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Esta Unidad, desde su constitución, y antes de establecer tal deber la citada Instrucción
1/2015, ha confeccionado cada seis meses esos compendios de jurisprudencia que,
con idéntica regularidad, se han remitido a los Fiscales Delegados de Menores y a sus
respectivos Fiscales Superiores y Jefes Provinciales.
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Debe tenerse presente que la remisión lo es a los puros efectos informativos, sin que
deba colegirse que necesariamente se asumen por esta Unidad los criterios
interpretativos contenidos en las resoluciones.
Una muestra de tal discrepancia la encontramos, esta vez, en la SAP Madrid, Sec. 4ª,
n° 273/2016, de 20-7-2016, recaída con ocasión del conocido como “caso Jimmy”, por
homicidio de un seguidor del Deportivo de La Coruña, con motivo de una riña
tumultuaria entre aficionados radicales de ese Club y del Atlético de Madrid. En este
caso, en un pronunciamiento a modo de “obiter dicta”, la AP de Madrid considera que el
Fiscal por sí no puede, en fase de instrucción, otorgar la condición de testigo protegido
(en este caso era también imputado), pues se trata de una diligencia restrictiva de
derechos fundamentales, que afecta al derecho de defensa, concluyendo que el Fiscal,
conforme a los arts. 23.3 y 26. 3 de la LORPM, debería haberlo solicitado al Juez de
Menores. Semejante criterio supone una variación de la postura de la AP de Madrid
que, en años anteriores y en casos similares, no había cuestionado que lo hiciera el
propio Fiscal, conforme a las directrices sentadas en la Instrucción 10/2005 de la FGE,
sobre el tratamiento del acoso escolar desde el sistema de Justicia Juvenil.
Las posturas divergentes sobre este tema, con detrimento del principio de seguridad
jurídica, refuerzan, como reiteradamente se viene indicando, la necesidad de una
reforma legislativa en esta materia, tal y como propuso en su día la FGE (vid. Memoria
2013), que termine con las diferentes soluciones judiciales que se están aplicando.
Merecen también destacarse en este resumen, por su interés, la SAP Orense, Sec. 2ª,
n° 353/2016, de 1-12-2016, por la gran cantidad de cuestiones relevantes que aborda,
tanto que se ha extractado en distintos apartados: medidas cautelares, deber o no de
abstenerse de juzgar el Juez que las hubiera acordado; informes del ET suscritos por
un solo miembro y declaración de uno sólo en la audiencia; compensación de culpas en
r i ñ a m u t u a m e n t e a c e p t a d a d e l a r t . 11 4 d e l C P e t c . 2
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Igualmente cabe mencionar la SAP Madrid, Sec. 4ª, n° 411/2016, de 1-12-2016, que
estima el recurso del Fiscal considerando que la banda DDP (“Dominican Don’t Play”),
por sus características, constituye una organización criminal incardinable en el art. 570
bis CP y no un mero grupo criminal del art. 570 ter del CP, como había considerado la
juzgadora en la instancia.
Resulta también de particular interés, en este resumen, la SAP Álava, Sec. 2ª, n°
307/2016, de 24-11-2016. En ella se revoca la indemnización impuesta a la Diputación
Foral de Álava a favor de una tía y acogedora de un menor, que fue condenado por
robo de uso de un vehículo de su propia tía. Se fundamenta en la confusión de
derechos de acreedor y deudor (art. 1156 CC), y la culpa "in educando" e "in vigilando"
de la acogedora respecto del menor infractor, que se tiene en cuenta ex art. 114 CP.
ÍNDICE:
A.- I. MEDIDAS
A.- II. REGLAS DE DETERMINACIÓN DE LAS MEDIDAS
A.- II. 1 DELITOS DE EXTREMA GRAVEDAD
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G.- PRESCRIPCIÓN
I.- PRINCIPIOS
I.-1 NON BIS IN IDEM
I.-2 PUBLICIDAD
I.-3 SUPERIOR INTERÉS DEL MENOR
I.-4 CELERIDAD
I.-5 CONCENTRACIÓN
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A.- I. MEDIDAS
A.- II. REGLAS DE DETERMINACIÓN DE LAS MEDIDAS
SAP Pontevedra, Sección 4ª, nº 125/2016, de 30-6-2016, Pte: Navares Villar, María
Cristina
“...Se impugna a través del recurso la medida adoptada en la sentencia por el Juzgado
de Menores, entendiendo la parte apelante que la medida a imponer debía ser la de
tareas socioeducativas conforme al primer informe del equipo técnico de dicho juzgado.
Dicho motivo de impugnación debe ser desestimado. En el acto de la audiencia, el
equipo técnico propuso la medida de internamiento y razonó el porqué de dicho
cambio. Este fue coherente con la situación que tenía la menor expedientada en el
momento del acto de la audiencia. Nuevamente el equipo técnico en el acto de la vista
del recurso se ratifica en su propuesta de medida de internamiento respecto a la menor
expedientada basándose esencialmente en el interés exclusivo de la misma. Cumple
en el momento actual la menor apelante una medida de internamiento en el centro La
Cañada. Se ha integrado totalmente a dicho centro y al tratamiento que recibe. Aporta
un sentimiento de respeto a los profesores e internos en el mismo. Se ha adaptado al
centro. Además se ve favorecida en su situación de madre con la ayuda que recibe en
La Cañada. Tiene una aptitud responsable y muestra su agradecimiento al sistema
público, respondiendo positivamente. Debe pues continuar con el tratamiento, que le ha
dotado de herramientas y estrategias para que lleve una vida normal y no de
delincuencia. El informe del equipo técnico respecto a la vida en familia de la misma, no
es el más favorable en estos momentos. Por todo lo expuesto la medida de
internamiento es la más adecuada para la menor expedientada y la que más satisface
el propio bien de la misma.”
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Se estima el recurso del Fiscal considerando que la banda DDP (Dominican Don’t
Play) constituye una organización criminal incardinable en el art. 570 bis CP y no
un mero grupo criminal del art. 570 ter del CP, dadas sus características: elevado
número de personas asociadas; permanencia en el tiempo; estructura más o
menos compleja; y finalidad de cometer delitos graves, para la que disponen de
armas e instrumentos peligrosos.
SAP Madrid, Sec. 4ª, nº 411/2016, de 1-12-2016, Pte: García-Galán San Miguel,
María José
“...En efecto, si partimos del relato de hechos probados en lo que se refiere al apartado
segundo, no cabe duda, como alega el Fiscal, de que se describe en la sentencia en
dicho apartado a la banda DDP en forma tal, que resulta difícil discutir que se trate de
una organización: " se estableció en España el 23 de diciembre de 2004... Los
miembros fundadores...decidieron segregarse y fundar otra...banda cuenta con una
estructura y con una jerarquía, reuniones periódicas, pago de cuotas y literatura y
simbología propias. Así se saludan empleando... se estructura en un orden jerárquico
en el que el 'soldado' es 'la masa' o miembro 'raso' de la banda y debe obedecer... sus
miembros han de pasar dos fases...La banda se organiza y constituye en 'Coros'
existiendo...Como actividades...tipología delictiva,...Constituye una de las finalidades..."
Los recursos de las defensas se han centrado, fundamentalmente, en combatir el
último párrafo del apartado segundo de hechos probados a que nos hemos referido
anteriormente, relativo a la integración de cada uno de los menores, respectivamente,
en dicha banda latina, aunque también es cierto que ese relato descriptivo sobre la
banda DDP se hace a partir del informe de la Policía y que éste ha sido expresamente
impugnado por las defensas. No obstante, no se ha controvertido que la banda exista,
que opere en dicha forma, ni que las características indicadas se correspondan con la
realidad. Por otro lado, la sentencia no se basa sólo en ese informe, sino también en
que éste ha resultado corroborado por el resto de pruebas y la misma dinámica de los
hechos admitidos así como su resultado. La enemistad entre la banda DDP y la de los
Trinitarios y sus enfrentamientos resultan difícilmente discutibles a la vista de los
hechos objeto del análisis del primer apartado de hechos probados. Las declaraciones
de testigos y de los mismos expedientados sobre los gestos, los saludos, las
expresiones, símbolos y demás características identitarias que se reflejan en el
fundamento jurídico Tercero de la Sentencia, vienen también a dar solidez y
credibilidad al informe policial, que además viene apoyado por sentencias como la 11
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STS núm. 1057/13, de 12 de diciembre citada por el Ministerio Fiscal, que contiene una
descripción muy semejante.
Por ello, como mantiene el Fiscal, poniendo en relación el relato de hechos probados
con el art. 570 bis del Código Penal, no cabe duda de que tales características
concurren en este caso.
Al efecto, en la sentencia citada por el Ministerio Fiscal en el recurso núm. 1057/13, de
12 de diciembre, referida a la banda latina DDP, se aplicaba la regulación legal anterior
a la reforma operada por la LO 5/2010, de 22 de junio, por tratarse de hechos
cometidos en el año 2008.
