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LA FENOMENOLOGIA.

La fenomenología cuya primera aparición como término se encuentra en las obras de Johann
Heinrich Lambert desde Hegel, se refiere en general al estudio de los diferentes modos en que
las cosas aparecen o se manifiestan en la conciencia.

Ella representa una corriente idealista subjetiva cuyo posterior movimiento filosófico del siglo
XX (escuela fenomenológica) se debe, entre otros, a los estudios de E. Husserl quien siguió el
camino de los neo-kantianos alemanes de fines del siglo XIX en especial el de W. Dilthey.

Ella describe las estructuras de la experiencia tal y como se presentan en la conciencia, sin
recurrir a teoría, deducción o suposiciones procedentes de otras disciplinas vb. las ciencias
naturales. En la actualidad se han desarrollado interpretaciones fenomenológicas en teología,
sociología, psicología, psiquiatría, crítica literaria, lingüística y otras ciencias sociales.

Husserl distingue entre ciencias de la naturaleza y ciencias del espíritu (humanas), rechazando
que ellas sigan el mismo método de las primeras ya que en las ciencias de la naturaleza prima
la causalidad y en las segundas está presente la motivación o intencionalidad. Esa es la razón
por la que sus ideas estaban centradas en la construcción de una ciencia eidética que sirviera
de base a las ciencias humanas.

Es su obra la que inspira a los que generan Nueva Sociología de la Educación y, además,
quien a su vez enuncia que las formas de ser que tienen esencialmente sus modos de darse
también tienen sus modos en cuanto al método de conocerlas [agregando] Un método no es,
en efecto nada que se traiga ni pueda traerse de fuera de un dominio (...)Un método
determinado (...) es una forma que brota de la fundamental forma regional del dominio y de las
estructuras universales de éstas, o sea, que del conocimiento de estas estructuras se
desprende esencialmente para aprehenderlo epistemológicamente.

Desde su punto de vista, el objeto del conocimiento no existe fuera de la conciencia del sujeto;
el objeto se descubre y recrea como resultado de la intuición dirigida hacia él, el criterio de la
verdad se halla constituido por las vivencias personales de los sujetos lo que hizo que muchas
de sus ideas sirvieran de sustento al existencialismo alemán.

La fenomenología parte del concepto central de la `intencionalidad de la conciencia' que trata


de fundamentar de que no hay `objeto sin sujeto'. Las esencias a las que presta atención son
los objetos ideales, universales y temporales, los cuales no pueden existir materialmente
(reducciones fenomenológicas) para aprehender las esencias de la conciencia pura, en un
proceso en que la inducción desempeña su papel vital.

Los requisitos básicos de esta doctrina se observan en dos sentidos:

