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17-02-2010

Guerra psicológica, de cuarta generación, de propaganda, medios y espectáculos


Cae una lluvia extraña
Alberto Rojas Andrade
Rebelión

“Si la gente supiera realmente, la guerra se pararía mañana. Pero claro, no


saben y no pueden saber . [1] ”

Lloyd George, Primer Ministro británico 1914-18

Al iniciarse esta segunda década del siglo XXI, guerras y las amenazas de
estas se encuentran esparcidas por todo el planeta, el mundo cada vez es un
lugar más peligroso, abiertamente expresa el gobierno de la nación con mayor
capacidad destructiva [2] ; en perfecta consonancia con esta sentencia se nos
anuncia que deberíamos prepararnos para ellas, susurran beatamente y hasta
gritan con histeria premeditada los sofisticados pregoneros modernos. Aquellas
son presentadas como hechos ineludibles y a la vez planificados con gran
empeño, en respuesta a las acciones demenciales de fanáticos religiosos, a
rabiosos nacionalismos, o a psicopatológicos seres que disfrutan con los
efectos letales de colocar bombas y asesinar a diestra y siniestra. La
redundancia mediática de estos tópicos va constituyendo una visión
generalizada y a la vez confusa y opaca, que al ser analizada a fondo reviste
todos los ingredientes de una cuidadosa puesta en escena arrojada como red
conceptual a millones de receptores de la comunicación contemporánea, en
procura de la conquista de lo que fue denominado en los años sesenta del siglo
XX, durante la práctica de otras guerras, con rebosante cursilería ‘los
corazones y las mentes’.

Sabemos que estas tácticas de generación artificial y determinada de climas de


expectación social, han sido llamadas por los doctrinarios de los aspectos
bélicos, de forma general Guerra Psicológica, es decir una táctica que toma
para su realización los desarrollos de ciencias como la psicología y la
sociología, trasladándolos a la categoría de una nueva arma para acallar
descontentos y acrecentar pasividades en las grandes masas, tanto en las
regiones por someter como dentro de las propias metrópolis.

Este es el trabajo encargado a los opulentos organismos estatales de espionaje


y guerra especialmente en Estados Unidos, en los cuales miles de funcionarios
se encargan de elaborar teorizaciones sobre las miles de variables de
dificultades para la prosecución del control social de países y regiones enteras.
Se posee el tiempo y el presupuesto necesario para emprender tales
elucubraciones y por tanto los proyectos e hipótesis resultantes son copiosos.
Se ha llegado al interior de los doctrinantes de la institución más importante en
estos oficios, el Pentágono, a la elaboración de una teoría muy difundida
acerca de la existencia de una Guerra de Cuarta Generación, definida así junto
con sus circunstancias de origen:

“… la Cuarta Generación señala el cambio más radical desde la Paz de


Westfalia. En la Guerra de Cuarta Generación, el estado pierde su monopolio
de la guerra. Alrededor del mundo, las FF.AA. se hallan hoy luchando en contra
de oponentes no estatales tales como al-Qaeda, Hamas, Hezbolá y las FARC.
En casi todos los lugares, el estado está perdiendo. La Guerra de Cuarta
Generación también está caracterizada por un retorno al mundo de culturas, y
no simplemente estados en conflicto. Ahora nos hallamos enfrentando el más
antiguo y firme adversario del mundo occidental cristiano—el Islam. Después
de unos tres siglos en una postura defensiva estratégica que siguió al fracaso
del segundo sitio turco de Viena en 1683, el Islam ha reasumido la ofensiva
estratégica avanzando en todas direcciones. En la Guerra de Cuarta
Generación, la invasión mediante la inmigración puede ser tan peligrosa como
la invasión que emplea un ejército de estado. [3] ”

Someramente es observable en el párrafo anterior la inclusión de elementos


históricos carentes de contexto, junto con el enunciado de hechos recientes y
organizaciones que aparecen sin explicación, en un marco de tesis de
confrontación cultural desprovisto de soporte alguno. Viena asediada por el
imperio otomano en 1683 es trasladada como referencia de la situación del
imperio estadounidense en el siglo XXI, las migraciones como amenaza sin
aclaración de las razones por las cuales ocurren en el presente, la invocación
de un enemigo amenazante con otro culto religioso, tan sentido para naciones
de cristianismo fundamentalista como EE.UU., contradiciendo hechos tozudos
como las invasiones actuales de Iraq y Afganistán donde son los cristianos
noratlánticos quienes invaden y sojuzgan. En cuanto a la pérdida del
monopolio de la fuerza por parte del Estado, el ensayo en cuestión omite
intencionalmente la privatización de la guerra realizada por los EE.UU.
mediante mercenarios, eufemísticamente llamados en la jerga de la burocracia
bélica ‘contratistas’, y a los paramilitares, cuerpos irregulares de raigambre
colonial y fascista pero desarrollados pentagonalmente durante la Guerra Fría.
Una conclusión del enunciado analizado es la existencia de una nación que se
siente agredida, y sin embargo posee la máquina de guerra más grande que
las del resto del planeta juntas, además de arraigar más de mil bases militares
en el extranjero. Los hechos más bien demostrarían que es el gobierno
asentado en Washington quien acecha al mundo.

Este es el eje definitorio de la guerra mencionada, surgida como tal una vez
concluye la Guerra Fría y se desdibuja el enemigo de entonces: el comunismo.

El enunciado de las Guerras de Cuarta Generación citado, hace referencia


también a un género de guerra de tipo no convencional cuando menciona a
organizaciones no estatales como poderosos enemigos del poder imperial
estadounidense. Pero tampoco allí es clara la calidad novedosa de estas
guerras también denominadas en el lenguaje guerrero como ‘asimétricas’, las
cuales de acuerdo a su nombre no hacen otra cosa sino una directa alusión a la
diferencia de poderío entre las fuerzas enfrentadas y no a una cuestión tocante
de las reglas de la guerra [4] , debiendo observarse la existencia de
disparidades de contendientes en cuanto a armas, experiencia, o poderío
desde el alba misma la memoria histórica.

Para citar unos ejemplos muy conocidos, existe una asimetría de los
contendientes en la palestina romana en la presencia de los Zelotes
oponiéndose a las Legiones, en las guerrillas de la guerra de independencia
española contra el invasor napoleónico, en los guerrilleros Boers como
adversarios de las tropas británicas en la guerra Anglo-Boer de Suráfrica, en
los maquis franceses contra los nazis, en los nicaragüenses dirigidos por
Sandino luchando contra el invasor gringo, en los Tupamaros de Uruguay y las
FF.AA. de este país en los finales de los años sesenta, en las Brigadas Rojas en
Italia durante los años setenta y el aparato represivo de esta nación, y un
largo, etc., etc., hasta arribar a las conocidas en este momento con el
apelativo eufemístico de Guerras de Baja Intensidad donde es apreciable la
disparidad de los contendientes como ocurre en la actualidad en Somalia,
Sierra Leona, Costa de Marfil, Sudan, Colombia, o Perú.

La doctrina de la Guerra de Cuarta Generación ha sido establecida por civiles y


militares de los EE.UU. [5] , a manera de un cambio cualitativo y cuantitativo
en lo bélico, más tarde asociado directamente a categorizaciones de
confrontación bélica insistentemente mencionados como la
guerra Contraterrorista, Contrainsurgente, de Baja Intensidad y a la
mencionada Asimétrica. Como si fueran hechos sin precedentes, se especula
que dentro de estas guerras ha sido borrado el límite entre el frente enemigo y
el frente amigo, para conducir hacia lo abstracto y confuso del anfibológico
sustantivo ‘terrorismo’.

Al ser de tal imprecisión la concreción de la definición de amigo o enemigo,


gracias al uso del término ‘terrorismo’, el elemento psicológico entra en
escena, pues el adjetivo ‘terrorista’ puede ser aplicado en la práctica, a
cualquier ser humano, lejano o cercano de quien emite el juicio de valor; por
ello es notoria la remembranza del ‘enemigo interno’ procedente de la doctrina
militar impuesta por el Pentágono en Latinoamérica, denominada de
la Seguridad Nacional, y a la vez el perfecto acople con la cuestionada tesis del
politólogo Samuel Huntington del ‘choque de civilizaciones’.

