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CASO DEt CINTURÓN (*)

R¡cuÉs rVnLLEs, Ramon


Catedrático de Derecho penal. Universidad pompeu Fabra

SUMARIO:

I. INTRODUCCIÓN
II. EL ESTADO DE LA DISCUSIÓN HASTA 1955
III. LOS ARGUMENTOS DEL TRIBUNAL SUPREMO FEDERAL
IV. CONSECUENCIAS DE LA RESOLUCIÓN
|V.1. El planteamiento de las teorías cognitivas
1V.2. Los planteamientos volitivos

V. BALANCE Y PERSPECTIVAS

El joven de casi 20 años de edad K. había conocido en I 953 al


vendedor de seguros M., con quien había accedido a mantener re-
laciones sexuales, probablemente a cambio cie dinero. Tambjén en
aquellas mismas fechas, el citado K. había entablado amistad con J.
Para poder cornprar ropa y pagar el alquiler de una habitación, a K.
y aJ. se les ocurrió la idea de sustraer a M. cierta cantidad de dinero,
pensando que éste no les denunciaría por temor a que trascendieran

i*¡ Sentencia cjel Bundesgerichtshof de 22 de ab¡jl de 1 955 (BCHST Z, 363)

O IA LEY 193
Casos que hicieron doctrina en Derecho penal 9. Caso del cinturón

sus relaciones homosexuales, por aquel entonces delictivas. Con tal eventual- tanto en la doctrina como en la jurisprudencía son a grandes
fin planearon que, una vez dentro de su vivienda, dejarían a M. in- rasgos las mismas que fueron perfilándose tras Ia decisión del BCH tanto
consciente propinándole un golpe en la cabeza con un saco de arena,
en Alemania como, por extensión, en otros sistemas penales de influencia
habiendo descartado antes la posibilidad de hacerlo cortándole la
germánica. Por ello puede afirmarse, sin temor a exagerar, que /a discusión
respiración con un cinturón de cuero por temor a causarle la muerte.
hoy vigente en torno al dolo se inicia con esfe caso.
El 25 de febrero de 1954 K. yJ. convencieron a M. para que les
permitiera pasar la noche en su casa, a lo que éste accedió. A las cua_ II. EL ESTADO DE LA DISCUSIÓN HASTA 1955
tro de la madrugada, y de acuerdo con el plan previsto, J. Ie golpeó
Con anterioridad a I955 en la discusión científica y en la jurisprudencia
a M. con el saco de arena en la cabeza mientras dormía, lo que sólo
sobre el concepto de dolo habían predominado las llamadas teorías de Ia
sirvió para despertarle. En aquel preciso momento K. recurrió al cintu_
rón que había llevado puesio y, con la ayuda deJ., consiguió colocar_
voluntad, según las cuales para poder sostener que alguien había actuado
lo alrededor del cuello de M., tirando con fuerza de ambos extremos dolosamente era necesario que su voluntad hubiera abarcado los elernen-
hasta que éste dejó de moverse, procediendo entonces a maniatarlo. tos que configuran el tipo delictivo, incluido el resultado típico. Desde esta
Seguidamente, se apoderaron de una serie de objetos y, tras intentar perspectiva, era precisamente este elemento volitivo el que permitía dife-
cn vano algunas maniobras de reanimación, abandonaron la vivien_ renciar el dolo de la imprudencia y, en una época en la que el dolo todavía
ria. A consecuencia del uso de la correa se produjo la muerte cle M. se ubicaba en la culpabilidad, la razón que justif icaba un tratamiento puni-
tivo más severo para los delitos dolosos(3).

