Los países que aún existe y persisten en cerrarse a ese nuevo sistema,
condenan a sus pueblos y su país a la pobreza, bajo una política de
proteccionismo que hace daño a la población y al crecimiento de sus
economías, lamentablemente hay gobernantes que lamentablemente
no asumen con convicción que este cambio y forma de comercio es
sumamente favorable. El proteccionismo de la producción de un país
encarece su producción y hacen menos dinámica sus transacciones
comerciales y por ende es más lento su crecimiento.
Los gobiernos son los que al final deciden si los países son ricos o
pobres. Si desean ir por el camino de la riqueza pueden eliminar
obstáculos artificiales para que los ciudadanos a quienes deben servir,
compren y vendan productos libremente. Es la opción entre el libre
comercio o proteccionismo.
Adam Smith fue el que planteó el tema de la división del trabajo para
aplicarlo en la especialización del comercio internacional de los países.
El enseñó que es más productivo para la economía si todos se
dedicaran a producir lo que cada cual sabe hacer mejor.
La Doctrina Mercantilista
La doctrina mercantilista de la balanza comercial favorable se refiere
cuando los países intentan volverse ricos enfatizando generando
mayores exportaciones. Cuando un país tiene montos de exportación
mayores que de importación se dice que la balanza tiene un saldo
positivo. O cuando un país importa más de lo que exporta tiene un
saldo negativo.
Cabe señalar que no hay tal cosa como "aranceles para el desarrollo",
"aranceles eficientes", o "aranceles competitivos". Los aranceles son
unos impuestos más. Una carga más al contribuyente o mejor dicho al
importador o exportador. Son trabas o escollos al comercio libre y
voluntario. Disminuyen el consumo de los individuos, y su nivel de vida.
©
Fuente: ILE Instituto de Libre Empresa