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Piratas y cimarrones: marginados en el Darién (siglos XVII-XVIII)

PIRATAS Y CIMARRONES: MARGINADOS EN


EL DARIÉN (SIGLO XVII-XVIII)

Laura A. Quiroz, Rey Romo y Adriana Iriarte.

Introducción

En un principio, esta investigación pretendía ingenuamente abordar el tema de las alianzas


militares y/o comerciales de los negros cimarrones con los corsarios europeos en el siglo
XVII y XVIII desde la evidencia de los intercambios culturales y lo que se denominó como
la hibridación cultural en relación al territorio del Darién. Sin embargo la disponibilidad de
fuentes resultó un factor desicivo a la hora de replantear el presente trabajo de investigación,
a días de lo que representaba la fecha límite de entrega, hacia un objetivo general más
manejable enmarcado en la geografía de la región.

Si se remite al Archivo General de Indias y se hace una revisión documental de las fechas en
la que se registran los movimientos más relevantes en la historia del cimarronaje y actividad
pirata del Istmo de Panamá, se puede concluir en una primera lectura que la mayoría de las
fuentes corresponden al siglo XVI. Un pequeño porcentaje corresponde al siglo XVII,
mientras que del siglo XVIII no se encontró ninguna disponible en el Portal de Archivos
Españoles (PARES). Mientras tanto, en el Archivo General de la Nación (AGN) las fuentes
consultadas hacen referencia a otros territorios continentales que no iban al caso que se
pretendía examinar.

Es entendible entonces el porqué de los trabajos de investigación que se han realizado en la


última veintena del presente siglo sobre las dinámicas entre negros cimarrones y piratas
europeos en el territorio del Istmo de Panamá, tienen como temporalidad sin duda el siglo
XVI. Las fuentes de los archivos históricos dan cuenta de las alianzas militares que estos dos
grupos establecieron a lo largo de la franja del Istmo en el siglo XVI, teniendo a un enemigo
en común: los españoles, y un objetivo que los unía: la supervivencia1. Por otro lado, los
estudios de los dos siglos siguientes (XVII Y XVIII) se han interesado en la belicosidad de
los indígenas darienenses y sus alianzas militares con los piratas como la principal razón que
la corona española borbona tenía para ejercer un control militar más estricto en el territorio2.
Mientras tanto, el cimarronaje queda relegado en estos dos siglos siguientes a una molestia,

1
Ver Garzón Moreno, “Enemigos en común en la frontera del Imperio Español…”, 2018; Pike
“Black Rebels…”, 2007; Castillero Calvo “Invasión de Vernon a Panamá y otras guerras…”, 2017;
e incluso: Segas, Lise. “Cimarrones y corsarios…”, 2017. Mackie, “Welcome the Outlaw…”, 2005.
2
Gómez González, Juan Sebastián. 2008. «Las tensiones de una frontera ístmica: alianzas,
rebeliones y comercio ilícito en el Darién. Siglo XVIII.» Historia y Sociedades (15): 143-163.

1
Laura A. Quiroz, Rey Romo, Adriana Iriarte

aparentemente secundaria con la que se lidia unas veces y otras no 3 en la gobernación de


Panamá.

El siguiente texto no puede sino limitarse a los acercamientos de fuentes secundarias y las
escasas fuentes primarias con las que se contó. Es así como el presente artículo tiene como
objetivo analizar la naturaleza de las alianzas entre piratas-corsarios y negros cimarrones en
el Darién desde mediados del siglo XVI hasta el siglo XVIII a partir de los elementos
geográficos que las permitieron, así como las maneras en que la Corona Española procuró el
control territorial sobre Tierra Firme.

