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EL PSICOANÁLISIS

El psicoanálisis es un método de investigación de lo psíqui-


co, que se actualiza en unos dispositivos de aplicación (práctica
psicoanalítica), y en unas teorizaciones sobre el método mismo (me-
todología) y sobre los conocimientos derivados de su aplicación
(teorías psicológicas, científicas, filosóficas, literarias, religiosas).

El método psicoanalítico es el análisis de un discurso median-


te la contrastación dialéctica entre el discurso (teoría) y la experien-
cia (práctica) a partir de la escucha de las formaciones del incons-
ciente.

Los dispositivos psicoanalíticos son los espacios de aplicación


del método, determinados por un encuadre, y estructurados por cua-
tro elementos fundamentales: la verbalización, la escucha psicoana-
lítica, la transferencia y la interpretación. Sus objetivos pueden ser
cognoscitivos, terapéuticos (afectivos) o formativos. Hay muchos
dispositivos psicoanalíticos: cura psicoanalítica (dispositivo freu-
diano), psicoterapia, consultoría, asesoría, supervisión (supraudi-
ción, control), sección clínica, cartel, grupos analíticos, talleres,
seminarios, cursos, conferencias, entre otros. Lo que hace psicoana-
lítico un dispositivo es la aplicación del método psicoanalítico.

Las teorizaciones psicoanalíticas son de dos tipos: metodoló-


gicas, que son la formalización del método en cuanto tal, de sus dis-
positivos y de su forma de teorizar, que constituyen la teoría psi-
coanalítica propiamente dicha; y teorías derivadas de la aplica-
ción del método, que pretenden construir una concepción psicológi-
ca (metapsicología) para sustentar el psicoanálisis, o también filosó-
fica, antropológica, sociológica, matemática, biológica, física, lite-
raria, mitológica, u otras; pero también, en estos mismos campos,
producir conocimientos que la aplicación del psicoanálisis permite
aportar a dichos discursos: es parte de lo que Freud llamaba psicoa-
nálisis aplicado.

Se habla de una orientación psicoanalítica en una ciencia,


profesión, disciplina, a una aplicación del método psicoanalítico que
orienta la práctica de dicho discurso, sin pretender sustituir las teo-
rías correspondientes por teorías psicoanalíticas, ni remplazar la
práctica de dicha disciplina por dispositivos psicoanalíticos. Un
ejemplo es la orientación psicoanalítica en la psicología, donde
respetando la escuela o corriente, con sus planteamientos teóricos y
dispositivos prácticos, se propende por una escucha de las forma-
ciones de lo inconsciente, a partir de un análisis del discurso (orien-
tación analítica) en una contrastación dialéctica entre la teoría y la
práctica (método científico).

Se establece una diferencia clara entre el método (espíritu, ac-


titud) científico y la ciencia (conjunto articulado de conocimientos
que cumplen los requerimientos de la comunidad científica de la
época); y se distinguen también rigurosamente los dispositivos (la
cura psicoanalítica y la psicoterapia, por ejemplo), cada uno de ellos
con un encuadre y unas técnicas específicas, de acuerdo con sus ob-
jetivos, sus posibilidades y sus limitaciones.

La orientación psicoanalítica es posible –y ha sido practicada–


en muchos campos: además de la psicología, en la medicina, la si-
quiatría, la antropología, la educación, la filosofía, la etnografía, la
psicología social, la economía, la semiología, la literatura, la publi-
cidad, el deporte, el derecho, la ingeniería, la arquitectura, la teoría
de las religiones, y muchos otros.

La inmensa mayoría de los psicoanalistas aceptan la descrip-


ción que Freud da del psicoanálisis en Dos artículos de enciclope-
dia 1 –muy similar a la enunciada en el primer párrafo de este escri-
to–, pero algunos enfatizan el tratamiento o cura psicoanalítica, lle-
gando los más extremos hasta el dispositivismo, al reducir el psi-
coanálisis al dispositivo freudiano de la cura psicoanalítica; otros
exageran el peso de la teoría y la consideran una doctrina, convir-
tiendo así el psicoanálisis en una ideología, con sus dogmas, pre-
ceptos y conceptos incuestionables; distorsión que ya había sido re-
chazada por Freud en la conferencia 35, llamándola cosmovisión.
Freud prefiere la posición dialéctica de relievar el carácter de méto-
do (véase dicha conferencia 2 y El porvenir de una ilusión 3), como la
relación entre la teoría y la práctica; otro tanto hace Jacques lacan
con su consigna del retorno a Freud –que, en esencia, es un retorno
al psicoanálisis– y muchos de los grandes psicoanalistas.

Privilegiar los resultados de la aplicación del método, ya sean


objetivos o fin(al)es del análisis, formulaciones teóricas (una con-
cepción determinada de inconsciente, de pulsión, del Yo, del Ello,

1
Sigmund Freud, Obras Completas, tomo XVIII, Amorrortu, Buenos Aires, 1976. P. 231.
2
S. Freud, op. Cit., tomo XXII. Conferencia 35 En torno de una cosmovisión.
3
S. Freud, op. Cit., tomo XXI. P. 36.
del Super Yo, de lo imaginario, de lo simbólico o lo real), o formas
de dispositivo (J, Lacan fue expulsado de la Asociación Internacio-
nal de Psicoanálisis, IPA, por no practicar la forma convencional del
dispositivo freudiano), conducen a un adoctrinamiento del sujeto y a
una ideologización del psicoanálisis. Si ya se sabe de antemano có-
mo debe terminar el análisis, a qué ‘saberes’ debe llegar el analizan-
te, se renuncia a “reinventar el psicoanálisis en cada análisis” y a la
clínica del uno por uno. Algo similar ocurre cuando los conceptos se
vuelven preceptos, y se intenta excluir de la comunidad psicoanalí-
tica a quienes difieren de una concepción determinada. De esta ma-
nera, la ética, como estructura intrínseca al discurso analítico, se
degrada en una doctrina, que por más que se deniegue, es sólo una
moral disfrazada.

Recogiendo la propuesta de Ballesteros, al traducir a Freud,


llamaremos psicoanalítico, a aquel que ha hecho propio el método
psicoanalítico, convirtiéndolo en una cualidad, una actitud; y reser-
varemos el término psicoanalista para quien dirige una cura psicoa-
nalítica. Estos dos términos no son equivalentes: alguien puede lle-
gar hasta el final en su propio análisis pero no dirigir analizantes, y
otro puede ofrecerse como analista y recibir sujetos en análisis, con
una incipiente (o defectuosa) formación en psicoanálisis; aunque,
por supuesto, sería de esperarse que el psicoanalista fuera un psi-
coanalítico.

KR-000408

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