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Nombre del fallo: Basterrica, Gustavo M.

Fecha: 29 de septiembre de 1986

Tribunal: Corte Suprema de Justicia de la Nación

Fallos: 308:1392 Año: 1986

Partes: "Basterrica, Gustavo M."

Hechos:

Gustavo Basterrica fue condenado en primera y segunda instancia a la pena de un año de


prisión en suspenso, multa y costas, como autor del delito de tenencia de droga para el
consumo personal. Contra esa decisión, Basterrica interpuso recurso extraordinario,
planteando la inconstitucionalidad del artículo 6 de la ley 20771 que reprimía la tenencia de
drogas para el consumo personal, por vulnerar el principio de reserva consagrado en el
artículo 19 de la Constitución. La Corte Suprema de Justicia de la Nación, por mayoría,
hizo lugar al plante y revocó la sentencia apelada

Ideas claves:

“ 4º) Que el art. 19 de la Constitución Nacional circunscribe el campo de inmunidad de las


acciones privadas, estableciendo su límite en el orden y la moral pública y en los derechos
de terceros. Tales limitaciones genéricamente definidas en aquella norma, son precisadas
por obra del legislador. En materia penal, como la que aquí se trata, es éste el que crea los
instrumentos adecuados para resguardo de los intereses que la sociedad estima relevantes,
mediante el dictado de las disposiciones que acuerdan protección jurídica a determinados
bienes (…)

8º) Que, sin embargo, en el caso de la tenencia de drogas para uso personal, no se debe
presumir que en todos los casos ella tenga consecuencias negativas para la ética colectiva.
Conviene distinguir aquí la ética privada de las personas, cuya trasgresión está reservada
por la Constitución al juicio de Dios, y la ética colectiva en la que aparecen custodiados
bienes o intereses de terceros. Precisamente, a la protección de estos bienes se dirigen el
orden y moral pública, que abarcan las relaciones intersubjetivas, esto es acciones que
perjudiquen a un tercero, tal como expresa el art. 19 de la Constitución Nacional aclarando
aquellos conceptos. La referida norma impone, así, límites a la actividad legislativa
consistentes en exigir que no se prohíba una conducta que se desarrolle dentro de la esfera
privada entendida ésta no como la de las acciones que se realizan en la intimidad,
protegidas por el art. 18, sino como aquellas que no ofendan al orden o la moralidad
pública, esto es, que no perjudiquen a terceros. Las conductas del hombre que se dirijan
sólo contra sí mismo, quedan fuera del ámbito de las prohibiciones.”

Nombre del fallo: Montalvo, Ernesto

Fecha: 11 de diciembre de 1990

Tribunal: Corte Suprema de Justicia de la Nación

Fallos: 313:1333 Año: 1990

Partes: “Montalvo, Ernesto”

Hechos:

Cuatro años después de emitir el fallo trascripto supra, la Corte Suprema de la Nación
-cuyo número de miembros había sido ampliado y con diferente integración- vuelve a
abordar la inconstitucionalidad del artículo 6 de la ley 20.771 y del artículo 14, segundo
párrafo, de la ley 23.737, En la presente causa, Ernesto Montalvo había sido condenado a
prisión en suspenso por tenencia de drogas para el consumo personal. Interpuesto el recurso
extraordinario y planteada la inconstitucionalidad de la norma citada, la Corte resolvió por
mayoría, rechazar la inconstitucionalidad del artículo 6 de la ley 20.771 y 14, segunda
parte, de la ley 23.737 y confirmar la sentencia apelada.

Ideas claves:

“11) Que, conforme al art. 19 de la Constitución Nacional, las «acciones privadas» están
exentas de la autoridad de los magistrados cuando «de ningún modo» ofendan al orden y a
la moral pública ni perjudiquen a terceros. La expresión subrayada tiene alcance inequívoco
y no es lícito soslayarla. Para que queden fuera del ámbito de aquel precepto no es
necesario que las acciones privadas sean ofensivas o perjudiciales -en el sentido indicado-
en toda hipótesis o en la generalidad de los casos. Basta que «de algún modo», cierto y
ponderable, tengan ese carácter. Lo que «de algún modo», trae consigo los efectos aludidos
en el art. 19 está sujeto a la autoridad de los magistrados y, por tanto, se subordina a las
formas de control social que el Estado, como agente insustituible del bien común, pueda
emplear lícita y discrecionalmente. No es compartible, pues, el criterio expuesto en el
primer voto de Fallos: 308:1392 (consid. 8°), donde se sostuvo que la norma constitucional
«sub examine» sólo es inaplicable si «debe presumirse» que las acciones privadas afectarán
a la ética colectiva «en todos los casos». Lo que el texto dice es lo opuesto. El art. 19 queda
excluido si las acciones privadas originan esas «consecuencias» «en algunos casos», que es
lo que, con toda evidencia, sucede en las situaciones a que se refiere esta causa”

Nombre del fallo: Arriola, Sebastián y otros s/causa n° 9080

Fecha: 25/08/2009

Tribunal: Corte Suprema de Justicia de la Nación

Fallos: 332:1963 Año: 2009

Partes: Arriola, Sebastián y otros s/causa n° 9080

Hechos:

Un Tribunal Oral de Rosario no hizo lugar al planteo de inconstitucionalidad del artículo


14, segundo párrafo, de la ley 23.737 formulado por la defensa de los imputados y los
condenó como autores del delito de tenencia de estupefacientes para consumo personal.
Llegadas las actuaciones en queja a la Corte Suprema de Justicia de la Nación -luego de
diecinueve años de la sanción de la ley 23.737 y dieciocho de la doctrina "Montalvo" que
legitimó su constitucionalidad - hizo lugar al recurso y declaró la inconstitucionalidad de la
norma impugnada.