Desde la llegada de le empresa colonizadora a américa en 1492 se creó una serie de relaciones
condicionada por las instituciones que modificaban el espacio social, dichas relaciones
fueron diversas, muchas de estas trataron de ser controladas, como la que se observaba en la
mita, la encomienda y posteriormente el resguardo, en los cuales un grupo de indígenas
estaba al servicio de un representante de la corona española para el trabajo de una porción de
tierra y este a su vez tenía la responsabilidad del cuidado de estos y su evangelización o
cristianización, lo que implicaba además de una relación comercial, una de carácter cultural.
El control que quería ejercer el imperio español siempre fue evidente, empezando por la
organización de las ciudades; la modificación del espacio fue un pilar fundamental para la
implementación de políticas de control sobre los habitantes, sin embargo estas medidas de
control, no siempre se adoptaron en el espacio en el cual ejercía influencia.

En el caso de los palenques se creó una estructura social diferenciada de la influencia


española, este espacio de “libres” constituido principalmente por negros, su existencia en el
Darién y en el Istmo de Panamá será abordada en este artículo.

A modo de hipótesis se plantea que: la alianza entre piratas-corsarios y negros cimarrones


fue el resultante de las condiciones geográficas difíciles del territorio del Darién ya que este,
no solo proporcionaba un punto estratégico entre el gran caribe y las Américas, sino que su
topografía selvática, escarpada y lacustre constituía espacios perfectos para que los negros
que buscaban escapar de su condición de esclavos, y los piratas perseguidos por los agentes
españoles, encontraran un refugio, un escondite en su seno. Asimismo se plantea que esta
relación fue estrictamente de supervivencia, se limitó a los intercambios, a veces comerciales,
y no profundizó en aspectos culturales o religiosos.

Para este análisis es importante entender concepto de frontera, trabajado es este territorio de
una u otra manera por autores como Daniel Garzón, Alfredo Castillero, González Escobar,
entre otros. Frontera entendida como más que un espacio divisorio en un mapa, más que un

3
Pike, Ruth. 2007. «Black Rebels: The Cimarrons of Sixteenth Century Panamá.» The Americas 64
(2): 243-266.

2
Piratas y cimarrones: marginados en el Darién (siglos XVII-XVIII)

límite político es un “límite simbólico”4. Ver la frontera desde su dimensión de paisaje


dinámico más que de límite cartográfico será clave para entender las características que
hicieron, y hacen (incluso en la actualidad), del Istmo de Panamá, y más específicamente de
la zona del Darién, un escenario prolífico para alianzas marginales de supervivencia.

Así mismo, el concepto del otro, que desde la sociología ha venido tomando peso en las
últimas décadas para acercarse a la identidad de los grupos subalternos en escenarios de
dominación—particularmente la cultural—, como fue el caso de la colonia española en
América. Una categoría de análisis como esta permite entender los antagonismos binarios de
la historia tradicional sobre grupos subalternos, y así mismo filtrarlos. No se trata de definir
un grupo social a partir de su oposición a otro, sino apreciar las diferentes dinámicas sociales
que son mucho más complejas, que tienen diferentes matices y orígenes, para estudiar la
construcción de identidad a partir de intercambios y en muchos casos asimilaciones
interculturales que contextos temporales y geográficos determinados permitieron.

1. Breve balance de la historiografía sobre cimarrones y piratas en el Istmo de


Panamá.

En el 2007 la historiadora Ruth Pike publicó su artículo titulado Black Rebels: The Cimarrons
of Sixteenth Century Panamá, en el cual, a partir del análisis de fuentes en dos colecciones
documentales del Archivo General de Indias en Sevilla publicados por Irene Wright y Carol
F. Jopling respectivamente, se propone estudiar el establecimiento de los negros cimarrones
en el territorio del actual Panamá en palenques, y su historia en el siglo XVI, que está ligada
a las incursiones piratas como Francis Drake en el Istmo durante mediados de siglo y la
“fundación” de un “reino” de cimarrones que para finales de siglo ya había desaparecido: el
palenque de Bayano.

