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INSTITUCION EDUCATIVA EL CRUCERO.

ASIGNATURA: ciencias sociales PROFESOR: Natalia Pérez Amézquita

ESTUDIANTE: CURSO: Septimo Bimestre: II

GUÍA

¿En qué consistió el feudalismo?


El feudalismo fue un tipo de organización política, económica y social que predominó en Europa desde el siglo IX hasta
el siglo XIII. Bajo este sistema, el poder
político y económico giraba en torno a la
posesión de la tierra. La sociedad se
caracterizó por el establecimiento de
relaciones de dependencia personal
conocidas como vasallaje. Este vínculo se
originó por la necesidad de los monarcas
de obtener la lealtad de los nobles, a
quienes tuvieron que ceder parte de su
autoridad y entregarles tierras para que se
encargaran, por ejemplo, de defender sus
territorios de las invasiones.
Características del feudalismo
El feudalismo tuvo características similares
en todos los países.
 El poder central, ejercido por
los reyes, desapareció y se dispersó en
los feudos. En ellos, los señores feudales
asumieron funciones propias del Estado
como legislar, imponer tributos y
administrar justicia El feudo era la tierra
que recibía un noble o la Iglesia como pago
por sus servicios.
 Los lazos de dependencia se hicieron personales. Desapareció la noción de un hombre vinculado al Estado y se
originó la sumisión de un hombre respecto a otro.
 La tierra se transformó en una fuente de riqueza y poder al disminuir el comercio y la circulación de moneda. La
agricultura se convirtió en la base de la economía y la vida rural se hizo predominante; las ciudades, en cambio,
decayeron, aunque en la última etapa de la Edad Media resurgieron.
 La economía fue de autoconsumo, pues cada feudo consumía únicamente lo que producía. La sociedad,
fuertemente jerarquizada, fue dominada por dos grupos sociales privilegiados: la nobleza y el clero.
 La Iglesia católica se consolidó como una institución de enorme poder religioso, político y económico.
El vasallaje
El vasallaje era un vínculo personal entre dos hombres libres, uno de los cuales era el señor y el otro el vasallo.
Este vínculo se consolidaba a través de un contrato mediante el cual el vasallo se comprometía a apoyar al señor con
consejos y ayuda militar y económica. El señor, por su parte, se comprometía a entregarle una compensación material o
beneficio, que podía consistir en caballos, armas y, sobre todo, tierras o feudos. Este contrato se confirmaba a través de
dos ceremonias: el homenaje y la investidura.
El homenaje. En este acto, el futuro vasallo se arrodillaba ante su señor, le juraba fidelidad, le ofrecía combatir a su lado
y otorgarle toda clase de ayuda y le pedía que lo aceptase como vasallo. Si el señor aceptaba, se daba paso a la investidura.
La investidura. En este rito, el señor tomaba las manos del vasallo entre las suyas y le preguntaba si quería servirle. El
señor sellaba el pacto entregándole a su vasallo una espada, un ramo de
flores, un puñado de tierra –que simbolizaba la entrega de propiedades– o
algún otro objeto. Si cualquiera de las partes violaba el juramento de
vasallaje, pasaba a ser un felón o traidor. El contrato de vasallaje se
mantenía hasta la muerte de una de las partes. Sin embargo, los herederos
podían renovarlo. Por otro lado, un vasallo podía realizar este contrato con
varios señores y adquirir, por lo tanto, varios feudos.
Observa la imagen del ritual de homenaje y realiza las actividades.
 Describe la imagen.
 Responde, ¿qué crees que sentían el vasallo y el señor al participar en
esta ceremonia?
 ¿Te hubiera gustado ser vasallo o señor? Explica.
 ¿Crees que en la actualidad existen rituales parecidos? Explica.
Una sociedad jerárquica
La sociedad feudal era estamental, pues se dividía en diferentes órdenes o estamentos. A diferencia de las clases sociales
que tenemos en la actualidad, las cuales se definen principalmente por intereses económicos, los estamentos eran
cerrados y se definían, especialmente, por actividades y funciones similares. Se entraba en ellos por circunstancias del
nacimiento y era muy difícil salir. Por ejemplo, si en la Edad Media tu padre era panadero, noble, o campesino, lo más
probable es que tú también lo fueras. Ciertamente, hoy en día, para una persona pobre también puede ser muy difícil
aspirar a ser rica, pero hay mayor movilidad social y todos somos iguales ante la ley. Así, hasta la persona con menos
recursos puede aspirar a ser presidente. Por otra parte, los estamentos también se diferenciaban de las castas, pues existía
la posibilidad de ascenso social por méritos extraordinarios, aunque eso ocurría muy raramente. Las castas se encuentran
en el pasado, en sociedades como la hindú.
Los tres órdenes
Una descripción muy
conocida de la sociedad
medieval fue hecha por el
clérigo Adalberón de
Laón, que vivió en
Francia en el siglo X.
Según él, existían tres
categorías claramente
reconocibles de
personas: oratores,
bellatores y laboratores.

Aparte de los tres


órdenes mencionados, a
partir del siglo XI se
distinguió otro grupo de
personas que realizaba
actividades productivas,
pero que no tenía un
vínculo directo con el trabajo de la tierra. Este grupo incluyó a quienes se asentaron en las ciudades y se dedicaron al
comercio y las manufacturas, o sea, a la elaboración de objetos en talleres o en pequeñas industrias. Por habitar en
burgos o ciudades se los denominó burgueses.
El castillo feudal
Los castillos eran la residencia de la nobleza, el símbolo de su poder y sus fortificaciones de defensa contra los enemigos.
Muchas veces se construían en lo alto de las montañas para poder vigilar la zona y controlar el trabajo de los campesinos
y los posibles ataques de los enemigos. Casi todos tenían una muralla defensiva exterior y otra interior. Entre las dos había
un foso que aislaba al castillo y lo protegía de sus atacantes. Dentro del castillo vivían el señor, su mujer, sus hijos y los
vasallos. Los siervos dormían en el castillo también,
pero los campesinos trabajadores vivían en casas
modestas situadas en los alrededores. Los señores
tenían muchos sirvientes que hacían diversos trabajos
para mantener su estilo de vida: mayordomos,
cocineras, tejedores, zapateros y también aquellos que
se ocupaban de divertir a la nobleza como los músicos
y los bufones. Los banquetes y las reuniones eran
momentos muy importantes de la cotidianidad: en ellos
el señor y sus vasallos se alimentaban, se entretenían y
hacían negocios. Sin embargo, vivir en un castillo no era
fácil, entre otras cosas porque se corría el riesgo de ser
atacado por otros señores. Había una constante
amenaza de estar asediado o de ser sitiado. En esos
casos, las provisiones podían escasear. Por eso, los
entrenamientos guerreros eran parte fundamental de la
aristocracia.

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