o la reducción fenomenológica; como la tendencia a abstenerse de formular


juicios de cualquier clase que conciernen a la realidad objetiva y que rebasan los límites de la
experiencia pura (subjetiva). Su cometido es estudiar las esencias de las cosas y la de las
emociones. Husserl definió la fenomenología como el estudio de las estructuras de la
conciencia que capacitan al conocimiento para referirse a los objetos fuera de sí misma,
siendo este tipo de reflexión la ‘reducción fenomenológica’ y advirtió que la reflexión
fenomenológica no presupone que algo existe con carácter material; más bien equivale a
"poner en paréntesis la existencia", es decir, dejar de lado la cuestión de la existencia real del
objeto contemplado.
o la reducción trascendental que ve al sujeto del conocimiento no de una manera
real y social sino como conciencia pura. La fenomenología trascendental, según Husserl, era el
estudio de los componentes básicos de los significados que hacen posible la intencionalidad.
Admitió que la conciencia está permanentemente dirigida hacia las realidades concretas y
llamó a este tipo de atención intencionalidad.
o De ahí que este mismo autor postule las siguientes ideas:
o El actor individual se entiende mediante sus acciones e interacciones con
otros: por lo que es un error tomar la postura del observador externo. En otras palabras, desde
esta perspectiva si se asume que la realidad social es solo el punto de partida para el
desarrollo de estudios empíricos, todo ello es un craso error.
o Los significados, se proclama, permiten a un acto ser dirigido hacia un objeto
bajo una apariencia concreta, y la direccionalidad, llamaba "intencionalidad" por Husserl, era la
esencia del conocimiento. La conciencia, además, posee estructuras ideales invariables, que
llamó significados, que determinan hacia qué objeto se dirige la mente en cada momento.
o Su método concede absoluta primacía a la conciencia, la cual construye tanto
el mundo objetivo como la intersubjetividad, basada en la experiencia de los otros.
o De acuerdo con sus ideas, la fenomenología no inventa teorías, sino que
describe las "cosas en sí mismas".
o Reconoce el carácter intencional de la conciencia, de acuerdo con el cual ella
es un movimiento de trascendencia hacia el objeto y por el cual el objeto mismo aparece o se
representa "en carne y hueso" o "en persona" a la conciencia.
o Evidencia la visión (intuición) del objeto debido a la presencia efectiva del
objeto mismo.
o Amplía la noción de objeto, que comprende no sólo las cosas materiales sino
también las formas categoriales, las esenciales y en general los "objetos ideales".
o Hace evidente el carácter privilegiado de la "percepción inmanente"; esto es, la
conciencia que tiene el yo de sus propias experiencias, en cuanto parecer y ser coinciden en
esa percepción.

Dr. Evelio F. Machado

FENOMENOLOGÍA

MOVIMIENTO FILOSÓFICO DEL SIGLO XX CARACTERIZADO POR SU PRETENSIÓN DE


RADICAL FIDELIDAD A LO DADO, A LO QUE REALMENTE SE OFRECE A LA EXPERIENCIA,
PARA DESCRIBIR LOS RASGOS ESENCIALES, LAS ESENCIAS DE LAS DISTINTAS REGIONES
DE LA REALIDAD QUE EN ESTA ACTITUD SE MUESTRAN.

La fenomenología aspira al conocimiento estricto de los fenómenos. Esta última


palabra puede inducir a error pues con frecuencia la utilizamos para referirnos a las
apariencias sensibles de las cosas, apariencias que no coinciden con la supuesta
realidad que debajo de ellas se encuentra. La fenomenología no entiende así los
fenómenos, pues para esta corriente filosófica los fenómenos son, simplemente, las
cosas tal y como se muestran, tal y como se ofrecen a la conciencia.

El lema de este movimiento es el plegarse a las cosas mismas, el ser fiel a lo


que realmente se experimenta, de ahí que propugne la intuición como instrumento
fundamental de conocimiento. La intuición es la experiencia cognoscitiva en la cual
el objeto conocido se nos hace presente, se nos muestra “en persona”, experiencia
opuesta al mentar o referirse a un objeto con el pensamiento meramente
conceptual. A diferencia de las corrientes empiristas, la fenomenología no limita la
intuición al mundo perceptual sino que acepta varias formas de darse las cosas,
varias formas de intuición: cada objetividad se muestra de distinto modo a la
conciencia, en función de su propio ser o esencia: las cosas físicas se hacen
presentes a nuestra conciencia de otro modo que los objetos matemáticos, las leyes
lógicas, los valores estéticos, los valores éticos, o las propias vivencias. La virtud
del buen fenomenólogo es su perfección en el mirar, el saber disponer
adecuadamente su espíritu para captar cada tipo de realidad en lo que tiene de
propia.

