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Universidad del Atlántico

PERCEPCION DE INSEGURIDAD EN RELACION AL CONSUMO DE DROGAS EN EL


SUROCCIDENTE DE BARRANQUILLA

Andrés Felipe Jiménez Mesa

RESUMEN

En este artículo se pretende, de forma resumida, analizar teóricamente la relación que existe entre el
consumo de drogas y la percepción de inseguridad en los habitantes del suroccidente de Barranquilla,
con la finalidad de conocer a ciencia cierta qué variable determina la génesis de la otra

Palabras clave: consumo de drogas, interaccionismo simbólico, estigmatización, interacción social,


conducta desviada.

PERCEPTION OF INSECURITY IN RELATION TO DRUG USE IN THE SOUTHWEST OF


BARRANQUILLA

ABSTRACT

This article presents, in a summarized way, theoretically analyzes the relationship that exists between
drug consumption and the perception of insecurity in the inhabitants of the southwest of Barranquilla,
with the purpose of knowing a certain science that the variable determines the genesis of the other

Keywords: drug, symbolic interactionism, stigmatization, social interaction.


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Existen numerosos estudios, locales e internacionales que consideran el delito como una
conducta correspondiente a una situación o ambiente social determinado, por ejemplo, el
consumo de drogas, en donde el delincuente obra impulsado por el medio en donde se
desenvuelve y factores relacionados con la pobreza, la poca educación, influencias, entre
otros.

Este artículo no solo quiere ver la relación droga-delito como un fenómeno individual, sino
que se percata de otros aspectos socioeconómicos y socioculturales que juegan un papel
fundamental en la construcción de la percepción de inseguridad de parte de la ciudadanía. El
consumo de drogas y el delito en la ciudad está catalogado como un gran problema de salud
pública, y estudiar este tema puede llegar a ser parte fundamental a la hora de estipularse
políticas públicas y medidas de prevención que contribuyan a la disminución de los índices
de consumo y delito.

Poder explicar cómo se producen estos factores es algo complejo, por eso que este articulo
pretende ahondar en dicha identificación y compleja explicación del fenómeno que pueda
generar material eficaz y asertivo, no solo a la administración local y al gobierno nacional,
sino que sea fuente académica para las bases teóricas de las disciplinas interesadas en estudiar
dicho fenómeno como lo son la sociología y la psicología.

Howard Becker, sociólogo norteamericano y referente del interaccionismo simbólico, en su


obra “Outsiders, hacia una sociología de la desviación” postula que la desviación no es
inherente al acto concreto, sino que es una manifestación de la mayoría social que califica o
etiqueta negativamente los comportamientos de las minorías al desviarse de las normas
culturales estandarizadas de la mayoría. La teoría ha prestado especial atención a distintos
colectivos o minorías que habitualmente sufren el etiquetado o calificación negativa por su
desviación de la norma mayoritaria social.

propone un movimiento que apunta a “proponer que la sociología de la criminalidad, en lugar


de observar aquello que sucede sobre la base de las estadísticas -que suelen construir a los
agentes como "problemas sociales", como cifras en una categoría entramada de antemano-,
debe acercarse a los significados locales de manera etnográfica, enfatizando las distorsiones
que imponen las miradas "desde arriba". El concepto de conducta desviada, “la conducta
desviada pura es aquella que desobedece la norma y es percibida como una infracción”
(Becker, 1963, P.14.) “Los grupos sociales crean la desviación estableciendo reglas cuya
infracción constituye una desviación, y aplicando estas reglas a personas particulares, que
etiquetan como outsiders [...] La desviación no es una cualidad de la acción cometida sino la
consecuencia de la aplicación —por parte de otros— de reglas y sanciones. El desviado es
alguien al que la etiqueta le ha sido puesta con éxito; el comportamiento desviado es el
comportamiento etiquetado así por la gente” (Becker,1963).

