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PSIQUIATRIA

UNIVERSIDAD DE GUAYAQUIL
TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD DEPRESIVO

FACULTAD DE CIENCIAS MEDICAS


ESCUELA DE MEDICINA
PSIQUIATRIA
TRASTORNO DEPRESIVO

DOCENTE:
DR. ANDRES CRUS
ALUMNA:
JACKELINE SARITAMA VEIRA
JACKELINE SARITAMA
GRUPO 3BVEIRA
GRUPO 3B
PSIQUIATRIA
TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD DEPRESIVO

TRASTORNO DEPRESIVO

JACKELINE SARITAMA VEIRA


GRUPO 3B
PSIQUIATRIA
TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD DEPRESIVO

DEFINICIÓN

Los trastornos depresivos son un conjunto de cuadros clínicos en los que predomina
el síntoma subjetivo de estado de ánimo deprimido (puede no ser manifiesto)
y una reducción del interés. Se presentan en el transcurso de los trastornos del
estado de ánimo uni- o bipolares (afectivos), trastornos somáticos, trastornos de
adaptación causados por conflictos o situaciones difíciles, intoxicaciones, efectos
adversos a medicamentos, otros trastornos psiquiátricos tales como los trastornos
esquizoafectivos, la depresión pospsicótica, trastornos mixtos de depresión
y ansiedad, neurastenia o síndromes de abstinencia.

CUADRO CLÍNICO Y DIAGNÓSTICO

1. El diagnóstico preliminar de los trastornos depresivos se puede realizar


formulando dos preguntas:

1) ¿Ha experimentado Ud. frecuentemente durante el último mes tristeza,


depresividad o sentimientos de desesperanza?

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2) ¿Ha experimentado Ud. frecuentemente durante el último mes una pérdida de
interés para realizar diferentes actividades o se ha visto incapacitado de
disfrutarlas?

Una respuesta positiva a una de estas preguntas tiene una sensibilidad de un 97 %


y una especificidad de un 67 % para identificar un episodio depresivo.

2. Evaluando el riesgo de suicidio iniciar el proceso diagnóstico de los trastornos


depresivos

3. En el diagnóstico diferencial es necesario averiguar si se trata de:

1) un episodio depresivo en el curso de una depresión recurrente o de un trastorno


afectivo bipolar

2) la forma depresiva de un trastorno adaptativo

3) distimia o ciclotimia

4) trastornos orgánicos afectivos en el transcurso de una enfermedad somática.

Criterios diagnósticos del episodio depresivo (depresión mayor según el DSM-5)

Ánimo depresivo casi diario (durante la mayor parte del día), desde hace ≥2
semanas y desde un momento preciso y reconocible, junto con la presencia de al
menos 5 de los siguientes síntomas, incluido ≥1 de los 2 primeros:

1) estado de ánimo depresivo

2) disminución significativa del interés en casi todas las actividades y/o de las
sensaciones placenteras relacionadas con ellas

3) apetito aumentado o disminuido, o pérdida importante (no relacionada con la


dieta) o incremento en el peso corporal (p. ej.: ≥5 % en un mes)

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4) insomnio o hipersomnia

5) agitación o inhibición psicomotora

6) sensación de fatiga o pérdida de energía

7) sentimiento de minusvalía o sentimiento de culpa infundado

8) disminución en la destreza cognitiva, dificultades en la atención o en la toma de


decisiones

9) pensamientos recurrentes de muerte (no solo temores a la muerte)

10) pensamientos suicidas recurrentes sin un plan determinado, intentos de suicidio


o un plan suicida.

El episodio depresivo mayor es la forma más frecuente de los trastornos depresivos.


Se presenta en el transcurso de una depresión unipolar recurrente o de los
trastornos bipolares, en los cuales también se presentan episodios de manía o de
hipomanía (en la que el estado de ánimo elevado no provoca trastornos severos en
la percepción de la realidad y en la toma de decisiones de consecuencias graves).
El diagnóstico preciso y correcto del episodio depresivo tiene una importancia
esencial para el tratamiento a largo plazo. Por ello, además de establecer la forma
del episodio depresivo, es necesario considerar la frecuente comorbilidad con
trastornos de ansiedad, los cuales frecuentemente coexisten .

Criterios diagnósticos de la forma depresiva de los trastornos de adaptación, según


el DSM-5 (simplificado)

1. Dominan: estado de ánimo depresivo, llanto fácil, sentimiento de desesperanza.

2. Síntomas:

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1) se presentan como una respuesta al estrés hasta 3 meses después de su origen

2) exceden considerablemente la reacción esperada al estrés

3) deterioran significativamente el funcionamiento social y laboral

4) se mantienen ≤6 meses después de cesar la acción del estrés.

