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PSICOLOGIA

KL MINISTERIO
CRISTIANO
Una introducción

Jam es E. Giles
ACERCA DE LA OBRA
En un estilo claro, matizado con abundantes
ilustraciones, el doctor James E. Giles introduce al
lector, y en especial al aspirante al ministerio
cristiano, al mundo de las ideas y conceptos de siete
de los más destacados psicólogos de nuestra época.
Su propósito al hacerlo es el siguiente: “Creo que
estos conceptos psicológicos pueden darnos una
nueva dimensión en nuestra tarea de entender a las
personas con quienes trabajamos.”
Sin aceptar totalmente ninguna de las psicolo­
gías presentadas, el autor recomienda, por el contra­
rio, el uso de un método ecléctico, es decir, utilizar
las ideas o interpretaciones de valor para el problema
de cada persona en su situación particular.

OBRAS AFINES
El Cuidado Pastoral en la Iglesia, C. W. Brister
El Dios de Toda Consolación, H. W. Smith
El Cristiano Frente a los Problemas Mentales,
Harold I. Haas
El Secreto del Exito Pastoral, Brooks P. Faulkner
El Pastor, H. Harvey
H aña la Felicidad: Cómo Vivir una Vida Victoriosa
y Practicar la Terapia Espiritual,
C. R. Solomon
Psicología y Religión, J. W. Drakeford

CASA BAUTISTA DE PUBLICACIONES


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2 fgf<io /¡itoM.
LA PSICOLOGIA

Y EL

MINISTERIO CRISTIANO:

UNA INTRODUCCION

Por
James E. Giles

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© Copyright 1978 Casa Bautista de Publicaciones


Primera edición: 1978
Segunda edición: 1981
T ercera edición: 1987
Clasifíquese: Para Predicadores
Número de Clasificación Decimal Dewey: 253.5
IS B N : 0-311-42059-1
C .B .P. A rt. No. 42059
2 M 6 87 4824-29
P rinted in U .S .A .
AWTV1o,

CONTENIDO
Prefacio .................................................................................................. $
Introducción...................... ................................................................... 7
Capítulo 1
El Poder del Inconsciente: F r e u d ...................................... 18
Capítulo 2
El Complejo de Inferioridad: A d le r ................................. 35
Capítulo 3
Los Tipos de Personalidad: J u n g ..................................... 43
Capítulo 4
El Significado del Yo: E rik so n ................................................5$
Capítulo 5
Conductismo: W atson y S k in n e r........................................ 67
Capítulo 6
La Im portancia de las Relaciones
Interpersonales: S u lliv a n ........................................................ 76
Capítulo 7
La T erap ia Centralizada en el
Paciente: R ogers........................................................................ 83
Capítulo 8
U na Síntesis............................................................................... 96
B ibliografía...................................................................................... 111
PREFACIO

D urante varios años el autor ha enseñado el curso de psi­


cología p a ra pastores en el Sem inario Teológico Bautista Inter­
nacional de Cali, Colombia. Los alumnos siempre han respondido
con interés y entusiasmo al curso. Pero, después de trabajar varios
años en el ministerio, las manifestaciones de los alumnos han sido
aún más generosas en cuanto al beneficio que recibieron del curso.
Al prepararm e p ara dictar el curso, siempre he sacado ideas de
varios de los líderes en el campo de la psiquiatría y la psicología.
M e he propuesto en esta obra, escribir acerca de estas ideas básicas
con la intención de que muchos puedan aprovechar estos conceptos
en su esfuerzo por ayudar a otros. Creo que estos conceptos psicoló­
gicos pueden darnos una nueva dimensión en nuestra tarea de
entender a las personas con quienes trabajam os.
M uchos me han anim ado a escribir esta obra. Prim ero,
quiero agradecer a los estudiantes que, a través de sus preguntas y
reacciones, me han estimulado año tras año. T am bién, el doctor
Ben H . W elm aker, quien ha sido rector del Sem inario Teológico
Bautista Internacional en Cali, Colombia, desde sus comienzos en
el año 1953, y con quien he estado íntim am ente relacionado
durante los dieciocho años que he sido profesor en esa institución,
me ha sugerido que escriba en form a ordenada estas notas con el
fin de publicarlas.
Quiero expresar tam bién mi gratitud a mi esposa, que siem­
pre con su paciencia y estímulo me apoya en estas tareas, y me
brinda la inspiración p a ra continuar adelante en momentos de
desánimo. M is hijos se interesan en estos proyectos tam bién, y me
dan ilustraciones vivientes sobre el significado de los primeros años
6

de la vida. Ellos tam bién me apoyan y a la vez me critican, por lo


cual les estoy agradecido. Tam bién quiero expresar mi gratitud a
la señora D ia n a N ew m an de García, la eficiente secretaria en el
Sem inario Teológico Bautista Internacional, quien ha preparado
el manuscrito final. Sin su ayuda esta obra hubiera dem orado
mucho más.
Espero que esta sea la prim era de tres obras que tendrán que
ver con este tem a en general. La segunda obra tendrá que ver con
la técnica del aconsejar, y la tercera se basará en psicopatología.

James E. Giles
Cali, Colombia
I N T R O D U C C IO N

LA PSICOLOGIA^
FUENTE DE AYUDA PARA EL PASTOft

H ace unos años me llamó una señora a quien había conocido


durante mucho tiempo. Ella era una m ujer m uy activa en su
iglesia. En varias ocasiones anteriores le había aconsejado al
enfrentarse con problemas en su hogar tanto como con el esposo
como con los hijos. Su sinceridad espiritual me había impresio­
nado. M e pidió una entrevista p ara hablarm e acerca de algunos
problemas. Al reunim os para conversar, ella comenzó diciéndome
que sentía que no era verdaderam ente cristiana y quería saber
cómo podía asegurarse la salvación eterna. Yo le hablé de la
seguridad que tenemos según la Biblia al creer en Cristo y acep­
tarlo como Salvador personal. Le hablé de su necesidad de leerla
Biblia y orar al Señor en los momentos de duda, para ver si en esa
m anera se despejaban las dudas. Tuvim os una oración, y ella se ^
fue prom etiendo seguir mis consejos. >
Pocos días después me llamó la hija, para decirme que su ‘
m am á estaba portándose de m anera m uy rara. A veces decía que
se iba a m orir pronto, y comenzaba a disponer de sus cosas per­
sonales que quería que fueran regaladas a ciertas personas después
de su muerte. Cuando los pájaros se posaban en el techo de la casa
decía que el Espíritu Santo estaba descendiendo sobre la casa, y
que ella estaba por dar a luz otro hijo, que sería el Mesías. M e di
.cuenta de inmediato que.tratábam os con una persona que estaba
8 Psicología y el M inisterio Cristiano

entrando en un estado de psicosis y que necesitaba estar en manos


de un psiquiatra inmediatamente. H ablé con la hija, y después con
la m am á, y la persuadimos a ir a un psiquiatra amigo mío. Le
llamé p ara fijar una entrevista, y así fuimos con el esposo y la
señora para conversar con el psiquiatra. El la convenció de que
necesitaba un tiempo de hospitalización para el tratamiento*
adecuado. Resultó un período de ocho semanas de hospitalización
y un tratam iento bastante extenso. Yo la visité varias veces durante
ese período. Ella pasó un tiempo con medicamentos, después tuvo,
una serie de tratam ientos de electro-shock, y continuaba con m edi­
cinas después de salir del hospital. Al fin regresó a una vida n o rm a l
donde puede trabajar las horas normales del día y atender su
hogar. Continúa activa en la iglesia.
¿Q ué hubiera pasado si yo como ministro hubiera seguido
con los esfuerzos de ayudarla por medio de los recursos espiri-
tuales ? Seguram ente se hubiera agravado. El r ecomendar m ás
lectura de la Biblia y más tiempo en la oración contribuirían a su
trastorno emocional. Por un tiempo durante el tratam iento no leía
la Biblia porque el psiquiatra, que era creyente y m iembro activo
en la iglesia, insistía en que tales actividades contribuían a su con­
fusión mental. Cuando regresó a un estado emocional norm al, rea-,
nudó la lectura de la Biblia y las otras actividades devocionales.
Este caso que he citado, ilustra en parte la tesis de este libro. Si
el ministro puede reconocer los prim eros síntomas de compor-
tam iento anorm al, será un beneficio muy grande p a ra las personas
que se encuentran en condiciones de crisis. Si el ministro tiene
conocimientos básicos de psicología, estos conocimientos pueden
ayudarle en las múltiples facetas del trabajo diario como pastor.
Un ministro alerta en el momento propicio p uede pr evenir que se
agraven algunos conflictos emocionales. A la vez puede ayudar a
corregir conflictos en las relaciones interpersonales antes que se
conviertan en agudos.
H ay ministros que rechazan la idea de que la psicología tiene
algo que contribuir a un ministerio efectivo. Piensan que si el pre­
dicador tiene la P alabra de Dios y el Espíritu Santo en su vida, no
In tro d u cció n 9

necesita de las ideas de los hombres. Otros rechazan las ideas de los
psiquiatras porque muchos de éstos son ateos, agnósticos, o escépti­
cos en el sentido religioso. Pero estos mismos ministros no rechazan
la vacuna antivariólica, o contra la poliomelitis, o la transfusión de
sangre en casos de necesidad p ara la buena salud física, aunque no
estén seguros que estos descubrimientos hayan sido hechos por
creyentes. No rechazan la teoría de relatividad de Alberto Einstein,
aunque Einstein, según dicen, era ateo. H a b ría tanta lógica en el
rechazo de estas manifestaciones de progreso en el campo de la
medicina y la ciencia como la hay en rechazar las ideas positivas
que nos ofrecen algunos estudiosos de la vida psíquica del hom bre
y de su comportam iento.
Cuando el autor era un joven estudiante p ara el ministerio y
estaba en su segundo año de estudios universitarios, vino una noche
el pastor de la iglesia a la U nión de Jóvenes p a ra darnos una plá­
tica. El pastor dijo que todo estudiante p ara el ministerio necesi­
taba especializarse en la psicología durante sus estudios universi­
tarios. Ese consejo me sonó un poco extraño, ya que hasta ese
momento todos me habían dicho que necesitaban especializarse en
la interpretación de la Biblia. Pero el punto que el pastor quería
señalar era válido. El quería hacer hincapié en la im portancia que
tiene p ara un ministro un conocimiento básico de la psicología v el
comportamiento hum ano. Si tiene esta base, el ministro con sabi­
duría e inspiración divina puede sum inistrar el mensaje espiritual
para cada persona, de acuerdo a su necesidad.
Algunos ministros estudian psicología porque están envueltos
en un proceso personal por conocerse a sí mismos. Quieren enten­
der mejor las fuerzas que operan dentro de su ser. Quieren dom i­
nar las fuerzas de los instintos y el poder del inconsciente que a
veces casi se apoderan de su persona. Están tratando de curarse a sí
mismos de las cosas que hasta ahora no han podido comprender.
Este propósito está bien hasta cierto punto. Desde los días de
Aristóteles los hombres han luchado por conocerse a sí mismos.
U na comprensión de nosotros mismos, de nuestras necesidades psi­
cológicas que form an la motivación de mucho de nuestro com por­
10 Psicología y el M inisterio Cristiano

tamiento, y de los efectos de las experiencias tem pranas en nuestra


vida que han dejado su impacto sobre nosotros hasta el presente,
pueden beneficiarnos mucho y evitar que utilicemos a las personas
para suplir egoístamente nuestras propias necesidades. Pero este
propósito puede llevarnos a una introspección extrema que im pida
un funcionamiento sano y pleno de nuestra personalidad. Seremos
como aquél ciempiés que cam inaba bien hasta el m omento en que
un amigo le preguntó cual de las patas movía prim ero para
caminar. Se puso a analizarse para responder a esta pregunta, y
quedó incapacitado p ara cam inar ¡porque no podía determ inar
cuál de las patas movía prim ero!
Además de la ayuda personal que uno puede recibir al leer
este libro, la esperanza del autor es que sea una fuente de inform a- I
ción que servirá como recurso especial p ara el ministro en su trato
diario con las personas que son miembros de su iglesia y en su con­
tacto con las multitudes que no han encontrado nada en el pro-
gram a de la iglesia de beneficio personal p ara ellos. Los conceptos
psicológicos no son todo lo que necesita saber el ministro. JLa
psicología no es la m agia que obra milagros. La vemos como una
dc varías otras herram ientas que puede utilizar el ministro si las
usa como una ayuda consagrada al Señor. Pero los conocimien­
tos psicológicos pueden enriquecer nuestro ministerio porque así
tendremos u n a comprensión más am plia de la naturaleza de los
problemas que experim entan las personas que buscan nuestra
ayuda. El autor ha estudiado la naturaleza hum ana y el com por­
tam iento del hom bre durante muchos años. En el curso de su tra ­
bajo como profesor de jóvenes candidatos p ara el ministerio, ha
experimentado en incontables ocasiones el gozo de ver que los jóve­
nes responden con entusiasmo cuando descubren algunos de los
principios básicos de la psicología que arrojan luz sobre algún
pasaje bíblico o un problem a teológico o m oral. Los conocimientos
psicológicos nos pueden dar otro punto de vista o perspectiva que
nos ayudará en nuestro esfuerzo por ayudar a estas personas.
Podemos ilustrar el beneficio de la psicología p ara el ministro
con una analogía de la medicina. Supongamos que nos sentimos '
m al. Tenemos dolores en el abdomen. No son intensos, pero son lo j
In tro d u cció n p\ „ j s . ( - 11
! C 1
suficientemente fuertes como p a ra causarnos incomodidad y afec­
tar nuestro rendim iento en el trabajo. ¿Q ué debemos hacer? Lo
más lógico sería ir a un médico. Al decidir ir al médico, tenemos
que tom ar u n a decisión acerca de cuál médico. Podemos buscar en
las páginas amarillas del directorio telefónico, y escoger capricho­
samente cualquier de los nombres allí. O podemos preguntar a
nuestros amigos si conocen a algún médico que nos puedan reco­
mendar. O podemos escoger al que cobra menos por la consulta.
Pero al fin decidimos en base de diferentes criterios a cuál de los
médicos vamos a acudir. Pedimos una entrevista. Cuando llega­
mos al consultorio del médico esperamos nuestro turno. Al fin
entramos al despacho donde está el médico. Lo prim ero que éste
hace es preguntarnos qué problem as tenemos. ¿D ónde nos duele?
¿Desde cuándo estamos sintiendo el dolor? ¿Q ué otros síntomas
tenemos además del dolor? Y así continúan las preguntas. El
médico está tratando de hacer un diagnóstico de nuestro mal. Des­
pués de preguntarnos detalladamente, nos ordena acostarnos en su
mesa de examen. Nos examina. Palpa el abdom en p a ra ver en qué
región hay dolor o sensibilidad. Puede sospechar en base a este exa­
men que es un problem a de apendicitis, u n a inflamación de la
vesícula, un m alfuncionamiento del hígado, o varias otras posibili­
dades. Pero el médico no está satisfecho con establecer así su
diagnóstico y recetar un tratam iento a base de lo que le hemos
dicho y lo que él descubre con el examen físico. Decide que necesita
la información proveniente de los exámenes de laboratorio y tal vez
algunas radiografías p ara establecer con m ayor certidum bre nues­
tra enfermedad. Por eso, escribe varias órdenes p a ra exámenes de
sangre, orina, y m aterial fecal. Los resultados de estos análisis le
dirán con mayor exactitud si tenemos parásitos intestinales, si hay
problemas de los riñones, en la vesícula, o qué partes del orga­
nismo no están funcionando bien. Con esta información podrá
proceder con bases más firmes en cuanto a nuestra dificultad y qué
tratam iento será el que más nos convenga.
La parte más crítica del trabajo del médico es el diagnóstico.
El tratam iento es más seguro si se ha hecho un diagnóstico
12 Psicología y el Ministerio Cristiano

correcto. Si no está correcto el diagnóstico, puede tratarnos con


medicinas que agraven nuestra condición en vez de m ejorarla. En
el curso del tratam iento tiene que estar pendiente de los efectos
secundarios de las medicinas que nos recetan. T a l vez tenemos una
alergia a la medicina que más nos beneficia, y el médico tiene que
buscar otra que el organismo no rechaza. Pero al fin nos m ejora­
mos y desaparece el dolor que teníamos. Estamos agradecidos al
médico y a todos los demás técnicos en los laboratorios, porque han
colaborado en el tratam iento p ara recuperar la salud física.
¿Cuál es el paralelo de esta situación p ara el ministro?
Supongamos que uno de nuestros miembros nos comunica que
está en una crisis espiritual. Piensa que su fe le está fallando,
porque, aunque lee la Biblia y ora a Dios todos los días, siente que
Dios no le escucha ni le está ayudando. U ltim am ente ha dedicado
más tiempo a los ejercicios espirituales, pero todo parece en vano.
En los últimos días le ha venido la impresión que Dios le está
pidiendo algo especial. Siente que Dios le está diciendo que debe
de renunciar a su trabajo en donde ha estado trabajando durante
veinte años y donde ha adquirido ciertas garantías económicas
p ara su familia, y que Dios quiere que deje la fam ilia abandonada,
y que él debe dedicarse a u n a evangelización itineraria de ciudad
en ciudad, dependiendo solamente de la generosidad de las perso­
nas y las iglesias adonde vaya para su sostenimiento. El razona,
diciendo que Dios quiere que él vuelva a los métodos de los
discípulos de Jesús, que salieron p a ra predicar y dependían de Dios
y los oyentes p ara suplir sus necesidades físicas.
Si el pastor es u n a persona que confía solamente en su inter­
pretación de las Sagradas Escrituras basada en la convicción de
que el Espíritu Santo es la única fuente de autoridad p ara ayudarle
a interpretar la Biblia; si el pastor es una persona celosa en la obra
evangelística hasta el punto de ser fanático, y si el pastor no sabe
mucho del origen ni de la expresión de síntomas de enfermedades
mentales^ posiblemente va a felicitar al m iem bro y anim arlo en su
determinación de dejar la familia y el trabajo, y dedicarse a lo que
él piensa ser la voluntad de Dios. Pero si el ministro sabe algo de
introducción 13

m ental y los síntomas de funcionamiento anorm al entre per­


s a lu d
sonas, puede pensar dos veces antes de felicitar y anim ar al m iem ­
bro en su propósito. Puede reconocer que el m iem bro tiene sínto­
mas del comienzo de un trastorno psíquico y necesita una atención
médica especial inm ediata p a ra prevenir la agravación de su enfer-
medad. En síntesis, el pastor necesita hacer un examen minucioso
de la experiencia religiosa del creyente p ara asegurarse que no es
patológica.
El recetar una serie de versículos p ara m em orizar, un tiempo
más largo en comunión con Dios por medio de la oración, y tareas
para evangelizar entre ciertas familias, hogares, o barrios de la ciu­
dad pueden ser las indicaciones más dañinas p ara una persona en
estas circunstancias. No hay nada malo en la memorización de
versículos, ni en la oración, ni en la obra personal, pero eso debe
hacerse por una persona que tenga una experiencia religiosa sana
y una salud mental estable y no por personas enfermas en el sen­
tido espiritual o mental.
U n entendimiento básico del funcionamiento de la personali­
dad hum ana y de las señales de dificultades en este campo, puede
ser una gran ayuda p ara el ministro. Creo que Dios puede obrar
por medio de estos conocimientos y ayudarnos a funcionar en una
m anera positiva y no negativa en nuestro ministerio.
Esta obra no tiene el propósito de condenar a los psicólogos
que no sim patizan con la experiencia religiosa o el papel de la reli­
gión en la vida personal o en la cultura. Tam poco tenemos el
propósito de defenderlos. Reconocemos que muchos de ellos tienen
opiniones contrarias a las nuestras en cuanto al valor de la religión
para el hombre. Tratarem os, sin embargo, de aprovechar lo que
nos pueden enseñar para nuestro beneficio y dejaremos sus opinio­
nes personales de lado. Si tengo el brazo fracturado y necesito a un
médico especialista en huesos, quiero al más capacitado disponible,
no im porta su creencia religiosa. Estaría más contento sabiendo
que el médico comparte la mism a fe cristiana que yo, pero esto no
sería un requisito indispensable p ara que arregle mi brazo.
T.ns psicólogos y psiquiatras trabajan en campos que están
estrechamentc vinculados con los del especialista.ca.la.exp~er.ie.ncia
14 Psicología y el M inisterio Cristiam

religiosa, ya que los dos grupos tienen que ver con la parte nq
v m aterial del hombre. Pero no tratarem os de dividir al hom bre eri
tres partes, diciendo que el médico trata el cuerpo, el psiquiatra el
espíritu, y el ministro el alma. El hom bre es una unidad, y si esta
~ mal en una esfera, probablemente sentirá el efecto en las dem ái
x - esferas de su personalidad. 1
En la antigüedad, el religioso era la persona con más autori-J
dad sobre el hom bre en su sanidad tanto como en su enferm edad!
Pero con el tiempo la ciencia médica tomó la responsabilidad del
solucionar los problem as relacionados con el cuerpo físico. Porl
mucho tiempo se creyó que la enfermedad m ental se debía al
demonios que estaban en posesión del cuerpo de la persona. Eli
religioso tenía la responsabilidad de corregir este mal, y todavía el]
exorcismo es una creencia y práctica en algunos grupos religiosos.I
En los años más recientes hemos visto que los especialistas en el]
campo de la salud m ental han tenido una acogida creciente en lal
responsabilidad de tra ta r a las personas con problem as]
emocionales y/o espirituales. H ab ía un tiempo en que personas conl
problemas personales o familiares acujdían prim ero al m inistro o]
sacerdote p a ra pedir ayuda. En años más recientes están dejando al
un lado esta práctica p ara acudir directam ente a los psiquiatras oj
una organización que ofrezca este servicio a la comunidad. Traba-1
jadores sociales están preparados para escuchar a las personas y]
ofrecerles ayuda en algunos problemas. I
La psicoterapia y la religión ofrecen ayuda en campos muy]
similares. El predicador hablará de los problemas de pecado, la
culpabilidad, el tem or de Dios, el perdón, y la salvación. El psi-
coterapeuta utilizará los términos técnicos de ansiedad, histeria,
depresión, aceptación e integración. M uchos psiquiatras buscan la
m anera de establecer una relación de confianza con sus pacientes y
tal relación no es diferente a la que tiene el pastor con su feligrés.
H asta muchos psiquiatras reconocen que el pastor tiene una rela­
ción autom ática con la persona que busca ayuda, y no tiene que
pasar las horas en las consultas que el psiquiatra tiene que hacer
p ara poder establecer una relación de confianza. El ministro,
debido a su relación de confianza con los feligreses, puede hacer
Introducción IS

mucho p a ra ayudarles a m antener una salud m ental y p ara ayu­


dar a las personas con trastornos no muy serios. Si el ministro tiene
conocimientos básicos de psicología, su ayuda será aún más efec­
tiva.
Esto no quiere decir que el ministro va a dejar de predicar el
Evangelio y va a dedicar todo su tiempo a la psicoterapia. Pero sí
quiere decir que en su trabajo de pastor va a poder utilizar otra
herram ienta p a ra ayudarle a entender lo que está pasando en la
vida de muchos de sus miembros. T endrá capacidad de dar conse­
jos orientados a ayudar a las personas de acuerdo con todo lo que
les está pasando y así facilitar su participación en el program a local
de la iglesia. El ministro puede percibir las tendencias en las
relaciones entre cónyuges y entre los padres y los hijos que pueden
ocasionar problemas más serios en el futuro si no hay una altera­
ción. El puede ofrecer sugerencias que pueden evitar algunos
problemas serios en el futuro. Así el trabajo del ministro será pre-
v.entivo v n o solamente orientado a tratar de ayudar a las familias
que ya se separaron, o cuando los hijos ya se rebelaron y aban-
donaron el hogar.
La psicología puede darle al pastor una perspectiva m ás
amplia de la naturaleza h um ana. Podemos analizar con el hebreo
y el griego los términos bíblicos y teológicos que se usan para
referirse al hom bre y sus partes componentes, pero todavía el pas­
tor no com prenderá bien lo que es el hombre. A unque no espera­
mos una respuesta de los psicólogos que sea definitiva, creo que
ellos pueden ayudarnos en esta búsqueda, dándonos otro punto de
vista además del que ya tenemos de la Biblia y la teología. Pue­
den ayudarnos a comprender, que lo que pasa a nuestros cuerpos
contribuye a lo que somos en el sentido emocional y espíritu al. _EL
desarrollo del, uso de drogas p ara tratar a personas, con ciertas
enferjiledades mentales, está relacionado con el cuerpo también.
Los médicos han ayudado a muchas personas, que en otras épocas
hubiesen pasado su vida en un manicomio, a vivir entre sus
familiares y en una form a casi normal.
Los psicólogos nos ayudan para comprender el porqué de
mucho del comportamiento hum ano. Teológicamente podemos
Satanás. Tam bién, el pastor y el psicólogo pueden ayudar, a J a »
p ersonas a encontrar la motivación que nos hace actuar. Si llega-®
mos a comprender las fuerzas dentro dé nosotros que nos em pujan* íVg, ^
a cierta decisión o acto, eso nos ayudará p a ra tom ar una decisión* ~
diferente en el futuro. I | ^ ‘
A veces el m inistro sentirá la necesidad de consultar con psi-fl
quiatras o personas con preparación especial con relación a algúnB y l
m iembro de su congregación que tiene un problem a particular, o l .
cuyo com portam iento es algo extraño. Esto ofrece una oportunidad® vf
de colaboración entre las dos profesiones. Es posible que al p rin-B
cipio el psiquiatra pueda tener un poco de renuencia p a ra B
colaborar en este sentido, pero cuando se da cuenta de n u estro * ^ ó , '
deseo sincero de ayudar, y colaborar con él, se entusiasm ará.* " <
Cuando tenemos conferencias especiales en nuestras iglesias pode-B
mos invitarles p a ra colaborar en el program a. Esto ayudará a l
crear más confianza de parte de ellos y establecerá buenas relacio-B
nes entre los dos grupos. ■
Es imposible hacer un estudio exhaustivo de todos los p si-B
quiatras y sus ideas o de las diferentes escuelas de pensamiento. El ■
autor ha decidido hacer un resum en de las ideas fundamentales de *
varios personajes destacados en el campo. H em os escogido a a lg u - 1
nos por su im portancia y por su contribución al campo en general ■
y lo que parece ser de más utilidad p ara el ministro. *
Al dar consideración a la organización del m aterial, he I
tomado la decisión de dividirlo de acuerdo con los personajes desta- I
cados en los varios campos, y no de acuerdo con los temas. En esta ■
forma los estudiantes tendrán la ventaja de poder organizar las ■
ideas de cada autor en forma más lógica. I
El pastor tendrá la responsabilidad de hacerse la pregunta ■
C A P IT U L O

EL PODER DEL INCONSC1ENT


FREU

INTRODUCCIO
Tengo una capacidad grande de olvidarme de las cosas q
no quiero hacer. Si tengo una responsabilidad que no me gusta
muy fácil planear otras cosas, sin recordar la cita que tenía. P
eso, tengo que m antener un libro de las citas que hago e invitaci
nes que acepto p ara no aceptar otros compromisos que estarían
conflicto con las cosas que ya estoy comprometido a hacer. Algún
personas desarrollan un dolor de cabeza cuando les toca hacer al
desagradable. O tros desarrollan otras clases de enfermedades,
cuales son una form a de rebelión en contra de lo que uno tiene q
hacer.
E sios “ olvidos”.,, dolores, y. enfermedad es __.son__la. ob r a
inconsciente en cada u no de nosotros. Es evidencia de una fuer
que opera adentro y ejerce su poder en nuestro comportam iento
tal forma que protesta por las cosas que tenemos que hacer
querer hacerlas.
Estos casos ilustran el poder del inconsciente en cada person
Sigmundo Freud es la persona que hizo una contribución disti
tiva a la hum anidad por medio de sus estudios del inconsciente y
poder sobre el hombre.
Freud nació eñ Freidburg, M oravia, el 6 de mayo de 185

18
p] Poder del Inconsciente: Freud 19

Llegó a ser médico debido a la presión de sus padres. Se educó en


Viena donde desarrolló un interés especial en los problemas
mentales de sus pacientes. Fue a París en 1885 para estudiar con
Charcot, donde elaboró muchas de sus ideas básicas del psicoanáli­
sis.

