Págs. 2-3 |||| intensa travesía muy cerca de trujillo
7 || NAturaleza
Recorre Huamachuco
Enormes construcciones que surgen del laberinto de piedras dan a Marcahuamachuco la
monumentalidad que aseguran un gran viaje. Las lagunas, el pueblo, su gente son el plus.
Lo Nuestro
Año 5. Edición Nº 292. Jueves 21 de marzo de 2019
turismo, destinos y rutas del país
AVES
ic
aVISTAMIENTO EN
DEL DESIERTO
El país ofrece infinidad de lugares
ideales para la observación de aves debido
a la biodiversidad de costa a selva. La
crónica que sigue nos ubica en el oasis de
la Huacachina y en los humedales de Pisco,
donde sorprende el número de especies.
a
Texto y fotos:
Rolly Valdivia
N
o te olvides de las aves,
me advirtió Pablo hace
ya 14 años, cuando me
guiaba por las arenas de un oa-
sis. Aquella vez, los caminos
periodísticos me llevaron a las
sinuosidades de las dunas del
sur, para hacer una crónica so-
bre el sandboarding en el Perú,
una actividad incipiente en ese
entonces, pero que empezaba a
rumorearse y a conocerse más
allá de las fronteras nacionales.
Los años pasaron y me
olvidé de las aves; al menos
de las pollas de agua, los pi-
caflores y los atrapamoscas
de este paraje de viento y sol.
Pág.
ESPACIO ECOLÓGICO
Visita Végueta
Emociones a
flor de piel en
la albufera de
Medio Mundo.
suplemento semanal
El Peruano
Varias veces volví, pero mis
ojos las miraron sin verlas. Mi
interés era otro. Siempre otro.
Los aventureros que continua-
ban haciéndole cosquillas a las
dunas con esas tablas que ya no
eran tan rústicas y los tubulares
que ‘surfeaban’ a todo motor
por un mar de arenosa soledad.
Continúa en la páginaS 4-5 »
4 El Peruano Lo Nuestro
ESPECIAL
iqueño
Oasis y humedal
Paraíso para
birdwatchers
Un total de 44 especies de aves fueron avistadas
recientemente en la costa sur de la región iqueña durante un taller
de aviturismo, que busca proteger la biodiversidad del desierto y
generar un nuevo segmento de turismo basado en esta actividad,
que es creciente en el Perú.
viene de la página 1»
T
ambién esas bolsas de
plástico o esos pedazos
de cartón arrastrados
por el viento que mancillan y
hieren el desierto. Contami-
nación, basura, descuido en
un área que debería ser impo-
luta, pero que es maltratada
sin remordimiento alguno por
unos cuantos turistas carentes
de urbanidad, además de ser
agredida por el crecimiento
desordenado de una ciudad
en busca de tierras prometidas
para seguir expandiéndose.
Así, entre el vértigo del
sandboarding y el rugir de
los tubulares, entre las visio-
nes de la avanzada urbana
que se acerca amenazante al
llamado Oasis de América y
las voces de la tradición y la
añoranza que recuerdan la
leyenda de una mujer bellísi-
ma que se convirtió en sirena
por una pena de amor, fui ol-
vidándome del mensaje del
biólogo Pablo Merino; pero él
no. Terco y obstinado, siguió
buscándolas, conociéndolas,
retratándolas.
Área de conservación
“En esta área hemos registrado
44 especies de aves”, se ufa-
na mientras me muestra uno
de los ejemplares de la guía
de Aves del Área de Conser-
vación Regional Laguna de
Huacachina, publicada por la
administración del Área de
Conservación Regional Laguna
de Huacachina (ACRLH), con el
fin de sensibilizar a propios y
extraños sobre la biodiversi-
dad del desierto y la necesidad
de proteger sus especies.
Y, claro, también para des-
pertar el interés de los opera-
dores y guías turísticos, los
que podrían ofrecer un tour
de avistamiento, y de pasada
Jueves 21 de m
refrescar la memoria de cierto
periodista que ahora mirará
con otros ojos los árboles y
palmeras, las orillas y el es-
pejo de agua, las estilizadas
líneas de las dunas y hasta
los cables de luz, en busca de
turtupilines, cucaracheros,
colibríes o guardacaballos.
Ahí están. Volando, nadan-
do, alimentándose, durmiendo.
Aparecen y desaparecen, se
muestran y se ocultan jugue-
tonas. Hay que ser rápidos, hay
que estar atentos, afinar la vis-
ta y seguir las indicaciones de
Pablo y Alejandro Tello –bird-
watcher experimentado, fotó-
grafo de naturaleza, y, también,
editor de la guía–, quien está
convencido de que el parque
del barrio puede ser nuestro
primer destino de observación.
