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UNIDAD DOS

PROCESOS PSICOLÓGICOS

LAS SENSACIONES Y LAS PERCEPCIONES

Las sensaciones y las percepciones están íntimamente relacionadas. Estas son las causantes del
comportamiento en un individuo ya que son las que causan en mayor parte nuestras conductas las
cuales son un reflejo de cómo estamos percibiendo e interpretando el mundo que nos rodea.

En el proceso de sensación y percepción se encuentran involucrados los órganos de los sentidos, y


aunque la mayoría de personas conoce los cinco órganos (vista, oído, gusto, olfato y tacto), este listado
está limitado ya que las capacidades sensoriales en las personas son más extensas. Un ejemplo de
esto está asociado a tacto, en el cual existen estímulos que pueden activar dolor, temperatura, etc.
De la misma manera si tomamos el sentido del oído este es estimulado también por factores que
producen el equilibrio.

2.1. SENSACIÓN

DEFINICIÓN DE SENSACIÓN

El proceso de sensación se puede definir como “la activación de los órganos sensoriales por parte de
una fuente de energía física” (Feldman pág 87). En este proceso como se menciona anteriormente,
los órganos sensoriales son los principales actores, ya que estos reciben la información existente el
ambiente donde se encuentra un individuo. Los denominados estímulos sensoriales ingresan tal y
como están en el ambiente por los órganos de los sentidos.

“Proceso mediante el cual los órganos sensoriales reciben la información del ambiente”. La sensación
es el primer encuentro del organismo con un estímulo sensorial, recibiéndolo de forma directa tal y
como éste se encuentra.

UMBRALES SENSORIALES

 Umbral Absoluto
Es la menor intensidad que debe presentar un estímulo para que pueda detectarse. Mientras
más aumenta la fuerza de un estímulo, gradualmente aumentará la posibilidad de que este
sea detectado. Generalmente los estímulos muy pequeños pueden generar respuestas en
nuestros sentidos (ej. El rose de las alas de un insecto en la piel).
El siguiente cuestionario (psicología de Feldeman pag. 88) puede dar una pauta de cómo se
encuentran trabajando los umbrales absolutos de los sentidos.
¿QUÉ TAN SENSIBLE ES USTED?
Para poner a prueba sus conocimientos sobre las capacidades de sus sentidos, responda
a las siguientes preguntas:
1. ¿De qué distancia puede verse la a) Desde una distancia de 10 millas
llama de una vela en una noche (16.1km)
clara y oscura? b) Desde una distancia de 30 millas
(48.2km)
2. ¿Desde qué distancia puede oírse a) Desde una distancia de cinco pies
el tictac de un reloj en condiciones (1.5m)
silenciosas? b) Desde una distancia de 20 pies
(6.1m)
3. ¿Cuánta azúcar se necesita para a) Dos cucharadas
poder detectarla al disolverla en b) Una cucharada
dos galones (7.5l) de agua?
4. ¿Sobre qué área puede detectarse a) Un área de 5x5 pies (1.5 x 1.5 m)
una sota de perfume? b) En un departamento de tres
habitaciones
Puntuación: en cada caso la respuesta es b), lo que ilustra la enorme sensibilidad de nuestros
sentidos.

 Humbral diferencial
Se da esta denominación al menor nivel de estimulación agregada (o reducida) necesario para
sentir que ha ocurrido un cambio en la estimulación, es decir que es el cambio mínimo en la
estimulación necesario para detectar la diferencia entre dos estímulos, también es llamado
diferencia apenas perceptible.
El tamaño del estímulo que constituye una diferencia apenas perceptible depende de la
intensidad inicial del estímulo. La relación entre los cambios en el valor original de un estímulo
y el grado en que se advierte un cambio, constituye una de las leyes básicas de la psicofísica:
la ley de Weber establece que una diferencia apenas perceptible está en proporción constante
con la intensidad de un estímulo inicial (en lugar de una cantidad constante). Por ejemplo, si
una persona determina un peso estándar el aumento en dicho peso produce diversos cambios.
La ley de Weber se aplica a cualquier tipo de estímulo sensorial: visión, sonido, gusto, tacto,
etc. (psicólogía de Feldman pag. 89)

ADAPTACIÓN SENSORIAL

La adaptación es el ajuste en la capacidad sensorial tras una exposición prolongada a estímulos


inmutables. Esta adaptación se da cuando las personas se acostumbran a un estímulo y modifican su
marco de referencia. Ejemplos asociados a esta capacidad de adaptación se dan cuando una persona
ingresa a un lugar oscuro, al principio no distingue nada sin embargo cuando se ha pasado algún tiempo
en este lugar se empieza a distinguir las cosas que se encuentran en este. Cuando se ingresa a una
piscina de temperatura más fría o caliente de lo habitual se siente el cambio sin embargo al pasar un
tiempo en esta el cuerpo llega a “acostumbrarse” a la temperatura de la piscina.