EL CONSCIENTE Y EL INCONSCIENTE
En este capítulo queremos echar un vistazo a las ideas de Sig-
mundo Freud. A Freud le estamos endeudados porque nos ha
informado e ilum inado acerca de una dimensión de la personali­
dad que ejerce u n a influencia m arcada sobre nuestro compor­
tamiento. Varias ideas han sido sugeridas p ara explicar lo
inconsciente. Algunos hablan de un tém pano grande de hielo flo­
tante, en que seis partes de siete, están por debajo de la superficie y
por eso no se ven. La séptima parte es la parte consciente de la
mente hum ana, pero está sujeta a la influencia o el poder de la
parte más grande y pesada que está sumergida en el agua. Freud
ilustró la verdad hablando de dos o tres cuartos consecutivos en
una casa. En la pieza más pequeña del frente está la parte
consciente. Detrás hay otra pieza que podríamos llam ar lo pre-
consciente, que abarca las cosas que hemos sabido, pero tem poral­
mente hemos olvidado. Con un poco de concentración podemos
volver a recordarlas y así traerlas al campo dc lo conscientc._En el
cuarto más grande y más retirado-hay i nnumerahks_experiencias
que vienen desde la niñez y que son im posibles de recordar. Pero
están allí en form a de impulsos, impresiones, las cosas que hemos
heredado .de los. antepasados, y los recuerdos reprim idos.
Freud consideraba que en el inconsciente operaban los deseos,
dejos apetitos. T am bién el inconsciente es activo e impulsivo. “ De
preferencia no describe lo inconsciente en función de trayectos
nerviosos o en gramas, ni como sistemas de hábito, ni como frag­
mentos desprendidos y despersonalizados de la personalidad,. ..
^ífloxomo un agente activo, apetente, impulsivo, mu y semejante a.
las personas que el sentido com ún reconoce y comprende. Lo
inconsciente —tal como lo ve Freud— es, de un extremo al otro,
-¿iüám ico; la estru ctu ra psíquica total, sea consciente o
20 Psicología y el M inisterio Cristiai

inconsciente, es fundam entalm ente u n a tram a de impulsos


deseos.”1
Freud decía que entre lo preconsciente y lo inconsciente ha
una cortina que divide estas dos partes. D e vez en cuando la co
tina se abre p ara perm itir pasar un recuerdo o un impulso al niv
de lo consciente, pero otras veces esta cortina se m antiene cerrad
y no perm ite pasar a tales impulsos. Esta cortina podríamos Ilí
m arla el Super Yo, que representa los controles que están en jueg
p ara censurar los impulsos y prevenir que lleguen a ser actos.
E l E l l o Posteriorm ente Freud elaboró otra organización e
la psiquis en el Ello, el Yo, y el Super Yo.2 E l E llo contiene todo
que hemos heredado dc los padres, abuelos, y bisabuelos. Es
parte más íntim a y prim itiva de la personalidad. Es profunda
Q&curO'_inconsciente y poderoso. A barca la combinación de 1<
genes, que. contribuye a nuestro estado de ánim o predom inant
Esto fue clasificado en la antigüedad por los griegos como los cu¡
tro temperamentos: el sanguíneo, el melancólico, el colérico, y
flemático.3 A unque los eruditos contemporáneos han descartac
esta clasificación y la teoría de que nuestro tem peram ento se del
al “hum or” o “líquido” en el cuerpo, es un hecho comprobac
que la química del cuerpo sí tiene su efecto sobre nuestro estado c
ánimo. E l Ello contiene los impulsos sexuales instintivos, y bus<
sólo placeres momentáneos.
O tro componente del ¿Y/o .abarca los instintos básicos. Se di
cute cuántos son los instintos o las necesidades vitales. Freí
menciona dos instintos fundam entales, y sugiere que todos 1<
r-dem ás brotan de estos dos. Son la búsqueda d e p la cer (eros) y
í destrucción, o. sea la muerte (tham ios). - v v* ^
E l Ello se compone del depósito de todos los impulsos qi
resultan de nuestra naturaleza y a la vez sirven de banco <
m emoria para todas las experiencias que vienen como resultado c
los estímulos del mundo exterior. G uardan las experiencias negat
vas o dolorosas que nosotros tenemos y que no comprendemos p<
medio del proceso de represióp. Nosotros nos hemos olvidado í
las experiencias, pero éstas Tian dejado sus huellas en el banco de
m em oria y pueden afectar nuestro com portam iento actual.
í| Poder del Inconsciente: Freud 21

Las actividades dentro del Ello son amorales, es decir, ni son


buenas ni malas. Es la expresión de los impulsos en respuesta a los
^¡tímulos que crean lo bueno o lo malo en el comportamiento. Esto
se determina en parte por los efectos de la acción sobre nosotros
mismos y en parte sobre su efecto sobre los demás. Vamos a con­
siderar esta faceta del funcionamiento de la personalidad posterior­
mente.
E l Yo.— Debemos de reconocer otra parte de la mente
hum ana y el proceso de pensar y funcionar. Freud llamó esta parte \
el ego, o el yo. El ego e sia p arte .dd ^ r n g y ^ ^ u ^ a c m a c o m ^ y
dián entre las influencias del m undo exterior y el E llo.
E l Super Y o— Freud llamó a la influencia de los padres en
forma de autoridad sobre la persona para perm itir o prohibirle
hacer ciertas cosas, el Super Yo. El Super Yo se form a paulatina-
mente por medio de. la influencia .que .ejercen los padres sobre el
niño. Cuando los padres son m uv estrictos en prohibirle al niño a
hacer m uchas cosas y lo castigan m uy severam ent e, pueden form ar
un niño con el Yo débil, con tem or de ejercer autoridad. Siempre
estará en sumisión a las prohibiciones de la autoridad, ya sea de
sistemas políticos, religiosos, o de otra índole. Pero el mismo niño
pjiede llegan-a re b e la n .e ^ ^ estas prohibiciones y
expresar su disconformidad por m edio de la desobediencia o la
rebeldía. Esto se ve en los hombres que nunca han solucionado el
problema de su relación con la autoridad y difícilmente se adaptan 1
a una organización en donde hay jerarquía de autoridad.
Además de la influencia que viene de los padres, el Super Y a
se forma tam bién por medio de las influencias de los familiares, las
personas de im portancia en su cultura y am biente social, y el sis­
tema de valores que viene de todo este conjunto de influencias.
Más tarde las personas que juegan el papel de autoridad, tales
como los profesores de colegio, los líderes religiosos, y las personas
influencia en la vida pública ayudan a form ar el Super Yo den-
tr^ d e la persona.
En un sentido podemos decir que e/ £^ 0 y el Super Y o repre-
spltan las influencias que vienen del pasado. Las del Ello son pre-
^ U jin an temen te las de la herencia, las del Super Yo son las,del
22 Psicología y el M inisterio Cristiaj 23
gl poder del Inconsciente: Freud

medio ambiente, y el Yo representa lo que la persona hace o renglón de su presupuesto p a ra no quedar m al en este punto. Así
xstas influencias. _ 'yp constantemente está luchando p ara reconciliar los im pulsos
T al vez podemos ilustrar este proceso por medio del h am t vienen del Ello y el estado de tranquilidad con el mundo
que
o deseo de comer. Cuando una persona ha pasado varias horas 5 exterior. Las influencias del m undo exterior hacen m ucha presión
haber comido, su cuerpo entra en un estado de desequilibrio, y sobre todos nosotros para hacernos sentir a l nivel de los demás en
crea dentro de él el impulso de buscar algo p ara comer. Si está vi cuanto a la posición social, las comodidades económicas, los
jando, comienza a buscar el restaurante más apropiado de acuer artículos de lujo, etcétera.
con el dinero que uno tiene p ara pagar y la atracción del lug O tra form a en que el Super Yo ejerce su influencia puede
donde se sirven buenas comidas. Al entrar al restaurante pue verse en lo que uno pide p a ra comer. Si uno es de una familia
m irar el m enú, y decidir qué va a pedir. Su decisión se basa en donde se le ha enseñado que la carne de cierto anim al no se come,
gustos personales de acuerdo con el apetito, su condición física, y entonces luchará dentro de sí p a ra decidirse a comer o no comer
precio. Puede tener el deseo de pedir el plato más costoso, c cierta carne. Si sus enseñanzas religiosas son tales que la persona
restaurante (el Ello), pero frena este impulso si no tiene diñe ha sido enseñada que no debe comer carne de cerdo, entonces va a
suficiente, p ara pagarlo, o si necesita ese dinero p ara otras coj sentir hasta repugnancia si tratan de obligarle a comer carne de
fnás aprem iantes (S u p e r Yo)._La p resión del m undo exterior taj­ cerdo. La persona puede probar tal carne comiendo algunos boca­
eóme el deseo personal le lleva a una decisión sabia (el Yo). dos, y después tener que trasbocar tal carne. La razón es que su
En el mismo sentido la persona que no tiene dinero y no tie Super Yo ha sido desarrollado hasta tal punto que no perm ite
nada qué comer pasará un tiem po p ara decirle cómo satisfacer e¡ ceder a la presión p ara comer. Lo mismo puede pasar con relación
impulso o necesidad básica. Puede considerar la posibilidad a los gustos estéticos que hemos adquirido pero que no tienen nada
robar. Si pasa por una panadería donde hay panes recién horne que ver con prohibiciones religiosas. Por ejemplo, algunas perso­
dos expuestos de tal m anera que fácilmente puede agarrar uno nas no pueden comer conejos, carne de caballo, hígado, riñones,
correr, posiblemente lo haga. Pero si corre peligro de ser apresa etcétera, debido a las enseñanzas que han recibido de fuentes de
a causa' de tal acción, probablem ente no va a robar el pan. Ot; autoridad, sean de los padres, líderes religiosos, maestros de
alternativa sería la de andar pidiendo a otros dinero p ara compr colegio, o de cualquier otra fuente.
pan. Esto se ve con frecuencia. Personas que tienen necesidad pe .Así hemos visto qu.e^eL deseo. dg.£jac,er.que se expresa en ja
que no quieren acudir al robo como solución piensan que pued< búsqueda de comida para s u p lirla necesidad biológica de supervi­
andar pidiendo p ara suplir esta necesidad. La fuerza del Super 1 vencia tiene, que.pasar por los controles del Yo y el Super Yo, para
determ inará cómo soluciona el problem a de su hambre. después tom ar la decisión de la m anera en que se suple, tanto como
La influencia del m undo exterior puede verse en la misn el cuándo y el cómo de suplir estas necesidades. Lo mismo puede
ilustración hipotética. Cuando la persona va a ordenar del me acontecer en todas las demás expresiones de impulsos, deseos, y
del restaurante, está afectado por los compañeros presentes. Si es; Necesidades.
entre personas pudientes, tal vez va a pedir algo costoso y que El acto en sí puede ser afectado por ún sin fin de influencias
realidad exige sacrificio de cosas más aprem iantes p a ra él y que vienen de adentro de la persona tanto como del m undo
familia, pero lo h ará p a ra no sentirse apenado, p a ra no revelar exterior. La_meta de la persona es tratar de m antener una arm onía
estado económico verdadero, o p a ra no aparentar ser tacaño eture los deseos o impulsos que salen del Ello y tienen que pasar
pobre. El Yo de la persona le dice que hay que sacrificar en ot P°r los controles del Super Yo, p a ra pasar a través del Yo en un
24 Psicología y el M inisterio Cristia

acto con el m undo exterior. A veces este proceso crea ansiedad de


tro de la persona debido al conflicto que acomete adentro, o a
incompatibilidad de los impulsos con el Super Yo o el m un
exterior.
Según Freud, el Ello, o el inconsciente, es la parte de la mei
que más poder o control tiene. E 1 insistía en que la persona
presa del inconsciente por las exper iencias traum áticas del pasa<
Exam inó a muchos pacientes, principalm ente con síntomas de h
teria, y trató de descubrir las raíces de su mal. Notó que había u
parte vaga y misteriosa en cada persona que parecía controlarla
pesar de su voluntad propia. Por eso, Freud se conoce princip;
mente por la contribución que hizo en la comprensión del poc
del inconsciente.
Los términos que utilizamos p a ra referirnos a la pa
consciente e inconsciente de la m ente no son tan im portant
Puesto que la mayoría de los demás psicólogos y psicoterapeui
utilizan estos términos, conviene que nos familiaricemos con ell<
Luego veremos que otros médicos que trabajaban en
mismo campo, desarrollaron ideas diferentes a las de Freud c
relación de las divisiones de la mente hum ana. T am bién vererr
que hay diferencia de opinión entre los médicos en cuanto a ]
estímulos que vienen y sus efectos sobre el Ello, el Yo, y el Sup
Yo. Pero el estudiante necesita fam iliarizarse bien con estos térn
nos y su significado, p ara poder com prender lo que dicen Freua
los demás médicos.

EL D E S A R R O L L O D E L O S IN S T IN T O S
Los que estudian el com portam iento de los animales y de 1
seres hum anos han tratado de identificar las varias fuerzas q
operan en su funcionamiento. Algunos dicen que el hom bre tiei
pocas necesidades vitales —comida, sexo, agua. Otros amplificí
estas necesidades en las físicas y las emocionales. T hom as4 da ut
lista de necesidades emocionales, que ab arcan : seguridad, ame
reconocimiento de valor, y experiencia contribu]
a este campo de información con su organización de las necesidad
en una jerarquía. Comienza con las necesidades fisiológicas, p asa
El poder del Inconsciente: Freud 25

ja seguridad, después progresa a la idea de pertenecer a grupos en


cu ales Hay am or; de allí pasa a la etapa de la búsqueda de
aprecio y valor, y después viene el punto final, lo cual es la
a u to rre a liz a c ió n . M aslow dice que cuando las necesidades vitales
no se ripien en las etapas más bajas, la persona no se preocupa por
a lc a n z a r las etapas más altas. U na persona que lucha diariam ente
para conseguir lo suficiente para él y su familia, probablem ente no
pasará mucho tiempo luchando por suplir su necesidad de sentirse
de valor o de sentirse autorrealizado. Otros autores han am plifi­
cado la lista de necesidades vitales, hasta incluir lo que es de im por­
tancia para cualquier persona.
Freud limitó estos instintos a dos —el deseo de placer y la des-
trucción. Los instintos son las fuerzas que se ejercen como resultado
Helas necesidades que salen del E llo. Freud vio que estos instintos
pueden cambiarse en su naturaleza y tam bién pueden reem plazar
el uno al otro. La energía que sale de un instinto puede transferirse
a otro. E l p rin d p io ^ d e^ íla c e ^ g ro^. opera p a ra la preservación de
la raza, de la especie, v de la persona. T a m bién el am or está p r e ­
sente aquí, sea en form a de am or propio o en la búsqueda de un
objeto de amor* El propósito de este iijstjnto es form ar una unidad
y preservar la vida en una form a unificada. El otro instinto es_el
opuesto, el instinto de destruir, o dc alcanzar un estado de no exis­
tencia.
Estos dos instintos pueden estar en conflicto el uno con el otro,
en tal caso la persona experim enta una ambivalencia dentro de si
mismo. Se ve el elemento de preservación presente en el niño que
toma los bloques y los coloca en form a cuidadosa hasta construir
una. casa. Pero al term inar la casa, de repente, el, niño, en form a
agresiva, destruye todo con una patada o con un golpe de la mano.
Muchos ven estos dos instintos en juego cuando una persona en el
curso de pocos minutos tiene fantasías de querer hacer algo p ara
preservarse, pero al m is m o instante tiene el impulso de no hacer
nada para garan tizar la autodestr ucción. La presencia de estos ins­
tintos en grados variados puede convertir a la persona que am a, en
Jjn pervertido sexual que trata de destruir el objeto del am or. O la
dlsminución del mismo elemento puede crear en uno la actitud de
26 Psicología y el Ministerio Cristia

pena o vergüenza que le hace rehuir tener contactos con otro


Freudlse refirió al instinto de placer, (eros) como la libio
que siempre está presente en uno p ara neutralizar la fuerza d<
t r uctora (que no tenía térm ino paralelo a la libido). Freud vio
libido en movimiento en relación con el Ello o el Super Yo.
libido crea una energía que produce un conflicto entre las fuerz
agresivas dentro de la persona, y que tiene que ser resuelto por
Yo. A veces esta energía se vuelve hacia adentro; en tal caso laj)^
so na puede desarrollar úlceras, una depresión, o expresar actos
autpdestrucción. Cuando se manifiesta externamente, tom a
form a de agresión hacia otros. La libido com pletam ente vue
hacia sí misma se exp resa en form a de narcisismo. Cuando la pe
sona.encuentra^a otra, a. quien am a, la libido se transfiere a esa pe
sona, La movilidad perm ite que la libido se transfiera de persona
persona en diferentes épocas de la vida. O la libido puede fijarse (
cierto objeto y continuar con ese objeto durante toda la vida.
Freud aprendió de Charcot cuando estudiaba en París que
libido es el instinto sexual. U na vez un estudiante le preguntó
Charcot si el elemento sexual siempre estaba presente en los insti:
tos básicos. Charcot respondió: “ Siempre, siempre, siem pre.” Es
impresionó tanto a Freud que estableció su sistema entero en ba
a esta declaración. Llegó a ver el elemento sexual como fúndam e
tal en él com portam iento hum ano.
Posteriorm ente vamos a ver que los colegas de Freud i
pudieron aceptar del todo esta teoría. Por eso, uno por uno ¡
fueron apartando de él p a ra form ar sus propias escuelas con énfas
en otros aspectos de la vida. Vamos a considerar más detenidí
mente el desarrollo de la personalidad y el papel del sexo en es
desarrollo.

ETAPAS DEL DESARROLLO PSICO-SEXUAL


Al tratar con multitudes de personas que tenían proble mí
emocionales, Freud notó que un porcentaje alto de ellas sufría c
enfermedades en la esfera del sexo. En parte se debió a la represió
de Ja ^sexualidad jju e predom inaba en los círculos respetables c
aquel entonces. Se consideraba que una persona con altas norm í
g] poder del Inconsciente: Freud

morales ni usaría la palabra “ sexo” y que la expresión de este ins­


tinto era una evidencia de algo bajo o carnal. _Pero Freud desa-
rrolló una teoría muy diferente p a ra dar u n a im portancia _pri-_
¿nrdial al impulso sexual. Según él, el deseo sexual no se inicia f |
cu a n d o llega la pubertad, sino que está presente desde la infancia. ¡\ í
En el curso de sus investigaciones llegó a enseñar que la persona ^ f
n o rm a l pasa por una serie de etapas en su desarrollo. f
Periodo oral. — Freud dijo que el ser hum ano recibe satisfac- ^ |
ción sexual, aunque no genital, en toda época. El recién nacido { ¡
experimenta este placer por medio de la boca. M a m a del pecho o ó |
del tetero, y en ese proceso se satisface. No es solamente una activi- ^ 1
dad que le perm ite ingerir los alimentos que son necesarios p ara su
sustento, pero en el acto de m am a r hay una satisfacción que le da
placer y tranquilidad..al niño. C uando este niño no se satisface
suficientemente en esta forma, entonces se convierte en un niño
inquieto; llora mucho y manifiesta su incomodidad en no dorm ir
tranquilo, y en estar fastidioso.
Algunos psicólogos ven u n a relación entre la frustración del
niño durante el período oral y los problem as que les aquejan
cuando llegan a adultos. El alcoholista, el que fum a constante-
mente, y las personas que comen compulsivamente están dando Y
evidencia de una frustración cuyas raíces pueden hallarse en los
conflictos que comenzaron en esta época de su desarrollo.
Período anal.— En el segundo y tercer año de vida la persona
recibe satisfacción en el proceso de eliminación. Es a la vez la época
cuando los padres comienzan a insistir en el control de los
músculos del esfínter p ara la eliminación de los desperdicios del
cuerpo. Insisten en que los niños eliminen a una hora fija y en un
lugar específico. Cuando el niño cum ple con los deseos del padre,
se le felicita y la m adre le da un beso p ara expresar su agrado.
Pero si elim ina en la cama, o en el tapete, o en el andén, los padres
expresan su desagrado por medio de esguinces, regaños, y otras
expresiones de desdén. ELniño aprende tam bién que puede expre­
sar su agresión.por medio del ejercicio de su propia voluntad con el
control del esfínter. Puede crear m ucha frustración a la m adre si
n° cumple con la voluntad de ella en usar el baño en el momento
28 Psicología y el Ministerio CristiaJ

oportuno desde su punto de vista. A quí a veces comienza


rebeldía en contra de la autoridad que se expresa posteriorme^
en forma de delicuencia o de una vida criminal. Otros ven en pe
sonas mezquinas la tendencia de resistir a otros y no cumplir conj
que trae satisfacción a los demás.
E l período Jático y de edipo y electra.— La tercera etapa
desarrollo es cuando el niño comienza a tocar los órganos genital
y manifiesta placer al hacerlo. Los niños desarrollan curiosidad
la diferencia entre el niño y la niña. Freud notó que en esta ép(
el niño tiende a enam orarse de la m am á, y expresa deseos de acc
tarse con ella. Esto trae culpabilidad en relación con el papá, y
eso inconscientemente quiere la m uerte del papá p a ra poder vij
con la m am á. L a niña desarrolla la mism a actitud en relación c|
el padre y ve en su m am á al rival. N aturalm ente todo este proce
es inconsciente.
O tra faceta del desarrollo en esta época es el tem or a la ce
tración. El niño nota que su herm anita no tiene el pene como]
tiene. ¿Q ué habrá pasado? ¿Porqué la diferencia? Le entra
tem or que, debido a su deseo de poseer a la m am á, el padre ha ct
tado los órganos genitales de la herm anita, y, de repente pier
que la mism a suerte podría ocurrir le a él. Este temor se agrava]
hay personas.que.J_Q..amenazan. con. cortarle el miembro si el niíj
no se porta de cierta m anera. La niña puede desarrollar
complejo que no tiene el mismo equipo que tiene el herm an]
Puede pensar que perdió su pene por una desobediencia o por
pensamiento negativo en cuanto a los padres. Y así ella desarrol
un resentimiento hacia el sexo masculino y una envidia del peí
que ellos tienen pero que ella no tiene. Este tem or y ansiedí
form a Ja. base p ara muchos trastornos emocionales que tiene
algunas damas, según F reud .6
Este-es^l^pedodaruandQ -Ios -niños.^necesitan establecer un
relación positiva con ambos padres. Los padres necesita
asegurarles al niño y a la niña que son normales, que tienen 1<
órganos sexuales de acuerdo con la m anera en que Dios les
hecho, que son buenos a los ojos de Dios y de los padres. E In ií
necesita aceptar su sexualidad y la niña necesita aceptar la su]
gl poder del Inconsciente: Freud 29

también. Actitudes de hostilidad o rechazo de parte d e los padres


pueden sem brar las semillas de trastornos emocionales en el
¿turo. El niño necesita poder identificarse con personas del sexo
m ascu lin o y la niña con personas del sexo femenino. En esta
manera evitan la posibilidad de una confusión que podría resultar
en la homosexualidad en el futuro. Cuando los padres manifiestan
desagrado porque tienen un hijo de un sexo cuando esperaban a
uno del otro sexo, esto comunica al niño la idea de que no agrada a
los padres. Si los padres aceptan a los hijos por lo que son y por el
sexo que tienen, esto les ayudará para tranquilizarles en esta
esfera.7
E l período latente — Después de pasar la etapa de una identi­
ficación con su propio sexo acontece lo que se llam a el período
latente, en el cual no hay evidencias marcadas de interés exagerado
o preocupación. Pero Freud dice que es el tem or a la castración lo
que trae la represión de todo pensamiento sexual, v por eso es el
período_la_tente. D u rante la edad de los seis o siete años hasta la
pubertad el niño se interesa en los asuntos de niños y las niñas
quieren hablar con sus amigas y jugar con las muñecas. Muchos
llaman este el período h omosexual porque no hay mucho interés
manifestado en las personas del sexo opuesto. M ás bien cada grupo
quiere participar en actividades que son de interés para ese grupo.
E l período heterosexual— Cuando comienza la pubertad, a
los doce o trece años, aunque la edad cronológica varía con cada
uno, los niños comienzan a experimentar cambios fisiológicos en el
cuerpo. Aparece el vello alrededor de los genitales y debajo de los
brazos. En el muchacho la voz comienza a bajar. Se despierta el
deseo sexual en una form a diferente a lo que ha experimentado
anteriormente. JEl joven comienza a interesarse en personas del
sexo opuesto para la expresión del deseo sexual. Este proceso con­
tinuará durante varios años y culm inará en el m atrimonio. J£s
importante asegurarles a Jos.jóvenes que lo que les está pasando en
esta etapa es algo normal. H ay que ayudarles a aprender que pue­
den invertir la energía en actividades sanas como los deportes, las
artes, los estudios, y las muchas actividades creativas que les m an­
30 Psicología y el M inisterio Cristiai

tendrán ocupados a fin de no gastar tanto tiempo en fantasí


relacionadas con el sexo.
La niña pasa por este mismo proceso. H ay que preparar
p a ra el día de la prim era menstruación, explicándole que es el pr
ceso del desarrollo que Dios ha ordenado p a ra que ella llegue a s
m adre en los años venideros. La señorita desarrollará Ínteres
propios p ara las personas de su sexo y edad. H a rá todos L
preparativos p ara el día en que llegará a ser esposa. Pasará L
años con los intereses normales de noviazgo con uno o dos joven
antes de conocer a la persona que será su esposo p ara el resto de
vida. D ará los pasos que la encam inarán a un m atrim onio feli
No podemos decir que estos períodos siguen el uno al otro e
form a precisa. Varían un poco de persona en persona y a veces ur
puede estar en dos de los períodos simultáneamente. La idea nuev
y distintiva que Freud nos dio es el concepto de que en cada etap
del desarrollo de la persona, desde la infancia hasta llegar a se
adultos, el impulso sexual está presente en sus varias manifestacic
nes. Algunas personas se oponen a esta idea y otros la tildan q
tonterías. Debemos reconocer que estas teorías de Freud nos ayu
dan p ara descubrir las raíces de los problem as que tienen alguna
personas. M ás y más estamos reconociendo que las dificultades qu
tienen muchos adultos se originan en las experiencias relacionach
con los prim eros años de vida y los contactos con personas signif
cativas durante esa época. Freud notó que en casos de pervertido
pudo descubrir las raíces del problem a en una serie de experienci£
o una experiencia traum ática durante uno de los períodos qu
hemos explicado en las páginas anteriores. Aunque no vamos ;
aceptar las ideas de Freud como infalibles, ni como autoritativas ei
todo caso, es recomendable tener en cuenta sus teorías en nuestr<
trato con las personas.