I. INTRODUCCIÓN La teoría de la voluntad, sin embargo, se encontraba con serios pro-


blemas en aquellos supuestos en los que el sujeto activo, pese a no te-
lrl <caso clel cinturón> (oLeclerriemenfall> Ln alemán¡, resuelto en 1955 ner el propósito directo de ocasionar un determinado resultado, llevaba
¡ror r'l Tribunal supremo Federai de Alemania (BCH)(r), supuso a cabo una conducta siendo consc¡ente de la existencia de un eleva-
,rr ,r<:i(:rto pronosticó ya entonces Karl ENcrscH- <el punto de particla
-comode do riesgo de que tal consecuenc¡a se produjera. Según algunos autores
un inrrr¡v¿clor debate sobre los límites del dolorl2). Transcurridos más de en torno a la llamada <teoría de la probabilidadr- en
r inr ulrrt.r años desde la sentencia que resolvió este caso, las posiciones -agrupados
tales casos resultaba superfluo exigir un elemento volitivo; sin embar-
rrr,ryoril.rrias en torno al concepto de dolo particularmente de dolo go, la opinión mayoritaria entendía que era absolutamente necesaria la
-y concurrencia de dicho elemento para poder hablar de dolo, aunque se
aceptaba que en estos supuestos por la expresión <dolo
l'l tr:xlr-r completo de la sentencia puede encontrarse en BCHSt, vol.7, págs.363 ss. Acle- eventual>- la voluntad apareciera-abarcados
debilitada en forma de aprobación
nr.is cjc las numerosas referencias que ha merecido, tanto en manualesiomo en obras o consentimiento.
nx.rnográficas, se centran específicamente en ella ENcrscr, <comentario a la sentencia
ll(ll-lSt, vol, 7, págs.363 ss.>, NJW 1955, págs. 16BB-1690; ScrrurouÁusrn, nDer Begriff Las dificultades para determinar en la práctica la concurrencia de estos
rLrs bedingten Vorsatzes in der neuesten Rechlsprechung cles BCH und in g 16 Komm.
elementos subjetivos habían propiciado desde finales del s. xrx el éxito de
l ntw. StcB Allg- Teil 1958). cA r 958, págs. 161 ss.; y Roxru, nZur Abgrenzung von
be- planteamientos como el de Reinhard Fnri.t<, quien había propuesto varias
rlirrgtem Vorsatz und bewuf$ter Fahrlássigkeito, JuS 1964, págs. 53_61.
l:u<;r-scrr, Nlw 1955, pág. 16ss. La trascendencia que tuvo ya en aquella misma
época
('sl,¡ rosolución se aprecia en las alusiones que se hicleron a ella
en las sesiones de la
crrxnisión que debatió el Proyecto de código penal alemán en 1959; cfr. Nierlerschriften
úlxv tlie Sitzungen der croBen straf¡echtskommission, Bonn, r959, vol. X1l, pág. i04 13) Puede encontrarse un resumen del estado de la cuestión acerca del concepto de dolo
(rntervencón de Dcr¡r¡r), pág."lo7 (intervenclón de werzrr), pág. 1i2 (intervenci"ón
cle con ánter¡or¡dad al ncaso del cinturóno en R¡cuÉs tVtttÉs, EI dolo y su prueba en el pro-
Ci,rLLas), pá9. 1 22 (intervención deJescHrcr). ceso penal, Barcelona, 1 999, págs. 53-81.

I rl4
@ LA LEY O LA LEY 195
--t-
Casos gue hicieron doctrina en Derecho penal
9. Caso de! cinrurón

ofórmulaso que debían auxiriar ai jLrez para


decidir en cada caso acerca de
la presencia del elemento voritiv; un iu, citadas parecía evidente que los acusados no tenían en modo alguno el propósito
mocraridades de aproba_
ción o consentimiento. Entre las propuestas cre este de causar la muerte de M., ni el acaecimiento de tal resuñado les
autor ra más extendicra resultaba
era aquella según la,cuar.er juez clebía preguntarse agradable. Prueba de ello es que inicialmente buscaran un medio lo menos
gué habría hecho er peligroso posible para dejar inconsciente a la víctima y que después
acusadc¡ en el caso de haber sabido con'seg-uricrad inten-
qie er ,esu,i.c!o r"s¡ro taran llevar a cabo maniobras de reanimación. Además, ól plnn ideado por
iba a producirse: si llegaba a ra concrusión ie
que er'rrj"io ;;;;;" actuado
igualmente, debía sostenerse que aprobó el ,esultado'y, los acusados para asegurarse la impunidad
con dolo; en caso de pensarse que habría cresistido
p",. ir"a, acluó -M. no les delictivas
mor a que trascendieran sus reJaciones homosexuales,
denunciaría por te-
poi aquel
¿á i, .r"¿"cta, en entonces en Alemania- corría un evidente riesgo de fracasar
cambio, sólo cabía sostener la realización de una
.on¿*o in-.,lrud"nt",o,. sucedió- con la muerte de la víctima. -como
así

