Las lesiones deportivas son “accidentes de trabajo” que tienen lugar como consecuencia de la
actividad deportiva. Están expuestos a ellas, por tanto, todos los deportistas o aficionados que se
dedican al deporte de competición y todas aquellas personas que practican deporte o ejercicio físico
para fortalecer su salud o como actividad de ocio.
Las lesiones deportivas deben considerarse eventos perjudiciales por diferentes motivos:
Suponen una disfunción del organismo que produce dolor, restringe las posibilidades de
funcionamiento y puede aumentar el riesgo de disfunciones mayores.
Conlleva la interrupción o limitación de la actividad deportiva, en ocasiones durante mucho
tiempo e incluso permanentemente, con múltiples posibles perdidas o riesgos de perdidas
( en caso de profesionales o de competencia: perdida de éxitos deportivos, ingresos
económicos, becas de mantenimiento, estatus deportivo, rol en el equipo etc; en el caso de
los practicantes no competidores: la perdida de la condición física o de una importante
fuente de gratificación cotidiana, aumento de peso etc).
La interrupción o limitación de actividades extradeportivas, como pueden ser: las
actividades laborales o escolares para los practicantes que no son profesionales; o alguna
otra actividad que debido a la lesión no podrá realizarse de ninguna forma.
Implican en general, cambios de vida personal y familiar como consecuencia de las
restricciones que impone la lesión (no pode vestirse solo, conducir) y las nuevas necesidades
que de ella se derivan (sufrir una operación, acudir a sesiones de fisioterapia); así como en
ocasiones, reajustes y pérdidas en el entorno laboral.
Su rehabilitación requiere tiempo dedicación, esfuerzo y en ocasiones, resistencia al dolor
y a la frustración.
Suelen ir acompañados de experiencias psicológicas que afectan el funcionamiento y
bienestar de la persona lesionada y de los que le rodean (irritabilidad general. Hostilidad,
estados depresivos, preocupaciones y dudas respecto al futuro, pensamientos negativos,
sentimientos adversos).
Lesiones leves: aquellas que requieren atención o tratamiento, pero sin interrumpir la
actividad de los deportistas (los deportistas pueden seguir practicando al tiempo que deben
acudir a sesiones especificas de fisioterapia y masaje, llevar algún tipo de vendaje o
protección y/o tomar medicamentos)
Lesiones moderadas: las que requieren tratamiento y limitan la participación de los
deportistas en sus actividades (mientras siguen el tratamiento, los deportistas deben de
entrenar menos, jugar menos tiempo, no participar en algunas competencias, abstenerse a
realizar determinados movimientos).
Lesiones graves: las que implican una interrupción prolongada de la actividad, a menudo
con hospitalizaciones o intervenciones quirúrgicas (roturas de menisco, de ligamentos etc.)
Lesiones graves que provocan un deterioro crónico: aquellas que impiden a los deportistas
recuperar su nivel de rendimiento o funcionamiento previos y que, por tanto, le obligan su
forma de practicar en el deporte, siendo a veces necesario el cambio de actividad e
imprescindible, casi siempre, el trabajo de rehabilitación permanente para fortalecer la
recuperación y prevenir u empeoramiento.
Lesiones graves que provocan una incapacitación permanente: las que impiden a los
deportistas volver a practicar deporte, con el consiguiente impacto que ello conlleva y la
necesidad de realizar reajustes drásticos en su forma de vida.
El estrés es una respuesta compleja que puede estar presente en cada uno de los siguientes
momentos relacionados con las lesiones:
Así la relación entre la respuesta de estrés y las lesiones deportivas puede establecerse a diferentes
niveles:
a) Cuáles son las circunstancias o variables que pueden incrementar la vulnerabilidad de los
deportas a lesionarse.
b) Cuales son las medidas o estrategias apropiadas para neutralizarlas; posteriormente en
cada caso concreto, se debe de detectar la situación en la que se encuentra el deportista o
grupo de deportistas respecto a tales variables y seleccionar y utilizar las estrategias más
aconsejables.
La incidencia del estrés sobre el aumento de la vulnerabilidad a las lesiones parece deberse a alguno
o algunos de los siguientes mecanismos:
Puesto que el estrés parece aumentar la vulnerabilidad a las lesiones, resultara razonable evaluar:
a) Situaciones potencialmente estresantes.
b) Variables personales relevantes.
c) Manifestaciones concretas de estrés.
d) Consecuencias perjudiciales del estrés.
e) Estrategias de las que dispone el deportista para controlar las manifestaciones del
estrés.
f) Estrategias de las que dispone para controlas las consecuencias perjudiciales.
g) Recursos y posibilidades disponibles para poder intervenir a cada uno de los niveles
anteriores.
Fortalecimiento del control sobre las situaciones estresantes del entrenamiento y la competencia.
Aportar información a los deportistas sobre el estrés, sus mecanismos y sus efectos, entrenarles a
identificar y combatir situaciones estresantes, las manifestaciones del estrés y las consecuencias de
estas. Contribuirá a que se encuentren objetivamente mejor preparados para un enfrentamiento
eficaz y saludable, esto ayudará a que fortalezca su percepción de control.
POSIBLE SITUACION QUE SUELO SENTIR O QUE SUELO HACER QUE DEBO HACER
ESTRESANTE PENSAR (ESTRATEGIA)
Cuando estas estrategias se encuentran ausentes en el repertorio de los deportistas, será necesario
el entrenamiento adecuado para que dispongan de ellas y aprendan de ellas de forma eficaz.
Estrategias como la relajación diferencial, la respiración profunda, la detención de pensamiento, las
auto-instrucciones, el control atencional, el replanteamiento de objetivos in situ, etc pueden ser de
gran utilidad en este contexto.