El debate entre las anteriores tradiciones gira en torno al contenido de la ciencia jurídica, esto
es, a la naturaleza de las normas jurídicas y la causa de que se haya revitalizado el debate es la
naturaleza extraña de las normas constitucionales, que se establecen como normas jurídicamente más
relevantes que las demás. La anterior reseña elabora un poco el panorama doctrinario de la pregunta
que quiero desarrollar en este ensayo, a saber, ¿cuál es la naturaleza de las normas constitucionales y
qué relevancia tienen en el mundo jurídico? El presente trabajo se desarrolla así: en un primer momento
expongo cómo entiendo la noción de norma constitucional, luego argumento la importancia de este tipo
de normas y, finalmente, propongo algunas conclusiones.
Comprender la naturaleza o características de este tipo de normas puede hacerse más fácilmente
si la distinguimos de otro tipo de normas jurídicas. El art. 4 de nuestra Constitución expresa una radical
distinción entre las normas constitucionales y otras normas jurídicas al expresar “en todo caso de
incompatibilidad entre la constitución y la ley u otra norma jurídica se aplicarán las disposiciones
constitucionales”. Las preguntas que surgen ante esta diferencia son muchas: ¿por qué tiene prevalencia
jurídica la norma constitucional?, ¿qué diferencia una norma constitucional de otro tipo de norma?, etc.
Para intentar darle respuesta a estas preguntas partamos de la siguiente afirmación: “las normas
legislativas son prevalentemente reglas, mientras que las normas constitucionales sobre derechos y
sobre la justicia son prevalentemente principios” (p.110). Las normas legislativas son reglas en la
medida que se ajustan al modelo clásico de ley positivista, compuesta por un supuesto de hecho y una
consecuencia jurídica. La norma “el que mataré a otro, incurrirá en prisión de doscientos ocho (208) a
cuatrocientos cincuenta (450) meses” es una regla en la medida que contiene una orden: no matar, cuya
inejecución trae consigo una sanción. La estructura de las normas constitucionales es más extraña
porque no hay una orden directa, más bien hay un valor. La norma “el derecho a la vida es inviolable”,
directamente no trae una orden implícita, pues no consagra una sanción, a contrario sensu, consagra un
valor: la vida es un derecho humano. Este valor se expresa como principio en tanto constituye un ideal,
un derecho absoluto realizable sólo en el mundo del deber ser.
Las normas son el referente principal que guía la administración de justicia en determinado
sistema jurídico. Refiriéndonos específicamente a las normas constitucionales éstas son importantes
“para superar las dudas interpretativas, colmar las lagunas y resolver contradicciones de otro modo
irresolubles” (p. 117), es decir, son relevantes en tanto se constituyen como criterios auxiliares a falta
de normas legislativas. Si bien tienen una importancia accidental, esa no es la que nos interesa. La
importancia fundamental es servir de guía en la administración de justicia, constituir un ideal que busca
ser materializado. En este sentido podríamos considerar las normas-principios como utopías parciales,
utopías puesto que consagran un ideal que busca ser alcanzado y parciales en la medida que tienen un
fundamento fáctico que las origina.
Esta consideración de las normas-principios como utopías parciales supera el dualismo ser-
deber ser –dualismo generado por la disputa entre naturalistas y positivistas– y concibe ambos
conceptos como etapas de un mismo proceso. El principio como utopía parcial parte de un estado de
cosas (ser) y concibe un estado de cosas deseable, un conjunto de ideales (deber ser) que buscan ser
materializados. Es aquí donde adquieren relevancia los principios, dotando de un contenido teleológico
las normas jurídicas y la función jurisdiccional.
Conclusiones
Los principios, que han surgido en nuestro sistema jurídico como normas constitucionales, se
han ido generalizando a otras ramas del derecho y ya no se predican exclusivamente del derecho
constitucional. Las disposiciones jurídicas por lo general hacen una descripción detallada de los
principios que van a regir la aplicación de la ley y, por tanto, establecen un fin ideal que han de buscar
los funcionarios jurisdiccionales al momento de aplicar las normas. Esta proliferación de principios
dota al derecho de un contenido deontológico muy fuerte y hace que el ideal de justicia, que los
idealistas concebimos como el fin último que deben buscar los sistemas jurídicos, se presente como un
concepto realistamente utópico.