Tito Ibsen aclara que la palabra ‘reivindicación’ significa recuperar un derecho suprimido,
y el hecho de que se diga en el texto sólo “acceso”, se estaría “cercenando” por vía
constitucional la posibilidad de reclamar el territorio que fue boliviano.
El artículo 267 dice en su primer acápite que “El Estado boliviano declara su derecho
irrenunciable e imprescriptible sobre el territorio que le dé acceso al océano Pacífico y su
espacio marítimo.
Mientras que en el segundo menciona que “La solución efectiva al diferendo marítimo a
través de medios pacíficos y el ejercicio pleno de la soberanía sobre dicho territorio
constituyen objetivos permanentes e irrenunciables del Estado boliviano.
Entre tanto, el artículo 268, asegura que “El desarrollo de los intereses marítimos, fluviales
y lacustres, y de marina mercante será prioridad del Estado, y su administración y
protección será ejercida por la Armada Boliviana, de acuerdo con la ley.
Sugerencia respecto al artículo 267
“El pueblo boliviano demanda que el texto constitucional, declare con precisión la
irrenunciabilidad e imprescriptibilidad del derecho de reivindicación de su territorio y de su
mar despojados, y para ello, debe demandar la vigencia del Tratado de 1904 en los ámbitos
internacionales, reestudiando previamente toda su problemática con la mayor
responsabilidad, acorde al injusto despojo y dominio impuesto a Bolivia por la fuerza, lo
que constituye el mayor atropello que avergüenza a la América”, afirma.
Artículo 268. Las actividades marítimas, fluviales y lacustres y de la marina mercante serán
desarrolladas por la Armada Boliviana y por empresas autárquicas especializadas.
2. ¿Cuál serían los ámbitos internacionales competentes para conocer una posible
controversia o un posible litigio con Chile?
La CIJ decidió por 14 votos a favor y dos en contra rechazar las objeciones preliminares
presentadas por Chile contra la competencia de esa corte, en el caso de la demanda de
Bolivia.
3. ¿Cuáles serían las normas internacionales que sirvan de base o fundamento para
una posible demanda del Estado Plurinacional, ante tribunales internacionales?
Una demanda ante un tribunal internacional no puede, bajo ninguna circunstancia, ser
considerada como un acto inamistoso u hostil entre Estados.
Ante el agotamiento del diálogo entre Bolivia y Chile, así como la afirmación chilena de
que no existen temas pendientes entre ambos países, Bolivia, haciendo uso de los
mecanismos que brinda el derecho internacional, acudió a la Corte Internacional de Justicia.
a) Chile tiene la obligación de negociar con Bolivia con el fin de alcanzar un acuerdo
que otorgue a Bolivia un acceso plenamente soberano al océano Pacífico;
b) Chile ha incumplido dicha obligación;
c) Chile debe cumplir dicha obligación de buena fe, pronta y formalmente, en un plazo
razonable y de manera efectiva, a fin de otorgar a Bolivia un acceso plenamente
soberano al océano Pacífico.
PRÁCTICA N°13
La Corte solo tendrá competencia para conocer de un asunto si los Estados implicados han
aceptado su jurisdicción de alguna de las siguientes maneras:
Los Estados no tendrán representantes permanentes acreditados ante la Corte. Dirigirán sus
comunicaciones al Secretario a través del ministro de Asuntos Exteriores o el embajador
correspondiente en los Países Bajos. Cuando sean partes de un caso ante la Corte, contarán
con la representación de un agente. Los agentes desempeñan la misma labor y tienen los
mismos derechos y deberes que un abogado en un tribunal nacional. Sin embargo, dado que
en este caso se trata de relaciones internacionales, el agente también actuará como si
estuviera al frente de una misión diplomática especial y tendrá poderes para comprometer a
un Estado soberano. Recibirá comunicaciones del Secretario respecto al caso y le enviará a
su vez toda la correspondencia y los alegatos debidamente firmados o certificados. En las
audiencias públicas, el agente presenta los alegatos en nombre del gobierno al que
representa. En general, el agente se encarga de todos los actos formales que tiene que
realizar el gobierno al que representa. A veces recibe la asistencia de coagentes,
viceagentes o subagentes, y siempre dispone de consejeros o abogados, cuyo trabajo
coordina para que le ayuden en la preparación de los alegatos y de la exposición de los
mismos. Dado que no existe ninguna autorización especial para que los abogados participen
en los procesos ante la Corte Internacional de Justicia, los consejeros o abogados no tienen
que cumplir ninguna condición para hacerlo, excepto ser nombrados a tal fin por un
gobierno.
