No existe un criterio unánime respecto de los requisitos que se deben exigir por parte
del juez constitucional para poder conceder las medidas cautelares, pero más o menos
los criterios vertidos por diferentes autores coinciden en los siguientes tres: el peligro en
la demora, el aparente derecho, y finalmente la inminencia, gravedad y urgencia. Sin
embargo vale saber que la Ley Orgánica de Control Constitucional y Garantías
Jurisdiccionales exige como requisito solamente que se amenace de un modo grave e
inminente un derecho o que se haya violado uno, empero analizaremos los que
implícitamente la ley antes mentada recoge y han sido coincidentes en los diversos
criterios de los autores.
El peligro en la demora.- Es utópico pensar que cuando acudimos ante un juez con la
finalidad de que se precautele un derecho que corra peligro o que éste haga cesar la
violación de un derecho, nuestra pretensión sea atendida con total inmediatez, de hecho
si esto fuera así no existirían medidas cautelares o no tendrían razón de ser; no obstante,
la realidad práctica entiende varias razones por las cuales las pretensiones no sean
satisfechas de súbito sino que implique todo un proceso demorado que a su fin pueda no
significar nada puesto que el derecho ya ha sido vulnerado. Entonces es menester que el
derecho corra ese peligro ante la demora de todo un trámite para que pueda caber la
demanda de estas medidas cautelares.
El aparente derecho.- No nos encontramos, pues, ante un proceso de conocimiento,
donde solo al final después de un gran análisis y minucioso estudio por parte del juez se
llegara a constatar la existencia de un derecho, sino mas bien es un proceso tan
vertiginoso que busca acomodarse a la realidad y así evitar que se vulnere un derecho o
cesar la vulneración que el derecho ya está sufriendo. No es necesario que el juez tenga
que agotar todo un estudio sobre la existencia de un posible derecho, basta con que la
sola apariencia de éste puesta en conocimiento del juez haga que sea posible la
procedencia de las medidas cautelares para protegerlo.
Inminencia, gravedad y urgencia.- El peligro debe ser inminente, esto significa que
se trate de una amenaza real y muy próxima en el tiempo y espacio, es decir, no se trata
de una suposición meramente subjetiva sino que implique su avenimiento real. La
urgencia va ligada con la gravedad, ya que no cabe respecto de derechos que no
supongan un daño irreversible o insanable, pues si cabe una indemnización satisfecha en
el futuro ante su vulneración ya no hablaríamos propiamente de gravedad, de ahí que las
medidas cautelares constitucionales no sean herramienta para amedrentar a través de la
justicia o simplemente mover el aparataje judicial sin un sentido extremamente
necesario.
De lo expuesto, pata cerrar este tema, vemos que los jueces deberán percatarse de
estos requisitos superficiales para poder actuar con prontitud y así evitar un daño a los
derechos.