E L T R A T A M IE N T O DE LO S T R A ST O R N O S
EMOCIONALES
Asociación libre.— Al llegar un paciente al consultorio d
Freud, él solía escuchar los síntomas que tenía y que causaban U
jr) Poder del Inconsciente: Freud 31

dificultad en su funcionamiento, Podría ser problem a de histerias,


ansiedad aguda, fobias, úlceras, enfermedades de la piel, y muchas
otras enfermedades. Freud proseguía, en base a su teoría, que lo
que la persona podría decirle de la causa salía del consciente o del
p re c o n scie n te en algunos casos. Pero él pensaba que las razones
principales estaban en el inconsciente. Con el tiempo descubrió que
hay m aneras de ayudar a la persona p ara extraer del inconsciente
el recuerdo de experiencias de significado. Al sacar del inconsciente
al consciente estas experiencias, la persona podría enfrentar su difi­
cultad en form a racional con la ayuda del terapeuta. Freud decidió
llamar a este proceso: psicoanálisis. Aprendió que las personas
progresaban mejor bajo el método de asociación libre, en la cual el
paciente comenzaba al hablar de lo que estaba en su mente, sin
interrupción, sin condenación, sin juicios de valor de parte del
terapeuta. Con el tiempo la persona comenzaba a sacar del
inconsciente el m aterial de significado que servía de base para
crear el problem a psíquico que tenía.
H ipnosis.— Además de la asociación libre Freud descubrió
que por medio de la hipnosis tam bién podía llegar al inconsciente
del paciente con trastornos emocionales.8 Pero después de un
tiempo dejó de usar la hipnosis porque encontró que el paciente no
aprovechaba lo que salía del inconsciente a través del proceso
hipnótico, ya que nb era consciente del proceso, debido a estar en
trance hipnótico. Tam bién vio que era imposible hipnotizar a
algunos pacientes y que otros tenían tanto tem or de la hipnosis que
no sacaban provecho del proceso.
Interpretación de los sueños.— Freud encontró en los sueños
del paciente el camino real hacia el inconsciente.9 Descubrió que
cuando uno está dormido se relajan los mecanismos de defensa y
las experiencias reprim idas tienden a form ar parte del contenido
de los sueños. Freud. .dividió..el-contenido de los sueños en dos p a r­
tes: una era elxontem ptra el contenido latente.
-Uno no debe interpretar en form a directa el contenido de los
sueños. Tiene que reconocer que aun en el sueño uno no trata
directamente con el objeto de su frustración. M as bien las
n Psicología y el Ministerio Cristia

transfiere a otras personas en el sueño, de modo que los acciden


pasan a personas que no son directam ente el objeto de nuesi
frustración u hostilidad.
Tam bién, al recordar nuestros sueños, tratam os de por
orden a algo que no ha sido inteligible en el sueño. Generalmei
olvidamos gran parte del sueño y adaptamos las otras partes a 3
de que sean más comprensibles. Freud vio en los sueños los des*
inconscientes que salen a |a superficie y la liberación del EÍlojps
participar en actividades que no se perm itirían por el Yo si la pe
sona estuviera consciente y despierta. Por eso en el sueño u
puede hacer cosas que son prohibidas en la vida consciente. En
.sueño uno.puede.xevivir las experiencias de la.niñez., y de las cual
no tiene consciencia cuando está . despierto. Esto ayuda
reconstruir la vida tem prana del paciente. Freud tam bién vio 1
algunos sueños m aterial de la vida de los antepasados, que ij
había experimentado el paciente en su propia niñez, pero qí
fueron experiencias de los antepasados. Esto se ve en algunas de 1
leyendas que form an parte de la cultura. Freud anim aba a l
pacientes a hacer lo que él llam aba “trabajo de sueños” en los qi
el paciente trataba de entender el significado de sus sueños. E¿
organización del inconsciente ayudó a disminuir la ansiedad d
paciente en su vida consciente. Encontró que el contenido manifé
tado en un sueño puede tener varias capas de significado latente
ser la clave de varias tendencias que la persona tiene en su vic
diaria. Este proceso de condensación y desplazam iento hace muefi
más difícil la tarea de interpretación de los sueños. Uno no pue(
seguir el proceso lógico al interpretar los sueños porque ellos pert<
necen a la esfera de lo ilógico.
Además de ver en los sueños los temores del paciente, Freu
también vio en ellos la expresión de sus,desens-J.lamo al sueño i
cumplim iento del deseo. Esto se contradice con el hecho de qii
algunos sueños despiertan ansiedad. Freud explicó esto diciend
que en los sueños hay variedad de conflictos y el sueño es un
especie de lucha entre el temor.y^eLdeseo inconsciente del pacient<
Algo que trae satisfacción p ara el Ello puede crear ansiedad en <
gi poder del Inconsciente: Freud 33

Yo. A veces el conflicto y la ansiedad llegan a ser tan fuertes que la


p e rso n a se despierta. Es como el atalaya en tiempos bíblicos que
tenía la responsabilidad de m ontar guardia mientras la ciudad
d o rm ía . Pero si llegaba el enemigo de noche, tenía que hacer sonar
la trom peta de alarm a p ara despertar la ciudad y así prepararla
para la defensa.
Lapsus Linguae.— Freud tam bién vio mucho significado en
los la 0 u s linguae.}0 Descubrió que las personas por medio de los
lapsus decían J o que verdaderam ente sentían, en vez de decir lo
q ue se esperaba de ellos o lo que las circunstancias exigían. Por
ejemplo, si uno se encuentra con una persona que le hace pensar
en otro amigo, muchas veces usa el nom bre del amigo cuando está
refiriéndose a la persona presente. La razón es que el inconsciente
conecta el nom bre del amigo con las características físicas que son
parecidas en las dos personas. Tam bién, cuando m uere una per­
sona de mucho significado en la vida de uno, por un tiempo se
tiende a usar su nom bre con frecuencia al referirse a otros, simple­
mente porque sus pensamientos han estado con el que ha muerto.
Cuando los pacientes estaban hablando y tenían estos lapsus,
Freud ayudaba al paciente a descubrir el significado del lapsus.

CONCLUSION
Después de haber presentado algunas de las ideas básicas de
Freud, nos preguntamos ¿qué valor tiene todo esto p ara el minis­
tro? Podemos contestar diciendo que en verdad algunos han recha­
zado varias de las ideas más extremas de Freud. Ciertam ente no
aceptamos sus conceptos en cuanto a la neurosis como la base de la
religión, las artes, la m oralidad, y la civilización. El vio en la reli­
gión la expresión de los temores del hom bre y de las ilusiones que
el hom bre desarrolla a causa de su ansiedad por los problem as que
no puede solucionar.
¿Q ué hay de valor en las enseña nzas de Freud? Es evidente
que Freud ha hecho una gran contribución a la hum anidad con su
enfasis sobre el poder del inconsciente. Seguram ente muchas per­
sonas han tenido experiencias en los primeros años de vida que han
dejado sus huellas indelebles allí y que form an la base de muchos
34 Psicología y el M inisterio Cristia

de los conflictos internos que impiden su felicidad completa en]


vida actual y un adecuado funcionamiento de sus máximas capí
dades. T al vez Freud hizo demasiado énfasis en el lugar del sí
p a ra determ inar nuestra personalidad, pero sin lugar a dudas]
énfasis nos ayuda p ara reconocer dónde están las raíces de muclfl
de los problemas. Pero las ideas de Freud no solucionan todo]
problem a. Tenemos que adm itir que el proceso psicoanalíticol
muy lento y simplemente una comprensión consciente de las d |
cultades no ofrece la cura que se necesitan. U no no puede excusaí
siempre en las responsabilidades de la vida con la explicación q¡
tuvo una experiencia traum ática durante la niñez. Tiene que asi
m ir responsabilidad por su vida presente.

NOTAS PARA CAPITULO l

1 E dna H eidbreder, Psicologías del Siglo X X ^(Buenos Aires: Editorial Paidos, s|


fecha), pp. 286, 287. }
2 Sigmund Freud, A n Outline o f Psycbo-Analysis, trad. al inglés por Jam l
Strachey (New York: W . W . N orton and Co., Inc., 1969), pp. 1-4.
3 Gordon AUport, La Personalidad, su Configuración y Desarrollo. T rad. po
Ismael Antich (Barcelona: Editorial H erder, 197?).
4 Citado en el libro por W ayne E. Oates, The Religious Dimensión* o f Personalií¡
(New York: Association Press, 1957), p. 86.
5 A braham M aslow, M otivaúon and Personality (New York: H a rp er and Bros,
1954), pp. 146-50.
6 Freud, op. cit.t pp. 46-51.
7 Sigmund Freud, E l Final del Complejo de Edipo (M adrid: Biblioteca Nueva
1923), Tom o XIV.
8 Un Caso de Curación Hipnótica (M adrid; Biblioteca Nueva, 1923)
T om o X.
9 Interpretación de los Sueños (M adrid: Biblioteca Nueva, 1923)
Tom os VI y VII.
J 0 ----------- La Importancia de la Asociación de las Vocales (M adrid: Biblioteca
Nueva, 1923), T om o XVI.
C A P IT U L O 2

EL COMPLEJO DE INFERIORIDAD
ADLEJL

Alfredo Adler era un joven médico con capacidades extraor­


dinarias y a quien Freud interesó en su método y en sus teorías.
Por un tiempo Adler colaboró con entusiasmo con Freud, y juntos
elaboraron algunas de las teorías básicas del psicoanálisis. Pero
poco a poco Adler comenzó a diferir con Freud, y al fin rompió
por completo con su escuela de pensam iento y estableció su propia
fama en el campo del psicoanálisis. Su diferencia principal estaba
en no aceptar el papel de la influencia colectiva de que tanto
hablaban Freud y Jung. Tam poco estaba de acuerdo con el énfasis
exclusivo en el sexo como factor en los trastornos emocionales de
los pacientes.

EL ORIGEN DEL DESEO DE PODER


Al analizar a sus pacientes en el curso de los años, Adler
arribó la convicción de que, las perturbaciones, tenían s u s ..ra to en
el complejo de inferioridad.. La ansiedad, que produce otros
problemas más graves, comienza por el sentido de inferioridad.
Adler padeció de raquitism o cuando era niño, lo cual le impidió
correr y jugar con los otros niños o como su herm ano mayor.
Comenzó a com parar el hecho de que muchos de sus pacientes
tenían algún defecto físico o una debilidad, así como él la había
ten ido. Toda persona busca una compensación por esta debilidad
36 Psicología y el Ministerio Cristias

en una form a u otra. Así la persona adquiere una capacidc


extraordinaria a pesar de su debilidad. Llega a sentirse casi omi
potente. Después de un tiempo Adler no limitó la debilidad a
orgánico, sino que tam bién la am plió p ara incluir conceptj
m entales que las personas tienen de sí mismos y que contribuyen ;
sentimiento de inferioridad.
Dice Andrés M ateo en el Prefacio a su traducción de la obí
de Adler:

No hay nada nuevo en esta idea de la compensación, como prin­


cipio biológico, pues desde hace mucho tiempo se sabe que el orga­
nismo suele desarrollar excesivamente ciertas partes para compen­
sar el daño padecido por otras. Cuando un riñón, por ejemplo, cesa
de funcionar, el otro se desarrolla de m anera anorm al hasta que
consigue hacer el trabajo de los dos; cuando en alguna válvula del
corazón hay una deficiencia, o un escape, todo el órgano crece hasta
que logra compensar aquella pérdida de eficiencia; y cuando algún
tejido nervioso ha sido destruido, el tejido adyacente, aunque sea de
otra naturaleza, se esfuerza por desempeñar la función nerviosa
perdida en el accidente .. .* J

La neurosis viene no solamente de la preocupación porque nc


se es tan fuerte físicamente o tan inteligente como los demás, pen
tam bién por la energía que se gasta en competir con los otros. Poj
regla general esta persona tiene dificultades en sus relaciones inter!
personales porque está luchando por superar a todos a raíz de lii
inferioridad que siente. Dicha persona se pone metas muy eleyadajj
y_j:ien£„que_!uchar_ con p ara alcanzarlas. Y cuandc
alcanza una, inm ediatam ente establece, otra, aún más difícil dt
alcanzar que la anterior, Y asi vive su vida, constantemente bus-*
cando nuevas m ontañas p ara escalar.
El „‘ ‘deseo ...d£....pad.er”..es .el.concepta -fundamental de las
enseñanzas de Adler. .Todos tienen este deseo. El ideal personal esj
llegar a la perfección o la infalibilidad. C uando este ideal se frustra,}
la persona busca una compensación p ara lograr la gratificación del
sus deseos. A veces encuentra esta gratificación en el fantasear. Enl
los manicomios se encuentran muchas personas que ocuparon]
gl Complejo de Inferioridad: Adler 37

tanto tiempo en fantasías, que al fin no pudieron distinguir entre la


fantasía y la realidad.
Adler citó a personajes grandes de la historia, tales como K ai­
ser, Napoleón, y Roosevelt, que tenían defectos físicos que le
impedían un funcionamiento normal. Estableció la hipótesis de
que ellos compensaron sus defectos por medio de dem ostrar pode?
e n otras esferas. Cuando las personas experim entan una frustra-
ción qu.e.Ao_les-p£rmite-ejercgr. su . poder, se. enferm an de otra
m anera para evitar tener que seguir luchando. ^
Adler habló mucho tam bién del “complejo de superioridad ” ,
que está m uy relacionado con el “ complejo de inferioridad” . El
1‘complejo de superioridad” es la reacción compensator ia_ que
muchas personas hacen a sus sentimientos de inferior id ad.

Con frecuencia, el complejo de inferioridad puede ocultarse bajo un v


complejo de superioridad, que es el que le sirve de compensación. \
; Dichas personas son orgullosas, altaneras, arrogantes y extrava-
■gantes. Conceden más importancia a la apariencias que a las reali­
d a d e s.2

EL “ ESTILO DE VIDA”
Al conversar con sus pacientes A dler descubría su “estilo de
vida” , el cual form aba la base de su m otivación p ara vivir.3 En su
propia experiencia él llegó a ser médico para com batir las enfer­
medades que le habían frustrado su propia niñez norm al. Lo que
le hizo falta llegó a ser algo sum am ente im portante para él, y el no
poder jugar con los demás muchachos dejó huellas m uy marcadas
en su vida. P ara Adler la persona que padece de al^una e n fe rr^
dad en la niñez decide invertir su vida en “justificar” lo que le pasó
y trata de ..neutralizar los, efectos de la. enfermedad . o..de la
experiencia negativa.
Adler ilustra esta verdad refiriéndose a un niño que sufre
desde su nacimiento molestias gastrointestinales —a causa, por
ejemplo, de una “ m inusvalía” congénita del aparato digestivo— y
que, sin embargo, no recibe la alimentación adecuada —lo que
quizá no pueda lograrse nunca perfectamente— fácilmente sentirá
38 Psicología y el M inisterio Cristiaj

un especial interés por la alimentación y por todo cuanto es


relacionado con ella. Su opinión acerca de sí mismo y acerca de
vida está, por consiguiente, más íntim am ente ligada con su inter|
por la alimentación, combinado, más tarde, con su interés por
dinero, una vez reconocida la relación entre am bas cosas.4
El autor conoce a una señorita que trabaja en un hospití
Tuvo poliomielitis cuando niña. Ahora cam ina con muletas. Tier|
unos veintiséis años de edad. Lucha constantemente para probs
que puede rendir tanto como los demás en la oficina donde trabajé
Cada vez que alguien se ofrece p a ra ayudarle, ella le contesta mí
y luego se enoja. Tiene que dem ostrar a todos que es tan eficient
como cualquiera. El jefe del departam ento pensó en despedirla, ni
porque no rindiera en el trabajo, sino porque creaba constante tei
sión en la oficina como consecuencia de su belicosidad. Comí
resultado de una serie de consejos personales ella llegó a compren!
der las fuerzas que estaban operando dentro de ella, y al fin cambif
su actitud lo suficiente p a ra perm itir una m ayor arm onía entre ella
y los demás empleados de la oficina.

í El hombre norm al es una persona que vive en sociedad y cuya


i m anera de vivir está tan bien adaptada al medio, que, quiéralo o
, no, la sociedad se beneficia en cierto grado de su actividad. Además,
desde el punto de vista sicológico es un sujeto que tiene suficiente
energía y valor para enfrentarse con los problem as y dificultades
que le interpongan en su camino.-5 .—

Si las personas no viven así, puede ser por una debilidad, yaj
sea física o emocional, la que impide el funcionamiento normal.]
A veces los pacientes se escudan detrás de su debilidad paral
no ser como los demás. Viven diciendo que si no fuera por su enfer-i
medad podrían producir tanto como los demás o aún que serían |
superiores a todos. Su ejiferme^^^ JJega a ser una m uleta que les;
concede favores especiales o excepciones a las reglas con que los
demás tienen que vivir. Freud enseñaba que la represión creaba el
traum a que producía dificultades en la persona, pero AdLejiin&istía
en que cada persona hace de sus problemas exactamente lo que
g l Complejo de Inferioridad: Adler 39

n e c e sita para que sirva a sus finalidades. El dijo que somos dueños
de nuestros actos y que damos sentido a la vida por medio de nues­
tra propia voluntad.

EL TRATAMIENTO
El tratam iento p a ra Adler consiste en conversaciones con el
paciente p ara ayudarle a reconocer cómo utiliza su enfermedad
para controlar a las personas y el medio. Poco a poco el paciente se
da cuenta que acostum bra a reaccionar en form a neurótica a su
enfermedad, y por consecuencia la persona se anim a a dejar esa
inmadurez y a encararse con la vida en una form a más realista.
Pero Adler fue consciente que el paciente a veces se enferm aba más
durante la terapia, porque no quería sacrificar su técnica de
controlar a los demás. Esto es resistencia. El paciente busca
m aneras de desacreditar al terapeuta, pero al fin deja su m uleta
para reconocer que es lo mejor p a ra él.
Adler analizaba.a las personas y llegQ,a n.ota.r.ci.erfas.carac:
terísticas especiales d e b id q a jo rd e n e n q u e nacieron jen su iarnilia^.
El niño d c .u a hom bre fuer.te.p.uede ser. débil y falto de ambición
porque cree que no vale la pena competir con su padre. El niño de
padres m uy pobres puede desarrollar la actitud del “ pordiosero” y
esperar q ue todos los demás le den lo que necesita p ara vivir. El
niño m im ado quiere ser el centro de atención durante toda su vida.
El niño no querido trata de aislarse p a ra no llam ar la atención de
nadie. El m ayor tiende a. querer conservar el poder y_ el puesto que
ya tiene ganado.

Entre los hermanos mayores encontramos frecuentemente que


prevalece un punto de vista.cQns_ervadQr.,Tienen el convencimiento
dc_que. los ..que.. están,, en el poder deben seguir en el p o d e r6

.El segundo compite mucho y lucha, constantemente para


alcanzar al mayor. Aprende a leer y a sum ar m ás rápido que los
demás y es precoz en muchas maneras.

El hijo segundo . . . va abriéndose camino sin ser el centro de aten­


ción de la familia, sino siguiendo los pasos de otro que va adelante
40 Psicología y el M inisterio Cri

de él. Siempre quiere ser igual que el primero. No reconoce ni


acata, el poder; lo que quiere es que el poder cambie de m ano.7

El hijo único tiende_a^«Lsar_qu^odos_l<M demás lo dej


reinar porque nunca ha tenido competencia por el am or y
aprecio de sus padres.

L& posición que ocupa en la familia, el más pequeño., tiene u a 9


interés extraordinario desde el punto de vista sicológico. . . . El
segundo sí puede ser desplazado, y hay ocasiones en que llega a ¡9
experimentar la misma tragedia que el primogénito, cosa que no
puede ocurrir en la vida del más pequeño. A eso se debe que esté en 9
la situación de mayor favor, y, en igualdad de circunstancias, obser- M
vamos que el benjamín suele ser el que más se beneficia en la vida
hogareña . . . Si la familia es de comerciantes, el benjamín preferirá JB
ser poeta. El caso es ser distinto de los demás. Porque es m ás fácil J
no tener que. abrirse paso a codazos en el mismo campo que los _ ’l
demás, sino trabajar en otra cosa; por eso es por lo que el pequeño 1
prefiere seguir una línea distinta de operación que los demás.8 9

Las experiencias que tienen los niños en su familia les ayudara


a form ar conceptos de cómo es el m undo fuera de su propio hogar!
Se relacionan y reaccionan en el m undo en la m ism a m anera enl
que aprendieron a reaccionar cuando eran niños en el hogarJ
Cuando encuentran que las demás personas en el mundo no les!
van a tratar de la m anera en que los padres les trataron, reciben!
un choque y algunos desarrollan neurosis u otros problemas]
emocionales. Adler. dijo que algunos se escapan al mundo de la
fantasía por medio de la religión y otras actividades. Así él vio la .
religión como una manifestación de la neurosis en m uchas perso-
nas, en la cual se escapan^dd in u n d a , real y llegan a vivir en u n !
m undo ideal donde predom ina el am or de Dios. Algunas personas
pueden reaccionar en una de varias m aneras como consecuencia de
la lucha por el p oder. Puede ser el niño problem ático en su clase en
el colegio, o puede ser el alum no más destacado. Puede llegar a ser
crim inal y pasar su vida en conflicto con el gobierno organizado. O
puede unirse con el grupo religioso más fanático, organizar cultos
de oración, o entregarse a la obra misionera.
£1 Complejo de Inferioridad: Adler 41

F.l tratam iento del paciente consiste en ayudarle a descubrir


su estilo de vida y a entender cómo el deseo de poder se ejerce en su
Experiencia. Puesto que cada persona sigue un molde diferente,
Adler tenía que aceptar a cada persona como única en su
problema y la m anera en que se encaraba con él.
Adler dio m ucha im portancia a los sueños, pero vio en ellos
un significado diferente al de Freud. El insistía en que las personas
soñaban con la m anera en que querían vivir. “ Soñamos en la
manera en que queremos comportarnos. Los sueños son un ensayo
emocional de los planes y las actitudes p ara cuando nos desperta-
inos. Pero es posible que nunca actuamos en la vida real en la
manera en que ensayamos en el sueño.” 9 Por medio de los sueños
Adler descubrió los temores y vacilaciones del paciente, los
obstáculos en el camino a la realización de sus metas, y qué pen­
saba hacer p ara vencerlos.
Adler tenía un ágape (am or) genuino por sus pacientes, y
manifestaba un deseo verdadero en ayudarles. El dijo que los
ministros eran las personas más indicadas p ara ayudar porque
estaban en una profesión cuya m eta principal era manifestar
buena voluntad hacia todos. A la vez el m inistro tiene su soste­
nimiento por parte de su iglesia y por eso el dinero no llega a ser
barrera entre él y el paciente como en el caso del médico. La cura
s e g ú n - A d la L - a a iá s t ^ j ^ d L j : a m b ia j ig B t t Q .J ¿ L .p .m e n t e ,_ p a r a . do

tener que.controlar; a qjrps. y ser supej:ipj;jLgllos. La^cura se alcanza


cuando la persona puede llegar al punto de ser siervo de todos y
perder su vida en el servicio de la hum anidad. Esto suena muy
parecido a lo que el ministro tra ta de predicar; es el Evangelio.
Adler reconoció que hay una diferencia entre el entender cuál
es el problem a de uno y en cam biar p a ra solucionar ese problema.
El dejar los síntomas p ara poder funcionar sin las manifestaciones
de la neurosis es algo m uy difícil, y requiere el ejercicio de la
voluntad hum ana, tanto como su proceso racional.
Es posible que Adler diera demasiada im portancia al asunto
de la inferioridad, como Freud dio demasiado énfasis al sexo. T al
vez no todos los hombres alcanzan grandes metas exclusivamente
como consecuencia del deseo de poder y una compensación por
42 Psicología y el Ministerio Cristian*

u na inferioridad, ya sea reai o im aginaria. H a y que aceptar 1


posibilidad de que algunos pueden actuar y lograr grandes met
con energías y talentos que brotan de impulsos sanos y no de un
neurosis.

