusado?
-Le diré, señor Juez, mi mujer me dijo: "Por ahí pasa Socquar- Poesía y Profecía suelen andar juntas. El vuelo profético se dibuja
dot". Entonces miré yo también y dije: "Efectivamente, pasa por arrebatado sobre un cielo de poesía. Sobre la revolución de octu-
ahí Socquardot". bre han volado doce años. Entonces, el gran poeta eslavo Gorky
-¡Muy bien, escribano, anote! "Alas seis de la tarde los esposos vaticinó que sería cada vez menos roja y que terminaría por
Duval vieron al acusado dar vueltas en torno de su casa y en organizarse como una gigantesca democracia agraria, más o
actitud sospechosa". menos influida por el socialismo de Occidente.
Señores: con esa técnica la justicia de los plutócratas america- La profecía empieza a cumplirse. El duelo Stalin-Trotsky
nos ha desafiado al mundo. ilumina singularmente la realidad rusa. Pero no debe ser visto a
Trabajadores manuales e intelectuales del mundo: uníos para través de su limitación formal, reducida a una pugna por el
defender a la otra justicia. predominio y sus ventajas materiales. A pesar del empeño por
captar sus esencias, el mismo Trotsky en su Revolución desfigu-
rada, la limita y la desfigura. Hay más, mucho más. Stalin y
[Lo reproducimos de la compilación de Gregorio Bermann, El d[fzcil tiempo m1e1Jo. Trotsky representaban dos tendencias que trabajaban profunda-
ob. cit.. pp. 57-59. Corresponde al 29 de agosto de 1927.]
mente la revolución rusa. Y no las guías. Son arrastradas por ellas.
La revolución bolchevique se divide en dos grandes períodos
separados por la última enfermedad y la muerte de Lenín. Se
consume el primero en la organización del poder y en la organiza-
ción burocrática. El segundo comprende desde que Lenín, enfer-
mo, dejó de actuar, hasta la expulsión de Trotsky. Puede decirse
que ha entrado ahora en una tercera fase. El centrismo de Stalin
triunfante sobre la roja "montaña" trotskiana- sufre duro y
.1rrollador embate de los "posibilistas" de la extrema derecha,
;H"audillados por Rikoffy sus compañeros. Como las cosas caen
l 1;icia donde se inclinan no es dificil reconocer que Gorky tenía
razún.
La orgullosa ambición del primer período fue rectificada,
dt·spui·s de largas y dolorosas perplejidades.
Cu;indo la embriaguez de la victoria de las realidades vitales;
, ·11a11do la Checa segaba la burguesía y Trotsky -el Camot de
l~11sla sacaba de la nada los ejércitos que iban a triunfar de los
1·1111trarrl'vohwionarios, Lcnín, desde l'I l11sti111to Smolny y desde
172
Deodoro Roca Antiirnperialismo y revolución 1/ 1

el Kremlin despu{'.s, rwgaba toda concesión a la intelligenisia. lugares, como comisario de nacionalidades, figuraba 1111 <>~,("11111
Desde el reducto fk los vi<'.jos zares la voz poderosa del "zar Rojo" revolucionario de segunda fila. Había desempeñado 1·11 los di.is «k
tronaba contra <'I 1·.tpit.tlismo. Los jinetes del Apocalipsis volaban revuelta y de batalla un lugar secundario. Se llamali.i L. V
sobre la estepa y s11s sombras se proyectaban precisas y fatales Djongachvilly. Aquel oscuro individuo a quien Lenín, para n-1·<1111
sobre todo <'I (kl'id<'11t1·. La "Santa Alianza" del capitalismo fracasó pensarle su docilidad y adhesión le diera desdeñosamc11 t <' 1111.1
luego. Ven<'idos Yll(l1·1titd1, Koltchak, DenikinyWrangel, esto es: comisaría de escasa importancia, firmaba en los periódicos ("Ofl d
Europa: <'Xp11lsados los dwcos de Gaida y pactada la paz con seudónimo de "Stalin". Bajo la piel del intransigente se escrn1dí;1
Polonia, la n·voltwioi1 "('111111"11ida" tropezó con el problema inme- un oportunista muy hábil. Ni férreo ni dogmático. Capaz, a v1·1·1·s,
diato d1· la org,111iz,wic">11 i11d11strial. La conquista y la afirmación de extraüas flexibilidades de gran político, como Lenín. Carcl'1, 1<11 ·I
del poder hl(' 1111.i n·vl"lal'i<lll g<'11ial. Fue el más formidable "atraco" don de mando y de la capacidad de organización de Trotsky. No
de todos los ti1·111pos. f<:11 t'sto s1· a<'usó la máxima genialidad de tenía su elocuencia, su pluma ágil e irónica. Pero sabía adaptarse,
Lc'.1.'.11: La d1·11101i1·i1i11 li.iliia sido relativamente fácil. El viejo colocarse, con habilidad extraordinaria, lejos de los extn·mo,...,,
cd1hno estaba l'asi <'11 r11i11as. l't'rn era imprescindible levantar comprender las necesidades de cada hora. Su sagacidad y s11
otro. Y el proktariaclo ck las ciudades y sus jefes políticos realismo eran de filiación campesina. El auténtico campesino
-creadores de la rcvoluciú11- 110 acertaban con la obra. Si la rusovencedordeLenín, el intelectual. Supo hacerrápidarnc11!t'. s11
realidad se opone, "peor para la realidad", había dicho Lenín. y camino y cuando Trotsky -desdeñoso, como Dan ton- quiso darl1 ·
Lenín se plegó a la realidad insobornable. Rectificó. Postergó. Él, batalla en nombre del comunismo puro, en nombre de Lení11 y cl1·
que despreciaba tanto a los intelectuales aunque era un intelec- los suyos, era tarde. La imagen de Lenín estaba desfigurada.
~ual, y que se reía de los técnicos, recurrió a unos y a otros. De Todo el mecanismo burocrático del sovietismo, los empicados
igual modo, Trotsky-fundador del Ejército Rojo- había recurrido del gobierno, de los sindicatos y de las cooperativas, todos los
a los generales y jefes del zarismo, desde Brussilof a Evert. La órganos flamantes de la naciente burguesía, de recóndita escnl'ia
rectificación doctrinal fue declarada paladinamente en un célebre democrática, de estructura y vaga apetencia capitalista, cstalJa
artículo de Pravda firmado por Lenín: "Necesitamos de la Inteli- con Stalin. Y se alzó, entonces, contra el trotskismo -que prcl1·11-
gencia". A la doctrina siguió la rectificación de hecho. y surgió la día suceder al leninismo- la Liga de los Intereses creados. 1la
N~P (Nueva Política Económica). Reapareció la pequeüa burgue-
s1a. Se permitió el comercio particular. Comenzó el descenso de la 1 entrado en su última fase la batalla contra el campesino, que s1·
considera de antemano perdido. El orden: "Edificación del so<'ia
revolución "comunista". Y Lenín murió. ¿Quién lo reemplazaría? lismo nacional". Es lo cierto que el mito del trotskismo ha servido
¿Tro~sky? ¿El organizador de la victoria militar, el compañero en a los colaboradores de Stalin para combatir la fuerza auroral clt · la
los d1as heroicos del jefe desaparecido? Así lo creyeron todos. Pero 1 revolución, acentuando, aún más, la ratificación de Lc11i11, y
dentro del partido actuaba ya una clase poderosa que tenía su enderezando la marcha por una mal disimulada ruta capitalista
hombre representativo. Esa clase era la de los Funcionarios. y ese y -necesariamente- democrática. "Si la transformación d<' l;i
hombre era Stalin. La nueva burocracia es la que ha expulsado a -Ikpública Soviética fuera necesaria", afirrr.a Trntsky, "la <'slnw
Trotsky de Rusia y del partido. Y a ésta es a la que el gran tura de la Revolución de Octubre estaría fatalmente conclc11ad.1 .i
proscnpto acusa de "desfigurar" la revolución. la destrucción, para dejar como única herencia las conquistas
¿Quién es Stalin? En la noche del 8 de noviembre (calendario a,e;rarias democráticas". Entonces, ¿en qué estamos? El 1·omu11b
ruso) de 1917, después de hablar Lenín, en él como desde el Sinai rno, <·omo en la fúbula, es la serpiente que se rnucnlt- la cola.
en el congreso de soviets se constituyó el gobierno provisional c1 1:
comisarios del pueblo. Constaba de quince miembros y IA·nin lo
presidió hasta su muerte. Trotsky era Comisario de N<'gol'ios 1l,o 11·111 od1 w1111os 1h·I original 111t·1·a11ogrnfiado (Archivo Crisl ina Ho .. a) F, 1<· •·•••·1 llo
Extranjeros. Del ímpetu creador de esas dos vol1111tacl 1·s unidas .-1 drnni11¡ 1,o fi d,· oc-t11hrc dt· 1q2il l
lirotaha. fresca, jugosa, la rcvoh11·iú11. E11 11110 d1· los 11[tl111os
1/ 1 Antiirnperialismo y revolución 1,-·,
Deodoro Roe-a

tica. Larga, ancha y profunda la ola de reacción a11t id<'111111·1.t1 le ,1


COMITÉ PRO EXILIADOS Y PRESOS
amenaza con extinguir los últimos elementos del patri1111H1lc 11·lvll
POLÍTICOS DE AMÉRICA amasado por muchas generaciones americanas, para iI 1~t; 1111 .11
sobre sus ruinas regímenes inhumanos, que empcf1:1dw; 1·11
subsistir en el tiempo y en el espacio, dividirán a Ami"..-1<·,1 1·11
factorías yanquis o inglesas, entregándolas maniatadas ;1 Lt
voracidad de negrero del capitalismo imperialista de cualq111<·1
metrópoli extranjera, porque no es otro, ni podría ser otro. d
objetivo de una corriente políticosocial que pretende arrasar <·011
el acervo económico, político y cultural de los americanos.
Las masas obreras y las agrupaciones políticas populares se En tales condiciones, menos que nunca, este 1 º de Mayo 110
aprestan a conmemorar la fecha de los trabajadores. El 1 º de Mayo puede ser celebrado como jornada de fiesta. Y frente a esta
de 1936 las sorprende en plena regresión política y social, situación, el Comité Pro Exiliados y Presos Políticos de América,
caracterizada por una acción sistemática, decidida y armónica de se ha constituido con prescindencia de credos políticos y religio-
todas las dictaduras y semidictaduras americanas contra las sos para:
libertades democráticas.
Una corriente políticosocial tendenciosa trabaja ostensible y a) Auspiciar un movimiento de opinión tendiente a obtener de los
tenazmente por el aniquilamiento de las conquistas logradas por organismos legales la más amplia amnistía de los desterrados
muchas generaciones americanas en el campo políticosocial. y presos políticos;
Toda América, desde el Cabo de Hornos a Panamá, se debate bajo b) Reivindicar el legítimo Derecho de Asilo garantizado por nues-
la bota de potro de dictaduras abiertas o embozadas, cuya acciún tra Constitución y anulado por las convenciones de policías y
tiende a la eliminación por el terror o por la sangre de cuantos s1· acuerdos similares;
oponen a sus torvos designios. Los cerebros más esclarecidos, los e) Repudiar todo procedimiento violatorio de las leyes y de los
espíritus más nobles, los luchadores más abnegados, todos los derechos del hombre;
que alzaron su voz y levantaron su brazo en defensa de las d) Promover una corriente de opinión contra las prisiones ilega-
instituciones de la democracia, sin distinción de clases sociales, les, la Ley de Residencia, los confinamientos a territorios
están amenazados por la reacción o se encuentran ya proscriptos. reclusivos, prontuarios simulados, actos de terror y de tortura,
confinados o consumidos de dolor y de impotencia en las mazmo y todo acto de castigo o represalia violatorio de las leyes y los
rras abiertas por quienes sólo pueden sostenerse en el pockr sentimientos de civilización;
mediante la violencia. Sobre la portada de América se ha colgado <') Propender a un trato humano para los detenidos en movimien-
el cartelito de "Fontamara": Se prohíbe razonar. tos de agitación, que los presos políticos no sean considerados
Ancha y larga esta reacción antidemocrática, tiende a prof1111 delincuentes de orden común.
dizarse sin dejar de crecer por los costados. De la actitud t raclil'lo
nalmente hosca frente a los reclamos de la clase trabajadora. Al dirigirse fraternalmente a los Comités y organismos simila-
sojuzgada a sangre y fuego, se ha avanzado galopante en el l'ampo res de los demás países de América y otros, a objeto de unificar
de lo político con vista a profundizarse represivamen te sobre t1>< 1, 1~ <'Sta acción y extender los postulados enunciados y organizar la
las actividades del pensamiento en "rush" arrasantc y ato111izado1 ayuda jiu-ídica y flnanciera a los exiliados políticos y sus familia-
de las fuerzas de la comunidad americana. El derecho de l11wlga, ..;.s, n;·1· que este l º de Mayo debe ser oportunidad para exterio-
d_e reunión, de prensa, de palabra, han pasado a milllar 1·11 d ri1.ar l'l sentimiento de unidad de todas las fuerzas que luchan y
"lndex", proscribiéndose por convenios policiales hasta el I kn·d 10 de· su voluntad ele triunfar.
de Asilo consustanciado con mwstra trndi<"iú11 lilwr,il y d1·111ona l'or l'llo. d Comiti· Pro Exiliados y Presos Políticos de Ami·ril'a.
1/(i Deodoro Roca Antiimperialismo y revolución 1//

hace un llamado ferviente a los puebles de América, y a las ENJUICIAMIENTO DEL FASCISMO EN AMÉRICA
instituciones que son la voz de sus anhelos, por las siguientes
consignas:

EN EL ORDEN NACIONAL

Campaña Nacional Pro Amnistía de Presos Sociales y Políticos:


por los presos de Bragado, por los procesados de Plaza de
Mercedes, por la libertad de Héctor P. Agosti y el retorno de
Audano, Pomar y de los hermanos Kennedy; por la derogación de Hace mucho tiempo que América -la América "nuestra", como
la ley de Residencia (4. 144); por la abolición de la Sección Especial; diría Rubén, "la que tenía poetas desde los viejos tiempos de
por el Derecho de Asilo; contra el proceso por "asociación ilícita" Quetzalcohuatl"- debe este homenaje a México. Se lo debe a ese
y por la abolición de los inculpados; por la libertad y el respeto para México henchido de resonancias fabulosas, en cuyo seno florecie-
los agricultores chaqueños perseguidos y del director de El Norte, ron civilizaciones maravillosas. Se lo debe a ese pueblo sufrido y
de Jujuy, Rodolfo Puiggrós; contra el desafuero del senador artista, de piel y corazón indígenas, que ha conservado su
nacional Lisandro de la Torre. vocación plástica y su aptitud para una rica y germinadora vida
común a través de siglos de explotación y servidumbre, tanto bajo
EN EL ORDEN CONTINENTAL
el sistema colonial como bajo el señorío de los feudales autócto-
nos. El mismo problema desde la Colonia hasta nuestros días, el
Por la libertad de los presos políticos de Chile y Santo Domingo: mismo problema cuando esos indios sufridos y artistas, creadores
por la amnistía para los millares de exiliados bolivianos; por de civilizaciones, irrumpen en 1910, con Madero, para apuntar
garantías para la oposición en el Uruguay y Perú; por el retorno de luego con Zapata el verdadero sentido de esa revolución que
Osear Creydt al Paraguay; y, sobre todo, por la defensa de las todavía pugna y dura por plasmar una nueva sociedad: la que
víctimas del terrorismo de Getulio Vargas en el Brasil. articula en fórmulas jurídicas inequívocas las aspiraciones de
justicia y las tradiciones de libertad del continente, cuando el
COMITÉ PRO EXILIADOS Y PRESOS POLÍTICOS DE AMÉRICA
resto de ese mismo continente, orgulloso otrora de su limpia y
generosa política internacional, hace abandono de sus claros
deberes internacionales y se contenta, cuando más, por pavonear
[Lo tomamos de la compilación de Gregario Bermann, El difícü tiempo nuevo. oh.
cit., pp. 74-77. Fue dado a conocer en Córdoba, el 30 de abril de 1936.] por Europa una doctrina sin glándulas, adornada con esos
rnoñitos cándidos de "no-agresión", mientras el continente queda
sumido en la explotación, en la barbarie y en la opresión, cada vez
más asfixiante, de las únicas fuerzas capaces de elaborar un
<lcrecho internacional humano y acabar con todas las guerras: las
fuerzas populares organizadas. Mientras cancilleres inefables
dogian a Marx en la alta cátedra de Ginebra y ponen trémolo en
la voz para la tragedia de los trabajadores, en las cárceles de estos
países el pPnsamiento marxista gime, y en los parlamentos que
,·sos cancilleres comandan, inspiran o sirven, se elaboran nuevas
torturas. y, corno en los más siniestros regímenes de la historia.
s,· prdcnck hacer dt'l pensamiento -¡del pensamiento!- llbr<'. un
178 Deodoro Roca
Antiimperialismo y revolución l '/11

delito, lo que es como si c·stablccieran penas porque el hígado todos los que, de un modo o de otro, han contribuido a hacer dc la
segrega bilis o porq11<' al <'<>razón afluye la sangre. · Argentina una rica colonia extranjera administrada desde las
Mientras los ¡c-te·s del l•:staclo, celebrando la afirmación triunfal oficinas del monopolio internacional. Y mientras todo esto pasa, en
de más poderos;¡ de·111oe·r;1e·ia mundial, invitan a los jefes triunfan- el confin de la América septentrional se alza ese admirable país
tes a participar <'11 1111a 11tH·va asamblea de paz continental-cuyas mexicano que da, en esta hora de terribles y acaso mortales
equívocas finalicladl's 110 satisfacen a ninguna conciencia verda- vacilaciones, un ejemplo claro y maravilloso. No vacila. La norma
deramente a111;111k el<· la cl('mocraciay de la paz-, se persigue a los jurídica es inequívoca. Es clara. Está dada. Hay que obedecerla. Es
que la defi<·1Hh·11 o pronira11. se envenenan las fuentes de demo~ el ABC de los pactos. Es la seguridad colectiva. Es la tradición -la
erada, st· cll'sat.1 (;i viok11C'ia y se motoriza el fraude que esta buena tradición- jurídica de América. Es la justicia. Es la defensa
aholinHlo las i11stit1wi01H·s libres de la República. Y mientras se de la cultura. Es la civilización. Y México no vacila ni un minuto. Y
diserta <·n (~i1wbra, ,H'ade·111icamente, sobre el principio de "no- es el único pueblo de la tierra-comprendidas, incluso, las democra-
rcconocimi<·11to" a las e·01H111istas coloniales, el "no-reconocimien- cias más excelsas- que proclama el principio de que negar ayuda
to" resulta alarde tan pueril como la "no-agresión", porque en el abierta y franca al pueblo español es violar una norma jurídica
primer caso se dude llagra11tcmcntc el cumplimiento del pacto obligatoria y es, a la vez, como traicionar el destino histórico de
internacional que obliga a aplicar sanciones al país imperialista, nuestra civilización. Por eso estamos aquí, esta noche, celebrando
agresor y conquistador. Burlúndose, de tal suerte, abiertamente con la lealtad y la limpia conducta internacional de México, el
el deber pactado, verdadero cons<·nso de traición, sin el cual la sentido de su posición en el mundo y los valores que distinguen su
conquista no se habría realizado. Y en el segundo caso -la "no civilización.
agresión"- se viola también la norma jurídica internacional, Y_la En la ciudad de México, mirando hacia el palacio de los
pasividad frente a Etiopía agredida, se torna, en el caso de Es~ana virreyes, en la plaza de la Constitución, hay un monumento
-agredida no por otro Estado, sino por moros, mercenarios Y esculpido en piedra, cuya figura principal representa un fraile
bandidos internacionales de una legión africana, por generaks católico. Y hay una descripción que dice: "Extranjero, si amas la
insumisos y por frailes demoníacos- se torna, digo, en el caso de virtud, detente y venera; éste es Fray Bartolomé de las Casas,
España, el principio informador de la norma de no-agresión, <'11 padre de los indios". Y al pie de la leyenda, una fecha: 1925.
agresión taimada, sistemática, oculta y abierta, a todo lo q1w Simbólica estatua que los revolucionarios mexicanos -en plena
signifique cooperación o ayuda al pueblo español y a su gobicn 10 <'ontrarrevolución de los "cristeros"- levantan a aquel sabio y
legítimo. 11oble fraile, quien, frente a la Corona, la Iglesia y a los coloniales
y así, también, mientras se hace la farsa ante el mundo de 1 le hace siglos, inicia, en verdad, el movimiento de redención del
haber pacificado a América mediante una nueva técnica, cxprl'sl indio mexicano en aquella campaña que le llevó la vida, y que
va de una nueva sensibilidad jurídica destinada a propagarse·. Y perdura aún, en aquellas palabras memorables: "No habrá salva-
se va a Ginebra a registrar una fórmula inocua, se oculta l,1 <'iún para los indios hasta que no les sean devueltas sus tierras".
tremenda realidad: que la paz es un precario modus vivendi ele· los ,;:st e ha sido el motor de la historia de México y el mensaje que a
imperialismos rivales que llevaron a la guerra a dos nado11n1 t ravi~s de los siglos ha recogido su revolución en marcha. Y en esa
cándidas; modus vivendi que sólo ha contemplado los intl-rl'st·s 111archa, el mayor obstáculo ha sido y es la Iglesia Católica, en
imperialistas extranjeros en pugna. pugna viva y ardiente con un Estado que quiere, conforme a la
En toda América se contempla el espectáculo de los nado11alts visiún de Fray Bartolomé, completar la "salvación" de los indios,
mos exacerbados cuya bandera -en el nuestro más que en 11i11g111 H 1 devolviendo al pueblo su tierra y salvándolo, incluso, de la propia
oculta el contrabando de las más turbias extranjerías. En Espar'111 lgll'sia.
los nacionalistas son los enemigos de la nación cspaúola: morn1-1, La Constitución de 1917 cristaliza una de las etapas de la
frailes, generales, traidores, mercenarios. "los últimos piratas 1lrl 11·vol11dún. t•:11 <·sta fase los intereses 111aterialcs y el sistema dc
MC'dltcrrúneo", scriorltos fi·udalcs ... En l'I 111H·stro s1· jada11 d1· s1•rlo do111i11ado11 dcrll'al s11hTn r11do golpc. La lltl('Va p11g11a d11ra dkz
111() Deodoro Roca Antiimperialismo y revolución 1111