Pese a lo cual, el Tribunal supremo, ha tenido ocasión de establecer después en la
Sentencia núm. 337/2014 de 16 abril:
"Las notas características que podrían servir para delimitar el concepto de organización
criminal tipificado por el legislador en la LO 5/2010, de 22 de junio, son las siguientes:
a) Una pluralidad de personas asociadas para llevar a cabo una determinada
actividad, que se concreta en tres o más. Se trata, por tanto, de un delito
plurisubjetivo, en el que el sujeto activo está formado por la concurrencia de,
como mínimo, tres personas, diferenciándose dos clases de autores,
merecedores de distinto reproche penal, en función de la responsabilidad
asumida en el marco de la organización.
b) La existencia de una estructura más o menos compleja en función del tipo de
actividad prevista, en la que por lo general deben poder reconocerse relaciones
de jerarquía y disciplina, entendiendo por tal el sometimiento de sus
miembros a las decisiones de otro u otros de los miembros que ejercen la
jefatura, y la definición y reparto de funciones entre sus miembros. Debe contar,
pues, con la infraestructura adecuada para realizar un plan criminal que, por su
complejidad o envergadura, no estaría al alcance de una actuación individual o
incluso plurisubjetiva pero inorgánica. En cambio no se exige como requisito, ni un
acto fundacional, ni una organización muy compleja, ni la adopción de una
determinada forma jurídica, ni que se mueva en un amplio espacio geográfico, ni
la existencia de conexiones internacionales.
c) Una consistencia o permanencia en el tiempo, en el sentido de que el acuerdo
asociativo ha de ser duradero y no puramente transitorio, y
d) El fin de la organización ha de ser la comisión de delitos como producto de una
'voluntad colectiva', superior y diferente a la voluntad individual de sus miembros lo
que supone una cierta determinación de la ilícita actividad, sin llegar a la
precisión total de cada acción individual en tiempo y lugar ( STS 745/2008, de 25
de noviembre, 41/2009, de 20 de enero, 239/2012, 23 de marzo y 309/2013,
de 1 de abril).(...) Así, el fenómeno, verdaderamente preocupante, de las
'maras' y su implantación más allá de sus países de origen, es referido en la
Circular de la Fiscalía General del Estado 2/2011 que, citando entre otras
organizaciones expresamente a Los Trinitarios, señala: ' En esta materia merece
también especial atención el fenómeno criminal de las bandas juveniles latinas
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('Latin King', 'Ñetas', 'Dominicans don't Play', 'Forty Two', 'Trinitarios', 'Bling
bling'...) cuya estructura y actuación se encuadra en parámetros muy
característicos.'"
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A.-VI ATENUANTES
SAP Madrid, Sec. 4ª, nº 277/2016, de 22-7-2016, Pte: Hervás Ortiz, José Joaquín
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SAP Lérida, Sec 1ª, nº 234/2016, de 10-6-2016, Pte: Juan Agustín, Mercó
“...La sentencia de instancia fundamenta la autoría del menor acusado en los hechos
objeto de enjuiciamiento, en el reconocimiento fotográfico efectuado por la denunciante
en sede policial y en el reconocimiento efectuado en el acto del plenario, cuya validez
ha sido cuestionada por la defensa, lo que hace necesario abordar cuál es la
operatividad procesal y la eficacia probatoria que tiene la diligencia del reconocimiento
fotográfico. Al respecto, debe traerse a colación la jurisprudencia consolidada del
Tribunal Supremo, al señalar que la diligencia de identificación del sospechoso
mediante exhibición de una pluralidad de fotografías en la comisaría, no es en absoluto
prueba de cargo, sino una forma de concretar las sospechas hacia determinado
ciudadano que resulta no solo lógicamente admisible en nuestros días a la vista de los
medios técnicos de que se dispone, sino legalmente irreprochable y en muchos casos
imprescindible para iniciar la investigación, siempre que su valor quede reducido a eso
y no pretenda desorbitarse atribuyéndole valor de prueba de cargo que, legalmente, no
puede tener. Así lo ha indicado la sentencia del Tribunal Constitucional de 6 de febrero
de 1995 cuando indica que: "El reconocimiento fotográfico puede, sin duda, ser un
medio válido de investigación en manos de la policía; su legitimidad, con este limitado
efecto de medio de investigación y no de medio de prueba ( STC 80/1986) no se ha
cuestionado a lo largo de todo el proceso". Y también el Tribunal Supremo, en la
sentencia de 25 de marzo de 2002, cuando señala: "El reconocimiento por fotografías
ante miembros de la policía no podrá tener valor de prueba, sino que constituye tan
solo un procedimiento lícito y útil a los fines de la averiguación de hechos delictivos y
sus posibles autores". Es clara la doctrina del Tribunal Supremo al negar valor
probatorio a tal diligencia si no va seguida de auténticos actos de prueba respecto a la
identificación.
Es más, como dice la sentencia del Tribunal Supremo de 30 de diciembre de 2009 "el
Tribunal Constitucional ha estimado prueba suficiente para enervar la presunción de
inocencia el reconocimiento efectuado en el juicio oral, sin ningún género de dudas, por
parte del testigo, a pesar de las irregularidades de los reconocimientos fotográficos, o
incluso de reconocimientos en rueda anteriores. Y esta Sala ha declarado también que
"cuando el testigo señala inequívocamente a una persona durante el plenario, su fuerza
probatoria radica en la credibilidad o fiabilidad del testimonio de quien realiza la
identificación". Añadiendo que "los reconocimientos efectuados en sede policial, o en
sede judicial en fase sumarial, bien a través del examen de fotografías o bien mediante
ruedas de reconocimiento, son en realidad medios de investigación que permiten,
cuando es necesario, determinar la identidad de la persona a la que los testigos
imputan la realización del hecho denunciado, y avanzar en el esclarecimiento de los
hechos. Solamente alcanzan el nivel de prueba, como regla general, cuando el
reconocimiento se ha realizado en sede judicial, con todas las garantías, entre ellas la
presencia del Juez, y quien ha realizado el reconocimiento comparece en el juicio 14
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SAP Zaragoza, Sec 6ª, nº 171/2016, de 7-9-2016, Pte: Blasco Obedé, Rubén
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testimonio que pueda practicarse, con plenitud de garantías, como prueba de cargo en
el acto del juicio oral. Cuestión distinta es que la previa visualización del acusado fuera
de una rueda de sospechosos (que puede ocurrir en múltiples ocasiones y por
diversidad de motivos: durante la detención, en la vía pública, en las dependencias
policiales o judiciales a través de fotografías mostradas durante la investigación o
publicadas en los medios de comunicación, etc.), pueda afectar a la credibilidad o
fiabilidad del testimonio (que no a su validez), y ser puesta de relieve por la defensa
durante el interrogatorio practicado durante el juicio oral. Pero la definitiva valoración de
dicho testimonio corresponde al Tribunal sentenciador, que en el caso actual apreció
que la autoría de los acusados se deducía del mismo de manera «clara, inequívoca,
contundente... y sin ningún género de dudas», y dicha convicción derivada de la
inmediación debe ser necesariamente respetada por este Tribunal.
La expresada línea jurisprudencial nos conduce necesariamente a descartar la
afirmación de que todo reconocimiento in situ es un reconocimiento nulo del que,
además, hay que predicar un efecto contaminante respecto de cualesquiera otras
pruebas.
TERCERO.- De lo sucedido, puede decirse que en realidad la diligencia de
identificación en rueda era innecesaria, ya que la víctima había reconocido de manera
directa y sin duda alguna al menor cuando lo vio en la calle y dio aviso a la Policía, y ya
en ese momento no tuvo la menor duda sobre que el expedientado fue uno de los
autores del robo, precisamente aquel que forcejeó con Eugenia, le empujó y le quitó el
móvil...”
SAP Málaga, Sec 8ª, nº 338/2016, de 16-11-2016, Pte: Sánchez Aguilar, Manuel
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SAP Orense, Sec. 2ª, n° 353/2016, de 1-12-2016, Pte: Lamas Méndez, María de los
Ángeles
(vid. Infra en Apdo. B.-X ABSTENCIÓN/ RECUSACIÓN POR HABER PARTICIPADO
EL JUEZ DE MENORES EN LA INSTRUCCIÓN, pags. 22-23)
El desistimiento del art. 18 LORPM es facultad exclusiva del Fiscal, sin que la
defensa pueda pretender, una vez formulada acusación, la absolución por tal
motivo.
SAP Málaga, Sec 8ª, n° 241/2016, de 29-4-2016, Pte: Sánchez Aguilar, Manuel
SAP Granada, Sec. 1ª, n° 533/2016, de 13-10-2016, Pte: Martínez Diz, Laura
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probatorio: reconocimiento del menor por el Sr. Vidal en el lugar de los hechos e
explicación inverosímil del menor...”
