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INTRODUCCION

La nueva historia de la corrupción en América Latina


La corrupción es una parte fundamental de la política en América Latina.
Esto, por lo menos, es la impresión que se lleva un observador interesado, que sigue
las noticias sobre el continente en los primeros meses del 2015.
En Argentina, en el “caso Nisman”, se mezclaron las acusaciones cruzadas de
violencia y corrupción entre gobierno y la prensa opositora. La misteriosa muerte
del fiscal especial de la causa del atentado a la Asociación Mutual Israelita Argentina
(AMIA) Alberto Nisman, cuando preparaba una acusación que involucraba al
gobierno en el encubrimiento de la causa, reveló el estado frágil de la democracia
argentina y echó leña al fuego de las sospechas de corrupción contra la élite política
del país. En Brasil, la justicia investiga a numerosos senadores y parlamentarios por
su posible participación en el “escándalo Petrobras”. La compra de varios políticos
con los dólares de la empresa petrolera creó una situación complicada para el
gobierno del Partido de los Trabajadores (PT) y su presidenta que, por cierto, fue
gerente de Petrobras antes de dedicarse a la política. El escándalo reflo-
tó las protestas masivas contra el gobierno. En México desaparecieron 43
estudiantes de la escuela normal de Ayoztinapa. Varios meses de protestas
violentas contra el gobierno dejaron al descubierto los lazos corruptos entre
políticos, oficiales de la policía y el narcotráfico. Además, surgieron acusaciones
que un importante constructor del gobierno financió de forma irregular la lujosa casa
privada de la esposa del presidente mexicano Enrique Peña Nieto. En Venezuela,
la oposición cotidianamente acusa al gobierno chavista de corrupción para
desacreditarlo. Incluso en Chile, un país que en las últimas décadas se mantuvo al
margen de grandes escándalos de este tipo, varios casos de corrupción sacudieron
la sociedad, implicando tanto a altos funcionarios de los partidos de oposición (en
el caso Penta) como al
Stephan Ruderer/Christoph Rosenmüller hijo de la presidenta Michelle Bachelet,
que vio fuertemente mermada su imagen pública por este caso de “corrupción
familiar”.
La corrupción parece ser un fenómeno enraizado en América Latina.
En los debates públicos, las acusaciones de corrupción se han transformado en un
arma discursiva cada vez más recurrente y poderosa que permite atacar al oponente
político en el campo de la moral, donde el público interesado, la sociedad en general
y los electores se muestran cada vez menos tolerantes. En la opinión pública, la
corrupción es cada vez más un mal que ya no debería existir y ser tachado de
corrupto equivale a un (pre-)juicio público que daña la reputación. La corrupción, no
solamente en las prácticas corruptas sino también en el discurso público, juega un
rol preponderante en la política.
Sin embargo, en los juicios generales sobre América Latina, el fenómeno no de la
corrupción es visto solamente por el lado de las prácticas, ya que se constatan los
escándalos y se pinta la corrupción política como “uno de los [...] peores y duraderos
problemas”
del continente. Estos juicios, muchas veces no toman en cuenta el uso político que
implica la acusación de corrupción ni se basan en un análisis histórico profundo y a
largo plazo. Generalmente, se considera a América Latina como un continente
corrupto, sin reconocer las diferencias regionales y las particularidades históricas
de cada país. Incluso en el discurso académico, en algunos casos, se han resaltado
las “disposiciones sociales” (Huppertz 2004: 15) hacia la corrupción de los
latinoamericanos sin documentar estos juicios empíricamente. La
corrupción aparece como uno de los factores responsables del subdesarrollo
económico y de los problemas en el proceso de formación del estado en los distintos
países del continente (Nef 2001; Fajardo 2002; MacLachlan
2006; Waldmann 2010).
1
The Economist
, 14.3.2015, y el artículo de Jorge G. Castañeda, “Latin America’s
anti-corruption crusade”, en The Tico Times
, 29.7.2015 (http://www.ticotimes.
net/2015/07/28/latin-americas-anti-corruption-crusade).2
“one of the[...] worst and most enduring problems”,
The Economist
, 14.3.2015. El artículo también reconoce las reformas que han hecho las
democracias latinoamericanas
para combatir la corrupción.
OBJETIVO GENERAL

Analizar la corrupción administrativa y su incidencia en los


sectores público y privado de Latinoamérica y Honduras.