Esta aparente disminución en la sensibilidad a los estímulos sensoriales, se debe a la incapacidad de


los receptores del nervio sensorial para apagar los mensajes que llegan indefinidamente al cerebro.
Dado que estas células receptoras son más sensibles a los cambios en la estimulación, la estimulación
constante no es eficaz para producir una reacción sostenida.

2.2. PERCEPCIÓN

DEFINCIÓN DE PERCEPCIÓN
La percepción “Es el proceso de clasificación, interpretación y análisis que el cerebro y los órganos
sensoriales hacen de los estímulos”. A diferencia de la sensación que recibe directamente los estímulos
del ambiente, la percepción en los procesos mencionados anteriormente consigue integrar dichos
estímulos con la información sensorial ya existente.

Los órganos de los sentidos que están en constante interacción con el medio en el que vivimos son los
íntimamente relacionados con las percepciones. Cada uno de ellos (vista, oído, gusto, olfato y tacto)
se encargan de recibir y transformar la información captada en el medio ambiente.

VISIÓN:

La visión comienza con la luz, la energía física que estimula al ojo. La luz es una forma de onda de
radiación electromagnética que se mide en longitudes de onda las cuales corresponden a diferentes
tipos de energía. El rango de longitudes de onda al que los seres humanos son sensibles es llamado
espectro visual, el cual a comparación de otras especies es relativamente pequeño.

Nuestros ojos convierten la luz en una forma que pueden utilizar las neuronas que sirven como
mensajeros para el cerebro. Las neuronas mismas ocupan un porcentaje relativamente pequeño de la
totalidad del ojo. La mayor parte del ojo es un dispositivo mecánico similar en muchos aspectos a una
cámara no eléctrica que utiliza película.
Las imágenes obtenidas por el ojo viajan a través de la siguiente secuencia:

1. Córnea: Es una ventana protectora transparente, debido a su curvatura, dobla o refracta la luz
cuando esta la atraviesa, tiene un papel principal en la acción de enfocar la luz en forma más
nítida.
2. Pupila: La luz después de pasar por la córnea, atraviesa la pupila, que es un orificio oscuro en
el centro del iris (parte de color que en los humanos va desde azul claro hasta café oscuro). La
pupila se abre o cierra según el nivel de luz existente en el ambiente (a menos iluminación más
apertura de la pupila y viceversa, esto permitirá mayor ingreso de luz). La contracción y
expansión de la pupila se debe a la física básica de la luz, con la cual se indica que una pupila
pequeña aumenta mucho el rango de distancias a las que se enfocan los objetos. Con una
pupila completamente abierta, el rango es relativamente pequeño, y resulta mucho más difícil
distinguir los detalles. El ojo aprovecha la luz brillante disminuyendo el tamaño de la pupila y
así logra distinguir mejor los detalles, en condiciones de escasa iluminación, la pupila se
expande para permitirnos ver mejor la situación, pero a expensas de los detalles visuales (tal
vez una de las razones por las que se considera que las cenas a la luz de las velas son
románticas, e porque las condiciones de escasa iluminación impiden que uno vea los defectos
físicos de la pareja). (Psicología de Feldman pág 93).
3. Cristalino: Una vez que la luz atraviesa la pupila, entra en el cristalino (ubicado directamente
detrás de la pupila). El cristalino refracta los rayos de luz para que estén apropiadamente
enfocados en la parte posterior del ojo. El cristalino enfoca la luz modificando su propio
grosor, proceso denominado acomodación (se vuelve mucho más plano al ver objetos
distantes y mucho más redondos al ver objetos más cercanos).
4. Retina: Después de pasar por la pupila y el cristalino, la imagen llega a la retina, en donde la
energía electromagnética de la luz se convierte en impulsos eléctricos para su transmisión al
cerebro. Por propiedades físicas de la luz la imagen se invierte al recorrer el cristalino y llega a
la retina al revés de cómo se la observa, sin embargo el cerebro interpreta la imagen en
términos de su posición original. En la parte posterior de la retina existen dos tipos de células
nerviosas receptoras sensibles a la luz, son denominados conos (células receptoras cónicas
sensibles a la luz que son responsables del enfoque fino y la percepción del color, sobre todo
en condiciones de luz brillante) y bastones (células receptoras delgadas y cilíndricas en la retina
que son sumamente sensibles a la luz por lo que se relacionan con la visión en situaciones de
escasa iluminación y son bastante insensibles al color y a los detalles tan nítidos que son
capaces de reconocer los conos). Tanto conos como bastones son responsables de la
adaptación a la oscuridad en donde la persona se adecúa a condiciones de escasa iluminación
tras haber estado en condiciones de luz brillante.
Cuando la energía recibida por el ojo llega a los conos y bastones, la luz se transforma en impulsos
nerviosos los cuales son enviados al cerebro mediante el uso del denominado nervio óptico el cual es
una red de axones ganglionales que transmiten información visual al cerebro.

