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Espíritu y naturaleza

Gregory Bateson

Amorrortu editores
Buenos Aires - Madrid

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Biblioteca de psicología y psicoanálisis Dedico este libro


Min d and Nature. A Necessary Unity, Gr egory Bateson a Nora, Vanni, Gregory
© Gregory Bateson , 1979 y Emily Elizabeth:
Primera edición en ingl és, 1979; quinta reimpresión, 1980
Primer a edición en castellano, 1982; pri me ra reimpresión, 1990;
segunda edición, 1993; primera reimpresión, 1997; segund a reim­
pre si ón, 2002; tercera reimpresión, 2006
Traducción, Leandro Wolfson
La r eprodu cción total o parcial de este libro en form a idéntica o
modifi cad a por cualquier medio mecáni co, electró nico o infor máti­
co, in cluyendo fotocopia , grabación, digit ali zación o cua lquier sis­
tema de alm acenam iento y recuperación de información, no auto­
rizada por los editores, viola derechos reservados.
© Todos los derechos de la edición en castellano reservados por
Amorrortu editores S.A., Paraguay 1225, 7" piso - C1057AAS Buenos
Aires
www. amorrortueditores. com
Amorrortu edit ores España S.L., C/San Andrés, 28 - 28004
"
Madrid
Queda hecho el depósito que pr eviene la ley n° 11.723
Industria argentina. Mad e in Argentina
ISBN-lO: 950-518-535-9
ISB N-13: 978-950-518-535-1
ISBN 0-525-15590-2, E. P. Dutton , Nuev a York, edición original

Bateson, Gregory
Espíritu y natural eza.- 2" ed. 3a reimp .- Buenos Aires :
Amorr ortu, 2006.
256 p. ; 23x14 cm.- (Biblioteca de psicología y psicoanálisis)
Traducción de: Leandro Wolfson
ISBN 950-518-535-9
1. Psi cología Comp arad a. 1. Leandro Wolfson, trad. Il . Título
CDD 156

Impreso en los Talleres Gr áficos Color Efe, Paso 192, Avellan eda,
provincia de Buenos Air es , en mayo de 2006.

Ti.rada de esta edición: 1.500 eje mplares .

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Indice general
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11 Reconocimientos

13 1. Introducción

35 2. Todo escolar sabe...

80 3. Múltiples versiones del mundo

103 4. Criterios del proceso espiritual

145 5. Múltiples versiones de la relación

161 6. Los grandes procesos estocásticos

205 7. De la clasificación al proceso

221 8. ¿y entonces qué?

231 Apéndice: El tiempo está descoyuntado

241 Glosario

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Reconocimientos

Los trabajos e ideas que llevaron hasta este libro se de­


senvolvieron a lo largo de muchos años. Mi reconocimiento
debería incluir, remontándose en el tiempo, a todas las per­
sonas mencionadas en el prólogo de mi obra anterior, Pasos
hacia una ecología del espiritu:" Pero he procurado escribir
el presente libro para que me comprendan quienes no han
leído Pasos, y por consiguiente aquí sólo daré cuenta de las
deudas intelectuales contraídas por mí desde que se publicó
este último.
Aun así, muchos han sido los favores recibidos en los úl­
timos tiempos. En un orden más o menos cronológico, ten­
dría que empezar por agradecer la beca que me concedió la
Universidad de California en Santa Cruz, y en especial a
mis amigos del Kresge College: Mary Díaz, Robert Edgar,
Carter Wilson, Carol Proudfoot y el cuerpo de secretarias.
Luego, debo agradecer a la Asociación Lindisfarne, en la
cual fui investigador residente durante los seis meses que
me llevó escribir esta obra. Mis anfitriones, en quienes se
combinaban la generosidad y el talento, fueron Bill Irwin
Thompson, Michael Katz, Nina Hagen, y Chris y Diane
Bamford. Sin ellos, no habría habido libro.
Análogamente, en las últimas etapas de su redacción, y
después de varias aventuras médicas, el Instituto Esalen
me tomó como huésped, permitiéndome alternar mi conva­
lecencia con la escritura. Tengo que agradecer a Janet Le­
derman, Julian Silverman, Michael Murphy, Richard Price
y muchos otros. Realmente, me siento en deuda con toda la
comunidad, tanto de Lindisfarne como de Esalen.

"Steps to an Ecology of Mind, Nueva York: Ballantine, 1972. [Versión


castellana: Pasos hacia una ecología de la mente, trad. por Ramón Alcalde,
Buenos Aires: Carlos Lohlé, 1976.]

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A principios de 1978 fui sometido a una importante in­ 1. Introducción *


tervención quirúrgica y se me anticipó que podría tener , I
poco tiempo más. En esta emergencia, Stewart Brand y la
Fundación Point vinieron en mi ayuda. Stewart hizo posible
que mi hija Mary Catherine viniera de Teherán a pasar un
mes conmigo en California para trabajar en el manuscrito.
La Universidad Reza Shah Kabir, de Irán, en la que ella es­
taba empleada, le concedió generosamente un período de li­
cencia. Los primeros cinco capítulos del libro deben mucho a
sus iluminadoras críticas y a su trabajo infatigable. Tam­ «Piotino el platónico demuestra JXJr medio de los capullos
bién agradezco a Stewart por publicar algunas partes del en flor y de las hojas de los árboles que del Dios Supremo,
manuscrito en Coeoolutiori Quarterly, y por permitir que las cuya belleza es invisible e inefable, la Providencia llega has­
reprodujera aquí. ta las cosas de esta tierra. Señala que estos frágiles y morta­
Dos discípulos míos, Rodney Donaldson y David Lipset, les objetos no podrían estar dotados de una belleza tan in ­
me brindaron activamente sus críticas constructivas; mu­ maculada y tan exquisitamente forjada si no emanaran de
chos otros, con sólo escucharme, contribuyeron a que yo pu­ la Divinidad, que impregna infinitamente todas las cosas
diera reparar en las tonterías que decía. con su invisible e inmutable hermosura». San Agustín, La
Bill Whitehead, quien tuvo a su cargo la preparación de ciudad de Dios.
mi obra, y John Broclanan, mi agente de publicaciones, me
regañaron con paciencia para lograr que la escribiera. Mi
secretaria, Judith van Slooten, realizó gran parte de las En junio de 1977 pensé que tenía los comienzos de dos
tareas de rutina y colaboró en la confección del índice; y mu­ libros, a uno de los cuales lo llamé La idea evolutiva y al otro
chos otros, en Lindisfarne, Esalen y otros puntos del cami­ 'Iodo escolar sabe. 1 El primero sería una tentativa de reexa­
no, prestaron su ayuda. minar las teorías de la evolución biológica a la luz de la ci­
Por último, mi esposa Lois estuvo siempre a mi lado, bernética y de la teoría de la información. Pero cuando co­
cuestionándome o alabándome, y soportando con tesón mis mencé a escribirlo noté que me era difícil hacerlo teniendo
cambiantes estados de ánimo, mis raptos de entusiasmo y en mente un auditorio real, el cual, confiaba yo, entendería
mis depresiones, a medida que las ideas venían a mí o me los presupuestos formales, y por ende simples, de lo que allí
abandonaban. decía. Se me hizo monstruosamente evidente que en este
país, en Inglaterra y, supongo, en todo el mundo occidental,
la instrucción escolar se cuidaba tanto de eludir todos los
problemas decisivos, que yo tendría que escribir un segundo
libro para explicar ideas a mi juicio elementales, relaciona­
das con la evolución y con casi cualquier otro pensamiento
biológico o social -con la vida cotidiana y el desayuno que
ingerimos-o La educación oficial no le decía a la gente casi
nada acerca de todo lo que había en las playas y los bosques

• Gran parte de este capítulo integró una conferencia pronunciada en la


Catedral de San Juan el Divino, en Nueva York, el1? de noviembre de 1977.
[Las demás notas se hallarán al final del capítulo.]

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de secuoyas, en los desiertos y las llanuras. Ni siquiera per­ los comités, asambleas y naciones puedan parecernos ne­
sonas crecidas y con hijos podían dar cuenta razonable de cios a genios en dos patas como tú y yo.
conceptos como entropía, sacramento, sintaxis, número, Yo estaba trascendiendo esa línea que, según se supone
cantidad, pauta, relación lineal, nombre, clase, relevancia, a veces, encierra al ser humano. En otras palabras, mien­
energía, redundancia, fuerza, probabilidad, partes, todo, in­ tras escribía, el espíritu pasó a ser para mí un reflejo de
formación, tautología, homología, masa newtoniana o misa grandes y numerosas partes del mundo natural que está
cristiana, a explicación, descripción, regla de las dimensio­ fuera del pensador.
nes, tipo lógico, metáfora, topología, etc. ¿Qué son las mari­ En general, lo que se reflejaba en los fenómenos natura­
posas? ¿Qué son las estrellas de mar? ¿Qué son la belleza y les no eran los aspectos más burdos y simples, más anima­
la fealdad? les y primitivos de la especie humana. La naturaleza refle­
Pensé que si ponía por escrito algunas de estas ideas ja, en cambio, los aspectos más complejos de la gente, los es­
muy elementales podía titularlas, con un poco de ironía, Tb­ téticos, los intrincados, los refinados, Lo que yo estaba reco­
do escolar sabe. nociendo allí, del otro lado del espejo, en la "naturaleza", no
Pero mientras trabajaba en estos dos manuscritos en era mi codicia, mis intenciones utilitarias, mi "animalidad",
Líndisfarne, agregando a veces un fragmento a uno, otras los llamados "instintos", etc., sino que estaba viendo las raí­
veces al otro, poco a poco ambos fueron confluyendo, y el" ces de la simetría humana, de la belleza y la fealdad, de la
producto de esa confluencia fue lo que, según creo, se deno­ estética, de la propia condición viva del ser humano y su pe­
mina una visiónpZatónica. 2 Me pareció que en Todo escoZar queña cuota de sabiduría. La sabiduría, la gracia corporal
estaba apuntando ideas muy elementales sobre epistemolo­ del ser humano, y aun su hábito de fabricar objetos hermo­
gía (véase el "Glosario"), o sea, sobre cómo nosotros podernos sos, son tan "animales" como su crueldad. Después de todo ,
saber alguna cosa. En el pronombre nosotros estaban inclui­ la palabra "animal" significa "dotado de espíritu" (animus)".
dos, por supuesto, la estrella de mar y el bosque de secuo­ Contra este telón de fondo, esas teorías del hombre que
yas, el huevo que se divide y el Senado de Estados Unidos. Y parten de la más animalística e inadaptada psicología re­
en esa alguna cosa que estos seres diversamente saben se sultan ser primeras premisas improbables para abordar la
incluía "cómo crecer con simetría quíntuple", "cómo sobrevi­ pregunta del salmista: "Señor, ¿qué es el hombre?".
vir a un incendio del bosque", "cómo crecer y conservar em­ Nunca pude aceptar el primer eslabón de la historia
pero la misma forma", "cómo aprender", "cómo redactar una del Génesis: "Al principio la Tierra era algo informe y vacío".
Constitución", "cómo inventar y conducir un automóvil", Esa tabuZa rasa primordial habría planteado un formidable
"cómo contar hasta siete", etc. Maravillosos seres con cono­ problema de termodin ámica durante los mil millones de
cimientos y habilidades casi milagrosos. años futuros. Tal vez la Tierra no fue nunca una tabuZa rasa,
Por encima de todo, incluí "cómo evolucionar", porque como no lo es un cigoto humano, un huevo fertilizado.
entendía que tanto la evolución como el aprendizaje deben Empecé a pensar que las anticuadas, malamente estable­
ajustarse a las mismas regularidades formales, o a las así cidas ideas sobre epistemología, en especial sobre la episte­
llamadas "leyes ". Como puedes ver, yo estaba comenzando a mología humana, reflejaban una física obsoleta y contrasta­
emplear las ideas de Todo escoZarpara reflexionar, no sobre ban curiosamente con lo poco que parecíamos saber acerca
nuestro conocimiento" sino sobre ese conocimiento más am­ de los seres vivos. Era como si se supusiera que los miem­
plio que es el aglutinante de las estrellas de mar y las ané­ bros del género humano eran criaturas totalmente singula­
monas marinas, y los bosques de secuoyas y las asambleas res y materialistas, frente a un universo viviente donde im­
humanas. peraba lo general (no lo singular) y lo espiritual (no lo mate­
Mis dos manuscritos se estaban convirtiendo en un libro rialista).
único porque hay un único conocimiento que caracteriza así Se diría que hay algo así como una ley de Gresham? de la
a la evolución como a los conglomerados humanos, aunque evolución cultural, según la cual las ideas excesivamente

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simplistas desplazan siempre a las más elaboradas, y lo vul­ iba a ingresar en una atmósfera de escepticismo rayano en
gar y detestable desplaza siempre a lo hermoso. Y sin em­ la hostilidad. Cuando entré, percibí claramente que supo­
bargo lo hermoso persiste. nian qu e yo era una encarnación del demonio, que vendría a
Comencé a creer que la materia organizada -y nada sé increparles dónde estaba el sentido común que producía
acerca de una materia no organizada, si es que la hay-, guerras atómicas y pesticidas. En esos días (¿y todavía
aun en un conjunto tan simple de relaciones como las que hoy?) se creía que la ciencia er a "ajena a los valores" y que
privan en una máquina de vapor con un regulador automá­ no estaba guiada por "emociones".
tico, era sabia y refinada en comparación con el cuadro que Estaba preparado para ello. Llevé conmigo dos bolsas de
hoy traza del espíritu humano el materialismo ortodoxo y papel; de una de ellas saqué un cangrejo recién cocinado y
gran parte de la religión ortodoxa. lo puse sobre el escritorio, diciéndoles más o menos esto:
Estas ideas estuvieron en germen en mi espíritu desde "Quiero que me den argumentos que me convenzan de que
qu e era niño, pero permiteme que comience esta historia a este objeto es el resto de una cosa viviente. Si quieren pue­
partir de los dos con te xtos en que dichos pensamientos em­ den imaginar que son marcianos y que en Marte están ha­
pezaron a presionar para ser expresados. bituados a ver cosas vivientes, siendo ustedes mismos seres
En la década de 1950 tenía a mi cargo dos tareas docen­ vivos; pero, desde luego, nunca han visto cangrejos o langos­
tes: era instructor de médicos psiquiatras residentes de un tas. Hasta allí llegaron, tal vez llevados por un meteorito,
hospital para enfermos mentales de Palo Alto, dependiente un cierto número de objetos como este. Deben examinarlos y
de la Dirección de Veteranos de Guerra, y de jóvenes beat­ arribar a la conclusión de que son restos de cosas vivas. ¿Có­
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niks de la Escuela de Bellas Artes de California, en San mo llegarían a esa conclusión?".
Francisco. Quiero contarle cómo se iniciaron estos dos cur­
Por supuesto, la pregunta planteada a los psiquiatras
sos, cómo abordé estos dos contrastantes auditorios. Si po­
era la misma pregunta que la planteada a los artistas: ¿Hay
¡ nes una junto a otra las dos primeras clases que di a estos
una especie biológica de entropía?
grupos , entenderás lo que estoy tratando de decir. Ambas preguntas se vinculaban con la noción subyacen­
A los psiquiatras les planteé un desafío en la forma de un te de una línea divisoria entre el mundo de lo viviente (don­
, pequeño examen escrito, diciéndoles que cuando el curso fi­ de se trazan distinciones y la diferencia puede ser una
nalizara tenían que comprender las preguntas allí formula­ causa) y el mundo de las bolas de billar y las galaxias no vi­
das. En la primera pregunta se pedían breves definiciones vientes (donde las fuerzas y los choques son las "causas" de
de: a) "sacramento", y b) "entropía". los sucesos). Son los dos mundos que Jung (siguiendo a los
Los jóvenes psiquiatras de esa década eran incapaces, gnósticos) llamó creatura (10 viviente) y pleroma (10 no vi­
en general, de responder a cualqu iera de las dos pregun­ viente).3 Yo estaba preguntando: ¿Cu ál es la diferencia en- :
tas . Hoy en día, algunos más podrían empezar a hablar tre el mundo físico del pleroma, donde las fuerzas y los cho- .
acerca de la entropía (véase el "Glosario"), ¿y puedo suponer ques suministran una clase de explicación suficiente, y el de
que aún existen cristianos capaces de decir qué es un sacra­ la creatura, donde es imposible entender nada a menos que .
mento? se invoquen las diferencias y distinciones?
Les estaba proporcionando a mis alumnos las nociones En el curso de mi vida, puse siempre las descripciones de
cardinales de 2.500 años de reflexión sobre la religión y la palos, piedras, bolas de billar y galaxias en un comparti­
ciencia. Pensé qu e si iban a ser médicos del alma humana, m iento, el pleroma, y allí las dejé . En otro compartimiento
, debían tener al menos una base acerca de cada una de estas puse las cosas vivientes: cangrejos, personas, problemas de
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antiguas argumentaciones, estar familiarizados con las la belleza y problemas de la diferencia. El tema de este libro
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ideas centrales de la religión y de la ciencia. es el contenido del segundo compartimiento.
Con los alumnos de bellas artes fui más directo. Era una Hace poco yo estaba refunfuñando acerca de las fallas de
pequeña clase de diez a quince estudiantes, y yo sabía que la educación occidental; lo hacía en una carta a mis colegas,