Estos dos episodios son eje central de su artículo, pero analizados desde su dimensión
política. La autora concluye que al final del siglo XVI, si bien seguían habiendo cimarrones
en el territorio del actual Panamá, conformaron fueron palenques pequeños, que eran
destruidos una y otra vez por los soldados españoles cada vez que se tenía razón de su
existencia, solo para volver a ser construidos en otros lados. Su número era en realidad
insignificante para la Corona y no representaban ningún riesgo en el siglo XVII y XVIII5. A
esta afirmación se puede añadir lo fatigoso que era para los funcionarios públicos tener que
tranquilizar al pueblo vecino cada vez que un grupo pequeño de cimarrones atacaba en las
cercanías de la ciudad. Para lidiar con cada caso, los funcionarios proponían aquietar a los
vecinos nerviosos y a los propietarios perjudicados que demandaban un reparo de la Real
Hacienda con ejecuciones públicas y venta de los cimarrones capturados6.

4
Garzón Moreno, Daniel Antonio. 2018. «Enemigos en común en la frontera del Imperio Español:
Alianzas militares entre piratas, negros e indios en el Darién y el Chocó. Siglos XVI al XVIII.»
Historia y Memoria (16)., p. 56.
5
Pike., ibid., p. 266.
6
A.G.I. Carta del oidor Juan Bautista de la Gasca., PANAMA, 19, R.2, N.26 – 1, 2.

3
Laura A. Quiroz, Rey Romo, Adriana Iriarte

La piratería por otra parte, es un problema que va a incomodar en gran manera al Istmo hasta
el siglo XVIII, como señala Alfredo Castillero Calvo en su artículo “Invasión de Vernon a
Panamá y otras guerras coloniales en el Istmo”. La presencia constante de piratas en las costas
del caribe panameño va a tener consecuencias transcendentales en la reestructuración de las
rutas comerciales españolas, donde Portobelo como puerto principal de Tierra Firme no lo
será más tras la invasión de Edward Vernon en 17397. Los cargamentos de la Flota de Indias
eran llevados directamente hacia puertos en Colombia y Venezuela sin parar en Portobelo.
Las investigaciones de Pike y de Castillero Calvo dejan observar a los españoles, piratas y
cimarrones como fuerzas antagónicas en un proceso de control del territorio.

Con una aproximación opuesta a la de estos dos autores, Luis Fernando González Escobar
en su libro El Darién. Ocupación, poblamiento y transformación ambiental. Una revisión
histórica. Parte I, se propone analizar las dinámicas de reconfiguraciones y adaptaciones
sociales que se presentaron en el territorio del Darién desde la conquista hasta el período
republicano. El autor considera que hay dos momentos históricos en lo que al estudio de la
zona del Istmo/Darién se refiere. El primero se limita a los episodios alrededor de los
primeros asentamientos, resaltando el fracaso de estos y las dificultades geográficas que
crearon el paisaje cultural oscuro y desolado de "tierra de nadie", cuando en realidad se trata
de una zona que por sus propias características geográficas es un punto estratégico, un puente
de conexión, dinámico, con constantes luchas por el control territorial.

La segunda aproximación de acuerdo con González Escobar, con ojos en dinámicas de


adaptación y reinterpretación cultural, se ha dedicado a estudiar precisamente los procesos
de los grupos humanos que habitaron esta zona selvática y lacustre. Para esto, realiza una
temporalidad práctica que se divide en tres períodos: siglo XVI, que corresponde a la
conquista española; siglo XVII hasta 1838 se trata de una etapa de reconfiguración y dominio
cuna; y el tercero de 1838 a 1960 que se trata de los procesos de colonización dirigidos por
la sociedad criolla republicana.

A este enfoque también se adscribe la investigación del antropólogo Daniel Antonio Garzón
Moreno. En su artículo “Enemigos en común en la frontera del Imperio Español...”, que surge
a partir de su tesis de maestría, se propone explorar el establecimiento de alianzas entre
piratas y corsarios, y negros e indios en la zona de frontera del Imperio español conformada
por el Istmo de Panamá y el Darién, desde mediados del siglo XVI hasta finales del siglo
XVIII.