a11os y hace crisis en lo que se llamó "revolución cristera". Los mado el derecho a la paz, derecho civil, en un t::icrl'i!'io dl'
prelados mexicanos, como ahora los españoles, ensangrentaron demagogia llorona -porque hay una demagogia de paz, como h;iv
el país durante más de un año. Fueron vencidos pero mantienen una demagogia bélica- frente a la técnica de la intimidación q1 ll'
latente la insurrección. Durante veinticinco años, la revolución en caracteriza este momento de desesperación de los "regí1111·111·s
un aspecto en cierto modo negativo ha tenido que ser anticlerical muertos", que aspiran a salvarse dentro de los Estados totalita
y anliimperialista. Pero su aspecto positivo ha propugnado siem- rios. Esta política lacrimal tiene grave culpa en lo que <'.st,1
pre la redención de los trabajadores -a diferencia del clero que pasando. Esos estadistas mediocres extraen argumentos d1·I
redimía las almas a cambio de quedarse con sus tierras-, por la miedo, viven oscureciendo la realidad. Frente a las torpes y
incorporación de los indios a la civilización y por el reconocimiento exitosas amenazas levantan los brazos y repiten: "Todo, todo,
y desarrollo de los valores espirituales y culturales del pueblo menos la guerra". El fascismo, con profunda penetración psicoló
mexicano, cuya expresión más acabada, en lo interno y plástico, gica, y con gran olfato histórico, ha comprendido el apoyo indircc
es el pintor Diego Rivera, el más grande artista de nuestra época. to que le está prestando ese pacifismo pasivo y falso. Con esa
Todos los esfuerzos de la revolución encaminados a elevar a las técnica ha devorado a Abisinia. Con esa técnica ha impuesto a
clases trabajadoras -entre ellos el más coherente, el plan del Europa el pacto de "neutralidad", que es el memorándum de la
actual presidente Cárdenas- son presentados, también, como ayuda fascista a los rebeldes españoles, sin que esa Europa pasiva
"olas rojas" que barren los campos de México. Y es también la .¡1' lf·.,· acabe por entender, de una vez, que ésta es una de las formas qui·
Iglesia -¡fenómeno singular!- la que, apartada de su remoto ~
asume una guerra internacional ya declarada y localizada en el
origen, abierta o calladamente, contraría, hostiga, tiende embos- f territorio español. ¡Todo, menos la guerra! ¡Y la guerra está ya! O
cadas y no vacila en sacrificar, incluso, las más puras conquistas estará luego, aquí, con el auxilio del miedo de que los unos
de la civilización, para detener la marcha lenta, pero mundial dl' ' terminen con los otros. La política de "aguantar", y de diferir
los trabajadores, hacia un mundo liberado de la injusticia social. empíricamente, es mortal. En Europa, desde la guerra hasta hoy
Este fenómeno acontece por igual en Europa y en América. Se lo está sucediendo algo trascendental: la revolución, la verdadera
ve con dramática claridad arder en estos días en los campos y revolución ha perdido velocidad, y la contrarrevolución fascista.
ciudades de Espar'ia. Se ha identificado lo espiritual con lo ha adquirido, en cambio, una velocidad y una capacidad de acción
temporal, la religión con la política. Y renacen en el mumlo extraordinarias. Aquéllos no se salen de las fórmulas doctrinarias,
occidental aquellos estilos de crueldad que sólo se vieron en las inmóviles y mesiánicas. Estos movimientos que se llaman "fascis-
abominables guerras de religión que en siglos pasados empapanH1 tas" basan toda su política en la "acción". Hay quienes estarían
de sangre las tierras de Europa para establecer la hegemoní;i cl,·1 dispuestos a dejar que se hundiera un país para que el artículo cl<-
pasado. Hoy el Papado no pretende tanto. Pretende sólo salvar <'si,. un reglamento o el punto de un programa de partido no fueran
régimen capitalista al cual está adscri pto con todas sus po k Iwi, 1s violados. ¡Y toda Europa arde, violada y masacrada!
De tal suerte, necesariamente, por haber muerto la raíz cspirit 11;!1 Frente al bloque Berlín-Roma, por ejemplo, se asustan y
que la sustentó durante siglos, la quiebra del uno arrast r,11 a al vuelven a decir: "¡Todo, menos la guerra!". Los rcgímen!'s de
otro en su caída. La Iglesia está en el plan demoníaco traza el o poi dictadura se unen. se prestan auxilios fatales y ncccsarios. l'no
las potencias opresoras para evitar la quiebra de lo C(ll<' l'llw1 la falta de solidaridad en el peligro común señala la división y l.i
llaman "civilización". Los Estados "totalitarios" preparados p111 impotencia de los países que se llaman democráticos. Y todo dio.
una educación militar formidable, de tipo mecúni<'o. y pm lo ;1 pesar de los antagonismos inconciliables que laten en la ,·ntrana
mismo falaz y perecedera. se proponen acabar ,·011 el Ocdd1·11k dt· cada uno de los regímenes dictatoriales.
europeo y torcer el rumbo de la historia. J\ la lglcsi;i 11n ll' l111prn ta Todos los intentos de la vieja diplomacia para cambiar t'I cawT
colaborar con la mt'dia luna y con la 'iv,ístic;1 paga11.1. y 1'1 n1rso hondo di' la historia sor1 inútiles. Los del 1·111piris1110
Los que han hecho del pacifismo 1 lila l,1111c11L1do11 q111· s«· rq1ttr 1.isdsla. al a11w11azar 1·011 bloqul's y alianzas 111ilitarl's p.ira
c;1cla cha a111<' el 11111ro del 111icdo, co1110 dkl' Natoli, han ll,111'-llrn .1s11star a los p,ll'iflstas di'! "todo. 111t·11os la 1-(tl!'ITa", 110 p.isan;111
Antiimperialismo y revolución IH.I
18:Z Deodoro Roca

te, dirigida a los Corintios, ese San Pablo a quien hoy perseg11in;111
de ser manifestaciones inútiles, si la Europa "no fascista" tuviera como agitador profesional o como enemigo del orden social los
diplomacia y gobiernos que pensaran con clarid~d y celerid~d- La agentes de !ajusticia social que forma el subtentáculo emocio11.1l
Sociedad de las Naciones podía haber recogido y orgamzado de comprender, en lo hondo, este momento que nos toca vivir.
provisoriamente el buen sentido de los pueblos. Era, precisamen- Impregnada de esencias religiosas está esa creencia fervorosa
te ése, el comienzo de una solución racional a problemas q~w de las masas humanas contemporáneas en ese más allá de la
tienen siglos de existencia. Sólo la Sociedad de las Naciones podia, justicia social que forma el subtentáculo emocional de la concien-
en la actual "circunstancia" europea, resolver con mayor o menor cia colectiva. Estamos presenciando, como en toda crisis históri-
posibilidad de vigencia, el problema europeo. El fascismo ha ca, entre ilusorias derrotas o entre esperanzas falaces, una
comprendido oscuramente que su tarea más urgente es la de apelación impresionante, no sólo a las fuerzas externas, sino
debilitar la institución ginebrina. La traición de los mediocres principalmente, a las fuerzas internas y espirituales. Lo mismo
diplomáticos ingleses y franceses que actúan en el sis_t~ma d(' que en la época de aparición del cristianismo primitivo el leitmotiv
Ginebra, desde la desaparición de Rarthou, ha permitido, t'll de la conciencia colectiva lo forma esta ambición suprema: ¡re-
parte, la realización del plan; ¡en parte! Un esfuerzo, ~ólo llll den-ción! Lo que hoy domina la conciencia civil en toda el área de
esfuerzo, una voluntad de acción, puede salvar no solo a la la cultura occidental -incluyendo a América, a pesar de su
Sociedad de las Naciones sino a Europa del peligro de guerra autoctonismo deformante, abisal y pintoresco- es la apelación de
inmediata. O de que se extienda y formalice la guerra internado los hombres hacia aquella aspiración que ha movilizado a todas
na!, desencadenada ya en España. ¡Es necesario para eso q111· las grandes masas históricas. ¡Que la idea se haga carne! ¿Para
cesen los llantos en el muro europeo de las lamentaciones, (1111' qué? En el fondo, para aquello que nombran también las grandes
Europa termine, para bien de la civilización, con este cha~1ta11· masas: ¡redención!
colosal, y diga "no", ¡un no rotundo, cortante, duro, dcc1slvof Redención y encarnación. Raíces de mitos y héroes. Principios
Todavía se está a tiempo. En caso contrario, nadie podrá im1wdl1 ,1bsolutos, raíces de lo religioso, atar, unir, combate, lucha
que la guerra se extienda, y llegue a todas partes, precisanw11ti·, personal por realizar lo absoluto, por encamar lo pleno, por hacer
por no querer que llegue. Por eso es menester que nos pongamos perfecto lo imperfecto. Temática y Patética de la historia de
en guardia frente al próximo Congreso de la Paz en Buenos J\irl's nuestro tiempo que nos dan la sensación de que el mundo está en
Por ahora, Washington no ofrece más garantías que Ginebra. Y s,· d trance dramático de dar nacimiento a nuestras formas vitales
trata -esto es lo importante-, no de la seguridad colcct iv.i dr que necesitan surgir para satisfacer las ansias en que todos
América, sino de la "seguridad colectiva" de todos los homhll'M (·stamos presos. Y esas nuevas formas no pueden ser sino
que viven, crean, sufren, en el clima de nuestra civilizé-~C'iú11 <"olcctivas, estatales, de tipo políticosocial. "Estas nuevas formas
Centrado en las más patéticas esperanzas y en las mas l 111111 li' "- que pugnan por nacer bajo la presión de la conciencia colectiva
angustias del hombre contemporáneo -dice Fernando cli- 1011 1ol'adas de un sentido redencionista, nos muestran", dice el
Ríos-, renace, en nuestros días, con fuerza sólo comparabl1· :i l,1 mismo Fernando de los Ríos, "que no tenemos los pies firmes a la
que tuvo en el tránsito del mundo antiguo al mundo crlslla110, d t il'rra de hoy, sino que nos asentamos en el mañana incierto, en
impulso hacia un tipo de ordenación histórica dond(' do111ll1,1 111 los afanes, en lo que queremos que adventa, en lo que queremos
preocupación por lo que pudiéramos llamar con~lt·_11ac-io11 de· 1111 ep w sl'a hoy pero en visión de futuro. Nuestros pies están sobre la
orden injusto y apremios inexorables para que lo 11qusto de·s.1p11 l ll'rra movediza de una ilusión, de un mañana".
rezca y tenga lugar un acto de salvación histórica. 1loy, e·11 c-st1111 l•:I dramatismo de la época que vivimos se alimenta, en rigor, de
instantes de crisis de nuestra cultura -como en todos los 111111111·11 e·s;is raíces. La instancia concreta y apremiante para que satisfaga
tos en que la historia ha hecho crisis de 1111a 111,11wra h111d,11111·11 l"s, 1s a ns las va dirigida al Estado. Las masas piden ahora al Estado
tal- el problema que a los homhn·s angust la ,·s 1111 "prnbl,·11111 clr lo qui' las rcllglo11cs le escamotearon. En casi todas las c-ult u ras
tipo rl'llgloso". l'or t·so, los libros ck los !'roldas. la l1·1·t11rn d,• li't •,e· h.1 pas,1clo por t'stas i·pm·as rcdcnclonlstas, por estos tra111·1·s
(•:pistola prl111na ch· San l'al>lo, c·I prillll'r l>oldwvlq1 IC' de·< k1'11h•11
rrrrr:::::r::::::11111111111;;11;;;::·

Deodoro Roca Antiirnperialisrno y revolución IH'.í

de paroxismo y de colosal esperanza de solución del problema


EL IMPERIALISMO "INVISIBLE"
humano.
Pero, ninguna como la nuestra. "El problema", observ~ De los
Ríos, "tiene una inmensa dimensión histórica y cualesquiera que
sea la solución que el Estado dé a lo que se le d~m~n_da, nos
hallamos, inevitablemente, ante nuevas formas h1ston~~s. La
necesidad de nuevas ordenaciones -para cualquier soluc1on- se
hace ya patente en la contienda de cualquier ho1?-bre. Y las
urgencias apuntan, todas, al Estado. Ha de cre~r es~e nuevas
formas juridico-políticas. Y si no lo intenta, o s1 al intentarlo La palabra Imperialismo tiene denominaciones equívocas. La más
fracasa, habrá un "deshielo emocional", un "colapso de l_a fe", u11 < ·orriente expresa en su contenido una deformación de la actividad
incalculable hundimiento histórico. Mientras tanto, una mmcnsa 11acional, artificialmente provocada y sostenida por la fuerza.
ilusión colectiva carga de eléctrica confianza el aire que respira Supone una desviación morbosa y condenable. Procuremos ca-
mas. El alma del hombre se pone tensa y propicia a toda suerte de• raderizar esa propensión genérica del Imperialismo.
ilusiones. y en ese clima psicológico, florecen otra vez los mitos V Sin duda que en todas las épocas hubo imperialismo, imperia-
los héroes. y entre ellos, los mitos y los héroes d~I Estado lismo interpretado como tendencia expansiva. Es el perfil imperia-
"totalitario", Hitler, Mussolini... Como en ninguna epoca la11 1,st a de los pueblos conquistadores. Pero la política expansiva
grandes masas humanas parecen confiarse a los grandes ~'.011<h w imperialista- de los tiempos actuales no puede ser identificada
tares. Estamos de nuevo en otro siglo. Y ascienden los hero<'s r11 , 011 aquellas lejanas actividades históricas. El imperialismo de

un cielo constelado de metralla, mitad dioses y mitad h_~mbn·s. Y , >Iros tiempos podía denominarse imperialismo del kilómetro
el mito resurge como la floración maravillosa de la emoc10n. ¡Mltoi. , , ,adrado, la expansión por la expansión, la extensión territorial
héroes! El alma colectiva está ahora alumbrada de mitos V ch• · ., ,! HT todo realizada al calor de circunstancias propicias. Es el tipo
héroes. y volvemos a sentir ráfagas espectrales del mundo ;11111 , J.- imperialismo ofrecido por Turquía en su época conquistadora.
gua, de cuando se sentían parecid~~ angustias que _Yª 1_10 :·11111 /\ ,·sa actividad hasta cierto punto deportiva, le dio un carácter
prende ni acoge la racionalidad catohca. Y volvemos a p< 11s,11 rll l .11; 1lmcnte inestable la ausencia, propiamente, de necesidad. Era
las Epístolas de San Pablo. Ahora, como entonces, ho111l111•• 1111 imperialismo a priori. Más de impulsión que de repercusión.
harapientos y de mala facha, el verbo encendido -tocados ¡,111 1 ·, 111sistía en dilatar sistemáticamente las fronteras de un Estado

gracias claras y misteriosas del sentimiento de la intellgc1 wla, •t"" .1 l ,.1s1· de actividades bélicas. Y éste era un problema insoluble. Su

brilla, fina, entre los harapos, más fina que baJo las lo"it• , J,·•-;1•11lacc fue siempre el desplome de aquello que se realizó a
orgullosas-, dicen su verdad en la plaza pública. Y ahora, c·e111111 11111>1 rlso de coacciones irreflexivas e inmotivadas. Pero el verdade-
entonces, vuelve -si algo vuelve- "la locura a parecer razoll, V ltt 111 i111p<'1-ialismo, el imperialismo de los tiempos actuales, es un
razonable la sinrazón". 1111pni;ilismo invisible que casi no necesita de expansiones terri-
1, ,1 i.d('s, que casi no emplea ejércitos ni armadas, pero que hunde
11 1'.• 11ra <'11 la cnt raña vital de los pueblos y cuya actividad podría
1
[Lo reproducirnos de la compilación de Gregorio 13crrna1111. E/ c/lfldl tt,•111JH llllflltlf, ., 1 ddi11ida como una creciente.
·tpp. 209-217. Corresponde a fines de 1936. c11 oraslon dd apoyo 111r~h·ltllft /\ diln<'rwia del imperialismo del mundo antiguo es más bien
1 Cl .,
O>.
de Lázaro Cárdenas a la España republicana.) 1111 , l1·s('11la<'c' (Jll<' proviene de una necesidad de expansión m{1s
, , ,11w1 l'i;il qu<' territorial. rnús económica que política. y que·
¡,11·, ts;i para su realiza<'iún la preexistencia de u11a s<'rie cl1·
, 11, 1111sla11C'las. SI c··slas cor11·11rn·11. la adiviclad l111pcrialisla
,q ,.11 (º('(º(';!.
Antiimperialismo y revolución
11,1; Deodoro Roca IH7

De otra suerte constituirá una imposibilidad. Dicho en otros para su población, mercados donde colocar el exceso de produc
tí'rminos: nace el imperialismo a pesar de la vol~ntad adv~rsa de ción. Y el mundo colonial -fenómeno imperialista- se vuelv('
· lo realiza · Hay en la historia contemporanea escenario de luchas gigantescas, unas veces cruentas y otras
quien _ . un eJemplo _
característico: la formación del imperio aleman: _Bismarck habia incruentas. Y ocurre que se inaugura una nueva táctica: algunos
conve rti. do ea la Germanía atomizada en una nacion • coherente. La pueblos industrialmente poderosos llegaron al período de su
rea l1z. 0- a través del· hierro y del fuego mediante dos guerras engrandecimiento cuando el mundo colonial estaba ya repartido.
victoriosas: una frente a Austria -eliminatoria-, otra frente a Ante la dificultad o la imposibilidad de arrancar por la violencia lo
Francia -aglutinatoria-. Después de 1870 no se ha dado :1_1 la que otros ya poseían, han apelado a un procedimiento simbólico:
historia un caso tan acusado de propen~ió~ a retener~? adqum~_o. el sistema de la "puerta abierta", aplicado a territorios no some-
N 1 O el correo de Constantinopla -decia Bismarck-. La cuest10n tidos exclusivamente a una soberanía extraña o a esos territorios
o e • 1 p · " escurridizos que tan pronto se someten o escapan a la hegemonía
de Oriente no vale los huesos de un granadero de a omerama.
Nada de expansiones territoriales; conservar, retener, nunca de otro país según sea el estado de la lucha imperialista mundial.
ampliar. A esa política quietista se aferró Bismarck con to~a la Así se procedió con China y así se procedió con Marruecos. Y por
fuerza de su voluntad inflexible, con todo el peso d~ su au~~ndad. esta ruta ha marchado más holgadamente que cualquier otro país
y a pesar de ello, Bis~arck es ~liminado d~ la vida ~ohtica d{:I Estados Unidos de Norteamérica. Va, pues, indicado que actual-
· nte imperio aleman. Y con el surge Gmllermo II dispuesto mente a los pueblos les interesa más que la posesión material de
nacie . _c1
realizar una política mundial que por cierto no era una conce~c10n territorios, la expansión desde el punto de vista comercial. Por eso
personal sino obra de las nuevas circunstancias. A la Alemama d<' el imperialismo es oneroso para los imperialistas a priori y
Bismarck, opuesta a las expansiones territoriales, sucede la lucrativo para los imperialistas a posteriori. Aquéllos soportan los
Alemania de la Mitteleuropa, la Alemania mística_del Pa~gem1._1- gastos de ocupación; éstos retiran los beneficios. De esta clase de
. la que aspira a unir los extremos de un dilatado impcno imperialismo invisible -del cual fueron maestros los ingleses y
msm 0 , -". p- · aprovechados discípulos los norteamericanos- es del que quisié-
ue va desde Hamburgo hasta Koweit, en el Go 110 ers1co, en
qd de muere el Ferrocarril de Bagdad, columna vertebral d('I ramos ahora, en pocas palabras, hablar porque es el que más
on d -- cerca nos toca, el que nos envuelve con sus lazos invisibles, el que
. erialismo teutón que inaugura una política e expans1on <·11
im~
A s1a, en África , y del que no se puede prescindir _ en todo problema
. carga y hace cada vez más letal la atmósfera que respiramos.
de olítica mundiaL ¿Qué había pasado? Habiase ?rodu~1do 11110 Tres elementos clásicos han constituido la esencia del imperia -
d psos fenómenos típicos del capitalismo. Alemama hab1a cmp<· lismo: propensión a la dilatación territorial, lo cual exige que la
ee - 11 política exterior se anteponga a las preocupaciones domésticas;
zado a sufrir una especie de extravasación industriaL De~pues < e·
70 coinciden los intereses de dos Alemanias qu~ despues _han d«· inclinación providencialista basada en los supuestos dest.inos de
estar en pugna: agrarios e industriales. A los anos de opt1mls1110 una raza que se exalta y se presenta como llamada a actuar en d
mundo por superposición; sostenimiento de un ejército cuantioso y
suceden an- os de miseria · Se forma en torno suyo _ la coraza prot1·1·
.
cionista y sigue el ejemplo dado por otros paises. Alemama 1·11 p<'rrnanente, instrumento adecuado para realizar esos propósitos
a uel recogimiento se engrandece. Asiste al incremento d(' su pro d1· dilatación territorial. Pero ya sabemos que estas tres notas
d~cción industrial que se realiza en términos insospechados. No psi<'ológicas se presentan enlazadas en el ceñido sistema de rival!
le basta su mercado interior. Tiene necesidad d~'. ~mscar salida al 1L1d<·s a que tan dados fueron los europeos en la antegu<:>rra. Esas
exceso de producción y por eso inaugura su poht1ca 111111Hlial. Y a n·aliza<'ioncs imperialistas con manifestaciones en el orden lc1Tllo
pesar de Bismarck -que es eliminado violcntamenl<' /\lt·111a11l.i ri:tl --siquiera lo principal sea de índole económico-comercial-- 110
realiza su política imperialista que ha de epilogaren 1!l I H. v1·1 wld;i s11dc·11 pasar desapercibidas. Por eso se destacan y citan c·m1 tanta
lnTt w111·ia. Pero 110 acontece lo propio con ciertas actividades q11c· s<·
por s lis. rl·v·1l"s·
e ' . • Inglaterra
. y Estados
• . Unidos. Los pars<·s s11pc·1c·a
pllalizados <·111pieza11 a buscar afanosos por d 111111ulo l il'rr;is p;i111 vil w11la11 a lo que S<' ha llamado "illl(){Tialismo lnvlsibl<•". 111,1s
sus dt1Clada11os, prilll<'ras materias para s11 i11d11strio1, ,tli11w11t11f'i tr;is1·c·11dn1tc- y 111.is peligroso qtw el a11tcr101-. y q111· se• rdlc-rc·11 a la
IIW Deodoro Roca Antiirnperialisrno y revolución 11!' 1