A su vez la novedosa Cuarta Generación de las guerras, emplea la táctica de


la Guerra Psicológica, la cual aplicándole también una sucinta perspectiva
histórica, así mismo no resulta ser otra cosa que un epíteto contemporáneo a
una más de las añagazas realizadas inmemorialmente dentro de una
confrontación armada, destinadas a derrotar a quienes previamente han sido
erigidos artificiosamente en la condición de enemigo.
La antigüedad de estas tácticas de engaño es tal que se remontan con
recuento documental a más de 2.500 años en oriente:

“ Utiliza muchas señales para confundir las percepciones del enemigo y hacerle
temer tu temible poder militar. De esta forma, haces desaparecer la energía de
sus ejércitos y desmoralizas a sus generales .” (El Arte de la Guerra. Sun Tzu
siglo VI ade.)

En occidente recordando glorias del Imperio Romano en su apogeo el asunto


no es distinto:

“El apartar a los soldados enemigos de su lealtad y bravura es un servicio


especial; para un adversario es más dañina la deserción que la matanza.” (Las
Instituciones Militares de los Romanos. Flavius Vegetius Renatus. 378 dne)

Modernamente la táctica de Guerra Psicológica ha sido definida genéricamente


como aquella que “«… emplea medios físicos o morales diferentes a las
técnicas militares ortodoxas [6] . Por tanto en su ejecución significa
necesariamente en una parte muy importante, el empleo intensivo de
propaganda orientada a manipular conductas, procurando el control social, a
fin de que este rinda resultados en el plano político economizando en represión
y en recursos físicos. Aún contemporáneamente elementos metafísicos del bien
y el mal son agregados desde los más altos cargos políticos [7] , disfrazando
una certera definición de ellos y nosotros dentro del conflicto.

En realidad el problema radica en que ellos los malvados e inferiores (los


habitantes de cualquier lugar del planeta) viven donde existen las riquezas
ambicionadas por parte de nosotros los bondadosos y capaces (la oligarquía
estadounidense y sus asociadas). Naturalmente esta dura definición es
desfigurada con un pertinaz discurso de ayuda, expansión de la democracia,
los derechos humanos y desarrollo, a manera de aportes a la sociedad por
asaltar. En otra época el lema ocultante de la colonización fue la tarea
civilizadora cristiana del hombre blanco destinada a pueblos salvajes y alejados
de la fe.

Como ya expresamos, expertos en todos los temas relacionados con la


psicología de masas, la sociología o la antropología en este contexto son
imprescindibles para planificar y justificar tamaño desafuero. Los conflictos
éticos dentro de estas profesiones son resueltos por la ideología utilitarista y el
materialismo dominante en las metrópolis. Así mismo, el desarrollo de la
tecnología de la comunicación es fundamental en esta otra guerra ‘moderna’ y
su descentralización en cuanto a sus fuentes logra mimetizar el carácter
proyecto militar de toda su aplicación, cuyo fin primordial es el engaño no ya
de las tropas en una disputa bélica sino toda la población de un territorio
seleccionado como vital para la acomodaticia definición de ‘Seguridad Nacional’
en Washington, léase territorio a ser objeto de toma de sus recursos.
La consecuencia de todo este entramado dirigido a afectar extensivamente a la
población, es en realidad la persecución de cualquier pensamiento reflexivo,
atisbo de análisis histórico o crítica social, mediante la aplicación de las
ciencias disponibles en el dominio de los habitantes de un territorio específico;
se enmascara de la realidad más sentida empleando los elementos
tecnológicos a disposición, aplicando una catarata de sonidos, imágenes, y
escritos lanzados a manera de bombardeo de saturación. No se busca retar la
inteligencia humana sino adormecerla manipulando deseos, temores,
autocomplacencias, etc., los cuales se verán reflejados en las masas en
incoherentes sospechas, adopción de verdades absurdas frente a cualquier
lógica conocida, y la interiorización de lemas vacíos y repetidos; estos últimos
substituirán al pensamiento curioso y a la búsqueda de sabiduría. [8] La
obtención de determinado tipo de emociones es crucial para estos fines pues
estas previamente elaboradas son artificiosamente opuestas a razonamientos y
sensibilidades, procurando crear una incapacidad para sentirse afectado por las
miles de informaciones en muchos casos trascendentes para los propios
receptores. Si no se sienten conmovidas las masas con tan graves situaciones
que les afectan, se inhibe la capacidad de responder razonablemente como ser
humanos [9] .

El mismo enunciado de la táctica de Guerra Psicológica conduce al error, pues


nos lleva a la creencia de carecer de elementos de violencia ostensibles en
otras tácticas bélicas. Los actos desarrollados en ejecución de las Operaciones
Psicológicas de guerra de acuerdo a sus características, sin duda constituyen
“un acto de violencia mental para forzar a alguien a someterse a nuestra
voluntad” [10] , siendo plenamente coherentes con las finalidades propuestas
por los entes militares y civiles de espionaje y control social:

“entre los medios esenciales en un conflicto bélico, la acción psicológica, la


propaganda y el control de la información pública constituyen un factor
fundamental, muchas veces incluso por encima de la economía, el armamento
y la misma estrategia” [11] .

Si alguien continúa con dudas sobre el carácter violento de estas Operaciones


Psicológicas de Guerra, las puede encontrar como acciones encubiertas de
sabotaje de la CIA, junto con el fraude electoral, los sobornos, la manipulación
de partidos y las acciones paramilitares [12] . Cualquier medio para influenciar
la voluntad de lucha del estimado como contrincante es válido. Esta es la razón
de la denominación de ‘psicológica’ dada a esta guerra, pues el efecto
generado en la población es lo más importante cualquiera sea el medio para
ello, por supuesto la violencia física no queda excluida. Concretamente la
variedad de técnicas empleadas no tiene límites:

“l a propaganda abierta (blanca), secreta (negra) o gris -subversión, sabotaje,


asesinatos, operaciones especiales, guerrilla, espionaje, presiones políticas,
culturales, económicas y raciales- son consideradas como armas utilizables [en
el marco de la guerra psicológica]» ”. [13]
Las formas de lucha de esta táctica bélica general se encuentran definidas por
los militares estadounidenses desde 1948:

“ Destruir la voluntad y la capacidad combativa del enemigo. Privarlo del apoyo


de sus aliados. Acrecentar entre nuestras tropas y las de nuestros aliados la
voluntad de vencer . [14] ”

La Guerra Psicológica y dentro de esta la consecuencial de propaganda, por no


utilizar armas físicas destinadas a causar daño directo, no deja de poseer
elementos de violencia, pues la propaganda de guerra es un instrumento que
pretende violentar nuestra voluntad confundiendo la sensibilidad hasta
adormecerla o exacerbarla de acuerdo a las necesidades. En el presente es una
herramienta facilitadora de la desmoralización de las fuerzas contrarias a la
dominación planetaria cualquiera sea su actividad para tal propósito, como lo
habían preceptuado ya Sun Tzu o Vegetius. Implica la violencia mimetizada
pero real del control antidemocrático de los entes de comunicación, el soborno
y la presión sobre sus empleados y la trapacería y la mendacidad como formas
periodísticas a propalar [15] . Esta violencia por su naturaleza puede prescindir
del concurso de seres humanos en magnitud, centrándose en el uso de los
instrumentos de la comunicación y del empleo de la fuerza dosificada, no
requiriendo del poder emanado del consenso de las masas [16] . En resumen,
los medios de comunicación se transforman en instrumentos de la violencia
generalizada física y mental de nuestro tiempo al servicio de unos pocos, un
asunto con antecedentes de miles de años, tan sólo han cambiado
sofisticándose los instrumentos.

La misma amplitud y complejidad de estas acciones de Guerra


Psicológica como procedimiento general de todas las clases de guerra, tiende a
hacer verlas como estructuras mentales de difícil detección y por tanto los
receptores, que somos todos, como impasibles víctimas de oleadas sucesivas
de aconductamientos contra nuestros propios intereses como seres humanos e
incluso como seres vivientes.

Podemos no apreciar las tácticas descritas como un momento del


enfrentamiento bélico, aun cuando los efectos sean percibidos en la forma de
muerte y opresión. De tal manera se revela también la relación de la Guerra
Psicológica con la de Baja Intensidad preponderante en zonas de dominio
neocolonial como proceder bélico vigente, y no obstante avizorado para ser
puesto en ejecución planetariamente, pues como ya se deja entrever en los
teóricos del tema, las grandes batallas de otrora van dando paso a pequeñas
escaramuzas, bombardeos limitados, masacres específicas y en resumen por
un dominio de la población a través de la propaganda y el terror [17] , algo ya
presenciado en algunas regiones del sur del planeta como presión para la
obtención de recursos humanos y naturales.