OBJETIVOS ESPECÍFICOS

Definir la corrupción y relatar sus daños y retrasos que genera a


los países afectados.

Identificar las causas y consecuencias de la corrupción


administrativa, así como su impacto sociocultural.

Definir la falsificación, los delitos y los desfalcos y sus diferentes


tipos.

Analizar los partidos políticos y su vinculación con la corrupción


en el Estado Hondureño.

Determinar cómo enfrentar la corrupción en el sector público, así


como las dificultades para enfrentarlas.

Identificar como incide la corrupción administrativa del Estado en


el atraso económico del país.
LA CORRUPCION: GENERALIDADES.
1. Concepto de Corrupción
En el lenguaje gramatical el término corrupción se deriva del verbo corromper y se
define como todo acto tendente a causar un daño, una alteración o un vicio sobre
una cosa determinada.
Una definición en sentido general según Kauffman, es la utilización o abuso de un
cargo público en beneficio propio.
Por su parte. Van Klaveren define la corrupción como la utilización de cargos
públicos como una plataforma para obtener ingresos ilegales.
Son innumerables los enfoques que se le puede dar a la corrupción en los diversos
tipos, ya que existe corrupción administrativa, corrupción artística, corrupción sexual
etc.
La corrupción constituye un fenómeno político, social y económico a nivel mundial.
Es un mal universal que corroe las sociedades y las culturas; se vincula con otras
formas de injusticias e inmoralidades, provoca crímenes y asesinatos, violencia,
muerte y toda clase de impunidad; genera marginalidad, exclusión y miedo en los
más pobres, mientras utiliza legítimamente el poder en su provecho.
Afecta a la administración de justicia, a los procesos electorales, al pago de
impuestos, a las relaciones económicas y comerciales nacionales e internacionales,
a la comunicación social. Está por igual en la esfera pública como en la privada; y
una y otra se necesitan y complementan. Se liga al narcotráfico, al comercio de
armas, al soborno, a la venta de favores y decisiones, al tráfico de influencias, al
enriquecimiento ilícito.
La corrupción refleja el deterioro de los valores y virtudes morales, especialmente
de la honradez y de la justicia. Atenta contra la sociedad, el orden moral, la
estabilidad democrática y el desarrollo integral de los pueblos.

1.2 La corrupción en los sectores público y privado.


Anotaba un jurista norteamericano que el hablar de cohecho, es preciso distinguir
la corrupción en el sector público de la corrupción en el sector privado, porque
probablemente de una se deriva la otra. Si por corromper se endiente ofrecer
retribución o recompensa, aceptarla, bien para eludir deberes nacido de la ley o de
los compromisos contractuales, bien para otorgar beneficios no existente según esa
misma ley o aquel contrato, entonces es obvio que haya corrupción tanto en la vida
pública como en la privada.
El soborno o corrupción en el sector privado, ha aparecido con el industrialismo y el
gigantismo económico de nuestros días. La competencia entre los grandes centros
de producción de cada país, la ocupación de los mercados de consumo, la
consecuente inflación, el endeudamiento de los países en desarrollo, ofrecen como
medio de combate, la corrupción en ambos sectores de la vida de un país.
Según Robert Klitgaard en su libro Controlando la Corrupción, el comportamiento
ilícito prospera cuando las agentes tienen poder monopólico sobre los clientes,
cuando tienen un alto nivel de arbitrio y cuando la responsabilidad de la agente
respecto del director es débil.
Una ecuación estilizada sostiene que los ingredientes básicos de la corrupción son:
CORRUPCION = MONOPOLIO+ARBITRIO-RESPONSABILIDAD
También para este autor los costos de la corrupción son:
Eficiencia: - Desperdicia recursos
- Crea "males públicos "
- Distorsiona políticas.
Distribución: - Reasigna recursos a los ricos y poderosos, a aquellos con poder
Militar o policial, o a aquellos con poder monopólico.
Incentivos: - Desvía energía de funcionarios y ciudadanos hacia la búsqueda
Socialmente improductiva de rentas corruptas
 Crea riesgos, induce medidas preventiva, improductiva, aleja las inversiones
de la áreas con
alta corrupción.
Políticas: - Engendra alineación y cinismo popular
- Crea inestabilidad del régimen.