NOTAS PARA CAPITULO 2

1 Alfred Adler, La Ciencia de Vivir, trad. por A ndrés M a ría M ateo (M éxico: Edi
torial D iana, 1957), p. víii.
2 Ibid., p. 149.
3 Alfred Adler, E l Sentido de la Vida, trad. por Oliver Brachfeld (México: Editora
Latino Am ericana, sin fecha), p. 20.
4 Ibid., p. 21.
5 Adler, La Ciencia de Vivir, p. 57.
6 Ibid., p. 126.
7 Ibid,, pp. 126, 127.
8 Ibid., pp. 127, 128.
9 Cita de Adler en libro: Leslie W eatherhead, Psycbology, Religión and H ealing
(New York: Abingdon Press, 1951), p. 273.
C A P IT U L O 3

LOS TIPOS DE-PER&QNALIDAD


JUNG

Jung tam bién comenzó con Freud y colaboró por un tiempo


con él en su tratam iento de los enfermos. Freud lo apreció tanto
que lo hizo presidente de la Asociación Internacional de
Psicoanálisis. Jung era hijo de un clérigo famoso de Suiza, y sim-
patizó mucho con el papel de la religión en el tratam iento de los
enfermos mentales. Después de unos años de colaboración, en
1911 él tam bién se separó de Freud y estableció su propia escuela
de psicoanálisis, llam ada la p^icología^ analítica.
Tung relaciona frecuentement e la psicoterapia con la religión
por medio de ilustraciones. Citaj 2l.Agustín, quien distinguía entre
dos pecados capitales: la concupiscencia y la soberbia. El prim ero
corresponde al principio del placer en Freud, y el segundo corres­
ponde al deseo de poder en Adler, o sea, el deseo de superar a
todos. Los que buscan el placer, por regla general son las personas
que tienen medios económicos y tratan de alternar entre la alta
sociedad. Los que luchan por el poder son los que no tienen el
papel de líder, y están luchando por lograrlo.1
Jung elaboró la teoría que la libido no se lim ita a la energía
sexual, como Freud enseñaba, ni al deseo de poder, como Adler ,;
enseñaba, sino tam bién incluye energías que tienen sus orígenes en |¡
las experiencias de los hombres en todo el curso de la h istoria í
hum ana. El enseñaba que los hombres en cada época deJa historia^

43
44 Psicología y el Ministerio Cristiaiu

habían contribuido con ciertas apreciaciones que ahora forman


parte de la personalidad hum ana. D entro de cada persona hay
vestigios de estas influencias, de modo que tenemos que ver con estí
aspecto, colectivo, en .el .hombre. Jung vio en la inconsciencia d
cada persona las raíces de las civilizaciones antiguas de Egipto,;
Grecia, y Roma. Esta “inconsciencia colectiva ” contiene sabiduría?
que está consignada dentro de cada cerebro hum ano, y está allí
como un gran potencial. La inconsciencia personal está allí, pero?
tam bién está presente en cada persona algo mucho m ás'añtiguo
.que los años que tiene esa persona. h
E^toSu...vestigios del inconsciente colectivo que. toda, persona
tiene hacen su im pacto sobre cadaindivicLua^Para algunos predo­
m inan reliquias de una índole, y en otras personas pueden predo- ¡
m inar los rastros de otra índole. Jung llamó a estos vestigios^
“.arquetipos” . Los instintos dentro del hom bre form an alianza con
estos arquetipos dando lugar a “ personas” como “sombras” quei
están dentro de la personalidad de uno. Freud tenía la idea o rigi-'
nal de que el inconsciente era un receptáculo o depósito p a ra el I
m aterial reprim ido, los deseos de la infancia, y cosas parecidas, j
Pero el inconsciente es mucho más que eso según Jung. EsJajbase y \
]a precondición de toda consciencia. EJ niño, reciéjn.nacido tiene un "
cerebro.bien desarrollado, que es resultado de la acumulación de
siglos de vida ancestral; la psique inconsciente tiene que consistir ;
en los instintos, las funciones, y las formas que son peculiares para
él. Este es el mo.saic.qjie., los . arquetipos.2
El vio también ciertas características femeninas dentro de
cada persona y las llamó “an im a” . Las características masculinas
que vio dentro de las mujeres recibieron el nom bre de “anim us”.
Tam bién dentro del hom bre está el “viejo sabio” , el “maestro
superior” , y el “guía”. J u n g vio la causa de la neurosis en la diso­
nancia entre la actitud consciente de la mente y la tendencia del
inconsciente. Por eso, trató de extender la consciencia y reducir eT
inconsciente con una comprensión más am plia de lo que estaba
allí.3
La neurosis, según Ju n g , viene como consecuencia de alguna
dem anda en la niñez que el niño no pudo suplir en form a \
Los Tipos de Personalidad: Jung 45

adecuada. Este fracaso se atribuye a la presión que viene de los


Arquetipos colectivos q ue están dentro del niño. P ero Jomgjiio„.niás
¿nfasis al presente que al pasado, e insistió en que el paciente debía
dej a r e l , pasado y encarar se con el presente. Si el paciente estaba
dominado por los arquetipos del pasado, no podía asum ir la res­
ponsabilidad del presente y por eso insistía en que el paciente se
dedicara a la consideración de sus problemas actuales. El ho m bre
„primkjyo^ A
veces experimenta, “ fijaciones” en .este, proceso, de modo que no
puede p rogresar norm alm ente a la etapa siguiente. A l.no poder
solucionar Jo.s. pr.oblem as..en esta etapa, la persona se enferma. El
tratam iento consiste en ayudarle p ara reconocer este problem a y
pasar a. la ..otra..etapa ea.su adaptación. Esto viene por medio de
una integración de la parte consciente en el Ello con la parte no
consciente que viene del inconsciente colectivo. La integración con­
siste en llegar a ser adulto y en actuar de acuerdo con las metas de
los adultos.
Este proceso es bastante difícil y doloroso. D em anda una
autodisciplina del carácter y del intelecto. El paciente tiene que
quitarse la m áscara que ha estado utilizando p ara esconderse de los
demás y de sí mismo. Con m ucha frecuencia el neurótico se ha
engañado a sí mismo durante muchos años. Es doloroso el tener
que quitar las capas del engaño propio para verse tal como es.
Tiene que confesar las mentiras que ha vivido y que él mismo ha
creído. Pero cuando el hom bre se quita la máscara con que está
engañando a otros, entonces puede ocurrir el nuevo nacimiento. El
cambio puede ser tan significativo como la experiencia religiosa,
que tam bién representa una transformación del ser.

i IN T R O V E R T ID O O E X T R O V E R T ID O ?
Jung dijo.-
Cuando consideramos el curso de la vida hum ana, el destino de
uno se determina más por los enfoques de su interés, pero en otro es
determinado más por su propio ser interno. El pr¡merq es el extro­
vertido; .el. segundo es..el introvertido.4
46 Psicología y el Ministerio Cristiai

El introvertido vive en un m undo subjetivo. No es quf


simplemente m ira hacia adentro y vive en su m undo propio,
asunto es mucho más complicado. Jung notó que ciertas personj
disfrazan su naturaleza verdadera de modo que el conscier
temente introvertido probablem ente es extrovertido en
inconsciente, y viceversa. Esto pasa como consecuencia de la coi
pensación que Jung percibió en los pacientes en la mism a m aned
en que Adler la vio en el caso de complejos de inferioridad. En lj¿
m ism a m anera el inconsciente de] hom bre compensa por
consciente.
C ada persona tiene características del introvertido y el extro-i
vertido, pero en cada persona predom ina una tendencia sobre la
otra. En¡j;l introvertido el elemento subjetivo predom ina m ientr í
en el extrovertido eljdern^to_obj^ la vida
las personas tienden a dejar predom inar una m anera de reaccionar!
sobre la otra.
Jung-tam biin. vio q u e las personas participan en las funciones]
de pensar, sentir, recibir sensaciones y comportarse en base a imui-1
xión-en .diferenxes^radns. En algunas personas predom ina la forma]
lógica de pensar. O tras personas funcionan predom inantem ente en¡
base a intuición. Ju n e vio una tendencia especial en el introvertido?
I *W -------- ... ....................... .........■
_ . ................... -*l-- r

a usar la razón y a pensar en forma lógica y en el extrovertido ei


predominio del sentimientQ y la motivaciÓDjpje. viene ppr medio
de la Jibida,„PeTo tam bién hay personas introvertidas que se guian j
más por la intuición y personas extrovertidas que se guian por la I
razón.5
P ara Ju n g los prim eros años de la vida son de suma im por­
tancia. en.la form ari c>nj l c J a personalidad. Si los padres se preocu-
_pan_demasiado por el niñor por su_salud, y su com odidad, el_ni ño
tie n d e n .d esa rro lla r una actitud de dependencia y una extrema
dfíbilidad en tom ar sus propias decisiones. Pero en otros la reacción
es ^opuesta; y^ llegan^a ser ^agresivos,Jiosjiles _a to ^ j^ stric c ió rL y a
toda.autoridad- Los niños tienden a copiar a sus padres. Si los
padres tratan de dominar, iü o s.. demás,., los niños .probablemente
Jbarán lo mismo. En el desarrollo el niño se independiza de sus
padres y de la imagen que tiene de ellos. Esto es el ntjevo
Los Tipos de Personalidad: Jung 47

nacimiento en el sistema de Jung, cuando el niño puede independi-


zarse deLpadre-_.y_._de Í s l m adre y de la imagen que tiene de ellos.
Cada niñQ-liene__que_p_asar43Qr este proceso de la independencia.
Para algunos es difícil y al hacerlo se sienten culpables. En otros
casos los mismos padres no están suficientemente m aduros para
perm itir el proceso y dar su aprobación a sus hijos cuando éstos se
independizan. Este proceso es caracterizado por una época de irri­
tación, antagonismo, lágrimas, peleas, y resentimiento.
El adolescente pasa por la etapa de querer ser aprobado por
nt ros .p e r o a la vez nota que no es tan guapo o tan hermoso como
quisiera je rlo . Reconoce las fallas en su pr opia apariencia y _ten-_
dencias, pero a la vez está buscando el apoyo de los demás. O tal
vez el joven se da cuenta que n o es tan fuerte, atlético, e inteligente
como quisiera ser, pero a la vez busca el aprecio de los demás por
estas mismas cualidades. Poco, a poco el joven logra reconocer la
persona que.es y se acepta a sí mismo, reconociendo sus cualidades
positivas y negativas..
U no de los libros de Jung tiene que ver con los tipos psicológi­
cos. Es una obra completa que ilustra cómo en el curso de la his­
toria los tipos psicológicos han ejercido su influencia sobre los
demás p ara darles su sistema de valores y las apreciaciones de
acuerdo con su propia inclinación. Por ejemplo, él hace un con­
traste entre T ertuliano y Orígenes, dos de los padres eclesiásticos
que influyeron mucho en la iglesia prim itiva. TertulianoJaeántrQ -
vertido, y Orígenes extrovertido. Pero T ertuliano pensaba que
tenía que sacrificar el aspecto intelectual para agradar a Dios, y
Orígenes sacrificó su naturaleza emocional p a ra llegar a ser eru­
dito. En estos dos vemos la tendencia de la compensación que
funciona en el caso de los tipos.6
J u n g tam bién relaciona estos tipos de personalidad con la ten-
dencia de algunos de ser pasivos.,Algunas personas, al oir una idea,
saltan inm ediatam ente y. quieren actuar. O tras personas prefieren
pensar el asunto por un tiempo antes de tom ar u n a decisión basada
en la reflexión. No son tan espontáneos, y por eso pierden algunas
oportunidades que otros aprovechan. La, vacilación puede ser el
48 Psicología y el M inisterio Cristiano

resultado de una timidez natural, y la acción apresurada puede ser


una evidencia de demasiada confianza en sím isino. Por eso, hay
un grupo de personas, que al oir de un asunto o una oportunidad,
tienden a retraerse. Después de pensar un rato, descubren que es
una buena idea, y están listos a colaborar. La segunda clase de p er­
sonas reaccionan en form a entusiasta desde el m omento en que se
presenta el plan. Tienen confianza en sus capacidades y reaccionan
en forma positiva al asunto._E1 p rim er grupo es el de los introverti­
dos y el segundo grupo es el de los extrovertidos.7
Jung concluía que la psicología de Freud se caracteriza por
una idea central: la represión de los deseos y tendencias que son
incompatibles. El hom bre es como un haz de deseos los que son
controlados por el medio ambiente, la educación, y figuras de
autoridad. Esto term ina en la neurosis. Según Adler, el hom bre es
un ser que no quiere ser subordinado a otros. P a ra Adler la solu­
ción está en quitar lo que am enaza la seguridad del individuo;
p a ra Freud está en quitar la represión que hace inalcanzable el
objeto del deseo. H ay una tendencia en el hom bre motivado por el
sexo a ser extrovertido, y a el hom bre jque busca superar a todos a
ser introvertido.

LA INTEGRACION DE LA PERSONALIDAD
^Jung explica que hay cuatro etapas en la psicoterapia.^
Prim ero, vient la catarsis, en que hay una confesión completa de
todo lo que uno tiene reprim ido adentro. La confesión abarca lo
que está en el inconsciente tanto como lo que está en el consciente.
Uno vuelve a vivir los terrores del pasado, pero es como la pus que
sale de una herida infecciosa. Cuando sale, la herida comienza a
sanar. Pero ésta no es la etapa final. La curación no está lograda
todavía. La segunda etapa se llam a la elucidación, en la que se
busca el origen de la neurosis. El terapista ayuda a la persona a
entender los recursos más tem pranos, sus sueños, y el hecho de que
la transferencia es el cum plim iento del deseo y de las fantasías de la
niñez. La persona piensa que el camino hacia la felicidad está des­
pejado, pero no lo encuentra así. La tercera etapa es la educación.
La persona aprende que no es simplemente catarsis y enten­
Los Tipos de Personalidad: Jung 49

dimiento; la planta tiene que ser cuidada si va a crecer derecha. Le


cuesta tiem po al jardinero el cuidar la mata. En el proceso educa­
tivo la persona desarrolla nuevos moldes de relación. L a cuarta
etapa es la transformación. Descubrimos que cada persona inter­
preta la felicidad de una m anera diferente. Lo que es libertad para
uno será uria cárcel p ara otro. H ay muchos que llegan a ser neuró­
ticos porque son normales; así como otros lo son porque no son
normales.
Jung notó que las enseñanzas de Freud y Adler tenían mayor
aplicación en los jóvenes quienes están luchando más con los
impulsos sexuales y con la expresión del poder p ara lograr las
metas de la vida. El vio en las personas adultas una necesidad de
establecer una nueva síntesis en la vida con un valor y sentido
aparte de la expresión del impulso sexual y la búsqueda de poder.
Notó que esta motivación viene a ejercer más poder en la segunda
mitad de la vida. En la búsqueda de esta nueva integración de la
vida hay una oportunidad p ara experimentar una satisfacción que
d ará propósito p ara el resto de la vida. A veces el comienzo de una
neurosis es la oportunidad p ara buscar esta integración, y jpor eso
no podemos verlo como algo completamente negativo.
El proceso p ara experim entar esta integración es la confesión,
según Jung. Vio que los pacientes tendían a guardar adentro las
experiencias dolorosas de su vida. Estas podrían ser un pecado que
habían cometido, una verdad que habían admitido, o un concepto
de ellos mismos que guardaban en lo más íntimo de su ser._Y junto
con esto iba el ocultamiento de la emoción correspondiente. Al
hacer una confesión completa de todo lo que la persona tiene aden­
tro, y al acom pañar esta confesión con una catarsis, o el desahogo
de las emociones correspondientes, viene la sanidad que cam biará
la vida de la persona^ La personalidad del terap euta o el ‘‘confe­
sor” es im portante para lograr éxito en ía. confesión- H asta no con­
fesar delante de otros, uno no puede ser sano. H ay un dicho de los
griegos que se aplica: “ D a lo que tienes, y después recibirás.” 9
En el proceso de la confesión el paciente puede desarrollar
una relación de confianza con el confesor con el resultado que no
quiere desligarse de él. Jung vio en esta transferencia una expresión
50 Psicología y el Ministerio Cristiano

de los sentimientos que anteriorm ente tenía el paciente hacia los


padres, generalm ente el padre del sexo opuesto al del paciente.
Pero Jung percibió tam bién evidencias de transferencia hacia el
padre de parte del hijo y hacia la m adre de parte de la hija. T a m ­
bién habían combinaciones de herm ano m ayor con herm ano
menor, y de una herm ana hacia el herm ano. Jung creyó que era
necesario explicarle al paciente lo que estaba pasando en el proceso
de transferencia. El paciente vivió emocionalmente la experiencia
de la transferencia con el terapista. Finalm ente la persona llega a
entender que está.tratando al terapista en la m anera en que tra-
taba o quería ser tratado por la persona de significativa impor-
tancia en su pasado.

El guardar secretos y retener la emoción es una falta psíquica por


la cual la naturaleza nos visitará con enfermedad .. . Parece que
hay una consciencia en el hombre que lo castiga severamente, si no
deja de defenderse y confesar que es hum ano y falible, no im porta
lo que le cuesta . . . H asta que pueda hacer esto, hay una pared
impenetrable que lo aleja del sentimiento que es hombre entre
— ^otros hombres.10

El terapeuta acom paña al paciente en este proceso de la con­


fesión. Le extiende la mano para ayudarle y facilitar la expresión
de la emoción y en pasar de una etapa de vida a otra. Cuando el
paciente está luchando con una emoción que no entiende, necesita
a otro p ara acompañarle en ese terreno no conocido. El terapeuta
tiene que conocer los arquetipos que están trabajando dentro de sí
también, y debe estar familiarizado con la sombra dentro de su
propia persona. Así con confianza él puede guiar a otros a través
de la ‘‘noche oscura del alm a” .

I J ung hizo hincapié en el hecho de que la relación es una parte


( im portante en la cura del paciente, y que las teorías y métodos
eran secundarios.
No es suficiente p ara uno saber cómo su enfermedad comenzó
y de dónde vino, porque no nos sanamos de una enfermedad
simplemente por medio del conocimiento de sus causas. Y los efec-
Los Tipos de Personalidad: Jung 51

tos de la neurosis producen hábitos malos que no desaparecen


simplemente; hay que desarrollar otros hábitos para reem plazar
los malos. Este es el proceso de la educación, cuando el paciente
deja los hábitos malos y establece los buenos.11
Algunos pacientes dejan el tratam iento cuando desaparecen
los síntomas negativos. Otros quieren seguir con el proceso hasta
establecer una nueva adaptación a la vida. U na gran cantidad de
personas vienen en la mitad de la vida para buscar orientación que
les ofrezca la nueva motivación que necesitan p ara vivir el resto de
su vida. Se sienten como si estuvieran “ enfangados” en el barro, y
no pudieran encontrar estímulo p ara seguir adelante. ¿ 1 ^ tra ­
tamiento consiste en exam inar con el paciente cuáles son las poten­
cialidades latentes dentro de la persona, descubrir quién es él real­
mente, y en actuar de acuerdo con esta información. En el contacto
éntre las dos personalidades acontecen cambios que afectan a los
dos. Es como las reacciones de dos compuestos químicos en donde
hay una transformación de las dos sustancias. El resultado es que
los dos experim entan cambios positivos en su personalidad. “ Por
medio de la confesión me echo en los brazos de la hum anidad de
nuevo, libertado al fin de la carga del exilio m oral.” 12
^JEs^interesante notar la actitud de Jung en cuanto a la religión
como un medio de cura p ara los pacientes. Dice:

P ara hacer la psicoterapia con éxito, hay que echar a un lado todas
las presuposiciones subjetivas y teóricas hasta donde sea posible.
Uno no puede tratar a un mahometano por medio de las bases del
cristianismo, ni a un parsi con la ortodoxia judía, ni a un cristiano
con la filosofía pagana del mundo antiguo, porque esto es introdu­
cir ideas foráneas y peligrosas en su mundo psíquico. Esto se hace
constantemente, y los resultados no son malos siempre, pero es un
experimento cuya legitimidad es dudosa. Creo que un tratamiento
conservador es el más indicado. Uno no debe destruir valores a
menos que hayan sido injuriosos para el paciente. El reemplazar
un punto de vista cristiano con uno que es materialista es tan malo
como el tratar de discutir con un materialista, Esta es tarea del
misionero, no del médico.13
52 Psicología y eJ M inisterio Cristiano

Esto nos ayuda a reconocer que Jung no trató de destruir la fe;


de ningún paciente. Tam poco trató de destruir la fe de adeptos a ;
otros sistemas religiosos o filosóficos. Reconoció que si él ayudaba
al paciente a vivir más tranquilam ente a pesar de su problem a y"),
todavía ser productivo, entonces había logrado éxito con el
paciente. Dijo:

La meta d e ja psicoterapia no.es transportar al paciente a un estado


de felicidad que es imposible, pero es ayudarle a adquirir_una
estabilidad y paciencia para encararse con el sufrimiento.-La-vida \
para ser completa, demanda un balance entre la felicidad y la tr is ­
teza.14

EL S IG N IF IC A D O D E LO S S U E Ñ O S
Como en los casos de Freud y Adler, Jung tam bién vio
im portancia en los sueños de los pacientes como una expresión del
inconsciente colectivo. Especialmente en los sueños podemos ver
evidencias de los arquetipos colectivos de la cultura de la persona y
los vestigios del pasado remoto en la historia. Jung insistía en que
el sueño es una parte de nosotros, y que podemos aprender de los
sueños. Vio en los sueños una expresión de la vida psíquica,
aunque expresada en símbolos y cuadros incomprensibles. El pri­
mer paso p ara comprenderlos es establecer el contexto de donde
viene. Uno tiene que esforzarse para descubrir las varias imágenes
que operan en un sueño. Por ejemplo, uno puede soñar con la
madre. La m adre p ara una persona puede significar am or, cui­
dado, atención y protección; pero para otra persona la mism a
palabra puede significar poder, hostilidad, regaño, enojo y frustra­
ción. U na serie de los mismos sueños tiene más significado que uno
solo para Jung, ya que uno podría entender m ejor el funcio­
namiento del inconsciente y corregir las interpretaciones equivoca­
das por medio de sueños sucesivos.
Tam bién Jung demostró que los sueños tienen un significado
objetivo y otro subjetivo. El significado objetivo del sueño se
relaciona con lo que está pasando en el medio am biente del
paciente. Se analiza la relación de las personas en el sueño y su
Los Tipos de Personalidad; Jung 53

influencia en sus vidas. El aspecto subjetivo m ira las características


de la personalidad del paciente que se reflejan en las personas o las
figuras del sueño. Por ejemplo, una m ujer sueña con su padre. El
aspecto objetivo sería ver qué responsabilidad está encarando la
mujer con su padre. El aspecto subjetivo sería investigar la
masculinidad que está adentro de la m ujer, y que se personifica en
su sueño del padre. Por regla general Jung utilizaba el aspecto
objetivo al principio de la terapia y el aspecto subjetivo en la parte
final del análisis cuando la persona ya entendía algo de su funcio­
namiento y de sus problemas.
Jung vio en los sueños de los pacientes un cuadro de la condi­
ción interna del paciente y de la cual no era consciente. A veces el
prim er sueño que cuenta el paciente, dió un resumen de su
problem a y a la vez una clave p a ra la solución de sus problemas.
Jung no im ponía una interpretación sobre el paciente. Pensaba
que era más im portante que el paciente entendiera e interpretara
su propio sueño a que lo hiciera el terapeuta. El anim aba al
paciente a colaborar con él en buscar el significado del sueño. A ni­
m aba a los pacientes a hacer u n a descripción escrita de los sueños y
hasta pintar cuadros de lo que soñaban. Esto form aba parte de la
terapia y las personas con el tiempo llegaban a entender su signifi­
cado.

CONCLUSION
La “ individuación” es la experiencia, no m uy diferente del
nuevo nacimiento, en que la persona encuentra el camino correcto.
No es el fin del peregrinaje, justam ente como el nuevo nacim iento
es apenas el comienzo en el camino correcto y no el fin del camino.
El hom bre continúa en su vida durante el resto del peregrinaje des­
cubriendo m aneras de vivir con más felicidad y arm onía.
Com o hemos dicho antes, hay m ucho en las enseñanzas de
Jung que arm onizan con las enseñanzas básicas del cristianismo.
Ju n g insistía en que el hom bre se enferm a en parte porque no tiene
una filosofía de vida que se centralice en una orientación espiritual.
54 Psicología y el M inisterio Cristiano

Y además dijo que no había visto u n a curación a menos que la


persona no hubiera llegado a adquirir una orientación espiritual
en la vida.

NOTAS PARA CAPITULO 3

1 Cari G. Jung, The Practice o f Psychotherapy (New York: T h e Bollingen Series


XX, Pantheon Books, 1954), XVI, p. 19.
2 Ibid., p. 34.
3 Ib id , p. 20.
4 Cari G. Jung, Psycbological Types (New York: T h e Bollingen Series XX,
Paniheon Books, 1954), VI, p. 3.
5 Ibid., p. 6.
6 Ibid., pp. 12-17.
7 Ibid., p. 53 3.
8 Cari G. Jung, The Practice o f Psychotherapy, pp. 68-71.
9 Ibid., p. 59.
10 Ibid., p. 58.
11 Ibid., p. 68.
12 Ib id ., p. 59.
13 Ibid., p. 117.
14 I b i d , p. 81.

J
C A P IT U L O 4
\

EL SIGNIFICADO DEL “YO”


\ E R IKSO N /
\
/
V ,
U na variación de las ideas de Freud ha sido dada por Eric
Erikson, psicoanalista americano contemporáneo, que ha sido pro­
fesor en la Universidad de H arvard. El m uestra cómo se aplican
las enseñanzas básicas de Freud en las varias culturas. Estudió
detenidamente algunas de las tribus de indios en varias partes de
los Estados Unidos, y concluyó afirm ando las ideas básicas de
Freud, pero con u n a aplicación cultural diferente.
Erikson comienza su libro, Infancia y Sociedad, con ilus­
traciones de casos clínicos que parecen confirmar algo de las
enseñanzas de Freud en cuanto a las etapas en el desarrollo psico-
sexual de los niños. Describe la etapa oral, anal, edipo, latente,
homosexual, y heterosexual, y da ilustraciones clínicas en am pli­
tud. Se refiere a pacientes que habían retenido la m ateria fecal
como una manifestación de su rebeldía en contra de uno o de
los dos padres. T am bién ilustra el efecto del interés en los genitales,
que norm alm ente manifestan los niños de los tres años en adelante.
Las investigaciones de Erikson y sus conclusiones parecen concor­
dar con ideas básicas de Freud especialmente con referencia a la
sexualidad infantil.
Erikson vio que cuando los niños reciben bloques p ara edifi­
car en una forma espontanea, las niñas tienden a hacer cons­
trucciones que tienen canales, huecos, o aperturas en ellas, mien-

55
56 Psicología y el Ministerio Cristiano

tras los niños tienden a edificar, construir y erigir edificios, cohetes,


etcétera. En esto él vio una concordancia entre el sexo y la sexuali­
dad de los niños. Erikson vio una arm onía entre el desarrollo psi-
cosexual y psicosocial de las personas. Después elaboró sus teorías
las que ilustran el impacto de la cultura sobre estos aspectos de la
vida.

E L YO C O M O EL E JE C U T IV O
Erikson aceptó el papel del Ello, y del S u p er Yo, de acuerdo
con las enseñanzas básicas de Freud. Pero dio más im portancia al
papel del Yo, que está en medio del Ello y el S u p er Yo. “ Equili­
brando y evitando perm anentem ente las formas extremas de los
otros dos, el Yo se m antiene atento a la realidad del día histórico,
verifica las percepciones, selecciona los recuerdos, gobierna la
acción e integra de otras m aneras las capacidades de orientación y
planeam iento del individuo.” 1 Aquí Erikson recalca la im por­
tancia del Yo. Es como un ejecutivo que tiene la responsabilidad de
m antener funcionando bien todos los departam entos de una
empresa. El tiene la autoridad final en tom ar las decisiones más
importantes. Es e] centro de operaciones que controla que todo el
resto de la personalidad esté funcionando de acuerdo a un plan de
acción.^
El Yo, o el ejecutivo de la personalidad, es como el encargado
de la torre de control en un gran aeropuerto. Tiene que calcular
precisamente el tiem po de la llegada y la salida de los aviones, y
m andar los mensajes de acuerdo con la distancia y la circunstancia
de cada avión y el equipo que está en tierra. El Yo se encarga del
manejo de los “ mecanismos de defensa” , y decide cuál de los meca­
nismos es el más indicado p a ra cierta circunstancia, sea la de pos­
tergar una satisfacción, buscar sustitutos de una satisfacción, y
hacer las transacciones necesarias p ara m antener cierta arm onía
entre el Ello y el Super Yo.

