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GUIA N° 1

CAPITULO 2 de “Conversación, lenguaje posibilidades” de Harlene Anderson.


1. Caracterice al pensamiento moderno según Anderson y los efectos que tuvo en
las psicoterapias sistémicas clásicas: noción de conocimiento y verdad,
determinismos y universales, el lugar del terapeuta, comunicación y lenguaje,
técnicas de intervención y tecnologías de diagnóstico.

Según Anderson, el modernismo designa una tradición filosófica occidental, una era,
un discurso monovocal, que representa el ideal renacentista de la humanidad como
centro y dueña del universo, y también los conceptos cartesianos de objetividad,
certidumbre, cierre, verdad, dualismo y jerarquía. La tradición modernista es el
pensamiento que se origina en Descartes, y que ha perdurado hasta el siglo XX, y aspira
al ideal filosófico de un conocimiento básico fundamental de lo que es, que se vuelca
hacia adentro, hacia el sujeto cognoscente, donde intenta descubrir los fundamentos de
una certidumbre en nuestro “conocimiento del mundo exterior”.
El conocimiento verdadero es un conocimiento mediado, documentado, un
conocimiento educativo que guía al hombre desde las oscuras cavernas del tiempo hasta
el luminoso cielo de una presencia eterna. El conocimiento es representativo de un
mundo objetivo, que existe con independencia de la mente y los sentimientos; es
subjetivamente observable y verificable; y es universal y acumulativo. De este
conocimiento derivan grandes teorías generalizadoras; el modernismo es un discurso
monovocal donde domina la verdad y se valora la estabilidad.
Desde esta perspectiva, el sujeto cognoscente es autónomo y separado de aquello que
observa, describe y explica. El individuo que conoce es la fuente y validación de todo
conocimiento. El individuo es privilegiado.
En esta versión modernista, el lenguaje es el medio para el conocimiento; es decir, el
conocimiento se comunica a través del lenguaje. La función del lenguaje, igual que la
del conocimiento, es ofrecer un cuadro correcto que represente el mundo y nuestras
experiencias en el mundo, referido a lo que es real. Los seres humanos utilizan el
lenguaje como un medio para trasmitir pensamientos y sentimientos, o como una
expresión.
El terapeuta, en una posición de observador independiente con acceso privilegiado al
conocimiento de la naturaleza humana, las personalidades individuales, la vida de
relación, las conductas normales y anormales, los pensamientos, los sentimientos y
emociones. Este conocimiento permite a los terapeutas observar, describir y explicar
objetivamente los comportamientos. Con esta autoridad de conocimiento y verdad,
los terapeutas mantienen una posición dualista y jerárquica, y es así como su saber
predomina sobre el saber marginal, cotidiano, no profesional de los clientes.
Desde una perspectiva moderna, el conocimiento y, por lo tanto, la vedad, es
piramidal: construye una jerarquía.
Un terapeuta, en tanto representante de un discurso social y cultural dominante, sabe
cuál es la historia humana y cuál debería ser. Este saber del terapeuta, basado en
teorías, prejuicios y experiencias profesionales y personales, actúa como una
estructura a priori que predetermina el conocimiento que un terapeuta trae a la
sesión, y se impone al conocimiento del cliente. El terapeuta se convierte en un
experto en observar, revelar y deconstruir la historia tal como realmente es y tal como
debería ser. El conocimiento del terapeuta da forma a sus observaciones y las valida;
actúa como una retro-referencia y proyecta el pasado en el futuro.
El discurso modernista perpetua la noción de las metáforas universales,
descubribles, para la descripción humana, ideas fijas monovocales y determinadas
unilateralmente, sobre la naturaleza humana universal y la conducta individual.
Estas verdades pasan por alto el mundo interpersonal, social, económico y político en
que vivimos, y las variaciones que existen dentro de este mundo.
La terapia modernista es un proyecto liderado por el terapeuta, influido por las verdades
dominantes de la cultura, y que conduce a posibilidades determinadas por el terapeuta.
Estas verdades se expresan en diagnósticos, objetivos, y estrategias de tratamiento
que se determinan a priori y se aplican indiscriminadamente. A su vez, los
pensamientos y las acciones del terapeuta pueden validar y reificar su pre-conocimiento,
y hacer que se pierda o deseche lo singular, rico y complejo en un individuo o un grupo
de individuos. A medida que el pre-conocimiento y la voz monovocal se forman, los
resultantes pensamientos y acciones del terapeuta tienden a dominar y silenciar la
voz del cliente.
El discurso modernista promueve la noción dualista y jerárquica del cliente como sujeto
de indagación y observación, y coloca al terapeuta en la posición superior de
experto. En este discurso, los participantes son entidades estáticas separadas (cliente y
terapeuta), y no participantes que interactúen en una empresa conjunta. El aspecto
relacional de la noción del individuo en relación pasa a segundo plano. El cliente, en
tanto sujeto de indagación que no sabe, es liberado del problema malvado por un
terapeuta que sabe y es un experto en la naturaleza y la conducta humanas. Un lenguaje
de psicoterapia basado en un discurso modernista es un lenguaje basado en una
deficiencia y se presupone que representa adecuadamente la realidad conductual y
mental.
Los diagnósticos operan como códigos culturales y profesionales para recolectar,
analizar y ordenar datos a la espera de ser descubiertos. A medida que se descubren
similitudes y pautas, la gente y sus problemas se asignan a un sistema de categorías de
deficiencia, manteniendo a través del lenguaje y vocabulario de nuestros discursos. El
lenguaje y los vocabularios de la psicoterapia, entonces, son impersonales y
desconocen el carácter singular de cada individuo y cada situación.
Desde esta perspectiva moderna, la psicoterapia es una tecnología: un ser humano es
una máquina, y el terapeuta, un técnico que trabaja con máquinas humanas defectuosas.
El papel del terapeuta es diagnosticar la disfunción o el defecto en el sistema
humano en cuestión, y devolver al sistema un estado normativo.
En esta perspectiva, el lenguaje es el medio, la herramienta que nos permite usar nuestra
posición privilegiada para descubrir, explicar, predecir y cambiar.

