La palabra «calidad» proviene del latín qualitas, que significa atributo, propiedad o
naturaleza básica de un objeto. Sin embargo, en la actualidad y en sentido
abstracto su significado es «grado de excelencia o superioridad» (Kader, et al.,
1985). Aceptando esta definición, se puede decir que un producto es de mejor
calidad cuando es superior en uno o varios atributos que son valorados objetiva o
subjetivamente.
Las frutas y hortalizas son consumidas principalmente por su valor nutritivo así por
la variedad de formas, colores y sabores que las hace atractivas para la
preparación de alimentos. Por ser consumidas crudas o con muy poca
preparación, la principal preocupación del consumidor es que se encuentren libres
de contaminantes bióticos o abióticos que puedan afectar la salud.
En primer lugar, existe una tendencia mundial hacia un mayor consumo de frutas y
hortalizas, motivado fundamentalmente por una creciente preocupación por una
dieta más equilibrada, con menor proporción de carbohidratos, grasas y aceites y
con una mayor participación de la fibra dietaria, vitaminas y minerales. Esto se
fundamenta, en parte, en las menores necesidades calóricas de la vida moderna,
caracterizadas por un mayor confort y sedimentarismo. El otro factor que
determina esta tendencia es la mayor conciencia de la importancia de la dieta en
la salud y longevidad.
Por último, existe una creciente demanda de una calidad superior tanto externa
como interna. Los aspectos externos (presentación, apariencia, uniformidad,
madurez, frescura) son los componentes principales de la decisión de compra, la
que normalmente es tomada cuando el consumidor ve la mercadería exhibida en
el local de venta. Esto es particularmente importante en los sistemas de
autoservicio en donde el producto debe «autovenderse» y aquel que no es
seleccionado, representa una pérdida para el comerciante. La calidad interna
(sabor, aroma, textura, valor nutritivo, ausencia de contaminantes bióticos y
abióticos) está vinculado a aspectos generalmente no perceptibles pero no por ello
menos importante para los consumidores.
Como resumen de los párrafos anteriores se puede decir que dentro de una
tendencia general a un mayor consumo y variedad, el consumidor demanda
calidad en términos de apariencia, frescura, presentación así como valor nutritivo e
inocuidad.
FRESA
La parte central del fruto o "corazón" puede estar muy o poco desarrollada y
puede haber frutos con el "corazón vacío". Ello es un carácter negativo. Los frutos
pueden ser de varias formas, según el cultivar: cónicos, cónico-alargado, cónico-
redondeado, esferoidales, oblatos, reniformes (forma de riñón).
Se suele recoger a principio del verano. Generalmente, las fresas silvestres son de
menor tamaño que las cultivadas, pero su sabor y aroma es mejor y más
agridulce.
Las fresas y los fresones son poco calóricos. Su valor energético por 100 g de
peso de fruto fresco comestible oscila entre 27 y 34 kcal. Después del agua, su
principal constituyente son los hidratos de carbono. La fructosa significa
prácticamente la mitad de sus glúcidos y el resto es glucosa en su mayor parte.
Posee un bajo porcentaje de proteínas. Esta baya constituye una excelente fuente
de vitamina C.
Si las fresas están maduras se suelen consumir crudas, con yogur o helados.
También se rocían con nata o licor y bañadas en chocolate son deliciosas. Las
fresas de peor presencia se usan para preparar tartas, mousses, soufflés, flanes y
pasteles.
Las fresas son muy apreciadas por su agradable aroma y efecto estimulante del
apetito. Son fácilmente digestibles y tienen un gran efecto laxante debido a su
fibra, pigmentos, ácidos y enzimas. Su riqueza en minerales básicos le confiere la
propiedad de estimular el metabolismo.
Mermelada de Fresa
Debe tener por supuesto un buen sabor afrutado. También debe conservarse bien
cuando se almacena en un lugar fresco, preferentemente oscuro y seco. Todos los
que tienen experiencia en la elaboración de mermeladas saben que resulta difícil
tener éxito en todos los puntos descritos, incluso cuando se emplea una receta
bien comprobada debido a la variabilidad de los ingredientes en general,
principalmente de la fruta.
Las frutas en este caso la fresa difiere según sea su variedad y su grado de
madurez, incluso el tamaño y la forma de las cacerolas empleadas para la cocción
influyen sobre el resultado final al variar la rapidez con que se evapora el agua
durante la cocción.
Cook, R. 1998. The future of fresh cut. En: Fresh-cut products: maintaining quality
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Cook, R. 1997. The U.S. food industry: some keys trends and marketing
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http://www.fao.org/docrep/006/Y4893S/y4893s02.htm#TopOfPage