Lo más importante del trabajo de Garzón Moreno es su deconstrucción del concepto de


Frontera, basado en autores como Ortelli, Arriaga y Montoya. El eautor afirma que, como se
había mencionado antes, lo que se va a entender por frontera en su aproximación a las
dinámicas de estos tres grupos sociales es “(…) más allá del límite geográfico entre dos o

7
Castillero Calvo, Alfredo., 2017, «Invasión de Vernon a Panamá y otras guerras coloniales en el
Istmo» Tareas 157: pp. 27-50

4
Piratas y cimarrones: marginados en el Darién (siglos XVII-XVIII)

más espacios, como el lugar simbólico comprendido por diferentes elementos culturales y
políticos que marcan estrategias y dinámicas sociales específicas de cada contexto, y en el
que se vislumbran elementos de subalternidad, diferencias, intercambios, barbarie y
riesgos”8. Es decir, la frontera actúa aquí como crisol cultural, donde las alianzas que se
dieron deben ser estudiadas ligando las unas con las otras, porque se retroalimentan y son
tranversales a todo el período de estudio9. Siguiendo otra bifurcación de esta misma línea de
entender la frontera como espacio dinamizador, el trabajo que se pretende realizar en este
artículo va orientado a entender cómo la misma geografía que caracteriza este territorio
influyó en su consolidación como espacio conflictivo, donde se gestaron alianzas entre
grupos marginales como los negros cimarrones, con los piratas extranjeros que se acercaban
a las costas del Istmo por las promesas de riqueza que traía consigo el contrabando10.

No se puede negar que el Darién y el Itsmo de Panamá entran a significar en la historiografía


un epicentro de choques y transformaciones culturales. La selvática región del Darién fue
refugio para los primeros negros cimarrones continentales, huidos de Acla en 1515 11, y de
ahí en adelante refugio para las generaciones de aquellos que huían a la libertad hasta la
abolición de la esclavitud en el siglo XIX; así como para una miríada de diferentes grupos
sociales originarios como los cunacunas, los mosquitos y los embera, etc. Por su posición
geográfica como puente entre la zona histórica de Mesoamérica con el sur del continente, fue
clave para los procesos migratorios, sin mencionar los intercambios culturales y comerciales
entre los grandes imperios americanos que se extendían del centro al sur antes del arrivo
español a costas occidentales. Luego, Portobelo y Panamá como parte de las concurridas
rutas comerciales de la plata en de la Corona en el Caribe y el Pacífico respectivamente12,
fueron objetivos fijos de ataques de corsarios ingleses y franceses hasta la segunda mitad del
siglo XVII13.

2. Sobre los Piratas y los Cimarrones en los siglos XVII y XVIII

Juan Sebastián Gómez González en su artículo sobre las tensiones en la frontera del Istmo,
da cuenta de cómo fue que la proliferación del contrabando en el territorio del Darién
contribuyó a los refuerzos de control militar en la zona por parte del reformismo Borbón. Su
conflictividad tenía origen en una serie de características geográficas y etnográficas que
como se mencionó en apartados anteriores, hacían del esta región Ístmica una frontera
conflictiva14.

8
Garzón Moreno., 2018., p. 57.
9
Garzón Moreno., 2018., p. 56n.
10
Gómez González., 2008., p. 144-145
11
González Escobar, Luis Fernando. 2011. El Darién. Ocupación, poblamiento y transformación
ambiental. Una revisión histórica. Parte I. Vol. 1. Medellín: Biblioteca ITM., p. 16.
12
Gómez González., 2008, p. 144.
13
A.G.I. Cartas y expedientes de cabildos seculares: Panamá, PANAMA, 30, N.77 – 9.
14
Gómez González., 2008, p. 144.

