El Cáncer
A pesar de que las reacciones ante la experiencia de padecer cáncer son respuestas subjetivas,
tanto ante el diagnóstico como ante el transcurso del tratamiento (respuestas que oscilan
desde la desorientación, la incredulidad, el pánico, la confusión, la rabia, la desesperación, etc)
en términos generales, los seres humanos percibirán, consciente o inconscientemente, su vida
bajo amenaza, provocada por la pérdida de salud y la consiguiente frustración y dolor que
significa ponerse en contacto con su vulnerabilidad corporal.
El Desamparo y la Angustia
En cualquiera de los casos una persona enfrentada a la pérdida de salud siente amenazada su
vida y le confronta con una experiencia de radical desamparo.
La angustia se convierte en la expresión del desamparo del sujeto, tanto del psíquico como del
biológico.
La Pérdida
“La elaboración del duelo se entiende como la serie de procesos psicológicos, el trabajo
psicológico que, comenzando con el impacto afectivo y cognitivo de la pérdida, termina con la
aceptación de la nueva realidad externa e interna del sujeto”. “Los procesos de duelo tienen
una significación especial para la estructuración de la personalidad y para la salud mental del
individuo”. (Cf. Tizón)
Se comprende la importancia capital que tiene para una persona que ha vivido un proceso
oncológico, donde el proceso de duelo incluirá:
• por otro lado, constituirá la superación de los estados normales inherentes a todo
proceso oncológico por lo perdido, que inevitablemente llevan consigo cierto nivel de dolor
psíquico. Entre nosotros, C.Meseguer detalla alguna de estas pérdidas refiriéndose a la pérdida
de identidad, de control, de relaciones sociales, de la imagen de uno mismo, del estilo de vida,
de la capacidad de procreación, del proyecto de futuro, del sentimiento de igualdad de
condiciones.
Sin olvidarnos por tanto, que en el afrontamiento del proceso de un cáncer se realiza bajo la
plataforma de la personalidad del individuo, y por ello de los modos de actuación y defensas
anteriores. En ocasiones en este proceso normal de elaboración de duelo se añaden ciertas
condiciones psíquicas y lo significado como perdido se amplía, de tal modo que el paciente de
cáncer no puede separarse del sufrimiento, atravesando los fenómenos depresivos. Entre
otras de estas condiciones podríamos mencionar aquellas que tienen relación con:
• los autorreproches por no haber podido evitar una situación de enfermedad e incluso
haber contribuido a la misma. El enfermo se sostiene en el anhelo del pasado. (¿qué he hecho
yo para que pase esto? ¿Por qué a mi?)
• una preocupación hacia los otros significativos que considera que les ha dañado, por la
propia situación, por un manejo inadecuado de la agresividad…con la consiguiente culpa.
Entre los enfermos de cáncer existe una vulnerabilidad al suicidio el cual puede presentarse
inclusive antes de conocer el diagnóstico, y depende de factores como la depresión,
desesperanza, el dolor incontrolable por analgesicos, el delirium, sentimiento de perdida de
control, exhaución, trastornos psicopatológicos pre-mórbidos, conflictos familiares, ideación e
intentos de suicidios previos, y otros trastornos psiquiátricos (Lederberg y col. 1989)
Tizon JL. Pérdida, pena, duelo. Vivencias, investigación, asistencia. Barcelona, Fundació Vidal i
Barraquer, 2004.
http://scielo.isciii.es/scielo.php?pid=S0378-48352005000300009&script=sci_arttext
El Sida/VIH
De igual manera que ocurre con otras enfermedades crónicas y/o mortales, en las personas
afectadas por el virus del VIH-SIDA se da una serie de factores de diversa índole que toda
intervención psicológica debe atender de manera inexcusable. Pero, además de los efectos
psicológicos inherentes a una enfermedad caracterizada por su fuerte componente
amenazante para la vida del individuo, nos encontramos también con los efectos negativos
propios del estigma social y del rechazo que, lamentablemente, aún siguen persistiendo en
nuestra sociedad frente a esta dolencia.
1) Factores derivados de la sociedad, como la opinión que la sociedad tiene de los individuos
que desarrollan la enfermedad.
2) Factores derivados del propio paciente, tales como capacidad de afrontar un problema,
estabilidad emocional, apoyo social, etc.
De igual forma, el paciente VIH necesita un apoyo social importante para poder sobrellevar su
enfermedad. El conocimiento de la seropositividad del paciente lleva en muchos casos al
abandono del enfermo por parte de sus familiares y amigos. Por otro lado, a menudo son
despedidos del trabajo o se sienten marginados en el mismo por sus propios compañeros.