SAP Baleares, Sec. 2ª, nº 252/2016, de 16-11-2016, Pte: Serna de Pedro, Mónica de
la
“...el ser menor de edad no supone ser acreedor de derechos y garantías en menor
medida. Además el olvido del Legislador en la Ley Orgánica 5/2000, al no señalar cómo
debe declarar un menor sospechoso no detenido, no debe de interpretarse en forma
que restrinja los derechos y garantías del menor sospechoso de estar incurso de un
delito, sino que debe dar lugar a la aplicación de los mecanismos de integración del
ordenamiento jurídico. Así, la disposición final 1ª de la propia Ley Orgánica 1/2000
dispone que "tendrán el carácter de normas supletorias, para lo no previsto
expresamente en esta Ley Orgánica,...y, en el ámbito del procedimiento, la Ley de
Enjuiciamiento Criminal, en particular lo dispuesto para los trámites del procedimiento
abreviado regulado en el título III del libro IV de la misma." Por tanto, como quiera que
la Ley Orgánica 5/2000 no dice cómo debe tener lugar la declaración de un menor
sospechoso de un delito que no está detenido, debemos de acudir a lo previsto en el
artículo 767 Lecrim, el cual, en sede de proceso penal abreviado establece que "desde
la detención, o desde que de las actuaciones resultare la imputación de un delito contra
persona determinada será necesaria la asistencia letrada. La Policía Judicial, el
Ministerio Fiscal, o la autoridad judicial recabarán de inmediato del Colegio de
Abogados la designación de un abogado de oficio, si no lo hubiere nombrado ya le
interesado."
Dicho esto, entendemos como evidente que las menores precisaron para sus
declaraciones ante los Agentes de Policía Local de Son Servera de adecuada
información de sus derechos y particularmente de asistencia letrada, cosa que ni se les
ofreció. Así, debe recordarse que el artículo 11 de la Ley Orgánica 6/1985 de 1 de julio,
del Poder Judicial dispone que "en todo tipo de procedimiento se respetarán las reglas
de la buena fe. No surtirán efecto las pruebas obtenidas, directa o indirectamente,
violentando los derechos o libertades fundamentales." En tal sentido, no pueden sino
ser tenidas por nulas y no utilizables las declaraciones prestadas por las menores en
dependencias policiales. Como señalaba la STS que al comienzo hemos citado, del
artículo 11 de la LOPJ se ha derivado la llamada doctrina de los frutos del árbol
envenado, doctrina que implica que no pueden ser tenidas como pruebas válidamente
obtenidas, en este caso en el ámbito del proceso penal, aquéllas en cuya obtención se
han vulnerado derechos o libertades fundamentales. Y en este sentido, con arreglo al 20
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NOTA: Sin entrar en el análisis del caso concreto y de la nulidad mantenida por la
AP frente al recurso del Fiscal, respecto a la asistencia letrada en declaraciones,
cabe recordar que la postura de la FGE se plasmó en la Consulta 4/2005, sobre
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Se desestiman las peticiones de nulidad del informe del ET, basadas en que una
de las ampliaciones la firmó solo el psicólogo, quien fue el único que declaró en
la audiencia. Ni la LORPM ni su Reglamento exigen que al acto de la audiencia
comparezcan todos los miembros del equipo, bastando con que acuda uno (art.
4.5 Reglamento LORPM)
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Se alega por la defensa: “Nulidad del informe del equipo técnico de fecha 4.5.2016.
Fundamentan la nulidad en el art. 4 del Reglamento de la LORPM toda vez que el
informe del equipo técnico solo consta elaborado y firmado por el psicólogo,
identificado como "Psicólogo, doctor por la Universidad de Vigo, departamento de
Derecho Público", y por otra parte a las sesiones de la audiencia sólo compareció el
psicólogo del equipo técnico, de manera que no ha sido ratificado por todos sus
miembros.
Las alegaciones efectuadas no pueden tener acogida. Y es que el equipo técnico en
cumplimiento del art. 27.1 y 5 de la LORPM emite dos informes: 1) el de fecha
13.10.2015 en el cual se recomienda la medida de internamiento en régimen
semiabierto durante quince meses y tratamiento ambulatorio psicológico durante doce
meses (f. 248 bis, de 17 páginas) firmado por el psicólogo, la trabajadora social y la
educadora, y 2) el de fecha 3.2.2016 en el que se informa de la evolución del menor
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SAP Orense, Sec. 2ª, nº 353/2016, de 1-12-2016, Pte: Lamas Méndez, María de los
Ángeles
“...En el cuerpo del escrito alegando la falta de imparcialidad del juzgador interviniendo
de manera desproporcionada en la prueba, haciendo multitud de preguntas e
interrumpiendo a la defensa, no se plantea la nulidad de la audiencia, sino la de la
sentencia.
Muchas de las intervenciones que se denuncian como indebidas no son tales, sino que
se ejercitan en cumplimiento de lo dispuesto en los arts. 683 y 709 de la LECRm.
Señala el art. 683: "El Presidente dirigirá los debates cuidando de impedir las
discusiones impertinentes y que no conduzcan al esclarecimiento de la verdad, sin
coartar por esto a los defensores la libertad necesaria para la defensa.", y el 709: "El
Presidente no permitirá que el testigo conteste a preguntas o repreguntas capciosas,
sugestivas o impertinentes. El Presidente podrá adoptar medidas para evitar que se
formulen a la víctima preguntas innecesarias relativas a la vida privada que no tengan
relevancia para el hecho delictivo enjuiciado, salvo que el Juez o Tribunal considere
excepcionalmente que deben ser contestadas para valorar adecuadamente los hechos
o la credibilidad de la declaración de la víctima. Si esas preguntas fueran formuladas el
Presidente no permitirá que sean contestadas. Contra la resolución que sobre tal
extremo adopte podrá interponerse en su día el recurso de casación, si se hiciere en 24
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SAP Pontevedra, Sección 4ª, n° 125/2016, de 30-6-2016, Pte: Navares Villar, María
Cristina
“... se alega vulneración del derecho de defensa por haber sido condenado por un
delito distinto del que fue objeto de acusación, lo que le ha impedido articular una
defensa adecuada. El motivo no puede prosperar.
Como dice la STS Sala 2ª de 10 julio 2001, "El tema planteado ya ha sido tratado en
las sentencias 867/1997, de 19 de diciembre, y 62/1998, de 23 de enero, y de acuerdo
con la doctrina en ellas expuesta podemos afirmar que en principio entre los delitos de
robo con violencia o intimidación y el de realización arbitraria del propio derecho existe
una heterogeneidad sistemática, en cuanto están situados en Títulos distintos del
Código Penal con referencias a bienes jurídicos diferentes. Pero que existe con
frecuencia una homogeneidad estructural cuando, como ocurre en el presente caso,
sus acciones respectivas ofrecen una similar morfología. Máxime teniendo en cuenta el
carácter pluriofensivo del delito recogido en el artículo 455 de Código Penal en el que
tanto se atenta contra la Administración de Justicia como contra el patrimonio del
deudor atacado. Lo esencial es que no se haya producido indefensión, ...".
Pues bien, en el caso concreto, desde el inicio de las actuaciones, el menor
expedientado manifestó que lo que pretendía era recuperar una camiseta que había
dejado a un tercero y que éste tercero, a su vez, prestó a Doroteo. Por lo tanto, el
ánimo "de realizar un derecho propio" diferenciador de ambos delitos, ha sido alegado
y debatido, y la condena por el citado delito, sancionado con pena menor que la
solicitada por la acusación, no puede ser considerada como inesperada o
sorprendente. En consecuencia, visto que el expedientado ha podido defenderse
plenamente de los hechos por los que se le condena, el motivo de impugnación ha de
decaer.”
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Fiscalía General del Estado 10/2005, por impedirlo el artículo 23.3. de la Ley Orgánica
5/2000, de 12 de enero, reguladora de la responsabilidad penal de los menores, que
establece que el Ministerio Fiscal no podrá practicar por sí mismo diligencias
restrictivas de derechos fundamentales, sino que habrá de solicitar del Juzgado de
Menores la práctica de las que sean precisas para el buen fin de las investigaciones,
añadiendo el precepto que el Juez de Menores ha de resolver sobre tal petición por
medio de Auto motivado. Y lo mismo cabe extraer del artículo 26.3. del mismo cuerpo
legal.
Es decir, si la Fiscalía de Menores entiende que debe otorgarse a alguna persona la
protección prevista en la y en la medida en que ello entrañe la ocultación de la
identidad de quien ha de prestar declaración en el proceso, ha de dirigir la
correspondiente solicitud al Juzgado de Menores, que será quien tendrá que decidir, en
resolución motivada, la procedencia o improcedencia de otorgar dicha protección.
La protección prestada en el presente proceso al "coimputado protegido" se mantuvo,
pues, al margen de tales determinaciones durante la fase de instrucción desarrollada
ante la Fiscalía de Menores y no alcanzó cobertura judicial hasta que, por medio de
Auto de de 8 de octubre de 2.015 (f. 982 y 983; Tomo IV), el Juzgado de Menores nº 4
de Madrid acordó mantener la protección al "coimputado protegido" de la que había
gozado durante la fase de instrucción...”