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los regentes de la Universidad de California, y la siguiente
oración se me introdujo subrepticiamente en la carta:
"Rompan ustedes la pauta [pattern]d que conecta los
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Más bien, estos estudiantes tratarían al narciso con recono­
cimiento y empatía. Cuando digo "estético", quiero decir
"sensible a la pauta que conecta".
Como ves, yo era afortunado. Quizá por coincidencia, los
diversos rubros de la enseñanza, y forzosamente destruirán enfrenté con una pregunta que era (aunque yo no lo sabía)
con ello toda calidad". estética: "¿Cómo se relacionan ustedes con este ser? ¿Qué
Como otro título posible de este libro, un sinónimo del pauta los conecta a él?".
que ahora tiene, les ofrezco esta frase: la pauta que conecta. Al situarlos en un planeta imaginario, "Marte", los des­
La pauta que conecta. ¿Por qué los establecimientos edu­ pojé de toda idea sobre langostas, amebas, repollos, etc ., y los
cativos no enseñan casi nada acerca de la pauta que conec­ obligué a diagnosticar la vida retrotrayéndose a una identifi­
I ta? ¿Acaso los maestros saben que llevan consigo el beso de cación con su propio ser viviente: "Ustedes tienen los patro­
la muerte que toma insípido todo cuanto tocan, y entonces nes, los criterios con los que pueden contemplar al cangrejo
I se niegan sabiamente a tocar o enseñar cualquier cosa que para hallar que también él lleva consigo los mismos patrones".
posea importancia para la Vida real? ¿o es que portan el be­ Mi pregunta era mucho más complicada de lo que supuse.
so de la muerte porque no se atreven a enseñar nada de im­ Miraron, pues, el cangrejo. Y lo primero que observaron
I, ' fue que es simétrico, o sea, que su lado derecho se parece al
portancia para la vida real? ¿Qué es lo que les pasa?
¿Qué pauta conecta al cangrejo con la langosta y a la or­ izquierdo.
quídea con el narciso, y a los cuatro conmigo? ¿y a mí conti­ ''Muy bien. ¿Quieren decir con esto que está compuesto,
go? ¿y a nosotros seis con la ameba, en una dirección, y con como un cuadro?". (Ninguna respuesta.)
el esquizofrénico retardado, en la otra? Luego observaron que una de sus tenazas era más
Quiero contarte por qué he sido un biólogo toda mi vida, grande que la otra. Así que no era simétrico.
qué es lo que he intentado estudiar. ¿Qué pensamientos Sugerí que si el meteorito hubiera traído varios de estos
puedo compartir concernientes al mundo biológico total en objetos, ellos habrían podido comprobar que en casi todos
que vivimos y somos? ZCómo está conformado ese mundo? los especímenes era siempre el mismo lado (derecho o
Lo que ahora hay que decir es difícil, parece ser bastante izquierdo) el que tenía la tenaza más grande. (Ninguna
vacío, y tiene una grande y profunda importancia para ti y respuesta. "¿Adónde quiere llegar Bateson?".)
para mí. En esta coyuntura histórica, considero que es im­ Volviendo a la simetría, alguien dijo: "Sí, una tenaza es
portante para la supervivencia de toda la biosfera, que, co­ más grande que la otra, pero ambas están formadas por las
mo sabes, está amenazada. mismas partes".
¿Cuál es la pauta que conecta a todas las criaturas vi­ ¡Ah, qué noble y hermoso pensamiento! ¡Cómo arrojó ese
1, vientes? estudiante al tacho de la basura, con toda cortesía, la idea
Déjame que vuelva a mi cangrejo ya mi clase con los de que el tamaño podría tener una importancia primordial o
profunda, y fue en cambio tras la pauta que conecta!
I beatniks. Me sentía muy afortunado de est ar enseñando a
Descartó una simetría en el tamaño en favor de una sime­
gente que no er an científicos y cuyos espíritus tenian inclu­
so un sesgo anticientífico. tría más honda en las relaciones formales.
I Poco instruidos como eran, su inclinación era estética. Sí, así es, las dos tenazas del cangrejo se caracterizan
Por el momento definir é esa palabra diciendo que no se pa­ (fea palabra) por encamar relaciones similares entre las
I recían a Peter BIy, el personaje del cual dice Wordsworth: partes. Nunca cantidades: siempre figuras, formas y rela­
ciones. Esto era, en verdad, algo que caracterizaba al can­
"Un narciso en la ribera del río grejo como miembro de creatura, como cosa viviente.
era para él un narciso.amarillo. Más tarde, a alguien se le ocurrió que no sólo las dos te­
y no era nada más". nazas estaban edificadas sobre una misma "planta" o plano

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de base (o sea, sobre conjuntos correspondientes de re­


lacion es entre partes correspondientes), sino que esas rela­
cion es en tre partes correspondientes se extendían a toda la
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pauta propia de la especie (homología filogenética) con una
diferencia. Y, desde luego, también en este caso debemos
descartar las magnitudes en favor de las formas y figuras,
serie de patas locomotrices. Pudimos reconocer en cada una pautas y relaciones. En otros términos, al exponer esta dis ­
de las patas partes que se correspondían con las partes de la tribución de semejanzas formales, resulta que la anatomía
tenaza. gruesa exhibe tres niveles o tipos lógicos de proposiciones
y lo mismo es válido, por supuesto, para nuestro propio descriptivas:
cuerpo. El húmero del antebrazo corresponde al fémur del
muslo, y el cúbito-radio a la tibia-peroné; los carpianos de la 1. Las partes de cualquier miembro de creatura pueden
muñeca corr esponden a los tarsianos del pie , los dedos de la compararse con otras partes del mismo individuo para obte­
mano a los dedos del pie. ner las conexiones de primer orden.
La anatomía del cangrejo es repetitiva y rítmica. Es, 2. Los cangrejos pueden compararse con las langostas o
como la música, repetitiva con modulaciones. De hecho, la los hombres con los caba llos, y se encontrarán similares re­
dirección de la cabeza hacia la cola corresponde a una se ­ laciones en tre las partes (obtenien do así las conexiones de
cuencia temporal: en el embr ión la cabeza aparece antes segundo orden).
que la cola . Desde adelante hacia atrás es posible un flujo de 3. L a comparación en t r e cangrejos y langostas puede
información . compararse con la comparación entre hombres y caballos,
Los bi ólogos profesionales hablan de homología (véase el dándonos conexiones de tercer orden.
"Glosario') filogenética para referirse a esa clase de hechos
de los cuales un eje mplo es la semejanza formal entre los Hemos construido así una escala para pensar acerca
huesos de mis extrem idades y los de las extremidades de un de ... ¿acer ca de qué? Ah, sí, acerca de la pauta que cone cta.
~ , ca b a llo . Otro eje m p lo es la semejanza formal entre los Podemos ahora aproximarnos con palabras a mi tesis
a pén dices de un cangrejo y los de una langosta. central: La pauta que conecta es una metapauta. Es una
Esa es una clase de hechos. Otra clase de hechos (ésirni­ pauta de pautas. Es esa metapauta la que define esta am­
lar de algún m od o a la anterior?) es lo que ellos llaman plia generalización: que, de hecho, son las pautas las que co­
hom ología seriada. Un ejemplo es la repetición rítmica con nectan.
cambio en cada uno de los apéndices que aparecen a todo lo Adv ertí páginas atrás que nos toparíamos con algo vacío,
largo de un animal (cangrejo u hombre); otro (tal vez no del y así es. El espíritu es vacío; es ninguna cosa, nada. e Sólo
todo comparable, a causa de la diferencia con relación al existe en sus ideas, y también estas son nadas. Las ideas
tiempo) sería la simetría bilateral del hombre o del can­ son lo único inmanente, corporizado en sus ejemplos. Y los
. 4
greJo. . ejemplos son, nuevamente, nadas. La tenaza del cangrejo,
Empecemos de nuevo por el principio. Las partes de un en cuanto ejemplo, no es la Ding ari sich; precisamente ella
cangrejo están conectadas por diversas pautas de simetría no es la "cosa en sí". Más bien es lo que el espíritu hace de
bilateral, h omolo gí a s erial, etc. Denominemos a estas ella, a saber, un ejemplo de tal o cual cosa.
pautas, que ex isten den tro de un cangrejo individual en Pennítaseme que vuelva a mi clase de jóvenes artistas.
crecim iento , conexiones de primer orden. Pero hete aquí que Recordarás que yo tenía dos bolsas de papel. En una
al contemplar el cangrejo y la langosta volvem os a encon­ estaba el ca n grejo. En la otra tenía la grande y hermosa
trar una conexión por pauta ; llamémosla conexión de se­ concha vacía de un molusco. ¿En virtud de qué, les pre­
gundo orden, u hom ología filogenética. ' gunté, podían ellos saber que esa concha espiralada había
Ahora pasamos al h ombre o al caballo y hallamos que, sido parte de una cosa vivi ente?
también aquí, aparecen simetrías y homologías ser iales. Al Cuando mi hij a Cathy tenía más o menos siete años, al­
observar a ambos, nos encon tr amos con que com parten una guien le regaló uno de esos vidrios que llaman ojos de gato,

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montado en un anillo. Se lo vi puesto y le pregunté qué era. han sido superficialmente estáticos. Estos ejemplos son las
Me dijo que era un ojo de gato. formas congeladas, resultado de un cambio regularizado,
-Sí -repliqué--- Zpero qué es? cierto es, pero en sí mismas fijadas definitivamente como
-Bueno, sé que no es el ojo de un gato. Supongo que es las figuras de la "Oda sobre una urna griega", de Keats:
algún tipo de piedra.
-Sácatela y mírale la parte de atrás -le dije. "Bello doncel, bajo los árboles,
Así lo hizo y exclamó: no habrás de abandonar tu canto,
-iOh, tiene una espiral! Debió de pertenecer a algo vivo. ni esos árboles perderán jamás sus hojas;
En realidad, esos discos verdosos son los opérculos de amante osado, nunca podrás besarla, nunca,
una especie de caracol marino de zonas tropicales. Al regre­ aunque muy cerca estés de la conquista...
sar de la Segunda Guerra Mundial los soldados trajeron Pero no sufras: no se marchitará,
gran cantidad de ellos desde el Pacífico . y aunque tú la dicha no poseas,
Cathy tenía razón en su premisa fundamental: todas las ipor siempre la amarás, y ella por siempre
espirales de este mundo, salvo los remolinos que se produ­ será bella!".
. cen en las aguas, los torbellinos de viento y las galaxias,
están hechas de cosas vivientes. Hay una extensa biblio­ Hemos sido adiestrados para pensar en las pautas (a
grafía sobre este tema, que tal vez a algunos lectores les in­ excepción'de las de la música) como cosas fijas . Eso es más
terese consultar (las palabras claves son serie Fibonacci y cómodo y sencillo, pero, desde luego, carece de sentido. En
sección dorada). • verdad, para comenzar a pensar acerca de la pauta que co­
~
De todo esto surge que una espiral es una figura que con­ necta lo correcto es considerarla primordialmente (cual­
serva su forma (vale decir, sus proporciones) a medida que quiera sea el significado de esta palabra) como una danza
crece en una de sus dimensiones por adición en el extremo de partes interactuantes, y sólo secundariamente fijada por
abierto. No hay espirales verdaderamente estáticas. diversas clases de límites físicos y por los límites que impo­
Pero mis alumnos se veían en dificultades. Buscaban to­ nen de manera característica los organismos.
das las características formales que jubilosamente habían Hay una historia a la que ya recurrí en otra oportunidad
encontrado en el cangrejo. Pensaban que lo que el profesor y volveré a hacerlo ahora. Un hombre quería saber algo
les pedía era simetría formal, repetición de partes, repeti­ acerca del espíritu, averiguándolo no en la naturaleza, sino
ción modulada, etc. Ahora bien: la espiral no tiene simetría en su gran computadora privada. Preguntó a esta (sin du ­
bilateral, ni está dividida en partes. da en su mejor lenguaje Fortran): "¿Calculas que alguna
Tenían que descubrir: a) que toda simetría y división era vez pensarás como un ser humano?". La máquina se puso
en cierto modo el resultado, el saldo, del hecho de crecer; b) entonces a trabajar para analizar sus propios hábitos de
que el crecimiento impone exigencias formales; y c) que una computación. Por úl timo, imprimió su respuesta en un trozo
de estas exigencias es satisfecha (en un sentido matemáti­ de papel, como suelen hacer las máquinas. El hombre corrió
co, ideal) por la forma en espiral. hacia la respuesta y halló, nítidamente impresas, estas pa­
Así pues, la concha del caracol porta su procronismo labras:
(véase el "Glosario"): el registro de cómo resolvió sucesiva­
mente, en su propio pasado, un problema formal de forma­ ESTO M~ RECUERDA UNA HISTORIA
ción de pauta. También ella proclama su pertenencia a la
pauta de las pautas que conecta.
Hasta ahora, todos los ejemplos que di -las pautas que i1 Una historia es un pequeño nudo o complejo de esa espe­
cie de conectividad que llamamos relevancia. En la década
integran la pauta que conecta, la anatomía del cangrejo y de de 1960 los estudiantes luchaban en pro de la "relevancia",
la langosta, la concha del caracol, el hombre y el caballo­ i1
y aquí yo voy a suponer que cualquier A es relevante para

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cualquier B si tanto A como B son partes o componentes de ¿Qu é es una historia, para poder con ect ar a las Aes y las
la misma "historia". Bes, a sus partes? ¿y es cierto que en la r aíz misma del
Otra vez volvemos a enfrentarnos con la conectividad en significado de estar vivo se encuentra el hecho gen eral de
más de un nivel: que las partes estén conectadas de es ta manera? Les estoy
En primer lugar, la conexión entre Ay B en virtud de ser brindando la noci ón de cont exto , de pauta a lo largo del
componentes de la misma historia. tiempo.
y luego, la conectividad entre las personas por cuanto ¿Qué sucede, por ejemplo, cuando vaya ver a un psico­
todas ellas piensan en términos de historias. (Ya que, sin analista freudiano? Al entrar en su consultorio creo algo que
duda alguna, la computadora estaba en lo cierto: así es podemos llamar un "conte xto", qu e, al menos simbólicam en ­
como piensa la gente.) te (como porción del mundo de la s ideas), queda limi tado y
Lo qu e quiero mostrar es que , sea cual fuere el significa­ aislado al cerrar la puerta. La geografía de la habitación y la
do de la palabra "h ist or ia" en la historia qu e te estoy na­ puerta es utilizada como representación de algún extrañ o
rrando, el pensar en términos de historias no aísla a los se ­ mensaje no geográfico.
res humanos como al go distinto de la estr ella de mar, las P ero yo voy al analista con historias; no meramente una
an émon as, los cocoteros y los n arcisos. Por el contrario, si es provisión de h istorias que vaya trasmitirle, sino historias
qu e el mundo está conectado, si es qu e yo estoy fundamen­ insertas en mi propio ser. Las pautas y secuencias de mis
t almente en lo cierto en lo qu e afirmo, p ensar en términos de experiencias infantiles están ins ertas en mí, Mi padre hizo
historias es algo compartido por todos los espíritus o por to­ tal y tal cosa; mi tía hizo tal y tal otra; y lo qu e ellos hi cieron
do el espíritu, el nuestro como el de los bosques de secuoyas est aba afu era de mi piel. Pero, haya aprendido yo lo qu e ha­
" y el de las anémonas. ya aprendido, mi aprendizaje aconteció dentro de m i se­
El contexto y la relevancia no han de ser sólo caracterís­ cuencia vivencial de lo que hicieron esos otros importantes
ticas de la llamada "conducta" (esas historias proyectadas en -mi tía, mi padre-.
la "acción"), sino también de esas historias interiores, las se­ Ahora llego al analista, este otro qu e ha cobra do im­
cuencias de la conformación de la anémona. De algún modo, portancia en los últimos ti empos y a quien debo ver como a
la embriología de esta debe estar hecha de la su stancia de las un padre (o quizá como a un antipadre), pu es nada tiene
historias. Y yendo más allá, también el proceso evolutivo de significado si no se lo ve en algún con texto. A esta visión mía
millones de generaciones a través del cual la anémona (como se la llama trasferencia y es un fen ómeno gen eral en las re­
tú y yo) llegó a ser, también ese proceso debe estar hecho de laciones humanas. Es una característica universal de toda
la sustancia de las historias. Debe haber relevancia en cada interacción entre personas, porque, después de todo, la con­
eslabón de la filogenia, y en tr e un eslabón y el siguiente. form ación de lo sucedido ayer entre t ú y yo pasa a confor ­
Próspero dijo qu e "estamos hechos de la misma sustan­ mar nuestra manera de rea ccionar hoy uno frente al otro. Y
cia que los sueños", y sin duda está casi en lo cierto. Pero a esa con formación es, en principio , una "trasferen cia " del
veces creo que los sueños no son sino fragmentos de esa sus­ apren dizaje anterior.
tancia. Es como si la sustancia de qu e estamos hechos fuera Este fenómeno de la trasferenci a es un ejem plo de que
totalrnente trasparente y por en de imperceptible, y como si la computadora percibió una ver da d: pensamos median­
las únicas apariencias de que podemos percatarnos fueran te historias. El analista deb e es tirarse o encogerse para
las quebraduras y los planos de fractura de esa matriz tras­ amoldarse al lecho de Procusto de las historias infanti­
parente. Los sueños y los perceptos y las historias son, tal . les de su paciente. Además, al r eferirme al psicoanálisis,
vez, qu ebraduras e irregularidades de una matriz uniforme he limitado la idea de lo que es una "historia", sugiriendo
y atemporal. ¿Quizás haya sido esto lo que Plotino quiso que tiene algo que ver con el con texto, un con texto decisi­
decir al referirse a "un a belleza invisible e inmutable que vo que no está del todo definido y por consiguiente debe ser
impregna todas las cosas"? examinado.