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Al producirse en Barranquilla una conducta desviada (desobedece la norma y es percibida


como infracción) como lo es el consumo de drogas, los ciudadanos y el gobierno realizan
planes de control social para sostener sus nociones de moral convencional, convirtiendo a la
población consumidora en una subcultura que a futuro presentará conductas delictivas
gracias a la interacción con su entorno, compuesto, por tutores y amigos delincuentes; tal
como plantea Becker, una vez que el “outsider” (en este caso el consumidor de droga) entra
a relacionarse con otros consumidores, lo que podría llamarse un caso de auto-segregación
colectiva, en donde el consumidor aprende normas sociales para poder tener una perfecta
integración social con los integrantes de esta llamada subcultura (otros consumidores de
droga) que tienden a modificar la cultura del consumidor y generar mayor propensión al
delito. los actores que tienen un tipo de conducta vista como “normal” (en este caso
habitantes) ayudan directa o indirectamente a que se presente este caso de auto segregación;
estos dos factores, tanto la motivación ya sea social o psico dependiente y la segregación por
parte de los jueces de estos actos que son también habitantes del sector, tienden a modificar
la cultura del consumidor y generar mayor propensión al delito, esto crea una tendencia en
la vida de los delincuentes, que implica una situación en donde las formas de socialización
son de naturaleza criminal, esto hace que se cree una desconfianza colectiva hacia la
población consumidora de parte de los ciudadanos y las instituciones.

Según Becker, el estereotipo del drogadicto es el retrato de alguien que viola los imperativos
morales básicos en donde el resultado suele ser el libertinaje y la sexualidad, gracias a la
inestabilidad mental inherente; a esto se le suma la noción de que el consumidor se vuelve
esclavo de la droga, y en jóvenes consumidores de escasos recursos como los de los barrios
del sur-occidente de Barranquilla , la falta de dinero y las influencias negativas hacen que se
presenten conductas delictivas, patrón que se repite con fuerza, generando sensación de
inseguridad en los habitantes que residen en estos barrios, que vendría siendo la preocupación
central de este artículo.

En un trabajo periodístico realizado por Pablo Barbirotto, Juez penal de niños y adolescentes
de Paraná, Argentina, se muestra esa misma preocupación por la relación que existe (droga
– delito) en un diferente contexto geográfico, pero con una misma problemática que pareciera
no conociera fronteras, ni siquiera internacionales. “La primera institución es la familia. Y
así la justicia penal con un enfoque unidimensional no puede pretender solucionar un
problema multidimensional como sería el incremento de los delitos cometidos por los
adolescentes que consumen sustancias psicoactivas. Pretender solucionar un problema de
salud mental, un problema social con el código penal, además de ser una locura es inútil”
(Barbirotto, 2014. P.1).

Los principales planes de control del consumo de drogas y conductas delictivas en la ciudad
por parte de las autoridades locales se “quedan cortos” al solucionar un problema de salud

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pública en donde tendrían que tener en cuenta factores psicológicos y sociales, y no


simplemente, llevar al consumidor a la Unidad de Prevención y Justicia (UPJ), en donde el
consumidor estará aproximadamente 12 0 24 horas privado de la libertad compartiendo con
otros consumidores, entonces claramente se muestra como las autoridades locales, tal como
sucede en Argentina, pretenden solucionar un problema de salud publica con leyes que no
ven la percepción a la vez, del consumidor.

Estudiosos del tema afirman que la delincuencia y la violencia relacionada con el consumo
de drogas adoptan formas diferentes en distintos estratos sociales. Se han dado explicaciones
de factores tanto sociales como psicológicos, demarcando la diferencia en el enfoque de cada
uno, tanto como actúa la droga en el cuerpo, así como también las repercusiones sociales que
el consumo trae.

El avance teórico más detallado sobre la relación droga – delito es el llamado modelo
tripartito de Paul Goldstein, el cual fue realizado para estudiar el consumo de crack en los
habitantes neoyorquinos en relación a la tasa de homicidio de ese entonces, 1985, clasifica
tres tipos de delitos relacionados con el consumo (sistémica, económica y
psicofarmacológica):

 Violencia sistémica: es un delito derivado del mismo sistema de mercado ilegal, podría
incluirse dentro de esta categoría la presencia de armas, las disputas por territorios, los
ajustes de cuentas y todos aquellos delitos relacionados con la operación del mercado de
la droga, Goldstein afirma que el consumo predominante es el de cocaína y crack.
(Goldstein, 1985)

 Violencia económica: puede llamarse también violencia económico-compulsiva y es una


de las mas importantes para el presente estudio, se refiere al delito realizado con la
motivación de adquirir la droga, dentro de esta categoría podemos encontrar los atracos,
el robo a los electrodomésticos de los familiares, entre otros, entre mas sea la dificultad
de tener acceso económico a la droga mayor será la concurrencia de este delito. La misma
adicción crea impedimentos para que el consumidor pueda laborar y también es un factor
que hace al drogadicto incurrir en este tipo de violencia

 Violencia psicofarmacobiológica: es el acto que se da fruto del efecto psicoactivo de la


sustancia, el caso del alcohol es un ejemplo puntual, ya que su conexión con el
comportamiento agresivo está mas que demostrada. En estos delitos que Goldstein define
como psicofarmacobiologicos, el alcohol es la sustancia mas utilizada para este tipo de

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delitos, mientras que la marihuana parece disminuir la agresividad, a excepción de los


casos de abstinencia o problemas mentales (Valenzuela y Larroulet).

