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UNIVERSIDAD NACIONAL DE PIURA

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS

“AÑO DEL DIÁLOGO Y LA RECONCILIACIÓN NACIONAL”

CURSO: ECONOMIA Y DERECHO

TEMA: LA GLOBALIZACION Y SUS CONSECUENCIAS EN EL DERECHO

DOCENTE: DRA. ZAPATA PERICHE ESIDORA

INTEGRANTES: YARLEQUE SERNAQUE JULIO CESAR

CICLO: XII

SEMESTRE: 2018-II

PIURA- PERU

2018
RESUMEN DEL TRABAJO LA GLOBALIZACION Y SUS CONSECUENCIAS EN EL
DERECHO

CAPITULO I: LA GLOBALIZACION

1.1 ¿Qué es la globalización?


Algunas lecturas sobre el tema (Carbo- nell, 2007a; Kline, 2003; Beck, 1998; Barbosa, 2008;
Santos, 2002), se encuentra el siguiente panorama:

← – Es un proceso o conjunto de procesos complejos que tienen en comuú n la


superacioú n del Estado- nacioú n como actor privilegiado en las relaciones
transnacionales.

← – Implica interdependencia e interaccioú n (entre mercados, Estados, empresas,


organizaciones y sujetos).

← – Senñ ala intercambios alrededor del globo (tanto de personas, bienes,


capitales y servicios).

← – Se manifiesta en los campos econoú mico, cultural, políútico, poblacional, tecno


cientíúfico y juríúdico; cada uno de estos campos con su propia loú gica y racionalidad
(por ello se habla de varias globalizaciones).

← – Es un fenoú meno asimeú trico, es decir, no genera los mismos beneficios y


ventajas para todos, conllevando una concentracioú n inusual de capital (por ello tiene
defensores y detractores aceú rrimos).

← – Es tanto un proceso de homogenizacioú n (estandarizacioú n mundial) como


tambieú n de diferenciacioú n (buú squeda de identidades regionales, eú tnicas y locales).

Una mirada compleja e integral de la globalizacioú n la ofrece el socioú logo Boaventura de Sousa
Santos, quien la define como “un proceso a traveú s del cual una determinada condicioú n o
entidad local amplíúa su aú mbito a todo el globo y, al hacerlo, adquiere la capacidad de designar
como locales las condiciones o entidades rivales”.

a) Localismo globalizado, cuando un fenoú meno local es globalizado con eú xito (p. ej. el uso del
ingleú s);

b) Globalismo localizado, se re ere al impacto de los imperativos transnacionales en las

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praú cticas locales (p. ej. uso turíústico de lugares histoú ricos);

c) El cosmopolitismo, entendido como organizacioú n, interaccioú n y solidaridad transnacional


para la defensa de intereses comunes y para contrarrestar los efectos de la globalizacioú n
hegemoú nica (p. ej. organizaciones laborales mundiales); y

d) La herencia comuú n de la humanidad, manejo de asuntos que son globales por naturaleza
(p. ej. cambio climaú tico, la Antaú rtica, entre otros).

1.2. Características
- La mundializacioú n de los flujos financieros: Los principales tratos econoú micos del mundo se
suelen dar entre las grandes naciones, y eú stas no suelen operar con dinero real, sino que en
realidad los flujos financieros y el dinero convertido en “datos numeú ricos”, de tarjetas de
creú dito o de cheques, es verdaderamente el dinero con el que se suelen realizar las principales
transacciones comerciales y econoú micas del mundo.
– La rapidez de la informacioú n a nivel mundial, o lo que es lo mismo, la internacionalizacioú n
de la informacioú n: Actualmente estamos asistiendo a una autentica revolucioú n de los medios
de comunicacioú n, asíú como de las nuevas tecnologíúas de la informacioú n y la comunicacioú n.
- Por uú ltimo, la extensioú n geograú fica de este proceso de globalizacioú n, que el Capitalismo ha
conseguido llevar incluso hasta Vietnam o China, que son paíúses de arraigada tradicioú n
Comunista.

