Estimado Sr. Consejero:
Hemos tenido conocimiento del derribo de una manzana del casco antiguo de Málaga para construir un
hotel de diez pisos, y estamos indignados de ver como una vez más la prepotencia de los agentes
económicos que manejan nuestras ciudades y paisajes, aliada a la sorprendente complacencia de las
autoridades, cometen una tropelía contra una ciudad histórica ya bastante agredida por el desarrollismo
de los años sesenta y setenta, en los que se dejaron arruinar y se demolieron numerosas manzanas del
centro histórico, y que ahora de nuevo sucumbe a los intereses de grupos minoritarios y poderosos.
Nada puede justificar este grave error urbanístico que borra la conformación y trazas de lugares
históricos de Málaga, y acaba con una notable obra de arquitectura del siglo XIX, muy característica en
la imagen y estilo de esta ciudad. No se puede invocar como pretexto el nombre de un arquitecto de
prestigio, pues ello no sólo no justifica la inclusión de un volumen desmesurado sino que deja en
bastante mal lugar tanto a los organismos y técnicos que han autorizado el disparate, como a una figura
clave de la arquitectura española de la segunda mitad del siglo XX, que no necesita arrojar esa mancha
sobre una trayectoria de éxito y reconocimiento.
La modernidad que se cimenta sobre la destrucción de valores del pasado no es tal, sino simple barbarie
o exabrupto y pretenciosidad de nuevo rico. La actitud moderna de este momento crítico debe pasar
por el respeto y convivencia con un legado de espacios, artes y técnicas que encierran datos valiosos
que no se pueden perder. Eso sí es sostenibilidad y sensibilidad con nuestro entorno, y no la versión
tecnocrática y cosmética que nos quieren vender los impulsores del colapso planetario.
El edificio de Rafael Moneo se podría haber construido en otros lugares menos comprometidos en los
que no resultase agresivo, pero decir esto es una ingenuidad cuando todos sabemos cómo se utilizan de
forma torcida las grandes firmas del olimpo arquitectónico a modo de ariete demoledor contra los
ciudadanos. Nuestras ciudades y paisajes sucumben a la codicia de fuerzas con un pie en el poder
económico y el otro en el poder político, pero ya veremos como queda en el futuro el prestigio de esas
obras a veces inauguradas y alabadas con total desvergüenza a golpe de bombo y platillo.
Además de lamentarnos, queremos mostrar nuestro total apoyo a la causa de la plataforma “Noalhotel”
que defiende los restos históricos de Málaga, para evitar la construcción de edificios excesivos y ajenos a
un borde histórico con presencia de monumentos Bien de Interés Cultural, de la categoría del mercado
de las Atarazanas.
Apoyamos las peticiones de la plataforma, y nos reiteramos en que se reconsidere el plan previsto, se
evite la destrucción de la casa del siglo XIX, se haga una restitución de las trazas originales de la
manzana, y se estudien los elementos y restos arqueológicos que aún perviven en el lugar,
recomponiendo el tejido construido de acuerdo con la escala, tipologías y características constructivas
correspondientes a ese entorno histórico.
Le saluda atentamente:
Vicente Patón Jiménez
Arquitecto
Presidente de Madrid, Ciudadanía y Patrimonio
www.madridciudadaniaypatrimonio.org
Madrid, a 21 de Octubre de 2010
Excmo. Sr. Alcalde - Presidente D. Francisco de la Torre Prados
AYUNTAMIENTO DE MÁLAGA
Avenida de Cervantes, 4
29016-Málaga
Estimado Sr. Alcalde:
Hemos tenido conocimiento del derribo de una manzana del casco antiguo de Málaga para construir un
hotel de diez pisos, y estamos indignados de ver como una vez más la prepotencia de los agentes
económicos que manejan nuestras ciudades y paisajes, aliada a la sorprendente complacencia de las
autoridades, cometen una tropelía contra una ciudad histórica ya bastante agredida por el desarrollismo
de los años sesenta y setenta, en los que se dejaron arruinar y se demolieron numerosas manzanas del
centro histórico, y que ahora de nuevo sucumbe a los intereses de grupos minoritarios y poderosos.
Nada puede justificar este grave error urbanístico que borra la conformación y trazas de lugares
históricos de Málaga, y acaba con una notable obra de arquitectura del siglo XIX, muy característica en
la imagen y estilo de esta ciudad. No se puede invocar como pretexto el nombre de un arquitecto de
prestigio, pues ello no sólo no justifica la inclusión de un volumen desmesurado sino que deja en
bastante mal lugar tanto a los organismos y técnicos que han autorizado el disparate, como a una figura
clave de la arquitectura española de la segunda mitad del siglo XX, que no necesita arrojar esa mancha
sobre una trayectoria de éxito y reconocimiento.
La modernidad que se cimenta sobre la destrucción de valores del pasado no es tal, sino simple barbarie
o exabrupto y pretenciosidad de nuevo rico. La actitud moderna de este momento crítico debe pasar
por el respeto y convivencia con un legado de espacios, artes y técnicas que encierran datos valiosos
que no se pueden perder. Eso sí es sostenibilidad y sensibilidad con nuestro entorno, y no la versión
tecnocrática y cosmética que nos quieren vender los impulsores del colapso planetario.
El edificio de Rafael Moneo se podría haber construido en otros lugares menos comprometidos en los
que no resultase agresivo, pero decir esto es una ingenuidad cuando todos sabemos cómo se utilizan de
forma torcida las grandes firmas del olimpo arquitectónico a modo de ariete demoledor contra los
ciudadanos. Nuestras ciudades y paisajes sucumben a la codicia de fuerzas con un pie en el poder
económico y el otro en el poder político, pero ya veremos como queda en el futuro el prestigio de esas
obras a veces inauguradas y alabadas con total desvergüenza a golpe de bombo y platillo.
Además de lamentarnos, queremos mostrar nuestro total apoyo a la causa de la plataforma “Noalhotel”
que defiende los restos históricos de Málaga, para evitar la construcción de edificios excesivos y ajenos a
un borde histórico con presencia de monumentos Bien de Interés Cultural, de la categoría del mercado
de las Atarazanas.
Apoyamos las peticiones de la plataforma, y nos reiteramos en que se reconsidere el plan previsto, se
evite la destrucción de la casa del siglo XIX, se haga una restitución de las trazas originales de la
manzana, y se estudien los elementos y restos arqueológicos que aún perviven en el lugar,
recomponiendo el tejido construido de acuerdo con la escala, tipologías y características constructivas
correspondientes a ese entorno histórico.
Le saluda atentamente:
Vicente Patón Jiménez
Arquitecto
Presidente de Madrid, Ciudadanía y Patrimonio
www.madridciudadaniaypatrimonio.org
Madrid, a 21 de Octubre de 2010