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y la noción de "contexto" se liga a otra noción tampoco r ando que desempeña un cierto papel en secuencias de in­
del todo definida: la de "significado". Desprovistas de con­ teracción entre el ser vivo y su ambiente. Llamo a esto con­
texto, las palabras y las acciones carecen de todo significa­ texto temporal. La clasificación temporal corta trasversal­
do. Esto es válido no únicamente para la comunicación hu­ mente la clasificación espacial de los contextos. Pero en em­
mana a través de las palabras sino para cualquier otra clase briología, la primera definición debe estar dada siempre en
de comunicación, de proceso mental, de espíritu, incluso términos de relaciones formales . La trompa fetal no puede,
para aquel que le dice a la anémona cómo crecer y a la ame­ en general, olfatear nada. La embriología es formal.
ba qué debe hacer a continuación. Ilustraré un poco más esta especie de conexión, esta
Estoy trazando una analogía entre el contexto de las pauta conectante, citando un descubrimiento de Goethe.
cuestiones superficiales y en parte concientes de las relacio­ Era Goethe un ponderable botánico, dotado de una gran
nes personales, y el contexto de los procesos mucho más ar­ capacidad para reconocer 10 no trivial (vale decir, para
caicos y profundos de la embriología y la homología. Afirmo reconocer las pautas que conectan). Desenmarañó el voca­
que, sea cual fuere el significado de la palabra contexto, es bulario de la anatomía gruesa comparada de las plantas flo­
una palabra apropiada, necesaria, para describir todos es­ rescentes. Descubrió que no es una definición satisfactoria
tos procesos tan remotamente vinculados. de la "hoja" decir que es "una cosa verde y chata", ni de un
Veamos la homología en un sentido inverso. Convencio­ "pecíolo" decir que es "una cosa cilíndrica". La forma de ron­
nalmente, la gente prueba que hubo evolución citando casos dar la definición -y sin lugar a dudas, en algún lugar pro­
de homología. Hagamos lo contrario: supongamos que la evo­ fundo de los procesos de crecimiento de la planta es así como
lución ocurrió, y pasemos luego a preguntarnos por la natu­ se maneja el asunto- es advertir que las yemas (o sea, los
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raleza de la homología. Preguntémonos qué es un cierto pecíolos incipientes) se forman en las axilas de las hojas. A
órgano, de acuerdo con la luz que arroja sobre ello la teoría partir de eso, el botánico construye las definiciones basán­
evolutiva. dose en las relaciones entre pecíolo, hoja, yema, axila, etc.
¿Qué es la trompa de un elefante? ¿Qué es filogenétíca­
mente? ¿Qué nos dice la genética que es? "Un pecíolo es lo que sostiene hojas".
Como tú sabes (ihasta Kipling 10 sab íal), la respuesta es "Una hoja es lo que tiene una yema en su axila".
que la trompa del elefante es su "nariz". Pongo la palabra "Un pecíolo es lo que fue una vez una yema en esa posi­
"nariz" entre comillas porque la trompa es definida me­ ción".
diante un proceso interno de comunicación en crecimiento.
La trompa es una "nariz" por un proceso de comunicación: Todo esto es -o debería ser- bien conocido. Pero el pró­
es el contexto de la trompa lo que la identifica como nariz. ximo paso es quizá nuevo.
Lo que está entre dos ojos, al norte de la boca, es una "nariz", Existe una confusión análoga, que nunca ha sido desen­
y tal es tal. Es el contexto lo que fija el significado, y por marañada, en la enseñanza de la lengua. Tal vez los especia­
cierto tiene que ser el contexto receptor lo que provee de sig­ listas en lingüística sepan que tal es cual, pero en la escuela
nificado a las instrucciones genéticas. Cuando a esto 10 lla­ a los chicos se les sigue enseñando tonterías. Se les dice que
mo "n ariz" y a aquello "mano", estoy parafraseando -bien o un "sustantivo" es "el nombre de una persona, lugar o cosa",
mal- las instrucciones evolutivas del organismo en que un "verbo" es una "palabra que indica una acción", etc.
crecimiento, aquello que los tejidos que recibieron el mensa­ O sea, desde tierna edad se les inculca que la manera de
je interpretaron que era la intención de este último. definir algo es hacerlo mediante lo que supuestamente es en
Algunas personas preferirían definir las narices por su sí mismo, no mediante su relación con otras cosas.
"función": el olfato. Pero si se explicitan esas definiciones, se La mayoría de nosotros recordamos que se nos dijo que el
llega al mismo punto utilizando un contexto temporal en sustantivo es "el nombre de una persona.ilugar o cosa", y
vez de espacial. Se le atribuye significado al órgano conside­ también cuán aburrido era descomponer o analizar ora­

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:r ciones. Hoy todo eso tendría que ser modificado. Podría de­ un plano trivial, creación y destrucción, pero en el todo es
¡ cirse a los roñas que un sustantivo es una palabra que man­ belleza. Hemos perdido a Abraxas, el terrible y hermoso
tiene una cierta relación con un predicado, que el verbo dios del día y la noche en el gnosticismo. Hemos perdido el
mantiene una cierta relación con un sustantivo que es su totemismo, el sentido de un paralelismo entre la organiza­
sujeto, y así sucesivamente. Podría utilizarse como base de ción del hombre y la de los animales y las plantas. Hemos
las definiciones la relación, y cualquier chico se daría cuen­ perdido incluso al Dios Agonizante.
ta de que algo falla en la oración: «Tr" es un verbo». Hemos comenzado a jugar con las ideas de la ecología, y
Recuerdo lo aburrido que era analizar oraciones y lo aunque de inmediato las vulgarizamos y hacemos de ellas
aburrido que fue más tarde, en Cambridge, aprender anato­ .un comercio o una política, al menos hay todavía en el pecho
mía comparada. Ambas materias, tal como se las enseñaba, . del hombre un impulso a unificar, y así santificar, el mundo
eran torturantemente irreales. Podrían habernos enseñado natural total del que formamos parte.
algo acerca de la pauta que conecta: que toda comunicación No obstante, ha de observarse que han habido, y aún
exige un contexto, que sin contexto no hay significado, y que hay, en el mundo muchas epistemologías, diferentes y hasta
los contextos confieren significado porque hay una clasifica­ contrastantes entre sí, que han subrayado por igual la exis­
ción de los contextos. El profesor podría haber argumentado tencia de una unidad suprema y (aunque esto es menos se­
que el crecimiento y la diferenciación deben ser controlados guro) la idea de que esa unidad suprema es estética. La si­
mediante la comunicación. Las configuraciones de animales militud de estas visiones permite confiar en que la gran
y de plantas son "formas trasformadas" o "trasformas'" de autoridad de la ciencia cuantitativa puede ser insuficiente
mensajes. El lenguaje mismo es una forma de comunica­ para rechazar una belleza unificadora suprema.
ción. La estructura de lo que entra debe de algún modo re­ Adhiero al presupuesto de que nuestra pérdida del sen­
flejarse en la estructura de lo que sale. La anatomía debe tido de la unidad estética fue, simplemente, un error epis­
contener un análogo de la gramática, porque la anatomía en temológico. Creo que ese error puede ser más serio que todas
su totalidad es una trasforma de material de mensaje, que las pequeñas demencias que caracterizaron a esas epistemo­
debe configurarse de acuerdo con el contexto. Y, por último, logías más viejas, que coincidían en la unidad fundamental.
configuración coniextual no es sino otra manera de designar Una parte de la historia de nuestra pérdida del sentido
a la gramática. de la unidad ha sido elegantemente narrada por Lovejoy en
Así es que volvemos a las pautas de conexión y a la pro­ La gran cadena del ser,5 que remontándose a la filosofía
posición más abstracta, más general (y más vacía) de que griega clásica llega hasta Kant y los comienzos del idea­
hay, en verdad, una pauta de pautas de conexión. lismo alemán en el siglo XVIII. Es la historia de la idea de
que el mundo es /fue creado intemporalmente sobre la base
Este. libro ha sido edificado en la opinión de que somos de la lógica deductiua. Esa idea resulta clara en el epígrafe de
parte de un mundo viviente. He puesto como epígrafe de es­ La ciudad de Dios. En la cima de la cadena deductiva está el
te capítulo un pasaje de San Agustín en que el santo enun­ Espíritu Supremo o Lagos; le siguen los ángeles, luego las
cia claramente su epistemología. Hoy, un enunciado así nos personas, luego .los antropoides, y así hasta llegar a las
pone nostálgicos. La mayoría de nosotros hemos perdido ese plantas y las piedras. Todo responde a un orden deductivo,
sentido de la unidad de biosfera y humanidad que nos liga­ según una premisa que prefigura nuestra segunda ley de la
ría y nos reconfortaría a todos con una afirmación de be­ termodinámica. Esa premisa sostiene que lo "más perfecto"
lleza. La mayoría no creemos hoy que, sean cuales fueren en no puede nunca ser generado por lo "menos perfecto".
sus pormenores las alzas y bajas de nuestra limitada expe­ En la historia de la biología, fue Lamarck'' quien invirtió
riencia, la totalidad global es primordialmente hermosa. la gran cadena del ser. Al insistir en que el espíritu es in­
Hemos perdido el núcleo del cristianismo. Hemos per­ manente en los seres vivos y podría determinar sus trasfor­
dido a Shiva, el bailarín del hinduismo, cuya danza es, en maciones, escapó a la premisa direccional negativa de que

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lo perfecto debe siempre preceder a lo imperfecto. Propuso en­ rencia lógica o pragmática, y otras cosas por el estilo? ¿De
tonces su teoría del "trasformismo" (nosotros lo llamaríamos qué manera se relaciona la lógica ---€l procedimiento clásico
evolución) que, partiendo de los infusorios (protozoos), mar­ para formar cadenas de ideas- con un mundo exterior de
chaba en sentido ascendente hasta el hombre y la mujer. cosas y de seres vivientes, con las partes y las totalidades?
La biosfera de Lamarck era todavía una cadena. Pese a ¿Las ideas se suceden realmente en cadenas, o esta estruc­
que el énfasis se desplazó del Lagos trascendente al espíritu tura lineal progresiva (véase el "Glosario") les es impuesta
inmanente, la unidad epistemológica fue de todas maneras por los eruditos y los filósofos? ¿Cómo se relaciona el mundo
conservada. de la lógica, que elude las "argumentaciones circulares", con
En los cincuenta años subsiguientes se asistió al aumen­ un mundo en que las cadenas circulares de causación son la
to exponencial de la Revolución Industrial, al triunfo de la regla más que la excepción?
Técnica sobre el Espíritu, de modo tal que la epistemología La que debe investigarse y describirse es una vasta red o
--culturalmente adecuada- correspondiente a El origen de matriz de material entrelazado de mensajes y de tautolo­
las especies (1859) fue una tentativa de excluir al espíritu gías, premisas y ejemplificaciones abstractas.
como principio explicativo. Luchar contra molinos de viento. Pero hasta la fecha (1979) no existe ningún método con­
Hubo protestas mucho más profundas que los alaridos vencional de describir ese embrollo. No sabemos siquiera
de los fundamentalistas. Samuel Butler, el crítico más idó­ por dónde empezar.
neo de Darwin, vio que el rechazo del espíritu como princi­ Hace cincuenta años, habríamos pensado que los mejo­
pio explicativo era intolerable, y quiso retrotraer la teoría de res procedimientos para una tarea de esa índole eran lógi­
la evolución allamarckismo. Pero eso no podía ser, a causa cos, cuantitativos, o de ambas clases. No obstante, como ve­
de la hipótesis (compartida incluso por Darwin) de la "he­ remos -y como todo escolar debería saber-, la lógica es
rencia de los caracteres adquiridos". Esta hipótesis -la de precisamente incapaz de abordar circuitos recurrentes sin
que las respuestas de un organismo a su ambiente pueden generar paradoja, y las cantidades no son precisamente la
influir en la genética de sus vástagos- era un error. materia de que se componen los sistemas de comunicación
He de sostener que fue, específicamente, un error episte­ complejos.
mológico de tipificación lógica, y ofreceré una definición de En otras palabras, la lógica y la cantidad resultaron ser
espíritu muy distinta de las nociones imprecisamente mano expedientes inapropiados para describir a los organismos,
tenidas tanto por Darwin cuanto por Lamarck. En especial, sus interacciones y su organización interna. En su debido
he de suponer que el pensamiento se asemeja a la evolución momento mostraremos por qué son inapropiados, pero por
en que es un proceso estocástico (véase el "Glosario") . ahora se le pide al lector acepte que en 1979 no existe nin­
La estrueturajerárquica del pensamiento (que Bertrand gún modo convencional de explicar o aun describir los fenó­
Russellllamaba tipificación lógica) ocupará en este libro el menos de la organización biológica y de la interacción hu­
lugar de la estructura jerárquica de la Gran Cadena del Ser, mana.
y se intentará proponer una unidad sagrada de la biosfera John von Neumann apuntó hace treinta años, en su Teo­
que contenga menos errores epistemológicos que las versio­ ría de los juegos, que las ciencias del comportamiento ca­
nes de dicha unidad sagrada ofrecidas por las diversas reli­ recen de un modelo reducido que cumpla en la biología y la
giones históricas. La importante es que, equivocada o no, la psiquiatría el papel que la partícula newtoniana cumplió en
epistemología será explicitada. De ese modo, se tomará po­ la física.
sible una crítica igualmente explícita. Hay, empero, un cierto número de fragmentos de sabi­
Así pues, la tarea inmediata que abordaremos en esta duría algo desconectados que nos ayudarán en la tarea em­
obra es construir un cuadro acerca del modo en que está prendida en este libro. Adoptaré, pues, el método de Little
armado el mundo en sus aspectos espirituales. ¿Cómo se Jack Horner, sacando una pluma y otra pluma y poniéndo­
ajustan entre sí las ideas, la información, los pasos de cohe­ las todas una junto a otra, para crear así un ordenamiento a

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partir del cual podamos luego enumerar algunos criterios Notas
fundamentales de procesos espirituales.
En el capítulo 2, "Todo escolar sabe...", reuniré para el 1 Se dice que una de las sentencias favoritas de Lord Macaulay era esta:
lector algunos ejemplos de lo que entiendo que son verdades "Todo escolar sabe quién encarceló a Moctezuma y quién estranguló a Ata­
simples y necesarias ---en primer término para el escolar, si hualpa",
es que alguna vez va a aprender a pensar, y luego también aLa misma palabra, "mass", designa en inglés "masa" y "misa". [N. del T.]
2 El descubrimiento más célebre de Platón fue el tocante a la "realidad"
necesarias porque el mundo biológico está, creo, ensambla­ de las ideas. Comúnmente suponemos que el plato de la cena es "real" pero
do con estas proposiciones simples. su circularidad es "sólo una .idea": Sin embargo, Platón observó, primero,
En el capítulo 3 obraré del mismo modo pero pondré bajo que el plato no es verdaderamente circular, y segundo, que tal como se lo
la atención del lector un número de casos en que dos o más percibe, el mundo contiene gran número de objetos que simulan la "circu­
laridad", se aproximan a ella o se afanan por alcanzarla. Por consiguiente,
fuentes de información confluyen para dar información de
sostuvo que la "circularidad" es ideal (adjetivo derivado de idea) y que esos
una clase distinta de la que tenía cada una de esas fuentes componentes ideales del universo son el auténtico fundamento de sus for­
por separado. mas y de su estructura. Para él, como para William Blake y muchos otros,
En la actualidad no hay ninguna ciencia que se interese ese "universo corpóreo" que nuestros periódicos consideran "real" era una
especialmente por] a combinación de fragmentos de infor­ suerte de creación imaginaria, y lo auténticamente real eran las formas y las
mación. Sin embargo, he de aseverar que el proceso evoluti­ ideas. En el principio fue la idea.
b "Endowed with mind or spirit"; en el resto del libro (incluido el título),
vo tiene que depender de tales incrementos dobles de infor­ el autor emplea siempre "mind", que traducimos "espíritu". [N. del T.]
mación. Todo paso evolutivo es un agregado de información e Ley económica según la cual, cuando en un país circulan dos monedas
a un sistema ya existente. Por ello, las combinaciones, ar­ de distinto valor, la más valiosa tiende a ser atesorada o exportada; vale
monías y discordancias entre los sucesivos fragmentos y es­ decir, la moneda "mala" desplaza a la "buena". El primer expositor de esta
tratos de información plantearán numerosos problemas de teoría fue Thomas Gresham (1519-1579). [N. del T.]
3 C. G. Jung, Septem Sermones ad Mortuos, Londres: Stuart and Wat­
supervivencia y determinarán muchas de las direcciones en kins, 1967.
que sobrevendrán cambios. d Esta ubicua palabra de la lengua inglesa tiene diversos significados y
En el capítulo 4, "Los criterios del espíritu", nos ocupare­ no se deja traducir fácilmente. Es, según el diccionario Webster, "un mo­
mos de las características que de hecho siempre parecen delo, guía o patrón utilizado para hacer algo" (etimológicamente, tiene el
combinarse en nuestra biosfera terrestre para conformar el mismo origen que "patron", "patrono", el sucedáneo del padre protector);
es también "el ordenamiento o disposición formal de las partes o ele­
espíritu. El resto del libro enfocará más específicamente los mentos" (vale decir, un "diseño" o "esquema"); por último, designa una "di­
problemas de la evolución biológica. rección, tendencia o característica definidas" (v, gr., de la conducta). Como
La tesis general será que es posible y conveniente pensar verbo, "to pattern" es ajustar según un modelo o patrón, modelar de acuer­
acerca de muchos problemas de orden y desorden en el uni­ do con algo. En general, "pattern" parecería corresponder al concepto de
verso biológico, y que contamos hoy con una considerable una configuración captada de acuerdo con algún modelo ideacional o ideal.
[N. del T.]
provisión de instrumentos de pensamiento que no utiliza­ 4 En el caso serial, es fácil imaginar que cada segmento anterior propor­
mos, en parte porque -profesores y escolares por igual­ ciona información al próximo segmento que se está desarrollando inme­
ignoramos muchas intelecciones actualmente disponibles y diatamente detrás de él. Dicha información podría determinar la orien­
en parte porque no queremos aceptar aquello que se deriva tación, el tamaño y aun la forma del nuevo segmento. Después de todo, el
como principios necesarios a partir de una concepción clara segmento anterior es también el antecesor en el tiempo y puede actuar como
antecedente o modelo cuasi-lógico de su sucesor. La relación entre lo anterior
de los dilemas humanos.
y lo posterior sería entonces asimétrica y complementaria. Es concebible y
hasta previsible que la relación simétrica entre lo derecho y lo izquierdo
sea doblemente asimétrica, vale decir, que cada cual tenga un control com­
plementario sobre el desarrollo del otro. La pareja constituiría así un cir­
cuito de control recíproco. Es sorprendente que ignoremos casi por comple­
to el vasto sistema de comunicación que sin duda debe existir para con­
trolar el crecimiento y la diferenciación.