OIDO:

La audición (proceso por el cual las ondas sonoras se traducen en formas comprensibles y
significativas) y el sentido del movimiento y el equilibrio (proceso sensorial, sentido que permite que
las personas conduzcan su cuerpo por el mundo y las mantiene erguidas sin caer), funcionan
conjuntamente en un mismo lugar, el oído. (Feldman pág 101).

Percepción del sonido

La oreja no es todo el oído, esta estructura es solo una parte simple del conjunto. La oreja actúa como
un magnetófono invertido, diseñado para captar y llevar los sonidos (movimientos de las moléculas
en el aire generadas por una fuerte vibración) a las partes internas del oído. La ubicación de las orejas
en diferentes lados de la cabeza ayuda en la localización del sonido (proceso por el cual identificamos
la dirección de la que proviene un sonido). Los patrones de onda en el aire entran en cada oído en un
tiempo ligeramente diferente, y el cerebro utiliza la discrepancia como clave para determinar el punto
de origen del sonido. Además, las dos orejas transmiten o amplifican los sonidos de determinadas
frecuencias en grados diferentes (Psicología de Feldman, año 2014 pág 101).

El sonido: Este movimiento definido anteriormente, viaja por el aire en patrones de onda similares en
cuanto a su forma a las ondas que se forman en el agua cuando se lanza una piedra en un estanque
tranquilo. Los sonidos, que llegan a la oreja en forma de vibraciones parecidas a las de una ola, realizan
el siguiente viaje:

 Se encauzan (dirigen) por el canal auditivo (un pasaje tubular que conduce al tímpano).
 El tímpano opera como un tambor en miniatura que vibra cuando las ondas sonoras inciden
en él. Cuanto más intenso es el sonido, más vibra el tímpano. Estas vibraciones se transfieren
después al oído medio
 El Oído medio: diminuta cámara que contiene tres huesesillos (el martillo el yunque y el
estribo) que transmiten las vibraciones a la ventana oval.
 La ventana oval: es una delgada membrana que conduce al oído interno. Dado que el martillo,
el yunque y el estribo actúan como un conjunto de palancas, no solo transmiten vibraciones,
sino que también aumentan su fuerza. Además, dado que la apertura en el oído medio (el
tímpano) es considerablemente más grande que la apertura que parte de este (la ventana
oval), se amplifica la fuerza de las ondas sonoras en la ventana oval. El oído medio, entonces
actúan como un diminuto amplificador mecánico. (Psicología de Feldman, año 2014 pág 101).
 El oído interno es la parte del oído que modifica las vibraciones sonoras de tal forma que
pueden transmitirse al cerebro (también contiene los órganos que nos permiten ubicar
nuestra posición y determinar cómo nos desplazamos por el espacio). Cuando el sonido entra
en el oído interno por la ventana oval, se mueve a la cóclea.
o cóclea (conducto en forma de espiral parecido a un caracol que está lleno de líquido
que vibra en respuesta al sonido). Dentro de la cóclea, se halla la membrana basilar.
o membrana basilar, una estructura que corre por el centro de la cóclea, dividiéndola
en una cámara superior y una cámara inferior. La membrana basilar está cubierta de
células pilosas. Cuando estas se doblan por las vibraciones que entran en la cóclea,
envían un mensaje nervioso al cerebro (Psicología de Feldman, año 2014 pág 101).