Ya en aquellos tiempos este razonamiento


había sido criticado con fre_
cuencia, por la sencilla razón cle que con éJ acababa Por todo ello, no parece aventurado afirmar que el resultado de
dec¡cl¡ánjose acer- muerte
ca de la culpabilidad en función áe un hecho no sólo no era contemplado por los acusados .án ,.,"r" indiferencia, sino
que reaimente no r,ab¡.an
acaecido, a saber, cómo habría actuado er sujeto que se trataba de un desenlace que no deseaban en absoluto. una
,nnr-.ir.unstancias aplica-
distintas a las que se dieron en rearidaci. segúÁ "n urgrn;, autores, ción consecuente de la teoría del consentimiento, entendida en los térmi-
exponen nos en que lo había hecho hasta entonces la jurispruclencia, parecía
esta arbitrariedad ilevaba en ra práctica a que llevar
ros casos se resorvieran con
criterios propios de un auténtico Derecho penar inevitablemente a condenar por un mero homici'clio imprudente, al faltar
de autors). sin embargo, en los sujetos la aprobación interna con que se había cáracterizado hasta
pese a tales críticas el éxito de la teoría
fue rotunclo no sólo en su país de
origen había sido acogicra primero por erTribunar entonces el dolo grurg¡1lr¿l{z).
-donde der <Reich> y
más tarde por el BCH_- s.ino.eñotros países, entre ellos
España, donde ei no tener que Ilegar a semejante solución, el BCH recurrió a unos
Para
Tribunal Supremo la continuó aplicando hasta
bien entracla la década de argurnentos que, en buena medida, ya habían sido empleados en la
senten-
l980(6). En Alemania, en cambio, el us¿5s
cJel cinturón, cia de primera instancia, en la que se había consideraáo acreditado
minio de la lJamada teoría der consentimiento, f"ro n"""f predo- el dolo
por ro menos tar como ésta y condenado a los acusados por asesinato. Asi en primer lugar parecía
se había entendido hasta la fecha.
indiscutible que ambos jóvenes eran conscientes cfe qie et uso jet cinturón
poníaen peligro la vida de M., como bien demostraba la circunstancia de
III. tOS ARGUMENTOS DEL TRIBUNIAL SUPREMO
FEDERAL que inicialmente hubieran descartado dicho método para evitar tal resulta_
do. El elemento cognitivo del dolo quedaba, por tanto, acreclitado. prosigue
El BCH, tradicionarmente partidario cre ra
teoría crer consentimiento, se el BCH:
encontraba en el ncaso del cínturónil ante
una compleja situación, pues
<Es cierto que el conocimiento de ras posibres
. consecuencias cre una
determinada acción y el consentimiento sobre cJichas consecuencias
son
dos requisitos independientes der doro eventuar, algo que no ha ignorado
i4) Fn,a,Nx, <Vorstellung und Wille in der modernen
Doluslehre,, ZSIW 10(l g90), págs. 2l O_
er
211 y 217.
(5) En este sentido cabe destacar, por todas,
las críticas de cr¡urs¡R,\¡r onorrc, oAcerca
lo.eventual,, en la., Estudios de Derec/,o penri, del do- (7) De acuerdo con esra idea, Roxr*, Jus 1964, pág. 54. Ef cailejón sin
.-
(6) cfr. por ejempto Ia srs de r 6 cte noviembr'e
,.. *¿., Madrid, 1990, páes. 2s2_2s4. salida al que llega
la leoría del consenlimiento en los supuestos'qJe presentan la estructura
!"'ínurio""_rü,;:;b#i"rt;r): nta cues_ del <Lederrie-
tión a ¡-'solver para afirmar el dolo eventual es menfailo (ei sujeto crea un notable riesgo pero el résultado le desagrada)
otra ¿habría actuaclo el procesaclo de Ja es fuesta gráfi-
misma forma si se hubiera representado el resurrado;;r,.i..#l"g"rlr?n.óro carnente de manifieslo por Cr,r+ee nNm Onor¡c, nAlgunos aspectos d-e
r¡ .* la reciente cloctrin.¡
responde posirivamente a esta pregunta, se jurisprudencial sorrre ros deritos contra ra vida¡, Áopcp 1990,
puede afirmar que L"ir,q¡B-rr" c]comet¡o pág, 424, a propósito ckr
parricidio con l¿ concurrencia de doio eventualr. e¡ la STS de 28 de noviembre de i986 (ponente. Soto Nieto), que'relolvíó
el denominarlo
<caso Bultóo.