Honduras sigue hundiéndose en la corrupción, según informe de


Transparencia Internacional

Tegucigalpa. -Honduras se ubica en el ranking 135 de 180 países en el nivel de


percepción de corrupción con un índice de 29 puntos, lo que evidencia que este país
centroamericano, donde el encargado de la instancia anticorrupción renunció la
semana pasada ante las presiones de los corruptos que investigaba, sigue
carcomiéndose en este flagelo mundial.

Los datos referidos constan en el índice de Percepción de la Corrupción (IPC) 2017,


divulgado hoy por Transparencia Internacional. El estudio clasifica 180 países y
territorios según sus niveles percibidos de corrupción en el sector público de
acuerdo a expertos y empresarios, y entre más cerca se está de 180, significa que
el país es más corrupto. Para medir el índice se usa una escala de 0 a 100, donde
0 es altamente corrupto y 100 es muy limpio.

En el caso de Honduras, el estudio especifica que va en involución ya que al hacer


referencia al ranking entre los años 2015 y 2017, el país cae en 24 puntos y si la
comparación se hace con el 2016, la caída es de 12 escaños, ya que pasó del lugar
123 al 135.

Los datos ponen a Honduras como el tercer país en Centroamérica con mayor
percepción de corrupción, superado únicamente por Guatemala, que se ubica en el
ranking 143 y por Nicaragua que ostenta el 151, y en el lugar 26 de 32 países del
continente americano.

En cuanto al caso de Guatemala y al hacer una comparación con Honduras, la


precepción podría ser imprecisa, ya que en la vecina nación hay más resultados
contra la corrupción, gracias a la presencia de la Comisión Internacional Contra la
Corrupción de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que ya ha enviado a
la cárcel por delitos de corrupción a dos expresidentes y a un presidente en
funciones.

Con menos percepción de corrupción, se encuentra El Salvador en el ranking 112,


seguido de Panamá en el 96 y muy distante Costa Rica, que se ubica en el lugar
38, compartiendo sitiales con países europeos, asiáticos y con Chile y Uruguay de
América Latina.

Este año, el índice encontró que más de dos tercios de los países obtuvieron
puntajes por debajo de 50, con un puntaje promedio de 43.

Nueva Zelanda y Dinamarca ocupan el primer lugar con puntajes de 89 y 88


respectivamente. Siria, Sudán del Sur y Somalia tienen el puntaje más bajo con
puntajes de 14, 12 y 9 respectivamente. La región de mejor desempeño es Europa
occidental con un puntaje promedio de 66. Las regiones con peor desempeño son
África subsahariana (puntaje promedio 32) y Europa oriental y Asia central (puntaje
promedio de 34).

El informe se presentó en Tegucigalpa por parte de la Asociación por una Sociedad


más Justa (ASJ) que representa el capítulo de Transparencia Internacional
Honduras y que es presidida por Carlos Hernández, quien refirió que la corrupción
incide más en aquellas instituciones donde hay mayor presupuesto público, entre
las que citó a las secretarías de Seguridad, Obras Públicas, Salud y Educación y el
Tribunal Supremo Electoral.
Hernández apuntó que la corrupción es un problema endémico que requiere, para
sancionar a los corruptos, de la unidad de todos los sectores como la Misión de
Apoyo Contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras (MACCIH), la sociedad
civil, el Ministerio Público, el Poder Judicial y el Poder Ejecutivo.