Otro factor a tener en cuenta respecto a la adaptación psicológica es la reacción del individuo
ante las manifestaciones clínicas de la enfermedad. El paciente debe enfrentarse a una
enfermedad fatal, sin cura, que le produce un debilitamiento progresivo y una dependencia de
su entorno social, todo ello unido a la discapacidad mental progresiva, cambios en el estilo de
vida, trabajo, amigos, etc. El dolor es un síntoma que aumenta mucho el estrés de estos
enfermos.
Los trastornos de ansiedad también son muy frecuentes en el SIDA. La emoción más frecuente
en individuos con infección VIH es la inseguridad con respecto al futuro y el miedo a la
enfermedad. La ansiedad puede manifestarse como un ataque de pánico o de agresividad, que
generalmente dirige hacia los cuidados médicos inefectivos, percepción -verdadera o falsa- de
discriminación, etc. Estos enfermos deben ser remitidos para tratamiento psicoterápico y/o
farmacológico.
Holland JC, Jacobsen P, Breibart W. Psichiatric and psychosocial aspects of HIV infection. En: De
Vita VT, Hellman S, Rosemberg SA et al. (Eds). AIDS Etiology, Diagnosis, Treatment and
Prevention. 3rd ed. Philadelphia, JB Lippincott Company. 1992. pp 347-354
Desde la visión clínica, la ansiedad y el temor a la muerte pueden ser perceptibles desde la fase
del portador seropositivo asintomático, ya que se instala el proceso de duelo, así como
sintomas depresivos.
El llamado complejo demencial del SIDA el cual puede preceder hasta en 12 meses el
diagnóstico de SIDA en un 10-25% de los casos, se expresa clínicamente por síntomas y signos
agruados como sigue:
Síntomas Tempranos
• Síntomas cognitivos (olvidos, pérdida de concentración.confusión, lentitud del
pensamiento)
Signos Tempranos
• En el estadio tardío del SIDA se observa demencia severa, ademas otras alteraciones
neurológicas graves en un alto porcentaje de los casos.
En el caso de las crisis de suicidio, son mas frecuente que la de pacientes registrados con
cancer, ya que en su incomprensión a la enfermedad se producen trastornos depresivos
mayores, ansiedad generalizada y delirios hipocondríacos de padecer el SIDA en pacientes
homosexuales no infectados, que llegan a padecer los mismos sintomas de la enfermedad.
Esquizofrenia
La esquizofrenia es una enfermedad mental grave que afecta a algunas funciones cerebrales
tales como el pensamiento, la percepción, las emociones y la conducta. Es probablemente el
trastorno mental más angustioso e incapacitante que existe. Es un trastorno mental complejo
que hace que el individuo presente:
• ideas delirantes
• alucinaciones
La muerte conecta con la esquizofrenia a travez del suicidio, pero tambien por la violencia y el
riesgo de homicidio,
Rojas (2002) nos muestra que el delirio y las alucinaciones cenestésicas se expresan por la
vivencia delirante de estar ya muerta, como lo relata en el siguiente caso:
1983. Es una paciente casada de 39 años de edad, de origen portugués con cuarto grado de
instrucción primaria. su esposo de 40 años de edad, es un comerciante portugués. Tiene dos
hijos. O vive en Venezuela desde 1983. Acude por primera vez a consulta en mayo de 1997. Es
la sexta de 6 hermanos. De niña fue “”muy enfermiza”; en la escuela “era alegre, pero no
aprendía ni entendía nada”. Sus padres viven en Portugal. Una hermana “sufre de los nervios”.
Ha sido evaluada por psiquiatras, brujos y sacerdotes. Nunca obtuvo mejoria. Incluso se hizo
ver en Portugal. desde hace 3 años siente cosas raras: “la cabeza aplastada, veo animales,
insectos, rostros que se me vienen encima.
Así como este caso existen otros ejemplos como el canibalismo y antropofagia,
autoinmolaciones y de atentados genocidas, otros trastornos delirantes no esquizofrénicos
entre ellos los enfermos celotípicos que acaban con la vida de su pareja.
Tipos de Esquizofrenia
Esquizofrenia indiferenciada: cuando una esquizofrenia no reúne los criterios de los subtipos
anteriores o presenta varios de ellos se le llama indiferenciada.