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SAP Valladolid, Sec. 2ª, nº 246/2016, de 19-10-2016, Pte: Donis Carracedo, Miguel
“...La más reciente jurisprudencia del TS (entre otras, las recentísimas STS 14-9, 26-7
ó 25-5-2.016) relativa a la imposición de costas de la acusación particular, pero
extrapolable a las del actor civil a partir del art. 240,3 LECr (entre otras, STS 4-11 y 29-
2.015 ó 25-10-2.012), afirma la exigencia de su petición expresa para una efectiva
condena por este concepto, no precisamente en base al principio acusatorio, al resultar
estas ser un gravamen y no una sanción, pero sí conforme a la aplicación de los
principios civiles dispositivo y rogatorio susceptibles de aplicarse también en el ámbito
penal, aún cuando respecto a esa materia y en el ámbito civil no sean estos de
aplicación, a tenor de lo establecido en los arts. 209,4 LEC o 394 LEC y concordantes,
resultando a partir de estos la obligatoriedad de imponer costas, salvo en los casos
(entre otros) de existencia de dudas de hecho o Derecho.
En base a dicho principio dispositivo de naturaleza civil, ni el proceso puede comenzar
por iniciativa del órgano judicial (a diferencia del de oficialidad de la acción, propio del
penal), ni puede el Juzgador ir más allá de lo pretendido o pedido.
En el caso concreto, ni en el escrito a partir del cual todas las partes formalizaron y
firmaron una concreta conformidad, ni posteriormente en la preceptiva audiencia (art.
37 LORPM), cuando ese escrito se matizó con otras cuestiones de
participación/calificación y fue homologado judicialmente, por parte de la
representación de los actores civiles se hizo una expresa solicitud acerca de la
concreta condena en costas.
Y la anterior inacción no debió ser validada a partir de la providencia de 6-7-2.016,
máxime cuando la sentencia in voce dictada en aludida audiencia fue declarada firme
(paso aproximado 2:42 y ss), a través de cuyo proveído y no obstante se dio traslado al
actor civil al objeto que alegare "... lo que estime oportuno sobre la imposición de las
costas... ", siendo precisamente a partir de un escrito datado el 7-7-2.016 (folio 38)
cuando dicha representación las solicitó expresamente, motivando que en la sentencia
escrita y datada el 13-7-2.016 incluyera este concepto. Incluso la STS de 25-11-2.003
concretó, que ni siquiera el informe final sería momento procesal oportuno para
introducir en el debate contradictorio dicha pretensión.
Lo anterior implicó la infracción de mencionado principio dispositivo, como la
concurrencia de incongruencia extra petita ( art. 218 LEC y en relación al 4 LEC) en 29
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Condena por delito del art. 468 del CP para un adulto que quebrantó una medida
de libertad vigilada que se le impuso por un delito cometido durante su minoría
de edad.
Condena por delito del art. 468 del CP para un adulto que quebrantó una medida
de internamiento semiabierto, impuesta por un delito cometido siendo menor. La
sanción que además le impuso el centro no vulnera el principio non bis in ídem.
SAP Vizcaya, Sec. 1ª, n° 90170/2016, rec. 28/2016, de 16-6-2016, Pte: Pueyo
Rodero, Jesús Agustín
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sanción..."; que "se establece, inequívocamente, el límite de los catorce años de edad
para exigir este tipo de responsabilidad sancionadora a los menores de edad penal" y
que "con arreglo a las orientaciones expuestas, la ley establece un amplio catálogo de
medidas aplicables, desde la referida perspectiva sancionadora-educativa", precisiones
todas ellas que permiten concluir que la finalidad de las medidas previstas en la
indicada Ley también es sancionadora.
Además, en la exposición de motivos de Ley 8/2006, de 4 de diciembre, por la que se
modifica la LORPM , se hace referencia a la necesidad de impulsar "las medidas
orientadas a sancionar con más firmeza y eficacia los hechos delictivos cometidos por
personas que, aun siendo menores, revistan especial gravedad" y se establece la
posibilidad de cumplimiento de las medidas a partir de la mayoría de edad en centros
penitenciarios. Dice además que "el interés superior del menor, que va a seguir
primando en la Ley, es perfectamente compatible con el objetivo de pretender una
mayor proporcionalidad entre la respuesta sancionadora y la gravedad del hecho
cometido."
Con arreglo a este criterio orientador, fijado por el legislador en las dos exposiciones de
motivos expuestas, la regulación tiene una doble finalidad, sancionadora y educativa,
siendo esta última la que debe primar en cuanto a la respuesta penal en el caso de los
menores de edad, pero sin que por ello se pierda la finalidad sancionadora, que
recupera todo su protagonismo con los sujetos mayores de edad, para los que prevé
respuestas propias del sistema de adultos, donde no puede olvidarse también conviven
varias finalidades preeminentes, como la reinserción y la reeducación social.
En definitiva, no hay obstáculo alguno basado en la naturaleza y finalidad de la
normativa prevista para los menores infractores, para que pueda aplicarse el art. 50,3º
de la Ley de responsabilidad penal de los menores a un sujeto mayor de edad penal. Y
en tal caso, la normativa prevista para los supuestos de quebrantamiento de penas o
medidas de seguridad es la establecida en el art. 468 CP, tal como sostiene la
sentencia recurrida. Por ello entiende este Tribunal que la resolución debe ser
íntegramente confirmada "...
... Encontramos sentencias recientes de las audiencias de Asturias, Badajoz, Baleares,
Cordoba, Castellon, Girona, Granada,Jaen, La coruña, Las Palmas,Madrid, Ourense,
Pontevedra, Tarragona, Tenerife, Valladolid, Valencia,en el sentido indicado, de modo
que cabe calificar de menor la antigua polemica sobre esta cuestión...
...Con respecto de la infraccion del principio non bis in idem,fundada en que con base
en un mismo hecho, el no retorno del mayor al centro de menores en el que esta
cumpliendo medida de internamiento semiabierto, es sometido a una doble sancion,
primero la disciplinaria en aplicacion del art 50 LORPM por una infraccion muy grave, la
prohibicion de participar en actividades comunes con los otros internos durante 21 dias,
y, por otro la condena por el delito de quebrantamiento de la medida, procede oponer
que la STC 234/ 1993 (EDJ 1993/6980) Y 94/1986 (EDJ 1986/94),sostienen que no
existe infraccio de tal principio constitucional, inherente a los arts. 17, 24 y 25 CE, 32
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AAP Madrid, Sec. 4ª, nº 938/2016, de 22-12-2016, Pte: García-Galán San Miguel,
María José
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SAP Salamanca, Sec. 1ª, nº 30/2016, de 28-7-2016, Pte: Marro Rodríguez, María
Luisa
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Las aseguradoras con las que los progenitores de un menor, condenado por una
agresión con navaja en la calle, tenían concertado un seguro de Responsabilidad
civil particular incluyendo la inmobiliaria, la familiar y otras, no pueden quedar
exoneradas de su responsabilidad por tratarse de un hecho doloso.
SAP Orense, Sec. 2ª, nº 353/2016, de 1-12-2016, Pte: Lamas Méndez, María de los
Ángeles
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SAP Álava, Sec. 2ª, nº 307/2016, de 24-11-2016, Pte: Tapia Parreño, José Jaime 37
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“...a lo largo de todas las alegaciones, se suscita un tema que hasta este momento no
se había planteado, al menos ante este Tribunal.
En efecto, la sentencia apelada concede una indemnización a Dña. Marcelina, para el
supuesto de que se acredite que la perjudicada no ha cobrado de la Aseguradora
Pelayo, Mutua de Seguros, haciendo responsable de aquélla al menor y a la Diputación
Foral de Álava, debiendo remarcar que aquélla era la persona acogedora del menor.
Esta Sala hasta este momento había analizado y resuelto algunos casos en que bien el
Ministerio Fiscal o las personas perjudicadas habían ejercitado una acción civil contra
varias de las personas contempladas en la norma, singularmente contra la Diputación
Foral y los padres del menor; contra éstos y algún guardador de hecho, y así en la
sentencia número 46/09 dictada en el Rollo de Apelación de Menores número 4/09 el
día 13 de febrero de 2009 se fijó una responsabilidad de los padres y de la misma
Diputación Foral, y en otras ocasiones, no hemos podido fijarla porque no se había
pretendido una reclamación contra aquéllos, si bien apuntábamos en tal sentido que
podría haberse determinado tal responsabilidad de haberse ejercitado una acción civil
contra ellos, aunque no nos pronunciáramos para evitar indefensión a tales
progenitores (supuesto analizado en la citada sentencia número 186/2009, dictada el
día 16 de junio de 2009, en el Rollo de Apelación de Menores 15/2009).
