Desde las cavernas, el hombre ha procurado dominar la naturaleza sirviéndose de los recursos
y potencias que anidan en ella para tener una mejor calidad de vida. Los procesos de
acomodación y encauzamiento de leyes naturales al servicio de las necesidades humanas,
cualquiera sea el orden de ellos en el plano de la producción de bienes y de convivencia de la
civilización material, se incrementaron durante la revolución industrial, y sus consecuencias
nefastas que, en un principio se dejaron correr sin ningún control, se tratan hoy de impedir por
medio de los mismos procesos que las generaron, pero con la ayuda del diagnóstico de las
consecuencias aciagas que generan los inventos conferida por oficiantes de las ciencias
humanas. Para tener más claridad sobre este asunto, estudiaremos el caso concreto de la
biónica, de mucha relevancia para las ingenierías, el medio ambiente, la psicología, el derecho,
la sociología, los aspectos relativos a la economía, y todo lo que tiene que ver con la
implementación de los artilugios técnicos por medio de leyes eléctricas, mecánicas, y toda
índole con la que el talante investigativo sonsaca a la naturaleza sus secretos en función de
operar artificialmente, pero con las leyes prestadas de ella. Con la biónica se estudian los
medios con que los animales se acomodan a las condiciones a veces adversas de los entornos
en que subsisten. Se trataría, entonces, de estudiar, por medio de la biónica, cómo evitar la
artificialidad nefasta que derrama sus residuos tóxicos y, además, cómo hacer menos
impactante los restos que los artefactos van regando de acuerdo a su funcionamiento, sacado
de la naturaleza pero con un índice de artificio que la perjudica.
Resumen