196
O LA LEY O tA LEY
1
{)7
Casos que hicieron doctrina en Derecho penal

9. Caso del c¡nturón

Tribunal def Jurado. con esta afirmación


no se parte de que er autor quiera
en sentido jurídico un resurtado cuando Con estos argumentos
soramente ro haya aclvertido comJ pueden resumirse en ra icjea de que para er
posibre [".]' De las circunstancias reseñadas
se puede ieducir sin rugar a
-que
dolo eventual basta con un (aprobar en sentido jurídicon equiválente a
dudas que los acusaclos no deseaban la
.o¿o alguno la muerte de M. 1...1. conformidad o aceptación de resultados no necesariamente cleseados- el
El consentimiento der resu.rtado, "n L;urisprudencia
que según der Tribunar crer BGH ratificó la condena por asesinato impuesta en primera instancia por el
"Reich" y der BCH constiruye er'eremlnto
eventual de la curpa consciente, no significa
.É.rti"" p"r" i,itg"i a"r" Tribunal delJurado.
"r
que el resurtacro del-¡a satisfacer
los deseos der autor. puede darse ,ro"ro
incruso cuando er acaeci-
miento der resurtado.sea argo que resurte "uuntu^r
indeseabre puu-J,riol'utor. s¡n
IV. CONSTCUENCIAS DE I.A RESOI-UCIÓN
embargo, éste aprueba et rásutiado en
sentido jurr¿¡r[ iu^n¿o, i" ,.r"r,. como sostienen algunos autores, en el actual clebate sobre el concepto
con el objetivo que persígue, necesariamente,
esto es, por no pocler arcan- de dolo existe un importante consenso acerca cle la cuestión cle fonclo y ta
zar dicho objetivo de otra manera, se
conforma con que su acción cause er
resultado en sí mismo no deseado discusión doctñnal tiene una naturaleza básicamente terminológicas. Así,
y, po,- todá ello, para el caso concreto,
iergnrtr. lo en el aspecto sustantivo hay un amplio acuerdo en que quien réaliza una
Qu
conducta altamente peligrosa siendo consciente de tal circunstancia actúa
Continúa la sentencia;
con dolo eventual y merece la pena propia de los delitos dolosos; en el
nTambién en er doro incondicionado aspecto terminológico, en cambio, se discute acerca de las palabras más
["unbedíngterVorsatz,,, esto es, do- exactas para caracterizar la vertiente subjetiva del indivicluo que actúa en
lo directo de segunclo graclol el ,"rutt".lo-prua"?"rrlárJ"r"güi"Of"
autor, lo que ocurre, en todo c^so,.urndJ tal círcunstancia y, más en particular, si dicha subjetividacl debá describirse
alguien que quiere conseguir"f
un deferminado objetivo.emplea de mala
gana un métoclo, porque sabe
por medio de un componente pseudovolitivo cóncretado en expresiones
que sólo rnedianre ese mérodo puecre
arcanz'ar er resurta;; qrJi*i'Jg"". como (aceptarr o <ggnformarse>.
dolo eventuar se criferencia der no rr
que er resultado indeseado En gran medida, este consenso de
no se prevé como necesario, sino tan"u"ntuui"n
sóro como posibre. Se diferencia
fondo es el resultaclo de la sentencia
imprudencia consciente en que el autor de ra del <Lederriemenfallr, porque en los argumentos que en ella se utilizan
que actúa con imprudencia cons_
ciente confía en que el resurtacro previsto'como pueden verse igualmente identificadas tjnto las posturas que siguen exi-
posibre nó uu u.u".", y
por e.llo acepta er perigro, mientras que
er " eventuar giendo para el dolo un elemento volitivo como aquéllas que consideran
que actúa con doro
acepta precisamente dicho peligro porque, "rto, que dicho elemento es innecesario. El mantenimiento a nivei terminológico
conseguir su objetivo de otra mrneir,
en la.mediJa
""
q*"".'ir"a" del dolo como conocimiento y voluntad es un argumento para las primeras,
no ,."nrna,, a conseguirlo mediante
el método indeseaclo,. aunque el ,raprobar en sentido ,iurídicoo que el gbH prrá .uru.t.-
"rpiuu
rizar el elemento volitivo del dolo eventual quede muy lejos jel verdadero
(querer>' Al mismo tiempo, sin embargo, la
neutralización de las conno-
taciones emocionales de este segundo eremento (el refericlo <aprobar
(8) En lengua alemana nBilligungn puede en
emplearse tanto en el sentido de <consentir¡ sentido jurídicor) es precisamente un argumento a favor de las tebrías
mo en er de oaprobar"' que
co_ cog-
"*prJrion", cusietuno distan mucho de tener un mismo nitivas, es_decir, aquellas que consideran que para el clolo eventual
significado. Tradicronarmenre ra doctrina "'n basta
ha radrc¡do ra""*piJr,i"-"rir¡gr"gr_
theorieo tasí como -Einwilligunsrhuor¡.,, "ror¡li,
pir. ,i"orí¿ del corsentirnil"a,. c.on que el sujeto se represente la probabilidad o el riesgo cle
ii" embargo, acaecimiento
en el rLederriemenfall,"," o-pt" por,r.¿rái¡. del resultado sin necesidad de adoptar ar respecto ninguna posición emo-
l, L-*prer:On *Billigung in Rechrssinne, co_
mo (aprobar en senridoj.uridicoD, pues
bL,*nu fa,te ae tu aociinu'g;r;á;;;"
qL,e cuando en la dogmátic¿ enriende
def dolo evertuali" *l u",Oo1O¡li*"n, y.l"r;uu_
".pl"an
dos. se hace corno siñónimo de _gutneirien";;il;;;;.;:ffi.;:r:,;t":,:(aprobar,,
pero no por <consentirr' En este árnbito
oueden resultar ilustrativas /as consideraciones
de FnscH, Vorsatz und Rri¡ko, Colonia,
idef plg ZaS. t9) vid , por ejemplo, srn,+rrrwrerr, sDorus evenruaris und bewuBte Fahrlássigkeit>
ZStW
71 {1959), pág. 52. En el misrno sentido R¡cuÉs I V¡LLEs. f/ c}olo, pág.25.