Aspectos físicos del sonido

Como ya se mencionó anteriormente, el sonido es el movimiento físico de las moléculas del aire en
patrones en forma de onda regulares generados por una fuente de vibración. En ocasiones, incluso es
posible ver estas vibraciones. Si alguna vez ha visto una bocian sin la caja, sabe que, al menos cuando
se emiten las notas más graves, puede verse cómo la bocina se mueve hacia dentro y hacia fuera. Lo
que es menos obvio es lo que sucede después: la bocina compacta las moléculas del aire para que
formen ondas con el mismo patrón de movimiento. Estos patrones de onda llegan pronto al oído,
aunque su fuerza se reduce en forma considerable durante su trayectoria. Todas las demás fuentes
que producen sonido funcionan esencialmente del mismo modo, pues establecen patrones de onda
que se desplazan por el aire hasta el oído. Se necesita el aire u otro medio, como el agua para que las
vibraciones de los objetos lleguen a nosotros. Esto explica por qué no puede haber sonido en el vacío
(Psicología de Feldman, año 2014 pág 102).

Se puede ver cómo se mueve la bocina cuando se emiten las notas graves debido a una característica
primaria del sonido llamada frecuencia, que es la cantidad de ciclos de onda que ocurren en un
segundo. En las frecuencias muy bajas, hay relativamente pocos ciclos de onda por segundo. Estos
ciclos son visibles para el ojo como las vibraciones de la bocina. Las frecuencias bajas se traducen en
un sonido que es muy bajo en tono (característica que hace que el sonido parezco “alto” o “bajo”). Por
ejemplo, la frecuencia más baja que los seres humanos son capaces de oír es de 20 ciclos por segundo.
Las frecuencias más altas se oyen como sonidos de tono más alto. En el extremo superior del espectro
sonoro, la gente puede detectar sonidos con frecuencias de hasta 20.000 ciclos por segundo (Psicología
de Feldman, año 2014 pág 102).

La amplitud es la característica de los patrones de onda que nos permite distinguir entre sonidos
fuertes y suaves. La amplitud es el rango entre los picos y valles altos y bajos de la presión del aire en
una onda sonora cuando esta viaja por el aire. Las ondas con picos y valles pequeños producen sonidos
suaves, las que tienen picos y valles relativamente grandes producen sonidos fuertes.

Los seres humanos somos sensibles a variaciones amplias en las amplitudes sonoras. Los sonidos más
fuertes que somos capaces de oír son aproximadamente un billón de veces más intensos que el sonido
más débil que podemos oír. Este rango se mide en decibeles. Cuando los sonidos son superiores a los
120 decibeles, se vuelven dolorosos para el oído humano. (Psicología de Feldman, año 2014 pág 103).

Nuestra sensibilidad a diferentes frecuencias cambia a medida que envejecemos. Por ejemplo, a
medida que nos hacemos mayores, disminuye el rango de frecuencias que podemos detectar, en
particular para los sonidos agudos. Esta es la razón por la cual los estudiantes de preparatoria eligen
a veces tonos agudos para sus teléfonos celulares en lugares en los que está prohibido el uso de estos
dispositivos: el sonido del teléfono no es detectado por los maestros de mayor edad (Psicología de
Feldman, año 2014 pág 103).

Organización de las teorías del sonido. ¿Cómo es capaz nuestro cerebro de ordenar las longitudes de
onda de diferentes frecuencias e intensidades? Una pista proviene de estudios sobre la membrana
basilar, el área en la cóclea que traduce las vibraciones físicas en impulsos nerviosos. Resulta que los
sonidos influyen en diferentes áreas de la membrana basilar, dependiendo de la frecuencia de la onda
sonora. La parte de la membrana basilar más cercana a la ventana oval es más sensible a los sonidos
de alta frecuencias, y la parte más próxima al extremo interno de lo cóclea es más sensible a los sonidos
de baja frecuencia. Este hallazgo condujo a la teoría de la audición, según la cual diferentes áreas de
la membrana basilar responden a frecuencias distintas.

Sin embargo, la teoría del lugar no nos da el argumento completo de la audición, ya que los sonidos de
muy baja frecuencia activan neuronas en un área tan amplia de la membrana basilar que no participa
en un sitio exclusivamente. En consecuencia, se propuso una explicación adicional de la audición: la
teoría de la frecuencia. La teoría de la frecuencia de la audición señala que toda la membrana basilar
actúa como un micrófono, vibrando en su conjunto en respuesta a un sonido. Según esta explicación,
los receptores nerviosos envían señales que se ligan directamente con la frecuencia (la cantidad de
crestas de onda por segundo) de los sonidos a los que nos exponemos, y la cantidad de impulsos
nerviosos está en función directa de la frecuencia del sonido. Por tanto, cuando más alto es el tono
del sonido (y, por ende, mayor es la frecuencia de sus crestas de onda), mayor es la cantidad de
impulsos nerviosos que se transmiten ascendentemente al nervio auditivo del cerebro. (Psicología de
Feldman, año 2014 pág 104).