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e "No-thing":= "ninguna cosa"; "no th ing" > "nada". [N. del T.] 2. Thdo escolar sabe...
r "Tra ns forms": En la gramática trasformacional, se llama así a la es ­
I tructura superficial de una frase u oración, que r esulta de la trasf orma­
ción de su estructura básica. [N. del T.]
5 Arthur O. Lovejoy, Th e Great Chairi of B eing: A Study of the Hist ory of
an Idea, Cambridge: Harvard University Press, 1936.
G J .. B. Lamarck, Philosophie Zoologique, 1809 [véase la reprodu cción de
la portada en la pág. 105] , traducido al ingl és por Hugh Elliot con el título
Zoological Ph ilosophy: An Exposition with Regarci to the Natural H istory
of Animals, Nueva York y Londres: Hafner Press, 1963.
"La educación descaminó a la mayoría;
creen lo que creen porque así los han criado.
El cura continúa lo que empezó la nodriza,
I y así el hombre por el niño es embaucado".
I
John Dryden, La cierva y la pantera.
I
I La ciencia, como el arte , la religión, el comercio, la gue­
rra y hasta el dormir, se basa en presupuestos. No obstante,
difiere de la mayoría de las otras ramas de actividad hu­
mana en esto: no sólo los senderos por los cuales discurre el
pensamiento científico están determinados por los presu­
puestos de los hombres de ciencia, sino que el objetivo de
estos últimos es la comprobación y revisión de los viejos pre­
supuestos y la creación de otros nuevos.
En este empeño, es a todas luces deseable (pero no abso­
lutamente necesario) que el científico conozca a conciencia
sus propios presupuestos y sea capa z de enunciarlos. Es
también conveniente y necesario para el discernimiento
científico conocer los presupuestos de los colegas que traba­
jan en el mismo campo. Y sobre todo, es necesario que el lec­
tor de artículos científicos conozca los presupuestos de su
autor.
He tenido la oportunidad de enseñar diversas ramas de
la biología conductal y la antropología cultural a estudian­
tes norteamericanos, desde alumnos universitarios de pri­
mer año hasta residentes de psiquiatría, en variadas facul­
tades y hospitales-escuelas, y he comprobado que existe una
laguna muy extraña en su manera de pensar, la cual emana
de la falta de ciertas herramientas del pensamiento. Esta
falta está parejamente distribuida en todos los niveles de la
educación, en ambos sexos y tanto entre los especialistas en

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34
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;.

humanidades como entre los científicos. Concretamente, es


la falta de conocimiento de los presupuestos, no sólo de la
I

!
dictorias ni cómo formularlas- sino de la cultivada sordera
a que apelan los niños para mantener apartados los pro­
ciencia, sino también de la vida cotidiana. n.unciamientos de los padres, maestros y autoridades re­
Hay un hecho curioso; esta laguna es menos notoria en
dos grupos de estudiantes de los que uno habría esperado
II ligiosas.
De todas maneras, yo creo en la importancia de los pre­
que contrastasen mucho entre sí: los católicos y los marxis­
tas. Ambos grupos han meditado sobre los últimos 2.500 I supuestos científicos, en la idea de que hay mejores y peores
maneras de construir las teorías científicas, y en la necesi­
años de pensamiento humano o algo se les ha contado al
respecto, y ambos reconocen en alguna medida la importan­
l dad de insistir en la enunciación explícita de los presupues­
tos de modo que puedan ser mejorados.
cia de los presupuestos filosóficos, científicos y epistemo­ Así es que dedicaré este capítulo a una lista de presu­
lógicos. A ambos es difícil enseñarles, porque asignan tanta puestos, algunos bien conocidos, otros extraños a los lecto ­
importancia a los presupuestos y premisas "correctos" que
toda herejía se convierte para ellos en una amenaza de exco­
munión. Como es natural, cualquiera que sienta la posible
I res que han protegido su pensamiento de la dura noción de
que ciertas proposiciones son simplemente erróneas. Hay
h erramientas de pensamiento tan romas que no sirven casi
amenaza de una herejía se cuidará de tomar conciencia de para nada, otras de filo tan aguzado que se vuelven peligro­
sus propios presupuestos y llegará a adquirir una cierta pe­ I
sas. Pero el hombre sabio hará uso de ambas.
ricia en estas cuestiones. Vale la pena tratar de reconocer provisionalmente cier­
Aquellos a quienes ni siquiera se les ocurre que es posi­ tos presupuestos básicos que todos los espíritus deben com­
ble estar equivocado no pueden aprender otra cosa que ha­ partir, o, a la inversa, definir el espíritu mediante la enume­
bilidades prácticas. ración de esas características comunicacionales básicas.
El tema de este libro se halla notablemente próximo al
núcleo de la religión y al núcleo de la ortodoxia científica.
Los presupuestos -y la mayoría de los estudiantes necesi­
tan alguna instrucción que les enseñe a qué se parece un 1. La ciencia nunca prueba nada
presupuesto-- deben ser sacados ala luz.
Existe, empero, otra dificultad casi exclusiva del ámbito La ciencia a veces mejora las hipótesis y otras veces las
estadounidense. Los norteamericanos son, a no dudarlo, refuta, pero probarlas es otra cuestión, y esto tal vez no se
tan rígidos en sus presupuestos como cualquier otro pueblo produzca jamás salvo en el reino de la tautología totalmente
(y tanto como el autor de este libro), pero tienen una llama­ abstracta. En ocasiones podemos decir que si se dan tales y
tiva reacción frente a cualquier enunciación explícita de un tales supuestos y postulados abstractos, entonces tal o cual
presupuesto: por lo común suponen que esa es una conducta cosa debe seguirse de ello absolutamente. Pero, nuevamen­
hostil o burlona, o bien -y esto es lo más serio- murmuran te, la verdad acerca de lo que puede ser percibido, o acerca
que es autoritaria. de aquello a lo cual se llega por inducción a partir de una
Sucede así que en esta ti erra fundada en pro de la liber­ percepción, es otra cosa.
tad religiosa la enseñanza de la religión está vedada en el Digamos que la verdad significaría una correspondencia
sistema educativo oficial. Los integrantes de familias poco precisa entre nuestra descripción y lo que describimos, o en­
religiosas no r eciben, desde luego, formación religiosa al­ tre nuestra red total de abstracciones y deducciones y algu­
guna fuera de la familia. n a comprensión total del mundo exterior. En este sentido, la
Por consiguiente, enunciar de manera formal o explícita verdad no es asequible. Y aun dejando de lado las barreras
una premisa o presupuesto es desafiar la bastante sutil re­ de la codificación -la circunstancia de que nuestra des­
sistencia, no de un pensamiento contradictorio con el enun­ cripción estará dada en palabras, figuras o imágenes, mien­
ciado -ya que el público no conoce las premisas contra­ tras que lo que describimos será de carne y hueso, de sangre

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y acción-, aun soslayando ese estorbo de la traducción, Por desgracia (o quizá por fortuna), ocurre que el hecho
nunca podremos reclamar haber alcanzado un conocimien­ siguiente nunca está a tu alcance. No tienes otra cosa que tu
to definitivo de nada. esperanza en la simplicidad, y el hecho siguiente siempre
Una manera convencional de exponer este asunto es puede conducirte al próximo nivel de complejidad.
más o menos la siguiente: Supongamos que yo te presento O bien digamos que siempre habrá, para cualquier
una serie (tal vez de números, tal vez de otros indicadores) secuencia de números que yo te presente, unas pocas mane­
con el presupuesto de que esa serie está ordenada. En aras ras simples de describir dicha secuencia, pero un número
de la simplicidad, sea esta serie de números: infinito de alternativas no limitadas por el criterio de la
simplicidad.
2,4,6,8,10,12 Supongamos que los números están representados por
letras:
Luego te pregunto: "¿Cuál es el número siguiente de la
, ?"
serIe .. x,w,p,n
Probablemente tú respondas: "14".
Pero, en tal caso, yo diré: "Oh, no. El próximo número es y así sucesivamente. Esas letras podrían representar
27". En otras palabras, la generalización a la cual tú saltas­ cualquier número, incluso fraccionario. Sólo tendré que re­
te desde los datos ofrecidos en la primera instancia -la de petir la serie tres o cuatro veces en alguna forma verbal, vi­
que se trata de la serie de los números pares- demostró, sual o sensorial de otra índole, aun en la forma del dolor o de
por el suceso siguiente, ser errón ea o sólo aproximada. la kinestesia, y tu empezarás a percibir una pauta en lo que
Sigamos con esto. Continuaré mi exposición creando la te presento. En tu espíritu - y en el mío- eso se convertirá
siguiente serie: en un "tema", y tendrá valor estético. En tal medida, será
familiar y comprensible.
2,4,6,8,10,12,27,2,4,6,8,10,12,27,2,4,6,8,10,12, Ahora bien: esa pauta puede ser modificada o quebrada
27 ... por adición, por repetición, por cualquier cosa que te fuerce
a percibirla de otro modo, y estos cambios no pueden jamás
Si ahora te pido que me digas cuál es el número si­ ser predichos con total certidumbre, pues todavía no han
guiente, probablemente dirás: "2". Después de todo, te han sucedido.
sido dadas tres repeticiones de la secuencia de 2 a 27, y si No sabemos suficientemente de qué manera el presente
eres un buen científico estarás influido por el presupues­ conducirá hacia el futuro. Jamás podremos decir: "iAh, mi
to llamado la navaja de Occam" o la regla de economía, que percepción, mi registro de esa serie abarcará realmente sus
lleva a preferir los supuestos m ás simples que se ajusten a componentes inmediatos y futuros! ", ni tampoco: "La pró­
los hechos. Tú harás, pues, la siguiente predicción sobre xima vez que me encuentre con estos fenómenos, podré pre­
' la base de la simplicidad. Pero...., ¿cuáles son esos hechos? decir su decurso total".
Lo cierto es que tú no dispones de ellos más allá del final La predicción no puede ser nunca absolutamente válida,
de la secuencia (posiblemente incompleta) que te ha sido y por ende la ciencia no puede nunca probar una generali­
dada. zación o siquiera verificar un solo enunciado descriptivo y
Tú supones que puedes predecir, y en verdad este presu­ de esa forma arribar a una verdad definitiva.
puesto te lo he sugerido yo. Pero el único fundamento que Hay otras maneras de mostrar esta imposibilidad. La ar­
tienes es la preferencia (fruto de tu preparación previa) por gumentación de este libro -que, repitámoslo, sólo puede
la respuesta más simple y tu confianza en que mi desáfío convencerte, por cierto, en tanto y en cuanto lo que yo digo
implicaba de hecho que la secuencia era ordenada y estaba se adecua a lo que tú sabes, y que puede ser desechada o mo­
incompleta. dificada por completo en unos pocos años-e- presupone que

38 39
!.

la ciencia es una manera de percibir y de conferir "sentido", ción, hay una trasformación, una codificación, entre la cosa
digamos así, a nuestros perceptos. Pero la percepción sólo sobre la cual se informa, la Ding an sich, y lo que se informa
opera sobre la base de la diferencia. Toda recepción de infor­ sobre ella. En especial, la relación entre esa cosa misteriosa
mación es forzosamente la recepción de noticias acerca de y el informe sobre ella suele tener la índole de una clasifica­
una diferencia, y toda percepción de diferencia está limita­ cion, la asignación de una cosa a una clase. Poner un nom­
da por un umbral. Las diferencias demasiado pequeñas, o bre es siempre clasificar, y trazar un mapa es en esencia lo
presentadas demasiado lentamente, no son perceptibles. mismo que poner un nombre.
No pueden alimentar la percepción. Korzybski hablaba, en líneas generales, como filósofo,
De ello se sigue que lo que nosotros, en cuanto científi­ tratando de persuadir a la gente para que disciplinara su
cos, podemos percibir está siempre limitado por un umbral: manera de pensar. Pero llevaba las de perder. Cuando
lo subliminal no será grano aprovechable en nuestro moli­ queremos aplicar su precepto a la historia natural del proce­
no. En un momento cu alquiera, el conocimiento será fun­ so espiritual humano, la cuestión no resulta tan simple. En
ción de los umbrales de los medios de percepción con que realidad, tal vez sólo el hemisferio dominante del cerebro
contamos. La invención del microscopio o del telescopio, o de traza el distingo entre el nombre y la cosa nombrada, o en­
instrumentos para medir el tiempo hasta la fracción de un tre el mapa y el territorio; el hemisferio simbólico y afectivo
milmillonésimo de segundo, o para pesar cantidades de (que normalmente está del lado derecho) es probablemente
materia millones de veces superiores a un gramo, todos esos incapaz de hacer esas distinciones. No le interesan, por
artefactos que perfeccionan la percepción revelarán lo que cierto. Así sucede que en la vida humana estén presentes
I r,
, 'er a totalmente impredecible partiendo de los niveles de per­ necesariamente ciertos tipos no racionales de conducta. De
"
cepción a nuestro alcance antes de esos descubrimientos. hecho, tenemos dos hemisferios y nos es imposible zafarnos
No sólo no podemos predecir el próximo instante del fu­ de ello. De hecho, cada hemisferio opera de un modo algo
turo, sino que, en un plano más profundo, tampoco podemos distinto que el otro, y no podemos librarnos de los embrollos
predecir la próxima dimensión de lo microscópico, lo astro­ que esa diferencia plantea.
nómicamente remoto o lo geológicamente antiguo. La cien­ Por ejemplo, con el hemisferio dominante podemos con­
cia, como método de percepción -y no puede reclamar ser siderar que una bandera es una especie de nombre del país
otra cosa-, está limitada, al igual que todos los demás mé­ o institución que esa bandera representa; no obstante, el he­
todos de percepción, por su capacidad para recoger los sig­ misferio derecho no traza ese distingo y para él la bandera
nos exteriores y visibles de la verdad, sea lo que fuere esto es sacramentalmente idéntica a aquello que representa. Así
último. pues, la "enseña patria" de Estados Unidos es Estados
La ciencia indaga, no prueba. Unidos. Si alguien la pisa, provocará la ira de los demás. Y
esta ira no disminuirá con una explicación de las relaciones
entre el mapa y el territorio, (Después de todo, el hombre
que pisotea la bandera la identifica también con aquello que
2. El mapa no es el territorio, y el nombre no es la la bandera representa.) Siempre habrá, necesariamente,
cosa nombrada muchísimas situaciones en las que la respuesta no está
guiada por la distinción lógica entre el nombre y la cosa
Este principio, hecho célebre por Alfred Korzybski, tiene nombrada.
referencia con muchos niveles. De un modo general, nos re­
cuerda que cuando pensamos en cocos o en cerdos, no tene­
mos cocos o cerdos en el cerebro. Pero, en un sentido más
abstracto, el enunciado de Korzybski nos dice que en todo
pensamiento, o percepción, o comunicación de una percep­

40 41
r

3. No hay experiencia objetiva


I menudo este es un acto conciente, pero a veces es poco me­
[ nos que automático, hasta el punto de pasar inadvertido.
Toda experiencia es subjetiva. Esto no es más que un me­ Con frecuencia yo soy conciente de que doy vuelta la cabeza
ro corolario de lo que se afirma en el punto 4: que son nues­
tros cerebros los qu e fabrican las imágenes que creemos l
pero no me percato de la visión periférica que me llevó a ha­
cerlo. La retina periférica recibe un cúmulo de información
"percibir". que permanece fuera de la conciencia -posiblemente (aun­
Es significativo que tod a percepción -toda percepción que no seguramente) en la forma de una imagen-o
conciente-- tiene las características de una imagen. Un do­ Los procesos de la percepción nos son inaccesibles; sólo
lor está localizado en algún sitio ; tiene comienzo y [m, una tenemos conciencia de los productos de esos procesos, y,
ubi cación, y se destaca de lo que lo rodea, a manera de tras­ desde luego, son esos productos los que necesitamos. Estos
fondo. Estos son los elementos componentes de una imagen. dos hechos generales son para mí el comienzo de la episte­
Cuando alguien me pisa un dedo del pie, lo que yo vivencia mología empírica: primero, que yo no tengo conciencia de los
no es su pisar mi pie sino mi imagen de su pisar mi pie, re­ procesos de construcción de las imágenes que conciente­
construida a partir de los informes neurales que llegan a mi mente veo, y segundo, que en estos procesos inconcientes
cerebro algo después de qu e el pie del otro se ha depositado aplico toda una gama de presupuestos que se incorporan a
. sobre el mío. La experiencia de lo exterior siempre está me­ la imagen terminada.
diada por determinados órg anos sensoriales y vías neura­ Todos sabemos, naturalmente, que las imágenes que
les . En tal medida, los objetos son creación mía, y mi ex­ "vemos " son en realidad fabricadas por el cerebro o espíritu.
periencia de ellos es subjetiva, no objetiva. Pero poseer este saber intelectual es muy distinto de darse
No es trivial, empero, advertir que muy pocas personas, cuenta de que es verdaderamente así. Este aspecto del
al m enos en la cultura occidental, dudan de la objetividad asunto se impuso a mi atención hace unos treinta años en
de datos sensoriales tales como el dolor o sus imágenes vi­ Nueva York, donde AdalbertAmes, hijo, estaba haciendo de­
suales del mundo exterior. Nuestra civilización tiene pro­ mostraciones experimentales de cómo dotamos a nuestras
fundas raíces en esta ilusión imágenes visuales de profundidad. Ames era oftalmólogo y
trabajaba con pacientes que padecían aniseiconía, vale de­
cir, en cuyos ojos se formaban imágenes de diferente tama­
ño. Esto lo llevó a estudiar los componentes subjetivos de la
4. Los procesos de formación de imágenes son
percepción de la profundidad. Como este tema es importan­
inconcientes
te y sienta las bases mismas de la epistemología empírica o
experimental, narraré con algún detalle mi encuentro con
Esta generalización parece ser válida para todo lo que los experimentos de Ames.
ocurre entre mi acción, a veces conciente, de dirigir un órga­ Ames había montado sus experimentos en un gran apar­
no de mis sentidos hacia cierta fuente de información y mi tamento vacío de la ciudad de Nueva York. Por lo que re­
acción conciente de derivar información de una imagen que cuerdo, eran unos cincuenta experimentos. En el momento
"yo" creo ver, oír, palpar, gustar u oler. Hasta un dolor es en que llegué para ver el espectáculo, yo era el único visitan­
ciertamente una imagen creada. te. Ames me saludó y me aconsejó que empezara desde el
Sin duda, tanto los hombres como los monos y los perros principio de la secuencia de demostraciones mientras él se
son concientes de que escuchan un sonido y aun de que pa­ iba a trabajar un rato a un pequeño cuarto amueblado como
ran las orejas en dirección a ese sonido. En lo tocante a la una oficina. Aparte de ello, el apartamento no contenía otro
vista, si algo se mueve en la periferia de mi campo visual lla­ mobiliario, excepto dos reposeras plegables.
mará mi "atención" (sea esto lo que fuere) de modo tal qu e Fui pasando de un experimento a otro. Cada uno de ellos
yo desplazaré mis ojos y hasta mi cabeza para verlo. A incluía alguna especie de ilusión óptica que afecta la percep­