1.3 El derecho en la economía globalizada


Max Weber, en Economíúa y Sociedad (1922) afirmoú que las acciones econoú micas influyeron
parcialmente en la sistematizacioú n del Derecho y que los problemas econoú micos deben ser
resueltos por medio de mecanismos legales. No es el momento de entrar en el debate en torno
a la existencia del Derecho econoú mico como rama autoú noma de la Ciencia juríúdica. La
clasificacioú n de las ramas del saber por su objeto puede conducir, seguú n los casos, o bien a
una simple yuxtaposicioú n de soluciones en la misma materia, sin que eú sta exija una verdadera
autonomíúa, o bien a la constitucioú n de una disciplina efectivamente nueva.

En los uú ltimos tiempos ha habido dos fenoú menos que han contribuido considerablemente a
cambiar la faz de nuestros sistemas juríúdicos: el constitucionalismo y la globalizacioú n. Ambos
son de signo relativamente opuesto: el constitucionalismo supone baú sicamente el
sometimiento del poder políútico al Derecho y es de aú mbito estatal; la globalizacioú n, por el
contrario, supone maú s bien el sometimiento del poder políútico al econoú mico y su aú mbito,
como su nombre indica, trasciende las fronteras de los Estados. El problema que se plantea,
entonces, es el de si cabe pensar en alguú n tipo de ajuste entre ambos o si, maú s bien, uno de

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ellos –presumiblemente, la globalizacioú n- acabaraú por imponerse sobre el otro. El futuro del
Derecho –y, si se me permite un poco de grandilocuencia, de la civilizacioú n- se juega en buena
parte ahíú.
Tambieú n a propoú sito de la globalizacioú n cabe establecer una distincioú n entre el fenoú meno y la
conceptualizacioú n juríúdica del mismo, esto es, entre los cambios juríúdicos que se producen
con la globalizacioú n y la manera de traducir esos cambios a teú rminos teoú ricos. La nocioú n de
globalizacioú n o mundializacioú n es relativamente imprecisa. Como punto de partida puede
servir una nocioú n muy amplia, como la que da Steger: “un conjunto multidimensional de
procesos sociales que crea, multiplica, despliega e intensifica intercambios e
interdependencias sociales en el nivel mundial, a la vez que crea en las personas una
conciencia creciente de conexioú n cada vez mayor entre lo local y lo distante” [Steger 2003,
p.13]. Esa es, aproximadamente, la nocioú n de la que parten tambieú n los organizadores del
curso cuando entienden que la globalizacioú n puede ser descrita como “la tendencia hacia una
creciente interconexioú n e interdependencia del conjunto de paíúses y sociedades del mundo”.
Se trataríúa de un proceso cuyo motor es el comercio internacional y los flujos de capitales y
que incorpora tambieú n aspectos “de íúndole social, cultural y, por supuesto, tecnoloú gica”. El
Derecho se ve maú s bien como receptor de esos grandes cambios; no en el apartado de las
causas, sino en el de los efectos de la globalizacioú n: “es tal la fuerza de esta dinaú mica que
posiblemente esteú provocando cierto grado de obsolescencia de instituciones juríúdicas y
políúticas”.
Es cierto si el Derecho lo contemplamos esencialmente como Derecho estatal y como Derecho
internacional en el significado claú sico de la expresioú n: Derecho cuyos actores son
fundamentalmente los Estados. Pero quizaú s no lo sea (o no lo sea tanto) si en lugar de enfocar
nuestra mirada hacia el “Derecho oficial” nos fijaú ramos en la juridicidad proveniente de
instancias informales o maú s o menos informales. Precisamente, muchos autores piensan que
el rasgo sobresaliente de la globalizacioú n juríúdica consiste en la privatizacioú n del Derecho, de
la misma manera que, en teú rminos maú s generales, la globalizacioú n ha supuesto una tendencia
a la privatizacioú n de lo puú blico. El centro de gravedad habríúa pasado de la ley, como producto
de la voluntad estatal, a los contratos entre particulares (aunque esos “particulares” -o
algunos de esos “particulares”- sean las grandes empresas multinacionales).
Se dice, ademaú s, que con la globalizacioú n habríúa aparecido un nuevo tipo de Derecho –un soft
law- en el que el recurso a la coaccioú n es menos importante que en el caso del Derecho
estatal: eso se veríúa en la tendencia a privilegiar mecanismos de resolucioú n de conflictos
(como la mediacioú n o el arbitraje) que (frente a la jurisdiccioú n) no parecen tener un caraú cter
impositivo, puesto que presuponen la aceptacioú n por las partes (que son quienes nombran a
los mediadores o a los aú rbitros); o en la importancia de organismos como la Organizacioú n

