25/6/2018 Cronicas sevillanas: La espectacular fuga de Pablo Rada de la cárcel de Sevilla.

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Cronicas sevillanas

sábado, 2 de mayo de 2015 Volver a Sevilla en tus manos

La espectacular fuga de Pablo Rada de la cárcel de Sevilla.

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“Plus Ultra” era el nombre del hidroavió n del Ejé rcito del Aire españ ol que realizó , por primera vez, ▼ mayo ( 2 )
un vuelo entre Españ a y Amé rica, siendo su destino Buenos Aires. El motín del pendón verde
La espectacular fuga de
Despegó el 22 de enero de 1.926 de Palos de la Frontera (Huelva), en la desembocadura del rı́o Tinto. Pablo Rada de la cárcel
Despué s de realizar cuatro escalas, recorrer 10.270 kiló metros, empleando 61 horas y 44 minutos de de...

vuelo y una velocidad media de 172 kiló metros por hora llegó a su destino. Toda una proeza de gran ► abril ( 1 )
trascendencia en aquellos tiempos.
► marzo ( 3 )

Los cuatro tripulantes del hidroavió n eran el comandante de aviació n Ramó n Franco Bahamonde, el ► febrero ( 1 )
capitá n de aviació n Julio Ruiz de Alda Miqueleiz, el teniente de navı́o Juan Manuel Durá n Gonzá lez y el ► enero ( 2 )
mecá nico Pablo Rada Ustarroz.
► 2014 ( 17 )

Pablo Rada, con tan solo 19 añ os, ya se distinguió por su actividad revolucionaria de cará cter
comunista o radical socialista, llegando a ser detenido en noviembre de 1.920 por su participació n en
la huelga de las azucareras del valle del Ebro.

Tras el vuelo del “Plus Ultra”, contrajo matrimonio en el santuario Corazó n de Marı́a de Madrid con
Marı́a Luqui Lapuerta el 27 de diciembre de 1.926, siendo apadrinados por Ramó n Franco. Del
matrimonio nacieron dos hijos, que quedaron bajo custodia materna tras demanda de divorcio
presentada por Marı́a en el añ o 1.932.

En diciembre del añ o 1.930 participó como paisano, junto al comandante Ramó n Franco, Queipo de
Llano y otros militares, en la fracasada sublevació n, de signo republicano, que tuvo su origen en el
Aeró dromo de Cuatro Vientos (Madrid), exiliá ndose a Parı́s.

Al proclamarse la II Repú blica el 14 de abril de 1.931 Pablo Rada regresó a Españ a, dedicá ndose a la
polı́tica. De ideas demasiado radicales y revolucionarias, cayó en manos de la justicia debido a sus
actividades ilegales, fue condenado y conducido a la cá rcel del Pó pulo en Sevilla.

Al poco tiempo de ingresar en prisió n, al amanecer del dı́a 27 de octubre de 1.931, protagonizaba una
fuga, en unió n de los conocidos ladrones apodados “el Mijitas” y “el Potaje”. El plan de fuga se habı́a
fraguado desde hacı́a algú n tiempo, y estaba bien meditado y elaborado.

Desde que llegó a la cá rcel, Pablo Rada gozaba de un trato de favor en el ré gimen carcelario.
Primeramente estuvo recluido en el departamento de delitos comunes y luego pasó a delitos polı́ticos
por orden del juez. Hacı́a pocos dı́as sufrió una enfermedad bucal y, desde entonces, estuvo recluido
en una celda pró xima a la enfermerı́a.

“El Potaje”, que estaba autorizado para hacer y repartir el café a los reclusos, pidió permiso para que
le ayudara “el Mijitas”, quien se encargó de llevar el servicio a Rada, puestos ya de acuerdo los tres
para llevar a cabo la evasió n.

Reunidos, pues, en la celda de Rada, y aprovechando que el o icial de guardia se alejaba para recorrer
los pasillos, salieron de la celda y, una vez fuera, Rada y “el Mijitas” abrieron la cancela general con

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una ganzú a, y un ventanillo, utilizando una llave, que servı́a para introducir los canastos de las
viandas.

