busco algún abrigo para mi padre me ofrecen uno lleno de agujeros tan rojo como las puertas que acabo de pintar que no son rojas -alguien me aclara- sino burdeos o granate o corinto cómo voy a abrigar a mi padre con ese abrigo lleno de agujeros y de ese color miseria la que albergamos le digo a los ojos negros de mi hermana suplicante ella repite no hay otro éstos son los tiempos que habitamos sigo buscando dentro del burdel un abrigo para mi padre que ya está viejo cuyos ojos con ese tinte de mar perdurarán más allá de su muerte
Cazadora de sueños (VIII)
Cuando ese hombre me abraza permanezco. Esto es ya bastante para una mujer como yo tan proclive a vuelos imprevistos.