Es difícil tratar de define una ciudad dado de que es un concepto sugestivo, el hombre es el principal
causante de llegar hasta estos limite analíticos o lo creado por el hombre y lo que lo afecta también
afecta a una ciudad, desde que la existencia del ser humano se ha hecho presenta, de acuerdo a las
generaciones existen diferentes enfoques para el estudio de la ciudad, dado que existen ciencias,
disciplinas las cuales han sido creadas por el hombre para encontrar respuestas a alguna cosa en
específico, diferentes personalidades, defines a la ciudad de acuerdo a estudio, como Aristóteles,
Pirenne, Alberti, entre otros; pero sus enfoques no son los únicos por día a día se descubre algo nuevo y
se relaciona con la ciudad, lo lleva a confundirnos. Todo lo que se necesita está escrito en libros pero
también son fuentes de información copiosas porque siguen un solo propósito y está fragmentado por
carecer de datos específicos, no toda definición es certera, existen también quienes las reprueban
existiendo una confusión al definir un concepto, Aristóteles se basa en los números para definir a la ciudad por
que el ciudadano interviene en la dirección de ésta.
Alfonso Sabio la define como el lugar que está cerrado por muros lo que lleva a los edificios, para Ortega una
ciudad es una sucesión el cual el hombre debe vivir frente a una energía de cosmos donde predomina una plaza o
una urbe clásica diferente a una casa es que en el hogar el humano sale para conocer a otro que ha salido de su
casa pero que está dentro de la ciudad, para los anglosajones es difícil definir, dado que su estilo de vida es
diferente ya que en lugar de una sucesión de cosmos se trata de una valoración de paisaje porque la ciudad
doméstica es una ciudad callada porque a diferencia de la ciudad civil existe una polaridad por ser estos lugares
existe un proceso diferente, el tipo de vida también es parte fundamental, en este el ser humano define qué tipo
de actividades lleva a cabo y lleva a organizar la vida doméstica, .a calidad de vida, las delicias que ofrece, claro es
que los musulmanes no cuentan con estas zonas debido a que su religión es lo que a nosotros llamamos política y
tales lugares son nombrados de acurdo a la religión una son lo mismo y si existe una diferencia es la forma en la
cual son ocupadas por el hombre.
Según Ernst Egli, los elementos que componen a una ciudad son: la casa, la calle, la plaza y los edificios públicos y
los limites en los cuales se encuentran, es de vital importancia que todos estos elementos obedezcan a las
necesidades de la comunidad y solo son una concepción unitaria por esta ligada al ser humano, y no solo quiere
decir que la ciudad solo sea un conjunto de casas que comprenden una visión urbana pero es un elemento
dominante e importante y determinante para la ciudad, para los musulmanes la casa es el elemento domínate de
las calles por lo que se convirtieron en locales laberínticas ya que representan el orden y la ley de la forma de
habitar y ha fallado en las ciudades islámicas por no saber manejarlas adecuadamente además de que la mujer en
estas ciudades no tiene ni vos ni voto para decir y solo se conforma con mirar la calle sobre la vestimenta que
posee. Por otra parte durante la época barroca los españoles le dieron forma típica a sus ciudades, en particular,
estructura, escultura debido a la religión que profesa, muchos conventos se fundaron a raíz de la reconquista en
ciudades hispanomusulmanes formando así enormes manzanas que absorbían todo por lo que los conventos
acotaban importantes regiones, lo privado y los social por la calidad de vida pública que puede definir
universalmente a una ciudad.
Según Spengler, lo que distingue a una ciudad de la aldea no es el tamaño territorial sino la presencia del
ciudadano en alma, a partir de ese momento la casa particular por lo que ha llevado a la conclusión de que toda
población lleva a que la población vive en una aldea ay en el campo y en ocasiones no se logra distinguir por la
diferencia que los separa, el aldeano y el ciudadano son diferentes y se ve marcado por el tipo de cultura. La ciudad
moderna es un conglomeramiento en el que persisten estructuras antiguas e históricas de vida junto las formas de
capitalismo y la técnica, lo que caracteriza a la ciudad contemporánea es la forma en cómo se desintegran las
ciudades, es decir, su forma de resistencia por ser una ciudad fragmentaria y caótica a la que le falta una figura
propia, el hombre en su forma de vivir diariamente sufre tan contradictorios estímulos que el mismo acaba por
encontrarse desintegrado.