42 43
ción de la profundidad. La tesis de la serie en su conjunto El primero tenía que ver con la paralaje (véase el "Glosa­
er a qu e, para cre ar la apariencia de profundidad en las imá­ rio"). Sobre una mesa de un metro y medio de largo, m ás o
genes qu e forjamos al mirar el mundo a través de nuestros menos, había dos objetos: un paquete de cigarrillos Lu cky
ojos, nos gu iamos por cin co claves principales. Strike, sostenido con un clavito a unos centímetros de la su ­
La primera de estas claves es el tarnaño.! vale decir, el perficie de la m es a, y una cajita de fósforos, también planta ­
t amaño de la imagen física sobre la retina. Por supuesto, no da sobre un clavito, en el extremo.
pod em os ver esta imagen, de modo qu e sería más exacto de­ Ames hizo que me parase en el costado más próximo de
cir qu e la primera clave de la distancia es el ángu lo qu e el la mesa y describiese lo que veía : la ubicación de los dos ob­
objeto subtiende en el ojo. Ahor a bien, este ángulo tampoco jetos y el tamaño qu e me parecían tener. (En los experimen­
es visibl e. La clave de la distancia sobre la cual informa el tos de Ames, a l sujeto se le hace siempre observar la verdad
2
nervio óptico es, qu izás , el cam bio en el ángulo su btend ido. ante s de sometérselo a las ilusiones.)
Para demostrar esta verda d se utilizaba un par de globos Después, Ames me indicó una tabla de madera puesta en
sobre un fondo oscuro. Ambos globos re cibían la m isma ilu­ ese extremo de la mesa, la que te nía un agujero por el cua l
minación, y el aire podía pasar de uno al otro; estaban inmó­ yo podía mirar tod a la mesa. Me hizo mirar a través del agu ­
viles, pero a m edida qu e uno se inflaba yel otro se achicaba, jero y decir lo que veía . Por supuesto, los dos objetos seguían
. a l observador le parecía qu e el primero se aproxim aba y el pareciendo estar donde yo sabía qu e est aban, y ser del ta­
se gu n do se retiraba. O sea que mi entras el aire se iba des­ m año conocido.
pla zando de un globo al otro y volvía otra vez al anterior, a Al mirar a través del agujero, yo h abía perdido la visión
uno le parec ía qu e se movía n alte rnadamente hacia adelan­ panorámica de la mesa, y, además, estaba reducido al uso de
.,
te y hacia atrás. un solo ojo; pero Ames me sugirió qu e obtuviera la paral aje
La segunda clave er a el contraste en el brillo. Para de­ de los objetos deslizando hacia uno de los lados la tabla de
m ostrarl o, los globos se m antenían de igual tamaño e inmó­ madera.
viles pero se ca mbiaba la iluminación, haciéndola recaer A medida que yo desplazaba mi ojo junto con la tabla, la
primero sobre uno y lu ego sobre el otro. Esta alternancia de imagen cambió totalmente. .. como por arte de magia. De
iluminación, como la alternancia de tamaño, creaba la apa­ súbito, el paquete de Lucky Strike estaba en la punta de la
ri enci a de una aproximación y retroceso de los globos. mesa y parecía ser el doble de alto y el doble de ancho que un
La secuenci a de expe rimentos mostraba luego que estas paquete normal. Hasta la superficie del papel qu e lo envol­
dos clav es (tamaño y brillantez) podían jugar entre sí crean­ ví a había cambiado de textura, ya qu e sus pequeñas irre­
do una contradicción . Para ello, se hacía caer siempre la ma­ gularidades er an ahora aparentemente más grandes . La
yor canti da d de lu z sobre el globo que se desinflaba. Este ex­ caj ita de fósforos, en cambio, parecía estar h echa para una
perimen to combinado introducía la idea de que ciertas cla­ casa de muñecas y estar situada en medio de la m esa, donde
ves predominan sobre otras. antes había visto el paquete de cigarrillos.
La sec ue ncia to tal de claves de las demostraciones de es e ¿Qu é h abí a sucedido?
dí a incluía : tamaño, brillantez, superposición, paralaje bi­ La respuesta era simple. Debajo de la mesa, en un lu gar
nocul ar y paralaje creada por movimientos de la cabeza. De donde yo no podía verlas, había dos palancas o varill as qu e
to das ellas, esta última era la predominante. movían de costa do a los dos objetos cuando yo movía la ta­
Después de pasar por veinte o treinta demostraciones, bla. En la paralaje normal, como sabemos, cuando miramos
yo estaba en condi ciones de tomarme un respiro y me fui a desde la ventanilla de un tren en m ovimiento, los objetos
se ntar en una de las reposeras. Apenas lo hice se rompió; al próximos nos parecen quedar rápidamente detrás -las va­
escuchar el ruido, Ames salió de su oficina para comprobar cas qu e pastan junto a las vías no permanecen siquiera el
si tod o an da ba bien . Lu ego se quedó conmigo y me h izo la tiempo suficiente para observarlas-, mi entras que por otro
demostración de los dos exper ime ntos siguientes. lado las montañas lejanas van qu edando atrás tan len­

44 45
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,o; .

tamente que, por comparación con las vacas, casi parecen I Cuando miré a través de la mirilla, el interior de la caja
viajar con el tren. se me presentó bien rectangular, marcado como una habi­
En nuestro caso, las palancas hacían que el objeto más ! tación con ventanas rectangulares. Desde luego, las líneas
cercano se moviera junto con el observador. Al paquete de ci­ I de pintura que sugerían ventanas distaban de ser simples;
garrillos se lo hacía actuar como si estuviera muy lejos; a la habían sido trazadas con el objeto de dar la impresión de
caja de fósforos, como si estuviera próxima. rectangularidad, contradiciendo la verdadera forma, trape­
Dicho de otro modo: al desplazar mi ojo, y con él la tabla, zoidal, del cuarto. Por mi inspección previa yo sabía ya que
yo creaba una apariencia inversa. En tales circunstancias,
los procesos inconcientes de formación de imágenes cre aban
I
I
el lado de la caja que tenía frente a mí al mirar por la mirilla
estaba dispuesto oblicuamente, de modo tal que su extremo
la imagen apropiada. La información procedente del paque­ de la izquierda estaba más lejos de mí que el de la derecha.
te de cigarrillos era leída e incorporada a la imagen de un ! Ames me dio un palo y me solicitó que tratara de tocar
paquete distante, pero como la altura del paquete seguía con la punta una hoja de papel clavada sobre la pared de la
subtendiendo el mismo ángulo en el ojo, su tamaño parecía izquierda. Lo hice fácilmente. Luego me dijo: "¿Veusted una
gigantesco. De manera correspondiente, la caja de fósforos hoja de papel similar a la anterior sobre el lado derecho?
parecía haber sido traída muy cerca pero seguía subten­ Bien, quiero que la toque con el palo. Empiece con la punta
diendo el mismo ángulo que el de su verdadera ubicación, del palo apoyada sobre el papel de la izquierda, y muévalo lo
creando así una imagen que la hacía aparecer como situada más que pueda".
a mitad de camino y con la mitad de su tamaño conocido. Hice un gran esfuerzo; la punta del palo se desplazó unos
La maquinaria de la percepción creaba la imagen según dos centímetros y luego tocó la pared posterior del cuarto y
las reglas de la paralaje, reglas que expusieron claramente no avanzó más. Ames dijo: "Inténtelo de nuevo" .
por primera vez los pintores del Renacimiento; y todo este Lo intenté quizás unas cincuenta veces, hasta que el bra­
proceso, la creación de la imagen con sus intrínsecas conclu­ zo empezó a dolerme. Yo sabía, claro está, la corrección que
siones tomadas de las claves de la paralaje, sucedía bien debía introducir en mi movimiento: para evitar esa pared
fuera de mi conciencia. Las reglas del universo que creemos posterior, al desplazar el palo tenía que traerlo hacia mí.
conocer están profundamente incorporadas a nuestros pro­ Pero lo que yo realmente hacía estaba gobernado por mi
cesos de percepción. imagen. Al procurar retraer el brazo obraba en contra de
La epi stemología, en el nivel de la historia natural, es en mi movimiento espontáneo. (Supongo que si hubiera ce­
su mayoría inconciente y en consecuencia difícil de modifi­ rrado los ojos, podría haberlo hecho mejor, pero no lo in­
car. La segunda demostración experimental de Ames ilustró tenté.)
esta dificultad. No logré tocar la segunda hoja de papel, pero lo intere­
Este experimento era denominado el cuarto trapezoidal. sante es que mi desempeño fue mejorando. Al final ya era
Ames me hizo inspeccionar una gran caja de aproximada­ capaz de desplazar el palo unos cuantos centímetros antes
mente un metro y medio de largo, un metro de alto y un me­ de rozar la pared del fondo. Y a medida que practicaba y me­
tro de profundidad. La caja tenía una extraña forma trape­ joraba mi acción, mi imagen iba cambiando, iba dándome
zoidal, y Ames me pidió que la examinara con cuidado a fin una impresión más trapezoidal de la forma del cuarto.
de anoticiarme de su verdadera forma y dimensiones. Ames me comentó después que, de hecho, con más prác­
En la parte frontal de la caja había una mirilla de tama­ tica, la gente aprendía a tocar la segunda hoja con suma fa­
ño suficiente para aplicar ambos ojos, pero antes de iniciar cilidad, y, a la vez, aprendía a ver el cuarto en su verdadera
el experimento Ames me hizo colocar un par de prismáticos forma.
que destruirían mi visión binocular. Yo iba a partir del pre­ El experimento del cuarto trapezoidal fue el último de la
supuesto subjetivo de que tenía la paralaje de dos ojos, sien­ serie, y cuando terminó Ames me invitó a almorzar. Fui a la­
do que en verdad no tenía ninguna clave binocular. varme en el baño del apartamento, accioné el grifo marcado

46 47
;'

con la letra "F" (de agua fría) y salió un chorro de agua hir­ El sistema cont iene dos interfases: sistema sensorial­
viente mezclada con vapor. hombre y hombre-sistema efector. Por supuesto, es concebi­
Lu ego fuimos en busca de un r estaurante. Mi fe en mi ble que en un caso de esta índol e tanto la información de en ­
propia formación de im ágenes es t aba t an corimocionada trada como la de sa lida puedan procesarse en forma digital,
que ap enas podía cruzar la calle: no me sentía seguro de que sin trasformación en un modo icónico. Pero creo que este
los automóviles que se acercaban estaban realmen te en ca­ último es sin duda más conveni ente, no sólo porque, siendo
da momento donde parecían estar. humano, soy un productor de imágenes anímicas," sino
En síntesis: no existe un libre arbitrio contra las órdenes también porque en estas interfases las imágenes son econó­
inmediatas de las im ág enes que la percepción presenta al mi cas o eficien tes. Si esta especula ción es correcta, sería ra­
"ojo del es píritu", pero merced a una ardua práctica y a la zon abl e conjeturar que los mamíferos pr oducen imágenes
autocorrección es parcialmente posible alterar esas imáge­ porque sus procesos espiri tuales deben habérselas con mu­
nes. (En el capítulo 7 examin aremos mejor esos cambios de chas interfases .
calibración .) El hecho de que no nos perc atemos de los procesos de la
Pes e a estos bellos exper ime ntos, el fenómeno de la for­ percepción ti en e algunos interesantes efectos colaterales.
mación de imágenes sigue envuelto en un misterio casi to­ Por ejem plo, cu an do dich os procesos operan no controlados
tal. No sabemos cómo se produce, ni tampoco, en verdad , pa­ por un material aferente que proceda de un órgano senso­
ra qu é. ri al ~omo ocurre en los sueños, en las alucin aciones o en
Es bárbaro decir qu e tiene una es pecie de se nti do adap­ las imágenes eidéticas (véase el "Glosario")- , es difícil a ve­
tativo presentar a la conciencia sólo las imágen es, sin des­ ces poner en duda la realidad exte r ior de lo que las imáge­
. perdiciar proceso psicológico en la toma de conciencia de su nes parecen subrogar. A la inversa, tal vez sea muy positivo
producción, pero lo cierto es que no existe una r azón clara y qu e no sepamos demasiado acerca del trabajo de producción
primordial por la cual debamos utilizar imágenes, ni tampo­ de las imágen es perceptuales. En nuestra ignorancia de ese
co, en verdad, para qu e seamos concientes de un fragmento trabajo, somos libres de creer lo que nos di cen nuestros
cualquiera de nuestros pr ocesos anímicos. sentidos. Poner permanentemente en duda la evidencia de
Pued e especularse que tal vez la formación de im ágenes los informes sensoriales podría resultar em barazoso.
sea un método conveniente o económi co de pasar informa­
ción a través de algún tipo de interfase." El h echo notable es
que cuando una persona debe actuar en un contexto situado
ent re dos máquinas, es conveniente qu e est as suministren 5. La división del universo percibido en partes y
su información a esa persona en form a de imágen es.
Un caso que ha sido estudiado sistemáticamente es el
totalidades es conveniente y puede ser necesaria.?
del artillero que controla los cañones a ntiaér eos en un bu­ pero ninguna necesidad determina de qué modo
qu e de gu erra.i' La información pro ced ente de una serie de debe praeticársela
dispositivos para apuntar a un blanco en vuelo le es sinteti­
zada al artillero en la forma de un punto móvil sobre una Muchas veces h e intentado en señ ar esta generalidad a
pantalla (o sea, con una imagen). En esa mi sma pantalla grupos de estudiantes, utilizando para ello la figura 1. Esta
hay un segundo punto cuya posición sintetiza la dirección figura se presenta a la clase dibujándola con tiza sobre el
en qu e apunt a un cañón antiaéreo. El individuo pu ede des­ pizarrón con bastante pr ecisión, pero sin colocar las letras
plazar este segundo punto manipulando unas perillas del qu e señalan los diversos ángulos. Se pide a la clase qu e des­
aparato. Es as perillas modifican a la vez la dirección en qu e criba "eso" por escrito. Cu ando todos terminan su descrip­
apunta el arma. El hombre debe operar con ella s hasta que ción , se comparan los resultados. Estos se clas ifican en di­
ambos puntos coincidan en la pantalla. Entonces dispara. versas categorías:

48 49
~--~ - ­ - -----
r· .
r..
" O

I a. Alrededor de un diez por ciento de los estudiantes, o


I, ¡ menos, dicen, verbigracia, que el objeto es una bota, o, más
perceptible en función de alguna entidad creada por la ima­
ginación.
graciosamente, la bota de un hombre con un dedo gotoso o
c. Muchos estudiantes bien entrenados recurren a un
aun inflamado. Es evidente que partiendo de descripciones
método operativo de descripción. Parten de algún punto del
analógicas o icónicas como esta le sería difícil al que oyera la
diagrama (cosa curiosa, casi siempre es un ángulo) y siguen,
descripción reproducir el objeto.
por lo general en el sentido de las agujas del reloj, dando las
Figura 1. instrucciones para dibujar el objeto.
A B d. Hay otras dos modalidades de descripción bien conoci­
i i
das que hasta la fecha ningún estudiante empleó. Ninguno
partió del enunciado: "Está hecho con tiza y pizarrón". Nin­
guno utilizó jamás el método del grabado de media tinta, di­
vidiendo la superficie del pizarrón en un reticulado (arbitra­
E ( 'H
riamente rectangular) y respondiendo luego "sí" o "no"
según que cada cuadrícula contenga o no contenga una par­
te del objeto. Naturalmente, si el reticulado es muy grosero
D e y el objeto es pequeño, se perderá una gran cantidad de in­
b. Un número mucho mayor de estudiantes ven que el formación. (Imagínese el caso de que el objeto entero sea
objeto contiene la mayor parte de un rectángulo y la mayor más pequeño que una cuadrícula del reticulado; la descrip­
parte de un hexágono, y habiendo dividido la totalidad de es­ ción constará entonces de no más de cuatro afirmaciones ni
ta manera se aplican luego a describir las relaciones entre el menos de una, según cómo caigan sobre el objeto las divisio­
rectángulo y el hexágono incompletos. Un pequeño número nes del .reticulado.) No obstante, esta es, en principio, la
de integrantes de este grupo de alumnos (aunque por lo común, manera en que se trasmiten, mediante impulsos eléctricos,
sorprendentemente, uno o dos en cada clase) descubren que las medias tintas de una ilustración de periódico, y también
puede trazarse una línea, EH, hasta que corte la base De en es la manera como opera la televisión.
un punto I, de modo tal que HI complete un hexágono regu­
lar (figura 2). Esta línea imaginaria definirá las proporcio- Repárese en que ninguno de estos métodos descriptivos
contribuye en nada a una explicación del objeto --€l hexago­
Figura 2. rectángulo-. La explicación debe nacer siempre de la des­
cripción, pero la descripción de la que nace contendrá siem­
A B
pre, necesariamente, características arbitrarias como las
7 que hemos ejemplificado aquí.
I
I
F GI I
/
E < IH 6. Las secuencias divergentes son impredecibles
\........L.

D e De acuerdo con la imagen popular de la ciencia, todo es,


en principio, predecible y controlable; y si algún suceso o
nes del rectángulo, aunque no, desde luego, la longitud de proceso no lo es en el presente estado de nuestro conoci­
sus lados en términos absolutos. Suelo felicitar a estos estu­ miento, con un poco más de conocimiento y, en especial, con
diantes por su capacidad para crear lo que se asemeja a mu­ un poco más de habilidad práctica podremos predecir y con­
chas hipótesis científicas, que "explican" una regularidad trolar las variables indomadas.