5
Laura A. Quiroz, Rey Romo, Adriana Iriarte

Una franja tan estrecha de territorio que va de una media de 50 hasta 200 kilómetros, a simple
vista, como anota Castillero Calvo, no parece que cruzar de un mar al otro por tierra sea una
tarea complicada. Sin embargo al sur, la selva se levantaba como una barrera natural, de
difícil acceso, mientras que en la parte central del territorio la escarpada geografía suponía
otro problema15. Los aventureros extranjeros, corsarios, piratas, bucaneros que buscaban
rutas de acceso para llevar a cabo actividades de comercio ilícito debían recurrir al quienes
conocieran bien el territorio, y que pudieran ser convencidos de aliarse con ellos por las
buenas o en caso contrario, pudieran ser sometidos y obligados. Indígenas y negros
cimarrones fueron las dos alternativas a las cuales recurrieron los corsarios 16. Pero esta
relación con cimarrones se dio en auge durante lo corrido de la segunda mitad del siglo XVI
y nada más.

Cuando Vernon atracó en costas panameñas, en varias ocasiones, dentro de su tripulación


contaba con negros esclavos17. Sin embargo, no se menciona nada acerca de una sospecha de
alianza con cimarrones como ocurrió en el caso de Francis Drake y sus sucesores.

Durante la revisión de fuentes primarias, no se encontraron documentos concretos que


señalen o acusen alianzas de algún tipo entre los cimarrones del Darién y el Istmo, y corsarios
ingleses durante los siglos XVII y XVIII. Por supuesto, hay que tener el cuidado de señalar
que las fuentes revisadas se tratan de cartas de oficiales españoles en territorio colonial, por
lo tanto solo hablan de la realidad vista desde su perspectiva cultural. A partir de esto, se
puede entender la mención de grupos cimarrones y de extranjeros piratas dentro de las
misivas como una llama la atención Real sobre la necesidad de un mejor control del territorio
para esta época, que implica un control social sobre el “otro”.

En una misiva de 1635 dirigida al Rey Felipe IV, el oidor de la Audiencia de Panamá Juan
Bautista de la Gasca, relata una campaña emprendida por su orden para darle sosiego y calma
a los vecinos de Panamá acerca de un posible ataque de cimarrones a la ciudad:

En la ausencia del Presidente Gobernador y Capitán General […] Pareció que me


tocava a mí solo los negocios que sean ofrecido deste género y en particular al soziego
[de] sus vezinos porque estavan muy ynquietos con los negros cimarrones que cassi
se dentravan en la ciudad a [secuestrar] las negras para llevarselas al monte y este
temor crecía más porque a muchos años ay noticia de un pueblo de los negros […] y
pareciendome conveniente […] Junta de guerra para que se saliese de esa dificultad
despaché 50 Soldados […] Y habiendo llegado al otro pueblo donde hallaron algunas
casas y sementerios lo […] destruyeron todo y trajeron 11 negros y negras […]18

En otra carta dirigida a España al año siguiente, de parte del presidente-gobernador de Tierra
Firme, Enrique Enríquez de Sotomayor daba cuenta de un ataque de negros cimarrones a una

15
Castillero Calvo., 2017, p.29.
16
Garzón Moreno., 2018, p. 74.
17
Castillero Calvo., 2017, p. 43.
18
A.G.I. Carta del oidor Juan Bautista de la Gasca., PANAMA, 19, R.2, N.26 – 1.

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Piratas y cimarrones: marginados en el Darién (siglos XVII-XVIII)

venta a las afueras de la ciudad de Panamá que aparentemente ofrecía posada y comida a los
vecinos, en la que había resultado en fatalidades y pérdidas materiales a las que el Presidente
buscaba darles reparo sin significarle un gasto a la corona.19

[…] aviendo la buena diligencia del doctor Juan Bautista de la Gasca preso los
delinquentes y haciendo yo al punto que llegué, executar en ellos la pena de muerte a
que les hallé condenados […] La otra venta levantada mucho mejor y más acomodada
que la pasada y prozediendo adelante en el castigo de los demás cimarrones hize en
un mismo día salir a diferentes tropas así, desta ciudad como la de Puertovelo en
busca dellos de los quales me trajeron algunos que se castigaron luego, y otros muchos
no teniéndose por seguros en los montes se volvieron a casa de sus amos […]