2. ¿Qué es la posmodernidad? caracterice al pensamiento posmoderno y los autores


que lo representan.

Posmoderno significa una crítica, no una época. Designa una ruptura en una
orientación filosófica que se aparta radicalmente de la tradición moderna y cuestiona el
discurso modernista monovocal como fundamento de la crítica literaria, política y
social. El posmodernismo no logro reconocimiento hasta la década de 1970. No está
representado por un autor en particular ni por un concepto unificado. El pensamiento
posmoderno a menudo ligado al posestructuralismo, y usualmente asociado con los
escritos de los filósofos Mijail Bajtin(1981), Jacques Derrida (1978), Michael Foucault
(1972), 1980; Jean François Lyotard (1984); Richard Rorty(1979) y Ludwig
Wittgenstein (1961), representa ante todo un cuestionamiento y alejamiento de las
metanarrativas fijas, los discursos privilegiados, las verdades universales, la realidad
objetiva, el lenguaje de las representaciones y el criterio científico del conocimiento
como algo objetivo y fijo.
El posmodernismo rechaza el dualismo fundamental (un mundo real externo y un
mundo mental interno) del modernismo, y se caracteriza por la incertidumbre, la
impredecibilidad y lo desconocido. El cambio se acepta y se da por supuesto.
El pensamiento posmoderno avanza hacia un conocimiento como practica discursiva;
hacia una pluralidad de narrativas más locales, contextuales y fluidas; hacia una
multiplicidad de enfoque para el análisis de temas como el conocimiento, la verdad, el
lenguaje, la historia, la persona y el poder. Acentúa la naturaleza relacional del
conocimiento y la naturaleza generativa del lenguaje. El posmodernismo ve al
conocimiento como una construcción social al conocimiento y al conocedor como
interdependientes, partiendo de la premisa de una interrelación entre contexto,
cultura, lenguaje, experiencia y comprensión. No podemos tener un conocimiento
directo del mundo; solo podemos conocerlo a través de nuestras experiencias.
Continuamente interpretamos nuestras experiencias y nuestras interpretaciones. El
resultado es la continua evolución y amplificación del conocimiento. El pensamiento
posmoderno, incluyendo todas sus variantes, no es más que un tipo de crítica
social, todo está sujeto a cuestionamiento, incluyendo el posmodernismo.