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Mundial de Comercio, regido por normas y procedimientos distintos a los del claú sico Derecho
estatal.
Ahora bien, todo lo anterior puede servir como argumento para mostrar que la globalizacioú n
síú que ha tenido una importante repercusioú n en el Derecho, transformando muchas de sus
instituciones, dando lugar a nuevas formas de juridicidad, modificando las claú sicas funciones
del Derecho, etc. Pero ademaú s, es muy importante no perder de vista que el Derecho no soú lo
ha sufrido los efectos de la globalizacioú n sino que, tambieú n, ha jugado un papel causal en el
proceso; simplemente, todos esos intercambios e interdependencias que tienen lugar en el
nivel mundial –que definen la globalizacioú n- no seríúan posibles si no se hubiese contado con
instrumentos juríúdicos para ello. Sin el Derecho (o sin cierto tipo de Derecho) no tendríúamos
globalizacioú n, como tampoco habríúa habido capitalismo o mercado sin las instituciones
juríúdicas caracteríústicas del Estado moderno.

Pues bien, en relacioú n con la globalizacioú n, los juristas teoú ricos han reaccionado de maneras
distintas de acuerdo, en principio, con sus orientaciones políúticas. Asíú, los que cabríúa ubicar
en el espectro de la derecha políútica son tambieú n los que valoran el fenoú meno (los cambios
que han tenido lugar en el Derecho) en teú rminos maú s positivos. Al fin y al cabo, lo que ha
significado la globalizacioú n hasta ahora es la victoria de la ideologíúa neoliberal. Uno de sus
maú s conspicuos representantes, Hayek, sosteníúa que el orden que podíúa encontrarse en los
fenoú menos complejos era de dos tipos: creado y espontaú neo. El orden espontaú neo es el
resultado no buscado de un proceso evolutivo y su maú ximo exponente es el mercado. La
superioridad del mercado sobre cualquier otra organizacioú n de tipo deliberado se debe a la
circunstancia de que aquíú los seres humanos, al perseguir sus particulares apetencias
(egoíústas o altruistas), facilitan el alcance de sus metas a otras gentes que, por lo regular, ni
siquiera llegaraú n a conocer. La razoú n de ser del Derecho es, en consecuencia, esencialmente
instrumental: su misioú n es coadyuvar al mantenimiento de ese orden espontaú neo. Pues bien,
la globalizacioú n, como habíúamos dicho, significa esencialmente eso, la subordinacioú n de la
políútica al mercado, de la ley (o del tratado) al contrato, lo cual se plasma en el ideal de la
desregulacioú n: una economíúa maú s globalizada significa maú s libre de ataduras y, por tanto,
menos reglamentada por normas juríúdicas estatales o de Derecho internacional. Pero
conviene aclarar que la “desregulacioú n” no quiere decir exactamente que no existan reglas o
incluso que existan menos reglas que antes, sino maú s bien que un tipo de reglas (digamos, las
de caraú cter puú blico) han sido sustituidas por otras de naturaleza privada.