Los trastornos del ánimo son un grupo heterogéneo y prevalente de enfermedades médicas
multisistémicas, que se manifiestan con grados variables de depresión, euforia o irritabilidad y
se asocian a un significativo deterioro físico y social. Considerando la demostrada eficacia de
los tratamientos actuales, resulta paradójico que muchos pacientes permanezcan
subdiagnosticados y subtratados, pese al profundo nivel de discapacidad y el gran uso de los
recursos de salud general que puede acompañar a estos trastornos.
• Episodios afectivos
• Episodio maníaco
• Episodio mixto
• Episodio hipomaníaco
• Trastorno distímico
• Trastornos bipolares
• Trastorno bipolar I
• Trastorno bipolar II
• Trastorno ciclotímico
Para los trastornos depresivos, específicamente la depresión es sobre todo una alteración de la
vitalidad, (Rojas, 2002), esto no significa que deje de ser afectividad, sino que la desborda, o
aun mejor la comprende; por cuanto la afectividad es una estructura aherrojada entre la
mente y el cuerpo, y comprende cuatro vectores ue llevan a definir la depresión como
estructura tetradimensional. Los esquemas van desde los vectores de la vitalidad hasta las
dimensiones depresivas.
Entre las manifestaciones más frecuentes, se relacionan con la abulia y el ocio mental hacia la
situación que genera malestar, generando asi la sensación de un vacío emocional o
aplanamiento en los peores de los casos, del mismo modo el aislamiento social que,
circunscribe la necesidad de mantener el dolor situacional y afectivo. en muchos casos el
suicidio forma parte de la solución más inmediata hacia el problema, y este a su ves se
convierte en el escape o evitación hacia el elemento obsesivo considerado negativo.
Jiménez, J., González, C., (2003). Veinticinco años de Investigación sobre suicidio en la
dirección de investigaciones epidemiológicas y psicosociales del instituto nacional de
psiquiatría Ramón de la Fuente. Salud Mental. Vol. 26 no.6. Recuperado en Diciembre de 2006
en: http://www.imbiomed.com/1/1/articulos.php?method=showDetail&id_articulo=23039&id
_seccion=1169&id_ejemplar=2351&id_revista=1
Para Jiménez y González (2003) consevir el suicidio viene dado a travez de etapas o fases que
en si cada una maneja un carga afectiva que aumente la intensidad del deseo hacia la muerte.
Entre ellas:
Plan Suicida.Estructuración de el cómo, cuándo y dónde, sin pasar al acto, con el propósito más
o menos consciente de obtener un beneficio, como protesta, venganza u oposición,
imaginando o esperando provocar una respuesta en los demás.
BIPOLARIDAD
Se caracteriza por episodios de manía y depresión, de arriba a abajo. Durante una fase
maníaca, algunos pacientes pueden pasar por una ruptura total de la realidad. Sin embargo, la
hipomanía, que es también un síntoma de la enfermedad, es un estado de alta energía en el
que una persona se siente exuberante, pero no ha perdido su contacto con la realidad.
Signos Depresivos
• como relaciones sexuales riesgosas. Los bipolares tienen una relación directa en
cuanto a contraer el VIH o cualquier Infección de transmisión sexual también en estas etapas.
• Si tiene una enfermedad terminal, no toma las precauciones del caso.
• En caso de ser VIH en estas etapas se vuelve un peligro. Puede tener deseos de
• Puede llegar a sentir mayor excitación si sabe que esta transmitiendo el virus.
• Sentir que no vale nada, sentirse culpable o sentir que no merece ser amado.
Sintomas de Depresión
Los síntomas más frecuentes que acompañan a la fase depresiva son los siguientes:
2. Predisposición al llanto.
3. Ensimismamiento.
4. Sentimiento de culpabilidad..
22. Rechazo del propio cuerpo –se perciben gordos o delgados, o feos o bajos, etc.
• Tener sexo sin tomar precauciones para prevenir el embarazo o una enfermedad de
transmisión sexual. En estas fases tienden a la promiscuidad Sexual con quien quiera y donde
quiera. Son generalmente sexualmente compulsivos o adictos al sexo en cualquiera de sus
variables.
• Consumir alcohol o drogas. Incluso en el caso de ser una persona viviendo con el VIH,
el consumo de alcohol sigue… aunque le hayan advertido del peligro.
• Gastar demasiado dinero. Fingir estatus o clase social que no posee. Posee un
sentimiento de “grandiosidad”. Se cree capaz de grandes empresas en todo orden de cosas
llegando a ser temerario. Puede llegar a endeudar o incluso poner en riesgo el capital familiar
por comprar cosas no necesarias por presumir ante el resto. Esto lo hace generalmente por
tapar sus grados de depresión.