El asunto no es una exclusiva elucubración teórica de tímidas realizaciones


prácticas en el presente. Con los ataques a Nueva York y Washington el 11 de
septiembre de 2001, el tema del control de la información para el Pentágono
es prioridad en la lucha contra el enemigo difuso ya citado, el ‘terrorismo’,
como parte de la Guerra Psicológica contra el mismo. Bajo el mayor secretismo
es creada la Office for the Strategic Influence (OSI), una agencia de
propaganda del más puro corte orweliano, encargada de modelar el
pensamiento y el comportamiento de las masas mediante la intoxicación
masiva de los medios de comunicación a fin de lograr el apoyo a la guerra
contra aquel ambiguo enemigo. Debido a problemas legales internos, la OSI
debe ser sustituida por la Northern Gulf Affairs Office, creada en septiembre de
2002 y supervisada por el subsecretario de Defensa, y cuya labor fue
inicialmente preparar falacias destinadas a la invasión a Iraq de abril de
2003 [18] . La guerra informativa y periodística fuera de toda sospecha de ser
una mera teoría conspirativa, es entonces uno de los pilares de las acciones de
la milicia gringa:

«La importancia del dominio de la información explica el objetivo de


transformación de las Operaciones de Información para hacer de las mismas
un arma en su totalidad como son las fuerzas aéreas, terrestres, navales y las
fuerzas especiales» [19] .

Los anteriores desarrollos resultan en una militarización de trabajos de


manipulación que estaba realizando el Departamento de Estado y su Under
Secretary for Public Diplomacy and Public Affairs , un verdadero ministerio de
propaganda, con instrumentos de distorsión periodística tan visibles como
son Voice Of America o TV Martí [20] . La idea al parecer ha sido realizar una
reorganización dirigida al uso bélico de cualquier tipo de información, en
cuanto a medios de comunicación y de los acontecimientos narrados por estos.
Iraq ha presenciado los usos de esta guerra de información, con posturas
favorables a la ocupación estadounidense elaboradas por un contratista del
Pentágono encargado de la deformación mediática: Lincoln Group, pero
difundidas por tarifados periodistas iraquíes [21] .

La parafernalia ampulosa de las técnicas comunicativas de última generación


sirve de tramoya a esta propaganda de guerra; la instantaneidad,
universalidad y formatos de realidad virtual son parte de este propósito. En la
ejecución de esta propaganda de lo bélico en el presente adquieren
trascendencia repetidos anuncios de enorme irracionalidad como lo son las
persecuciones de aparato militar y tecnológico más grande y sofisticado de la
tierra por varios continentes en procura de fantasmales villanos con atuendos
exóticos para occidente, habitando cuevas en montañas escarpadas; es puesto
de presente el ininteligible funcionamiento de organizaciones etéreas de
hombres malvados con unas cualidades de omnipresencia tan sólo
comparables a las del dios judeocristiano; se tornan en apenas normales
luchas infinitas contra torvos comerciantes de psicoactivos ilegales (siempre no
estadounidenses); o adquieren un carácter lógico y sin trascendencia las
muertes de mujeres y niños en ataques contra pueblos pobrísimos catalogados
como habitantes de santuarios terroristas, o de naciones de delincuentes, etc.
De hecho alcanzan naturalidad planes de dominación del capital de países
colonizados por más de cien años en la forma de ayudas militares a fin de
combatir militarmente tales amenazas que preceden o siguen al dominio
económico de aquellos

En estas circunstancias la táctica de Guerra Psicológica y demás estilos de


enfrentamiento bélico anotados, no pueden llamar a engaño en sus métodos y
fines específicos, implican “El uso planificado de la propaganda y otras acciones
orientadas a generar opiniones, emociones, actitudes y comportamientos en
grupos foráneos, sean enemigos, neutrales o amigos, para que apoyen la
consecución de los objetivos nacionales.” [22]

Históricamente esta clase de táctica de guerra de impacto sobre las


percepciones y sentimientos de la población, ha sido empleada sin límites
dentro de las Guerras de Baja Intensidad, desarrolladas fundamentalmente por
los EE.UU. a partir de los años 50, durante el inicio de la era de la supuesta
descolonización en Asia y África y la modernización en América Latina. Es el
momento las luchas anticolonialistas y nacionalistas en el Tercer Mundo y no
es coincidencia la reaparición de este tipo de belicosidad disimulada por
entonces, pues ya no son bien vistas las aventuras de expansión abierta de los
imperios como en el siglo XIX, luego de los desastres causados por dos guerras
mundiales y dos bombas atómicas, y por lo tanto es necesario constituir junto
con unas fuerzas locales de control del tipo cipayo, fundamentalmente una
población nativa dócil y una metropolitana insensible, evitando incursiones
costosas e impopulares (lo cual no se logró hacer en el caso de Vietnam). Los
estragos de la guerra con ampliada letalidad de sus armas no pueden llegar ser
padecidos en los hogares de las clases populares de las potencias coloniales,
sino quedarse en los destacamentos cipayos de los pueblos sometidos y
ensañarse ilimitadamente en estos últimos. El propósito por entonces es
continuar la dominación ya sin recurrir a la colonización tradicional, evitando el
surgimiento de movimientos sociales hostiles al neocolonialismo, lo cual como
teoría y praxis se va elaborando a modo de actuar en el extranjero
esencialmente por parte del gobierno de Washington; esto genera la doctrina y
el aparato aún hoy utilizado para la propagación de un ambiente favorable o al
menos impasible a la dominación del mundo . [23]

Un buen ejemplo de la historia más cercana de las manipulaciones mediáticas


de este tipo en el siglo XX, es decir Guerra de Propaganda enmarcada dentro
de la Psicológica, es la llamada Operación Sinsonte de la CIA durante el
gobierno de Dwigth Einsenhower, mediante la cual se puso al servicio de los
programas manipulatorios de la agencia durante la Guerra Fría, a un gran
número de periodistas para que usando los mensajes redactados por la CIA
sirvieran de difusores de los mensajes en pro de los intereses
estadounidenses; era en ese entonces un esfuerzo de propaganda centralizado
con unos 3.000 empleados. [24] Al día de hoy el asunto continúa y no
obstante se ha descentralizado abarcando decenas de miles de periodistas en
los cinco continentes, ya no directamente bajo el mando de las agencias de
espionaje, sino indirectamente a través de los medios absorbidos como
rentables y estratégicos por las minorías mundiales y regionales acaparadoras
de riqueza.

La propaganda puesta como información corriente de datos y opiniones


desinteresadas proviene de una supuesta variedad de funcionarios estatales,
políticos, empleados de grupos empresariales, y militares, en realidad
expresando un único punto de vista de defensa de la profundización y
expansión del control de plutocrático y de contención de los movimientos
sociales opuestos a tales propósitos, con sus correspondientes falacias
electorales, económicas y políticas [25] .

Lo verdaderamente novedoso de las anteriores formulaciones destinadas a


desmovilizar las fuerzas opositoras al proyecto de dominación mundial, reside
en su planificación como táctica de guerra contra las poblaciones tomadas
como enemigos internos incluso en las mismas naciones de asiento del gran
capital [26] , y en el monopolio de los entes comunicativos a nivel planetario.
La fuente de información actual universalizada es exclusivamente las
expresiones verbales, escritas o de imágenes de agentes estatales o del capital
que aquellos protegen, los restantes mortales contra toda deontología del
oficio de informar, sólo tienen papeles sometidos y su única referencia son las
clases dominantes. Así las informaciones en cuanto a forma y contenido están
determinadas por sus finalidades manipulatorias bajo conceptos cada vez más
militarizados, o mejor dicho pentagonizados. Ello es particularmente apreciado
en el lenguaje tendiente a ubicar en terrenos abismalmente separados las
categorías ya descritas de amigos y enemigos, algo curiosamente no visto
modernamente sino a partir del discurso totalitario nazista, con su lenguaje
empobrecido por frases breves, cifradas y toscas [27] , hoy muy presente en la
oratoria incluso de políticos moderados estadounidenses.