ETA PAS D EL D ESA R RO LLO


Erikson hizo una contribución distintiva al campo de la
El Significado del Yo: Erikson 57

psicología cuando presentó sus siete etapas en el desarrollo del


hombre, con cualidades básicas que facilitan el desarrollo del Yo en
forma sana. M enciona las cualidades del Yo que emergen en cada
etapa si el organismo tiene experiencias normales.
1. Confianza básica versus desconfianza básica — Esto acon­
tece durante el prim er año de vida. H ay tres evidencias de que el
niño recién nacido está desarrollando la confianza social. Son: la
ausencia de dificultades en su alimentación, su capacidad de dor­
m ir tranquilam ente, y el funcionamiento norm al de sus intestinos.
Si hay motivos por los cuales el niño no está desarrollando esta'
confianza, es m uy posible que se manifiesta en síntomas relaciona­
dos con estos tres fenómenos. El desarrollo de la confianza es algo
que ocurre dentro del niño en su relación con el m undo y tam bién
algo que el niño experim enta de otros en su medio ambiente. La
prueba más grande de esta confianza viene cuando le están
saliendo los dientes al niño. Por la incomodidad interna que siente
en las encías busca algo p ara m order. Cuando todavía está
m am ando el pecho de la m adre puede querer m orderla. Si la
m adre comunica su tem or de que el niño le va a morder, el niño
capta esto y reconoce la desconfianza, la cual a su vez crea des­
confianza y tem or en él. “ Las m adres crean en sus hijos un sen­
timiento de confianza mediante ese tipo de manejo que en su cuali­
dad combina el cuidado sensible de las necesidades individuales del
niño y un firme sentido de confiabilidad personal dentro del marco
seguro del estilo de vida de su cultura.’’2 ........
Si el niño no experimenta esta confianza que le perm ita desa­
rrollar la mism a cualidad en los demás, allí están sembradas las
semillas patológicas, que posiblemente en el futuro darán su fruto
en una psicosis. Erikson ve en la religión la institución de la hum a­
nidad que el hom bre h a desarrollado p ara fomentar la confianza
que está emergiendo en el recién nacido. Dios es el Proveedor y el
hom bre puede tener confianza en él. Erikson ve en la religión de
algunos el enemigo de esta confianza, cuando hay demasiado énfa­
sis sobre la condenación por el Ser-Suprem o del hom bre por su
m aldad.3
58 Psicología y el M inisterio Cristiano

2. A utonom ía versus vergüenza y duda.— Con el desarrollo


de los músculos el niño aprende del poder de dos grandes funcio-
nes. el aferrar y el soltar. Puede actuar en form a hostil o bonda­
dosa con estas capacidades. El aferrar puede manifestarse en una
form a destructiva y cruel y puede convertirse en un patrón de vida
q Ue §e caracteriza por retener y conservar. El soltar puede conver­
tirse en liberación de las fuerzas hostiles o en u n a actitud de
dejar vivir. El aferrar puede manifestarse en una m anera de
contf°^ar el medio am biente y la persona desarrolla u n a compul­
sión de gobernar según la letra y no según el espíritu.
Si los padres avergüenzan al niño en la etapa anal por su
esfuefzo de enseñarle a controlar sus esfínteres, el resultado será
m u y dañino para el niño. Por eso no debemos de hum illarlos por
sus características especiales o por sus acciones. La provocación
excesiva de vergüenza lleva al niño a esconderse y hacer las cosas
bajo circunstancias en que no será visto. En esta época Erikson ve
las evidencias del complejo de castración como consecuencia de la
fantasia del incesto, y el proceso por el cual el niño deja el apego a
sus padres y comienza el proceso de m aduración, que lo h ará a su
vez progenitor y defensor de la tradición.
En esta etapa el niño^aprende.a regularse y a desarrollar un
sentido,de responsabilidad jn o ral y u n a participación en las insti­
t u c i o n e s básicas que formarári^parte de su vida adulta en el futuro.
X e n d r á juguetes y las reglas que determ inarán el modo de usarlos.
AÍ^comprender y aceptar estas reglas, está aprendiendo a aceptar
su papel en la sociedad. ~
Cuando los niños desarrollan u n a consciencia exagerada en
esta época, pueden producirse posteriorm ente casos de negación
histérica, de parálisis de algún órgano, de inhibición, de im po­
tencia 0 una cantidad de otras dificultades.
3. Iniciativa versus culpa.— En la tercera etapa del desarrollo
del fliñ° hay un interés intenso de conquistar p a ra el propio bene­
ficio. En el niño esto se manifiesta en los artículos que escoge .con"
q U e jugar, que siempre tienen relación con pistolas, espadas, palos,
u Otros artículos que tienen símbolos fálicos. En la niña se
El Significado del Yo: Erikson 59

manifiesta en formas de “ a tra p ar” o con agresividad o en forma


más sutil de despertar interés por medio de hacerse atractiva y des­
pertar afecto.
El r e s ^ t a ^ del ejercicio de las actividades agresivas es la
culpad Puesto que sus fantasías lo llevan más allá de su capacidad'
de ejecutar en la realidad, el niño se siente culpable y se pone
ansioso ante los padres. Erikson vio el “complejo de castración”
en el niño que en las fantasías erotizadas lo han llevado a una rela­
ción con la m am á que es únicam ente para el padre. Pero con el
tiempo el niño comienza a dejar atrás su apego exclusivo a los
padres e inicia el proceso del desarrollo que culm inará en llegar a
ser progenitor y un portador de la tradición. El niño aprende a
desarrollar un sentido de responsabilidad m oral hacia las insti­
tuciones de la sociedad. Encuentra satisfacción en funcionar como
persona responsable, en m anejar ciertas herram ientas y arm as, y
en aceptar la responsabilidad de vigilar a las personas de menos
edad.
Erikson nota que las personas que experim entan conflicto
residual relativo a la iniciativa tienden a tener enfermedades de
índole histérica y psicosomática. Son personas divididas y confun­
didas para tom ar decisiones. C uando tom an las decisiones piensan
que seguramente eran malas y por eso van a traer consecuencias
negativas.
4. Industria versus i n f e r i o r i d a d D urante el período latente
el niño sublima la necesidad de conquistar a las personas o de ser
papá o m am á en form a apresurada, y comienza a obtener recono­
cimiento por medio de la producción de cosas. Ya ha aprendido a
cam inar, a correr, y l ia llegado a controlar los músculos de la eli­
minación. Se adapta al m undo y decide comenzar a usar las
herram ientas p a ra moldear este m undo según su deseo. Se da
cuenta que para hacerlo necesita prepararse. Ejerce la industria
cuando acepta un proyecto y lo completa. “ Com pletar una situa­
ción productiva constituye una finalidad que gradualm ente
reem plaza a los caprichos y los deseos del juego.”4 Los niños reci­
ben instrucción en forma sistematizada y tam bién en forma
60 Psicología y el M inisterio Cristiano

indirecta. Aprenden a m anejar las herram ientas, las arm as, y los ;
utensilios de las personas grandes. El niño aprende a leer y a escri- -
bir, y desarrolla los medios de ganarse la vida en carreras especiali- i
zadas.
El peligro para el niño en esta época es el sentido de ina- |
decuáción o de inferioridad. Si pierde confianza en sus herram ien- í
tas o en sus capacidades, puede traum atizarse y renunciar a este |
aspecto del m undo y a las herram ientas que ha aprendido a f
utilizar. Si se frustra el desarrollo de la industriosidad del niño en: |
esta época, se desbarata su m undo y puede regresar a las etapas f
anteriores. Como consecuencia el niño acum ulará rabia que lu e g £ j
brotará en impulsos violentos. Estos impulsos podían estar inacti- >
vos por un tiempo, pero luego surgirán en form a de torm enta en la 'jp
pubertad. ^
El desarrollo de la industriosidad conlleva otro fenómeno: la
necesidad de hacer cosas junto con los demás. Esto crea una sociali^ §
zación en que el niño aprende a colaborar con los demás en la cul- ■
tura. Este es un tiempo crítico p ara el niño si se le enseña que ■
debido al color de su piel o a otra característica es diferente a los
demás. Es m uy sensible en cuanto a su familia, su nom bre, la ropa
que lleva, y todo lo demás. Si estas cosas son de más valor que su
deseo d^ aprender, entonces el niño queda traum atizado.
Algo que se debe evitar en esta época es hacer un énfasis
exclusivo sobre el trabajo. “ Si acepta el trabajo como su única obli­
gación, y ‘lo eficaz’ como el único criterio de valor, puede conver-
tirse en el conformista y el esclavo irreflexivo de su tecnología y de
quienes se encuentran en situación de explotarla.”5
5. Identidad versus confusión del papel.— Con la llegada a la
pubertad la infancia term ina. Ya el niño h a b rá establecido una ..
buena relación inicial con el m undo, habrá aprendido algo acerca
de las herram ientas básicas y su modo de utilizarlas. Pero la |
adolescencia es una revolución fisiológica en que el joven_jexperi-
mérita incontables impulsos contradictorios. Tiene que volver a
revivir algunas de las lecciones que ya había aprendido en las eta­
pas anteriores. Busca la integración de todas sus experiencias <
El Significado del Yo: Erikson 61

anteriores con los conflictos internos que resultan de la m adurez


genital. Es; la época.cuando la identidad del Yo se establece. Es el
resultado de las fuerzas del Ello que discuten con el S u p er Yo y con
el mundo externo, que le están dictando sugerencias a través de las
costumbres sociales de su cultura.
El peligro de estajstapa es la confusión del papel del Yo. Si en
las etapas anteriores ha habido frustración, se complica la identi­
dad del Yo ahora. Por ejemplo, si h a habido una serie de proble­
mas p a ra im pedir u n a identidad sexuár sána_eh ér niño, esta difi­
cultad se dejará sentir en la form a más m arcada en esta época.
Puede manifestarse en anorm alidades que se practican en forma
abierta; las cuales pueden crear problemas p ara él mismo y para la
sociedad. N orm alm ente deben surgir “enam oram ientos” , que con­
sisten no tanto en actividad sexual como un intento por llegar a
una definición de la propia identidad proyectando la propia im a­
gen yoica en otra persona y examinando el reflejo para alcanzar
cierta tranquilidad. Las oportunidades para tener conversaciones
largas con personas del sexo opuesto le ayudarán a afirm ar su
propia identidad durante esta época.
U na tendencia en los adolescentes es la de form ar grupos
cerrados y excluir a los demás que no form an parte de este grupo.
La segregación se ve especialmente con respecto a personas que son
de otro color, o nacionalidad, o a las personas que no usan cierta
clase de ropa y no se cortan el cabello de cierta m anera. El querer
conformarse ilustra la presión p ara la identificación, y la exclusión
trae sufrimiento porque uno no está identificado con sus com­
pañeros. Ellos aceptan las condiciones para poder participar en el
grupo sin quejarse. “La facilidad con que se aceptan tales pruebas
explica, asimismo, la atracción que las doctrinas totalitarias
simples y crueles ejercen sobre la m ente de los jóvenes en los países
y las clases que han perdido o están perdiendo sus identidades de
grupos (feudal, agraria, tribal, nacional) y enfrentan la industriali­
zación mundial, la emancipación y la comunicación más am plia.”6
Esta es la época de la ideología, cuando los jóvenes aceptan
ciertas norm as como metas, y se dan cuenta que los mejores hom ­
62 Psicología y el M inisterio Cristiano

bres llegan a los puestos más altos. Aceptan la competencia como


algo normal, y se entregan a las causas que son im portantes para
ellos. En algunos países esta energía se expande más en actividades
deportivas y en las elecciones y cam pañas políticas entre el cuerpo
estudiantil, pero en otras naciones se expresa en huelgas, desfiles, e
interés en la política del gobierno, ya sea interna o internacional.
6 Intim idad venus aislamiento — Cuando en la adolescencia
la persona ha hecho una identidad norm al, ya está lista para el
próxim o paso —la intimidad. La intimidad es la capacidad de
entregarse a afiliaciones y asociaciones concretas y de desarrollar la
fuerza ética necesaria para cumplir con tales compromisos, aun
cuando éstos pueden exigir sacrificios significativos. La intimidad
exige un control sobre el cuerpo y el Yo de tal m añera que h a y u n a
disposición p ara perder terreno para el Yo en vez de entregarse a
circunstancias que requieren el abandono del compañero en inti­
midad. El vivir diario a veces requiere la renuncia a deseos per­
sonales que traen satisfacción al Yo, exige la defensa de otros en el
momento de la amenaza de su seguridad, y requiere el renunciar
al egoísmo en las uniones sexuales para asegurar el orgasmo de la
persona con quien se experimenta la intimidad.
Si uno no logra la . intimidad, resulta el distanciamiento.
CuanHo una persona se aisla, tiene que defender su propia posición
y destruye toda cosa y persona que am enaza su seguridad. La p er­
sona está contenta de vivir en una torre de marfil que uno mismo
ha edificado, pero evita las relaciones que pueden llegar a am ena­
zar su seguridad.
En esta época se perm ite la expresión plena de la sexualidad
en la forma genital. Dicen que un día alguien le preguntó a Freud
qué debía una persona norm al hacer para vivir bien. Freud dio
una respuesta sencilla-ám ar y trabajar. Con am ar Freud indicaba
el am or genital; con trabajar él quería decir una productividad
general en el trabajo. “ La genitalidad consiste en la capacidad
plena para desarrollar una potencia orgástica . . . que se exprese en
la m utualidad heterosexual, con plena sensibilidad tanto del pene
El Significado del Yo: Erikson 6?

como de la vagina, y con una descarga de tipo convulsiva de la ten­


sión en todo el cuerpo.”7
P ara contrarrestar las opiniones de algunos y las conclusiones
falsas a que algunos han llegado al pensar que los psicoanalistas
promueven actividad sexual sin el freno del Super Yo, Erikson
hizo la siguiente esquem a de lo que había de incluir la genitalidad
con dignificación social perdurable:
f 1 . m utualidad del orgasmo;
^ 2 . con un compañero amado;
i 3. del otro sexo;
4. con quien uno puede y quiere com partir una confianza
m utua;
5. y con el que uno puede y quiere regular los ciclos de
a) el trabajo;
b) la procreación;
c) la recreación;
6. a fin de asegurar tam bién a la descendencia todas las eta-
x pas de un desarrollo satisfactorio.8
7. Generatividad versus e s ta n c a m i e n to Cuándo se establece
la intimidad en el m atrimonio, viene la etapa productiva, creativa,
o generativa. Cada persona quiere tener la oportunidad de guiar a
otros sobre el mismo terreno que ha pasado anteriormente. El
hom bre m aduro necesita sentirse necesitado. La “generatividad”
es el proceso de establecer y guiar a la nueva generación. P ara
desarrollarse en form a normal en el sentido psicosexualy psico-
social, uno necesita experimentar la “ generatividad” . Si no viene
este enriquecimiento, resulta un sentido general de estancamiento
y empobrecimiento personal.
H ay personas que pueden m anifestar obsesiones de tener una
pseudoinúmidad. H ay instituciones que protegen y refuerzan la
“generatividad” . Y ciertamente se codifica en el sistema ético que
la generación sucesiva ha de seguir. El hom bre feliz es el que ha
podido producir algo positivo con su vida; que ha contribuido algo
de valor p a ra la siguiente generación.
8. Integridad del Yo versus desesperación.— La m adurez es la
64 Psicología y el M inisterio Cristiano

m eta de la vida. Cuando uno llega a la m adurez con integridad, se


siente feliz. La vida es el proceso de cuidar a las personas y las
cosas, adaptarse a los triunfos y las desilusiones, y generar perso­
nas, productos, e ideas. La integridad se caracteriza por la seguri­
dad acum ulada del Yo como consecuencia de los años de ejercer su
responsabilidad dentro del organismo y en relación con el mundo
exterior. Debe reconocer la relatividad de los diversos estilos de
vida pero está listo a defender la dignidad de su propio estilo de
vida contra la amenaza.
El tem or a la muerte es la consecuencia de no haber experi­
mentado esta integridad de vida. La persona se desespera porque
no está contenta con lo que ha logrado y sabe que ya es tarde para
comenzar de nuevo o p ara alcanzar caminos alternativos a la inte­
gridad.
Cuando uno llega a ser un adulto m aduro, debe haber
adquirido las fuerzas del Yo en form a suficiente durante cada una
de las etapas mencionadas, de tal m anera que pueda sentirse satis­
fecho con sí mismo y con su contribución al mundo. “A fin de acer­
carse a la integridad o de experim entarla, el individuo debe apren­
der a seguir a los portadores de imágenes en la religión y en la
política, en el orden económico y en la tecnología, en la vida aris­
tocrática y en las artes y las ciencias.”9
Erikson term ina su discusión de las etapas de la vida y las
cualidades que se deben desarrollar en cada etapa uniendo la
prim era, la^coníianza, con la últim a, la integridad. “ Y parece
posible parafrasear aún más la relación entre la integridad adulta
y la confianza infantil diciendo que los niños sanos no tem erán a ja
vida si sus mayores tienen la integridad necesaria como para no
tem er a la m uerte.”10
Erikson da una palabra de prevención cuando dice que no
debemos de suponer que por el hecho de haber adquirido la
confianza en la prim era etapa, y las demás cualidades en los pasos
sucesivos, quiere decir que una vez y p ara siempre la persona va a
seguir teniendo estas cualidades. Es posible adquirir confianza y
después en las etapas sucesivas encontrarse en un estado de
El Significado del Y o: Erikson 65

carencia de la misma. A la vez es posible por un tiempo adquirir


las cualidades correspondientes a cada etapa, y. posteriormente
encontrar que uno ha perdido una parte del terreno anteriorm ente
adquirido.
Erikson desarrolló su sistema un paso más a fin de mencionar
la actividad principal y las virtudes básicas que form an parte de

g V v,-:. - ,, ■„ "

Estas son: 1. Confianza: Impulso y esperanza \


2. A utonom ía: autocontrol y fuerza de voluntad. ^
3. Iniciativa: dirección y propósito, h '
4. Industria.- método y capacidad.
5. Identidad: devoción y fidelidad. \
ó. Intim idad: afiliación y am or. ? 1
7. Generatividad: producción y cuidado,
8. Integridad: renunciam iento y sabiduría.11

La im portancia de Erikson radica en que hace énfasis en el


desarrollo del Yo como un proceso que continúa durante toda la
vida. De esta m anera uno se siente responsable de sus actos,
orgulloso de sus logros, y responsable de sus fracasos. No es cues­
tión de echarle la culpa al inconsciente o al medio ambiente.
Establecemos una identidad personal cuando nos encaramos con
las incertidumbres y la autocrítica. Llegamos a percibir nuestro Yo
en relación con otras personas. Los padres, los maestros, y otras
personas nos ayudan a form ar el Yo como la persona que debe ser
y en decidir qué debe o no debe de hacer. Las experiencias que
traen dolor o felicidad nos enseñan lo qué es deseable y lo qué no es
deseable en la vida. Esto nos da cierta confianza al encararnos con
el futuro.

CONCLUSION
El valor de las enseñanzas de Erikson radica en su tesis de que
el Yo del hom bre está consciente en form a continua. Le hace al
hom bre responsable por sus actos, le inspira a tener orgullo sano
66 Psicología y el M inisterio Cristiano

en lo que logra, y le ayuda a asum ir responsabilidad por sus fraca­


sos. El hombre establece su propia identidad en relación a sus
padres, maestros, y otras personas de autoridad en su vida. Las
experiencias de la vida traen, ya sea recompensa o castigo, y esto
ños ayuda a establecer la diferencia entre lo deseable y Jo
indeseable en la vida.
¿Qué compatibilidad hay entre el evangelio de Jesucrito y las
enseñanzas de Erikson ? Creo que el evangelio afirm a el valor que
hay en el hombre, junto con sus dones y su capacidad de relacio­
narse con otros. Cuando el hom bre llega a ser todo lo que Dios
quiere que sea, tendrá un sentido de satisfacción y cumplimiento
en la vida. Estas metas son muy parecidas a las que tiene Erikson
para el hombre. El Evangelio tal vez es más efectivo en alcanzar
esta meta.

NOTAS PARA CAPITULO 4

1 Eric Erikson, Infancia y Sociedad. T rad. por Emilio Rodríguez, (Buenos aires:
Ediciones Hormé, 1966), pp. 174, 175
2 Ibid., p 224.
3 Ibid., p 225.
4 Ib id , p. 23 3.
5 Ibid., p. 2 34.
6 Ibid., p. 236.
7 I b id , p. 238.
8 Ibid., p. 239.
9 Ibid., p 242.
10 Ibid., p. 243.
11 Ibid., p. 247.
C A P IT U L O 5

CONDUCTISMO
W A T S O N Y SKINNER

M ientras el psicoanálisis estaba desarrollándose en Europa


otro movimiento surgía en N orteam érica que llegó a tener üñ
impacto parecido al del movimiento psicoanalítico y que constan­
temente ha presentado un punto de vista contrario al de los que
enfatizaban tanto el poder del inconsciente. Es el m ovim iento 11a-
mado ^ o n d u rtism o ’’, vji^énfasis radica en el papel del condicio-
namiento como factor im portante en el com portam iento .humano*
El fundador de este movimiento fue Juan B. W atson, profe­
sor en la Universidad de Chicago. E n los Estados Unidos había rei-
nado el “estructuralismo” por un tiempo, debido a la influencia de
Tichener, un estudiante de W undt. Esta escuela enseñaba que la
consciencia era de sum a im portancia. Utilizaba los método.s de
observancia y experimentación, y m edía los resultados en cada
caso. T enía que depender de la introspección en.la. que el paciente
trataba de descubrir la razón de sus pensamientos y actos. Poco a
poco el estructuralism o dio lugar al funcionalismo, que Hacía énfa­
sis en las funciones del hom bre y no en la introspección. Uno de los
líderes del funcionalismo fue Juan Dewey. E ste hacía énfasis en el
hecho de que el organismo se adapta al medio p ara poder funcio­
nar con eficacia. W atson se desilusionó con el “ estructuralism o” y
el “funcionalismo”, porque trataban de estudiar la consciencia en
form a científica, pero el investigador tenía que depender en el
68 Psicología y el M inisterio Cristiano

relato subjetivo de los individuos formados en la técnica _de_la


introspección. Hicieron énfasis en que la conducta era el único
asunto que el psicólogo puede estudiar de m anera rigurosa, obje­
tiva, y experim ental.1 En esta form a W atson logró trasladar el
énfasis de la consciencia a la conducta. Desechó la teoría de que el
com portam iento es el resultado de los instintos y despertó mucho
entusiasmo hacia la idea que la conducta es algo aprendido como
resultado de experiencias repetidas. Por eso, el medio am biente es,
de im portancia prim ordial. W atson dijo que si se le daba la opor­
tunidad de criar a los niños tal como él lo deseaba, podría h acer de
ellos la clase de adultos que se le diera la g a n a.2

E L P A P E L D E L C O N D IC IO N A M IE N T O
Las teorías de W atson concordaban con los resultados de los
experimentos de un fisiólogo ruso, Ivan P. Pavlov, que había
ganado el Prem io Nobel por sus estudios acerca de ía fisiología de
la digestión.3 Experim entando con perros, Pavlov descubrió que
ciertos sonidos estim ulaban la saliva de los perros. C uando escu-
chaban las pisadas de su dueño, sabían que venía con la comida._
M ás tarde Pavlov hizo sonar un diapasón al dar alimentos a los
perros. Con el tiem po al oir el sonido del diapasón, los perros
comenzaban a salivar. Este proceso les llevó al uso del térm ino
“reflejcr psíquico” para notar el efecto del estímulo producido no
p o r la presencia de la carne sino del sonido relacionado con la ali­
m entación. El método llegó a ser llam ado el “ reflejo condicio­
n a do” porque el reflejo fue producido por las condiciones artifi­
ciales. Ésto dio ím petu a los que estaban estudiando el proceso de
aprendizaje y de la naturaleza del aprendizaje. Hoy^ejojdíalQSXon-
ductistas insisten en la experimentación rigurosa-y objetiva^ para
establecer la veracidad de sus teorías. Este método dejaba a un lado
el énfasis sobre la sensación, que brota de los instintos, y crea
impulsos que se basan en los sentimientos.4 W atson rechazó los
factores de satisfacción y dolor como determinantes del compor­
tamiento, diciendo que había que tom ar en cuenta la frecuenciajk__
las recomperTsasTy éllap so de tiempo entre o el placer o el dolor
com o'recom pensa del comportam iento.
Conductismo: W atson y Skinner 69

Estas ideas rápidam ente tuvieron su aplicación en la


búsqueda de las causas de las enfermedades mentales en las con­
diciones del pasado que crearon una reacción autom ática en el
p aciente. J>e desarrolló la idea q ue el niño crece en un m undo de
castigos y recompensas por su comportamiento. El puede recibir,
ya sea castigo o recompensa, por cualquier clase de com por­
tamiento. Lo que recibe creará un sentido de valor o de p.cna que
viene por medio de este comportam iento.
En sus experimentos con los recién nacidos, W atson adelantó
las bases p ara aceptar estas teorías. Notó que un niño de un año no
tiene tem or de la piel vellosa de los animales. Pero probó haciendo
ruidos fuertes en el instante en que el niño tocaba el anim al. H abía
descubierto que los niños tienen tem or a los sonidos fuertes, al
caerse, y a los animales por medio de la aplicación de las
experiencias dolorosas cuando el niño tocaba el anim al. Esto dio la
conclusión que no solamente los hábitos de movilización pueden
ser condicionados, sino que tam bién las tendencias emocionales.
Posteriorm ente elaboró la relación entre el oír, el sentir, y el
ha.blar. Por medio del condicionamiento se pueden lograr efectos
sobre el com portam iento de u n a persona con el uso del lenguaje y
de otras formas no yerbales de comunicación, tales como gestos de
las manos, los pies, el cuello, y los ojos.