RENUNCIA
Ante los altos niveles de corrupción que involucran a altos funcionarios del Estado
y por la presión popular que demandaba en el 2015 la renuncia del presidente Juan
Hernández por haber recibido fondos para financiar su campaña política del
dilapidado Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS) , se instaló la MACCIH,
una instancia de la Organización de Estados Americanos (OEA) a la que la semana
pasada renunció su vocero, Juan Jiménez Mayor, quien reveló días atrás que
estaba investigando a una red de exdiputados y diputados, que en el periodo 2011-
2015 habían malversado al menos 1,300 millones de lempiras provenientes del
erario público.
Jiménez Mayor, denunció además que a lo interno de la OEA hay irregularidades
en la contratación de personal de la MACCIH, lo que a su juicio es una malversación
de fondos provenientes de los países aportantes a este ente anticorrupción.
“Los resultados del IPC se correlacionan no solo con los ataques a la libertad de
prensa y la reducción del espacio para las organizaciones de la sociedad civil”: Delia
Ferreira Rubio, presidenta de Transparencia Internacional.

ANÁLISIS DE INVESTIGACIÓN
Un análisis más detallado de los resultados indica que los países con la menor
protección para la prensa y las organizaciones no gubernamentales (ONG) también
tienden a tener las peores tasas de corrupción.
Cada semana, al menos un periodista es asesinado en un país altamente corrupto.
El análisis, que incorpora datos del Comité para la Protección de los Periodistas,
muestra que, en los últimos seis años, más de 9 de cada 10 periodistas fueron
asesinados en países que obtuvieron un puntaje de 45 o menos en el índice.

Ningún activista o periodista debería temer por sus vidas al hablar en contra de la
corrupción. Dadas las medidas enérgicas actuales contra la sociedad civil y los
medios de todo el mundo, tenemos que hacer más para proteger a los que hablan
abiertamente: Patricia Moreira, Directora Ejecutiva de Transparencia International

LAS CINCO MEJORES RECOMENDACIONES


Transparencia Internacional recomienda a la comunidad global para que tome las
siguientes medidas a fin de frenar la corrupción:
Los gobiernos y las empresas deben hacer más para alentar la libertad de
expresión, los medios de comunicación independientes, la disidencia política y una
sociedad civil abierta y comprometida.
Los gobiernos deberían minimizar las regulaciones sobre los medios, incluidos los
medios tradicionales y nuevos, y garantizar que los periodistas puedan trabajar sin
temor a la represión o la violencia. Además, los donantes internacionales deberían
considerar la libertad de prensa relevante para la ayuda al desarrollo o el acceso a
las organizaciones internacionales.
La sociedad civil y los gobiernos deberían promover leyes que se centren en el
acceso a la información. Este acceso ayuda a mejorar la transparencia y la rendición
de cuentas al tiempo que reduce las oportunidades de corrupción. Sin embargo, es
importante que los gobiernos no solo inviertan en un marco legal apropiado para
tales leyes, sino que también se comprometan con su implementación.
Los activistas y los gobiernos deberían aprovechar el impulso generado por los
Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas para abogar e
impulsar las reformas a nivel nacional y mundial. Específicamente, los gobiernos
deben garantizar el acceso a la información y la protección de las libertades
fundamentales y alinearlas con los acuerdos internacionales y las mejores prácticas.
Los gobiernos y las empresas deberían divulgar proactivamente información
relevante de interés público en formatos de datos abiertos. La divulgación proactiva
de datos relevantes, incluidos los presupuestos gubernamentales, la propiedad de
la empresa, la contratación pública y las finanzas de los partidos políticos, permite
a los periodistas, la sociedad civil y las comunidades afectadas identificar patrones
de conducta corrupta de manera más eficiente.
https://criterio.hn/2018/02/21/honduras-sigue-hundiendose-la-corrupcion-segun-
informe-transparencia-internacional/