Empero, a pesar de lo amplio y sofisticado de las operaciones de Guerra


Psicológica junto con su panoplia propagandística, el dominio sobre los seres
humanos no es nada sencillo y tales esfuerzos concebidos por entes que
parecen sacados de pesadillas de Huxley, Wells u Orwell, son susceptibles de
ser contrarrestadas eficazmente por las mismas actividades humanas que han
permitido la construcción de las civilizaciones precedentes y actuales. Le son
oponibles a aquellas la asunción de actitudes politizadas a través del
afianzamiento de los múltiples lazos de integración y solidaridad en la
vecindad, la ciudad y región; en materia de información procurando el acceso a
diversas fuentes independientes entre sí, y la constatación directa de los
hechos por los sentidos sobre las mediaciones tecnológicas y de partes
interesadas. La pluralidad de fuentes de contacto con la realidad hace
dificultosa la adscripción acrítica de posiciones políticas procurada por las
diversas formas de manipulaciones mediáticas de las corporaciones
monopolizadoras del capital y la información, y por ello la búsqueda afanosa de
una autocracia global de fuentes de mediación con la realidad. Sorprende
gratamente así mismo, que la charla directa de mujeres y hombres, un método
de intercambio de ideas tan antiguo como la humanidad, sea tan útil para
desvirtuar los efectos del control totalitario impuesto por los agentes del
capital. Por ello el aislamiento de los individuos es uno de los propósitos de las
operaciones psicológicas dentro de la propaganda de guerra, pues el ser
humano desconectado de sus semejantes es fácilmente controlable en estas
situaciones. Esta es otra muestra de la violencia mental y física consistente en
una especie de rapto psicológico aislante inclusive de nuestro más cercano
entorno, contrariando nuestra naturaleza social la cual ha erigido el mundo tal
y como lo conocemos.

Para la aplicación de propósitos tan opuestos a la esencia cultural humana, los


ejércitos modernos, y específicamente el de EE.UU. tiene unidades completas
destinadas a desarrollar operaciones psicológicas y de propaganda sobre el
terreno, con lemas tan inequívocos sobre sus funciones antisociales como:
“Persuade, Change, Influence [28] ”; más también recientemente se han
creado corporaciones privadas de elaboración de bulos informativos en la
forma de empresas mercenarias de la manipulación mediática, que prestan
servicios a estados, entes de espionaje y cuerpos militares cipayos, por
supuesto bajo el dominio imperial de la Casa Blanca [29] . El objetivo concreto
no es otro que el diseño de campañas de intoxicación masiva y desinformación
inequívocamente dirigidas a evitar la organización del descontento y las
sublevaciones, y a fin de cuentas, perseguir la extinción de la solidaridad allí
donde gobierna el capital, o de subvertir el orden que se está creando en
aquellas naciones estimadas como bajo la influencia de poderes contrarios al
orden oligárquico mundial.

Sabemos por lo hechos que el capitalismo y su variante profunda


contemporánea neoliberal, tienen a la guerra como forma privilegiada de
expandir sus rendimientos y fronteras de dominación a todo el orbe. Ya Jean
Jaures anunciaba la correspondencia de aquel y la muerte en los campos de
batalla: “El capitalismo trae en sí la guerra como el nubarrón trae la
tormenta [30] ”. Las diversas violencias contra los habitantes de todo el
planeta incluidos los de las propias metrópolis no son fortuitas, y sus
consecuenciales propagandas de guerra no son producto de contingencias o
casualidades sino de acciones cuidadosamente planificadas [31] , y lo son al
más alto nivel [32] , pues lo que está en juego es la continuidad de las
conflagraciones bélicas como motor y sustento de acumulación del trabajo de
las sociedades transformado en capital, concentrado en unos pocos. En
consecuencia desarrollos teóricos como los ya mencionados sobre las guerras y
los medios de comunicación no pueden ser catalogados como criterios
espontáneos o aislados de funcionarios medios o contratistas, sino
formulaciones prácticas de estrategias generales de políticas de Estado.

Como es fácil suponer, esta red de control de comportamiento humano, pasa


forzosamente por la colaboración estrecha de los medios de comunicación más
renombrados y sus trabajadores-periodistas, en prensa escrita, radio, y
televisión. Esta específicamente es la Guerra de Propaganda, manifestada al
interior del periodismo en el quebrantamiento consciente de los propios
códigos de regulación del oficio de la comunicación, cuando los periodistas se
convierten en piezas del engranaje del aparato de guerra capitalista;
cautivados por el arribismo utilizado como cebo para ser participes de las
operaciones de control social mediático, prestan fidelidad periodística para la
realización de la guerra. Pasan a ser directamente bajo la táctica de guerra
descrita periodistas-contratistas-soldados, o más escuetamente, mercenarios
de la Guerra de Propaganda, librada dentro de la psicológica.

Dentro de las finalidades más notorias de tal mengua del sentido humano de la
actividad de informar, se encuentran la de lograr una propaganda divisiva que
menoscabe la moral, la identificación de intereses y la cooperación del
conglomerado social, al mismo tiempo imponer la apatía, el derrotismo, la
discordia, el pánico, la capitulación o la deserción en las masas; pero también
la propaganda puede ser cohesiva, cuando promueve la identificación y el
respaldo de los intereses de las minorías que controlan autoritariamente el
planeta [33] .

Los mismos espacios supuestamente destinados al comentario político, al ser


estimados maliciosamente como aburridos, son redireccionados con
comentarios de animadores-bufones o modelos de cotilleo, sacrificando el
comentario profundo y la investigación periodística [34] . Con ello se banaliza
una vez más los temas más trascendentales a las sociedades allí mismo donde
deberían ser expuestos a plenitud, fingiendo tocar los tópicos más álgidos, los
cuales resultan ser abordados superficial y desfiguradamente, eso sí,
excluyendo a quienes sufren las consecuencias del sistema depredador.

En consecuencia, el oficio periodístico en estos momentos pasa por su peor


momento desde que se le conoce como tal modernamente, al ser
instrumentalizado como forma concertada de manipulación colectiva; con ello
se logra que la versión cínica y deshumanizada de los acontecimientos sea la
dominante [35] . Sin embargo, como es fácil inferir, los periodistas tienen el
doble papel de ser manipuladores y a su vez ser manipulados, por quienes
dictaminan las tácticas de propaganda bélica, los cuales como ya dijimos se
encuentran en los más altos cargos del gobierno tanto en el plano militar como
el civil. La complacencia con este rol asignado por una buena parte del gremio
comunicador hace pertinentes las palabras de un presidente estadounidense
continuador en su momento de una cruenta guerra:

“Los reporteros (periodistas) son marionetas, reaccionan simplemente a la


cuerda que les tire más fuerte. [36] ”

Difícilmente la presión por la supervivencia dentro del oficio justifica el obrar


antiético de los periodistas como obedientes soldados del capital cuando tienen
la percepción muy cercana de tanta muerte y sufrimiento colectivos; los
excepcionales que no se pliegan a servir de verdugos son quienes aún honran
el ejercicio humano de informar, arriesgándose al ostracismo, la pobreza, la
persecución y hasta a la muerte.

Concretamente esta ocupación del periodismo al servicio de la opresión y la


mezquindad ha sido observada ensañándose, por supuesto con los más débiles
de los débiles, en la catástrofe de Haití, cuando un renombrado reportero de
una famoso medio de comunicación británico obra como instrumento de una
operación psicológica que permite la invasión militar de aquella nación
caribeña, en medio de la muerte y la desolación; gracias a ello se creaba un
ambiente permisivo de que en vez de equipos de rescate y médicos llegaran
soldados, en vez de alimentos y medicinas tanques y pertrechos, y los
responsables de la pobreza resultaban ser los propios haitianos por actuar
como saqueadores [37] . Evidentemente toda una página de la infamia
periodística, a la vez que una práctica de trabajo de Guerra Psicológica;
necesariamente vemos por doquier una coadyuvando a la otra.

Al interior mismo de la Guerra de Propaganda del presente, las informaciones


noticiosas son la parte más visible de los mensajes destinados a la
manipulación y la falacia, el campo preferido del accionar de las operaciones
de Guerra Psicológica. Allí donde esencialmente esperamos que nos sea
transmitido lo más importante de lo ocurrido ya sea en nuestro vecindario o en
otros continentes, el resultado es notoriamente contrario a nuestras urgentes
necesidades comunicativas, puesto que las noticias por el medio que sean
difundidas resultan inexorablemente ser por este tiempo una constante
“mezcla sutil de medias verdades, hechos aislados de su contexto y
convertidos así en poco comprensibles o insignificantes, escándalos molestos a
veces tapados a veces evocados, pero sin que la investigación vaya más allá ni
denuncie a los auténticos responsables: todo en este conjunto queda diluido en
una amplia dosis de “cotidianidad” despolitizada e irracional y acaba
envolviendo al espectador. [38] ”

Como buen instrumento de guerra ningún medio de información al servicio de


la causa de la dominación permite ser apreciado como tal, y aparenta
afanosamente imparcialidad a costa de acometer con dificultad algunos actos
ajustados a la ética del oficio; más esto es emprendido por la sencilla razón de
no perder el camuflaje de ser creíbles como fuentes de información por los
lectores, oyentes y televidentes. Es parte de la táctica del ocultamiento de su
carácter de órgano de propaganda de guerra. Incluso, las informaciones más
ostensiblemente contrarias a la oligarquía de un determinado país, de las
cuales se puede vanagloriar un medio como prueba de su <>, en el fondo
frecuentemente son manifestaciones de Guerra de Propaganda dirigidas a
socavar a personajes ya desgastados o incómodos a quienes detentan las
riendas del poder ya sea local o internacionalmente. Las campañas pomposas
denunciando corrupción de las personas disimulan la corrupción estructural del
sistema capitalista siendo otra parte de las operaciones de Guerra Psicológica.