Los trastornos de adaptación se distinguen del episodio depresivo por la estrecha


asociación del estado de ánimo actual con el problema causal. Si el paciente logra
evitar el recuerdo reiterado y doloroso (rumiaciones) sobre las causas originarias
del trastorno, puede ser capaz de desenvolverse nuevamente con normalidad.

Criterios diagnósticos del trastorno depresivo persistente (distimia) según el DSM-5


(simplificado)

1. Estado de ánimo deprimido que se mantiene durante casi todo el día y durante la
mayoría de los días, en un período de ≥2 años.

2. Se registran ≥2 de los siguientes síntomas: disminución o aumento del apetito;


insomnio o hipersomnia; sentimiento de fatiga o falta de energía; baja autoestima;
dificultades para tomar decisiones, para concentrarse y para la atención;
sentimientos de desesperanza.

3. En un período de dos años, los síntomas no remiten durante más >2 meses
seguidos.

El diagnóstico requiere excluir una causa orgánica, así como que se trate de
síntomas de una depresión mayor (síntomas crónicos, remisión parcial).

Criterios diagnósticos de ciclotimia según el DSM-5 (simplificado)

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Síntomas como en el trastorno depresivo persistente (distimia), interrumpidos
algunos días por períodos con síntomas hipomaníacos.

Criterios diagnósticos del trastorno depresivo causado por enfermedades somáticas

1. En el cuadro clínico se mantiene el estado de ánimo depresivo o existe una


importante reducción del interés o de la capacidad para sentir placer en casi todas
las actividades, de forma clara y persistente.

2. Existe evidencia de que estos síntomas tienen una relación directa con
determinado(s) estado(s) somático(s).

Los síntomas depresivos aparecen en el curso de otros trastornos psiquiátricos

1. Depresión pospsicótica después de un episodio de esquizofrenia.

2. Forma depresiva de los trastornos esquizoafectivos con: aparición simultánea de


síntomas del episodio de esquizofrenia y del depresivo.

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TRATAMIENTO

Recomendaciones generales

1. Recordar que la depresión no es una tristeza común ni un síntoma de falta de


voluntad o de un carácter débil. El paciente no podrá liberarse de ella “poniéndose
las pilas”: hay que aplicar un tratamiento antidepresivo.

2. Escuchar con atención y comprensión al paciente, sin minimizar sus quejas. Se


deben tratar muy seriamente las declaraciones del paciente que indiquen ideas
o tendencias suicidas y evaluar siempre dicho riesgo →más arriba.

3. Animar al paciente a que intente llevar a cabo actividades que le resultaban


placenteras con anterioridad. No mostrar reprobación en el caso de que el paciente

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no haya podido aprovechar los consejos del médico. Esto indica que aún no se
encontraba preparado para acometerlos.

Tratamiento farmacológico

1. La farmacoterapia juega un rol muy importante en el tratamiento de la


depresión, a pesar de que sus efectos no suelen aparecer antes de las 2 semanas
de iniciado el tratamiento. No debe considerarse que un tratamiento farmacológico
haya fracasado hasta haber totalizado 6 semanas de tratamiento completo
y garantizado.

2. En caso de atender un primer episodio depresivo o un episodio recurrente sin


tratamiento previo → la elección del tratamiento debe dejarse en manos del médico
que realizará el seguimiento.

3. En caso de recurrencia de la depresión en un paciente previamente tratado →


volver a utilizar el mismo tratamiento eficaz anterior.

4. En la depresión de intensidad leve o moderada, los medicamentos de nueva


generación más efectivos son: escitalopram, mirtazapina, sertralina y venlafaxina.
En la elección del antidepresivo se debe considerar además el riesgo de efectos
adversos y la interacción con otros medicamentos, así como su precio. En la
depresión severa pueden ser más eficaces la venlafaxina, la mirtazapina y los
antidepresivos tricíclicos. En la depresión con síntomas psicóticos se usan
adicionalmente medicamentos antipsicóticos.

5. Los síntomas de ansiedad requieren el uso adicional de fármacos ansiolíticos. La


mayoría de los medicamentos antidepresivos presenta cierta actividad ansiolítica,
pero este efecto aparece tras varias semanas de tratamiento.

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6. La farmacoterapia del episodio depresivo debe mantenerse durante ≥6 meses
después del cese de los síntomas. En el caso de aparición de 3 episodios en un
lapso de 5 años se recomienda prolongar el tratamiento hasta por varios años.

7. En los trastornos adaptativos el tratamiento está indicado hasta la desaparición


de la causa original de la depresión o hasta que el paciente consiga la adaptación
ahg la situación desencadenante.