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1.4 Cambios estructurales de la economía mundial
Interdependencia de las economíúas estatales, con su habitual clarividencia, Santiago Torres
Bernaú rdez advertíúa hace cinco anñ os que el “neoconservadurismo” constituíúa una deriva
extrema de la llamada “revolucioú n conservadora”, que ya no se satisfacíúa con los pinguü es
beneficios procurados por la desregulacioú n de los mercados interiores y la globalizacioú n de la
economíúa mundial, sino que pretendíúa incrementarlos en favor de grupos empresariales
norteamericanos, sustituyendo el ordenamiento juríúdico internacional vigente por un sistema
de corte imperial gestionado unilateralmente por los EE UU. Este neoconservadurismo es una
nueva versioú n de la antigua doctrina del “destino manifiesto”, que ahora debe predicarse del
capitalismo corporativo norteamericano maú s que de la nacioú n estadounidense:
1. El sistema econoú mico internacional, en efecto, se ha convertido en un centro de poder de
caraú cter exclusivo que cuenta con una apoyatura universal y efectiva en virtud de la propia
existencia de la OMC y de la consolidacioú n del libre cambio y de la libre competencia a escala
mundial. La consecuencia de ello es muy simple: los paíúses vinculados a los EE UU han
establecido alianzas con todos los regíúmenes antisocialistas con independencia de que se
trate de regíúmenes dictatoriales o de impronta religiosa y, por tanto, les han favorecido sin
escruú pulos. La prioridad ha sido exclusivamente econoú mica aunque esteú revestida de
expresiones favorables a la necesidad del respeto de los principios democraú ticos o de los
derechos del hombre. Sirvan estas paú ginas para participar en este debate, desde la
perspectiva juríúdica. Unas paú ginas que se escriben desde el afecto y la admiracioú n a uno de los
pocos espanñ oles a los que, a lo largo de la historia, puede calificarse de “universal” en el cabal
sentido de la palabra.

2. La vocacioú n de los Estados a relacionarse econoú micamente con el exterior, superando


situaciones de autarquíúa econoú mica, es una caracteríústica de nuestro tiempo. La historia ha
probado los beneficios de las transacciones internacionales, que han permitido la
especializacioú n y, por ende, el aumento de la productividad con la subsiguiente mejora de las
posibilidades de consumo.
3 . Dentro de los principales cambios estructurales de la economíúa mundial estaú el que los
mercados van dejando sitio a las redes y que el “acceso a la red” estaú desplazando el concepto
tradicional de propiedad al reducirse el intercambio mercantil de la propiedad entre
compradores y vendedores. Se concreta en un proceso de sustitucioú n de los mercados por las
redes y de la propiedad por el acceso, la marginacioú n de la propiedad fíúsica, el ascenso de la
propiedad intelectual, asíú como el incremento de la mercantilizacioú n de las relaciones
humanas. Caminamos vertiginosamente de un períúodo donde el intercambio de la propiedad
era la funcioú n clave de la economíúa para introducirnos en un nuevo mundo donde la

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adquisicioú n de las experiencias de vida resulta ser una auteú ntica mercancíúa. La era del
capitalismo industrial estaú dando paso a la era del capitalismo cultural, caracterizada por el
protagonismo de los servicios frente a la mercancíúa: la tecnologíúa ha reducido tanto los ciclos
de vida de los productos, que los consumidores ya no prestan atencioú n a un bien que pronto
quedaraú obsoleto, prefiriendo acceder al mismo a traveú s de nuevas teú cnicas como el alquiler o
el leasing.
4. La actual etapa histoú rica ha estado caracterizada por un ambiente de intensa
internacionalizacioú n econoú mica y raú pido progreso tecnoloú gico, en el que se ha asistido a una
permanente recomposicioú n tanto el sector privado como el sector puú blico, aunque algunos
reprochen a este progreso tecnoloú gico su virtualidad para permitir que las empresas y a los
particulares eludan maú s faú cilmente las normativas nacionales.
5. La apertura e integracioú n de los mercados nacionales, regionales y mundiales supone, por
su parte, eliminar o abatir en mayor o menor grado las trabas a la libre circulacioú n de bienes,
servicios y capitales en el mercado ampliado, sean arancelarias o no arancelarias, unida,
eventualmente, a la libre circulacioú n de personas y de capitales en el mismo espacio
geopolíútico y econoú mico–social. Dicha libre circulacioú n, de alta variabilidad seguú n la amplitud
y profundidad de la apertura e integracioú n, vincula sujetos, personas fíúsicas o juríúdicas,
oferentes (empresarios) y demandantes (consumidores) de esos bienes y servicios,
potencialmente radicados en paíúses diferentes; víúnculos tambieú n potencialmente conflictivos.
6. Este mercado global, que el extraordinario desarrollo de las nuevas tecnologíúas ha hecho
posible, debe, sin embargo, su existencia a la convergencia, implíúcita en unos casos y
programada en otros, de los intereses de las empresas transnacionales, que son sus primeros
protagonistas y sus principales beneficiarios, y de la políútica econoú mica de EE UU y de los
otros grandes Estados del Norte. Recíúprocamente, las economíúas nacionales no son una
simple subdivisioú n de la economíúa mundial.