¡98
O LA LEY
O LA tTY
199
Casos que hicieron doctrina en Derecho penal
9. Caso del cinturón

cionalir0). Los argumentos empleados en la sentencia


del oLederriemenfall, lV.1. tl plantearniento de las teorías cognitivas
han dado suf¡c¡ente margen para que posturas aparentemente
diversas pu-
dieran verse representadas s¡ gll65nr).' Los actuales partidarios.de concepciones meramente cognitivas sobre
el dolo, continuadores de la antigua teoría de la probabilid"ad, han vjsto
Además, la sentencia llegó en un momento en er que las
doctrinas fi_ siempre en el nLederriemenfallo una coníirmación a sus planteamientos: el
nalistas se encontraban.en pleno.apogeo. para argr-rnoi.t"
to, jr;ncipares (aprobar en sentido jurídicou, con indepenclencia de lo que
diga el BCH,
representantes del iinalismo, la ubicación clel doló natural un ál tipo'y
,u carece de contenido propio, de tal modo que guien actúa volintarianten-
exclusión de la culpabilidad comportaba la necesiclad de
construir una no_ te siendo consciente de la posible realización clel tipo, necesariamente la
ción de dolo lo más depuracJa posibre cre erementos emocionares
como ros Kaprueba en sentido jurídico,. Esta afirmación pueáe hacerse extensiva
que exigía la teoría del consentimiento en sus cliversas versiones. a
<En el otros requisitos pretendidamente volitivos con los que la jurisprudencia
"traslado" del dolo de lá. tercera pranta (ra reprochabiridad)
a la primera (ra suele caracterizar también el dolo eventual, a"ro ron el oaceptarr/ (resig-
tipicidad) el mobiliario de la teorÍa clel consentimiento debe
queiarse
en el narse) o <conformarse) con la realización típica{r+). La declucéión automá_
pis,o.superior porque no es aprovechabre para ra derimitación
entre er tipo tica de estos elementos a partir del hecho de que un sujeto haya actuado
del delito doloso y el tipo imprudente>, aiirmaría expresivamente
en r 95B pese a contar con un determinado nivel de representacién del líesgo hace
Armin K¡urn¡nNNl.2). La progresiva imprantación cre ideas como
la acrecua_ que éstos dejen de tener un sentido autónomo y, en tar mecridu, pruá"
ción sociai o el riesgo permiticlo como causas de exclusión pr"r-
de la típicicrad cindirse de ellos sin que las soluciones cambién{rsr. En todo caio, tos parti-
objetiva o la antijuricidad permitían adicionalmente pr.r.inai,.
a"l ul",nun_ darios de esta teoría sólo lamentan que no acabe de clarse el últim<¡ paso y
to.emocional para solucionar casos como er der méd¡co
que acomete sin en el pl.ano terminológico se prescinda clefinitivamente de un elemento
éxito una operación quirúrgica muy arriesgada, motivo p¿; que
pnltu
9g
"a;;" buena
la doctrina seguía exigiencro un ele*mento de aprábación'del
resul_
ha perdido todo su contenido.