Saliendo por el ventanillo, llegaron a otra cancela que, como las anteriores, consiguieron abrir. Al
llegar a la puerta de la cá rcel, le dijeron al centinela, quien era novato y desconocı́a la forma y ré gimen
del establecimiento, que ya habı́an cumplido una quincena de arresto, saliendo tranquilamente a la
calle. A Rada le estaba esperando un automó vil en el Paseo de Coló n.

Al regresar el o icial de guardia a la celda de Rada, se percató de la evasió n y dio la voz de alarma,
pasá ndose aviso inmediatamente al director de la cá rcel. Al hacerse una minuciosa inspecció n se
halló una carta de Rada despidié ndose del director de la cá rcel, quien fue destituido.

La policı́a trabajaba incesantemente dentro de Sevilla, practicando registros e interrogatorios, para

tratar de hallar la pista de Pablo Rada, principalmente, y la de sus dos compañ eros de fuga.

En las afueras de Sevilla se registraba cuidadosamente a cuantos automó viles salı́an, y se ejercı́a una
estrecha vigilancia por caminos y carreteras.

Por la Ciudad se hacı́an comentarios de todos los gustos, y mayormente se decı́a que la prisió n del
Pó pulo no reunı́a las condiciones adecuadas para albergar presos por su lamentable estado de
abandono y de ruina acentuada, y por los destrozos que causaron las turbas cuando asaltaron el
edi icio, a raı́z de proclamarse la II Repú blica, para poner en libertad a los reclusos.

Las celdas eran hú medas; no gozaban los presos de luz natural y estaban hacinados en los
departamentos, donde las condiciones de higiene dejaban mucho que desear.

Tal vez por una con idencia, a los dos dı́as de la fuga la policı́a supo que Rada habı́a hallado refugio en
una habitació n de alquiler en una casa situada en la calle Laurel nú mero 5. En la madrugada del dı́a
29 de octubre se montó un servicio de vigilancia, quedando controladas las salidas y entradas de la
mencionada calle.

Alguien manifestó a la policı́a que en uno de los pisos del nú mero 5 acababa de entrar un hué sped.
Procedieron los policı́as a registrar la casa indicada, encontrando en una de las habitaciones a un
individuo en el que, desde el primer momento, reconocieron a Pablo Rada que, tendido sobre la cama
se hallaba leyendo. Los policı́as le preguntaron su nombre y su profesió n, y contesto con mucha
tranquilidad:

–Me llamo Juliá n Ferná ndez, de profesió n mecá nico y soy estudiante de ingenierı́a.

Le pidieron la documentació n y Rada, imperturbable, dijo que no la tenı́a. Un policı́a le dijo entonces:

–Bueno; para qué má s tonterı́as. Ya sabemos quié n es usted y venimos a detenerle.
–Estoy a la disposició n de ustedes.

Pablo Rada, despué s de vestirse, se entregó sin ofrecer resistencia alguna y, convenientemente
custodiado, fue llevado en un automó vil a la Comisarı́a de Vigilancia, donde despué s de prestar
declaració n, aceptó fotogra iarse con el comisario de policı́a y los periodistas, felicitando al comisario
por el servicio que habı́an prestado los agentes, y le anunció que se escaparı́a de nuevo en cuanto
tuviese ocasió n, aunque solamente le faltase un dı́a para cumplir la condena que le impusiesen.

Tambié n fueron detenidas dos mujeres, que eran las dueñ as de la casa, quienes manifestaron que
Pablo Rada habı́a sido llevado allı́ por una vendedora ambulante que vivı́a en la calle Corredurı́a.
Tambié n fue detenida y confesó que conocı́a a Rada porque se lo habı́a recomendado un camarero. El
camarero fue detenido en su domicilio, encontrá ndosele en su poder numerosas cartas de Rada y un
sello de caucho con el siguiente texto: “Plutarco Espartaco. Grupo Acrata. Sevilla.”

