Jardín
Lo beso
para quitarle el veneno
luego lo escupo
Te duermes
Respirando el olor de la pintura Las mujeres se desnudaban
doblando las rodillas Y se bañaban en el pantano
en la pared Los hombres se burlaban
te llaman Y orinaban sobre ellas
Y no contestas
¡El viento
¡El perro negro ha hablado! agitando
¡En esta tierra nada tiene alma! la raíz del mundo!
La esfera
de luz brilla
La flama se hunde
y desaparece
2
Mis amores
Delmira Agustini
Poetisa uruguaya
3
Con tristeza de almas,
se doblegan los cuerpos,
sin velos, santamente
vestidos de deseo.
Imanes de mis brazos, panales de mi entraña,
como a invisible abismo se inclinan en mi lecho...
¡Ah, entre todas las manos yo he buscado tus manos!
Tu boca entre las bocas, tu cuerpo entre los cuerpos,
de todas las cabezas yo quiero tu cabeza,
de todos esos ojos, tus ojos solos quiero.
Tú eres el más triste, por ser el más querido,
tú has llegado el primero por venir de más lejos...
¡ Ah, la cabeza oscura que no he tocado nunca
y las pupilas claras que miré tanto tiempo!
Las orejas que ahondamos la tarde y yo inconscientes,
la palidez extraña que doblé sin saberlo,
ven a mí: mente a mente;
ven a mí: cuerpo a cuerpo.
Tú me dirás qué has hecho de mi primer suspiro,
tú me dirás qué has hecho del sueño de aquel beso...
me dirás si lloraste cuando te dejé solo...
¡Y me dirás si has muerto!...
Si has muerto,
mi pena enlutará la alcoba plenamente,
y estrecharé tus hombros hasta apagar mi cuerpo.
Y en el silencio ahondado de tiniebla,
y en la tiniebla ahondado de silencio,
nos velará llorando, llorando hasta morirse,
nuestro hijo: el recuerdo.
4
Pequeño misterio
pero ya sabemos
la lluvia es una quimera
el mismo mar
y el ladrido del corazón.
para ti
hasta ese pequeño misterio ha sido vedado.
6
Fuga en gris mayor
7
Animales nocturnos
Allí
se sienta un hombre cualquiera y escribe
y cuando despierta es polvo, recuerdo,
nostalgia de una vida en papeles.
Un hombre cualquiera
desobedece al hambre, al amor o la muerte
no desea salir de él mismo,
una jaula azul
una imaginación viva
un quinqué extinguiéndose.
El hombre es un exilio
y en ese estado hilvana sus costados,
hace costuras de su piel gastada
órganos rosados en océanos verdes
a media luz de un cuarto alquilado.
Las gavetas abiertas de la cómoda
le recuerdan a esos pájaros en el desierto
hambrientos de cuerpos muertos.
8
Los animales nocturnos pasamos impunes por los hogares,
¿Quién se fijará si existimos?
9
Del agua
Materia mía
no estás en mí
sino en el aire
óvalo de vida
razón sin epitafio
baile de sombras que escriben sombras.
Busco algo de mí
para hilvanar esta tierra,
digo y desdigo mi muerte,
cada momento sospecho mi silencio.
El andar de mi piel
lleva todavía los restos de algún latido,
de alguna hoja muerta.
No esperaré mi voz
no confundiré mi espacio con las nubes
por ahora,
las palabras llegaron al punto de partida.
11
Los amores inútiles
Washington Delgado
Escritor peruano
Mi antigua habitación
yace en cenizas: ninguna melodía
puede levantarla. Mari, te pregunté,
¿ves cómo el viento crece
sobre tu frente? Después
te dije: Rosa, Yolanda, Elsa
y tu frente variaba según las estaciones,
al compás de las horas y el viento huía
hacia un norte cambiante y por fin
sólo quedó el tiempo muerto.
12
Poema final para una antología
Frente a mí
hay un libro abierto
una mujer
el eco de una guerra cíclica
una bandera trasplantada
la llamada de la línea del horizonte
un cielo generoso
el camino al centro del bosque.
Miles de músicos tocando inagotables
una triunfal sinfonía inmensa o
la íntima música que me levanta cada día.
Y no por último,
algunas dudas
perdidas en el fondo de un baúl trajinado.
¿Recuerdas?
Oímos de noche al Mar, Viajamos
con los ojos cerrados sobre el Océano.
