Seremos liberados de todo flagelo porque el Señor desea nuestro bienestar y gozo.
Debemos liberarnos y liberar a los cautivos. ¡Declara que eres libre de cualquier atadura en
el nombre de Jesús!
Hechos 2:24 dice: al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era
imposible que fuese retenido por ella.
Agradece y aprovecha cada momento que Dios te regala para compartir con tu
familia, trabajar y ser feliz. La vida es un don maravilloso.
El Salmo 91:16 promete: Lo saciaré de larga vida, Y le mostraré mi salvación.
La vida no es nada si no está llena del Señor. Sáciate en Su presencia porque Él quiere
bendecirte más allá de lo que puedas imaginar.
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C.C.Pagiel Enseñanza para Grupos.
4. La pobreza es la cuarta atadura. La familia de Lázaro era próspera, tanto que eran
capaces de alimentar siempre al Señor y a todos los que le acompañaban, incluyendo
a los doce discípulos. En su casa siempre había comida. Cuando el Maestro llegó,
María lavó sus pies con un perfume que costaba lo que un hombre ganaba en un año.
Su generosidad fue criticada por Judas pero Jesús lo reprendió diciéndole que la
dejara porque los pobres siempre estarían allí para recibir ayuda, pero Él pronto se
iría. Ábrete a la abundancia y declara que tus mayores bendiciones están por venir.
El Señor nos hizo reyes sobre la tierra, capaces de pelear por nuestros dominios. Sólo
los esclavos ceden sus derechos. No le cedas al demonio derechos sobre tu salud y
prosperidad. Levántate como rey y pelea por tu libertad y por cada preciosa
bendición que Dios ha preparado para ti.
Conclusión. Pídele que te libere de la culpa. Cada día tiene sus afanes y no
lograrás avanzar si además arrastras las preocupaciones del pasado.