En estos supuestos, en que se ejercitaba la acción por un tercero contra alguno de los
responsables solidarios, habíamos indicado que eventualmente el obligado al pago en
el proceso contemplado en esta Ley especial podría ejercitar posteriormente una
acción para establecer y fijar la responsabilidad de los otros deudores solidarios en un
procedimiento civil conforme al art.1145 CC.
Sin embargo, la cuestión que no se había planteado hasta este momento es la
posibilidad de conceder una indemnización a una persona civilmente responsable de
las contempladas en el art. 61.3 de la LO 5/2000, cuando precisamente la persona
perjudicada por la acción del menor es aquella persona, analizándose si otra de las
personas o entes obligadas solidariamente previstas dicho precepto debe satisfacer
una cantidad al codeudor solidario-perjudicado por el hecho ilícito.
En efecto, en el caso concreto la sentencia impugnada concede a la acogedora una
suma resarcitoria por los daños causados en el vehículo propiedad de aquélla como
consecuencia de la comisión de unas infracciones por parte del menor, y en concreto
éste, que, reiteramos, estaba acogido por su tía, cogió unas llaves del vehículo
propiedad de ésta, y conduciendo tal coche le ocasionó unos desperfectos a éste, y
aquella resolución establece que además del menor también la Diputación Foral debe
responder civilmente de tales perjuicios ocasionados en dicho artefacto móvil de la
acogedora.
Como hemos expresado en diferentes ocasiones, siguiendo la jurisprudencia del TS,
Sala 2ª, la acción penal derivada del delito no pierde su naturaleza civil por el hecho de
ejercitarse en el proceso penal, y esta misma postura es extensible a la acción civil que
se ejercita conforme a los artículos 2.2 y 61 - 64 de la Ley Orgánica 5/2000, de 12 de 38
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enero, reguladora de responsabilidad penal de los menores , con la sola excepción que
haya normas especiales que regulen esta responsabilidad civil "ex delicto", como
ocurre en este supuesto, según indicaremos a continuación.
En efecto, a falta de reglas o normas especiales, para resolver esta situación o conflicto
resulta preciso acudir a las normas civiles que regulan las obligaciones solidarias, y en
particular, dado que el Ministerio Fiscal ejerce la acción civil en beneficio de la propia
perjudicada- acogedora, es diáfano que la Diputación Foral, conforme al art. 1148 CC,
como deudor solidario puede utilizar contra las reclamaciones del acreedor (la
acogedora) " todas las excepciones que se deriven de la naturaleza de la obligación " y
lo que es importante para este caso" las que le sean personales ", y en este supuesto,
entre tales excepciones, claramente, a través de las alegaciones que formula aquel
ente local, se está aduciendo la confusión de los derechos de acreedor y deudor ( art.
1156 CC), como forma de extinción de la obligación, que a su vez está regulada en el
art. 1192 CC.
Por otro lado, la Diputación, mediante sus alegaciones, aunque aludiendo a la
moderación de la responsabilidad, esgrime la culpa exclusiva o concurrente del
perjudicado, excepción que puede ser examinada conforme al art. 114 Código Penal,
que, como es sabido, es de aplicación supletoria a este proceso penal de menores,
según la disposición final primera de la LO 5/2000, en el sentido que pacíficamente se
ha interpretado tal norma, de modo que si existe culpa exclusiva y excluyente de la
víctima no procederá ninguna indemnización a favor del perjudicado.
Pues bien, teniendo en cuenta el contenido impugnativo del recurso, de manera diáfana
debemos estimar en este extremo el recurso de apelación, no procediendo que se
conceda una indemnización a la acogedora.
En términos generales o abstractos, cuando concurran dos o más personas
responsables civiles de las previstas en el art. 63.1 LO 5/2000, resulta difícil entender
que una de ellas pueda ser declarada totalmente responsable, y más bien en la
mayoría de los casos habría de establecerse en la relación interna una
corresponsabilidad por cuotas iguales de todos los deudores.
En todo caso, también en esta consideración general, habrá de analizarse y
determinarse la contribución de cada persona codeudora-corresponsable al perjuicio
causado a un tercero y establecer dicha corresponsabilidad por cuotas.
Ahora bien, toda esta reflexión o consideración general tiene un límite y es que no
podrá válida y eficazmente un corresponsable civil solidario reclamar daños o perjuicios
producidos por el menor en su propio patrimonio a otro codeudor de los previstos en
aquella norma, y mucho menos pretender que el otro corresponsable solidario satisfaga
toda la indemnización.
En estos casos, constatamos una situación de confusión de la condición de acreedor,
la persona perjudicada, y de deudor, la persona obligada al pago, que es una de las
causas de extinción de la obligación.
Esta solución, además, está apoyada en una perspectiva educativa y de protección del
interés del menor, porque si fuera posible tal reclamación, aunque fuera 39
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SAP Almería, Sec 2ª, nº 1872016, de 22-4-2016, Pte: Dodero Martinez, Alejandra
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SAP Murcia, Sec. 2ª, nº 484/2016, de 10-10-2016, Pte: Galmes Pascual, Mª Angeles
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instituto del guardador de hecho que describe el art. 61.3 de la LORPM . Y en ese
punto, existen dos claras posturas que, además, son antagónicas.
Por una parte, la alegada por la jurisprudencia citada por la Acusación Particular, y
también recogida en la Sentencia de la Audiencia Provincial de Cantabria de 23 de
diciembre de 2003 : " En el caso ahora enjuiciado se pretende la responsabilidad civil
solidaria de sus padres así como del Colegio Altamira, centro donde cursaba sus
estudios Horacio en el momento de realizar la conducta típica. Puede sorprender que
no aparezcan mencionadas expresamente como responsables en la Ley 5/2000 los
Centros de Enseñanza, a pesar de que, por ejemplo, en el Anteproyecto de Ley
Orgánica Penal Juvenil y del Menor de 1995 se indicase en su artículo 37.3 que las
personas o Entidades públicas o privadas que fuesen titulares o de las que dependiese
un Centro de Enseñanza eran responsables civiles subsidiarios por los delitos ó faltas
en que hubiesen incurrido los alumnos del Centro menores de 18 años, durante los
periodos en que se hallaran bajo el control o vigilancia del profesorado del Centro y
estuviesen desarrollando actividades escolares o extraescolares y complementarias,
siempre que existiese negligencia en dicha vigilancia, recogiéndose asimismo este
supuesto en la Proposición de Ley Orgánica Reguladora de la Responsabilidad Penal
del Menor presentada el 29 de noviembre de 1996; sin embargo, en el Borrador de
Trabajo sobre el Proyecto de la Ley penal juvenil de 30 de octubre de 1996 y en el
Anteproyecto de Ley Orgánica Reguladora de la Justicia de Menores de 1 de julio de
1997 se omite cualquier referencia a la responsabilidad del titular del Centro docente, al
igual que sucede con la L.O. 5/2000. Ahora bien, la omisión de legislador no es un
descuido pues, como indica López Sánchez, su presencia queda constatada durante
los debates parlamentarios de donde se deduce que el propósito del legislador fue el
de entenderlos comprendidos en una de las categorías especificadas, como una
especie dentro de un género más amplio, habiéndose incluso presentado enmiendas
en el Congreso proponiendo la expresa inclusión de las personas o entidades públicas
o privadas que fuesen titulares o de las que dependiera un centro de enseñanza. En
definitiva, el centro de enseñanza se va a equiparar a guardador de hecho
(entendiendo por tal, en sentido amplio, aquella persona que, por propia iniciativa o por
acuerdo con los padres o tutores, ejercita funciones de guarda, de forma continuada e
independiente), ya que asumen por delegación las funciones de vigilancia y guarda de
los menores desde su entrada en el centro hasta la salida del mismo, durante la
jornada lectiva de forma regular durante todo el año escolar (sin olvidar, lógicamente, el
relevante papel que desempeñan en la formación y educación del menor)."
La exigencia de responsabilidad civil a los Centros Docentes a partir del art. 61.3 de la
LORPM es también compartida por la Audiencia Provincial de Madrid, pues en su
sentencia de fecha 22 de diciembre de 2012 estableció: "...teniendo en cuenta el
informe ilustrativo que en la vista de apelación emitió el Ministerio Público, según el
cual, en síntesis, para que pueda apreciarse la responsabilidad del centro docente por
los delitos o faltas en que hubieses incurrido los alumnos del Centro, deben estar bajo
el control o vigilancia del profesorado del centro, desarrollando actividades docentes, 44
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“...La responsabilidad civil derivada del ilícito penal cometido por un menor, que se
establece en base a la aplicación del 61.3 de la LORPM y considerando que el menor
expedientado se encontraba desarrollando una actividad escolar y bajo la guarda del
Centro y la lesión del perjudicado se produjo después de un incidente en el que debían
haber intervenido los profesores encargados de la supervisión de la actividad que se
desarrollaba en el patio, lo que habría evitado sin duda que se produjera la agresión. Y
es que, es de ver en el relato de hechos probados que no se trató de una "agresión
fugaz" -como se mantiene en el recurso-, sino que Antonioagarró a Eduardo, dándole
un golpe por la espalda, tirándolo al suelo y comenzando a darle golpes reiterados que
no cesaron sino por la intervención de otros menores. No podemos estar de acuerdo
con lo expuesto en el recurso, referente a que "ninguna actividad razonable del centro
hubiera podido evitar el hecho dañoso", puesto que lo cierto es que, sin necesidad de
prohibir la práctica de deporte, si los encargados de la vigilancia del patio hubieran
estado en las proximidades hubieran intervenido y lo hubieran hecho antes que los
propios menores que separaron a Antoniode Eduardoen un momento determinado. No
puede resultar justificante que, en ese momento estuvieran vigilando a los pequeños,
de ser así, quizá resultara necesario reforzar las vigilancias en los patios de diferentes
edades, en tanto parece que dichos patios no se encuentran próximos y, por lo tanto,
puede deducirse que, mientras los vigilantes de patio cuidan de uno de ellos queda
desatendido el otro.
