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NUTRICIÓN ENTERAL EN PACIENTES PEDIÁTRICOS

Los pacientes que no pueden satisfacer sus necesidades nutricionales con una dieta
oral normal requieren otros medios de nutrición, como lo son la nutrición enteral y la
parenteral.

La nutrición enteral es la vía de preferencia cuando el intestino funciona de


manera correcta, ya que es la manera más fisiológica, produce menos
complicaciones, los costos son más bajos y los resultados son mejores. Los
beneficios de la nutrición enteral consiste en que los nutrientes se aprovechan de
mejor manera, el pH del intestino se conserva de manera normal, la microflora inhibe
la proliferación excesiva de bacterias oportunistas y la función de barrera inmunitaria
de la mucosa intestinal se refuerza, lo que puede reducir el riesgo de septicemia
relacionada con el intestino.

La selección de la fórmula depende de numerosos factores, entre los que se


incluyen la edad del paciente, patologías, alteraciones de la función gastrointestinal
y trastornos nutricionales asociados.
La nutrición enteral del lactante se llevará a cabo con leche humana o
mediante fórmulas adaptadas propias para su edad recurriendo a preparados
exentos de lactosa (en caso de intolerancia) y a fórmulas oligoméricas o
hidrolizadas, y monoméricas o elementales. En casos de alergias alimentarias o
errores congénitos del metabolismo se administrarán fórmulas especiales. En
aquellos casos en que exista un aumento de las necesidades y dificultad para la
ingesta y la función intestinal esté conservada, se indicarán fórmulas poliméricas
para lactantes con densidad energética elevada (1 kcal/mL) teniendo en cuenta que
las fórmulas adaptadas contienen alrededor de 0,6-0,7 kcal/mL.

Se presentan en forma líquida o en polvo para reconstituir, y están indicadas en


niños con función digestiva normal o casi normal. Se dispone de productos con y
sin fibra. Algunas están saborizadas para favorecer su aceptación oral.

En niños >10 años pueden emplearse fórmulas elaboradas para adultos siempre
que sean equilibradas respecto a la ración calórica, y se tenga en cuenta su
osmolaridad y los aportes de vitaminas, minerales y oligoelementos acordes al
volumen a administrar.

La monitorización es clave para conseguir una recuperación nutricional


adecuada, evitando las complicaciones metabólicas. Debe realizarse en las
unidades de nutrición pediátricas. La frecuencia de la monitorización y los
parámetros a estudiar dependen del estado clínico del paciente así como de su
enfermedad de base. El soporte nutricional, tanto en su forma enteral o parenteral
debe tener protocolos estandarizados de instauración, administración y
monitorización.
TIPOS DE FÓRMULAS PARA NUTRICIÓN ENTERAL
Desde el punto de vista nutricional, una fórmula enteral puede ser:
Completa: Aportan todas las necesidades nutricionales

́ de fórmulas enterales contienen


del paciente a un volumen determinado. La mayoria
todas las vitaminas, oligoelementos y minerales para cubrir los requerimientos de
referencia (DRI).
Incompleta: Por sí sola no puede cubrir todas las recomendaciones nutricionales.
Se incluyen en este grupo:
– Dietas MODULARES. De carbohidratos, grasas o protein ́ as. Pueden añadirse a
las fórmulas de modo separado, para aumentar la densidad calórico-proteica de las
fórmulas de base, permitiendo una formulación individualizada.
– SUPLEMENTOS nutricionales. Compuestos por uno o más nutrientes, sirven
para suplementar la alimentación habitual en niños con función gastrointestinal
conservada, y suelen tener un alto contenido calórico. Son para ingestión oral y
presentan una buena palatabilidad.

TIPOS DE FÓRMULAS ENTERALES COMPLETAS

– Poliméricas: macronutrientes sin modificar. Protein ́ a entera, hidrato de carbono es


almidón y dextrino- maltosa y la grasa son triglicéridos de cadena larga.
– Oligoméricas, peptid ́ icas o hidrolizados: las protein
́ as están hidrolizadas en
péptidos de bajo peso molecular (< 5.000 daltons). Usualmente se modifican los
restantes macronutrientes, llamándose entonces fórmulas semielementales, con un
porcentaje variable de triglicéridos de cadena media (MCT) de rápida y direc- ta
absorción, y los hidratos de carbono están representados por poliḿ eros de glucosa
u oligosacáridos (sobre todo, dextrinomaltosa).
– Monoméricas o elementales, con principios inmediatos que apenas precisan
digestión. El nitrógeno se aporta en forma de L-aminoácidos, que incremen- tan la
osmolaridad de la mezcla, las grasas como MCT y ácidos grasos esenciales, y los
hidratos de carbono como pequeños polim ́ eros de glucosa.

La elección de la fórmula es la fase más importante al instaurar la nutrición enteral.


Puesto que los requerimientos nutricionales y energéticos del niño no son los
mismos que en el adulto, existen diferentes preparados adaptados a la etapa
pediátrica y, dentro de ésta, a los distintos grupos de edad. Además, en los últimos
años se han comercializado nuevos tipos de fórmulas, como dietas específicas para
las enfermedades en la edad pediátrica o dietas poliméricas para lactantes. Esta
variedad de preparados nos permite ahora, más que nunca, individualizar la
nutrición de nuestros pacientes.

Existen diversos criterios que cabe tener en cuenta antes de indicar una u otra
fórmula, como la edad, los requerimientos nutricionales e hídricos del paciente, su
patología de base y el grado de funcionalidad del tracto gastrointestinal. La edad es
el más importante de ellos, ya que cada periodo de la vida del niño tiene unas
características fisiológicas y de maduración de órganos y aparatos diferentes, así
como unas necesidades específicas para mantener un crecimiento y un desarrollo
adecuados. Esto nos permite distinguir tres grandes grupos de preparados:
Fórmulas para lactantes (prematuro y a término, de 0-12 meses).
Prematuros. Fórmulas especif́ icas, con una mayor densidad calórica, protein
́ as
parcialmente hidrolizadas y poca lactosa.
Menores de 1 año. Leche materna o fórmulas adaptadas
Fórmulas pediátricas para niños entre 1 y 10 años de edad.
Niños de 1 a 6 años. Salvo otra indicación, fórmulas poliméricas pediátricas
estándar (normoproteicas, isocalóricas, isotónicas y con baja carga renal de
solutos). Las DRI (recomendaciones nutricionales) en este grupo de edad estarán
contenidas aproximadamente en 1.100 ml de las mismas.
Mayores de 6 años. Pueden utilizarse las fórmulas de adultos. De 6 a 10 años las
DRI están contenidas en unos 1.500 ml, y en los mayores, en 2.000 ml.
Elegir la fórmula más adecuada es una tarea a veces complicada, por el gran
número de preparados disponibles. Quizás lo más apropiado sea basarse en la
cantidad y fuente proteica, y en segundo lugar el poder calórico, u otras
caracteriś ticas.

3. Fórmulas para mayores de 10 años y adultos.


Si el tracto gastrointestinal está intacto, es mejor utilizar fórmulas poliméricas con
proteiń a entera (estándar, isocalóricas o hipercalóricas según los casos). En
trastornos digestivos primarios o secundarios y grandes malnutridos, las
oligoméricas o hidrolizadas, y si la evolución es mala o existe fracaso intestinal, las
monoméricas o elementales solas, o en combinación con nutrición parenteral. En
estados hipercatabólicos o estrés severo, estará indicada una fórmula hiperproteica,
y en grandes estreñidos y/o patologia ́ neurológica, fórmulas suplementadas en fibra.

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