50
51
Esta concepción es errónea, no sólo en los detalles sino Sometida a una tensión, una cadena se romperá en su
por principio. Es incluso posible definir grandes clases de fe­ eslabón más débil. Hasta ahí, es posible predecir. Lo difícil
nómenos en que la predicción y el control son simplemente es saber cuál es el eslabón más débil antes de que se rompa.
imposibles, por razones muy fundamentales pero muy com­ Podemos conocer lo genérico, pero lo específico escapa a no­
prensibles. Quizás el ejemplo más familiar de esta clase de sotros. Algunas cadenas están fabricadas de manera de
fenómenos sea la rotura de cualquier material de superficie romperse bajo determinada tensión y en determinado esla­
homogénea, como el vidrio. El movimiento browniano (véa­ bón. Pero una buena cadena es homogénea, y no hay predic­
se el "Glosario') de las moléculas de los líquidos y los gases ción posible. Y como no podemos saber cuál es el eslabón
es, análogamente, impredecible. más débil, tampoco podemos saber exactamente cuánta ten­
Si yo arrojo una piedra a una ventana, en circunstancias sión se necesitará para quebrar la cadena.
apropiadas quebraré o romperé el vidrio de manera tal que Si caliento en una cubeta uniforme un líquido desprovis­
se formará la figura de una estrella. Si mi piedra da en el to de impurezas (agua destilada, digamos), ¿en qué punto
vidrio con la velocidad de una bala, es posible que arranque aparecerá la primera burbuja de vapor? ¿A qué temperatu­
de él un neto fragmento cónico llamado cono de percusión. ra? ¿Yen qué instante?
Si mi piedra es demasiado pequeña o es arrojada con ex­ Es imposible responder a estas preguntas si no existe al­
trema lentitud, tal vez el vidrio no se rompa. En este nivel, guna diminuta rugosidad en la superficie interior de la
la predicción y el control son muy factibles: fácilmente pue­ cubeta o alguna partícula de polvo en el líquido. En ausen­
do asegurar cuál de los tres resultados he de lograr (la estre­ cia de un núcleo evidente como ese para el comienzo del
lla, el cono de percusión o la no rotura del vidrio), siempre y cambio de estado, no hay predicción posible; y como no pode­
cuando evite arrojar la piedra con fuerza o debilidad excesi­ mos decir dónde comenzará el cambio, tampoco podemos
vas. Ahora bien: dentro de las condiciones que producen la decir cuándo comenzará. En consecuencia, no podemos de­
rotura en forma de estrella, me será imposible predecir o cir a qué temperatura comenzará la ebullición.
controlar el curso y posición. que tendrá cada uno de los bra­ Si el experimento se realiza en condiciones críticas --o
zos de la estrella. sea, si el agua es muy pura y la cubeta sumamente unifor­
Lo curioso es que cuanto más precisos sean mis métodos me--, se producirá cierto sobrecalentamiento. Al final, el
de laboratorio, más impredecibles serán los sucesos. Si em­ agua hervirá. Al final, habrá siempre una diferencia que
pleo el vidrio más homogéneo que pueda conseguir, pulo su servirá como núcleo para el cambio. Al final, el líquido so­
superficie hasta obtener la más exacta uniformidad óptica y brecalentado "encontrará" este punto diferenciado y entra­
controlo lo más minuciosamente posible el movimiento de rá en explosiva ebullición durante algunos momentos, has­
mi piedra, asegurándome de que el impacto sea perfecta­ ta que la temperatura se reduzca al punto de ebullición nor­
mente vertical, todo lo que lograré con estos esfuerzos es mal correspondiente a la presión barométrica del entorno.
que los sucesos sean todavía más impredecibles. Lo mismo sucede con el congelamiento de un líquido o
Si, en cambio, rayo la superficie del vidrio o bien utilizo con el desprendimiento de cristales en una solución sobre­
un vidrio que ya esté quebrado (lo cual sería hacer trampa); saturada. Para que el proceso se inicie se necesita un nú­
estaré en condiciones de hacer algunas predicciones aproxi­ cleo, vale decir, un punto diferenciado, que en el caso de una
madas. Por alguna razón que ignoro, la quebradura del vi­ solución sobresaturada puede ser, en verdad, un cristal mi­
drio se producirá en forma paralela a la rayadura y más o croscópico.
menos a una distancia de 1/50 de centímetro hacia uno de Ya advertiremos más adelante en este libro que hay un
los lados de aquella, de modo tal que la marca hecha en el profundo abismo entre los enunciados acerca de un indivi­
vidrio aparecerá sólo en una de las partes en que este queda duo identificado y los enunciados acerca de una clase. Esos
dividido. Más allá de esa marca, la ruptura se desviará en enunciados son de diferente tipo lógico, y las predicciones
forma impredecible. que a partir de unos se aplican a los otros son siempre in­

52 53
" ' .

ciertas. El enunciado "El líquido está en ebullición" es de 7. Las secuencias convergentes son predecibles
diferente tipo lógico que el enunciado "Esa molécula será la
primera en entrar en ebullición". Esta formulación general es la inversa de la que exami­
Esta cuestión tiene varias especies de relevancia respec­ namos en la sección 6, y la relación entre ambas depende del
to de la teoría de la historia, de la filosofía que está detrás de contraste entre los conceptos de divergencia y convergencia.
la teoría de la evolución, y, en general, de nuestra compren­ Este contraste es un caso especial-aunque uno muy fun­
sión del mundo en que vivimos. damental-i- de la diferencia entre los niveles sucesivos de
En lo que hace a la teoría de la historia, la filosofía de una jerarquía russelliana, asunto que estudiaremos en el
Marx, siguiendo a Tolstoi, insiste en que los grandes hom­ capítulo 4. Por el momento, digamos que los componentes
bres que han sido los núcleos históricos de profundos cam­ de una jerarquía russelliana son entre sí como el miembro a
bios o invenciones sociales son irrelevantes, en cierto senti­ la clase, como la clase a la clase de clases, o como la cosa
do, con respecto a los cambios que ellos precipitaron. Sostie­ nombrada al nombre.
ne, verbigracia, que en 1859 el mundo occidental estaba lis­ Lo importante acerca de las secuencias divergentes es
to y maduro (quizá demasiado maduro) para crear y recibir que nuestra descripción de ellas se refiere a individuos, en
una teoría de la evolución que reflejase y justificase la ética especial a moléculas individuales. La quebradura del vi­
de la Revolución Industrial. Desde ese punto de vista, el drio, el primer paso en la ebullición del agua y todos los de­
propio Charles Darwin resultaría poco importante. Si él no más son casos en que la localización espacial y temporal del
-. hubiera publicado su teoría, algún otro habría publicado
una teoría similar en un plazo de cinco años. De hecho, el
suceso está determinada por alguna constelación momentá­
nea de un pequeño número de moléculas individuales. De
paralelismo existente entre la teoría de Alfred Russel manera análoga, ninguna descripción de los derroteros que
Wallace y la ele Darwin parecería, a primera vista, con­ siguen las moléculas individuales en el movimiento brow­
firmar esta opinión. 5 ni ano permite una extrapolación. Aun cuando pudiéramos
Los marxistas, según yo los entiendo, dirían que debe saber lo que pasa en un determinado momento, ello no nos
haber un eslabón más débil, que bajo las fuerzas socíales" o suministraría datos para predecir lo que habrá de pasar en
tensiones apropiadas ciertos individuos serán los primeros el momento siguiente.
en iniciar una tendencia, y que no importa quiénes sean. En contraste con esto, el movimiento de los planetas
Pero, por supuesto, importa quién inicia la tendencia. Si dentro del sistema solar, la tendencia de una reacción quí­
en vez de Darwin hubiera sido Wallace, hoy tendríamos una mica en una mezcla iónica de sales, el impacto de las bolas
teoría de la evolución muy diferente. Como resultado de la de billar (que involucra a millones de moléculas), todos es­
comparación de Wallace entre la máquina de vapor con tos son fenómenos predecibles porque nuestra descripción
regulador automático y el proceso de selección natural, el de los sucesos se refiere al comportamiento de inmensas
movimiento cibernetista habría tenido lugar cien años an­ multitudes o clases de individuos. Esto es lo que hace que la
tes. O tal vez el gran paso teórico se hubiera dado en Francia estadística tenga alguna justificación científica, siempre y
a partir de las ideas de Claude Bernard, quien a fines del cuando el especialista en estadística recuerde en todo mo­
siglo XIX descubrió lo que más tarde se dio en llamar la mento que sus enunciados sólo están referidos a agregados
homeostasis del organismo. Bernard observó que el milieu in­ de individuos.
terne, el medio interno, estaba equilibrado o se autocorregía. En este sentido, las llamadas "leyes probabilísticas" ac­
Sostengo que es una tontería afirmar que no importa túan como mediadoras entre las descripciones del compor­
qué individuo actúa como núcleo del cambio. Esto es preci­ tamiento del individuo y las del comportamiento de la
samente lo que hace impredecible la historia del futuro. El grosera multitud. Ya veremos que esta particular especie de
error marxista es un simple desacierto grosero en tipifica­ conflicto entre lo individual y lo estadístico ha sujetado el
ción lógica, una confusión del individuo con la clase. desarrollo de la teoría de la evolución desde la época de

54 55
Lamarck en a delante. Si Lamarck hubiera afirmado qu e los te r ia nueva en el laboratori o. (Decía Lucr ecio: "Nada pu ede
cambios en el medio podrían afect ar las características ge­ cre arse de la n ada por poder divino.)"
n erales de gr andes poblacion es, h abría estado en concor­ b. La ley de cons ervación de la ene rg ía y su inversa, que
dancia con los más r ecien te s exper imentos de la genética, no pu ed e es per arse qu e aparezca nueva ener gía en el labo­
como los de Waddington sobre la asimila ción gen ética, qu e r atorio.
exa m inaremos en el capítulo 6. P ero L amarc k y, en r eali ­ c. El principio qu e demostró Pasteur: n o pued e esperarse
dad , todos cuantos lo siguieron parecen haber te n ido una que aparezca nueva materia viviente en el laboratorio.
pr oclivid ad innata para la confus ión de los tip os lógicos. (En d . El principio de que no puede crearse un nuevo orden o
el ca pítu lo 6 abordarem os es ta cuestió n, y las correspon­ pa uta sin información.
dien tes confusione s de los evolucionistas ortodoxos.)
Sea como fuere, en los procesos es tocást icos (vé ase el De todos estos enunciados nega tivos y otros similares,
"Glosa r io") así de la evo luc ión como del pen sa m iento, lo cabe afirmar qu e son reglas de expectativa más que leyes de
nuevo sólo puede arrancar de lo aleatorio. Y para que lo nue­ la naturaleza. Son tan aproxim adamen te verdad eras , que
vo arranque de lo aleatorio, cua ndo ocurre qu e se presenta y cualqu ier excepción a ellas r eviste enorme interés.
si es qu e ocurre, se requiere algun a su erte de disp ositivo se­ En p articular, algo muy interesante se esconde en las r e­
lectivo que dé cue nta de la persistencia y vigencia de la nue­ laciones entre est as profundas nega ciones . Por ejem plo, sa­
va idea. Alguna esp ecie de selección natural , con toda su pe­ bemos hoy que entre la conserv ación de la en ergía y la con ­
rogrull ad a y su tautología , debe prevalecer. Lo nuevo, para servación de la mate ria hay un puen te que h ace que cada
persistir, debe ser de tal suerte que dure m ás que sus alter­ una de estas negaciones sea negada en sí mi sma por un
n ativ as . Entre las ondas de lo alea torio, la qu e más perdura intercambio de materia en ene r gía y, presumiblemente , de
es la qu e per dura m ás qu e aquella s on da s que no perdu­ energ ía en materia.
r an tanto . Esa es, compen dia da, la teor ía de la selección n a­ E n es te m omento, empero , nues tro princip al interés
t ural. raelica en la última proposición de la serie, la que dice qu e
La concepción marxista de la his toria --que en su forma en los ámbitos de la com un icación, la organi zación, el pen­
más burda sostiene que si Darw:in no hubiese escri to El ori­ sami en to, el aprendizaje y la evolu ción, "nada puede prove­
gen de las especies algú n otro habría producido un libro si­ n ir de la n ada" sin inform ación.
milar en los cinco años siguientes- es un infortunado error, Esta ley difiere de las leyes de conserv ación de la ene rgía
consistente en aplicar una teoría que concibe a los su cesos y de la masa por cuanto no hay en ella ninguna clá usu la que
socia les como convergentes, a sucesos que involucran a ser es n iegue la destrucción y pérdida de información, pauta o en­
humanos indi viduales y únicos . Es, de nuevo, un error de ti­ tro pía negativa. La pauta y/o la información es con tod a fa­
pificación lógica. cilidad tragada por lo aleator io. ¡Qué pena! -pero también ,
iqu é su erte!-. Los m ensajes y los h itos ori en tadores del
orden sólo es tán trazados, por decirlo as í, sobre la arena o la
superficie de las aguas. Casi cualqu ier perturbación, aun el
8. "N ada puede provenir de la nada" mer o m ovimi ento browni ano, los destruirá. La información
puede ser olvidada o confundida. Los libros que con tiene n
Es ta cita de El rey Lear compen dia en un enunciado úni­ los códigos pueden perderse.
co toda una ser ie de m áximas medieva les, o más modernas, .~ Los men saj es dejan de serl o cuando n adi e pu ede leerlos .
que incluyen a las sigu iente s: Sin una piedra de Roseta, n ada sabríamos de todo lo escr ito
en los jeroglíficos egi pcios; serían apenas elegantes orna­
a. La ley de la conservación de la m ateria y su inversa, la mentos sobre pa piro o ro ca. Cualquier regularidad, para
qu e dice qu e n o pu ed e esper arse qu e aparezca ninguna ma­ estar dot ada de significado -y hast a para r econocer en

56 57
¡:.:.

ella una pauta-, debe encontrar regularidades comple­ embriológico es un acto de devenir ("génesis" en griego) que
mentarias, tal vez habilidades humanas, y estas habilida­ debe construirse sobre ("epi" en griego) el statu quo ante in­
des son tan evanescentes como las pautas mismas. También mediatamente anterior. Es característico que Waddington
ellas están escritas sobre arena o sobre la superficie de las menospreciara la teoría convencional de la información,
aguas. que, según él la concebía, no daba cabida a la "nueva" infor­
La habilidad para responder al mensaje se genera en el mación generada -pensaba él- en cada etapa de la epigé­
reverso, en la otra.cara del proceso de evolución: es la ca-evo­ nesis. De hecho, de acuerdo con la teoría convencional no
lución (véase el "Glosario'). existe en este caso ninguna información nueva.
Paradójicamente, la profunda verdad parcial de que "na­ Idealmente, la epigénesis debería parecerse al desarro­
da puede provenir de la nada" en el mundo de la informa­ llo de una compleja tautología (véase el "Glosario") en la que
ción y la organización se topa con una notable contradicción nada se agregara una vez establecidos los axiomas y defini­
en la circunstancia de que el cero, la total ausencia de todo ciones. El teorema de Pitágoras ya está implícito en (o sea,
suceso indicador, puede ser un mensaje. La larva del ácaro plegado dentro de) los axiomas, definiciones y postulados de
trepa a un árbol y allí, en alguna de sus ramitas, espera; si Euclides, Todo lo que se requiere es desplegarlo, y, para los
huele sudor animal, cae, aterrizando quizá sobre un mamí­ seres humanos, cierto conocimiento acerca del orden de los
fero; pero si ni huele sudor en varias semanas, cae al suelo y pasos que deben darse. Este último género de información
va a trepar en otro árbol. sólo se vuelve necesaria cuando la tautología de Euclides se
La caria que tú no escribes, las disculpas que no ofreces, plasma en palabras y símbolos ordenados en alguna se­
el alimento que no le dejas en el plato al gato: todos ellos pue­ cuencia sobre un papel o en el tiempo. En la tautología ideal
den ser m ensajes suficientes y eficaces porque el cero puede, no hay tiempo, no hay despliegue ni hay argumentación. Lo
dentro del con texto, ser significativo; y quien crea el con. implícito está allí, aunque, por supuesto, no ocupe un lugar
texto es el receptor del mensaje. Esta capacidad de crear en el espacio.
contexto es una aptitud del receptor, y adquirirla es su mi­
tad de la coevolución antes mencionada. Debe hacerlo me­ En contraste con la epigénesis y la tautología, que cons­
diante el aprendizaje o mediante una mutación afortunada, .tituyen los mundos de la réplica, está todo el reino de la
o sea, mediante una incursión exitosa en lo aleatorio. En creatividad, el arte, el aprendizaje y la evolución, en que
cierto sentido, el receptor debe estar predispuesto para el los procesos de cambio en curso se alimentan de lo aleato­
descubrimiento apropiado cuando este se produce. rio. La esencia de la epigénesis es la repetición predecible;
Así pues, con un proceso estocástico es concebible la in­ la esencia del aprendizaje y la evolución, la exploración y el
versa de la proposición según la cual "nada puede provenir cambio.
de la nada" sin información. La predisposición puede servir En la trasmisión de la cultura humana la gente siempre
para seleccionar componentes de lo aleatorio que así se con­ trata de repetir o replicar, de pasar a la próxima generación
vierten en información nueva. Pero siempre hay que contar las habilidades y valores de los progenitores, pero ese inten­
con una cuota de apariciones aleatorias de las cuales puede to falla inevitablemente, porque la trasmisión cultural está
generarse la nueva información. conectada con el aprendizaje, no con el ácido desoxirribonu­
Esta circunstancia divide en dos ámbitos separados todo cleico (ADN). El proceso de trasmisión de la cultura es una
el campo de la organización, la evolución, la maduración y el especie de híbrido o mezcla de los dos ámbitos. Debe procu­
aprendizaje; uno de esos ámbitos es el de la epigénesis o em­ rar recurrir a los fenómenos del aprendizaje a los fines de la
briología, el otro, el de la evolución y el aprendizaje. repetición puesto que lo que tienen los progenitores fue
Epigénesis es la palabra preferida por C. H. Waddington aprendido por ellos. Si el vástago poseyera milagrosamente
para el campo central de sus intereses, cuyo antiguo nom­ el ADN que le diera las habilidades de suspadres, esas ha­
bre era em briología . Ella subraya el hecho de que todo paso bilidades serían diferentes y quizás inviables.