Así la responsabilidad del Centro docente se establece en base al análisis conjunto de
la actividad probatoria, y en definitiva ese análisis del conjunto probatorio permite
establecer las conclusiones de la sentencia de instancia.
Pero es que además tal responsabilidad debe ser valorada al hilo del contenido del art.
61.3 de la Ley Orgánica de Responsabilidad Penal del Menor; así el sistema de de
responsabilidad civil establecido en dicho precepto introduce una importante innovación
en el sistema general de responsabilidad civil en la que respecto a la solidaridad con el
menor responsable de los hechos, de sus padres, tutores, acogedores o guardadores,
introduciendo un modelo de responsabilidad civil de padres y guardadores, distinto a
los contenidos en el código penal y en el civil; es suficiente la vinculación jurídica del
menor con el responsable civil a través de la alguna de las instituciones que enumera el
precepto.
Por ello debe tenerse en cuenta que se viene estableciendo como una responsabilidad
objetiva esa responsabilidad de los tutores y guardadores, y conforme se desprende de
dicho precepto, en definitiva se prescinde de criterios de imputación subjetiva, que solo
se tienen en cuanta para dejar al arbitrio del Juzgador la moderación de la
responsabilidad, cuando no hubieran favorecido la conducta de aquél con dolo o
negligencia grave -como ha sido el caso presente en el que, además, se modifica la
calidad del responsable civil recurrente de solidaria a subsidiaria-....”
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SAP Orense, Sec. 2ª, nº 353/2016, de 1-12-2016, Pte: Lamas Méndez, María de los
Ángeles
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intensidad de los golpes propinados por el recurrente, con las graves secuelas
detalladas para su oponente, justifica no hacer uso de la facultad de moderar el importe
de la indemnización, a la vista de la patente desproporción entre las lesiones
causadas." Y este es precisamente el supuesto sometido a nuestra consideración toda
vez que no puede compararse ni justificarse el grave resultado lesivo sufrido por
Herminio en virtud de la utilización en la agresión de un instrumento peligroso como es
una navaja, con un simple corte en el labio de Gabriel.
SAP Madrid, Sec. 4ª, nº 252/2016, de 7-7-2016, Pte: Pestana Pérez, Mario
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SAP Álava, Sec. 2ª, nº 171/2016, de 8-6-2016, Pte: Aztiria Sánchez, Raúl
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De ahí que el uso que haya hecho el Juez de su facultad de libre apreciación o
apreciación en conciencia de las pruebas practicadas en el juicio, reconocida en el art.
741 Lcrim, y plenamente compatible con los derechos a la presunción de inocencia y a
la tutela judicial efectiva, siempre que tal proceso valorativo se motive o razone
adecuadamente en la sentencia, únicamente debe ser rectificado, bien cuando en
verdad sea ficticio, por no existir el imprescindible soporte probatorio de cargo,
vulnerándose entonces el principio de presunción de inocencia, o bien cuando un
detenido y ponderado examen de las actuaciones ponga de relieve un manifiesto y
claro error del Juzgador "a quo" de tal magnitud y diafanidad que haga necesaria, con
criterios objetivos y sin el riesgo de incurrir en discutibles y subjetivas interpretaciones
del componente probatorio existente en los autos, una modificación de la realidad
fáctica establecida en la resolución apelada, imponiéndose una especial prudencia y
moderación en el uso de esta facultad revisora.
Partiendo de ello, esta Sala no encuentra méritos para entender que la conformación
de la convicción de la Juez a quo, art. 741 Lcrim, fundada en los principios de la
inmediación y contradicción y en base a las reglas de la sana critica, basada en la
valoración de la prueba personal y documental, haya incidido en error o arbitrariedad.
En este sentido, se ha de partir de la lectura del FD TERCERO de la sentencia
recurrida en el que la juez "a quo" detalla un análisis motivado del resultado que se
desprende el conjunto de la prueba practicada. En especial, tras llegar a la convicción
de que la declaración de Doña Bibiana es creíble (por ausencia de incredibilidad
subjetiva u objetiva, así como, por su persistencia en la incriminación) se nutre de la
testifical de Don. Ernesto (educador) y Purificacion (responsable educativa). El primero
refirió que "hacía la ronda con Bibiana para levantar a los menores" y en el momento
en que Doña Bibiana "retira el edredón del menor, éste le da una patada y le llama
puta". Que después vuelve Bibiana para ayudarle y "el menor focaliza su ira
especialmente en ella". Doña. Purificacion llega a manifestar que tuvo que interponerse
porque el menor "iba a pegar a Bibiana ", que "el menor estaba súper agresivo".
En este contexto no es difícil inferir que las lesiones causadas a Doña Bibiana se
debieron, precisamente, a esos acometimientos intencionados del menor sin que
existan concurrencia de causas...
F.- RECURSOS
SAP Pontevedra, Sec 2ª, nº 117/2016, de 2-6-2016, Pte: Collazo Lugo, Rosa del
Carmen
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Inicio del plazo para interponer el recurso de apelación: es común a las partes y
debe contarse desde el día siguiente al de la última notificación de la resolución
judicial, conforme al art. 212 LECrim.
SAP Madrid, Sec. 4ª, nº 411/2016, de 1-12-2016, Pte: García-Galán San Miguel,
María José
“...Se ha impugnado el recurso planteado por el Ministerio Fiscal por considerar que es
extemporáneo habida cuenta de que "a todas" las partes se les notificó en forma el 27
de octubre, dado que fueron emplazados para comparecer en la Secretaría del
Juzgado a las 14:30 horas de ese día a tal efecto, así como en el caso del Ministerio
Fiscal obra la notificación al folio 2353, tomo XI, no el día 3 de noviembre como consta
al folio 3415, lo que hace que, al haberse presentado por el Fiscal el recurso de
apelación el día 8 de noviembre, a juicio de los impugnantes, se deba inadmitir por
haber precluido el plazo que finalizaba el día 7 de noviembre.
Dicha causa de inadmisión debe ser rechazada, pues aunque la fecha de notificación al
Ministerio Fiscal y a la mayoría de las partes fue el mismo día en que se dicta la
resolución: 27 de octubre de 2016, (al no tener efectos jurídicos la ausencia de sello así
como la alegación recogida en la diligencia de notificación de que se habían dado
indicaciones de no sellar la entrada en Fiscalía), sin embargo, en virtud de lo prevenido
en el art. 212 LECrim., no cabe duda de que se trata de un plazo común a las partes,
por tanto: "a contar desde el siguiente al de la última notificación de la resolución
judicial que fuere su objeto", por lo que el día inicial de cómputo no sería el día 27 de
octubre de 2016, sino el 28 del mismo mes, en que consta la notificación realizada a
doña Esperanza, como representante del menor Augusto., (folio 3357), por lo que debe
considerarse presentado el recurso dentro de plazo. Por lo que se rechaza el citado
motivo de inadmisión.”
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Ley procesal nos encontraríamos ante un vicio esencial insubsanable atendido la fase y
el órgano en que se halla ya el procedimiento, con lo que éste se convierte en causa de
desestimación de plano de dicho recurso. La segunda instancia no puede reparar la
falta de cumplimiento del trámite del número 4 del artículo 790 de la LECrim., por parte
del juez a quo cuando nadie le ha pedido expresamente, por dicho motivo concreto, la
declaración formal de nulidad de actuaciones. Recuérdese que con la reforma de la
LOPJ, operada por la LO 19/2003, se establece de forma tajante en el artículo 204
número 2 ° que "en ningún caso podrá el juzgado o tribunal, con ocasión de un recurso,
decretar de oficio una nulidad de actuaciones que no haya sido solicitada en dicho
recurso, salvo que apreciare falta de jurisdicción o de competencia objetiva o funcional
o se hubiese producido violencia o intimidación que afectare a ese tribunal".