LA ASOCIACION MENTAL
Adem ás de la im portancia del concepto de condicionamiento
p ara el com portam iento hum ano, surgió el papel de la asociación
para ayudar en el proceso de aprender y determ inar el com por­
tamiento. La im portancia de la asociación en el proceso de apren­
der se nota en el hecho que G uthrie sostiene que ésta es la única
teoría de aprendizaje que se ha propuesto.5 Las leyes tra ­
dicionales de la asociación, que incluían la relación de un hecho a
otros, basada en la frecuencia y el lapso de tiempo entre relaciones,
la intensidad del estímulo, y los efectos de los castigos y las recom­
pensas sobre la persona, todavía están en vigencia y tienen aplica­
ción en el día de hoy.
70 Psicología y el M inisterio Cristiano

La aplicación del conductismo se ve en una explicación del


prcicesft.xle condicionamiento que comienza muy tem prano eji-la
infancia. La belicosidad, la autoafirm ación, la curiosidad, y otras
actividades semejantes —todas las que com únm ente llamamos
instintos— son, en buena medida, integraciones complejas de
reacciones que, m ediante el condicionamiento, se han ido entre­
tejiendo y ligando a ciertos estímulos.6 Así el conductismo enseña
que los instintos no se heredan, más bien son aprendidos como con­
secuencia del condicionamiento de los padres y el ambiente social.
El conductismo insiste tam bién en que las emociones son-
reacciones aprendidas. Por medio de las aplicaciones de los
estímulos apropiados se pueden producir las tres emociones bási-
: a s ¡ d miedo, la ira, y el am or. De la mism a form a en que se
idquieren las habilidades motoras —escribir a m áquina, patinar,
:ocar el violín— una persona adquiere sus complejas respuestas
emocionales, sus preferencias y sus aversiones, sus miedos indefini­
tos y sus simpatías que no se explican racionalmente. JLa per-^
tonalidad es el conjunto de reacciones a los estímulos. “ Conocer
ina personalidad no es otra cosa que poseer una información
específica desús hábitos de trabajo, educación, actitudes, hazañas,
endencias em ocionales dom inantes, ad a p ta b ilid ad social,
ecreaciones y deportes favoritos, vida sexual, reacciones a la s nor-
nas convencionales, peculiaridades específicas y compensaciones
>or adaptaciones insatisfactorias.” 7 La personalidad cam bia a
pedida que se descartan viejas reacciones y se adquieren otras nue­
ras. P ara determ inar la conducta de uno, todo lo que el conductista
íecesita es un lim itado repertorio de respuestas innatas, el proceso
le condicionamiento y los estímulos proporcionados por el cuerpo
r el ambiente, tanto físico como social. Puede abarcar el pen-
amiento y la emoción hum ana tanto como los movimientos cor-
lorales definidos, y term ina con la presentación de un ser hum ano
ompleto, “ una m áquina orgánica m ontada y lista p ara funcio-
lar >’.R
El com portam iento se complica por el sistema nervioso, y
specialmente por los efectos de las glándulas sobre el sistema mus-
Conductismo: W atson y Skinner 71

cular. El conductista no ve en el sistema nervioso la estructura


dom inante en el cuerpo hum ano; cree que se debe estudiar junto
con el resto del cuerpo —los músculos lisos y los estriados, las
visceras y las glándulas, los órganos receptores y los conectivos, la
carne, la sangre y los huesos.

HERENCIA O MEDIO AMBIENTE


El debate todavía continúa sobre la im portancia relativa de la
herencia y el medio ambiente para el ser hum ano. W atson, en su
obra, Behaviorism, se declaró firmemente en favor de una psi­
cología sin instintos. Siempre había criticado el concepto de que el
com portam iento hum ano brota de ciertos instintos que ejercen una
influencia sobre el hombre. Además, para el que se interesa en la
predicción y regulación de la conducta, una psicología sin instintos
tiene ventajas precisas. Cuanto menos sea “dado” en form a innata,
m ayor posibilidad habrá en com prender el organismo y mejorarlo.
Se puede comprender m ediante el estudio de las reacciones
complejas según su organización o desintegración gradual. Se
puede mejorar, agregar, elim inar y combinar reacciones, y así con­
vertir al organismo en una m áquina más perfecta.
El conductismo hace énfasis en la im portancia de la infancia.
En los prim eros años, ciertamente antes de los seis, la persona se
forma o se frustra. “Es durante esos años cuando aprende a hacer
frente al mundo con tem or o confianza, con hostilidad o con amis­
tad; a sucumbir a las dificultades o a vencerlas; a esperar el triunfo
o el fracaso; esos años constituyen, en suma, el período durante el
cual adquiere actitudes y hábitos, casi por completo viscerales y no
verbalizados, que siempre constituirán el núcleo de su personalidad
y que encierran los fundamentos de la poderosa parte ‘no verbali-
zada’ de su ser.”9

EL CONDUCTISMO Y LA RELIGION
T al vez la parte más controversial de los conductistas tiene
que ver con su negación de la consciencia. Puesto que insiste en el
uso de métodos objetivos en sus investigaciones, deja a un lado la
introspección y la im portancia del espíritu o el alma. Si todo el
72 Psicología y el M inisterio Cristiano

comportamiento es el resultado del condicionamiento, entonces el


hombre llega a ser un títere y no tiene la libertad ni el alm a que
son características de su naturaleza espiritual. Si todas las carac­
terísticas que siempre se han asignado a la conciencia se pueden
explicar en función de mecanismos corporales, y si todo cuanto se
ha llam ado psíquico puede reducirse a lo físico, el concepto de
conciencia es superfluo. Por eso, el conductismo que se caracteriza
por una objetividad fría y un método científico completam ente
divorciado de lo metafísico, es rechazado por los cristianos.
El conductismo fue aceptado en los Estados Unidos con
mucho entusiasmo. La ética que resulta de los experimentos iba a
tomar el lugar de la ética basada en las enseñanzas religiosas y la
Fe. No habría necesidad de psicoanálisis, ya que se controlaría el
:om portam iento en base de estímulos y respuestas y compor-
:amiento condicionado en esta forma. La psicosis sería una enfer­
medad del pasado.
Lo que W atson prometió no ha podido cumplirse. El hom bre
10 ha podido vencer las consecuencias de los reflejos condicionados.
5i todo es predeterm inado por los factores fisiológicos, ¿cómo
rodemos esperar controlar el com portam iento sin poder controlar
ísos factores? Si W atson tiene razón, el hom bre es víctima de sus
jropias maquinaciones, en el sentido físico y mental. “El hombre
ís víctima de sus secreciones y los reflejos y las reacciones a los
estímulos.” 10

LA IN F L U E N C IA D E B. F. S K IN N E R S O B R E EL
C O N D U C T IS M O
H ay una gran cantidad de psicólogos que se encuentran en el
:ampo de los “conductistas” . Uno que se ha destacado en los u la ­
nos años es B. F. Skinner. El pasó varios años haciendo experi-
nentos con ratas y palomas, observando sus reacciones a los varios
estímulos. Fabricó lo que se llam a la “caja de Skinner” , un
iparato que contiene palancas que funcionan en form a electrónica
:uando los animales la tocan. La m áquina expulsa el alimento de
icuerdo con el control del que está haciendo el experimento. Skin-
Conductismo: W atson y Skinner 73

ner descubrió que una rata con ham bre que entra en la caja por
prim era vez va explorando y por casualidad toca la palanca que le
entrega alimento. Con el tiempo cuando introducen la rata en la
caja, va inm ediatam ente, sin perder tiem po y movimientos innece­
sarios, a tocar la palanca que le entrega el alimento. Skinner habló
de cuatro pasos sucesivos en este proceso. Prim ero, el anim al es
motivado a la actividad. Si el anim al no tiene ham bre, está menos
inclinado a experim entar en la forma que lleva a tocar la palanca.
Segundo, la rata aprende cuál es la respuesta correcta. Tercero, la
ra ta elim ina los movimientos que no son necesarios p ara conseguir
el alimento. A veces los pasos dos y tres son invertidos. El cuarto
paso es la fijación del acto, el que llega a ser autom ático y la rata
no necesita concentrarse en lo que está haciendo; es el resultado del
hábito.11
O tro factor en que hizo mucho hincapié Skinner es la im por­
tancia de reforzar el com portam iento por medio de la entrega de
un prem io o recompensa al sujeto. Inm ediatam ente después de
hacer lo que uno quiere que haga el sujeto, le entrega comida o
algún otro premio, lo q ue estimula al sujeto a actuar de la m anera
correcta la próxim a vez. Por medio de este proceso han logrado
entrenar a animales y peces, como los delfines, p a ra actuar de
maneras sorprendentes al hombre, Los psicólogos piensan que el
mismo principio se puede aplicar a la pedagogía y a otras técnicas
con las que influimos el com portam iento hum ano.
Skinner ha escrito varios libros en los que presenta sus ideas.
Ganó su fam a con su obra W alden Tuoo, que es una descripción de
un m undo utópico del futuro, en que el hom bre vivirá bajo cir­
cunstancias ideales creadas por el conductismo. E n 1938 salió The
Bebaviour o f Organisms, (El com portam iento de los organismos),
en el cual presenta el resultado de sus investigaciones y las maneras
en que podemos afectar o influir el comportam iento. En 1958
escribió “Teaching M achines” , (M áquinas de enseñar), en el que
ilustra las m áquinas que se han desarrollado p a ra facilitar el pro­
ceso de aprendizaje por medio de u n a indicación inm ediata al
alum no ya sea que haya contestado correctamente la pregunta, o si
74 Psicología y el M inisterio Cristiano

tiene que cam biar la respuesta. Este mismo principio form a la base
de los textos program ados que tanto se utilizan actualm ente en los
program as de extensión en la educación teológica en varias partes
del mundo. Es evidente que es impráctico pensar en máquinas
p ara cada alum no, pero el mismo principio se puede adaptar con
textos y m anuales p ara el alumno.
El libro m ás reciente de Skinner es B eyond Freedom and
D ignity, (M ás allá de la libertad y de la dignidad), obra en que
Skinner afirm a que el hom bre ahora no puede gozarse del lujo de
una libertad y su dignidad consiguiente. La libertad y los esfuerzos
p or preservar y proteger la dignidad no han solucionado los
problemas del mundo. Todavía existen el ham bre, la am enaza de
la aniquilación de la raza hum ana, y la contaminación ambiental,
así como una larga lista de otros problemas. Skinner tiende a
sugerir program as que solucionen algunos de estos problemas,
pero a costa de la libertad del individuo. N aturalm ente su libro ha
motivado el surgimiento de oposición en todas partes. Pero la tesis
del libro ilustra el punto básico de la ciencia del com portam iento —
es posible determ inar la reacción por ihedio de los controles exter­
nos y los estímulos apropiados de acuerdo con la m eta que uno
tiene. Proponen pasar del hom bre autónom o al hom bre
controlado por el medio am biente.12

C O N C L U S IO N
Skinner, como la m ayoría de los conductistas, no tiene lugar
p ara Dios, la religión, y la fe en un poder sobrenatural p ara ayu­
dar al hombre. A unque Freud creía que el hom bre es el arquitecto
de su propio destino, los conductistas dirían que el medio ambiente
tiene un papel prim ordial en determ inar el comportam iento
hum ano. Rechazan la inmortalidad y dicen que el hom bre debe
entregar su naturaleza autónom a y egoísta p ara obrar en beneficio
de la hum anidad como una unidad. Esto traería control en la
reproducción, en el uso de los recursos naturales, en la contam ina-
ción del medio ambiente, y en el uso de arm am entos nucleares.
El cristiano lucha por m ejorar las condiciones del hom bre por
Conductismo: W atson y Skinner 75

medio del cambio de carácter y de los valores a fin de que concuer- v


den con las enseñanzas de Cristo. H ay elementos en las enseñanzas^
espirituales del cristianismo que lograrán los fines positivos del„.
conductismo. Creo que podemos luchar más por persuadir al hom ­
bre a aceptar estas enseñanzas sin tener que entregar la libertad
que cada hom bre necesita y quiere guardar.

NOTAS PARA CAPITULO $

1 Jam es O. W hittaker, Psicología. T rad. por Luis Augusto M endez (México: Edi­
torial Inter americana, 1968), p. 7.
2 Ib id
3 G ardner M urphy, Histórica! Introduction to M o d e m Psychology (New York:
H arcourt, Brace and W orld, Inc., 1949), p. 255.
4 Ibid., p. 260.
s Ibid., p. 269.
6 Edna Heidbreder, Psicologías del Siglo X X (Buenos Aires: Editorial Paidos, sin
fecha), p. 187.
7 Ibid., p. 190.
8 W atson, citado por Heidbreder, op. cit., p. 191.
9 Ibid., p. 194.
10 Leslie W eatherhead, Psychology, Religión, and H ealing (New York: Abingdon
Press, 1951), p. 296.
11 B, Von H aller Gilmer, Psychology (New York: H arp er and Row, 1970), p.
261.
12 B. F. Skinner, B eyond Freedom and D ignity (New York: Bancam Vintage
Book, 1972), p. 22.
C A P IT U L O 6

LA IMPORTANCIA DE LAS RELACIONES


INTERPERSONALES
SULLIVAN

H em os visto el punto de vista de los que opinan que los ins­


tintos tienen mucho que ver con la formación de la personalidad, y
que mucho se determ ina por la herencia. Tam bién hemos visto el
punto de vista de los que niegan el poder determ inante de la
herencia, y hacen hincapié en la im portancia del medio am biente y
las reacciones que la persona desarrolla a los estímulos que le vie­
nen desde la infancia. A hora vamos a considerar las ideas de
alguien que ni acepta ni rechaza com pletam ente estos dos puntos
de vista. H a rry Stack Sullivan es un psiquiatra que ha contribuido
con ideas importantes a este campo a trávés de. su énfasis en las-/
relaciones interpersonales como la base del desarrollo del sistema
del Yo. Este sistema del Yo es dinámico, y resulta del conjunto de
las experiencias personales que abarcan la aceptación y la aproba­
ción, las expresiones de am or dc las personas ele significado» y/o la
desaprobación que uno experimenta por. parte de los demás. Uno
dé "sus libros, precisamente se llam a La Teoría Interpersonal de
Psiquiatría. Queremos presentar algunas de sus ideas básicas con
el propósito de que nos sirvan de ayuda en nuestra m eta de com-
prender a las personas con quienes nos relacionamos en la vida
cotidiana.
En vez de referirse tanto a la libido, Sullivan hizo referencia a

76
Im portancia de las Reí. Interpersonales: Sullivan 77

las experiencias normales en la vida que comienzan en el


nacimiento y continúan durante el curso de la vida. Todos pasa­
mos por tres etapas en la experiencia de comunicación. La prim era
etapa se Tláñia eí modo “prototaxico” de la experiencia, el cual
ocurre en el niño antes de tener la capacidad de pronunciar pala­
bras. . La comunicación se hace por medio del lenguaje no verbal
del infante. La segunda etapa se llam a el modo “parataxico” de la
experiencia, que abarca los modos “autísticos” que utilizan los
infantes p ara comunicarse con sí mismo. Se puede notar a un niño
jugando con las manos o los dedos del pie, y balbuceando en forma
alegre. Esta m ism a característica se nota entre los enfermos
mentales. Pueden pasarse horas con una comunicación “ autística”
en la que no tienen conciencia de la existencia de otros en el
mundo.
La tercera etapa es el modo de experiencia “sintaxica” , en el
cual la persona está capacitada p ara comunicarse con otros por
medio del lenguaje y otras formas de comunicación. Esta es 4a
m anera en que los niños y adultos se comunican norm alm ente.

ETA PAS D E L D ESA R R O LLO


La infancia, según Sullivan, se extiende desde el nacimiento
hasta que el niño tiene la capacidad de articular palabras en el
habla. Esto no quiere decir que las palabras tengan que llevar un
sentido completo. La niñez abarca el período entre el tiempo
cuando el niño comienza a decir las prim eras palabras hasta que
busca compañerismo con los demás niños p a ra jugar y divertirse
en otras formas. Estos compañeros son personas con sus mismas
características y necesidades. La época ju v e n il es el período que
abarca desde que comienza a estudiar en el colegio prim ario hasta
que se despierta la necesidad de un amigo íntim o con quien pueda
com partir sus “ secretos” . La preadolescencia viene después,
durante la cual la persona continúa con amistades íntimas, pro­
bablemente con personas del mismo sexo. T erm ina con la época de
pubertad cuando la sexualidad hace que la persona comience a
interesarse en las personas del sexo opuesto. La adolescencia se
78 Psicología y el M inisterio Cristiano

caracteriza por el interés en las personas del sexo opuesto, y el indi­


viduo aprende a comportarse de acuerdo a las norm as de su
cultura en cuanto a la satisfacción del deseo sexual. La adolescencia
posterior se caracteriza por el desarrollo de la personalidad de tal
m anera que uno puede actuar en la sociedad como persona
normal. Como adulto uno establece las relaciones de am or con otra
persona. En esta relación la otra persona llega a ser tan im portante
como uno mismo. Se logra una intim idad que brinda satisfacción y
propósito a la vida. Esta relación ofrece la fuente principal de la
felicidad en la vida. Uno continúa su desarrollo como adulto hasta
la vejez, cuando comienzan a desintegrarse las funciones corporales
y la actividad física.1
Lo im portante de las enseñanzas de Sullivan en estas etapas
de desarrollo es su énfasis sobre la comunicación y la necesidad de
contactos sociales durante todas estas etapas. T am bién habla, del
efecto del aislamiento y de la soledad como experiencias negativas
que contribuyen a la m ala adaptación o al deterioro de la salud
m ental. En esto hay algo de valor p ara nosotros en el cam po de la
religión. Podemos hacer de la iglesia una comunidad donde estos
contactos sociales pueden producirse bajo las condiciones más
favorables. El evangelio es un mensaje de aceptación en donde los
hombres deben de sentir más su valor y el am or en la comunidad
de cristianos.

E L P A P E L D E L A A N S IE D A D
Sullivan ve en la ansiedad el síntoma céntrico que m uestra
evidencias de alguna dificultad. Cuando la persona-no está experi­
mentando relaciones^sat^agtor^ con los demás, surge la ansie­
dad. De allí pueden resultar otras dificultades. “ Este concepto de la
ansiedad puede ser comprendido en términos de lo que todos noso­
tros hemos sabido más íntim am ente y más continuam ente desde el
principio mismo de nuestra m em oria.”2
Sullivan ve el proceso de tratam iento psiquiátrico como la
tarea de dism inuir la ansiedad en el paciente. El notaba que los
pacientes venían con m ucha ansiedad, porque necesitaban hacer
una impresión favorable sobre el psiquiatra. “ La ansiedad es, hasta
Im portancia de las Reí. Interpersonales: Sullivan 79

un punto increíble, una señal de que algo debe ser diferente de


inm ediato.”3 Sullivan notaba que los pacientes luchaban mucho
p ara que el médico tuviera un concepto favorable de ellos, La
ansiedad aum entaba cuando no estaban seguros de su relación con
el terapeuta. La ansiedad es un com portam iento defensivo que
dom ina sobre el paciente.
Sullivan ve las operaciones de seguridad en el paciente como
intentos de apaciguar la ansiedad. Esto es lo que hace que cada
persona sea cautelosa acerca de una relación demasiado
espontánea hacia otros. Este fenómeno conspira en contra del pro­
ceso de tratam iento. Es im portante que el pastor o el terapeuta
tenga la capacidad de ayudar a dism inuir la ansiedad en el
paciente o en la persona que viene buscando ayuda. “ El psiquiatra
puede —si es a la vez hábil y suficientemente estúpido— precipitar
una intensa ansiedad y ‘aplastar’ las defensas del p a c ie n te ,.. . pero
jamás le será posible obtener información ú til.”4
El consejero tiene que estar atento a las circunstancias o los
temas de las conversaciones cuando se levanta la ansiedad del
paciente. Esto significa que está entrando en campos de mucha
im portancia en relación a las causas de las dificultades del paciente.
Es posible elaborar un poco en estos campos p a ra ayudar al
paciente a reconocer que la ansiedad está m al fundada y de esta
m anera vencerla. Constantemente el consejero tiene que reconocer
que hay un poder disyuntivo que viene de la ansiedad.

L A E N T R E V IS T A T E R A P E U T IC A
Sullivan creía que la cura de un paciente venía por medio de
una serie de conversaciones en que se revivían algunas de las
experiencias dolorosas en el campo de las relaciones interper­
sonales y después se corregía los errores que se habían cometido en
el pasado. T aj vez en algunos casos era necesario corregir el
ambiente del paciente para que se sanara de su dificultad. Sullivan
avanza con el paciente por varias etapas en u n a serie de entrevis­
tas. Lo que procuraba hacer con el paciente es muy parecido a lo
que hacemos como cristianos, y por eso presentamos un resumen
de sus ideas en las páginas siguientes.
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80 r Psicología y el M inisterio Cristiano
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La prim era etjipa de la entrevista se llam a el comienzo
formal. É l, encuentro “físico” entre el entrevistado y el consejero es
de suma im portancia. En este encuentro hay un proceso dinámico
en el cual cada uno está tratando de decidir si hay bases sólidas
para una experiencia terapeútica. “ Desde el m om ento en que el
entrevistador y el entrevistado se ven uno al otro por prim era vez,
están en progreso aspectos m uy im portantes de la entrevista
psiquiátrica.”5 El consejero dice simplemente.- “ Entiendo que ha
venido p ara consultarme s o b r e .,.” En eso la conversación
comienza en forma seria. Uno no debe de entrar en muchos
detalles referente a lo que han dicho otras personas acerca del
problem a del paciente, si es que ha sido referido por algún
fam iliar, médico u otro. En la prim era entrevista el consejero
estará atento a las impresiones que recibe por el modo de vestir, los
movimientos que comunican las emociones, el tono de la voz, y
otras formas de expresión de la persona que viene buscando ayuda.
En la segunda etapa el consejero comienza el reconocimiento,
que es*^rT T ^i^éí1’ gefieral de la historia del paciente, tocando los
puntos de m ayor im portancia en su vida. Se comienza diciendo la
edad, el lugar donde nació, algo acerca de los padres, si viven
todavía, etcétera. El consejero recibe los datos básicos acerca del
padre, la m adre, y otras personas de im portancia en los prim eros
años de vida. De allí averigua algo acerca de las oportunidades de
educarse que ha tenido el paciente, que profesión tiene o que tra ­
bajo hace. Es im portante si uno ha cam biado de trabajo con
frecuencia, si uno está contento con lo que hace, etcétera. “ El
segundo paso es un apresurado recolectar de esa clase de pistas o
guías que ordinariam ente pueden resultar bastante útiles al que
está empeñado en el estudio de la personalidad y costumbres de
una persona.”6 En esta época, además de adquirir datos.i)iográfi-
cos, el consejero adquiere otros datos im portantes: la relativa facili­
dad o dificultad que revela el paciente por medio del proceso, su
sensibilidad a otras personas, que se basa en su relación con el con­
sejero y sus actitudes. J5i es reservada,- desconfiada, m utuam ente
respetuosa, hostil, defensiva, conciliatoria, inferior, superior, todo
im portancia de las Reí. Interpersonales.- Sullivan 81

esto es de significado. Tam bién el consejero observa hasta qué


punto es confiable la m em oria del paciente.
La tercera etapa del tratam iento consiste en una.^investigación
detallada en la cual el consejero trata de establecer alguna base
para la teoría que ha elaborado al escuchar el relato del recono­
cimiento. A hora tiene que someter sus hipótesis a prueba. M ejora
las prim eras aproximaciones de su comprensión del problem a del
paciente. En esta etapa se nota el crecimiento de la ansiedad en el
paciente, y el consejero tiene que saber la m ejor m anera de reducir
la ansiedad. Tam bién surge la transferencia y la contra­
transferencia, la resistencia, y los pasos progresivos en que la per­
sona poco a poco altera su modo de ser. Esta etapa puede durar
varías semanas o meses durante los cuales la sanidad tom a lugar en
forma paulatina.
La cuarta etapa del proceso se llam a la terminación. El con­
sejero ha estado notando el progreso del paciente, y sabe cuándo es
recomendable sugerir la term inación del tratam iento. En muchos
casos será necesario interrum pir el tratam iento por varias razones
—el paciente se traslada a otra ciudad, su situación económica no
perm ite la continuación del tratam iento, u otros factores. Pero en
casos cuando ha sido posible continuar por un tiem po indefinido,
Sullivan sugiere que el consejero debe de seguir un proceso lento a
fin de preparar al paciente p ara la term inación del tratam iento.
Debe de haber una term inación satisfactoria, en que los dos están
contentos con lo que ha pasado entre ellos en el curso del tra ­
tamiento.
Hem os presentado las ideas básicas y el método de tra ­
tamiento de Sullivan, no porque queremos form ar psicólogos a los
cristianos que utilizarán su método. Esto no es nuestro propósito.
Solo queremos fam iliarizar al pastor y a otros consejeros cristianos
con las teorías básicas, porque creemos que puede haber mucho
valor en la teoría de Sullivan. Es interesante notar que, según . •
Sullivan, la personalidad no existe aparte de las relaciones intcr-
personales. Por eso, la situación interpersonal es la clave p a ra la \
solución de cualquier dificultad. Las relaciones personales d e n t r ^ ^
I, 1 fí " '' ' ' ' " *7
82 Psicología y el M inisterio Cristiano

.de la familia, especialmente durante los prim eros años y en rela­


ción con la m adre, son de prim ordial im portancia p ara el desa­
rrollo norm al de una persona.

CONCLUSION
Como hemos visto, hay similitudes y diferencias entre Sulli­
van y Freud. Sullivan acepta el hecho de que las influencias en los
prim eros años de vida hacen un impacto muy im portante en la
vida del hom bre, pero no acepta el papel de los instintos ni la
im portancia del inconsciente. M ás bien cree que las relaciones
conscientes que tiene el niño con sus padres y otras personas de
autoridad dejan sus huellas sobre uno. Si es capaz de establecer
relaciones interpersonales satisfactorias, entonces la persona vivirá
feliz y tranquila. A la vez Sullivan percibe en los problemas que
los hombres tienen, las raíces de dificultades en sus relaciones inter­
personales pasadas. Cuando una persona tiene oportunidad de
reflexionar acerca de todas estas experiencias con alguien que escu­
cha con simpatía, encuentra ayuda p ara descubrir el error que ha
cometido y luchar en el futuro p a ra Superar esa dificultad.
Insistimos en que hay mucho que es útil p ara los líderes
religiosos en las enseñanzas de Sullivan. Vale la pena exam inar
más detenidamente las obras publicadas de Sullivan que están dis;
ponibles p a ra ver que en el proceso de relatar las causas de las difi­
cultades las personas llegan a corregir su modo de relacionarse con
otros. Este proceso puede ser m uy útil p a ra los que trabajam os con
otras personas en las iglesias.

NOTAS PARA CAPITULO 6

1 H a rry S. Sullivan, The lnterpersonal Theory o f Psychiatry. (New York-. W . W


Norton and Company, i 953), pp. 49-313.
1 _________ La Entrevista Psiquiátrica. Trad. por Federico López Cruz. (Buenos
Aires.- Editorial Psique, sin fecha), p. 119.
3 Ibid., p. 120
4 Ibid., p. 126.
5 Ibid,, p. 80.
6 Ibid., p. 99.
C A P IT U L O 7

LA TERAPIA CENTRALIZADA
EN EL PACIENTE
ROGERS

Carlos Rogers descubrió en el curso de su tratam iento de


muchos pacientes que no les ayudaba mucho con las interpretacio­
nes psicológicas de sus dificultades, ni con la presión p ara actuar en
cierta m anera.

