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[N,TtsCHO

Dfl
nAMJ,HI,[A
Aproximaciones a la poesía pruana
e hispanoamedcana contemporiínea
EDUARDo ClllR¡Nc

UNA CIERTA FASCINACION POR EL HORROR


¿Quien, tan esbelto, salta de la cama a mi tarima
y me levanta de la nuca con sus suaves fauces
y me lleva al ¡ío
sino es el sol?
El sol era nuestra leona.
Un aliento ciílido me envuclve siendo aqui en
Ba ja Sajonia, invierno:
es la imagen creando su esPacio en mi cuerpo enfermo,
es el sol que me husmea como a hiio falto,
allá en el norte de mi país.
donde me ens€ñó a caminar obligándome con
el hocico.

¿Habrá recordado tambión aquellas lelanas e interminables


tardes en que su padre le traducía los versos de Basho en algún
rincón perdido de Laredo?
LA SUPREMA SABIDURIA

n la Imittción de Crisfo libro piadoso atribuido indistintamen-


te al teólogo alemán Thomas Hemerken, llamado Kempiq y
a Gerson, teólogo de la Universidad de París, se lee: «La suprema
sabiduría consiste en aspirar al reino de lcls cielos por medio del
desprecio del mundo". Esta preocupación, proveniente de la teo-
Iogía natural del Cuatrocientos, contrasta con el espíritu que ani-
maba alas Danzts de la Mueñe. Allí encontramos un natural apego
hacia la vida en su manifestación más dramática: el lamento por
su fugacidad y la queja resignada ante la muerte que arrebata el
placer.

El advenimiento de la «peste negra» en 1348 inclinó la


balanzan favor de la preocupación religiosa de los teologos. Se
trataba de un castigo diüno, por tanto había que invocar a Dios
para que detuviera una peste cuyas vÍctimas ascendieron a 25 mi-
llones en solo tres años. Habría que recordar algunas escenas de
la película El septimo sello de Bergman para hacemos una idea de
las más extrañas y disímiles reacciones ante tan espantosa epidemia:
procesiones de flagelantes, histerismo visionario, quema de brujas

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EDU^RDo CHrr¡NcB Er_ TEcHo DE rá BALTjNA

y un cieSo terror ante el Presunto aPocaliPsis, Pero también ten), inútil emparentarlo con algún proyecto similar en la poesía
relajamiento moral y entre8a irrestricta a los Placeres mundanos- peruana. Sospecho que este oimulo de inuülidades han converti_
do a López en un.autor marginal. Marginal y autofágico, pues la
Cuando en una sociedad desaparecen las coordenadas socia- suya- es una poesía que se alimenta de sí misma y que, adenuis,
les que la impulsan, cuando sus referentes se pulverizan de la no- tiende a crearse un espacio autónomo donde puluian los mismos
che á la mañána y no son reemplazados Por otros, cuando la orgía personaies y obsesiones .