Ni la teoría del lugar ni la teoría de la frecuencia ofrecen una explicación completa de la audición. La
teoría del lugar constituye una mejor explicación de la sensación de los sonidos de alta frecuencia,
mientras que la teoría de la frecuencia explica lo que sucede cuando se encuentran los sonidos de baja
frecuencia. Los sonidos de frecuencia intermedia incorporan ambos procesos (Psicología de Feldman,
año 2014 pág 104).

Después de que el mensaje auditivo abandono el oído, se transmite a la corteza auditiva del cerebro
mediante una serie compleja de interconexiones nerviosas. Durante la transmisión del mensaje, este
se comunica por medio de neuronas que responden a tipos específicos de sonidos. Dentro de la corteza
auditiva misma, hay neuronas que responden en forma selectiva a tipos muy específicos de
características sonoras, como los chasquidos y los silbidos. Algunas neuronas responden solamente a
un determinado patrón de sonidos, como sería un tono sostenido, pero no a uno intermitente.
Además, determinadas neuronas transfieren información sobre la ubicación de un sonido mediante su
patrón de disparo particular (Psicología de Feldman, año 2014 pág 104).

Si analizamos la configuración de las células en la corteza auditiva, descubriríamos que las células
vecinas son sensibles a frecuencias similares. La corteza auditiva, entonces, nos proporciona un
“mapa” de las frecuencias sonoras, del mismo modo en que la corteza visual suministra una
representación del campo visual. Además, debido a la asimetría en los dos hemisferios del cerebro,
los oídos izquierdo y derecho procesan en forma distinta el sonido. El oído derecho reacciona más al
habla, mientras que el oído izquierdo responde más a la música (Psicología de Feldman, año 2014 pág
104).

La percepción del habla requiere que hagamos discriminaciones finas entre sonidos muy similares en
términos de sus propiedades físicas. Además, a partir del habla no solo podemos entender qué se
dice, podemos emplear señales colares para determinar quién es el hablante, si tiene acento y de
dónde puede ser, e incluso su estado emocional. Dichas capacidades ilustran la complejidad de
nuestro sentido de audición. (Psicología de Feldman, año 2014 pág 104).

Equilibrio: los altibajos de la vida. Hay varias estructuras del oído que se relacionan más con nuestro
sentido del equilibrio que con nuestra audición. En conjunto, esas estructuras se conocen como
sistema vestibular, el cual responde a la fuerza de la gravedad y nos permite mantener el equilibrio,
incluso cuando estamos de pie en un autobús en medio de un tráfico intermitente.

La estructura principal del sistema vestibular, está formado por los canales semicirculares del oído
interno que consisten en tres tubos llenos de un líquido que chapotea a través de ellos cuando se
mueve la cabeza, lo que indica al cerebro si se trata de un movimiento rotacional o angular. El jalón
en nuestro cuerpo ocasionado por la aceleración de movimiento hacia delante y hacia atrás o
ascendente y descendente, lo mismo que el jalón constante de la gravead, es percibido por los otolitos,
diminutos cristales sensibles al movimiento que hay en los canales semicirculares. Cuando nos
movemos, esos cristales se mueven como la arena en una playa con ventisca, entrando en contacto
con las células pilosas, los receptores especializados en los canales semicirculares. La inexperiencia
del cerebro para interpretar los mensajes de los otolitos sin peso es la causa del mareo espacial que
experimentan comúnmente dos terceras partes de los viajeros espaciales (Psicología de Feldman, año
2014 pág 105).
OLFATO:

Aunque muchos animales tiene capacidades más agudas para detectar olores que nosotros, el sentido
humano del olfato nos permite detectar más de 10.000 olores diferentes. También tenemos una
buena memoria para los olores, y sucesos olvidados hace mucho y recuerdos buenos y malos pueden
evocarse en el mero tufo de un olor asociado con un recuerdo (Psicología de Feldman, año 2014 pág
105).

Los resultados de pruebas de olor han demostrado que las mujeres en general tienen un mejor sentido
del olfato que los hombres. La gente también posee la capacidad para distinguir a hombres de mujeres
sobre la base del olor mismo. En un experimento, algunos estudiantes con los ojos vendados a quienes
se les pidió que olieran al aliento de un voluntario mujer u hombres que estaba oculto a la vista,
pidieron distinguir el género del voluntario mejor que en condiciones de azar. La gente también
distingue emociones de felicidad y de tristeza al advertir los olores de las axilas, y las mujeres son
capaces de identificar a sus bebés exclusivamente por el olor apenas unas horas después del parto.
(Psicología de Feldman, año 2014 pág 105).