Honduras, es uno de los países más corruptos del mundo según Transparencia
Internacional; y es esa corrupción que genera pobreza y desprotección social.
Honduras se ubica en el puesto 135 de 180 países evaluados en sus niveles de
corrupción, según Transparencia Internacional. Es esa corrupción que deja sin
recursos al estado para la inversión pública.
En los últimos 8 años se han destapado múltiples actos de corrupción que han
implicado al actual Gobierno, pero ningún se ha procesado en su totalidad.
El Gobierno tiene múltiples programas sociales que intentan atacar la pobreza, pero
son ellos mismos quienes la generan con los dineros que son desviados.
Comunidades como esta carecen de los servicios básicos como la salud, la
seguridad y educación dineros que podían ser utilizados en las poblaciones son
desviados por la corrupción.
La Misión de Apoyo contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras (MACCIH)
inició investigaciones contra el desvío de fondos hecho por diputados de diferentes
partidos políticos, analistas dicen que es solo el comienzo.
El desvío de fondos del erario público tiene 100 años en Honduras según el Consejo
Nacional Anticorrupción.
Dassaev Aguilar, Tegucigalpa.

Corrupción en América Latina: Que no nos corten las alas


La factura oculta de la corrupción
Además de obstaculizar la toma de decisiones públicas, la corrupción erosiona la
asignación eficiente del gasto público, fomenta la evasión fiscal, genera costos
adicionales en el financiamiento de empresas y gobierno, y desalienta la inversión.
Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el
costo real de la corrupción debe estimarse a partir de las pérdidas en la producción
generadas por la mala asignación de recursos, distorsiones de incentivos y otras
ineficiencias. Ahora sabemos que la corrupción, además de disminuir las
inversiones en un 5%, también aumenta el costo para hacer negocios en un
promedio de hasta un 10%. Y no solo eso. El Fondo Monetario Internacional estima
que el 2% del PIB Mundial se pierde en el pago de sobornos. En otras palabras: la
corrupción cobra factura por muchos lados.
La corrupción también tiene un efecto negativo en la confianza en las instituciones
públicas y el Estado. Si bien es difícil determinar estadísticamente el impacto exacto
en el desarrollo, algunos autores han llegado a estimar que una mejora de los
indicadores de corrupción del cuartil más bajo podría elevar el ingreso per cápita en
aproximadamente US$3.000 en América Latina a mediano plazo.
La calidad institucional y la transparencia de los gobiernos son clave a la hora de
crear un clima empresarial que incentive la inversión. La burocracia enrevesada
puede afectar la productividad y el crecimiento económico de un país. ¿Cómo? Las
reglamentaciones opacas y engorrosas restringen el acceso a la información y
abren oportunidades para comportamientos discrecionales. En algunos casos, a
eso se une a una débil institucionalidad de las agencias gubernamentales
responsables de la rendición de cuentas. Eso pone las cosas difíciles a las
empresas que quieren operar en un país, especialmente a las de menor tamaño.