El “Estudio Nacional de consumo de sustancias psicoactivas” es la base estadística más


precisa para estimar la situación del consumo de drogas en el país, aun así, declaran que
tienen limitaciones como no llegar a comunidades institucionalizadas o no detectar
suficientemente consumo de droga en grupos especiales. Una muestra de como el estado se
“queda corto” al analizar esta problemática

De acuerdo al estudio “Pandillas Juveniles, factor de riesgo en la seguridad ciudadana”, “la


adicción a las drogas figura entre las cuatro primeras causas de mortalidad en la consulta
externa del Hospital ESE CARI de alta complejidad, principal hospital de la red pública del
Atlántico, donde se atienden los casos de todos los municipios, incluyendo Barranquilla”,
siendo el uso de sustancias psicoactivas un fenómeno social que tiene alto impacto en la
ciudad, el gran número de uso de drogas y el gran número de delitos en la ciudad, hacen que
la sensación de inseguridad en los Barranquilleros se asemeje a una sensación de miedo,
llegando a tomar medidas extrajudiciales como son los linchamientos

En un artículo publicado por el periódico el heraldo en el año 2016, muestra la gran sensación
de miedo e inseguridad al transitar por el barrio El Bosque, estas fueron algunas de las
opiniones de personas que transitan diariamente por estos sectores críticos:

 “La mujer de caminar pausado se hizo a un costado de la vía, sin dejar de sostener la
vela. Entre las más de 400 personas que participaron de la marcha nocturna
‘Antorchas por la Vida y la Paz’, del barrio El Bosque, suroccidente de Barranquilla,
transitaba con una cautela evidente, como expuesta al ataque de un extraño entre la
multitud.”

 “-Ojo que más abajo van a quedar sin bolsos-, advertía un niño de sonrisa hinchada a
unas marchantes de El Bosque, en la puerta de una casa”

 “-Nos levantamos temprano, a las seis de la mañana, a meter marihuana y a salir a


joder, al mediodía nos sentamos en el puente a joder; si pasa alguno que tiene
problemas, lo jodemos. Si estamos asfixiaos pal’ tabaco o la bolsa, atracamos
‘frentiao’. El que diga algo, ahí fue-, explica en una esquina de El Bosque un
integrante de la pandilla ‘los Suicidas’, que se identifica como ‘el Dante’.

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Descamisado, con cuatro cicatrices de puñal y peñones en su piel morena, y con la


mirada ida, probablemente aún bajo los efectos de alguna droga”

En la ciudad de Barranquilla hay un alto índice de inseguridad y consumo de sustancias


psicoactivas, es urgente y pertinente analizar estas conductas desde una mirada sociológica,
teniendo claro cuáles son esos aspectos que hacen que se construya una percepción de
inseguridad en los ciudadanos principalmente las familias. Es preciso poder lograr un
conocimiento que brinde aportes a las autoridades competentes tomar medidas para reducir
la sensación de inseguridad y el consumo de drogas.

Es de gran importancia ahondar en estos dos problemas visto como tomados de la mano, ya
que no se ha podido establecer a ciencia cierta qué tipo de relación existe entre ambas
conductas, ni se ha establecido como una conducta influye en la generación de la siguiente.

Esta preocupación por el abuso de drogas a temprana edad, la creación de pandillas, delitos
está bien instaurada en el conocimiento popular, los datos estadísticos son una advertencia
para que las autoridades y grupos focales actúen prontamente sobre este fenómeno, que
perjudica principalmente a las familias de escasos recursos de la ciudad.

Es de interés, que el estado sepa cómo responder a la delincuencia relacionada con la droga,
que no es solo la criminalización de estas conductas sino el fortalecimiento de instituciones
primarias como son la familia y la escuela.