Y esto es lo que ha sucedido con el escrito del apelante que, como se ha dicho, expone
unos argumentos ajenos a lo postulado en el suplico del escrito del recurso, de modo
que el recurrente, en relación a la pretensión postulada ni invoca específicamente la
norma procesal, sustantiva o constitucional que se considera infringida, o la doctrina
legal supuestamente incumplida, ni alega infracción de principio jurídico alguno en que
apoyar su recurso, ni se invoca motivo legal técnico concreto de los tasados por la Ley
que dote de contenido sustancial al recurso de apelación que nos ocupa. En definitiva
estamos ante un vicio insubsanable tal y como se ha tramitado el recurso.
Precisar, que tampoco podría haberse procedido a la subsanación de la falta por la
formulación de las alegaciones en el acto de la vista, lo que no ocurrió, pues según las
anteriores consideraciones, tal formulación sería extemporánea, contraria a la norma y
generadora de indefensión, ya que se habría impedido a las demás partes el
conocimiento previo y en su caso la formulación de alegaciones frente a los motivos
que son conocidos por primera vez en la vista, como indica la sentencia de la Audiencia
Provincial de Madrid, Sección 4ª, de 7 de abril de 2008.
Por todo lo expuesto, es claro que no procedía la admisión de dicho recurso por
inobservancia de lo ordenado en el artículo 790 número 2° de la LECrim. Causa de
inadmisión que por no haber sido corregida en su momento, ni poder serlo en esta
alzada, deviene motivo de desestimación del expresado recurso.
SAP León, Sec. 3ª, nº 469/2016, de 14-10-2016, Pte: Aza Barazón, Álvaro Miguel de
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SAP Cuenca, Sec. 1ª, nº 140/2016, de 29-9-2016, Pte: Casado Delgado, Ernesto
“...Se interesó por la defensa del menor que se celebrase la Vista a puerta cerrada en
el cuerpo del recurso y se reiteró en el acto de la Vista, pretensión que no puede tener
acogida.
Por lo que respecta a la petición de que el Juicio Oral se celebre a puerta cerrada, en
línea con lo preceptuado en el art. 120.1 de la Constitución, cuando dispone que "las
actuaciones judiciales serán públicas, con las excepciones que prevean las leyes de
procedimiento", el art. 232 de la LOPJ establece en su primer inciso que "las
actuaciones judiciales serán públicas, con las excepciones que prevean las leyes de
procedimiento", si bien especifica en su segundo apartado que "excepcionalmente, por
razones de orden público y de protección de los derechos y libertades, los Jueces y
Tribunales, mediante resolución motivada, podrán limitar el ámbito de la publicidad y
acordar el carácter secreto de todas o parte de las actuaciones", mientras que por su
parte el art. 680 de la LECRIM determina que "los debates del juicio oral serán
públicos, bajo pena de nulidad", añadiendo en el siguiente inciso que "podrá, no
obstante, el Presidente mandar que las sesiones se celebren a puerta cerrada cuando
así lo exijan razones de moralidad o de orden público, o el respeto debido a la persona
ofendida por el delito o a su familia" y que "para adoptar esta resolución, el Presidente,
ya de oficio, ya a petición de los acusadores, consultará al Tribunal, el cual deliberará 55
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esta materia suscritos por España, conforme a los que deben interpretarse los
derechos fundamentales reconocidos en nuestro texto constitucional, por imperativo del
art. 10.2 de la propia C.E. En efecto, del art. 29, en relación con el art. 10, ambos de la
Declaración Universal, del art. 14.1 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos y del art. 6.1 del Convenio Europeo de Protección de los Derechos Humanos y
Libertades Fundamentales, se deduce que el derecho a un juicio público y, en concreto,
el acceso del público y de la prensa a la Sala de audiencia, durante la celebración del
juicio oral, puede ser limitado o excluido, entre otras, por razones de orden público
justificadas en una sociedad democrática, que estén previstas por las leyes. Así lo ha
declarado, igualmente, este Tribunal en reiteradas decisiones (ATC 96/1981, SSTC
62/1982, 96/1987 y 176/1988), confirmando la validez de las excepciones al principio
de publicidad del proceso establecidas en el art. 232 de la L.O.P.J. y en el art. 680 de la
L.E.Crim ".En el mismo sentido se pronuncia en la STC (Sala Primera) de fecha 19 de
abril de 2004.
Finalmente, el Tribunal Supremo en Sentencia de 31 de octubre de 2006 (Recurso nº
1873/2005) se pronuncia en el siguiente sentido:
El motivo tercero por vulneración del art. 24 CE. al amparo del art. 852 LECrim, en
base a que el Tribunal y pese a la petición expresa de la parte hoy recurrente de que la
vista se celebrase a puerta cerrada, dadas las características del delito y la edad de la
víctima, tres años, y, por tanto, menor de edad, acordó vista Publica con avenencia del
Ministerio Fiscal y de la defensa, vulnerándose flagrantemente el derecho a la tutela
judicial efectiva y protección de los derechos del menor, a su honor e intimidad ( art.
20.4 C E.).
El motivo no debe ser estimado.
La STS. 121/2002 de 1.2 recuerda que como establece la STC. 65/92 de 29.4 "la
decisión de celebrar el juicio a puerta cerrada supone una excepción del derecho a un
juicio público que reconoce y ampara el art. 24.2 CE, derecho que tiene por finalidad,
según tiene declarado este Tribunal - sentencia TC. 96/1997 - proteger a las partes
frente a una justicia sustraída al conocimiento público y mantenida la confianza de la
comunidad en los Tribunales".
Una de las máximas garantías del proceso sobre todo en el orden jurisdiccional penal,
es el principio de publicidad establecido en los arts. 680 LECrim., 232 LOPJ. y 120 CE,
elevándolo el art. 24.2 CE. al rango de derecho fundamental y dicho principio ocupa,
sin duda, una posición institucional destacada en el Estado de Derecho y constituye
uno de los medios de preservar la confianza en los tribunales ( SSTEDH casos Preeto
y Axem, ambos de 8.12.83).
Es cierto que, sin embargo, no se trata de un derecho absoluto por cuanto la
interpretación del art. 24.2 CE. ha de hacerse a partir de su art. 10.2, de acuerdo con
los Tratados Internacionales y todos ellos son coincidentes -como expresó la STC
62/82 de 15.10 -, en reconocer el derecho, pero también sus limitaciones. Del art. 14.1
del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, y art. 6.1 Convenio Europeo de
Protección de Derechos Humanos y Libertades Fundamentales, se deduce que el 57
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ATS Sala 2ª, de 16-11-2016, rec. 20477/2016, Pte: Giménez García, Joaquín
“...El recurso de casación para unificación de doctrina, regulado por el art. 42 LORPM ,
es un remedio extraordinario cuya finalidad es reforzar, a través de la jurisprudencia de
esta Sala, la garantía de la unidad de doctrina -y consiguientemente del principio de
seguridad jurídica y del derecho a la igualdad de todos ante la ley- en el ámbito del
derecho sancionador de menores. Debe entenderse que la naturaleza extraordinaria 58
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de este recurso no sólo se manifiesta en su carácter tasado -sólo puede ser interpuesto
para resolver, en determinados supuestos de especial gravedad, las contradicciones
doctrinales a que se refiere el apartado 2 del art. 42 LORPM - sino en su carencia de
efecto suspensivo. La finalidad del nuevo recurso es reforzar la garantía de la unidad
de doctrina " en el ámbito del derecho sancionador de menores ", quedando explicitado
el sentido de esta frase en el art. 42.2 LORPM en que se dispone que las
contradicciones doctrinales que pueden dar lugar al recurso tienen que estar referidas a
" hechos y valoraciones del menor que,siendo sustancialmente iguales, hayan dado
lugar, sin embargo, a pronunciamientos distintos" ( STS 3.2.03).