Corrupción pública, corrupción privada…corrupción, a fin de


cuentas
La corrupción sigue siendo, como decía Vizcarra en su discurso, uno de los mayores
problemas de América Latina. Por ejemplo, según el Informe de Competitividad
Global del Foro Económico Mundial, muchos países de la región no tienen una
posición competitiva en los indicadores de “ética y corrupción” y “ética corporativa”.
Solo 5 países de nuestra región se encuentran en el tercio superior, y más de la
mitad están por debajo de los 100 mejores puestos. En realidad, los niveles de
corrupción apenas se han movido. La diferencia con tiempos anteriores es que hoy
en día, se ve.
Odebrecht, los llamados papeles de Panamá… en la era de Internet, cada vez es
más difícil ocultar las prácticas deshonestas tanto de servidores públicos como de
ejecutivos privados. “Este descontento también es una señal de que nuestras
democracias están madurando, y de que nuestras instituciones hoy operan con
mucha más independencia”, explicaba el presidente del BID Luis Alberto Moreno
ante una audiencia de empresarios y mandatarios durante la III Cumbre Empresarial
de las Américas. “La revolución digital que le ha dado tanta visibilidad a la corrupción
también nos ofrece nuevas herramientas para combatirla”, añadió. Ahí está el
mensaje optimista. Con la corrupción, podemos elegir entre ver el vaso medio lleno
o medio vacío.

¿Hay luz al final del túnel?


Justamente esta semana en Lima empresas y gobiernos se sientan alrededor de la
mesa para buscar soluciones prácticas y concretas a la lacra de la corrupción. Las
propuestas que se discuten se refieren tanto a lo que se debe hacer desde el sector
público, pero especialmente a que debe hacer el sector privado para enfrentarse de
manera creíble este problema.
¿Quién está detrás de una empresa? ¿Qué compañías financian campañas
electorales? ¿Cuál es el criterio que se aplica al adjudicar una obra de inversión
pública? Muchos de los escándalos de los periódicos estos se hubieran evitado si
esta información hubiera estado accesible desde el principio para funcionarios y
empresas. Porque seamos claros: mucha corrupción existe porque los sistemas
opacos y poco transparentes proporcionan una garantía de discreción e impunidad.
Estos días, empresas y gobiernos hablan de cómo crear normas y sistemas para
contestar a esas preguntas –y muchas más– de manera casi sistemática. Vamos a
oír hablar de regulaciones para registros de beneficiarios finales, reformas
estructurales a los sistemas de contratación pública, medidas de simplificación
administrativa, y de cómo empujar al sector privado para implementar políticas
internas que prohíban contribuciones políticas ilegales, los sobornos o la entrega de
obsequios a funcionarios públicos.
Tenemos una oportunidad única para que confluyan la voluntad política y las
respuestas técnicas. Delia Ferreira, presidente de Transparencia Internacional y
miembro de un grupo de expertos que está asesorando al BID en este tema,
recientemente nos decía que la gente hoy exige “más información, más integridad,
menos impunidad y, menos indiferencia”. La gente pide, en resumidas cuentas,
soluciones. Soluciones para que nadie tenga que empezar un discurso diciendo que
la corrupción está cortando las alas a América Latina.

Transparencia Internacional presentó su informe anual global


sobre la percepción de corrupción del sector público. Pese a
algunas excepciones, Latinoamérica sigue en niveles críticos.
La organización alemana, Transparencia Internacional, reveló su más reciente
informe sobre la percepción de corrupción para el año 2017. El índice se calcula de
0 a 100, respectivamente de altamente corrupto a muy transparente y se establece
gracias a expertos y actores del sector privado y su apreciación de la transparencia
de lo público. En un panel de 180 países, los mejores alumnos son Nueva Zelanda,
Dinamarca y Finlandia mientras que los peores son Somalia, Sudán del Sur y Siria.
La ONG lamenta que las mejoras sean muy sensibles o inexistentes, de hecho,
resalta que los dos tercios de los países no superan el puntaje 50, lo cual
corresponde a niveles altos de corrupción y que el promedio global sea solamente
de 43. Denuncia también que “los activistas y los periodistas en los países corruptos
arriesgan diariamente sus vidas por el hecho de denunciar”. Transparencia avanza
la cifra que al menos 1 periodista es asesinado por semana en un país altamente
corrupto.

