Leónidas Eduardo Proaño Villalba nació en San Antonio Ibarra (norte de Ecuador) el 29
de enero de 1910, en el seno de una familia pobre. Sus padres fueron Agustín y Zoila. El 18
de marzo de 1954 fue nombrado obispo de Bolívar, una diócesis que abarca dos provincias de
la Sierra Central del Ecuador y que cuenta con una población mayoritariamente indígena. Su
consagración episcopal fue el 26 de mayo.
La preocupación principal de Proaño durante los 25 años que sirvió como obispo en
Riobamba fue velar por los campesinos1, particularmente los indígenas, que han sido desde
siempre el sector más sufrido, marginado y oprimido. Por esto, al ser nombrado pastor de esta
grey del Chimborazo, formada principalmente por campesinos, Proaño tuvo la intuición de
que debía seguir las huellas de Cristo Pastor (cfr. p. 16).
Los campesinos se expresan así: “La obra de Monseñor es que los ciegos ven, los sordos
oyen, los enfermos van siendo curados, los mudos hablan, los oprimidos y esclavos están en
libertad, los que no tenían tierras las tienen, los que no tenían donde parar su casita la tienen,
los que carecíamos de educación, la tenemos y podemos ser responsables de nuestra vida
personal comunitaria, caminar como personas en Cristo, como hijos de Dios” (cfr. p. 26).
El discutido ministerio pastoral del obispo Proaño puede explicarse por su sincera y
radical voluntad de ser fiel al Evangelio, a todo el Evangelio. La fidelidad al hombre
concreto, a todo el hombre concreto —particularmente al que vive en el contexto socio-
religioso de su diócesis chimboracense— es la razón de su personal servicio diocesano (cfr.
p. 29).
“Con el propio testimonio de vida, con el diálogo fraterno sobre sus problemas y con la
luz de la Palabra. La obra de monseñor Proaño no está en los edificios, templos,
organizaciones que ha construido o dejado de construir. Él ha construido hombres. Ha hecho
personas. Construir la Iglesia, como comunidad comprometida con la liberación integral del
hombre del Chimborazo, es el objetivo pastoral de la Diócesis de Riobamba (cfr. pp. 21-22).
Impresiona constatar la continua relación que hacen los campesinos entre su obispo y Cristo.
1
Cfr. Instituto diocesano de pastoral de Riobamba. Leonidas Proaño. 25 años obispo de Riobamba.
Centro de estudios y publicaciones. Lima (1979). P. 15
Para ellos estar con el “Taita Obispo”, es estar con Dios y con Jesucristo. Comparan sus
enseñanzas con las del Evangelio y sus acciones con las de Cristo (cfr. p. 25).
La Diócesis de Riobamba está enmarcada dentro de una historia nacional y dentro de una
historia de la Iglesia en el Ecuador. Es importante que señalemos unos hitos históricos que
nos sitúen en el contexto socio-económico-político y religioso que ha tenido Leonidas en su
labor pastoral. Las estructuras socio-económico-religiosas están marcadas de tal manera por
la época colonial (ss. XVI y XVII), que no podemos hablar del Ecuador de hoy prescindiendo
de esa herencia histórica.
La sociedad colonial estuvo constituida por las siguientes clases: la aristocracia española
que, enviada por los reyes para ocupar los cargos administrativos, era la clase representativa
de la dominación externa; la clase dominada, formada por una masa de indios sumidos
prácticamente en la esclavitud; y la aristocracia criolla, propietaria de los medios de
producción, representante de la dominación interna.
Para legitimar esta situación, surgió la ideología feudal; y vino a canonizarla, en cierta
manera, la religión alienante de la resignación ante las injusticias que una Iglesia en estado de
cristiandad predicaba de ordinario en vez del Evangelio auténtico de Cristo.
La Iglesia ecuatoriana, en la colonia, vive del patronato español. El Estado instrumentaliza a
la Iglesia y la Iglesia se sirve del brazo secular para realizar una acción pastoral —misiones,
catequesis, liturgia, obras asistenciales— (cfr. p. 102). La Iglesia en el Ecuador, a la luz del
Concilio Vaticano II, aparece más como un conjunto de instituciones, que como una
comunidad de hombres unidos por la fe en Cristo (cfr. p. 110).
Actividad pastoral2
En su actividad pastoral tiene dos objetivos claros: en primer lugar, la liberación integral,
que iba dirigida contra la explotación económica; en segundo lugar, quería edificar la Iglesia
como una comunidad comprometida en favor de la gente, es decir, que se sabe obligada a
procurar la liberación integral3.
Funda también un Seminario Indio en 1970, en Santa Cruz, cuya finalidad es formar a los
indígenas para el estado eclesiástico tomando como base de su formación la realidad hacia la
2
Collet, G. (noviembre, 2009). Leónidas Proaño, obispo de los indios. Concilium 5 (333), 693-703.
3
Cfr. Ib. p.700
4 Ib. p. 701
5 Cfr. Id.
que se dirigirán. Promociona la dignidad humana de los indígenas, les forma bíblicamente y
les prepara en el conocimiento de la medicina natural y el trabajo comunitario6.