La invocación de las normas del ius cogens, concebidas como normas inexcusables para los
Estados, ha incorporado nuevos elementos que hacen el análisis más complejo. Más
cuando, por ejemplo, Chile no ha ratificado aun la Convención sobre Imprescriptibilidad de
los Crímenes de Guerra y Lesa Humanidad y ella es invocada por los jueces por su carácter
imperativo y obligatorio de manera independiente a la ratificación del tratado que contiene
una norma del ius cogens.
Siguiendo la jerarquía de las fuentes de derecho del artículo 38(1) del Estatuto de la Corte
Internacional de Justicia, los jueces pueden aplicar en segundo lugar “la costumbre
internacional como prueba de una práctica generalmente aceptada como derecho”.
Obligaciones legales derivadas de la costumbre internacional son mandatorias sobre los
Estados si existe evidencia de ambos elementos
3. ¿Qué hechos Bolivia podría aludir como actos chilenos que constituyen violaciones
al derecho internacional de finales del siglo XIX y principios del XX?
Bolivia reclamó ante la Conferencia de Paz de París (1919) y ante la Liga de las Naciones
(1920-1922) una solución a su enclaustramiento. En este último foro, Chile prometió
entablar negociaciones directas con Bolivia.
Reunidos en Charaña el año 1975, los Presidentes de Bolivia, Hugo Banzer, y de Chile,
Augusto Pinochet, acordaron encontrar soluciones al enclaustramiento que afecta a Bolivia.
Con esta base, Chile ofreció a Bolivia la cesión de una costa marítima soberana ubicada al
norte de Anca unida al territorio boliviano a través de un corredor soberano.
La XIII Asamblea General de la OEA aprobó la Resolución No. 686 que exhorta a Bolivia
y Chile a encontrar una fórmula para dar a Bolivia una salida soberana al mar. Esta
resolución contó con el voto favorable de Chile.
4. ¿Qué hechos Bolivia podría aludir como actos chilenos que constituyen violaciones
al derecho internacional de la segunda mitad del siglo XX?
Chile tiene la obligación de negociar con Bolivia con el fin de alcanzar un acuerdo que
otorgue a Bolivia un acceso plenamente soberano al océano Pacífico.
Según versa el documento entregado por Bolivia a La Haya, la objeción preliminar de Chile
no está comprendida en el artículo VI del Pacto de Bogotá.
Esto, debido a que el objeto del reclamo de Bolivia no es la revisión o anulación del
Tratado de 1904, sino que se refiere a la existencia y la violación de una obligación de
negociar el acceso soberano al mar, algo que a su juicio no está regido por el Tratado de
1904.
Entre ellos destacan los tratados de 1895; declaraciones del Presidente Arturo Alessandri
Palma en 1922; notas y propuestas de cancilleres y de distintas autoridades chilenas hasta
1961; la negociación de Charaña entre 1975-1978; compromisos de Chile en la OEA;
conversaciones entre Carlos Mesa y Ricardo LaAgos; la Agenda de los 13 puntos, entre
otros.
“Más aun, la demanda boliviana no tiene por objeto cuestionar el Tratado de 1904 ni los
límites establecidos en él, sino crear un espacio de diálogo en el que ambos países de
manera conjunta y velando por sus respectivos intereses puedan encontrar una solución al
problema del enclaustramiento boliviano que durante más de 100 años ha constituido un
obstáculo en sus relaciones”.
La demanda boliviana está sustentada en el derecho internacional
“Una demanda ante un tribunal internacional no puede, bajo ninguna circunstancia, ser
considerada como un acto inamistoso u hostil entre Estados. El arreglo judicial constituye
uno de los principales y más efectivos mecanismos de solución pacífica de controversias
previstos por el derecho internacional”, señalan los documentos bolivianos.
En esta línea, asegura que Bolivia intenta resolver la controversia con Chile por medios
pacíficos.