1·s1 ·11cia ele la política exterior norteamericana. Y con ello queremos -algunos de ellos, los situados en las inmediaciones del canal
rcltTirnos a una ele sus expresiones más características, en donde tienen para los Estados Unidos un valor inmenso, como base di'
luce toda su técnica ele expansión y sojuzgamiento mundial d aprovisionamiento en las inmediaciones de la vía interoceánica.
capitalismo ele Estados Unidos: al imperialismo petrolífero. Fue entonces cuando la doctrina Monroe -esa vieja y perfecta
La guerra europea -decía un diplomático inglés- ha servido ganzúa internacional- permitió a los norteamericanos escapar
para evidenciar el triunfo del camión sobre la locomotora; el por la trastienda de Versalles; fue entonces cuando esa doctrina
desplazamiento del carbón y la hegemonía del petróleo. Lord se enriqueció con nuevas interpretaciones y nuevos avances y
Cunmn afirmaba en 1918: "Los aliados han sido arrastrados a la permitió que el Mar Caribe fuera extendiéndose poco a poco y los
victoria por olas de petróleo". "El país que posea la supremacía hipócritas mensajeros de Monroe llegaran hasta las mismas
petrolífera", decía Elliot Alves, "tendrá en sus manos el comercio márgenes del Plata. La mayor parte de los acontecimientos
del mundo. Ejército, marina, dinero, población numerosa, etc., políticos y económicos ele la América latina en los últimos af10s no
equivaldrá a la impotencia si el petróleo falta". Dentro de nuestra son más que resonancias de la lucha formidable y silenciosa
estructura capitalista, poseer el imperio del petróleo equivale a agudizada en ella entre los dos grandes imperialismos que se
conquistar el imperio del mundo: dominio de los mares por el disputan la hegemonía del mundo: el norteamericano y el inglés,
mazout, dominio de los aires con las esencias ligeras aplicadas a personificados por Rockefeller y Pearson. Su influencia se proyec-
las aeronaves, dominio de los continentes por las naftas. Así se ta solapada y acentuadamente sobre los movimientos revolucio-
explica por qué los países que aspiran a realizaciones mundiall's narios, sobre las exasperaciones dictatoriales, sobre las menudas
encaminan sus esfuerzos a la conquista del petróleo. Los Estados y artificiales disputas internacionales que periódicamente reco-
Unidos estaban en condiciones excepcionales. Dentro de sus .. rren como un temblor espasmódico las vértebras de la América
,,·.•.·..
fronteras poseían yacimientos enormes. Esa situación privilegia - nuestra. Uno de los avatares de la doctrina de Monroe lo expresan
da hizo pensar en la inagotabilidad de las reservas yanquis.
Mientras los norteamericanos dormían, Inglaterra -más prevlso
l ya sus voceros más caracterizados ante la lenta infiltración de los
petroleros ingleses y en Washington comienza ya a insinuarse que
ra- de un modo silencioso fue apropiándose de los yacimientos la doctrina de Monroe se opone igualmente a la concesión de
diseminados sobre la tierra. Los Estados Unidos, un poco tardía yacimientos petrolíferos situados en América, realizada en bene-
mente, se dieron cuenta de que sus pozos no eran inagotables. Los ficio de naciones no americanas. Y simultáneamente se abre
geólogos han señalado el año de 1934 como una fecha trágica: la generosa la espita del capital yanqui y éste se derrama espléndi-
del agotamiento de los yacimientos petrolíferos yanquis. Estados damente sobre todos los países americanos de habla española
Unidos no podía esperar filosóficamente ese advenimiento fatal. Y -principalmente sobre los que poseen yacimientos petrolíferos- y
procuró recuperar el tiempo perdido. Y se inició la lucha mas ele pronto los ferrocarriles, las minas, las empresas de transpor-
encarnizada y dramática del siglo, para privar a InglatP1Ta cid 1cs. las industrias madres y aun los grandes servicios públicos son
monopolio virtual alcanzado con tanta constancia como intdlg1·11 absorbidos por el capital yanqui que con un avance incontrarres-
cia. Y es en la América de origen español donde esa conc11rn·11C·h1 1a ble se apodera de la dirección y control de nuestra economía
adquiere hasta en nuestros días mayor agudización. Mi·xt<'o, sin necesidad de anexionamos territorialmente- y desaloja de
Colombia, Venezuela, Costa Rica, Isla Trinidad, Bahía (1·11 d sus posiciones al capital inglés. A esa política dirigida desde el
Brasil). Ecuador, Bolivia, Argentina, tienen su entraña cmpapad11 1>cpartamento de Estado de Washington responde la inusitada
de petróleo y sin término pueden abastecer al mundo. <'.011 rl l'onfianza que inspiramos para la colocación de empréstitos y la
control del Canal de Panamá el imperialismo yanqui hahia dado Lll'ilidad con que se adquieren por su doble valor las industrias
un paso de coloso. Los buques mercantes que zarpan di' N111·v11 Il'C'loras d<' nuestra economía. Y son ésos los tentáculos del
York con rumbo a San Francisco, con la l'sll'la trazada va11 l1111wrialis1110 invisible, los que empiezan a apretar nuestros
dibujando en el maria frontera potencial d1· la pocll'rosa n·p11bltc·11. 1111<·111hros y restar autonomía a nuestros movimientos. Los ten tú·
i•:11toncl's. aparte d<• la riqueza que cntraf1an aq,wllos ya1·t111h·11loN ,·,ilos d1· t'Sa pl11lol'ral'ia omnipotente obstinada en c·o11sid1-rar a
l!IIJ Deodoro Roca
Antiimperialisrno y revolución l'.11

la América hispana como feudo remunerador. A eso llaman


algunos panamericanismo. No es lo peor que así lo denominen. Lo la máquina. El problema inmediato que afecta al porvenir de los
lamentable es que lo exalten como fuerza creadora y hasta como pueblos latinoamericanos. el peligro invisible que los circunda, es
elemento aglutinador de América. Y más lamentable es todavía el de esa avasalladora corriente imperialista que ha de enturbiar
que los ingenuos panegiristas de ese sistema proletarizador no el sentido de su civilización. Esa corriente cruza por todas las
sean siempre los imperialistas norteamericanos. latitudes y como sucede en el África de nuestro amigo, bestializa,
Toda la civilización europea vacila sobre una cruel contradic- esclaviza y aísla continentes enteros. Y hay que reaccionar contra
ción. Hospitales y torpedos, cristianismo e imperialismo, ejércitos todas las formas del imperialismo, contra las apetencias propias
ultimados para la destrucción irreparable y conferencias donde se y las extrañas, en una lucha y en un celo vigilante de todos los días.
canta la paz mientras en otros sectores se prepara fríamente la Debemos cobrar conciencia de los peligros que nos rodean. Y para
guerra. Europa reincide en sus errores. Europa encarna la ello es necesario perseguir otra estructura nacional que mate el
organización que aplasta la libertad y asfixia al mundo. Europa es parasitismo .de las clases y otra estructura internacional que
el gran obstáculo para la unidad espiritual del mundo. Por eso en permita construir un mundo de nacionalidades libres e interde-
sus mejores espíritus cunde el pesimismo y buscan oscuramente pendientes. El reinado de la fuerza, el imperio de la materia, la
en el alejamiento de Occidente la claridad y la purificación del alegría de unos pocos sobre el dolor de los demás, es en el estado
dolor. Pero por un lado está el Oriente lento, dormido en los humos de la conciencia del mundo una cosa necesariamente transitoria,
de su quietud milenaria, obstinado en rendir su totalidad a una porque lleva en sus entrañas los gérmenes de una insoslayable
actividad trascendente; por el otro lado, están las dos Américas, destrucción. Construir ha sido el grito de angustia de todos los
la juventud del mundo, las hijas de Europa. Y han heredado casi hombres, el ideal normativo de todos los siglos; construir para que
la vida se dulcifique y se humanice, para que una emoción fraterna
todos sus males. En una de ellas persiste y se depura y St'
magnifica la organización gigantesca para perjudicar a otro, para 1 funde y solidarice las conciencias. Pero no basta mirar con
privarle hasta de respirar, para extraer de él la riqueza; sistema emoción hacia la lejanía, ni sentir en lo íntimo del alma la tragedia
heredado que no podrá durar y que por su peso aplastante, por s1 1 de un mundo que se desgarra. Es necesario espolear las concien-
enorme costo, por sus efectos mortíferos sobre la humanidad cias, hacer la luz sobre lo que nos circunda y amenaza. Es por eso
viviente, será la muerte de la libertad y la máquina que devora a que la Liga Antiimperialista, al vulgarizar estos problemas, al
quienes la alimentan. Persiste en ella la apetencia de la cantidad. proyectar claridad sobre ellos y al poner en descubierto en
la autofagia que se incrementa en la proporción en qut' i·s beneficio de los reducidos todas las miserias de una política
satisfecha. Se enraízan cada vez más en ella los prejuicios internacional sostenida por los menos, realiza una obra necesa-
nacionales que han ahogado en sangre la libertad de Eu-ropa y ria. Nosotros creemos profundamente que el esfuerzo de América
dado forma a una razón providencialista. Y el apetito imp(Tia l isl, 1 l 1a de pesar gravemente en el destino del mundo, en el curso de la
cobra nueva vida en esas raíces, a pesar de la enorme fiH'rza q111· l'ivilización y de que aún estamos a tiempo de salvar el tesoro que
opone a su materialismo mortífero un vasto sector de la vid.t malgasta nuestra aturdida juventud.
americana. En la otra América niña, los mismos males s1'. al'11s;111 A nuestros hermanos del África, representados aquí por este
atenuados, pero se acusan, y se manifiestan a veces en forma d .. generoso muchacho, que luchan por parejos ideales, a nuestros
exaltación morbosa, no habiendo para ello la excusa de rivalld.t 1H'nnanos que en la lejanía del Atlas perfilan con mano temblorosa
des centenarias que predeterminan su nacimiento. Y los a11wril'.t s11 destino y el destino del mundo, vayan con estas palabras de fe
nos debemos pensar más en América interpretada como 1111icl.td i1H¡tl('brantablc, nuestra ancha y cordial simpatía.
ideal Y menos en atizar sus querellas intestinas, i11tcrl'o11I i111·11L 1
les, que nuestra civilización se asienta sohn· las 1>as1·s de· la
1l.n 10111.11110s ckl original mcTa1wgrafiado (/\rchivo Cristina H.oca). F1w p11hl1C';ulo
roop1·ra!'lún social y de una integral justi<'ia h11111a11a y 110 sol>rr •·11 L1 c·rnnpiL1C'IC.11 ele· (;n•gorio lkrmann. El dificil tiempo 111w110. oh. dL. pp. 177
la c~plolal"iún cid homl>n· por d hmi1hn·. por la 111;1q1ii11,1 y pal 11 IH:1 1 'rn1c-spo11clc· a l!J:l!i. a110 1·n q111· pron1111C·i;1 c·slt- clisn1rso 1·111111 ac-lo el,· la
1.11'.,I t\11tll111¡w1l.dl.-,l;1 a11tc· l.1 visita cid 111a11rn¡t11 /\hcl l•:I lüi111 a ('01clnl¡;1 1
1\11tiimperialismo y revolución 1 '1:1
Deodoro Roca

11aciones libres. No hay un solo sistema. Es un mosai<'<>. 1111


INDEPENDENCIA O DOMINIO 111uestrario variado de sistemas coloniales que van desde el mando
, Id g;obernador de la colonia -con un breve régimen municipal en las
plazas fuertes- hasta una sucesión de matices y grados autonómi-
' ·os o de gobierno propio. Algunas empezaron por colonias peniten-
' ürias. Ese variado sistema no responde a concepciones teóricas. El
11 iglés tiene un sentido realista más sagaz que el romano, su
11 ,acstro. Esa variedad corresponde a realidades comarcales. La
111< lia ocupa, empero, un lugar aparte por su vastedad demográfica
,. territorial. Ha constituido el núcleo de la grandeza colonial de
Cuando Inglaterra, con cautela infinita, por medio de la famosa 111.1.(laterra. Es por sí sola un imperio. Su existencia como colonia,
comisión Simon, preparaba, vacilando aún, el "Estatuto del Dom! , , 1si milagrosa, certifica sólo la magnífica aptitud inglesa. Es que
nio", los hindúes acaban de dar un paso insurrecciona!. La nueva 1.1111poco la India es en realidad una nación. Es sólo un conglome-
fase que asume el problema de la India va a derrumbar, a corto plaz< >, 1. 11 lo de pueblos y de religiones. También de épocas o fases sociales
al gobierno laborista de Mr. MacDonald, cuyas carpetas se esté'111 , I, · <lcsarrollo histórico. La civili?.ación occidental apenas ha rozado
poniendo cada vez más "amarillas". El gobierno laborista no dcst·a •.11 piel milenaria. Junto a las infiltraciones occidentales subsisten
forzar la marcha de los acontecimientos en lo tocante a la refor111a 111stituciones como las castas, antiguas como Buda, linderas a los
política. Cuando el Virrey se refería hace poco a las conclusiones di' 1111tos. También, viejas supersticiones sanguinarias. Junto a los
la comisión Simon y al otorgamiento del Estatuto de Dominio, é·sll' , • 1si os territorios -los más prósperos- gobernados por el órgano de
aparecía como en una perspectiva lejana. Lo consideraba como d l., ;id ministración virreinal, en donde goza de cierta autonomía y
término natural y fatal de la evolución en el régimen autonómi<'o d<·
11.1 rt icipación de los naturales, existen los native states, regidos por
la India. Los acontecimientos actuales parecen señalar un error e k 1, , p1;ncipios indios feudatarios de la corona de Inglaterra, super-
0

perspectiva. Sin embargo, no lo creemos así. ' 11•.ilados por un residente inglés. Sólo el andamiaje colonial inglés
Pero lo que parece agitar ahora a la India es una vehe11w111t· l 1., podido sostener este conglomerado inmenso.
voluntad de independencia, no de autonomía dominial. Ésta, clcsdr I.,; 1 India carece de la educación política que reclama el régimen
los días de la guerra, estaba prometida ya. Inglaterra preparaba d , I,· los Dominios. Esas instituciones son casi inadaptables al estado
cumplimiento de su promesa. La India, de colonia, pasaría. <'OII d .11 t11;tl de este confuso país. La gran masa de la población está
tiempo, a ser miembro libre en la confederación de naclor u·~ 11" ;ipacilada~ siquiera para la parodia del gobierno propio. La
británicas. , 1, 1, Tt •ncia entre un hombre del pueblo de la India y un hombre del
"Dominio", según la definición de la última conferencia i1111ll'rl11I.
111 wl>lo de Europa consiste en que este último respira desde hace
es cosa distinta de lo que sugiere la literalidad de la palal 1111 • .1 1, los 1111 aire cada vez más cargado de Política y de Derecho. Es su
"Dominion". Expresa el estado jurídico de las naciones lilirn1 •· .itinosláa. Y su fuerza. Los "Vedas", el "Código de Manú", los
iguales que forman estrictamente el "imperio", o sea, la "( '0111 .1·,1<'111as indios de fllosofia, el "Ramayana", el "Mahabarata", las
monwealth" británica. De derecho no existe mctrúpoli. Th·111·11 , 11 11 wdias de Sakuntala, son maravillosas ejecutorias de cultura
representantes diplomáticos propios. Figuran como miembros d,· 111 .1, ,t i¡•,11a, pero nada tienen que ver con la civilización "política" en
sociedad de naciones. Presentan todos los atributos privativos dd 1, 11 iH1 el<· la cual ha g;irado y se ha engrandecido Europa. El drama
Estado moderno: Parlamento. Gobierno propio. J\cl111i11lstra1'1011, , 111 oiu·o lia sido un drama de esencia política. Y la ciudad ha sido
Ejército. Con su estatuto de los dominios, el sisll'ma <'ol1111ial 1111-',lt•,t l.1 •,t1fH<'111.1 conquista del europeo.
ha llegado en su evolución a su última conse<·111·1H·ia, a 1·orll'lll,11 l11 l•:I dr, 111 1a asiút ico es de esencia religiosa. La suprema conquis-
que parecía imposible: la independencia con la u11iú11 vol1111tm tu. 1.1 dl'l aslallco c·s la vida trascendente. Sus monumentos mayores:
El vasto imperio lngks -d 111;1s g1·,111d1· y afortunado q111· h11y11 111•,, c11ltµ,os rl'llg,iosos.
1·011111·ido la historia 1111 S<' 1·11111pmw si",lo d<' 1·sa asol'l,11·11111 clt•
Antiimperialismo y revolución 1'1 1 1
1'11 Deocloro Roca

La civilización política falta en la India y apenas si se la SANDINO Y EL IMPERIALISMO


l'omprende. Sin la presencia de los ingleses los episodios de lucha
r<'ligiosa entre musulmanes y brahmanistas rematarían en enor-
mes guerras civiles. Las castas -que subsisten en casi toda su
pureza-y la enorme variedad de estados de cultura -aparte de la
profunda tendencia contemplativa y mística del indio- crean, de
momento, graves e insuperables obstáculos para la constitución
de un Estado viable, de tipo aproximadamente europeo, como
parecen propugnarlo los jefes del partido revolucionario.
Pero lo grave de la situación actual es que se encrespan en w1 El problema del imperialismo capitalista-representado ejcmpl, 1r
mismo cauce la ambición juvenil de independencia política de una mente por los Estados Unidos- es un problema mundial. S1·
minoría inteligente que ha asimilado la civilización occidental y 1·1 desliza a su sombra la angustia de nuestra época. El reacomodo
odio profundo de las masas hacia el "hombre impuro" -el europl'o, pacíflco de los hombres en el mundo -pasada la Gran Guerra
el dominador inglés- a quien el indio considera como un sl'r tropieza con él. La misma guerra ha afirmado la fuerza omnipoll'11
inferior. Se humilla ante él. pero lo desprecia y lo odia, seguranwn te del imperialismo capitalista. Pero el desequilibrio industrial. la
te con razón, pero todavía sin eficacia. Los primeros han asimilado crisis económica -característica de la época- contiene el gernH·11
lo externo de la civilización y sueñan -no todos- con la europ<'iz, 1 de la lucha formidable. La inteligencia política de las naciones gir, 1
ción de la India. Los segundos pugnan por salvar la act 1111d t·n torno a esa crisis. Y busca ciega su remedio multiplicando 1.ts
milenaria de la raza en un mundo caldeado ya por malsanas y l'ausas del mal originario. Se busca el bienestar de las nacioncs t·11
devoradoras pasiones. Esas fuerzas, así juntas, se irán crn-r1·s la explotación fácil de las riquezas y en la abundancia d1· los
pando hasta llegar al cataclismo, que puede no ser tan remolo mercados. El capitalismo de la "posguerra" acusa una tendc11<·ia
como esperaba MacDonald y como piensan los viejos colonislas orgánica, indomable. hacia la especulación. Por consiguiente: o
Lo cierto es que la exaltación del espíritu público en la lrHlla i11f1a los valores en las bolsas o se lanza vorazmente sobre las
rebasa los límites dentro de los cuales quiso encerrarlo el gcrn·rns11 riquf'zas de los pueblos débiles. Son las dos maneras típicas c1 .. 1
sueño de Mahatma Gandhi. La amenaza crece. Como en ni11g111111 imperialismo económico. Demostración de los excesos a do11dl'
otra ocasión, Inglaterra se inquieta y teme por el porvenir <11· s11 p1wdc conducir la primera, fue el último terremoto económico di'
imperio, cercado de amenazas. La independencia, con pan·1·1·1 Wall Street, que trastornó las finanzas mundiales. Demostral"ic'i11
lejana y hasta imposible, parlas condiciones ya apuntadas i11q11ll'I 11 d1· la segunda es esa insaciable e impresionante ambiciú11 d1·
a los discípulos de Disraeli. La misma concesión innwcliala cid 1•,;i11ancia-característica, en realidad, de todas las fuerzas ntll'vas
régimen de Dominio parece -a los más- un salto en las t i11h-l>l11•1 d1· la historia- con que el capitalismo joven se ha lanzado a la
Mientras navegan entre estos escollos, los estadistas ingkscs stg1 lf'I 1 1
011quista del mundo económico. Las formas de conquista clifkn·11
estudiando soluciones intermedias, otorgando concesio111·s pilt 1·111 d,· las clásicas. Cuando el capitalismo de mediados cll'I siglo
les que dilatan el choque inevitable. ¿Pasará esta tornw11la',' <·11.., ¡,.isado -{·poca en que nació el colonialismo y en que Europa
mosque sí. Los pilotos son todavía hábiles. Pero no ha di' I.J1cl111 1
lt-<'idiú r<'partirsc el mundo- se lanzaba a la conquista ('('011ú111ka
mucho sin que se desprenda este gran florón de la gasl,1CL1 1·111111111 d,· 1111 p11cblo, se conducía, sin muchas dikrencias, ('(Hilo 1111
de Inglaterra. Creo que asistimos al ocaso de la m;'is gra I H 1.. ne·, 11 11111 , 11 11q11istadorck la Edad Media. Se justifkaba con su propia ft11-rza

colonial. imperial. que conocieron los tiempos. v t·rn1 s11 propia voluntad de conquista. El pueblo alal'ado y
\('ll<'ido pas.tlia. cll' i111111·diato, a sufrir las miserias y qtll'lira11los
,lt· L, sl'rvid11111!Jre. Iloy oct11T1· lo contrario. I•:I p11e!Jlo ala<",ulo y
!Lo lrn11a1111>s dt·I orlgl11al 111e1·a11ograllado (i\rl'hlvo 1 'ris11t 1;1 H1ll';i) l•rn· ,·,w1 Jl11 ,,( n \'t•11t'ldo, pros¡wr,1. ll11a ola d1· ventura cc·o11ú111il'a lo i11v,11k. 1111;1
d<" ,·11,·ro d,· 1!l:IO.J