Hallaron tambié n los policı́as un revó lver del calibre 9, munició n, un carnet de la Confederació n
Nacional del Trabajo, dos cartillas militares, un carnet de un sindicato y un pasaporte falso.

Pablo Rada fue trasladado a una prisió n de má s seguridad, el penal del Puerto de Santa Marı́a (Cá diz).

A las tres y media de la madrugada del dı́a 19 de mayo de 1.932, se fugaban de la prisió n del Puerto
de Santa Marı́a Rada y 25 reclusos. La evasió n se habı́a llevado a cabo por una galerı́a abierta desde el
amplio patio central.

Una hora má s tarde, los vigilantes observaban que varios presos se escapaban por la misma galerı́a,
hacié ndoles varios disparos que le obligaron a detenerse. Efectuado inmediatamente un recuento, se
pudo comprobar que faltaban 26 reclusos, entre ellos Pablo Rada, y un o icial de la prisió n,
desconocié ndose si é ste ú ltimo era có mplice o si lo llevaban consigo los evadidos como rehé n.

La a irmació n general era de que la galerı́a subterrá nea abierta debió comenzarse desde el exterior
para no infundir sospechas y poder ocultar la tierra extraı́da. La galerı́a tenı́a un metro de diá metro y
catorce de longitud.

La mayorı́a de los presos fueron capturados poco a poco, pero esta vez Pablo Rada no fue localizado.

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El dı́a 8 de mayo de 1.934, acogié ndose a los bene icios de una amnistı́a general, Pablo Rada se
presentaba voluntariamente a las autoridades de Madrid.

Afecto a las izquierdas má s extremas se exilió de nuevo al ser derrocado el ré gimen republicano por
la pé rdida de la guerra civil. Habı́a luchado en calidad de o icial, habiendo llevado a cabo importantes
cometidos. Marchó junto a sus hermanos a Colombia y despué s a Caracas, donde permaneció
dedicado a la industria.

En 1.964 el Gobierno de Españ a decretó una amnistı́a que afectaba a los delitos socio – polı́ticos
cometidos entre 1.931 y 1.939. Pablo Rada se acogió a ese decreto y en el añ o 1.968 regresó a Españ a
con el rango de comandante.

Pablo Rada nació en la localidad de Caparroso (Navarra), el 30 de junio de 1.901, falleciendo, a causa
de un colapso cardı́aco, en el Sanatorio de la Marina de Los Molinos (Madrid), el 18 de mayo de 1.969.

Sus restos fueron enterrados en el panteó n que la Armada tiene en el cementerio de Los Molinos, tras
unas sencillas honras fú nebres, a las que asistieron ademá s de su hermano Tomá s y sus hijos Pablo y
Marı́a Delia, el coronel mé dico del sanatorio en representació n de la Armada y un capitá n de aviació n
en representació n del Ejé rcito del Aire.

Pablo Rada sobrevivió a sus tres compañ eros del vuelo del “Plus Ultra” en má s de treinta añ os, pues
Juan Manuel Durá n falleció , poco despué s del famoso vuelo, durante una exhibició n aé rea en
Barcelona en julio de 1.926, y durante el transcurso de la Guerra Civil Españ ola Ruiz de Alda en
agosto de 1.936 y Ramó n Franco en octubre de 1.938.

El “Plus Ultra” no regresó a Españ a. El rey Alfonso XIII lo donó a la Armada Argentina, donde sirvió
como avió n correo hasta que fue retirado del servicio. Actualmente se exhibe en el Complejo
Museográ ico Provincial “Enrique Udaondo” de la ciudad de Lujá n, en Argentina.

A ines de la dé cada de los ochenta fue enviado a Españ a para que se le realizara una restauració n
general, con el objeto de reeditar la hazañ a de 1.926. Sin embargo, el estado del “Plus Ultra” era tan
de iciente que era necesaria una reconstrucció n casi completa. Por ese motivo, se procedió a una
restauració n general orientada a una exhibició n en un museo.

Publicado por Sevilla en tus manos en 12:39

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