La Constitución de 2009
Bolivia asegura que las presentaciones de Chile sobre la base de la Constitución boliviana
de 2009 son irrelevantes. Según Bolivia, el reclamo marítimo es anterior a dicha Carta
Fundamental.
5. Analiza si el principio Pacta Sunt Servanda fue respetado por parte de Bolivia y
Chile.
Los diferentes y constantes ofrecimientos chilenos de negociar una salida soberana al mar
para Bolivia muestran la disposición para encontrar alguna modalidad de satisfacer la
aspiración boliviana y que no asuma la forma de reivindicación marítima.
En todas las promesas formuladas por Chile hacia Bolivia, el país vecino se compromete
solamente a negociar y no ofrece de forma directa una solución al encierro geográfico de
Bolivia. Negociación que deberá contemplar tres precondiciones: a) deberá ser
independiente del Tratado de 1904; b) deberá contemplar compensaciones, y c) consultar el
acuerdo previo con Perú, según lo establecido en el Tratado de 1929.
En el último tiempo Chile ha fundamentado su negativa a toda iniciativa de negociación
argumentando que se pretende revisar un Tratado válidamente convenido, que según el
derecho de los tratados cuando éstos fijan fronteras son irrevisables a fin de salvaguardar la
estabilidad en los límites territoriales del Estado. Por ello, Bolivia ha sido claro en que es
un país respetuoso del Derecho Internacional, que no busca la anulación o terminación del
Tratado de 1904; se trata de una nueva negociación.
En tal sentido, para que una negociación tenga el potencial de ser efectiva debe proponer
una fórmula autónoma y definitiva en relación a los antecedentes históricos y no debe
contemplar su revisión. Para ello, la posición boliviana parte del principio de derecho que
dice: “lo que se pacta se cumple y lo que se promete también se cumple”.
Como respuesta al reclamo boliviano por su reintegración marítima, las autoridades del
Gobierno de Chile han repetido insistentemente el argumento de que este asunto estaría
plenamente resuelto por el Tratado de 1904, por lo que no hay nada pendiente por discutir,
es más, se indica que dicha “aspiración” boliviana sería contraria al Derecho Internacional,
porque estaría violando el principio del pacta sunt servanda, que expresa: “Todo tratado en
vigor obliga a las partes y debe ser cumplido por ellas de buena fe”; es decir, lo que pactan
los Estados obligatoriamente deben cumplir.
Así como el Tratado de 1904 es cumplido por Bolivia, los repetidos ofrecimientos Chilenos
de negociar una salida al mar para nuestro territorio deben ser cumplidos, no pueden ser
evadidos, retractados ni revocados, por cuanto deben producir una negociación aceptable y
conveniente para ambas partes.
Y esta negociación debe ser efectiva, ya que –como ha establecido la Corte Internacional de
Justicia en su Sentencia de 20 de febrero de 1969– “las partes están obligadas a entablar
una negociación con miras a alcanzar un acuerdo y tienen la obligación de comportarse de
tal manera que la negociación tenga sentido, lo que no ocurre cuando una de ellas insiste en
su propia posición sin contemplar modificación alguna”.
Así, la Corte Internacional de Justicia deberá pronunciarse sobre si Chile y Bolivia tienen
pendiente una negociación y ese, y no otro, es el sentido de la demanda boliviana.
6. Los actos unilaterales; ¿conllevan obligaciones para el Estado que los comete?:
¿Chile cometió estos actos en favor de Bolivia? Menciona los cinco más relevantes.
1. TRATADO DE 1895. Tras el Tratado de Ancón entre Chile y Perú, Bolivia junto a
Chile suscriben un protocolo complementario (Tratado de Transferencia de Territorios) que
muestra la actitud del Estado chileno de no dejar a Bolivia enclaustrada. El documento de
Ancon preveía un plebiscito en que se decidiría si Tacna y Arica pertenecerían al Perú o a
Chile. Si Chile ganaba la consulta debía transferir esos territorios “a la República de
Bolivia en la misma forma i con la misma estension que los adquiera” (sic). En ese caso,
Bolivia debía abonar como indemnización por la transferencia cinco millones de pesos de
plata, “de veinticinco gramos de peso i nueve décimos de fino, quedando especialmente
afecto para responder a este pago el cuarenta por ciento (40%) del rendimiento bruto de la
Aduana de Arica” (sic).En caso contrario, si Perú ganaba el plebiscito, entonces Chile se
comprometía “a ceder a Bolivia la caleta de Vítor, hasta la quebrada de Camarones, u otra
análoga, i ademas la suma de cinco millones de pesos de plata de veinticinco gramos de
peso i nueve décimos de fino” (sic).Por supuesto que la presentación de este documento
como parte de la demanda no pretende en absoluto Tacna o Arica para Bolivia, sino mostrar
una actitud pasada del Estado chileno con la que no ha sido consecuente de modo
sistemático.