l
1'11, Deodoro Roca Antiimperialismo y revolución

;i t 111<',sfcra
de optimismo lo envuelve, de pronto. Todos los valores neos, por equivocación, por lamentable equivocación. Su gesta, t·11
1·ntra11 en una impetuosa corriente comercial. El bienestar mate- vez de conmover, irritaba o hacía reír. En Nicaragua y en casi todo
rial toca a los extramuros del pueblo invadido. Asfalto en las el trópico sojuzgado, era un sainete. Pero para los países más
calles. Carreteras. Casas altas, limpias. Confort. Teléfonos, auto- lejanos, para los que están menos absorbidos por la influencia
móviles, cinematógrafos, fuerza motriz, magia de la luz. Pero, la mortífera de los Estados Unidos, su figura y su tarea tienen el valor
historia es como la vida: una corriente subterránea. Por debajo de un símbolo, de un símbolo de futuro. Es el que no se corrompe.
penetran las garras del monstruo luciente. A la sombra de esa Tampoco defiende a Nicaragua para los nicaragüenses. La defien-
repentina prosperidad crecen las deudas. Las hipotecas de las de para la vida y para la humanidad. Poco a poco, según avancen
riquezas naturales del país, la lenta subordinación económica, el los días, su perfil histórico irá trascendiendo de las selvas nicara-
vasallaje financiero, la subordinación internacional, son las rejas güenses, del continente americano, de la órbita local a la amplitud
de esa cárcel dorada. No hace falta-sólo en determinadas circuns- del mundo.
tancias y transitoriamente- dar una forma política a la domina-
ción del imperialismo económico.
[Lo reproducimos de la compilación de Gregorio Bermann. El d(frcil tiempo nuevo.
Pero en el fondo oscuro del bienestar presente, se incuba la ob. cit.. pp. 193- 195. Corresponde a 1930.]
redención. La protesta, la rebeldía. Cuanto más tarda, más
intensa. Sólo por ahí apunta el signo del porvenir. Toda la América
latina -pero especialmente la central y la antillana- es pasto del
joven y voraz imperialismo de los Estados Unidos. Y el fenómeno
más aparente es la letal prosperidad económica de esos pequeños
países. Algunos -Nicaragua, entre ellos- han resistido con las
armas la penetración pacífica y próspera. Las circunstancias
particulares de Nicaragua han colocado a Sandino -bandera ck
esa resistencia- en una actitud anticipada del porvenir. Su mayor
merecimiento es haber comprendido, obstinada, intransigcnl<'
mente, la dirección de los acontecimientos y el sentido rem~>to el!·
la fácil prosperidad de su país. Probablemente, ni la propaganda
que ahora realiza en el contorno americano, ni sus campai1as
futuras, lograrán contener el impulso imperialista de los Estados
Unidos. Pero la verdadera significación histórica de su gt·sta
heroica consiste en su consciente impavidez para anticipar hoy l;1
lucha cierta del futuro.
Sandino descansa ahora de sus actitudes guerreras y ha
cambiado la trinchera de los altos picachos andinos por la h 1glt tva
tribuna del conferencista. Sandino no era sólo un patriota a la
manera romántica, uno de los tantos "héroes" de que ha siclo ta11
pródiga la tierra hispanoparlante. Capitán en las ava11zacl.1s dc-1
hasta ahora confuso antiirnperialisrno, era y es un "visirn1;1rlo".
J\nacrúnico en su propio país. El nicaragüense de hoy es s11 111ayo1
c·ncmigo. La tarea que la rudeza y la concicnc·ia ck <·stos t 1<·111pw1
p11do permitirle es la que ahora ejercita: "propaganclist.1". V1w
g11crrilkro -aclmirabk guc•1Tilkro pero, a j11il'io de s11s 1'01<'1111
l'I.'\ Deodoro Roca l!l!I
Antiimperialismo y revolución

"SANGRE EN EL TRÓPICO" los mosquitos zumbadores, los "zancudos de gusano" que dejan
su larva en la herida, el infierno del trópico ...
Por fin, más arriba, los aeroplanos desgranan sobre las ald('as
silenciosas sus rosarios de bombas. Arden los humildes caseríos.
Salen mujeres desesperadas, niños enfermos que lloran y gritan.
Abajo las columnas de fusileros avanzan penosamente, protegi-
dos por los terribles pájaros mecánicos. Arrastran sus "Lewis".
envidia del oculto enemigo. De pronto, surgen unos pelotones de
fantasmas ... Son los guerrilleros de la libertad de Nicaragua. Los
A pesar de la aparatosa repatriación de marineros yanquis y de únicos videntes que en toda la América hispana comprenden su
solemnes declaraciones en el Congreso norteamericano, sigue deber histórico. Parecen cadáveres que se movieran por una
encendida en Nicaragua la guerra emancipadora. Norteamérica mecánica espeluznante. Destrozados, febriles. Las camisas abier-
no afloja su garra. Hay todavía sangre en el trópico. La bella, fuerte tas dejan ver el tórax hundido y sudoroso. Aprietan con sus manos
y áspera novela de Hernán Robledo tiene trágica actualidad. de dedos esqueléticos sucios fusiles de todos los sistemas. Llevan
Todavía están los yanquis en el litoral nicaragüense del Pacífico. en bandolera la chamarra agujereada. Cubren las cabezas fantas-
No se irán hasta que no construyan su canal. Y entonces no se irán males sombreros amplios de cinta roja. Y atacan ... ¿Cómo pueden
nunca. Toman tierra en la ancha bahía. Al fondo está la ciudad hacerlo? Y los mozos atléticos nacidos en Nebraska y Arizona
cándida, con sus casas de colores brillantes, abiertas y hospita- entablan duelos atroces con los estudiantes, con los escritores,
larias. Transportes colosales vierten su cargamento humano y su con los peones de hacienda, llegados en impulso romántico de
material de guerra. Hombres altos, vestidos de caqui, impecables Guatemala y de Méjico para defender la libertad de un puñado de
oficiales rubios. De los uniformes se destacan las letras revelado- tierra. Sandino ha vuelto. Los vencedores del paludismo, del
ras: U.S.M.C. (United States Marine Corps.). Los sombreros de soborno, del hambre, de la decepción han vuelto a reunirse con
fleltro ostentan el águila de oscuro metal. Son los fusileros ctd ese prodigioso jefe de fantasmas. Andrajosos, famélicos, se baten
almirante Latimer. Los que buscarán a Sandino en los picachos con las armas que toman al adversario. Y David resiste impávido
inaccesibles de Segovia. En el corazón del país, está Managua. a Goliat. El drama bíblico de la lucha del débil contra el fuerte se
dormida bajo la sumisión, a orillas de un lago. Ahí, en sus casas repite en este rincón de la tierra.
bajas, están los Chamorro, los Díaz, los bochornosos tiranos q111· De un lado, ciento veinte millones de ultracivilizados. Del otro
amparan los fusileros rubios de la Unión, los que han vendido a lado, un medio millón de mestizos. De un lado el pueblo más
la patria y a la raza. poderoso de la tierra. Del otro, un puñado de guerrilleros de la
De ambos litorales salen las columnas. El trópico las acaricia libertad, semidesnudos, perdidos en la selva tropical, olvidados
primero y las envuelve luego en su vegetación asesina. Avanza 11, del mundo ...
avanzan. Y llegan las tropas zigzagueantes; las lluvias abrumado
ras como diluvios, la selva inextricable donde nunca entrad sol.
las lianas que se abrazan a los troncos centenarios, los lwj111·os !Lo reproducimos de El País (no tenemos ni el día ni el mes. corresponde a 1!l:I 1).
traidores, las manigua baja y honda, los suampos de cieno 1>la11cl11 Tambié.11 puede consultarse en la compilación de Gregorio Bermann El dificil
lie111¡m mievo. ob. cit., pp. 195-197.]
en que desaparecen silenciosamente los hombres y bestias. 1;1:,
alimañas de salto inesperado y mortal, las víboras q11<· s1· 1·s1·rn1
den tras los racimos de los bananos. los p,1nta11os clo11cl1· v11l'la d
";111oldcs" mortal. las llanuras inacabables que aplasta d sol. el<'
donde se· eleva 1111 vaho húmedo y calicnk cargado d1· 111i.rs111a~;
Antiimperialismo y revolución './01
'.'1111 Deodoro Roca

rudimentaria. La vida política les interesa poco. Sólo en la medida


EL DRAMA DE LOS TRABAJADORES en que se puedan evitar "sorpresas". La ficción de la independen-
BALANCE DE AMÉRICA cia "nacional" más bien les favorece. La soberanía del pueblo en
Sudamérica es una soberanía cuya garra ha sido previamente
extirpada. Para lo único que puede servir ya el poder constitucio-
nal de autodeterminación es para darse gobernantes rapaces o
sanguinarios. Pero dóciles, siempre, a la voz de los verdaderos
amos del Continente. Unos con más decoro que otros. Pero todos
dentro del sistema. En realidad, en estos países de más arisca
independencia, lo que pasa es esto: los amos extranjeros propo-
Primero de Mayo de 1936. nen "ternas", y los pueblos, sin darse cuenta, "eligen" dentro de la
Europa: Todas las flotas encendidas. Todas las potencias terna. "Soberanía" quiere decir -en esta América nuestra, "que
destructivas en febril actividad: armas, aviones, buques, gases. tenía poetas desde los viejos tiempos de Netzahualcoyott"- tanto
Millones de hombres formados, con el arma al brazo, en todos los como voluntad para determinarse "libremente" por unos amos o
países, esperando para hoy, para mañana ... Mirando aterrados el por otros. "Gobierno propio" quiere decir tanto como organización
peligroso juego de dos locos que están jugando a quién incendia adecuada de las fuerzas nacionales dispuesta para que prevalez-
primero el mundo. Los traficantes de la muerte oscurecen con el can las fuerzas no nacionales. En lo político, el aparato mayestá-
vuelo pesado de sus grandes alas el cielo de acero de Europa. tico de la autonomía. En lo jurídico y económico, la dependencia
América. EE.UU. vigila y enreda. Monroe no quiere dejar de ser esclavizadora. Casi todas las aduanas nacionales -desde el Caribe
el albacea de España. al Plata- son internacionales: oficinas y estancos que administran
América. "¡South America!" Nubes cargadas y sombrías cruzan 0 controlan los prestamistas extranjeros. Son menos que colonias:
veloces por un cielo bajo y pesado. Todo el continente es como un semicolonias. Sin las ventajas de las verdaderas colonias y con los
campo ardido. Se presiente, cercano, un nuevo cataclismo. St• inconvenientes de un sistema irresponsable de explotación.
están dando todos los signos agoreros.
Dictaduras con Trópico y dictaduras sin Trópico. Es lo mismo.
El sistema es el mismo. Lo que no pudieron realizar los explotados Ejecutivos despóticos. Mano "pura" para trabajadores y re~el-
-¡aquel sueño anfictiónico de Bolívar!- lo realizan los explotado des al sistema opresor. Mano "blanda" pa_ra el gran capital
res: la unidad del Continente. Toda América "es una y la misma". -nacional o extranjero- monopolista y rapaz. Estos son los que se
El sistema es el mismo. La inspiración idéntica. Los actorcs llaman gobiernos de "orden". Los otros son demagógicos o subver-
también. La unidad de América se realiza en la miseria de los sivos. Si no se someten, duran poco. El Poder Político se torna, a
trabajadores, trenzados con cuerda de látigo. la postre, "en la policía del capital financiero para oprimir Y
explotar, impunemente, al pueblo". Y, progresivamente, va el
Monopolio extendiendo los medios de producción. Y con ello ~a
Dictaduras con Trópico y dictaduras sin Trópico entrct ict 1t·11 la absorción del trabajador, reducido a "mano de obra", cada vez mas
ficción de una independencia nacional abolida por las polt'1wlas barata. Porque es así: "pensado" como "mano" de obra, no como
mundiales del capital industrial y financiero. Los tiempos s1111 una persona humana, integral. Es mano. Y cuando ya no sirve,
duros. Y las ficciones, fláccidas, se vuelven inútiles. La ludia d,· 1111 uVm. Mano barata o cara, pero siempre mano. Pieza de un
los capitalismos rivales, que hurtan en nuestro conthwnll' s11s l'ngranaje brutal donde no se tiene en cuenta para na_~ª la
desenlaces, ha llegado a tal punto que ya no tolera disimulos. Y 110 ,·xlslt'ncla de la persona humana. La verdadera explotac1on la
se cuida de ello. Aunque lo quisieran no podi-ían t·s1·011tlns1·. soportan los trabajadores, sometidos en "nuestra" Amé'.rica a un
"Pisan" fuct"tc. Y dominan los órganos vltaks di' 11111·slra 1·1·0110111111 slslt-ma qill' apcnas conocen otros contlncnh-s. Subsisten. agra-
Deodoro Roca
Antiimperialismo y revolución :.w:1

v;idos, los métodos más crueles de trabajo del coloniaje. Y con


rl'linamientos que el coloniaje no conoció. ¡Oh, el sistema combi- FUEGO EN LA TRINCHERA
nado de las "proveedurías" y "enganches" organizado diabólica-
mente en el corazón de América!

América tiene las mejores leyes sociales, las mejores "cafiaspi-


rinas" para los paliativos de la injusticia social. La Argentina se
enorgullece de ello en todos los Congresos Internacionales. Pero
la crisis, que descargan los pueblos más fuertes sobre los más
débiles, las clases gobernantes las descargan sobre el pueblo Fuego en la trinchera más alta de Europa. Ráfagas arrebatadas
trabajador. Y las leyes obreras no se cumplen, en toda la extensión y calientes inflaman el aire del mundo. Son días creadores.
del territorio. Los salarios se reducen a un 40% y se pagan con una España empieza a hacer su revolución, "la" revolución. De la
moneda desvalorizada en un 40%. ¡Doble reducción! Sólo se terrible "experiencia" saldrán nuevas estructuras. Nuevas for-
restaura, o tiende a restaurarse, la economía de las "fuerzas mas.
vivas": comercio, industrias. Lo único que no se restaura, sino que España aparece en la hora exacta. Trae valores humanos que
se hunde, es la economía de las "fuerzas muertas", de los millones no se daban acaso en la experiencia rusa. El proceso revolucio-
de "asalariados", de trabajadores, que sostienen la economía de nario viene acelerado por una burguesía totalmente desprovista
las "fuerzas vivas", y perecen lentamente en bosques, pampas y de sentido histórico y motorizada por la estupidez y el miedo. La
fábricas. casta militar y la casta sacerdotal vendrían a ser las alas que
Desvalorización. Hambre. Desocupación. Esclavitud. Persecu. conducen, en este vuelo torpe, a las derechas españolas.
ciones. Dictaduras. Tiranía. Explotación. Regresión. Cada vez La Revolución Española no fue aquel cambio de piel de 1931.
más explotación. ¡Cada vez más regresión! Por el contrario, la "vieja" España se desenvolvió mejor, se hizo
Éstos son los jugos venenosos que brotan, espesos, en la ticITa más elástica, más retráctil, más peligrosa, bajo la piel republica-
de América -la más rica y la más "libre" del mundo- en csk na. Tampoco es "revolución" esa total insurrección de la "casta"
Primero de Mayo de 1936. militar. No fue más casta el ejército kaiseriano. Eso es. Contrarre-
volución. Y anticipada. La verdadera revolución es la que, obsti-
nada y trágica, fue ahogada en Casas Vienas, en el primer
[La reproducimos de la compilación de Gregario Bermann El dificil tiempo""''""·
ob. cit., pp. 203-205. Corresponde a 1936.] gobierno de Azaña. La misma ráfaga abrasa a los campesinos de
ahora. Es verdadera la de Asturias de Octubre del treinta y cuatro.
Es verdadera la que merced a la traición militar del treinta y seis
retoma su curso y se dispone, bajo el comando de esos generales
proletarios del Guadarrama, a realizarse, de tal suerte que la
l{epública de trabajadores "de todas clases" no sea hasta ahora
11 na rcpú blica de "una sola clase" -la eterna clase opresora-, sino,

simplemente, una república de trabajadores, sin clases oprimidas


y si 11 e Jases opresoras. De la visión de ese mundo mana la epopeya
proktaria de esta otra revolución de Julio. De la grandeza de su
propúsito va sacando -que es como decir de la nada y del todo-,
illl'rt'ibh·m<·nl<'. los d<'mcntos precisos para aplastar a la otra. a
(;1 qt 11· a si mismas<· lbma "n•vohwión", a la <¡ll<' Vll<'la. ()l'sada, <'OII
Ll < ;11ga di' s11 trall'lú11 y cll' su ;111;1<To11ls1110 l>ajo la 11wtr;tll;i dd
'.'1),1
Deodoro Roca Antiirnperialisrno y revolución

l'ido español. Es la España de los militares y de los frailes estúpidamente el clima favorable, y tejieron el cáñamo con el qui'
l'Xprcsivos instrumentos de la secular opresión- en puestos de serían ahorcados. Alcalá Zamora -¡incomprensible equivocación
l'omando, todavía. Ahora será desplazada, aniquilada. Lo será, en "revolucionaria"!- ¡en el cenit gubernamental! Y el fanatismo
l'sta "segunda" guerra de la Independencia, a cuyo frente marchan español montándose otra vez sobre los mismos carriles y operan-
generales de "overall" conduciendo a las milicias obreras de la do desde la flamante República de trabajadores "de todas clases".
auténtica revolución española. La ofensiva partiendo desde la zona tradicional: Clericalismo y
Propiedad Campesina. Progresivamente ascendiendo en la Repú-
blica de Alcalá Zamora -nuestro "Isabel Tercero"- el poder social
El proceso revolucionario de España ha llegado a su madurez. de la Iglesia y de su inseparable Terrateniente. Son las mismas
Los trabajadores "de todas clases" que en ella contienden han fuerzas que latieron a lo largo de la imperial decadencia
aprendido bastante. Conciencia, medios, táctica. En otros países, hispánica, las que laten, todavía, en la reacción de los militares
con un movimiento obrero menos resistente y avezado, cuales- calaveras, gallardos y traidores. Siniestros manejos entre
quiera de. las tremen~as derrotas sufridas habrían aparejado el caciques y curas, eso fue el famoso bienio ajusticiado por el
aplastamiento matenal y moral de los trabajadores. Ahí está la "frente popular". Contrarreformismo por designio de específica
lección de todos los países. Pero aquí, también, está la lección de tradición. ¡Especulación trenzada con látigo, hambre y euca-
los trabajadores españoles, mostrando una conciencia esclareci- ristía! ¡De todo eso estaba hecha la contrarreforma del famoso
da, un equipo dirigente magnífico, y una fina y recia urdimbre de bienio Gil Robles-Lerroux, que los militares y los sacristanes
medios Y fines muy bien lograda para las luchas finales contra la de la Península quieren restaurar haciendo correr ríos de
sociedad burguesa y por la conquista total de un mundo nuevo. sangre! ¡Aparecen juntos, otra vez, lo hemos dicho, por tierra
Los mitos republicanos no lograron amortiguar el fervor de España, en fieras empresas -como antes, de África a España
revolucionario de las masas obreras y campesinas. A diferencia o de España a África-, bien unidos, los antiguos y rudos
de muchos jefes que se embriagaron de mortales ilusiones. Al dominadores de los campos peninsulares con los celestiales
principio, los campesinos creyeron que la República del 14 dl' empresarios de las almas hispánicas!
abril venía para emanciparlos del yugo secular del propietario.
Los obreros de las ciudades creyeron en el alivio positivo de su
i:nise.ria Y en :1 fin de la desocupación. Todos creyeron que en d "Quien no se percata de que España está entrando en la fase
amb1to espanol desaparecería el drama del proletariado ham de la guerra civil entre el fascismo de Estado -al servicio de las
briento. Los ejemplos flagrantes de Alemania, Italia, Austria, 110 oligarquías capitalistas y muy señaladamente de la territorial,
contaron para nada. Los ingenuos republicanos de abril -los <li- .diada predilecta de la Iglesia- y la clase obrera organizada,
la socialdemocracia, sobre todo- no advirtieron que la dast· ('lllcnderá difícilmente los sucesos tan típicos y sintomáticos del
conservadora ligada a las formas feudales de posesión de la t il'rr;1 pasado mes de setiembre", decíaAraquistain, sobre los bordes de
-y a esas dos castas-coraza: Ejército e Iglesia-, unida a la Ll revolución de Octubre, en su revista Leviatán.
burguesía industrial y financiera, tenía que ser herida en la r.1 11. Es verdad. Continúa siendo verdad. Esa noción de las prime-
por donde asciende su savia y su poderío: la propiedad mis 111a di· 1.is escaramuzas de la guerra civil, cuya fase muy aguda es la
la tierra. Y desdeñó una oportunidad aprovechada por s 11 advn , 11·t11al, nos da la clave de aquellos y de estos sucesos. La ofensiva
sario. Vinieron vacilaciones y detenciones fatales. La n·voltll"io 11 1·slrida partió, entonces como ahora. y como en todas partes, de
detenida se replegó, fatalmente. Y pasó de la ofensiva a la l.1s organizaciones políticas y sociales que en diversos grados y
defensiva. Necesariamente. Y la Reacción organizú u11 1·ontra;ila 111;i111-ras n-pn·scntan a las oligarquías y aspiran a la dominación
que arrollador. Así Italia. Alemania, Austria. Asi i•:spana: ¡11 "loLditaria" fascista- del F-stado. Terratenientes de toda F<:spa ·
rl'voltwiim dd 14 de abril "<'ongdada" al cabo, 1·11 1111«1 rq,ulillc- 11 11,1, jl'sll itas 1·111boscados. Ejt'.rcito, Vaticano. 1-i:1 prole! aria do
cl1· 1rali,qadon·s "dc todas clasl's". Los 111is111os sol'lallsL1s tTt',II 011 ('_•;p.111111. 111l1·11tras los jl'lt·s st· 1·11tn·gal>a11 a los s111·úos g1·11l'rosos
'.~() /
Antiirnperialisrno y revolución
Deodoro Roca