[…] siendo común voz en toda esta ciudad que [a] treinta leguas de aqui avia un
antiquisimo y grande pueblo de negros cimarrones donde se acojian los demás, […]
y deseando aprenderlos si fuese berdad o aquietar los animos de los vecinos si no lo
fuese con darles a conozer que era falso […]

Aquí podemos evidenciar como el Enríquez de Sotomayor y el oidor Juan Bautista de Gasca
no solo informan sobre su participación en la organización una campaña de cacería a los
cimarrones a la huida, sino que también señala como algunos prefirieron regresarse a las
casas de sus antiguos amos a someterse de nuevo que a seguir en el monte donde
aparentemente ya no estaban seguros. Hay dos elementos en esta narrativa que arrojan luz
sobre el estado del negro cimarrón en la Panamá del siglo XVII: los palenques del monte
estaban en constante amenaza por parte de los españoles, así como sus habitantes, y que
algunos terminaban por regresar a la esclavitud en vez de arriesgarse a ser apresados como
criminales. También la presencia de un rumor sobre un gran pueblo cimarrón en el monte
que mantenía inquietos a los pobladores, y como se propusieron campañas militares de
reconocimiento de la zona para cerciorarse de si el pueblo era real o no, y de serlo el objetivo
era destruirlo para traer tranquilidad a los vecinos.

3. Cimarrones, piratas y el afán del control territorial del Istmo de Panamá.

Hacia el final de su mandato en 1637, Enríquez de Sotomayor se vuelve a referir al rey sobre
la situación con los cimarrones en el monte:

[…] deseando evitar el gasto grande que Vuestra Magestad hace todos los años en esta
tierra en las selvas contra cimarrones pues las malas condiciones de los dueños de los
esclavos por los quales [se habiesen de] meter en los montes, no parece razon las pague
Vuestra Magestad, buscándoselos, y traiendoselos a su real [h]orca yo puse por advitrio
a los del cavildo secular se hiciere la caza de cimarrones como la havia en Cartagena, La
Havana, Mexico y otras partes, lo cual pareciendoles bien todo hicieron ciertas

19
A.G.I Carta del presidente Enrique Enríquez de Sotomayor, PANAMA, 19, R.3, N.37 – 2.

7
Laura A. Quiroz, Rey Romo, Adriana Iriarte

capitulaciones que comunicadolas primero yo con los oidores las mande después por
vando publico executar en aquella conformidad dando la orden que de allí en adelante se
avia detener para que sin costa ale una de Vuestra Magestad se acudiese al castigo de los
esclavos fugitivos = y estando esto comunmente admitido y aprovado de toda la ciudad
y de la de Puertovelo, los trece o catorze vecinos de Panama lo contradijeron y con largos
alegatos dieron ante mi cierta petición de que di traslado al procurador general que
respondiendo a sus contradiciones luego pidio se elevase a ejecusion, y presentó cedula
de Vuestra Magestad […] A mi juicio no ai otro modo ni más eficaz, ni más suave, ni
menos costoso que este para limpiar la tierra de cimarrones. […]20

En esta misiva está clara la intención de la Audiencia de “limpiar la tierra de cimarrones”


como empresa militar, y las objeciones hechas por los vecinos de la ciudad no son más que
económicas, en tanto que buscan reparos por los bienes perdidos que en este caso serían los
esclavos huidizos. Los negros cimarrones son vistos aquí como suciedad que hay que
remover de la región por la fuerza, y esta posición del gobernador de Tierra Firme deja
entrever la resistencia del cimarrón, que solo se derrotaría con la caza y muerte. Aquí las
políticas de control tienen el objetivo de proteger la propiedad de los hacendados.