tado diferenciado de la mera representación cre peiigro para Por lo que respecta al tratamiento que merecen aqueilos casos
negu. un tur", en ros que,
supuestos la existencia de un homici6lis dolsssrr:r. pese a ser consciente de la concurrencia de un riesgo importante,
el sujeto
obra en la confianza de que el resultaclo no acabará"produciéndoá
, bs'par
tidarios de estas teorías consideran que clicha confian'za ha de excluir
el áolo,
{10) pero no por eliminación del elemento volitivo, sino porque quien
Cfr, Fn¡scu, vorsatzund,Risiko,págs.3rg-3.r g.porsuparteKóHrec,Dre
bewu1teFahrrássi_ confía e'
g.keir, Heidelbe rg, 1982, pág. 52, habia de una
auténtjca ndestrucción, o de un <vaciado
de sentjdoo de la expresión nbilligen, (naprobarr).
(11) ScnúNr,v¡NN, en M¡n.purc (ed), probtema's jurídico penares
cLer srDA, Barcerona, 1993, tivamente pero creadoras de perigro que hoy se reconcrucen a categorías
págs. 48-49, entiende que estos puntos dó vista, como er riesgo
dbminantes en ra iur¡rpru¡"n.iu .r*- permitido o la adecuación social.
mana, son, en rearidad, nuna combinación de ras teorías
de ia proúabiridad y Ia incri_ Asi Ross, über den vorsatz, Baden-Bacren, 1979, pág.90, consiclera que nra
ferencia'' Anade es'e a:tor, a posreriores re.oruciones jud,ciares, que *r: fórm.rra
conclusrón a la que ilega er ^en,referencia
del conlormarse está vacía y:óro es.er circunloquio d"e una acción pese
BCH pone cre manifiesro que tas ciirerenJil, a ra previsión
estas concepciones rivales no son tan grandes como iri.ri.u, "nt-" de un. daño como posibleo. Tar vez ras críticas Áás duras contra
ia argumentáción crer
puede parecer a la vjsta de la fuerte
disputa acerca de si deben abandonJrse o (como uhoru
uu"lu"-u;r;pu;n,- el BCH) !9T.hril" sido las dirigidas por Hrnzsenc, *Die Abgrenzung von vorsatz und bewuErer
Fahrlássigkeit-ein problem des obiektives Tatbestandisn,
manteners€ los elementos voluntativos del dolo, ¡us1ow, pág. 251: nla forzacr,r
(12) inversión del sentido del lenguaje propició la introducción cler
Kaur,veNn, strafrechsdogmatik zwischen sein und
wert, coronia. i9g2, pág.75. cfr. conlepto -aprobar e,r
sentido juríd.ico", ya desde enronces ampriamente ridicurizado:
iguaf menre, las observacrones de s¡,.rcrNrrrr
, Teoria der creriro y Jirrj",r'j"'ra\cc¡ón, Bue_ uqrutto qr" ti, n.,,r,,
dos, según el sentido del lengu.aje. habían desaprobacia, lo
nos Aires, lgg1, págs. 155-152. Esie autor (ibidem, hahrían'aprob)Jo t,
pág. 1571 manifiesta, sin embargo, jurídico, (cursiva en ei originall_ "lr"nti,
,

qrre hrstór'icamente (no exirte ninguna aclscripción


auümát¡ca enlre finálistas v ¡€pre- il s) Así, We icriro. nZ,,vischen Vorsalz und.Fahrlássigkeif u, ZStW 93 (l9Bl
sentacionistas, por un 1ado, causaristas y consensuarisias
¡, o motjvacjonirtor. po. orror. ), pá{ 6/0, p,rr,r
3) quien la ieo¡ia de la voluntad y 1a teoría de la pósibi iciad no se
(1 Fnrsc¡. r¡brsarz und Risiko, págs. 324-326,'expone
cómo el consentimrento Jur",'punuru ratian otu1n.'trr,
que e.l autor "quiere" todas las consecuencias accesorias que prevé "¡,,,i,..,,,
ei papel defiltro que permitraexcluir de 1o dáloso los como posr[>r,:s y , ¡,,,.
casos de conductas ualoradas posi- esiá drspuesto a acepiar al querer otro objetivo>,