aún que las modalidades de la guerra internacional. Represen-


d<' 1111 colaboracionismo utópico, comprendía quién era el enemi- tando los Estados "fuerzas concretas que luchan por los intereses
_e;o. dónde estaba y dónde le cerraría el paso. Extraía de los hechos de clase que representan" y que se atraen y se repelen según s_u~
y de la experiencia de otros países la lección provechosa. El afinidades y diferencias, es natural que frente a una guerra c1v1l
enemigo: el fascismo, forma agresiva y moderna de las viejas concreta, con sentido de lucha de clases, las viejas formas
fuerzas opresoras, "desesperado" ensayo de un Estado "totalita- protocolares de la neutralidad sean abandonadas, o rele~adas al
rio" para conservar un mundo que ha perdido su base de ritual de la hipótesis internacional. Lo vital es que las nacwnes no
sustentación: la disposición mansa de unas clases a ser explota- pueden ser ni indiferentes ni neutrale_s en luchas q:1e afectan de
das por otras. El fascismo es, en definitiva, la forma agresiva y un modo decisivo al propio destino. Esa es la realidad Y querer
desesperada que asume la clase dominante, condenada históri- desconocerla con falsos aspavientos, en nombre de la amist~d
camente a la defensiva. Sus ingredientes son complejos. Por estar internacional, es -como dice Araquistain- estupidez o sofistena
señalado históricamente en esa posición fatal, el fascismo no ha de palurdo.
creado nada vital. Sólo ha realizado cosas en las artes de la Es por eso que el mundo se expresa angustiosamente frente al
desesperación. Armas, ejércitos, sutiles y minuciosas defensas drama español y lo siente como su propio drama. Es por eso q~e
de las defensas. Sólo en este aspecto ha creado, si cabe hablar de vanamente se habla y se procura constreñir la vehemencia
"creación". Por eso lo mejor del fascismo -fuera de su jactanciosa parcial de los hombres y de los gobiernos, incluso a límites
brutalidad y de su repulsiva depravación- son sus desfiles imposibles. Todos sabemos, o lo sentimos oscura~ente, que el
marciales, su atrezzo bélico, su mise en scene espectacular. En pueblo español -auténtico y maravilloso protagomsta, esta vez-
todas partes es así. Por eso la primera idea valorizada del se está batiendo por el porvenir del hombre y de la cultur~ en el
fascismo es la idea de la guerra. "El sentido de la guerra como Occidente. Todos sentimos que esos milicianos de "overall , esas
vitalidad y no como recurso último, como necesidad biológica y no mujeres de la raza de Aída Lafuente o "La Pasionaria", e~~s
como fatalidad desgraciada, como felicidad y no como adversi- adolescentes con las caras tiznadas por el humo de la explotac10n
dad", se ha dicho, es el monstruoso dogma pedagógico d<'I y de la fábrica, esos chiquillos desharrapados que fugan de s~s
fascismo. Su retórica fu turista y delirante guarda corresponden hogares y piden un fusil para trepar al Guadarrama, estan
cia estadística con las empresas imperiales anexas al sistema. El defendiendo en Europa el gran patrimonio de la Cultura. Ese
fascismo tiene su mecánica. Mecánica también delirante y rct e"> patrimonio no es otra cosa, a través de los tiem~os, que el
rica. Late como los motores que prestan su ritmo al monstruoso "esfuerzo del pensamiento por dignificar al hombre y libertarlo de
Estado fascista, donde lo humano apenas tiene cabida. Sólo hay las cerradas fuerzas adversas: naturaleza, instinto, rapacidad
cabida para el canto de la carburación fascista. Es expresiva es;, confabulada en la explotación de unos hombres por otros hom-
escapada retórica suya, pulmón de los vientos, trepidaci<111 bres". Trabajan así contra la cultura -dice Arconada- aquellos
imperial de imperios escapados del tiempo. El fascismo es la que por conveniencia o ignorancia se suman a ~s~s fuerzas
apoteosis de la carburación. El hombre motorizado y dcsl1t1111a adversas del hombre y le hacen más miserable, mas ignorante,
nizado. Es el mismo hombre hecho émbolo para empujar 1111,1 más instintivo, más borroso de personalidad y más oscuro de
máquina perfecta que sólo tiene sentido al ponerse al S<'1-vi<'io el,· humanidad. Esos milicianos españoles que van alegres a la
una explotación también perfecta. Pero, todo eso cstú. al l'al>o. muerte sin creer en el heroísmo sucio de la guerra y sin pensar
más allá de los límites naturales de vigencia de la lmrgu<'sia para en la belleza equívoca del sacrificio, se baten, también, por
cuya gloria, en deflnitiva, se ha construido ese "p<'rft'do" 1111·1·;i nosotros, por los que estamos firmes en la gran izquierda del
nismo. 1111
mdo. defendiendo los valores vitales del hombre Y de l_a
La guerra civil -latente o actual- est,·1 en todos los paist's cid l'llllura. No sabemos bien lo que acontece, ni lo que aconteccra.
111111Hlo. No acaba en cada frontera. Los aliados y los 1·1w111tgos Salwmos sí. qui· es Jo que se jue14a en uno y otro campo de l~sta
i11tcr11ado11ales t'st{111 en todas parlt·s. trnplal'alilc guerra civil 1·11 donde, con el triunfo de los proktanos,
La g1 ll'rra social ha t ra11sfor111aclo 1·1 dt'rl'd 1011111·ni.wlo11al 11111~
Deodoro Roca

los vencedores no habrán dado su sangre por ninguna suerte de


restauración. No serán posibles las restauraciones. Ni mucho
nwnos la restauración de esa república candorosa y retórica del
14 de Abril. Sólo será posible después de esta experiencia terrible
y definitiva. construir un mundo limpio y nuevo. Pero para otros
hombres. Un mundo para hombres liberados de la injusticia y de
la explotación.

[Lo reproducimos del periódico republicano editado en Buenos Aires (del cual
Raúl González Tuñón fue su corresponsal en España) La Nueva España.
Corresponde a 1936. También puede consultarse en la compilación de Gregario
LUGONES, DE LA REVUELTA A LA ESPADA
Bermann El difícil tiempo nuevo. ob. cit., pp. 282-286.J
(Polémica con Deodoro Roca)
Lugones. de la revuelta a la espada

LEÓN DE ALFOMBRA

¡Otra vez, Lugones! ¿Es el mismo? Sí, es el mismo. Se lo reconoce


por sus falaces brillos retóricos, por su musculatura verbal, por
sus arrestos de gigantón de feria. Por su torpeza habitual y su mal
gusto de chalán. Pues, como ha dicho alguien, hasta cuando
piruetea "lo hace con la poca gracia de un elefante que bailase lleno
de pretensiones de libélula".
Pero, el de ahora no es el Lugones-Virgilio, el Lugones-Víctor
Hugo, el Lugones-Laforgue, el Lugones-Reissig, ni el Lugones-
Páscoli. Entre cordilleras de metáforas aparece ahora todo Lugo-
nes:. el "poeta-bufón" -como lo llamara Vasconcelos-, inmunera-
ble y cuantioso, adorador de la fuerza, creyente en la eficacia de
la espada y en la iniquidad del látigo. Las preferencias acusan su
íntima condición. Su valoración no es puramente conceptual.
Está impregnada de recónditas apetencias. Conoce la cocina de
todos los dictadores, desde los civiles a los militares. El abrazo que
habrá dado al general Uriburu el 6 de setiembre a las seis de la
tarde no habré': sido menos efusivo que el apretón de manos que
diera al general Roca el 12 de octubre de 1898. Su fiero lema: "Ha
llegado la hora de la espada", no significa otra cosa que un menear
de rabo. Como para Riquet -el perro de Monsieur Bergeret- la
cocinera es una divinidad magnánima y terrible. Yo hablo cuando
quiero -decía el buen Riquet-. De la boca del amo salen también
sonidos que tienen sentido. Pero estos sentidos son mucho más
claros que los que yo expreso con los sonidos de mi voz. En mi boca
todo tiene sentido. En la del amo hay muchos ruidos vanos. Es
dificil, pero necesario, adivinar el pensamiento del amo.
Su servilismo se disfraza, también, de fiereza. "A la caída de la
tHH'IH'", explica Riquet, "potencias maléficas rondan la casa. Yo
dl'ho ladrar lkrarncnte para que el amo, advertido, las espante. 1

11.ilH'r comido <·s bueno. Pero comer es mejor. El enemigo que es


csp1;1 p;1r;1 apod1·rarsc de vm·stra comida es pronto y sutil". "1 la
lkp,.iclo l;i hor;1 d1· la espacia" 1·1111111'.t ck L11gmws 110 ti<'w· d valor
Deocloro Roca Lugones. de la revuelta a la espacia 21:1

q11<' muchos le atribuyen. Es la forma actual y retórica de su vieja


LUGONES Y EL 18
mansedumbre. Su fiereza es ronquido de hartazgo que hiela la
sangre de los niños a través de la jaula circense. Si las fieras de
pista pudieran escribir, escribirían como ese Lugones de las
invectivas marciales. Y escribirían largas epístolas laudatorias a
los domadores, es decir. .. a los generales. Así también escribiría
--:-valiéndose de parejos instrumentos retóricos-, ese gigantón de
feria, vanidoso e hinchado, que bajo la lona levanta grandes pesas
falsas.
Varias generaciones argentinas han sufrido en su carne dolien-
te y en sus cándidos sueños de una patria mejor las rebeldías a
sueldo de este falso conductor. En los umbrales de la adolescencia La Historia maneja materiales que están en constante cambio. A
era peligroso encontrarse con el gran espectáculo barroco dl' través del tiempo y de los espíritus sufre también mudables
Leopoldo Lugones. Extraordinario don del ritmo expresivo. Gran significaciones. A veces basta con que se cambie el sitio donde se
de y deslumbradora tempestad verbal. "Júpiter de Gauchópolis". estudia la Historia. Cuando estudiábamos en el Colegio la muerte
d:slumbrante y magnífico, desataba el rayo mortal, en fingidas del gran César, Bruto se nos aparecía sencillamente como un
col eras de ~etteur en scéne. Hoy ya no nos asusta. El espcctáci I I<, monstruo. Pero, la lección se repite andando los aüos. Y Bruto
nos hace reir. El hombre mesiánico, en quien alguna vez creímos, adquiere luego, en el ambiente democrático de la calle, la trágica
también. Ya ni su canto nos atrae. El canto, antaüo embrujado. grandeza del destino que no debiera olvidar ningún dictador de la
El verbo, montaüoso, abn1pto. No lo tememos. "En medio de t~id 1 ,". tierra.
observa Blanco Fombona, "¡qué majestad! Parece de veras 1111 La Historia-decíamos- se enriquece en constantes rectificacio-
león. Hermosa fiera dorada, mayestática, crinuda, con zaq)as. nes. Durante mucho tiempo hemos estado creyendo en ciertos
Pero aquel león no es un león de veras. La bella fiera dorada no vive· hechos porque vienen de ciertas fuentes. Pero, de pronto. asoma
sino por la ficción. Su melena es de estambre, sus zarpas 1 11 • un instigador y todo lo envenena (se dirá luego que yo quiero
terciopelo. No la temamos: no nos devorará. Es un león: p<'ro 1111 adulterar y envenenar el cuerpo de ciertos hechos). Ese instigador
«león de alfombra»". descubre otra fuente. Brotan nuevos hechos. Y asistimos así a los
Apenas sirve para adornar y calentar mármoles frios en p, 1l; 11 •if, más curiosos virajes históricos. Queremos referimos a las "fuen-
de poderosos. tes" del famoso aüo dieciocho, primero de la Reforma Universitaria
cuyo dramático sentido gana cada vez más la conciencia de la
Nueva Argentina y encoleriza en la misma progresión a sus
[Tocia la polémica la torn~mos de G. Berrnann, El d¡jkíl tiempo mwPo. ol>. di . l'I' adversarios que son -quemada la viruta retórica de sus adalides-
3.18-332. Este pnmer articulo se publicó en El País. el fl de od uhn· d<· 1q;¡o 1~ 11 ,.,1 11 /!
sm respuesta. Aunque la polémica continuó.] precisamente los de la Nueva Argentina. 1

Al hablar de "fuentes" del aüos dieciocho, quiero referirme


<·oncretamente a don Leopoldo Lugones. No hubiera querido
1H·11 parme otra vez de él. Conservo todavía un gran respeto por ese
l'scritor desigual y enorme que tiene, en cierto modo, la impresio-
11antc y áspera belleza de una fuerza natural. En el rescoldo aún
q11<'da la tibieza de un limpio fervor juvenil. No hubiera querido
01·11parnw de d. Pero hay cosas que no se pueden contemplar con
l111p.isiliilidad. Así, la desconcertante acción de este "apolítico"
q11I' desde· algunos aúos a esta parte sólo se ocupa de política. Y
'.

215
Lugones. de la revuelta a la espada
'.'1-1 Deodoro Roc.i

significación del movimiento reformista lo contrario de ~o _que


110 de la "buena", sino de la peor. Y de un tipo de política pensaba entonces. Está en sus libros y en innumerables pagmas
equivalente o inferior a la que combate con insoportable y frívolo de combate. Sobre esos temas se ha expresado con una vehemen-
desdén. Es poco serio esto de componer la retórica y ahuecar la voz cia que soy el primero en admirar. Lo que pocos saben -y esto
en estas circunstancias. No hay derecho a hacer literatura · y agrega mérito a la evolución de su pensamiento- es que L:1gºr_i:s
literatura barata de desfile, charanga y pupitre- con el dolor ha sido uno de los primeros teóricos-si no el primero- de la accion
silencioso, contenido de un pueblo. El peor político, en rigor, no 1·s directa" estudiantil. Estimuló el movimiento contra Nares. Lo
el político de comité sino el vergonzante político que desdeñando aplaudió. Con sus doctrinas la incauta y arreb~tadaju~entud del
o afectando desdeñar la política, utiliza sus medios más reprol ia dieciocho "rompió" los primeros vidrios. Su divergencia coi: los
bles para servir a la suya; el ascendiente que proporciona el azar estudiantes, a quienes estimulaba, se apuntó sólo cuando est~s
histórico de un compadrazgo o de una amistad, no el que procl'dt· reclamaron la intervención del Gobierno. Y con razón. Nada tema
de autoridad ganada y respetada, en la doble garantía ch- la que hacer el Gobierno ni el Congreso -según ~ugones.~ como no
cantidad y de la calidad. Una actividad política que puede llevar fuera "refrenar" lo que habían hecho los estudiantes - sus natu-
a consejero áulico de un gobernante todopoderoso es necesaria rales y legítimos dueños"- al tomar la universidad norista y al
mente inferior a la que combate. Una política que se colma en 1111 dictarse un nuevo estatuto en el memorable congreso estudiantil
ejercicio dictatorial -aunque sea transitorio-y que doctrinahrn·11 de ese año. Lugones no era entonces un jovencito; no estaba en
te se paga de disciplinas meramente formales, sin con11'11ldo edad de "romper" vidrios, ni en la de "colocarlos". Más bien, en la
ascendente y vivo, es inferior también. El culto a la fuerza se; 1gc ,t ;i de "fabricarlos" conforme a la función que asigna a las edades. Sus
en unos cuantos esquemas idiotas y en unas cuantas mctúlrn ,,., arrogantes declaraciones de estos días ~obre el t~_ma de reforma
opulentas. Es pura retórica. Y monstruosa retórica. Lo mejor q111· universitaria y otros -cuando el país esta constremdo a callar Y es
podrá decirse de esos políticos es que son "ideólogos". La rcaltdad sólo él uno de los pocos que no ha de sufrir consecuencia alguna
está ausente de sus planes. La política del apolítico señor L11,1.!,1 ,111"1 de su libertad de expresión- actualizan antiguas opiniones del
no lleva::á al comité ni al puesto rentado pero no hay duda q111· señor Lugones. Con mayor razón cuando Lugones se ~eclara
permite conservarlo. En épocas normales es inofensivo; 1u, l r, 1•1 autor material o inspirador del manifiesto del 6 de septiembr:,
ciende de la mesa de un café. Puede rematar, cuando 111as, ,·11 diagnóstico del vasto mal en el cual se incluye lo de "la anarqma
genialidades y ocurrencias y en algún libro de traza origi11;1l. l '1·111 , rni~ersitaria". Todos saben que el señor Lugones, acerca del valor
en épocas anormales y merced a circunstanciales a11xtltos. •w que haya de asignarse a la participación de los estudiantes en la
torna absurdamente peligroso. vida universitaria, piensa hoy lo contrario de ayer. Y acaso
sinceramente. Lo que pocos saben es que la "acción directa"
No pretendo descubrir contradicciones en el pe11sa111ll'11lo t·sludiantil está acuñada y acunada por Leopoldo Lugones, mu-
político de Lugones. Ni me interesan, por ahora, losan·iclc-111,·1, 'I'"' ' •I 10 tiempo después de haber doblado los cuarenta años de edad.
haya sufrido. Con razón se ha burlado él de los toqws q111• (,· 1'or Ja verdad histórica y como colaboración al "itinerario" del gran
acusan de versatilidad por el solo hecho de no haberse 1·011snv,11l11 ,·s,-ritor -que pudiendo, renuncia a ser el maestro de una Argen-
inmóvil. .. Admito que sus andanzas-¡tan discutidas! Sl'a11 l,1•1 d,· 1111a mejor- publico esta vieja carta de ruta._ . ,
un implacable perseguidor de la verdad. Itl mismo 110s clara p11111111 Por lo demás, sepa Lugones que es puenl y poco digno de su
la clave. Su "itinerario" será instructivo y alccl'io11ador. p;it 11 lt1'l lllll'ligcncia sintonizar el movimiento inconcluso y glorioso de la
_jóvenes y para los rebeldes de este país. Pero lc-1110 q111' 1·11 l11'l 1
t'lorma universitaria en un "fracaso de cristal". Es no querer ver,
cartas de ese itinerario falten algunas s1•fial1·s. l'or c·so e·-. q111• 011 y <·omprcnder.
publico la carta que se leerá a cont iI111a<·iú11. La r<'l'iht ,·11 C'idlcl,111 l ,os advi·rs,u-los de la Reforma no hacen sino llorar sobre 1·sos
de miembro del <·omitt" "Cúrdoba libre" q11e <'omparl lo 1·11 1! 11 H ht ,- atro "vidrios rotos". 1<:l pasado era para ellos una aparil'rwla
11
n·sponsahtltdad cid movtmh·nto 1111tversttarto. No se· 1111' oc·11lht 111 t.wla: unos vidrios sanos. J•:I prcsC'nk: 1111osvidrlos rotos. No VC'II
11t hago de dio 1·1wstfc'i11 q111· L11go111·s ph·11sa l1oy ;11·,·11·11 dr IN
'.'lfi
Deodoro Roca Lugones. de la revuelta a la espada 217

que la Reforma es hoy un estado de conciencia, una posición silaba evidentemente sino un pretexto que coronó al parecer
1rente al mundo y la vida, una "columna de ideas en marcha" como el éxito estudiantil. Fui el primero en reconocerlo y en
habría dicho el propio Lugones en sus años mozos y azufrados. comprender por qué desde ese momento habían cesado
He aquí la carta: para mí las atenciones y pedidos de consejo. Mis predileccio-
nes habían fracasado y un piadoso silencio me favorecía con
Buenos Aires, agosto 20 de 1918 oportunidad.
Pues, ha de saber Ud. que yo había dicho reiteradamente
Señor a mis visitantes universitarios:
Dr. D. Deodoro Roca "No creo en la buena fe de los políticos y por eso si Uds.
Mi querido amigo: entran con ellos en tratos.yo dejo de estar con Uds. dado que
ya no sería sino instrumento de una maquinaria manejada
Prefiero contestar por carta el entusiasta y, para mí, tan por los políticos. Los políticos no saben otra cosa que hacer
honroso despacho que Ud. firma con los señores Taborda y política y la hacen con todo, y sobre lodo con la buena fe y
Palacio, por ser Ud. persona de mi relación personal con el entusiasmo ajenos. Sus servicios son siempre de toma y
quien puedo explayarme bajo este concepto. daca, y además en forma leonina que no excluye, por otra
La vez pasada cuando a raíz del movimiento contra el parte, la felonía más audaz en cuanto deja de convenirles el
rectorado del Dr. Nores, los estudiantes me pidieron opinión negociado.
la di sin ambages, como siempre acostumbro, en un sentido "Y no éstos o aquéllos, sino todos por inclinación espe-
que luego tuve ocasión de reiterarles una y otra vez, cuando cífica. Fuera de esto no veo lo que tenga que hacer en el
me hicieron el honor de acudir a mí por consejo. asunto el P.E. Federal para quien concluyó la injerencia con
Ella consistió previas declaraciones muy terminantes de la elección de rector cuya legalidad es indiscutible; dima-
respeto a la libre opinión de todos, y de prescindencia sobr<' nando de esta circunstancia, precisamente, la importancia
la importancia que a la mía se asignaba, en considerar d del movimiento estudiantil que sólo así sale o resulta
movimiento como una toma de posesión de la Universidad revolucionario; pues lo otro constituye una superchería
por sus dueños naturales y legítimos; de tal suerte, qut' la leguleya que rebaja nuevamente la cuestión. Sólo así fraca-
eliminación del rector debía ser un "resultado directo" d1· sará junto con el rectorado sectario, es decir, malo por esto
esfuerzo estudiantil y las reformas pertinentes una nueva la farsa de la anterior intervención cuyo carácter delusivo
aceptación "por el Congreso" de las resoluciones tomadas había previsto a mi vez y también con resultado negativo
por la reunión que celebraron aquéllas con dicho Hn. A 1·so ante las fáciles ilusiones estudiantiles. Es que, les añadí, yo
allegué mi atribución verbal y escrita en dos cartas a nu1·sl ro soy un indiviuo molesto cuando se trata de hacer política y
común amigo Capdevila que Ud. debe conocer. generalmente lo mejor es prescindir de mí porque mi abso-
Supe, en esto de una manera fehaciente, que los 1·sl11 luta falta de interés por aproximarme al gobierno y mi
diantes habían decidido entregar la solución del asunto al creencia de que no hay sino un medio de ejercer la libertad
P.E. Federal sobre la base de una nueva intervcn<'h111: y --o sea por cuenta propia- me toman molesto por exceso de
como a mi entender esto comportaba el fracaso moral dd rcclitud. Por último, concluí. opino que entregar el asunto
movimiento, decidí no preocuparme más de d. A 1·so s1· al P.E<:. Federal es someter la universidad y someterse
debió que no asistiera a las dos manifestaciones para 111s ustedes mismos a una dictadura extraña de la cual nada
cuales se me había pedido concurso, por suptll'sto q111· c·o 11 l>ucno podrá salir para la libertad de la ciencia y de la
doble honra para mí, conforme lo saben los csludlanks q1w l'oncicncia."
una vez y otra me vieron con dicho objeto. Los lwchos, como le digo, desautorizáronme al parecer y
Ent.retanto el P.E. manifestó su d1~clsló11 de l11l1Tv1·11tr y así s<·g11imos estando. Los universitarios en su persistente
de nombrar para esto al Dr. S11slnl, lo c¡w· 11w pan·c•l(1 <l<-111a11da al l'.I-:. -que, según veo, acaban de renovar con
cxcrlcntc. La renuncia dl'I Dr. Nores CJII<', s<'gún yo lo hul,1 11 anlll'tpadas 1·xpresiom·s de admiración al presidente- y yo
a11lldpaclo a una ele las n·eonlaclas ddt'l,(al'iorws, 110 11r1·r <·11 1111111rnksla pno trn·d111'lihlc posldc">n di' n·vol11do11arlo
clc-sn!'ulo di' los pohlll'os.
'. 1 1M Lugones. de la revuelta a la espada '.' l '1
Deodoro Roca