Aviturismo
Pero no estamos en un par-
que, estamos en la Huacachina,
marzo de 2019
Del oasis al humedal
◗◗Huacachina está a
cinco kilómetros del
centro de Ica. Desde la
ciudad se puede ir en
taxi o mototaxi.
◗◗El sistema de humeda-
les de Pisco se halla en
Pisco Playa, antes del
muelle de San Andrés.
Tomar como referencia el
malecón Miranda.
◗◗Hallazgo: En sus investi-
gaciones en Huacachina,
aprendiendo y compro-
bando que la avifauna del de-
sierto despierta temprano. Seis
de la mañana. El encuentro. El
inicio de la salida de campo
del Taller de Aviturismo que
el último fin de semana se
realizó en el oasis iqueño y en
los humedales de Pisco, donde
sin soñar, todos vieron más
parihuanas que el mismísimo
don José de San Martín.
Guías de turismo, guarda-
parques, estudiantes de biolo-
gía y amantes de la naturaleza
se reunieron con Pablo y Ale-
jandro. ‘Armados’ con bino-
culares y telescopios, ambos
estaban decididos a mostrar
ese mundo alado y empluma-
do que solemos ignorar; pero
hay que ser paciente y no ha-
los autores de la guía de
aves no habían avistado ni
tenían reporte del halcón
peregrino, lo que de-
muestra que la naturaleza
vive, cambia y sorprende.
◗◗El Área de Conservación
Regional Laguna de Hua-
cachina tiene 2407.72
hectáreas. Fue creada
el 6 de agosto del 2014
para preservar un esce-
nario único del desierto
subtropical.
Se busca
sensibilizar
en torno a la
biodiversidad
del desierto y
generar tours
para avistar
estas especies.
cer mucho alboroto. El apuro
no es buen compañero de los
‘pajareros’. Las aves son muy
sensibles, se inquietan, se asus-
tan, se marchan.
El silencio es recompensa-
do. En el agua hay dos garzas
huaco (una juvenil y una adul-
Lo Nuestro El Peruano 5
ta) y varias pollas de agua,
en la rama de un árbol una
lechuza de los arenales, una
rareza porque esta rapaz
nocturna anida en la tierra,
mientras que en el cielo me-
rodea un halcón peregrino,
un depredador que ataca a
las gaviotas con una preci-
sión envidiable y un gusto ex-
quisito: solo devora la pechu-
ga. Pero el halcón no aparece
en la guía. Es la primera vez
que Pablo y Alejandro la re-
gistran en la ACRLH. Vamos
bien y seguimos bien con los
colibrís de cora y amazilia,
los jilgueritos pecho amarillo
y la tortolita peruana que no
canta como un ave. Su voz se
asemeja al croar de las ra-
nas. Y continuamos viendo,
escuchando y contando 18
especies distintas al final de
la jornada. No está mal para
un grupo de novatos.
Escena distinta
Cambio de escenario. De Ica
a Pisco. De Huacachina a un
sistema de humedales. To-
torales y arena, agua dulce
y salada entre la ciudad y el
océano. Nuevas búsquedas,
otros hallazgos en un área
desprotegida, a pesar
de su valiosa biodi-
versidad. Un malecón
maltrecho, señales des-
coloridas y un parque
con aviones y tanques
picoteados por el óxido,
revelan que las autorida-
des perdieron el interés
por esta zona.
Llegar y sentir la brisa.
Llegar y ser recibidos por
parihuanas o flamencos
acicalándose y alimentán-
dose. Llegar y empezar a
descubrir otras especies:
las gaviotas capucha gris,
la dominicana y la peruana,
la garza azul, la blanca y la
tamanquita, el zambullidor
pico grueso, el pelícano pe-
ruano, los guanayes y las
gallaretas. Y seguimos su-
mando (40 especies más),
maravillándonos, viendo
con otros ojos a las aves
que están por todos lados.
Ahora sí, Pablo. Jamás
volveré a ignorar a las aves
de la Huacachina, y, aunque
no me lo hayas dicho, tam-
poco de las que vimos en los
humedales de Pisco. Ojalá
que todos nos acordáramos
de ellas, para observarlas,
estudiarlas y proteger sus
hábitats, un espacio que no
es nuestro, aunque solemos
olvidarlo, como sucedió con
esa advertencia que me hi-
cieron hace 14 años. ●