“Existe de parte del Gobierno de Chile el mejor deseo de propiciar una política de sincero y
más estrecho acercamiento con Bolivia; que a este objeto reproduce las bases que en líneas
generales sometió al Honorable señor don Darío Gutiérrez (diplomático Boliviano) en
Septiembre último para procurar un acuerdo que permita a Bolivia satisfacer su aspiración
de obtener una salida propia al Pacífico, independientemente de la situación definitiva
creada por las estipulaciones del Tratado de Paz y Amistad de 20 de Octubre de 1904”, dice
el acta firmada por el diplomático boliviano Carlos Gutiérrez y el chileno Emilio Bello, este
último también firmante del Tratado de 1904 en representación de Chile.
Además, la propuesta chilena establece una zona más o menos concreta en el parágrafo
IV: “La situación creada por el Tratado de 1904, los intereses radicados en esa zona y la
seguridad de su frontera norte, imponen a Chile la necesidad de conservar la costa marítima
que le es indispensable; pero, con el propósito de cimentar sobre sólidas bases la unión
futura de los países, Chile está dispuesto a procurar que Bolivia adquiera una salida propia
al mar, cediéndole una parte importante de esa zona al norte de Arica y de la línea del
ferrocarril que se halla dentro de los territorios sometidos al plebiscito estipulado en el
Tratado de Ancón”.
Este documento tiene la importancia de contradecir lo que los últimos años vienen
repitiendo los diferentes gobiernos de Chile —desde mediados de los 80— en el sentido de
que ese país no tendría nada pendiente con Bolivia bajo el supuesto de que el Tratado de
1904 habría saldado todo. Bello, además, como Ihlen del caso de Groenlandia, es una
autoridad competente en el tema que se trata —Enviado Extraordinario y Ministro
Plenipotenciario de la República de Chile— por lo que se está ante otro acto unilateral del
Estado chileno.
Es de notar acá que Chile ese momento no pretendía una compensación territorial, como sí
sucederá después durante las negociaciones de Charaña en los setenta.
Más de una década después, en 1962, el embajador Manuel Trucco ratifica la Nota 9 ya
citada.
El 8 de febrero de 1975, Augusto Pinochet y Hugo Banzer firman un acta que menciona en
su punto cuarto: “Ambos mandatarios, con ese espíritu de mutua comprensión y ánimo
constructivo, han resuelto se continúe el diálogo a diversos niveles, para buscar fórmulas de
solución a los asuntos vitales que ambos países confrontan, como el relativo a la situación
de mediterraneidad que afecta a Bolivia, dentro de recíprocas conveniencias y atendiendo a
las aspiraciones de los pueblos Boliviano y Chileno”.
Meses después, en diciembre de ese año, Chile contesta con la Nota 686: “Chile estaría
dispuesto a negociar con Bolivia la cesión de una franja de territorio al norte de Arica hasta
la Línea de la Concordia en base a las siguientes delimitaciones: Límite norte: el actual
límite de Chile con Perú. Límite sur: la quebrada de Gallinazos y el borde norte superior de
la quebrada del río Lluta, (en forma de que la carretera A-15 de Arica a Tambo Quemado
quede en su totalidad en territorio Chileno) hasta un punto al sur de la Estación Puquios y
luego una línea aproximada recta que pase por la costa 5370 del Cerro Nasahuento y se
prolongue hasta el actual límite internacional de Chile con Bolivia. Superficie: la cesión
incluiría el territorio terrestre ya descrito y el territorio marítimo comprendido entre los
paralelos de puntos extremos de la costa que se cedería (mar territorial, zona económica y
plataforma submarina)”.