No podía, pues tomar parte en la manifestación solidaria DEFENSA PROPIA


a que se me invita, aun cuando sea con propósitos liberales,
RESPUESTA DE LUGONES
porque los propósitos valen poco cuando los contradicen los
hechos, tal cual sucede a mi entender.
Un movimiento liberal cuyo resultado depende del P.E.
de la Nación es un movimiento gubernista cualquiera que
sea su aspecto exterior. Su propio éxito si lo alcanza no
sabría quitarle semejante carácter.
Y es lástima.
Nores habría caído y la ley se habría modificado por el
solo esfuerzo estudiantil, que era lo grande y bello de la casa, Por el Diario Socialista Independiente de esta capital, conozco un
como resultaba tan fácil verlo y como yo se los dije con artículo del Dr. Deodoro Roca, transcrito de otro periódico de ésa,
insistencias indicándoles no pocos -y decisivos- recursos en el cual dicho señor vuelve a ocuparse de mi persona con
conducentes a dicho fin. excesivo interés. El Dr. Roca, que en la primera entreteníase en
Ahora todo se reduce a una nueva intervención y un desgarrar alfombras, dedícase ahora a romper vidrios. Es una
nuevo rector que en vez de ser beato -¡y todavía! ... - resultará actitud. Sólo que, entonces, estuvo mejor que ahora. Entonces, o
un pelmazo. Y Nores no se habria ido por el esfuerzo
sea cuando imitaba ;,J señor Blanco Fombona, publicista colom-
estudiantil sino al impulso de un empujón gubernativo.
biano en quien había aprendido, mediante aquella belicosidad de
Créame que se lo digo sin sombra de resentimiento
personal; pues, aun cuando lo hubiera abrigado la nueva tapiz, el arte magistral de cazar leones.
solicitud bastaría a desvanecerlo. Mi intrépido detractor no puede vivir por cuenta propia:
Tampoco mi negativa comporta menosprecio. Así lo prue- situación de dependencia inherente, por lo demás, al género
ban las mismas explicaciones tan minuciosas de esta carta. subalterno que es la diatriba. Cliente espiritual del Sr. Fombona,
Solamente no estoy dispuesto a ser colaborador del gobierno su ingenio me necesita, hasta serle yo indispensable, si bien por
en una obra que no le concierne, a no ser para descaracteri- motivos diametralmente opuestos que me es grato reconocer. El
zarla y empequeñecerla como ya se empieza a ver. Dr. Roca me detesta con la misma tenacidad que su maestro, de
Ni crea que esto significa oposición al gobierno actual. Yo quien nunca me ocupé, además de no conocerlo ni de vista. En
no hago política con ni contra ninguno, pues mi descrei- cambio, mantuve siempre buena relación con el Dr. Roca, hasta
miento de los políticos es total y ojalá no tengan ustedes que
que él decidió cortarla como queda dicho. Su inesperado ataque
compartirlo a costa de algún amargo desengaño.
personal no correspondió a ninguna agresión mía, como no
Hágame el favor de saludar en mi nombre a sus compa-
ñeros de junta y créame siempre su affmo. y hubiese afectado su vanidad el prudente silencio con que disimulé
-hasta ahora- su infelicidad de mal escritor; pero decidí, todavía,
s.s.
L. Lugones imputarlo al arrebato de una relativa juventud. Por esto digo que
el Dr. Roca estuvo mejor la primera vez, en su recordada sucursal
!Aun sin responder el primer ataque. Lugones hizo referencias criticas a Ikrnlrno de alfombrero.
en el diario Córdoba el 30 de junio de 1931 (ver nuestro estudio previo). I kodot 0 Su terrible indignación acaba de transformarse en afligente
le contesta en El País. el 5 de julio de 1931. anexando la carta qut· ,HJttt·I lt· ,· 11 vi;i 1 .,
el 20 de agosto de 1918 y que también reproducimos.!
miseria. Me obsequia un poco de su rescoldo juvenil, para
;1pedrearmc acto continuo con cascotes de esta laya: "La política
del apolítico Sr. Lugones no llevará al comité ni al puesto rentado,
pero permite conservarlo".
I•:I Dr. Hoca sabe perfectamente que esto es falso; y scmcjan-
11' 1·orHhH'ta llH' da derecho para afirmar, a mi vez, que él sería
Lugones, de la revuelta a la espada 221
Deodoro Ro""

incapaz de rehusar, como yo lo hice, la dirección de la Biblio desahoga, para mayor desdicha, más de un rencor "demo-liberal",
teca Nacional, con doble sueldo y categoría muy superior a los como dice Mussolini, bajo endoso del complaciente campeador.
de mi actual empleo, aunque un grupo de escritores de tocias "Sic oro confit Deodara".
las tendencias habíala pedido para mí al Sr. Yrigoyen, quien los
Leopoldo Lugones
desatendió, como era previsible: antecedentes recordados poi
el general Uriburu cuando me ofreció dicho puesto. No soy yo
de los que hacen revoluciones para lograr colocación, aun
[Esta carta de respuesta corresponde a Buenos Aires. 18 de julio de 1931.]
cuando fuese en la cátedra; y no obstante el necio rigorls1110
con que pretende tratarme, el Dr. Roca tiene, al respc<'to,
mucho que aprender de mí.
Idéntica altura moral en la afirmación de que hablo "cuando l'I
país está constreñido a callar, y es sólo él (yo) uno de los pocos e1111·
no ha de sufrir consecuencia alguna de su libertad de exprcslú11".
El Dr. Roca puede estar igualmente seguro de ello, a juzgar poi
su importancia de político y de escritor. En cuanto a mí, llc-vo
cuarenta y tantos años de periodismo libre, compronwtlc·11clo
posiciones, merecimientos y prestigio que el Dr. Roca poc h ,·,
arriesgar cuando los tenga; y personas de su amistad. 1·011111
Arturo Capdevilla, a quien menciona, podrán decirle cuál l 1a sic le 1
mi actitud ante las restricciones de la palabra y de la pluma. l 1, ,~t 11
cuando se trataba de publicistas de su jaez.
Mas, para que haya de todo, he aquí un poco de intrlgulll.i el•·
antecámara: "Lugones se declara autor material o inspirador cid
manifiesto del 6 de septiembre". Esta nueva falsedad c·xpllc',1
aquella predilección por las alfombras. Es también felina ... 1,:

Y por último, mi carta; aquella carta explicable tres anos li,1,


cuando el Dr. Roca, por el reducido formato en que se ha qtll'daclo,
parecía un leoncillo. El Dr. Roca es un espíritu tan confuso q111•
basta que él la publique, para que no entienda mi carta. (~1111·111
decir que destinada por él a demostrar mi contradicciú11 ante· 11111
conflictos de la Universidad de Córdoba, prueba cxacta1111"11tl' lo
contrario. Es que nada ciega tanto como el odio personal. sol111•
todo cuando lo acompaña el atentado más aleve: aqud <'Ol le I' 11' 11 "'
sectarios reniegan la amistad de quien nunca los d,111;1111 111
ofendiera, para exterminarlo, siquiera mediante la difa111,l<'io11, 1•11
nombre de los principios y de los dogmas. Fanatismo di' l11q11111t
ción o de Cheka, para suponer lo mejor c·11 el I>r. Hoc·a, q11r•
extremando al propio tiempo la gallardía y la kaltad, c·a1,.1 11·11111·11
en la alfombra del Sr. Fombona y entierra ;1111ist;ulc·s 1·11 l'I 11·r•wolcl11
de su ln-ascni; pues, 110 s(· por que'· me pan·cc, y l'sll' c·s, 1·11 ~1111ut,
d motivo de ocupar tanto tic'111po 1·11 d, qtll' por s11 ag1·11C'l11 1111
Deodoro Roca
r
Lugones. de la revuelta a la espada 223

BOXEA CON SU SOMBRA en ambos mundos, y cuya egregia calidad de escritor aquél hace i

RESPUESTA DE DEODORO ROCA muy mal en desdeñar. Sin duda, su obra y su vida valen mucho 11

más que las del señor Lugones. Sinceramente. Sin ningún agravio. ,¡
Por todo eso y porque nunca busqué nada en su amistad, como
1

no fueran altos ejemplos, y porque me sentí defraudado en lo más


noble del espíritu, movido de sagrada indignación, lo agredí. Fue
un "acto primo". Lo confieso. Me indignó verlo hacer retórica,
payasadas, reincidir en turbias incitaciones contra la libertad civil
del país, juntar los talones. Lo que en él equivalía a juntar las
Yo no tengo la culpa de que don Leopoldo Lugones sea ta11 muñecas. Me sublevaron sus requiebros ladinos a la espada, sus
vanidoso y tan imprudente. Tampoco de que su habitual insilw1· procacidades bélicas, su calculada brutalidad, su afán por pertur-
rid:id reste brillo a su talento y lo haga aparecer como un 111al bar con una finalidad oscuramente anárquica la recta y tradicio-
escritor. Tampoco tengo yo la culpa de que la juventud viva de 1·st1· nal conciencia de los militares argentinos, sus estentóreos recla-
país y de toda América -de la que pudo ser un maestro, a ser lo q111" mos de dictadura, su rol oficioso de cronista de la violencia. Por
no es o a no ser lo que es- lo desprecie y lo ignore cada vez 111as. todo eso me indigné. Y pensé en los miles de jovencitos a quienes
Es insincero hasta en su desdén. Olvida mi atribución de discí pt I I, 1 podía perturbar y corromper. E<:ra doloroso comprobar, andando
de Blanco Fombona y mi infelicidad de mal escritor para dedi<': 11 los años, que aquel maestro, que aquel "conductor" de cuya
me el ensayo de la más aparatosa y pobre de sus defensas, t:111 palabra férvida estaba nuestra juventud pendiente, no fuera más
desmayada y tan vulgar que resulta indigna aun de su "beli<'o~í que un charlatán de plazuela. Ahí tiene explicada el señor Lugones
dad" de tapiz. Desde luego, en un trance de increíble vulgaridad la razón de ese impromptu: no odio, sino cólera. Y cólera justa,
No es ya en las alfombras del señor Blanco F'ombona donde 11; 1I11 1, 1 sagrada, noble de un corazón dolorido y defraudado. ¿Odiarlo yo
que ir a buscarlo. Pero como no soy aficionado a la c;:iza, y l"011111 a Ud. señor Lugones? ¿Por qué, si nunca me hizo Ud. nada, ni
frente al señor Lugones no me mueve ningún sentimiento s11li.il nada podía Ud. quitarme o darme? ¿Odiarlo a Ud., concretamente,
terno, dejo que escape la fácil e increíble presa corrida por ~,, 1 a Ud.? ¡No entiendo! Aunque entiendo bien a su deslucida manera
turbio rencor. De todos modos, va herida en la glándula clt· ~, 1 de defenderse. El señor Lugones sabe que por mi boca hablaba la
vanidad y de su soberbia y no habrá quien la cure. Sólo una gr,111 juventud más valiosa de este país, la que sin contar legionarios
humildadyungrandeamordequeesincapaz. Lo siento. Ni looell11 "forma legiones". Y con un procedimiento torpe desvía la cuestión
-como el muy vanidoso cree- ni lo desprecio por sus im-r, •il 111·1, planteada en mi artículo "Lugones y el 18" hacia lo tristemente
payasadas ante las cosas más hondas y más graves del al111a d,·I personal. A nadie interesa, señor, saber si lo odio "tenazmente", si
hombre. Así lo siente la juventud que al desdeñarlo se· apart.1 el,· escribo "mal", si soy o no "cliente espiritual" del Señor Fombona,
él. Pero, hay una condición peor que el "subalterno ghwro el,· 111 si tengo un espíritu "confuso" de "formato reducido", si mi ingenio
diatriba": la tendencia a rebajar sistemáticamente los múvil,·s qt 11· necesita del señor Lugones hasta serle indispensable, si soy un
guían las opiniones o la conducta de los dermis. l;:sc 1·s 1111 1,1•1µ,11 "leoncito", un "sectario", si profeso un fanatismo de "Cheka", etc.,
de avanzada y descompuesta inferioridad. 1,:so mismo :11·1·11111.1 111 de. Interesa señor, si la carta del señor Lugones prueba o no lo que
pena de la decepción. Fui su amigo. Sufd s11s i111l111'111l,1'1 quise probar. Esto es: que la doctrina de la "acción directa"
-maridaje de rebeldía y lirismo- en las horas cll'<'isivas el,· 1111 1·sl udiantil, de la cual derivó toda la reforma del dieciocho, fue
_juvcnt ud sedienta de justicia, de belleza y clc vl'rdacl. Ft 11· 1·111111111•t1 "acw1ada y acunada" por el señor Lugones, quien ahora abomina
-¡c,indida adolescencia!- mi maestro. antl's q111· l'I s,·1101 111.111111 <k su propio engendro, un poco cínicamente. El señor Lugones ha
Fo1111>ona, 11obll' y valicntc figura di' a11wri<',1110. prosnllo 11111·1• 1iraclo a la "esclusa" su reformismo de aurora y truena ahora, con
111;"1s dc vl'i111t' af10s de su p.iís vc11l'zola110 pm· st 1,11110.-;1 I;, 111w111111 .igrlo <'mpaquc de puritano, contra los padres desnaturalizados y I'
y a l.t 1·tvilizal'i1,11. 111:is 1·ot101·tclo y ,·si l111aclo q111' l'I sc•J\111 l,11µ,11111'", 1·011tra los hijos abandonados. I'
Deodoro Roca Lugones. de la revuelta a la espada 225

Eso es lo único que estaba en cuestión, señor Lugones. Y lo chauvinismo. Fomentarlo es la calamidad más funesta. Por eso tal
único que queda en pie. Lo demás sólo a Ud. le interesa. Y a nadi<' prurito conduce a esa otra hipertrofia que se llama "nacionalis-
más. Ni a mí siquiera. Su "defensa propia" es poco eficaz. Más bil'.ll mo". El narcisismo lleva directamente a las prácticas delirantes
parece que boxeara con su sombra. Y con su mala sombra. Por lo del culto nacionalista. La prolongación del narcisismo en un joven
visto Ud. ya ni sabe defenderse bien. Es una defensa indigna el<· es la calamidad particular más funesta. La fatuidad, la pedante-
Ud.; falta temperatura, imaginación, agilidad, ingenio y hasta cs1· ría, la hinchazón, es el curso y el remate obligado de todo Narciso.
coraje magníflco de que antes Ud. solía hacer gala. ¿Qué le pasa. Por esta vía ha de poder llegarse a la fuente y a la unidad de don
señor Lugones? ¿No ve que el clima de la fuerza es insalubre? ¿,No Leopoldo Lugones. Y han de explicarse hasta sus calidades
ve que la inteligencia se nubla cuando los talones se juntan? L1· literarias. Su temperamento y su clima. Y hasta la inaudita carta
falta totalmente la virtud de la sinceridad. ¿Quiere Ud. afectar q111· que comentamos. Yo no creo que Lugones sea, en rigor, una
desdeña a este pobre e infeliz escritor de provincia, que no tic111· gloriosa veleta. No es más que hombre frívolo y fatuo. En mi
ninguna pretensión, y resulta que asoman, a su pesar. las sincero afán por comprenderlo he meditado sobre ciertos aspectos
hilachas del rencor o del miedo? Ud. tiene miedo. Claro está q111· de su personalidad pública. Y creo haber hecho un descubrimien-
no a mi persona, sino a las verdades que le digo o puedo decirle. to importante. Es éste: Lugones conserva intacta en el fondo -y
Porque Ud. sabe que su posición es insincera y falsa. Porquc lJd., acaso sin que él mismo lo sepa- la romántica acracia que fuera
don Leopoldo, es, nomás, un incorregible vanidoso. En esto. crn1111 divisa de su juventud turbulenta. Mejor dicho: es un "comunista
en otras cosas de parejo rango, se conduce con estricta fidelidad. anárquico" del buen tiempo de Bakunin, o sea, del tiempo de
En esto se equivocan algunos de sus oficiosos detractores. Sw1 Maricastaña del anarquismo. Sólo que su acracia no está reñida
defectos. si son tales. vienen de lejos. Desde un tiempo monta1;11. con su vieja devoción por las tiranías. Por recordárnoslo termina
Proceden de su positiva rareza de párvulo genial. Ninp/111 1111111 su carta con una cita tierna de Mussolini.
solía decir, así: "papá", ni pronunciar con tal garbo una blaslt·111t;1 Cuando en'>alza la fuerza es simplemente para potenciarla y no
Adolescente, siguió creyendo que había venido a la t icrra ,1 sabe bien a qué orden de construcción ha de servir. Es el de siempre.
instaurar un orden nuevo en el campo de las ideas, en el pa h ·111 pu· Frivolidad. En su vida no ha hecho otra cosa que eso: epatar. Es su
de los hechos. Ya joven. aquel maravilloso decir "papá" -aso111I 1111 devoción más constante. Por eso, para epatar, en vez de poesía hace
de familiares y lugareños- se convirtió en programas compl1'111s 111· matemáticas, o astronomía, o botánica. Su devoción militarista de
restauración o renovación (lo mismo da) política, religiosa. el< 111 ll'H ahora tiene la misma raíz que su ex fobia antimilitarista. La cuestión
tica, cívica, artística, agronómica, astronómica ... Progra111as d1· 1·s epatar. Conforme a la pueril divisa. Frivolidad. Frivolidad. E
una "rareza" y de un énfasis contundente, defendidos a gritos, 1·11 inllazón. Inflazón retórica, en las actitudes y en las obras. Su
tono mayor, por ser -precisamente- los "excepcionales". lo., literatura misma está ya infectada de inflazón retórica. Unamuno
únicos. Y así también la madurez. Y alumbrar todo d pro<Tso p111 hablando de Víctor Hugo -gran patriarca del énfasis- decía que le
una vanidad pueril de Narciso. El narcisismo es d peor 1·111·1111µ,11 r<'cordaba a esos gigantones de feria, vanidosos e hinchados que
de la personalidad. Toda autopercepción queda osctm·t·ida. /\11f r,1 alzan grandes pesas ... falsas ante un coro de ojos asombrados.
de apoderarnos mentalmente de aquello nuestro. que por rd,.1~1111 l ,11gones es también un hércules de feria.
cualquier nivel genérico constituye el único botín q1u· pod1·11111'1 Entristecen siempre los viejos juglares. Pero no alcanzan con
ofrecer alguna vez al mundo, hay que llegar a sentir 1111a n·1·1·lw111 todo a parecer ridículos. Lo son sólo cuando asumen aires de
frialdad hacia sí mismo. De otro modo se va a parar a 111111 juventud que contrastan con su decrepitud. Tal es el caso del
progresiva esterilidad, hacia un progresivo dt·sco1101·i111h·11t11 scfwr Lugones cuando pretende expresar los aires y las voces
El narcisismo individual se resuelve en p11crilidad, 1·11 la fl I ld11d, a11ti-11til'as de este tiempo.
en vanidad, en esa ridícula hinchazón que se llama "1wda111t'1111"
1<:s frecuente que se di' en los niúos pródigos. cuya rn ra 1111111111,
1111111·a lkga a la 111ad11n·z. El 11arcisis1110 de 1111 p1ll'lil11 s,· 1111111~ W·,lo1 r,; L, ,ali í111,1 <"arta d,· la poli•mlca. lkodoro la escribió el 20 dej11lio de 1931.I
CORRESPONDENCIA INÉDITA

1;

lj1

!I
Córdoba, febrero 16 de 1927

Sr. Dr. Julio V. González


Buenos Aires
!,1
Querido Julio: 1

Acabo de leer gozosamente tu nuevo libro La Reforma


Universitaria. Eres de los muy pocos espíritus bien dotados que en ili,
este país han ahondado en la integridad del problema. Una 1

responsabilidad alegre y un pensamiento alerta y rico maduran en


este libro, que es la necesaria promesa de una jefatura.
Aun cuando medien tan largos como Inexplicables silencios.
haz de creerme que sigo cordialmente tu obra. Entre dispersos
papeles debe estar una larga carta inconclusa sobre los aciertos
y evocaciones bellísimas de Tierrafragosa.
Un fuerte abrazo de tu invariable amigo.