América Latina no logra salir de la zona roja del índice sobre


percepción de corrupción
El informe revela que la percepción de la corrupción en el sector público en los
países latinoamericanos sigue muy alta a pesar de ciertos avances. La organización
resalta la creación de legislaciones fuertes, como en Chile, y la investigación a altos
personajes de poder como en Ecuador y Perú. No obstante, estos avances no son
generalizados y “no constituyen políticas integrales que aborden las causas
históricas y estructurales de la corrupción en la región”, argumenta la ONG.
En la tabla de 180 naciones, la peor calificada según el índice es Venezuela en el
puesto 169 con un puntaje de 18. Le siguen Haití, Nicaragua y Guatemala entre los
peores calificados sobre la percepción de corrupción.
Otros países como Paraguay, México, Honduras y Ecuador obtuvieron una
calificación entre 29 y 32, muy alejada a la mejor calificada de todo el continente
americano: Canadá, con 82 de puntaje en transparencia y un honroso octavo lugar
en el ranking mundial.
La voluntad política acerca de la lucha anticorrupción sufre de variaciones
importantes entre países y eso podría explicar en parte el estancamiento de la
región. Los países que consideran esta cuestión como prioritaria y actúan con un
aparato legislativo eficaz, basado “mediante el consenso y la participación política”,
logran mejorar sus puntuaciones rápidamente.
Mientras tanto, los países que no consideran este tema como prioritario empeoran
cada año, revela el análisis.
Transparencia Internacional recomienda que se apliquen cambios de fondo sobre
el “financiamiento de la política, de las contrataciones públicas y del fortalecimiento
de instituciones jurídicas independientes” para que se puedan notar cambios reales.
CONCLUSIONES

Varias y diversas son las acciones que se han tomado en diferentes países para
tratar de enfrentar el tema de la corrupción. Unas más exitosas que otras, abren el
camino para comenzar una batalla que está lejos de ser ganada. A pesar del
sombrío panorama, es importante resaltar ciertos avances. Tras décadas de
impunidad absoluta, cobijadas por cruentas dictaduras militares que azotaron a la
región durante buena parte de la segunda mitad del siglo XX, hoy en día la
prevalencia de medios masivos de comunicación, grupos de la sociedad civil
organizada e instancias de rendición de cuentas en prácticamente todos los países
de la región permiten, al menos, que la población esté enterada de los actos de
corrupción que cometen las élites de sus respectivos países.
Actualmente los escándalos de corrupción tienen un costo político. La caída abrupta
en la popularidad de Rousseff, Bachelet y Pérez Molina a raíz de los casos descritos
anteriormente es ejemplo claro de ello. No obstante, esto no es suficiente. Los
castigos a funcionarios corruptos a todos los niveles deben ser una lucha local,
nacional y regional conjunta que no permita tregua. Erradicar la impunidad y la
corrupción que han caracterizado a la región debe ser prioridad de Estado, no de
gobierno.
Los costos políticos, económicos y sociales de esta lucha serán enormes. Las raíces
de la corrupción están tan profundamente interconectadas que es prácticamente
imposible enfrentarla sin afectar los intereses de otros sectores, fundamentalmente
aquéllos de los poderes fácticos, que son cada vez menos controlables. Esto, a su
vez, puede desatar una agresiva embestida en contra de los propios gobiernos que
asuman como prioritaria esta tarea. El panorama es sumamente complicado, sin
embargo, la «política de la simulación» es cada vez menos sostenible en la actual
era de la información. Por lo tanto, quedará en manos no sólo de la clase política,
sino también de la opinión pública, presionar a sus gobiernos por fomentar un
cambio. Finalmente, la corrupción, es una lucha de todos y se pelea día con día .
BIBLIOGRAFIA

https://cuadrivio.net/la-corrupcion-en-america-latina/
https://www.iberoamericana-
vervuert.es/introducciones/introduccion_R115303.pdf
https://www.france24.com/es/20180222-indice-corrupcion-america-
latina-tranparencia
https://blogs.iadb.org/gobernarte/2018/04/13/corrupcion-en-america-
latina/
https://www.monografias.com/trabajos24/corrupcion/corrupcion.shtml#
objet

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