El sentido del olfato se activa cuando las moléculas de una sustancia ingresan en los pasajes nasales y
se encuentran con las células olfatorias neuronas receptoras de la nariz que se extienden por la
cavidad nasal. En esas células,, se han identificado hasta ahora más de 1.000 tipos diferentes de
receptores. Cada uno de estos receptores está tan especializado que responde solo a una pequeña
gama de olores diferentes. Las respuestas de las células olfatorias separadas se transmiten después al
cerebro, donde se combinan ara el reconocimiento de un determinado olor (Psicología de Feldman,
año 2014 pág 105).

El olfato posiblemente también actúe como un medio de comunicación oculto para los seres humanos.
Desde hace mucho, se debe que los animales liberan feromonas, sustancias químicas que secretan en
el ambiente y que producen una reacción en los demás miembros de la misma especie, lo que permite
la transmisión de mensajes como la disponibilidad sexual. Por ejemplo las secreciones vaginales de las
hembras de los monos contienen feromonas que estimulan el interés sexual de los monos machos.

Queda abierta la pregunta del grado en el que las feromonas son parte de la experiencia humana.
Algunos psicólogos creen que las feromonas humanas tienen efecto en las respuestas emocionales,
aunque la evidencia no es concluyente. En primer lugar no queda claro qué órgano sensorial específico
es receptivo a las feromonas. En los animales es el órgano vomeronasal en la nariz, pero en los seres
humanos el órgano parece perderse durante el desarrollo fetal.
GUSTO:

El sentido del gusto comprende células receptoras que responden a cuatro cualidades estimulantes
básicas: dulce, agrio, salado y amargo. También existe una quinta categoría, un sabor llamado umami,
aunque existe la controversia de si este califica como sabor fundamental. Umami es una palabra
japonesa difícil de traducir, aunque el término “olor a carne” se le acerca mucho. Químicamente, el
umami comprende estímulos alimentarios que contienen aminoácidos (las sustancias que forman las
proteínas) (Psicología de Feldman, año 2014 pág 106).

Aunque la especialización de las células receptoras las hace responder más fuertemente a un
determinado tipo de sabor, también pueden responder a otros sabores. En última instancia, cada
sabor es simplemente una combinación de las cualidades básicas del sabor, en el mismo sentido en
que los colores primarios se funden en una variedad vasta de sombras y tonos (Psicología de Feldman,
año 2014 pág 106).

Las células receptoras del gusto se localizan aproximadamente en 10.000 papilas gustativas, las cuales
se distribuyen por la lengua y otras partes de la boca y la garganta. Las papilas se gastan y reemplazan
cada 10 días más o menos. Esto es algo bueno, pues nuestras papilas gustativas no se reprodujeran
constantemente, perderíamos la capacidad del gusto después de habernos quemado accidentalmente
la lengua.

El sentido del gusto difiere considerablemente de una persona a otra, en buena medida por factores
genéticos. Algunas personas con una elevada capacidad gustativa, son sumamente sensibles al sabor,
cuentan con un doble de recetores gustativos que quienes tienen una mala capacidad gustativa,
quienes son relativamente insensibles al sabor. A quienes tienen una alta capacidad gustativa (que
por razones desconocidas, es más probable que sean mujeres que hombres) los dulces les resultan
mucho más dulces, la crema más cremosa, los platillos con especias mucho más condimentados y las
concentraciones de sabor más débiles son suficientes para satisfacer cualquier antojo que tengan. En
contraste, los que tienen una mala capacidad gustativa, como son tan sensibles al sabor, posiblemente
busquen alimentos relativamente más dulces y grasos para maximizar el sabor. En consecuencia
pueden ser propensos a la obesidad (Psicología de Feldman, año 2014 pág 106).

¿Usted tiene una alta capacidad gustativa?

Para averiguarlo realice el siguiente cuestionario:

1. conteo de papilas gustativas


Haga un orificio con una perforadora de papel estándar en un cuadrado de papel encerado.
Pinte la parte frontal de su lengua con una gasa de algodón humedecida en colorante para
alimentos azul. Ponga papel encerado en la punta de su lengua desde la derecha hacia el
centro. Con una linterna y una lupa, cuente la cantidad de círculos rosáceos, no teñidos de
tinta. Estos contienen las papilas gustativas.