Deodoro Roca

!Esta carta se la entregó la hija de Julio V. González a Horaclo Sanguinetti. quien


a su vez se la remitió a Marcelo Roca. Hoy se encuentra en el Archivo Cristina Roca.
de donde la reproducimos.)
Deodoro l{,,..,1
Correspondencia inédita 231

FLECHA FLECHA
n:RióDICO POLÍTICO m: IZQUIERDA
l'I,RIÓDICO POLÍTICO DE IZQUIERDA
ÓRGANO DEL COMITÉ PRO-PAZ
ÓRGANO DEL COMITF: PRO-PAZ
Y LllfüRTAD DE AMÉRICA
Y LIB!c!<TJ\D DE AMftRICJ\
Rivera Indarte 544 - U.T. 6027
Rivera Indarte 544 - U.T. 6027
Cónloba
Córdoba

Córdoba, 16 de diciembre de 1! 1: 1!1 Córdoba, 4 de febrero de H:1::~6

Querido Giudici: Querido Giudici:


Su manifiesto y sus líneas. Saldrá en el próximo número ! 1 , h- Después de un mes regreso hoy del campo. ¿Vio el último
Flecha estractado. número de Flecha con su artículo? Era un poco largo -bastante-
¿Reciben Flecha? ¿Podrían hacer suscripciones? Tropr·/..111111'1 pcro lo salvaba su enorme interés y su eficacia. Necesitamos
con grandes dificultades económicas para hacer ese pntodh 11 colaboración de garra, como ésa, pero un poco más densa y breve.
caro. muy caro. Tienen que ayudarnos de esa manera. ¿,l'odn, 1l li 1 !'ara fln de mes quisiéramos sacar un número bravo sobre el
escribir un artículo denso, ceñido -ágil, como las cosas s11y,1•, problema universitario. Nos inclinamos a golpear, esta vez, más a
sobre el estado actual del problema universitario para pulill,·.11111 los estudiantes por su enorme insensibilidad frente a los más
en el número 6? Se lo reclamo especialmente. No p111'd1· .•..-1 vivos y urgentes problemas. ¿Está con eso? ¿Podría escribir con
extenso, pero tampoco puede dejar de tratar a fondo y sin n·s,·1 v,,,, t icmpo algo? ¿Conseguir otras colaboraciones? Preparo una en-
los problemas vivos de la cuestión universitaria argentina. 1>e-, ·1111 n1esta que haré circular con recomendación de "pronto despa-
franqueza su impresión sobre Flecha. 1·ho". ¿Quiénes podrían contestar de allí, a su parecer? Conteste
Espero sus noticias. sobre esto enseguida. Ud. se encargaría de distribuir las cartas y
Su amigo. n1111prometer las respuestas urgentes. Las preferiría tajantes,
t ll'nsas, breves.
lJí'odoro 1<111 ,, Su amigo y compañero.

Deodoro Roca
[Estas cartas de Deodoro a Ernesto Giudici se encuentran en cl An·I 1lvn 1-:o 11, ,,,,,
Giudici. Todas están mecanografiadas menos la del 6 de abril clt· l!J:IH. q,w, .. 1,1
manuscrita (con letra de imprenta). No hemos hallado las eartas d,· <;¡, 1d11 1., lln, ,1
en ninguno de los dos archivos.]
Deodoro Roca Correspondencia inédita 233

DOCTORE:S
COMITÉ PRO PAZ Y LIBERTAD DE AMÉRICA DEODORO ROCA
SECCIÓN CÓRDOBA OSVALDO A. MACHADO
JUAN RICARDO LAGUINGE
ABOGADOS

Rivera Indartc 544


Córdoba, 21 de abril de 19:m U.T. 6027 - Córdoba

Ernesto Giudici
Secretario General del Comité de Ayuda Antifascist3
Paraná 555 4 de mayo de 1936
Buenos Aires
Ernesto Giudici
Estimado camarada: Buenos Aires
Recibimos su carta del 17.
En esta misma fecha este Comité ha resuelto adherirse al aC'lo Querido amigo:
que Uds. proyectan para el 25 del corriente en la Plaza Once l'lll 11111
la Reacción, el Fascismo y la Guerra. Se ha resuelto, al 111ls11111 Para el 15 de julio-aniversario de la Reforma-publicaremos un
tiempo, designar a n/compañero Dr. Rodolfo Aráoz Alfarn pa1 ,1 número de 8 páginas de Flecha, dedicado exclusivamente a la
que nos represente en el acto haciendo uso de la palabra. Reforma Universitaria: la reforma vista sobre un cauce polémico.
Dispuestos a la misma acción intensa y solidaria y aug11ra11d11 Y en su proyección americana. Mostrar cómo va cobrando relieve
éxito al gran acto del 25, le saluda muy cordialmente. su recóndito contenido social. También interesa desnudar o
mostrar mejor dicho la desnudez de este pobre estudiante de
Dcodom U," 11 1936, caído un poco de la luna. Por lo menos al que se observa
Secretario g1·1w111I desde aquí. Necesitamos un artículo suyo. Elija tema y comuní-
Rivera lndarlt- !,,tH quelo. No haga cosa extensa, sino relativamente breve y densa.
1nclique quiénes podrían escribir cosa que valga y que importe.
Esta noticia se da hoy mismo a la publicidad. Mande nombres y domicilios. Y vea Ud. gente. Preparamos una
,.11cuesta incisiva. ¿Quiénes de la gente antigua y nueva podrían
C'ontestarla?
Escriba enseguida.
Su amigo.

Deodoro Roca
Correspondencia inédita 235
'.1 :1.1
Deodoro Roen
DOCTORES
DOCTORES DEODORO ROCA
DEODORO ROCA JUAN RICARDO LAGUINGE
OSVALDO A MACHADO OSVALDO A MACHADO
JUAN RICNmo LAGUINGE
ABOGADOS
ABOGADOS
Rivera Jnclarte 544
Rivera lndarte 544 U.T. 6027 - Córdoba
U .T. 6027 - Córdoba

6 de abril de 1938
13 de mayo de 19:Jti
Querido Giudici:
Querido amigo: Le digo a Botana que la campafla de Crítica tiene el ímpetu
Su carta del 6. Recién llegada. avasallador de una ofensiva "motorizada". Y Ud. es ahí el gran
Me complace saber que Ud. comparte nuestro penoso punto de· tanque. Formidable. Y de una eficacia y oportunidad cuyos frutos
vista tocante al estudiante de estos días. Me complace, pero 11u· estarán [ilegible] al mundo.
apena el suceso. Mañana -tal vez en este correo- vaya la encucs t, 1. Lo felicita su amigo y compañero.
Con tés tela. Van varios ejemplares para que Ud. los haga contesta 1
por gente que diga cosas sustanciosas. Deben ser las contestado Deodoro Roca
nes breves. Estrictas.
Conforme en colaborar en Contra-Fascismo. He visto un nú1111·
ro y me gusta. Escribiré el artículo que Ud. me pide. Sólo qu<' yo [Ernesto Giudici - Crítica]
tengo diez mil cosas entre manos. Y esa Flecha en la que nadie·,
casi, ayuda a disparar. No es la tarea de escribir, sino las 111tl
preocupaciones anexas a la responsabilidad del periódico. Casi I u 1
se puede contar con los intelectuales cordobeses. A la mayor pa I te·
de ellos, cuando tienen que escribir se les sale la hernia.
Quiero decirle que si llega la fecha en que Ud. necesita l'I
artículo y no se lo he mandado me lo recuerda en dos líneas. No
lo tome a mal.
Cada uno es como es.
Muy afectuosamente.

IJcodoro Uon 1

Ernesto Giudici
Arcos 2956

Es posible que el viernes esté Pn Buenos Air<'s. lk1sq1w11w c·11


el Jousten Hotel.
Deodoro Roca

DOCTORES
DEODORO ROCA
JUAN RICARDO l.AGUINGE
ABOGADOS

OSCAR SOSA GALl.ARDO


PROCURADOR NACIONAL

Rivera lndarte 544


U.T. 6027 - Córdoba

25 de abril de 1~M 1 AUTOBIOGRAFÍA


Estimado Giudici:
Con verdadero sacrificio va a Buenos Aires el portador de i·sf,1,
Félix Octavio Gómez, tuberculoso, con toda su esperanza p11('sf11
en la vacunación Pueyo. Lo pongo en sus manos para que l Jcl. Ir
facilite o le haga facilitar su propósito de manera inmediata.
Mucho se lo agradecerá su amigo.

Deodoro Uo,-,,

[Ernesto Giudici - Crítica]


AUTOBIOGRAFÍA

Conformado, como buen cordobés, para el peripato, no me


sorprendió, ni me fue dificil saber un día que era abogado y doctor.
Por ese cauce, voy hasta ahora, sólo que mi incurable romanticis-
mo hizo siempre mi travesía dramática, hazañosa, rica en emocio-
nes intelectuales y en vida fantasiosa. Creo en el espíritu y en la
suprema realidad del arte. En la vida del espíritu sólo lo que es
falsificación está de más. Una vida en plenitud admite y ennoblece
el goce espiritual y enriquece las profesiones que como la abogacía
están constantemente escapándose de la espiritualidad y cayendo
en zonas de decorosa comercialidad. Basta para ello orientarla en
el sentido de lucha por la justicia y poner en ella valor, pulcritud,
decoro y mantener siempre vivo el horror por la estupidez, por la
chabacanería, por el trabajo mal hecho, y por la vulgaridad
plebeya y letrada que es el pulmón de acero de nuestra profesión.
Entonces, la abogacía se aproxima a las bellas artes. Y sólo
aproximándose así a ellas se puede ser un buen abogado. De ahí
que no me haya asombrado de conservar, entre las andanzas
frenéticas del foro, vivo y fresco el amor a las cosas del arte y que
no considere ninguna suerte de incompatibilidad. De ahí también
que no me asombra, en la madurez, me apareciera de pronto,
irresistible casi, el ansia de pintar que, de pronto, se insumiera en
mi primera juventud, entre códices, pandectas, alegatos y versos.
Yo y Octavio Pinto -amigos de infancia, parientes y compañeros
entrañables-, debemos a mi hermano Eduardo Roca, médico,
hombre de ciencia doblado en gran artista, fallecido en plena
j uvcntud hace muchos años, las sugestiones primeras y el descu-
brimiento de la inenarrable vida del arte.
No he actuado en la vida pública de mi país desde la angostura
de programas y partidos políticos. Pero he hecho, al margen dt·
dios, y dcsintl'rcsadamcnte, una intensa y ricsgosa vida públil'a.
'.llO Autobiografía 241
Deodoro Roca

La h~ré hasta que muera, porque me interesa hasta la pasión et SIRVO PARA 1A AMISTAD SIN SOMBRAS
destino de la patria y sobre todo el destino del hombre.

[La reproducimos de la compilación de G. Bermann El dificil tiempo nuevo. ob. cit.,


p. 351. La publica p~r primer~ vez Nueva Gaceta (órgano de la AIAPE. Agrupaciórr
de Intelectuales. Artistas, Penod1stas y Escritores) en julio de 1942, se presum!'
que fue escnta en 1941.]

Amigos:
Comprendo que no podía ser éste el banquete para las heroi-
cidades desusadas o las jubilaciones inauditas. Ni el mitin gastro-
nómico de los actos políticos. Ni ese banquete pagado por el
triunfador -generalmente malo- donde existe el deber de prestar
atención cortesana al anfitrión. Y no se trataría de coronar al
poetastro ni de elegir diputado al cretino, ni de ennoblecer al
villano, ni de decorar con cruces al crucificable, ni de esos
aplausos "colectivos" de significados casi siempre equívocos:
cosas de "sufragio", clamorosas reticencias o turbios estruendos
consagratorios. Trataríase de una cosa más simple: del acrisolado
banquete de la amistad. Reuniríanse aquí, con una encendida
ocasión de intimidad liberadora y cordial, unos pocos amigos, los
amigos mejores, los que sin buscarnos nos encontramos unidos
indivisiblemente por los hilos de nuestros sueños; los amigos
mejores, los amigos para la vida, pues, como el gran Ramón, no
queremos amigos para la muerte, ya que el ideal final sería que los
amigos el día de nuestra muerte se reuniesen en fraternal banque-
te para recordamos jubilosamente: la tierra exacta y grave para la
carne huidiza, el recuerdo hecho vida y no lágrimas, enredado en
una ideal y vital presencia. Llevo dentro de mí, permanente, una
imagen, que por atávicos impulsos fuerza por acongojarme, que
alimenta las más puras esencias de mi espíritu -que está presente
en toda mi labor humilde o en toda orgullosa tarea que realice-
hecha recuerdo enriquecido -¡siempre enriquecido!- cada vez más
viva y por lo mismo cada vez más luminosa, más transparente,
más alegre, y que en las caídas inevitables y en los oscuros
tropiezos que todos tenemos, alumbra en mi noche con el alegre
y desnudo fulgor de una estrella encendida. Es la imagen de
Héctor, hermano de la carne y del espíritu, a quien muchos de
vosotros conocisteis -y quisisteis, tal vez-, cuyo recuerdo vital es
para mí lección consoladora, venero y c:Jemplo de toda amistad y
'.24'.2 Deodoro Roca
Auto biografía 243

esta noche, también presencia -la más querida-y que estaría aquí
animándose en las cosas que nos animan a todos; que estaría aquí de una mujer, si ante ella nos situamos en la insegura condición
con su fina y noble prestancia, con sus ojos profundos, reidores de enamorados. Es decir, de ebrios. Este hallazgo único, este grave
y claros, con su sonrisa enjoyada de ironías y ternuras, a no acontecimiento -el más fecundo de nuestra vida- de encontrar
mediar. .. ¡no sé qué! Por todo eso -y por mucho más que yo sé- he nuestra propia especialidad, rica o mísera, vigorosa o endeble,
pensado, al aceptar, que este banquete, en los motivos que lo frágil O tenaz, nunca podrá llegar a producirse mientras no se
incitan, sería todo lo contrario del que se da al intrigante que elimine o ceda en nosotros toda narcisista embriaguez. Nosotros,
custodia ambiciones, al político que otorga prebendas o al crítico afortunadamente, en nuestra formación siempre abierta, hemos
que sirve halagos. Yo no sirvo -es cierto- para esas cosas; sirvo sabido salvar esa zona del provincial peligro, que es, en definitiva,
para otras más humildes y menos exitosas. Sirvo para la amistad peligro de "limitación". Por eso no nos cansamos de conocer, _de
sin sombras y sin réditos, para desdeñar la vana apariencia y el comprender y de gozar los frutos inéditos que traen los ~ias
falso valor, para preferir en los que llegan, a los que son, para diversos. Mientras más estrecha y localizada sea nuestra vida,
darme unas pocas cosas simples, humildes e inútiles. Es por eso aspiramos a que nuestra curiosidad sea más generosa Y m~s
que he aceptado este banquete, pensando en que muy bien podría amplia. Como la de aquel maravilloso André Thouin, que ?aci?,
serlo para todos nosotros, pensando en su lejano y, en cierto modo vivió y murió en un jardín. Pero en este jardín -que er_a un J~~dm
anacrónico modelo, en aquel elevado "Symposium" griego con su de aclimatación- vivían y le cobijaban hasta las especies exoticas
segunda parte de canciones y sus sobremesas helénicas trenza- de las Indias. Impulso de curiosidad, afán irrefrenable de com-
das por los diálogos y también sostenidas por las libaciones, prensión, he aquí lo verdaderamente "importante" para nosotros,
comenzando por las que apuraban todos en la misma copa que iba lo que nos ha "salvado" y nos va salvando, hasta que nos llegue ese
de mano en mano, elegido ya, y al azar, entre todos, el Symposiar- trágico momento -¡ojalá nunca lo sea!- al que angustiosamente
ca que la presidiera. En ese aire jovial y fraternal del ofertorio alude Ortega y Gasset, en que una buena mañana, al mirar
-injustificable- he hallado la única justificación, la que en cierto periódicos y revistas, y leer lo que un joven escribe, tengamos que
modo es alusiva a todos, a todos los que en el ámbito espiritual dt· decir: "Esto ya no lo entiendo". Habremos tropezado con el muro
Córdoba -cuidándonos de cosas nada cotizables, desafiando el lindero de nuestra generación o de nuestro tiempo. Habremos
peligro, sorteando oscuros riesgos-, trabajamos, amamos, goza- perdido ya la plasticidad. No habrá ya en nosotros m~teri~ no
mos y sufrimos, despuntando apenas el silencio profesional que sellada y troquelada, capaz de recibir la huella advenediza. Ese
nos rodea, sin haber caído jamás en esos feos vicios provinciales día", dice Ortega, recordando a Baraja, "no tendré más remedio
del narcisimo de la misantropía. Repetimos noche a noche aque- que cerrar mi fontanela, e ir en busca de la próxima Academia".
llos versillos del Rig Veda, que Ortega recuerda: "¡Señor, despii·,· Nosotros procuramos prolongar ese día manteniendo en abier-
tanos alegres y danos conocimiento!". El narcisismo y la misant ro to ensayo todas nuestras potencias, huyendo de todo anquilosa-
pía son en estas tierras -y en todas las tierras- enemigos mortales miento y de toda postura de "ojos en blanco" como el mismo Ortega
de toda formación abierta. Sus máximas deformaciones se acusan define a toda suerte de beaterio. Como venimos demasiado tarde
en aquel hombre "importante" y vacío, cuya cómica gravedad a un mundo demasiado viejo, una legión de hombres y tópicos
estimula, al pasar, nuestra glándula satírica; o en aquel otro gloriosos nos rodean y nos exigen a cada momento una docilidad,
mordido por la serpiente de la desesperanza y que sólo acicrt a a II t r una subordinación, que al cabo rotundamente negamos. El
la vida con una posición rencorosa. El narcisismo, injertado c· 11 presente mismo nos impone tantas y tan costosas subordinacio-
provincial importancia, es el peor enemigo de la personalidad, rn·s a tantos y tan vanos o discutibles prestigios de hoy, que la
porque confunde las características generales dd hombre -o de· cuerda se nos rompe por lo más endeble. Es decir, por el respeto
una gran falange humana- con las verdaderamente raras t·xcc·p hacia los prestigios de ayer incapaces ya de comprender la razón
clones características. Toda autoperccpción queda osnm·<·lda NI dr la juvenil y vital rebeldía. He ahí el porqué de nuestras
nos queremos demasiado. Como queda 0S<'llrcclda la ¡wr<'q1dt'111 lcouodastlas t· II-rc·vt·n·nc·ias. De mí sé decir que cultivo como una
clc·knsa de· 1111 ¡11vt'11t11cl si q11t'rds prolongada, pero sin afcilt·s ·
:~-1 ,¡ Au tobiografia
245
Deodoro Roca

la irreverencia, y en especial contra los fantasmones, los solem- ceres de la amistad, sentimiento para mí superior_ al amor, m~s
nes, los pedantes, los importantes. Y que nada hay más divertido, evolucionado, más puro, más rico, más raro. Permitase~~ con a
más jugoso, y-desde otro punto de vista- más serio, que contem- sugerencia del maravilloso fenómeno algo de 1~ que yo qmsi~ra ver
plar cómo desciende el serrín de una solemne testa zarandeada, en las selectas formas que hacen posible la amistad: que ca a uno
Es necesario combatir, sobre todo entre nosotros -y es cosa lo re ara su propia vida aquel don supremo de parecers~- a un
auténtica de jóvenes- contra ese contagioso vicio de la estéril crfstai fluido. Que en ella el movimiento, esto es, la pas10n, la
solemnidad, que es la vejez del narcisismo, de todo narcisismo emoción la libertad, la lucidez. lleguen a hacer uno. ~o~ la
intelectual. Guerra a los solemnes. ¿Cómo? Riendo, con las finas • . : •ormal
per1ecc10n 1 1 Quiero decir- con los constantes eqmhbno
• - • 1 d ye
mesura· ue lleguen a fundir el vino y el vaso, de ta mo ~ q~
risas del humorismo, mordiendo con sus sutiles, implacables
ácidos. Apenas se da el humorismo entre nosotros. Se dan las
toxinas, los "venenos" del misántropo o del fracasado, de cuyas
vidas reg~lares, simétricas, como la talla de un búcaro Sa}o~:~
no dejen de ser, encendidas y espumosas, _como :se no e vm
t~
falsas luminarias es menester guardarse. Y se precisa llenar un Fran~ia. Así os busco y así os quiero, amigos mios.
frente. Ejército espiritual que todo pueblo vive -todo pueblo jovpn
como el nuestro, pero amenazado por vetustas normas y ejem-
f' d (Ar hivo Cristina Roca). Correspon-
plos- debe tener sobre las armas. Producto neto de la vida en [Lo reproducimos del original mecanogra ia o do ~on motivo de una demostración
marcha. Cuidémonos de compararlos con sus numerosas imita
ciones. Al que aludimos es un producto refinado, limpio, del ofrecida por sus amigos. Fu~ pubhdcado por
noviembre de 1930. Tamb1en pue e encon r
r:::
de a un discurso de agradecmuento pronuncia. ra vez en El País el viernes 7 de
en l; compilación de Gregario
alambique más sutil de la tierra, con sabor a toda la máquina Bermann. El d(fícil tiempo nuevo. cit.. pp. 352-356.)
humana: sexo, corazón y mente. Propiciemos ese frente vital, q1w
de lo más infantil lleva a lo más profundo. Sólo con él se puPd1·
manejar totalmente -jugar con ella- esa magnífica lira, casi
siempre destemplada, que vibra sobre la tierra: el hombre. Gracia,
verdad, bondad y poesía. He ahí sus cuatro puntos cardinales. l'or
ellos podemos ir desembarazados hacia las libres perspectivas d1·I
mundo.
Amigos:
Recuerdo un raro y docto vocablo, ofrecido a la gracia de la
demostración traída por Lehman sobre el problema de los cristah·s
fluidos: "homeotropía". Comprende la demostración que en cin-
tos casos, a pesar del estado líquido o semilíquido, las moléculas
componentes de una sustancia encuéntranse en firme y constan
te disposición recíproca; es decir: "ofrecen una forma". Imaginc
mos un cristal fluido. Imaginemos que repentinamente se vuelven
una cosa única el sorbo de "champagne" y la copa que le cont krw,
Habría en esa copa que levantamos para esta fiesta dos clemc11 tos,
uno móvil, pero informe: el vino; otro de forma delimitada y
perfecta, pero inerte y muerto: el vaso. ¿No hemos sofütdo alguna
vez en algo que ofrezca, a la vez, forma acabada y capaddacl d1•
movimiento? Pues bien, ese milagro -el realizado en los <Tistal<-s
lluidos de Lchman- es r1 parejo milagn> quc yo a11lwlaria para los
¡wrli·dos rnocll'los humanos, cntn·vistos, sof1ados, en los ,1111a1w
LA ENTRAÑABLE PRESENCIA
DE DEODORO
ADIÓS A DEODORO ROCA
ENRIQUE GONZÁLEZ TUÑÓN

I 1

... su modestia no le impidió ser famoso:


en muchos corazones, gloria predilecta.
(Palabras de Macedonio Femández

1
f
a Eduardo Girondo)

Está muerto. Él no lo sabe. Si se lo han dicho, no lo cree. Como está


en el alba de la muerte, no se han apagado aún en él los ecos de
la vida. Todavía la postrer mirada de sus ojos nos ve.
Tal vez cree que duerme. Su sueño navega el río de la vida, pero
su alma fugitiva va remontando las aguas profundas del río de la
muerte.
Está muerto. Tampoco yo puedo creerlo. Ayer estaba con
nosotros. Creció su vida de repente y tiene ahora la Edad sin edad
del mundo. Está en la gran entraña misteriosa. Detrás del Arco
Iris. Más allá de los cinco sentidos. En el Único Sentido inaprehen-
sible. Donde no es el Fin, sino el Principio. (El Principio es el polvo
que después se hizo Verbo.)
Ha muerto sin haber madurado para la muerte, en perfecta
madurez de vida. Ha muerto sin querer morir. No era su tiempo de
morir y todo tiene su tiempo, según el Eclesiastés.
Por causa de su partida, ha llegado para nosotros el tiempo de
llorar. "Lo que ha de ser, ya fue."