La ciudad no es nunca independiente de las etapas por las que pasó en su evolución: es actualización de ellas y su
proyección hacia el porvenir. La ciudad se hace en la historia. La tierra donde la ciudad se implanta es siempre
patria y esta está implicada en el proceso vital del pueblo que la compone, producto de la naturaleza humana. La
ciudad es siempre antigua, pero el individuo la transforma y modifica. Su constante cambio no permite que se
produzca el equilibrio requerido para poder ser considerada como una obra de arte. La ciudad es por si misma un
formidable archivo de recuerdos. La ciudad es una aglomeración humana fundada en un solar convertido en patria
y cuyas estructuras internas y externas se constituyen y desarrollan por obra de la historia para satisfacer y
expresar las aspiraciones de la vida colectiva
Se entiende ahora que la ciudad se convierte en el generador de la historia, a la vez que la historia se genera en las
ciudades. De tal forma que los alemanes definen como Weltanschauung, el proceso por el cual la ciudad recoge en
su evolución las más importantes concepciones del mundo. Pero no solo eso, desde el punto de vista histórico, el
proceso y evolución natural de las ciudades dio lugar, no solo a una concepción racionalizada del espacio, que ya
había existido en la Grecia idealista, en la pragmática roma o en la aplicación de la cuadrícula en las creaciones de
nueva planta en Hispanoamérica; el barroco, en su ideal de “esperpentizar” el espacio público introduce la
perspectiva como elemento natural en el desarrollo de las ciudades. En la mayoría de las ocasiones unido – el
perspectivismo- a al concepto de Residenzstädt o ciudades principescas, o como concepción del espacio artístico. El
XIX , añade, dentro del proceso de revolución industrial, el postulado del utilitarismo. Dice Chueca Goitia “que con
este criterio, todos los valores humanos, sociales, estéticos, se supeditaron al despotismo de la producción y esto
tuvo consecuencias materiales, no muy agradables, por cierto, en la forma y desarrollo de las ciudades. En la breve
historia del urbanismo de Chueca Goitia, y en este capítulo concreto, se hace referencia a las tesis de Spengler: el
Alma de la ciudad. Y señala el autor, a través de la definición sociológica que de las ciudades hace Robert E. Park,
que la ciudad siempre es algo más que un conjunto de individuos y de conveniencias sociales; más que una serie d
calles, edificios, luces, tranvías, teléfonos etc.., algo más, también, que una mera constelación de instituciones
cuerpos administrativos, audiencias, hospitales, escuelas, policía y funcionarios civiles de toda suerte. La ciudad es
más un estado del alma (state of mind) un conjunto de costumbres y tradiciones, con los sentimientos y actitudes
inherentes a las costumbres, y que se transmiten por esta tradición. La ciudad, con otras palabras, no es un
mecanismo físico, ni una construcción artificial solamente. Esta implicada en el proceso vital del pueblo que la
compone, es un producto de la naturaleza y particularmente de la naturaleza humana.
La velocidad de expansión e irradiación del islam le obliga a adaptarse a la cultura de los países que encuentra a
su paso y absorbe: no crea elementos culturales nuevos, ni formas artísticas propias. Todo lo asimila y lo adopta e
integra en la concepción de vida impuesta por una religión rigorista y poco flexible: “una teocracia puritana”.
Los árabes avanzan por los territorios más urbanizados de la cuenca mediterránea. sería muy posterior la
creación de sus primeras ciudades, como Bagdad(750), Kairuan(670), Bucaría, Samarcanda, El Cairo (969).
Lo que distingue a las ciudades islámicas es su semejanza, en ninguna otra cultura se encuentra semejanza
parecida. A la llegada del Islam se nota un visible empobrecimiento con relación a complejos urbanos del mundo
helenístico y de Roma. El Islam (sometidos a la ley) lanza a sus adeptos a conquistar un mundo que convierten en
un paraje empobrecido de las ciudades antiguas. Muere el Ágora, los lugares para asambleas ciudadanas, los circos
y teatros; lo único que salvaron fueron las termas convirtiéndolas en organizaciones más modestas y dedicadas
exclusivamente al baño. Pero existe un elemento que se constituye en primordial en la ciudad islámica: la puerta,
en donde se establecen zocos y mercados (plazas del arrabal, como la plaza mayor de Madrid, arrabal de la puerta
de Guadalajara). Ibn Haldun, interpretado por Ortega y Gasset a través de su ensayo “Abenhaldun nos revela el
secreto”, señala que la humanidad nómada tiene una tendencia natural al sedentarismo y por ello a fundar
ciudades. Sin embarg, nuca acontece lo contrario. De tal forma, que para Abenjaldum, la civilización es
consecuencia inexorable de la cooperación que constituye un mal en sí misma: lleva al hombre a perder su vigor y
corromperse. Por otra parte destaca Ortega y Gasset de las palabras de Abenjaldum que si los árabes tienen
necesidad de piedras, arruinan las construcciones próximas y si han menester maderas destruirán las techumbres
de las casas, por la naturaleza misma de su vida son hostiles a todo lo que signifique edificio. También cae en una
concepción cíclica de la historia al aseverar que los nómadas arrasan las ciudades cada 120 años. E.R.Park divide a
la sociedad humana en en dos estructuras diferentes: las sociedades bióticas y las sociedades culturales. La
estructura de la sociedad musulmana pertenecería a la primera, además de ser la que menos atención ha
reclamado de los historiadores del urbanismo. Robert E. Dikinson: “Estas ciudades, sin plano, amasijo de edificios
y casas con calles llenas de vida, que varían en anchura y dirección y se ramifican saliendo de otras principales
terminan en “culs de sac”, laberintos imposibles de descifra, son típicas de España.
El carácter campesino de la cultura europea manifiestas de esta suerte en sus más diversas facetas: en el arte, la
vida eclesiástica, en la política y la organización social, en la economía y en la vida militar. No implica tal actitud una
actitud romántica de desvalorización de la ciudad europea frente al campo. Es evidente que lo más excelso de la
cultura europea ha surgido en la ciudad y no en el campo en menor grado, desde luego, que en el mundo antiguo o
en buena parte del oriental; pero tratábase de una ciudades que eran campesinas por estar envueltas y enraizadas
en una sociedad de tal índole, de donde se les originó, paradójicamente, la posibilidad de vacar a otros menesteres
y desarrollar un tipo de vida y cultura sui generis, de un carácter máximamente ciudadano.
La organización monástica adquiere una importancia abismal en el desarrollo de ese continuum. Gran parte de la
colonización agraria que se desarrolló en Europa en esta época se debe al desarrollo de estos centros monacales.
La ciudad se integra en este sistema de forma comedida, no creándose grandes aglomeraciones urbanas. Además
la ciudad como tal no nace hasta el siglo XI y se desarrolla en los dos siguientes. El motivo esencial que da lugar al
desarrollo de esos centros ciudadanos es el comercio y la industria. El nacimiento de una clase burguesa que
necesita franquicias para desarrollar su negocio, y a pesar de estar en contra del orden feudal
Materia: urbanismo 1.
Fecha: 30 – 05 - 2012