Empero, como la distorsión de la realidad no es suficientemente lograda en el


mero relato y comentario de los mismos periodistas paniaguados, pues a pesar
de sus múltiples técnicas manipulatorias en muchos aspectos se deja abierta la
posibilidad de la contrastación crítica del discurso propagandístico, el propósito
bélico-psicológico se acentúa entonces en la intención de la despolitización y la
desviación de la insatisfacción a través de los grotescamente magnificados
deportes y sus vacuos chauvinismos, y en las irracionalidades de las morbosas
narraciones sensacionalistas durante la infaltable y descontextualizada crónica
roja, muy adecuada para imponer miedos; lo cual es adornado con las
restantes futilidades a las cuales nos vemos sometidos por instituciones
mediáticas por entero fuera de nuestro alcance.

A pesar de su planificación concienzuda, los denodados esfuerzos monetarios


gastados y los artilugios desplegados, una guerra con las características
anotadas, no puede cumplir sus propósitos únicamente a través de los escritos
de prensa y portales de la red o durante la emisión pretenciosa de los
informativos radiales y televisivos y sus falacias pequeñas, medianas y
grandes. El desarrollo incesante de la industria del entretenimiento luego de la
Segunda Guerra Mundial (justamente cuando se piensa haber derrotado al
aparato de propaganda nazi), permite coadyuvar en el control subrepticio de la
población, poseyendo un papel relevante en la táctica de la Guerra
Psicológica y en la más reciente formulación teórica de la de Cuarta
Generación.

El entramado de las industrias del entretenimiento, tejido y controlado, como


no podía ser de otra manera, por unos cuantos plutócratas, sirve asimismo de
refuerzo a cuidadosas operaciones de persuasión e influencia sobre la
población. En este panorama tampoco nada es gratuito y todo intenta ser
puesto al servicio de la preservación del injusto orden existente; el espectáculo
en que se ha convertido la comunicación de ideas e imágenes conlleva altas
dosis de mensajes creados genéricamente como cargas de enajenación allí
donde nadie las aguarda:

“El espectáculo, entendido en su totalidad, es al mismo tiempo el resultado del


proyecto del modo de producción existente. Es el núcleo del irrealismo de la
sociedad [39] .”

No puede ser casual que la mayor parte del espacio y el tiempo empleados por
los carteles del espectáculo del presente sean del tipo no relacionado con los
grandes problemas ambientales, sociales y políticos que afectan directa e
indirectamente nuestras vidas, y para los cuales se requieren decisiones
colectivas; lo procurado es que continúen siendo decididas las relaciones al
interior y entre pueblos por órganos tan antidemocráticos y conspirativos como
Wall Street, la banca internacional, la OMC, el Fondo Monetario Internacional,
o el Banco Mundial y otros menos conocidos pero de semejante naturaleza. Los
espacios privilegiados de la comunicación se emplean en una variedad de
asuntos que en ningún caso pueden ser comparables con temas como la
situación ecológica del planeta, las desigualdades sociales, la contaminación
ambiental, la opresión sufrida por grandes capas de población mundial, el
modelo de producción social, etc. El irrealismo devenido a hostigante
espectáculo es otra arma de propaganda utilizada para avasallar a las
sociedades.

La realidad estimada como trascendente y vital para la existencia como seres


vivos y con historia, es el aspecto menos importante en los medios
dominantes, en favor de los rumores, detalles nimios, banalidades,
parroquialidades, de lo pasajero, subjetivo y que no se proyecta, que si bien
forman parte de la vida humana, no puede ser comparables en su exposición
ampliada y reiterada con las amenazas a la existencia misma de la especie;
aquellas minucias no deberían tener un tratamiento de acontecimiento
privilegiado en aparatos de información, con un mundo donde la muerte y el
sufrimiento provocados por mano humana se encuentran tan presentes.

Tomemos por ejemplo el caso del desmesurado espacio y el tiempo mediático


otorgado a las denominadas celebridades y sus en el fondo, corrientes vidas.
¿Por qué son personajes importantes merecedores de ser destacados dentro de
los miles de millones de habitantes del planeta con existencias
verdaderamente apasionantes?

La razón es que de alguna forma son representantes de las promesas de


prosperidad que el capitalismo ofrece, en la forma engañosa de su belleza
construida mediáticamente, su riqueza producto de papel de paradigmas de un
modo de vida sin sentido y sin embargo absurdamente realzado [40] ; son
erigidos los figurones como dechado del estilo de vida del derroche y el
despilfarro de la sociedad occidental dominante. Propagan un ideal de
existencia que es y será de imposible obtención para la casi totalidad de los
seres humanos, lo cual equivale a una inmensa falacia divulgada
cotidianamente con plena conciencia. Es decir, mediáticamente son erigidos
como propaganda de bondades capitalistas siempre inalcanzables,
favoreciendo la obtención de una distracción engañosa de la población de sus
angustias reales y cotidianas, esto es pretendiendo su despolitización, la cual
es uno de los fundamentales empeños de la Guerra Psicológica: no olvidemos
que se debe desmovilizar al enemigo.

Esta magnificación de lo humano pero banal, no es un hecho que en la


comunicación haya existido siempre. Hacia los inicios de los años setenta del
siglo XX las noticias de este tipo carecían de interés como información
relevante para los periodistas en general, pero ya veinte años después las
fábulas de farándula fueron el pan de cada día en los medios disponibles [41] .
Las tácticas de control social dentro de la guerra lo requirieron así.

Al interior de los mismos aparatos mediáticos, el autoelogio y la autoreferencia


de medios tan invasivos como la televisión y su engañosa imagen, colaboran a
que esta sea vehículo preferencial de la época para transmitir propaganda de
guerra, intentando hacer olvidar que la imagen representada en la pantalla no
es una realidad, sino una representación de la misma, implicante de una
escenificación, como lo es una obra de teatro o una película. Es indispensable
repetir una verdad de Perogrullo: la imagen de la realidad no es la realidad. En
este aspecto la televisión toma del cine su conversión en arte, mediante la
modificación de su la inicial reproducción de la vida del tipo documental, para
llegar a su intensificación [42] , a la cual somos expuestos inclementemente en
la actualidad a diario como si fuera información relevante y confiable, cuando
es en buena parte una mera puesta en escena con trasfondo castrense.
Del lado del cine los argumentos de las copiosas obras fabricadas por la
industria dominante asentada en Hollywood, poco disimulan su intensión de
constituirse en relato encubridor de pecados fundacionales del imperio
estadounidense como el genocidio de los aborígenes, la esclavitud de los
africanos [43] , y más recientemente maquillan el modo de vida ostentoso y
depredador del American way of life, y sus correspondientes excursiones de
saqueo. En concordancia con ello los guiones donde el resto de los seres
humanos somos ubicados en el plano de traidores, amorales, incompetentes, y
prescindibles; y los instrumentos obra de la creatividad humana, son mutados
tramposamente a producto de la entrega bondadosa de estadounidenses. En el
caso de abordar un acontecimiento histórico como la Guerra de Vietnam, la
destrucción intencionalmente realizada sobre dicho pueblo no es mencionada,
pero si el sufrimiento de los invasores, lo cual es un esquema de operación
psicológica trasladado al presente en Mesopotamia y el Centro de Asia. Las
películas de la industria del entretenimiento imperial niegan los hechos más
evidentes y este parece ser su finalidad como espectáculo propagandístico de
desmentido de la historia, si tenemos en cuenta la injerencia en muchos de los
guiones del cine omnipresente de EE.UU. por parte del mismísimo
Pentágono [44] , quien sin ambages utiliza este espectáculo como forma de
operación psicológica en favor de su causa:

“El espectáculo, entendido en su totalidad, es al mismo tiempo el resultado y el


proyecto del modo de producción existente. [45] ”

La filmografía comercial de la nación más letal del planeta, propaga valores


afines a la propaganda de guerra, como el machismo y la agresividad
ampulosamente difundidos, junto con el ideal del honor imperial únicamente
revalidado con la violencia; por último, se agrega la competitividad sin sentido
y el inhumano desprecio por el otro en todos los ámbitos [46] , como
argumento constante de toda representación artística.