Junto con esta tesis, es común al movimiento fenomenológico la idea de que en


el mundo hay hechos, pero también esencias. Los hechos son las realidades
contingentes, las esencias las realidades necesarias; la tarea de la fenomenología
es descubrir y describir las esencias y relaciones esenciales existentes en la
realidad, y ello en cada uno de los ámbitos de interés del filósofo (mundo ético,
estético, religioso, lógico, antropológico, psicológico,...). Cuando el fenomenólogo
describe lo que ve no se preocupa por el aspecto concreto de lo que ve, intenta
captar lo esencial; así, si se preocupa por estudiar la voluntad, no intenta describir
los aspectos concretos presentes en un acto voluntario real sino la esencia de la
voluntad y sus relaciones esenciales con otros aspectos de la subjetividad como el
conocimiento o la libertad. La fenomenología considera que además de la intuición
empírica o percepción existe la intuición de las esencias o formas universales de las
cosas. La intuición en la que se hace presente lo universal recibe el nombre de
intuición eidética.

El tema de investigación más característico de la fenomenología es la


conciencia; se entiende por conciencia el ámbito en el que se hace presente o se
muestra la realidad; la realidad en la medida en que se muestra o aparece a una
conciencia recibe el nombre de fenómeno. La característica fundamental que la
fenomenología encuentra en la conciencia es la intencionalidad en el lenguaje
ordinario llamamos intencional a la conducta hecha mediante un acto de voluntad,
a la conducta deliberada; en fenomenología la intencionalidad es una propiedad
más básica: se refiere al hecho de que toda conciencia es conciencia de algo, todo
acto de conciencia es siempre una relación con otra cosa, un referirse a algo. La
conciencia no se limita al conocimiento: puedo conocer un árbol, puedo percibirlo o
pensar en él, pero también puedo vincularme con él mediante otros modos de
conciencia: puedo desear estar a su sombra, o imaginarlo con más hojas que las
que tiene, o temer que se pueda secar, y tal vez hasta lo puedo amar u odiar. La
percepción, el recuerdo, la imaginación, el pensamiento, el amor, el odio, el deseo,
el querer, son distintas formas de darse el vivir de la conciencia. Una importante
tarea de la fenomenología es la descripción de los tipos distintos de vivencias, de
sus géneros y especies, y de las relaciones esenciales que entre ellas se establecen.

La fenomenología no es un movimiento homogéneo pues se han dado distintas


interpretaciones, tanto en la caracterización del auténtico método fenomenológico
como en las tesis doctrinales en las que hay que concluir; las dos variantes
principales son la fenomenología realista para la que los fenómenos conocidos son
reales e independientes de nuestra mente, y la fenomenología trascendental, un
nuevo idealismo para el cual la realidad es una consecuencia de los distintos modos
de actuación de la conciencia pura o trascendental. El fundador de este movimiento
es Edmund Husserl (1859-1938), y los representantes más importantes Alexander
Pfänder (1870-1941), Max Scheler (1874-1928), Dietrich von Hildebrand (1890-
1978), Martin Heidegger (1889-1976), Jean-Paul Sartre (1905-1980) y Maurice
Merleau-Ponty (1908-1961).

TEMA 8.- LA FENOMENOLOGÍA EXISTENCIAL. MERLEAU-PONTY.


1.- Características generales de la fenomenología.
2.- Maurice Merleau-Ponty. Resumen de su pensamiento.
2.1.- Noción de comportamiento.
2.2.- La subjetividad.
2.3.- El mundo.
3.- Conclusión.

1.- CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LA FENOMENOLOGÍA.

En sentido general y etimológico, fenomenología significa la descripción de lo que aparece a la


