1. Cuando está subiendo a la espaldera y tu percibes la tensión de las manos, el miedo a seguir
subiendo, te colocas a su lado, le miras… y tu mirada provoca esa seguridad que le hace subir más.
Le sonríes y percibes su seguridad y su alegría por haber superado algo muy importante.
2. Cuando en la alfombra está un grupo construyendo un puzzle. Te sientas con otro más
complicado que nunca hicieron.
Provocas acercamientos de alguno/a que dice:
· “Yo lo puedo hacer y…” Los dejas; te alejas a otra situación, pero sigues observando lo que está
pasando allí.
· “No, éste aquí… sí, pero ahora cambia con éste…” Y ellos mismos van resolviendo los
interrogantes que les van surgiendo. De pronto, una voz: “Lo conseguimos”. Y té lo valoras y lo
haces público.
3. Cuando una y otra vez intentan pesar, comparar, calcular, medir…, y surgen situaciones
nuevas…, y discuten sus diferentes puntos de vista, conflictos cognitivos:
–Esta bola pesa más que esa otra.
–No, mira ésta es más pequeña pero no es de madera, es de acero y el acero pesa más que la
madera... -y prueban una y otra vez y se convencen.
Tú aportas nuevos datos para complicar la situación y dejas bolas de corcho grandes, pequeñas,
medianas…
–Ah! ¿A ver cuál pesa más? Y ordenan, clasifican, representan…
4. Cuando dibujan y dos pintan un coche rojo en una salida al campo. Uno lo sitúa en el pico de
una montaña y otro lo ha situado en una especie de ladera. Y viene el problema:
–El coche no puede estar en el pico, porque se caerá.
–No!!!, tiene puesto el freno.
–Pero no importa porque la montaña es muy grande.
–Entonces, ¿por qué le haces pico?...
Y siguen discutiendo hasta sacar sus propias conclusiones, en las que tú intervienes cuando es
necesario.
5. Y cuando, en mil situaciones, van surgiendo cantidad de historias personales, basadas en su
vida, en sus intereses, en su realidad… Y ahí van coincidiendo en conocimientos, en relaciones, en
definitiva, construyendo su propia historia como comentaba en la introducción. Esto no es otra cosa
que la construcción de su propio aprendizaje. Además, de forma significativa, válido para su vida,
porque quieren lo que hacen, porque les pertenece.
LAS TEORÍAS CONSTRUCTIVISTAS DEL APRENDIZAJE
Aunque la teoría del procesamiento de la información considera los procesos cognitivos esenciales
en el aprendizaje, no llega a desprenderse de los principios mecanicistas y asociacionistas del
conductismo, considerando al alumno como un sujeto prácticamente pasivo limitado a procesar la
información que recibe. Las teorías constructivistas, basadas en los trabajos de Piaget, Vygotsky,
Bartlett, Bruner y Dewey, entre otros, se alejan radicalmente de esos principios y otorgan al alumno
el protagonismo del aprendizaje: participa activamente en su construcción, relacionando los nuevos
mensajes con las experiencias y conocimientos que tiene almacenados en la memoria. El papel del
profesor ya no consiste en transmitir información, sino en facilitar y promover el aprendizaje cuyo
contenido es construido por el propio alumno.
Existen muchas teorías constructivistas, que pueden clasificarse en tres categorías (según
Moshman):
El aprendizaje situado
El aprendizaje situado, como el constructivismo dialéctico, resalta la importancia de los contextos
sociales para el aprendizaje. Los psicólogos que destacan la construcción social del conocimiento
y el aprendizaje situado afirman la idea de Vygotsky de que el aprendizaje es inherentemente social
y está enclavado en un entorno cultural particular.
El conocimiento se entiende no como una creación individual sino como una construcción social,
por lo que aprender significa ser capaz de participar en su comunidad y manejar sus herramientas.
El alumno tiene que adquirir los hábitos, las destrezas, las conductas, las creencias, las normas,
las actitudes y el lenguaje necesarios para manejarse de manera independiente.
Lo que se aprende está vinculado con la situación en que ocurre el aprendizaje y es difícil aplicarlo
en nuevos entornos. Por ello los estudiantes deberían aprender destrezas y conocimientos en
contextos significativos, enlazados con situaciones de la “vida real” en las que el conocimiento y las
destrezas serán de provecho.