El factor más importante es la intencionalidad del discurso que se está entregando. Así,
puede ser para informar, disculpar, aclarar, persuadir, etc. Cada una de estas acciones se
realiza dentro de un contexto social, donde se van tomando diferentes roles según
corresponda. De esta forma, por ejemplo, cuando una persona escribe una carta de
reclamo, considera argumentos para dicho tipo de texto y acomoda su discurso a lo que
está escribiendo, utilizando un lenguaje más formal y manejando ciertas estructuras (que
no manejaría en una tarjeta de cumpleaños, por ejemplo).
Texto narrativo
- Intención comunicativa
Relata hechos que suceden, reales o imaginarios.
Ejemplos: novelas, cuentos, fábulas, leyendas, mitos, noticias periodísticas, cómics,
biografía, etc.
Texto Descriptivo
- Intención comunicativa
Cabe mencionar algunas estructuras sintácticas que sirven para calificar el sustantivo u
objeto descrito. Dentro de estas se cuentan los siguientes ejemplos.
- Intención comunicativa
Muestra y explica de forma objetiva un hecho o realidad apoyado de datos o información.
El léxico que se utiliza es específico y dependerá del tema y nivel que se aborde
(utilización de tecnicismos). Como el objetivo no es la estética del lenguaje, sino la
exactitud de las ideas que se exponen, se deben considerar los términos con sus
significados objetivos, por ende no hay cabida para los juicios de valor, expresiones
subjetivas, ni tampoco para la ambigüedad.
Texto Argumentativo
- Intención comunicativa
Se presentan razones a favor o en contra de determinada "posición" o "tesis", con el fin de
convencer al interlocutor.
- Intención comunicativa
Entrega normas o instrucciones para alcanzar la realización de un propósito.
Ejemplos: los reglamentos, las normas de funcionamiento, las leyes, la publicidad, las
condiciones para participar de una determinada actividad, las reglas, las instrucciones de
aparatos eléctricos, los mandamientos, los manuales, recetas de cocina, etc.
- Intención comunicativa
Busca persuadir o convencer al público para que adquiera, utilice, compre, evite, etc., un producto o
servicio.
Por esencia, la publicidad se basa y nutre de los elementos para verbales y no verbales,
tanto en textos escritos como orales. La información se entrega de forma clara, breve, de
fácil lectura y memorización y, por sobretodo, innovadora.
Ahora bien, es muy importante señalar que los tipos de textos nunca se dan
independientemente, sino que se mezclan. De esta forma, por ejemplo, siempre un texto
narrativo requerirá de la presencia del descriptivo, y la exposición del argumentativo y
viceversa.
Lo que sí debe tener siempre todo texto, es coherencia y cohesión para evitar
ambigüedades y facilitar la comprensión.