Vimos las islas que vuelan a la altura
de los corsarios muertos.
Escuchamos la Tempestad
con las cabezas unidas como dos iglesias en la tarde.
14
El pie de Eurídice
El pie mortal.
15
El día no quiere despertar
16
El café y los ausentes
17
Un sol
Delmira Agustini
Poetisa uruguaya
18
Hojas de parra
Joaquín Terrazas
Poeta boliviano
Ahora,
hay un viento que solloza
sobre cada acorde,
entre las ramas
donde hice fuego de tus huesos
para calentarme la voz
sólo así tu lluvia de ceniza
me inventó la piel
pero la dejó hecha
una sola llaga
que clama la oscuridad
para encontrarte
aquí, entera
aquí despierta,
allá destilada de soledad
dentro, inundado
un fruto del miedo
un mar encarcelado
Ariel Pérez
Poeta boliviano de origen chileno
20
Elzenbug
Jesús Urzagasti
Poeta boliviano
No conozco
la Selva Negra de las alturas andinas
donde estuviste con la cabellera
antes de descubrir negra
tu vocación teatral ondulada
tampoco llegué la boca
a Kiel pronunciando
ciudad palabras
que tú nombrabas en un idioma
como si amaras menos nasal
el invierno que el tuyo
sólo sé con un repertorio
que añorabas cruzado de leyendas
Saint Germain y bosques
la Iglesia como tú
donde alguien que tienes
interpretaría el pelo lacio
una noche ligeramente
de verano castaño
el doble concierto me digo esta tarde
de Telemann recordando
y el África tus ojos de pantera
que te permitía donde caben
ser feliz sueños
y bárbara deseos
a la luz la luz infinita
de otra luna de tantos
no la que propaga continentes
este café donde la noche
dices se nubla y cae
en una terraza como la sombra
de Berlín en tus párpados
el cabello suelto en tu piel canela
todavía sonriente rosa abierta
y con las sandalias rosa cerrada
de un México tiempo detenido
que siempre brisa
te será remoto en pleno vuelo
aunque tu piel agua llegada
se reproduzca de la montaña
en una muchacha o de la soledad.
21
Oda del amor más intenso y lejano
23
Nada tiene de común el color
Roberto Echazú
Poeta boliviano
Nada bajados
tiene de común el color de vergüenza.
de la sangre
en las pupilas; Nuestras
vuestro manos tienen el valor
pudor ya no se respeta de nuestros enemigos:
como la nieve fina y pura. el poder más fácil
de perdura,
Vivimos volviendo al espanto
largo tiempo en las cárceles, minúsculo
por creer en la juventud de las fuerzas.
absorbida
en una muchedumbre, Nuestro
unida cansancio absurdo,
por la misma sangre. sin ligaduras
de regocijo,
Habíamos sin orden, sin temores,
llegado a la cima, para recuperar
y estaban ligados nuestros la vida.
brazos
en la onda, al aire puro. Están
los hombres alineados
Compartimos en su injusticia,
todos el mismo lecho. solo nuestras palabras
Nuestro amor nos cubren de la herrumbre
era semejante a la eternidad, de su historia.
y podíamos construir
sobre la muerte, En un día
lo que en contra de la muerta, futuro, las puertas
lo que contra la muerte abiertas
se ríe. de las casas
para comprender
Se hacían la razón,
los días inútiles y descender al fondo
para volver de los lechos,
a amar; abierta
las rutas, interminables; la gloria, la miseria
se comprendía oculta.
la miseria por los ojos
24
Amor es mar
Alí Chumacero
Poeta mexicano
25
Olas de luz tu voz, tu aliento y tu mirada
en la dolida playa de mi cuerpo;
olas que en mí desnúdanse como alas,
hechas rumor de espuma, oscuridad, aroma tierno,
cuando al sentirme junto a tu desnudo
se ilumina la forma de mi cuerpo.
26
Para decir el amor bajo las lluvias
27
“No ha lugar”
André Bretón
Poeta francés
28
La melancolía inventó la poesía
29
Página en blanco
Blanca Wiethüchter
Poeta boliviana
I
Página en blanco
punto cero la apariencia
mientras la ciudad
ha crecido,
mientras abajo -mientras adentro
gira la rueda, gira sabiendo;
mientras corre en ríos de calles
y se agolpa en torres;
mientras lenta gira, se estrecha, se expande
y toca y une y anuda.
