PANTEÍSMO GERMANO-FRANCÉS
APUNTES CRÍTICOS SOBRE LAS DOCTRINAS FILOSÓFICAS DE
por
D. LUIS VIDART.
MADRID.
ESTABLECIMIENTO TIPOGRÁFICO DE T. FORTANET
1864.
EL
PANTEÍSMO GERMANO-FRANCÉS
APUNTES CRÍTICOS SOBRE LAS DOCTRINAS FILOSÓFICAS DE
por
D. LUIS VIDART.
t
V
MADRID.
ESTABLECIMIENTO TIPOGRÁFICO DE T. FORTANET
1864.
EL PANTEÍSMO SERMASO-FRAMCÉS. -
II.
La última consecuencia.
III.
IV.
V.
La afirmación de la duda
VI.
El panteísmo.
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los mencionados pensadores niegan la exactitud del juicio que nos-
otros emitimos, lo cual prueba que no lo consideran como honroso
título para alcanzar el aprecio de los doctos y la palma del venci-
miento en las cuestiones científicas.
Las ligerísimas indicaciones históricas que acabamos de exponer
demuestran que el panteísmo es una escuela filosófica tan antigua
como la civilización conocida del mundo, y que esta doctrina repre-
senta en la vida oriental el quietismo; en el ocaso del mundo greco-
romano la última resistencia á la religión cristiana; en las escuelas
gnósticas las heregías condenadas por la Iglesia; en el renacimiento
una de tantas doctrinas que fueron infecundas para la renovación de
las ciencias; en el cartesianismo una aplicación poco conforme á
las doctrinas de esta escuela, y en la moderna Alemania una torcida
dirección del criticismo de Manuel K a n t , cuyo lógico desarrollo
pretenden algunos que se encuentra en las teorías de Krause.
Presentar en la segunda mitad del siglo xix como símbolo civili-
zador el panteísmo oriental condenado por los tres inmortales genios
de la antigua Grecia, Sócrates, Platón y Aristóteles, por los más
esclarecidos doctores de la edad media, San Anselmo, San Buena-
ventura y Santo Tomás, no admitido ni enseñado por los grandes
iniciadores del renacimiento de las ciencias, Vives, Bacon y Des-
cartes, ni por los más ilustres pensadores de la filosofía novísima,
Leibnitz, Tomás Reíd y Kant, presentar este viejo y desacreditado
sistema como la última palabra de la ciencia crítica, es colocar el
ideal de toda verdad en la cuna del género humano, contra lo que
dicen de consuno la razón y la historia, que proclama la ley del
progreso como la única fórmula comprensiva de todas las l e g í -
timas direcciones del espiritual humano en su triunfal carrera al
través del tiempo y del espacio, en sus perpetuas evoluciones con-
vergentes todas á un mismo punto, la perfección absoluta, nunca
realizada y siempre sobrenaturalmente, fija ante los ojos del hom-
bre en esta triste vida donde sólo sus inmortales esperanzas son más
grandes que sus constantes desventuras.
VIL
Las religiones.
VIII.
El catolicismo y la ciencia.
IX.
La divinidad de Jesucristo,
X.
La ley de progreso.
XI.
Xil.
El libre albedrío.
XIII.
Las muchedumbres.
XIV.
El porvenir.