de sangre e irracionalismo toman las riendaq presenciamos un in-


usitado y a veces maravilloso esPettáculo de pasiones desatadas: Se ha insistido en el hecho de que López iniciara su aprendi-
las del dolor, las del placer, las del extrañamiento. Difícil tomar zaje poetico en Colombia. No creo que esta contingencia sea sufi_
partido entonces: el reino de los cielos se invierte y no se hace ciente para explicar su insularidad, pues nada encuentro en su
necesario despreciar al mundo porque aún no termina de com- poesía que lo emparente con los piedracielistas, los nadaístas o «la
prenderse. generación sin nombre". Quizás cierto lrdfkos surrealista aprendido
en la prosa de Alvaro Mutis o la no improbable cercar,'ia de los
El cielo de Boccaccio (testigo de excePción de la Peste) es poetas «negros» venezolanos: fuan Calzadilla, fuan Sánchez peláez
también et cielo de su contemPoránea Catalina de Siena: mientras o el maestro Jose Antonio Ramos Sucre.
el primero invita a sus diez iivenes a huir de la peste instalándo-
loien un lugar apartado, la santa fuerza su propio cielo en el des- Habría que denunciar la manía sociologizantc de cieta cri-
prendimiento místico. Una vez más literatura y misticismo nos tica atenta al
"m6¡¡un1o histórico" y a su consecuentc expresión
trasladan a aquella zona de nadie donde todos podemos sentimos poética, pero absolutamente incapaz de establecer sus más icretos
cómodos y enaienados. vasos comunicantes. Muchas veces se sobrevaloran l,extos de esca-
sa importancia por evidenciar connotaciones sociales que están
VINDICACION DE LOPEZ DECREGORI meirr expresadas en las editoriales de los diarios. Esa pereá mental
se convierte en un obsháculo para el goce y la compiensión de al_
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de Carlos López participa de ese sentimiento
Cielo Forzado gunos poerrüls con los que se comete la torpe hidalguía de reconocer
de comodidad y enaienamiento. Aclaremos que por comodidad que están simplernente <óierr escritos». Temo qui esta es
entendemos el placer de lo oportuno (en este caso el placer de la ahora- Ia suerte de la obra de López, cuyo único temor,-hasta
como
perversión) y por enajenamiento la facultad de delegar en ofros confiesa en el pórtico, «es el silencio o no llegar a unos pocos lecto-
nuestras más secretas Pasiones. Dvidido en cinco partes, este li- res". Pero volvamos al libro.
bro ---<omo los tres anteriores 2- impresiona no solo por su elabo-
rada construcción y la económica sobriedad de su lenguaie, sino
por la voluntad de crear un universo instransferible: los referentes PERDIDO EN LAS CNTEIUELAS DE TANA
de López están en sus propios libros. Inútil buscar gdetas en su
extenso registro, inútil indagar las probables referencias (que exis- DecÍamos que Cielo Forzado estaba dividido en cinco par_
tes. La primera «Arte de la peste" está compuesta por seis bréves
1. ci¿to Foztdo, *glue / Colmillo Blanco Edito¡es (Coleeión Astrolabio) Lima, poernas de carácter introductorio. El 'yo, (antibiográhco y figurante
1988. como el resto de personaies y voces que aparecen en el libro)
2. Uí bu¿n día, Edrciones La Sagrada familia, Lima, 7978; I¡s c¡¡oersi"¿s, Univelsi- anuncia en los primeros versos su cualidad de apestado y su fasci_
dad de Lima. Drección de Proyectión Social, 1983; ljt¡a .asa en la sombra, lnsti'
nación por la lluüa. Curioso que sea la lluüa quien anuncie su
tuto Nacional de Cultu¡+ Lima, 1986.

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EDUARDo CHmNG E¡- TEcHo DE LA BALLENA

(en el poer na V) Para «ense-


enfermedad y que ella misma vuelva Hasta que me canse cartero y deba partir a medianoche
¡i.i" contradicción es aParente: el'yo'que se pierde continuaré gua¡dando cajas
"1"*oí,.'l-,
con una Prostituta en las calleiuelas de Tana es el mismo que torria pero de quién
su cavado v camiria hacia el sur. Hedonismo y misticismo permi-
ten lá luciáez de encontrar su destino entre la Podredumbre y la (,.Caja romana,)
degradación: «Quizás mi final consista en no elegir/ y entre lúes'
bubas, lamparonet/ encuentre mis dominios»' referentes geográficos (los únicos verosímiles) pueden
distraer nuestra conictura: una estación al sur de Chile y Éaracas.
«No te levantes hoy censor' se titula la sección scgunda' A Pero el primero es una metáfora de la inmovilidad vertiginosa del
diferencia de la primera, sus poernas no están numerados sino que' tiempo (.el tren nunca partirá./ Sus silbidos sonarán inítiles y las
poseen un tít;lo, lo que áfirma su relativa independencia ruedas se oxidarán descarriladas por el sueño») y el sezundo'una
intertextual. En esta seciión se evidencia un recurso muy ProPio muestra de.la necesidad de desprcndemos de todi conü-cción para
de la poesía de López: mostrar una anécdota (real o ficticia) lueSo aspirar.al cielo Jimpios de toda certeza ("todo aquí excluye la cer_
de podar las puntas referenciales. Como en sus libros anteriores' te.a;/ las necrópolrs üaian con el üento,/ y los mantos respiran
,,ou'p.*ntu irn narrador cuyo relato está ostensiblemente diluido probando nuestra fe"). En el poema ,.Las calaveras, no p'uede
(diráse casi eramoteado) en aras de un efecto misterioso, o inclu- deiar de pensarse en el día que los mexicanos dedican co¡i tanta
so dranriítico:
pasión a sus muertos: «[á Candelita" nos recuerda a «El Farolito»,
donde se. emb_riagara por riltima vez el personale de Malcom towry,
y «la,prima_Lucía» reaparece con str halo de misterio y secreta
Me traieron una caia vacla. crueldad. "Protocolo de autopsia» puede asumirse como la poéti_
Para que cncierres mila6ros, me dijeron, camaleones quizás te ca del libro:
"Eústen palabras que nada quieren decir. ,/ Son'nece.
avuden a cambiar sarias, sin embargo, y basta que aparez.can/ pn¡a
iustificar mi poe.
porque deben ustedes saber que siempre he sido cruel y desertor Sla».
y anodino.