Traigan un fusil
se ha derramado la esperanza
detrás de las piedras se alza el torrente.
Sobre el cerro vuela el sueño entre el humo
se difunde en el corazón que quiere
crecer en risa, entre el trigo y el agua
entre las propias manos
desde lágrimas suyas.
Traigan un fusil
no ven que la muerte ha huìdo
en vuelo de fuego, en canción
al ver tanto abrazo entrelazado
al escuchar una sola voz en las voces.
II
Página en blanco --- rueda
transformada gravedad,
pesadez incomprensible que discurre
en los soles.
Página en blanco
persistente en los caminos
resplandor oscuro y silencioso
anidas en los árboles y en las raíces.
Del fulgor terrible que recogemos
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diariamente
del hombre y de su herida
no puede haber olvido.
III
Están allá
y siempre aquí de la mano con la tierra.
Y están allá
mirando siempre
este mismo hondo espacio levantado
mirando cómo todos naufragamos.
Aquí
ellos en el debajo junto a las piedras y el oro
ellos en el alto frío junto a la puna y la nieve
ellos en el ademán repetido junto al acero.
Están aquí
mientras conversan allá
la prontitud y la cadena
la permanencia y la premura.
31
Despedida
Benn Gottfried
Poeta alemán
32
Me obsesiona el amor…
Me obsesiona el amor.
No puedo hallarle forma.
El amor para mí es la noche
que tocó su cuerpo
pero también el día azul
que sonríe conmigo.
No conozco el amor.
Solo he tenido rostros
y caricias parecidas.
Solo conozco el volumen
de sus motivos.
Los pretextos que nos da el amor.
Solo justifico mis palabras
y con ellas abrazo la pena.
No sé amar.
Recojo las hebras de sus cabellos
y me despido sin más ni más.
A mí no me da pena las que se van
me dan pena las que regresan.
Las que se vierten conmigo.
Catedrales, capillas y piedades
son refugio para el buen amante.
El amor por sobre todas las cosas.
Las imágenes, los objetos, las personas.
Mi amor es la tarde iridiscente.
Donde cariño y ternura
pueden sentirse también apaciblemente solos.
El amor no es para sufrir.
Nos han mentido mucho tiempo.
El amor es la dosis necesaria.
Vivir sin mayor sentido.
Para subvertir el orden y la pobreza.
Revivir países y sembrar peces.
El amor, para mí
es vestirme y desvestirme
sin remordimientos.
Conjurar el fuego.
Saber que no es para siempre.
Yo respeto la flor.
Hago el amor y no me pertenece.
Conozco el amor de mi padre y de mi madre.
Conozco el amor de los ríos, hermanos y amigos.
Todo ese amor no cabe en una persona
menos en un corazón recipiente.
El amor que desconozco, a ella le pertenece.
33
Poesía demente
Carlo Bordini
Poeta italiano
El mundo se hizo
en muy poco tiempo,
entre grandes peleas,
y sólo en el último
momento se decidió,
por desconfianza,
instituir la muerte y dividir los sexos.
Dios estaba muy celoso
de sus cuatro o cinco colegas y por despecho
dijo:
De cualquier modo, en pocos años estarán todos rotos, alguno sin
un brazo, otro sin una pierna ¡da lo mismo
dejarlos morir!
Y otro le dijo:
¿Y los nuevos cómo los haces?
¡No los hago yo, los hacen
ellos! Mira qué bien. Y así,
al último momento,
en pocos minutos, inventaron el instinto sexual,
y la infancia. Casi llegaron a las manos.
Y uno dijo: ¿pero no ves
que así será un lío?
Me da igual – dijo Dios.
– De todos modos este mundo no me gusta.
Ha salido mal. Mira qué bien –
añadió otro. – ¿Qué pretendías, con eso de que todos tienen que comerse
unos a otros? Es lógico que se iban
a dañar. ¿Y entonces? ¿Tú qué hubieras hecho?
Casi
llegaron a las manos.
34
Carta al lobo
Carmen Boullosa
Poeta mexicana
Querido Lobo:
Llego aquí después de cruzar el mar abierto del bosque,
el mar vegetal que habitas,
el abierto de ira en la oscuridad y la luz que lo cruza
a hurtadillas,
Reconociéndome presa
y convencida de que no hay mayor grandeza que la del
cuello de virgen entregándose a ti,
Carmen.
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