Es muy común oír comentarios de conocimiento popular que relacionan el consumo de


drogas con el delito en sectores populares como el sur occidente de Barranquilla, por tanto,
esta relación es inmediatamente asimilada en los habitantes de dicho sector como una
sensación de miedo e inseguridad, el miedo que le da al padre de que su hijo se pierda en las
drogas y se vea influenciados por sus amigos del barrio, el miedo de un transeúnte mientras
recorre el trayecto de la parada del bus hasta su casa, al ver llamados “parches” de, en su
mayoría jóvenes, consumiendo droga. En esta sociedad, prevalece la percepción de una
conexión entre el consumo de drogas y la comisión de delitos.

Expertos dicen que el abuso de drogas en jóvenes altera el normal desarrollo de sus relaciones
sociales y esto a su vez puede llevar al joven a tomar decisiones inadecuadas y en ocasiones
violentas. Existen factores relacionados con el abuso de drogas tales como son la edad,
trastornos parentales, influencia de los pares, y el contexto de la residencia donde viven, esta
dependencia además está asociada con trastornos psicológicos como ansiedad y problemas
de personalidad, afirman los autores del Estudio de consumo de adolescentes en conflicto
con la ley

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Pablo Barbirotto, afirma que “todos sabemos que los efectos del consumo de alcohol,
marihuana, psicofármacos y otras sustancias en todos los niveles, impactan con más fuerza
en los sectores más frágiles de la población. La ausencia de un contexto familiar y social que
los contenga, provoca en estos jóvenes un estado de vulnerabilidad tal, que los hace más
permeables a las adicciones y su correlato con el delito. Esta falta de contención, de afecto
hace que los chicos se refugien en las drogas y éstas terminan convirtiéndose en la familia
ortopédica de estos niños”.

Al ser Barranquilla una de las ciudades con más índice de consumo de sustancias psicoactivas
y conductas delictivas, los ciudadanos y el gobierno realizan planes de control social para
sostener sus nociones de moral convencional, convirtiendo a la población consumidora en
una subcultura que a futuro presentará conductas delictivas gracias a la interacción con su
entorno, compuesto, por tutores y amigos delincuentes, que tienden a modificar la cultura del
consumidor y generar mayor propensión al delito, que tiende a describir una tendencia en la
vida de los delincuentes, que implicaría una situación en donde las formas de socialización
son de naturaleza criminal, esto hace que se cree una desconfianza colectiva hacia la
población consumidora de parte de los ciudadanos y las instituciones.

Barbirotto realiza un artículo muy interesante, clasifica los delitos cometidos por jóvenes
relacionados con el consumo de drogas en 3 grupos, uno de ellos son los delitos compulsivos
con fines económicos, en donde asegura que anteriormente existían unos códigos
conductuales no escritos, era impensado que los jóvenes robaran en su propio barrio, o los
trueques como medio de pago para conseguir la droga, dentro de ese trueque están los
electrodomésticos de la casa del joven que, como señala Barbirotto, con tanto sacrificio logro
adquirir, así como los zapatos y la ropa del joven. Aunque el autor del artículo se muestre en
un contexto geográfico que está lejos de la población a estudiar, podemos observar muchas
similitudes en este problema, que, al parecer, tiene un patrón de conducta en países
latinoamericanos, siendo las familias de escasos recursos las más azotadas por esta
problemática.

Las variables consumo de droga y percepción de inseguridad pueden ser estudiadas desde
diversos enfoques, ya sea social, político, cultural y psicológico, donde es menester conocer
cómo se presentan estos factores y las causas por las que se genera este tipo de conducta
como fenómeno social o conducta desviada. Uno de los principales interrogantes que
precedieron a realizar el presente articulo son conocer cuales son los factores para que se
origine la relación, cual es el transito que hay en el consumidor a cometer actos delictivos,
cual es la percepción de los habitantes que en este caso serían el ente acusador, con el fin de
que los datos obtenidos puedan ser de utilidad para futuras investigaciones.