Las negociaciones se rompieron así como la relación diplomática que se había restituido;
sin embargo, queda una propuesta clara de parte de Chile para solucionar el
enclaustramiento de Bolivia; si bien no fue bien visto en Bolivia que el país tenga que ceder
territorio, cosa que en una hipotética negociación futura deberá ser al menos debatido con
contrapropuestas.
De esa ruptura en adelante, las respuestas chilenas a las propuestas bolivianas conducentes
a solucionar el tema pendiente del mar han recibido portazos. Su negativa a partir de
mediados de los años 80 no es consecuente con el comportamiento que demostró el Estado
chileno en estos cuatro casos que figuran en la demanda boliviana ante la CIJ y tampoco
con otros que no figuran en ella, como el inicio de negociaciones entre los gobiernos de
Salvador Allende y Juan José Torres (ver nota de Jorge Magasich Airola, en esta misma
edición).
La contribución a la teoría de la Buena Fe por parte de los publicitas del siglo XVII Y
XVIII, fue separar dicho principio de las premisas Teológicas. Según GROTIUS, señaló:
“la buena fe tenía que ser separada, entre otras razones, a fines de que la esperanza de la
Paz no pueda disiparse, incluso la guerra debería ser conducida dentro de los marcos de la
ley y la buena fe”.
El profesor O’ CONNOR menciona que, “la buena fe pertenece a los principios jurídicos
básicos internacionales”. Este autor coloca a la buena fe como un principio fundamental del
D.I.
La relación de la buena fe con el pacta sunt servanda es una cuestión vital. Ante esto el
profesor OSCAR MAURTUA DE ROMAÑA se pregunta: ¿cómo se puede explicar uno de
estos principios en función del otro? La tesis de O’Conner sobre la relación del pacta sunt
servanda con la buena fe se resume en que la primera es una norma derivada de la segunda
y no a la inversa. En la medida en que las normas evolucionan, terminan asociándose con
buena fe, es decir, cuanto más avanzado es un sistema legal, menos necesidad tendrá de
invocar la buena fe.
Finalmente, cabe señalar que no caen dentro de esta esfera jurídica los acuerdos entre
Estados que no están sujetos al Derecho Internacional sino al Derecho Privado, como por
ejemplo los Convenios del Estado con otras instituciones. Cualquier organismo
especializado de la ONU puede adoptar decisiones que comprometen a los Estados, como
también acuerdos entre Estados y O.I. que deben cumplirse a pesar de que la Convención
de Viena no se aplique a ellos. Del mismo modo, los Estados pueden invocar invalidez de
un Tratado si su consentimiento ha caído en cualquiera de las figuras estipuladas en la
Convención de Viena de 1969 en su título sobre Nulidad de los Tratados.
En definitiva, la única garantía que tienen los Estados para desarrollarse, vivir y convivir en
paz y armonía será respetando sus pactos.
8. Analiza si existió violación del principio de buena fe por parte de Bolivia o Chile
respecto. Analiza los mecanismos del arbitraje y del juicio internacional como formas
probables de resolución jurídica al problema.
Son tantas las veces que el Estado chileno se comprometió a negociar un acceso soberano
al mar
La buena fe es uno de los principios generales más básicos y esenciales del Derecho
Internacional. Según la CIJ, es un principio que “obliga a las partes a aplicarlo en forma
razonable y de tal manera que su propósito se pueda realizar” y también reconoce que “uno
de los principios básicos que rigen la creación y el cumplimiento de las obligaciones
legales, sea cual sea su origen, es el principio de la buena fe”
La obligación de negociar, por otra parte, es una noción jurídica menos desarrollada y por
tanto, menos entendida. No obstante, existen algunos casos en los que la CIJ dictaminó que
la obligación de negociar debe aplicarse de buena fe. Como la disputa Nicaragua v.