3. ¿Qué es la hermenéutica? ¿Qué relación tiene con el construccionismo social?

La hermenéutica es uno de los primeros cuestionamientos a la teoría cartesiana del


conocimiento, que separaba al observador de lo observado. Históricamente, la
hermenéutica se remonta al siglo XVII, y surgió inicialmente como un enfoque para el
análisis y la interpretación correcta del texto bíblico y de otros textos literarios. En la
tradición iluminista, el intérprete era como Hermes, el mensajero de los dioses quien
debía comprender e interpretas lo significado por ellos para entonces poder “traducir,
expresar y explicar sus intenciones a los mortales”.
Si bien no hay una definición aceptada universalmente, ni una escuela de pensamiento
dominante, en términos generales la hermenéutica se ocupa de la comprensión y la
interpretación: comprensión del significado de un texto o discurso, incluidas la
emoción y la conducta humanas, y comprensión en tanto proceso sobre el cual influyen
las creencias, los supuestos y las intenciones del interprete. La hermenéutica sostiene
que la comprensión siempre es interpretativa, que no hay un punto de vista único o
privilegiado para la comprensión.
La hermenéutica no es un intento de alcanzar el significado verdadero o la
representación correcta, y no debe confundirse con la explicación causal. Desde una
perspectiva hermenéutica, si toda comprensión es interpretativa, entonces es imposible
lograr una comprensión verdadera; el significado de una persona no puede ser
comprendido plenamente, y mucho menos reproducido, por otra persona. La verdad no
puede ser revelada; no hay una descripción correcta ni una interpretación correcta de un
acontecimiento. Cada descripción, cada interpretación es una versión de la verdad. La
verdad se construye a través de la interacción de los participantes, y es contextual.
La interpretación, la comprensión y la búsqueda de la verdad nunca acaban.
La hermenéutica filosófica contemporánea y el construccionismo social ven a los
sistemas humanos como entidades complejas integradas por individuos que piensan,
interpretan y comprenden. Una y otra cuestionan la aplicación de las explicaciones
tradicionales de las ciencias físicas y naturales al análisis de los sistemas humanos, y
consideran que la “precomprension” inherente a tales explicaciones no permite apreciar
la complejidad de lo humano.
Aunque distintos, el construccionismo social y la hermenéutica tienen similitudes.
Ambos examinan los supuestos que mueven a las creencias y prácticas cotidianas:
como producimos y comprendemos a los individuos las instituciones sociales; como
participamos en lo que creamos, vivenciamos y describimos. Ambos comparten
una perspectiva comprensiva que acentúa el sentido. Para ambos, el lenguaje
desempeña un papel central; creencias y prácticas se vinculan con, se crean en, y
ocurren en el lenguaje. Tanto los construccionistas sociales como los hermeneutas
cuestionan que el entendimiento pueda reflejar, revelar o ser revelado.

4. ¿Qué es el construccionismo social?: para Berger y Luckmann y para Gergen.


El construccionismo social de P.L Berger y T. Luckmann sugiere una relación entre
perspectivas individuales y procesos sociales, la naturaleza social del conocimiento, y
por lo tanto una multiplicidad de interpretaciones posibles.