Cuando el discurso de las Operaciones Psicológicas, traspasa el informativo de


prensa, radio y televisión y su truculenta estética, permite que toda la
rocambolesca parafernalia de los mensajes del presente sea constituida en un
espectáculo “que el orden actual mantiene sobre si mismo, su monólogo
autoelogioso [47] ”. Es decir un arma de guerra que se regenera
inadvertidamente. La industria del entretenimiento se lucra con la
manipulación que propaga, es decir alimentamos económicamente a los
tósigos con los cuales se nos atolondra.

Este mundo mediático avenido en espectáculo ininterrumpido y universal,


nacido después de la Segunda Guerra Mundial y dispuesto como industria del
entretenimiento desde entonces, pretende inundar todos los espacios de la
vida con su pegajoso e emponzoñando mensaje del aquí y el ahora y sus
planificados delirios. Es tal la saturación provocada, que cuanto más se apela a
los medios controlados menos se entiende la realidad. Y allí evidencian
perfectamente la acción de operaciones de guerra y control social. El
espectáculo amnésico-estimulante emitido va siendo magnificado hasta
instituirse como ente de autonomía frente al conglomerado:

“En el espectáculo una parte del mundo se representa ante el mundo


apareciendo como algo superior al mundo [48] ”.

Cada uno de los diferentes trucos de la contrainsurgencia y proinsurgencia


contenidos en la Guerra Psicológica con blanco en las conductas de las masas
hacia su desorientación, se encuentran aplicados en el entretenimiento
industrial del presente:

“El espectáculo organiza con destreza la ignorancia de lo que sucede, e


inmediatamente después el olvido de lo que después de todo, ha llegado a
conocerse. [49] ”

Esta conclusión es bastante significativa si tenemos en cuenta la imposibilidad


del funcionamiento una sociedad estimada como democrática con tales niveles
de desinformación, y el absurdo de opiniones razonables basadas en la
ignorancia. Si a esto le adicionamos el carácter de fuente de distanciamiento
de la población de parte de la comunicación a grandes distancias, que han
resultado ser los medios de comunicación, el control social instaurado
sobreviene en mucho más eficaz que los anteriormente erigidos [50] .

Y por este sendero dentro de esta Guerra de Propaganda encontramos otro


papel asignado nada fortuitamente a los medios demostrativo de su poca
novedad, como es el de ser el reemplazo del rol asignado a la iglesia cristiana
siglos atrás, de hacer pasivos, integrados y resignados a los feligreses, hoy
indolentes, apáticas, e irreflexivas a las masas de analfabetas funcionales en
cuales se nos intenta convertir. La misma omnipresencia en la vida humana de
los ostentosos aparatos comunicativos con su barbarie de la ciencia sin
conciencia como decía Walter Benjamin, era la poseída en un tiempo no
demasiado lejano por la iglesia y su cristiano abandono de Cristo,
estableciendo una sutil y efectiva manera de colaborar con sus pares de la
minoría dominante de entonces en el aplacamiento de los rebeldes.

El reforzamiento de los estereotipos humanos es otra de las tareas asignadas a


los medios en la Guerra Psicológica. Las caracterizaciones de los personajes
que vemos en informativos meticulosamente dramatizados y la industria del
entretenimiento impuesta como dato esclarecedor de la realidad, son un
recrudecimiento de la visión colonizadora noratlántica a través de los relatos
de catástrofes, guerras, pobreza, en noticias y en argumentos de cine y
demás, prolongando la idea de que aquellos lejanos pueblos del sur y el
oriente son primitivos y necesitan estar bajo la tutela del gobierno de los EE.
UU. y sus aliados europeos, obviando por supuesto, que todo ese caos puesto
de presente sin explicación ni temporalidad razonable, es directamente
originado en la injerencia continuada de ese poder colonialista en estos
territorios, afectando negativamente la vida de sus habitantes en algunos
casos por varias centurias.
Por ello a quienes se dirige la comunicación espectacular de hoy son personas
específicas:

“Los medios son en su conjunto, un factor de despolitización que actúa,


evidentemente de manera prioritaria sobre las fracciones más despolitizadas
del público. Más sobre mujeres que sobre los hombres, más sobre los menos
instruidos sobre los más instruidos, más sobre los pobres que sobre los
ricos. [51] ”

Los blancos de las operaciones dentro de la Guerra Psicológica son justamente


estos mismos.

De allí que si se emplean para la difusión de tal cantidad de futilidades como es


la que abarrota los mensajes de la comunicación, la conclusión es de que esto
se debe a que son muy importantes, pues ocultan y transmiten cosas muy
valiosas [52] . El valor esta relacionado con la inmensa utilidad despolitizadora
de esta parafernalia de banalidades; nada es fortuito cuando el poder y el
dinero son los que se encuentran en juego.

Ahora bien, como ya se ha dejado entrever, las funciones tácticas de los


aparatos de información y entretenimiento varían de acuerdo a las situaciones
políticas presentadas. Si los medios controlados por el capital se encuentran en
naciones con gobiernos tendientes al nacionalismo y a crear condiciones de
gestión independiente de las masas desposeídas, el papel de aquellos cambia
diametralmente, y la politización del ambiente se abre con una exposición
intensa de los problemas sociales, no ocurrida cuando los capitalistas controlan
todos los sectores de la sociedad. La invocación de persecuciones a la prensa
de parte de los gobiernos titulados de ‘populistas’, tiene acogida de trueno en
los restantes medios de la metrópoli gringa y europea, mientras que los
homicidios, amenazas o destierros de periodistas en regímenes proclives al
capital extranjero pasan intencionalmente desapercibidos en el mundo.

La existencia de una diversidad de tácticas y técnicas de acuerdo a la posición


de los gobernantes frente a la desnacionalización de un país, confluyentes en
las desmovilización de las masas en naciones bajo poderes imperiales, y una
activación de la defensa de la propiedad privada transnacional en aquellos con
participación popular, se evidencia en estos casos, lo cual no puede ser sino
consecuencia de una estrategia de bélico-psicológica que para Latinoamérica
tiene como cabezas bien visibles los gobernantes de Washington y
subalternamente Madrid, en contra de quien atente contra el dominio del
capital de las oligarquías de estas dos naciones, y no obstante, permite ver su
existencia en otros continentes.

Las formas de contrarrestar colectivamente a esta Guerra Psicológica, que en


realidad en el caso tratado es una guerra de operaciones de violencia
dosificada y propaganda intensa contra la percepción y conciencia de la
población, debería implicar extraer de la comunicación las formas dictadura del
capital incrustadas en la organización de periódicos, radios o televisoras, con
su democratización; pero así mismo subvertir la comunicación mediante
cambios en las específicas maneras de conectar a los individuos con la
realidad, en razón a que estas transmiten claros componentes de jerarquía
plutocrática, belicismo y consumismo mediante su estética y distribución de
funciones.

El periódico, el noticiero, el teleinformativo, el portal de la red, manejado por


un periodista-director-editor encumbrado a sumo sacerdote definidor de los
contenidos, debe dar paso en un ambiente de transformaciones sociales a un
grupo de comunicadores con un organizador de funciones elegido ad hoc, pero
sin caer en la especialización limitante; las decisiones sobre los temas por
tratar deberían tener en cuenta a los receptores de las informaciones y sus
más acuciosas dificultades para una existencia plena.

La misma forma exterior de la emisión de las noticias debería dejar de ser un


dictado de una o un teleprontista-maniquí y ser reemplazado por el relato ágil
de quienes entienden de lo que se está hablando, con preguntas y contra
preguntas de los destinatarios de los mensajes sobre los temas más álgidos,
pues no debe existir una comunicación sin contrastación. Los relatos sobre una
misma situación deben multiplicarse, guardado el sentido común de que todo
periodismo es intencional y por tanto se deben desenmascarar las supuestas
neutralidades de los medios y periodistas tarifados al servicio de la Guerra de
Propaganda, con la declaratoria de la posición política de los periodistas con
postulados éticos.