• Sentirse muy poderoso e importante. Tiene complejo de superioridad. Habla mucho de
grandezas, de dinero, de viajes, de ropa costosa. Todo lo que sea posible por ser admirado.
Muchas de esas son mentiras o irrealidades que ha creado en su cabeza.
• Pensar y hablar tan rápido que las demás personas no alcanzan a comprender lo que
usted piensa o en una reunión es el que más habla. Pasa a ser el centro de atención, pero
puede llegar a hablar rápidamente y descontroladamente.
• No dormir mucho. Necesitar mucho menos sueño que normalmente y aun así
continuar con energías.
A continuación se enumeran algunos síntomas, los más comunes que acompañan a la fase
maníaca. Aunque ya hemos dicho que cada individuo es un mundo, y en cada uno se produce
una manifestación singular y específica, sí se reconoce que un paciente está en proceso
eufórico cuando cursa al menos cuatro de las siguientes manifestaciones:
2. Delirios de grandiosidad.
3. Dificultad de concentración.
6. Hiperactividad.
8. Irritabilidad extrema.
19. Distraimiento extremo (la atención se desvía hacía estímulos externos banales e
irrelevantes).
Existe a nivel general una confusión a la hora de entender el sufrimiento. Esto es debido, al
menos en parte, a que se suele entender que existen emociones buenas y emociones malas.
Cuando una emoción nos gusta, entonces es buena, mientras que si no nos gusta, la
consideramos como algo malo y deseamos librarnos de ella por todos los medios.
Así pues, la alegría, el deseo o la curiosidad tienden a ser consideradas emociones positivas,
mientras que la tristeza, el enfado o el miedo se suelen ver como emociones negativas. El
considerar que una emoción es de por sí positiva o negativa, independientemente del contexto
en el que esta se produce nos lleva muchas veces a comportarnos de manera reactiva, es
decir, que preferimos movernos para conseguir sentir las emociones que consideramos
positivas, mientras que huimos de las que consideramos negativas.
Sin embargo, si atendemos al contexto en el que se produce la emoción, podemos ver que
todas son igualmente útiles. Del miedo podemos aprender a ser cautos para no equivocarnos
en el futuro. Este es el ejemplo básico, pero hay otros, de la tristeza o el enfado también
podemos aprender mucho, sobre todo de nosotros mismos, de las situaciones que nos
enfadan o que nos entristecen.
La vida y el sufrimiento
En ocasiones la vida puede presentarnos situaciones que no deseamos, situaciones que nos
entristecen, que nos enfadan o que nos dan miedo. Eso es lo NATURAL. En la vida hay espacio
por igual para las situaciones que nos alegran y para las situaciones que nos entristecen.
Nosotros no elegimos muchas de las cosas que nos toca vivir.
Es necesario que se diferencie el malestar del sufrimiento. El malestar puede ser esa sensación
incómoda o desagradable que resulta de una de esas situaciones indeseadas. Esto también es
natural. A nadie le gusta sentir malestar y es perfectamente normal querer deshacerse de él.
Sin embargo, hay ocasiones en las que esa huida del malestar puede estar alejándonos de la
vida que queremos vivir.
Tal vez dediquemos demasiado tiempo y esfuerzo en no pensar en todo lo que nos molesta y
eso nos quite tiempo y esfuerzo de disfrutar de lo que sí nos gusta. Tal vez recurramos a
conductas que no nos benefician para huir de esos pensamientos, como tomarnos alguna
copita de más, centrarnos demasiado en el trabajo o dejar de relacionarnos con ciertas
personas de nuestro entorno. Tal vez, este tipo de conductas nos alejen de nuestra familia, de
nuestra pareja o de nuestros objetivos vitales.
Eso es el sufrimiento, la paradoja de dejar de lado a la vida con la esperanza de poder vivir sin
malestar.
Cuando una persona se ve envuelta en este tipo de situaciones es muy posible que ni siquiera
se de cuenta de cómo son sus propias acciones las que limitan su vida y le hacen sufrir.
Tal vez merezca la pena sufrir algo de ansiedad si eso supone afrontar una entrevista de
trabajo que te puede cambiar la vida. Tal vez sea necesario sentir la tristeza después de una
ruptura para poder cerrar esa etapa de tu vida y
pasar a la siguiente. Tal vez no esté de más enfadarse si eso significa que vas a poder defender
tus deseos frente a las exigencias de otra persona.
Todo ello pasa por la aceptación de la emoción tal y como esta se presenta, y con un
compromiso firme con uno mismo y con la vida que desea vivir.