2. Sabor dulce
Enjuague su boca con agua antes de probar cada muestra. Ponga media taza de azúcar en una
taza de medir y luego agregue el agua suficiente hasta llenar la taza. Mezcle. Cubra la mitad
frontal de su lengua, incluida la punta, con una gasa de algodón humedecida en la solución.
Aguarde unos momentos. Califique la dulzura según la escala que se aprecia abajo.

3. Sabor salado.
Ponga 2 cucharaditas de sal en una taza de medir y agregue el agua suficiente hasta llenar la
taza. Repita los pasos anteriores. Calificando que tan salada es la solución.
4. Sabor picante
Agregue 1 cucharadita de salsa tabasco a 1 taza de agua. Con una gasa de algodón humedecida
en esta solución aplique la sustancia a la primera media pulgada (1.3cm) de su lengua, incluida
la punta. Mantenga la lengua fuera de la boca hasta que el picante alcance un punto máximo,
luego califique el picante según la escala.

Escala de sabor

1. Apenas detectable 2. Débil 3. Moderado 4. Fuerte 5. Muy Fuerte 6. La sensación más fuerte imaginable

I1II2IIIIIIIIIIIIIIII3IIIIIIIIIIIIIIIIIIII4IIIIIIIIIIIIIIIIII5IIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII6
I I I I I I I I I I I
0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100

ELEVADA CAPACIDAD BAJA CAPACIDAD GUSTATIVA


GUSTATIVA
N° de papilas gustativas 25 en promedio 10
Calificación de dulce 56 en promedio 32
Tabasco 64 en promedio 31

Quienes tienen una capacidad gustativa promedio se hallan entre los de elevada capacidad gustativa
y los de baja capacidad gustativa. Bartoshuk y Lucchina (investigadoras del sentido del gusto) carecen
de datos en este momento para calificar confiablemente lo salado, pero usted puede comparar sus
resultados con los de otros que se sometan a la prueba.

Los sentidos cutáneos: contacto, presión, temperatura y dolor

Todo empezó inocentemente cuando Jennifer Darling se lastimó la muñeca derecha durante la clase
de gimnasia. Al principio, parecía como un simple esguince. Pero aunque la lesión inicial sanó, el atroz
y quemante dolor que la acompañaba no desapareció, sino que se extendió a su otro brazo y luego a
sus piernas. El dolor, que Jennifer describía como algo similar a un hierro candente en el brazo, era
insoportable y no terminaba.

La fuente del dolor de Darling resultó ser una extraña afección conocida como síndrome de distrofia
simpática refleja (SDSR) o también llamado síndrome de dolor regional complejo (SDRC). Para una
víctima de SDSR, un estimulo tan leve como una suave brisa o desencadenan un dolor intenso
(Psicología de Feldman, año 2014 pág 107).

Un dolor como el de Darling puede se devastador, pero la falta de dolor es igualmente problemática.
Si usted no experimenta dolor nunca, por ejemplo, no podría advertir que su brazo rozó una cacerola
caliente y sufriría una quemadura grave. De igual modo, sin el síntoma de advertencia del dolor
abdominal que suele acompañar una inflamación del apéndice, su apéndice terminaría por reventar,
diseminando una infección mortal por todo su cuerpo.

De hecho, todos los sentidos cutáneos (tacto, presión, temperatura y dolor) desempeñan una función
crucial en la supervivencia, pues nos hacen conscientes del peligro potencial para nuestro cuerpo. La
mayor parte de estos sentidos operan mediante células receptoras nerviosos que se localizan a varias
profundidades por toda la piel, distribuidas uniformemente por todo el cuerpo. Por ejemplo, algunas
áreas como las yemas de los dedos cuentan con más células receptoras sensibles al tacto y en
consecuencia son notablemente más sensibles que otras áreas del cuerpo (Psicología de Feldman, año
2014 pág 108).

Probablemente el sentido cutáneo que se investiga en forma más generalizada sea el dolor, y por
buenas razones: la gente consulta a los médicos y toma medicamentos para el dolor más que para
cualquier otro síntoma o afección. El dolor cuesta 100 mil millones de dólares tan solo en Estados
Unidos.

El dolor es una respuesta a diversos tipos de estímulos. Una luz demasiado brillante puede producir
dolor, y un sonido demasiado fuerte puede resultar doloroso. Una explicación es que el dolor es
producto de una lesión celular, cuando se daña una célula, al margen de la fuente del daño, esta libera
una sustancia química llamada sustancia P, que transmite mensajes de dolor al cerebro.