La cuestión central en este tipo de recursos estriba en la unificación de doctrina, esto
es, la sentencia de contraste lo que tiene que poner de manifiesto es que la sentencia
recurrida se ha apartado de la interpretación de la norma que en las otras sentencias
se mantiene, en otras palabras, se trata de examinar la interpretación de la norma para
su unificación, pero no de entrar en el análisis de otras circunstancias. En este caso,
ante la inexistencia de contradicción y ausencia del resto de los requisitos legalmente
establecidos, el auto denegatorio de la preparación del recurso, dictado por la
Audiencia era ajustado a derecho, pues el apartado 4° del art. 42 LORPM , exige que
se presente una relación precisa y circunstancia de la contradicción alegada, con
designación de las Sentencias aludidas y de los informes en que se funde el interés del
menor valorado en la Sentencia; la contradicción ha de aparecer cuanto teniendo en
cuenta los hechos y valorando las circunstancias del menor la interpretación de la
norma hubiera conducido a pronunciamientos distintos: para ello el recurso además de
contener una relación precisa y circunstanciada de la contradicción, con indicación de
las sentencias en que funda la misma, habrá de aportar los informes en que se funda el
interés del menor. Pues bien, el escrito del recurso anunciando la intención de recurrir
en casación adolecía de falta de la necesaria concreción y aporte al respecto, como
razona el auto denegatorio de la preparación del recurso. Como regla general deberán
considerarse insubsanables los incumplimientos de obligaciones procesales anejas al
recurso ( STC 26/96 de 13 de febrero), sin que sea preciso acoger la interpretación,
entre todas las posibles, que dé el mayor alcance a la posibilidad de subsanación (
SSTC 216 y 218/98 de 16 de noviembre). En atención a las consideraciones
expuestas, las alegaciones del recurrente carecen manifiestamente de fundamento, por
no ajustarse a las disposiciones del artículo 42 de la LORPM , pues, no puede
admitirse la posibilidad de subsanar el incumplimiento de las exigencias legales del
citado articulo en el escrito de preparación, huérfano de la relación precisa y
circunstanciada de la contradicción alegada y de los informes en que se funde el
interés del menor valorado en la sentencia recurrida; ello implicaría una
desnaturalización del recurso y de sus exigencias, e impondría arbitrariamente a la
Audiencia la carga de orientar y conducir la conducta impugnatoria de la parte
recurrente, cuando es precisamente sobre ella sobre quien recae la obligación de
concretar y precisar el objeto del recurso (ver Sentencia n° 1998/1994 de 15 de
noviembre, auto 25/9/08 recurso de queja 20211/08 entre otros muchos). 59
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ATS Sala 2ª, de 27-10-2016, nº 1571/2016, rec. 20609/2016, Pte: Ferrer García, Ana
María
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G.- PRESCRIPCIÓN
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esa comunicación contenga los datos que exige dicha Circular: menor
investigado, descripción del hecho que se le atribuye y su calificación jurídica
provisional.
“...se plantea también en el recurso que nos ocupa cuál ha de ser el plazo de
prescripción de los delitos leves cometidos por menores. El problema se suscita porque
la LO 1/2015, que elimina las faltas del Código Penal y crea esa nueva figura de delitos
leves, modifica las normas sobre prescripción de delitos del CP, para contemplar en
ellas a tales delitos leves, pero no las normas específicas para hechos delictivos
cometidos por menores establecidas en la LORPM, que -con la excepción de los delitos
más graves- fija plazos menores para tal prescripción que los establecidos en el CP, de
manera acorde con el principio de celeridad en el enjuiciamiento que inspira la
legislación penal de menores.
Así, la nueva Ley establece en el art. 131.1 CP que los delitos leves prescribirán al ario
y deroga el anterior 131.2 que disponía que las faltas -ahora inexistentes- prescribían a
los seis meses. Por el contrario, no deroga, ni sustituye el art. 15.1-5' de la LORPM que
establece que las faltas cometidas por los menores prescriben a los tres meses.
Ante el silencio -olvido- legal de cuál ha de ser el plazo de prescripción de los delitos
leves cometidos por menores se ha impuesto la interpretación de que sea el de tres
meses que se establecía para las faltas. Otra interpretación sería contraria al reo,
muchas faltas son sustituidas por delitos leves en la mencionada LO 1/2015 y la
Disposición Adicional Segunda de ésta dispone que "las menciones contenidas en las
leyes procesales a las faltas se entenderán referidas a los delitos leves". Esta
interpretación es la que sigue también el Dictamen 1/2015, sobre criterios de
adaptación de la LORPM a la reforma del CP por LO 1/2015, dictada por el Fiscal de
Sala Coordinador de Menores y es la que hemos acogido en el auto que dictarnos el
día 22-4-2016, en el que- abordarnos por primera vez dicha cuestión...
...en realidad el recurso recoge la dicción que al respecto efectúa la Circular 9/2011 de
la Fiscalía General del Estado, sobre criterios de actuación especializada del Ministerio
Fiscal en materia de reforma de menores. En dicha Circular se indica que el parte de
incoación del expediente de reforma que el Ministerio Fiscal remite al Juzgado de
Menores, en aplicación del art. 16.3 LORPM, ha de tener la misma virtualidad que la
presentación de una denuncia o querella ante el Juez de Instrucción en la jurisdicción
ordinaria. Y que, por ello, desde la fecha de la recepción en el Juzgado de Menores de
ese parte debe quedar en suspenso la prescripción, hasta que el Juzgado dicte el auto
de incoación del expediente, momento en el que la interrupción de la prescripción se
entendería retrotraída a la fecha de presentación del parte de incoación del Fiscal.
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I.- PRINCIPIOS
I.-1 NON BIS IN IDEM
No infringe el principio non bis in idem la condena por un delito del art. 468, por
quebrantamiento de medida de internamiento, aunque tal hecho hubiese sido
sancionado disciplinariamente, pues el fundamento de la pena y la sanción son
distintos.
SAP Vizcaya, Sec. 1ª, nº 90170/2016, rec. 28/2016, de 16-6-2016, Pte: Pueyo
Rodero, Jesús Agustín
“...Con respecto de la infraccion del principio non bis in idem,fundada en que con base
en un mismo hecho, el no retorno del mayor al centro de menores en el que esta
cumpliendo medida de internamiento semiabierto, es sometido a una doble sancion,
primero la disciplinaria en aplicacion del art 50 LORPM por una infraccion muy grave, la
prohibicion de participar en actividades comunes con los otros internos durante 21 dias,
y, por otro la condena por el delito de quebrantamiento de la medida, procede oponer
que la STC 234/ 1993 (EDJ 1993/6980) Y 94/1986 (EDJ 1986/94),sostienen que no
existe infraccio de tal principio constitucional, inherente a los arts. 17, 24 y 25 CE,
cuando la doble sancion (en el ambito penitenciario, como el regreso de grado, y la
condena por delito de quebrantamiento) se aplica a presos que se fugan del centro
penitenciario, ya que existe una relacion de sujecion especial entre el preso o el menor
interno y la administracion penitenciaria o la entidad competente en materia dce centros
de menores.
Aún cuando se admitiera que la expulsión por cuatro días tiene carácter de sanción
administrativa, no por ello la conclusión debe ser la imposibilidad de sancionar la
conducta con relevancia penal en esta jurisdicción. Tiene declarado el Tribunal
Supremo que el principio " non bis in idem " se configura como un derecho
fundamental, integrado en el derecho al principio de legalidad en materia penal y
sancionadora del art. 25.1 CE, que en su vertiente material impide sancionar en más de
una ocasión el mismo hecho con el mismo fundamento ( STC 2/2003, de 16 de enero)
y que, en una de sus más conocidas manifestaciones, supone que no recaiga
duplicidad de sanciones - administrativa y penal - en los casos en que se aprecie
identidad de sujeto, hecho y fundamento, según se declaró ya en la STC 2/1981, de 30
de enero. La garantía material de no ser sometido a bis in idem sancionador tiene 64
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como finalidad evitar una reacción punitiva desproporcionada, en cuanto dicho exceso
punitivo hace quebrar la garantía del ciudadano de previsibilidad de las sanciones,
pues la suma de la pluralidad de sanciones crea una sanción ajena al juicio de
proporcionalidad realizado por el legislador y materializa la imposición de una sanción
no prevista legalmente.
Pero la misma jurisprudencia constitucional, admite la posibilidad de la doble sanción -
penal y administrativa - en los supuestos en que, en el seno de una relación de
supremacía especial de la Administración con el sancionado, esté justificado el ejercicio
del ius puniendi por los Tribunales y a su vez la potestad sancionadora por la
Administración ( SSTC 2/1981, de 30 de enero, F. 4; 94/1986, de 8 de junio, F. 4; y
112/1990, de 18 de junio)...”
I.-2 PUBLICIDAD
SAP Cuenca, Sec. 1ª, n° 140/2016, de 29-9-2016, Pte: Casado Delgado, Ernesto
(Vid. Apdo. F.-RECURSOS)
SAP Baleares, Sec. 2ª, n° 252/2016, de 16-11-2016, Pte: Serna de Pedro, Mónica de
la
“...el ser menor de edad no supone ser acreedor de derechos y garantías en menor
medida. Además el olvido del Legislador en la Ley Orgánica 5/2000, al no señalar cómo
debe declarar un menor sospechoso no detenido, no debe de interpretarse en forma
que restrinja los derechos y garantías del menor sospechoso de estar incurso de un
delito, sino que debe dar lugar a la aplicación de los mecanismos de integración del
ordenamiento jurídico. Así, la disposición final 1ª de la propia Ley Orgánica 1/2000
dispone que "tendrán el carácter de normas supletorias, para lo no previsto
expresamente en esta Ley Orgánica,...y, en el ámbito del procedimiento, la Ley de
Enjuiciamiento Criminal, en particular lo dispuesto para los trámites del procedimiento
abreviado regulado en el título III del libro IV de la misma." Por tanto, como quiera que
la Ley Orgánica 5/2000 no dice cómo debe tener lugar la declaración de un menor
sospechoso de un delito que no está detenido, debemos de acudir a lo previsto en el
artículo 767 Lecrim, el cual, en sede de proceso penal abreviado establece que "desde
la detención, o desde que de las actuaciones resultare la imputación de un delito 65
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