conciencia, el fenómeno. El uso filosófico del término lo inicia J.H. Lambert (Nuevo Organon, 1764),
como "doctrina de la apariencia", o del verdadero conocimiento sensible, en oposición a "la doctrina de la
verdad". Hegel ahonda el sentido del término y lo aplica al camino vivencial que recorre la conciencia
hasta llegar al saber absoluto o ciencia; lo describe como el "devenir de la ciencia en general o del saber".
Pero, en sentido propio se entiende por fenomenología la teoría filosófica de Edmund Husserl, tal como la
presenta sobre todo en "Ideas relativas a una fenomenología pura y una filosofía fenomenológica"
(1913), y de sus continuadores. Sus teorías se difunden por Francia y otros países, adhiriendose a la
fenomenología Sartre, M. Merleau-Ponty, entre otros. En su orientación clásica, tal como la entiende
Husserl, que la llama fenomenología trascendental, es el método que permite describir el sentido de las
cosas viviéndolas como fenómenos de conciencia. Lo concibe como una tarea de clarificación para poder
llegar "a las cosas mismas" partiendo de la propia subjetividad, en cuanto las cosas se experimentan
primariamente como hechos de conciencia, cuya característica fundamental es la intencionalidad. No se
trata de una descripción empírica o meramente psicológica, sino trascendental, esto es, constitutiva del
conocimiento, con sentido, de lo experimentado. El método fenomenológico se lleva a cabo según una
sucesión de pasos; los más importantes son los siguientes:

1.- Reducción fenomenológica: consiste en "poner entre paréntesis", a modo de una suspensión de juicio
(epokhé), lo que Husserl denomina la "actitud natural": creencia en la realidad del mundo,
cuestionamiento de si lo percibido es real, supuestos teóricos que lo justifican, afirmaciones de las
ciencias de la naturaleza, etc. El resultado de esta reducción es que no queda sino el "residuo
fenomenológico", a saber, las vivencias o fenómenos de la conciencia, cuya estructura intencional
presenta dos aspectos fundamentales: el contenido de conciencia, nóema, y el acto con que se expresa este
contenido, nóesis.
2.- Reducción eidética: la realidad fenoménica, por una libre consideración de todas las posibilidades
que la razón descubre en ella, pierde las características individuales y revela una esencia constante e
invariable. La razón pone entre paréntesis todo lo que no es fenómeno y, del fenómeno, todo lo que no
constituye su esencia y su sentido, su forma o su idea (eidos): intuición o reducción eidética. La ciencia
de estas esencias, y su descripción, es la tarea fundamental de la fenomenología.
3.- Reducción trascendental: resultado de la reducción fenomenológica no es sólo la aparición de "lo
que se da a conocer a la conciencia" (nóemas), sino también el que todo "es conciencia" (nóesis); esta
unidad de nóema y nóesis configura la unidad de conciencia, la subjetividad o el sujeto trascendental. De
esta conciencia trascendental, surge el mundo conocido.
4.- Mundo e intersubjetividad: en la misma conciencia está ya presente el mundo, porque de la misma
manera que no hay conciencia sin sujeto tampoco la hay sin mundo. La fenomenología lleva
metódicamente al descubrimiento y análisis de los objetos del mundo y de los demás. Los otros,
inicialmente también puestos entre paréntesis, como sujetos conscientes, son con los que construimos el
sentido del mundo para todos nosotros.

La fenomenología no es simplemente un método para abandonar la actitud natural; Husserl la considera la


"ciencia de las esencias", identificada con un idealismo trascendental. El logro de la filosofía como
"ciencia estricta" Por ello es, como sucede con la filosofía trascendental de Kant, no sólo una crítica del
conocimiento, sino también una fundamentación del saber. Esta ciencia a priori de todos los conceptos
fundamentales puede considerarse, en opinión de Husserl, el fundamento de las demás ciencias y la
ciencia universal que buscaba Descartes.

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2.- MAURICE MERLEAU-PONTY. RESUMEN DE SU PENSAMIENTO.