1.5. Globalización y derechos humanos


Luego de la II Guerra Mundial, el horror del conflicto concitoú una concientizacioú n en la
dirigencia mundial, y se buscaron foú rmulas para evitar que los críúmenes y genocidios
ocurridos volvieran a presentarse (empieza con los juicios a los nazis). El panorama mundial
cambioú y aparecieron las Naciones Unidas y otros oú rganos internacionales encargados de
manejar los conflictos mundiales (Consejo de Seguridad de la ONU, Corte Internacional de
Justicia de la Haya, OIT, UNICEF, entre otros). A la par, la Guerra Fríúa conllevoú a la creacioú n de
dos grandes frentes como la OTAN en 1949 (para los paíúses occidentales con EE. UU. a la
cabeza) y el Pacto de Varsovia en 1955 (para paíúses comunistas, con la URSS a la cabeza).

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Es decir, la globalizacioú n del derecho empezoú antes que la actual globalizacioú n, relacionada
con aspectos maú s de orden econoú mico y cultural con un importante soporte tecno-cientíúfico
(informaú tica, roboú tica, geneú tica, etc.). Sin embargo, en la actualidad nos encontramos con una
situacioú n que enfrenta dos procesos en la globalizacioú n del derecho:

En todo caso, para las políúticas nacionales en derechos humanos el contexto internacional
sobre la materia es muy importante, asíú como para los procesos de formulacioú n, disenñ o e
implementacioú n de políúticas puú blicas (Jimeú nez, 2007a; Guendel, 2002; Bernales, 2004). De
esta manera, la agenda internacional en derechos humanos tiene ecos sobre la agenda
nacional respecto de los mismos, pues el movimiento mundial de respeto y reconocimiento de
los derechos humanos (la razoú n humana en palabras de Roth, 2006) es una conciencia
universal que se levanta ya como una voz de permanente exigencia, ya como un juez que
reprocha las situaciones de vulneracioú n o violacioú n de derechos.

CAPITULO II: CONSECUENCIAS DE LA GLOBALIZACION

2.1 Globalización como factor de progreso y de desigualdad


En este contexto de cambios histoú ricos se situú a el fenoú meno actual de globalizacioú n e
internacionalizacioú n del mercado mundial, para comprender sus implicaciones y alcances a
finales de siglo. Desde la deú cada de los noventa la economíúa mundial ha experimentado
cambios trascendentales caracterizados por:
a) La desintegracioú n de la Unioú n Sovieú tica junto con su aú rea de influencia el fin de la
guerra fríúa y el advenimiento del actual proceso de reordenacioú n econoú mica mundial
en transicioú n, donde el mundo parecíúa orientarse hacia una estructura global
multipolar.
b) La liberalizacioú n de las economíúas de los paíúses asiaú ticos en desarrollo, los paíúses
socialistas en períúodo de transicioú n y de los de Ameú rica Latina.
c) Un nuevo escenario mundial que ya se venia configurando desde algunos anñ os atraú s
en donde el poder econoú mico se ha ido trasladando, de manera lenta pero continua,
desde EE UU hacia Europa occidental, Japoú n y muchos paíúses del este asiaú tico; maú s
recientemente, las economíúas de mercados emergentes –Brasil, Chile, China e India,
para nombrar solo algunas– han adquirido mayor poder econoú mico.
d) La contraccioú n del comercio global en 2009 a niveles nunca vistos desde la Gran
Depresioú n de 1929 que ha afectado singularmente a los paíúses maú s pobres debido en
gran parte a una caíúda abrupta de los niveles de la demanda interna y a la produccioú n,
pero tambieú n a la escasez de financiacioú n adecuada. Una situacioú n que no puede ser
compensada con estíúmulos fiscales o ayudas a las industrias debilitadas. Este hecho,
que empezoú a constatarse hace relativamente poco tiempo (tan soú lo unas deú cadas), es