Si los cambios de algunas sociedades latinoamericanas pretenden ser


profundos, la transformación de la industria del entretenimiento con su poco
disimulada ideología imperialista y capitalista, ha de empezar a verse, dejando
de lado esos mismos caracteres de de distracción y pasividad, dando paso para
el surgimiento de formas de diversión invitantes a la acción solidaria; aquel
comportamiento de la industria del espectáculo despolitizante en una sociedad
que cuestione el capitalismo debe tender a disminuir. De ser instrumento de
Guerra de Propaganda y operaciones psicológicas debe pasar a prolongación de
la sensibilidad a través de su arte para recrear con este la realidad en un
dialogo del realizador y su obra pictórica, literaria o audiovisual dejando de
lado el guión de estereotipos.

En un contexto de tales características en el arte y la comunicación el héroe


individualizado y todo poderoso como artífice de hazañas iría dando paso
lentamente al más real y no menos poético esfuerzo colectivo hecho crónica,
cortometraje, película, o lo que venga. El Acorazado Potemkin, una de las
mejores películas en la historia del cine no tuvo protagonistas individualizados
sino los marineros del barco y la población de Odesa; no hubo individuos
sobrehumanos, presenciamos en aquella obra creíbles esfuerzos fusionados.

Dar continuidad a los actuales formatos de entrega de mensajes es también


proseguir con la esencia del autoritarismo de las élites capitalistas. La
comunicación como las formas de organización social, puede y debe ser
modificada por el consenso organizado para dar lugar a expresiones propias de
las nuevas maneras de solucionar los problemas sociales. Es incoherente con
procesos revolucionarios el continuar con los mismos esquemas de manejo de
los temas periodísticos en formas y contenidos, cuando se pretenden
modificaciones estructurales. Por ejemplo, el mayor filtro de censura de los
medios monopolizados actuales es la propia ideología capitalista, con su
consecuencial sacralización de la jerarquización basada en los latrocinios
precedentes, la cual debe desaparecer paulatina pero incesantemente en las
sociedades donde se plantean nuevas formas de organización de la vida
humana. De tal manera los protagonistas de los acontecimientos relevantes
deberían cada vez más ser quienes han sido sistemáticamente ocultados en los
medios al servicio del capital: los desposeídos; en detrimento de las
aparatosas ceremonias de jefes de Estado que elaboran una pedagogía para el
alejamiento de la constitución de un verdadero poder popular. Es necesario dar
cabida a múltiples formas de transmitir lo significativo, determinadas por cada
tema, el público, los estilos periodísticos, ideologías revolucionarias y medios
de difusión, y no como en el presente cuando un medio de comunicación
resulta ser la copia al carbón de todos los restantes en formas y temas.

La opinión de los de abajo debe ser difundida preferencialmente y por tanto es


indispensable tender a invertir la funcionalidad hacia la impasibilidad de la
comunicación del tipo espectáculo-distracción-saturación-vértigo, por una de
política-curiosidad-reflexión-pausa, pues la intencionalidad en el presente es la
de despolitizar incluso los lugares por excelencia de la política, esto es los
lugares y momentos de reunión colectiva, aquellos donde se pueden generar
poderes. Los ritmos de tiempo no pueden en momentos revolucionarios ser
tales que se puedan comparar con el frenesí capitalista íntimamente ligado al
consumo, y no obstante dejar pasar las oportunidades de las espontáneas
renuncias al egoísmo de los momentos en los cuales se desea cumplir con la
promesa generacional de una sociedad nueva. Es decir, lento pero con
movimiento notable y con inclinación a ir en aumento.

Hoy es dominante establecer un tipo de ‘seguridad’ dirigido a proteger las


inversiones de las compañías de Wall Street, como director subterráneo de las
manipulaciones del presente, expresadas en la letanía de amenazas sin
sustento fiable, en ejecución las practicas de guerra anotadas. Del citado
argumento de las amenazas a la seguridad provienen las historias sobre la
existencia de células dormidas de organizaciones con pasado ligado al
espionaje imperial, talibanes fanáticos con similares características,
amenazantes iranís con bombas atómicas, renombrados dictadores <> odiados
en Washington y Madrid, traficantes tercermundistas de sustancias
calculadamente declaradas ilegales, etc., las cuales guardan una completa
sintonía con los planes de militarización y apropiación de recursos por parte de
quienes gobiernan el imperio y sus socios. En otras palabras, asistimos a la
preparación a un estado de guerra.

El rompimiento con la psicosis del <> mundial proveniente de la manipulación


permanente de las emociones, esparcida mediáticamente [53] en la aplicación
de tácticas bélicas de la que hemos hablado debe ser otro de los propósitos de
una comunicación revolucionaria para el momento inmediato. Los
razonamientos, su fundamentación y discusión extendida a la sociedad entera,
acerca de los verdaderos motivos de preocupación de las diversas
comunidades en cada región o continente, permitirán dejar en evidencia
quienes son los verdaderamente agredidos, en medios de comunicación
diversos y liberados de patrocinios interesados.

El fundamental objetivo de los medios de comunicación tendientes a la reforma


o la revolución en una situación de Guerra de Propaganda que militariza la
información hacia la desorientación, la pasividad y la exclusión, es la
promoción de la participación social y la politización a escala suficiente como
para que la mayor cantidad posible de gente se interese en la conformación de
núcleos de poder, con ayuda del Estado o sin él, pues como ya lo mencionó
Hannah Arendt:

“El peligro es que lo político desaparezca absolutamente. [54] ”

Y este es el meollo de las operaciones psicológicas de la guerra de este tipo,


hacer de lo político algo invisible a través de los medios, como una forma de
contrainsurgencia. La conciencia de esta situación es crucial para contrarrestar
el control social vigente, pues como en 1984 de Orwell, la ignorancia es la
fuerza.

Mientras tanto debemos no olvidar, que como dice con crudeza un grafito
anónimo en una calle de un país latinoamericano dominado mediante
constantes operaciones psicológicas imperiales:

“Nos mean y la prensa dice que llueve”.

En este orden de ideas, en los espacios comunicativos como la prensa y el


espectáculo plutocráticos, se afirma que la lluvia es buena para todos, que
hace germinar las plantas y hasta que posee un olor perfumado. Eso en el
fondo es lo que se intenta con la táctica de Guerra Psicológica, negar lo que
nos dicen los sentidos y la razón.

Contacto: albertorojasandrade@hotmail.com

NOTAS

[1] Michel Collon. Ojo con los Media. Argitaletxe Hiru. Hondarribia 1995.
Pag.17

[2] Solicitud de aumento del gasto militar para el año 2011 del gobierno de
Barak Obama. David Brooks. La Jornada. Febrero 2 de
2010. http://www.jornada.unam.mx/2010/02/02/index.php?section=mundo&a
rticle=024n1mun

[3] William S. Lind. Comprendiendo la Guerra de Cuarta


Generación. http://usacac.army.mil/CAC/milreview/download/Spanish/JanFeb0
5/lind.pdf

[4] Jorge Verstrynge. Frente Al Imperio: Guerra Asimétrica y Guerra Total.


Foca Ediciones. Madrid 2007. Pag.104.

[5] Es una creación del analista William Lind en 1989. Manuel Freytas . Guerra
de Cuarta Generación: Cuidado, su cerebro está siendo bombardeado Parte I.
IAR Noticias. Marzo 21
2006. http://www.iarnoticias.com/secciones_2006/norteamerica/0019_guerra
_cuarta_generacion_21mar06.html

[6] http://www.voltairenet.org/article124110.html

[7] “Esta es una lucha colosal entre el bien y el mal” George W. Bush, 14 de
septiembre de 2001. Juan Stam. El Lenguaje Religioso de George W. Bush:
Análisis Semántico y
Teleológico. http://www.servicioskoinonia.org/logos/articulo.php?num=104 Inc
luso este tipo de posición teológica es catalogada por la Iglesia Cristiana como
una herejía maniqueista.

[8] Manuel Freytas . Guerra de Cuarta Generación: Cuidado, su cerebro está


siendo bombardeado Parte I. IAR Noticias. Marzo 21
2006. http://www.iarnoticias.com/secciones_2006/norteamerica/0019_guerra
_cuarta_generacion_21mar06.html

[9] Hannah Arendt. La Crisis de la República. Taurus Ediciones S.A. Madrid


1973. Pag.164.

[10] Uso y Discurso de las Operaciones Psicológicas en los Conflictos Armados.


Instituto Galego de Estudos de Segurança Internacional e da Paz. http://www-
en.us.es/congresorrpp/iiJoam%20Evans%202.pdf

[11] Alejandro Pizarroso Quintero. Nuevas Guerras Vieja Propaganda (De


Vietnam a Irak). Ediciones Cátedra (Grupo Anaya, S.A.) 2005 Madrid. Pag.9.