Este filósofo francés se encuentra incluido en la corriente fenomenológica y existencialista, con


dedicación al análisis de la percepción. Pero más allá de las usuales interpretaciones psicológicas
considera que el análisis fenomenológico revela que la percepción es una síntesis, más práctica que
intelectual (lo que le acerca a Bergson y a los pragmatistas), razón por la cual ninguna verdad es absoluta
ni intemporal. La percepción es la relación entre la conciencia y el mundo y, por tanto, mediatizada por
esta relación. La percepción es percepción de objetos, y en ella está involucrada la estructura entera del
organismo: los sentidos son las diversas formas de estructuración de que dispone un organismo. Además,
en cuanto que el cuerpo es el que constituye la inserción de la conciencia en el mundo, y el lenguaje es su
instrumento, estas nociones de cuerpo y lenguaje, entendidas desde la fenomenología de la percepción,
pasan a ser los conceptos centrales de su investigación.

En el año 1945 es nombrado maestro de conferencias en la Universidad de Lyon, y ya había recibido


muchas influencias marxistas. Esta conjunción entre marxismo y existencialismo le acercó a Sartre, con el
que fundó, junto con Simone de Beauvoir, la revista Les Temps Modernes (1945), y le encaminó hacia el
partido comunista. Se enfrentó a las corrientes cientifistas e idealistas, y sostuvo que, de la misma manera
que el mundo nos determina, solamente hay mundo por nosotros. Por esta época se centra en el análisis
de la noción de alienación, pero también del que sería su enfoque de las relaciones entre alma y cuerpo.
Con el acceso a la cátedra del Collège de France, la misma que había ocupado Bergson, coincide el
abandono de su militancia política en el partido comunista, tras el conocimiento de las atrocidades del
estalinismo y a la ausencia de crítica por parte de los órganos de dirección del partido comunista francés,
que seguía la disciplina marcada por los soviéticos. Siguió considerando que el marxismo, más allá de las
falsas y dogmáticas interpretaciones que de él hacían los partidos comunistas, seguía siendo una
importante teoría para la acción política.

En 1955, debido a esta toma de posición crítica con el marxismo, rompe con Sartre y abandona la revista
que habían fundado, defendiendo la tesis según la cual, aunque el filósofo debe estar comprometido con
su tiempo y con los problemas sociales, no puede encasillarse en ningún partido o Iglesia que defienda la
posesión de la verdad, y reivindica el papel crítico de la filosofía. No obstante, las diferencias entre ambos
autores no eran solamente de índole política, sino que arrancaban de una distinta interpretación de la
ontología. En esta discrepancia se muestra uno de los temas centrales del pensamiento de Merleau-Ponty:
la relación entre el hombre y el mundo, entendidos como relación entre conciencia y naturaleza.
Radicalmente opuesto a todo dualismo, rechaza no sólo el dualismo psico-físico, sino también el
dualismo sartriano entre lo en-sí y el para-sí, a la que calificaba de nueva forma de dualismo cartesiano
entre res extensa y res cogitans.

Merleau-Ponty defendía, que el lugar de la existencia es la experiencia de la percepción, donde sujeto y


objeto forman una relación dialéctica de coimplicación que va más allá del materialismo y del idealismo,
es decir, de las clásicas soluciones al dualismo psico-físico. Rechazó tanto la concepción de la conciencia
como interioridad, como la del cuerpo como cosa. Mente y cuerpo forman una unión que se expresa en
distintos niveles de comportamiento: el hombre es conciencia y cuerpo. Y esta relación entre conciencia y
cuerpo, entre hombre y mundo, no es la relación de un sujeto con un objeto. Para él, el "yo pienso" se
funda en un primer "yo percibo". Con ello, Merleau-Ponty rechaza la noción clásica del sujeto.

Por otra parte, tampoco concibe el cuerpo como un mero objeto, sino que es mi punto de vista sobre el
mundo, y la condición de posibilidad de la espacialidad, la primera condición de toda percepción. El
sujeto que percibe no es propiamente un ser material o espiritual, es más bien un modo de ser que es
fundador de todo ser. El sujeto queda concebido como principio de constitución que, mediante la
percepción, puede superar lo meramente dado y trascenderlo.

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2.1.- Noción de comportamiento.