200
O tA LEY O LA LEY )()l
,,*.f n

Casos que hicieron doctrina en Derecho penal


9.
I

Caso del cinturón

que todo acabará brien elimina mentalmente su representación


del peligro. oaprclbacióno o (consentimientou
Los casos verdaderamente probiemáticos se prantean, las que quería indicarse que el sujeto
sin embargo, cuancro -con
veía con agrado las consecuencias de su hecho- para dar paso a otras emo-
el grado.de.riesgo representado es tal que la confianza en el
no aclecimiento
del resultado merece ser considerada corno irracional. La clistinción cionalmente más neutras como <conformarse>/ (aceptar) o uresignarseo(18).
en estas
situaciones entre auténtica confianza (que excluye el dolo) Asimismo, los defensores de estos puntos de vista consideraban entonces y
y meras esperan_
siguen considerando hoy
zas (que no eliminan la imputación dorosa) se antoja a menudo
depende de criterios que no tienen precisamente una naturareza
arbitraria y -al igual
tivas- que ia posible confianza
que los partidarios de las teorías cogni-
del sujeto en un desenlace favorable debe
subjetiva.
excluir el dolo, si bien en este caso no por eliminación del conocimiento, sino
Aunque con ciertas diferencias en la terminorogía empreada, por exclusión del aspecto volitivo específico del dolo eventual{ie).
estos pran_
teamientos han sido acogidos por autores como Günth"ijooou,
o worigang
FnrscH en Alemania y Enrique crvsenru,rr, Enrique El éxito de estos planteamientos ha sido tal que actualmente constituye
B¡crcelupo o jesús,María
srrva en Españ¿{t0r. En la jurisprudencia cabe iestac Ia postura dominante entre la doctrina y la jurisprudencia alemanas, con
ar, por ru pur,", la sen-
tencia díctada en r 992 por erTribunar supremo espaRor partidarios como Hans-Heinrich JrscHrcx o Claus RoxrN, y en España su pe-
u propórito del ila-
mado ucaso de la colzao, s_i bien er planieamiento estrictámente so específico es más que notable en la jurisprudencia del Tribunal supremo
cognitivo y en Ia ciencia penal, donde la acogen, entre otros autores, Santiago Mrn
empleado en esta resolución convive aún hoy en la jurisprudencia
con el o Diego-Manuel LuzóN. Posiblemente, el principal motivo de tan notable
enfoque volitivo defendido en muchas otras iesoruc¡on"rrra.
sejurament" éxito deba atribuirse a que estas perspectivas consiguen, aparentemente,
el hecho de que en el seno de ra sara segunda coincidan
sin crr"Ticurtades mantenerse fieles a la definición general de dolo como conocer y querer,
ambos planteamientos es ra muestra más Jviciente de
que, * ,"*ri¿"¿,
tre ellos las divergencias de fondo son mínimas. así como conjurar el riesgo de un crecimiento desmesurado de lo doloso a
"n-
costa de la culpa consciente que a menudo se asocia a las propr-restas ne-
tamente cognitivas. sin embargo, como señalan sus críticos, es sumamente
1V.2. los planteamientos volitivos
dudoso que fenómenos como la nresignaciónn puedan equipararse
psíquica como valorativamente- a la auténtica voluntad(2O). -tanto
!n lgt años que siguieron a ra sentencia crel (caso der cinturón> ros parti-
,
darios de exigir un elemento volitivo para cualquier forma
cle cjoto
el dolo eventual- mantuvieron en aparíencia su postura. -incluido
sin embargo , en ra
V. BALANCEYPTRSPECTIVAS
terminología empleada estos autores fueron aproximándose
cada vez más a ros
argumentos de la sentencia del BCH: asr, de forrna ampriamente Las divergencias expuestas en el curso de los subapartados anteriores
mayoritaria no deben impedir que siga afirmándose que a partir del nLederriemenfall,
se abandonó la <fórmula de Frank, corno criterio válido
de determinación
del dolo y el elemento volitivo dejó cle caracterizarse existe un auténtico consenso de fondo acerca del alcance del dolo even-
con expresiones como

(18) Un resumen de estos planteamientos, con fas oportunas referencias, en R¡cuÉs rVmrEs, É/
(1 6) Pueden encontrarse Jas correspondientes referencias, y
argunas más, en RacuÉs r verrÉs,
dolo, pá9. 103 ss.
El dolo, pág. BB ss. (19) Cfr. Jescrrcr, oAufbau und Stellung des bedingten Vorsatzes im Verbrechensbegriffo,
117) STS de 23 de abril de t9q^2 (ponenre,.Bacigalupo
Zaparer). Un ejemplo de cómo en la
Wolf-FS, Fránclort d.M.,'1962, pág. 486: r,,conformarse.'¡u ,,actuar en la confianzal,son
misrna época el Tribunal Supremo utilizaba en otras resolucion"i conceptos complernentarios del aspecto animico: quien no actúa en Ia confianza de la
ptunt"un-',ientos voli-
tivos puede encontrarse, por mencionar sóro un ejemplo, ausencia del resultado se conforma con él; quien se conforma con la producción del
de 1991 (ponente, Montero Fernández-Cicl): oen el-dolt
en ra sis ¡.:s de octuk¡re
resultado, no actúa confiando en su ausencia,. En la doctrjna italiana. por ejemplo,
eventuaf ,".onr¡Jn,. o acepta
la posible proclucción der resurtado; en tanto que en M*irrov.rur, Dit¡tto penale. Parte generale,3." ed., padua. 1992, pág.320, entiende que el
ra curpa consciente ,e .onría po,
ef agente en que eJ mismo no se produciráo. Lsta situación dolo eventual. además del conocimiento, requiere que el suleto (acepteD el resultaclo.
se ha mantenjdo hasta la
actual idad. (20) Vid., por ejemp o, las críticas de Hrueeec, nDas Wollen beim Vorsatzdelikt und dessen
Unterscheidung vom bewuf3t fahrlássigen Verhalteno, JZ 1gBS, pág. 525.

