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Categorías y predicamentos

Q. D. De veritate, q. 1, a. 1
Aquello que primeramente concibe el intelecto como lo más evidente, y en lo cual resuelve
todas las concepciones, es el ente, como dice Avicena en el principio de su Metafísica. Por
consiguiente, conviene que todas las otras concepciones del intelecto se obtengan a partir de
la adición al ente. Ahora bien, al ente no se le puede añadir nada que le sea extraño, al modo
como la diferencia se añade al género, o el accidente al sujeto, porque cualquier naturaleza es
esencialmente ente; a partir de esto, el Filósofo prueba que el ente no puede ser un género,
pero se puede decir que algunas cosas se añaden al ente, en cuanto expresan un modo del
mismo ente que no está expresado en el nombre ‘ente’.

Ahora bien, esto puede suceder de dos maneras. De una manera, tal que el modo expresado
sea algún modo especial del ente. Pues hay diversos grados de entidad, según los cuales se
toman los diversos modos de ser, y de acuerdo con estos modos se toman los diversos géneros
de cosas. Pues la sustancia no añade al ente ninguna diferencia que designe alguna naturaleza
sobreañadida al ente, sino que el nombre ‘sustancia’ expresa cierto especial modo de ser, a
saber, el ente por sí [per se]; y lo mismo sucede con los demás géneros.

In V Metaph., l. 9, n. 889-893
Conviene que el ente se contraiga en los diversos géneros según el diverso modo de predicar,
que es consiguiente al diverso modo de ser; porque cuantas veces se dice ente, es decir, de
cuantos modos algo se predica, tantas veces se significa el ser, es decir, de tantos modos se
significa que ‘algo es’. Y por esto aquellos [géneros] en los cuales primeramente se divide el
ente se llaman ‘predicamentos’, porque se distinguen según el diverso modo de predicar. Por
tanto, dado que de las cosas que se predican algunas significan el ‘qué’, es decir, la sustancia,
algunas el ‘cuál’, algunas el ‘cuánto’, y así sucesivamente, conviene que, para cada modo de
predicar, el ser signifique lo mismo; de tal forma que cuando se dice ‘el hombre es animal’, el
ser significa la sustancia. Pero cuando se dice ‘el hombre es blanco’, [el ser] significa la cualidad,
y así en los demás casos.

Pues es preciso saber que el predicado se puede relacionar con el sujeto de tres modos. De un
modo, cuando [el predicado] es aquello que el sujeto ‘es’, como cuando digo ‘Sócrates es
animal’. Pues Sócrates es aquello que es animal. Así, se dice que este predicado significa la
‘sustancia primera’, que es la sustancia particular, de la cual todas las [demás] cosas se
predican.

De un segundo modo, tal que el predicado se tome según aquello que inhiere [o está en] en el
sujeto: este tipo de predicado, ciertamente, o inhiere por sí y absolutamente, como
consecuencia de la materia, y así tenemos la ‘cantidad’; o bien como consecuencia de la forma,
y así tenemos la ‘cualidad’: o bien inhiere en él no absolutamente, sino en relación a otro, y así
tenemos la ‘relación’ [ad aliquid]. De un tercer modo, tal que el predicado se tome por aquello
que está fuera del sujeto: y esto [puede darse] de un doble modo. De un modo, tal que esté
completamente fuera del sujeto: lo cual, ciertamente, si no es una medida del sujeto, se
predica al modo de un ‘hábito’, como cuando se dice que Sócrates está calzado o vestido. Pero
si se trata de una medida del sujeto, dado que la medida extrínseca es o bien tiempo o bien
lugar, se toma el predicamento o bien por parte del tiempo, y así será el ‘cuándo’: o bien por
[parte del] lugar, y así [será el] ‘dónde’ [ubi], sin considerar el orden de las partes en el lugar,
de cuya consideración resulta la ‘situación’ [situs]. De otro modo, tal que aquello por lo cual se
toma el predicamento, esté según algo en el sujeto del cual se predica. Y, ciertamente, si [se
predica de él] como principio, así se predica en tanto que ‘actúa’ [agere]. Pues el principio de
la acción está en el sujeto. Pero si [se predica de él] como término, así se predicará en tanto
que ‘padece’. Pues la pasión tiene su término en el sujeto.

Ahora bien, dado que en algunas cosas de las que se predican no se aplica manifiestamente el
verbo ‘es’, no se crea por eso que aquellas predicaciones no pertenecen a la predicación del
ente, como cuando se dice el hombre camina. […] en todas las predicaciones de este tipo se
significa que ‘algo es’. Pues todo verbo se resuelve en el verbo ‘es’, también el participio. Pues
en nada difiere el decir que ‘el hombre es convaleciente’ y ‘el hombre convalece’, y así en los
demás casos. Por esto es evidente que cuantos son los modos de predicación, de tantos modos
se dice ente.

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