La definición de hombre como ser en el mundo puede ser explicada, desde el idealismo o desde el
positivismo, en sentido general. Desde el idealismo el yo configura la realidad, acomodándola al
pensamiento. Desde el positivismo la relación se invierte, la realidad configura al yo, influido y
condicionando por su modo de percibir, situación económica, social, política, etc. Para Merleau-Ponty
ninguna de las dos soluciones explica la complejidad del sujeto humano, y, recurriendo a la noción de
comportamiento, considera lo humano como una relación biunívoca entre el yo y el mundo. No hay
preponderancia ni de uno ni de otro en el concepto de hombre.

El comportamiento humano es la construcción significativa de su mundo, a partir del mundo en que vive.
En oposición a los animales, cerrados en los instintos, el hombre está abierto al mundo, es libre. Desde
este planteamiento, surge la cuestión: ¿dónde y cómo se expresa el comportamiento humano?, ¿a través
del alma o del cuerpo?

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2.2.- La subjetividad.

El cuerpo es la expresión del comportamiento, pero no entendido como una parte de la dualidad clásica
alma-cuerpo, sino, desde el punto de vista fenomenológico, expresión de la subjetividad.

Esta conclusión es el resultado de:

1.- una reducción fenomenológica o suspensión del juicio que proporciona sobre el cuerpo la tradición
platónica-cartesiana, puro añadido al pretendido verdadero ser del hombre, el espíritu; y,
2.- otra reducción o suspensión del juicio que concibe el cuerpo como una suma de partes, descritas por la
anatomía, la fisiología, o la propia percepción psico-física que tenemos de él.

Así resulta una descrpción del cuerpo como realidad significante, que otorga sentido. La percepción
proporciona una experiencia integral de los movimientos corporales, un esquema corporal, mucho más
allá de la simple suma de partes.

En el mismo sentido distinguimos entre ocupar una posición, como ocupan posición los cuadros en una
pared, y el auténtico estar situado; el cuerpo se situa en el mundo, constituye su punto de referencia
intencional (se dirige hacia él). Por esta naturaleza del cuerpo que describimos, los gestos, las palabras,
los silencios, los actos, abren un campo inagotable de intencionalidades.

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2.3.- El mundo.

El mundo no es, de este modo, el receptáculo de las cosas, sino el ámbito en el que vivimos. No es la
representación de un conciencia, sino aquello que percibo y vivo, entrando en relación con los otros a
través de la corporalidad.

Así se configura una nueva subjetividad, que ni es simple conciencia, sino conciencia corporeizada, que
se caracteriza en la acción en el mundo con y por los otros. El mundo no es un conjunto de partes
yuxtapuestas, es el lugar donde se desarrollan comportamientos. Existe ahí para mí, sin poder agotar su
comprensión, porque el sujeto que percibe, sujeto situado, no puede desligarse y objetivar el mundo. El
mundo es el lugar de la verdad. La máxima fenomenológica, "volver a las cosas mismas", se resuelve en
volver al mundo como fuente de verdad. El origen de la verdad se contesta en la pregunta sobre el sentido
del mundo.

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3.- CONCLUSIÓN.

Toda la obra de Merleu-Ponty es un intento humanista por recuperar una visión humana del mundo,
alejada de la objetividad que proporciona la visión cientifista, que reduce todo a procesos físico-químicos.
Hay, entonces, una recuperación de la metafísica como quehacer. Emparentada con otros quehaceres
humanos (literatura, pintura, etc.), que nos acercan a una visión del mundo.

La filosofía como constante búsqueda de la verdad, consiste en aprender a ver el mundo. Descubrir su
sendido, lo que puede darse tanto en un cuento infantil, un mito clásico, o un enorme tratado filosófico.
La filosofía no es el discurso sobre una verdad previa, o meramente objetiva, sino como en el arte, la
búsqueda, la permanente realización de la verdad.

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