8. La farmacoterapia de la depresión de causa somática es controvertida. Para


algunos especialistas el tratamiento de la enfermedad de base tiene una importancia
esencial, mientras que el tratamiento de la depresión dependerá de la intensidad
de los síntomas y se mantendrá mientras están presentes. Otros consideran a la
enfermedad somática un factor desencadenante y recomiendan tratar la depresión
de igual modo, como si fuera un caso de depresión mayor confirmada.

9. En la distimia se recomienda mantener la farmacoterapia durante ≥2-3 años.

10. En la ciclotimia no hay indicaciones aceptadas universalmente. Se sugieren


fármacos estabilizadores del ánimo (principalmente derivados del ácido valproico).

11. En todas las formas de trastornos depresivos anteriormente mencionadas lo


más efectivo es combinar el tratamiento farmacológico y la psicoterapia. En la
depresión psicótica el uso de farmacoterapia es imperativo, mientras que la
psicoterapia tiene un carácter .

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12. Los inhibidores de la recaptura de la serotonina y otros medicamentos
antidepresivos con actividad serotoninérgica pueden provocar el llamado síndrome
serotoninérgico. Sus síntomas principales son: trastornos de conciencia,
hipomanía, excitación o inquietud psicomotora rebelde, mioclonías, hiperreflexia,
fiebre, diaforesis, escalofríos, temblor, trastornos de la coordinación, rigidez
muscular.

Criterios diagnósticos:

1) indicación o incremento reciente de la dosis de un medicamento de acción


serotoninérgica

2) hallazgo de ≥3 síntomas mencionados anteriormente

3) exclusión de otras causas (intoxicación, síndromes de abstinencia, trastornos


metabólicos)

4) el paciente no debe estar siendo tratado simultáneamente con neurolépticos


o con otros medicamentos capaces de provocar un síndrome neuroléptico maligno.

Manejo: usualmente la suspensión del medicamento conduce a la remisión del


síndrome en 24 h. En la mayoría de los casos el curso es benigno. Se deben

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controlar los signos vitales y, en caso de necesidad, hay que aplicar tratamiento
sintomático: p. ej. enfriamiento corporal, benzodiazepinas con el propósito de
reducir la excitación y tensión muscular, ventilación mecánica en caso de
insuficiencia respiratoria.

13. Los fármacos antidepresivos deben retirarse gradualmente. La interrupción


brusca de algunos antidepresivos provoca un síndrome de descontinuación, que
consiste en uno o varios de los siguientes síntomas: vértigo, cefalea, parestesias,
sensación de ser atravesado por una corriente eléctrica, disminución brusca del
estado de ánimo, ataques de llanto o estado de ánimo eufórico, inquietud,
irritabilidad, tensión psíquica, imposibilidad de concentrar la atención, insomnio,
pesadillas persistentes, náuseas, vómitos, diarrea, anorexia, contracciones
musculares (distonías), fasciculaciones, mialgias, astenia, síntomas parecidos a la
gripe, diaforesis copiosa.

CASO CLÍNICO

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El paciente es un hombre de 24 años que vive solo, con un subsidio social. Hasta hace un año trabajó
como empleado en un banco importante.

Motivo de consulta: fue reinternado en un hospital psiquiátrico porque en los últimos dos meses se
había deprimido. Se encerraba en su departamento y cuando su padre fue a visitarlo encontró una
soga sobre la mesa, y el paciente admitió que planeaba ahorcarse. Su padre lo llevó inmediatamente
al hospital psiquiátrico y lo ingresó nuevamente. Cinco meses antes había estado internado en el
mismo hospital por un episodio psicótico. Durante el año anterior se había vuelto progresivamente
introvertido y se recluía. Dijo que tenía la sensación de que sus compañeros de trabajo lo vigilaban
y hablaban de él a sus espaldas. Tenía dificultad para concentrarse y a menudo se retiraba por
mucho tiempo al baño. En la calle la gente lo miraba de manera poco usual y tenía la impresión de
que lo creían homosexual. Sentía que su teléfono estaba intervenido. Cuando estaba en su
departamento escuchaba a sus vecinos de ambos lados hablar acerca de lo que él hacía y pensaban
“ahora está yendo nuevamente al baño -seguro que es homosexual- trataremos de deshacernos de
él”. Eventualmente dejó de ir al trabajo y fue despedido. Después de ello se recluyó en su
departamento y sólo salía de noche. Tenía la sensación de que sus vecinos trataban de molestarlo,
enviando corrientes eléctricas que afectaban sus genitales, por lo que finalmente se mudó a un
hotel. Aún allí oía las voces de los vecinos y sentía la influencia de la electricidad que mandaban;
finalmente fue a la policía. Llamaron a su padre quien manifestó haber estado preocupado por su
hijo desde hacía tiempo. Dijo que éste se había vuelto tan poco comunicativo que se negaba a
contestar el teléfono. Su padre lo llevó al hospital y fue internado de urgencia. En el hospital se lo
trató con haloperidol (6 mg./día) y después de un mes mejoró como para ser dado alta. Continuó
en tratamiento ambulatorio con haloperidol (3 mg/día) y pudo continuar viviendo solo en su
departamento con un subsidio social. Aún oía voces que hablaban de él casi a diario pero ahora se
daba cuenta de que eran parte de su enfermedad y no le daba demasiada importancia. Nada lo
entusiasmaba y pasaba gran parte del tiempo sin hacer nada, mirando por la ventana, o fumando.
Concurría regularmente a sus citas de seguimiento y tomaba sus medicamentos según prescripción
médica. Según su ficha de evaluación aparecía apático e hipoafectivo, pero aparte de eso, se lo veía
en estado de remisión. Para tratar efectos colaterales, recibía biperideno (4mg /día).