El construccionismo social es una forma de indagación social. Gergen, Kenneth,


define a la construcción social como una indagación que busca sobre todo explicar
los procesos por los cuales la gente describe, explica o da cuenta del mundo en que
vive. El construccionismo social no ve al discurso sobre el mundo como un reflejo o un
mapa del mundo, sino como un recurso para el intercambio comunal, un producto del
intercambio social. Para Gergen, la relación es el locus del conocimiento. Las ideas,
las verdades, el propio ser, por ejemplo, son producto de las relaciones humanas,
de una comunidad de personas y relaciones. Los significados del lenguaje, es decir,
los significados que atribuimos a las cosas, los acontecimientos, la gente, y a
nosotros mismos, son el resultado del lenguaje que usamos: del dialogo social, el
intercambio y la interacción que construimos socialmente.

5. ¿Qué es la suplementación para Gergen? ¿Qué diferencia hay con el concepto de


acción conjunta de Shotter?

Gergen propone el concepto de suplementación para describir el modo en que la


coordinación de nuestras vocalizaciones y acciones genera significado. La
suplementación es el proceso reciproco por el cual una persona suplementa o responde a
las vocalizaciones o acciones de otra. El significado que existe potencialmente se
desarrolla a través del proceso de suplementación. La respuesta puede ser una palabra o
una conversación extensa. Cada persona de la diada está inmersa en una variedad de
otras relaciones y los múltiples contextos de esas relaciones influyen en las
suplementaciones y los significados desarrollados dentro de la diada. A la inversa, la
influencia de la suplementación de la diada se transporta fuera de la diada, como parte
de un proceso de reciprocidad expandido. Así entonces, los significados no son fijos ni
permanentes, sino que son continuamente influidos, construidos y reconstruidos en el
curso del tiempo.
Shotter, ofrece un análisis de la construcción social similar al de Gergen. La versión de
Shotter, indica que todas las versiones del construccionismo social coinciden en el
énfasis dialectico que se pone en la contingencia y la creatividad de la interacción
humana. El punto central de interés es el fluir contingente de una continua interacción
comunicativa entre los seres humanos.
Define a la acción conjunta del siguiente modo: “Todas las acciones de seres humanos
así involucrados en un grupo social se vinculan de alguna manera en diálogos o
respuestas sensibles tanto a acciones previas, ya realizadas, como a posibles
acciones anticipadas”. La acción conjunta de Shotter es similar a la suplementación de
Gergen.

6. Diferencie constructivismo de construccionismo.

Ambas posiciones filosóficas coinciden en el rechazo de la noción del conociemitno


como reflejo de una realidad ontológica, y definen el conocimiento como una
construcción. Ambas rechazan la noción de que la mente refleja la realidad y proponen
la idea de que los humanos construyen la realidad.
La principal diferencia, está en la manera en que cada uno llega a la construcción y la
percibe. El constructivismo y el construccionismo social surgieron de tradiciones
diferentes. El constructivismo temprano se originó en los trabajos del psicólogo
evolutivo Jean Piaget, y en la noción de los constructos personales del psicólogo Kelly.
El constructivismo posterior, a menudo denominado constructivismo radical, se asocia
sobre todo a varios cibernetistas. El constructivismo radical considera a la realidad
como una construcción de la mente, y pone el acento en la autonomía del propio ser y
del individuo como productor de sentidos. Las estructuras biológicas del sujeto
cognoscente son críticas para el constructivismo; por ejemplo, la relación entre los
procesos mentales interiores y las experiencias con el mundo exterior.
El construccionismo social se aleja de la idea de mente constructora individual y
cuestiona la noción de individuo autónomo. El individuo ya no es el objeto discreto de
comprensión, o el creador de sentido. El entendimiento no crea significación; en
cambio, la mente es significación.
Para el construccionismo social, es el contexto interaccional y comuna el que produce
significación; la mente es relacional, y el desarrollo de sentido es discursivo. El
construccionismo social va más allá de la contextualización social de la conducta y la
simple relatividad. El contexto es conceptualizado como un dominio multirrelacional y
lingüístico, donde las conductas, los sentimientos, las emociones y las comprensiones
son comunales. Ocurren dentro de una pluralidad compleja y en constante cambio de
redes de relaciones y procesos sociales, y dentro de dominios, prácticas y discursos
locales más amplios.

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