Por lo tanto, podemos definirlo como un estado complejo del organismo que se
caracteriza por un conjunto de respuestas psicofisiológicas cognitivas y
conductuales, que predisponen a una respuesta organizada.
Hay que tener en cuenta que muchos de nuestros dolores, son dolores
emocionales, de ahí la importancia de escuchar a nuestro cuerpo para poder
gestionar nuestras emociones.
Función
Cumplen una función adaptativa para nuestra supervivencia.
Alegría: aparece cuando percibimos algo que nos agrada, que está en sintonía con cosas
que nos gustan o nos hacen sentir bien. Es una de las emociones más deseadas y
anheladas, pero como todas ellas, no es permanente.
Tristeza: surge ante las pérdidas que sufrimos a lo largo de nuestra vida (un familiar, un
ser querido, un plan…). Viene caracterizada por una falta de energía. Como nos genera
un gran dolor, en la mayoría de las ocasiones, tratamos de evitarla o reprimirla y lo único
que conseguimos con eso, es potenciarla.
Ira: se pone en marcha cuando percibimos que algo va en contra de nuestras creencias o
principios morales. También ante objetivos que se han visto truncados. Sentimos la
necesidad de defendernos ante el ataque de alguien o hacia una persona cercana.
Asco: se manifiesta cuando algo no es de nuestro agrado. Está en relación con aquello
que no queremos en nuestra vida y queremos apartarlo.
Miedo: es el sistema natural de alarma que posee el ser humano. Surge cuando
percibimos un peligro y percibimos que no poseemos las capacidades o estrategias para
hacerle frente.
Sorpresa: tiene lugar cuando vivimos algo que no esperábamos, tanto positivo como
negativo.
Ante un factor externo, nuestro cerebro emocional, responde según los recuerdos
depositados en nuestro banco de emociones. Automáticamente genera una respuesta.
Luego aparece el pensamiento, que reforzará, o aliviará la emoción, pero ya es tarde, la
emoción fue “disparada”.
Todas las ramas de la psicología entienden esta secuencia, ya que no es una mirada
psicológica, sino médica y antropológica, muy importante para el control de las
emociones
todas las personas en algún momento de nuestra vida nos hemos sentido
alterados o fuera de control debido a nuestras vivencias emocionales.
Cualquier suceso, por simple que sea, despierta emociones muy diversas.
Esto es debido a que una gran parte de nuestro cerebro, el Sistema Límbico,
se encarga de ellas y hace que las emociones estén tan arraigadas a la
naturaleza del ser humano que podemos considerar que forman parte de
nosotros y nuestra forma de reaccionar ante el mundo.