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Han sido realizadas numerosas investigaciones cuantitativas en la ciudad y el país para


determinar que tan grande o como afecta este gran problema de salud pública, sin embargo,
aun se puede hacer más. En 2014, se realizó una encuesta por el Proyecto de Opinión Publica
de Latinoamérica (LAPOP) cuyos resultados muestran que la percepción de inseguridad
está en aumento en América Latina particularmente en Suramérica, donde una nueva
dinámica de tráfico de drogas puede ser en gran parte la responsable. A nivel nacional se
realizó un estudio en el año 2013 por el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar ICBF, la
Dirección Nacional de Estupefacientes, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y
el Delito (UNODC) Perú y Ecuador y la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y
el Delito (UNODC) Colombia, este trabajo es el segundo estudio nacional sobre el consumo
de sustancias psicoactivas en la población general, con el propósito de actualizar el
conocimiento sobre la magnitud del consumo y abuso de sustancias psicoactivas en el país,
el patrón de uso en relación al sexo, edad, nivel socioeconómico, nivel de urbanización y
desagregaciones por departamentos; el objetivo también es establecer la percepción social de
riesgo asociado a las diferentes sustancias de abuso y la exposición a la oferta de drogas que
ha tenido la población de Colombia en el último año. Estos indicadores constituyen
información esencial para la definición y la evaluación de políticas, programas y estrategias
en esta materia. Por otro lado, en el año 2009 Gómez Augusto, Díaz Orlando, Muñoz
Marcela, Eslava Leonardo, Bernal Liliana, Trujillo Juliana, Peralta Marcela y Beltrán
Merceditas realizaron un estudio que aborda la relación entre el consumo de drogas y el
delito. Y que otros factores influyen en esta relación, como pueden ser; disputas territoriales,
conflicto entre distribuidores de drogas, luchas por el control del mercado de sustancias
psicoactivas.

En el año 2014, Sandra Gonzales y Audrey Granados, por medio de la Secretaría de salud de
Barranquilla presentan un análisis sobre la situación del consumo de drogas en el distrito,
cuyo objetivo es estudiar indicadores sobre el consumo de Sustancias Psicoactivas para
mejorar el conocimiento acerca de la situación del consumo de sustancias psicoactivas en el
Distrito de Barranquilla, estimar la magnitud sus consecuencias sociales y de la respuesta
institucional y comunitaria ante este evento. Todo esto con el fin de promover información
que permita planear programas de prevención e identificar problemas en específico que
ameritan una investigación para así en un futuro poder medir cambios en el consumo de estas
sustancias psicoactivas en términos de magnitud .Si bien es común asumir que estos actos
delictivos son relacionados a sustancias ilegales, no es del todo cierto, el estudio realizado
por Gonzales Sandra y Audrey Granados demostró por medio de tablas y gráficos que el
alcohol era la sustancia más consumida en el distrito de Barranquilla en el año 2008, sustancia
a la cual se le ameritan el mayor número de actos delictivos violentos, la cual es de fácil
acceso para los habitantes, incluso para los menores de edad. Un trabajo realizado en la
Cárcel Distrital en el 2005 revelo que lo internos reconocieron que el consumo de alcohol

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estuvo asociado al delito por el cual estaban sindicados; el 64% manifestó haber consumido
marihuana alguna vez en la vida. Se hace más evidente la relación del consumo de drogas y
los actos delictivos gracias a los estudios realizados presentes en esta investigación.
Numerosas son las sustancias psicoactivas que circulan las calles, aparte del alcohol hay otras
sustancias que tienen una relación estrecha con la violencia como; la cocaína, el crack, el
bazuco y las anfetaminas, han presentado también fuertes asociaciones respecto con actos
delictivos violentos

En 1995 Gallo Liliana, Orozco Lucy y Pinilla Marta, realizaron una tesis para aspirar al
título de magister en desarrollo social cuyo objetivo fue identificar las potencialidades que
tienen las familias de escasos recursos económicos para el desarrollo de los procesos
comunitarios de socio gestión y educación popular.

Pero, aun con tantas investigaciones, ¿se puede determinar a ciencia cierta cuales son los
acontecimientos que producen una sensación de inseguridad y estigmatización social hacia
los consumidores de droga en la ciudad? Las personas que pretenden estudiar estas dos
variables deben tener en cuenta las premisas de que existen personas que son consumidoras
frecuentes de alguna droga y no presentan delitos, así como existen personas que presentan
actos delictivos sin consumir droga, es por esto que este trabajo brinda material significativo
que aporta a la construcción de prácticas para el control de este problema. En el caso del
suroccidente de Barranquilla, aun se necesita saber cuales son los factores psicológicos y
sociales que influyen tanto en la comisión de delitos como en la estigmatización social hacia
los consumidores, también es necesario examinar cuales son los aspectos que determinan el
transito del consumo de drogas hasta la percepción de inseguridad en los habitantes y el delito
principalmente los que son generados con fines económicos como los atracos son los
detonantes que crean la percepción de inseguridad entre los residentes.

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