Las palabras se ennoblecen hablando de él. Se dulcifican, se


suavizan, toman a su primitiva pureza.
Tenía el corazón caliente y limpio, nutrido por los jugos de la
generosidad y la simpatía humana. Los mismos jugos nutrían su
inteligencia. Por eso, su inteligencia fue pródiga y honrando a los
hombres se honró a sí misma.
Dijo la palabra esencial. Vivió poéticamente.
Oyó latir el corazón del tiempo. Aspiró el vaho que asciende de
la t krra y, n·conoclcndo en el polvo la <'figic de Adán y de su prole,
se· rc·c·o11oc·ló a sí mismo.
'/),()
Deodoro Roe-a
La entrañable presencia de Deodoro 25]
Estaba dentro del destino y de la angustia del hombre. La
armonía de su alma era armonía del alma universal.
Muchas sombras hacen la noche. Muchas almas, la gran alma Hablo de Córdoba de la última voluntad implacable, de litigan-
ecuménica. tes apresurados, de ventanas ciegas, de cuellos arru_gados con
Morir es devolver el alma al alma universal. ballenas, de sueños recién nacidos que mueren de fno Y ~unca
Estaba en la ansiedad desesperada del hombre. Defendiendo la llegan a ser mariposas azules, de antiguos m~ertos de levita, de
verdad y la justicia mil veces negadas, defendiendo la libertad retratos al óleo de los antiguos muertos de levita, colgados en las
inmortal como el pueblo, defendió al Padre, al Hijo y al Espíritu. salas antiguas con consolas y antiguo piano de amarillo marfil, en
Sobre él, el resentimiento aldeano soltó sus pequeños perros el que una niña antigua tocaba antigua partit~ra, con olor_ a
furiosos. Por él -¡qué auténtico señorío el suyo!- jamás tuvo cst· heliotropo y jazmín. Esos antiguos muertos de levita ~ue, tod~v~a.
afán de sentirse perseguido que enloquece al viento. más allá de la ceniza, consiguen opíparos nombramientos oficia-
Fue una gran claridad. Muere ceñido de admiración y di' les para sus descendientes, linajudos sin blanca.
cariño, en la hora sombría de la tierra. Hablo ahora de Córdoba, con demoradas voces de trasmundo
Verá el amanecer en la fuente de donde el amanecer brota, 111;1s y sigilosa conjura, marchitas vírgenes arrepentidas, arañas 1:~c-
allá del mar de diamante negro. turnas hilando infamias, el cretino importante y las fami~ias
Verá el amanecer antes que nosotros. venidas a menos, con las fincas hipotecadas y las butacas del cielo
embargadas. .
Córdoba del turismo celeste entre el Limbo y el Purgatono, con
Hablo ahora de Córdoba, de color dorado. De Córdoba, la viv;i, poetas que hablan de efebos rosados y del estro del maestro, con
la ardiente, la generosa, la bien querida. ruiseñores ciegos y cielos traspasados por estoques.
Hablo del duende de la gracia y la sabiduría, que habitaba 1·11 Córdoba del pequeño burgués, del filofascista y el encapucha-
el subsuelo de la vieja casa de Deodara Roca. do, topo, rata huidiza, mosca verde. Del vil cálculo de la neutra-
Se dice "sótano" y se anticipan olores de humedad y lobn·g1 w 1 lidad y la pedagogía con estearina.
espesa. Sin embargo, yo digo "el sótano de la casa de Ikodorn Córdoba de anónimos cobardes y crueles, de la nocturna mano
Roca" y anticipo una gran claridad. gelatinosa, mano leve, destrozando los senos perfe~tos de la
El sótano de la vieja casa de Deodara Roca -Córdoba ih1111l11,1 belleza. Córdoba del claustro y la rebotica con calummas, de los
da, íntima, recoleta-, lleno de libros y sueños y mariposas. co, 1s11 aduladores del hombre solemne que sonrieron torcidamente Yque
río de coraje civil desbordando a la calle, tenía cielo y tenía ;í11g«-11·s. ahora se muerden sus labios amarillos. Negra ciénaga, vivo
Y la lámpara de la vigilia encendida. cangreja! oscuro, congrega figuras de cera y odios entumecidos.
Hablo ahora de Córdoba, de la otra Córdoba, por i-1 111ls1110 Hablo de la noche tonsurada y de un cárdeno temblor.
situada "en esa vaga latitud de los mitos nacionales. llon..-o de· Hablo de esa otra Córdoba, triste de toda tristeza. (Equivocan
tropos y blasonados lugares comunes para uso de vlajl'ros aso111 a sabiendas el rumbo de las aves) Triste de toda tristeza (Crece la
brados y turistas intrépidos". ortiga y se espesa el moho) Triste de toda trist~za (Apaga? las
Córdoba de color morado. Córdoba de corazón yt·rto y ojm, estrellas que es hora de dormir) Triste de tod~ tnsteza (La vmda,
secos como los ojos de esas señoras ancianas que sohrt'pasa11 L1 d huérfano y la cartera de expedientes, y reponganse los sellos y
vejez -antiguos retratos con marcos de terciopdo carnws, y archívcse). .
guardan devotamente sus lágrimas en cajitas de rapi· con ,·,11wlr1 ¡No puedo soportar tanta desolación, tanta _t~i~teza! ¡~i- la
llas incrustadas. tristeza del color morado ni la tristeza de la flor artificial destemda
Hablo ahora de Córdoba, de la otra Córdoba. Y sah·11 d1· sw, y marchita!
nichos espectros feroces que todavía quit'rt'n mandar. Y ap,m·<TII · q 111 , t 11 sudo hilo de agua traicionera salga de madre en
caducos fantasmas que la más lc·vt' brisa deshac1·. , 1111 arillo lodo y ahogue a los pequeños envidiosos y sus ladridos.
¡A los pt·q1w11;,s hombres oscuros!
252 Deodoro Roca La entrañable presencia de Deodoro 253

La noche cayó súbitamente. La Muerte -puede decirse qu<' Y todos agonizamos con él. (Sólo él no se queja.)
carece del sentido higiénico del mundo y puede decirse también Ve las imágenes del mundo a través de dos manos transparen-
que sabe elegir sus amistades- dejó a Córdoba deshabitada. Sin tes puestas sobre sus ojos.
ángel, sin aire celeste, sin palomas, sin grillo, sin delicada brisa. La Muerte laboriosa no se da tregua. Trabaja dentro de él,
sin milagros, sin magia, sin colores. noche y día, corroyéndolo.
Vosotros, fieles amigos de Deodoro Roca, abrid la gran ventana La llama lo consume. Dentro de él, la vida cae a pedazos. Se
al Infinito, para que entre el viento ardiente y devastador. desmorona a cada instante.
Y que se acaben las arañas y los sudarios, la Pequeña Miseria Su espíritu es un espejo desazogado.
Innumerable, y los telegramas del señor ministro y las subvencio Da la hora (anticipada) de la Muerte. (Para él, para mí, para ti.)
nes a los campos de concentración y los murciélagos y los nidos Galopan despavoridos potros negros. Sopla un viento helado.
de murciélagos. El misterio despierta en su hueso. Cae el sueño con suavidad de
Vosotros, fieles amigos de Deodoro Roca, llamad al viento cauce.
ardiente. Ardientemente.
Sólo así retornará su espíritu y todo lo mágico y delicado q11(' No digáis el sueño eterno. Decid más bien, la vigilia inmortal.
con él se fue. He ahí su espíritu, diafanizando el aire.
Sólo así, sobre el polvo esencial, sobre los huesos fundamt·11 Sutil, leve -dulce flor, río sonoro, estrella guía- donde quiera
tales, volverá a latir el corazón generoso de Córdoba. que esté, estará a nuestro lado.
Un muerto pródigo -el maravilloso, el grande, el insoborna 1,te·. Es el Hombre sin Sangre del poema de Unamuno. El hombre
el tierno, el distraído, el predilecto-dará su ceniza para la Seg, 111< t; 1 blanco como la luna de la noche negra. El hombre que dio toda su
Fundación de Córdoba, sin adjetivos arcaicos, sin Diccio11arto sangre porque las gentes sepan que son hombres.
Espasa de la Historia. Las grandes almas afines, las Almas Hermanas lo aguardaban.
He visto a la Muerte, de cerca. He visto al Ángel de la M11ntc· Cuando él llegó -júbilo en la Eternidad-, ¿quién, quién le dio la
velando a la cabecera, con un alicate en una mano y unjaz111í11 «·11 bienvenida?
la otra. Tal vez Mariano Moreno, abogado de la Revolución, rodeado de
He visto a la Muerte -su ondulante imagen- en la supci-lklt' dd los héroes civiles de la Patria, fue al encuentro de Deodoro Roca,
río. abogado de la Reforma, es decir, abogado de la Revolución.
He visto a la Muerte, marchando junto al hombre. con i11.111dl Donde quiera que esté, no perderá la memoria de la tierra y de
ble paso y risa taimada y yerta. los hombres.
He visto a ía Muerte en el rostro del amigo más quc•rido. Siempre estará a nuestro lado.
¡Qué muerte distraída su muerte! Cuando luchemos por la libertad querida, él estará con noso-
Caminaba, y la Muerte iba detrás, pisándole la san~r<'. tros. Cuando la vida triunfe sobre la muerte, él se regocijará con
He oído la voz de sus huesos murmurar al oído <k la Noc-1 w nosotros. Cuando soñemos, en la alta noche, con un libro entre las
Impaciente: "Cuando gustéis", esperando ser ti•it urados. c·o11v«· 1 manos, él estará a nuestro lado.
tidos en polvo. Volverá del país de Nunca, Nunca, a nuestro triste mundo de
He adivinado su pregusto final de raíces húnwdas y c-ampos,11110. Siempre, Siempre.
Su sensibilidad, afinada hasta el nacirni<'nlo cid 11111s1-:o. ,1«1 Él está con nosotros. Sí, seguramente.
vierte la respiración de cada pi'talo de sicmpn·vtva. Pero ni sus ojos ni su voz ni su sonrisa volverán a amanecer.
Oye el rumor del trasmundo, rumor del l11so11clahlt· 111.11 st11
orillas.
Oy<' dohlar las ca111pa11as. ("No pn·g11111<-s por cp1k11 dohla11 la1-1 I kodoro, quC'rldo camarada, Inolvidable amigo, yo s{· C'll qui"·
c·a111p,11t.1.-.;. ¡Est,ü1 dohlando por 111"") < >11¡.\a111tra <'l'lt·sk va¡.\ar;1 111 alma.
i~

La entraflable presencia de Deodoro 255


254
Deodoro Roca

ADIÓS A DEODORO ROCA


Morir será un pretexto para verte.
Sé que nos encontraremos detrás del horizonte, donde s<· RAÚLGONZÁLEZTUÑÓN
alcanza la acabada y perfecta desnudez del alma.
Ni tú ni yo abandonaremos jamás la dulce costumbre d<·
nuestro recíproco recuerdo.
Me de~pi~o de ti con los versos de Juan Ramón Jiménez, qu<'
hemos leido Juntos más de una vez:

Quiero dormir esta noche


que tú estás muerto; dormir, Deodoro Roca ha muerto en la ciudad de Córdoba -allí donde no
dormir, dormir, paralelamente pudo alzarse sobre la ruindad y la vileza reaccionaria con toda la
a tu sueño completo. fuerza de su estatura intelectual- sin dejarnos la formidable obra
¡A ver si te alcanzo así! escrita que estaba latente en su mente lúcida, pero después de
¡Quiero dormir tu morir! haber acometido, como dirigente universitario en las jornadas
Adiós, adiós, Deodoro. memorables de 1918, como amigo de la España Republicana y de
la Unión Soviética, como heredero de los hombres de Mayo, como
. Sobre tu cuerpo caído hacia el delicado sueño de la ceniz.i y abogado de los perseguidos y los humillados, las más hermosas y
mientras llega el alba-, en el nombre de los hombres, en el noml in· nobles empresas civiles. Él inquietó la siesta provinciana, sacu-
del Padre, del Hijo y del Espíritu, hago el signo de la V de la Vict orl;,. diendo el polvo de las notarias. Su casa fue el refugio de los poetas
y de los fugitivos políticos del Continente. Su ternura era tan
grande como su sabiduría, y su coraje tan inmenso como su
Enrique Gonzálcz T11111111
bondad. Una ardiente vocación de sueño ponía paréntesis de
encantadoras distracciones en sus ocios siempre llenos de ami-
c[La Voz
. del
.. Interior' 9 . de octubre d e 194·2· T amb--
1en puede enc-ontrars,· ,· 11 L,
gos, en sus tardes de Ongamira, y en las mañanas ajetreadas de
ornp1lac1011 de Gregono Berrnann El dificil tiempo nuevo. cit., pp. :lS7 :lfi'.I. 1 ese subsuelo mágico de la calle Rivera lndarte, asediado por los
campesinos desposeídos y el rostro anhelante de la causa perdida.
¡Querido Deodoro Roca! Muere sin ver el alba de la victoria, joven,
arrebatado por una de esas terribles enfermedades, incomprensi-
bles, injustas, cuando tanto podía esperarse de su espléndida y
decorosa madurez. Él continúa en nosotros y, particularmente, en
sus hijos Marcelo y Gustavo, los muchachos que sabrán recoger
la espléndida enseñanza de su vida.

EN LA MUERTE DE DEODORO ROCA

Deodoro Roca ha muerto en Córdoba, la bella.


¡Qué argentino tan fino se apagó con su estrella!

Tan generoso, tan delicado y tan fuerte.


¡Con qu{~ aire distraído habrá visto a la Muerte!
256 Deodoro Roca
La entrañable presencia de Deodoro 257

De Ongamira la piedra para su tumba agreste


y el árbol recio, amigo de la abeja celeste. ¡QUE SUEÑES, DEODORO ROCA!

Vino de noble cepa para decir la misa,


y el agua, clara y lenta, como fue su sonrisa.

Misa civil, altiva y revolucionaria:


No ha muerto. Se transforma su carne solitaria.

¡De rodillas vosotros!, pequeños provincianos,


covachuelistas ruines, pechoños aldeanos. Él era ciertamente
la voz más cálida del coro;
¡No ha muerto! que sus ojos verán por nuestros ojos aquel de la palabra melodiosa
la aparición solemne de los Ángeles Rojos. y el pensativo del silencio de oro.

Con él se muere Córdoba. ¡Adiós, Córdoba, adiós! En él vivía un español


Sólo cuando él retome, retomarás a nos. que nunca al argentino fue desdoro;
un madrileño había en él.
Cuando él retome ... Acaso, ya ve lo que nosotros: y en los crepúsculos, un moro.
la Victoria a su carro ata viriles potros.
Sólo en los mundos del ensueño
De sus cascos alados la vasta resonancia tener quería su tesoro.
rompe ya los cordones de la final distancia. Por algún sueño no cumplido
fue su relámpago y su lloro.
Mientras tú te transformas, ella viene, Deodoro.
¿Oyes en las raíces los clarines de oro? ¡Y con qué gracia peregrina
iba diciendo: Sé ... o ignoro!
¡Flores para la lápida donde brilla tu nombre! En su certeza o su silencio,
Y esta sola leyenda: La Victoria es el Hombre. siempre aquel ático decoro.

¿Por qué se fue? ¿Por qué partió?


[El Siglo, 22 de junio de 1942, Santiago de Chile.] Aquí diré lo que avizoro.
Vinieron ángeles, dijéronle:
-Vamos, Deodoro.

Una revolución Ariel intenta,


y es su bandera un meteoro
de libertad y de esperanza ...
Respondió:
-Entonces no demoro.
--·
La entrari.able presencia de Deodoro 259
Deodoro Roca

DEODORO ROCA, O LA MUERTE DE UN HOMBRE


Y se nos fue. Su tumba es ésta.
De que está en gloria, me cercioro
por voz de pájaros. ¡Que sueñes
a tu gusto, Deodoro!

Arturo Capdevíla
Ante su tumba, el 3 de noviembre de 1942.

En el pizarrón negro -colgado entre dos anaqueles de mi hoy


[La Voz del Interior, 7 de junio de 1944]
exigua biblioteca- donde con tiza azul o blanca me llamo la
atención sobre mis trabajos inmediatos, figura escrito, desde no
hace muchos días, este título para un poema próximo, apremian-
te: "Elegía a una vida clara y hermosa".
No es casual que a partir de esa tarde interrumpida en que se
nos fue Deodoro Roca, se cruzara, adueñándose de mí, el recuerdo
insistente, el golpear constante de otro título anunciado por Juan
Ramón Jiménez a raíz de la ida de aquel gran viejo D. Francisco
Giner, maestro, fundador, también primera piedra y uno de los
raros e impares Deodoros penúltimos de nuestra España: "Elegía
a la muerte de un hombre".
De un hombre. He aquí la tremenda, arriesgada palabra, tan
pocas veces merecida, falsa etiqueta sobre tantos, robo diario
de casi todos. Un hombre. "Nada menos que todo un hombre",
que diría, que hubiera aplicado a Deodoro otro maestro,
merecedor, ostentador de esa misma divisa. hombre: Don
Miguel de Unamuno.
Pues bien: es de la hombría de aquel hombre de Cúrdoba, de su
vida clara, juvenil y hermosa de lo que yo quisiera poderos decir
pronto -yo, su último y más reciente amigo- en unos cuantos
versos de palabras nobles, familiares, ésas que por repetidas
arrastran ya pegadas en su alma tan humanado sentimiento, más
que imposible de expresar a fuerza de sencillo. Sí, es con palabras
de todos los días como yo pido ahora al no sé quién oculto que nos
ilumina y achicharra la mano, contaros de aquel abierto hombre
emocionado en medio de sus paisajes nativos. (Sus álamos de El
Totoral, junto al río siempre verde de yerbabuenas y largas trenzas
susurrantes; las cien veces pintadas tierras rosáceas y carmines
de su Ongamira veraniego; su huertecillo de duraznos, manzanos,
perales y ciruelos, frescos del respirar de un hondo arroyo
rebotado el<' los montes). 1<:s con palabras de todas las horas como
:.wo Deodoro Roca La entrañable presencia de Deodoro 261

¡'
yo deseo hablaros de aquel valiente hombre de fe, de pleno corazón Yo sé cómo llenar ese vacío
y rebosada inteligencia. (Deodoro entregado sin reservas, natural, que deja un árbol ya desarbolado,
verdadero, con una mano abierta de pasión y un acento viril, que una roca tocada de inclemencia,
no velaba en él por eso su franca voz de hermano, de camarada una hundida creciente,
desprendido. ¡Deodoro bajo de aquellos encalados arcos de su la luz de un resplandor arrebatado.
admirable biblioteca, con humedades y hálitos, para mí, de Sueñe el bosque su verde transparencia,
n~cogida bodega jerezana!) Es con palabras de todos los instantes su voz el mar, la cumbre alta su frente,
como yo necesito empaparos de aquel hombre angustiado y la llama el corazón de su pasado.
apasionado de España, que sin haberla visto la veía, la sabía, la
sufría y lloraba en su sangre, hasta llegar a defenderla con ardor Como se pierde un barco iluminado
de soldado, de voluntario sin reposo. (No olvidaré nunca las entre dos tristes selvas litorales;
palabras de hondo conocimiento y amor, breve reflejo de su clara se extermina de pronto una arboleda,
conducta durante nuestra guerra, que puso como prólogo a mi un hombre verdadero;
conferencia sobre Federico García Larca en el Teatro Rivera así sus claras hondas fraternales,
Indarte de la Córdoba de sus batallas. No, no sólo yo, sino los lo que descuajó el hacha y que nos queda:
españoles todos de este impuesto peregrinaje por tierras de libre, un claro sendero,
América, le olvidaremos, le perderemos de nuestra memoria. dificil y advertido de señales.
Porque su obra de generosidad y grandeza será conocida plena-
mente allá lejos, por encima del mar, llevada por nosotros algún Mudos, los largos llantos funerales.
día en viaje de triunfo. Ya no te faltará, buen amigo Deodoro, una Alta estrella, mas no para loores.
alta y noble piedra guadarrameña, venteada de pinares de las dos Alto río, mas no para la escoria.
Castillas, que perdure tu nombre en medio de esa España de tu Árbol alto, mas para bien movido.
corazón y quemado desvelo.) ¡Arded, bullid, sonad, laboradores!
¡Oh joven musa mía emigrante y ensangrentada: díctame ya La vida clara, hermosa la memoria,
,·sas simples palabras justas en honor a la muerte de un hombre, hermoso su sentido,
a una vida clara y hermosa! claro su ejemplo y claros sus deudores.

Rafael Alberti (Remontando el Paraná. primavera de 1942)

Rajael Alberti
ELEGÍA A UNA VIDA CLARA Y HERMOSA
DEODORO ROCA
[La rememoración de Rafael Alberti la tomamos de Crítica, 22 de junio de 1942. La
Yo sé a quién preguntarle, a quién decirle poesía, de la compilación de Horacio Sanguinetti Prohibido prohibir, ob. cit., pp.
14 7-150. Le hemos escrito a Rafael Alberti preguntándole sobre sus recuerdos del
cantos, rosas, razones de su vida; exilio español y su amistad con Deodoro. pero al momento de imprimir este libro
por qué altura de álamo medirle, no hemos obtenido aún respuesta.)
por qué piedra indagarle
la densidad de agua conducida.
rl'mansada en su rio;
por qui· estrella llorarlo sin llorarl<'.
por c¡uí· decirle nucstro y por qui· mio.

Anda mungkin juga menyukai