“Paulatinam ente he llegado a comprender que no puedo ayudar a


otro que se encuentra en medio de dificultades por ningún otro
método ni procedimiento intelectual. Ningún enfoque que se basa
sobre el conocimiento, sobre el entrenamiento, sobre la aceptación
de algo que es enseñado, es de ninguna utilidad . . . Es posible
explicar a una persona acerca de sí misma, prescribirle pasos que
debieran conducirle hacia adelante, capacitarla en el conocimiento
sobre una forma más satisfactoria de vida, pero tales métodos son,
sobre la base de m i experiencia, fútiles e inconsecuentes. Lo más
que pueden realizar es un cambio tem porario que pronto
desaparece, dejando al individuo más convencido que nunca de su
falta de capacidad .. .*

Esta cita explica la base del tratam iento de Rogers. JJ1


encuentra que cuanto más el paciente experim enta al terapeuta
como real o genuino, como empático, con aceptación incondicio-
, nal, tanto más progresa eí^ácíéhté'hacia una sanidad mental. En

83
84 Psicología y el M inisterio Cristiano

el proceso del tratam iento la persona llega a ser lo que es; llega a
percibirse tal como es en la experiencia. Rogers encontró que ayu­
daba más a los pacientes cuando actuaba como él era en realidad;
dejaba que sus propios sentimientos fuesen comunicados en forma
verídica, y esto anim aba al entrevistado a experim entar sus propios
sentimientos en una form a más natural. Esto encam ina al enfermo
a la sanidad.

L A P E R S O N A L ID A D S A N A
Según Rogers,janapersonalidad_normal^LÍd£al_se c ^ a c te n z a
por el ejercicio pleno de las potencialidades que, tiene. Esto quiere
decir que la persona está utilizando hasta lo máximo sus dones en
form a constructiva. Está dedicada a una tarea que contribuye posi­
tivam ente a la sociedad, y se encuentra feliz en ese trabajo. No
gasta su energía en actividades dañinas p ara sí mismo ni p a ra la
sociedad. Es una persona que se comporta conforme a la realidad.
Si es anciano, tiene la capacidad de aceptar su edad y sus limitacio­
nes. Si es adulto maduro, no sigue compitiendo con los jóvenes en
idealismo y energías que invierten en su lucha por superar a los
demás. Si es erudito, no tiene que probar que es evangelista o
administrador. Puede aceptarse a sí mismo con los dones y las
limitaciones que tiene.
.U na personalidad ideal reconoce su valor y afirma sus logros
y su lugar en el sistema.,No está criticándose o autocondenándose
por lo malo que es o su falta de capacidades. La persona tiene la
capacidad de reconocer que tiene una contribución especial p ara
Hacer en el lugar donde está viviendo, y trabaja activamente para
hacer esa contribución. No se siente culpable cuando está haciendo
algo que le ayuda a suplir sus propias necesidades. Puede relajarse
y no tiene compulsiones p ara estar trabajando más horas que lo
que norm alm ente se espera de una persona en cualquier empresa.
La personalidad m adura manifiesta una conducta social
adaptable. Esto quiere decir que es suficientemente flexible p ara
poder adaptarse a las circunstancias cambiantes que le vienen a
todos con el correr de los años. En u n a organización que tiene
T erapia Centralizada en el Paciente: Rogers 85

gobierno democrático tiene que estar en condiciones para


colaborar con la m ayoría, aunque a veces se encuentre en la
m inoría. Debe tener la m adurez p a ra poder ganar a veces y perder
en otras ocasiones. Debe poder regocijarse con los que se regocijan,
y llorar con los que lloran. A unque pasa por épocas cuando predo­
m ina cierta actitud emocional, se da cuenta de que la vida consiste
en una variedad de experiencias y no cae en una actitud estática. .
La personalidad sana se caracteriza por un espíritu creador.
Puede tom ar las circunstancias y encontrar algo positivo que sale
de ellas¿ Tiene la espontaneidad p a ra poder reaccionar a las cir­
cunstancias en form a positiva de tal m anera que resulta algo cons­
tructivo en vez de encararse con la derrota y caer en el pesimismo.
La novedad de cada m om ento y de cada experiencia estimula algo
interior p ara responder en form a creativa y así reconocer nuevos
horizontes en la vida. En esta form a la persona no cesa de
evolucionar y de desarrollarse. Está viva, y creciendo en vez de ser
pasiva, estática, y m oribunda. ^La capacidad de adaptación es la
expresión m áxim a de la personalidad que está, funcionando, plena­
mente.
La tesis básica de Rogers es que la personalidad tiene capaci-1
dad de comprenderse a sí mism a y de resolver sus problemas de (!
m anera suficiente para lograr la satisfacción y la eficacia necesaria^ l
para un funcionamiento adecuado, y la personalidad tiene la ten- ; \
dencia de ejercer esta capacidad. Esto quiere decir que cada per- |
sona tiende a ser norm al en su adaptación y en su funcionamiento. |
Solamente cuando las fuerzas negativas llegan a ser más poderosas, \
de modo que uno ya no puede luchar en contra de ellas, es cuando \
pierde su equilibrio emocional.
- Un factor capital en esta norm alidad es la consideración posi-
tiva que cada persona^ecesipL tener d ^ s í jriism a. Esta considera;
.ción positiva"es eí resultado de haber sido aceptado, apreciado, y.
amado durante los primeros años de vida.,Q uien en su infancia no
es aceptado, a quien no se le ha brindado esta consideración posi­
tiva, difícilmente se considerará aceptado en su vida. Las expresio­
nes de estas cualidades que hacemos como padres hacia nuestros
86 Psicología y el M inisterio Cristiano

iii.josjson in versión es p ara una m áxim a salud m ental cuando ese


niño llega a ser adulto. Si la persona Ha adquirido esta considera­
ción positiva incondicional durante los prim eros años de vida,
entonces la persona adopta esa actitud hacia sus experiencias, cree
en sí misma, y crea las condiciones necesarias p a ra la realización.
Esta consideración positiva incondicional no es algo que uno
puede adquirir por su propia cuenta. T iene que venir de los
demás. Como el niño experim enta esto cuando pequeño, así el
adulto tiene que experimentarlo de los demás que colaboran con él
en el trabajo. D e modo que cada uno tiene que participar activa­
m ente en la afirmación de los demás en sus actividades, trabajo, y
contribución a la comunidad. En el proceso de afirm ar a los demás
hay una satisfacción de la m ism a necesidad dentro de uno mismo.
Así hay una reacción en cadena en que las relaciones positivas se
producen en form a contagiosa entre todos.

L A D IN A M IC A D E LA F R U S T R A C IO N
Ya hemos visto cómo las necesidades vitales ejercen su
fuerza que hacen que el organismo obre de tal m anera que sea
suplida esta necesidad. Cuando una persona tiene ham bre y no
hay qué comer, la persona se siente frustrada. Llega el m omento
cuando una persona está dispuesta a robar o a comer cosas que
bajo otras circunstancias no comería. Lo que ocurre en el campo de
la satisfacción de las necesidades biológicas ocurre tam bién en el
campo de las necesidades psicológicas. Uno siente frustración
cuando hay imposibilidad de satisfacer esta necesidad debido a la
falta de interés de parte de los demás en uno mismo, o debido a los
obstáculos que están en el camino para im pedir que la necesidad
sea satisfecha.
Si la causa-deda frustración es exterior a la persona, la reac­
ción emotiva es cólera o irritación. Se manifiesta en form a patoló­
gica por medio de la paranoia. La persona utiliza el mecanismo de
defensa de proyección, por medio del cual tra ta de escaparse de
una responsabilidad que ha creado la frustración. Si la fuente de
la frustración es interna, entonces la persona tiende a experim en­
tar el ^^m ordim iento y la culpabilidad. Utiliza el desplazamiento
T erapia Centralizada en el Paciente: Rogers 87

como mecanismo de defensa. El estado patológico se expresa en


form a de psicastenia y de comportamientos obsesivos.
La. meta de la personalidad sana.es el poder tolerar la frustra­
ción sin ir a un extremo o al otro. Uno aprende a retardar la satis­
facción de las necesidades cuando experimenta un placer más agra­
dable porque ha esperado o postergado la satisfacción de una nece­
sidad inmediata. El niño quiere la satisfacción inm ediata de sus
necesidades, y no tolera la demora. Pero el adulto aprende que
puede postergar la satisfacción debido a las circunstancias espe­
ciales que existen. No todas las personas tienen la m ism a tolerancia
a la frustración, y algunas tienen más capacidad de resistir que
otras. Las personas neuróticas y las psicóticas tienen muchas zonas
de l)aja tolerancia, pero el individuo norm al, m aduro,, está
caracterizado por una alta tolerancia. Así la tolerancia a la frus­
tración es un índice de la m adurez y del funcionamiento óptimo.

C A R A C T E R IS T IC A S D E U N A R E L A C IO N
T E R A P E U T IC A
Rogers da un resumen de su teoría en cuanto a la m anera de
ayudar a las personas en la siguiente declaración; “¿ ^ y o puedo
proveer una relación de cierta cualidad, la otra persona descubrirá
dentro de sí misma la capacidad de utilizar esa relación para el cre­
cimiento, y el cambio y el desarrollo resultará.” 2 Se define la rela­
ción terapéutica como una en la que cada uno de los participantes
espera lograr algo del otro, una apreciación más am plia de los
recursos inherentes en sí mismo, más expresión de estos recursos, y
m ás uso funcional de estos recursos. ¿C uáles son las características
de esta relación? ¿Qué podemos hacer p ara estimular y facilitar el
crecimiento en otras personas? ¿Cuáles son los factores que no per-^
miten el crecimiento en la vida dc otras personas?
En las relaciones entre padres e hijos se ha descubierto que la
actitud de “aceptación-dem ocrática” es la que más promueve el
crecimiento en los niños. Los niños de estos hogares demostraron
más aum ento en la inteligencia, más creatividad, más seguridad
emocional y más capacidad de controlar las emociones, y^menos
tendencia de reaccionar con emociones histéricas. V
88 Psicología y el Ministerio Cristiano

Cuando los padres comunican la actitud de un “rechazo


activo” hacia el niño, el resultado es menos desarrollo intelectual,
poco uso de las capacidades que tienen, y una falta de creatividad.
Son inestables en sentido emocional, rebeldes, agresivos, y dados,a
peleas y conflictos. Las variaciones entre estos dos extremos crearán
reacciones distintas en los niños.
^Rogers sugiere que el principio de aceptación y la presencia
de una relación personal y calurosa da resultados positivos en el
tratam iento de los pacientes por parte de los médicos. El cita
estudios hechos por W hitehorn y Betz, que estudiaron pacientes
esquizofrénicos y la relación que hay entre su m ejoría y las actitu­
des de sus médicos.3 T om aron a los siete médicos cuyos pacientes
habían hecho más progreso y los siete médicos cuyos pacientes
habían hecho menos progreso. Encontraron que entre los que
habían hecho más progreso predom inaban las actitudes más p er­
sonales y respuestas que comunicaban interés especial en los
pacientes y no una actitud que comunicaba que eran simplemente
otro caso de esquizofrenia. Tam bién establecieron metas que
tenían que ver con la orientación especial del paciente y no simple­
mente la m eta de reducir los síntomas o curar la enfermedad. Los
psiquiatras tam bién establecieron una relación personal con el
paciente y participaron activamente en el m undo de ellos, en vez
de manifestar una actitud de pasividad y frialdad. No utilizaron
métodos de interpretación, ni instrucción, ni dieron consejos.
Establecieron relaciones d e confianza con los pacientes. Estos des­
cubrimientos nos ayudan como pastores a saber qué^lase de rela­
ción es la más beneficiosa p ara las personas que vienen buscando

Otras investigaciones han sido hechas por Heine, quien estu­


dió los informes de pacientes que habían recibido ayuda de tres
escuelas diferentes: la escuela psicoanalítica, la escuela de Rogers
que se centraliza en el paciente, y la escuela adleriana.4 Cada
paciente había recibido ayuda positiva, pero inform aron de los
factores principales que contribuyeron a su cura. En cada caso
mencionaron la actitud del terapeuta. Ellos habían podido confiar
T erapia Centralizada en el Paciente: Rogers 89

en su terapeuta, él les había respetado como personas especiales, y


jes había dadora.independencia para tom ar sus propias decisiones.
La capacidad del terapeuta p ara nom brar y aclarar los sentimien­
tos que ellos mismos habían tenido, pero no podían entender, les
ayudaba mucho p ara lograr la cura.
Las actitudes que im pedían mejoría en los pacientes eran
falta de interés, distancia, demasiada conmiseración, el dar consejos
directamente en cuanto a decisiones, y el énfasis en el pasado en
lugar del presente.
Se han hecho estudios de los psiquiatras que han tenido más
éxito en las varias teorías, y se ha llegado a la conclusión que no es
tanto la teoría; más bien consiste en los elementos comunes que
todos tenían.5 Estos elementos son: la capacidad de entender lo qué!
dice el paciente y captar sus emociones; una sensibilidad a las acti- £
tudes del cliente, y un interés genuino sin estar em ocionalm ente)
involucrado con el paciente.
Rogers sostiene que hay cuatro principios o aspectos de la
relación terapéutica. (1) El consejero tiene que comunicar una.
comprensión empática de la condición del cliente. (2) El consejero
tiene que comunicar una consideración positiva e incondicional del
cliente y su problema. (3) El consejero tiene que ser genuino,
sincero; sus palabras tienen que concordar con los sentimientos. (4)
El consejero tiene que responder al paciente con una intensidad
afectiva igual a la que expresa el entrevistado. Además de estos
cuatro aspectos, R ogers hace hincapié en la necesidad de ser
congruente y transparente en relación con el paciente.
Rogers dice que cuando el consejero reúne estas característi­
cas y estas actitudes, entonces la persona responderá de la siguiente
m anera: (1) Experim entará y com prenderá aspectos de sí misma
que anteriorm ente estaban reprimidos. (2) Se encontrará a sí
misma, creciendo más en la dirección de la integración de su per­
sonalidad y así poder funcionar más efectivamente. (3) Llegará a
ser más parecida a la persona que quisiera ser. (4) Llegará a ser
más autónom a en determ inar su dirección de vida y tendrá más
autoconfianza. (5) Llegará a ser una persona única con capacida-
90 Psicología y el Ministerio Cristiano

des de expresarse. (6) T endrá más capacidad de entender a otros y


aceptarlos. (7) Estará más capacitada p a ra encararse con los
problemas de la vida en una form a más adecuada y más fácil.6

P A S O S E N L A P S IC O T E R A P IA
Rogers percibe que los pacientes pasan por siete etapas en el
proceso del tratam iento. Prim ero, el paciente se caracteriza por
rigidez y distanciamiento..Bacía otrosí No está dispuesto para bus­
car ayuda en forma voluntaria. Com unica asuntos relacionados
con lo que es exterior y no quiere comunicar nada relacionado a sí
mismo. No puede reconocer sus propios sentimientos ni mucho
menos adm itir que son propios. Se relaciona con otros y con las
cosas en forma rígida. Piensa que es peligroso relacionarse en
forma íntim a y comunicar las cosas íntimas de sí mismo. No reco­
noce sus problemas y no tiene ningún deseo de cambiar. La com u­
nicación interna se impide con interrupciones, cambios de tema, y
otras evidencias que indican que la persona está bloqueando sus
pensamientos.
La m eta del consejero en la prim era etapa es asegurarle a la
persona que es recibido y aceptado tal como es. Cuando esto se
logra, entra la segunda etapa. H ay un aflojamiento.xiela expresión
con relación a los objetos que le rodean, pero nada del Yo todavía.
i^sjDroblemas se perciben como externos a uno mismo, y uno no
acepta la responsabilidad personal por lo que está pasando o por
los problemas. Los sentimientos se describen como de otra persona
o como sentimientos del pasado. Se pueden m anifestar pero no se
ven como propios. Las opiniones personales son rígidas, y son con­
siderados como hechos comprobados y no como opiniones. La per­
sona puede expresar contradicciones, pero no las reconoce como
contradicciones. Por medio de la aceptación la persona experi­
menta más aflojamiento en la expresión de sus emociones, pen­
samientos, y acciones. Así se entra en la tercera etapa.
La persona puede hablar más libremente del T o con una
objetividad que anteriormente no tenía. Com ienza a expresar
opiniones acerca de sentimientos que no están presentes actual-
Terapia Centralizada en el Paciente: Rogers 91

mente. Busca relaciones que no tiene, pero que anhela tener en el


futuro. Todavía no acepta sus propios sentimientos porque son
malos, anormales, o despiertan pena. No son aceptables todavía.
De vez en cuando se exhiben los sentimientos, y después se recono­
cen. Las experiencias vienen del pasado, aislado de uno mismo, en
vez de sentirlas en el presente. Comienza a ver opiniones per­
sonales como opiniones y no como hechos. La persona puede cap­
tar la diferencia entre los sentimientos y los significados, sin
generalizar tanto. La persona reconoce las contradicciones en la
experiencia cuando éstas existen. La persona tom a decisiones pero
no está satisfecha con ellas. Escoge entre varias alternativas, pero
no está contenta con lo que ha escogido. Rogers ve que la m ayoría
de las personas deciden entrar en la terapia en esta etapa.
La cuarta etapa del proceso de tratam iento comienza cuando
el paciente se siente entendido y aceptado en sus relaciones con
otros. Describe los sentimientos más intensos del pasado, sin acep­
tarlos en el presente. A veces los sentimientos penetran en la expre­
sión del paciente en la actualidad como algo sorprendente. La per­
sona se asusta al experim entar emociones en eí presente. Comienza
a ver sus ideas no como leyes absolutas, sino como teorías que
posiblemente no son siempre correctas. ,K1 cliente comienza a.
arriesgarse en la búsqueda de relaciones más íntimas. Comienza a
relacionarse con otros en el nivel de los sentimientos.
La quinta etapa del proceso se m uestra en más sentimientos
de aceptación de sí mismo, lo que resulta en más relajam iento del
aspecto emotivo de su vida. Comienza a expresar sus sentimientos
libremente en el presente. Los sentimientos se expresan en forma
más espontánea, y la persona se sorprende con su modo de poder
aceptarlas y vivir con ellas. El paciente desarrolla un deseo
creciente de poseer estos sentimientos, q u e representan su ser “ ver­
dadero” . H ay una disposición para cuestionar las ideas que
anteriorm ente tenían que ser “ leyes”. Uno puede encararse con las
contradicciones que existen dentro de sí y en su m undo alrededor.
Puede existir sin tener que “ enderezar” a todos los demás. Uno
asume una responsabilidad creciente de sus problemas y reconoce
92 Psicología y el M inisterio Cristiano

que ha contribuido a ellos. H ay menos bloques de la comunicación


“interna” y una capacidad de expresar sin vacilación sus sen­
timientos.
Etapa núm ero seis es una etapa m uy crítica. Los sentimientos
que anteriorm ente han sido tapados salen en form a dram ática,
habiendo dejado a un lado las inhibiciones. Form an una expresión
plena y completa. Es como el dique que se abre. Com o con­
secuencia, los sentimientos en el presente pueden expresarse en
forma espontánea y con toda su riqueza. Uno acepta lo que siente
en el presente, no como algo p ara reprim ir o temer. Uno vive la
experiencia en form a subjetiva. Su Yo como objeto aparte de sí
comienza a desaparecer. Todo el cuerpo físico tiende a relajarse y
hay una concordancia entre la experiencia y la emoción que la
acompaña. Los problemas que anteriorm ente han sido externos o
internos form an una parte de su vivir diario y la persona vive en
forma subjetiva su problema.
La séptima y últim a etapa se logra con o sin el terapeuta. La
persona tiende a seguir adelante sin tanta necesidad de ayuda del
terapeuta. La persona tiene sentimientos nuevos y ricos en sus
relaciones en la terapia y en la vida diaria. Uno ahora , puede
confiar y poseer estos sentimientos y bendecirlos. Uno puede vivir
en el presente y no en el pasado. Su Yo es algo que funciona dentro
de sí sin ser objeto aparte. Puede funcionar con m ayor productivi­
dad. Y puede relajarse cuando sale del trabajo. Las convicciones
personales las tiene en form a tentativa, que se pueden variar
cuando las evidencias así lo indican. La comunicación interna es
clara, con una concordancia entre los sentimientos y las
experiencias. Uno está en libertad p ara escoger caminos distintos y
vivir en form a más creativa. La persona que pasa por estas etapas
ha experimentado la “noche oscura”, pero al fin puede cam inar en
la luz del día y vivir en arm onía consigo y con los demás.

C O N G R U E N C IA
O tro concepto m uy im portante en. los escritos de Rogers se
llam a congruencia o concordancia. Rogers hace hincapié en la
im portancia de la congruencia entre la experiencia que la persona
Terapia Centralizada en el Paciente: Rogers 93

tiene y su percepción de la experiencia. Su expresión verbal y


emocional concuerdan en la experiencia. Rogers ilustra este p rin ­
cipio con el caso de un hom bre que se enojó en un grupo cuando
estaban discutiendo un tema que lo tenía m uy perturbado. Se
enrojeció, e hizo grandes gestos m ientras hablaba. Un compañero
al fin dijo: “ Bueno, no vamos a enojarnos sobre este asunto.” El
hom bre respondió: “No estoy enojado. Sim plem ente estoy expre­
sando los hechos relacionados con este asunto.” Todo el m undo se
rió, porque era evidente que el hom bre estaba enojado. En este
caso había una incongruencia entre los sentimientos y la percep­
ción de su propio estado. T am bién hay incongruencia entre el sen­
timiento y la comunicación de la persona. Cuando hay
incongruencia entre la experiencia y la autopercepción, ?e llama
defensividad o negación de la percepción. Cuando hay diferencia
entre la percepción y la comunicación, esto-se llam a hipocresía,o
engaño.
Es im portante recordar que no podemos expresar hechos en
relación con otras personas; podemos expresar la m anera en que
estamos experimentando a las personas. No decimos que uno es
inteligente o imbécil, tenemos experiencias con las personas que
nos hacen pensar que alguien es inteligente o imbécil.
H ay una norm a general que podemos establecer con relación
a la congruencia. Si hay más congruencia de la experiencia, la per­
cepción, y la comunicación de parte de una persona, entonces
habrá una tendencia recíproca y la cualidad de congruencia
aumenta. H a y más comprensión de la comunicación entre los dos,
los dos pueden adaptarse mejor y funcionar mejor, y hay una satis­
facción m utua en la relación. Lo opuesto tam bién es verdad.
Cuando hay incongruencia en las experiencias, la percepción, y la
comunicación, el resultado será u n a desintegración de la relación,
habrá una falta de comprensión y una falta de satisfacción en la
relación.
T I correr el riesgo de comunicar lo que uno siente y percibe es
problemático para todos. Los sentimientos y las experiencias pue­
den ser una ameriaza p ara una persona que podría perjudicar la
94 Psicología y el M inisterio Cristian

relación terapéutica en algunos casos. Pero Rogers insiste en que *


arriesgarnos en la comunicación de la experiencia, la emoción y \
percepción de ella es la clave de lo que crea una relación terapéu
tica. En otra forma la relación comienza a desintegrarse.

C O N C L U S IO N
H asta ahora los libros de Rogers no han sido traducidos al-
español. Su método ha recibido elogio y crítica durante muchos
años. Counseling and Psychotherapy, que salió en 1942, ha tenido;
una acogida creciente entre los profesores de cursos en consejos per­
sonales en las universidades. Client Centered Therapy también se
considera básico p ara presentar el punto de vista fundam ental de
Rogers. En años más recientes Rogers escribió una obra que tiene
que ver con la dinám ica de grupos, en la cual reconoce la contribu­
ción positiva del movimiento de grupos de terapia, en círculos de
educación, y entre grupos religiosos.
Algunos terapeutas piensan que el método de Rogers es
bueno p ara el consejero que está principiando. Puede hacerle bien
al paciente, y probablem ente no va a) hacerle mucho daño. Pero
otros insisten en que el método es válido y que debe usarse en
forma exclusiva. Otros opinan que el método sirve para personas
que tienen m ucha inteligencia y pueden relacionar su sufrimiento ^
con otros factores que ejercen influencia en su vida. Las personas ■
que luchan por conseguir comida suficiente p ara su familia pro­
bablemente no va a pasar mucho tiempo en ejercicios mentales
que tienen que ver con problem as teóricos que no se relacionen con
su situación real.
M e parece que el método de Rogers tiene mucho que es de
valor para los cristianos. Lasjxietas^jiie,él.estableceparaja-persona
sana son metas que coinciden con los valores espirituales que se
presentan en el cristianismo. Por eso, creo que los cristianos encon­
trarán mucha ayuda en considerar el valor del punto de vista de
"Terapia Centralizada en el Paciente: Rogers 95

N O T A S P A R A C A P IT U L O 7

1 C ari R R ogers, O n B e c o m in g a P erson (B oston: H o u g h to n M ifflin Co., 1961),


pp. 32-33.
2 Ibid., p. 3 3.
3 Ibid., p. 42.
4 Ibid., p. 43.
i Ibid., p. 43.
6 I b id , p. 38.
C A P IT U L O 8

UNA SINTESIS

H em os hecho un estudio de las enseñanzas básicas de siete de


las personas cuyas ideas han formado la base de la psicología. T a l
vez el lector se ha ido formando su concepto propio en cuanto a la
aplicación de las enseñanzas específicas de ciertos eruditos en el
campo de la psicología y en el ministerio a personas con problemas
espirituales. En este capítulo queremos dar u n a especie de resum en
de lo que puede ser aplicable p a ra la persona que está interesada
en ayudar a otros con el conocimiento que viene de las ciencias
sociales combinadas con la experiencia religiosa.

¿LA H E R E N C IA O E L M E D I O A M B IE N T E ?
La conducta hum ana se determ ina por la dotación biológica
y la sociedad hum ana. La herencia, la m aduración, y la socializa­
ción tienen sus contribuciones especiales que hacer a cada indi­
viduo. Las características físicas se heredan y son el resultado de la
combinación de los genes. El color del cabello, de los ojos, la
estatura, y otros aspectos físicos son características que cada uno
hereda de sus padres y abuelos. La inteligencia es resultado de lo
que uno hereda y el impacto del medio am biente en términos de
oportunidades p ara estim ular el proceso intelectual. P or ejemplo,
hay familias en las cuales casi todos tienen talentos musicales. No
es que la música se hereda de generación en generación; más bien
quiere decir que un ambiente de apreciación por la música crea a
personas que tienen esa inclinación. O tras familias se destacan por
U na Síntesis 97

su interés en las ciencias, y en las varias facetas del ministerio


cristiano.
El ser hum ano pasa por varias etapas de m aduración en las
cuales adquiere capacidades normales que no son tanto el resultado
del entrenam iento como de la maduración. Se requiere más
esfuerzo en entrenamiento si la persona no ha llegado a la edad de
m adurez p ara funcionar de acuerdo a las necesidades. El niño
aprende a tocar el piano paulatinam ente m ientras se desarrolla el
control de los músculos de coordinación en los dedos. No es reco­
mendable insistir en una habilidad que la edad no perm ite todavía.
Lo mismo pasa con la coordinación de otros músculos del cuerpo y
del cerebro.
.La socialización es el proceso de la adaptación del niño en su
com portam iento con otros. A prende de otros lo que se espera de él
y la conducta que se aprueba o desaprueba. El niño prim ero
aprende de sus padres y hermanos en el hogar. La familia tiene
valores que determ inan sus normas de conducta y los comunica a
todos sus miembros. Por medio de castigos y recompensas el niño
aprende lo que se espera de él. Estas influencias continúan después
de salir del hogar. El niño aprende a actuar de acuerdo con los
valores de su cultura o manifiesta rebeldía en su rechazo de estos
valores.
No podemos decir que la herencia tiene mayor im portancia
que el medio ambiente, ni viceversa. Tenemos que reconocer la
im portancia de los dos factores que operan en cada persona. El
medio ám biente puede contribuir mucho p ara m ejorar las con­
diciones de la persona que ha nacido con ciertas deficiencias que
tienen su origen en la herencia. A la vez podemos reconocer que
hay algunas condiciones hereditarias que no se pueden alterar.
La m ayoría de los psicólogos que hemos estudiado darían una
im portancia m arcada a las influencias que se ejercen en la persona
durante los prim eros años de vida. A unque algunos debaten el
papel de los instintos en contraste con el com portam iento que
resulta del hábito, los dos sí reconocen que las experiencias repeti­
das durante los primeros años de vida dejan sus huellas en forma
98 Psicología y el M inisterio Cristiano

m uy marcada. En la misma m anera algunos no aceptan como de


tanta im portancia el principio de “homeostasis” en relación con
las necesidades vitales, y otros piensan que el principio de
“homeostasis” es una ley inquebrantable que form a la clave del
com portam iento humano,
Desde el punto de vista cristiano podemos decir que el corn^
portam iento hum ano se determ ina por influencias positivas o
negativas que vienen de circunstancias contemporáneas. El hom ­
bre no es víctima de su niñez ni esclavo de los instintos. A unque
estos factores pueden haber influido en uno en los años tem pranos
de la vida y las necesidades vitales son activas en cada persona, hay
dentro de uno tam bién el sistema de valores que le motiva a tom ar
las decisiones más sabias en cada circunstancia.

