En pleno siglo XXI, época en la que la globalización se ha afianzado como uno de los
caracteres fundamentales que influyen de manera directa e indirecta y de manera
constantemente en todas aquellas personas que habitan el planeta, una especie de sujeto
cosmopolita se ha vuelto parte del ideario colectivo. Se habla de “ciudadanos del mundo”
en una especie de idealización romantizada de la hiperconectividad que se ha desatado en
todo el mundo:
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Benedict Anderson En las Comunidades imaginadas. Reflexiones sobre el origen y la difusión del
nacionalismo de Benedict Anderson, publicada en 1983, se señala que el mapa (dónde), el censo (quiénes) y
el museo (cómo) fueron parte de lo que permitieron la consolidación del estado nación en sudeste asiático.
idea de la eficacia política de la soberanía, está ligado aquí a la idea de una intensidad de
las circulaciones: circulación de las ideas, circulación de las voluntades y las órdenes y
también circulación comercial. (Foucault, 2006:32).
Michel Foucault se dedicó a señalar cómo fue que, desde la época moderna, entre el
siglo XVII y el XIX, el estado-nación se apoyó en las ciencias de la vida (la biología,
ecología, zoología), y como el principal promotor del ejercicio de poder en el mismo
ámbito biológico de los sujetos. “Según Foucault, ‘el umbral de modernidad biológica’ de
una sociedad se sitúa en el punto en que la especie y el individuo, en cuanto simple cuerpo
viviente, se convierten en el objetivo de sus estrategias políticas” (Agamben, 1998: 11). Así
fue que llegó y mantuvo su discusión sobre la biopolítica y la manifestación del biopoder
que se encarna en los cuerpos cuando hay una incrustación de la política en la vida misma
de los sujetos, mediante políticas de salubridad (las cárceles y la eugenesia) y la salud
mental (los manicomios y la sexualidad).
Como señala el filósofo Giorgio Agamben, lamentablemente la muerte impidió que
Foucault llegara a desarrollar aún más su teoría sobre la biopolítica (Agamben, 1998:13),
sin embargo, el pensador italiano se ha dedicado a retomar y expandir dicho concepto en
unión a una revisión de la obra de Hanna Arendt La condición humana de 1958. En su obra
de 1995 Homo sacer. El poder soberano y la nuda vida, Agamben discute el concepto
usado por Foucault, pero crítica la idea de que este se haya originado desde la edad
moderna. El italiano señala que la biopolítica se hizo patente desde la sociedad griega, los
cuales utilizaban el concepto de zoé y bios, el primero para referirse a la vida tal cual y el
segundo para referirse a la forma que esta adquiría forma en tanto seres humanos y sociales.
Fue con la constitución de la polis que la zoé pasó a formar parte integral del interés
político y social:
La biopolítica es, en este sentido, tan antigua al menos como la excepción soberana. Al
situar la vida biológica en el centro de sus cálculos, el Estado moderno no hace, en
consecuencia, otra cosa que volver a sacar a la luz el vínculo secreto que une el poder con
la nuda vida, reanudando así (según una correspondencia tenaz entre moderno y arcaico
que se puede encontrar en los ámbitos más diversos) el más inmemorial de los arcana
imperii. (Agamben, 1998:16).
Justo esta situación representa una paradoja en el ejercicio de poder desde los griegos
porque la polis representaba la vida social y cultural que estaba por arriba de la mera vida
ya que sometía a esta última al convivio entre ciudadanos: “La pareja categorial
fundamental de la política occidental no es la de amigo-enemigo, sino la de nuda vida-
existencia política, zoé-bíos, exclusión-inclusión” (Agamben, 1998:18).
La nuda vida, según el filósofo italiano es “la vida a quien cualquiera puede dar
muerte pero que es a la vez insacrificable del homo sacer”2 (Agamben, 1998:18). Es la
forma en que se consolida un reconocimiento del cuerpo y el sujeto a través de negar su
misma condición de cuerpo. El cuerpo es político a través de negarlo como cuerpo (vida-
orgánico) y asumirlo, más bien, como sujeto social. Es entonces que yo puedo ser
reconocida como colombiana por el Estado-nación de Colombia, al que a la vez como
sujeto-institución social le doto de ejercer su poder soberano. Mi cuerpo es reconocido a
partir de negarlo y asumirlo como sujeto social que estructura el Estado, el cual reconoce a
la vez mi cuerpo como parte de su soberanía (soy de Colombia, así como sus valles, selvas,
ríos y mares). El Estado colombiano se materializa en mi cuerpo al reconocerme como
sujeto identificado políticamente como colombiano: “la ciudadanía se dispone
efectivamente a transformarse en un concepto denso en significados, que involucra
especialmente los criterios de adhesión subjetiva a un ordenamiento: identidad y
participación, derechos y deberes de «geometría variable»” (Mezzadra, 2005:95).
En este sentido, la ley 12/2015 estipulada por el gobierno español parte de un
ejercicio político que reconoce el poder soberano de la comunidad judía radicada en la
península ibérica (Sefarad), para reconocer otros cuerpos y sujetos sociales desde ciertos
parámetros que no necesariamente están dados por el Estado español. En este juego de la
exclusión-inclusión de los poderes soberanos de la política occidental, mi cuerpo y sujeto
social está sometido a ciertos marcos jurídicos locales y globales, pero a la vez, al
reconocer esos otros poderes soberanos que anteceden históricamente al mismo Estado-
nación, se me abre la oportunidad de ser reconocida como parte de otro territorio u otros
territorios.
El Estado español me reconoce a mí jurídicamente a través del reconocimiento
como sujeto político de otro sujeto político que lo conforma (los sefardíes) a partir de la
politización de la vida misma: mi árbol genealógico. Esto se debe a que
2
Cursivas el original.
La definición de los códigos de inclusión dentro del espacio de la ciudadanía y,
contextualmente, la regulación de los mecanismos de exclusión, son las grandes
cuestiones que el Estado está cotidianamente obligado a «pensar» y a repensar a causa de
la presencia de «extranjeros» en su territorio. (Mezzadra, 2005:98).
En esta situación se pone de manifiesto esa especie de una supuesta supresión del Estado
español por el poder soberano de una comunidad que lo antecede (los sefardíes vivieron en
la península ibérica previo a la existencia de la corona española), pero que no deja de estar
dentro del ejercicio de poder del mismo Estado español:
Agamben, G. (1998). Homo sacer. El poder soberano y la nuda vida. España: Pre-
Textos.
Anderson, B. (1993). Comunidades imaginadas. Reflexiones sobre el origen y la
difusión del nacionalismo. México: Fondo de Cultura Económica.
Foucault, M. (2006). Seguridad, territorio, población: Curso en el College de
France: 1977-1978. Argentina: Fondo de Cultura Económica.
Mezzadra, S. (2005). Derecho de fuga. Migraciones, ciudadanía y globalización.
Madrid: Traficantes de Sueños.