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uno de los maú s influyentes e importantes en el devenir de las políúticas y de la
evolucioú n de las naciones actuales. Buena prueba de ello es la crisis econoú mico-
financiera mundial que estamos padeciendo desde el anñ o 2008. Un hecho de tal
magnitud debe ser ampliamente tratado en los temarios y en las aulas, para hacer
conscientes a nuestro alumnado de lo que supone este teú rmino, lo que implica y
cuaú les son sus ventajas e inconvenientes.

2.2 Factores impulsores de la Globalización


Asíú pues, en primer lugar, podemos asimilar la Globalizacioú n a la peú rdida de poder de decisioú n
de los estados en algunos aspectos. Esta peú rdida puede deberse a muchos factores, como
veremos a continuacioú n: Desde la Paz de Westfalia, se daraú un cambio en la organizacioú n de
los estados. Este cambio afectaraú sobre todo a las relaciones internacionales. Se produciraú una
apertura considerable de eú stas entre los diferentes estados. Nuestro mundo ha cambiado
considerablemente, y con eú l, las tradiciones anteriores que poseíúamos. Con respecto a los
estados, eú stos han tenido que adaptar su toma de decisiones. Desde Westfalia, los estados
deben tener en cuenta las repercusiones que pueden tener las decisiones internacionales que
tomen, asíú como las relaciones exteriores que tengan. Con el paso del tiempo y con la
organizacioú n de los estados en instituciones supranacionales, como por ejemplo, la Unioú n
Europea, veremos que tambieú n se contribuiraú al debilitamiento de los estados en sus
relaciones internacionales. Y todo pese a la numerosa creacioú n de estados que tuvo lugar tras
el proceso de descolonizacioú n y tras la quiebra del mundo de la URSS, impulsados pos un gran
espíúritu nacionalista en muchos casos. Otro factor que ha reducido el poder real de los paíúses,
es el proceso de distribucioú n del poder dentro de los propios estados, junto al proceso de
internacionalizacioú n que hemos comentado anteriormente. Apareceraú n ademaú s, nuevos tipos
de conflictos. Estos no seraú n tanto entre estados, sino entre grupos internacionales,
cambiando con ello, el concepto de guerra tradicional que se teníúa entre dos bandos
nacionales que combaten por la consecucioú n de un fin concreto. De hecho, la uú ltima guerra
que se desarrolloú al modo antiguo es la que enfrentoú a los ejeú rcitos iraquíúes de Sadam Husein,
contra la nacioú n iraníú. Para dicha liberalizacioú n, ha sido fundamental el desarrollo tan
sorprendente e increíúble que han tenido los medios de comunicacioú n, sobre todo con Internet.
Esta herramienta nos ha permitido acceder casi en tiempo real a la informacioú n de casi todos
los sucesos que acontecen en el mundo, y con tan soú lo con tener un ordenador y acceso a la
Red.

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2.3 El Mundo en la actualidad
Una realidad dual Aunque para entrar en materia maú s detenidamente, podemos realizar un
sencillo ejercicio de anaú lisis visual de una fotografíúa para darnos cuenta de los contrastes
existen en el mundo pese a la creacioú n de esa “aldea global” o globalizacioú n, que estamos
comentando. Se trata de observar detenidamente una fotografíúa del mundo de noche: En esta
imagen, podemos ver que el mundo globalizado de hoy en díúa presenta una caracteríústica
esencial que lo define muy certeramente. Esta es la constante contradiccioú n, hemisferios,
dicotomíúas, divisiones, etc. que existe en el mundo.

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