58 59
::.....

t:.
I
1

! Es interesante qu e entre los dos mundos se encuentre el mi embros.se los llama comúnmen te "números". No todos los
fen ómeno cultural de la explicación: el cartografiar, sobre la números son producto del recuento; de hecho, los números
t autología.é los sucesos no conocidos. más pequeños, y por en de más frecu en tes, a m enudo no son
P or último , se advertirá que los dominios de la epigén e­ contados sino r econocidos como pautas de un solo vistazo.
sis y de la evolución están tipificados , en un nivel más pro­ Los jugadores de naipes no se detienen a contar el númer o
fu n do, por los parad igmas gemelos de la segunda ley de la de picas o corazones que in te gran el ocho de la baraja fran­
termodinámic a: 1) que las operaciones probabilísticas alea ­ cesa y hasta pu eden reconocer el pautamiento caracte rísti­
torias s iempre se tragarán el orden, la pauta y la entropía co de esos elem entos hasta el "diez".
n egativa, pero 2) qu e para la crea ción de un nuevo orden En otras p alabras: el número es el mundo de la pauta, la
son indispensables las operaciones de lo aleator io, la plétora Ges talt y el cá lcu lo digital; la cantidad es el mundo del
de alte rnativas no resueltas (en tropía). En lo aleatorio los cálculo analógico y probabilístico.
organismos recogen nuevas mutaciones , y allí encuentra Ciertas aves pueden de alguna manera distinguir los nú ­
s us soluciones el aprendizaje estocástico. La evoluci ón tiene m eros hasta siete , pero se ignora si lo hacen por recuento o .
un punto culminante: la saturación ecológica de todas la s por reconocimiento de pautas. El exper ime nto qu e m ás se
posibilidad es de difer en ciación. El aprendizaje lo ti ene en el apr oximó a la verificación de la diferencia en tre es tos dos
es pír itu a testado, hiperlleno. Volviendo al huevo inculto m étodos fue el realizado por Otto Koehler con una corneja
pr oducido de manera masiva, la especie en marcha desp eja entrenada para cumplir con la siguiente rutina. Se dispuso
una y otra vez sus bancos de memoria a fin de estar dispues­ un cierto número de pequeñas tazas con ta pa, dentro de las
ta para recibir lo n uev o. cual es s e colocaron pequeños trozos de carne; algunas t azas
te n ían un trozo, otras dos o tres, y otras ninguno. Lejos de
las tazas, h abía un plato con un número de t rozos de carne
mayor que la totalidad de los colocad os en las tazas. Se le
9. El número es cliferente de la cantidad enseñó a la corneja a abrir cada taza sacándole la tapa y a
comer todos los trozos que hubier a en ella; cuando ya h abía
Esta difere ncia es bási ca para cualquier clase de teoriza­ comido toda la carne de las tazas, se le posibilitab a ir hasta
ción en ciencias de la conducta, para cu alquier manera de el plato y comer allí el mismo número de trozos que te n ían
im aginar lo qu e acontece entre los organismos o dentro de las tazas, castigándola si comía m ás . La corneja era capaz
ellos como parte de sus procesos de pensamiento. de a pr en der esta rutina.
Los núm eros son el producto del r ecu ento; las cantida­ Ahora bien, se plantea la siguiente pregunta: ¿La corne­
des , el producto de la medición. Esto significa lo siguiente : ja cuenta los trozos de carne, o utiliza algún otro métod o
es verosími l qu e los números sean exactos, porque existe para discernir su número '? El exper imento fue cu ida dosa ­
una discontinuidad entre cad a entero y el siguiente: entre m ente diseñado para impulsar al ave a que .haga el r ecu en­
"dos" y "tres" hay un sa lto; per o en el caso de la cantidad, no to. El tener que levantar las tap as de la s tazas interrumpe
ex iste es e sa lto, y por ello es imposible qu e una cantidad s us acciones, y la secuencia se le confunde aú n más al hab er
cualqu iera sea exacta. Puedes te ne r exactamente tres to­ a lgu nas tazas con varios trozos y algunas con ninguno. Me­
¡. mates, pero jamás podrás tener exactamente tres litros de dia nte estos expedientes, el experimentador procura qu e le
,f agua. La cantida d es siemp re aproxim ada. sea imposible crear algún tipo de pauta o ritmo merced a l
r Aunque se discrimine claramente el número de la canti­ cual pudiera reconocer el número de trozos de carne. En la
t .
dad, h ay aún otro concepto qu e debe reconocerse y distin­ m edid a en que el experimentador puede obligar al ave a ha­
"
l'·
l .
guirse de ambos. P ara este concepto no existe, creo, ningu­ cer algo , le obliga a contar los trozos.
F"
I n a pal abra inglesa, de modo que debemos conte ntarnos con Sigue siendo concebible, desde luego, que el tom ar la car­
r
r ecordar que ex is te un s u bconju n to de pautas a cu yos n e de las t azas se convierta en alguna especie de danza r ít­
l
I r
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60 61
L
Ir: · .
es verdad, a no dudarlo, que 3 y 7 son 10, y que 2 y 1 Y7 son
10, Yque 1 y 1 Y1 Y1 Y1 Y1 Y1 Y1 Y1 Y1 son 10. De hecho,
rencia latente se pone de manifiesto, o, como dirian los 1000­
grafos, se "revela". El revelado de un negativo fotográfico es
I i la verdad, eterna que tú estás tratando de ma~ifestar es precisamente el poner d,e, manifie~~ diferencias late,n~s
: i mucho mas general y profunda que el caso especial que has establecidas en la emulsión fotográfica por: una exposición
I utilizado para trasmitir ese profundo mensaje", Ahora bien, previa diferencial a la luz.
1 estaremos de acuerdo en que la verdad eterna más abstrae­ Imagínese una isla con dos montañas. Un cambio cuan­
! ta será difícil de enunciar con inequívoca precisión, titativo, un aumento, en el nivel del mar que rodea a esta
Dicho de otro modo: es posible que muchas de las mane­ única isla puede convertirla en dos islas; ello sucederá cuan­
r as de describir mi hexago-rectángulo fueran sólo diferen­ do el nivel del mar supere la hondonada entre ambas mon­
tes expresiones superficiales de la misma tautología más tañas. También aquí la pauta cualitativa estaba latente an­
profunda y general (concibiendo la geometría euclidiana co­ tes de que la cantidad influyera en ella; y cuando cambió la
mo un sistema tautológico). pauta, ese cambio fue súbito y discontinuo.
Es correcto sostener, creo, no sólo que las diversas for­ En el discurso explicativo hay una fuerte tendencia a
mulaciones verbales de la descripción del hexago-rect ángu­ invocar cantidades de tensión, de energía, y qué sé yo cuán­
lo coinciden, en última instancia, sobre lo que vieron quie­ tas cosas más, para explicar la génesis de una pauta. Creo
nes hicieron esas descripciones, sino además que hay un que todas esas explicaciones son inadecuadas o erróneas.
acuerdo acerca de una tautología simple más general y pro­ Desde el punto de vista de un agente cualquiera que impone
funda, en función de la cual se organizan las diversas des­ un cambio cuantitativo, todo cambio de pauta que suceda
cripciones. será impredecible o divergente.
En este sentido, estimo que la distinción entre números
y cantidades no es trivial, y la manifiesta la anatomía de la
rosa con sus "5" pétalos y sus "muchos" estambres; y si he
usado comillas en estas descripciones mías de la rosa ha si­ 11. En biología no hay "valores" monótonos
do para sugerir que los nombres de los números y de las can­
tidades son la manifestación superficial de ideas formales, Un valor monótono es aquel que o bien sólo aumenta, o
inmanentes dentro de la rosa que crece . bien sólo disminuye. La curva que lo representa no tiene
"quebraduras"; o sea, nunca pasa del aumento a la disminu­
ción, o viceversa. Las sustancias, objetos, pautas o secuen­
cias de experiencia que son deseadas por el hombre y en al­
10. La cantidad no determina la pauta gún sentido "buenos" para su organismo (p. ej., los elementos
de la dieta alimenticia, las condiciones de vida, la tempera­
Es imposible, en principio, explicar una pauta cualquie­ tura, la diversión, la actividad sexual, etc.) nunca son tales
ra invocando una única cantidad; pero nótese que un cocien­ que una mayor cantidad de ellos sea siempre mejor que una
te entre dos cantidades es ya el comienzo de una pauta. En cantidad menor. Más bien, para todos los objetos y experien­
otros términos, cantidad y pauta son de diferente tipo lógi­ cias hay una cantidad que tiene valor óptimo. Por encima de
colOy no se amoldan entre sí en un mismo acto de pensa­ esa cantidad, la variable se vuelve tóxica; por debajo de ella,
miento. el ser humano siente privación.
Lo que parece ser la génesis de una pauta por la cantidad Esta característica no se cumple en el caso del dinero,
surge cuando la pauta ya estaba latente antes de que la que es siempre transitivamente valorado. Se supone que
cantidad influyera en el sistema. El caso más conocido es el una mayor cantidad de dinero es siempre mejor que una
de la tensión que romperá una cadena en su eslabón más menor cantidad; verbigracia, ha de preferirse 1.001 dólares
débil. Por el cambio de una cantidad, la tensión, una dife­ a 1.000 dólares. Para los valores biológicos esto no es válido.

64 65
Más calcio no es siempre mejor que menos calcio: hay una te porque se licua y en parte porque se quiebra, debe iniciar
cantidad óptima para el calcio que determinado organismo una existencia modificada en la forma de avalanchas, uni­
puede necesitar en su dieta. De manera análoga, en el caso dades más pequeñas que deben desprenderse de la gran
del oxígeno que inhalamos o de los alimentos que ingerimos, matriz. Ala inversa, aun en el universo físico lo muy peque­
y probablemente en el caso de todos los componentes de una ño puede tornarse inestable porque la relación entre la su­
relación, es mejor una cantidad suficiente que un exceso. perficie y el peso no es lineal. Cuando queremos disolver un
Hasta de la psicoterapia podemos tener un exceso. Una re­ material cualquiera lo reducimos a trozos menores, ya que
lación sin querellas es aburrida, y una relación con dema­ en estos el cociente entre la superficie y el volumen es me­
siadas querellas es tóxica. Lo deseable es que la relación nor y por ende ofrece más acceso al solvente. Los trozos ma­
tenga un grado óptimo de conflictos . Y aun el dinero, si en yores serán los últimos en diluirse. Y así siguiendo.
lugar de considerarlo en sí mismo lo evaluamos por los Para trasladar estos pensamientos al mundo más com­
efectos que produce en los seres humanos que lo poseen, se plejo de las cosas vivas, podemos ofrecer la siguiente fábula:
vuelve tóxico más allá de cierto punto. De todos modos, la fi­
losofía del dinero, el conjunto de presupuestos que hacen
que el dinero sea cada vez mejor cuanto más tengamos de él, El cuento del caballo poliploide
es completamente antibiológica. Pese a ello, parece que a
las cosas vivas puede enseñárseles esta filosofía. Cuentan que los del premio Nobel siguen sintiéndose
molestos cuando alguien menciona los caballos poliploides.
Sea como fuere, lo cierto es que el doctor P. U. Posif, el gran
genetista de Erewhon.f obtuvo su premio a fines de la déca­
12. A veces lo pequeño es hermoso da de 1980 por zangolotear con el ácido desoxirribonucleico
del caballo de carro común (Equus caballus). Se dijo que hi­
Tal vez no haya ninguna variable que plantee de manera zo una gran contribución a la ciencia de la trasportología,
tan clara y vívida para el analista los problemas del estar vi­ que estaba entonces en sus comienzos. De todos modos, le
vo como el tamaño. Al elefante lo afligen problemas deriva­ dieron el premio por crear -ninguna otra palabra le cua­
dos de su gran tamaño; a la musaraña, los de su tamaño di­ draría a un fragmento de ciencia aplicada que tanto se
minuto. Pero para uno y otra hay un tamaño óptimo. Ni el acerca a usurpar el papel de la divinidad- por crear, digo,
elefante se hallaría en situación mucho mejor si fuera mu­ un caballo cuyo tamaño es exactamente el doble que el del
cho más pequeño, ni a la musaraña la aliviaría ser mucho Clydesdale ordinario. El doble de largo, el doble de alto y el
más grande. Podemos decir que cada uno de ellos tiene adic­ doble de ancho. Era un poliploide, con un número de cromo­
ción al tamaño que es. somas cuatro veces mayor que el habitual.
El grandor o la pequeñez originan problemas puramente P. U. Posif siempre sostuvo que en una época, cuando
físicos que afectan al sistema solar, a los puentes y a los re­ este maravilloso animal todavía era potrillo, podía pararse
lojes de mano; pero además de estos problemas, hay otros . sobre sus cuatro patas. ¡Qué espléndido espectáculo debe
que son propios de los conglomerados de materia viva, ya se haber sido! Empero, cuando fue presentado ante el público
trate de seres individuales o de ciudades enteras. para ser registrado mediante todos los artefactos comunica­
Echemos primero una mirada a lo físico. Los problemas cionales de la civilización moderna, el caballo no se tenía en
de la inestabilidad mecánica surgen porque, por ejemplo, pie . Era, en una palabra, demasiado pesado. Por supuesto,
las fuerzas de la gravedad no siguen las mismas regularidades pesaba ocho veces lo que un Clydesdale normal.
cuantitativas que las de la cohesión. Es más fácil romper un En el caso de presentaciones ante el público o ante los
gran terrón de tierra dejándolo caer al suelo que romper medios de difusión, el doctor Posif insistía siempre en in­
uno pequeño. El glaciar crece de tamaño y entonces, en par­ terrumpir el chorro de agua que permanentemente debía

66 67
r

arrojársele para mantener la temperatura de la bestia en el atómica. El uranio en estado natural soporta una fisión con­
nivel normal de los mamíferos. Sin embargo, nosotros te­ tinua, pero no se produce explosión porque no se establece
míamos siempre que sus partes más internas entraran en una reacción en cadena. Cada átomo, al romperse, deja en
cocción. Después de todo, la piel y la grasa dérmica del po­ libertad neutrones que pueden fisionar a otro átomo si cho­
bre animal eran de doble grosor que lo corriente, y la super­ can contra él, pero muchos neutrones meramente se pier­
ficie de su cuerpo sólo era cuatro veces la de un caballo nor­ den. A menos que la masa de uranio alcance el tamaño críti­
mal, motivo por el cual no podía refrigerarse de manera ca, menos de un neutrón de cada fisión chocará, en prome­
apropiada. dio, contra otro átomo, y la cadena se cortará. Si la masa es
Cada mañana, el caballo era alzado con ayuda de una más grande, una mayor fracción de los neutrones chocará y
pequeña grúa y suspendido, en una suerte de jaula sobre producirá la fisión. El proceso adquirirá entonces una acu­
ruedas, encima de unos resortes ajustados de modo tal que mulacion exponencial positiva y se convertirá en una explo­
las patas sólo tuvieran que soportar la mitad de su peso. SIOn .
El doctor Posif solía decir que el animal era de descollan­ En el caso de nuestro caballo imaginario, la longitud, la
te inteligencia. Desde luego, el peso de su cerebro era ocho superficie yel volumen (o la masa) se tornan discrepantes
veces mayor que el de cualquier otro equino, pero jamás pu­ porque sus curvas de incremento no mantienen entre sí una
de ver que se interesase por cuestiones más complejas que relación unilineal. La superficie aumenta según el cuadra­
las que inquietan a los demás caballos. Tenía muy poco do de la longitud, el volumen aumenta según el cubo de la
ti empo libre, atareado con esto o estotro -siempre estaba longitud, y la superficie lo hace con un exponente igual a los
jadeando, en parte para mantenerse fresco y en parte para dos tercios del volumen.
oxigenar su cuerpo ocho veces mayor: la superficie de su Para el caballo (y para todos los seres vivos reales) la
gaznate, en un corte trasversal, no era sino cuatro veces la cuestión se vuelve más seria, porque para que permanezcan
normal-o vivos deben mantenerse muchos movimientos interiores.
y después estaba el problema de la comida. De un modo Hay una logística interna de la sangre, el alimento, el oxíge­
u otro, debía comer diariamente ocho veces la cantidad de no y los productos de la excreción, y una logística de infor­
comida que dejaría satisfecho a un caballo normal, y todo mación en la forma de mensajes neurales y hormonales.
ese alimento debía ser introducido en un esófago que sólo te­ La marsopa, de alrededor de un metro de largo, con una
nía cuatro veces el diámetro normal. También los vasos san­ capa de grasa de unos dos centímetros y medio y una super­
guíneos er an comparativamente reducidos, lo cual dificulta­ ficie exterior de aproximadamente medio metro cuadrado,
ba la circulación y sometía al corazón a un esfuerzo adicional. tiene una acumulación calórica que equilibra cómodamente
Una bestia lamentable. el frío de las aguas del Artico. La acumulación calórica de
Esta fábula muestra lo qu e ocurre inevitablemente una ballena de gran tamaño, cuya longitud es casi diez ve­
cuando interactúan dos o más variables cuyas curvas dis­ ces la de la marsopa (vale decir, su superficie es cien vecesma­
crepan entre sí. Eso es lo que produce la interacción entre el yor y su volumen mil veces mayor) y cuya capa de grasa es
cambio y la tolerancia. Por ejemplo, en una población, el cre­ de unos treinta centímetros, resulta completamente miste­
cimiento gradual del número de automóviles ode habitan­ riosa. Hay que presumir que posee un superior sistema lo­
tes no ti ene ningún efecto perceptible sobre el sistema de gístico, que desplaza su sangre entre las aletas dorsales y
trasporte, hasta que de pronto se pasa el umbral de toleran­ las de la cola, donde todos los cetáceos se desprenden del calor.
cia' y entonces hay embotellamientos de tránsito. El cambio E] crecimiento añade otro orden de complejidad a los
de una de las variables deja al descubierto un valor crítico de problemas del grandor de las cosas vivas. El interrogante
la otra. que se plantea es si él ha de alterar las proporciones del or­
De todos esos casos, el más conocido en la actualidad es ganismo. Los problemas de la limitación del crecimiento son
el com porta miento del material fisionabl e de una bomba enfrentados de distinto modo por diferentes seres vivos.

