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El asunto de la seguridad interna de un país o territorio es de
absoluta prioridad para cualquier gobierno. Una de las tareas
fundamentales dentro del Estado es preservar y garantizar la
seguridad de los ciudadanos, de tal suerte a que los habitantes
de la República se sientan protegidos ante cualquier tipo de
amenaza.

Es por ello que para encaminar una adecuada política de


seguridad, que responda al criterio de neutralizar la sensación
de inseguridad, es clave tener una infraestructura apropiada. Y
hacia ese norte se ven orientadas algunas de las últimas
acciones llevadas a cabo por el Ministerio del Interior.

Esta cartera, que ocupa un importante rol en la difusión de la


sensación de seguridad, está embarcada en el fortalecimiento
institucion
Esta cartera, que ocupa un importante rol en la difusión de la
sensación de seguridad, está embarcada en el fortalecimiento
institucional de la Policía Nacional, el brazo ejecutor de la ley,
que pretende no solo una preeminencia de prácticas y la sana
convivencia, sino también la prevención de los hechos punibles.

Por ello es plausible el esfuerzo que está realizando el


Gobierno actual para establecer emprendimientos de
infraestructura, mejoras, reformas y ampliaciones edilicias de
las sedes policiales, ubicadas en diversos puntos del país.

Esta semana nada más, el presidente de la República, Horacio


Cartes, acompañado de su ministro del Interior, Francisco de
Vargas, y altas autoridades policiales, habilitó estas mejoras en
varias comisarías de la ciudad de Asunción, como por ejemplo
la Tercera, la Undécima y la Décimo Quinta, todas ellas
emplazadas en puntos estratégicos de la ciudad.

En esta inversión que realiza el Estado se han destinado más


de 6.600 millones de guaraníes en poner en condiciones
precarias dependencias policiales y vetustos emplazamientos
en los que se hacía casi imposible prestar un servicio acorde
desde la Policía, o acoger a personas privadas de su libertad.
Durante décadas eran objeto de un olvido o de una dejadez
selectiva. Hoy, esta espinosa dificultad empieza a cambiar.

Las obras habilitadas en las comisarías representan


herramientas de trabajo para el personal policial, que permitirá
demandar un mayor compromiso de parte de los uniformados.

Este impulso que se concentra en la infraestructura policial


contrasta con la prolongada inacción, desidia o corrupción
que eran habituales en administraciones anteriores, que no
han tenido el suficiente patriotismo para ofrecer mejores
equipamientos y condiciones edilicias mínimas acordes.

Si bien el Gobierno reconoce que aún falta mucho para tener


en condiciones plenas más dependencias del país, es
innegable que el mensaje dado con estas obras es de gran
valor, en razón de la enorme voluntad política de ofrecer las
condiciones mínimas para el personal uniformado.

El ministro Francisco de Vargas reafirmó esta política de


fortalecimiento al anunciar que más dependencias policiales del
interior del país recibirán en los próximos meses estos aportes
para mejorar sus instalaciones.
Son 27 reparticiones ubicadas en distintos puntos del país: 5
comisarías en el Área Metropolitana, 4 en el departamento
Central, 1 comisaría en Cordillera, 8 en el departamento de
Paraguarí, 1 en Caaguazú, varias en San Pedro, 8 en
Concepción y 7 en el departamento de Canindeyú.

Este impulso que se concentra en la infraestructura policial


contrasta con la prolongada inacción, desidia o corrupción que
eran habituales en administraciones anteriores, que no han
tenido el suficiente patriotismo para ofrecer mejores
equipamientos y condiciones edilicias mínimas acordes.

Solo por mencionar un ejemplo, como lo recordó el lunes


pasado el propio ministro De Vargas, se refirió a la gestión de
Rafael Filizzola, que tuvo a disposición unos 1.300 millones de
guaraníes para la readecuación de celdas y baños de 24
comisarías de Asunción, pero las obras, pese a haberse
pagado en su totalidad el presupuesto asignado, solo se
ejecutaron en un 40%. Cabe apuntar que esta denuncia sobre
este hecho irregular fue realizada en el 2013, pero el caso
sigue sin poder resolverse.

Más allá de esta anomalía, y de otros ejemplos más, no cabe


duda que la política de seguridad interna enfocada en la
actualidad por el Gobierno es la correcta. Contando con
infraestructura acorde y personal adecuado es posible
permitirse un escenario distinto que logre contrarrestar la
sensación de inseguridad que por años ha aquejado a la
ciudadanía.

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