Honduras, en el cual, la Corte determinó que “las partes deben negociar de buena fe con
vistas a acordar el trazado de la línea de delimitación…”, o el caso Hungría v. Eslovaquia,
en el que la Corte falló que las partes “deben negociar de buena fe teniendo en cuenta la
situación existente y adoptar todas las medidas necesarias para garantizar el logro de los
objetivos del Tratado de 16 de septiembre de 1977” ). En este último caso, el Tribunal
también dictaminó que “las partes tienen la obligación jurídica, durante las negociaciones
que han de celebrar en virtud del artículo 5 del acuerdo especial, de considerar, en el
contexto del Tratado de 1977, en qué medida pueden cumplirse del mejor modo posible los
múltiples objetivos del Tratado, teniendo en cuenta que deben cumplirse todos ellos”
Por tanto, más allá de que efectivamente la Corte no puede predeterminar el resultado de
una eventual negociación, cualquier fallo que determine una obligación de negociar, debe
ser cumplido de buena fe, es decir, honrando y respetando lo acordado, ofrecido y/o
promedito en relación al objeto de la disputa. Al respecto, cabe recordar que según el fallo
de la CIJ sobre la objeción preliminar chilena, el objeto de la disputa consta de dos partes:
“1) si Chile está obligado a negociar de buena fe un acceso soberano de Bolivia al mar, y 2)
si Chile ha incumplido esa obligación”
Ahora bien, considerando que la carga de la prueba recae en el Estado demandante, Bolivia
deberá probar que Chile adquirió dicha obligación de negociar y que luego no la cumplió.
Lo cual, aunque parezca un exceso de confianza decirlo, no resultará tan difícil.
En efecto, en primer lugar, son tantas las veces que el Estado chileno ofreció, prometió o se
comprometió a negociar un acceso soberano al mar para Bolivia, que es poco probable que
la Corte falle que Chile no tiene obligación de negociar.
Después de suscribir el Tratado de 1904, Chile ofreció negociaciones a Bolivia para darle
una salida soberana al mar en 1920, mediante el Acta suscrita por su Ministro en La Paz,
Emilio Bello; en 1921, a través de las declaraciones su Delegado ante la Liga de las
Naciones, Agustín Edwards; en 1923, mediante las cartas que su Canciller, Luis Izquierdo,
remitió al Ministro boliviano Jaimes Freyre; en 1950, a través de la nota que su Ministro de
exteriores, Horacio Walker, envió al Embajador boliviano, Alberto Ostria; en 1961,
mediante el Memorándum de su Embajador en Bolivia, Manuel Trucco, a la Cancillería
paceña; en 1975, a través del Acta firmada por su presidente, Augusto Pinochet, y el
presidente boliviano, Hugo Banzer, en Charaña; y ese mismo año, a través de la nota de su
Canciller, Patricio Carvajal, al Embajador boliviano, Guillermo Gutiérrez. Asimismo, en
1926, el Canciller chileno Beltrán Mathieu declaró en una Circular a todas sus legaciones
en el extranjero: “aceptamos sacrificar en interés de Bolivia, una parte del departamento de
Arica”; ese mismo año, el Canciller Jorge Matte, accedió a considerar la Propuesta Kellogg
que sugería transferir a Bolivia las provincias de Tacna y Arica; en 1983, Chile votó a favor
de la Resolución 686 de la OEA, que exhorta a los dos países a iniciar un proceso de
acercamiento “…que haga posible dar a Bolivia una salida soberana al Océano Pacífico…”;
y en 2006, el gobierno de Michel Bachelet aceptó incluir en la Agenda bilateral de
negociaciones el tema marítimo.
En conclusión, nos encontramos al inicio de un proceso judicial que nuestro país puede
ganar sin mayores sobresaltos si todo se hace bien, como hasta ahora, y en ese caso, Chile
se verá obligado a negociar de buena fe un acceso soberano al mar para Bolivia.
Bibliografía
La demanda marítima en La Haya: entre el pacta sunt servanda y la promissio est servanda.
Disponible en:
http://www.la-razon.com/index.php?_url=/la_gaceta_juridica/demanda-maritima-pacta-
servanda-promissio_0_2222777791.html
Los cuatro actos unilaterales de Chile citados en la demanda ante la CIJ. Disponible en:
http://www.la-razon.com/index.php?_url=/suplementos/animal_politico/unilaterales-Chile-
citados-demanda-CIJ_0_2225177631.html
Andrés Guzmán Escobari. Obligación chilena de negociar de buena fe. Disponible en:
http://reintegracionmaritima.blogspot.com/2016/02/obligacion-chilena-de-negociar-de-
buena.html