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.. ...
, .' .

Un ejemplo simple es el del cocotero, que no ajusta su cir­ 13. La lógica es un modelo deficiente de la causa
cunferencia para compensar un aumento de altura. Un y el efecto
roble o encina con tejido en aumento (cámbium) entre su
I madera y su corteza crece en longitud y anchura a lo largo Utilizamos las mismas palabras para referirnos a se­
de su vida; en el cocotero, por el contrario, el único tejido ca­ cuencias lógicas y a secuencias de causa y efecto . Decimos:
I paz de crecer se encuentra en la punta del tronco (la llama­ "Si se aceptan las definiciones y postulados de Euclides, en­
da "ensalada de millonarios", que sólo puede obtenerse al tonces dos triángulos que tengan sus tres lados iguales son
precio de matar el árbol), y ello hace que su altura sea cada iguales entre sí". Y también decimos: "Si la temperatura
vez mayor mientras que el tronco sólo experimenta un leve desciende por debajo de Oº C, entonces el agua se solidifica".
engrosamiento en la base. En este organismo, la limitación Pero los "si... entonces..." de la lógica del silogismo son
de la altura no es sino una parte normal de su adaptación muy distintos de los "si.: entonces... " de la causa y el efecto.
ecológica al medio. La mera inestabilidad mecánica produ­ En una computadora, que opera por causa y efecto, en la
cida por una altura excesiva no compensada con una mayor que un transistor pone en movimiento al otro, las secuen­
anchura marca su vía normal hacia la muerte. cias de causa y efecto se emplean para simular la lógica. Ha­
Muchas plantas evitan (¿o resuelven?) estos problemas ce treinta años solíamos preguntar: ¿Puede una computado­
de limitación del crecimiento ajustando su período de vida ra simular todos los procesos de la lógica? La respuesta era
al calendario o a su propio ciclo reproductivo. Las anuales afirmativa, pero la pregunta era sin duda equivocada. De­
inician una nueva generación cada doce meses, y las del tipo bería haber sido esta otra: ¿Puede la lógica simular todas
de la pita o yuca pueden vivir muchos años pero, al igual las secuencias de causa y efecto? Y la respuesta habría sido
que el salmón, inevitablemente mueren cuando se reprodu­ negativa.
cen . La yuca no ramifica, salvo la ramificación múltiple que Cuando las secuencias de causa y efecto se vuelven circu­
se produce dentro de su cabezuela florida; la propia inflores­ lares (o adquieren formas más complejas aún que la circu­
cencia ramificada es su tallo terminal; cuando ha completa­ lar), la descripción o trazado de esas secuencias en la lógica
do su función, se produce la muerte de la planta. Su muerte atemporal se torna autocontradictoria. Se generan parado­
es un acontecimiento normal dentro de su modo de vida. jas que la lógica pura no puede tolerar. El circuito de un tim­
En algunos animales superiores, el crecimiento es con­ bre ordinario nos servirá de ejemplo -una de las aparentes
trolado. El ser alcanza un tamaño, o edad, o etapa en que el paradojas generadas en un millón de casos de horneosta­
crecimiento simplemente se detiene (o sea, es detenido por sis en toda la biología-o El circuito del timbre (véase la fi­
mensajes químicos o de otra índole dentro de su organiza­ gura 3) está armado de modo tal que la corriente circula
ción). Sometidas a ese control, las células dejan de crecer y cuando la armadura hace contacto con el electrodo enA; pe­
I de dividirse. Cuando los controles ya no operan (por no po­ ro el pasaje de corriente activa el electroimán que aparta a
der generar el mensaje o por no poder recibirlo), el resultado la armadura, haciendo cesar el contacto en A. La corriente
es el cáncer. ¿Dónde se originan esos mensajes, qué desen­ deja entonces de circular por el circuito, el electroimán se
1
cadena su envío, yen qué código presumiblemente químico desactiva, la armadura vuelve a hacer contacto en A, y el ci­
se hallan inmanentes? ¿Qué controla la casi perfecta sime­ clo se repite.
tría bilateral externa del cuerpo de los mamíferos? Posee­ Si expresamos este ciclo en una secuencia causal, tene­
mos un conocimiento notablemente escaso del sistema de mos lo siguiente:
mensajes que controla el crecimiento. Debe existir todo un
sistema de interconexiones hasta ahora apenas estudiado. Si se hace contacto en A, entonces se activa el electro­
imán.
Si se activa el electroimán, entonces cesa el contacto
en A.

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71
I
'1
Si cesa el contacto en A, entonces se desactiva el electro­ las tenazas del cangrejo estaban para agarrar cosas. La di­
imán. ficultad siempre residía en hacer retroceder el razonamien ­
Si se desactiva el electroim án, entonces se hace contacto. to desde la finalidad de las tenazas a la causa de su desarro­
llo. Durante mucho tiempo se consid eró h erético en biología
Figura 3. cre er que las tenazas estaban allí porque er an útiles. Esta
creencia contenía la falacia teleol ógica, una inversión de la
causalidad en el tiempo.
El pensamiento lineal progresivo siempre generará o
bien la falacia tel eol ógica(de que el fin determina el pro ceso),
o bien el mito de alguna instancia sobrenatural de control.
Lo cierto es que cuando los sis temas causales se tornan
circulares (asunto que discutiremos en el capít u lo 4), un
cambio en una parte cualquiera del círcu lo puede conside­
. Esta secuencia es perfectamente satisfactoria siempre y rarse como causa de un cambio, en un momento posterior,
cuando quede bien en claro que las combinaciones "si... en­ en cualquier variable y en cualquier lugar del círculo. Así,
tonces..." son causales. Pero si se qui ere hacer una mala bro­ un aumento de la temperatura de una habit ación puede ser
ma y pasar los "si" y los "entonces" al mundo de la lógica, el cons ider ado causa del cambio en el encendido del termosta­
resultado será esc andaloso: t o, y, alternativamente, puede considerarse qu e la acción
del termostato controla la temperatura de la habitación.
Si se hace contacto, entonces cesa el contacto.
Si p, entonces no P.

Los "si.; entonces..." de la causalidad contienen tiempo, 15. Por lo común, el lenguaje sólo destaca uno de
mi entras qu e los "si... entonces..." de la lógica son a tempora­ los aspectos de una interacción cualquiera
les. De esto se desprende que la lógica es un modelo incom­
pleto de la cau salidad.· Siempre hablamos como si una "cosa" pudiera "tener"
cier ta característica. Una piedra, decimos, es "dura", "peque­
ñ a", "pesa da", "parda", "densa", "frágil ", "caliente", "móvil ",
"inmóvil", "visible", "comestible", "n o comestible", etc.
14. La causalidad no opera hacia atrás Así está hecho nuestro lenguaje: "La piedra es dura". E t­
cétera. Y esa manera de hablar basta para ir al m erc ado:
La lógica a menudo puede ser invertida, pero el efecto "Es a es una nueva marca". "Las papas están podridas". "Los
nunca precede a la causa. Esta generalización ha sido un es ­ huevos están frescos". "El recipiente está roto". "El diaman­
collo para las ciencias de la psicología y de la biología desde te está rajado". "Un kilo de manzanas es suficiente". Y as í
la época de Pl atón y Aristóteles. Los griegos se inclinaban a sigu ien do.
creer en lo que lu ego se denominó causas finales; pensaban P ero esta manera de hablar no es correcta para la ciencia
que la pauta generada al final de una secuencia de sucesos o la epistemología. Para pensar correcta men te, convi ene
podía considerarse, de algún modo, causal respecto del supon er que todas las cualidades y atributos, adjetivos, etc .,
derrotero segu ido por esa secu encia. Esto condujo a todo el se r efieren al menos a dos conjuntos de interacciones en el
asunto de la tel eología (telos significa el fin o finalid ad de t iem po.
una secuen cia de sucesos). Los pensadores de la biología se "La piedra es dura" significa: a) qu e cuando se qui ere
enfrentaron con el problema de la adaptación. Parecía qu e introducir un objeto en ella resiste a la pen etración, y b) qu e

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~.

preparar algo así como una lista completa de verdades o ge­ ordenado. Observará el lector que la idea de que lo nuevo
neralidades. ¿Es acaso una característica del mundo en que sólo puede sacarse de lo aleatorio está en casi total contra­
vivimos que una lista tal sea finita? dicción con la inevitabilidad de la entropía. Todo el asunto
En la preparación de este capítulo hemos resignado de la entropía y la entropía negativa o negentropía (véase el
aproximadamente una docena de ítems que eran candida­ "Glosario"), así como los contrastes entre el conjunto de ge­
tos a ser incluidos en él, y a otros tantos se los desplazó a los neralidades asociado con estas palabras y el asociado con la
capítulos 3, 4 Y 5. Pero pese al carácter incompleto de la energía, será tratado en el capítulo 6, cuando nos ocupemos
lista, hay todavía una serie de posibles ejercicios que el lec­ de la economía de la flexibilidad. Aquí baste señalar la inte­
tor puede llevar a cabo con ella. resante analogía formal que existe entre la aparente con­
En primer lugar, siempre que un científico tiene ante sí tradicción de este grupo y la discriminación que hemos tra­
una lista, por un impulso natural empieza a clasificar u or­ zado en el tercer grupo, donde se oponen, en la proposición
denar sus miembros. Yo lo he hecho en parte, dividiendo la 9, el número y la cantidad. El tipo de pensamiento referido a
lista en cuatro grupos, dentro de los cuales los miembros se la cantidad se asemeja en muchos aspectos al que gira en
vinculan de diversas maneras. No sería un ejercicio trivial torno del concepto de energía, en tanto que el concepto de
enumerar las maneras en que pueden conectarse tales ver­ número está mucho más íntimamente vinculado con los de
dades o presupuestos. El agrupamiento que yo he fijado es pauta y negentropía.
el siguiente: El misterio cardinal de la evolución reside, desde luego ,
Un primer grupo incluye los presupuestos 1 a 5, que pa­ en el contraste entre los enunciados de la segunda ley de la
recen aspectos conexos del fenómeno necesario de la codifi­ termodinámica y la observación de que lo nuevo sólo puede
cación. Aquí, por ejemplo, la proposición de que "la ciencia sacarse de lo aleatorio. Fue este contraste el que Darwin re­
nunca prueba nada" se reconoce fácilmente como un sinóni­ solvió en parte mediante su teoría de la selección natural.
mo de la distinción entre mapa y territorio; ambas derivan Las proposiciones 9 a 12 y 13 a 16 constituyen los otros
de los experimentos de Ames y de la generalización de la dos agrupamientos de la lista. Dejo en manos del lector ex­
historia natural en el sentido de que "n o hay experiencia ob­ presar con sus propias palabras cuál es la vinculación inter­
jetiva". na de estos grupos, y crear otros de aéuerdo con su propia
Es interesante advertir que, en el aspecto abstracto y fi­ manera de pensar.
losófico, este grupo de generalizaciones debe depender muy En el capítulo 3 seguiré bosquejando el trasfondo de mi
estrechamente de algo parecido a la "navaja de Occarn" o tesis mediante una enumeración de generalidades o presu­
regla de economía. Sin un criterio supremo de esa índole, no puestos, pero a la vez me acercaré más a los problemas cen­
hay una manera concluyente de elegir entre una hipótesis y trales del pensamiento y la evolución, al tratar de responder
otra. ELcriterio que resulta indispensable es el de la simpli­ a esta pregunta: ¿Dequé manera pueden dos o más ítems de
cidad versus la complejidad. Pero junto a estas generaliza­ información o directivas operar de consuno o en oposición?
ciones tenemos su conexión con la neurofisiología, los expe­ Esta pregunta y sus múltiples respuestas me parecen fun­
rimentos de Ames, etc. Uno se pregunta de inmediato si el damentales para cualquier teoría del pensamiento o de la
hecho de que el material sobre la percepción no acompañe al evolución.
de carácter más filosófico no se debe a que el proceso de la
percepción contiene algo así como un criterio de economía.
El análisis de las totalidades y las partes en la proposición 5
es una formulación de una clase común de trasformación Notas
que tiene lugar en los procesos que llamamos descripciones.
Las proposiciones 6, 7 y 8 forman un segundo grupo, que • William de Occam u Ockham, filósofo escolástico inglés (1280-1349),
se ocupa de las cuestiones referidas a lo aleatorio y lo enunció el axioma "Entia non sunt multiplicanoo" ("Las entidades no de­

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.,.;.... "1
,.
"
1

ben multipli carse"), o se a qu e en el an áli sis de un problema hay que eli­ preten de des cribir. En el caso de un mapa r eal, la matriz r eceptora es por
m in ar todos los hechos o ccnstituyentes innecesarios. Se decía que merced a lo común una hoja plana de papel de exte nsión fini ta, y la s dificultades se
ese axiom a cortaba los problemas "com o con una navaja". [N. del T.] presen tan cu an do aquello que se quier e cartogr afiar es demasi ad o grande
1 P ara se r más exac to, deb er ía h ab er es crito: "La primera de est as clav es
o, por ejem plo, esférico. Surgirían otras dificultades si la m atriz receptora
es el con traste en e l t amaño". fu es e la superficie de un toro [en el s entido geom étrico) (un a rosquita), o si
2 Obser vo n o s ólo qu e los proces os de la percep ción visu al son in a c­ fuese un a s ecuencia de puntos lineal pr ogr esiva (véa se el "Glos ari o") y dis ­
cesib les a la con ciencia, s ino también que es imposible con struir en pa­ continua . Cu al qu ier matriz receptora, incluso un lengu aje o una red t auto­
labras un a descripción aceptable de lo qu e d eb e de suceder en el m ás lógica de proposiciones, tendrá características formal es propi as qu e, en
simple acto de vi sión. El lenguaj e n o suministra medio alguno de ex­ princip io, distorsionarán los fenómenos qu e se qui er en cartografiar sob re
pr es ión para lo q ue no es con cien te. ella. Tal vez el univers o ha sido dis eñado por Procusto, ese siniestro pers o­
b Superfic ie plan a o de otra ín dole que constituye el límite común de dos
n aje de la mitologí a griega a cuyo lech o debía amoldarse t odo camina n te
cu erpos , es pa cios o entida des . [N. del T.] que pernoctaba en su cabaña, so pena de qu e las piernas le fueran a larga ­
3 Co m un icac ión per son al de John Stro ud . das o amputadas.
e "Mental images"; tambié n podría traducirse (d ado que "mental" deriva 9 S egún la cita de Warren McCull och en Embadiments al Mind, Cam­
de "m índ" •"espíritu") "imá ge nes espir itua les" . [N . del T.] bridge: MIT Press, 1965.
4 L a cu esti ón de la n ec esidad formal a qu í planteada puede t ener la 10 M ás a de lan te examin arem os con algún detalle el conc ep to de tipo ló­
s igu ie nte r espues ta . Evide nteme nte, el universo se caracteriza por una gico, de Bertrand Russell (véase esp ecialmen te la últim a sección del capí­
distribución desigu al de conexione s ca us ales y de otro tipo entre s us par­ tulo 4 , págs . 127 y si gs. ), Por el momento, entiéndase qu e debid o a que una
te s ; o sea, h ay r eg iones de den sa con exión separadas entre s í por r egi on es clase no pu ede s er mi embro de sí mi sma, la s concl us iones qu e pue de n
de conexión me nos den s a. B ien pu ede ocu rrir que, necesaria e inevit a­ ex traerse únicamente de múltiples casos (p. ej. de diferencias en tre p are­
bleme n te , h aya pr ocesos se ns ible s a la densidad de la interconexión, de jas de ítems) son de un tipo lógico dif er ente qu e aque llas qu e se extrae n de
mod o tal qu e au me nte es a dens idad o qu e los r aleados nexo s se vu elv an u n so lo ítem (p. ej. de una cantidad). (Véase también el "Glosario".)
más r al e ad os a ún . En t al caso, el universo pr esentará for zosamente una d Se r efiere a la novela utópica Er euihon , de Samuel Butler , publica da en
apa r ien cia en qu e la s to ta lida de s estarán ligadas por la raleza relativa de 187 2. El título es anagrama de "nowhere", "en ninguna parte" o "a ninguna
s u interconexión . p arte". .
5 L a h istor ia m er ece rep etir se. Wa llace era un joven naturalista qu e en
1856 (tres a ños antes de la pub) icación de El origen de las especies, de Dar­
win), h all ándose en la se lva de Ternate, Indon esia, azotada por llu via s to­
rrencial es , contrajo el pa ludismo, y lu ego de un delirio tuvo una exper ien­
cia ps icodé lica en la qu e descu bri ó el pri n cip io de la selección n atura!. Re­
la tó es to a Darwin en una larga carta, donde le explicaba su hallazgo en
los s iguien tes t érm in os: "Este princip io a ctúa de manera exa ctamen te
igu al al r egul ad or centr ífugo de la m áquin a de vapor, que verifica y corrige
cua lq u ier irregu larida d cas i a ntes de qu e se ponga de manifiesto; de ma­
ne ra análoga, n inguna defici en cia desequilibrada en el reino animal pu e­
de alc anzar jamás un a magnitud n otoria, porque ya desde el primer rno­
m ento se haría se ntir, to m an do difícil la existen cia y casi segura la subs i­
guiente extinci ón ". (Reproduc ido en Philip Appleman, ed ., Darwi n, ed ición
a no ta da, W. W. Norton , 1970.)
6 Repár es e en el em pleo de una m etáfora físi ca, inadecuada para los fe­
n óm enos d e creatu ra qu e s e analizan. En verd ad, puede sostenerse qu e
tod a es ta comparación entre las cu estion es biológic o-soci ales, por un lad o,
y los procesos físi cos, por el otro, es un uso monstruoso de una metáfora
in aprop iada,
7 Lucrecio, On the Nature 01 the Uniuerse, trad. al inglés por R. E . La­
than, Baltimor e: P engu in Books.
8 U so la expresión "cartografiar sobre " [Oto map ontol por los sigu ient es
motivos . Tod a des cr ipción , exp licación o r epresentación es n ec esaria­
m en te, en cierto s entido, el cartografiado sobre alguna superficie, o ma­
triz, o sis te ma de coorde n ada s, de las derivaciones de los fenóm en os qu e se

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