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Antecedentes: El paciente nació y creció en una ciudad donde su padre era contador en una
compañía importante. Era el tercero de tres hermanos. Después de terminar la escuela secundaria
optó por la carrera comercial y comenzó a trabajar en un banco. No era ambicioso y se contentaba
con ser empleado. Había sido buen alumno en la escuela y tenía muchos amigos con los que se
mantuvo en contacto los primeros años después de finalizarla. Mas adelante se apartó de sus
amigos y cada vez se encerró más en sí mismo. Al terminar la escuela salió con una chica, pero luego
perdió interés, y ella lo dejó por otro. Después de ello no tuvo más interés en conocer otras mujeres.
En el banco era un empleado responsable aunque tenía una peculiar falta de ambición e interés.
Trabajaba mecánicamente y a veces los clientes se quejaban de que no entendía lo que le pedían.
Su padre había notado el cambio y su familia había tratado de sacarlo de su aislamiento. Debido a
que respondió agresivamente lo dejaron solo, aunque se mantuvieron en contacto por teléfono. Los
últimos años el paciente había vivido solo en un departamento alquilado, ya que parecía capaz de
manejarse bien de esta manera. No había información alguna de enfermedad mental en su familia.
Su salud siempre había sido buena y nunca había sido internado. 150 Datos Actuales: Al ser
internado por segunda vez, se lo notó moderadamente deprimido. Contestaba en forma dubitativa
y con frases cortadas, y admitió que hacía tiempo que pensaba en suicidarse pues creía que su
situación no tenía esperanza. Admitió que desde hace tiempo no se interesaba por nada, no sentía
placer por ninguna actividad y no se tenía confianza. Recientemente su sueño se había visto
alterado, y se despertaba muy temprano. No tenía mucho apetito y había perdido algo de peso. Aún
oía las voces que lo aludían pero no tan frecuentemente, y aseguró que ya no les prestaba tanta
atención. Se dio cuenta de que tenía una enfermedad mental pero no pensaba en ella y no la usaba
como excusa para sentirse desamparado. El examen físico, incluyendo el neurológico no revelaron
anormalidades. En su internación previa le habían realizado pruebas EEG y ET, las que resultaron
normales y no se consideró necesario repetirlas en la segunda internación. Las pruebas de
laboratorio de rutina fueron normales.

Discusión: Al ser reinternado el paciente presentaba un trastorno depresivo que reunía los criterios
para un episodio depresivo moderado: con humor depresivo, pérdida de interés y placer, baja
confianza en sí mismo, pensamientos suicidas recurrentes, dificultad para pensar ( probablemente
debido a discreta inhibición psicomotriz ), perturbación del sueño y pérdida de peso por disminución
del apetito. El episodio depresivo apareció cinco meses después de haber sido internado por

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primera vez con signos de trastorno esquizofrénico, manifestado por voces que comentaban sus
actos, experiencias somáticas pasivas, delirio de perjuicio y retraimiento social, los que se
desarrollaron insidiosamente mas allá de los últimos seis meses. No había evidencia de tratorno
cerebral orgánico o de abuso de sustancias psicoactivas. En su primera internación sus síntomas
coincidían con los de una esquizofrenia paranoide (F20.0). Al ser tratado con haloperidol obtuvo una
remisión parcial, aunque aún sentía la presencia de voces y tenía síntomas negativos como falta de
iniciativa, embotamiento afectivo y retraimiento social. Al aparecer un episodio depresivo
moderadamente severo dentro de los doce meses posteriores al diagnóstico de esquizofrenia, el
episodio actual responde a los criterios diagnósticos para depresión post-esquizofrénica . Es de
notar que el paciente demostró tener cierta conciencia de enfermedad, respecto de su
esquizofrenia, pero no consideraba que tuviera relación con su actual depresión. Nosotros, en
cambio, sí la vemos como una manifestación esquizofrénica. Depresión post-esquizofrénica

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