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-Marbury vs madison:En el año 1801 el presidente Adams (expresidente de EEUU) designó a

Marshall presidente de la Suprema Corte junto con otros jueces entre los que se
encontraba Marbury. Finalizado el mandato presidencial es sucedido por el presidente,
Jefferson quien designa como secretario de Estado a Madison.
La mayoría de los jueces nombrados durante el gobierno anterior recibieron la
notificación en la que constaba que tenían acceso a sus cargos de jueces. No obstante
otros, entre los que se encontraba Marbury, no recibieron dicha notificación y decidieron
solicitar a Madison que el nombramiento les fuera notificado para poder acceder al
cargo. Al no obtener respuesta de Madison, Marbury pidió a la Corte que emitiera un
“mandamus” por el cual se le ordenara a Madison que cumpliera con la notificación,
basándose en la Sección trece del Acta Judicial que acordaba a la Corte Suprema
competencia originaria para expedir el “mandamus”.
Marbury tenía derecho al nombramiento que demandaba, teniendo en cuenta que este
había sido firmado por el presidente y sellado por el secretario de estado durante la
presidencia de Adams. La negativa constituyó una clara violación de ese derecho frente
al cual las leyes de su país brindaban un remedio, emitir un mandamiento.
La constitución de los Estados Unidos establece en su Art. III, la competencia de la Corte
Suprema sólo por apelación, salvo en determinados casos en la que es originaria, no
encontrándose el “mandamus” dentro de estas excepciones, por lo que se rechazó la
petición del demandante, ya que la Corte Suprema no poseía competencia para emitir
mandamientos en competencia originaria. Esto trajo aparejado un conflicto entre la
Constitución y el Acta Judicial, Sección 13 (de rango jerárquico inferior). Marshall resolvió
en su sentencia declarar la inconstitucionalidad del Acta Judicial, por considerar que
ampliaba la competencia de la Corte y contrariaba la Constitución. Se afirmó el principio
de supremacía constitucional. Se consagró el principio que el poder judicial ejerce el
control de constitucionalidad.

-Balbin :Encontrándose el doctor Ricardo Balbín internado de gravedad en la Clínica Ipensa, un


fotógrafo sin autorización y por ende de forma clandestina, toma una fotografía de aquel
en dicho estado, que luego fueron publicadas por la revista "Gente y la actualidad"; lo
cual produjo sufrimiento y mortificación de la familia del Dr. Balbín y la desaprobación de
la sociedad en general.Lo anterior dio origen a una demanda contra la editorial Atlántida
propietaria de la revista citada, los fallos de 1era y 2da instancia dictaron sentencia a
favor de la parte actora, por esto la demandada eleva un recurso extraordinario al cual se
declara procedente.Los límites al derecho a la privacidad son los expresados claramente
en el art. 19 de la Constitución Nacional "... que de ningún modo ofendan al orden y a la
moral pública ni perjudiquen a un tercero". Pertenecen entonces al ámbito íntimo las
acciones externas que no perjudiquen a terceros, siendo este el límite, las demás
acciones están fuera de esta esfera. Otra limitación que sufre el derecho a la intimidad
es la del derecho a informar a la sociedad sobre temas de interés general. Todos los
votos hacen referencia al mencionado artículo pero es el voto del ministro Petracchi el
que hace un análisis de este, y también toma en cuenta al interés general sobre la salud
del Dr. Balbín. Como en el presente caso la violación a la privacidad no a tenido relación
con las acciones o hechos fuera de sus límites, o sea, no son hechos que perjudiquen a
terceros y las fotografías no eran necesarias para informar sobre el estado del
susodicho, cabe inferir que las limitaciones no han tenido influencia en el fallo de la
Corte.Las normas constitucionales son: el artículo 19 y también el art.75 por partida
doble porque este en su inc.12 obliga dictar el Código Civil el cual contiene el art.
1071bis y además reconoce y da operatividad a los pactos firmados por el Estado entre
los cuales se encuentra la Convención de Costa Rica y es expresamente el artículo 11de
esta en el cual se funda el fallo. Este último tiene fuerza constitucional pero no es
nombrado en la sentencia de la corte pero sí en los votos de Caballero, Belluscio y
Petracchi; este art. Expresa en su inc.1 "Toda persona tiene derecho al respeto de su
honra y al reconocimiento de su dignidad", en su inc.2 "Nadie puede ser objeto de
injerencias arbitrarias o abusivas en su vida privada, en la de su familia, en su domicilio o
en su correspondencia, ni de ataques ilegales a su honra o reputación." y en su inc.3
"toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra esas injerencias o esos
ataques."El otro derecho que se relaciona con el caso es el consagrado en el art.13 del
pacto de San José de Costa Rica y en el art. 32 de la Constitución Nacional que es la
libertad de imprenta o la libertad de pensamiento y de expresión según el Pacto.El
contenido asignado al derecho a la intimidad es una cuestión de valores. Puede variar de
un caso a otro, de un damnificado a otro. Tal ves si las circunstancias hubiesen sido
otras, el Dr. Balbín no hubiese fallecido; o no hubiese estado en el estado tal de
gravedad, y también varía con la época, esto ni se discutiría en años anteriores o en el
futuro tal vez no tenga tanta relevancia. Esto se da porque los valores van cambiando
con el transcurso del tiempo.

-Basterrica: Se condenó a Gustavo Bazterrica a la pena de un año de prisión en suspenso,


multa y costas, por considerarlo autor del delito de tenencia de estupefacientes. Este
pronunciamiento fue confirmado por la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y
Correccional, y contra ésta se interpuso recurso extraordinario, sosteniendo la
inconstitucionalidad del Art. 6 de la ley 20.771 que por reprimir la tenencia de
estupefacientes para uso personal se viola el Art. 19 de la Constitución Nacional. La
Corte Suprema hace lugar al recurso y revoca el fallo de la Cámara, ya que entiende que
el Art. 6 de la ley 20.771 es inconstitucional por invadir la esfera de la libertad personal
exenta de la valoración de los magistrados. No basta la sola posibilidad potencial de que
una conducta trascienda la esfera privada para incriminarla, sino que es necesaria la
existencia en concreto de un peligro para la salud pública. Debe distinguirse entre la
ética privada reservada por la Constitución al juicio de Dios, y la ética colectiva referida a
bienes o intereses de terceros. Manifiesta que no está probado que la incriminación de la
simple tenencia de estupefacientes pueda evitar consecuencias negativas y concretas
para el bienestar y la seguridad de la comunidad. El Dr. Petracchi sostuvo que el adicto
al consumo de estupefacientes es un enfermo, y debe ser tratado como tal, planificando
sistemas de ayuda y reincorporación a la sociedad. Disidencia Dres. Fayt y
Caballero:Consideran que no es impugnable el Art. 6 de la ley 20.771 en cuanto
incrimina la simple tenencia de estupefacientes para uso personal, ya que existe un área
de defensa social que puede ser más o menos ampliada de acuerdo a la valoración de
los bienes que se desea proteger, por lo tanto basta, para ellos, con la mera posibilidad,
esto es el peligro de daño al bien resguardado, para justificar que dicha acción resulte
incriminada.

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