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elementos del sistema ideológico imperial, puesto que ejercía una
influencia continua, tanto en las actividades de la sociedad en su
conjunto, como en la vida de cada uno de sus miembros. Es impor-
tante mencionar una tendencia marcada, tanto en la evolución del
calendario estatal inca, como en todo el sistema mágico-religioso
imperial: se trata de la sucesiva "solarización" tanto del cómputo
del tiempo, como del culto. Es este un fenómeno característico de
la fase expansionista de varios -por no decir que de todos- las or-
ganizaciones sociales regidas por un sistema mágico-religioso de
tipo astro-biológico.' Respecto a la situación concreta de un Estado
expansionista, como era el Estado de los incas, observamos que la
élite de poder se enfrentaba a dos problemas básicos:
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cionado, se ha observado un proceso parecido en otras cul
por ejemplo, en la cultura azteca en Mesoamérica o en la cul
romana de la Europa Antigua, etc. Obviamente, también todas
instituciones políticas y la misma persona del soberano adq ·
estos rasgos "solares", lo que es suficientemente evidente er;
Según parece, los incas utilizaron como base para su futuro ca- \
lendario imperial un calendario luni-solar, compuesto de meses
lunares sinódicos, utilizado en la región del Cusco antes de la con-
quista inca. Sobre esa base, elaboraron una estructura más comple-
ja, compuesta de los siguientes elementos:
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vez de punto de referencia para las diversas posibles lecturas
comienzos del ciclo luni-solar:
(_ tuida por los ciclos solsticiales, descritos por Molina "El Cusq
ño" y Polo de Ondegardo;
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favor de la reconstrucción presentada.6 Evidentemente, este argu-
mento tiene también sus debilidades; la principal es que la ceremo-
nia no fue presenciada en el Cusco, o en sus vecindades inmediatas
(según debía de haber ocurrido, conforme a los postulados que he
presentado en la Introducción y en los Cap. I y IV), sino en una lo-
calidad a unos de 150 km. de distancia, ya en la parte perteneciente
al Collasuyu (Qullasuyu). Es este, sin duda, un defecto contextual
de importancia. No obstante, sostengo que no desacredita del todo
mi argumento puesto que:
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'Capítulos III y IV, si bien tenemos evidencias de que se hacían ob-
servaciones en el Cusco de ciertos fenómenos solares a lo largo del
año, no se han encontrado evidencias tangibles de una división del
año en 12 meses por medio de la observación de las distintas po-
siciones del Sol en el horizonte. Parece más plausible una división
del año solar mediante la observación de 6 u 8 fenómenos, es decir,
J un sistema similar al propuesto por Zuidema y Aveni (Zuidema
1981, 1982, 2010; Aveni, 1981); pero con esta atingencia: no se han
encontrado evidencias de la observación de los llamados "pasajes
500
temente soy el primer investigador que ha hecho un trabajo tan
necesario y relativamente poco complicado. Curiosamente, hasta
la fecha nadie ha hecho mucho caso de las evidentes divergencias
existentes en las descripciones de las mismas fiestas, lo que, a mi
parecer, es una clara evidencia de la existencia -dentro del cuadro
de la misma festividad- de distintas ceremonias, cada una accesi-
ble a un determinado grupo social. Mi estudio comparativo de las
fiestas calendáricas ha estado dedicado solo al aspecto estructural
y cronológico. El análisis del aspecto simbólico de dichas fiestas,
y su relación con el conjunto de datos mitológicos, cosmológicos,
etc. que se tiene a disposición, merece un amplio estudio aparte;
además, a este tema está dedicado a una buena parte de la obra
monumental de R.T. Zuidema (Zuidema, 2010).
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dónde mirar, para encontrarlo ...
503
Por eso se revelan sumamente interesante las investigaciones
arqueo-astronómicas en las centros ceremoniales y administrati-
vos incas, situados en las provincias conquistadas, puesto que los
( resultados de estas pesquisas pueden darnos una idea más exacta
del funcionamiento de estos centros (especialmente en cuanto al
aspecto calendárico) y, por consiguiente, nos permitirían evaluar
) supuesto impacto de los sistemas metropolitanos sobre las culturas
locales.9
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sido sólo mencionados, esbozados o hasta totalmente omitidos.
La siguiente presentación de las más importantes cuestiones que
siguen estando pendientes podría constituir un derrotero para fu-
turas investigaciones:
505
505
(religiosas, administrativas, económicas, etc.) coordinadas directa-
mente por el calendario estatal? Tanto la existencia de calendario
regionales junto con el "calendario estatal", como la tantas veces
evocada "jerarquía informativa" vigente en el Tawantinsuyu, su-
ponen que dicho calendario estatal servía para administrar no to-
das, sino solo determinadas tareas dentro del funcionamiento del
sistema social: las que eran de principal interés para el Estado. A
título de sugerencia podemos postular que éstas debían ser (al me-
nos) las siguientes:
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días, 13 las operaciones bélicas debían parar durante el novilunio y
tenían su culminación durante el plenilunio, etc. Corno también
la realidad climático-ecológica (al menos en la sierra) imponía sus
reglas, resulta obvio que algunos períodos del año --en especial
durante la estación seca- eran más propicios para las actividades
bélicas que otras, lo que pudo haberse reflejado en las ceremonias
calendáricas.
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consecuencias para la visión andina de la conquista pudo haber te-
nido el hecho de que el encuentro de Atahualpa con los españoles
tuviese lugar durante el mes inca de Ayarmaca, dedicado al culto
a los muertos?.17
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