Pesaba. UN,4 PRUEB,,{ DE A¡VIOR


l,a cerradu¡a e¡a de sangre. Las e§quinas refozadas de perfe'cto
'RRISORIA
metal.
Y no tenía fondo: paredes interminables oscurecidas de saliva' . .«Tarde de castigos», la tercera seccióry es un largo poema
donde se evidencia de manera dramática (entióndase",,telhal,,,
respiración, murmullos entrecortados
pero de quién. López no es un autor patético) los atormentados y astutos rodeos
d5 l¡e se vale el 'yo, frente a Ia mirada sagaz á inquisitoria de
No la abrat me o¡dena¡on. alquien que no aparece como personaje (¿el olensor»r)' «Tarde de
Conténtate con mirar por el oio marchito. castigos» es también una tarde de inquisiiión de la que el ,yo, sale
ocúltala si quieres, Húndelaiomo un sacrificio Postrero en el airoso pero maltrecho luego de haber iespondido a la; inbrrágantes
perdido lamentable mar. líneas que recortan y fragmentan su disiurso. por eso no
es fasual
que la cuaÍa sección esté dedicada a personaies igualmente encu_
Siempre la contemplo. Extiendo mi mano y simulo una caricia:
bridores:
entonces me PreciPito vencido "Los desvanecido$) es una galería áe üres anónimos a
y esPero temblando un nuevo día' quienes se homenajea «como un acto de resistencia, una prueba

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EDUAr'oo CH¡R¡Nog OTRA NOCHE EN EL HUERTO DE LOS OLIVOS

Al bord.e de un seputoo ltorecido


trarccuren dos maías lbrando,

r*+;n,,rr***rf*+u*''gc
sino como ooz'
llorando a mar*.

CÉsAR VALLE,o

NEGRA DE
PEQUEÑA RONDA
'UR'4MENTOS

g:$gffiffi;$íffi#fi,*{n:iiffi I

os primeros poemas de Giovanna pollarolo aparecieron en


las.delgadas reüstas que, entre 19g0 y f*S,
R¿ta mística toquemos del lodo
cada Puerta: á
Vámonos anunciando Y
los claustros de las universiáades Catótica y
SanÍ";;'ñ;;" "dl;;;;
Jitit ir"g'a hu"tu Po'tot años se había establecido una saludabte coiresporraená;
'ni
rto"*' aesencajados
bas instituciones, de_ modo que bas, f,""f,r,
,i" io[rá; ";;;r*
;;;;",
Ll"l'[l ro' o, ,ustaquio, Sic, Trobar Ctus o Ia arequipeña
no Puedan reunirse Xy,,,.:y:f
umntous ?londria,
Wra percatarnos de lo que entonces era una eüde.ncia,
y habitaÉn las casas'
"r "gua los poetas recirculaban en sus ,
"á5lii,i"^t"
*u"iu,u*",p,"".si;"i;;.-;P:g';:;:H:""""'j'"il'ffiT:í
solo unos pocos han conseguido pubHcár algún
, i"lü"-li¡r", S
rrempo ¡a poesía. En su prólogo á poesía Contemporánea
91ryo1
del Poú, el novelista Manuel Scorza piopone irónicamelte
H[,it'[fr];,ü:üi*;§**H":"{"ífrtl treinta años como el fatídico Rubicón qüe a'"Ui"
pasada esta edad, o se inmolaba con todas "-rl. iJo _"L,
it s
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más"orrr*uiicI"',
ñada»' quehacer poético, o se dedicaba a menesteres
riesgosos.
serios t ;;;",
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que, por vegüenza o pudor, nunca publicaron


I"tr" P:
enconEaba Uiovanna pollarolo. La sabÍamos autora
se
áe varios pro-

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