Algunas personas son más susceptibles al dolor que otras. Por ejemplo, las mujeres experimentan más
intensamente los estímulos dolorosos que los hombres. Estas diferencias de género se asocian con la
producción de las hormonas relacionadas con los ciclos menstruales. Además, ciertos genes se
relacionan con la experiencia del dolor, de modo que podemos heredar nuestra sensibilidad al dolor
(Psicología de Feldman, año 2014 pág 108).

Pero la experiencia del dolor no la determinan solamente los factores biológicos. Por ejemplo, las
mujeres manifiestan que el dolor que se experimenta en el parto es moderado en cierto grado por la
naturaleza regocijante de la situación. En contraste, hasta un estímulo menor puede producir la
percepción de un dolor fuerte si a este le acompaña una ansiedad (por ejemplo una visita al dentista).
Sin duda, pues, el dolor es una respuesta perceptual que depende mucho de nuestras emociones y
pensamientos.

Según la teoría de la compuerta, determinados receptores nerviosos en la médula espinal conducen a


áreas específicas del cerebro relacionadas con el dolor. Cuando estos receptores se activan debido a
una lesión o problema con una parte del cuerpo, una “compuerta” al cerebro se abre, lo que permite
experimentar la sensación del dolor. Sin embargo otro conjunto de receptores nerviosos puede cerrar,
cuando se les estimula la “compuerta” del cerebro, reduciendo así la experiencia del dolor. La
compuerta puede cerrarse en dos formas diferentes. En primer lugar, otros impulsos pueden saturar
las rutas nerviosas relacionadas con el dolor, las cuales se extienden por todo el cerebro. En este caso,
los estímulos no dolorosos compiten con el mensaje nervioso del dolor, desplazándolo en ocasiones,
y eliminan así el estímulo doloroso, esto explica por qué el hecho de sobarse la piel alrededor de una
lesión (o incluso al escuchar música distractora) ayuda a aliviar el dolor. Los estímulos que compiten
pueden superar a los dolorosos. (Psicología de Feldman, año 2014 pág 109).

Los factores psicológicos explican la segunda forma en que puede cerrarse una compuerta de dolor.
Dependiendo de las emociones actuales del individuo, su interpretación de los sucesos y su experiencia
previa, el cerebro puede cerrar una compuerta enviando un mensaje por la médula espinal al área
lesionada para que se produzca una reducción del dolor o alivio de este. Es posible que a esto se deba
que los soldados que se lesionan en batalla no experimenten dolor, situación sorpresiva en más de la
mitad de todas las lesiones en combate. La falta de dolor probablemente ocurra porque el soldado
experimenta tal alivio al seguir aún con vida que el cerebro envía una señal al sitio de la herida para
que cierre la compuerta del dolor. (Psicología de Feldman, año 2014 pág 109).

Es posible que la teoría de la compuerta también explique las diferencias culturales en la experiencia
del dolor. Algunas de estas variaciones son asombrosas. Por ejemplo, en India, quienes participan en
el ritual de los “ganchos oscilantes” para celebrar los poderes de los dioses, se hacen insertar ganchos
bajo la piel y los músculos de la espalda. Durante el ritual se balancean de un poste suspendidos de
los ganchos. Lo que probablemente parecería inducir un dolor atroz, produce en cambio un estado de
celebración casi eufórico. De hecho, cuando se retiran posteriormente los ganchos, las heridas sanan
rápidamente y al cabo de dos semanas no quedan casi marcas visibles.

La teoría de la compuerta señala que la falta de dolor se debe a un mensaje del cerebro del
participante que desactiva las rutas del dolor. La teoría de la compuerta posiblemente también
explique la efectividad de la acupuntura, una antigua técnica china en la que se insertan agujas muy
finas en varias partes del cuerpo. La sensación de las agujas posiblemente cierre la compuerta del
cerebro, reduciendo así la experiencia del dolor. También es posible que los analgésicos propios del
cuerpo llamados endorfinas, lo mismo que las emociones positivas y negativas, desempeñen una
función importante en la apertura y el cierre de la puerta del dolor. (Psicología de Feldman, año 2014
pág 109).

Aunque la investigación ha apoyado las ideas básicas que subyacen a la teoría de la compuerta, en la
percepción del dolor participan otros procesos. Por ejemplo, parece ser que en la experiencia de dolor
participan múltiples vías neuronales. Además, es claro que la supresión de dolor puede ocurrir por
medio de la liberación natural de endorfinas y otros compuestos que producen una disminución de la
incomodidad y una sensación de bienestar.

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