LA E C O N O M IA D E LA S N E C E S ID A D E S V IT A L E S
Se debate mucho entre los psicólogos en cuanto a las necesi­
dades vitales. Los que dan m ucha im portancia a la herencia insis­
ten en que hay instintos que brotan de las necesidades vitales. Los
instintos fundamentales brotan de las necesidádes corporales y se
influyen por medio del aprendizaje. Son ham bre, sed, sexo, y
sueño. Algunos incluyen el dolor como motivo, pero en el sentido
negativo de buscar la m anera de evitarlo. La satisfacción de estas
necesidades biológicas explica mucho de nuestro comportam iento.
Además de las necesidades biológicas, algunos tam bién ven
las necesidades psicológicas. Entre ellas están la necesidad de am ar
y ser amado, la necesidad de la estima propia, la necesidad~déreci-
bir expresiones dé aprecio por lo que somos o por lo que hacemos.
Otros ven la competencia, la agresión, o la denominación como
otra necesidad. La lista puede extenderse p ara incluir muchas otras
actividades que form an parte del com portam iento hum ano.
Si una necesidad se suple, hay un flujo constante de energía y
la provisión de oportunidades p ara invertir la energía en las activi­
dades que satisfagan la necesidad. Pero cuando faltan los medios
p ara suplir la energía, hay una tendencia a la exageración de la
im portancia de la necesidad. Por ejemplo, cuando hay abundancia
Una Síntesis 99

de alimentos en la familia, todos llegan a la hora de comida sin


ansiedad ni agresividad. Pero si hay la posibilidad de que la
comida no va a alcanzar o si escasea, se crea ansiedad dentro de las
personas responsables por el suministro de la comida, tanto como
en los que van a comer. Es interesante notar que en grupos que
sufren de ham bre constantemente, hay más agresividad en la
acción de alimentarse sin im portarle la situación de otros. Entre un
grupo de niños con ham bre cada uno está em pujando y luchando
para llenar su plato en vez de dar lugar a otros p ara que ellos se
sacien primero.
Dicen que las personas que han sufrido largas épocas de
ham bre llegan al punto de soñar de alimentos suntuosos y pasarse
todo el tiempo despiertos en fantasías de grandes banquetes donde
pueden comer todo lo que quieran.
Lo que ocurre en el área del hambre, tam bién funciona con
referencia a las otras necesidades fundamentales y psicológicas.
Vemos que si el niño no ha recibido am or, tiende a comportarse de
una m anera que le asegure ese am or que tanto le ha hecho falta.
Algunos luchan .mucho en el colegio para sacar buenas calificacio­
nes con la esperanza que así lograrán la meta. O tros se portan
como santos, y otros van al otro extremo para portarse en m aneras
no aceptables por los padres, a ver si por medio de tal com por­
tam iento pueden llam ar la atención. Algunas personas se pasan
toda la vida haciendo cosas que dicen a las claras que están tra ­
tando de satisfacer una necesidad básica. La negación de la exis­
tencia de tales necesidades es tal vez la reacción más perjudicial
p ara la persona. Si no estamos conscientes del funcionamiento de
las necesidades ni de nuestras maneras de actuar p ara satisfacerlas,
podemos crear muchos conflictos en las relaciones interpersonales
sin darnos cuenta de la motivación básica que nos hace actuar de
esa m anera. Pero cuando las necesidades son suplidas de una
m anera norm al, entonces podemos invertir nuestras energías en
actividades positivas que nos beneficiarán a nosotros mismos y a los
demás.
U na evidencia de la m adurez emocional es la capacidad de
100 Psicología y el M inisterio Cristiano

sentir o experim entar plenam ente y sin censura, los pensamientos,


sentimientos, e impulsos, y controlarlos en la mejor m anera de
acuerdo con lo más apropiado, según las circunstancias de tiempo,
lugar, y decoro.1
Es interesante notar que una necesidad no suplida tiende a
alm acenar su energía, y llega a ocupar el pensam iento y la activi­
dad de la persona en form a constante. O tra ley es que cuando la
necesidad es dejada de satisfacer por mucho tiempo, la persona
llega a ser menos exigente en su m anera de satisfacerla. Por
ejemplo, las personas con ham bre no tienen exigencias tan estrictas
en cuanto a lo que van a comer, como las personas que comen tres
comidas abundantes cada día. H a y casos de hombres en campos de
concentración que han perseguido ratas p ara comérselas porque el
ham bre llegó a ser tan intensa.
O tra ley relacionada con el suplir de las necesidades vitales es
que se puede abusar de estas, necesidades. Cuando esto acontece,
ocurren efectos negativos. Uno puede tener un gusto especial p ara
el pastel de m anzana, pero si come demasiado, llegará al punto de
sentir repugnancia a tal pastel.
Las influencias sociales pueden, ya sea inhibir o estimular
estas necesidades. Uno puede sentirse satisfecho con la comida que
tuvo hace dos o tres horas, pero si pasa frente a un restaurante
donde hay personas comiendo, de pronto se despierta en él el ape­
tito para comer otra vez. A la vez las prohibiciones de ciertas
culturas afectan a uno en cuanto a lo que va a comer. Si uno está
entre un grupo de judíos ortodoxos y está comiendo, seguramente
no va a pedir carne de cerdo, porque no quiere ofender a sus com­
pañeros. De esta m anera muchos explican sus razones por hacer o
no hacer ciertas actividades con la presión social que viene del
grupo con el que uno está en contacto.
Las necesidades no satisfechas traen actividades exagera.das-.en
otras esferas. U na persona que no recibe el am or que necesita de
sus familiares y amigos posiblemente va a comer demasiado y
tendrá el problem a de la obesidad. Así que en la vida el com por­
tam iento es el resultado del proceso de tratar de suplir las necesida-
Una Síntesis 101

des básicas de cada persona. M uchas de estas necesidades tienen


que ser suplidas en relaciones con otras personas. El hom bre no
está hecho para vivir en aislamiento social durante tiempos indefi­
nidos; necesita de la comunidad de otras personas p ara enriquecer
su vida. El castigo más duro p a ra los presos es el aislamiento soli­
tario, en que es separado de todos los demás prisioneros. Esto ilus­
tra el hecho de que el concepto de las necesidades vitales es un con­
cepto vital en el funcionamiento del cuerpo y en el com por­
tam iento hum ano.

M E C A N IS M O S D E D E F E N S A
E n las páginas anteriores hemos hablado del papel del Yo en
los conceptos de varios psicólogos. Recordamos que el Yo es la
parte que controla los impulsos que salen del Ello y luchan con el
Super Yo, p ara determ inar si salen al m undo externo o no. A veces
tenemos experiencias en las relaciones sociales en las cuales el Yo se
siente amenazado. Esto produce la ansiedad, y m anda el mensaje
al Yo que hay que prepararse p ara la defensa porque un ataque es
inminente. La m anera en que el Yo se enfrenta con esta am enaza a
la seguridad se llam a el mecanismo de defensa.
Represión.— Algunos psicólogos insisten en que la represión
es algo inconsciente, y por eso no nos damos cuenta de su acción.
Los resultados de la represión se ven en el olvido de citas, nombres
y experiencias que nos trajeron dolor o ansiedad en el pasado. La
persona puede olvidar su cita con el odontólogo. Reprim e la hora
de la cita porque sabe que puede traerle dolor. El nom bre de uno
que hüm illa a otros en form a abierta es olvidado por la víctima de
la hum illación. Así la represión sirve para p ro té g e te la persona...
del doloroso recuerdo. En ese sentido es algo positivo, porque la
persona difícilmente podría vivir con todos los recuerdos de las
experiencias dolor osas del pasado.
H a y una represión que puede ser dañina. Si del Ello surgen
impulsos que el Super Yo y el Yo no aceptan, son reprimidos y
devueltos al Ello. Allí ejercen una fuerza y salen a veces en formas
irracionales, tales como fobias, tics, y compulsiones. La persona no
102 Psicología y el M inisterio Cristiano

se da cuenta de lo que está pasando, porque la represión es


inconsciente. Así tenemos que encararnos con los efectos de la
represión sin saber su origen. U na persona que tiene muchos
impulsos reprimidos es una persona sin la capacidad de ser
espontán ea. Invierte m ucha energía en los conflictos internos, Jos
cuales él ni reconoce ni puede controlar.
Racionaliza don — Supongamos que el alum no tiene que
presentar un examen. No dedica el tiem po suficiente p ara
prepararse bien p ara el examen, y saca una nota baja. La nota
hiere su Y o, y busca la m anera de explicar por qué no dio un buen
examen. T al vez le echa la culpa al profesor por hacer el examen
m uy duro. O al sistema, porque tuvo otros tres exámenes el mismo
día. O alega que no estaba bien de salud. O explica que los otros
estudiantes hicieron mucho ruido, cosa que no le perm itió
prepararse bien para el examen. En esta form a el alum no
racionaliza su m ala nota y protege su Yo de tener que adm itir que
él mismo tuvo la culpa.
La racionalización es uno de los mecanismos que más utiliza­
mos. Pascal dijo: “ El corazón tiene razones que la razón no entien­
de.” 2 La Biblia está repleta de ilustraciones de los fariseos que utili­
zaban la racionalización en cuanto a la observancia del sábado y
los otros aspectos de la Ley. Se justificaban echando la culpa a
otros. M urphy llam a a la racionalización, la negación de las bases
verdaderas de sus actos, porque uno trata de explicar que sus actos
vienen únicam ente de motivos puros.3

I d e n t i f i c a c i ó n La identificación es la tendencia de incluir­


nos emocionalmente con los movimientos sanos, con las personas
poderosas, o con los grupos que nos dan más prestigio. Esto pasa
con los partidos políticos, con los equipos deportivos, y con los gru­
pos religiosos. Representa una de las m aneras de. sentirnos satisfe-
chos y m antener inflado el Yo personal dentro de cada uno dc
nosotros. Si lo practicamos en form a sana, no hay peligro en tal
mecanismo. Los adolescentes tienden a señalar a un héroe y
adorarlo. Im itan a ese héroe en su forma de vestirse y comportarse.
U na Síntesis 103

Los niños en sus juegos se identifican con el m undo de los adultos, o


actúan como vaqueros, médicos, u hombres de negocio.
Pero en algunos la identificación puede llegar al extremo de
ser un escape al m undo de la^ faritasías. Si el vivir en el mundo
real es demasiado doloroso, la persona puede trasladarse psíquica­
mente al m undo no real, y decir que es Dios, Napoleón, u otra
persona de fama.
Qates considera la identificación como centro del concepto de
adoración y de idolatría. .En la adoración la persona se identifica
con el Ser Supremo, y busca la m anera de im itar a Cristo en su
modo de vivir y en su am or por la hum anidad. En este sentido es
algo positivo. En la idolatría la persona se identifica con algo que
no tiene la cualidad de la divinidad. Cuando la persona escoge algo
no divino como el objeto de su identificación, pronto no tiene un
ideal con el que modelar su vida. Por eso, hay muchas prácticas
inmorales que se involucran en la idolatría.4
Compensación. — En la compensación tratam os.de esconder
nuestras debilidades o defectos por medio del énfasis en las cualida-
des o capacidades p o s itiv a s L o s ejemplos clásicos son los de
aquellas personas con defectos físicos que no pueden ejercer m ucha
fuerza en actividades deportivas o trabajos arduos lo que com pen­
san por medio de destacarse en el campo intelectual, artístico, o
tecnológico. Algunas de las personas más poderosas en sus esferas
de influencia pudieron haber logrado su posición como resultado
de la compensación.
H a y personas que abusan de la compensación con una acti-
tud exagerada que opera en contra de ellos mismos. U na persona
puede ser m uy sociable sólo como una compensación por su sen­
timiento de inferioridad en otro campo. Esta sociabilidad puede
servirle en form a positiva. Pero la persona puede exagerar esta
sociabilidad siendo m uy ruidoso, o jactancioso, y el resultado es que
otros pierden el respeto por ella. En la misma m anera, la persona
llega a ser un rufián en vez de ser un líder. Es adm itida una com­
pensación hasta cierto punto, porque todos necesitamos de este
mecanismo para funcionar sin demasiada ansiedad.
104 Psicología y ei Ministerio Cristiano U na Síntesis 105

Proyección.— El Yo a veces proyecta sobre otras personas


de un chivo emisario, o sea, el transferir a otros la hostilidad que
nuestras debilidades y pecados, los cuales llegan a ser objeto de :
sentimos hacia u n a persona. No tenemos el valor p ara dirigirnos a
nuestra condenación. Esto pasa con m ucha frecuencia entre lo¿
ellos directam ente p ara comunicarle nuestra hostilidad. C uando el
predicadores. La persona que constantem ente está condenando un| :
jefe le regaña a uno, si el hom bre no tiene el coraje p ara respon­
pecado particular necesita auto examinarse p a ra ver si no es cul-1 j
derle, por tem or de perder su empleo, llega a la casa y regaña a la
pable de ese pecado. Al experim entar la reacción negativa de parte ■\ esposa. La esposa tiene que pagar los platos rotos por la debilidad
de las personas que son objeto de nuestra condenación, podemos 1
del hombre. Posiblemente ella manifiesta el resentimiento que
desarrollar complejos de persecución y sentirnos como víctimas de | tiene hacia el esposo por medio de la agresión hacia ios niños. Y los
otros. La persona con tendencias paranoicas está sufriendo las con- í niños hacen lo mismo m altratando a los animales de la casa. Así el
secuencias de la proyección. Jesús habló de esta tendencia cuando ¿ ciclo continúa y la frustración de toda la familia viene como resul­
condenó a las personas porque ellos veían la paja en el ojo del pró- ¡ tado de la m anera en que el padre reacciona ante su debilidad.
jim o sin poder ver la viga en sus propios ojos. El profeta tiende a ¡ La substitución^ se puede notar tam bién en la tendencia de
atacar los problemas del m undo que son los m ás serios problem as ; algunas personas de culpar a grupos étnicos por todas las fallas o
p ara él mismo. U na evidencia de la proyección se puede ver \ los crímenes que se cometen en un sector geográfico. Es la ten­
cuando todo el m undo se escandaliza por el com portam iento peca- ' dencia de generalizar en criticar a grupos enteros por alguna
minoso de uno que todos pensaban ser un santo. D entro de cada í debilidad o falla que vemos en una sola persona. Grupos m inori­
uno hay un tem or que ellos tam bién pueden caer en la mism a con- í tarios sufren con frecuencia debido a esta tendencia.
denación.
Sublim ación^- En la quím ica la sublimación es la acción de
Regresión.— A veces, cuando nuestro Yo se siente am ena- '
volatizar u n a sustancia, reduciéndola del estado sólido al vapor. La
zado, reaccionamos regresando a una etapa anterior de nuestro i
aplicación en la psicología puede tener su paralelo. El Ello o la
desarrollo. El caso más claro de regresión se nota cuando el niño i
libido produce energías instintivas que buscan la satisfacción. A
que ya Jia pasado de u n a etapa anterior en su desarrollo regresa a
veces es imposible expresar en form a natural y directa estos im pul­
esa etapa en el m omento de nacer un herm ano m enor. Viendo que ¡
sos. Por medio de la inversión de nuestras atenciones y energías
la m adre dedica m ucha atención al recién nacido, el niño trata de j
hacia otras actividades viene la satisfacción. Por ejemplo, uno
llam ar la atención a sus propias necesidades por medio de la regre­ p uede apaciguar su hostilidad por medio de la participación en
sión. Llora p ara que los padres lo alzen, o pide el biberón, o actúa actividades deportivas donde uno puede competir._La participación
en otras formas p ara lograr la atención de los padres. en las actividades científicas y artísticas es una expresión legítima
Esta misma tendencia se puede notar en los adultos, que de ■ de las tendencias agresivas que resultan de la energía libidinal.
vez en cuando manifiestan una dependencia exagerada, o se aislan ; Freud dijo que muchas de las expresiones más altas del arte y de la
de los demás, o hacen pucheritos, o manifiestan m al genio cuando ; ciencia eran el resultado de la sublim ación.
las cosas no resultan de su agrado. En las personas de edad avan- j
La m eta n atural e inm ediata de cualquier impulso es buscar
zada no es raro ver la regresión a la niñez en una form a más pro- í
la satisfacción en form a directa. Pero la sociedad ha domesticado
nunciada, de tal m anera que los adultos tienen que dedicar más J
estos impulsos,.utilizando sus energías en formas beneficiosas p a ra
tiem po p a ra cuidarlos.
la sociedad.. Así la sociedad constantemente está desviando las
Substitución.— Algunos llam an la substitución la búsqueda energías destructivas del individuo en satisfacer las necesidades de
106 Psicología y el M inisterio Cristiano 1

la comunidad. XJna evidencia de la m adurez de una persona |


.capacidad de postergar la búsqueda de una satisfacción inmediata '1
p ara lograr fines más positivos y benéficos posteriormente. 1
O ates critica el uso de la palabra sublimación p ara referirse a ¿
las actividades en que participan los jóvenes p ara controlar o hasta \
reprim ir sus impulsos sexuales, porque cree que en la sublimación ;
hay una expresión legítima de un deseo básico y no la negación ;
total de tal deseo.5 M ucho de lo que vemos como positivo en la |
cultura, el arte, la religión, y la vocación, es el resultado del uso |
positivo de las energías que en otra m anera resultarían en casos de §
hedonismo.
O tras personas niegan la realidad de la sublimación, diciendo ;
que es más una actividad m ental de los psicólogos que una realidad j
cuyos resultados se pueden ver en la sociedad. Kinsey llego a la j
conclusión, que por medio de la sublimación la energía nerviosa se |
trasladaba de una parte del sistema nervioso a otra.tí
Formación de reacción.— A veces hay personas que desa­
rrollan síntomas físicos p ara evitar el tener que encararse con acti­
vidades desagradables. El dolor de cabeza que la persona adquiere
inm ediatam ente antes de una actividad en que no quiere partici­
par, es algo muy común. Puede ser inm ediatam ente antes de un
examen, antes de una reunión a la que uno no quiere asistir, o en
vísperas de cualquier otra cosa desagradable p a ra el participante.
Algunos hasta desarrollan una parálisis en vísperas de una activi­
dad que produce m ucha ansiedad. El soldado en el campo de
batalla, que desarrolla una parálisis es ilustración de este fenó­
meno. Algunos opinan que la impotencia sexual es la formación de
reacción debido a algún traum a. El tratam iento de tales condicio- *
nes consiste en procurar ayudar a la persona p a ra com prender la
dinám ica de lo que está pasando dentro de sí, y alterar la actitud o
las raíces de esa dificultad.
Expiación o restauración. — Si hemos hecho algo que ahora
nos parece malo, tratam os de hacer restitución o expiación por
medio de actividades contrarias. La culpabilidad está en las raíces
de tal comportamiento. T ratam os de corregir lo malo que hemos
Una Síntesis 107

hecho por medio de actos buenos. A veces cuando hemos herido a


otros por medio de palabras o de actos, participamos en actividades
que tratan de comunicar nuestro pesar y nuestro deseo de corregir
lo malo. El pedir perdón es un acto de expiación.
Tam bién hemos aprendido que por medio de una confesión
de nuestras faltas antes de que sean descubiertas, podemos prevenir
consecuencias negativas. A veces el niño o el adulto hará actos
benéficos hacia otros, y viene la pregunta: “ ¿Q ué ha hecho de
malo y qué exige la expiación?" No es recomendable reaccionar en
esta form a, porque crea más culpabilidad en la persona. Es mejor
aceptar los actos de otros, expresando nuestra gratitud, p ara ver
qué resultados traen posteriormente.
Cabe m encionar que este mecanismo de defensa puede estar
presente en la motivación inconsciente de muchos que participan
en las actividades religiosas. El servicio a la hum anidad puede bro­
tar de motivación patológica tanto como de la sana. El pastor o
líder religioso necesita analizar constantemente sus motivos p ara
estar seguro que está sirviendo con motivación sana.
Aislam iento em ocional— Algunas personas hacen el esfuerzo
de protegerse del dolor por medio del aislamiento emocional.
Desarrollan una actitud estoica hacia la vida, y no m uestran ni
felicidad ni tristeza cuando se encaran con experiencias emotivas.
Algunos no se involucran a^sí mismos en la vida y la experiencia de
otros porque no quieren ser heridos emocionalmente. Tienen
temor de am ar porque podría term inar en un desengaño. Estas
personas por regla general no viven la vida en todas sus posibilida­
des. Niegan la necesidad de la satisfacción emocional, del aprecio
de los demás, y del contacto social con otros. Pero esta necesidad
está presente, y por eso la persona vive más frustrada.
El ayudar a otros significa que de vez en cuando vamos a
sufrir. Es mejor tra tar de ayudar, hacer el esfuerzo y aún fracasar,
antes que no hacer nada por el tem or de fracasar. Es mejor encon­
trarnos emocionalmente involucrados hasta el punto de no ser
completamente efectivos, en vez de ir al otro extremo de aislarnos
108 Psicología y el M inisterio Cristiano

emocionalmente hasta tal punto que no queremos correr ningún ’t


riesgo. |
Hem os presentado varios de los mecanismos de defensa con
un doble propósito. U na consideración de estos mecanismos nos í
ayudará para entendernos más y mejor. Si pudiéram os conversar
con otra persona u otras personas que nos conocen, sería de
mucho valor a fin de poder percibir las cosas que hacemos y qué
mecanismos utilizamos más en nuestras actividades diarias.
Es norm al utilizar los mecanismos, porque el Yo de cada per- ■
son a necesita defenderse de la presión o de los ataques que vienen i
de afuera. Pero algunos de los mecanismos representan una nega- ;
ción de la realidad m ayor que otros. Cuanto más transpa rente
pueda ser el Yo en relación con los im pulsos de adentro y conJ a s
presiones que vienen de afuera, tanto más sana será la persona en
su modo de funcionar y en su salud mental. _

¿C O M O A Y U D A M O S A O TR O S?
El estudio que hemos hecho de las siete psicologías nos ha
dado bases p ara poder determ inar la razón de los problemas y qué
debemos hacer para ayudar. En vez de escoger un solo punto de
vista o método, la m ayoría de las personas que tienen éxito en ayu­
dar a otros utilizan un método ecléctico en el que escogen ideas de
cualquiera si creen que estas pueden ser beneficiosas para su
paciente. En algunos pacientes las experiencias traum áticas de los
primeros años en el campo del sexo pueden form ar la clave de su
problem a como adulto. En otras personas puede ser un defecto
físico de los primeros años de vida, y por eso las ideas de Adler se
aplican más en esos casos. P ara otras personas puede ser una serie
de dificultades en las relaciones interpersonales, y las ideas de Sulli­
van nos dan la base p ara ayudarles. Por lo tanto él que quiere ayu­
dar no debe tra tar de encasillar a todos en una sola escuela de pen­
samiento.
El obrero cristiano probablem ente no tendrá la preparación
adecuada p a ra entrar en procesos de terapia que tienen que ver
con el inconsciente. Nuestro campo especial tendrá que ver con
Una Síntesis 109

problemas que tienen las personas y que resultan de conflictos en


las relaciones interpersonales y en la frustración por su situación
física o social. A unque posiblemente podemos reconocer las bases
de sus dificultades en factores que no son conscientes para el
paciente, no nos conviene meternos demasiado en querer ayudarles
por medio de una comprensión de los factores inconsciente. Es
mejor limitarnos a las condiciones que puede entender^el paciente
sin tener que luchar mucho con el inconsciente. H ay «mucho que
podemos hacer y que estaremos preparados p a ra hacer. El escu­
char con sim patía h ará mucho p ara que la persona aclare su situa­
ción y las alternativas que tiene en las decisiones a tom ar. El ayu­
dar para aclarar los efectos de las varias alternativas será un minis­
terio positivo de parte nuestra.
El ideal que tienen los psicólogos es el mismo que tienen los
obreros cristianos. Queremos que toda persona alcanceja m áxim a
salud física, emocional y espiritual, Nosotros tenemos las verdades
del cristianismo, que representan una fuente de ayuda especial y
nos dan una ventaja sobre las personas que no tienen una filosofía
de vida que lo unifica todo. Cuando las personas tienen una causa
a la cual pueden dedicar todas sus energías y sus actividades, eso les
ayudará para experim entar la m áxim a salud emocional y espiri­
tual.
Las normas morales y espirituales del cristianismo dan al
individuo una orientación que les ayuda a encararse con los im pul­
sos que brotan de sus necesidades vitales. Si el cristiano m aneja
estas necesidades de acuerdo con las enseñanzas de los Diez M a n ­
damientos y el Serm ón del M onte, probablemente va a vivir feliz y
con un m ínimo de tensión. Si la persona puede desarrollar los
motivos que son compatibles con el cristianismo en su vida perso­
nal y en las relaciones con los demás, probablemente va a vivir con
poca tensión interna y en sus relaciones interpersonales. Cuando
abandonam os las normas cristianas y tratam os de vivir de acuerdo
con los deseos de la carne, estamos sembrando las semillas de difi­
cultades.
110 Psicología y el Ministerio Cristiano

N O T A S P A R A C A P IT U L O 8
1 Stanley M ahoney. The Art of Helping People Effectively. (New York:
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2 W ayne Oates. The Religious Dimensions of Personality. (N ew York. T he
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3 G ardner M arphy. Histórical Introduction to Modem Piychology, (New York:
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4 Oates, Op. dt., p. 224, 225.
5 Ibid.y p. 230.
6 A. C. Kinsey, W . B. Pomeroy, y C, E, M artin. Sexual Bebaviour in tbe Human
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