2o2 @ LA LEy
O LA LEY 203
Casos que hiciercn docirina en Derecho penal

9. Caso del clnturón


tual' por eto ros principares puntos
probremáticos que se prantean
estas teorías son a grandes rasgos a tocras
rós mismos: en prímer rugar, ción subjetiva, más ricos en su.s.categorías y mucho más proporcionacros
sencitto decidir qué rratamienó no resulta en
.onu¡.ne dar a ,É;;;i";;:l sirruciones sus consecuencias. En ra medida en que er crestinatario
áe tares propuestas
caracrerizadas como de confianza es el legislador, que cuenta además con el avai cle la
irracíonar, y, *, tradición,'se trata cle
la expectativa totalmente infundacla ó.,ü* Jisu;eto tiene
¿* qre un resuliado no va a acaecer, un objetivo cuya consecución es ciertamente crifícir y qu",
o bien porque ,oio caso, no
no aprecia. ,.i"rgo utguno"a'¡ se alcanzará en pocos años; sin_embargo, no existe la menor "n
donáe ;;ü;;r";"rsona mí_ duda c1e que
nimamente juicios.r lo habría íirto,'y, este reto promete ser mucho más apasionante que seguir discutiencJo
r"grn,lo término, otro problema mu_
"n cho tíempo más sobre enterequias como er nuprob"r""n sentiJo
::,Iil# ;:"rf::, estos ptanteuri"nto, ñu.-un .r"p""a_, "r doto cle ta de Ia sentencia dei ncaso del cinturón>.
lurícrico,

3 : :!L"i ü ü ;i:?" i: :"ftT:T:;:1 ill:: : : ; r m.;; I


mrento provocado, én ra discusión angroameric;;;;;terizan ":l
Ia expresión nw¡,fur!ry9
brincrness, con
cercano al del dolo que al ae la
"'"x1: t;ü";:*cimiento de pena parece más
ímprud"l.¡u,r,,.
Con todo, erprinciparprobrema
de ras teorías del dolo eventuar
yoritarias es' seguramente, hoy ma_
que acaban regitima"a"r" irp"r,.,?"
cuencias iurídicas de muy distinta de conse_
grnu"d'u.t en función cle la
de una serie de erementos psíquicás concurrencia
cle realicrad muy dudosa y
acreditación procesar. hac¡endo compreja
dep""a"r menudo ra imposición
chos años de prisiórr, de var¡acionlt " de mu_
fü.,,.rtente
psique del acusado' una compr¡ca¿n'liiuu.ión.de imperceptibres en Ia
responsabres no son tares ra que ras princípares
teoiías, sino iu'propiu rey, que
sistema de imputación subjetiva contempra un
quu rotol, capaz de distinguir
e imprudencia y que pasa por arto entre doro
ras muy.criversas config-uraciones
qurc¿s psí-
-desde infención hasta ra inconsciencia absorutJ_ q,,'" pr"aun
r¿
presentarse en er sujeto activo en er mornento
así como la distinta varoración
J" ,""., ,'."Áo ,l .on¿r.,n,
que crebeían merecer tocras etas{22).
Por e'o, si en er futuro ra ciencia penar qurere realmente
.ñ5 j:#::,3Í"1:,""
contribuir al
:::: i n,,t[i,.,o, o y
ffii;:Tr i,:,r ifi
; i
:1 ::,
i

formu,ar y ait.un:'" propuestas


que conreng;t;ffi::"tr il?J;:,ilJ::"1
(21) cuesrión RacuÉs vaLrEE La ignorancia
::5;" deriberada en Derecho penaf
Barcero_
(22i una inter€sante crítica a_ros sisremas
continentares de imputacrón
perspectiva der cammon law, que subietrva desde la
cuenra cán un sistema mucho
put¿cjón subjetrva, puerle encontrarru más eraborado cre im_
un ñ,oi, <Concepts of lnteniion
rniqar L¿w", O|LSz4l?004r, págs. gi-tit; ''"' in Cerman Cri-
.

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O LA LEY O LA LEY
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