Ideas claves:

17) Que así, los tratados internacionales, en sus textos, reconocen varios derechos y
garantías previstos en la Constitución Nacional de 1853, entre ellos -y en lo que aquí
interesa- el derecho a la privacidad que impide que las personas sean objeto de injerencias
arbitrarias o abusivas en su vida privada (artículo 11.2 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos; artículo 5° de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del
Hombre; artículo 12 de la Declaración Universal de Derechos Humanos y artículo 17.1 del
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos).

Con relación a tal derecho y su vinculación con el principio de "autonomía personal", a


nivel interamericano se ha señalado que "el desenvolvimiento del ser humano no queda
sujeto a las iniciativas y cuidados del poder público. Bajo una perspectiva general, aquél
posee, retiene y desarrolla, en términos más o menos amplios, la capacidad de conducir su
vida, resolver sobre la mejor forma de hacerlo, valerse de medios e instrumentos para este
fin, seleccionados y utilizados con autonomía -que es prenda de madurez y condición de
libertad- e incluso resistir o rechazar en forma legítima la injerencia indebida y las
agresiones que se le dirigen. Esto exalta la idea de autonomía y desecha tentaciones
opresoras, que pudieran ocultarse bajo un supuesto afán de beneficiar al sujeto, establecer
su conveniencia y anticipar o iluminar sus decisiones" (CIDH en el caso Ximenes Lopes vs.
Brasil, del 4 de julio de 2006, parágrafo 10 del voto del Juez Sergio García Ramírez).

Estos principios se encuentran en consonancia con lo establecido en "Bazterrica".

36) Que, por todas las consideraciones expuestas, esta Corte con sustento en "Bazterrica"
declara que el artículo 14, segundo párrafo, de la ley 23.737 debe ser invalidado, pues
conculca el artículo 19 de la Constitución Nacional, en la medida en que invade la esfera de
la libertad personal excluida de la autoridad de los órganos estatales. Por tal motivo se
declara la inconstitucionalidad de esa disposición legal en cuanto incrimina la tenencia de
estupefacientes para uso personal que se realice en condiciones tales que no traigan
aparejado un peligro concreto o un daño a derechos o bienes de terceros, como ha ocurrido
en autos.

Nombre del fallo: Ponzetti de Balbín

Fecha: 11 de diciembre de 1984

Tribunal: Corte Suprema de Justicia de la Nación

Fallos: 306:1892 Año: 1984

Partes: Ponzetti de Balbín, Indalia c/ Editorial Atlántida S.A.


Hechos:

Con fecha 10 de septiembre de 1981, la revista “Gente y la actualidad” publica en su tapa


una fotografía que retrataba al doctor Ricardo Balbín agonizante, en el interior de la sala de
terapia intensiva de la clínica en la que era atendido de una grave dolencia, hecho que
motivo la presentación de una demanda de daños y perjuicios por parte de su señora e hijos
contra la editorial de la revista con el objeto de resarcir el sufrimiento, la perturbación de su
tranquilidad y la mortificación causada por la violación de su intimidad. En primera
instancia se hizo lugar a lo solicitado, lo que confirmado por el tribunal de segunda
instancia. Llevado el caso ante la Corte Suprema, ésta confirma la sentencia.

Ideas claves:

“8º) Que en cuanto al derecho a la privacidad e intimidad su fundamento constitucional se


encuentra en el art. 19 de la Constitución Nacional. En relación directa con la libertad
individual protege jurídicamente un ámbito de autonomía individual constituida por los
sentimientos, hábitos y costumbres, las relaciones familiares, la situación económica, las
creencias religiosas, la salud mental y física y, en suma, las acciones, hechos o datos que,
teniendo en cuenta las formas de vida aceptadas por la comunidad están reservadas al
propio individuo y cuyo conocimiento y divulgación por los extraños significa un peligro
real potencial para la intimidad. En rigor, el derecho a la privacidad comprende no sólo a la
esfera doméstica, el círculo familiar y de amistad, sino a otros aspectos de la personalidad
espiritual o física de las personas tales como la integridad corporal o la imagen y nadie
puede inmiscuirse en la vida privada de una persona ni violar áreas de su actividad no
destinadas a ser difundidas, sin su consentimiento o el de sus familiares autorizados para
ello y sólo por ley podrá justificarse la intromisión, siempre que medie un interés superior
en resguardo de la libertad de los otros, la defensa de la sociedad, las buenas costumbres o
la persecución del crimen.”

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