[12] Phillip Agee. Los Manuales de Sabotaje y Guerra Psicológica de la CIA


Para Derrocar al Gobierno Sandinista. Editorial Fundamentos. Madrid 1985.
Pag.65

[13] Cyril Capdevielle. Ganar los «corazones y las mentes» La guerra de la


información. Redvoltaire. Marzo 3 de
2006. http://www.voltairenet.org/article124110.html
[14] Denis Boneau Guerra Fría Psicológica Las Ciencias de la Dominación
Mundial. http://www.voltairenet.org/article124110.html

[15] Sobre la necesidad de instrumentos que caracteriza a la violencia ver a


Hannah Arendt. Sobre La Violencia. Editorial Joaquín Mortiz S.A. México 1970.
Pag.43.

[16] Hannah Arendt. Sobre La Violencia. Editorial Joaquín Mortiz S.A. México
1970. Pag.39.

[17] Martin Van Creveld. The Transformation of War. The Free Press. 1991
New York. Pag. 207

[18] Cyril Capdevielle. Ganar los «corazones y las mentes» La guerra de la


información. Redvoltaire. Marzo 3 de
2006. http://www.voltairenet.org/article136146.html#article136146

[19] Cyril Capdevielle. Ganar los «corazones y las mentes» La guerra de la


información. Redvoltaire. Marzo 3 de
2006. http://www.voltairenet.org/article136146.html#article136146

[20] Cyril Capdevielle. Ganar los «corazones y las mentes» La guerra de la


información. Redvoltaire. Marzo 3 de
2006. http://www.voltairenet.org/article136146.html#article136146

[21] Cyril Capdevielle. Ganar los «corazones y las mentes» La guerra de la


información. Redvoltaire. Marzo 3 de
2006. http://www.voltairenet.org/article136146.html#article136146

[22] Uso y Discurso de las Operaciones Psicológicas en los Conflictos


Armados.Instituto Galego de Estudos de Segurança Internacional e da
Paz. http://www-en.us.es/congresorrpp/iiJoam%20Evans%202.pdf

[23] Denis Boneau Guerra Fría psicológica Las ciencias de la dominación


mundial. http://www.voltairenet.org/article124110.html

[24] Alexander Cockburn. Cómo la CIA Pagó Por los artículos de Judy Miller.
Counterpunch. En Rebelión diciembre 13 de
2005. http://www.rebelion.org/noticia.php?id=24080

[25] Manuel Freitas. Guerra de la información. Operaciones mediáticas:


Cómo se fabrican las "teorías conspirativas". IAR Noticias. 28 de enero
de
2010. http://www.iarnoticias.com/2010/secciones/contrainformacion/0008_te
orias_conspirativas_20en2010.html

[26] El anuncio del Director de Seguridad Nacional de EE.UU., sobre que las
fuerzas oficiales del gobierno puede asesinar a ciudadanos estadounidenses, si
son considerados una amenaza a la seguridad, es inequívoco al respecto; hay
un enemigo interno. Ellen Nakashima. El Jefe del Espionaje Reconoce que tiene
como objetivos a Estadounidenses Envueltos en Terrorismo. The Washington
Post. Febrero 4 de 2010. http://www.washingtonpost.com/wp-
dyn/content/article/2010/02/03/AR2010020303968.html

[27] Al respecto ver a Jean-Pierre Faye. Los Lenguajes Totalitarios. Taurus


Ediciones S.A. Madrid 1974. Pag. 758 ss. Y También Victor Klemperer. LTI. La
Lengua Del Tercer Reich. Editorial Minúscula. Barcelona 2001. Pag. 80, 85.

[28] El 4th Psicological Action Group de Fort Bragg, de 1.200 efectivos y varias
decenas de civiles, se dedica simple y llanamente a la propaganda. Alejandro
Pizarroso Quintero. Nuevas Guerras Vieja Propaganda (De Vietnam a Irak).
Ediciones Cátedra (Grupo Anaya, S.A.) 2005 Madrid. Pag.58. El lema traduciría
‘persuadir, cambiar e influenciar’.

[29] Junto a la ya nombrada Lincoln Group se encuentra la paradigmática


Rendon Gruop, la cual ha asesorado a la CIA y asesora a movimientos políticos
y gobiernos despóticos pronorteamericanos en todo el mundo. Magda Bandera.
Hijos de la Guerra. Plaza y Janés Editores S.A. Barcelona 2002. Pag.140. Ver
su inequívoco portal http://www.rendon.com/

[30] Ives Frémion. El libro Negro del Capitalismo. Editorial Txalaparta. 1998.
Pag.471.

[31] Michel Collon. Ojo con los Media. Argitaletxe Hiru. Hondarribia 1995.
Pag.34

[32] Notas Sobre el Empleo de Operaciones


Psicológicas. http://www.intelpage.info/exterior/textos/opsic.pdf Pag.16

[33] Notas Sobre el Empleo de Operaciones


Psicológicas. http://www.intelpage.info/exterior/textos/opsic.pdf Pag.24

[34] Pierre Bourdieu. Contrafuegos. Editorial Anagrama. Barcelona 1999.


Pag.99.

[35] Olga Rodríguez. El Periodismo de los Mass Media Agoniza. Diagonal


Periodico. Febrero 9 de 2010. http://www.diagonalperiodico.net/El-periodismo-
de-los-mass-media.html

[36] Lyndon B. Jhonson. Citado por Michel Collon. Ojo con los Media.
Argitaletxe Hiru. Hondarribia 1995. Pag.218

[37] El periodista en cuestión es Matt Frei con historial en este tipo de


actuaciones y el medio es la BBC. John Pilger. El Secuestro de Haití. New
Statesman enero 28 de 2010. Traducido por La Haine. Febrero 2 de
2010. http://www.lahaine.org/index.php?p=43075
[38] Michel Collon. Ojo con los Media. Argitaletxe Hiru. Hondarribia 1995.
Pag.260

[39] Guy Debord. La Sociedad del Espectáculo. Pre-textos 1999. Pag.39

[40] Alejandro Pizarroso, Julia Rivera. Corazones de Papel. Editorial Planeta.


Barcelona 1994. Pag.231.

[41] Postman y Powers, citados por John Langer. La Televisión Sensacionalista.


El Periodismo Sensacionalista y Las Otras Noticias. Paidos. Barcelona 2000.
Pag15

[42] Francois Truffaut. María Soledad Puente Vergara, Televisión la Noticia se


Cuenta. Julio Aliaga. Cómo Informar Utilizando la Estructura Dramática.
México. AlfaOmega, Ediciones Universidad Católica de Chile, 1999. Pag.31

[43] Adrian Huici Módenes. Los Heraldos de Acero. La Propaganda de Guerra y


sus Medios. Del Lejano Oeste a Oriente Próximo: Western Ideología y
Propaganda. Pag.46

[44] Magda Bandera. Hijos de la Guerra. Plaza y Janés Editores S.A. Barcelona
2002. Pag.140

[45] Guy Debord. La Sociedad del Espectáculo. Pre-Textos Valencia 1999.


Pag.39.

[46] Manuel Garrido Lora. ¿Qué Valores Humanos Utiliza la Propaganda en los
Conflictos? En Heraldos: Propaganda de Guerra y Vida Cotidiana. Juan Carlos
Rodríguez Centeno. Pag.199 ss.

[47] Guy Debord. Comentarios Sobre La Sociedad Del Espectáculo. Editorial


Anagrama 1990. Pag.45

[48] Guy Debord. Comentarios Sobre La Sociedad Del Espectáculo. Editorial


Anagrama 1990. Pag.49

[49] Guy Debord. Comentarios Sobre La Sociedad Del Espectáculo. Editorial


Anagrama 1990. Pag.25

[50] Lewis Munford. La ciudad en la Historia. Contado por Guy Debord.


Comentarios Sobre La Sociedad Del Espectáculo. Editorial Anagrama 1990.
Pag.146.

[51] Pierre Bourdieu. Contrafuegos. Pag.112

[52] Pierre Bourdieu. Sobre la Televisión. Editorial Anagrama. Barcelona 1997.


Pag.23
[53] Sobre este tema ver a Paul Virilio. Ciudad Pánico: El Afuera Comienza
Aquí. Monta Ávila Editores Latinoamericana C.A. Buenos Aires 2007. Pag.XIII.

[54] Hannah Arendt. Maxilimiano Figueroa. Actualidad de Hannah Arendt.


En Hannah Arendt: Desde la Acción a la Reflexión.LOM Ediciones. Santiago de
Chile 2006 Pag.9

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