Hacia la segunda mitad de este siglo XVII, las fuentes señalan una consolidación de las
políticas de protección militar, ahora en contra de los piratas, con una carta del ahora
presidente Julio Pérez de Guzmán en la que solicita que remitan a Perú aquellos extranjeros
presos cuya “profesión fuera piratear”21. Ese mismo año de 1669, tras recibir la respuesta de
España, Pérez de Guzmán:

El presidente de Guatemala don Sebastian Alvarez Alfonso me remitio cuatro


prisioneros los tres franceses que apresaron en el rio de San Julian, y el otro inglés
para que los ynbiase a España […] Lo qual escuse porque aviendo de parar desde
panama a puertovelo reconocian todo este reyno, y pasando al de España se van a
inglaterra, a donde arman embarcaciones, y bienen […] a hacernos las [h]ostilidades
que se experimentan, en cuya consideracion, dispuse se le volviersen a remitir para
que los encamine por otra parte […]22.

Se destaca de aquí como Perez de Guzmán tiene el cuidado de advertir a Su Majestad de lo


que supone permitirles conocer el territorio a extranjeros que sin duda volverán con
intenciones de atacar la región. Esto permite ver lo alerta que se estaba de este lado del
continente sobre las posibles estrategias de las potencias extranjeras para invadir territorios
de la Corona Española. “La corte madrileña reconoció la condición de Panamá como plaza
eminentemente militar luego de los ataques de Morgan y otros piratas en el último tercio del
siglo XVII. Así, el 17 de abril de 1683, en una consulta del Consejo de Indias para discutir

20
A.G.I., Carta del presidente Enrique Enríquez de Sotomayor, PANAMA, 19, R. 4, N. 43 – 2.
21
A.G.I., Cartas y expedientes de cabildos seculares: Panamá, PANAMA, 30, N.77 – 4.
22
A.G.I. Cartas y expedientes de cabildos seculares: Panamá,PANAMA,30,N.77 - 9

8
Piratas y cimarrones: marginados en el Darién (siglos XVII-XVIII)

diversas opciones para mejorar las condiciones de defensa del Istmo en vista de los recientes
ataques piráticos, así como la conveniencia de suprimir la Audiencia (…)”23.

Conclusiones

Fuentes documentales

Archivo General de Indias (AGI), Sevilla – España., Audiencia de Panamá.

Archivo General de la Nación (AGN), Bogotá – Colombia., Sección Colonia, Fondo


Milicias y Marina.

Bibliografía

Castillero Calvo, Alfredo., 2017, «Invasión de Vernon a Panamá y otras guerras


coloniales en el Istmo» Tareas 157: pp. 27-50

Garzón Moreno, Daniel Antonio. 2018. «Enemigos en común en la frontera del Imperio
Español: Alianzas militares entre piratas, negros e indios en el Darién y el Chocó.
Siglos XVI al XVIII.» Historia y Memoria (16): 53-87.

Gómez González, Juan Sebastián. 2008. «Las tensiones de una frontera ístmica:
alianzas, rebeliones y comercio ilícito en el Darién. Siglo XVIII.» Historia y
Sociedades (15): 143-163.

González Escobar, Luis Fernando. 2011. El Darién. Ocupación, poblamineto y


transformación ambiental. Una revisión histórica. Parte I. Vol. 1. Medellín: Biblioteca
ITM.

Mackie, Erin. 2005. «Welcome the Outlaw: Pirates, Maroons, and Caribbean
Countercultures.» Cultural Critique (59): 24-62.

Pike, Ruth. 2007. «Black Rebels: The Cimarrons of Sixteenth Century Panamá.» The
Americas 64 (2): 243-266.

23
Castillero Calvo., 2017, p. 47n.

9
Laura A. Quiroz, Rey Romo, Adriana Iriarte

Segas, Lise. 2017. «Cimarrones y corsarios: de la realidad colonial a la épica histórica.»


Hipogrifo 5 (2): 241-260.

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